TEMA 6. LA ARQUITECTURA: EL MOVIMIENTO MODERNO (MOMO) - Arquitectura del s. XIX: Historicismo Volveremos al s. XIX antes de la crisis que da lugar al movimiento moderno contemporáneo. La arquitectura que se transforma mediante la crisis del arte contemporáneo pasa a denominarse movimiento moderno. De ese modo, si lo vemos en algún lado, es un término solo arquitectónico. El movimiento moderno es la arquitectura de la contemporaneidad, tras la crisis del arte contemporáneo. Lo que vemos en el s. XIX no es aún el movimiento moderno. Este tendrá su origen en el llamado racionalismo arquitectónico, el primer movimiento de vanguardia que se da tras la crisis del arte contemporáneo. Este también se denomina funcionalismo. Volvemos a la arquitectura tradicional del s. XIX. Hay una crisis del Clasicismo y de los principios arquitectónicos desarrollados desde el Renacimiento, que habían supuesto la vuelta a los órdenes clásicos. Esto entra en crisis porque se pensaba que el Clasicismo era claro, pero se demuestra por las excavaciones arqueológicas que las ruinas extraídas tienen características distintas. Por ello, el Clasicismo deja de ser una referencia clara. Hay que buscar otra referencia. La respuesta está en la Historia. Es el momento del Romanticismo y de la vuelta atrás para encontrar las características hereditarias, con la idea de buscar una nueva arquitectura en el pasado. Además, conlleva la vuelta a un movimiento que busca recuperar un pasado idealizado. Surgen nuevos movimientos o revivals del pasado, los neo, con idea de reforzar los aspectos clásicos del pasado: neogótico, neoárabe, eclecticismo (fusión de elementos de las distintas épocas históricas), entre otros. En este sentido, los artistas, se fijan en opciones fuera del panorama de la arquitectura y se dejan llevar por otros estilos arquitectónicos que se están descubriendo en el mundo colonial. Inicialmente esta nueva arquitectura se ve como una opción ideológica, pero luego será una moda. Surge en el momento del Romanticismo y del nacionalismo. Este último mira hacia el pasado y la historia. Algunos ejemplos de estas tendencias las hallamos en obras como el Pabellón Real de Brighton de Nash (181521), de estilo neoárabe; en las villas inglesas del XVIII de Viollet-Le-Duc, de estilo gótico; y en la Ópera Garnier de París (1862 -1875) y los pabellones de la exposición de París de 1900, del eclecticismo. Un ejemplo de esta mirada historicista y hacia lo exótico lo tenemos en el s. XVIII con un pabellón con cierto sabor chino, con influencias del neogótico, pero con elementos que también nos recuerdan a una pagoda. Esto se ensaya en Europa, por la llegada de lo oriental, lo cual constituye una inspiración de la arquitectura. Es el caso de Arbury Hall (1748-98), que parecería del s. XV, pero es del s. XVIII en realidad. Este entorno es de carácter melodramático, con la idea de favorecer un aspecto pintoresco. Otro caso es el Parlamento inglés (1840-65), construido en el estilo gótico por esa vuelta la historia y a las raíces, y porque se creó en la Edad Media. Como ejemplo de estilo neoárabe encontramos la antigua estación en la Plaza de Armas de Sevilla (fin. s. XIX), la cual presenta elementos de estilo neomudéjar, que revela una máscara aparentemente historicista. Este elemento resulta controvertido, pues es el momento del desarrollo de la industria, lo que supone una controversia entre la aplicación práctica de la arquitectura, bajo una máscara ornamental del pasado. Esto es fundamental para entender lo que sucede posteriormente. Otro ejemplo es la Ópera Garnier de París (1875), propia del eclecticismo, utilizando la arquitectura de época antigua, pero con elementos novedosos. Este tipo de arte se va a caracterizar por combinar distintos estilos del pasado, especialmente podremos observar gran influjo del Barroco. Es un edificio caracterizado por su grandiosidad y monumentalidad. Los nuevos materiales Esta paradoja de elementos antiguos con las nuevas formas dan lugar a nuevos materiales que se aplican a la construcción y a nuevos usos. Destaca la aparición del hierro con la Revolución Industrial, lo cual conllevaba un proceso complejo en el pasado, pero no era algo habitual. A partir del siglo XIX, el desarrollo de hornos industriales y las nuevas formas de extracción, frente a los hornos de forja, permite que el hierro se utilice de forma más extensa en la construcción. Este material comienza a usarse para los puentes ingleses en la segunda mitad del siglo XVIII y permitirá el posterior desarrollo del ferrocarril. La utilización de este material en la construcción va a permitir que funcione como un gran soporte que hará que se eliminen los grandes muros de carga. También aparece el cristal, algo también carísimo, algo propio de los grandes palacios y edificios monumentales y que era considerado hasta entonces un producto de lujo. Se utilizaba poco y se utilizaba para otras cosas, como papeles encolados con aceite o cebo, que se ponía en la fachada, para evitar el frío. Era algo artesanal, pero se empieza a usar con técnicas industriales, lo que permite la extensión del mismo. El desarrollo de la industria convierte el cristal en un producto más accesible que se incluye en la arquitectura permitiendo la creación de nuevas formas. Por lo tanto, observaremos nuevos materiales que permiten la introducción de nuevas formas arquitectónicas por medio de un nuevo lenguaje, pero que en cierta medida respeta y sigue utilizando las formas tradicionales. Asimismo, otro elemento fundamental a inicios del s. XX es el hormigón armado, un mortero que recubre unas piezas de acero. Este hecho es fundamental ya que cambiará por completo la arquitectura. En Londres en 1851 se hace una de las grandes exposiciones universales. Se construye el Palacio de Cristal, concebido como palacio de exposiciones donde se ponen elementos procedentes de la industria internacional. Este es construido por Paxton y está realizado en estructura de hierro y recubierto de cristal. El suelo es la planta, los elementos verticales son el alzado y los elementos representados son los volúmenes. Aunque los materiales son nuevos, la inspiración mira al pasado, como si hubiera una serie de naves basilicales. No tendría por qué haberlo hecho así, pero está influido por su formación intelectual centrada en el pasado. Este edificio presenta planta de cruz latina y tiene una división en lo que parecen naves separadas por pilares, en concreto cinco grandes naves que atraviesan el edificio. Son nuevos materiales, pero se construye como si se tratase de una gran catedral o iglesia. Al cabo de los años se destruye porque la arquitectura de las exposiciones de esos edificios que se construían tenía un carácter efímero. En Francia también los edificios con nuevos materiales imitan a edificios del pasado. Labrouste levanta unas salas de la Biblioteca Nacional de París (1858-68) con planchas y pilares de hierro y arcos de medio punto de hierro con volúmenes cerrados que sostienen las diferentes bóvedas y constituye un nuevo modelo de esta institución. Recuerda a la arquitectura bizantina que se cubre con curvas circulares y cúpulas, y es precisamente en este estilo en el que se inspira el autor. La sala de lectura sería mucho más pequeña si el autor hubiera tenido que construir muros de carga. Por lo tanto, esta arquitectura se configura de una forma mucho más conveniente y práctica. Aunque utiliza materiales nuevos, se usan criterios propios de la tradición pasada. El uso de los soportes elegidos permiten una mayor resistencia, una mayor altura, elimina los muros de carga y permite un mayor espacio. La Torre Eiffel también se construye como un monumento de la exposición de París de 1889. Se caracteriza por tener unos arcos catenarios, que necesitan de la ingeniería para ser construidos. Lo estético de la Torre Eiffel es la combinación de las líneas curvas con la utilización del hierro. Esta empieza trasversal al suelo, pero se vuelve una curva interior que mira hacia cada uno de los frentes. La torre es en sí un desafío tecnológico para el grupo de G. Eiffel, al tratar de mostrar las formas curvas por el empleo de los nuevos materiales. La gente lo entendió, porque se suponía que iba a ser efímero para la exposición de 1889. Luego hay una encuesta popular, que decide que el edificio se mantenga, hasta ser un icono. Se da una experimentación, como forma de uso y demostración del dominio de los nuevos materiales. - Modernismo A finales del s. XIX se desarrolla un movimiento interesante más allá del propio historicismo, el Modernismo. Es un movimiento decorativo y arquitectónico que se desarrolla en distintos lugares muy industrializados de Europa a finales del s. XIX. Tendrá importancia fundamentalmente en Francia, Bélgica (una de las primeras naciones industrializadas de Europa, en industria química y siderúrgica, con autores como V. Horta) y Austria, uno de los grandes centros culturales de Europa (con autores como Olbricht y Wagner). Se da en otros lugares, como Escocia y el norte de Italia, Cataluña en España y otras ciudades como Melilla. Es un estilo europeo con distintas variantes en diferentes lugares. Este movimiento surgirá en parte por la existencia de una clase media burguesa enriquecida de manera directa o indirecta por la revolución industrial. Esta burguesía se desarrollará de manera más libre a nivel intelectual y no está presa de una tradición artística anterior, lo que permitirá crear un arte que ya no se encuentre anclado a la tradición. Se busca la novedad y alejarse de los preceptos tradicionales. En el caso de España será Cataluña donde se produzca el desarrollo de esta corriente, por ser esta la comunidad donde se produjo una mayor revolución industrial. Observamos en esta comunidad la existencia de una burguesía liberada de las formas tradicionales que dan paso a esta nueva forma de hacer arquitectura. Esto supone una ruptura con el historicismo, pues se busca la inspiración en la naturaleza, ya sea floral y animal, con la idea de interesarse en el crecimiento orgánico. Se busca también el diseño total, que una el diseño exterior y el interior de los edificios, como un bloque, por medio de ambientes ornamentales inspiradas en la naturaleza. Finalmente, se pretende lograr una ornamentación asimétrica que no se adecúe necesariamente a los modelos previos. Se llama Modernismo, pero no es movimiento moderno, sino el último de los movimientos arquitectónicos tradicionales del s. XIX. Recibió este nombre por los críticos de la época que encontraron este arte moderno en la época y el término español se refiere al Art Nouveau francés o al Liberty inglés. Este se caracteriza por ser un arte que pretende ser total, es decir, donde el diseño compone el todo. Veremos como el diseño estará presente en los alzados, mobiliario o la decoración. Se inspira en la naturaleza, por lo tanto, los elementos florales y animales estarán muy presentes, así como, una ornamentación de carácter asimétrico. Un claro ejemplo de modernismo es la Estación de Metro (1895-99) de Wagner, donde se puede observar el uso del hierro pintado y esa decoración que hace que se asimile a un pequeño palacio. Esta corriente implica una serie de novedades, como aplicación común de los nuevos materiales, la libertad de plantas y alzados, los espacios volados, el anti clasicismo y el empleo de volúmenes (especialmente en la arquitectura modernista vienesa). Un ejemplo lo tenemos en el interior de la Casa Batlló (1904-06) de Gaudí, donde podemos apreciar muchas de estas novedades. Vemos los aspectos modernos del techo y la lámpara diseñados con total libertad. El mueble separador presenta ese uso de cristal con las vidrieras de aspecto tremendamente moderno, que, además, choca con unos muebles de un aspecto mucho más tradicional. Además, predomina lo asimétrico, lo decorativo, la creación de un ambiente general donde encuentra un diseño total y una ornamentación original. Otro ejemplo de edificios modernistas son las Villas Solvay (1894-1900) y Tassel (1892-93) de V. Horta (1861-1947), un arquitecto modernista belga fundamental, afincado en Bruselas. Son edificios con zonas salientes, pues las casas de pisos son modernas, ya que antiguamente no se tenía tan clara la división de familias por plantas. Al entrar, todo es un juego decorativo con pintura mural incluso, con mosaicos, es decir, técnicas en desuso que se reutilizan. Se juega con las columnas de hierro, que se abren como una araña, actuando como un elemento orgánico. Estas villas ubicadas dentro de la ciudad representan esta nueva manera de entender los edificios. En ella aparecen las líneas curvas, elementos ornamentales novedosos (sobre todo por el uso del hierro) y elementos volados (permiten que entre más luz y que haya más espacio). El hecho de que se utilicen soportes de hierro permite crear elementos que se encuentran fuera de la línea de fachada de cada una de las fincas. En el vestíbulo de la Casa Tassel podemos observar la idea de un arte total y elegante, el cual se observa en los pavimentos, las pinturas murales, la escalera donde predomina la línea curva asimétrica y el soporte de hierro transformado en un tallo de árboles que sostiene la escalera. El Modernismo es una corriente que no se encarga de poner el foco en la historia, sino que lo hace en la naturaleza. Un ejemplo de esto es la Boca de Metro Abbesses de París (1912) de Guimard, donde se observa ese uso del hierro que forma una especie de tallos vegetales y esos cristales en forma de concha formando un tejado a dos aguas inversa. En este sentido, el metro se erige como una construcción modernista del s. XIX, siendo el de Budapest (1896) el más importante. Por ello, la ciudad tiene un modernismo muy importante. Muchos arquitectos húngaros se formaron en Viena, de forma que se vieron muy influidos por el Modernismo de la ciudad. Otro caso es el arte de la secesión, propio del arte modernista de Viena y Budapest. El Modernismo vienés tiene unas características especiales. Estos arquitectos no se quedan tanto con los elementos, sino con la libertad para jugar con los volúmenes, a los que otorgan una gran importancia. De hecho, la decoración se refleja de una manera sutil. Se llama secesión a un salón alternativo. Un ejemplo es el Edificio de la Secesión de Olbricht (1898). Se emplean castilletes propios de la arquitectura del extremo Oriente, como la cultura asiria. Además, es un ejemplo claro del modernismo vienés, al mostrarse a la perfección los volúmenes. La claridad es uno de los elementos más representativos de la ética de este movimiento arquitectónico. Para una parte de los arquitectos del Clasicismo los edificios deben ser honestos, es decir, lo que se muestre en el edificio debe ser real y verdadero, de forma que si aparece un volumen, debe haber un espacio real que se corresponda a este. Otro de los autores de esta vertiente fue O. Wagner. En lo que respecta a la arquitectura modernista catalana, esta destaca por el empleo de nuevos materiales industriales, como el ladrillo, el hierro y el cristal, aunque también se vuelve a la tradición artesanal, de forma que también se emplea la cerámica y la pintura. Esto se une al movimiento de revitalización de la lengua catalana a finales del s. XIX, conocido como la Renaçenca. En ese contexto, aparece el Modernismo catalán como una opción estética siguiendo el modernismo europeo, con la recuperación de oficios artesanales y de signos propios al emblema de la ciudad de Barcelona, el escudo de Cataluña, la mariposa, el dragón, etcétera, de la mano de autores como Domènech i Montaner. Cataluña es el centro de la industrialización española y donde se desarrolla la arquitectura modernista. Los arquitectos están financiados por una burguesía hecha a sí misma, aunque también intervienen aristócratas. El signo de prestigio que utilizan los nuevos ricos burgueses será financiar la construcción de edificios de estilo modernista. Una de las obras más significativas de la época es el Palau de la música catalana (1905-08), construido en ladrillo, pero realizado de una manera distinta porque utiliza elementos de la arquitectura tradicional como las columnas con capiteles (transformados en elementos libres) o los balcones volados de la arquitectura medieval barcelonesa, interpretados de una manera diferente, lo que muestra una gran libertad creativa. También se usa la cerámica, que se incorpora a la arquitectura. El interior del Palau se abre de una manera novedosa, pues se introducen elementos de hierro que permiten que los espacios sean más amplios. La luz también gana protagonismo a través del uso de los cristales en las paredes y en el techo. Además, se utilizan bóvedas de abanico, que permiten compensar la carga del edificio y se dan muchos tipos de arte distinto, incorporados con elementos históricos pero con una temática nueva, como la introducción de la iconografía musical europea del momento. Un ejemplo de ello se da en el arco de embocadura que da paso a la escena, decorado con las esculturas que reproducen los nuevos héroes laicos del s. XIX como Wagner. Gaudí (1852-1926) Es un arquitecto contratado por burgueses cuya actividad coincide con la construcción del Ensanche de Barcelona en el s. XIX. Es una figura fundamental del Modernismo a escala europea, además de en Cataluña. Parte de posiciones historicistas, como en el Palacio Episcopal de Astorga (1889-1915), que parece un castillo medieval europeo idealizado, pero con elementos nuevos, como muros más anchos, líneas curvas y arcos parabólicos (algo muy común dentro de su arquitectura), con un estilo neogótico personalizado. El edificio aparece como inspiración de la arquitectura de las masías tradicionales, hecho que vemos especialmente en la entrada con ese arco curvo que acentúa el porche. Estas masías solían tener una bodega donde se utilizaban esos arcos parabólicos que, por un lado, aportan mayor altura al edificio y, por otro, permiten crear unas condiciones bioclimáticas óptimas para la conservación de los alimentos. Transmite una sensación de edificio fantasioso que copia el estilo gótico internacional de los libros de oro de la Edad Media, en los que la ascensión de los edificios gana importancia y que aquí se ve reforzado por la introducción de líneas curvas. Otro caso es la Casa Batlló (1905-08), una casa de pisos del ensanche barcelonés donde se ha incorporado un muro y un tejado que no terminan de forma recta, sino de forma sinuosa y curva. Es una arquitectura basada en el empleo de líneas curvas, con tonos orgánicos. La fachada imita los modelos clásicos con el uso de cerámica. En el interior predomina lo asimétrico y el diseño total. Este se halla pensado para vivir en altura y presenta un cierto orden en cuanto a los ejes compositivos. El empleo que hace de las líneas curvas aporta ligereza a la composición y define toda la obra con ese tejado tan peculiar y los diferentes remates. Vemos en este edificio esa fascinación por llevar las formas de crecimiento de la naturaleza a la arquitectura, en el tejado en forma de escamas de pez o armadillo y los antepechos de los balcones que parecen máscaras de animales. Entre los remates destaca la cruz tridimensional apuntando a los cuatro puntos cardinales. Otro ejemplo es la Casa Milá (1906-12), conocida como la Pedrera, dentro del trazado octogonal y la parte noble del ensanche. En algunos casos es tan ancho, que se permite que se achaflanen o corten los ángulos. Con ello, se crea una plaza, para poner tiendas, veladores, aparcamientos, etc. Esta se construye en uno de esos chaflanes. Es un bloque de pisos, con espacios entrantes y salientes, de forma asimétrica, que hacen que parezca una especie de tarta que se derrite. Esta se ha convertido en un edificio orgánico y dinámico. Cada uno de los vanos tiene un diseño distinto. Si ascendemos, cada piso tiene una altura distinta. Se ve la línea ladeada en el remate y el tejado parece algo mórbido. Se dan remates libres para la chimenea y con cruces tridimensionales remata al edificio. Uno de sus amigos, E. Güell le encarga una casa suya al lado del Raval y una urbanización a las afueras de la ciudad para las personas de clase media y alta burguesa. En esa colina, se plantea construir una especie de urbanización con casas unifamiliares y un parque común. Solo se construye el parque y un chalé piloto, es decir, solo un edificio en la entrada y las partes comunes de la urbanización, configurándose lo que se conoce hoy como el Parque Güell (1900-14). Gaudí recoge la tradición de la jardinería italiana, que introduce terrazas, creadas sobre colinas que se terraplenan. Al igual que en los jardines clásicos italianos, Gaudí coloca una escalera de acceso por donde discurre el agua y donde incluye símbolos tradicionales de la ciudad: la salamandra (rescatando el antiguo dragón de San Jorge), el escudo de la ciudad y el de Cataluña. En la decoración también se observa esa influencia del mundo italiano, pues vemos en los almohadillados de las paredes cierto reflejo de los palacios italianos renacentistas. Aunque, se incluyen elementos novedosos dentro de ese almohadillado como los colores y la variación de formas. También, se observa en la terraza artificial la configuración de columnas dispuestas de manera trasversal y oblicua con respecto al eje y el antepecho construido con unos trozos de cerámica que parecen reutilizados, que recuerda a la chimenea de casa Batlló. Este último se dispone como una especie de línea curva asimétrica llena de elementos cerámicos. Los arcos parabólicos son característicos, sobre todo en la reforma del Colegio Santa Teresa (1888-98). Gaudí lo saca de la arquitectura rural catalana, de las bodegas de las masías. Esto ya se había empleado, pero lo rescata y lo incorpora a su arquitectura. Por último, destaca la Sagrada Familia (1882-act.). Este edificio debería haber tenido, según el plano ideado por Gaudí, 14 torres dedicadas a la Virgen, Cristo y los 12 apóstoles. Vemos como la catedral esta lejanamente influida por el gótico, pero un gótico mucho más fantasioso donde se puede apreciar el carácter personal del autor. Es un templo expiatorio, construido con donaciones privadas, pero no es una basílica o catedral al uso. Solo le dio tiempo en vida a realizar una parte, donde desarrolla un templo con planta de cruz latina que iba a rematarse con las 12 torres consagradas a los apóstoles y otras dos dedicadas a Cristo y la Virgen. Los discípulos de Gaudí, una vez que este murió siguieron con la construcción de la edificación, aunque hubo ciertas disputas en cuanto al modo en el que se debía continuar construyendo. Existían ciertas dudas sobre si seguir la línea indicada por el autor o añadir criterios más modernos, por lo que finalmente se optó por una opción intermedia. Se ha creado algo hoy día en la línea de Gaudí donde predominaba la reiteración de los elementos estructurales, pero añadiendo otros modernos y consiguiendo de esta manera una situación algo ecléctica entre ambas situaciones. De ese modo, aunque se ha dado cierta libertad, se ha procurado respetar el diseño original. - Arquitectura del s. XX: Racionalismo / Funcionalismo (Momo) El primer gran movimiento es el racionalismo arquitectónico. Es una reacción radical frente a la tradición anterior. Una obra clave es Ornamento y delito de Loos, precursor del movimiento. Para este grupo el uso de ornamentos es un delito, por lo que ha de suprimirse su uso. En los racionalistas prima la idea de espacio y la función estructural del edificio, de modo que sea una máquina de habitar, según Le Corbusier. La arquitectura debe limitarse a contener. Esto da lugar a una libertad de plantas y superficies. La curva no es funcional, por lo que prima el diseño y la geometría de la recta y las cubiertas rectas, a lo que se une la importancia de los soportes y los nuevos materiales, fundamentales en esta corriente. El sustento se debe en buena medida al hormigón armado, un tipo de cemento especial que puede soportar mucho peso y que introduce un armazón de hierro en su interior. Esta estructura metálica interior se llama encofrado, lo que nos dice que la arquitectura funcionalista va a ser de ángulos rectos, ya sea adintelada o arquitrabada. No se dan, por tanto, las curvas. Este logro inicia su comercialización a finales del s. XIX. Antes, el muro tenía una función portante o de carga. En un edificio racionalista, la carga la soportan los pilares, que actúan de soportes verticales, además de la vigas. El resto quedaría, por tanto, diáfano. Esto supone aumentar el nivel de altura y la cantidad de pisos de un edificio. Este sistema de construcción a base de vigas y grandes pilares permite crear tipos de vivienda en altura alejados de ese diseño de la arquitectura histórica y que comporta los grandes barrios y equipamientos de vivienda del momento y que se extienden hasta nuestros días. Por otro lado, a este tipo de arquitectura se llega desde un sentido teórico o desde una perspectiva práctica, en base a la demanda de viviendas existentes. Los europeos pertenecen a la parte teórica racionalista y los estadounidenses al modelo práctico. En el segundo caso, el suelo de las grandes ciudades es muy caro. Los que hacen los norteamericanos en ciudades no históricas, con capacidades y demanda es construir en altura, al no haber peso de la tradición, lo que da lugar a los rascacielos. Son edificios un tanto tradicionales, que parecen como un palacio florentino, pero que se han estirado en altura. El funcionalismo se desarrolla principalmente en la costa este y en el centro del país, en las ciudades de Chicago, Nueva York y Búfalo. En la ciudad de Chicago se desarrollará a fines del s. XIX debido a un gran incendio que se produce en la ciudad, que hace que se reconstruya desde sus cimientos. Los arquitectos que llevan a cabo toda esa reconstrucción se desarrollan en torno a la figura de Sullivan y la Escuela de Chicago. Este creó unos estudios arquitectónicos a modo de empresa, en los que había numerosos arquitectos que firmaban proyectos de forma industrializada. La ciudad se convertirá en el centro de la revolución, siendo la sede principal del tratamiento de la carne y el cereal. Estos nuevos rascacielos se construyen con los nuevos materiales: hierro, hormigón y cristal. Uno de los primeros rascacielos es el conocido como Prudential building, construido en 1894. Este se caracteriza principalmente por ese uso de líneas rectas, formando prácticamente un cuadrado en planta donde se ha desarrollado un volumen que ha dado lugar a un prisma rectangular. Los vestíbulos de los edificios funcionalistas quedan muy libres por lo que permite crear recepciones, huecos de escaleras y meter los ascensores, gracias al uso del hormigón armado. El alzado si tiene alguna remembranza de la arquitectura tradicional pues está un poco decorado en el remate del edificio con los óculos y las ventanas de arriba acaban en arco. Sumado al tejado ovalado, recuerda un tanto a los palacios renacentistas. Otro ejemplo es Carson Pirie de 1899, donde predominan las líneas horizontales, rectas y los ángulos rectos. Solo en los remates aparece algo que podría recordar a los elementos de columnas. En los ángulos hace como una especie de chaflán y está redondeado, es decir, se matizan con los ventanales en semicircunferencia, lo que suaviza el ángulo. En este edificio se aprecia la diferencia entre el gusto de la gente y la modernidad sugerida por la sociedad. En la parte baja, se aprecia una decoración más tradicional, porque son las tiendas. Arriba, prima la economía y la función, de forma que es más moderno. Este edificio está en Nueva York. Bauhaus Existen distintos núcleos racionalistas en Europa, como la Bauhaus en Alemania, país moderno e industrializado. A la cabeza, está Gropius. Es una escuela de arquitectura, un grupo de personas que quieren hacer diseño y enseñanza arquitectónica, además de llevar a la industria y al diseño el modelo funcionalista. También quieren incorporan en las escuelas de arquitecturas talleres prácticos, para desarrollar proyectos que se ensayan para llevarlos a la práctica. Esa idea de la Bauhaus está en todas las escuelas de arquitectura del mundo actuales. Con ello, se pretende promover una arquitectura de calidad orientada a la construcción de edificios industriales y colectivos. W. Gropius hace un ala de la Fábrica Fagus en 1911. Se dedicaba a hacer suelas de zapato y tenía tres plantas. Es un edificio racionalista, sometido a una geometría elemental, de ángulos rectos, tanto las líneas verticales, como horizontales, que además son rectas. La planta es rectangular y su altura y su volumen es un prisma rectangular. Es un edificio de carácter industrial y adintelado. Parece que hay cristal, hierro y vidrio. En planta es rectangular y es un edificio de prisma rectangular. Los alzados son módulos que se repiten donde hay pilares intermedios y luego hay un espacio de cristal y de ventanas de palillerías metálicas. Los ventanales tan grandes son posibles porque los pilares entre ventana y ventana soportan el edificio. Los pilares permiten quitar carga a los muros, que se pueden convertir en ventanales. El peso del edificio recae en estos, por medio de una línea de ladrillos verticales. Los elementos sustentados son cada uno de los planos, paralelos al suelo, que sirven de techo y de suelo a cada una de las plantas. La cubierta es una superficie planta sin vertiente. La cubierta es un tejado o una terraza planos. El resto está liberado y por tanto, se puede meter cristal y la palillería metálicas. No se da la decoración, sino la apariencia directa de los materiales, como el ladrillo visto en su color. La arquitectura no tiene contenido, pues es abstracta de por sí. Se puede destacar aquellos aspectos de función que permite que el edificio sea así. Muestra de ello es el hecho de que haya luz, se libere el espacio interior y se destine a los obreros o a crear espacios diáfanos. Aparece una puerta secundaria, con un reloj que marca la jornada laboral. Las escaleras se ponen en un lado para no dividir el edificio y que resulte más funcional. En este caso, están en los laterales. Esto hace que la función del edificio no sea importante en sí misma, sino el diseño. Esta corriente permitió construir todas las viviendas sociales y en su época fue toda una revolución, aunque hoy en día lo vemos como un diseño habitual. El racionalismo busca el diseño y la construcción de edificios prismáticos por medio de plantas rectangulares, de forma que se pueden sacar algunos elementos hacia afuera. El funcionalismo supone, por tanto, un éxito tremendo y hace que se expanda por las ciudades de todo el mundo. Debido al bajo costo de los materiales se emplean este tipo de construcciones en todo el mundo. En 1925, tienen tanta fama que se van a Dessau, donde construyen la escuela de arquitectura de la Bauhaus. Vemos un diseño que se ha repetido a lo largo del mundo, basado en volúmenes que sobresalen y delimitan las distintas zonas del edificio. Se da una entrada con un prisma pegado al otro con las escaleras. El edificio tiene un paramento abierto con cristal que permite la iluminación. Su estructura recae sobre un pilar central y otros dos a los lados que sustentan el peso. La planta de abajo queda abierta gracias a estos pilares y puede servir para introducir los elementos que se quieran. La planta baja quedaría como vestíbulo y las partes altas como clases. Las terrazas son planas y aunque meten menos peso, no le dan una cierta inclinación, pues no tienen en cuenta los efectos climáticos. En consecuencia, se aprecia una característica propia del funcionalismo, basada en la independencia del edificio con el espacio de la parcela, de forma que no ha de limitarse en exclusiva a sus bordes. Además, estos edificios suelen reservar un espacio para la construcción de aparcamientos o zonas comunes. Otras veces, en cambio, no se edifica toda la parcela. ** M. Van der Rohe (1886-1969) Uno de los arquitectos más importantes es Van der Rohe, conocido por su obra individual, que se exilia de Alemania a EE. UU. al igual que Gropius. Una de sus obras es el Pabellón de la Exposición de Barcelona de 1929. Es un edificio de planta libre, con ángulos rectos y sin altura. No había muebles en el interior. Predomina la línea recta y no hay ornamentación. Se destruyó poco después de la exposición y no hace mucho un grupo de arquitectos lo reconstruyó como su origen. Su única decoración es el revestimiento. El interior es consecuencia del uso representativo del edificio, de forma que se pueda aprovechar y utilizar todo el espacio. El único soporte se da en las vigas delgadas de acero y unas placas pétreas. Las pantallas dan una cierta intimidad. Los muebles son funcionales, pero la idea era que estuviera vacío para meter lo que se quisiera. El lema de menos es más es del autor, con la idea que cuanta más libertad haya, más transparente sea un edificio y menos líneas e imposiciones haya, mejor. Predomina la geometría, el sistema de adintelado, las piedras y los jardines. Otro ejemplo es su Casa Tugendhat (1930), en la República Checa, con un edificio de planta rectangular, con líneas rectas y un gran ventanal, además de una planta alta de libre uso. Termina en una terraza, algo propio del funcionalismo arquitectónico. Se encuentra en una colina, lo que convierte a la casa en un mirador. En la parte de arriba podemos ver la influencia de la arquitectura japonesa (arquitectura delgada y traslúcida) en la disposición de las ventanas, que se encuentras corridas las unas a las otras. Este aspecto será muy común en las obras funcionalistas, pues sus autores quedan fascinados con la arquitectura japonesa. En EE. UU. monta un estudio de arquitectura y se hace muy rico. Una de las características personales de este arquitecto es intentar transmitir la idea de edificios ligeros y con sencillez de línea, dejando ver de manera evidente como son los elementos y volúmenes de sus arquitecturas. Este aspecto podemos observarlos en la Casa Farnsworth, construida en EE. UU.. Allí tiene numerosos encargos y se adaptará a un sistema que se caracteriza por la existencia de empresas donde los arquitectos trabajan de manera conjunta para construir numerosas edificaciones. En lo que respecta al comentario de esta, se encuentra en Plano, Illinois (EE. UU.) y fue diseñada y construida por el arquitecto alemán M. Van der Rohe entre 1946 y 1951. Es una casa que responde al concepto de funcionalidad, pues es sencilla y se caracteriza por su apariencia de liviandad. Fue denominada Monumento Histórico Nacional en 2006. Se trata de una arquitectura de carácter doméstico, en la que predomina la forma geométrica, siendo el principal bloque una figura rectangular. Se eleva a 1,6 metros del terreno, para evitar las inundaciones. Entre sus materiales podemos destacar el cristal de las paredes y el acero de las chapas que conforman el techo. No hay columnas de acero, a diferencia de la mayoría de los proyectos arquitectónicos domésticos, sino que solo hay un muro de madera contrachapada que divide el área pública de la privada. La composición está sostenida por 8 perfiles de hierro, desplazados hacia el exterior, consiguiendo que el cuerpo central no cuente con columnas. Las losas del suelo se componen de un esqueleto de acero, que está soldado a los pilares. Los planos de vidrio están colocados sobre montantes de acero. Solo hay tres elementos móviles: la puerta principal y dos ventanas. A la terraza se accede por una escalera, a través de una plataforma que también está elevada sobre el suelo y a la que se accede a través de escalones. La composición se fragmenta en dos bloques, ambos de planta rectangular, siendo uno de ellos la entrada con el espacio dedicado para las escaleras y el otro la casa en sí, con una antesala cubierta por un pórtico. El interior de la casa se trata de un espacio diáfano. Es un espacio muy amplio en el que apenas hay decoración. La casa cuenta con dos baños, separados por un armario, una cocina, dos dormitorios y una sala de estar, unificados en una sola estancia. Van der Rohe rompe con la concepción de los espacios domésticos privados, al poder ser visto todo el interior de la casa desde fuera. La elevación de la casa con respecto al suelo se asocia a la influencia de la arquitectura tradicional japonesa y para aislarla del frío y de las posibles inundaciones. Crea esta vivienda en medio de un paraje natural y juega con ella para hacer de ella un observatorio de la naturaleza. La casa fue un proyecto de una casa vacacional encargado por la Dr. E. Farnsworth. Se integra con la naturaleza que le rodea. Su principal objetivo era que los límites entre el espacio interior y el exterior se diluyeran, pudiendo contemplar la naturaleza desde el interior y hacer uso de ella para iluminar la casa. Sin embargo, su intromisión en la naturaleza es sutil. Esta casa fue un hito en la arquitectura en su momento y marcó un antes y un después en la carrera de Van der Rohe. Pese a ello, tuvo que ser restaurada, al verse afectada por inundaciones. Junto a la Villa Saboya de Le Corbusier y la Casa de la Cascada de Wright conforman los paradigmas de la vivienda del movimiento moderno, sirviendo de inspiración a multitud de arquitectos. Van der Rohe es considerado uno de los arquitectos más importantes del siglo XX. Nació en Alemania. Antes de la II GM, realizó numerosas obras en Europa, y se posicionó como uno de los líderes más innovadores del movimiento moderno. Trabajó en los Países Bajos y se unió posteriormente al movimiento vanguardista alemán. En torno a los años 30 se sitúan obras como su Casa Tugendhat y el Pabellón Alemán para la Exposición Universal de Barcelona y es director de la Bauhaus de Dessau, hasta su cierre por el gobierno nazi en 1933. En 1938 se trasladó a EE.UU., donde su arquitectura da un giro, transformando la expresión arquitectónica de la estructura de acero de la arquitectura estadounidense y realiza obras como la Casa Farnsworth. En 1939 comienza los diseños para el Instituto Tecnológico de Illinois. Después de la II GM, se convirtió en el diseñador más importante de rascacielos estadounidenses. Esta casa corresponde al estilo racionalista, dentro del Movimiento Moderno, que abarca todos los movimientos de transformación radical de la arquitectura que se producen en el periodo de entreguerras, sobre todo del arte vanguardista. Esta corriente se basaba en una arquitectura fundamentada en la razón, de líneas sencillas y funcionales que se plasmaban en figuras geométricas simples, a la vez que eliminaba todo exceso de decoración. Otro de los edificios que destaca dentro de su etapa estadounidense es el Instituto Tecnológico de Illinois (1957). En este observamos una vez más la sencillez y liviandad tan características de este autor. Es interesante el modo en el que señala la entrada del instituto, pues es un edificio donde predomina el cristal y el metal; para señalar esta entrada lo que hace es aportar más claridad aumentando la cantidad de cristal. Es un edificio en forma de prisma rectangular acostado con una serie de elementos verticales que se repiten. Crea una escuela en EE. UU., conocida como arquitectura corporativa, de las grandes entidades corporativas en rascacielos del lugar. En esta época en EE. UU. se construye muchísimo y entre ellas destaca las construcciones de grandes corporaciones industriales, negocios y empresas. Un ejemplo de ello es la Sede de la ONU, diseñada por Harrison, uno de sus discípulos. En esta podemos observar una parte de construcción libre, dispuesta más baja en altura para las oficinas. Y otra parte, en la que se observa un gran edificio que parece un monolito cuyo protagonista es el cristal. Se trata en definitiva de una arquitectura rotunda, geométrica, clara y sin ornamentación. ** Le Corbusier (1887-1965) Fue otro pilar fundamental de la arquitectura del racionalismo europeo. De origen francosuizo, tiene una formación técnica. Se dedica a diseñar relojes, luego es ingeniero y finalmente arquitecto. Esto justifica sus ideas. Destaca la fascinación por la máquina y la máquina de habitar. Conoce los mecanismos de habitar. Un ejemplo que haya sitios para comer y dormir, que tenga aislamiento, que tenga iluminación, espacio, etc. Hay otras cuestiones subjetivas que no se pueden controlar. Esa es la crítica hacia el funcionalismo, pues determina unas condiciones sobre la arquitectura que luego no tiene por qué darse. Era un movimiento en cierto modo dogmático, pues nace en este contexto. Sin embargo, tuvo y ha tenido un gran éxito. Puso por escrito la forma de ser una casa, con un terrado, pilares, plano libre, ventanas corridas (arquitectura tradicional japonesa), aunque también plantea que la ciudad racionalista ha de ser ahistórica, lo que explica en cierta medida la destrucción de las ciudades históricas del s. XX, pues se veía como un problema añadido a la ciudad. Quería una ciudad moderna adaptada a las comunicaciones interior y exterior. Una de sus obras es la Villa Saboya de 1929, parecida a obras de Van der Rohe. Es una casa muy elevada, con la parte baja abierta para meter cualquier cosa. Se da una libertad absoluta de fachada y el uso de pilares que permite un ingreso muy profundo y una planta muy irregular, debido a la liberación de la planta baja. La planta principal es la destinada para ser habitada y en ella se observan grandes espacios libres y otros acristalados. En la planta de arriba vemos un terrado, donde se observar formas curvas que además orientan las lucernas y permiten esconder los depósitos de agua que abastecen la casa. La planta del edificio es rectangular, pero solo se utilizan dos crujías para la actividad de vivir y el resto son espacios libres con un gran patio interior definido hacia afuera. Este arquitecto también entiende la ciudad como una máquina de habitar y por ello debe estar definida por una serie de variables fundamentales para la habitación de los seres humanos. Los funcionalistas defienden que la ciudad debe ser un espacio abierto al tránsito, el cual cuenta con una fácil entrada y salida desde el punto de vista del tráfico rodado. Tiene que ser eficaz el tiempo de desplazamiento desde los hogares hasta los lugares de trabajo. Por lo tanto, la ciudad se configura como un espacio con interiores de vivienda amplios, espacios para aparcar y grandes avenidas. Llegado el momento, Le Corbusier viaja mucho, es inteligente y cambia de estilo, descubriendo la arquitectura vernácula, especialmente la de los países mediterráneos. Le gusta de lo tradicional, la adaptación climática de los edificios. Imita la idea de las formas geométricas puras. Hace una capilla para un lugar de peregrinación, Notre Dame du Haut Ronchamps (1950-55). Se plantea como un edificio de hormigón de planta libre, con curvas. En la parte de arriba le mete un bloque de cemento, inspirado de la arquitectura tradicional normanda vegetal prensada, que da lugar a una sensación de dureza. Le introduce un campanario exento, al modo italiano. Como es un lugar de culto, crea un ambiente espiritual, para lo que emplea unas saeteras para influir en la luz. Las ventanas son irregulares y disponen la luz de forma tamizada, lo que permite ese ambiente de contemplación. No se sigue, por tanto, los preceptos dogmáticos racionalistas. Este autor influye mucho en la concepción de viviendas sociales, como El Bloque de Viviendas de Marsella de 1965. Lo que se ve fuera es hormigón y cemento, con la idea de la retícula que se va dividiendo. Hace estudios en los que muestra la divisiones matemáticas de los elementos. Destaca el uso del color para animar la fachada al estilo de Mondrian. El edificio está sostenido por unos pilares y la planta de abajo queda libre. El edificio recuerda en cierto modo a las celdas de abeja. Con este edificio se muestra lo esencial. Será un arquitecto que por ambición económica esté constantemente buscando nuevos proyectos. En la India construirá los grandes edificios administrativos de la capital de uno de los estados del país. Lleva a cabo la construcción de varios edificios en una ciudad que está medio desierta, entre ellos destaca el Palacio de la Asamblea de Chadigarh (1965) y el Tribunal de Justicia (1956). Vemos en ambos edificios una mezcla de elementos pertenecientes al racionalismo más puro con otros que parecen vincularse a esta última etapa más libre. Además, se observan ciertos elementos de la cultura oriental como los salones abiertos. Las celdas y el uso de colores planos como única manera de dar dinamismo a los alzados. Las celdas del tribunal tienen una función climática que fue un fracaso. Tuvo que ser cerrado, pues se requería aire acondicionado. En ellos predomina el brutalismo, referido a la exposición directa del cemento a la visión exterior del edificio. ** F.L. Wright (1867-1959) Es un arquitecto que rompe la dicotomía entre lo tradicional y lo racional, de forma que entremezcla elementos de la arquitectura tradicional con otros de corte racionalista. Toma elementos a su gusto con total libertad, que proceden de la arquitectura más tradicional, pero la reconvierte. Hace un diálogo tradicional con ella. Se convierte en maestro de muchos arquitectos. Desarrolla todo un estilo que pone de moda a partir de 1905, el estilo pradera, con arquitectura como villas, influjo de la arquitectura rural inglesa y japonesa, pues había trabajado en Tokio. Hace por tanto casas donde predomina el juego de planos horizontales y verticales, pero en este caso es todavía más acentuado. No desprecia elementos de la tradición y toma elementos de la arquitectura japonesa, buscando los efectos estéticos y expresivos más que la función. Para ello, vuela los tejados por encima de la fachada del edificio y rescata elementos que recuerdan a lo oriental. Además, también rescata elementos de la cultura azteca y precolombina de México. También introduce cajas decorativas del art decó. Un ejemplo es la Robie House (1907-09), antigua pero muy moderna a nuestro parecer. Recupera la textura y el juego con ella. Se da también el juego de planos y las ventanas corridas. Además, es el autor de la famosa Casa de la Cascada (1936-39), en la intersección de un río. Es una intromisión en la naturaleza, algo que no se planteará hasta el land architecture. Es algo que se mete en el paisaje, pero no supone un bello diálogo con la naturaleza. Se coloca simplemente en un lugar bello. Se da un juego de texturas, con la planitud del hormigón y la rugosidad de la piedra. Predominan las líneas verticales y horizontales. Destaca el uso de salientes, voladizos o cortados, las separaciones entre los pisos. Las estructuras con las que juega hacen que ella misma se convierta en la cascada. Los distintos planos de la casa juegan con los planos de la roca y el desnivel de los dos ríos que se cortan en ese punto. La arquitectura contemporánea pasa por varias fases: una primera que toma en cuenta el paisaje; otra que juega con el paisaje, pero no se integra en él y una última en la que la arquitectura se hace paisaje. Al final de su vida Wright transforma todas sus ideas en lo que él llama organicismo, que es romper con la idea de que no podemos utilizar la línea curva en el movimiento moderno. El resultado de esto es realizar una arquitectura contemporánea con planta circular y donde predominan las líneas curvas, lo cual supone un gran escándalo. El reflejo de ello es el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York (1959), en el que se observa que el recorrido de ascenso al edificio es el propio recorrido para ver las obras. El recorrido museístico es muy evidente y el discurso de las obras es claro, pues obliga a mirar las obras de una única manera y es demasiado lineal. Es complicado crear perspectiva, pues todos tienen la misma jerarquía. En el patio central hay una claraboya que permite la iluminación. - MoMo en España Destacan los grupos GATCPAC y GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Catalanes/Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea), que introducen el funcionalismo, con las características españolas, como la ausencia de ornamentación o el uso del hormigón, pilotes sustentantes, estructuras de distribución abiertas, etc. Destacó J. L. Sert, que va a ser muy importante y en su exilio durante la época franquista será decano de la Universidad de Harvard. Gran parte de su obra se encuentra por ello en el extranjero. Fue el autor del Pabellón de España de la Exposición Universal de París de 1937, realizado durante la Guerra Civil Española. La exposición interior estaba destinada a reivindicar la posición de la República dentro del contexto bélico. Para este pabellón y su vestíbulo fue hecho el Guernica de Picasso. Hoy día este pabellón no existe. Queda el vestíbulo abierto gracias a los pilares y vemos esas grandes cristaleras que permitían la entrada de luz. Se trata, por lo tanto, de una obra típica del racionalismo. - Arquitectura de signo tradicional Junto al MoMo, se da una arquitectura de signo tradicional, donde se encuadrarían autores como A. González. Se promovía una consciente elección del pasado, se dignifica el corte regionalista y se da el eclecticismo y la revitalización de oficios artísticos. Estos autores conocían la obra moderna, pero optan por mirar hacia el pasado. En la Expo de Sevilla de 1929 decidieron optar por una arquitectura que aludiera a la historia de la ciudad, por eso se optó por una arquitectura de corte regionalista, visible en la Plaza de España. Se introducen elementos de estilos arquitectónicos de diferentes épocas. Esta arquitectura se hace a la vez que el resto de arquitectura y conecta mucho más con la población. - Postmodernismo Hasta los años 60 predomina el racionalismo, pero en los 70 se concibe que no se pueden entender las ciudades si carecen de historia. Autores como Rossi consideran que se debe respetar la historia puesto que es la identidad de la ciudad. Se trata de una corriente en la que quiere recuperar el dialogo de la arquitectura moderna con la tradición clásica. No se trata de copiar los edificios pasados, pero sí de jugar con esas referencias culturales. Ese juego se produce desde la fragmentación pues se utilizan trozos de la antigüedad clásicas; con la analogía porque sirven para construir arquitectura en el presente y la ironía porque a veces se redunda en significados vinculados al uso de edificio o del lugar. Hace una estación de ferry en Staten Island (EE. UU.), repleta de elementos clásicos, aunque es contemporánea porque es un edificio que sirve para guardar los barcos. Añade un vestíbulo con un doble pórtico con una explanada central que recuerda a la arquitectura del Renacimiento y del Barroco. Por otra parte, juega con la ironía del uso porque coloca unas especies de monolitos que recuerdan a las chimeneas de un barco. Por último, vemos esas analogías porque los andares recuerdan a pórticos y los pilares parecen columnas que sostienen una especie de entablamento. Otro caso es el Museo Estatal de Stuttgart de Stirling (1984). Organiza el edificio en terrazas recordando a la arquitectura antigua de Mesopotamia. Utiliza una especie de sillares con hileras más pequeñas y grandes para marcar el material como en la arquitectura monumental tradicional. Otro caso es El Teatro del Mundo de Rossi (1979): en sus volúmenes refleja los volúmenes de la arquitectura tradicional veneciana. Finalmente, destaca la Plaza Italia de Nueva Orleans de Moore (1978), una plaza al modo italiano, que parece incluso ser un decorado. El postmodernismo mal hecho parece un poco hortera e incluso recuerda a un parque temático.