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Hojas de Reflexión 24 - diciembre 7 de 2022

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SUBA
Raíces de Sol, Agua y Piedra
Hojas de Reflexión (Educación, Arte y Cultura)
Año I, Número 24, diciembre 7 de 2022
PONENCIA 6
«Apuestas para la educación popular
desde la Biblioteca Pública de Suba»1
Palabras Claves:
Biblioteca pública, educación popular, espacios de discusión, diálogo de saberes, lector
crítico
Introducción y contextualización:
Hablar de educación popular supone razonar sobre la diversidad de los territorios y sus
habitantes, reflexionar frente a lo que acontece con cada uno de ellos, sus entornos
inmediatos y las implicaciones en su devenir. Cada territorio es una particularidad dotada de
múltiples voces y procesos que suman individualidades; cada intención actúa como
propuestas de cambio frente a un aplastante modelo económico, político y social,
hegemónico, inmerso en un sistema dominante que constantemente está en crisis, puesto
que, al ser incapaz de no permitirse el dialogar con su opuesto, profundiza cada vez más los
estragos de su dominación, haciendo que las brechas de desigualdad, inequidad y la falta de
acceso a saneamiento básico sean abismales y sin futuro promisorio para el conjunto del
pueblo.
El impulso de resistencia se gesta desde el seno de las comunidades, la fuerza beligerante
emerge desde la organización e inconformidad y sale a las calles acompañada de acciones
1
Equipo de mediadores de lectura y coordinación Biblioteca Pública Francisco José de Caldas Suba
en torno a la toma de decisiones y a la apertura de espacios para encuentros artísticos,
culturales y pedagógicos, con miras a transformar las condiciones de vida imperantes.
Se busca entonces, desde la práctica social y concepción pedagógica que ofrece la
educación popular, construir a partir de ámbitos como: el arte, la cultura, la educación
alternativa y desde la perspectiva del pensamiento crítico, los escenarios propicios de diálogo
que se requieren para alcanzar la transformación social que el país demanda. Exige —
además— dar inicio a la profundización de la sistematización de experiencias y procesos, no
con el ánimo de encerrar, cohibir o definir resueltamente; sino que, por el contrario, busque
ampliar, ilustrar, dotar de reflejos la experiencia propia de cara a los avances de los otros, y
así, tejer memorias y cerrar brechas. En otras palabras y conforme lo señala la maestra Lola
Cendales (2022): “Entonces veamos qué cosas surgen de lo que es la trayectoria de la
educación popular y qué debemos tener en cuenta para hoy. Una de las cosas que ha sido
importante es la concepción de que la educación popular es un hecho político —¡toda
educación es un hecho político! — porque está para mantener un sistema o para
transformarlo y justamente lo que plantea la educación popular es la transformación del
sistema”. (pág. 2)
El panorama nacional actual bajo el gobierno del Pacto Histórico como coalición de
diferentes sectores políticos y sociales del país, se propone una ruta en clave de la –Paz
Total– y que, sumado al informe de la Comisión de la verdad, se hace fundamental para
fortalecer las iniciativas que desde la educación popular se han venido consolidando a lo largo
y ancho del territorio nacional.
Por otro lado, la voz de las víctimas del conflicto armado, que por décadas han sido
sistemáticamente silenciadas e ignoradas –a propósito, por el establecimiento– hoy son las
protagonistas de un relato que busca reconstruir una memoria colectiva y territorial, velando,
además, por el esclarecimiento de los hechos y describiendo el horror al que fueron sometidas
por los diferentes actores que azuzaron la guerra.
El sueño de una paz total se viene materializando desde la firma de los acuerdos de paz
entre el gobierno nacional y las FARC-EP, esto refiere un hito en la historia reciente del pueblo
colombiano, pues nos ha planteado una nueva hoja de ruta en lo político, económico y social
que nos obliga como ciudadanos, a asumir y garantizar que lo pactado allí se cumpla, haya
garantía de no repetición y se repare a las víctimas conforme con el compromiso. Ahora bien,
todo esfuerzo colectivo debe encaminarse a blindar los acuerdos de paz, socializar y
conversar en torno al informe de la comisión de la verdad y comprometerse con el pacto social
y ciudadano de transformación que nos convoca la actual ‘transición’ que como sociedad que
se movilizó, hemos urdido.
Es un compromiso necesario para silenciar los fusiles y acallar la guerra, y así, fijar la
atención en las problemáticas que han sido la razón fundamental para que Colombia sea uno
de los países con mayor desigualdad, inequitativo, violento, con poco acceso a educación de
calidad y donde la vida digna aún no ha sido posible. Es menester prioritario el fortalecimiento
de los sectores económicos de pequeñas y medianas empresas, robustecer la industria
agrícola y reconocer la ruralidad como escenario vital para el país; promover la verdadera
participación política de quienes han padecido los vejámenes del conflicto; situar en el centro
de la política nacional el enfoque de género y que sean las mujeres las artífices del nuevo
país en construcción; materializar la soberanía nacional sin que ello nos cueste quedarnos
aislados del mundo, por el contrario, apostarle a las salidas en conjunto a los retos que el
planeta nos reclama. Es decir, debemos también adoptar en nuestras agendas colectivas, las
luchas por el sostenimiento ambiental, la soberanía alimentaria y demás presupuestos
contemplados en los objetivos de desarrollo sostenible.
Desde la biblioteca pública Francisco José de Caldas de la localidad de Suba pensamos
el ejercicio de educación popular, por ello, la biblioteca le apuesta a la construcción de
espacios de mediación para la transformación de los territorios.
Relato de la experiencia:
Ahora bien, La Biblioteca Pública Francisco José de Caldas, ha acompañado este proceso
de diálogo y de materialización de espacios de discusión, con el propósito de centrar en la
discusión de crear un currículo de educación popular en la localidad de Suba en la
complejidad de formar un lector crítico, pues no se trata solo de vincularlo en la decodificación
de grafías y códigos de un lenguaje para que desde allí valide su ciudadanía. Formar un lector
crítico implica que este asuma la lectura como un medio que le permite dialogar con el otro,
con los otros; interpretar la microestructura textual; adentrarse en la intertextualidad, y
también comprender las estrategias discursivas para que pueda emplearlas para persuadir,
argumentar y hacer oír sus ideas. Fabio Jurado (2016)nos indica que «el lector crítico dialoga
con el texto porque al interpretar actualiza el repertorio cognitivo y experiencial (la
enciclopedia del lector, que llamara Eco) y entreteje las relaciones diversas que convergen
en puntos de vista, en posicionamiento frente al texto y frente al mundo» (p. 131). Es decir,
la lectura crítica debe instaurar las bases de concreción de una nueva ciudadanía capaz de
transformar su entorno y buscar la equidad social, política, económica, cultural, de género y
educativa, para que la democracia se materialice en un sueño común.
En suma, queremos subrayar que, aunque la biblioteca hoy tenga mayor reconocimiento
y presencia dentro de los planes de desarrollo en el orden nacional, departamental y
municipal, la política en la que se inscribe fortalece principios como la individualidad, la
competencia y la desidia por la reflexión, características propias de la cultura dominante en
el país. Por ende, la construcción de un ciudadano crítico en la biblioteca pública es un tema
que ha carecido de interés por parte de todos los actores que intervenimos en ella; procurando
hacer de la biblioteca una institución que fomenta la pasividad y hasta —quizá— el
analfabetismo político, convirtiendo sus programas y servicios en ofertas de uso del tiempo
libre y espacios de diversión dejando el análisis y la reflexión en un último plano. La biblioteca
pública actual replica el modelo cuyo interés no recoge la identidad ni el proyecto de un
ciudadano crítico, reflexivo, que propende por construirse a sí mismo como actor consciente
y activo en la transformación colectiva del sujeto social. Esto nos lleva de nuevo a que un
ciudadano democrático tiene el deber y la obligación de formarse como sujeto colectivo con
el propósito de participar activamente en la concreción de los derechos y deberes que el
proyecto de democracia trae consigo.
Se comprende así que la biblioteca pública, siendo una institución social inmersa en un
proyecto democrático, debe propiciar espacios de encuentro y de debate en procura de formar
ciudadanías críticas y reflexivas. Por otro lado, un lector crítico requiere desarrollar sus
competencias informacionales, ya que, para ser un lector de mundo, que indague y cuestione,
necesariamente debe navegar en un mar de información que le permita robustecer sus
prácticas de lectura y análisis. El acceso a la información comprende el uso de todos los
medios y soportes en los cuales se encuentra disponible, y un lector crítico debe poder buscar
y elegir la información para su concreción como sujeto social; es decir, empleando ésta en su
vida cotidiana, no solo en el ámbito académico para su desarrollo intelectual y profesional;
debe, asimismo, servirle en la resolución de proyectos, problemas y subsanar las
necesidades que le exige su entorno en su diario vivir y en su práctica social. La información
y su libre acceso son un recurso fundamental para el desarrollo de los sujetos, y una premisa
de obligatorio cumplimiento para el ejercicio de la democracia. En consecuencia, la biblioteca
pública, en su papel de institución social, no es el gendarme ni custodio de la información;
por el contrario, facilita su acceso, promueve y hace las gestiones pertinentes para que la
información sea un vehículo que conduzca a construir y difundir nuevos conocimientos.
Siguiendo en este razonamiento, la biblioteca pública funge como escenario donde la
transformación y el diálogo de saberes se materializan a través de la metodología de la
educación popular y se compromete a amparar los principios ético políticos, que la pedagogía
alternativa exige para la proclama de cambio que se nos augura. Llegados a este punto,
desde la biblioteca se ha gestado una agenda cultural permanente y auto gestionada, con los
diferentes grupos, organizaciones y colectivos artísticos de la localidad, buscando con ello:
circular de manera regular y permanente la producción artística que se crea, ya sea como
producto de becas, estímulos o por autofinanciación; dar visibilidad a un sinnúmero de
personas y grupos con iniciativas culturales que buscan generar procesos de formación de
públicos y de sensibilización frente al papel del arte en la lectura de contextos y validar la
biblioteca y sus prácticas de lectura, escritura y oralidad como escenario predilecto para el
diálogo afable entre el arte y la cultura escrita.
La biblioteca desarrolla programas de formación en lectura, escritura y oralidad que
atraviesan las franjas etarias desde la primera infancia hasta el adulto mayor, esta
programación se ajusta a las líneas y directrices de la secretaría de cultura, donde cada tres
meses se adaptan temáticas enmarcadas en los objetivos de ciudad y en el cumplimiento de
las apuestas del plan de lectura “leer para vida” que concibe las prácticas lectoras como parte
del desarrollo humano.
Si bien, la programación de la biblioteca se articula, es necesario rescatar el proyecto
bibliotecario para la construcción del Currículo alternativo de Educación Popular que toma
fuerza en cada uno de los programas y que busca corresponder a las dinámicas del territorio
y sus habitantes e intereses; la programación cultural gira en un escenario que promueve
momentos de diálogo, cuestionamientos y reflexiones del panorama político y social del
territorio.
Así, la biblioteca se ha convertido en un lugar donde circula la información, se forma la
opinión, la construcción colectiva de saberes, el aprendizaje y el conocimiento para alcanzar
una comprensión significativa de lo que lee, escribe y narra. Estamos convencidos que las
prácticas lectoras son el instrumento para conocer el mundo y plasmar conocimientos e ideas
que brindan las diferentes perspectivas. Dentro de la construcción del Currículo de Educación
Popular como proyecto de la biblioteca, los cinco Paraderos Para libros Para Parques (PPP)
han participado de manera activa desde el ejercicio pedagógico, empleando la promoción de
lectura como dispositivo que permite el acercamiento a la comunidad y sus barrios
(Casablanca, Mirador de los nevados, La Gaitana, Fontanar del río y Tibabuyes), se orienta
desde allí, la participación sobre los temas que adquieren relevancia y que obedecen a
singularidades del territorio de su contexto y de su propia realidad: un trabajo que permite
socializar y hacer pedagogía del Informe Final de la Comisión de la Verdad, sumado a la
búsqueda de interacciones con diferentes colectivos y organizaciones para articular sus
propuestas organizativas con el aporte de la biblioteca pública.
Los programas de extensión bibliotecarios son la apuesta por llevar la LEO a diferentes
espacios fuera del ámbito de la biblioteca. Requiere el reconocimiento de la población, la
vinculación directa con los procesos comunitarios, el consenso de los retos que se pactan
como trabajo en el territorio. Implicando, con ello, abogar por un compromiso, que va
encaminado a garantizar a las y los agentes culturales y sus comunidades una red de apoyo,
un espacio de convergencia de los diferentes saberes y un acompañamiento a procesos
lectores. En la actualidad, se han realizado alianzas con: la Biblioteca Comunitaria de Casa
Blanca que se ubica en salón comunal del barrio y tiene sus actividades con adulto mayor; la
Biblioteca Comunitaria El Fuerte del Viejo Topo donde realizan procesos lectores con
población infantil y juvenil; El colectivo Guardianes del Río, uno de los procesos de extensión
que lleva un trabajo de varios años por el mediador territorial y que se enfoca en población
infantil y adultos, en su mayoría migrantes; por último, desde el Cabildo Indígena Muisca de
Suba se realiza la articulación con en el Jardín Casa del Pensamiento con su población de
primera infancia.
Para concluir, la biblioteca pública se ha posicionado en el imaginario colectivo local, como
un espacio que reivindica y lucha por la preservación de lo público —entendido éste— no sólo
como escenario físico, sino como espacio de articulación que posibilita el encuentro de
saberes y la creatividad; aportando también a enriquecer el debate de ideas desde la
circulación de obras artísticas y manteniendo una programación cultural permanente.
Referencias
Álvarez, D. (2005). Ciudadanía y lectura: Retos y perspectivas para la biblioteca pública en
América Latina. Escuela Interamericana de Bibliotecología Universidad de Antioquia. Bogotá,
Alcaldía Mayor. (2021). Leer para la Vida. Bogotá: IDARTES.
Cendales, L. (2022). Relatoría: Hacia la construcción de un currículo de Educación Popular
con el sector. Tercer encuentro: Educación Popular con la Maestra Lola Cendales (págs. 1
4). Bogotá: Biblioteca Comunitaria Nido del Gufo.
Jurado, F. (2016). La evaluación de la escritura para la evaluación de la lectura. Revista
Iberoamericana De Evaluación Educativa, 2(1), 131-146.
Comisión de la Verdad (2022). Hay futuro si hay verdad. Bogotá: Comisión de la verdad.
Nota 1: Su participación en estas Hojas de Reflexión es importante. Esperamos sus
escritos: enviar a alsamont@gmail.com / johnalo431@gmail.com Longitud del texto: dos
cuartillas (máximo 500 palabras). Debe tener: título, cuerpo del texto y autor.
Nota 2: Los textos aportados para esta publicación fueron autorizados por los autores. Las
opiniones expresadas en ellos son responsabilidad de los mismos. Nos reservamos el
derecho de edición.
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