Miguel Angel Ferrando, S. M. Profesor de la Facultad de Teología, U. C. FALSOS PROFETAS E SEGUN EL NUEVO TESTAMENTO L TERMINO "falso profeta" (pseudoprofétes) aparece en los siguientes ver- sículos del Nuevo Testamento: Mt. 7, 15 Y 24, 11 (paralelo de Me. 13, 11); Le. 6, 26; Act. 13, 6; 2 Pe. 2, 1; 1 Jn. 4, 1; Apc. 16, 13; 19, 20 Y 20, 10. Le. 6, 26 Y 2 Pe. 2, 1 se refieren a los falsos profetas de los tiem- pos antiguos, del Viejo Testamento. Ambos pasajes suponen que el mismo fenómeno del falso profetismo existe de alguna San Pedro, en particular, manera en la Iglesia. La segunda carta de pone en relación a los "falsos profetas" de Israel con los "falsos maestros" cristianos: "Hubo también falsos profetas en el pueblo, como también entre vosotros habrá falsos maestros (pseudodidáskaloi')". Esta relación explí- citamente establecida entre falsos profetas y falsos maestros invita a examinar otros textos donde los autores sagrados se enfrentan con el fenómeno de las falsas doctrinas, sin nombrar literalmente a los falsos profetas. textos los siguientes: 2 Coro 11, 18-15; 1 Tim. 1,3-11; Parecen destacar 4,1-5; entre estos 2 Tim. 2,14-21; Tit. 1, 10-16; 3, 8-11; 1 Jn. 2, 18-27; Judas 8-16 (1). Balaam es llamado "profeta" do con la tradición en 2 Pe. 2, 16, aunque se le presenta, de acuer- judía, como la encarnación Vidente, en la carta al "ángel" del falso profeta. El de la iglesia de Tiatira, nombra con indignación más acabada y desprecio a "la mujer Jezabel, que se dice a sí misma profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los ídolos" (Apc. 2, 20) (2). (1) (2) Cf. C. SPICQ; Théologie morale du Nouveau Vol. 1, págs. 278-285 cila especialmente estos Teslamenl (Etudes BibliquesJ, Paris: Gabalda, 1965, textos En esas breves y apretadísimas páginas hay un excelente resumen sobre el tema "hérésie el orthodoxie", con completa bibliografia. Cf. G. FRIEDRICH, arto Proféles, sección D, VII, en ThWNT, VI, p. 857 s., incluye a Balaam zabel entre los falsos profetas; insiste en el tema del discernimiento de los falsos profetas: los ,juzga y según qué criterios. y Jequién 150 MIGUEL El tema, finalmente, es abordado ANGEL FERRANDO con énfasis en dos escritos cristianos de los ss. 1-11,casi contemporáneos de los libros mós tardíos del Nuevo Testamento: Didajé XI-XIII y Pastor Hermas, Mandam. XI (3). Una lectura atenta y seguida de todos estos pasajes, sin más, deja en el espíritu algunas impresiones muy claras. En primer lugar, la existencia y actividad de falsos profetas en el seno de la Iglesia aparece como un fenómeno por decirlo así normal, previsto por Cristo, con el que es preciso contar. Esos personajes preocupan ya mucho cuando se extingue a navegar la generación apostólica y la Iglesia comienza con sus propias velas, sin discípulos directos de Jesús al timón. Sobre todo en los "últimos tiempos" van a ser una de las amenazas más terribles y en todo caso la más insidiosa para la fe de los cristianos. Sorprende además el tono de extrema virulencia con que se los ataca; el crudo lenguaje de San Juan Crisóstomo, comentando Mt. 7, 15 ss, suena acorde con el de los hagiógrafos: "He aquí, al par de los perros y de los cerdos, otro linaie de celada y asechanza, éste más peligroso que el otro ... Nos dice el Señor que tenemos que seguir senda contraria a la de los demás, que nos guardemos de perros y cerdos y, como si éstos fueran pocos, nos viene ahora otra casta peor, la de los lobos ... A mi parecer, al nombrar aquí a los falsos profetas, no alude el Señor a los hereies, sino a quienes, siendo de vida corrompida, se ponen la máscara de la virtud ... Por eso prosiguió diciendo: 'Por sus frutos los conoceréis': Realmente entre los herejes se hallan muchas veces gentes de vida recta; entre los que he dicho antes, jamás" (4). TEXTOS 1. Guardaos de los falsos profetas. Por sus frutos los conoceréis (Mt. 7, 15-20). La misión del profeta no es primordialmente la de anunciar acontecimientos futuros, imprevisibles para el hombre normal. El profeta es el portavoz de Dios, en nombre de quien habla; su mensaje interpreta sentido de los hechos; sus palabras los acontecimientos y da el verdadero y su misma vida son una exhortación a los cristianos para que sean fieles al evangelio. Su importancia (3) (4) dirigida fue tal en la pri- la Didajé se plantea el urgente problema de distinguir a los verdaderos apóstoles y profetas, sobre todo los itinerantes. El auténtico ha de enoeñar la doctrina recibida. tener las costumbres del Señor, practicar lo que enseña; merece que se le sustente. La misma preocupación aparece en el Pastor Hermas, Mand. 11: el falso profeta es orgulloso y pagado de sí mismo, impúdico, desvergonzado y charlatán; cobra por enseñar; huye de las reuniones de los justos y busca la compañía de los vacilantes, que le hacen preguntas inútiles, a las que no duda en contestar; a veces sus respuestas sobre el futuro son acertadas, pero es el diablo quien se las inspira. Los textos en Padres apost6licos. Trad. de D. RUIZ BUENO (BAC 65), Madrid, 1965, pp. 88-91 Y 995-999. H. BACHT estima que el l/tener las costumbres del S€ñor" significa vivir unu pobreza apostólica; el carisma de la profecía no se da para utilidad propia; Cf. H. BACHT, Wahres und falsches Prophetentum, en Biblica 32 (1951), pp. 237-262; sólo dedica las pp. 260-262 al tema de los falsos profetas y en concreto al de su discernimiento. S. JUAN CRISOSTOMO, Hom. sobre Sn. Mateo, 23, 6 Y 7; edición castellana; Homilía sobre el evangelio de San Mateo (BAC 141), Madrid, 1955, vol. l. FALSOS PROFETAS SEGUN EL NUEVO 151 TESTAMENTO mitiva Iglesia que se llega a equipararlos, casi, con los apóstoles: "Sois de la fa- milia de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas", afirma San Pablo (Ef. 2, 19 s.). Pocos años antes había escrito ya: "Dios puso en la Iglesia primeramente apóstoles, en segundo lugar profetas" subrayado (1 Coro 12, 28); también había la excelencia del don de profecía sobre otros dones del Espíritu Santo (d. 1 Coro 14). Por eso, uno de los peligros más graves para la Iglesia había de venir de los profetas "falsos", de la autoridad es decir, de hombres que fingiéndose profetas y aprovechándose que esa función les confería, intentaban doctrinas extrañas al evangelio. hacer creer a los fieles La imagen del lobo y las oveias, empleada para hablar de ellos, es característica de Jesús, que se inspira a la vez en el Antiguo Testamento y en la vida campesino-pastoril, familiar a él y a sus oyentes. Las ovejas y los corderos son los creyentes, los pequeños, los sencillos, el pueblo de Dios en definjtjva. La oposición lobo-ove!a indica bien el peligro que los falsos profetas re- presentan para los cristianos. Esto es importante: el seudoprofeta tiene que fingir, tiene que disfrazarse de ovela para hacer creíble su enseñanza; junta la hipocresía a la maldad; se introduce en el rebaño, gracias a sus apariencias de virtud, para despedazar mejor a la grey desde dentro. Este último detalle muestra que Jesús ataca con sus palabras a maestros "cristianos" y no a los escribas de los fariseos (5). ¿La imagen del lobo ha sido sugerida por la oposición con las ovejas o por el contexto del discurso, en el que se habla de perros y de cerdos (7, 6)? El lobo es semejante al perro, pero más feroz y más fuerte. Y el perro, para los israelitas, no es el amigo del hombre y el fiel guardián de la casa, sino una pequeña bestia, famélica y sucia, que devora los cadáveres tendidos a la vera de los caminos y lame la sangre -suprema impureza- que mana de las heridas (6). Es preciso tener un criterio para desenmascarar a los falsos profetas. Los rabinos condenan a pena de estrangulamiento de Dios cosas que no ha "oído", ofrecen un criterio claro para al profeta que anuncia como palabra o que profetiza en nombre de otro dios, pero no distinguir entre quien profiere palabras realmente oídas y quien anuncia doctrinas inventadas por él (7). Jesús, en cambio, no señala penas pero ofrece criterios de discernimiento. De la imagen zoológica de los lobos salta a la imagen botánica de los frutos: a los lobos, aunque parezca extraño, se los conoce por los frutos. Ha preocupado a algunos Padres de la Iglesia la imagen del árbol bueno y del árbol malo. En todo caso el Señor no ha querido decir que los hombres malos lo sean siempre y por necesidad, ni que todo lo que hacen sea condenable o sean (6) Cf. el excelente comentario de 1. GOMA CIVil. El evangelio según San tario al Nuevo Testamento 1"). Madrid: Marova, 1966, pp. 407-411. Cf. 2 Re. 9, 36; Lc. 16, 21. Los seis lugares del NT en que se nombra (7) profundo desprecio hacia este animal, que culmina en Apc. 22, 15: "Fuera (de la celestial Jerusalén) quedarán los perros y los hechiceros y los fornicarios y los homicidas y los idólatras y todo el que ama y practiccJ la mentira'. STRACK-BILLERBECK, 1, p. 464s. (5) Mateo ¡¡ los (1-13). perros (Comendel¡¡tan un 152 MIGUEL incapaces de converslon. A su vez, el árbol frutos y puede dejar de ser bueno son las buenas obras maestro es verdadero en la literatura son sobre todo los resultados "frutos" de frutos malo. Pero la lección es clara: quienes permiten ¡uzgar si un o falso profeta. El tema de los "frutos" gozar FERRA!\IDO bueno no da en todo momento buenos volverse y no las hermosas palabras tiene paralelos raramente para ANGEL indica es clásico en la literatura rabínica y del Qumram neotestamentaria. buenos o malos de la conducta las acciones mismas. En el primer (= disfrutar) en este mundo y asegurar respeto a los padres, la manifestación También (8). Para los rabinos "frutos" de un hombre; más sentido, lo que permite un premio de obras de amor, el procurar eterno es: el la paz entre un hombre y su vecino y, por encima de todo, el estudio de la Ley. El fruto del pecado es su castigo. descendencia En el segundo sentido, "frutos" o prole, cumplimiento En el Nuevo Testamento el término ciones que tiene en la literatura rabínica: "frutos" resultado un hijo (Act. 2, 20), buenas obras en genoral: en que la palabra danto de ella- es empleada y concretamente equivale a: buenas obras en general, de lo mandado. es usado con las mismas acepde una conducta (Rom. 6, 21), es éste el sentido, sin especificar por los cuatro evangelistas -que más, hacen uso abun- aquí, en Mt. 7, 16 ss. ¿Cuáles son esas obras buenas? El comentario o aclaración más expresivo es de San Pablo (Gal. 5, 16-23) (9). Habla el apóstol de la guerra que se hacen en el hombre el Espíritu y la "carne"; continúa: "las obras de la carne están patentes, a saber: relaciones sexuales fuera del matrimonio, de ídolos y brujerías, odios, discordias, siones, asesinatos, borracheras, (S) (9) (10) humildad partidismo y divi· comilonas y cosas semejantes a ésta ... Por el contra- rio el fruto del Espíritu es amor, alegría, dad, fidelidad, cosas impuras y viciosas, adoración celos, enojos, rivalidades, paz, comprensión paciente, amabilidad, y dominio propio" bon· (10). Ibicicm, p. 466. Sacre los textoó del Qumram, er. lo not" siQuiente. Cf. J. MARTELLI, Galatians 5: 13-25: a "Iwo ways" text? University of Notre Dame 1970 ("paper" mecanografiado): "Si por una parte no dudamos en afirmar alguna dependencia, al menos en la formo literaria usada por Pablo en la compilación de Ga. 5: 18-24, de la teología de Qumram, por otra parte 1encmc..i Cjue Cldn"'.i1ir que el espíritu qu:' mueve las dos teologías es diferente. Por ejemplo, la lista d'J v:cios y frutos en Gálatas, a despecho de sus puntos de .semejanza con la IIRegla" (odios, de~i]tinos, celos, fornicación, impureza, blasfemia, están mencionados en ambos textos) está dirigida sobre todo contra tendencias heréticas que pueden ser causa d'3 desunión dentro mismo de la comun:dtld cristiuna, y debe ser colocada en el contexto del verso 15: 'que si os mord6is y os devoráis mutuamente, estad atentos a no destruiros a vosotros mismos". La lista del Qumram, en cambio, centra su atención en las tendencias inmorales dentro de la comunidLld esenia" (pp. 11 s.). Como textos paralelos o al menos semejontes al de Gal. cita el autor: Didaiá 1, 1-V, 2; Epist. de Bernabé 18-19 (Cf. la edición citada en nota 3) y 10S 3:18-4:12. Los textos del Qumram pueden encontrarse, en castellano, en A. G. LAMADRID, Los descubrimientos del Qum· ram, Instituto espanol de estud:os eclesiásticos. Madrid: Marova, 1956, pp. 275-277. Vale la pena recomendar la lectura atenta de una larga pericopa, 2 Tim. 2, 22-3, 17, que no hablando explícitamente de "frutos", aclara cuáles son las obras buenas propias del ministro fiel a <u cometido, fre:1te a las obras propias de los embaucadores. Más adelante habrá ocasión de comentar algunos v€rs:culos de las cartas pastorales. FALSOS PROFETAS SEGUN EL NUEVO TESTAMENTO 153 Así pues el profeta verdadero se esfuerza por llevar una vida pura, por ser un hombre bueno y afable, agente de paz y de concordia. El falso se distingue por su sensualidad irrefrenada, 2. Personajes por su orgullo, por su habilidad para sembrar discordias. concretos Es poco lo que Act. cuenta de Bar-Jesús o Elimas (Act. 13, 6-12). Resulta curioso el contraste que ofrecen este personaje y algunas figuras eminentes de Antioquía. Comienza el capítulo fetas y doctores": 13 de Act. diciendo que en esa Iglesia había "pro_ Bernabé, Simón, Lucio, Menahen y Saulo. Un día de ayuno y durante la celebración de la liturgia, el Espíritu Santo pide que le separen a Bernabé y a Saulo para la obra a que los llama. Sigue luego la oración y la imposición de manos, y los misioneros parten. Se ha discutido si esta imposición de manos equivale de alguna manera al gesto actual de la ordenación al presbiterado o al episcopado. Parece que se trata simplemente de una bendición, de una señal exterior por la que la comunidad reconoce la elección de Bernabé y de Pablo y, al mismo tiempo, un gesto de solidaridad: los que quedan en Antioquía se sienten obligados a respaldar con su ayuda espiritual y quizá material a los misioneros, a sus misioneros: la misión se realiza en estrecho contacto con una Iglesia, con una comunidad de hermanos. Bernabé y Pablo balan a Seleucia, navegan hasta Chipre, alcanzan a Salamina, recorren toda la isla y al llegar mago, falso profeta, iudío, por nombre Bar-Jesús, que estaba al servicio del pro- a Pafos encuentran "a cierto hombre, un cónsul Sergio Paulo, hombre prudente. Este, llamando ante sí a Bernabé y a Saulo mostró interés por escuchar la palabra se traduce su nombre- de Dios. Se les oponía' Elimas, el mago -así tratando de apartar de la fe al procónsul". Pablo, "lleno del Espíritu Santo", le increpa: "Hombre lleno de toda engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda !usticia ¿no dejarás de torcer los caminos rectos del Señor?". Y deja ciego por un tiempo al mago. El procónsul, impresionado, abraza la fe que predica Pablo. Elimas debe ser un hombre inteligente y culto. Sólo así se explica su presencia junto al aristocrático y bien intencionado Sergio Paulo. Sus luces proceden del estudio de las matemáticas o astronomía y de la lectura del Antiguo Testamento, que como judío debía conocer bien. La presencia de Bernabé y de Pablo, verdaderos profetas, lo desarma, le hace aparecer insignificante. Se descubre entonces que está lleno de engaño y de maldad, que es enemigo de toda justicia y un hipócrita. La expresión "hijo del diablo" hace pensar en los peores enemigos de Jesús (Jn. 8, 44). Con palabras bíblicas describe Pablo su acción: tuerce los caminos rectos del Señor (d. Os. 14, 10). Juan Bautista, "profeta y mucho más que profeta" (Mt. 11, 9) vino precisamente para enderezar esos caminos (Jn. 1, 23). La figura de Elimas se recorta así en violento contraluz con las de Juan, Pablo y Bernabé: es inteligente pero no enseñado por el Espíritu Santo; es interesado y cierra los ojos a la luz; no se contenta con rechazar la fe sino que procura alejar de ella a un hombre bien dispuesto; MIGUEL ANGEL FERRANDO 154 actúa tortuosamente. No ha recibido su mióión de lo alto, ni se la ha reconocido una comunidad que lo envíe y lo sostenga. Balaam es citado en un contexto donde los falsos maestros son duramente atacados (2 Pe. 2, 16). Esta figura es bien conocida por la narración de Núm. 2224. El autor de la epístola subraya sólo su codicia: por dinero es capaz de intentar maldecir a quien wbe bien que Dios bendice; esa codicia le pone en un nivel inferior al de los animales; su burra es más sensata que él. La codicia es también el rasgo que subraya Judas 11. Ape. 2, 14 le hace otro reproche: Balaam "enseñó a Balac a poner tropiezo ante los hi¡os de Israel, a comer de lo inmolado a los ídolos y a fornicar". El falso profeta adora al dinero y al placer: son ellos su fin último y conseguirlos la norma de sus actos. Jezabel es sin duda una mujer de carne y hueso, aunque qUlza no sea ése su nombre verdadero (Apc. 2, 20-24). El autor de la carta al obispo de Tiatira em- plea un nombre simbólico que hace pensar en la impía princesa fenicia, esposa de Acab, que empujó al pueblo a rendir culto a Baal y mató a todos los profetas de Yahweh que pudo encontrar (1 Re. 16, 31-33; 18, 16-19; 2 Re. 9, 22. 30 ss.). El obispo tolera su actividad y por eso merece un duro reproche. Esta mu¡er se presenta a sí misma como profetisa, es decir, inspirada y movida por el Espíritu Santo (11), pero en realidad "enseña y seduce (12) a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los ídolos". Fornicar significa de ordinario en el Apocalipsis: dar culto a falsos dioses o apostatar de la fe. Aquí puede significar también el entregarse a desórdenes sexuales, que de hecho acompañaban a no pocos cultos cananeos y mistéricos. Los "seducidos" pretenden conocer "las profundidades de Satanás, como ellos las llaman". La expresión es oscura y parece indicar que los discípulos de Jezabel se ufanaban de poseer un conocimiento, una gnosis, más profundo cristianos; creen haber penetrado en las profundidaes que los demás del conocimiento de Satanás, cuyo poder les resulta así inofensivo. ¿SOñaban con ¡ustificar de esta forma aberraciones doctrinales y morales? (13). Le. 6, 26 apunta a los antiguos falsos profetas: "iAy cuando todos los hombr!"s hablen bien de vosotros! Porque de la misma manera trataban los padres de ellos a los falsos profetas". ¿Es este versículo una "formación secundaria"? (14). Sea de ello lo que fuere, esta maldición corresponde a la cuarta bienaventuranza: "Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien ... por causa del Hi¡o del Hombre". Se subraya una característica de aquellos profetas: su éxito, debido sin duda al acierto para (11) Conocemos con seguridad lo existencio evangelista Felipe (Ac!. 21, 9). (12) El verbo seducir (planán) aparece en casi todos los textos que hablan de los bisos profetas o falsos doctores. Seducir es una acción que entraña el arrastrar al mal, pero con engaño, prometiendo una feJicidud que de hecho no se puede conseguir por los medios propuestos. Satanás C~ "el que seduce a todo el universo" (oikouméne indica el mundo civiliZado, griego-latino) Apc. 12, 9; "Planán" parece un término preferido de Juan en 1 Jn. y Ape. Cf. A. WIKENHAUSER, El Apocalipsis de San Juan, Barcelona: Herder, 1969, p. 74. Así lo piensa E. KAHLEFELD, El sermón de la montaña (Biblia y kerygma 4), Estella, Navarra: (13) (14) Verbo Divino, de al menos cuatro profetisas auténticas, las hiias del 1965, p. 26. ¿Es ésto la razón por la que pasa de largo sin comentar el versículo? FALSOS hablar PROFETAS SEGUN EL NUEVO 155 TESTAMENTO sólo de lo que complacía a sus oyentes. Esta actitud cobarde bién posible entre los cristianos y hay que prevenirles 3. y servil es tam- contra ella (15). Muchos falsos profetas han salido al mundo (1 Jn. 2, lB-27; 4, 1-6; 2 Jn. 7-11) (16) San Juan está preocupado tiandades que de alguna por la difusión de doctrinas extrañas entre las cris- forma gravitan lo menos dos largos pasajes que delatan detalles sobre la actividad en torno suyo. En su primera carta hay por esta preocupación y proporcionan y así como habéis oído que viene el anticristo, ya ahora han llegado cristos ... Os escribo estas cosas acerca de los que os seducen" tema ocupa también El término un lugar importante "pseudoprofétai" contra quienes quieren en 1 Jn. 4, l. A pesar de que "no necree oportuno seducirlos: "No poner en guardia Esta frase recuerda para discernir que mueve a algunos cristianos 1 Cor. 12, 3), pero la situación el peligro es diferente. a creáis a todo espíritu, sino exa- minad si los espíritus son de Dios". cuál es la inspiración muchos anti- (1 Jn. 2, lB. 26). El en la segunda carta, verso 7-11. aparece cesitáis que nadie os enserie" (2, 27), el apóstol sus "hijitos" preciosos y doctrina de los falsos profetas: "Hijitos, es la última hora. las exhortaciones Los carismáticos paulinas (1 Tes. 5, 21; de Corinto no corren de ser maestros de error, sino el de caer en entusiasmos estériles y sospe- chosos de paganismo Espíritu, examinarlos (17). En Te:salónica se trola todos y favorecer de no desperdiciar ningún don del los carismas más útiles a la comunidad. (15) Cf. J. LEAL, El evangelio según San Lucas, en La Silgrada Escritura (BAC 207), Madrid, 1964, vol. 1, p. 617. El autor apunta: "Así son los fariseos, que buscan popularidad". Sí, pero se trata de una advertencia a los cristianos, no a los fariseos: S. AMBROSIO lo ha entendido muy bien y hace una preciosa aplicaci6n del texto evangélico a su época: "¿No te parece que [las palabras: Ay de vosotros cuando os feliciten] se dirigen a ilquellos que no hace mucho, en el Concilio de Rímini, artífices de una prevaricaci6n desleal, buscando favores del emperador, han perdido la gracia de Dios y, queriendo agradar a los poderosos, han merecido la maldici6n eterna?": Trat. sobre el evo de S. Lucas, V, 71, en Obras (BAC 257), Madrid, 1966, vol. 1, pp. 263 s. (16) Me ha parecido el comentario más completo el de R. SCHNACKENBURG, Die Johannesbriefe (Herders Theol. Kommentar zum NT XIII·3) Freiburg: Herder, 1965. Hay sobre el tema un interesante excursus, pp. 212-214; el comentario a 4, 1-6: pp. 218-227. Aunque más breve, es más ágil y mordiente C. H. DODD, The johannine epi,tles (The Moffalt New Test. Commentary), London: Hodder and Stoughton, 1953; el excursus sobre "inspiración verdadera y falsa": pp. 96-106; excelente el comentario a 2 Jn. 7 ss: pp. 148-151. A. E. BROOKE, The johannine epistles (The internal. critical commentary), Edinburgh: T. and T. C1ark, 1971 (reimpresión) dedica también un buen estudio especial a los "falsos maestros": pp. XXXVIII-U!. Se preocupa por saber a qué herejes en concreto apunta Juan; por eso cita muchos textos-fuen1e sobre Cerinto, Nicolaítns, gnósticos ... , pero termina reconociendo que es difícil averiguarlo; por lo dem6s, lo que importa es que Juan expone la verdadera doctrina: la verdad es una y el error tiene mil caras. (17) La primera carta a los corintios se preocupa de evitar desórdenes en la comunidad cristiana, pro~ vacados por la exuberancia de los dones del Espiritu; en ella hay detalles interesantes para nuestro estudio. Son los profetas los llamados a juzgar de los carismas, pero ¿quién juzga a los profetas? Seguramente los apóstoles, que ocupan un rango superior: pero función apostólica y carisma profético o de lenguas pueden coexistir en la misma persona. H. GREEVEN señala con acierto que "lo definitivo para Pablo en la profecía es el hecho de que ésta sirva para la edificación de la comunidad" (c. 1 Coro 14, 4. 17): Prophelen, Lehrer, Vorsleher bel Paulus, en ZNW 44 (1952/53). pp. 1-43; la cita, p. 14. H. van CAMPEN HA USEN, Klrchliches Amt und geislliche Vollmacht in den erslen Jahrhunderlen (Beitraege zur historischen Theologie 14), 2~ ed., Tuebingen: J. C. B. Mohr, 156 MIGUEL ANGEL FERRANDO Los lectores de Juan tienen que aprender a distinguir entre los que enseñan la verdadera doctrina de Cristo y los que desde dentro de la comunidad intentan seducirlos. Juan llama anticristos y falsos profetas (2, 18; 4, 1) a estos seductores. Su presencia "en este momento" indica que ha sonado la última hora; por eso son los compañeros inseparables y molestos de la Iglesia en su caminar hasta la segunda venida del Señor. "Han salido de nosotros", es decir, han salido de las filas cristianas; durante algún tiempo han sido -aparentemente- de los "nuestros" (2, 19 s.). Y "han salida al mundo", con descaro y confianza en sí mismos y en su causa. Se insiste en que son "muchos": los fieles pueden encontrarlos en cualquier sitio. Juan establece una distin:::ión radi:::al, brutal, entre falsos profetas y cristianos fieles. Los unos son movidos por el espíritu del mal, por el espíritu del anticristo, espíritu que ya está actuando en el mundo (4, 3). Los otros tienen el Espíritu de Dios y por eso son de Dios. Cuál sea el principio inspirador de un hombre se descubre en su doctrina sobre Cristo y en su conducta moral. Así pues, la confesión cristológica es central: "Todo espíritu que confiesa a Jesucristo como el venido en carne, es de Dios; y quien disuelve a Jesús, no es de Dios" (4, 2 s.) (18). "¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Quien niega al Hijo tampoco tiene al Padre. Qui:;n confiesa ,al Hijo tiene también al Padre" (2, 22 s.). La profesión de fe de Juan está formulada con una frase tan breve que resulta difícil interpretar bien su sentido. Lo aclara un poco 5, 6: Jesucristo es el que viene "por agua y sangre ... en el agua y en la sangre". No se trata en primer lugar de una fórmula contra los docetas, que negaban la verdadera humanidad de Cristo. La "carne" en la que Jesús ha venido no significa s610 lo contrario a una "apariencia", sino aquella parte de su ser que le permite entregarse a la muerte por la salvación de los hombres. Negar que Jesús es el venido en carne es disolver a Cristo, hacer inútil su muerte y resurrección; es buscar la salvación en algo que no es él: en un conocimiento esotérico y superior, por ejemplo. Eso es lo peculiar del anticristo, del falso profeta: dejar a Jesucristo de lado, sostener que no es el hombre-hi¡o-de-Dios, el único enviado por Dios para fa salvación del mundo. "Nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo" (4, 14). En los versículos 4 y 5 hay un noble desprecio hacia los anticristos y una seguridad inconmovible en la fuerza y el triunfo de la propia causa. Los falsos profetas "son del mundo; por eso hablan del mundo y el mundo los oye". Hablan de lo que gusta al mundo e inspirándose en él, en su mentalidad: en definitiva es la doctrina del mundo -su filosofía, su seudociencia- (18) y no la de Cristo lo que predican; su éxito 1963; insiste mucho en que sería "utópico" pensar en una comunidad en la que existe cualquier tipo de coacción, cualquier poder duradero de mandar; pero las razones aducidas no convencen: d. pp. 62-69. No es fácil traducir la expresión griega "Iesoún Xriston en sarkí elelythóta". También hay un problema, éste de crítica textual, sobre si en el verso 3 debe leerse "no confiesa" o "disuelve" peor atestado, pero más veroslmil. Una discusión técnica sobre estos dos puntos R. SCHNACKENBURG, O. C. nota 16, pp. 220-223. FALSOS PROFETAS SEGUN EL NUEVO TESTAMENTO 157 no puede sorprender a los cristianos, C!ue se caracterizan por ser blanco del odio del mundo (3, 13). Unos éxitos así conseguidos deben ser efímeros. En cambio, "vosotros, hijitos, sois de Dios y los habéis vencido: porque es mayor el que está en vosotros que el que está en el mundo". La fe asegura la victoria sobre las fuerzas del paganismo y, por tanto, sobre la propaganda insidiosa hecha por él con colores cris- tianos. En el versículo 6 salta un inesperado "nosotros": "Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos oye. El que no es de Dios no nos oye". La primera persona del plural, explica un exégeta protestante (19), está aquí por la Iglesia como un todo, hablando por medio de sus maestros responsables de hacerlo, los cuales encarnan la auténtica tradición apostólica. Juan insisto con machaconería en que los re- presentantes do la 1-radición son los salvaguardas de la ortodoxia (1 Jn. 1; 1: 2, 7; 24). Es verdadero maestro el que escucha a la Iglesia, a su jerarquía; es falso el que no la escucha. 4, 7 al 5, 6 parece una inútil repetición de lo que antes ya ha sido dicho sobre el amor (2, 7-11; 3, 11-18). En el contexto de la lucha contra los falsos maestros estas palabras cobran un nuevo sentido. Tan importante como una profesión de fe exacta es una vida de amor a Dios y a los hombres. Sólo el que ama es de Dios, es hijo de Dios, tiene la naturaleza de Dios, porque Dios es amor. Es falso profeta el que no ha nacido de Dios, el que no ama. Y todo el pasaje termina con una inclusión típica de Juan, volviendo al tema de la fe en Cristo Jesús (5, 5 s). 2 Jn. 7-11 aporta algunos detalles muy interesantes. El verso 7 es paralelo a 1 Jn. 2, 18 y 4, 2 s.: "Al mundo salieron muchos seductores que no confiesan a Jesucristo como venido en carne. El que eso dice es el seductor y el anticristo". error de estos anticristos consiste en una reinterpretación El del cristianismo para los nueves tiempos: una vez más se trata de evitar el escándalo de la cruz. Pero si Cristo no asumió una verdadera humanidad que lo permitió entregar verdaderamente su vida, la existencia cristiana se frustra. En el verso 9 hay una curiosa expresión: "Cualquiera que se adelanta demasiado (proagón) y no se queda con lo que Cristo enseñó, no tiene a Dios". El falso maestro avanza tanto en sus especulaciones que rompe con la doctrina auténtica de Jesús, conservada en la Iglesia por una tradición que se remonta hasta el mismo Señor. El verso lOes digr¡o del hijo del trueno en sus mejores momentos: "Si alguno viene a vosotros y no trae esa doctrina, no lo recibáis en casa ni lo saludéis". Aisladlo, estorbad su acción, cerradle las puertas. Fiera intolerancia, bien comprensible en épocas de crisis, cuando muchos que se llaman cristianos y usan el lenguaje cristiano, caricaturizan en realidad las creencias cristianas, vacían de sentido el culto y corrompen la moral (20). (19) (20) DODD, o. C. nota 16, p. 100. DODD, ¡bid.m, p. 151, trata de comprender y JUSTificar esa "fiera intolerancia". Hace notar córpo Juan "ceptaba sin inmutarse la presencia de los paganos en las termas, pero no podía soportar la de Cerinto, según Adv. haor. 111, 3-4. Y añade con resignación: "Es posible que el boicot de los herejes sea la única política que podía tener éxito para preservar el testin¡onio distintivo de la Iglesia". 158 4. MIGUEL ANGEL FERRANDO Habrá entre vosotros falsos maestros (2 Pe. 2, 1-3, 10; Judas 4-22) (21). La segunda carta de Pedro define la vida cristiana como un conocimiento exac- to de Jesucristo y se propone mantener a los creyentes en la verdad. Comienza, por eso, recomendando el seguir la luz de las profecías. Denuncia después el escándalo de los falsos doctores y combate su doctrina. La diatriba termina con una exhortación a vivir fervorosamente. El feroz ataque a los falsos maestros apunta sobre todo a las personas y anuncia su castigo, pero da pocos detalles sobre lo que tales maestros enseñan. Ese es también el procedimiento de la carta de Judas: el ataque personal más que la refutación de la doctrina. La escasez de datos sobre el contenido ideológico impide la exacta identificación de los here¡es, pero eso no importa mucho, pues son "una ralea eterna", según la despectiva fórmula acuñada por Spicq (22). La apologética de la época tiende más a denunciar la incompetencia de los disidentes y arruinar su prestigio que a refutar sus errores. La carta dibuja una especie de retrato-robot del falso doctor; en todo caso, se puede precisar que las sectas que comienzan a perfilarse en la comunidad cristiana de fines del s. I son la obra de profesores-exégetas que se sirven de la Escritura como punto de partida para sus especulaciones; son charlatanes que insultan lo que no conocen (1 Pe. 2, 12), indoctos y vacilantes (2 Pe. 3, 16). Comienza el autor serlolanda la existencia de los falsos maestros. Se extiende luego sobre sus desórdenes morales. Anuncia su castigo. Da también algunas indicaciones sobre su doctrina. El Señor había anunciado ya que "surgirán muchos falsos profetas y sedu- cirán a muchos" (Mt. 24, 11). Por eso, quizás, la denuncia de los herejes se expresa en futuro en 2 Pe 2, 1 y en las cartas pastorales (1 Tim. 4, 1; 2 Tim. 3, 1') pero es claro que ya están actuando: lo dice sin ambages 1 Jn. 4, 1 Y s610 así se explica la violencia de 2 Pe. Se diría que los falsos doctores no tienen ninguna virtud: usurpan ur nombre que no les corresponde, el de maestros; son lobos con piel de oveja, pero sus obras, sus frutos, los delatan. Introducen cismas, separaciones, formando grupitos cerrados, células desligadas de la comunidad cristiana. Arrastran a muchos, porque son activos y celosos, pero con embustes y de la manera más vergonzosa: por el atractivo de sus costumbres disolutas (2, 2. 18). Hay dos vicios sobre todo que causan horror al autor de la epistola: su codicia, que hace pensar espontáneamente en los sofistas, y su lujuria (vers. 3, 10, 12, 13, 14, 15, 18, 20). Esta conducta tiene un efecto terrible para la difusión del cristianismo: "por causa de ellos será maldecido el camino de la verdad" (vers. 2). Por eso "mejor les fuera no haber conocido el camino de la iusticia que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo precepto que les fue en- (21) (22) He manejado, sobre todo, los comentarios siguientes: C. SPICQ, Les épilres de Salnl ces bibliques). Paris: Gabalda, 1966 y A. STOEGER, Carla d. San Judas. Segunda Pedro (El NT Y su mensaje 21), Barcelona-Madrid: Herder-Ed. Palabra, 1967. Ibldem, p. 201. Pierre (Sourcarla de San FALSOS PROFETAS SEGUN tregado" EL NUEVO 159 TESTAMENTO (vers. 21). Y el final apoteósico: "En ellos se cumple aquello del verídico proverbio: Perro que vuelve a su vómito. Y: Cerda lavada que vuelve a revolcarse en el cieno" (vers. 22). La derrota de los seudodoctores es inminente aunque Dios parece dormir alguna vez, porque han irrumpido "al fin de los tiempos" y su castigo recibe ya un comienzo de ejecución en las sanciones fulminadas contra los grandes culpables de la historia; las penas infligidas a éstos prefiguran las que aguardan a aquéllos (vers. 4-9). Esos grandes culpables son los ángeles, los contemporáneos de Noé y los habitantes de Sodoma y Gomorra. Los castigos de todos ellos son drásticos, pero con discernimiento; en cada caso los justos se salvan: los ángeles fieles; Noé y sus hijos; Lot, cuya justicia se traduce en una gran delicadeza de conciencia que le hace sentir como una herida inferida a él las abominaciones de que es testigo. Las indicaciones sobre la forma y el contenido de la doctrina enseñada por los falsos maestros son someras pero llenas de interés. En primer lugar, osados y arrogantes hablalll con seguridad de lo que no entienden ni ven, porque están llenos de tinieblas, pronuncian discursos ampulosos y vacios y desconocen la libertad cristiana que dicen predicar, pues de hecho predican el libertinaje. y criticar lo que no comprenden es una especialidad Enseñar lo que se ignora de los seudoprofetas (vers. la, 12, 17-19). En cuanto al contenido, el autor señala: "Negarán cató", "desprecian el señorío divino", al Señor que los res- "no temen insultar a los seres gloriosos", "di- rán: ¿Dónde está la promesa de la parusía? Desde que murieron los padres, todo sigue como desde el principio de la creación" (2, 1. 10; 3, 4). ¿Qué significa la expresión "negar no reconocer el derecho adquirido al Señor que los rescató"? Seguramente por Cristo sobre su pueblo al precio de su sangre. No someten su pensamiento a la doctrina de Cristo y buscan la salvación en otra parte. La expresión sería, pues, equivalente a la de 1 Jn. 2, 22 s., antes analizada. El "señorío" (kyriotés) que desprecian engloba la autoridad enseñanza, su ley y su gobierno; "señorío" suprema de Cristo y su puede significar también una categoría de ángeles. Como éstos van a ser nombrados a renglón seguido, y los herejes se ocupan mucho de categorías angélicas, cabe pensar que "kyriotés" señorío espiritual, designa a todo despreciado por los hombres carnales. Apunta aquí una teología semejante a la de Colosenses y Hebreos, que sitúa a Jesucristo, mediador y enviado de Dios, en la cumbre de la jerarquía angélica. Y no sólo injurian a los seres gloriosos, sino que blasfeman de ellos constituyéndose en jueces de quienes son superiores. Es importante la doctrina sobre el retraso de la segunda venida del Hi¡o de Dios, punto el más ampliamente expuesto y refutado pero tarda (3, 3-10). El Señor está cerca, en llegar y el mundo no parece haber cambiado después de la resu- rrección de Jesús. Los cristianos se cansan de esperar su segunda y definitiva ve- nida. La carta de Pedro es testigo de esta crisis de la segunda o tercera gene· ración cristiana. "Los primeros herejes fueron hombres ba¡amente apegados a este mundo y que justificaban su servidumbre precisamente por la convicción de la pe- 160 MIGUEL rennidad y de la constancia de este mundo. iNada ANGEL FERRANDO hay más contrario al evangelio, que es esencialmente el anuncio de la salvación eterna!" (23). Escarnecen con sus burlas. Los burlones son una categoría de escépticos y perversos que se ríen de los profetas, de la persona o de la predicación de los apóstoles, y que en definitiva se mofan de Cristo. Son espíritus fuertes que ironizan a costa de quienes se mantienen firmes en la enseñanza tradicional, de quienes no quieren pecar por temor a los castigos eternos. Su argumentación parece inob¡etable: si nada ha pasado con la resurrección de Cristo, nada va a pasar ya. El lector moderno de la epístola piensa inevitablemente en las extrapolaciones hechas por algunos físicos metidos a filósofos, para quienes es inconcebible un cambio radical introducido en el mundo por la parusía. La mayor parte de la epístola de Judas es prácticamente idéntica a estos versículos, con pequeñas variantes que no afectan al fondo del pensamiento. Todavía más que 2 Pe. y de acuerdo con 1 Jn. exhorta a mantenerse alejados de los seudodoctores, a aborrecer "hasta la túnica contaminada por su carne" (v. 23). Hay un punto notable en que el autor de 2 Pe. y Judas coinciden con Juan: el mejor antídoto contra las doctrinas heréticas es la fidelidad a la tradición. través de la doctrina de los apóstoles se entra en contacto con la doctrina de Jesús: "Procuro excitar en vostros, con el recuerdo, una sincera inteligencia: os acordéis de las palabras que predichas por los santos profetas y del precepto del Señor y salvador, dado por vuestros apóstoles" 5. A misma (2 Pe. 3, 1 s.; d. Jud. 17-21). Rechaza los mitos profanos, que son cuentos de viejas (1 Tim. 1, 3-11; 4, 1-11; 6,3-6; 2 Tim. 2,14-21; La abundancia 3,1-9; Tit. 1, 10-16; 3, 8-11) (24). de textos en las cartas pastorales, dirigidos tros del error, es ya claro índice de la importancia y gravedad contra los maes- de su existencia en las comunidades cristianas del fin de la época apostólica. Estas epístolas el término "pseudoprofétés" y por eso son analizadas nd emplean aquí después y más breve- mente que 1 Jn. y 2 Pe. Comienza a cumplirse en las iglesias del Asia Menor el anuncio hecho por Pablo en Mileto hacia el año 59 Ó 60: "Sé que después de mi partida cirán entre vosotros lobos crueles, que no perdonarán mismos surgirán hombres que enseñarán cosas perversas, para arrastrar cípulos en pos de sí" (Act. 20, 29 s.); es el eco de las palabras (23) (24) se introdu- al rebaño; y entre vosotros a los dis- mismas del Señor SPICQ, ibidem, p. 243. Cf. el excelente comentario de J. JEREMIAS, Eplstolas a Timoleo y Tilo (Actualidad biblica 21), Madrid: Fax, 1970. F. J. SCHIERSE, Kennzeichen gesunder und kranker Lehre. Zur Kelzerpolemik der Pasloralbrlefe, en Diakonia 4 (1973), pp. 76-86: es un articulo "pastoral", sin alardes eruditos, ágil y con comentarios sobre situaciones actuales; se lee con gusto y es aleccionador, aún sin compartir todas las opiniones del autor, por ejemplo, sobre ortodoxia y ortopraxis o sobre aquello que hace legitimo un ministerio eclesial. FALSOS PROFETAS SEGUN El NUEVO 161 TESTAMENTO (Mt. 7, 5; 24, 11). Las cartas pastorales enfrentan ya el problema como una realidad. La dificultad es grande: la autoridad eclesiástica es todavía embrionaria; no hay canon bien fijado de las Escrituras; difícilmente pueden llamarse "fórmulas dogmáticas" las primitivas confesiones de fe. ¿En qué, pues, se de¡a reconocer el verdadero evangelio? La doctrina de las pastorales no sólo es coherente con la de 1 Jn. y 2 Pe., sino que presenta paralelismos indudables. Puede sistematizarse así: 1) origen de las falsas doctrinas; 2') Criterios para distinguirlas de las verdaderas: conducta de los falsos maestros, forma y contenido de su enseñanza, relaciones con la tradición. El origen de las falsas doctrinas es "extraño" ciones inspiradas primordialmente neoplatónica, y doble. Proceden de especula- en el Antiguo Testamento y quizás en la filosofía de corte dualista. Parece que la fantasía se ha ejercido sobre todo en torno a la doctrina de la creación. Pero hay otro origen más real y más profundo: la inspiración diabólica. Respecto a los criterios para distinguir la verdadera de la falsa doctrina, las cartas pa~torales insisten mucho menos que 1 Jn. o 2 Pe. en la conducta licenciosa de los falsos doctores y mucho más en su ignorancia, ciones y de su verborrea. en lo vano de sus especula- Hay reproches, algunos muy duros, a su orgullo, a su in- sinceridad, a su codicia; pero sobre todo a su estupidez, que engendra discusiones sin fin, peleas y enemistades. Y es que no buscan con sus instrucciones "el amor que procede de un corazón puro, de una conciencia sana y de una fe sincera". Una doctrina sana es una doctrina razonable. Podría resumirse en una palabra la impresión que las cartas dejan de los falsos maestros: son unos hombres estrafalarios. Escasean de nuevo los datos acerca del contenido de estas especulaciones. Se insiste en que los sectarios andan preocupados por qué cosas se pueden comer y cuáles no, y en qué días; en particular el matrimonio. sienten una aversión característica hacia Esto traduce una concepción equivocada de la radical bondad de todo lo creado, que redunda en desdoro para Dios. También indica una mentalidad eminentemente farisaico: la salvación se hace depender, no de la fe en Jesucristo y del amor, sino de una serie de prácticas legales que el hombre se impone. Es la eterna búsqueda de la seguridad: esas prácticas, en definitiva, sean, dependen de uno mismo y tranquilizan por muy duras que la conciencia de quien se somete a ellas. Si no fuera un anacronismo o una pirueta, la alusión a los ejercicios corporales "que no sirven para nada", invita a pensar, con una sonrisa, en una especie de "yoga". Reaparece una característica típica de toda herejía: se busca la salva- ción en el hombre mismo y no en Dios. Dos de estos personajes, Himeneo y Fileto, han llegado resurrección ha tenido ya lugar" mías, de una espiritualización a afirmar "que la (2 Tim. 2, 18). "Debe tratarse, puntualiza J. Jere- de la doctrina sobre la resurrección, que puede ape- lar a la significación paulina del bautismo. La gran resonancia alcanzada por esta herejía se explica por el choque entre la doctrina cristiana de la resurrección y el 162 MIGUEL ANGEL FERRANDO pensamiento griego. El cuerpo es para la filosofía popular griega a partir de Platón, sede del mal y cárcel del alma; por ello la resurrección era un contrasentido desde el punto de vista del pensamiento heleno. Al cambiar el enfoque de la doctrina sobre la resurrección quedaba removido el obstáculo citado" (25). Otra nota típica de las herejías: se pretende partir del dato revelado, pero se incurre en el más craso racionalismo: sólo se admite lo que el hombre puede comprender; yeso está dicho por la filosofía profana de la época, elevada al rango de maestra in- discutible de la verdad. Ya no hay escándalo de la cruz. No falta tampoco en las pastorales la enumeración de otro criterio de discernimiento, bien práctico y definitivo: la fidelidad llegada apostólica a los creyentes por tradición a la doctrina del mismo Jesús, y enseñada todavía Iglesia del Dios vivo, "columna y soporte de la verdad" obispo, o el presbítero, debe estar "adherido hoy en la (1 Tim. 3, 15). Por eso el firmemente a la palabra auténtica, conforme a la enseñanza recibida, para que así también él sea capaz de exhortar con una enseñanza sana y refutar a los contradictores" ( Tit. 1, 9; d. 2 Tim. 2, 2; 3, 14-17). 6. Surgirán muchos falsos profetas y seducirán a muchos (Mt. 24, 11; Mc. 13, 22; Apc. 16, 13; 19, 20; 20, 10). Los evangelios de Mateo y de Marcos nombran en el discurso de Jesús lla- mado escatológico y en lugares claramente paralelos, a los falsos profetas (Mateo), a los falsos mesías y falsos profetas alumbramiento" (Marcos) que "en el comienzo del doloroso (MI. 24, 8) harán señales y prodigios, seduciendo con ellos a mu- chos. También en un contexto escatológico, "falso profeta", el Apocalipsis habla tres veces del en singular: lucha contra los elegidos de Dios, es apresado y, fi- nalmente, arrojado al lago de fuego, siempre con la bestia y con la serpiente o diablo, "que los había seducido". En los dos primeros textos se aclara que él o ros espíritus que salen de su boca, obran prodigios y señales, "con los que sedujo a quienes recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen". ralelismo verbal identifica, se además, con "la otra bestia" de Ape. 13, 11 ss. (26). Para el cuadro de la "gran tribulación", descrito por la literatura tica neotestamentaria¡ ¿se acepta una interpretación (25) (26) El pa- y real con los textos sinópticos es evidente. El falso profeta apocalíp- histórica o una interpretación JEREMIAS, Ibidem, pp. 127 s. La bibliografía es muy amplia. Es interesante la lectura de los trabajos de H. SCHLlfR sobre el Apocalipsis, en particular: Vom Antichrist. Zum 13. Kapitel der Offenbarung Johannis, en Die Zeit der Kirche, 4~ ed., Freiburg: Herder, 1966, pp. 16-29; este trabajo fue publicado por vez primera en 1935, en una Festschrift fuer Karl Barth: no cuesta esfuerzo ver al trasluz la imagen del nacionalsocialismo alemán, en curva ascendente aquel año. Hayal menos traducciones francesa e ita. liana del libro. FALSOS PROFETAS SEGUN EL NUEVO 163 TESTAMENTO escatológica? ¿Se inspiran los autores sagrados en acontecimientos pretéritos o anuncian hechos que sólo ocurrirán al fin de los tiempos? Se pueden citar muchos nombres en favor de una u otra explicación. es preciw En realidad, parece bastante claro que retener algo de ambas. Es ya un lugar común entre los exégetas que Juan se ha inspirado, para escribir su relato, en la persecución de Nerón o de Domiciano, más probablemente su autor un "vidente". la última. Pero el Apocalipsis es una "profecía" y Su carisma es más que el de predecir acontecimientos fu- turos; es sobre todo el de ver en una realidad histórica los rasgos esenciales y siempre repetidos de todo poder perseguidor de la Iglesia. El poder que persigue a la Iglesia se ha entregado de antemano al diablo y ha querido sacudir su dependencia de Dios. Juan ve el acontecimiento concreto de la persecución desde el punto de vista de Dios y descubre en ella los rasgos de una "constante histórica". Las bestias del Ape. son personajes pasados y personajes futuros, y es probable que al fin de ~o tiempos las encarnen hombres o corrientes ideológicas en quienes la "constante" aparecerá apocalípticas en estado casi químicamente puro. Pero ya ha habido bestias en el s. 1, en el s. XX y es seguro que las habrá muchas veces más antes de la consumación definitiva. El capítulo del diablo 13 del Apc. describe con trazos vigorosos la lucha permanente contra la Iglesia, esa porción de la humanidad que no reconoce más Dios que el Padre ni más Señor que Jesucristo (1 Coro 8, 5 s.). Del mar, es decir, del Oeste de Palestina, surge una bestia con diez cuernos y siete cabezas: la Roma de los césares. Tiene un aspecto terrible: incorpora toda la fuerza y el esplendor de los cuatro imperios descritos por Dan. 7. La serpiente, el diablo, le da su trono y gran poderío: el que ofreció a Jesús en la montaña de las tentaciones, a cambio de un gesto de adoración, seguro que la bestia -el y quo Jesús rechazó (Mt. 4, 1-11). Si se lo ha dado, imperio romano- ha accedido a adorar a la serpiente, ha accedido a reconocerle categoría de fin último y, por tanto, de norma inspiradora de su conducta. Tras un prodigio que convence del poder extraordinario de la bestia, el mundo se postra ante la serpiente y ante la bestia. El emperador 00-miciano exige que se le aclame como "Dios y Señor": ésas son las blasfemias de la bestia, sus orgullosas palabras. Y so le concede un plazo reducido, la mitad de siete años -siete indica plenitud- para blasfemar contra Dios, vencer a los san- tos y tener poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. Todos los habitantes del mundo, menos los inscritos en el libro del Cordero, adoran a la bestia. Triunfa la idolatría, triunfa el estado totalitario. Surge entonces do la tierra, es decir, del Este de Palestina, una segunda bestia, el falso profeta. Es un poder espiritual, el propagandista mera bestia yola del culto a la pri- serpiente. Parodia al Cordero: tiene cuernos semejantes a los suyos, pero habla blasfemias como la serpiente (27). Con sus prodigios extraordi- (27) 2 Coro 11, se disfrazon 13-15 ofrece un extraordinario paralelismo hasta verbal con la piel de los ovejas, pero son agenles de Satanás: con el Apc. Los falsos "Esos tales son falsos ap6stoles ap6stoles, MIGUEL 164 ANGEL FERRANDO norias seduce a los habitantes de la tierra para que adoren a la bestia, al poder político endiosado. Consecuencia terrible: para poder comprar y vender, para po- der gozar de la plenitud de los derechos civiles, es preciso llevar en la mano o en la frente la marca de la bestia, su nombre o cifra, es decir, se requiere haber jurado fidelidad al poder totalitario, reconocerle como norma suprema de moral. El falso profeta, todos los grandes falsos profetas de la historia quedan desenmascarados. Pueden hacer prodigios: eso no es garantía bre de Dios. Pretenden asemeiarse a Cristo de alguna tan hacer entrar a Cristo en su partido, afiliarle de que hablen en nom- forma o, al menos, inten- a su doctrina. Ponen el fin último y la norma suprema de los actos del hombre en algo que no es Dios: el poder, una raza, una doctrina filosófica, la materia sometida a un proceso inmanente y necesario de evolución. Anuncian un salvador que no es Cristo y, en definitiva, ter- minan imponiendo sobre los hombres el yugo de un poder total que esclaviza. CONCLUSIONES Parecen obvias. Los falsos profetas han existido desde los primeros años de vida de la Iglesia y existirán siempre, hasta el momento en que el Verbo, al venir por segunda vez, los destruya con el aliento de su boca. Por eso, todo el que en la Iglesia pretende ser profeta, todo el que enseña, debe preguntarse humildemente, en la oración, una y mil veces, si es verdadero o falso profeta. El falso profeta es orgulloso, pagado de sí mismo. Desprecia la tradición apostólica y no obedece a sus custodios e intérpretes. Su orgullo lo empuia a ser codicioso y cae en el desenfreno. Puede parecer sabio ante el mundo, pero es un ignorante. No es iluminado por el Espíritu de Dios. Es el espíritu del anticristo quien lo invade con sus tinieblas. Siembra rivalidad y provoca escisiones. Pone la salva- ción donde no está: en las propias obras, en la ciencia humana, en una doctrina filosófica, cosas que adquieren así un rango mesiánico, "crístico". Sirve al poder totalitario y endiosado. En el fondo, se niega la necesidad de una salvación regala'da por Dios: el mundo se basta para arreglarse a sí mismo; es cuestión de tiempo. Afortunadamente la responsabilidad para los más, son muy pocos en la Iglesia quienes tienen de señalar con el dedo, en concreto, quién es falso profeta. Pe- ro vale para todos los cristianos la advertencia de Jesús: "Si alguien os dice: 'Mira aquí al mesías' o 'Míralo allí', no lo creáis. Pues surgirán falsos mesías y falsos profetas, que harán señales y prodigios, para seducir, si fuera posible, a los ele- gidos. Pero vosotros estad sobre aviso; de antemano os lo he dicho todo" (Mc. 13, 21-23). obreros engañosos, disfrazados de apóstoles de Cristo. Y nadél tiene de extraño, Satanás se disfraza de ángel de luz. No es mucho, pues, que también sus servidores disfracen de servidores de la justicia. Su final será según sus obras". pues el mismo (diákonoi) se