Subido por Dr. JOSE ANTONIO GONZALEZ BAUTE

000421967

Anuncio
Miguel Angel Ferrando, S. M.
Profesor de la Facultad de Teología, U. C.
FALSOS PROFETAS
E
SEGUN EL NUEVO TESTAMENTO
L TERMINO "falso profeta"
(pseudoprofétes) aparece en los siguientes ver-
sículos del Nuevo Testamento: Mt. 7, 15 Y 24, 11 (paralelo
de Me.
13, 11); Le. 6, 26; Act. 13, 6; 2 Pe. 2, 1; 1 Jn. 4, 1; Apc. 16, 13; 19, 20
Y 20, 10.
Le. 6, 26 Y 2 Pe. 2, 1 se refieren a los falsos profetas de los tiem-
pos antiguos, del Viejo Testamento. Ambos pasajes suponen que el mismo fenómeno
del falso profetismo
existe de alguna
San Pedro, en particular,
manera en la Iglesia. La segunda carta de
pone en relación a los "falsos profetas"
de Israel con los
"falsos maestros" cristianos: "Hubo también falsos profetas en el pueblo, como también entre vosotros habrá
falsos maestros (pseudodidáskaloi')".
Esta relación
explí-
citamente establecida entre falsos profetas y falsos maestros invita a examinar otros
textos donde los autores sagrados se enfrentan con el fenómeno de las falsas doctrinas, sin nombrar
literalmente
a los falsos profetas.
textos los siguientes: 2 Coro 11, 18-15; 1 Tim. 1,3-11;
Parecen destacar
4,1-5;
entre estos
2 Tim. 2,14-21;
Tit. 1,
10-16; 3, 8-11; 1 Jn. 2, 18-27; Judas 8-16 (1).
Balaam es llamado "profeta"
do con la tradición
en 2 Pe. 2, 16, aunque se le presenta, de acuer-
judía, como la encarnación
Vidente, en la carta al "ángel"
del falso profeta.
El
de la iglesia de Tiatira, nombra con indignación
más acabada
y
desprecio a "la mujer Jezabel, que se dice a sí misma profetisa, y enseña y seduce
a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los ídolos" (Apc. 2, 20) (2).
(1)
(2)
Cf. C. SPICQ; Théologie
morale
du Nouveau
Vol. 1, págs. 278-285
cila especialmente
estos
Teslamenl
(Etudes
BibliquesJ,
Paris: Gabalda,
1965,
textos
En esas breves
y apretadísimas
páginas
hay
un excelente
resumen
sobre
el tema "hérésie
el orthodoxie",
con completa
bibliografia.
Cf. G. FRIEDRICH, arto Proféles,
sección
D, VII, en ThWNT, VI, p. 857 s., incluye a Balaam
zabel entre los falsos profetas;
insiste en el tema del discernimiento
de los falsos profetas:
los ,juzga
y según
qué criterios.
y Jequién
150
MIGUEL
El tema, finalmente, es abordado
ANGEL
FERRANDO
con énfasis en dos escritos cristianos de los
ss. 1-11,casi contemporáneos de los libros mós tardíos del Nuevo Testamento: Didajé
XI-XIII y Pastor Hermas, Mandam. XI (3).
Una lectura atenta
y seguida de todos estos pasajes, sin más, deja en el
espíritu algunas impresiones muy claras. En primer lugar, la existencia y actividad
de falsos profetas en el seno de la Iglesia aparece como un fenómeno por decirlo
así normal, previsto por Cristo, con el que es preciso contar. Esos personajes preocupan ya mucho cuando se extingue
a navegar
la generación
apostólica
y la Iglesia comienza
con sus propias velas, sin discípulos directos de Jesús al timón. Sobre
todo en los "últimos tiempos" van a ser una de las amenazas más terribles
y
en todo
caso la más insidiosa para la fe de los cristianos. Sorprende además el tono de extrema virulencia
con que se los ataca; el crudo lenguaje de San Juan Crisóstomo,
comentando Mt. 7, 15 ss, suena acorde con el de los hagiógrafos: "He aquí, al par de
los perros y de los cerdos, otro linaie de celada y asechanza, éste más peligroso
que el otro ... Nos dice el Señor que tenemos que seguir senda contraria a la de los
demás, que nos guardemos de perros y cerdos y, como si éstos fueran pocos, nos
viene ahora otra casta peor, la de los lobos ... A mi parecer, al nombrar aquí a los
falsos profetas, no alude el Señor a los hereies, sino a quienes, siendo de vida corrompida,
se ponen la máscara de la virtud ... Por eso prosiguió diciendo:
'Por sus
frutos los conoceréis': Realmente entre los herejes se hallan muchas veces gentes de
vida recta; entre los que he dicho antes, jamás" (4).
TEXTOS
1.
Guardaos de los falsos profetas. Por sus frutos los conoceréis (Mt. 7, 15-20).
La misión del profeta
no es primordialmente
la de anunciar acontecimientos
futuros, imprevisibles para el hombre normal. El profeta es el portavoz de Dios, en
nombre de quien habla; su mensaje interpreta
sentido de los hechos; sus palabras
los acontecimientos y da el verdadero
y su misma vida son una exhortación
a los cristianos para que sean fieles al evangelio. Su importancia
(3)
(4)
dirigida
fue tal en la pri-
la Didajé se plantea el urgente
problema
de distinguir
a los verdaderos
apóstoles
y profetas,
sobre
todo los itinerantes.
El auténtico
ha de enoeñar
la doctrina
recibida.
tener las costumbres
del Señor,
practicar
lo que enseña;
merece
que se le sustente.
La misma preocupación
aparece
en el Pastor
Hermas,
Mand. 11: el falso profeta
es orgulloso
y pagado
de sí mismo,
impúdico,
desvergonzado
y charlatán; cobra por enseñar;
huye de las reuniones
de los justos y busca la compañía
de los
vacilantes,
que le hacen preguntas
inútiles,
a las que no duda en contestar;
a veces sus respuestas sobre el futuro
son acertadas,
pero es el diablo
quien se las inspira.
Los textos
en Padres
apost6licos.
Trad. de D. RUIZ BUENO (BAC 65),
Madrid,
1965, pp. 88-91
Y 995-999.
H. BACHT
estima que el l/tener
las costumbres
del Sۖor"
significa
vivir unu pobreza
apostólica;
el carisma
de la profecía
no se da para utilidad
propia;
Cf. H. BACHT, Wahres
und falsches
Prophetentum,
en Biblica 32 (1951),
pp. 237-262;
sólo dedica
las pp. 260-262
al tema de los falsos
profetas
y en concreto
al de su discernimiento.
S. JUAN CRISOSTOMO,
Hom. sobre
Sn. Mateo,
23, 6 Y 7; edición
castellana;
Homilía
sobre
el
evangelio
de San Mateo
(BAC 141),
Madrid,
1955, vol. l.
FALSOS
PROFETAS
SEGUN
EL NUEVO
151
TESTAMENTO
mitiva Iglesia que se llega a equipararlos,
casi, con los apóstoles: "Sois de la fa-
milia de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas", afirma San
Pablo (Ef. 2, 19 s.). Pocos años antes había escrito ya: "Dios puso en la Iglesia
primeramente apóstoles, en segundo lugar profetas"
subrayado
(1 Coro 12, 28); también había
la excelencia del don de profecía sobre otros dones del Espíritu Santo
(d. 1 Coro 14).
Por eso, uno de los peligros más graves para la Iglesia había de venir de los
profetas "falsos",
de la autoridad
es decir, de hombres que fingiéndose profetas y aprovechándose
que esa función les confería, intentaban
doctrinas extrañas al evangelio.
hacer creer a los fieles
La imagen del lobo y las oveias, empleada para
hablar de ellos, es característica de Jesús, que se inspira a la vez en el Antiguo Testamento y en la vida campesino-pastoril,
familiar
a él y a sus oyentes. Las ovejas
y los corderos son los creyentes, los pequeños, los sencillos, el pueblo de Dios en
definjtjva.
La oposición lobo-ove!a indica bien el peligro que los falsos profetas re-
presentan para los cristianos. Esto es importante: el seudoprofeta
tiene que fingir,
tiene que disfrazarse de ovela para hacer creíble su enseñanza; junta la hipocresía
a la maldad; se introduce en el rebaño, gracias a sus apariencias de virtud, para
despedazar
mejor a la grey desde dentro. Este último detalle
muestra que Jesús
ataca con sus palabras a maestros "cristianos" y no a los escribas de los fariseos (5).
¿La imagen del lobo ha sido sugerida por la oposición con las ovejas o por
el contexto del discurso, en el que se habla de perros y de cerdos (7, 6)? El lobo
es semejante al perro, pero más feroz y más fuerte. Y el perro, para los israelitas,
no es el amigo del hombre y el fiel guardián de la casa, sino una pequeña bestia,
famélica y sucia, que devora los cadáveres tendidos a la vera de los caminos y lame
la sangre -suprema
impureza-
que mana de las heridas (6).
Es preciso tener un criterio para desenmascarar a los falsos profetas. Los rabinos condenan a pena de estrangulamiento
de Dios cosas que no ha "oído",
ofrecen
un criterio
claro
para
al profeta que anuncia como palabra
o que profetiza en nombre de otro dios, pero no
distinguir
entre quien profiere
palabras
realmente
oídas y quien anuncia doctrinas inventadas por él (7). Jesús, en cambio, no señala
penas pero ofrece criterios de discernimiento. De la imagen zoológica de los lobos
salta a la imagen botánica de los frutos: a los lobos, aunque parezca extraño, se los
conoce por los frutos.
Ha preocupado
a algunos Padres de la Iglesia la imagen del árbol bueno
y del árbol malo. En todo caso el Señor no ha querido decir que los hombres malos
lo sean siempre y por necesidad, ni que todo lo que hacen sea condenable o sean
(6)
Cf. el excelente
comentario
de 1. GOMA CIVil.
El evangelio
según
San
tario al Nuevo Testamento
1"). Madrid:
Marova,
1966, pp. 407-411.
Cf. 2 Re. 9, 36; Lc. 16, 21. Los seis lugares
del NT en que se nombra
(7)
profundo
desprecio
hacia este animal,
que culmina
en Apc. 22, 15: "Fuera
(de la celestial
Jerusalén)
quedarán
los perros
y los hechiceros
y los fornicarios
y los homicidas
y los idólatras
y
todo el que ama y practiccJ la mentira'.
STRACK-BILLERBECK, 1, p. 464s.
(5)
Mateo
¡¡ los
(1-13).
perros
(Comendel¡¡tan
un
152
MIGUEL
incapaces de converslon. A su vez, el árbol
frutos y puede dejar
de ser bueno
son las buenas obras
maestro es verdadero
en la literatura
son sobre todo
los resultados
"frutos"
de frutos
malo.
Pero la lección es clara:
quienes
permiten
¡uzgar si un
o falso profeta.
El tema de los "frutos"
gozar
FERRA!\IDO
bueno no da en todo momento buenos
volverse
y no las hermosas palabras
tiene paralelos
raramente
para
ANGEL
indica
es clásico en la literatura
rabínica
y del Qumram
neotestamentaria.
buenos o malos de la conducta
las acciones mismas. En el primer
(= disfrutar)
en este mundo y asegurar
respeto a los padres, la manifestación
También
(8). Para los rabinos "frutos"
de un hombre;
más
sentido, lo que permite
un premio
de obras de amor, el procurar
eterno
es: el
la paz entre un
hombre y su vecino y, por encima de todo, el estudio de la Ley. El fruto del pecado
es su castigo.
descendencia
En el segundo sentido, "frutos"
o prole, cumplimiento
En el Nuevo Testamento el término
ciones que tiene en la literatura
rabínica:
"frutos"
resultado
un hijo (Act. 2, 20), buenas obras en genoral:
en que la palabra
danto de ella-
es empleada
y concretamente
equivale
a: buenas obras en general,
de lo mandado.
es usado con las mismas acepde una conducta
(Rom. 6, 21),
es éste el sentido, sin especificar
por los cuatro evangelistas
-que
más,
hacen uso abun-
aquí, en Mt. 7, 16 ss.
¿Cuáles son esas obras buenas? El comentario
o aclaración
más expresivo
es
de San Pablo (Gal. 5, 16-23) (9). Habla el apóstol de la guerra que se hacen en el
hombre el Espíritu y la "carne";
continúa:
"las obras de la carne están patentes, a
saber: relaciones sexuales fuera del matrimonio,
de ídolos y brujerías,
odios, discordias,
siones, asesinatos, borracheras,
(S)
(9)
(10)
humildad
partidismo
y divi·
comilonas y cosas semejantes a ésta ... Por el contra-
rio el fruto del Espíritu es amor, alegría,
dad, fidelidad,
cosas impuras y viciosas, adoración
celos, enojos, rivalidades,
paz, comprensión paciente, amabilidad,
y dominio propio"
bon·
(10).
Ibicicm, p. 466. Sacre los textoó del Qumram,
er. lo not" siQuiente.
Cf. J. MARTELLI, Galatians
5: 13-25: a "Iwo ways" text? University
of Notre Dame 1970 ("paper"
mecanografiado):
"Si por una parte no dudamos
en afirmar
alguna
dependencia,
al menos
en la
formo literaria usada por Pablo en la compilación
de Ga. 5: 18-24, de la teología
de Qumram,
por
otra parte 1encmc..i Cjue Cldn"'.i1ir que el espíritu
qu:' mueve las dos teologías es diferente.
Por
ejemplo,
la lista d'J v:cios y frutos en Gálatas, a despecho
de sus puntos de .semejanza con la
IIRegla" (odios,
de~i]tinos,
celos, fornicación,
impureza, blasfemia,
están
mencionados
en ambos
textos)
está dirigida
sobre
todo contra
tendencias
heréticas
que pueden
ser causa d'3 desunión
dentro
mismo de la comun:dtld
cristiuna,
y debe ser colocada
en el contexto
del verso 15: 'que si
os mord6is
y os devoráis
mutuamente,
estad atentos
a no destruiros
a vosotros
mismos".
La lista
del Qumram,
en cambio,
centra
su atención
en las tendencias
inmorales
dentro
de la comunidLld
esenia"
(pp. 11 s.). Como textos paralelos
o al menos semejontes
al de Gal. cita el autor: Didaiá
1, 1-V, 2; Epist. de Bernabé
18-19 (Cf. la edición citada en nota 3) y 10S 3:18-4:12.
Los textos
del Qumram
pueden
encontrarse,
en castellano,
en A. G. LAMADRID, Los descubrimientos
del Qum·
ram, Instituto
espanol
de estud:os
eclesiásticos.
Madrid:
Marova,
1956, pp. 275-277.
Vale la pena recomendar
la lectura atenta de una larga pericopa,
2 Tim. 2, 22-3, 17, que no hablando
explícitamente
de "frutos",
aclara cuáles
son las obras
buenas
propias
del ministro
fiel
a <u cometido,
fre:1te a las obras
propias
de los embaucadores.
Más adelante
habrá ocasión
de
comentar
algunos
v€rs:culos
de las cartas pastorales.
FALSOS PROFETAS SEGUN
EL NUEVO
TESTAMENTO
153
Así pues el profeta verdadero se esfuerza por llevar una vida pura, por ser
un hombre bueno y afable, agente de paz y de concordia. El falso se distingue por
su sensualidad irrefrenada,
2.
Personajes
por su orgullo, por su habilidad
para sembrar discordias.
concretos
Es poco lo que Act. cuenta de Bar-Jesús o Elimas (Act. 13, 6-12). Resulta curioso el contraste que ofrecen este personaje y algunas figuras eminentes de Antioquía. Comienza el capítulo
fetas y doctores":
13 de Act. diciendo que en esa Iglesia había "pro_
Bernabé, Simón, Lucio, Menahen y Saulo. Un día de ayuno y
durante la celebración de la liturgia, el Espíritu Santo pide que le separen a Bernabé
y a Saulo para la obra a que los llama. Sigue luego la oración y la imposición de
manos, y los misioneros parten. Se ha discutido si esta imposición de manos equivale
de alguna manera al gesto actual de la ordenación al presbiterado o al episcopado.
Parece que se trata simplemente de una bendición, de una señal exterior por la que
la comunidad reconoce la elección de Bernabé y de Pablo y, al mismo tiempo, un
gesto de solidaridad:
los que quedan en Antioquía se sienten obligados a respaldar
con su ayuda espiritual y quizá material a los misioneros, a sus misioneros: la misión
se realiza en estrecho contacto con una Iglesia, con una comunidad de hermanos.
Bernabé y Pablo balan a Seleucia, navegan hasta Chipre, alcanzan a Salamina, recorren toda
la isla y al llegar
mago, falso profeta,
iudío, por nombre Bar-Jesús, que estaba al servicio del pro-
a Pafos encuentran "a cierto hombre, un
cónsul Sergio Paulo, hombre prudente. Este, llamando ante sí a Bernabé y a Saulo
mostró interés por escuchar la palabra
se traduce su nombre-
de Dios. Se les oponía' Elimas, el mago -así
tratando de apartar de la fe al procónsul". Pablo, "lleno del
Espíritu Santo", le increpa: "Hombre lleno de toda engaño y de toda maldad, hijo
del diablo,
enemigo de toda !usticia ¿no dejarás de torcer los caminos rectos del
Señor?". Y deja ciego por un tiempo al mago. El procónsul, impresionado, abraza
la fe que predica Pablo.
Elimas debe ser un hombre inteligente y culto. Sólo así se explica su presencia junto al aristocrático y bien intencionado Sergio Paulo. Sus luces proceden del
estudio de las matemáticas o astronomía y de la lectura del Antiguo Testamento,
que como judío debía conocer bien. La presencia de Bernabé y de Pablo, verdaderos
profetas, lo desarma, le hace aparecer insignificante. Se descubre entonces que está
lleno de engaño y de maldad, que es enemigo de toda justicia y un hipócrita. La
expresión "hijo del diablo"
hace pensar en los peores enemigos de Jesús (Jn. 8, 44).
Con palabras bíblicas describe Pablo su acción: tuerce los caminos rectos del Señor
(d. Os. 14, 10). Juan Bautista, "profeta y mucho más que profeta" (Mt. 11, 9) vino
precisamente para enderezar esos caminos (Jn. 1, 23). La figura de Elimas se recorta
así en violento contraluz con las de Juan, Pablo y Bernabé: es inteligente pero no
enseñado por el Espíritu Santo; es interesado y cierra los ojos a la luz; no se contenta con rechazar la fe sino que procura alejar de ella a un hombre bien dispuesto;
MIGUEL ANGEL FERRANDO
154
actúa tortuosamente. No ha recibido su mióión de lo alto, ni se la ha reconocido
una comunidad que lo envíe y lo sostenga.
Balaam es citado en un contexto donde los falsos maestros son duramente
atacados (2 Pe. 2, 16). Esta figura es bien conocida por la narración de Núm. 2224. El autor de la epístola subraya sólo su codicia: por dinero es capaz de intentar
maldecir a quien wbe bien que Dios bendice; esa codicia le pone en un nivel inferior
al de los animales; su burra es más sensata que él. La codicia es también el rasgo
que subraya Judas 11. Ape. 2, 14 le hace otro reproche: Balaam "enseñó a Balac
a poner tropiezo ante los hi¡os de Israel, a comer de lo inmolado a los ídolos y a
fornicar".
El falso profeta
adora
al dinero y al placer: son ellos su fin último y
conseguirlos la norma de sus actos.
Jezabel es sin duda una mujer de carne y hueso, aunque qUlza no sea ése
su nombre verdadero
(Apc. 2, 20-24). El autor de la carta al obispo de Tiatira em-
plea un nombre simbólico que hace pensar en la impía princesa fenicia, esposa de
Acab, que empujó al pueblo a rendir culto a Baal y mató a todos los profetas de
Yahweh que pudo encontrar
(1 Re. 16, 31-33; 18, 16-19; 2 Re. 9, 22. 30 ss.). El
obispo tolera su actividad y por eso merece un duro reproche. Esta mu¡er se presenta
a sí misma como profetisa, es decir, inspirada y movida por el Espíritu Santo (11),
pero en realidad
"enseña y seduce (12) a mis siervos a fornicar y a comer de lo
inmolado a los ídolos". Fornicar significa de ordinario
en el Apocalipsis:
dar culto
a falsos dioses o apostatar de la fe. Aquí puede significar también el entregarse a
desórdenes sexuales, que de hecho acompañaban a no pocos cultos cananeos y mistéricos. Los "seducidos" pretenden conocer "las profundidades
de Satanás, como ellos
las llaman".
La expresión es oscura y parece indicar que los discípulos de Jezabel
se ufanaban
de poseer un conocimiento, una gnosis, más profundo
cristianos; creen haber penetrado en las profundidaes
que los demás
del conocimiento de Satanás,
cuyo poder les resulta así inofensivo. ¿SOñaban con ¡ustificar de esta forma aberraciones doctrinales y morales? (13).
Le. 6, 26 apunta a los antiguos falsos profetas: "iAy
cuando todos los hombr!"s
hablen bien de vosotros! Porque de la misma manera trataban los padres de ellos a los
falsos profetas". ¿Es este versículo una "formación
secundaria"? (14). Sea de ello lo
que fuere, esta maldición corresponde a la cuarta bienaventuranza:
"Bienaventurados
seréis cuando los hombres os odien ... por causa del Hi¡o del Hombre". Se subraya
una característica de aquellos profetas: su éxito, debido sin duda al acierto para
(11)
Conocemos con seguridad lo existencio
evangelista Felipe (Ac!. 21, 9).
(12)
El verbo seducir (planán) aparece en casi todos los textos que hablan de los bisos profetas o
falsos doctores. Seducir es una acción que entraña el arrastrar al mal, pero con engaño, prometiendo una feJicidud que de hecho no se puede conseguir por los medios propuestos. Satanás C~
"el que seduce a todo el universo" (oikouméne indica el mundo civiliZado, griego-latino)
Apc. 12,
9; "Planán" parece un término preferido de Juan en 1 Jn. y Ape.
Cf. A. WIKENHAUSER, El Apocalipsis de San Juan, Barcelona: Herder, 1969, p. 74.
Así lo piensa E. KAHLEFELD, El sermón de la montaña (Biblia y kerygma 4), Estella, Navarra:
(13)
(14)
Verbo Divino,
de
al
menos
cuatro
profetisas
auténticas,
las hiias
del
1965, p. 26. ¿Es ésto la razón por la que pasa de largo sin comentar el versículo?
FALSOS
hablar
PROFETAS
SEGUN
EL NUEVO
155
TESTAMENTO
sólo de lo que complacía
a sus oyentes. Esta actitud cobarde
bién posible entre los cristianos y hay que prevenirles
3.
y servil es tam-
contra ella (15).
Muchos falsos profetas han salido al mundo (1 Jn. 2, lB-27; 4, 1-6; 2 Jn. 7-11) (16)
San Juan está preocupado
tiandades
que de alguna
por la difusión de doctrinas extrañas entre las cris-
forma gravitan
lo menos dos largos pasajes que delatan
detalles sobre la actividad
en torno suyo. En su primera carta hay por
esta preocupación
y proporcionan
y así como habéis oído que viene el anticristo,
ya ahora
han llegado
cristos ... Os escribo estas cosas acerca de los que os seducen"
tema ocupa también
El término
un lugar importante
"pseudoprofétai"
contra
quienes quieren
en 1 Jn. 4, l. A pesar de que "no necree oportuno
seducirlos: "No
poner en guardia
Esta frase recuerda
para discernir
que mueve a algunos cristianos
1 Cor. 12, 3), pero la situación
el peligro
es diferente.
a
creáis a todo espíritu, sino exa-
minad si los espíritus son de Dios".
cuál es la inspiración
muchos anti-
(1 Jn. 2, lB. 26). El
en la segunda carta, verso 7-11.
aparece
cesitáis que nadie os enserie" (2, 27), el apóstol
sus "hijitos"
preciosos
y doctrina de los falsos profetas: "Hijitos, es la última hora.
las exhortaciones
Los carismáticos
paulinas
(1 Tes. 5, 21;
de Corinto
no corren
de ser maestros de error, sino el de caer en entusiasmos estériles y sospe-
chosos de paganismo
Espíritu, examinarlos
(17). En Te:salónica se trola
todos y favorecer
de no desperdiciar
ningún don del
los carismas más útiles a la comunidad.
(15)
Cf. J. LEAL, El evangelio
según San Lucas, en La Silgrada Escritura
(BAC 207),
Madrid, 1964, vol. 1,
p. 617. El autor apunta:
"Así son los fariseos,
que buscan
popularidad".
Sí, pero se trata de una
advertencia
a los cristianos,
no a los fariseos:
S. AMBROSIO
lo ha entendido
muy bien y hace
una preciosa
aplicaci6n
del texto evangélico
a su época:
"¿No te parece que [las palabras:
Ay de
vosotros
cuando
os feliciten]
se dirigen
a ilquellos
que no hace mucho, en el Concilio de Rímini,
artífices
de una prevaricaci6n
desleal,
buscando
favores
del emperador,
han perdido
la gracia de
Dios y, queriendo
agradar
a los poderosos,
han merecido
la maldici6n
eterna?":
Trat. sobre el evo
de S. Lucas, V, 71, en Obras
(BAC 257),
Madrid,
1966, vol. 1, pp. 263 s.
(16)
Me ha parecido
el comentario
más completo
el de R. SCHNACKENBURG,
Die Johannesbriefe
(Herders
Theol. Kommentar
zum NT XIII·3)
Freiburg:
Herder,
1965.
Hay sobre el tema un interesante
excursus,
pp. 212-214;
el comentario
a 4, 1-6: pp. 218-227.
Aunque
más breve,
es más ágil y
mordiente
C. H. DODD, The johannine
epi,tles
(The Moffalt
New Test. Commentary),
London: Hodder and Stoughton,
1953; el excursus
sobre "inspiración
verdadera
y falsa":
pp. 96-106;
excelente
el comentario
a 2 Jn. 7 ss: pp. 148-151.
A. E. BROOKE, The johannine
epistles
(The internal. critical
commentary),
Edinburgh:
T. and T. C1ark, 1971
(reimpresión)
dedica
también
un buen
estudio
especial
a los "falsos
maestros":
pp. XXXVIII-U!.
Se preocupa
por saber a qué herejes
en concreto apunta
Juan;
por eso cita muchos
textos-fuen1e
sobre
Cerinto,
Nicolaítns,
gnósticos ... , pero
termina reconociendo que es difícil averiguarlo; por lo dem6s, lo que importa es que Juan expone
la verdadera
doctrina:
la verdad
es una y el error tiene mil caras.
(17)
La primera
carta a los corintios
se preocupa
de evitar desórdenes
en la comunidad
cristiana,
pro~
vacados
por la exuberancia
de los dones del Espiritu;
en ella hay detalles
interesantes
para nuestro estudio.
Son los profetas
los llamados
a juzgar de los carismas,
pero ¿quién
juzga a los profetas?
Seguramente
los apóstoles,
que ocupan
un rango superior:
pero función
apostólica
y carisma
profético
o de lenguas
pueden
coexistir
en la misma persona.
H. GREEVEN señala con acierto
que
"lo definitivo
para Pablo en la profecía
es el hecho de que ésta sirva para la edificación
de la
comunidad"
(c. 1 Coro 14, 4. 17): Prophelen,
Lehrer, Vorsleher
bel Paulus, en ZNW 44 (1952/53).
pp. 1-43; la cita, p. 14. H. van CAMPEN HA USEN, Klrchliches
Amt und geislliche
Vollmacht
in den
erslen
Jahrhunderlen
(Beitraege
zur historischen
Theologie
14), 2~ ed., Tuebingen:
J. C. B. Mohr,
156
MIGUEL ANGEL FERRANDO
Los lectores de Juan tienen que aprender a distinguir entre los que enseñan
la verdadera
doctrina de Cristo y los que desde dentro de la comunidad intentan
seducirlos. Juan llama anticristos y falsos profetas (2, 18; 4, 1) a estos seductores.
Su presencia "en este momento" indica que ha sonado la última hora; por eso son
los compañeros inseparables y molestos de la Iglesia en su caminar hasta la segunda
venida del Señor. "Han salido de nosotros", es decir, han salido de las filas cristianas;
durante algún tiempo han sido -aparentemente-
de los "nuestros" (2, 19 s.). Y "han
salida al mundo", con descaro y confianza en sí mismos y en su causa. Se insiste en
que son "muchos": los fieles pueden encontrarlos en cualquier sitio.
Juan establece una distin:::ión radi:::al, brutal, entre falsos profetas y cristianos
fieles. Los unos son movidos por el espíritu del mal, por el espíritu del anticristo, espíritu
que ya está actuando en el mundo (4, 3). Los otros tienen el Espíritu de Dios
y por eso son de Dios. Cuál sea el principio inspirador de un hombre se descubre en
su doctrina sobre Cristo y en su conducta moral.
Así pues, la confesión cristológica es central: "Todo espíritu que confiesa a Jesucristo como el venido en carne, es de Dios; y quien disuelve a Jesús, no es de Dios"
(4, 2 s.) (18). "¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este
es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Quien niega al Hijo tampoco tiene
al Padre. Qui:;n confiesa ,al Hijo tiene también al Padre" (2, 22 s.). La profesión de fe
de Juan está formulada con una frase tan breve que resulta difícil interpretar bien su
sentido. Lo aclara un poco 5, 6: Jesucristo es el que viene "por agua y sangre ... en el
agua y en la sangre". No se trata en primer lugar de una fórmula contra los docetas,
que negaban la verdadera humanidad de Cristo. La "carne" en la que Jesús ha venido
no significa s610 lo contrario a una "apariencia",
sino aquella parte de su ser que
le permite entregarse a la muerte por la salvación de los hombres. Negar que Jesús
es el venido en carne es disolver a Cristo, hacer inútil su muerte y resurrección; es
buscar la salvación en algo que no es él: en un conocimiento esotérico y superior,
por ejemplo. Eso es lo peculiar del anticristo, del falso profeta: dejar a Jesucristo de
lado, sostener que no es el hombre-hi¡o-de-Dios, el único enviado por Dios para fa
salvación del mundo. "Nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió a su
Hijo como salvador del mundo" (4, 14).
En los versículos 4 y 5 hay un noble desprecio hacia los anticristos y una seguridad inconmovible en la fuerza y el triunfo de la propia causa. Los falsos profetas
"son del mundo; por eso hablan del mundo y el mundo los oye". Hablan de lo que
gusta al mundo e inspirándose en él, en su mentalidad: en definitiva es la doctrina
del mundo -su filosofía, su seudociencia-
(18)
y no la de Cristo lo que predican; su éxito
1963; insiste mucho en que sería "utópico" pensar en una comunidad en la que existe cualquier
tipo de coacción, cualquier poder duradero de mandar; pero las razones aducidas no convencen:
d. pp. 62-69.
No es fácil traducir la expresión griega "Iesoún Xriston en sarkí elelythóta". También hay un problema, éste de crítica textual, sobre si en el verso 3 debe leerse "no confiesa" o "disuelve"
peor atestado, pero más veroslmil. Una discusión técnica sobre estos dos puntos R. SCHNACKENBURG, O. C. nota 16, pp. 220-223.
FALSOS PROFETAS SEGUN
EL NUEVO
TESTAMENTO
157
no puede sorprender a los cristianos, C!ue se caracterizan
por ser blanco del odio
del mundo (3, 13). Unos éxitos así conseguidos deben ser efímeros. En cambio, "vosotros, hijitos, sois de Dios y los habéis vencido: porque es mayor el que está en vosotros que el que está en el mundo". La fe asegura la victoria sobre las fuerzas del
paganismo y, por tanto, sobre la propaganda
insidiosa hecha por él con colores cris-
tianos.
En el versículo 6 salta un inesperado "nosotros":
"Nosotros somos de Dios.
El que conoce a Dios nos oye. El que no es de Dios no nos oye". La primera persona
del plural,
explica
un exégeta protestante (19), está aquí por la Iglesia como un
todo, hablando por medio de sus maestros responsables de hacerlo, los cuales encarnan la auténtica tradición
apostólica. Juan insisto con machaconería en que los re-
presentantes do la 1-radición son los salvaguardas de la ortodoxia (1 Jn. 1; 1: 2, 7; 24).
Es verdadero maestro el que escucha a la Iglesia, a su jerarquía; es falso el que no
la escucha.
4, 7 al 5, 6 parece una inútil repetición de lo que antes ya ha sido dicho
sobre el amor (2, 7-11; 3, 11-18). En el contexto de la lucha contra los falsos maestros
estas palabras cobran un nuevo sentido. Tan importante como una profesión de fe
exacta es una vida de amor a Dios y a los hombres. Sólo el que ama es de Dios, es
hijo de Dios, tiene la naturaleza de Dios, porque Dios es amor. Es falso profeta el que
no ha nacido de Dios, el que no ama. Y todo el pasaje termina con una inclusión
típica de Juan, volviendo al tema de la fe en Cristo Jesús (5, 5 s).
2 Jn. 7-11 aporta
algunos detalles muy interesantes. El verso 7 es paralelo
a 1 Jn. 2, 18 y 4, 2 s.: "Al mundo salieron muchos seductores que no confiesan a
Jesucristo como venido en carne. El que eso dice es el seductor y el anticristo".
error de estos anticristos consiste en una reinterpretación
El
del cristianismo para los
nueves tiempos: una vez más se trata de evitar el escándalo de la cruz. Pero si Cristo
no asumió una verdadera
humanidad que lo permitió entregar verdaderamente
su
vida, la existencia cristiana se frustra. En el verso 9 hay una curiosa expresión: "Cualquiera que se adelanta demasiado (proagón) y no se queda con lo que Cristo enseñó,
no tiene a Dios". El falso maestro avanza tanto en sus especulaciones que rompe con
la doctrina
auténtica de Jesús, conservada en la Iglesia por una tradición
que se
remonta hasta el mismo Señor. El verso lOes digr¡o del hijo del trueno en sus mejores
momentos: "Si alguno viene a vosotros y no trae esa doctrina, no lo recibáis en casa
ni lo saludéis". Aisladlo, estorbad su acción, cerradle las puertas. Fiera intolerancia,
bien comprensible en épocas de crisis, cuando muchos que se llaman cristianos y usan
el lenguaje cristiano, caricaturizan en realidad las creencias cristianas, vacían de sentido el culto y corrompen la moral (20).
(19)
(20)
DODD, o. C. nota 16, p. 100.
DODD, ¡bid.m, p. 151, trata de comprender
y JUSTificar esa "fiera
intolerancia".
Hace notar córpo
Juan "ceptaba
sin inmutarse
la presencia
de los paganos
en las termas,
pero no podía
soportar
la de Cerinto,
según
Adv. haor. 111, 3-4. Y añade con resignación:
"Es posible
que el boicot de
los herejes
sea la única política
que podía
tener éxito para preservar
el testin¡onio
distintivo
de
la Iglesia".
158
4.
MIGUEL
ANGEL
FERRANDO
Habrá entre vosotros falsos maestros (2 Pe. 2, 1-3, 10; Judas 4-22) (21).
La segunda carta de Pedro define la vida cristiana como un conocimiento exac-
to de Jesucristo y se propone mantener a los creyentes en la verdad. Comienza, por
eso, recomendando el seguir la luz de las profecías. Denuncia después el escándalo
de los falsos doctores y combate su doctrina. La diatriba termina con una exhortación
a vivir fervorosamente.
El feroz ataque a los falsos maestros apunta sobre todo a las personas y anuncia su castigo, pero da pocos detalles sobre lo que tales maestros enseñan. Ese es
también el procedimiento de la carta de Judas: el ataque personal más que la refutación de la doctrina. La escasez de datos sobre el contenido ideológico
impide la
exacta identificación de los here¡es, pero eso no importa mucho, pues son "una ralea
eterna", según la despectiva fórmula acuñada por Spicq (22). La apologética
de la
época tiende más a denunciar la incompetencia de los disidentes y arruinar su prestigio que a refutar sus errores. La carta dibuja una especie de retrato-robot
del falso
doctor; en todo caso, se puede precisar que las sectas que comienzan a perfilarse en
la comunidad cristiana de fines del s. I son la obra de profesores-exégetas que se
sirven de la Escritura como punto de partida para sus especulaciones; son charlatanes
que insultan lo que no conocen (1 Pe. 2, 12), indoctos y vacilantes (2 Pe. 3, 16).
Comienza el autor serlolanda la existencia de los falsos maestros. Se extiende
luego sobre sus desórdenes morales. Anuncia su castigo. Da también algunas indicaciones sobre su doctrina.
El Señor había anunciado ya que "surgirán
muchos falsos profetas y sedu-
cirán a muchos" (Mt. 24, 11). Por eso, quizás, la denuncia de los herejes se expresa
en futuro en 2 Pe 2, 1 y en las cartas pastorales (1 Tim. 4, 1; 2 Tim. 3, 1') pero es
claro que ya están actuando: lo dice sin ambages 1 Jn. 4, 1 Y s610 así se explica la violencia de 2 Pe.
Se diría que los falsos doctores no tienen ninguna virtud: usurpan ur nombre
que no les corresponde, el de maestros; son lobos con piel de oveja, pero sus obras,
sus frutos, los delatan.
Introducen cismas, separaciones, formando grupitos cerrados,
células desligadas de la comunidad cristiana. Arrastran a muchos, porque son activos
y celosos, pero con embustes y de la manera más vergonzosa: por el atractivo de sus
costumbres disolutas (2, 2. 18). Hay dos vicios sobre todo que causan horror al autor
de la epistola: su codicia, que hace pensar espontáneamente en los sofistas, y su lujuria (vers. 3, 10, 12, 13, 14, 15, 18, 20). Esta conducta tiene un efecto terrible para
la difusión del cristianismo: "por causa de ellos será maldecido el camino de la verdad"
(vers. 2). Por eso "mejor les fuera no haber conocido el camino de la iusticia
que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo precepto que les fue en-
(21)
(22)
He manejado,
sobre todo, los comentarios
siguientes:
C. SPICQ, Les épilres
de Salnl
ces bibliques).
Paris: Gabalda,
1966 y A. STOEGER, Carla d. San Judas.
Segunda
Pedro
(El NT Y su mensaje
21), Barcelona-Madrid:
Herder-Ed.
Palabra,
1967.
Ibldem,
p. 201.
Pierre
(Sourcarla de San
FALSOS PROFETAS SEGUN
tregado"
EL NUEVO
159
TESTAMENTO
(vers. 21). Y el final apoteósico: "En ellos se cumple aquello del verídico
proverbio:
Perro que vuelve a su vómito. Y: Cerda lavada que vuelve a revolcarse
en el cieno" (vers. 22).
La derrota de los seudodoctores es inminente aunque Dios parece dormir alguna
vez, porque han irrumpido "al fin de los tiempos" y su castigo recibe ya un comienzo
de ejecución en las sanciones fulminadas contra los grandes culpables de la historia;
las penas infligidas a éstos prefiguran
las que aguardan
a aquéllos (vers. 4-9). Esos
grandes culpables son los ángeles, los contemporáneos de Noé y los habitantes de
Sodoma y Gomorra. Los castigos de todos ellos son drásticos, pero con discernimiento;
en cada caso los justos se salvan: los ángeles fieles; Noé y sus hijos; Lot, cuya justicia
se traduce en una gran delicadeza de conciencia que le hace sentir como una herida
inferida a él las abominaciones de que es testigo.
Las indicaciones sobre la forma y el contenido de la doctrina enseñada por
los falsos maestros son someras pero llenas de interés. En primer lugar, osados y arrogantes hablalll con seguridad de lo que no entienden ni ven, porque están llenos de
tinieblas, pronuncian discursos ampulosos y vacios y desconocen la libertad cristiana
que dicen predicar, pues de hecho predican el libertinaje.
y criticar lo que no comprenden es una especialidad
Enseñar lo que se ignora
de los seudoprofetas (vers. la,
12, 17-19). En cuanto al contenido, el autor señala: "Negarán
cató", "desprecian
el señorío divino",
al Señor que los res-
"no temen insultar a los seres gloriosos", "di-
rán: ¿Dónde está la promesa de la parusía? Desde que murieron los padres, todo
sigue como desde el principio de la creación" (2, 1. 10; 3, 4).
¿Qué significa
la expresión "negar
no reconocer el derecho adquirido
al Señor que los rescató"? Seguramente
por Cristo sobre su pueblo al precio de su sangre.
No someten su pensamiento a la doctrina de Cristo y buscan la salvación en otra
parte. La expresión sería, pues, equivalente a la de 1 Jn. 2, 22 s., antes analizada.
El "señorío"
(kyriotés) que desprecian engloba la autoridad
enseñanza, su ley y su gobierno;
"señorío"
suprema de Cristo y su
puede significar también una categoría
de ángeles. Como éstos van a ser nombrados a renglón seguido, y los herejes se
ocupan mucho de categorías angélicas, cabe pensar que "kyriotés"
señorío espiritual,
designa a todo
despreciado por los hombres carnales. Apunta aquí una teología
semejante a la de Colosenses y Hebreos, que sitúa a Jesucristo, mediador y enviado
de Dios, en la cumbre de la jerarquía angélica. Y no sólo injurian a los seres gloriosos, sino que blasfeman de ellos constituyéndose en jueces de quienes son superiores.
Es importante
la doctrina sobre el retraso de la segunda venida del Hi¡o de
Dios, punto el más ampliamente expuesto y refutado
pero tarda
(3, 3-10). El Señor está cerca,
en llegar y el mundo no parece haber cambiado
después de la resu-
rrección de Jesús. Los cristianos se cansan de esperar su segunda y definitiva
ve-
nida. La carta de Pedro es testigo de esta crisis de la segunda o tercera gene·
ración cristiana. "Los primeros herejes fueron hombres ba¡amente apegados a este
mundo y que justificaban su servidumbre precisamente por la convicción de la pe-
160
MIGUEL
rennidad y de la constancia de este mundo. iNada
ANGEL
FERRANDO
hay más contrario al evangelio,
que es esencialmente el anuncio de la salvación eterna!"
(23). Escarnecen con sus
burlas. Los burlones son una categoría de escépticos y perversos que se ríen de los
profetas, de la persona o de la predicación
de los apóstoles, y que en definitiva
se mofan de Cristo. Son espíritus fuertes que ironizan a costa de quienes se mantienen
firmes en la enseñanza tradicional,
de quienes no quieren pecar por temor a los
castigos eternos. Su argumentación
parece inob¡etable:
si nada ha pasado con la
resurrección de Cristo, nada va a pasar ya. El lector moderno de la epístola piensa
inevitablemente en las extrapolaciones
hechas por algunos físicos metidos a filósofos,
para quienes es inconcebible un cambio radical introducido en el mundo por la parusía.
La mayor parte de la epístola de Judas es prácticamente
idéntica
a estos
versículos, con pequeñas variantes que no afectan al fondo del pensamiento. Todavía más que 2 Pe. y de acuerdo con 1 Jn. exhorta a mantenerse alejados de los
seudodoctores, a aborrecer "hasta la túnica contaminada
por su carne"
(v. 23).
Hay un punto notable en que el autor de 2 Pe. y Judas coinciden con Juan:
el mejor antídoto
contra
las doctrinas
heréticas es la fidelidad
a la tradición.
través de la doctrina de los apóstoles se entra en contacto con la doctrina
de Jesús: "Procuro excitar en vostros, con el recuerdo, una sincera inteligencia:
os acordéis de las palabras
que
predichas por los santos profetas y del precepto del
Señor y salvador, dado por vuestros apóstoles"
5.
A
misma
(2 Pe. 3, 1 s.;
d.
Jud. 17-21).
Rechaza los mitos profanos, que son cuentos de viejas (1 Tim. 1, 3-11; 4, 1-11;
6,3-6;
2 Tim. 2,14-21;
La abundancia
3,1-9;
Tit. 1, 10-16; 3, 8-11) (24).
de textos en las cartas pastorales, dirigidos
tros del error, es ya claro índice de la importancia
y gravedad
contra los maes-
de su existencia en
las comunidades cristianas del fin de la época apostólica. Estas epístolas
el término "pseudoprofétés"
y por eso son analizadas
nd
emplean
aquí después y más breve-
mente que 1 Jn. y 2 Pe.
Comienza a cumplirse en las iglesias del Asia Menor el anuncio hecho por
Pablo en Mileto hacia el año 59 Ó 60: "Sé que después de mi partida
cirán entre vosotros lobos crueles, que no perdonarán
mismos surgirán hombres que enseñarán cosas perversas, para arrastrar
cípulos en pos de sí" (Act. 20, 29 s.); es el eco de las palabras
(23)
(24)
se introdu-
al rebaño; y entre vosotros
a los dis-
mismas del Señor
SPICQ, ibidem, p. 243.
Cf. el excelente
comentario
de J. JEREMIAS, Eplstolas a Timoleo y Tilo (Actualidad
biblica 21), Madrid: Fax, 1970. F. J. SCHIERSE, Kennzeichen
gesunder
und kranker
Lehre. Zur Kelzerpolemik
der
Pasloralbrlefe,
en Diakonia 4 (1973),
pp. 76-86: es un articulo
"pastoral",
sin alardes eruditos,
ágil
y con comentarios sobre situaciones actuales; se lee con gusto y es aleccionador, aún sin compartir
todas las opiniones
del autor, por ejemplo,
sobre ortodoxia
y ortopraxis
o sobre aquello
que hace
legitimo
un ministerio
eclesial.
FALSOS PROFETAS SEGUN
El
NUEVO
161
TESTAMENTO
(Mt. 7, 5; 24, 11). Las cartas pastorales enfrentan ya el problema como una realidad. La dificultad
es grande:
la autoridad
eclesiástica es todavía embrionaria;
no
hay canon bien fijado de las Escrituras; difícilmente pueden llamarse "fórmulas dogmáticas" las primitivas confesiones de fe. ¿En qué, pues, se de¡a reconocer el verdadero evangelio?
La doctrina de las pastorales no sólo es coherente con la de 1 Jn. y 2 Pe.,
sino que presenta paralelismos indudables.
Puede sistematizarse así: 1) origen de
las falsas doctrinas; 2') Criterios para distinguirlas
de las verdaderas: conducta de
los falsos maestros, forma y contenido de su enseñanza, relaciones con la tradición.
El origen de las falsas doctrinas es "extraño"
ciones inspiradas primordialmente
neoplatónica,
y doble. Proceden de especula-
en el Antiguo Testamento y quizás en la filosofía
de corte dualista. Parece que la fantasía se ha ejercido sobre todo
en torno a la doctrina de la creación. Pero hay otro origen más real y más profundo: la inspiración diabólica.
Respecto a los criterios para distinguir la verdadera de la falsa doctrina, las
cartas pa~torales insisten mucho menos que 1 Jn. o 2 Pe. en la conducta licenciosa
de los falsos doctores y mucho más en su ignorancia,
ciones y de su verborrea.
en lo vano de sus especula-
Hay reproches, algunos muy duros, a su orgullo, a su in-
sinceridad, a su codicia; pero sobre todo a su estupidez, que engendra discusiones
sin fin, peleas y enemistades. Y es que no buscan con sus instrucciones "el amor
que procede de un corazón puro, de una conciencia sana y de una fe sincera".
Una doctrina sana es una doctrina razonable.
Podría resumirse en una palabra
la
impresión que las cartas dejan de los falsos maestros: son unos hombres estrafalarios.
Escasean de nuevo los datos acerca del contenido de estas especulaciones.
Se insiste en que los sectarios andan preocupados por qué cosas se pueden comer
y cuáles no, y en qué días; en particular
el matrimonio.
sienten una aversión característica hacia
Esto traduce una concepción equivocada
de la radical
bondad
de
todo lo creado, que redunda en desdoro para Dios. También indica una mentalidad
eminentemente farisaico:
la salvación se hace depender, no de la fe en Jesucristo
y del amor, sino de una serie de prácticas legales que el hombre se impone. Es la
eterna búsqueda de la seguridad: esas prácticas, en definitiva,
sean, dependen de uno mismo y tranquilizan
por muy duras que
la conciencia de quien se somete a
ellas. Si no fuera un anacronismo o una pirueta, la alusión a los ejercicios corporales "que no sirven para nada", invita a pensar, con una sonrisa, en una especie
de "yoga".
Reaparece una característica típica de toda herejía: se busca la salva-
ción en el hombre mismo y no en Dios.
Dos de estos personajes, Himeneo y Fileto, han llegado
resurrección ha tenido ya lugar"
mías, de una espiritualización
a afirmar
"que la
(2 Tim. 2, 18). "Debe tratarse, puntualiza J. Jere-
de la doctrina sobre la resurrección, que puede ape-
lar a la significación paulina del bautismo. La gran resonancia alcanzada
por esta
herejía se explica por el choque entre la doctrina cristiana de la resurrección y el
162
MIGUEL
ANGEL
FERRANDO
pensamiento griego. El cuerpo es para la filosofía popular griega a partir de Platón, sede del mal y cárcel del alma; por ello la resurrección era un contrasentido
desde el punto de vista del pensamiento heleno. Al cambiar el enfoque de la doctrina sobre la resurrección quedaba
removido el obstáculo citado"
(25). Otra nota
típica de las herejías: se pretende partir del dato revelado, pero se incurre en el
más craso racionalismo: sólo se admite lo que el hombre puede comprender; yeso
está dicho por la filosofía profana
de la época, elevada al rango de maestra in-
discutible de la verdad. Ya no hay escándalo de la cruz.
No falta tampoco en las pastorales la enumeración de otro criterio de discernimiento, bien práctico y definitivo:
la fidelidad
llegada
apostólica
a los creyentes por tradición
a la doctrina del mismo Jesús,
y enseñada todavía
Iglesia del Dios vivo, "columna y soporte de la verdad"
obispo, o el presbítero, debe estar "adherido
hoy en la
(1 Tim. 3, 15). Por eso el
firmemente a la palabra
auténtica,
conforme a la enseñanza recibida, para que así también él sea capaz de exhortar
con una enseñanza sana y refutar a los contradictores"
( Tit. 1, 9; d. 2 Tim. 2, 2;
3, 14-17).
6.
Surgirán muchos falsos profetas y seducirán a muchos (Mt. 24, 11; Mc. 13, 22;
Apc. 16, 13; 19, 20; 20, 10).
Los evangelios de Mateo y de Marcos nombran en el discurso de Jesús lla-
mado escatológico y en lugares claramente paralelos, a los falsos profetas (Mateo),
a los falsos mesías y falsos profetas
alumbramiento"
(Marcos) que "en el comienzo del doloroso
(MI. 24, 8) harán señales y prodigios, seduciendo con ellos a mu-
chos.
También en un contexto escatológico,
"falso profeta",
el Apocalipsis
habla
tres veces del
en singular: lucha contra los elegidos de Dios, es apresado y, fi-
nalmente, arrojado
al lago de fuego, siempre con la bestia y con la serpiente o
diablo, "que los había seducido". En los dos primeros textos se aclara que él o ros
espíritus que salen de su boca, obran prodigios y señales, "con los que sedujo a
quienes recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen".
ralelismo verbal
identifica,
se
además, con "la otra bestia" de Ape. 13, 11 ss. (26).
Para el cuadro de la "gran tribulación",
descrito por la literatura
tica neotestamentaria¡ ¿se acepta una interpretación
(25)
(26)
El pa-
y real con los textos sinópticos es evidente. El falso profeta
apocalíp-
histórica o una interpretación
JEREMIAS, Ibidem, pp. 127 s.
La bibliografía
es muy amplia.
Es interesante
la lectura de los trabajos
de H. SCHLlfR sobre el
Apocalipsis,
en particular:
Vom Antichrist.
Zum 13. Kapitel der Offenbarung
Johannis,
en Die Zeit
der Kirche, 4~ ed., Freiburg:
Herder,
1966, pp. 16-29;
este trabajo
fue publicado
por vez primera
en 1935, en una Festschrift
fuer Karl Barth: no cuesta
esfuerzo
ver al trasluz
la imagen del nacionalsocialismo alemán, en curva ascendente aquel año. Hayal
menos traducciones francesa e ita.
liana del libro.
FALSOS
PROFETAS
SEGUN
EL NUEVO
163
TESTAMENTO
escatológica? ¿Se inspiran los autores sagrados en acontecimientos pretéritos o anuncian hechos que sólo ocurrirán al fin de los tiempos? Se pueden citar muchos nombres en favor de una u otra explicación.
es preciw
En realidad,
parece bastante claro que
retener algo de ambas. Es ya un lugar común entre los exégetas que
Juan se ha inspirado,
para escribir su relato, en la persecución de Nerón o de
Domiciano, más probablemente
su autor un "vidente".
la última. Pero el Apocalipsis es una "profecía"
y
Su carisma es más que el de predecir acontecimientos fu-
turos; es sobre todo el de ver en una realidad histórica los rasgos esenciales y siempre repetidos de todo poder perseguidor de la Iglesia. El poder que persigue a la
Iglesia se ha entregado de antemano al diablo y ha querido sacudir su dependencia
de Dios. Juan ve el acontecimiento
concreto de la persecución desde el punto de
vista de Dios y descubre en ella los rasgos de una "constante histórica". Las bestias del Ape. son personajes pasados y personajes futuros, y es probable que
al
fin
de ~o tiempos las encarnen hombres o corrientes ideológicas en quienes la "constante"
aparecerá
apocalípticas
en estado casi químicamente
puro.
Pero ya ha habido
bestias
en el s. 1, en el s. XX y es seguro que las habrá muchas veces más
antes de la consumación definitiva.
El capítulo
del diablo
13 del Apc. describe con trazos vigorosos la lucha permanente
contra la Iglesia, esa porción de la humanidad
que no reconoce más
Dios que el Padre ni más Señor que Jesucristo (1 Coro 8, 5 s.). Del mar, es decir,
del Oeste de Palestina, surge una bestia con diez cuernos y siete cabezas: la Roma
de los césares. Tiene un aspecto terrible:
incorpora toda la fuerza y el esplendor
de los cuatro imperios descritos por Dan. 7. La serpiente, el diablo,
le da su trono
y gran poderío: el que ofreció a Jesús en la montaña de las tentaciones, a cambio
de un gesto de adoración,
seguro que la bestia -el
y quo Jesús rechazó (Mt. 4, 1-11). Si se lo ha dado,
imperio romano-
ha accedido a adorar
a la serpiente,
ha accedido a reconocerle categoría de fin último y, por tanto, de norma inspiradora de su conducta. Tras un prodigio
que convence del poder extraordinario
de
la bestia, el mundo se postra ante la serpiente y ante la bestia. El emperador 00-miciano exige que se le aclame como "Dios y Señor": ésas son las blasfemias de
la bestia, sus orgullosas palabras. Y so le concede un plazo reducido, la mitad de
siete años -siete
indica plenitud-
para blasfemar
contra Dios, vencer a los san-
tos y tener poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. Todos los habitantes del
mundo, menos los inscritos en el libro del Cordero, adoran a la bestia. Triunfa la
idolatría,
triunfa
el estado totalitario.
Surge entonces do la tierra,
es decir, del Este de Palestina, una segunda
bestia, el falso profeta. Es un poder espiritual, el propagandista
mera bestia yola
del culto a la pri-
serpiente. Parodia al Cordero: tiene cuernos semejantes a los
suyos, pero habla blasfemias como la serpiente (27). Con sus prodigios extraordi-
(27)
2 Coro 11,
se disfrazon
13-15 ofrece un extraordinario
paralelismo
hasta verbal
con la piel de los ovejas, pero son agenles
de Satanás:
con el Apc. Los falsos
"Esos tales son falsos
ap6stoles
ap6stoles,
MIGUEL
164
ANGEL
FERRANDO
norias seduce a los habitantes de la tierra para que adoren a la bestia, al poder
político endiosado. Consecuencia terrible:
para poder comprar y vender, para po-
der gozar de la plenitud de los derechos civiles, es preciso llevar en la mano o
en la frente la marca de la bestia, su nombre o cifra, es decir, se requiere haber
jurado fidelidad
al poder totalitario,
reconocerle como norma suprema de moral.
El falso profeta, todos los grandes falsos profetas de la historia quedan desenmascarados. Pueden hacer prodigios: eso no es garantía
bre de Dios. Pretenden asemeiarse a Cristo de alguna
tan hacer entrar a Cristo en su partido, afiliarle
de que hablen en nom-
forma o, al menos, inten-
a su doctrina.
Ponen el fin último
y la norma suprema de los actos del hombre en algo que no es Dios: el poder,
una raza, una doctrina
filosófica,
la materia sometida a un proceso inmanente y
necesario de evolución. Anuncian un salvador que no es Cristo y, en definitiva,
ter-
minan imponiendo sobre los hombres el yugo de un poder total que esclaviza.
CONCLUSIONES
Parecen obvias. Los falsos profetas han existido desde los primeros años de
vida de la Iglesia y existirán siempre, hasta el momento en que el Verbo, al venir
por segunda vez, los destruya con el aliento de su boca. Por eso, todo el que en
la Iglesia pretende ser profeta, todo el que enseña, debe preguntarse humildemente, en la oración, una y mil veces, si es verdadero o falso profeta.
El falso profeta
es orgulloso,
pagado
de sí mismo. Desprecia la tradición
apostólica y no obedece a sus custodios e intérpretes. Su orgullo
lo empuia a ser
codicioso y cae en el desenfreno. Puede parecer sabio ante el mundo, pero es un
ignorante. No es iluminado por el Espíritu de Dios. Es el espíritu del anticristo quien
lo invade con sus tinieblas. Siembra rivalidad
y provoca escisiones. Pone la salva-
ción donde no está: en las propias obras, en la ciencia humana, en una doctrina
filosófica, cosas que adquieren así un rango mesiánico, "crístico". Sirve al poder totalitario y endiosado. En el fondo, se niega la necesidad de una salvación regala'da
por Dios: el mundo se basta para arreglarse a sí mismo; es cuestión de tiempo.
Afortunadamente
la responsabilidad
para los más, son muy pocos en la Iglesia quienes tienen
de señalar con el dedo, en concreto, quién es falso profeta. Pe-
ro vale para todos los cristianos la advertencia de Jesús: "Si alguien os dice: 'Mira
aquí al mesías' o 'Míralo
allí',
no lo creáis. Pues surgirán falsos mesías y falsos
profetas, que harán señales y prodigios,
para seducir, si fuera posible, a los ele-
gidos. Pero vosotros estad sobre aviso; de antemano os lo he dicho todo"
(Mc. 13,
21-23).
obreros engañosos, disfrazados de apóstoles de Cristo. Y nadél tiene de extraño,
Satanás se disfraza
de ángel de luz. No es mucho, pues, que también
sus servidores
disfracen
de servidores
de la justicia. Su final será según sus obras".
pues el mismo
(diákonoi)
se
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