LITERATURA DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL. En la Edad Media la mayoría de las obras literarias tuvieron un fin didáctico y moralizador; la función estética quedó subordinada al propósito de enseñar /o instruir en verdades religiosas y morales. Durante el Renacimiento, en cambio, la literatura tuvo una intencionalidad estética y los autores concibieron sus creaciones literarias como obras de arte. La literatura de este período estuvo precedida por la evolución del castellano que se dio durante la Edad Media. La lengua de las cancioncillas líricas y las jarchas evolucionó para producir el momento de mayor esplendor de la literatura castellana: el Siglo de Oro. La literatura castellana del siglo XVI recibió diversas influencias externas entre las que se pueden destacar: la influencia italiana, que se evidenció en la adopción de los esquemas métricos italianos: endecasílabos, sonetos, etc., la influencia clásica, que se manifestó tanto en los temas como en la búsqueda de un estilo equilibrado y armónico. Durante el primer cuarto de siglo se siguió cultivando la poesía cancioneril. Pero, en 1526, el poeta Juan Boscán empezó a escribir sonetos, canciones, tercetos encadenados, octavas reales y otras formas de la métrica italiana. El ejemplo de Boscán fue seguido por Garcilaso de la Vega, quien instauró una corriente de poesía de corte italianizante que se impuso sobre la poesía tradicional castellana, compuesta, generalmente, por versos dodecasílabos (de doce sílabas). Garcilaso logró combinar los versos endecasílabos (de once sílabas) e inventó algunas estrofas que tuvieron gran apogeo durante el siglo XVI. En la segunda mitad del siglo XVI surgieron dos corrientes que siguieron el ejemplo de Garcilaso: Una corriente, representada por Fray Luis de León, que mostró preferencia por los temas religiosos, filosóficos y morales. Otra corriente, representada por Fernando de Herrera, que escogió los temas amorosos y patrióticos y buscó una expresión brillante y culta, acompañada por numerosos epítetos e hipérboles. Así, se intentó crear un lenguaje específicamente poético, distinto del habla habitual. Esta última corriente, denominada manierismo, sirvió de preludio al Barroco. Los escritores manieristas se caracterizaron por la complejidad en los temas y el artificio en el estilo. Grandes obras, sin precedentes, surgieron en España en el siglo XVI: La Tragicomedia de Calisto y Melibea (1499) de Fernando de Rojas. Obra que a pesar de su nombre de tragicomedia, no era representada sino leída generalmente en sesiones grupales. La obra, más conocida como La Celestina, es de una fuerte filosofía humanista. Esto se evidencia por la ausencia en su trama de motivos sobrenaturales o divinos (a pesar de que su protagonista se dedica, entre otros menesteres a la brujería, encantamientos, etc.) En la obra todo sucede como consecuencia de acciones humanas. Los personajes son intensamente humanos; encontramos ambiciosos, ingenuos, pícaros, codiciosos, pérfidos, moralistas, etc. Las novelas de caballerías: Amadís de Gaula, publicado en 1504 a quien siguieron numerosas obras de este género y cuyo ciclo cerraría posteriormente El Quijote de la Mancha (1605). También el teatro evolucionó de forma notable durante el siglo XVI. Se distinguieron dos clases de teatro: El teatro religioso ligados a las festividades de Navidad y de Pascua y con un claro carácter doctrinal. El teatro profano que tuvo dos vertientes: la culta, representada por las tragedias que imitaban el teatro clásico, y la popular, que desarrolló tendencias festivas y costumbristas. El Renacimiento propuso una nueva manera de ver la vida que se reflejó en el arte del momento. Algunas de sus características fueron: Se reivindicó el sentido de proporción como principio básico del arte. Se recuperaron los escritores de la Antigüedad y su conocimiento hizo que al aplicar los métodos citados por algunos de ellos se descubrieran sus errores. Se creyó que la naturalidad debía presidir todas las obras. La producción literaria durante el Renacimiento fue amplísima, por lo tanto se desarrollaron gran multitud de temas. Entre los más frecuentes se destacan: El sentimiento religioso. Los escritores místicos divinizaron el amor, la naturaleza y los placeres y los aplicaron a la exaltación del sentimiento religioso. La historia. Como durante este momento España descubrió el continente americano, las historias y los relatos que tenían por escenario el Nuevo Mundo se convirtieron en tema cotidiano de la literatura de la época. La mitología. Se retomaron y reelaboraron los mitos griegos. La idealización de la realidad. Especialmente en torno a la figura del caballero, en las novelas de caballería, y a la figura del moro, en las novelas moriscas. La literatura española del Renacimiento desarrolló todos los géneros. Género Características Lírica italianizante La nueva poesía se desarrolló bajo la influencia de los autores italianos. Se asumieron formas como: la égloga, la oda, la epístola y la canción Poesía religiosa Se registró una nueva sensibilidad espiritual que dio lugar a dos corrientes: la ascética y la mística. Novela de caballería Prosa de pensamiento Novela picaresca Reflejó el prototipo del mundo medieval: heroísmo, cortesía, lucha por el honor y aventuras. Estuvo vinculada a la discusión y la difusión de las ideas humanistas y tuvo un claro afán didáctico. Su protagonista era un pícaro, es decir, un personaje de baja extracción social. Tuvo una fuerte intención crítica y un afán moralizante. ACTIVIDADES. 1. Elabora un esquema donde destaques: características, temas, géneros y autores de la literatura del Renacimiento español. 2. ¿Por qué el período que va desde 1530 hasta 1680 es conocido en España como el Siglo de Oro? 3. Investiga las características de la novela picaresca. 4. La novela picaresca ofreció un relato que entró directamente a cuestionar la sociedad y la estructura de la época (siglo XVI) y para ello era necesario crear un personaje de carne y hueso. El LAZARILLO DE TORMES, es la obra más representativa de su género. Investiga la historia de éste pícaro. 5. Lee con atención el fragmento de El Lazarillo de Tormes, que aparece al final de guía e identifica en él características de la novela picaresca. 6. ¿Qué es una Tragicomedia? 7. Escribe el argumento de LA CELESTINA de Fernando de Rojas. 8. ¿Por qué La Celestina de Fernando de Rojas refleja una fuerte filosofía humanista? 9. ¿Qué elementos de la sociedad y de la literatura del siglo XVI parecen estar muy presentes en nuestro contexto actual? ¿Por qué crees que estos factores mantienen tal vigencia? Cuenta Lázaro su vida y cúyo hijo fue Pues sepa vuestra merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre; y fue de esta manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y, estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí. De manera que con verdad me puedo decir nacido en el río. Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y padeció persecución por justicia (…) (… ) En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo sería para adestralle, me pidió a mi madre, y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por ensalzar la fe, había muerto en la de los Gelves, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano. Él respondió que así lo haría y que me recibía, no por mozo, sino por hijo. Y así le comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo. (…)Salimos de Salamanca, y, llegando al puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal, y, allí puesto, me dijo: -Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él. Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: -Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo. Y rió mucho la burla. Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mí: «Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer».