Pensar que alguna vez conoceremos los puertos del olvido, igual que antes, cuando aún no habían venido estos cuerpos a habitar nuestra tristeza. Que los hombres caminantes tendrán que sorprenderse alguna vez de que todos los pájaros enmudezcan de pronto, sin saber que eres tú, y que soy yo, que hemos vuelto a encontrarnos más allá de nuestros huesos. Que una tarde regresarán los bueyes del arado con las cuclillas iluminadas de una amorosa claridad, y todos creerán que hay estrellas sembradas, sin saber que eres tú y que soy yo, que estamos preparando las semillas. Que un domingo como éste sonarán las campanas con bronce estremecido preguntarán asombrados quién ha muerto en domingo; sin saber que eres tú y que soy yo, que aún seguimos muriendo en todas las preguntas. “Hoy fue un día difícil”, dijo Pooh. -Hubo una pausa. - “¿Quieres hablar de ello?”, preguntó Piglet. - “No”, dijo Pooh después de un rato. “No, creo que no quiero”. - “Está bien”, dijo Piglet, y vino y se sentó junto a su amigo. - “¿Qué estás haciendo?”, preguntó Pooh. - “Nada realmente”, dijo Piglet. “Solo sé cómo son los días difíciles. A menudo tampoco tengo ganas de hablar de ello en mis días difíciles.” Sin embargo, -continuó Piglet“Los días difíciles son mucho más fáciles cuando sabes que tienes a alguien ahí para ti. Y yo siempre estaré ahí para ti, Pooh”. Y mientras Pooh permanecía ahí sentado, dando vueltas en su cabeza acerca de su Día Difícil, el confiable Piglet sentado junto a él en silencio, solo balanceaba sus pequeñas patas... Pooh pensó que su mejor amigo nunca había tenido más razón como en ese día. Hijo: ¿Mamá por qué mueren las mejores personas? Mama: ¿Cuándo sales al patio que flor arrancas? Hijo: La más linda