Prolegómeno del Estudio sobre Creencias y Muerte Juan David Higuita Martínez Universidad Cooperativa de Colombia Colombia juan.higuita@campusucc.edu.co ABSTRACT Research on the beliefs of death after a close encounter with it, focuses on describing whether the participants have experienced changes or not in the representations of meaning about topics related to death and dying. To this end, the research is organized as follows: In the first part of the conceptual reference, the mental representation understood is addressed as a structure that contains beliefs and meanings on a broad, personal, interpersonal and cultural scope. It is also carried out by way of a conceptualization of the process of change in the content of beliefs and underlying mechanisms to achieve a stable represented change. Subsequently we refer again to the concept of death and there we take a look at its definition, physiological and psychological correlates, in addition to, the cultural perspectives associated with the act of dying and the rituals that accompany the funeral. Keywords Death, beliefs, representational change, neardeath experiences RESUMEN La investigación sobre las creencias de la muerte posteriores a una experiencia cercana a la misma, centra su interés en describir si los participantes han experimentado cambios o no en las representaciones de significado sobre aquellos temas relacionados con la muerte y el morir. Para tal fin la investigación se organiza de la siguiente manera: En la primera parte del referente conceptual, se aborda la representación mental entendida como una estructura que contiene creencias y significados sobre un amplio contenido personal, interpersonal, cultural, etc. También se lleva a cabo una conceptualización sobre el proceso de cambio en el contenido de las creencias y los mecanismos que subyacen para lograr una modificación representacional estable. Posteriormente se retoma el concepto de muerte y allí se hace un recorrido sobre su definición, correlatos fisiológicos y psicológicos, además de las perspectivas culturales asociadas al hecho de morir y los rituales que acompañan al funeral. Palabras clave Muerte, creencias, cambio representacional, experiencias cercanas a la muerte. INTRODUCCIÓN La actividad cognitiva del ser humano ha fijado su interés en diversos fenómenos, los cuales a través de la historia han ido conformando un cuerpo de conocimientos que ahora, y desde la modernidad, se han configurado como ciencia. Para la ciencia entonces, los fenómenos deben ser develados y, desde su estructura, comprendidos, de esta manera, el hombre puede captar la complejidad implicada en los fenómenos que se quieren conocer, explicar, predecir y controlar. Uno de tantos fenómenos objeto de interés para la ciencia positivista es la muerte, no obstante, así como otras manifestaciones complejas, también la muerte ha interesado a otros discursos como la literatura, la filosofía, la antropología, la historia comparada de las religiones, entre otros. En este sentido, la muerte más allá del discurso científico, también hace parte del saber académico y del saber popular. Las posturas discursivas que retoman la muerte como fenómeno a investigar, han generado conocimientos de diferente orden; por ejemplo, la perspectiva orgánica entiende la muerte como el cese de actividades fisiológicas y por ello, teoriza sobre los diferentes factores que alteran las actividades vitales; la antropología, por su parte, focaliza en los ritos y cultos que acompañan el funeral, otorgando relevancia a las creencias religiosas, míticas o mágicas que rodean el fenómeno de la muerte; en psicología, el duelo y su elaboración ha sido un foco de interés, y de esta manera, se ha conceptualizado el problema de la desvinculación y las formas patológicas que puede adoptar dicho proceso. No obstante, la diferenciación de los saberes delimita el campo de estudio de los mismos e incluso, puede pensarse, que un discurso no debe retomar aspectos que le pertenecen a otro, pero si se observa la muerte como fenómeno se encuentra que para las personas esta delimitación es sólo teórica y ante eventos que ponen en peligro la existencia, aparecen creencias de todo tipo (orgánicas, culturales, religiosas o psicológicas). Estas creencias permiten que las personas encuentren sentido y significado, por lo tanto, esta investigación retoma el fenómeno tal y como se presenta, para poder organizar sistemáticamente las creencias sobre la muerte después de haber experimentado una experiencia cercana a la misma. Además, al investigar las creencias sobre la muerte que tienen los participantes, el estudio busca obtener información sobre los cambios que se pueden generar en ellas después de haber tenido una experiencia cercana a la muerte, en tanto que las situaciones que confrontan al ser humano con el límite de su existencia, generalmente están asociadas con cambios representacionales importantes. CAMBIO PSICOLÓGICO Desde la perspectiva de Mahoney [1], el cambio representacional tiene que ver con la influencia de los procesos de coherencia y discrepancia. Para este autor, una vez la persona construye significados, busca mantenerlos por procesos de coherencia, lo que implica que difícilmente las experiencias posteriores puedan ejercer influencia sobre ellos, y continuamente filtren la información consistente con la estructura significativa; aquella información que no concuerda puede ser distorsionada o rechazada. Este principio operativo del sistema cognitivo hace que con dificultad se presenten cambios en las estructuras o contenidos de la persona; sin embargo, el cambio se evidencia a través de todo el ciclo vital, apareciendo con mayor intensidad en el inicio de una etapa evolutiva, por ello, gran parte de la psicología evolutiva se encarga de abordar comprensivamente los cambios correspondientes a estos periodos. Si bien las etapas evolutivas representan periodos de crisis, lo que plantea Mahoney es que las crisis implican información discordante con la estructura y con los contenidos almacenados, por ello, se activan procesos de discrepancia encargados de identificar la necesidad de cambios significativos que reordenen el sistema cognitivo de la persona. Los procesos de discrepancia se requieren para poder contar con significados que logren comprender experiencias que no concuerdan con el sistema semántico anterior, es decir, el desarrollo implica que la persona entre en contacto con una gama de aprendizajes que paulatinamente se codifican y permiten la comprensión de experiencias posteriores; generalmente estos aprendizajes se encuentran en la esfera habitual de experiencias humanas, pero el fenómeno de la muerte, y aún más la propia mortalidad implica una experiencia que difícilmente se asocia con vivencias pasadas, por ello, la discrepancia se activa y requiere de una reorganización cognitiva que pueda ordenar nuevos significados sobre la experiencia vivida. Las creencias sobre la muerte entonces, conducen directamente al saber psicológico en búsqueda de comprensiones sobre un fenómeno cargado de matices complejos como emociones, pensamientos y comportamientos. Dichas creencias desde el punto de vista evolutivo, se generan a partir de la interacción lingüística y simbólica con los otros, tomando un papel relevante la estructura familiar y social que rodea a la persona. Las creencias según Mahoney citado por Feixas [2], serían estructuras de conocimiento caracterizadas por altos niveles de complejidad y significado. Por otra parte, Vega [3] plantea que son múltiples los significados que una persona va adquiriendo a lo largo de su proceso de desarrollo y para poder obtener coherencia interna de los sistemas de conocimiento, las creencias se agrupan en categorías amplias que se conectan por temas similares o reacciones emocionales parecidas. Según este planteamiento, las creencias pueden tener información sobre el mundo, los otros y el sí mismo. La muerte, desde esta perspectiva se considera una creencia que contiene múltiples significados interconectados entre sí. Las creencias sobre la muerte puede retomar elementos conceptuales relacionados con la forma en que mueren los seres humanos, la vida después de la muerte, rituales que acompañan el fallecimiento y otras dimensiones significativas que la persona haya construido a lo largo de su experiencia de vida. Igualmente, Vega (Ibid) plantea que las creencias en general y sobre la muerte en particular, tienen como característica una tendencia hacia la rigidez de sus contenidos, esto implica que una vez establecidas pueden almacenar temas coherentes con el significado central. Por ejemplo, si un individuo construye su concepto de muerte sobre bases netamente orgánicas, podrá pensar que la muerte está representada cuando exista paro cardiorespiratorio y probablemente no pensará en vida después de la muerte, debido a que si la vida se sustenta en las funciones biológicas una vez éstas hayan cesado, no habría la posibilidad de continuar viviendo. Igualmente, esta persona puede a lo largo de su vida indagar sobre hipótesis materialistas y almacenaría una cantidad ilimitada de esta información y aunque se encuentre con información contradictoria, puede acercarse a ella pero mantener su estructura central e inicial. Sin embargo, aunque las creencias tienden a la rigidez y a la búsqueda de significados coherentes con su contenido, también pueden ser modificados por experiencias o conocimientos discrepantes, que por su intensidad o estructura lógica pueden modificar los aspectos centrales iniciales del concepto, en este caso sobre la muerte. Pueden ser muchas las gamas de experiencia o significados capaces de influenciar el cambio de contenido sobre el concepto de muerte, pero para esta investigación en particular el tema que interesa es el papel que juegan las experiencias cercanas a la muerte (ECM). CONCEPCIÓN DE MUERTE El concepto de muerte varía según la cultura y la dimensión temporal. No obstante, puede decirse que “en las sociedades occidentales, la muerte se ha considerado tradicionalmente como la separación del alma del cuerpo. En esta creencia, la esencia del ser humano es independiente de las propiedades físicas. Debido a que el alma carece de manifestación corpórea, su partida no puede ser vista, o lo que es lo mismo, ser determinada objetivamente. De aquí que, en esta creencia, se ha determinado el cese de la respiración como el signo de muerte”. Una postura generalizada gira en torno a creer que la muerte se produce cuando las funciones vitales como la respiración y la circulación se suspenden. No obstante, esta perspectiva ha sido cuestionada, debido a que los avances médicos han hecho posible que se mantenga la respiración y la función cardiaca mediante métodos artificiales. Y por ello, la muerte cerebral ha obtenido mayor aceptación, de tal manera que, la pérdida irreversible de actividad cerebral es el signo principal de la muerte. Sin embargo, durante los últimos años, este concepto ha sido debatido, debido a que una persona puede perder toda capacidad para ejercer su actividad mental superior y sin embargo mantener las funciones cerebrales inferiores, como la respiración espontánea. Por esta razón, argumenta Fulton [5] desde la psicología que la muerte debe ser considerada como la pérdida de la capacidad para la interacción consciente y social. El signo de la muerte según este principio es la ausencia de actividad en los centros cerebrales superiores, principalmente el neocórtex. De acuerdo con esta postura, en esta investigación se retoma el concepto de muerte que ofrece este autor. EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE Las ECM se pueden definir según Noyes R. citado por Kastembaum R. [6] como experiencias subjetivas en momento de peligro que amenazan la vida. Las experiencias subjetivas que estos autores han investigado se caracterizan por: cambios en la percepción de tiempo y espacio, cambios en la experiencia de emociones y sensaciones, alteraciones en el sentido de la realidad, sentimientos de vinculación afectiva profunda con la vida y activación de recuerdos; la persona experimenta estados disociativos como ser un observador alejado de sí mismo y de los acontecimientos, disminución de la visión, el oído y la sensación corporal, pensamientos rápidos y vívidos, despersonalización, alerta excesiva, entre otros. Frente a las ECM, Mejía Rivera [7] habla de dos clases de experiencias: las ECM simples y las ECM escatológicas; ambas experiencias reportan las sensaciones descritas anteriormente, sin embargo la ECM escatológica se caracteriza por relatos de personas que experimentaron fenómenos extracorpóreos durante su ECM, estas últimas con el agregado de que el sujeto en un estado extracorpóreo es conducido a un plano no terrenal (descritos por las personas como un espacio divino). Es frecuente encontrar que este tipo de vivencias están acompañadas por alteraciones perceptuales subjetivas, pero no siempre están asociadas la muerte clínica (cese de la actividad cerebral), pues estudios realizados por Noyes R. en 1971 citado por Kastembaum (ibíd.) realizó una investigación tomando ECM en personas que no pasaron por el periodo de muerte clínica, sino, que abordó situaciones diversas como caídas, ahogamientos, accidentes, enfermedades, entre otras. En el estudio encontró que las personas que habían tenido ECM experimentaban cambios comportamentales significativos, efectos traumáticos o por el contrario, una disminución del temor a la muerte. Igualmente el autor se interroga si existe relación entre los cambios comportamentales de las personas con las ECM, o los cambios se deben a la experiencia en sí misma y no a las vivencias alrededor de ella, lo que implica la continuidad de estudios en esta línea de investigación. Hasta este momento se ha planteado el panorama global del estudio, delimitando el hecho de morir y las experiencias cercanas a la muerte, pero como se dijo al inicio, las creencias comprenden categorías significativas más amplias y por ello, se ha pensado en la importancia de rodear las creencias sobre la muerte en temáticas afines como: el significado de la muerte, el sentido de los rituales que acompañan el funeral, las creencias religiosas y míticas sobre la vida después de la muerte y finalmente, los cambios en estas creencias subjetivas después de haber atravesado por una ECM. El hecho de introducir las temáticas antes mencionadas se hace necesario para comprender fenomenológicamente y con mayor profundidad, la extensa gama de narraciones descriptivas sobre las experiencias subjetivas que hacen parte de las ECM, y con el fin, de que la psicología como discurso, pueda conducir una elaboración significativa en aquellos acontecimientos que pueden alterar creencias arraigadas sobre la muerte. De esta manera el proceso de cambio, específicamente representacional, se erige como un factor de análisis del fenómeno que se quiere investigar. Es decir, retomando lo que se decía al inicio del planteamiento del problema, las creencias y los significados que contienen, al establecerse bajo la forma de representación difícilmente se modifican, pero, experiencias con alta carga emocional pueden producir cambios en su contenido, lo que a su vez implica, modificaciones comportamentales, interpersonales y emocionales. Ahora bien, si una creencia se modifica, ¿qué tipo de contenidos sustituyen los que ya existían previamente? Algunos antecedentes de investigación en esta línea realizados por Allué M. [8] plantean que, la cultura ha integrado una serie de creencias y ritos alrededor de la muerte, lo cual ayuda de alguna manera, no sólo a aliviar el dolor por la pérdida, sino también, a reconocer y aceptar más fácil el proceso de duelo y adaptarse a la separación, debido a que en los rituales se pueden expresar emociones de diferentes maneras. Según el pensamiento de Rivière [9], la estructura representacional está constituida por creencias, intenciones y deseos; las creencias almacenan diversidad de contenidos significativos que dirigen los comportamientos intencionales y las emociones, de esta manera, la construcción cultural se sujeta en la representación psicológica. Es decir, lo psicológico está soportado en creencias que si bien son particulares, a la par son colectivas y compartidas por otros miembros de la comunidad cultural. En la misma línea, las creencias sobre el sentido de la muerte cobran matices religiosos o míticos, puesto que la necesidad humana de sobreponerse a la desaparición expone un tema central y duradero a lo largo del desarrollo cultural. Se puede observar que muchas culturas llevan a cabo rituales funerarios que no están dirigidos hacia los dolientes, sino a conducir a la persona fallecida hacia el más allá. En este sentido, en la cultura, preexisten este tipo de creencias y cultos, pero, generalmente las personas no son conscientes del significado que conllevan a nivel cultural. PROLEGOMENO En estudios realizados por Fulton (ibíd.) se encuentra que en la cultura occidental se ha desarrollado una tendencia a separarse paulatinamente del tema que rodea la muerte. Es común entonces encontrar que difícilmente se habla del tema, puesto que activa emociones displacenteras, temores y gran cantidad de historias vividas directa o indirectamente que aluden a significados de continuidad de la vida aún en ausencia de corporalidad. Además de estos factores, también la negación de la muerte hace parte de la cotidianidad cultural, pues, si bien en la época clásica y moderna la familia y las personas más cercanas a la persona fallecida se hacían cargo del rito funerario, en la contemporaneidad son instituciones formalizadas las que se hacen cargo de todos los trámites y rituales que se erigen en torno a este acontecimiento. En este sentido, cada vez más el contacto con la muerte se distancia y las narraciones sobre el tema se evaden argumentando que no hay razones para hablar sobre él. Pero, ¿qué es lo que activa este tipo de negación? Al respecto son múltiples las elaboraciones teóricas que ofrece la psicología, se retoma entonces, el concepto de defensa, miedo, sin sentido, entre otras. No obstante, si se mira la producción del discurso psicológico en torno a la muerte, también se encuentra un campo de investigación muy restringido sobre el tema. Por esta razón la muerte y los significados que la rodean, han sido temas de interés de unos pocos. Tal vez esta afirmación no se sustente en investigaciones de campo controladas, pero en la revisión de antecedentes de investigación la producción opera entre 1960 y 1990, obteniendo una curva notablemente descendente. La justificación de los estudios en un primer momento se sustenta en la escasez de producción documental e investigativa sobre el tema y abordar no sólo la muerte sino las ECM ofrece un panorama de investigación abierto y en espera de significados que den coherencia interna a la gama de creencias que aluden al tema bajo formas especulativas. Otro elemento significativo que justifica los estudios radica en que la información sobre el concepto de muerte y las ECM se ha construido bajo perspectivas poco sólidas que se elaboran con base en estudios no controlados sin alcanzar un nivel de validez aceptable por la psicología científica. Si bien la investigación ha tenido una apertura hacia el enfoque cualitativo, este modelo igualmente requiere de niveles de confiabilidad y validez que puedan configurar teorías sólidas sobre el tema y en las cuales las opiniones ligeras o las simples descripciones de acontecimientos no se consideran materiales útiles de consulta e investigación. Por ello, los estudios cualitativos hacen necesario que se les dé un sustento investigativo alejado de una narración simple, buscando interpretación y sentido y de esta manera se pueda avanzar hacia estudios y líneas de investigación que permita conceptuar en torno a la muerte. También es importante señalar que las creencias culturales y religiosas dificultan el desarrollo de investigaciones que se articulen al paradigma positivista, por lo tanto la inclusión de estos elementos en el tema de la muerte se retoma en estas investigaciones no como un factor que entorpecen las investigaciones sino que la nutre y le otorga una gama más amplia de significados, pues, el contexto de las creencias sobre la muerte y el efecto que produce en las personas insertadas en el sistema cultural hace que la muerte y sus significados pueda encontrar diversas formas de guiar el comportamiento de las personas. No obstante, las creencias y los contenidos que nutren el tema de la muerte, pueden ser modificados a medida que se avanza en las etapas evolutivas. Por ello, es posible pensar que las creencias infantiles sobre el tema de las investigaciones puedan cambiar en la adultez o en la vejez. Pero, si el cambio no es evolutivo, sino que es producto de una experiencia cercana a la muerte, ¿qué mecanismos son los que operan?, ¿cuáles creencias son sustituidas?, ¿cuáles son las nuevas creencias que aparecen en la mente representacional de las personas que participan en las investigaciones? Este tipo de interrogantes no sólo guían el camino del estudio, sino que a la par lo justifican, pues, los procesos de cambio, son factores centrales en la psicología y en la investigación. REFERENCIAS [1] Mahoney, M. (1998) Cognición y psicoterapia: procesos del cambio humano. Barcelona. Paidós. p. 36. [2] Feixas, G. y Mirö, M. (1997) Aproximaciones a la psicoterapia. Una introducción a los tratamientos psicológicos. Barcelona. Paidós. p. 238. [3] Vega, M. (2007) Introducción a la psicología cognitiva. Madrid. Alianza Editorial. p. 317. [4] Sánchez, M. (2005) Duelo en niños: valoración de las creencias sobre la muerte. http://intervencionencrisis.spaces.live.com /blog/cns!13EF89B43372605!207.entry [5] Fulton, R. (1991) La muerte y el morir. Desafío y cambio. México. Fondo Educativo Interamericano. p. 25. [6] Kastembaum, R. (1984) Entre la vida y la muerte. Barcelona. Herder. p. 105-122. [7] Mejía, O. (2008) La muerte y sus símbolos. Medellín. Universidad de Antioquia. p. 171-180. [8] Allué, M. (1998) La ritualización de la pérdida. En: Anuario de psicología. Vol. 29. N°. 4. p. 67-82. [9] Rivière, Á. (2001) La mirada mental. Barcelona. Ariel. p. 42.