Quick Nav Advanced Options Study Resources :: Text Commentaries :: David Guzik :: Español :: 1 Juan David Guzik :: 1 Juan 5 – Nacido de Dios y creyendo en el Hijo de Dios ← Back to David Guzik's Bio & Resources 1 Juan 5 – Nacido de Dios y creyendo en el Hijo de Dios A. Siendo nacido de Dios. 1. (1 Juan 5:1) La fuente del amor es ser nacidos de Dios. Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. a. Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios: Con frecuencia Juan menciona ser nacido de Dios (como en 1 Juan 2:29, 3:9 y 4:7). Aquí nos dice cómo se es nacido de Dios: todo aquel que cree que Jesús es el Cristo. Esto significa creer que Jesús es su Mesías, no sólo el Mesías en sentido genérico. i. El mayor énfasis de Juan ha sido el amor, pero no quiere que nadie crea que alguien se gana la salvación amando a otros. Somos nacidos de Dios cuando ponemos nuestra confianza en Jesús y en su obra redentora en nuestras vidas. ii. También entendemos que Juan no está hablando de aceptar intelectualmente que Jesús es el Mesías (tal como los demonios lo hicieron como se describe en Santiago 2:19). Por el contrario, Juan se refiere a confiar en y depender de Jesús como Mesías. iii. Adicionalmente, Juan deja claro que debemos creer que Jesús es el Cristo. Existen muchos, que tienden a pensar al estilo de la nueva era, quienes creen que Jesús tenía el “espíritu de Cristo” – como según ellos lo tenían también Confucio, Mahoma, Buda y algunos modernos. Pero nosotros nunca diríamos que Jesús “tiene” el Cristo – Jesús es el Cristo. b. Todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él: Ser nacido de Dios tiene estos dos efectos. Se asume que amaremos a Dios (el que engendró,) porque somos nacidos de nuevo en Su familia. También se asume que amaremos a otros quienes han sido engendrados por él. – nuestros hermanos y hermanas en Cristo. i. Esto es lo que hay en común en los Cristianos – no la raza, no la clase, o la cultura, no el idioma, no cualquier otra cosa excepto un nacimiento común en Jesucristo y el Señorío de Jesús. ii. El amar a todos en la familia de Dios significa que no limitamos el amor a nuestro grupo denominacional, a nuestro mismo estado social o financiero, a nuestra misma raza, a nuestra misma perspectiva política, o a nuestra exactamente igual creencia teológica. Si cualquiera de estas cosas significa más para nosotros que nuestra salvación, y el Señorío de Jesucristo, entonces algo está muy mal. iii. Los padres se enojan y hasta se exasperan cuando sus hijos pelean y pareciera como si se odiaran. ¿Cómo se sentirá Dios cuando ve que sus hijos se pelean unos con otros? 2. (1 Juan 5:2-3) La demostración del amor de Dios. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. a. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: Así como nuestro amor por la gente refleja nuestro amor a Dios (como se expresa en 1 Juan 3:10, 17,) nuestro amor y obediencia a Dios es una demostración del amor hacia el cuerpo de Cristo. i. En ocasiones se ha dicho que lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos es amar a su esposa (madre de ellos.) Aun así la primordial manera de que un hijo de Dios ame a sus hermanos y hermanas en Cristo, es amar a Dios y obedecerle. Y, si amas al padre, amarás al hijo. Todo junto funciona bien. b. Cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos: Un Cristiano que no ama a Dios ni guarda sus mandamientos es de muy poco uso efectivo en el cuerpo de Cristo. Esto es verdad aun cuando él o ella estén involucrados en muchos ministerios y tengan una posición oficial de servicio en la iglesia. i. Cuando nuestro amor y obediencia a Dios se enfría, no solamente nos lastimamos a nosotros mismos – lastimamos también a nuestros hermanos y hermanas. El mal es hecho, por lo menos, porque nos convertimos en lastre en el progreso espiritual del pueblo de Dios. ii. Si no amamos y obedecemos a Dios por nuestro propio bien, entonces deberíamos por lo menos hacerlo por amor a otros. c. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos: Amar a Dios es también guardar sus mandamientos. El que dice que ama a Dios pero tiene un estilo de vida de desobediencia consciente, es como el creyente que dice que camina en comunión con Dios, sin embargo camina en obscuridad (como en 1 Juan 1:6) – están mintiendo. i. Seguramente Juan tenía en mente las palabras de Jesús: Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15) ii. Simplemente, el amor a Dios se mostrará a sí mismo en obediencia. “Con frecuencia los Cristianos intentan convertir el amor a Dios en una experiencia emocional empalagosa, pero Juan no permite esto en su epístola.” (Boice) d. Sus mandamientos no son gravosos: Algunos Cristianos se sienten agobiados por los mandamientos de Dios, sin embargo, Juan insiste que no son gravosos. i. Sus mandamientos no son gravosos cuando vemos qué tan buenos y sabios son los mandamientos de Dios. Son regalos que nos ofrece para mostrarnos la mejor y más gratificante vida posible. Los mandamientos de Dios son como el “manual del fabricante” para la vida; Él nos dice qué hacer porque Él sabe cómo funcionamos mejor, Los mandamientos de Dios no nos son dados para atarnos o provocarnos dolor, ni porque Dios sea como un anciano irritable. ii. Sus mandamientos no son gravosos porque cuando nacemos de nuevo, un corazón nuevo nos es dado – corazones que por instinto anhelan agradar a Dios. Como parte del Nuevo Pacto, la ley de Dios ha sido escrita en el corazón de cada creyente (Jeremías 31:33.) iii. Sus mandamientos no son gravosos cuando los comparamos con las reglas religiosas establecidas por el hombre. Juan no está tratando de decir que la obediencia es cosa fácil. Si ese fuera el caso, entonces nos sería fácil no pecar, y Juan ya ha establecido que todos pecamos (1 Juan 1:8) Juan está pensando en el contraste que Jesús hizo entre los requisitos religiosos establecidos por los líderes religiosos en Sus días, y la sencillez de amar y seguir a Dios. Jesús dijo que todas las reglas y requisitos de los Escribas y Fariseos eran como pesadas cargas (Mateo 23:4.) En contraste, Jesús dijo de Sí mismo, Mi yugo es fácil y ligera mi carga (Mateo 11:30.) En lugar del pesado requerimiento de guardar cientos de pequeñas reglas y requisitos, Jesús simplemente nos dice, “Ámame a mí y a mi pueblo y caminarás en obediencia.” iv. Sus mandamientos no son gravosos cuando verdaderamente amamos a Dios. Cuando amamos a Dios, desearemos obedecerle y agradarle. Cuando amas a alguien, no parece difícil pasar por grandes dificultades para ayudarles o agradarles. Disfrutas haciéndolo. Sin embargo, si tuvieras que hacerlo por un enemigo, te la pasarías quejándote todo el tiempo. Así como los siete años de servicio de Jacob hacia Labán le parecieron como pocos días, porque la amaba (Génesis 29:20,) obedecer los mandamientos de Dios no parecen gravosos cuando en verdad le amamos. Un antiguo proverbio dice, “El amor no siente cargas.” 3. (1 Juan 5:4-5) Ser nacidos de Dios es la fuente de la victoria. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? a. Lo que es nacido de Dios vence al mundo: Juan inicia con un principio que es muy sencillo, sin embargo muy poderoso – si somos nacidos de Dios, venceremos al mundo. La idea de que todo lo que es nacido de Dios pudiera ser vencido por el mundo era desconocida para Juan e igualmente debe ser desconocida por nosotros. b. Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe: Así como creer en Él es la clave para ser nacidos de Dios, (1 Juan 5:1) la clave para la victoria es fe. No solamente una fe de ven-al-altar-y recibe-salvación, sino una fe consistente que permanece, una continua confianza y dependencia en Jesucristo. i. Juan repite el pensamiento con las palabras ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? La vida de permanecer en la fe y confianza en Jesucristo es la vida que vence las presiones y tentaciones del mundo. ii. Sabiendo quién es Jesús – no solo como información sino como el alimento para la vida – “llena el alma con tantas cosas que le envuelven…como para fácilmente convertir a este mundo en una sombra agobiante y privarlo de todo su poder pasado sobre nosotros.” (Poole) c. ¿Quién es el que vence al mundo? Esto nos dice que vencemos primeramente por quienes somos en Cristo, no por lo que hacemos. Vencemos porque somos nacidos de Dios, y somos nacidos de Dios porque creemos queJesús es el Hijo de Dios – una vez más, no simplemente en un sentido intelectual, pero entregamos nuestras vidas en el hecho de que Jesús es el Hijo de Dios. i. “Veamos cualquier léxico griego, y encontraremos que la palabra fe o creer no significa solamente creer, sino confiar, comprometer, encomendar; la base del significado de fe es confianza en, depender de.” (Spurgeon) ii. ¿Cómo podemos llegar a ser vencedores del mundo en Jesús? · En el mundo tendréis tribulación, pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33) Porque Jesús ha vencido al mundo, al nosotros permanecer en Él, somos vencedores en Jesús. · Juan dijo de aquellos que estaban creciendo n su caminar con Jesús, habéis vencido al maligno (1 Juan 2:13-14.) Conforme caminamos con Jesús y crecemos en ese caminar, venceremos a nuestros enemigos espirituales. · Los vencedores tienen un lugar especial en el mundo venidero. Jesús prometió Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono (Apocalipsis 3:21) · Los vencedores vencen porque la sangre de Jesús triunfa sobre las acusaciones de Satanás, la palabra de su testimonio vence sobre el engaño de Satanás, y el no amar sus vidas vence la violencia de Satanás. (Apocalipsis 12:11) B. La fuente de nuestra relación con Dios: Jesucristo. 1. (1 Juan 5:6-8) Identificando con precisión quién es Jesús, el Hijo de Dios, Aquel en quien debemos creer. Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. a. El que vino mediante agua y sangre: Juan deja claro que el Jesús de quien está hablando no es el Jesús “fantasma” gnóstico quien era tan santo que no tenía nada que ver con este mundo. El Jesús en quien debemos creer, es el Jesús que vino mediante agua y sangre; el Jesús que era parte de una tierra que era real, material, de carne y hueso. i. Juan regresa a un tema que inició en el principio de la carta: el fundamento real, histórico de nuestra confianza en Jesucristo. En 1 Juan 1:1-3 el énfasis es en lo que fue visto, escuchado, considerado y tratado – algo real, gente real, cosas reales. Así como el agua y la sangre son reales, real fue la venida del Hijo de Dios, Jesucristo. b. El que vino mediante agua y sangre: A través de los siglos, ha habido muchas idea diferentes sobre qué exactamente Juan quiso decir con esta frase. “Este es el pasaje más complicado en la Epístola y uno de los más confusos en todo el Nuevo Testamento.” (Plummer citado en Boice) i. Algunos creen que agua habla de nuestro propio bautismo, y sangre habla de recibir la comunión, y de que Juan habla de cómo Jesús viene a nosotros en los dos sacramentos Cristianos del bautismo y la comunión (Lutero y Calvino tenían esta idea.) Sin embargo, si este es el caso, no concuerda con la perspectiva histórica que Juan tenía cuando escribió “vino mediante agua y sangre.” Parece como que escribe sobre algo que sucedió en el pasado, no de algo que continua. ii. Otros (como Agustino) creen que el agua y sangre describe el agua y sangre que fluyó del costado de Jesús cuando fue atravesado con la lanza en la cruz: Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua (Juan 19:35). Sin embargo, si esto es lo que Juan quiso decir, no queda muy claro cómo se puede decir que Jesús vino mediante agua y sangre. iii. Aun otros creen que agua habla del primer nacimiento de Jesús, naciendo de las “aguas del vientre,” y que sangre habla de Su muerte. Si este es el caso, Juan esencialmente estaría escribiendo, “Jesús nació como un hombre y murió como un hombre. Él era completamente humano, no un ser super-espiritual quien no tenía ningún contacto con el mundo material.” Los gnósticos en los tiempos de Juan pensaban en Jesús como tal ser super-espiritual. c. El que vino mediante agua y sangre: Probablemente la mejor explicación (aunque hay algunos buenos puntos en algunas de la otras ideas) es el más antiguo entendimiento Cristiano de este pasaje que ha sido registrado (primero registrado por el antiguo Cristiano Tertulio.) Lo más probable es que Juan se refiere al agua como el bautismo de Jesús, y a la sangre como su crucifixión. i. Cuando Jesús fue bautizado, no fue en arrepentimiento por Sus propios pecados (no tenía ninguno,) sino porque él quería identificarse completamente con la humanidad pecaminosa. Cuando el vino mediante agua, estaba diciendo, “Yo soy uno de ustedes.” ii. Cuando Jesús murió en la cruz, no murió porque el tenía que hacerlo (la muerte no tenia poder sobre Él), pero Él puso su vida para identificarse con la humanidad pecaminosa y salvarnos de nuestro pecado. Cuando el vino mediante…. sangre fue para ponerse en nuestro lugar como un pecador culpable, y para llevar el castigo que nuestro pecado merecía. iii. Esta explicación probablemente también se relaciona mejor con lo que Jesús dijo en Juan 3:5 De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. El nacer de agua en este pasaje se refiere a las aguas limpiadoras del bautismo. d. El que vino mediante agua y sangre: Algunos enseñaban (aun se enseña) que Cristo recibió el “Espíritu Cristo” en Su bautismo, y que el “Espíritu Cristo” salió de Jesús antes de morir en la cruz (para ellos es impensable que Dios pudiera colgar de la cruz.) Pero Juan insistió que Jesús no sólo vino mediante el agua del bautismo, sino también mediante la sangre de la cruz. Él seguía siendo el Hijo de Dios en la cruz tanto como lo era cuando el Padre declaró, Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia (Lucas 3:22) en el bautismo de Jesús. i. Pudiera ser difícil de relacionarse con esta antigua manera de tratar de evitar la ofensa de la cruz diciendo, “Realmente no era el Hijo de Dios quien colgaba en la cruz,” pero en nuestra era moderna tenemos nuestras propias maneras de tratar de evitar la ofensa de la cruz. Algunos niegan que Jesús era Dios, y piensan en él sólo como un “noble mártir.” Algunos trivializan la cruz, y la convierten meramente en un adorno de joyería y tendencias pop de la moda. Otros remplazan la cruz con un evangelio de psicología de auto ayuda y auto estima, o usan un evangelismo sin cruz. e. El Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad: El Espíritu Santo también da testimonio de la verdadera persona de Jesús, así como Jesús lo prometió (Él dará testimonio acerca de mí …Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber, Juan 15:26 y 16:14.) El mensaje constante del Espíritu Santo para nosotros es, “Aquí está Jesús.” i. “Un sacerdote siempre era ordenado por medio de sangre sacrificada, agua limpiadora y aceite que representaba la unción del Espíritu Santo. Por lo tanto, Jesús también tuvo estos tres testigos en Su ministerio sacerdotal.” (Spurgeon) f. El Espíritu, el agua y la sangre: Estos son todos testigos constantes para decirnos quién es Jesús. Podemos darnos cuenta que estos tres concuerdan. No es como si el Espíritu nos dijera una cosa, el agua otra y la sangre algo más. La vida de Jesús, Su muerte y el Espíritu nos dicen quién es Jesús y nos lo dicen estando de acuerdo. 2. Algunas palabras sobre este texto en relación a algunos comentarios hechos al margen de muchas Biblias respecto 1 Juan 5:7-8 a. La Biblia de Reina Valera tiene una nota al margen en 1 Juan 5:7-8 indicando que las palabras en el cielo, el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres sonuno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra son palabras que no están incluidas en la gran mayoría de los manuscritos griegos del Nuevo Testamento. i. Las palabras en cuestión no son incluidas en el manuscrito griego sino hasta el siglo IVX, a excepción de un manuscrito del siglo XII y otro del XIII en los cuales se añadieron al margen por otra mano. ii. Durante los primeros cientos de años de Cristiandad, hubieron muchos debates teológicos con relación a la naturaleza y entendimiento de la Trinidad. En todos esos debates, nadie nunca cito estas palabras en 1 Juan 5:7-8. Si fueron originalmente escritas por Juan, parece muy extraño que ningún Cristiano de esos tiempos las hubiera citado. Es más, aunque ninguno de los antiguos Cristianos cito este versículo, varios de ellos si citan 1 Juan 5:6 y 1 Juan 5:8. Por qué saltarse el 7, especialmente si es una gran declaración sobre la Trinidad? iii. En todas las traducciones antiguas, Siria, Arabe, Etíope, Cóptica, Sahidica, Armenia, Eslavonia y demás, este cuestionado pasaje no está incluido, solamente aparece en la Vulgata Latina. b. Probablemente sea mejor considerar estas palabras como la obra de un copista muy celoso quien pensó que el Nuevo Testamento necesitaba un poco de ayuda con la doctrina de la Trinidad, y decidió que aquí era un buen lugar para hacerlo. O tal vez esas palabras iniciaron únicamente como notas al margen de un manuscrito, y la persona que lo copió pensó que eran parte del mismo. i. Mientras no hay una declaración explícita sobre la Trinidad en una declaración como esta, está entrelazado en la estructura del Nuevo Testamento – encontramos al Padre, Hijo y Espíritu Santo trabajando juntos como iguales, sin embargo Personas diferentes (Mateo 3:16-17; 28:19; Lucas 1:35; Juan 1:33-34, 14:16, 26; 16:13-15; 20:21-22; Hechos 2:33-38; Romanos 15:16; 2 Corintios 1:21-22; 13:14; Gálatas 4:6; Efesios 3:1416; 4:4-6; 1 Pedro 1:2) c. ¿Cómo fue que estas palabras fueron incluidas, si no se encuentran en ningún antiguo manuscrito griego? Estas palabras fueron incluidas en versiones antiguas Latinas, y en el año 1520, un gran erudito llamado Erasmo produjo una nueva y precisa edición de la Biblia en griego antiguo. Cuando la gente estudió la Biblia de Erasmo y la compararon a la versión latina, se dieron cuenta que había dejado fuera este pasaje y lo criticaron por ello. Entonces Erasmo dijo, “No encontrarán estas palabras en ningún antiguo manuscrito griego. Si me traen un manuscrito griego que las incluya, yo las incluiré en mi próxima impresión.” Algunos “descubrieron” un manuscrito con estas palabras, pero no era un manuscrito antiguo. Erasmo lo sabía, pero ya había prometido incluirlas si alguien encontraba un manuscrito con esas palabras, así que de mala gana las añadió en su edición de 1522. Sin embargo, también añadió una nota diciendo que él pensaba que el nuevo manuscrito griego había sido escrito así a propósito para avergonzarlo. Ese manuscrito (Codex Montfortii) está en exhibición en la biblioteca del Trinity College en Dublín. i. El “Johannine Comma” (o equivocadamente “Johannian Comma”) como algunas veces se le llama a este pasaje, se encuentra en únicamente tres manuscritos griegos, el Codex Guelpherbytanus, que fue escrito en el siglo XVII. Sabemos que este manuscrito fue escrito en el siglo XVII porque cita a un libro que fue escrito en ese siglo, el Codex Ravianus o Berolinensis, que es una copia de un texto impreso en 1514. Sabemos que fue copiado de ese texto porque repite los mismos errores tipográficos que contiene el texto de 1514. El tercer manuscrito es el que fue “descubierto” en los días de Erasmo, el Codex Montfortii. ii. Pero ya que el texto griego del Nuevo testamento que Erasmo publicó llegó a ser uno de los textos griegos utilizados para hacer la versión Reina Valera de la Biblia, estas palabras añadidas llegaron a formar parte de esta versión. d. Pasajes como este no son razón suficiente para temer que nuestro Nuevo Testamento no es confiable. En todo el Nuevo Testamento, existen sólo 50 pasajes que contienen ciertas dudas en relación a la credibilidad del texto, y ninguna de ellas se tratan del fundamento de la doctrina Cristiana. Si 50 pasajes suenan como muchos, veámoslo de esta manera: no más de una milésima parte del texto estaría en cuestión. i. Además, cuando un pasaje como este es insertado, la evidencia textual de los manuscritos lo hace sobresalir. Esto nos da seguridad, no incertidumbre. ii. Los Cristianos Evangélicos pueden no conocer mucho acerca de estos pasajes, pero mucha gente religiosa que no cree en la Trinidad (como los Testigos de Jehová) conocen los puntos textuales alrededor de este pasaje. Por lo tanto, si tú mencionas este versículo para apoyar tu posición, ellos te mostrarán cómo este pasaje no pertenece en la Biblia. Esto pudiera ocasionar que se piense, “Tal vez la Trinidad no existe. Tal vez Jesús no es Dios. Tal vez es sólo una invención de la gente que intenta cambiar la Biblia.” Esto podría perjudicar grandemente. iii. Por lo tanto, un pasaje como éste nos advierte que en relación a estos asuntos, Dios no necesita nuestra ayuda. El Nuevo Testamento está bien tal y como Dios lo inspiró. No necesita nuestras mejoras. Aunque la enseñanza de estas palabras añadidas es veraz, no deberían estar aquí, porque no debemos aumentar palabras propias a la Biblia y declarar que son palabras de Dios. d. El texto de 1 Juan 5:7-8 debería leer con mayor precisión: Porque son tres los que dan testimonio; el Espíritu, el agua y la sangre, y estos tres concuerdan. 3. (1 Juan 5:9-10) El testimonio de los hombres y el testimonio de Dios. Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. a. Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios: Todo mundo, todos los días recibe el testimonio de los hombres en varias cosas. Por lo tanto, debemos tener mucha más confianza en el testimonio de Dios cuando nos dice quién es Jesús. i. Juan no quiere que creamos con una fe ciega. Por el contrario, nuestra fe debe ser basada en un testimonio confiable. Y tenemos el testimonio más confiable posible, el testimonio de Dios. b. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo: Cuando creemos en Jesús, recibimos el Espíritu Santo como una confirmación interna de nuestra posición delante de Dios. Romanos 8:16 lo pone así: El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. c. El que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso: Cuando nos rehusamos a creer en Jesús, rechazamos el testimonio con que Dios ha testificado acerca deSu Hijo. Por lo tanto con nuestra incredulidad estamos llamando mentiroso a Dios. i. Juan aquí expone el gran pecado de la incredulidad. Casi todos los que se rehúsan a creer en Dios (en el sentido completo de la palabra creer) no tienen la intención de llamar mentiroso a Dios. Pero lo hacen de cualquier manera. “El gran pecado de no creer en el Señor Jesucristo se menciona muy a la ligera y con un espíritu muy sutil, como si a duras penas fuera un pecado; sin embargo, de acuerdo a mi texto y de acuerdo al tenor de las Escrituras, incredulidad es darle a Dios la mentira, y ¿qué puede ser peor que eso?” (Spurgeon) ii. Y qué si alguien dice, “ Bueno, yo quiero creer, pero no puedo.” Spurgeon le contesta: “Escucha, oh incrédulo, tú has dicho, ‘No puedo creer,’ pero sería más honesto si dijeras, ‘No creeré.’ La malicia está ahí. Tu incredulidad es tu culpa no tu desgracia. Es una dolencia, pero es también un crimen: es una terrible fuente de miseria para ti, pero justamente así lo es, porque es una ofensa atroz en contra del Dios de verdad.” iii. Y qué si alguien dice, “Bueno, estoy intentando creer, y lo seguiré intentando.” Spurgeon le dice a este corazón: “Qué no escuché a alguien decir, ‘Ah, señor, he estado intentando creer por años.’ Terribles palabras! Empeoran el asunto. Imagina que después de que he hecho una declaración un hombre dice que no me cree, es más, que no puede creerme aunque quisiera hacerlo. Seguramente me haría sentir agraviado; pero empeoraría las cosas si añadiera, ‘Es más, por años he estado intentando creerte, pero no puedo hacerlo.’ ¿Qué quiere decir con eso? Qué más va a querer decir sino que soy incorregiblemente engañoso, y un mentiroso declarado, que, aunque él quisiera darme algún crédito, realmente no puede hacerlo? Con todo el esfuerzo que pudiera girar a mi favor, encuentra que está más allá de su poder el creerme. Ahora, un hombre que dice, ‘Yo he estado intentando creer en Dios,’ en realidad está diciendo eso mismo respecto al Altísimo… El hablar acerca de creer, es mera pretensión. Pero ya sea pretensión o no, permíteme recordarte que no existe un versículo en la Biblia que diga, ‘Intenta y cree,’ pero sí hay uno que dice, ‘Cree en el Señor Jesucristo.’ Él es el Hijo de Dios y lo ha probado con sus milagros, él murió para salvar a los pecadores, por lo tanto, confía en él; él merece confianza incondicional, como la de un niño. ¿Le rechazaras esto? Entonces habrás difamado su carácter y le habrás entregado la mentira.” iii. Tal rechazo del testimonio de Dios puede llevarnos a un punto donde el corazón se endurece contra Dios, al punto donde se puede llegar a blasfemar al Espíritu Santo, tal como Jesús lo previno en Marcos 3:28-29. ¿Qué esperanza puede haber para aquel que persiste escuchando lo que Dios dice, y le llama mentiroso? 4. (1 Juan 5:11-13) Seguridad de vida en el Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. a. Y este es el testimonio: Juan, en el versículo anterior, nos acaba de decir lo serio que es el asunto de recibir el testimonio de Dios. Ahora nos dirá cual es este testimonio. b. Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo: Este es mensaje esencial de Dios para el hombre; que la vida eterna es un regalo de Dios, recibido en Jesucristo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Todo tiene que ver con Jesús, y vivir en Jesús es la evidencia de la vida eterna. i. “Es inútil esperar gloria eterna, si no tenemos a Cristo en nuestro corazón. Cristo que permanece otorga un título de propiedad. Este es el registro de Dios. Que ningún hombre se engañe, Un Cristo que permanece, GLORIA. Un Cristo que no permanece, NINGUNA gloria. El registro de Dios debe perseverar.” (Clarke) c. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis…para que sepáis que tenéis vida eterna: Al decir este mensaje tan claramente, Juan espera persuadirnos a creer. Aun si ya creemos, el quiere que sepamos que tenemos vida eterna, para que podamos tener esta seguridad y para que continuemos creyendo. i. La necesidad de escuchar el sencillo evangelio de la salvación en Jesucristo no termina una vez que abrazamos el evangelio. Nos beneficiamos de él, estamos seguros en él, y somos ayudados a continuar en él conforme lo escuchamos y abrazamos una y otra vez. d. Para que sepáis que tenéis vida eterna: La confianza de Juan es impresionante. El quiere que sepamos que tenemos vida eterna. Sólo podemos saber esto si nuestra salvación descansa en Jesús y no en nuestra propio desempeño. Si depende de mí, entonces en un buen día soy salvo y en un mal día.. no sé. Pero si depende de lo que Jesús ha hecho por mí, entonces yo se. C. Ayuda para el Cristiano que ora. 1. (1 Juan 5:14-15) Confianza en la oración. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. a. Esta es la confianza que tenemos en él: Juan ha desarrollado la idea de confianza en Él. En el versículo anterior, 1 Juan 5:13, él escribió a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. Ahora, para aquellos que saben que tienen vida eterna, Juan relaciona la idea de confianza en Él a la oración. b. Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye: En esto vemos el propósito de la oración y el secreto del poder en la oración; esto es pedir; pedir cualquier cosa; pedir cualquier cosa conforme a su voluntad; y una vez habiendo pedido, tener la seguridad de que él nos oye. i. Primero, Dios quiere que pidamos en oración. Muchas oraciones fallan porque nunca piden nada. Dios es un Dios amoroso, y generoso – Él quiere que le pidamos. ii. Segundo, Dios quiere que pidamos cualquier cosa en oración. Esto no implica que cualquier cosa que pidamos nos será dada, pero cualquier cosa en el sentido de que debemos orar por todo. Dios tiene interés en nuestra vida completa, y nada es demasiado grande o demasiado pequeño para orar. Como escribió Pablo en Filipenses 4:6; Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. iii. Después, Dios quiere que pidamos conforme a su voluntad. Es sencillo para nosotros estar concentrados en nuestra voluntad delante de Dios, y de tener un panorama fatalístico concerniente a Su voluntad (“Él llevará a cabo Su voluntad con o sin mis oraciones, acaso no?”) Pero Dios quiere que veamos y discernamos Su voluntad por Su palabra, y que oremos para que Su voluntad sea puesta en acción. Cuando Juan escribió esto, puede que haya tenido en mente las palabras de Jesús las cuales registró en Juan 15:7: Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Cuando permanecemos en Jesús – viviendo en Él día a día – nuestra voluntad se alineará más a Su voluntad, y podemos pedir lo que anhelemos, y cada vez más estaremos pidiendo conforme a Su voluntad. Entonces vemos oraciones contestadas. iv..Si algo es voluntad de Dios, entonces ¿por qué no simplemente lo hace sin nuestras oraciones? ¿Por qué esperar a ejecutar Su voluntad hasta que oremos? Porque Dios nos ha nombrado para trabajar con Él como lo dice en 2 Corintios 6:1, como colaboradores suyos. Dios quiere que trabajemos con Él, y eso significa alinear nuestra voluntad y nuestra agenda con la de Él. Él quiere que nos interesemos por las cosas que a Él le interesan y que nos interesen de tal manera que oremos apasionadamente por ellas. c. Sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho: Cuando pedimos conforme a la voluntad de Dios; cuando oramos las promesas de Dios – tenemos esta confianza y por lo tanto oramos con una fe genuina y precisa. i. La oración debe ser mucho más que lanzar deseos al cielo. Está fundamentada en el entendimiento de la voluntad y promesas de Dios de acuerdo a Su Palabra poniendo esas promesas en acción. Por cada petición, deberíamos en nuestra mente y con nuestra boca preguntar, “¿Qué razón tengo para pensar que Dios va a contestar esta oración?” Deberíamos poder contestar esa pregunta basados en Su Palabra. ii. Las oraciones más poderosas en la Biblia son siempre las que se basan en el entendimiento de la voluntad de Dios y piden que ésta se realice. Puede que nos moleste cuando alguno de nuestros hijos nos dice, “Papi, esto es lo que prometiste, por favor hazlo,” pero a Dios le agrada mucho. Esto muestra nuestra voluntad alineada a la de Él, nuestra dependencia de Él, y que tomamos Su Palabra en serio. iii. No está mal necesariamente el pedir algo que Dios no ha prometido; pero entonces nos damos cuenta que no estamos viniendo a Dios basados en una promesa específica, y no tendremos la confianza de saber que tendremos las peticiones que le hayamos hecho. 2. (1 Juan 5:16-17) Orando por un hermano pecador. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte. a. Si alguno ve a su hermano cometer pecado …pedirá: Cuando vemos a un hermano en pecado, Juan nos dice que lo primero que debemos hacer es orar por esa persona. Con mucha frecuencia, lo último que hacemos es orar, o lo más pequeño que hacemos cuando nuestro hermano está pasando por dificultades. b. Y Dios le dará vida: Dios prometió bendecir la oración hecha por un hermano en pecado. Tal vez dichas oraciones tengan un poder especial delante de Dios porque son oraciones que llevan a cabo el mandamiento de amar a los hermanos. Seguramente nos amamos unos a otros mejor cuando oramos unos por otros. c. Hay pecado de muerte: El hecho de que se habla en el contexto de hermano, es erróneo pensar que se refiere a pecado que lleve a muerte espiritual; probablemente se refiere al pecado llevando a la muerte física del creyente. i. Este es un concepto complicado, pero tenemos un ejemplo de ello en 1 Corintios 11:27-30, donde Pablo dice que entre los Cristianos en Corinto, debido a su conducta vergonzosa durante la Cena del Señor, algunos habían muerto (hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.) Esta muerte no vino como un juicio de condenación, sino de corrección. (Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados por el mundo, 1 Corintios 11:32.) ii. Aparentemente, un creyente puede pecar hasta el punto donde Dios piensa que es mejor traerlo a casa, probablemente porque de alguna manera han comprometido su testimonio tan significativamente que deberían mejor venir a casa con Dios. iii. Sin embargo, ciertamente es presuntuoso pensar de esta manera en cada caso de muerte prematura de un creyente, o usarlo como tentación de suicidio para el Cristiano culpable. Nuestras vidas están en las manos de Dios, y si Él decide llamar a alguno de Sus hijos al hogar, que así sea. iv. Algunos creen que hermano es usado aquí en un sentido muy vago y que lo que Juan quiere decir con pecado de muerte es la blasfemia contra el Espíritu Santo, lo que es el rechazo voluntario de Jesucristo. Pero este sería un uso curioso del término hermano, especialmente de acuerdo a cómo Juan ya uso hermano en su propia carta. d. Por el cual yo no digo que se pida: Aparentemente, cuando un Cristiano es corregido en relación a pecado de muerte, ya no tiene caso orar por su restauración – la situación está completamente en las manos de Dios. e. Hay pecado no de muerte: Juan reconoce que no todo pecado conduce a muerte en la manera en que él habla, aunque toda injusticia es pecado. D. Protegiendo nuestra comunión con Dios. 1. (1 Juan 5:18-19) Sabiendo quién somos y quienes son nuestros enemigos. Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. a. Todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado: En la batalla contra el pecado, es esencial que mantengamos nuestras mentes puestas en quién somos en Cristo Jesús. Si somos nacidos de Él, tenemos entonces los recursos para ser libres del pecado recurrente. i. Juan está repitiendo su idea de 1 Juan 3:6: Todo aquel que permanece en él, no peca. La gramática en el idioma original deja claro que Juan está hablando de un estilo de vida de pecado continuo. Aquí Juan no está enseñando sobre la posibilidad de perfección sin pecado. Como Stott dice, “El tiempo presente en el verbo griego denota hábito, continuidad, secuencia ininterrumpida.” b. Aquel que fue engendrado por Dios, le guarda y el maligno no le toca: Si somos nacidos de él, entonces tenemos una protección contra el maligno, una protección única que no pertenece al que no es nacido de él. Saber esto, nos da confianza en la guerra espiritual. i. En el versículo 18 Juan quiere decir que Élquien fue engendrado por Dios (Jesucristo) le guarda (al creyente). Juan quiere decir que somos guardados por Jesús y protegidos de Satanás. c. No le toca: La palabra toca tiene la idea de sujetarse. Juan claramente dice que el maligno – Satanás, o alguno de sus demonios – no se pueden sujetar a los que son nacidos de Él. i. Lo que los eruditos griegos dicen sobre toca: La palabra es mayor y que realmente está hablando de algo más allá como adherirse y no simplemente un toque superficial. ii. El único lugar en estos escritos donde Juan utiliza este verbo particular para toca es en Juan 20:17, dónde literalmente Jesús le dice a María No me toques. Porque somos nacidos de Dios, satanás no puede adherirse ni aferrarse a nosotros de la manera que sí lo puede hacer en la vida de alguien quien no es nacido de Él. d. Sabemos que somos de Dios: Si somos nacidos de Él, somos apartados del mundo – ya no más estamos bajo el maligno, aunque el mundo entero sí lo está. Saber esto significa que podemos ser libres para ser lo que somos en Jesús y separarnos del sistema del mundo que está en rebelión contra Él. 2. (1 Juan 5:20-21) Permanece en Jesús y evita los ídolos. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén. a. Para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo: En la conclusión de esta carta, Juan regresó a tu tema principal: comunión con Jesucristo. Debemos conocerlo, y la palabra que Juan usa para conocer (ginosko) habla de conocimiento por experiencia. Así es como Jesús quiere que le conozcamos. b. Nos ha dado entendimiento: La obra de Jesús en nosotros nos da entendimiento, y la habilidad de conocerlo, y de estar en Él – la vida de comunión a la que Juan nos invitó en 1 Juan 1:3. i. Significativamente, este entendimiento debe ser dado. No podemos atribuirlo a nosotros mismos. Si Dios no se hubiera revelado a nosotros, nunca la hubiéramos encontrado. Le conocemos y podemos conocerlo porque Él se ha revelado a nosotros. ii. Más que de cualquier otro modo, Dios se ha revelado a nosotros por aquelque es verdadero, Su Hijo Jesucristo. Jesús es la clave y el centro de todo. Vemos la personalidad y carácter de Dios viendo a Jesucristo. iii. Al que es verdadero también nos recuerda del tema que Juan ha tenido a lo largo de la carta: la importancia de fe real, de confiar en el Jesús real, no en un Jesús inventado. El Jesús de la Biblia es Aquel que es verdadero, quien es Su Hijo Jesucristo. c. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna: Aquí Juan nos dice quien es Jesús. Él fue un hombre (como Juan lo declaró en 1 Juan 1:1, 4:2 y 5:6,) pero no era solamente un hombre. Él era totalmente hombre y el verdadero Dios y la vidaeterna. Juan no puede y nosotros no podemos promover la humanidad de Jesús sobre Su deidad, o Su deidad sobre Su humanidad. Él es ambas: completamente Dios y completamente hombre. i. De la declaración este es el verdadero Dios, y la vida eterna Juan Stott dice, “Esta sería la declaración más inequívoca sobre la deidad de Jesucristo en el Nuevo Testamento, sobre la que los campeones de la ortodoxia prontamente explotaron contra la herejía de Arrio.” (Stott) d. Guardaos de los ídolos: Esta puede parecer una forma extraña de terminar la carta de Juan, pero encaja en el tema de una real y viviente comunión con Dios. El enemigo de la comunión con Dios es la idolatría, adoptar a un dios falso, o una idea falsa del Dios verdadero. De una manera correcta, Juan cierra con esta advertencia, después de haber escrito en la mayor parte del libro advirtiéndonos de los peligros del Jesús falso que muchos enseñaban en ese tiempo (1 Juan 3:18-23, 4:1-3, 5:6-9.) i. Sólo podemos tener una verdadera comunión con el Dios que está realmente ahí! La idolatría, ya sea obvia (rezar a una estatua) o sutil (vivir por tu carrera o cualquier cosa fuera de Dios) siempre ahogará una verdadera comunión con Dios y dañará nuestras relaciones con nuestros hermanos y hermanas en Jesús. No es de extrañar que Juan termine con guardaos de los ídolos; así es como protegemos nuestra comunión con Dios. ii. En un gran sermón que Charles Spurgeon dio sobre el último versículo de la carta de Juan, primeramente señaló que Juan se dirigía a los hijitos. · Este es un título de profundo cariño. · Este es un título que indica regeneración y relación familiar. · Este es un título que indica humildad. · Este es un título que indica docilidad. · Este es un título que implica fe. · Este es un título que implica debilidad. iii. Después, Spurgeon mencionó que Juan dio un mandamiento: Guardaos de los ídolos. · Esto habla en contra de los ídolos obvios y visibles. · Esto habla en contra de adorarte a ti mismo. Hacemos esto cuando te conscientes demasiado con comida, flojera, o vanidad respecto a la ropa que usas y cómo te ves. · Esto habla en contra de adorar las riquezas · Esto habla en contra de adorar algún pasatiempo o profesión · Esto habla en contra de adorar amigos o familiares ©2016 David Guzik – No se permite la distribución más allá del uso personal sin autorización. Otro ESTUDIO BÍBLICO Por: Camilo Sastoque Ministerio Unidad de la Fe 1Jn 5:1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre, ama también a sus hijos. Nuestra fe está sustentada en el hecho de que el Cristo, el ungido de Dios, su enviado, el mesías -es Jesúsquien vivió para cumplir la voluntad divina. Y todo aquel que cree en su testimonio ha nacido de Dios, y como ha nacido de Dios percibe su amor y con ese mismo amor ama a su familia. 1Jn 5:2 Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. Nuestro amor para con Dios se demuestra cuando elegimos seguir en nuestro corazón y poner por obra sus mandamientos. 1Jn 5:3 En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son difíciles de cumplir, Así como Dios nos ha dado su precioso amor, en nosotros ahora surge la necesidad imperiosa de obedecer su mandato a través de nuestra conciencia, no es sencillo, ni fácil al comienzo, pero poco a poco mientras más intimamos en oración y en las escrituras la obediencia se hace fácil. La desobediencia proviene de nuestra naturaleza carnal que ahora está sujeta a la naturaleza divina que ha surgido en nuestro interior, lo cual nos permite obedecer sin cuestionamientos, pero con verdad y conciencia, no obedecemos ciegamente, obedecemos porque podemos ver más allá de lo evidente al ojo humano. 1Jn 5:4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. Nacer de nuevo es algo que ocurre al interior, lo espiritual vuelve a renacer y es desde allí donde el creyente puede vencer al mundo y todo lo que este le ofrece. Con ese nuevo nacimiento surge el vehículo que nos conecta con lo espiritual que es la fe, y a través suyo podemos encontrar la fortaleza en medio de nuestra debilidad para alcanzar la victoria contra el pecado, contra nuestra vieja naturaleza. 1Jn 5:5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Es por medio de la fe que lo espiritual puede volverse una realidad para el creyente, es por ella también que puede comprender la obra redentora de Cristo, y es por ella que creemos que Jesús es el Hijo de Dios, esto no puede ser entendido desde una perspectiva teológica o de la razón, es algo que surge desde el interior, algo que se intuye y se sabe, sin necesidad de tener un porque. 1Jn 5:6 Éste es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no sólo mediante agua, sino mediante agua y sangre. El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad. Para el mundo la verdad es un mero concepto, pero para el creyente la verdad es una realidad que se experimenta en su diario vivir, mientras es expuesto a la presencia de Dios a través de su Espíritu Santo. Su espíritu en nosotros nos permite comprender aquello que de otra manera parece ilógico. Como es posible que el Hijo de Dios venga por medio del agua y la sangre, pero su testimonio ahora es verdadero, antes parecía solo un cuento, ahora es real. Vino mediante agua y sangre porque ellos son tipología de la salvación, de un nuevo comienzo, de un nacimiento que tuvo lugar con su nacimiento de una virgen y la consumación de su obra en la cruz. Su ministerio comenzó con el agua con la que Juan bautista le bautizo sobre el Jordán, y termino su ministerio con el derramamiento de toda su sangre en la cruz como prueba de esa entrega total. 1Jn 5:7 Tres son los que dan testimonio, 1Jn 5:8 y los tres están de acuerdo: el Espíritu, el agua y la sangre. Tres sustancias dan testimonio de la verdad, ellas declaran y testifican que el mesías esperado llego por medio de ellas, Pues fue el espíritu quien le permitió se concebido por una virgen, el agua y la sangre consumaron su obra redentora para con la humanidad como catalizadores de esa esencia que fue entregada por la vida. 1Jn 5:9 Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más, precisamente porque es el testimonio de Dios, que él ha dado acerca de su Hijo. Estas tres sustancias provienen de Dios y para el dan testimonio de la verdad, por eso son más valederas que cualquier testimonio humano. 1Jn 5:10 El que cree en el Hijo de Dios acepta este testimonio. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, por no haber creído el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Quien creen en el hijo, le es revelado el testimonio que estas sustancias dan acerca de él, para el que no cree, esto es locura, no tiene sentido. 1Jn 5:11 Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El hijo ha servido al propósito del Padre que le ha permitido hacer disponible la vida eterna por medio de la fe a los que creen. Estas sustancias esenciales dan testimonio de la vida, esa vida que comenzó con el hijo y ahora se perpetúa en nosotros. 1Jn 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. El que permanece en unidad con el Hijo, tiene la vida y ella fluye por su ser, mientras aquel que no tiene al hijo, la vida espiritual no puede fluir por su ser. 1Jn 5:13 Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. Debe ser notorio para el creyente el entender por revelación lo que es la vida eterna y Juan habla sobre ella, aunque sus palabras son vacías si aquel que escucha no ha percibido el testimonio de la verdad. 1Jn 5:14 Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Ahora confiados en la vida que nos pertenece, y a la cual pertenecemos, podemos ir confiadamente, pues la confianza solo puede surgir con el entendimiento y la verdad. Podemos acercarnos a Dios y pedir conforme a su voluntad mientras ella es revelada a nuestros corazones, no pedimos para satisfacer nuestros egos, pedimos para cumplir la voluntad del Padre, pues estamos confiados en que lo que él haya dispuesto es lo mejor para nosotros. 1Jn 5:15 Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. Confiados en el Padre y su atención para con nosotros en medio de la oración, la seguridad y la certeza son comunes al propósito por el que oremos. No podemos orar desde el temor, debemos orar desde la confianza, con la seguridad de que se nos ha concedido lo que pedimos si es conforme a la verdad. 1Jn 5:16 Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida. Me refiero a quien comete un pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo que se ore por él. Este versículo puede darnos luz acerca del pecado, existen pecados que conducen a muerte y otros que no, no podemos clasificarlos como este sí y este no, porque debe ser comprendido el motivo que condujo al pecado y si este surge de un error, la ignorancia, la desatención de lo espiritual o si este permanece a pesar de conocer la verdad y la gravedad del mismo. No quiere decir esto que el pecado no sea pecado, es que algunos pecados tienen un peso mayor sobre otros, y cometer uno que no conduce a muerte puede ser resarcido mediante la intercesión en oración de un hermano que vea el pecado de su compañero en la fe para traerle a vida. 1Jn 5:17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no lleva a la muerte. Toda injusticia y toda obra que nace de la naturaleza carnal es pecado, pero este pecado no conduce a muerte si es atendido en forma diligente por la congregación y los hermanos en la fe. Pero existe un pecado que conduce a la muerte espiritual y por este Juan solicita que no se interceda pues por estos pecados como la blasfemia al Espíritu Santo, no hay intercesión que funcione a su favor. 1Jn 5:18 Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo. Si hemos nacido de nuevo en Dios para vida eterna, el pecado ya no habita en nosotros, pero eso no nos hace infalibles, y como no somos perfectos, Jesús que tiene y conoce nuestra naturaleza nos protege y mientras no lo disponga, el adversario no puede tocar nuestras vidas. 1Jn 5:19 Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno. Esto debe ser entendido, el control del mundo ya no le pertenece al hombre, este fue entregado al ceder al pecado, quien lo controla ahora reconoce nuestra nueva naturaleza e intentara devorarnos como león rugiente. 1Jn 5:20 También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con* su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna. Pero no debemos temer, porque el Hijo ha venido, nos conoce, nos ha dado entendimiento para llegar a la verdad y dejar todo engaño, de modo que podamos reconocer al Dios verdadero y la vida eterna que ahora ha sido dispuesta en nuestros corazones por la fe. 1Jn 5:21 Queridos hijos, apártense de los ídolos. Como hijos del Altísimo apartémonos de toda idolatría, de darle mayor importancia a las cosas o personas que no deben tenerlo, para que al darle la importancia que Dios merece en nuestras vidas podamos tener una experiencia de vida enriquecida por la gracia divina y el amor del Padre.