ENFOQUE MÉDICO La pandemia por SARS-CoV-2, causante de la nueva enfermedad por coronavirus 2019 (COVID19) ha tenido una devastadora repercusión en la labor asistencial de la inmensa mayoría de centros hospitalarios del mundo. Ante la necesidad de atender un elevado número de pacientes infectados, entre otras muchas consideraciones han sido necesarias la readaptación de circuitos de urgencias, la incentivación de la protección profesional, la optimización de recursos de cuidados intensivos e incluso la habilitación de espacios que amplíen la capacidad de oferta de este tipo de recursos. Las implicaciones derivadas de esta concepción de la asistencia han salpicado a todas las disciplinas; en este sentido, los facultativos de Cirugía hemos tenido que aceptar circuitos diferentes a los habituales, en cuanto a esquema logístico e incluso diagnóstico, hemos tenido que priorizar pacientes en cirugía electiva (o incluso diseñar un paréntesis obligado de la misma) y hemos tenido que cumplir una serie de directrices que, en este contexto epidemiológico, garanticen la excelencia de la calidad asistencial a la urgencia quirúrgica. Y todo esto a una velocidad de vértigo dictada por la propia expansión del virus.