I Marx comienza señalando que la mercancía es, ante todo, un objeto material que satisface una necesidad en virtud de sus cualidades –necesidad que puede ser de cualquier tipo –. Toda mercancía es un objeto útil, pero no todo objeto útil es una mercancía. Seguidamente, Marx señala dos aspectos que tiene todo objeto útil, esto es, una cualidad y una cantidad. Por un lado, la cualidad refiere a las propiedades del objeto útil que hacen posible la satisfacción de la necesidad. En consecuencia, las propiedades son inmanentes al objeto o, lo que es lo mismo, inseparables de él. El valor de uso (VU) de cada mercancía es independiente de la cantidad de trabajo que le cueste al hombre apropiarse de sus cualidades útiles (la comida se acaba al instante y un computador dura años). Sin importar la formación social, el contenido material de la riqueza se compone de VU. Y, en las sociedades capitalistas, los VU se vuelven portadores o mediadores materiales del valor de cambio (VC). De aquí que Marx mencione al inicio del capítulo que la riqueza de las sociedades capitalistas se presenta como un ‘inmenso cúmulo de mercancías’. Es decir, bajo otro modo de producción, la riqueza asumirá otras formas de presentarse, pero en el capitalismo lo hace en calidad de mercancías. Entones, el VU es un aspecto eterno de las sociedades humanas y el VC es un aspecto histórico. Por otro lado, el segundo aspecto de la mercancía es el VC o la proporción cuantitativa en que se cambian VU de distinto tipo. El VC se verifica fácilmente en nuestra experiencia cada vez que compramos una mercancía, pero con la salvedad de que usamos dinero y Marx aún no introduce tal categoría. A diferencia del VU, el VC no es inmanente a la mercancía porque varía en el tiempo y el espacio (el valor actual de una camisa no será el mismo dentro de un año y, a su vez, este mismo valor varía de acuerdo al país y/o región). Como se dijo anteriormente, en el capitalismo los VU son mediadores materiales del VC. Algunos economistas del presente trabajan con precios relativos, pero no interrogan ni su naturaleza ni su origen (histórico). Por su parte, Marx dice que el VC, que verificamos a diario en la experiencia directa, es la forma sensible de manifestación (o presentación) de un contenido (o esencia) diferenciable de él –es decir, la forma no es idéntica a su contenido –. Esto porque dos mercancías sólo pueden igualarse en función de una magnitud común, a la que Marx llama Valor (V). Para abordar la naturaleza del V, esa propiedad común a toda mercancía, Marx retoma la idea de que la mercancía es útil por sus cualidades o propiedades físicas y, si las mercancías se cambian, es por su distinta cualidad (p.ej., se producen mercancías para intercambiar en el mercado por otras mercancías para el propio consumo). Pero cuando consideramos las mercancías como VC, nos abstraemos totalmente de sus VU y la única propiedad común que queda a todas ellas es la condición de ser productos del trabajo. En este momento, ya no se hace referencia a una mesa, una silla, una camisa, etc., ni a ninguna otra de sus cualidades sensibles; de ahí que nadie busque comprender por qué el dinero tiene V examinando los átomos de un billete. De la misma manera, desaparecen también las formas concretas de los trabajos que produjeron las mercancías, es decir, no se considera una mesa como producto del trabajo de aquel carpintero, una camisa como producto del trabajo de aquel sastre, etc., sino que todas las mercancías se consideran como productos del trabajo humano, esto es, trabajo abstracto. Si planteamos el peso como problema análogo, cuando decimos que 5 kg de lana = 5 kg de ladrillo estamos igualando ambos objetos a una propiedad común, el peso. Esta magnitud, o propiedad que puede medirse, está dada por la fuerza gravitatoria que actúa sobre un objeto. Asimismo, la propiedad común a todas las mercancías es el V, en cuanto ellas contienen trabajo humano abstracto, que alude a la inversión de la fuerza de trabajo (FT) condensada en cada mercancía, sin atender a la forma en que se ha invertido. El V, que es la propiedad que comparten todas las mercancías, tiene una magnitud que se mide en el tiempo de trabajo socialmente necesario. Cantidad de producción Tiempo por unidad Tiempo total Productor A 50 unidades 10 horas 500 horas Productor B 100 unidades 8 horas 800 horas Productor C 25 unidades 11 horas 275 horas TOTAL 175 unidades 1575 horas De acuerdo a la tabla, para producir 175 unidades de x mercancía en cierta sociedad se invierten 1575 horas. Por tanto, en promedio se invierten 9 horas en la producción de 1 unidad. Así las cosas, a quien intercambia en el mercado 1 unidad de x mercancía no se le pregunta cuánto tiempo se demoró en fabricarla, sino que éste encuentra un VC ya establecido en el mercado (9 horas x unidad). Al igual que un lugar (p.ej., Bucaramanga) tiene una temperatura promedio determinada por variables objetivas, como la latitud, la altura, etc., pero no todas las veces la temperatura es exactamente la misma; el VC tiene variaciones, pero éstas siempre se dan alrededor del promedio. En consecuencia, el mercado dictamina cuánto debe invertirse en cada mercancía, premiando a quienes invierten menos en la producción de la misma y castigando a los productores poco eficientes. Por eso dice Marx que “En cuanto valores, todas las mercancías son solamente determinadas cantidades de trabajo cristalizado”. Por lo demás, al variar la fuerza productiva del trabajo, varía también el tiempo socialmente necesario y, por ende, la magnitud del valor de la mercancía, como ocurrió con la invención de la máquina de coser. Pero, además de los avances tecnológicos, hay otros factores que también pueden influir sobre la fuerza productiva, como la mejora en las destrezas de los obreros, condiciones ambientales favorables, etc. A continuación, Marx indica que un objeto puede ser VU sin ser V cuando su utilidad no resulta del trabajo humano, o cuando se produce para el consumo directo. Para producir mercancías, hay que producir para otros, es decir, hay que producir VU social en calidad de productor independiente. Y sólo sabremos si lo que producimos tiene un VU social cuando intentemos intercambiarlo en el mercado. II Fue Marx quien demostró el trabajo abstracto, yendo más allá de los postulados de los economistas clásicos que encontraron el trabajo como la determinación del valor de cambio. Pues bien, el alemán procede a analizar con cautela el trabajo abstracto debido a su centralidad en la economía política.