En lo referente a las ventanas y puertas exteriores de las distintas estancias o locales (es decir, las zonas de admisión natural de aire), su superficie total practicable ha de ser de, como mínimo, la veinteava parte de la superficie útil de la estancia en cuestión (por ejemplo, un salón de 20 m2 útiles requiere una ventana que tenga una superficie practicable de 1 m2). Cálculo de la ventilación natural Como ya se ha indicado, la ventilación natural tiene que ver con las diferencias de presión que se producen entre el interior de una vivienda y el exterior de la misma. Esas diferencias de presión, que son consecuencia de la existencia de gradientes térmicos y de la presencia de viento, variarán entonces a lo largo del día y serán distintas para cada día del año. Ello hace que no pueda calcularse fácilmente la ventilación natural necesaria para una vivienda en términos generales y que lo suyo sea acudir a medios mecánicos para garantizar una ventilación constante. No obstante, es posible por ejemplo calcular el tamaño mínimo de una ventana para asegurar una ventilación natural por encima del mínimo que establece el CTE. Se obvia el efecto térmico y se parte de la ecuación de Darcy (que relaciona los gradientes de presión en un fluido con la velocidad del mismo) y de la definición de caudal (que relaciona velocidad con superficie). Se puede llegar a la siguiente expresión que permite calcular la superficie de hueco necesaria S (m2), en función del caudal de aire entrante que se pretende alcanzar Q (m3/s), la velocidad del viento v (m/s), el coeficiente de pérdida de carga f, la aceleración de la gravedad g (m2/s) y la densidad del aire d (kg/m3): S= Q/[(v/4)(2g/fd)^1/2]