Subido por libros inv

LEC 01 iphone

Anuncio
El iPhone
El 9 de enero de 2007, el emprendedor más icónico del mundo anunció algo nuevo, un producto
que se iba a convertir en el más rentable de la historia.[1]
Era el iPhone. Este teléfono ha definido muchos aspectos de la economía moderna. Por supuesto,
hay que considerar los ingentes beneficios que ha generado; de hecho, solo dos o tres empresas en
el mundo ganan tanto dinero como lo hace Apple solo con el iPhone. También ha creado una nueva
categoría de producto: el teléfono inteligente. El iPhone y sus imitadores representan un producto
que no existía hace diez años, pero que ahora es un objeto de deseo de casi toda la humanidad. Y
no hay que olvidar la manera en que el iPhone ha transformado otros mercados: el del software, el
de la música y el de la publicidad.
Pero estas son solo las implicaciones más evidentes del iPhone. Si profundizamos más, veremos
que es una historia sorprendente. Damos todo el crédito a Steve Jobs y a otros líderes de Apple —
su antiguo socio, Steve Wozniak, su sucesor, Tim Cook, su visionario diseñador, Jony Ive—, pero
algunas de las figuras más importantes de esta historia han sido olvidadas.
Hagámonos la siguiente pregunta: ¿qué es lo que hace del iPhone un iPhone? En parte, el diseño
atractivo, la interfaz del usuario o la atención por los detalles en el funcionamiento del software y
el hardware; pero, por debajo de esta magnífica superficie, se encuentran los elementos críticos que
hicieron posible esta nueva categoría de aparatos.
La economista Mariana Mazzucato ha hecho una lista de doce tecnologías clave que permiten la
existencia de los teléfonos inteligentes. Primero: los diminutos microprocesadores; segundo: los
chips de memoria; tercero: los discos duros de estado sólido; cuarto: las pantallas de cristal líquido;
quinto: las baterías de litio. Esto por lo que respecta al hardware.
Después nos encontramos con las redes y el software.
Así pues, sigamos con la enumeración. Sexto: la transformada rápida de Fourier. Se trata de los
fundamentos matemáticos que hacen posible convertir a toda velocidad señales analógicas como
el sonido, la luz visible y las ondas de radio en señales digitales que puede procesar un ordenador.
Séptimo (y es posible que haya oído hablar de ello): internet. Un teléfono inteligente no es tal sin
internet.
Octavo: HTTP y HTML, los protocolos y lenguajes que han transformado un internet difícil de
utilizar en la fácilmente accesible World Wide Web. Noveno: la red de cobertura; de otra forma el
teléfono no solo no es inteligente, es que ni siquiera es teléfono. Décimo: el Sistema de
Posicionamiento Global, o GPS. Undécimo: la pantalla táctil. Duodécimo: Siri, o el asistente de
inteligencia artificial que se comunica con la voz.[2]
Todas estas tecnologías son componentes importantes para que funcione un iPhone o cualquier
teléfono inteligente. Algunas no solo son importantes, sino que resultan indispensables. Pero
cuando Mariana Mazzucato confeccionó la lista y estudió la historia de cada uno de sus elementos,
descubrió algo sorprendente. La figura fundacional del desarrollo del iPhone no fue Steve Jobs. Fue
el tío Sam. Cada una de estas doce tecnologías esenciales fue respaldada de forma significativa por
distintos gobiernos, sobre todo el gobierno estadounidense.
Alguno de estos respaldos son harto conocidos. Muchas personas saben, por ejemplo, que la
World Wide Web debe su existencia a las investigaciones de Tim Berners-Lee, un ingeniero de
software que trabajaba en el CERN, el centro de investigación de partículas físicas que habían
fundado varios gobiernos de Europa.[3]Internet comenzó como ARPANET, una red de ordenadores
sin precedentes creada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos a principios de la década
de 1960.[4] El GPS, por descontado, fue una tecnología en exclusiva militar que se desarrolló
durante la Guerra Fría y estuvo a disposición del resto de los ciudadanos a partir de la década de
1980.[5]
Otros ejemplos son menos famosos, pero no menos importantes.
La transformada rápida de Fourier es una familia de algoritmos que ha hecho posible movernos
del mundo del teléfono, la televisión y el gramófono, es decir, de las señales analógicas a otro
mundo en el que todo está digitalizado y que, por tanto, es compatible con ordenadores como el
iPhone. El más común de estos algoritmos fue desarrollado en un momento de inspiración por el
gran matemático estadounidense John Tukey. ¿En qué trabajaba Tukey en aquel momento? Lo has
adivinado: en aplicaciones militares. En concreto, formaba parte del Comité Científico Consultivo
del presidente Kennedy en 1963, intentando averiguar cómo detectar si la Unión Soviética estaba
probando armasnucleares.[6]
Los teléfonos inteligentes no serían tales sin la pantalla táctil, pero su inventor fue un ingeniero
llamado E. A. Johnson. Empezó a investigar en ella cuando trabaja en el Royal Radar Establishment,
el altisonante nombre de una agencia del gobierno británico.[7] En el CERN —los mismos tipos de
antes— profundizaron más en esta invención. Al final, la tecnología multitáctil fuecomercializada
por dos investigadores de la Universidad de Delaware en Estados Unidos, Wayne Westerman y John
Elias, que vendieron su empresa a Apple. Pero incluso en esta fase tan avanzada, los gobiernos
también tuvieron su influencia: la beca de investigación de Wayne Westerman fue sufragada por la
Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos, así como por la CIA.[8]
Luego tenemos a la chica con voz de silicio, Siri.
En el año 2000, siete años antes del primer iPhone, la Agencia de Proyectos de Investigación de
Defensa Avanzada de Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés) encargó al Instituto de
Investigación de Stanford que desarrollara una proto-Siri, una asistente virtual que ayudara al
personal militar a hacer su trabajo. Veinte universidades se unieron al proyecto y crearon con
rapidez todas las tecnologías necesarias para hacer realidad esa ayudante virtual. En 2007, la
investigación pasó a comercializarse por la start-up Siri Incorporated. En 2010, Apple compró los
resultados por una suma que no se hizo pública.[9]
Respecto a los discos duros, las baterías de litio, las pantallas de cristal líquido y los
semiconductores, la historia es parecida. En todos los casos se mezcló la inteligencia científica con
empresas del sector privado. Las agencias gubernamentales también invirtieron un montón de
dinero, en la mayoría de los casos las estadounidenses y, sobre todo, alguna de sus ramas
militares.[10] Silicon Valley tiene una gran deuda con Fairchild Semiconductor, la empresa que
desarrolló los primeros circuitos integrados prácticos. Y, en sus primeros tiempos, Fairchild
Semiconductor dependía de las inversiones militares.[11]
Está claro que el ejército estadounidense no creó el iPhone, ni el CERN creó Facebook o Google.
Estas tecnologías de las que tanto dependemos hoy en día fueron perfeccionadas y comercializadas
por el sector privado. Pero fueron las subvenciones y la disponibilidad de asumir riesgos del
gobierno las que las hicieron posibles. Esta es una cuestión que hay que tener en cuenta al
reflexionar sobre los retos que tenemos por delante en ámbitos como la energía y la biotecnología.
Steve Jobs era un genio, no hay duda de ello. Uno de sus proyectos paralelos más notables fue el
estudio de animación Pixar, que cambió el mundo del cine cuando creó películas animadas
digitalmente, como Toy Story.
Incluso sin la pantalla táctil, sin internet y sin la transformada rápida de Fourier, Steve Jobs habría
creado algo hermoso, aunque no una tecnología trascendental como el iPhone. Lo más probable es
que, como Woody y Buzz, habría sido un juguete tremendamente encantador.
[1] «What’s the World’s Most Profitable Product? », BBC World Service, 20 de mayo de 2016,
<http://www.bbc.co.uk/programmes/p03vqgwr>.
[2] Mariana Mazzucato, The Entrepreneurial State, Londres, Anthem Press, 2015, p. 95, y el
capítulo 5 en general.
[3] Ibid., pp. 103-105; y «The History of CERN», <http://timeline.web.cern.ch/timelines/Thehistory-of-CERN?page=1>.
[4] Katie Hafner y Matthew Lyon, Where Wizards Stay Up Late, Londres, Simon and Schuster,
1998.
[5] Greg Milner, Pinpoint: How GPS Is Changing Technology, Culture and Our Minds, Londres, W.
W. Norton, 2016.
[6] Daniel N. Rockmore, «The FFT: An Algorithm the Whole Family Can Use», Computing Science
Engineering, n.º 2, vol. 1, 2000, p. 60, <http://www.cs.dartmouth.edu/~rockmore/cse-fft.pdf>.
[7] Florence Ion, «From Touch Displays to the Surface: A Brief History of Touchscreen
Technology», Ars Technica, 4 de abril de 2013, <http://arstechnica.com/gadgets/2013/04/fromtouch-displays-to-thesurface-abrief-history-of-touchscreen-technology/>.
[8] Mazzucato, op. cit., pp. 100-103.
[9] Danielle Newnham, «The
Story Behind Siri»,Medium, 21
de
agosto
de
2015,
<https://medium.com/swlh/the-story-behind-siri-fbeb109938b0#.c3eng12zr>; y Mazzucato, op.
cit., capítulo 5.
[10] Ibid.
[11] William Lazonick, Sustainable Prosperity in the New Economy? Business Organization and
High-Tech Employment in the United States, Kalamazoo, Upjohn Press, 2009.
Harford, T. (2018) El iPhone en Cincuenta innovaciones que han cambiado el mundo [Traducción
de Alfonso Barguñó Viana] Editorial Conecta.
Descargar