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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0094/2015-S1 Expediente 06113-2014-13-AAC
Fuente: tcpbolivia.bo | www.derechoteca.com/jurisprudencia | User: 84853 | Date: 2022-10-17 12:00:17 UTC
SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0094/2015-S1
Sucre, 13 de febrero de 2015
SALA PRIMERA ESPECIALIZADA
Magistrado Relator: Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
Acción de amparo constitucional
Expediente: 06113-2014-13-AAC
Departamento: Chuquisaca
En revisión la Resolución 080/2014 de 10 de febrero, cursante de fs. 257 a 260,
pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Wilbur
Daza Gutiérrez en representación legal de la Compañía Ganedera Exportadora
Importadora Boliviana Sociedad Anónima (CEIBO S.A.) contra Juan Ricardo Soto
Butrón y Paty Yola Paucara Paco, Magistrados del Tribunal Agroambiental
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido de la demanda
El representante de la parte accionante, mediante memorial presentado el 7 de
enero de 2014, cursante de fs. 73 a 83 vta., manifestó que:
I.1.1. Hechos que motivan la acción
El fundo “Monterrey I” de propiedad de CEIBO S.A., no obstante de haber
acreditado el cumplimiento de la Función Económica Social (FES), fue sometido a
proceso de reversión, dentro del cual se produjeron varias irregularidades, que
fueron objeto del recurso contencioso administrativo ante el Tribunal
Agroambiental.
Añade que la Sentencia Nacional Agroambiental S1ª 20/2013 de 17 julio, reconoce
la existencia de mil ochocientos veintinueve cabezas de ganado marcado con la
letra “C” que identifica a la sociedad ganadera y demuestra que es de su
propiedad, hecho que se sustenta en la ficha de cumplimiento de la FES elaborada
por funcionarios del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), dentro del
proceso de reversión sobre una extensión de 4.531,0618 has; por lo que, de
conformidad a lo previsto por la Ley 3545 de 28 de noviembre de 2006, tomando en
cuenta también las mejoras existentes, se acreditó el cumplimiento de la FES.
Continúa manifestando que dichos elementos, de acuerdo a lo previsto por los
arts. 159 del Decreto Supremo (DS) 29215 de 2 de agosto de 2007 y 2.III de la Ley
3545, posee un valor jurídico superior a cualquier otra prueba que determine el
cumplimiento de la FES; de tal modo que la citada Sentencia Nacional
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Agroambiental, al disponer que la Resolución Administrativa de Reversión RES-REV
002/2010 de 17 de mayo, se mantenga firme e incólume, violenta los siguientes
derechos y garantías constitucionales:
a)Debido proceso.- Los demandados, no obstante a reconocer la existencia de mil
ochocientos veintinueve cabezas de ganado, consideran que éstas ya fueron
contabilizadas en otro predio, que de igual manera, es de propiedad de CEIBO S.A,
sin considerar que dicha duda fue absuelta en los trabajos de campo; por lo que, el
ganado, al pertenecer al mismo propietario debe llevar la misma marca; en
consecuencia, la pretensión de la Sentencia Nacional Agroambiental impugnada,
respecto a que el ganado lleve marcas diferentes por el simple hecho de
encontrarse en distintos fundos, desconoce la previsión normativa contenida en el
art. 4 de la Ley 80 de 5 de enero de 1961, así como los datos contenidos en la ficha
de cumplimiento de la FES, que acredita la verificación y contabilización de las mil
ochocientos veintinueve cabezas de ganado en el predio “Monterrey I”, marcado
con la inicial “C” que identifican a CEIBO S.A.; en este sentido, el fallo impugnado,
al no identificar cual es la norma que obligue al propietario a filiar su ganado con
marcas o señas distintas, en cada predio que posea, se halla fuera del marco
normativo;
b)Juez imparcial.- De acuerdo a los argumentos esgrimidos en la referida
Sentencia Nacional Agroambiental, se habría hecho uso de prueba complementaria
de sobrevuelo e imágenes de multitemporalidad; sin embargo, la mencionada
Resolución Administrativa de Reversión en ninguna parte refiere que se hubieran
efectuados aquellos estudios, de donde se infiere que los demandados incorporaron
supuestos elementos que no forman parte de la citada Resolución, ni del proceso de
reversión, incurriendo en un accionar oficioso y arbitrario que violenta la garantía
del juez imparcial; toda vez que, un elemento que no fue parte de controversia, no
puede servir para fundar un fallo judicial; asimismo, la Resolución impugnada
considera de manera errónea que el predio “Monterrey I” fue dividido en dos fundos
y que cada uno de ellos fue adquirido por personas diferentes, cuando, la citada
Resolución Administrativa de Reversión ya resolvió este asunto y concluyó
afirmando que durante la audiencia de verificación, en la fracción adquirida por
CEIBO S.A. se identificó ganado marcado con la letra “C”, afirmación que reconoce
la existencia de ganado en el predio de la empresa que representa y que pretende
ser desvirtuada por los demandados;
c) Presunción de inocencia.- Respecto al ganado existente en los predios “San
Matías” y “Monterrey I”, la Resolución Administrativa de Reversión RES-REV
002/2010 concluye que se trata del mismo, porque se halla marcado con la misma
letra y por ende aplica la sanción de reversión, sin considerar que en la audiencia
efectuada en campo, se aclaró que el ganado contabilizado en el fundo “San
Matías”, había sido pintado luego de habérselo contado; no obstante, el fallo ahora
objetado, no tomó en cuenta estos extremos, asumiendo de manera arbitraria que
se trataba del mismo ganado, sin haber corroborado los datos de la señalización a
efecto que no exista duda alguna antes de adoptar una decisión, lesionando la
presunción de inocencia al imponer la sanción de reversión en base a simples
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suposiciones; y,
d) Derecho a la defensa.- La Sentencia Nacional Agroambiental S1ª 20/2013, hace
referencia a que el ganado marcado con las letras “OM”, no fueron tomados en
cuenta por no contar con la documentación de compraventa; sin embargo, la
demanda contencioso administrativa, no planteó reclamo alguno respecto a dicho
ganado, por lo que no podía concluirse que la sociedad ganadera no acreditó
derecho propietario; no obstante, la demanda sí versaba sobre el ganado marcado
con las iniciales “IM” que correspondían al ganado aportado por la socia Irene
Lesma Monasterio Rek, conforme acredita textualmente la cláusula octava de la
escritura pública 603/2009 de 20 de mayo, cuyo tenor fue mal interpretado por los
demandados y no fue tomado en cuenta debido a que según ellos, no se
consignaba como aporte a CEIBO S.A.; en tal sentido, la mencionada Sentencia
Nacional Agroambiental, resolvió la demanda de forma arbitraria y sin apego a los
antecedentes procesales controvertidos en el proceso contencioso administrativo,
lesionando el derecho a la defensa al no pronunciarse respecto a estos elementos.
I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados
El representante legal de la empresa accionante, alega la vulneración de los
derechos a la propiedad privada, al debido proceso, al juez imparcial, a la defensa y
a la presunción de inocencia, citando al efecto los arts. 56.II, 115.II, 117.I, 118.I,
119.I, 120.I y 180.I de la Constitución Política del Estado (CPE); 11 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos; y, 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
I.1.3. Petitorio
Solicita se conceda la tutela y se deje sin efecto la Sentencia Nacional
Agroambiental S1ª 20/2013, disponiendo se emita nueva resolución en base a los
antecedentes de cumplimiento de la FES y en el marco de las garantías
constitucionales citadas.
I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías
Efectuada la audiencia pública el 10 de febrero de 2014, conforme el acta
cursante de fs. 250 a 256, se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción
El representante de la parte accionante, inicialmente manifestó que la presente
demanda fue interpuesta dentro del plazo de los seis meses y que, si bien es cierto
que anteriormente se formuló otra acción de amparo constitucional, no puede
alegarse que se estuviera haciendo un uso abusivo de este mecanismo
extraordinario; pues, no existe triple identidad de la acción que se revisa con la
primera, teniendo en cuanta que se interpone contra otro acto procesal que fue
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dictado por otras personas, demandándose actos diferentes.
Continuando con su participación, la parte accionante, se ratificó en el contenido
íntegro de la demanda y ampliando la misma señaló que, los demandados no
tomaron en cuenta el principio de verdad material, debido a que el fallo impugnado
se sustenta en meras suposiciones que no tienen validez y no en las pruebas que
cursan en el proceso; asimismo, considera que se lesionó el principio de legalidad
porque a su entender no se respetó el principio de reserva legal al no especificar en
qué normativa se funda la Sentencia Nacional Agroambiental S1ª 20/2013, al
interpretar erróneamente la Ley 80 invocada; del mismo modo, el fallo impugnado
vulneró el principio de congruencia en el entendido de que la sentencia no
responde a lo demandado y porque existe contradicción en su argumentación.
I.2.2. Informe de las autoridades demandadas
Abel Dávalos Vargas, Mario Calizaya Huanca y María Shirley Moscoso Fernández
de Torrez, en representación legal de Juan Ricardo Soto Butrón y Paty Yola Paucara
Paco, Magistrados del Tribunal Agroambiental, mediante informe escrito cursante
de fs. 168 a 173, manifestaron que: 1) A través de la Sentencia Nacional
Agroambiental S2ªL 027/2012 de 27 de julio, la Sala Segunda Liquidadora del
Tribunal Agroambiental, declaró improbada la demanda contencioso administrativa
interpuesta por CEIBO S.A.; dicha decisión fue impugnada por acción de amparo
constitucional mereciendo el Auto 09/2013 de 14 de febrero, que dispuso se emita
una nueva sentencia congruente, objetiva y motivada que desvirtué la duda
razonable sobre la existencia del ganado y su derecho propietario con referencia a
la escritura pública 603/2009; habiéndose cumplido con lo dispuesto, en el presente
caso, mediante la Sentencia Nacional Agroambiental que nuevamente refuta el
accionante; 2) La Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013, se sustenta sobre
tres aspectos fundamentales: i) El conteo del ganado marcado con la letra “C” -que
fue trasladado del predio “San Matías” a “Monterrey I”- y la identificación de
ganado con la marca “OM”; respecto a este extremo, debe aclararse que la indicada
Sentencia Nacional Agroambiental, nunca reconoció la existencia de mil
ochocientos veintinueve cabezas de ganado marcado con la letra “C”, conforme
señala el accionante, sino que en realidad, dicha cita corresponde a la recopilación
de antecedentes cursantes en el proceso de reversión efectuado por el INRA; siendo
que precitada Sentencia Agraria Nacional, respecto a dicho ganado, establece que
la referida cantidad, no se la tomó en cuenta porque, en primer término, se trató de
inducir en error al INRA con ganado ya contabilizado en el predio “San Matías”; en
segundo lugar, debido a que de la lectura de escritura pública 603/2009, se observa
que, Nicolás Monasterios Paz, aportó únicamente con terreno y con una cantidad
determinada de cabezas de ganado, situación que se repite con varios nuevos
socios; y finalmente, ante la duda del Director General de Administración de Tierras,
respecto a un posible conteo previo del ganado en el predio “San Matías”, se
explicó que el mismo fue pintado; no obstante, los demandados, para esclarecer la
duda del mencionado Director, recurrieron a otro instrumento complementario, que
es el informe en conclusiones, el informe de sobrevuelo y el análisis multitemporal,
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en los que se estableció que, en el predio “San Matías” se contabilizó ganado con la
marca “C” de propiedad de CEIBO S.A. y que en el fundo “Monterrey I”, no se
evidenciaba actividad ganadera, corroborándose entonces que se procedió al
traslado de ganado del predio “San Matías” a “Monterrey I”; ii) Incumplimiento de
leyes respecto al registro del ganado, toda vez que la escritura pública 603/2009,
no consigna la transferencia de ganado marcado con la letra “C” como aporte a la
sociedad ganadera, así como tampoco se acredita documento de compraventa; en
este aspecto, los demandados aseguran que ante el cambio de razón social, debió
especificarse con qué cantidad de ganado aportaban los socios a CEIBO S.A. y cuál
la marca o contramarca a ser registrada; asimismo, no hicieron referencia al
ganado marcado con la letra “C”; y aún cuando el accionante manifiesta que Irene
Lesma Monasterio Rek aportó con trescientas cabezas de ganado, el cual no
consigna marca alguna con la inicial “C” u “OM”, incumpliendo las previsiones
legales contenidas en los arts. 8 del DS 29251; y, 5 y 9 de la Ley 80; y, iii)
Incumplimiento del registro de la escritura pública 603/2009 en la Unidad
respectiva del INRA, haciendo conocer el cambio de razón social de Sociedad de
Responsabilidad Limitada a Sociedad Anónima, hecho que contraviene los
preceptos legales contenidos en la Disposición Final Segunda de la Ley 3545 y los
arts. 424 y 429 del DS 29215; por lo que, el ganado consignado con la letra “C”, no
tenía valor legal alguno debido a que por previsión de dicha normativa, solamente
surtirán efectos en los procedimientos agrarios, las transferencias registradas en el
INRA, aspecto que fue debidamente valorado en la Sentencia Agroambiental
Nacional S1a 20/2013; 3) El accionante aduce violación a la garantía del juez
imparcial con el argumento que el fallo impugnado se habría basado en estudios
inexistentes; sin embargo, parece desconocer que dentro del proceso de reversión
cursan los informes técnicos de sobrevuelo y análisis multitemporal, de donde se
evidencia que no existió imparcialidad o arbitrariedad alguna, pues de estos
documentos se logró establecer que en el predio “Monterrey I”, no existe actividad
ganadera y que, en la fracción adquirida por Carlos Alberto Suárez, sí se constató la
existencia de ganado con la marca “C” de CEIBO S.A. y “OM” de Osvaldo
Monasterio Rek, conforme se hizo constar en el informe técnico legal de 6 de mayo
de 2010, cursante de “fs. 439 a 441” del proceso de reversión; 4) En cuanto a la
supuesta lesión de la presunción de inocencia en base a la disidencia formulada por
la Magistrada, Gabriela Cinthia Armijo Paz, corresponde señalar que la misma fue la
primera relatora del proyecto, habiéndosele observado el hecho de que en sus
apreciaciones, no tomaba en cuenta los medios de prueba complementaria
consistentes en informes técnicos y jurídicos elaborados por el INRA; en
consecuencia, no puede argumentarse que la Sentencia Agroambiental Nacional
ahora impugnada, se funda en suposiciones y que existe duda razonable respecto al
origen y propiedad de las cabezas de ganado y el cumplimiento de la FES en el
predio “Monterrey I”, debido a que, se arribó a la decisión asumida sobre la base
precisamente de los elementos probatorios que conforman el legajo procesal; y, 5)
En cuanto a la filiación de ganado con la marca “OM”, se estableció, a través de los
estudios realizados durante el proceso de reversión, la existencia de ganado vacuno
marcado con las letras “OM” en el predio “Monterrey I” en un número de mil
ochocientos veintidós reses; en tal consecuencia, no puede alegarse lesión o
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vulneración a derecho alguno, por cuanto fue el accionante quien no cumplió con la
FES, pretendiendo burlar al INRA con el traslado de ganado e incumpliendo los
requisitos exigidos por ley respecto al registro de la escritura pública 603/2009 en
dependencias del INRA y al no hacer constar en dicho instrumento público, la
transferencia de ganado en calidad de aporte; por lo que, solicitan se deniegue la
tutela con imposición de costas.
I.2.3.Intervención de los terceros interesados
Mediante memorial cursante de fs. 185 a 189 vta., Raúl Marcelo Argandoña
Romero en representación legal de Juanito Félix Tapia García, Director Nacional a.i.
del INRA, solicita se deniegue la tutela con imposición de costas y multas,
argumentando que: a) Mediante informe preliminar DGAT-REV-INF 005/2010 de 20
de abril, se sugirió el inicio del proceso de reversión sobre el predio “Monterrey I”,
dictándose el correspondiente Auto de Inicio de conformidad al art. 188 del DS
29215, habiéndose emitido informe circunstanciado DGAT-REV-INF 0015/2010 de
11 de mayo, por medio del cual se estableció que la parte perteneciente a CEIBO
S.A., cumplía parcialmente la FES, emitiéndose en consecuencia la Resolución
Administrativa de Reversión RES-REV 002/2010, que resolvió reconocer en favor de
la sociedad ganadera la superficie de 916,4507 has y revertir a dominio originario
del Estado la superficie de 6874,7111 has, decisión contra la que se instauró
demanda contencioso administrativa ante el Tribunal Agroambiental que mereció
Sentencia Nacional Agroambiental S2aL 027/2012, que declaró improbada la
demanda y en consecuencia subsistente la Resolución impugnada, la cual fue
recurrida a través de acción de amparo constitucional mereciendo el Auto 09/2013,
por el cual, la Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de
Chuquisaca concedió la tutela solicitada, motivando la emisión de una nueva
Sentencia Nacional Agroambiental que resolvió declarar nuevamente improbada la
demanda y en consecuencia subsistente la Resolución Administrativa de Reversión
RES-REV 002/2010; b) La presente demanda, pretende demostrar vulneración a
derechos y garantías, cuando en realidad, fue el accionante quien no pudo
respaldar la titularidad sobre las mil ochocientos veintinueve cabezas de ganado
identificadas durante la verificación del cumplimiento de la FES sobre el predio
“Monterrey I”, situación que fue debidamente compulsada por la Sala Primera del
Tribunal Agroambiental a momento de emitir la Sentencia Nacional Agroambiental
S1a 20/2013; en tal sentido, se observa que los argumentos del accionante
obedecen a interpretaciones antojadizas de la norma especial, que no condicen con
la verdad material y los datos cursantes en el proceso de reversión; así, la
titularidad sobre las cabezas de ganado marcadas con las letras “C” y “OM”, no
fueron debidamente demostradas mediante los correspondientes títulos de
trasferencia de titularidad; además no se supo justificar adecuadamente si el mismo
ganado que fue presentado durante el proceso de saneamiento de la propiedad
“San Matías”, es también de propiedad de CEIBO S.A.; sin embargo, el número de
reses fue debidamente consignado por el INRA en los diferentes actuados del
proceso de reversión; de donde se infiere que la indicada empresa pretendió
engañar a los funcionarios del INRA, respecto al cumplimiento de la FES; c) La
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supuesta arbitrariedad en la que hubieran incurrido los miembros de la Sala Primera
del Tribunal Agroambiental a través de la Sentencia Nacional Agroambiental S1a
20/2013, emerge supuestamente de la valoración de informes de sobrevuelo y
multitemporalidad, mismos que no hubieran sido expresamente mencionados en la
Resolución Administrativa de Reversión; sin embargo, debe considerarse que
aquellas actividades, son determinantes al momento de iniciar un procedimiento de
reversión de oficio pues permiten verificar el posible incumplimiento de la FES; en
tal consecuencia, y siendo que toda resolución no necesariamente debe ser
ampulosa para justificar su decisión, la Resolución impugnada en la vía contencioso
administrativa, se enmarcó estrictamente a lo dispuesto por el art. 66 del DS
29215, motivo por el cual fue ratificada por el Tribunal Agroambiental; d) Se acusa
vulneración a la presunción de inocencia en base al voto disidente de la Magistrada
Gabriela Cinthia Armijo Paz; no obstante, debe tenerse presente que aquel se
constituye en un criterio personal que no fue compartido por los otros miembros de
la Sala Primera, quienes, a través de la Sentencia ahora impugnada, de manera
fundamentada, dejaron entrever la actitud malintencionada de los beneficiarios del
predio “Monterrey I”, al exhibir ganado previamente contabilizado en otro fundo
también de propiedad de CEIBO S.A. para que sea nuevamente considerado,
intención que no prosperó gracias al relevamiento de información en gabinete; por
lo que, al existir pruebas objetivas, no puede acusarse de lesión al principio de
inocencia; e) Tampoco puede referirse a la existencia de transgresión al derecho a
la defensa, cuando todos los argumentos expresados por el demandante, fueron
atendidos debidamente a través de la Sentencia Nacional Agroambiental ahora
impugnada, máxime si se considera que, conforme se desprende de la documental
concerniente al proceso de reversión, existen pruebas contundentes que acreditan
el incumplimiento de la FES en el predio “Monterrey I”, al no haberse acreditado la
titularidad del ganado identificado en audiencia de producción de pruebas y menos
haberse justificado que el ganado que se encontraba en aquel predio, no fue
valorado durante las pericias de campo del fundo “San Matías”; y, f) En este
contexto, la Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013, observó el debido
proceso y la seguridad jurídica, actuando de manera imparcial y equitativa, sujeta a
los cánones legales en materia agraria en actual vigencia, correspondiendo en
consecuencia, denegar la tutela con imposición de costas y multas al accionante.
Mauricio Javier Rojas Orellana, en representación legal de Víctor Justo Espinal
Villca, Director General de Administración de Tierras a.i. del INRA, por escrito
cursante de fs. 176 a 182, informó lo siguiente: 1) Dando cumplimiento a la
previsión normativa contenida en los arts. 2.II de la Ley del Servicio Nacional de
Reforma Agraria (LSNRA) con relación al 162 del DS 29215, que faculta al INRA a
efectuar un proceso de seguimiento respecto al incumplimiento de la FES a efectos
de proceder a la reversión, expropiación o priorización del saneamiento de la
propiedad agraria, se procedió al reconocimiento y sobrevuelo de nueve predios
ubicados en la zona denominada “San Matías”, entre los cuales se halla el fundo
“Monterrey I”, habiéndose evidenciado indicios de incumplimiento de la FES que
fueron reportados mediante informe técnico UC 941/2009 de 30 de diciembre, que
en su parte conclusiva, recomendó, al tratarse de fundos titulados dedicados
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supuestamente a la actividad ganadera, se proceda a la verificación de campo; 2)
Mediante Resolución Administrativa de Avocación 390/2009 de 24 de noviembre, se
facultó a la Dirección Nacional del INRA a iniciar, proseguir y tramitar hasta su
conclusión los procesos de reversión en el departamento de Santa Cruz,
delegándose el cumplimiento de esa tarea a la Dirección General de Administración
de Tierras; 3) El 22 de febrero de 2010, el INRA emitió el informe UCR 096/2010 que
realiza el análisis multitemporal de tres predios, entre ellos “Monterrey I”,
confirmando la existencia de indicios de incumplimiento de la FES y motivando la
emisión del informe preliminar DGAT-REV-INF 005/2010, que sugirió el inicio del
procedimiento de reversión de aquellos fundos; dictándose Auto de Inicio el 23 de
igual mes y año, de conformidad a las previsiones contenidas en los arts. 186 y 188
del DS 29215; 4) Con posterioridad a la celebración de audiencia de producción de
pruebas y verificación de la FES, se elaboró el informe circunstanciado DGAT REV
0015/2010, que determinó el cumplimiento parcial de la función económico social
del predio “Monterrey I” en la parte correspondiente a CEIBO S.A.; por lo que, el 17
del indicado mes y año, el Director Nacional del INRA, atendiendo los argumentos
del referido informe, pronunció la Resolución Administrativa de Reversión RES-REV
002/2010 que determinó revertir una superficie de 6874,7111 has del fundo en
cuestión y reconocer únicamente la superficie de 916,4507 has, a favor de la
referida sociedad ganadera; 5) Contra dicha decisión, la parte afectada formuló
recurso contencioso administrativo ante el Tribunal Agroambiental que mereció la
Sentencia Nacional Agroambiental S2aL 027/2012, por la cual se declaró improbada
la demanda y en consecuencia subsistente la resolución impugnada, motivando la
interposición de acción de amparo constitucional que fue resuelta mediante Auto
09/2013, proferido por la Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia
de Chuquisaca, que concedió la tutela solicitada dejando sin efecto la indicada
Sentencia Nacional Agroambiental; 6) En cumplimiento al Auto 09/2013, la Sala
Primera del Tribunal Agroambiental pronunció la Sentencia Nacional Agroambiental
S1a 20/2013, declarando improbada la demanda contencioso administrativa,
manteniéndose firme e incólume la Resolución Administrativa de Reversión RESREV 002/2010; infiriéndose que la situación legal del predio “Monterrey I”, fue
definida mediante dicha resolución; toda vez que, la confirmación de su validez por
la nueva Sentencia Nacional Agroambiental, dictada en cumplimiento del indicado
Auto 09/2013, demuestra que los derechos y garantías de la parte accionante no
fueron lesionados y fue la propia CEIBO S.A. quien no acreditó la titularidad sobre
las cabezas de ganado identificadas durante la verificación del cumplimiento de la
FES en el predio “Monterrey I”; 7) El INRA, determinó el cumplimiento de la FES en
base a los siguientes elementos: i) De acuerdo a las mejoras, pastizales y
sembradíos existentes, se determinó la superficie de 704,1618 has; ii) Durante el
verificativo de campo, se contabilizó la existencia de mil ochocientos veintinueve
cabezas de ganado marcado con la letra “C”, mismas que de acuerdo a los
antecedentes del proceso de reversión ya fueron contabilizadas en el predio “San
Matías”, durante las pericias de campo en diciembre de 2009; iii) En cuanto al
ganado marcado con las iniciales “OM”, no acreditó documentalmente su compra y
tampoco la contramarca requerida al momento de la compra, contraviniendo los
arts. 5 del DS 29215 y 5 de la Ley 80; motivo por el cual, ese ganado no fue
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considerado al momento de valorar el cumplimiento de la FES; iv) Se trató de
inducir al error al INRA al presentar el mismo ganado del predio “San Matías” en el
proceso de reversión del fundo “Monterrey I”; y, v) De acuerdo a los informes de
sobrevuelo y multitemporalidad, solamente se verificó existencia de actividad
productiva sobre la superficie de 704,9621 has, en el lado sud del predio
“Monterrey I”; y, h) Con estos antecedentes, el Tribunal Agroambiental emitió la
Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013, basando sus apreciaciones en los
datos del expediente de reversión y la normativa vigente; así como en base a la
argumentación realizada por las partes procesales que determinaron el fondo de la
decisión, no existiendo duda alguna de los hechos objeto de valoración por el INRA
y la documentación cursante en obrados, pusieron en evidencia que se pretendió
hacer creer que el ganado contabilizado era de la propiedad “Monterrey I”, de
donde se infiere que no existió lesión alguna a los derechos reclamados respecto al
debido proceso, al juez imparcial ni a la presunción de inocencia; con referencia al
derecho a la defensa acusado de vulnerado, cabe resaltar que respecto al ganado
marcado con las letra “OM” que se pretendió identificar como si correspondieran a
la marca “IM” dentro de un círculo y que presuntamente fueron el aporte de Irene
Lesma Monasterio Rek, mediante escritura pública 603/2009, no se acreditó la
titularidad de aquel ganado con ningún documento, puesto que el mismo no puede
ser tomado en cuenta por no contener elementos que establezcan la forma de la
marca del ganado, a qué predio correspondía o el destino del mismo. En
consecuencia, el fallo del Tribunal Agroambiental se basó estrictamente en la
normativa agraria vigente, no siendo evidentes los extremos alegados por la parte
accionante, correspondiendo denegar la tutela solicitada.
I.2.4.Resolución
La Sala Social Administrativa y Tributaria del Tribunal Departamental de Justicia de
Chuquisaca, constituida en Tribunal de garantías, mediante Resolución 80/2014 de
10 de febrero, cursante de fs. 257 a 260, denegó la tutela solicitada, en mérito a los
siguientes argumentos: a) De acuerdo a la reiterada jurisprudencia constitucional la
acción de amparo constitucional, no está configurada para constituirse en una
instancia procesal de revisión, por lo que, no puede ingresar al análisis de la
legalidad ordinaria y tampoco a la valoración de la prueba efectuada por jueces o
tribunales ordinarios, toda vez que, este mecanismo extraordinario posee un
carácter netamente restaurador de derechos fundamentales y garantías
constitucionales, siendo en consecuencia imposible para la jurisdicción
constitucional realizar esa labor a menos que la problemática planteada adquiera
suficiente relevancia constitucional o se impugne dicho trabajo como arbitrario,
insuficientemente motivada o con error evidente; caso contrario, cuando una
resolución se encuentre debidamente fundamentada en base al análisis fáctico,
probatorio, jurídico y jurisprudencial que permita conocer las razones por las que el
tribunal falló de determinada forma, se dará por cumplido el debido proceso
resultando de él un fallo constitucionalmente válido; b) Dentro de ese margen, se
advierte que la Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013, da respuesta
efectiva a todos los puntos reclamados mediante la demanda contencioso
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administrativa, así como al Auto 09/2013, con relación a la existencia del ganado y
acreditación de la propiedad del mismo respecto a las marcas “C” y “OM”, así como
también con relación a la escritura pública 603/2009, no siendo evidente que el
fallo agroambiental imponga a la parte accionante la obligación de afiliar su ganado
con una marca distinta de acuerdo a los predios que posea ésta, sino dando estricto
cumplimiento a la normativa agraria vigente respecto a la acreditación de la
titularidad del derecho propietario del ganado perteneciente a CEIBO S.A.; en
consecuencia, se observa que el INRA actuó adecuadamente al observar el
incumplimiento de los preceptos legales descritos en los arts. 6, 8, 159, 167.I y II;
424 y 427 del DS 29215, así como también los arts. 5 y 9 de la Ley 80; y, 2 de la
Ley 1715; y, la Disposición Final Transitoria de la Ley 3545 respecto a la
transferencia y marcado de ganado que acrediten que las reses que consignan las
letras “C” y “OM”, correspondan al predio “Monterrey I” de propiedad de la
sociedad ganadera; observaciones que no fueron subsanadas y que eliminan la
duda razonable, concluyéndose que, la Sentencia Nacional Agroambiental
impugnada, se encuentra debidamente fundamentada y motivada respondiendo a
cada pretensión formulada mediante proceso contencioso administrativo,
evidenciándose que ninguno de los derechos denunciados en la presente acción
tutelar fueron vulnerados; y, c) El Auto 09/2013, determinó que el Tribunal
Agroambiental emita nueva resolución aclarando respecto a la existencia de mil
ochocientos veintinueve cabezas de ganado -asunto principal de la presente acción
tutelar- que, de acuerdo al trámite administrativo se verifica mediante el conteo de
los animales, la marca y registro pertinente, debiendo demostrarse
documentalmente, conforme dispone el art. 167.1 del DS 29215, tanto la titularidad
del derecho propietario del predio como del ganado vacuno existente en el mismo,
datos que se consignan en el informe técnico legal emergente del relevamiento de
información en campo, en el que se registra todo lo observado en el predio respecto
a la extensión, cabezas de ganado y la forma en que éstos fueron adquiridos; en el
caso actual, fue el Auto 09/2013, que estableció el número de cabezas de ganado;
por tanto no puede nuevamente ingresarse a la resolución de fondo, debiendo el
Tribunal Agroambiental, cumplir con la determinación asumida en la Resolución
referida y no platear nueva acción de amparo constitucional.
Ante solicitud de aclaración por la parte accionante; al no existir votos conformes
debido a que la Vocal, Lilian Paredes Gonzales, no ingresó al fondo de la acción por
existir un fallo anterior emergente de otra acción similar en el que, en calidad de
Presidenta ingresó al fondo del asunto, el Vocal Humberto Ortega Martínez, se
acogió a los fundamentos expuestos por la primera, determinando denegar la
acción.
1.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional
Mediante decreto constitucional de 1 de septiembre de 2014, se solicitó
documentación complementaria, a cuyo efecto se dispuso la suspensión del plazo;
reanudándose el mismo a través del decreto constitucional de 26 enero de 2015;
por lo que la presente Sentencia Constitucional Plurinacional es pronunciada dentro
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de plazo.
II. CONCLUSIONES
Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se concluye lo
siguiente:
II.1.Mediante Resolución Administrativa de Reversión RES-REV 002/2010 de 17 de
mayo, el Director Nacional del INRA, resolvió revertir parcialmente el predio
“Monterrey I” en la superficie de 6874,7111 has, reconociendo a favor de CEIBO
S.A. el área de 916,4507 has (fs. 33 a 36).
II.2.El 6 de julio de 2010, CEIBO S.A., legalmente representada por Edgar Ricardo
Ruck Arzabe y Edgar Erick Ruck Calvo, planteó demanda contencioso administrativa
ante el Tribunal Agroambiental, impugnando la Resolución Administrativa de
Reversión RES-REV 002/2010 de 17 de mayo, que, siendo conocida por la Sala
Segunda Liquidadora, mediante Sentencia Nacional Agraria S2ªL 027/2012 de 27 de
julio, con la disidencia de sus miembros, fue declarada IMPROBADA y en
consecuencia subsistente la resolución impugnada, decisión contra la que se
formuló acción de amparo constitucional, que habiendo sido resuelta por la Sala
Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca, mereció el Auto
09/2013 de 14 de febrero, por el que se concedió la tutela solicitada, disponiendo
que la Sala de Turno del Tribunal Agroambiental, emita una nueva resolución en
sujeción a los principios de motivación y congruencia (fs. 43 a 49; y, 85 a 87).
II.3.Del Sistema de Gestión Procesal del Tribunal Constitucional Plurinacional, se
observa que el expediente signado con el número 02808-2013-06-AAC,
correspondiente a la acción de amparo constitucional, planteada por Wilbur Daza
Gutiérrez en representación legal de CEIBO S.A. contra Bernardo Guarachi Tola,
Juan Ricardo Soto Butrón, Lucio Fuentes Hinojosa, Gabriela Cinthia Armijo Paz, Paty
Yola Paucara Paco, Deysi Villagomez Velasco y Javier Peñafiel Bravo, Magistrados
Titulares; y, Rommy Colque Ballesteros, Katia López Arrueta y Javier Aramayo
Caballero, Magistrados de la Sala Liquidadora del Tribunal Agroambiental,
impugnando la Sentencia Nacional Agroambiental S2ªL 27/2012 de 27 de julio, que
fue remitido en revisión ante este Tribunal el 18 de febrero de 2013, siendo
sorteado el 2 de mayo del mismo año y resuelto mediante Sentencia Constitucional
Plurinacional 0771/2013 de 10 de junio.
II.4.Dando cumplimiento al Auto 09/2013, la Sala Primera del Tribunal
Agroambiental, dictó la Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013 de 17 de
julio, por la cual declaró IMPROBADA la demanda contencioso administrativa
incoada por CEIBO S.A. contra la Resolución Administrativa de Reversión RES-REV
002/2010 de 17 de mayo, notificada a la parte interesada el 19 de igual mes y año,
dicha Resolución cuenta con la disidencia de la Magistrada, Gabriela Cinthia Armijo
Paz (fs. 50 a 71).
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II.5.Por memorial de 7 de enero de 2014, Wilbur Daza Gutiérrez en representación
legal de CEIBO S.A., interpuso acción de amparo constitucional contra Juan Ricardo
Soto Butrón y Paty Yola Paucara Paco, Magistrados de la Sala Primera del Tribunal
Agroambiental, impugnando la Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013 de
17 de julio (fs. 73 a 85 vta.)
III. FUNDAMENTOS JURIDÍCOS DEL FALLO
La parte accionante solicita se deje sin efecto la Sentencia Nacional Agroambiental
S1a 20/2013 de 17 de julio, pronunciada dentro del proceso contencioso
administrativo incoado por CEIBO S.A. impugnando la Resolución Administrativa de
Reversión RES-REV 002/2010 de 17 de mayo, debido a que la misma vulnera los
derechos de la indicada empresa, a la propiedad privada, al debido proceso, al juez
imparcial, a la defensa y a la presunción de inocencia.
III.1.Configuración de la acción de amparo constitucional.
En el marco del art. 128 de la CPE, se instituye a la acción de amparo
constitucional, como un mecanismo de defensa que procede “…contra actos u
omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o
colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos
reconocidos por la Constitución y la ley”.
En este contexto, esta acción tutelar se presenta como un mecanismo de defensa
jurisdiccional, eficaz, rápido e inmediato, de donde emerge su dimensión procesal,
que otorga a la persona la facultad de activar la justicia constitucional en defensa
de sus derechos fundamentales y garantías constitucionales.
Este ámbito de protección, se extiende a aquellos derechos fundamentales y
garantías, que no encuentra resguardo en aquellos otros mecanismos de protección
especializado establecidos en el ordenamiento constitucional, tales como la acción
de libertad, de protección de privacidad, popular, de cumplimiento, etc.
Entonces, en mérito a su configuración, la acción de amparo constitucional se
constituye en un proceso extraordinario de carácter constitucional, autónomo e
independiente, con un régimen jurídico procesal propio, en el que intervienen
partes procesales diferentes a las del proceso ordinario o en el cual, por lo menos,
se presenta una postura procesal distinta que persigue un objeto específico y
diferente, cual es la protección y restitución de derechos fundamentales con una
causa distinta a la proveniente del proceso ordinario, esto es, la vulneración
concreta o inminente de derechos fundamentales a raíz de actos y omisiones
ilegales o indebidos. En este orden de ideas, esta acción de defensa, adquiere las
características de sumariedad e inmediatez en la protección, por ser un
procedimiento rápido, sencillo y sin ritualismos dilatorios, características a las que
se añade la de generalidad, que permite que la acción pueda ser presentada, sin
excepción, contra todo servidor público o persona individual o colectiva.
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Precisamente por el carácter sumario e inmediato de la acción de amparo
constitucional, su activación se rige por los principios procesales de inmediatez y
subsidiariedad, establecidos en el parágrafo I del art. 129 de la CPE, que determina
que se interpondrá “…siempre que no exista otro medio o recurso legal para la
protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o
amenazados”, presupuesto que prevé que esta acción extraordinaria, forma parte
del control reforzado de constitucionalidad o control tutelar de los derechos y
garantías, asignándole así un carácter preventivo y reparador destinado a lograr la
vigencia y respeto de los derechos fundamentales y garantías constitucionales,
siempre que no exista otro medio de protección o cuando las vías idóneas
pertinentes, una vez agotadas, no hayan restablecido el derecho lesionado, lo cual
implica que de no cumplirse con este requisito, no se puede ingresar a analizar el
fondo del problema planteado y, por tanto, tampoco es viable otorgar la tutela.
En conclusión, la acción de amparo constitucional es un instituto jurídico
consagrado por la Constitución Política del Estado con la finalidad de proteger los
derechos fundamentales de las personas frente a lesiones o amenazas de
vulneración por parte de una autoridad pública o de un particular; a este efecto, el
constituyente ha previsto esta acción tutelar como un procedimiento extraordinario
para la tutela de derechos y garantías constitucionales de carácter específico,
autónomo, directo y sumario, que no puede, en ningún caso, sustituir los procesos
judiciales establecidos en el ordenamiento jurídico, hecho que determina su
carácter eminentemente subsidiario; pues, en virtud a su naturaleza jurídica, esta
acción tutelar no puede considerarse como una vía alternativa ni supletoria.
III.2.Protección tutelar del debido proceso y sus elementos constitutivos
De manera general, se concibe al debido proceso como: “…una institución
instrumental en virtud de la cual debe asegurarse a las partes en todo proceso
-legalmente establecido y que se desarrolle sin dilaciones injustificadasoportunidad razonable de ser oídas por un tribunal competente, predeterminado
por la ley, independiente e imparcial, de pronunciarse respecto de las pretensiones
y manifestaciones de la parte contraria, de aportar pruebas lícitas relacionadas con
el objeto del proceso y de contradecir las aportadas por la contraparte, de hacer
uso de los medios de impugnación consagrados por ley contra resoluciones
judiciales motivadas y conformes a derecho, de tal manera que las personas
puedan defender efectivamente sus derechos” .
Dicho de otra forma: “El derecho al debido proceso es el que tiene toda persona a
la recta administración de justicia.
El derecho al debido proceso es el derecho a un proceso justo; a un proceso en el
cual no haya negación o quebrantamiento de lo que cada uno tenga jurídicamente
atribuido o asignado”.
Por su parte, Luigüi Ferrajoli, cita a Jaime Bernal Cuellar y Eduardo Montealegre
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Lynett para quienes: “El derecho al debido proceso en sentido abstracto se
entiende como la posibilidad que tiene las partes de hacer uso del conjunto de
facultades y garantías que el ordenamiento jurídico les otorga, en aras de hacer
valer sus derechos sustanciales, dentro de un procedimiento judicial o
administrativo. Así, el contenido y los alcances del debido proceso están
determinados por ese grupo de atribuciones y mecanismo, los cuales, a su vez,
están establecidos en función de los derechos, intereses y valores que están en
juego en el procedimiento, de acuerdo con criterios de razonabilidad y
proporcionalidad”.
En cuanto a los elementos o derechos que lo componen, a partir de la
interpretación sistemática, axiológica y teleológica de los arts. 115.II, 117.I y II; y,
180 en relación al 13 de la Norma Suprema, se concluye que el debido proceso,
constituido en la mayor garantía constitucional de la administración de justicia,
lleva inmerso en su núcleo una gran cantidad de derechos y garantías, como ser: 1)
Derecho a la defensa; 2) Derecho al juez natural e imparcial; 3) Garantía de
presunción de inocencia; 4) Derecho a ser asistido por un traductor o intérprete; 5)
Derecho a un proceso público; 6) Derecho a la conclusión del proceso dentro de un
plazo razonable; 7) Derecho a recurrir; 8) Derecho a la legalidad de la prueba; 9)
Derecho a la igualdad procesal de las partes; 10) Derecho a no declarar contra sí
mismo y a no confesarse culpable; 11) Derecho a la congruencia entre acusación y
condena, de donde se desprende el derecho a una debida fundamentación y
motivación de los fallos judiciales; 12) La garantía del non bis in idem; 13) Derecho
a la valoración razonable de la prueba; 14) derecho a la comunicación previa de la
acusación; 15) Concesión al inculpado del tiempo y los medios para su defensa; 16)
Derecho a la comunicación privada con su defensor; y, 17) Derecho a que el Estado
le otorgue un defensor proporcionado por el Estado cuando el imputado no tuviere
medios o no nombrare un defensor particular.
No obstante, debe tomarse en cuenta que el cúmulo de derechos previamente
enumerados, no se constituyen en un parámetro limitativo del campo de protección
que abarca el debido proceso, sino que permiten establecer el contenido expansivo
de aquellos otros derechos que en el tiempo, y de acuerdo a las nuevas
necesidades de la sociedad cambiante, puedan desprenderse de ellos.
Es precisamente en atención a estos elementos constitutivos del debido proceso,
que la jurisprudencia constitucional, le ha reconocido una triple dimensión a su
ámbito de aplicación; es decir, como derecho fundamental de los justiciables, como
principio procesal y como garantía de la administración de justicia.
En ese marco, se reconoce al debido proceso como derecho fundamental, porque
se halla destinado a proteger al ciudadano de los posibles abusos de las
autoridades, originado no solo en actuaciones u omisiones procesales, sino también
en las decisiones que se adopten a través de las distintas resoluciones dictadas
para dirimir situaciones jurídicas o administrativas y que afecten derechos
fundamentales, constituyéndose en el instrumento de sujeción de las autoridades a
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las reglas establecidas por el ordenamiento jurídico.
Del mismo modo y de acuerdo al contenido del art. 178.I de la CPE, el debido
proceso se constituye también en un principio que rige a la administración de
justicia ordinaria; en tal sentido, deberá concebírselo como un ideal orientador en la
estructuración del Órgano Judicial respecto a sus competencias y al establecimiento
de procedimientos que aseguren, entre otras cosas, el ejercicio del derecho a la
defensa; sin embargo, no podemos apartarnos de su verdadera esencia que se
trasunta en la obligatoriedad impuesta a los administradores de justicia de asegurar
y garantizar la emisión de decisiones correctas, razonables e imparciales que,
enmarcadas dentro de los cánones legales, materialicen el mayor fin del Estado:
Construir una sociedad justa y armoniosa para vivir bien (arts. 8.II y 9.I de la CPE).
En su dimensión de garantía jurisdiccional, se le atribuye la particularidad de
constituirse en un medio de protección de otros derechos fundamentales que se
encuentran contenidos como elementos del debido proceso como la motivación de
las resoluciones, la defensa, la pertinencia, la congruencia, la facultad de recurrir,
entre otros, y que se aplican a toda clase de actuaciones judiciales y
administrativas, constituyendo las distintas garantías jurisdiccionales inherentes al
debido proceso, normas rectoras a las cuales deben sujetarse las autoridades, pero
también las partes intervinientes en el proceso, en aplicación y resguardo del
principio de igualdad.
En consecuencia, el debido proceso, se sustenta en la observancia obligatoria e
ineludible de las formas propias de cada proceso, mismas que se encuentran
previamente establecidas en el ordenamiento jurídico y que señalan con claridad
las actuaciones, actos, diligencias y resoluciones de la iniciación del proceso, de su
desarrollo y definición, en todas las instancias y etapas previstas de cada caso en
particular.
Entonces, y atendiendo la naturaleza jurídica de la acción de amparo
constitucional, concebida como un mecanismo judicial extraordinario destinado a la
protección inmediata de derechos fundamentales cuando éstos resulten vulnerados
o amenazados, el procedimiento que se siga para su restablecimiento, protección y
ejercicio, se encuentra pues consagrado a través del debido proceso como derecho
en sí mismo, como principio y como garantía jurisdiccional, que por mandato
constitucional obliga a su aplicación a través de la observancia y respecto de todo
el acervo normativo, se trate de disposiciones constitucionales, jurisprudencia,
leyes, reglamentos, etc., que garantizan la efectivización de derechos y garantías
constitucionales establecidas y reconocidas por la Ley Fundamental.
Así lo ha establecido este Tribunal a través de la reiterada jurisprudencia,
habiendo insistido en que, de forma especial e implícita, este mecanismo
extraordinario de tutela, debe observar la relación entre los derechos esenciales
que se vinculen con el debido proceso a objeto de su protección y/o restitución.
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III.3.De los derechos reclamados
Por ser de absoluta pertinencia en el caso que se analiza, y en correspondencia
con los argumentos vertidos en el acápite precedente, corresponde efectuar un
análisis sucinto a los derechos al juez imparcial, a la defensa y a la presunción de
inocencia, que han sido reclamados por la parte accionante y que, como se
estableció anteriormente, componen el debido proceso.
III.3.1.Así, el derecho al juez natural e imparcial, emerge del precepto
constitucional contenido en el art. 120.I de la CPE que determina: “Toda persona
tiene derecho a ser oída por una autoridad jurisdiccional competente,
independiente e imparcial, y no podrá ser juzgada por comisiones especiales ni
sometida a otras autoridades jurisdiccionales que las establecidas con anterioridad
al hecho de la causa” (las negrillas son nuestras); postulado que se halla en
armonía con normas internacionales ratificadas por Bolivia, entre ellos la
Convención Americana sobre Derechos Humanos que en su art. 8.1, referido a las
garantías judiciales establece: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un Juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en
la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la
determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter” (las negrillas son agregadas).
En similar sentido se pronuncia, el art. 14.1 del Pacto Internacional de los
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), al señalar que: “Todas las personas son iguales
ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída
públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier
acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus
derechos u obligaciones de carácter civil” (las negrillas nos corresponden).
En consecuencia, el derecho al juez natural e imparcial es el derecho de toda
persona a contar con un juzgador preestablecido, cuyas competencias se
encuentran delimitadas por la ley, garantizando de esta forma, que las soluciones a
los conflictos judiciales, no se resuelvan mediante apreciaciones preconcebidas,
parciales y alejadas de los cánones establecidos en la ley.
Este razonamiento, de ninguna manera pretende desconocer el principio de
independencia judicial, previsto por el art. 178.I de la CPE, que supone, entre otros
aspectos, la libre apreciación y resolución del caso concreto por parte de cada juez,
sin obedecer más que a su propio raciocinio y a los elementos aportados por las
partes, para fundar su decisión.
III.3.2.Con respecto al derecho a la defensa, éste se halla consagrado en el art.
115.II de la CPE, que a la letra prescribe “El Estado garantiza el derecho al debido
proceso, a la defensa y a una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita,
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transparente y sin dilaciones” (el resaltado nos pertenece), de donde teleológica y
literalmente se colige su vinculación con el debido proceso y se fortalece por la
previsión constitucional contenida en el art. 117.I de la misma Norma Suprema que
por su parte establece que: “Ninguna persona puede ser condenada sin haber sido
oída y juzgada previamente en un debido proceso”, lo cual implica tácitamente la
facultad personal de ejercer una defensa material y positiva de manera irrestricta
en todas las fases sustantivas del proceso judicial o administrativo, por lo que, a
decir de Binder, analizando el derecho a la defensa desde el ámbito penal: “El
derecho a la defensa cumple dentro del proceso penal, un papel particular, por una
parte actúa en forma conjunta con las demás garantías; por la otra, es la garantía
que torna operativas a todas las demás”; es decir, el debido proceso es una
institución del derecho constitucional procesal que identifica los principios y
presupuestos procesales mínimos que debe reunir todo proceso jurisdiccional para
asegurar al justiciable la certeza, justicia y legitimidad de su resultado.
Así, la SCP 0832/2012 de 20 de agosto, reiterando jurisprudencia anterior, que
identificó dos connotaciones del derecho a la defensa, señaló que: “La primera, es
el derecho que tienen las personas, cuando se encuentran sometidas a un proceso
con formalidades específicas, a tener una persona idónea que pueda patrocinarle y
defenderle oportunamente, mientras que la segunda, es el derecho que precautela
a las personas para que en los procesos que se les inicia, tengan conocimiento y
acceso de los actuados e impugnen los mismos en igualdad de condiciones
conforme a procedimiento preestablecido y por ello mismo es inviolable por las
personas o autoridad que impidan o restrinjan su ejercicio”.
Es decir, una de la principales garantías del debido proceso es el derecho a la
defensa, al cual se halla inescindiblemente ligado, que se materializa como la
oportunidad otorgada constitucionalmente a toda persona, dentro del ámbito
judicial o administrativo, a ser oída y hacer prevalecer sus razones en el proceso a
través de sus propios argumentos, contraviniendo y objetando aquellos producidos
por la parte contraria, solicitando, de ser necesario, la producción de pruebas y
evaluaciones que considere pertinentes, así como activar todos los recursos que la
ley le otorga; por lo que presupone la participación activa de quien podría resultar
afectado por actuaciones judiciales o administrativas.
La Corte Constitucional de Colombia, reconociendo el derecho a la defensa como
un derecho que encarna otro valor trascendental en los ordenamientos jurídicos,
como lo es la justicia, señaló que: “El proceso es un juicio y es lícito en cuanto
implica un acto de justicia. Y como es evidente por la naturaleza procesal, se
requieren tres condiciones para que un proceso sea debido: Primera, que proceda
de una inclinación por la justicia; Segunda, que proceda de la autoridad
competente; Tercera, que se profiera de acuerdo con la recta razón de la prudencia,
en este caso, que se coteje integralmente toda pretensión, de tal manera que
siempre esté presente el derecho de defensa, y que el juez en ningún momento se
arrogue prerrogativas que no están regladas por la ley, ni exija, asimismo,
requisitos extralegales. Siempre que faltaren estas condiciones, o alguna de ellas,
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el juicio será vicioso e ilícito: en primer lugar, porque es contrario a la rectitud de
justicia el impedir el derecho natural a la defensa; en segundo lugar, porque si el
juez impone requisitos que no están autorizados por la ley, estaría extralimitándose
en sus funciones; en tercer lugar, porque falta la rectitud de la razón jurídica” .
Entonces, el derecho a la defensa se traduce en la facultad de un individuo
sometido a contienda judicial o proceso administrativo a conocer en todo momento
el estado del proceso y en consecuencia, impugnar o contradecir las pruebas y
providencias o decisiones que resulten adversas a sus intereses; a este efecto, el
ejercicio de este derecho se halla garantizado por la propia Constitución Política del
Estado a través del debido proceso, reconocido como derecho, principio y garantía;
coligiéndose entonces que el derecho a la defensa, implica para todo habitante la
posibilidad real y cierta de acudir ante los órganos jurisdiccionales en demanda de
justicia mediante el ejercicio de las facultades que la propia Constitución le otorga
para asegurarse que todos los actos jurisdiccionales sean razonables y se hallen
encaminados a una cabal defensa personal de sí mismo o de sus derechos durante
el juicio.
Dicho de otra forma, el derecho a la defensa constituye uno de los principios
integradores de mayor relevancia del debido proceso, por cuanto lleva en su
esencia la garantía de participación de los sujetos procesales durante la
sustanciación y resolución del litigio o controversia, lo cual implica el ejercicio de
sus facultades en cuanto a la formulación de argumentos y presentación de prueba,
lo que asegura la posibilidad cierta de participar en el proceso haciéndose parte
integral del mismo; y en sí, defenderse.
III.3.3.La presunción de inocencia, se encuentra prevista en el art. 116.I de la CPE,
que claramente determina: “I. Se garantiza la presunción de inocencia. Durante el
proceso, en caso de duda sobre la norma aplicable, regirá la más favorable al
imputado o procesado.
II. Cualquier sanción debe fundarse en una ley anterior al hecho punible”.
En desarrollo del contenido axiológico y teleológico de la norma previamente
transcrita, sobre la garantía de la presunción de inocencia, la jurisprudencia
constitucional contenida en la SCP 0255/2012 de 29 de mayo, que cita a su vez a la
SC 2072/2010-R de 10 de noviembre, refirió que: “»La presunción de inocencia fue
instituida inicialmente como principio en el art. 16.I de la CPEabrg, bajo el siguiente
texto: «I. Se presume la inocencia del encausado mientras no se pruebe su
culpabilidad» Ahora, la presunción de inocencia ha sido configurada como garantía
constitucional, en el art. 116 de la CPE, cuando establece: «I. Se garantiza la
presunción de inocencia…». Por su parte, los pactos internacionales también
contemplan el principio con un contenido más o menos similar al establecido en la
normativa boliviana. Así, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos
establece en su art. 14.II, que «Toda persona acusada de un delito tiene derecho a
que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a
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ley». En similares términos lo establece la Declaración Universal de los Derechos
Humanos en su art. 11 y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su
art. 8.2, normativa que compone el bloque de constitucionalidad. La presunción de
inocencia, como componente de la garantía del debido proceso, también debe
entenderse extensible a todo proceso -sea administrativo o judicial- cuya
consecuencia sea la aplicación de una sanción o determinación de
responsabilidades a cargo de determinada persona.
Al respecto la SC 0012/2006-R de 4 de enero, precisa que: «Este es un postulado
básico de todo ordenamiento jurídico procesal, instituido generalmente como
garantía constitucional en diversos países. El principio está dirigido a conservar el
estado de inocencia de la persona durante todo el trámite procesal. La vigencia del
principio determina que un procesado no puede ser considerado ni tratado como
culpable, menos como delincuente, mientras no exista una sentencia condenatoria
que adquiera la calidad de cosa juzgada formal y material. Esto implica que
únicamente la sentencia condenatoria firme es el instrumento idóneo capaz de
vencer el estado de presunción de inocencia del procesado»»”.
En este contexto, para el Tribunal Constitucional Plurinacional, la garantía de
presunción de inocencia como componente del debido proceso, no solamente
puede ser reclamada en materia Penal, sino también en todos los procedimientos
-judiciales y administrativos- y en los casos en los que se atribuya la comisión de
una falta administrativa o delito, toda vez que estos hechos, deben ser
necesariamente probados a través de un debido proceso y sobre la base de la
acreditación de suficientes elementos de convicción que hagan presumir que, el
acusado, es con probabilidad el autor de un determinado ilícito.
Así definida, la presunción de inocencia como garantía integrante del derecho
fundamental al debido proceso, implica la suposición de que cualquier persona es
inicial y esencialmente inocente, pues, solamente cuando ha concluido el proceso,
ajustado a todas las garantías procesales y se haya demostrado su culpabilidad, es
que aquella desaparece, pues, dada la relevancia de esta institución jurídica, no
debe solamente considerarse como un elemento del debido proceso, sino también,
como una garantía de la dignidad humana.
Por tanto, siendo que la presunción de inocencia encuentra reconocimiento
constitucional como derecho fundamental boliviano, que garantiza que nadie sea
considerado culpable a menos que se haya demostrado, fuera de toda duda
razonable, su responsabilidad, mediante un debido proceso sometido a todas las
garantías procedimentales, amerita, en tanto se produzca lesión a su esencia,
tutela constitucional.
III.4.El derecho a la propiedad privada
Si bien es evidente que la Constitución Política del Estado en su art. 56.I y II,
garantiza a toda persona el derecho a la propiedad privada individual o colectiva al
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señalar que: “Toda persona tiene derecho a la propiedad privada individual o
colectiva, siempre que ésta cumpla una función social. II. Se garantiza la propiedad
privada, siempre que el uso que se haga de ella no sea perjudicial al interés
colectivo”, no menos cierto es que, esta misma previsión constitucional, impone a
este derecho restricciones, y obligaciones, con lo cual, el posible carácter de
derecho absoluto se diluye, pues se impone a su titular, a través de mecanismos
jurídicos adecuados, el necesario cumplimiento de requerimientos específicos de
orden legal para su pleno ejercicio, así los arts. 105 y 106 del Código Civil (CC), al
determinar el concepto, alcance y función social de la propiedad, determina:
“Artículo 105: (Concepto y Alcance General)
I.La propiedad es un poder jurídico que permite usar, gozar y disponer de una cosa
y debe ejercerse en forma compatible con el interés colectivo, dentro de los límites
y con las obligaciones que establece el ordenamiento jurídico.
II.El propietario puede reivindicar la cosa de manos de un tercero y ejercer otras
acciones en defensa de su propiedad con arreglo a lo dispuesto en el Libro V del
Código presente.
Artículo 106: (Función Social de la Propiedad)
La propiedad debe cumplir una función social”.
Norma Fundamental que armoniza con el contenido del art. 23 de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, que a la letra dispone que:
“Toda persona tiene derecho a la propiedad privada correspondiente a las
necesidades esenciales de una vida decorosa, que contribuya a mantener la
dignidad de la persona y del hogar”; asimismo, condice con el art. 21 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, que prevé que toda persona tiene
derecho a usar y gozar de sus bienes y que únicamente la ley puede subordinar ese
uso y goce al interés social; motivo por el cual, ninguna persona puede ser privada
de sus bienes, excepto mediante el pago de una indemnización justa, por razones
de utilidad pública o de interés social y en los casos y según las formas instituidas
por la ley; esto, en razón a que todas las personas establecen vínculos con sus
bienes, relación que lleva implícita un conjunto de privilegios del titular de dicha
propiedad respecto de terceros, pero que igualmente le impone obligaciones y
deberes a su goce, justificados primordialmente en la primicia del interés común o
de la utilidad pública. En consecuencia, el ejercicio de tal derecho únicamente
puede extenderse en tanto no atente en contra de los derechos de los demás, como
tampoco contravenga el interés general.
Consiguientemente, en las referidas normas, se establece la prohibición de que
ninguna persona puede afectar el derecho a la propiedad de otra, ya que por
mandato de las mismas, solo la ley puede afectar ese derecho en los casos
expresamente señalados, siempre y cuando se pague el justo precio. Asimismo el
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art. 57 de la CPE, que establece, la propiedad individual o colectiva, sólo puede ser
afectada por medio de expropiación, por causa de necesidad o utilidad pública o
cuando la propiedad no cumple una función social, situación que deberá ser
calificada conforme a ley y previa indemnización justa; de donde se infiere que la
afectación del derecho propietario proceden ante dos supuestos: i) Cuando el
Estado considere necesario destinarla al uso de interés público; y, ii) Cuando la
propiedad privada no cumple una función social; cualquier otra forma que atente
contra la propiedad privada y que no se encuentra prevista en una ley, vulnera ese
derecho y abre la jurisdicción constitucional por medio del recurso de amparo
constitucional para su protección.
III.5.Valoración de la prueba e interpretación de la legalidad ordinaria
La consolidada jurisprudencia constitucional, estableció en diferentes fallos que
tanto la interpretación de la legalidad ordinaria como la valoración del acervo
probatorio, constituían facultades propias y privativas de la justicia ordinaria y que
por ende, la jurisdicción constitucional, no podía interferir en la función propia de
los órganos jurisdiccionales ordinarios, así, mediante la SC 1237/2004-R de 3 de
agosto, señaló que:“…el amparo constitucional (…) no es un recurso ordinario que
forma parte de los procesos judiciales o administrativos previstos por la legislación
ordinaria; por lo mismo, el amparo constitucional no puede ser utilizado por las
partes que intervienen en un proceso judicial como una vía para exigir que la
jurisdicción constitucional revise si la decisión adoptada por la autoridad judicial
tiene signos de incoherencia en su estructura de los fundamentos jurídicos, si la
interpretación de las normas aplicables al caso concreto es correcta o si la prueba
fue debidamente valorada o no; pues cabe aclarar que la jurisdicción constitucional,
sólo revisará una decisión judicial cuando existan evidencias materiales de que se
vulneraron los derechos fundamentales o garantías constitucionales”, estableciendo
así que, si bien la jurisdicción constitucional se encuentra impedida de realizar la
interpretación de la legalidad ordinaria o la valoración de prueba dentro de un
proceso, tiene la obligación de verificar si en la labor interpretativa se cumplieron
los requisitos de la interpretación admitidos por el derecho y si por medio de ese
proceso interpretativo se lesionó algún derecho fundamental, así como de verificar,
cuando se evidencian las vulneraciones denunciadas; si en la tarea valorativa de los
elementos probatorios existió ausencia de razonabilidad y equidad, o bien, una
actitud omisiva en esta tarea, ya sea parcial o total; o finalmente, si se le dio un
valor diferente al medio probatorio al que posee en realidad, distorsionando la
realidad y faltando al principio de rango constitucional, como es la verdad material;
pero en ningún caso podrá pretender sustituir a la jurisdicción ordinaria,
examinando directamente la misma o volviendo a valorarla, usurpando una función
que no le está conferida legal ni constitucionalmente.
En ambos casos interpretación de la legalidad ordinaria y valoración de la prueba,
fue el propio Tribunal Constitucional que estableció ciertas reglas y subreglas,
autorestricciones de la jurisdicción constitucional que devienen del principio de
separación y distribución de funciones, que impiden la injerencia de la jurisdicción
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constitucional en la función asignada a la jurisdicción ordinaria, y que debían ser
cumplidas por la parte accionante como requisito previo para su consideración; así
en el caso de la interpretación de la legalidad ordinaria, la SC 0085/2006-R de 25 de
enero, sistematizando la doctrina precedente, determinó que:“…atendiendo a que
la jurisdicción constitucional sólo puede analizar la interpretación efectuada por los
jueces y tribunales ordinarios cuando se impugna tal labor como irrazonable, es
necesario que el recurrente, en su recurso, a tiempo de cuestionar la interpretación
de la legalidad ordinaria: 1. Explique por qué la labor interpretativa impugnada
resulta insuficientemente motivada, arbitraria, incongruente, absurda o ilógica o
con error evidente, identificando, en su caso, las reglas de interpretación que
fueron omitidas por el órgano judicial o administrativo, y 2. Precise los derechos o
garantías constitucionales que fueron lesionados por el intérprete, estableciendo el
nexo de causalidad entre éstos y la interpretación impugnada; dado que sólo de
esta manera la problemática planteada por el recurrente, tendrá relevancia
constitucional”.
Asimismo, con referencia a la valoración de la prueba, mediante SCP 1916/2012
de 12 de octubre, se estableció que: “…por regla general, la jurisdicción
constitucional está impedida de ingresar a valorar la prueba, por ser una atribución
conferida privativa y exclusivamente a las autoridades jurisdiccionales o
administrativas; empero, tiene la obligación de verificar si en dicha labor: 1) Las
autoridades no se apartaron de los marcos legales de razonabilidad y equidad; 2)
No omitieron de manera arbitraria la consideración de ellas, ya sea parcial o
totalmente; y, 3) Basaron su decisión en una prueba inexistente o que refleje un
hecho diferente al utilizado como argumento. Claro está que además de ello, en
cualquier caso, se debe demostrar la lógica consecuencia de que su incumplimiento
ocasionó lesión de derechos fundamentales y/o garantías constitucionales al
afectado; lo que se traduce en relevancia constitucional.
Para que el Tribunal pueda ingresar al análisis de la valoración de la prueba, la ya
citada SC 0965/2006-R estableció que la parte procesal que se considere agraviada
con los resultados de la apreciación efectuada dentro de un proceso judicial o
administrativo, debe invocar la lesión a sus derechos fundamentales y expresar:
«Por una parte, qué pruebas (señalando concretamente) fueron valoradas
apartándose de los marcos legales de razonabilidad y equidad previsibles para
decidir; o, cuáles no fueron recibidas, o habiéndolo sido, no fueron producidas o
compulsadas (…).
Asimismo, es imprescindible también, que el recurrente señale en qué medida, en
lo conducente, dicha valoración cuestionada de irrazonable de inequitativa o que no
llegó a practicarse, no obstante haber sido oportunamente solicitada, tiene
incidencia en la Resolución final; por cuanto, no toda irregularidad u omisión
procesal en materia de prueba (referida a su admisión, a su práctica, a su
valoración, etc.) causa por sí misma indefensión material constitucionalmente
relevante, correspondiendo a la parte recurrente, demostrar la incidencia en la
Resolución final a dictarse, es decir, que la Resolución final del proceso hubiera
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podido ser distinta de haberse practicado la prueba omitida, o si se hubiese
practicado correctamente la admitida, o si se hubiera valorado razonablemente la
compulsada…»».
Dichos entendimientos, fueron superados a través de la SCP 0410/2013 de 27 de
marzo que, luego de un análisis prolijo de la jurisprudencia existente respecto a
estos elementos del debido proceso, concluyó señalando que: “…las reglas y
subreglas contenidas en la doctrina de las auto restricciones de la jurisdicción
constitucional, respecto al canon de interpretación de la legalidad ordinaria, así
como la valoración integral de la prueba, son instrumentos al servicio de la persona
que crea sus derechos vulnerados, que bien utilizados redundará en una mejor
comprensión del tema por parte de la jurisdicción constitucional y con ello mayores
posibilidades de concesión de la tutela requerida, por ello su buen uso deviene en
una ventaja procesal; mientras que para el Tribunal Constitucional Plurinacional,
son herramientas de verificación de la legalidad y constitucionalidad de las
resoluciones judiciales; pero en ningún caso se pueden aplicar para rechazar o
denegar la activación de la jurisdicción constitucional por el sólo hecho de no haber
sido nombradas en el memorial de amparo”.
Consecuentemente, a partir de este entendimiento, aquellas reglas y subreglas,
jurisprudencialmente convertidas en requisitos de admisibilidad de la demanda de
acción de amparo constitucional, han sido eliminadas y estatuidas como medios
exclusivos de la jurisdicción constitucional para verificar el apego de los juzgadores
ordinarios a aquellas, en la emisión de sus fallos.
III.6.Análisis del caso concreto
III.6.1.Conforme se explicó en las Conclusiones de la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional, el accionante planteó acción de amparo constitucional
contra la Sentencia Nacional Agroambiental S2ª L 27/2012 de 27 de julio, que fue
conocida y resuelta por la Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia
de Chuquisaca, instancia que mediante Resolución 09/2013 de 14 de febrero,
concedió la tutela, remitiendo antecedentes en revisión ante este Tribunal, el 18 de
igual mes y año.
Una vez producido el sorteo de la causa el 2 de mayo de 2013, dentro del plazo
legal, se dictó la Sentencia Constitucional Plurinacional 0771/2013 de 10 de junio,
confirmando la Resolución emitida por el Tribunal de garantías y concediendo la
tutela solicitada, decisión asumida en mérito a los siguientes argumentos: a) Los
demandados incurrieron en omisión al principio de congruencia, toda vez que la
decisión emitida, en cuanto al reconocimiento del ganado marcado con las iniciales
“OM”, resulta incoherente, confusa y carente de sustento jurídico, en el entendido
de que, al mismo tiempo, se reconoce la existencia de dicho ganado como
elemento verificador del cumplimiento de la FES y sin embargo, se concluye que no
acredita la misma; b) El fallo cuestionado, carece de una debida fundamentación y
motivación, puesto que los demandados se limitan a citar informes evacuados por
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el INRA, sin definir de manera clara y concreta porqué CEIBO S.A., no dio
cumplimiento a la FES y porqué reconoce la validez de la marca “OM” en algunas
cabezas de ganado y en otras no, cuando, a través de la escritura pública 603/2009
de 20 de mayo, se da cuenta de la transferencia de ganado a favor de la sociedad
ganadera, documento que fue reconocido como válido durante el proceso de
reversión así como en la instancia contencioso administrativa; y, c) De la revisión
de la valoración acerbo probatorio, se concluyó que, los demandados no otorgaron
el correspondiente valor a la mencionada escritura pública respecto a la
transferencia de las cabezas de ganado en calidad de aporte de los nuevos socios,
situación que de haber sido contraria, habría establecido el derecho propietario
sobre las reses y en consecuencia se habría demostrado la FES, evitando se
proceda a la reversión de tierras en detrimento del patrimonio de CEIBO S.A.
Consecuentemente, con carácter previo al análisis jurídico de la presente causa,
es pertinente aclarar que en una la anterior acción de amparo constitucional,
interpuesta por el mismo accionante, se reclamaba la lesión del derecho de la
sociedad ganadera a la que representa, al debido proceso en su vertiente de la
debida fundamentación de las resoluciones judiciales y de congruencia entre lo
peticionado y lo resuelto, denuncias que fueron favorablemente deferidas; sin
embargo, en el presente caso, si bien se trata del mismo accionante y los mismos
demandados, el objeto de la demanda es diferente y, las causas y derechos
supuestamente lesionados, también difieren de los reclamados en la primera
ocasión; en este contexto, se aclara que los aspectos reclamados en la presente
acción de amparo constitucional, no podían ser reclamados para su cumplimiento
ante el Tribunal de garantías que conoció la primera causa.
III.6.2.Del caso en particular
Ahora bien, en el caso que nos ocupa, de acuerdo a los argumentos de la parte
accionante, la Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013, vulnera los derechos
de “CEIBO” S.A., a la propiedad privada, al debido proceso, al juez imparcial, a la
defensa y a la presunción de inocencia, toda vez que: 1) No establece cuál es la
norma específica que determina que el ganado perteneciente a un mismo dueño y
que se encuentra en diferentes predios, deba llevar marcas distintas; 2) Los
demandados, actuando de manera arbitraria y oficiosa, han basado su decisión en
informes sobrevuelo y multitemporalidad que no formaron parte del proceso y ni se
mencionan en la Resolución Administrativa de Reversión; 3) Sobre la base de
simples suposiciones, concluyeron que, por el hecho de que el ganado presentado
en el predio “Monterrey I”, llevaba la misma marca que aquel que se contabilizó con
anterioridad en el predio “San Matías”, era el mismo, sin tomar en cuenta que se
había aclarado que durante el proceso de verificación de cumplimiento de la FES en
el último fundo, luego del conteo, se había procedido al pintado de las reses; y, 4)
La Sentencia Nacional Agroambiental, se pronunció respecto al ganado marcado
con las iniciales “OM”, cuando la demanda contencioso administrativa, hacía
referencia a la marca “IM” correspondiente al ganado aportado por la socia Irene
Lesma Monasterio Rek, mediante escritura pública 603/2009, documento que no fue
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tomado en cuenta por los demandados puesto que, a su parecer, no se consignaba
como aporte a la sociedad ganadera.
Ingresando al análisis de la problemática expuesta mediante la presente acción de
amparo constitucional, se observa que los demandados, en el último Considerando
de la Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013, efectuando un examen del
informe circunstanciado, corroborado por informes de sobrevuelo y
multitemporalidad, dentro del proceso de reversión seguido por el INRA, respecto al
predio “Monterrey I”, concluyen señalando que, si bien se contabilizaron mil
ochocientos veintinueve cabezas de ganado de raza “Nelore” con la marca “C”,
éstas no fueron tomadas en cuenta porque se trató de inducir en error al INRA al
contabilizar ganado ya consignado, durante el proceso de saneamiento en el predio
“San Matías”, también marcado con la letra “C”; y porque, la escritura pública
603/2009, si bien señala al ganado como aporte de ingreso de los socios, en lo que
respecta a la adhesión del predio “Monterrey I” al patrimonio de CEIBO S.A., se
evidencia que algunos socios aportaron superficies de terreno y no cabezas de
ganado.
Asimismo, manifiestan los demandados que respecto al ganado marcado con las
iniciales “OM”, éste tampoco fue tomado en cuentan debido a que no existe
documentación que acredite el derecho propietario de CEIBO S.A, al no contar con
documento de compra venta y contramarca, lo cual contraviene los arts. 6, 8 y
167.II del DS 29251; y, 5 y 9 de la Ley 80; aspectos que se hallan respaldados por el
informe emitido por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad
Alimentaria.
De la misma forma, aseveran que en cuanto al registro, transferencia, contenido y
valor de la escritura pública 603/2009, el interesado no subsanó las observaciones
realizadas respecto al cumplimiento de los requisitos exigidos por los arts. 424, 427
y 429 del DS 29215 y Disposición Final Segunda de la Ley 3545.
Por todo lo expuesto, los demandados consideran que el INRA, obró a cabalidad y
en apego a lo previsto por los arts. 52 y 53 de la LSNRA, modificada por Ley 3545,
con relación al art. 397.II y 401.I de la CPE de conformidad al procedimiento
establecido en el Titulo VI del DS 29215, debido a que los accionantes en
representación de CEIBO S.A., no han demostrado que el ganado marcado con la
letra “C” y “OM” pertenezcan al predio “Monterrey I”, no han demostrado a través
de la Escritura Pública Nº 603/2009 de 20 de mayo de 2009, que se haya aportado
o transferido ganado con las marcas “C” y “OM” y no han subsanado las
observaciones realizadas para el registro de transferencias de la escritura pública
referida, dentro del proceso de reversión, por lo que se elimina la duda razonable
extrañada por el Auto de Amparo Constitucional” (sic).
Sobre la base de estos elementos, se procederá al análisis jurídico constitucional
de las denuncias del caso venido en revisión, para tal propósito, bajo los
razonamientos expuestos en el Fundamento Jurídico III.5, esta jurisdicción efectuará
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una revisión respecto a la interpretación de la legalidad ordinaria y la valoración de
la prueba realizada por los demandados; así:
i) Respecto a la supuesta lesión al debido proceso
Teniendo en cuenta que hemos definido al debido proceso como un derecho
fundamental, cuyo objetivo se centra en mantener intacta la esencia y vigencia de
otros tantos derechos -que se encuentran en conexión con él- frente a posibles
abusos de autoridades o particulares que devengan de actuaciones u omisiones
procesales a través de resoluciones y providencias que emerjan durante la
sustanciación del proceso, arribamos a la conclusión de que esta libertad, implica
para los administradores de justicia, la obligatoria sujeción a los instrumentos
jurídicos leyes que establecen la forma en que deben desarrollarse los actos propios
de cada proceso.
En el caso objeto de análisis, se observa que, mediante escritura pública
603/2009, suscrita ante Notaria de Fe Pública 96 de la ciudad de Santa Cruz, se
procedió a la transformación de una Sociedad de Responsabilidad Limitada en
Sociedad Anónima, documento que en su cláusula octava, textualmente establece
que: “El capital suscrito y pagado surge de la transformación de la Sociedad y
consiguiente conversión de las cuotas de capital en acciones y los aportes de los
antiguos y nuevos socios, quienes en el presente acto efectivizan los bienes
inmuebles, incluyendo sus mejoras y pertenencias y ganado” (sic), de donde se
infiere que, con anterioridad a la transformación, ya existía una sociedad que
contaba con un capital de rotación compuesto por bienes inmuebles, muebles y
-tratándose de una empresa ganadera- por supuesto ganado.
En este contexto, se entiende de la lectura cabal del párrafo transcrito que, el
nuevo capital aportado por los nuevos socios, iría a incrementar aquel capital de
funcionamiento de CEIBO S.A., sea en superficie terrena o en algún caso también
con ganado; sin embargo, esto no excluye que, el anterior capital deba ser
nuevamente descrito, por cuanto, no se trata de la constitución de una sociedad,
sino de la modificación de su condición, de “Limitada” a “Anónima”.
Ahora bien, bajo este razonamiento, en mérito a los antecedentes del proceso y de
acuerdo al informe en conclusiones emitido por el INRA (fs. 190 a 197), debe darse
por descontado el ganado marcado por la letra “C”, pues es de propiedad de CEIBO
S.A., lo cual implica que, tomando en cuenta dicha sociedad ganadera fue
compuesta por varios socios y la conjunción de varios predios, el ganado debe
contar con una sola marca, característica y distintiva del derecho propietario de la
referida sociedad, esté en el lugar donde esté; así establece el art. 1 de la Ley 80
“Se establece con carácter general, la siguiente nomenclatura de macas y señales,
como un medio de probar la propiedad ganadera: a) Marcas; b) Contramarcas; c)
Carimbos y d) Certificado – Guía”, previsión normativa que no determina la
obligatoriedad de diferenciar el ganado perteneciente a un mismo propietario, de
acuerdo al lugar en el que éste se encuentre; no existiendo norma jurídica alguna
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que sustente la apreciación subjetiva y arbitraria de los demandados.
En consecuencia, el hecho de que en el predio “Monterrey I”, se hubiera
contabilizado la cantidad de mil ochocientos veintinueve cabezas de ganado
marcadas con la letra “C”, implica per se, que éstas son de propiedad de CEIBO
S.A., por lo que debieron ser tomadas en cuenta al momento de verificar el
cumplimiento de FES por el INRA, elementos que al no haber sido considerados en
su cabal y real dimensión, bajo los criterios de objetividad y razonabilidad,
lesionaron el debido proceso.
ii)Respecto al juez imparcial y a la defensa
Asimismo, retrotrayendo este análisis al contexto del Fundamento Jurídico III.3.1,
el derecho al juez natural e imparcial, garantiza la resolución de los conflictos
judiciales de modo, quien se encuentra a cargo de la sustanciación actúe dentro de
los cánones establecidos por la propia ley, emitiendo providencias y resoluciones
alejadas de toda apreciación preconcebida o parcializada, debiendo tener el
cuidado suficiente de equilibrar su grado de atención entre las partes procesales,
de manera que ninguna de ellas asuma una conducta impropia, de parte del
juzgador que ponga en tela de juicio su actuación o que vislumbre visos de
favoritismo.
Esta labor, si bien -como dijimos en el Fundamento Jurídico III.3.1- no pretende
interferir de forma alguna con el principio de independencia judicial, debe asegurar
que, tanto los argumentos como los elementos probatorios aportados por las partes
durante el proceso, merecieron el mismo análisis y el mismo valor, esto en estricta
aplicación del principio de igualdad de las partes y el principio de equidad, último
este, axioma del texto constitucional.
En este contexto, de acuerdo al fallo proferido por los demandados, el INRA
cumplió a cabalidad el procedimiento de reversión, conforme dispone el art. 159 del
DS 29215 y basándose en información adicional -informe de sobrevuelo y de
multiemporalidad-, concluyó que en el predio en cuestión, se cumplía la FES
únicamente sobre una superficie de 704,9621 has, en las cuales, se había
evidenciado la existencia de construcciones hechas de cemento, potreros,
pastizales, etc.
Analizando los datos del proceso, se llega a establecer que de acuerdo a los datos
consignados en la ficha catastral de 28 de abril de 2010 (fs. 37), en el predio
“Monterrey I”, fueron contabilizadas mil ochocientos veintinueve cabezas de
ganado “Nelore” marcadas con la letra “C”, aclarándose que dicho predio fue
adquirido por CEIBO S.A., “como se acredita de la documentación presentada” (sic);
asimismo, en el informe de verificación de la FES de campo (fs. 38 a 41) de la
misma fecha, se establece la existencia del mismo número de semovientes con el
mismo distintivo.
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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0094/2015-S1 Expediente 06113-2014-13-AAC
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Por otra parte, de fs. 126 a 130, el Profesional II Técnico SIG, eleva informe sobre
análisis multitemporal respecto al predio “Monterrey I” y otros; y, sobre la base de
la revisión de imágenes satelitales afirmando que, de lo observado, respecto a la
gestión 1996, cuando los fundos pertenecían a la Sociedad Triestre Agropecuaria
S.A (SOTAGSA), no existe actividad antrópica o agrícola realizada en la cubierta de
dicho predios; para el año 2000, se identifica actividad antrópica que atraviesa los
predios en examen, sin observarse actividad agrícola; en el año 2006, las imágenes
referenciales determinan que existe actividad antrópica en áreas aprovechadas en
agricultura sobre una superficie de 693,5713 has; concluyendo el informe,
manifestando textualmente que “De acuerdo al reglamento vigente de la Ley 3545,
manual guía para la verificación de la Función Social y Función Económica Social, el
uso de las imágenes satelitales fotografías aéreas y toda información técnica y/o
jurídica idónea que resulte útil de acuerdo a las normas técnicas y jurídica
aprobadas, constituye en un instrumento complementario al trabajo de campo y no
sustituye la información recogida en campo” (sic) (el resaltado no se encuentra en
el texto original).
Ahora bien, inicialmente cabe referir que, el último dato respecto a la actividad del
predio “Monterrey I”, fue proporcionado respecto al año 2006, cuando pertenecía a
otro propietario, por lo que no puede afirmarse que al 2010, año del cual no se
consigna información satelital, en el que se efectuó el estudio y el predio pasó a
dominio de CEIBO S.A., no existía actividad alguna, siendo que, dicho fundo,
conforme se observa de antecedentes escritura pública 603/2009, pasó en calidad
de aporte al capital de la sociedad ganadera, en la que, conforme a los informes
realizados en campo -ficha catastral y verificación de la FES-, el INRA estableció la
existencia de mejoras, construcciones, pastizales y mil ochocientos veintinueve
cabezas de ganado con la marca “C”; además, de acuerdo a la previsión contenida
en el art. 159 del DS 29215, en la que los demandados sustentan su decisión,
claramente establece que: “El INRA verificará de forma directa en cada predio, la
función social o económica social, siendo ésta el principal medio de prueba y
cualquier otra es complementaria”; es decir, que la principal forma de verificar el
cumplimiento de la FES es de forma directa, en campo, in situ, en el lugar de los
hechos; y los demás medios -imágenes de satélite, fotografía aéreas y toda
información técnica y/o jurídica idónea que resulte útil-, son complementarios; esto
significa que sirven para reforzar los datos de la verificación en campo del
cumplimiento de la FES; pero de ninguna forma, pueden sustituir a la verificación de
campo.
De donde resulta entonces casi incoherente, que la Sentencia Nacional
Agroambiental S1a 20/2013, sustente su fallo, contrariando un texto normativo y,
en lugar de valorar con preferencia -porque así lo dispone la ley- los datos del
levantamiento en campo, se sostenga sobre la base de informes complementarios
que además, no proporcionaron datos actualizados, valorando elementos
probatorios que si bien forman parte del proceso de reversión, no fueron de
conocimiento de CEIBO S.A. a efectos de que pudiera controvertirlos, y tampoco
sustentan la Resolución de reversión; en tal sentido, los demandados, lesionaron los
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derechos a la defensa y al juez imparcial que
correspondiendo en consecuencia, conceder la tutela.
reclama
el
accionante,
iii)Presunción de inocencia
En cuanto a la presunción de inocencia, reclamada por la parte accionante, de
acuerdo al fallo agroambiental, las mil ochocientos veintinueve cabezas de ganado
de raza Nelore con la marca “C” existentes en el predio “Monterrey I”, no fueron
tomadas en cuenta para la verificación del cumplimiento de la FES, porque las
mismas ya fueron contabilizadas durante el proceso de saneamiento del predio
“San Matías”, por lo que, según afirman los demandados, se trató de inducir en
error al INRA al contabilizar ganado ya consignado.
Este razonamiento acarrea consigo la suposición de que, efectivamente, los
propietarios del predio “Monterrey I”, movilizaron el ganado de un predio a otro con
la única finalidad de burlar los controles en campo efectuados por el INRA; sin
embargo, de la documental cursante en el expediente, esta Sala únicamente
encuentra que en los informes realizados por funcionarios del INRA durante la
verificación de la FES en campo, se estableció la existencia de mil ochocientos
veintinueve cabezas de ganado de la raza Nelore con la marca “C” y otra cantidad
de reses con el distintivo “OM”.
En este contexto, se observa que los demandados arribaron al convencimiento de
que el traslado de ganado de un predio a otro a efectos de eludir los controles del
INRA era evidente y cierto, y partiendo de una duda formulada por el Director de
Administración de Tierras, asumieron como verdadera una conducta
presumiblemente atribuible a los socios de CEIBO S.A.; sin considerar que, en tales
situaciones, cuando se pretende atribuir a una persona la comisión de un acto
irregular o delictivo, deben existir necesariamente elementos probatorios que
demuestren y acrediten tal comportamiento, toda vez que, resulta contrario al
orden jurídico constitucional y al debido proceso, atribuir responsabilidad alguna a
una persona sin que ésta se haya demostrado fuera de toda duda razonable; pues,
en tanto esto no suceda, rige la garantía de la presunción de inocencia, como
garantía de la propia dignidad humana, por la cual, toda persona es esencialmente
inocente hasta que, producto de un debido proceso, se demuestre lo contrario.
Es así que, asumiendo el razonamiento previo respecto al marcado de ganado en
diferentes predios pertenecientes a un mismo dueño, no puede asumirse, por el
hecho de que en el fundo “San Matías“, se hubiera contabilizado ganado con la
marca “C”, se trate del mismo encontrado en el predio “Monterrey I”.
Consecuentemente, los demandados al asumir como cierta determinada conducta,
supuestamente tendiente a burlar los controles del INRA y justificar de manera
truculenta el cumplimiento de la FES, desconocieron la garantía de la presunción de
inocencia, lo que amerita sin duda alguna, la concesión de la tutela.
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iv) De la escritura pública 603/2009 de 20 de mayo y el derecho a la propiedad
En este asunto debe manifestarse que, esta jurisdicción, mediante la SCP
0771/2013 ya mencionada, efectuó en su momento el análisis y valoración
correspondiente respecto a la escritura púbica 603/2009 y con referencia al
derecho propietario del ganado contabilizado en el predio “Monterrey I”;
concluyendo que dicho documento, daba cuenta, que el aporte de nuevos socios se
había efectivizado también en cabezas de ganado, por lo que al haber sido cedidas
como cuotas de capital, debieron considerarse parte del patrimonio efectivo de
CIEBO S.A., hecho determinante para la emisión del fallo agroambiental entonces
impugnado.
En tal sentido, y al existir un previo pronunciamiento de esta instancia, en esta
oportunidad no puede emitirse nuevo criterio al tratarse de cosa juzgada
constitucional.
En consecuencia, el Tribunal de garantías, al denegar la tutela solicitada, ha
evaluado en forma incorrecta los datos del proceso y las normas aplicables al
mismo.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en virtud
de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión,
resuelve:
1ºREVOCAR la Resolución 080/2014 de 10 de febrero, cursante de fs. 257 a 260,
pronunciada por la Sala Social Administrativa y Tributaria del Tribunal
Departamental de Justicia de Chuquisaca; y en consecuencia, CONCEDER la tutela
solicitada únicamente respecto al debido proceso, al juez imparcial, a la defensa y a
la presunción de inocencia;
2ºANULAR y dejar sin efecto la Sentencia Nacional Agroambiental S1a 20/2013 de
17 de julio y disponer que los demandados, emitan nuevo pronunciamiento en
apego a los argumentos de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional y la
jurisprudencia.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.
Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
MAGISTRADO
Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chávez
MAGISTRADO
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