“Ya tuve que ir obligado a misa, ya toqué en el piano "Para Elisa" Ya aprendí a falsear mi sonrisa, ya caminé por la cornisa Ya cambié de lugar mi cama, ya hice comedia, ya hice drama Fui concreto y me fui por las ramas, ya me hice el bueno y tuve mala fama Ya fui ético y fui errático, ya fui escéptico y fui fanático Ya fui abúlico y fui metódico, ya fui púdico fui caótico” El cuarteto de nos canción no sé qué hacer conmigo Soy Yo… Soy yo la protagonista de mi vida y a lo largo de mi transitar por este plano he adoptado diferentes máscaras que he ido construyendo a partir de mis experiencias, creencias familiares impuestas, de mi contexto social, económico y político. Mascaras que algunas veces han servido como defensa ante la adversidad o por el contrario me han puesto en riesgo; las máscaras me han permitido separarme de mí misma y crear una distancia entre mi verdadero yo y el yo que represento en público. Ese yo que algunas veces adoptamos por evitar el conflicto ese yo complaciente que asume cosas con las que no está de acuerdo. Ese yo empieza a pesar por tanto causa malestar que se refleja en el cuerpo deteriorándolo y empiezo a experimentar noches de desvelo y los excesos aparecen a la orden del día y la locura aparece esa expresión de la complejidad de la mente humana, originada por mis experiencias traumáticas que pueden generar conflictos emocionales no resueltos conduciendo a él sin sentido de la vida. Empieza la tarea más difícil aceptar esas taras que impiden disfrutar la existencia a plenitud explorar y aceptar que el dolor es inevitable pero que el sufrimiento puede ser opcional y que soy perfecta siendo imperfecta con mis virtudes y defectos y que acepto las consecuencias de mis actos y soy consecuente con lo que pienso, digo y hago, es lo verdaderamente difícil de reconocer para construirme de nuevo una identidad que sienta más propia no tanto para complacer a otros; siendo responsable de como percibo yo el mundo mas no como lo demás lo interpretan y si hay diferencias no juzgarlas y respetarlas y propender a ello. Para empezar a ello se debe empezar con limpiar la casa y como cuesta deshacernos de ello; como cuando estando casados aun conservamos las cartas del primer novio o se es padre y aun conservas los primeros zapatos de tu hijo. Dentro de las creencias que quiero acomodar en mi vida es esta bien no poder resolverlo todo. Tampoco voy a cargar mi maleta con deudas ajenas de mi linaje le agradezco le reconozco que gracias a ellos éxito, pero yo decido que se queda y que no va. Otra creencia que la felicidad y mi propósito como ser humano es reproducirme y tener descendientes; si llega el momento será perfecto y viviré esa etapa y si es así me corresponde asumir ese rol con el amor del mundo intentando no ser perfecta aprendiendo desaprendiendo. Y si no llegan, el legado se transitará en lo que pueda hacer por los demás hasta donde ellos me lo permitan; además Hay que aceptar que muchas cosas que han hecho mis padres las hicieron desde su propio proceso de vida mirarlos con amor por que su vida no ha sido fácil y ellos dieron de lo que recibieron lo bueno y lo malo y gracias a su decisión existo. Hay muchas creencias desastrosas y mandatos familiares que aún son vivas y tangibles en mi existencia, pero es necesario empezar a modificar para encontrar equilibrio necesario para mi propio desarrollo como ser humano. Para sentir el aire fresco y que a pesar de las circunstancias de la cotidianidad puedo volar siendo libre como el viento. Aceptando que existirán días en lo que cuesten volar, pero eso hace parte del sentido de la existencia correr el riesgo levantarse y seguir cayendo (tomado de eterna soledad enanitos verdes) Yuly Alcira Sanabria Poveda