3 de julio de 2018, Bogotá, Colombia, día importante para todo colombiano que le guste el futbol, no era cualquier día, jugaba la selección Colombia de mayores nada más y nada menos que contra Inglaterra por los octavos de final de la copa mundial de futbol que se desarrollaba en Rusia. Me levante ansioso pues ver a al equipo de tu país en un mundial no es algo que se ve todos los días mucho menos en una instancia de eliminación directa, después de una fase de grupos que dejo que desear con respecto al performance del equipo estoy seguro que no era el único con incertidumbre frente al partido que se venía, me aliste me puse la respectiva camiseta, pero no cualquiera, me puse la de la suerte como buen futbolero respetando la cábala y aunque temeroso siempre confiado de que se podía ganar ese partido. Convoque a mis amigos y a mi novia de ese entonces y fijamos un punto de encuentro, no íbamos a ver el partido en casa de ninguno de nosotros, era un partido muy importante teníamos que juntarnos con más compatriotas, necesitaba estar rodeado de más gente y sentir el fervor y la emoción que un mundial despierta en la muchedumbre, así que nos dispusimos a emprender el viaje, el lugar escogido, el parque el virrey en Bogotá un lugar bien lindo en el norte de la capital, ahí, se instalo una pantalla gigante y ahí fue donde escogimos vivir junto con mis amigos y mi pareja ese viacrucis. Comienza el partido, recuerdo ver un partido apretado, trabado por la presión de ambos equipos, si bien Colombia no era claro con sus llegadas Inglaterra tampoco y eso me daba un poco de tranquilidad, al final del primer tiempo el partido no tenía dueño. En esos 15 minutos de descanso pasan muchas cosas por mi cabeza en ese momento cualquier futbolero se convierte en experto y desearía por hablar con el técnico y decirle que debe hacer. Comienza el segundo tiempo, la misma situación, un partido trabado y los equipos sin bajar el ritmo hasta que llego el fatídico acontecimiento, minuto 57 del partido córner para Inglaterra, en ese mundial Inglaterra se caracterizó por su poderoso juego aéreo y una manera bastante peculiar con respecto a la posición que tomaban sus jugadores al momento de córner, en fila india para despistar a la defensa. Sale el centro ingles al segundo palo y Carlos Sánchez encargado de la marca el gigante de Harry Kane en medio del forcejeo y por querer evitar que el inglés conectara con el balón carga por detrás el delantero ingles se deja caer y el árbitro pita penal, amarilla para Sánchez y Harry Kane toma el balón para cobrar, se dispone a disparar, David Ospina se tira a la derecha y el tiro del inglés va al centro, nada que hacer, 1 a 0 y ventaja para los ingleses, silencio total en la multitud en la cual me encontraba y bastantes madrazos. A partir de ese momento comenzaba otro partido, el ritmo no bajo, pocas llegadas por parte de ambos equipos, el tiempo se agotaba, la ansiedad crecía y las esperanzas se agotaban. Al minuto 79 entra Mateus Uribe, medio campista que no destacaba por sus habilidades individuales, pero si con mucha garra. Cuando el partido agonizaba el jugador antes mencionado mete un tiro de larga distancia que se va abriendo, iba al ángulo izquierdo del arquero, iba a ser un golazo, pero Pickford el arquero ingles se estiro de una forma impresionante y saca el balón con la punta de los dedos, esos dedos ahogaron el grito de gol de 50 millones de colombianos. Córner y última jugada, Juan Cuadrado se dispone a cobrar el ultimo tiro de esquina del partido. Ultima oportunidad, era ahora o nunca, córner al segundo palo y se levanta Yerry Mina central gigante que ya en ese mundial había marcado dos goles, cabezazo seco al piso rebota antes de la línea de gol, tal la fuerza de ese golpe de cabeza que reboto colgando al defensor ingles que resguardaba el palo derecho del arquero. En eso momento me desvanezco caigo en mis rodillas y comienza a brotar lágrimas de alegría de mis ojos, mientras todos saltaban gritaban y puteaban mi reacción ante tal momento de felicidad fue el llanto, definitivamente uno de los momentos más felices que he podido experimentar gracias al futbol. Lastimosamente el desenlace de esta historia no fue el deseado por lo menos para mí y mis amigos y yo creo que para todo el resto de colombianos, el tiempo extra nos dejó un sin sabor debido a una jugada dudosa en donde el árbitro invalida una acción que para muchos fue totalmente legitima la cual termina el gol que por supuesto no conto, y en los penaltis cuando podíamos tomar la ventaja se fallaron los dos últimos, Mateus Uribe y Carlos Bacca no convirtieron sus respectivos penaltis y una vez más éramos víctimas de los disparos desde los 12 pasos. Un gran partido, digno de dos grandes equipos. Uno gano el respeto y el otro seguramente se ganó el corazón de muchos aficionados demostrando que hay que dejarlo todo en la cancha hasta el último segundo. Juan Pablo Perez Forero 20181001111