II medio Clasificación de los Sacramentos Sacramentos de Iniciación cristiana: ponen los fundamentos de toda vida cristiana. 1. Bautismo: es el fundamento y la puerta de entrada a la vida cristiana, nos abre paso a la vida nueva en Jesús, salvador de toda la humanidad que nos hace partícipes de su misión. Es la antesala a todos los demás sacramentos. Canónicamente no es posible la recepción de los demás sacramentos sin haber recibido éste. Imprime carácter, es decir sólo se recibe una vez. El centro del gesto sacramental está en el agua, signo de limpieza, purificación y renovación. Por el Bautismo somos liberados del pecado y es el nuevo nacimiento a la vida de Dios en la Iglesia. 2. Eucaristía: es el centro y culmen de la vida cristiana. Es un sacramento de iniciación, porque reiteradamente fortalece al creyente en su compromiso de vida, es un constante volver a empezar. La Eucaristía se recibe por primera vez desde que el cristiano tiene uso de razón, es decir, desde que sabe lo que se celebra. No imprime carácter, por eso se repite cada día, especialmente los domingos y festivos, que precisamente recordamos la muerte y resurrección de Jesús. El gesto principal es la consagración del pan y el vino, que se convierten en el cuerpo y sangre del Señor. La Eucaristía es el alimento y la ayuda para la vida diaria, la comunión (común-unión) con Dios y los hermanos y acción de gracias por Jesús. Jesús está siempre con nosotros, pero sobre todo en la Eucaristía, se hace presente a través de su cuerpo y sangre. 3. Confirmación: ratificación de la fe del Bautismo y compromiso de la madurez cristiana. Nos aumenta la Gracia del Espíritu Santo para fortalecernos en la fe. La persona confirma querer seguir a Cristo y ser su testigo. Lo consideramos de iniciación porque es un paso hacia el cristianismo adulto. El gesto principal es ungir con el crisma o santo óleo y la imposición de manos, habitualmente presidida por un obispo. En la confirmación se pasa de ser un miembro a ser un socio de la Iglesia. Sacramentos de Curación: restauran nuestra vida cristiana. 4. Reconciliación: devuelve la amistad con Dios y la comunión perdida con la Iglesia cuando las personas reconocen su pecado y quieren empezar de nuevo. Su gesto principal es la absolución de los pecados en nombre de Jesús a través de la imposición de manos por parte del sacerdote. Dios nos regala su misericordia a través de este sacramento. 5. Unción de los Enfermos: las personas que están enfermas y ancianas reciben la gracia de Dios para que puedan enfrentar el dolor y la debilidad de la enfermedad con fortaleza, sintiéndose sostenido por el consuelo y el amor de Dios. El gesto principal es la absolución de los pecados a través de la imposición de manos por parte del sacerdote. Sacramentos de Envío o Misión: ponen en marcha una vocación concreta desde el seno de la comunidad. 6. Matrimonio: santifica la unión entre un hombre y una mujer, quienes dan un sí para ser fieles testimonios del amor de Dios para toda la vida. Lo realizan los contrayentes, que son enviados por la comunidad cristiana a formar una familia. El gesto principal es el consentimiento, el “sí quiero” de los esposos. Expresa el amor de Cristo a su Iglesia. No imprime carácter, puede volver a repetirse, pero solo en determinadas circunstancias. La bendición de Cristo los fortalece en la fidelidad y en el amor mutuo, abriéndoles a la fecundidad que son los hijos y la misión evangelizadora. 7. Orden: compromiso y consagración para servir a Dios mediante el servicio a la comunidad cristiana. Admite varios grados: diaconado, presbiterado y episcopado. Imprimen carácter y el gesto realizado es a través de la imposición de manos para la misión apostólica en la Iglesia.