Las ideas y los mitos de Platón Traemos a Platón desde allá por los siglos V-IV antes de Cristo hasta nuestros días para comprender mejor su filosofía, el mundo de las ideas que él definió y los dos mitos más conocidos que planteó para explicar su pensamiento: el de la caverna y el del carro alado. El pensamiento de Platón dio lugar a toda la tradición filosófica occidental. Discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, la unión de los tres forma la base de la filosofía de Occidente que se desarrollaría después y que dura hasta nuestros días. ¿Qué aportó Platón a la historia del pensamiento? Veámoslo en 10 claves esenciales que lo resumen. 1 Una inteligencia que lo ordena todo. Platón ideó la figura de una inteligencia ordenadora, a la que llamó demiurgo, para dar sentido a todo desde el inicio de los tiempos, desde el origen del universo. No se trata de un dios o principio creador, sino de un principio ordenador de lo ya existente. 2 Las ideas de las que deriva el mundo de lo físico y terrenal. Platón definió el mundo de las ideas. A grandes rasgos, defiende que existen entes inmateriales, absolutos, inmutables y universales independientes del mundo físico de las que derivan todo lo que existe en ese plano físico. Serían, por ejemplo, la bondad, la justicia, la virtud o el mismo ser humano en sí mismo. Y de ellas derivarían todo lo bueno, todo lo justo, todo lo virtuoso. 3 Los sentidos no reflejan la realidad ni permiten conocerla. Desmitificó el papel de los sentidos en el conocimiento de la realidad porque muestran un mundo imperfecto y cambiante, no la verdadera realidad. 4 Opinión y conocimiento. Diferenció y contrapuso las nociones de opinión (doxa) y saber (episteme). La opinión o doxa es el mundo de lo sensible; las cosas sensibles se conocen a través de los sentidos. El mundo inteligible es el mundo del conocimiento y la ciencia, el episteme, que se conoce mediante la razón y la inteligencia. Es lo real y no es cambiante. 5 El mito de la caverna. Para Platón, «sólo hay un Dios, que es el conocimiento, y una maldad, que es la ignorancia». En su obra la República explica el mito de la caverna, una metáfora «de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación». La primera parte describe la vida en el interior de la caverna. En ella habitan los prisioneros, cuya única ocupación es contemplar el fondo de la estancia; al estar encadenados no pueden mirar hacia otro lado, sólo hacia esa pared. Dentro de la caverna hay un fogata encendida y, gracias a la luz del fuego, en la pared se proyectan sombras, que reflejan lo que existe en su mundo; es decir, que esas sombras representan su realidad, son la realidad para ellos. La liberación de los prisioneros comienza permitiéndoles darse la vuelta y mirar hacia el fuego, en vez de mirar hacia las sombras proyectadas en la pared. Entonces, iluminados por su luz, ven una nueva realidad, más profunda y completa donde radica la causa de la primera, compuesta sólo de apariencias sensibles. Después, se desencadena a un prisionero y se le permite dirigirse hacia fuera de la cueva. Mediante una cuesta empinada hacia arriba sale de la caverna, y, una vez fuera de ella, ve la realidad exterior: hombres, lagos, árboles… Este es el mundo inteligible. Y ve el sol y su luz, que encarna la idea del Bien. Ya conocido el mundo exterior, el hombre siente el deber moral de rescatar de las sombras a sus compañeros que están presos dentro de la cueva. El exprisionero desciende de nuevo hasta el interior de la caverna para liberar al resto de los prisioneros…, pero se encuentra con su incomprensión. No han visto el mundo exterior y no comprenden lo que les explica. De esta forma explica Platón su idea de que el hombre es prisionero mientras vive en el mundo sensible y sus valores. Su liberación es descubrir el mundo de las ideas. Convertido en filósofo, trasciende las ataduras el cuerpo y del mundo sensible y asciende al de las ideas. 6 Las tres partes del alma. Platón dividió el alma en tres partes: razón, ánimo y apetito. Las explicó mediante el mito del carro alado en uno de sus diálogos: Fedro. 7 El mito del carro alado. Así explicó Platón el mito del carro alado: las almas son como un carro dirigido por un auriga del que tiran dos caballos. El alma será la fuerza natural que mantiene unidos al carro y a su auriga, sostenidos por alas; una fuerza capaz de elevar lo pesado, encaminándolo hacia el lugar donde habitan los dioses. El cultivo y la dedicación a lo hermoso, lo sabio y lo bueno hacen crecer las alas que harán más ligera la ascensión. En cambio lo malo, lo vergonzoso y feo tiene como resultado que estas se extingan: la caída será inevitable. En el caso de los hombres, la subida es más costosa. La causa es que el auriga ha de guiar a una pareja de caballos de distinta índole. Uno es blanco y simboliza la belleza y la verdad, mientras que el otro es negro, sinónimo del mal y lo feo. El auriga es la parte racional, el equilibrio. Si el auriga es capaz de controlar a los caballos, el conjunto se elevará y contemplará el mundo de las ideas. Si no lo hace, los caballos se rebelarán, el carro no podrá elevarse y caerá en el mundo de las cosas, el mundo sensible. El alma acabará en un cuerpo aprisionado con el anhelo de retornar a su mundo original, ese para el que estaba destinado. Las partes del carro se corresponden con la naturaleza tripartita del alma: - La parte volitiva, donde residen los apetitos y deseos incontrolados. Es el animal negro y rebelde. El ánimo, bajo la forma de caballo blanco, es la parte que aspira siempre a la verdad y al bien. El auriga, el hombre que los dirige, simboliza la razón, es el encargado de controlar los apetitos. 8 La justicia es el equilibrio. Definió la justicia como el orden y equilibrio entre las distintas partes del alma. 9 La ciudad y el gobierno ideales. Dedicó gran parte de su obra, y mucha energía vital, a reflexionar sobre la forma de ciudad ideal. Dividía a los ciudadanos en tres: productores, que debían dedicarse a la actividad económica; guardianes, que se ocupan de la seguridad y el orden; y gobernantes. Para Platón, la justicia llegará cuando cada grupo social desempeñe la función que le corresponde y con su virtud concreta: los productores, la moderación; los guardianes, el valor; y los gobernantes, la prudencia. Por encima de todos ellos situó al rey-filósofo, en lo más alto de la organización política. Para él, el gobierno del pueblo o sus representantes es muy imperfecto y aboga por un gobierno que esté dirigido por los sabios. La forma más perfecta de gobierno sería, pues, la monarquía o aristocracia, que asegura el gobierno de los mejores, los más preparados: los reyes-filósofos, los más sabios. 10 La Academia, el centro del saber. En Atenas funda la Academia, en las afueras de la ciudad, cerca de los jardines del héroe Academos, por eso la llamó así. Es el primer centro del saber, dedicado al estudio y a la enseñanza, algo así como las universidades actuales. Palabra de Platón «Tres facultades hay en el hombre: la razón que esclarece y domina, el coraje o ánimo que actúa, y los sentidos que obedecen» «Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios» «Son filósofos verdaderos aquellos a quienes gusta contemplar la verdad» «La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser» «Frío e insípido es el consuelo cuando no va envuelto en algún remedio» «El tiempo es una imagen móvil de la eternidad» «El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos» «Donde reina el amor sobran las leyes» «Aprendiendo a morir se aprende a vivir mejor» «Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo»