En elSábado, 20 de mayo de 2023 ENOC Y EL EJERCICIO (Preparado; Inaugurado [es decir, dedicado; iniciado]). Hijo de Jared. Nació cuando su padre tenía ciento sesenta y dos años, y fue el séptimo hombre en la línea genealógica desde Adán. A los sesenta y cinco años llegó a ser padre de Matusalén, y después tuvo otros hijos e hijas. Formó parte de la “tan grande nube de testigos” que fueron ejemplos sobresalientes de fe en tiempos antiguos. “Enoc siguió andando con el Dios verdadero.” (Gén 5:18; Gén 5:21-24; Heb 11:5; Heb 12:1) Como profeta de Jehová, predijo la venida de Dios con sus santas miríadas para ejecutar juicio contra los impíos (Jud 1:14-15), y este quizás fue el motivo por el que se le persiguió. Sin embargo, Dios no permitió que sus opositores lo matasen, de modo que “lo tomó”, es decir, “transferido para que no viera la muerte” Ejercicio Como con muchas cosas en la vida, hay extremos en el área de ejercicio. Algunas personas se enfocan enteramente en la espiritualidad, hasta el punto de descuidar sus cuerpos físicos. Otros enfocan tanta atención en la forma y el cuidado de sus cuerpos físicos, que descuidan el crecimiento espiritual y la madurez. Ninguno de los dos indica un equilibrio bíblico. 1 Timoteo 4:8 nos informa, “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera”. ¡Nótese que el versículo no dice que el ejercicio no tenga validez! Dice que el ejercicio es valioso, pero establece bien las prioridades al decir que la piedad es de más valor. El apóstol Pablo también menciona el entrenamiento físico en la ilustración de una verdad espiritual en 1 Corintios 9:24-27. Él equipara la vida cristiana a una carrera que corremos para "obtener el premio". Pero el premio que buscamos es una corona eterna que no se empañará ni se desvanecerá. Leemos en 2 Timoteo 2:5, “Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente”. 2 Timoteo 4:7, “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Aunque el enfoque de estas Escrituras no es el ejercicio físico, el hecho de que Pablo usa terminología atlética para enseñarnos verdades espirituales, indica que Pablo veía el ejercicio físico, e incluso la competencia, de una manera positiva. Somos seres físicos y espirituales. Mientras que el aspecto espiritual de nuestro ser es, bíblicamente hablando, más importante, no debemos descuidar ni los aspectos espirituales ni los aspectos físicos de nuestra salud. Así que, vemos que no hay nada de malo en que un cristiano se ejercite. De hecho, la biblia es clara en que debemos cuidar de nuestros cuerpos (2 Corintios 6:19,20). También la biblia nos advierte contra la vanidad (1 Samuel 16:7; Proverbios 31:30; 1 Pedro 3:3-4). Nuestra meta en el ejercicio no debe ser mejorar la calidad de nuestros cuerpos para que otras personas nos noten y nos admiren. Más bien, la meta del ejercicio debe ser mejorar nuestra salud física para que tengamos más energía física y así podamos dedicarnos a las metas espirituales. “Porque el ejercicio corporal es de poco valor, pero la piedad aprovecha para todo, con promesa de esta vida y de la venidera” 1 Timoteo 4:18. “Cuán egoísta fue la expresión de que viviría una vida diferente si supiera que el Señor vendría en diez años. Enoc caminó con Dios 300 años. Esta es una lección para nosotros para que caminemos con Dios cada día, sabiendo que no estamos seguros a menos que estemos esperando y velando” (Eventos de los Últimos Días, pág. 39). UN CAMINO ESPIRITUAL Hay una diferencia entre seguir a Dios y caminar con Dios. A veces, pueden significar lo mismo, pero otras veces pueden implicar algo diferente… algo mas profundo. Ahora permítame detenerme aquí por un momento y responder una pregunta muy práctica. ¿Qué se necesita para caminar con Dios? En realidad, es bastante sencillo de describir. Caminar con Dios requiere las mismas decisiones necesarias para que usted y yo caminemos juntos. Primeramente, tenemos que acordar el destino. Si usted quiere dar la vuelta a la manzana 5 veces y yo quiero caminar hasta el almacén de la esquina para comprarme unas galletas, evidentemente tenemos que ir por caminos separados. Usted lamentablemente se va a perder las galletas. No podemos caminar juntos a menos que estemos caminando en la misma dirección. Debemos tener el mismo propósito, el mismo objetivo en mente. En segundo lugar, no podemos caminar juntos a menos que mantengamos la misma velocidad o ritmo. No puedo tocar el timbre y decirle: "¿Qué le parece si vamos a dar una vuelta caminando?", Y usted dice "Seguro"; y yo le digo, “¿sabe qué? mientras se pone las zapatillas, voy a empezar a caminar. Si camina alrededor de la cuadra, 10 pasos detrás mío o 10 pasos adelante mío, es posible que estemos en la calle al mismo tiempo, pero no vamos a estar conversando o disfrutando del compañerismo del otro. Simplemente estamos en el mismo vecindario, pero no estamos caminamos juntos. Para caminar con alguien, debe tener el mismo propósito en su espíritu y el mismo ritmo en su caminar. "Una niña llegó a casa de la escuela, después de escuchar la historia de Enoc. Ella dijo: "Mamá, hoy escuchamos acerca de un hombre maravilloso". La madre le pidió que le contara sobre lo que había oído. "Su nombre era Enoc, y sabes, mamá, él salía a caminar con Dios". La madre respondió: "Eso es maravilloso… pero ¿cómo termina la historia? “Oh, un día ellos caminaron y caminaron, y llegaron tan lejos que Dios le dijo a Enoc, “Estás muy lejos de casa, ahora. Mejor, ven a mi casa y quédate conmigo”. DOMINGO 1. ¿Cómo y por cuánto tiempo caminó Enoc con Dios? ¿Cómo era el mundo en sus días y dónde estaba su hogar? Génesis 5:22-24; 6:11, 12 (refs3) . Después que nació Matusalén, Enoc anduvo [caminó] con Dios 300 años, y tuvo otros hijos e hijas. 23Así, todos los días de Enoc fueron 365 años. 24Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque Dios lo llevó. 6:11A la vista de Dios, la tierra se había corrompido, y estaba llena de violencia. 12Miró Dios la tierra y vio que estaba corrompida, que la gente toda había corrompido su camino sobre la tierra. Enoc fue el séptimo contando desde Adán. La piedad es caminar con Dios: lo cual muestra la reconciliación con Dios, pues dos no pueden andar juntos si no estuvieren de acuerdo, Amos 3:3. Incluye todas las partes de una vida santa, recta y sobria. Caminar con Dios es tener a Dios siempre delante de nosotros, actuar como estando siempre bajo su mirada. Es preocuparse constantemente de agradar a Dios en todas las cosas y en nada ofenderle. Es ser seguidores de él como hijos amados. El Espíritu Santo dice que caminó Enoc con Dios en lugar de decir vivió Enoc (con Dios). Esta fue su preocupación y trabajo constante; mientras los demás vivían para sí mismos y el mundo, él vivió para Dios. Era el gozo de su vida. Enoc fue llevado a un mundo mejor. Como él no vivió como el resto de la humanidad, él no salió del mundo por la muerte, como los demás. No fue hallado porque lo traspuso Dios, Hebreos 11:5. Él había vivido sólo 365 años que, según la edad de los hombres de aquel entonces, era solo la mitad de la vida de ellos. Vea cómo se expresa la trasposición de Enoc: desapareció porque le llevó Dios. Ya no estuvo más en este mundo; fue transformado, como lo serán todos los santos que estén vivos en la segunda venida de Cristo. Parece que Enoc comenzó a caminar con Dios de una manera especial después del nacimiento de Matusalén. El nombre de Matusalén significa «cuando el que esté muerto, regrese». En el nacimiento de Matusalén, Enoc tuvo un conocimiento especial de Dios del juicio que iba a venir y esta fue una de las cosas que lo hicieron más cercano en su caminar con Dios. Jud 1:14 también nos dice que Enoc era un profeta, incluso, desde su posición ventajosa, pudo ver la segunda venida de Jesús («He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos»). «Enoc caminó con Dios después de que Matusalén nació, trescientos años, y sin duda había caminado con Él antes. ¡Qué espléndido caminar! ¡Un caminar de trescientos años! Uno podría desear un cambio de compañía si caminara con alguien más, pero caminar con Dios por tres siglos fue tan agradable que el patriarca siguió caminando hasta que caminó más allá del tiempo y el espacio, y caminó hacia el paraíso». «Caminó Enoc con Dios». Enoc no solo pensaba y meditaba en el Señor, discutía sobre Dios, y leía y hablaba sobre Él, sino que también caminaba con Dios, que es la parte práctica y vivencial de la piedad verdadera. En su vida diaria, se dio cuenta de que Dios estaba con él, y lo consideró un Dios vivo, al cual le confiaba sus secretos y quien, a su vez, lo amaba. Notemos, además, que Enoc era un hombre de familia. Después de engendrar a Matusalén, «engendró [más] hijos e hijas». Algunos han dicho: «¡No! Es imposible vivir como uno quisiera cuando se tienen muchos hijos. No me pidan que dedique horas a la oración y la lectura silenciosa de la Escritura si tengo una familia llena de niños pequeños. Molestarán y surgirán incidentes domésticos por doquier que seguramente pondrán a prueba nuestro temple y alterarán nuestra ecuanimidad. Si uno pudiera adentrarse en un bosque, encontrar allí el santuario de un ermitaño, y tomar un cántaro de agua y una hogaza de pan, tal vez se podría caminar con Dios. Pero con una esposa no siempre afable y un ejército ruidoso de niños que no se callan ni de día ni de noche, ¿cómo se espera que un hombre camine con Dios?». La esposa, por su parte, exclama: «Creo que si fuera soltera, podría caminar con Dios. Cuando era joven, desbordaba devoción. Pero ahora, con mi esposo, que no siempre está con el mejor de los humores, y con mis hijos, que parecen tener una cantidad infinita de necesidades y son imposibles de satisfacer, ¿cómo se supone que pueda caminar con Dios?». Aun así, a pesar de ser hombre de familia, Enoc caminó con Dios. La simiente de Satanás, los caídos que habían rechazado a Dios, engañosos y destructores, dominaban el mundo. La condición moral de la generación de este patriarca no sólo contrasta con su propia vida sino que arroja luz sobre las palabras que la describen. La perversión de sus contemporáneos se enfrenta a la justicia de Noé. Este manifestó fidelidad y conformidad a la voluntad de Dios; la gente, no. Su sinceridad, y plenitud de vida (tamim) eran radicalmente distintas de la violencia (chamas, Gén 6:11) que plagaba la sociedad de su época. Una comparación entre los versículos Gén 6:11-12 con el 5 nos demostrará que la violencia era interior, sumamente contaminada con imágenes inmorales y tendencias corrompidas. Éxodo 15:17. Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu herencia, en el lugar de tu habitación que tú has preparado, oh Eterno, en el santuario que afirmaron tus manos. Basado en este glorioso acto de Dios, el canto surge en la tercera estrofa en la firme certeza de que, en su incomparable exaltación sobre todos los dioses, Dios culminará la obra de salvación ya empezada, llenará de terror a todos los enemigos de Israel por la grandeza de su brazo, llevará a su pueblo a su morada santa, y lo plantará en el monte de su heredad. Lo que Dios había hecho hasta entonces, el cantante lo consideraba como una promesa del futuro. Este cántico celebra la victoria de Dios en el Mar Rojo sobre los poderes egipcios. Es un himno de alabanza y acción de gracias a Dios por su majestad, poderío militar y fidelidad a su pueblo. La liberación de Egipto prefigura y profetiza la victoria del pueblo de Dios sobre Satanás y el anticristo durante los postreros días; por eso a uno de los cantos de los redimidos se le llama "el cántico de Moisés" (Apo 15:3). Este Cántico de Moisés resuena hasta el Libro de Apocalipsis, donde una multitud que ha venido de un gran sufrimiento, ha experimentado una gran victoria y se encuentra a orillas de un gran mar, canta este cántico: “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado”. El corazón, el espíritu de este cántico de Moisés suena sincero al pueblo de Dios, quienes quieren adorarlo y agradecerle por todo el bien que ha hecho por su pueblo. Cantan en vista de la liberación, la victoria, la defensa, la confianza. “Es obvio, entonces, por las abundantes alusiones a este cántico en las Sagradas Escrituras, que está lleno de profundo significado espiritual. Nos enseña no solo a alabar a Dios por el derrocamiento literal de Egipto, sino a alabarlo por el derrocamiento de todos los poderes del mal y la liberación final de todos los escogidos”. Salmos 91:9; 121:1 (refs2) . Porque has puesto al Eterno, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación. 121:1Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde viene mi socorro? Al tener al SEÑOR como su refugio y morada, no hay que temer. Además, va a dar órdenes a sus ángeles para que lo cuiden en todo momento de peligro. Satanás citó el Sal 91:12 en la tentación de Jesús (Mat 4:6). Este salmo, tan amado por el pueblo de Dios, pondera la seguridad, la confianza y la valentía que goza y afirma aquella persona que se refugia y habita en Dios. Contar con la protección divina genera un claro sentido de autoridad y gobierno sobre las distintas circunstancias y dificultades que se presentan en la vida. Vivir bajo el cuidado de Dios produce un estado de reposo y calma, y cuando los peligros, calamidades o enfermedades acechan nuestra morada, sea de día o de noche, es Él quien puede libramos, defendemos y cuidamos. Las imágenes que usa el escritor son hermosas y convincentes. El abrigo comunica el sentido de seguridad, cercanía, intimidad, y vivir a la sombra implica protección, frescura y bienestar. Dios es nuestra esperanza, y esta exclamación excluye toda posibilidad de poner la confianza y la esperanza en alguien o algo más que no sea el Todopoderoso. Las imágenes del mal y la destrucción también se presentan con crudeza, el áspid, víbora venenosa y mortal, el león y el dragón son bestias sanguinarias y poderosas. La conclusión del salmista es extraordinaria y su afirmación teológica contundente. Dice Dios: porque me has amado Yo te libraré, te pondré en alto y te responderé. El Señor Todopoderoso estará con nosotros siempre y día a día nos mostrará su salvación. Salmos 121:1 Este es uno de los salmos más conocidos y mencionados del salterio. Millones de personas a través de la historia del pueblo de Dios lo han memorizado y recitado en momentos especialmente difíciles de sus vidas, pues contiene en sus estrofas palabras que afirman la fe y dan seguridad en momentos de aflicción, de sufrimiento y cuando parece que no hay salida a los problemas. El salmista evoca las montañas de Canaán que fueron lugar de refugio y puntos estratégicos en la conquista de la tierra prometida. Sin embargo, no es allí, ni en esa clase de seguridad donde el poeta pone su mirada. La eleva al Creador del cielo y la tierra, al que hizo las montañas y los mares y es capaz de evitar que en medio de su desesperación sufra daño alguno. Dios nunca duerme, El Señor cuida de su pueblo y jamás se cansa. La clave es que Dios siempre está a nuestro lado, las inclemencias del tiempo que aquí representan las tormentas de la vida, serán ineficaces ante el poder de Dios que salva, que nos guarda durante el día y la noche desde ahora y para siempre. “Enoc caminó con Dios por trescientos años antes de su traslación al cielo, y el estado del mundo no era entonces más favorable para la perfección del carácter cristiano que lo es ahora. ¿Y cómo caminó Enoc con Dios? Educó su mente y corazón para sentir siempre que estaba en la presencia de Dios, y cuando se encontraba en perplejidad, sus oraciones ascendían para que Dios lo guardase” (Eventos de los Últimos Días, pág. 63). “Enoc caminó con Dios, y sin embargo no vivió en medio de ninguna ciudad mancillada, con toda clase de violencia y maldad, como lo hizo Lot en Sodoma” (Evangelismo, págs. 61, 62 [1903]). “Como pueblo que guarda los mandamientos de Dios, debemos salir de las ciudades. Tal como lo hizo Enoc, debemos trabajar en las ciudades, pero no vivir en ellas…. [Enoc] no moraba con los impíos... Se ubicó junto con su familia donde la atmósfera fuera lo más pura posible. De ese lugar, a veces iba a los habitantes del mundo con su mensaje recibido de Dios... Después de proclamar su mensaje, siempre llevaba de vuelta consigo hasta su lugar de retiro a los que habían recibido la amonestación” (Maranata, pág. 190). LUNES 2. En su caminar con Dios, ¿en qué ley meditaba? ¿A quiénes simboliza Enoc? Josué 1:8. El Libro de la Ley nunca se aparte de tu boca. Antes medita en él de día y de noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Entonces prosperarás, y todo te saldrá bien. Muchas personas piensan que la prosperidad y el éxito provienen de tener poder, contactos personales y un inexorable deseo de avanzar. Pero la estrategia para el éxito que Dios le enseñó a Josué contradice tales criterios. Los que conocen y siguen la palabra y la ley de Dios tendrán prosperidad y éxito por cuanto poseen la sabiduría para vivir justamente y alcanzar el propósito de Dios para la vida de ellos (Sal 14:2; Sal 119:99; Pro 1:3; Pro 10:5). Los requisitos para la prosperidad y el éxito son: (1) ser valiente, esforzado y diligente (Jos 1:6-7); (2) hacer de la Palabra de Dios la guía autorizada para todas las creencias y las acciones (Jos 1:7); (3) estudiar diariamente la Palabra de Dios y meditar en ella (Jos 1:8); y (4) determinar buscar fervientemente la presencia de Dios durante toda la vida (Jos 1:5; Jos 1:9 (). Este mensaje a Josué provee a los creyentes de una serie de principios generales para una vida de éxito. Sin embargo, se debe tener cuidado de nunca inferir que Dios esté obligado a proporcionarle prosperidad material a todo el que observe esas condiciones. Tales principios generales no son garantías absolutas, porque ellos están sujetos a las más elevadas elecciones de Dios para cada uno de los creyentes; a veces Él permite que ellos experimenten sufrimiento y adversidad (3 Jn 1:2). Para tener éxito, siga los consejos que Dios le dio a Josué. Es posible que no triunfe según las normas del mundo, pero triunfará a los ojos de Dios, y la opinión del Señor dura para siempre. Salmos 1:1, 2 (refs2) . Dichoso el hombre que no anda en el consejo de los malos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni en la silla de los burladores se sienta. 2Antes en la Ley del Eterno está su delicia, y en su Ley medita de día y de noche. El libro de los Salmos es una colección de poesía hebrea inspirada, exponiendo la adoración y describiendo las experiencias espirituales del pueblo judío. Es la porción más personal del Antiguo Testamento, dándonos una revelación del corazón del judío santo, y recorriendo todas las escalas de sus experiencias con Dios y el hombre. En los libros históricos vemos a Dios hablando acerca del hombre, describiendo sus fracasos y sus éxitos; en los libros proféticos vemos a Dios hablando al hombre, reprendiendo a los impíos y consolando a los justos a la luz del porvenir. Pero en los Salmos vemos al hombre hablando a Dios, derramando su corazón en oración y alabanza; hablando acerca de Dios, describiéndolo y exaltándolo por la manifestación de sus glorioso atributos. Y cuando el santo del Antiguo Testamento habla de esta manera a su Dios, cualquiera que sea su experiencia, ya sea de prosperidad o adversidad, bendición o castigo, de éxtasis más elevado o de desaliento más profundo, predomina una nota a través de toda su adoración: la de alabanza. Él puede alabar a Dios en todas las circunstancias, porque su fidelidad en el pasado es una garantía de su fidelidad en el futuro. Además, es esta comparación del pasado y del futuro lo que ha dado ocasión para introducir el elemento profético en los Salmos. Pues cuando el escriba o profeta veía el fracaso del reino y del rey terrenal de Israel, prorrumpía en palabras inspiradas acerca del glorioso reino de Dios y de su glorioso Rey venidero, el Mesías. Podemos resumir de esta manera el tema de los Salmos: Dios ha de ser alabado en toda circunstancia de la vida, y esto, por causa de su fidelidad en el pasado, lo cual es una garantía de su fidelidad en el futuro. Dios no juzga a la gente sobre la base de la raza, sexo o nacionalidad. La juzga sobre la base de su fe en Él y la respuesta que dan a su voluntad revelada. Los que con diligencia tratan de obedecer la voluntad de Dios son como árboles sanos que dan fruto y que tienen grandes raíces (Jer 17:5-8) y Dios promete cuidarlos. La sabiduría de Dios guía sus vidas. En contraste, los que no confían en Él ni le obedecen tienen vidas sin significado que el viento se lleva como si fuera polvo. Sólo existen dos caminos en la vida: el camino de la obediencia a Dios o el camino de la rebelión y destrucción. Asegúrese de elegir la senda de Dios porque su elección determinará dónde pasará la eternidad. La felicidad de la persona que ama y sigue al Señor se encuentra en no dejarse influir por los pecadores, no darse a la progresión de andar, detenerse y sentarse con ellos, sino de meditar continuamente en la instrucción del SEÑOR. Esta es su delicia. El crecimiento espiritual del piadoso será como un árbol: fuerte, productivo, próspero, que trae bendición a otros con su fruto y sombra. Los que procuran vivir bajo la bendición de Dios meditan en la ley de Dios (y en su Palabra) a fin de definir sus opiniones, actitudes y acciones. Leen las palabras de los pasajes bíblicos, meditan sobre ellas y las comparan con otros pasajes. Cuando se medita en un pasaje de la Biblia, pasan por la mente preguntas como éstas: ¿Está el Espíritu de Dios aplicando este versículo a mi situación actual?¿Hay aquí una promesa que puedo reclamar? ¿Está este pasaje revelando un pecado particular que debo esforzarme por evitar? ¿Está Dios emitiendo una orden que debo obedecer? ¿Está mi espíritu en armonía con lo que está diciendo el Espíritu Santo? ¿Está el pasaje expresando una verdad acerca de Dios, de la salvación, del pecado, del mundo o de mi obediencia personal sobre la cual necesito ser iluminado por el Espíritu Santo? 2 Crónicas 34:31. Y el rey se puso en pie junto a la columna, e hizo alianza ante el Eterno, de caminar en pos del Eterno y guardar sus Mandamientos, sus testimonios y sus normas, de todo corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto escritas en aquel libro. Cuando Josías leyó el libro que encontró Hilcías (2Cr 34:14), respondió con arrepentimiento y humildad y prometió seguir los mandamientos de Dios como estaban escritos en el libro. La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros, «es viva y eficaz» (Heb 4:12), pero no podemos saber lo que Dios quiere que hagamos si no la leemos. Incluso, no basta con leer la Palabra de Dios, debemos estar dispuestos a hacer lo que ella dice. No hay gran diferencia entre el escrito escondido en el templo y la Biblia escondida en un librero. Una Biblia que no es leída es tan inútil como una que se ha perdido. “Enoc fue un representante de aquellos que estarán sobre la tierra cuando Cristo venga, que serán trasladados al cielo sin ver muerte” (Eventos de los Últimos Días, pág. 63). “Enoc tenía un notable carácter. Muchos miran a su vida como a algo que está por encima de lo que la generalidad de los mortales pueda alcanzar alguna vez. Pero la vida y el carácter de Enoc representan lo que deben ser la vida y el carácter de todos aquellos que, como Enoc, sean dignos de ser trasladados cuando Cristo regrese. Su vida fue lo que debe ser la vida de cada individuo si se relaciona íntimamente con Dios. Debemos recordar que Enoc estuvo rodeado por influencias tan depravadas que Dios trajo un diluvio de aguas para destruir a los habitantes del mundo a causa de su corrupción” (Conflicto y Valor, pág. 29). MARTES 3. ¿Qué luchas tuvo Enoc en su andar al proclamar el evangelio? ¿Dónde aparece Enoc como héroe en el Nuevo Testamento? Santiago 5:17, primera parte. [Como] Elías era hombre sujeto a semejantes pasiones [igual] que nosotros... Era hombre "sujeto a pasiones semejantes a las nuestras". La frase "pasiones semejantes" es de una sola palabra griega (aunque palabra compuesta), jomoiopathes. Literalmente significa "sentimientos semejantes". Así la traduce la Versión Nuevo Mundo. "De la misma condición humana", dice la Versión Ecuménica. "Igual naturaleza", dice la Versión Hispanoamericana. "Las mismas debilidades", dice la Versión Moderna. La misma palabra griega aparece en Hch 14:15, donde literalmente se traduce la frase entera, "nosotros también con vosotros somos hombres de los mismos sentimientos". Elías [Enoc] no era diferente de nosotros. Era la misma clase de criatura que nosotros, y no algo sobrehumano. Era un ser frágil, pero hombre justo. Por eso Dios oyó sus oraciones, y oírá las nuestras si somos como él. La oración de un llamado "clérigo" o "pastor" no tiene más eficacia que la de cualquier otro ser humano. Lo que da validez y eficacia a la oración es que uno sea justo y que persevere en oración. Santiago, nos presenta a Elías cuyo nombre significa “mi Dios es el Señor” o “Jehová es mi Dios“; un reconocido hombre de Dios, respetado y venerado por judíos y cristianos, como un hombre “sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” (5:17). El texto bíblico claramente nos dice que Elías era un hombre con debilidades o fragilidades humanas o como dice una expresión idiomática: “de carne y huesos”. A pesar de haber experimentado la mano de Dios en favor de su persona y ministerio como cuando tuvo el valor de ponerse de pié delante de Acab y a pesar de haber sido testigo del poder arrollador de Dios en aquel día en el monte Carmelo; en el Primer Libro de los Reyes en el capítulo 19 encontramos que Elías al enterarse de que Jezabel lo había sentenciado a morir “se asustó y huyó para ponerse a salvo” (vs.3). El relato de este acontecimiento también nos dice que Elías después de haber caminado todo un día por el desierto, al llegar adonde había un arbusto, se sentó a su sombra “con ganas de morirse” y protestó “¡Estoy harto, SEÑOR!. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados” (vs.4) Las páginas de la Biblia constantemente nos previenen de no caer en rendirle culto y admiración excesiva “a la personalidad de un hombre”, no importa si a éste hombre Dios mismo se lo llevó al cielo estando aún vivo como lo fue en el caso de Elías. Elías mismo reconoció que no era superior a los otros hombres de Dios que le precedieron; sabía que era simplemente “un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” y que solamente Dios tiene poder para cerrar o abrir las puertas de los cielos. Elías lo expresó de esta manera: “SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo y he hecho todo en obediencia a tu palabra” (1Reyes 18:37) Hebreos 11:5. Por la fe Enoc fue trasladado sin ver la muerte, y no fue hallado, porque Dios lo trasladó. Y antes de ser trasladado, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. EL CAPÍTULO 11 del libro de Hebreos es un recuento conmovedor de fieles del Antiguo Testamento que ha sido titulado por algunos “el salón de la fama de los santos”, o “la lista de honor de santos del Antiguo Testamento” y “el salon de la fama de los HÉROES DE LA FE”. Todos dan testimonio del valor que tiene vivir por fe. Ellos conforman la “grande nube de testigos” de Hebreos 12:1, que dan testimonio poderoso a los hebreos para que tengan fe en la verdad de Dios en Cristo. Uno de estos testigos es ENOC, quien es un Ejemplo del Caminar con DIOS | Hebreos 11:5-6 | Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Enoc es considerado un héroe de la fe PORQUE SE MANTUVO INTEGRO durante un largo período de tiempo. La Biblia destaca que Enoc caminó con Dios, y que fue el hombre que junto al profeta Elías nunca murieron. Enoc es considerado adecuadamente héroe porque se mantuvo fiel durante un largo período de tiempo. El autor de Hebreos resumió el legado de Enoc con estas profundas palabras: «tuvo testimonio de haber agradado a Dios» (Hebreos 11:5) SORPRENDENTEMENTE, lo hizo no solo durante varias décadas, ¡sino durante 300 años! UN HOMBRE CON UNA NATURALEZA COMO LA NUESTRA El mundo de Enoc era muy distinto al nuestro. La tierra aún no había sido destruida y acomodada en su actual forma por el diluvio. LA ESPERANZA DE VIDA se medía en siglos EN LUGAR DE DÉCADAS. Enoc mismo nació solo 622 años después de la creación, en la séptima generación desde Adán. SU HIJO, Matusalén, vivió más que ninguna otra persona (969 años); Y SU NIETO Noé, el conocido constructor del arca, LA TERMINÓ a la edad de 600 años. Pero los efectos de la Caída se dejaron sentir DE INMEDIATO después de que Adán y Eva se rebelaron contra Dios. EL HIJO MAYOR DE ADÁN, Caín, mató a su HERMANO MENOR —Abel— a sangre fría (Génesis 4:8). 8Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Y LA HISTORIA EMPEORA. Uno de los descendientes de Caín, un hombre llamado Lamec, al igual que Enoc, nació en la séptima generación desde Adán. A diferencia de Enoc, no obstante, Lamec alardeaba francamente de ser asesino y polígamo (Génesis 4:23). Y Lamec dijo a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, prestad oído a mis palabras, pues he dado muerte a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por haberme pegado. La actitud de Lamec era algo característico de la civilización en que vivía. TRES GENERACIONES DESPUÉS, cuando el Señor vio «que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal» (Génesis 6:5), DECIDIÓ inundar al mundo entero. Eso es lo que hace que EJEMPLOS DE HOMBRES JUSTOS como Enoc sean tan notorios: ÉL LUCHÓ contra la corrupción de su cultura, ¡y caminó con Dios durante tres siglos! La destacada vida de Enoc puede parecer, COMO LA DE ELÍAS, ALGO IMPOSIBLE de imitar para nosotros… PERO NO ES ASÍ. AL ESCRIBIR sobre Elías, el apóstol Santiago les dijo a sus oyentes: «Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras» (Santiago 5:17). Lo mismo podríamos decir de Enoc. Como miembro de la raza humana pecaminosa, Enoc lidió con las mismas tentaciones, temores y debilidades que han plagado a todos los hombres y las mujeres desde la Caída. AUN ASÍ, pudo demostrar una justicia persistente, No porque no tuviera pecado… SINO PORQUE confió en los recursos divinos. Enoc era un pecador QUE FUE SALVO POR GRACIA, Y FUE CAPACITADO por el Espíritu Santo para vivir mediante una fe obediente. EL CAMINAR JUSTO DE ENOC no debería intimidarnos, SU EJEMPLO debiera motivarnos A UNA MAYOR FIDELIDAD y una resolución más profunda en nuestro caminar con el Señor. “Enoc tuvo tentaciones, así como nosotros. Estuvo rodeado por una sociedad que no fue más amiga de la justicia que la que nos rodea a nosotros. La atmósfera que respiraba estaba contaminada de pecado y corrupción lo mismo que la nuestra, sin embargo, vivió una vida de santidad. No se dejó contaminar por los pecados prevalecientes de la época en que vivió. De la misma manera podemos nosotros permanecer puros e incorruptos” (Eventos de los Últimos Días, pág. 63). “Quien verdaderamente ama y teme a Dios, luchando con entereza de propósito para hacer su voluntad, pondrá su cuerpo, su mente, su corazón, su alma, su fuerza al servicio de Dios. Este fue el caso de Enoc. Caminó con Dios. Su mente no estaba contaminada por una visión impura, defectuosa. Los que están decididos a hacer de la voluntad de Dios la suya, deben servir y agradar a Dios en todo. Entonces el carácter será armonioso y bien equilibrado, coherente, agradable y verdadero” (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 1, pág. 64). MIÉRCOLES 4. ¿Qué dos ejercicios físicos son los mejores? A pesar de todos los beneficios del ejercicio, ¿cómo se compara el físico con el espiritual? Eclesiastés 6:8. ¿Qué más tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos? En esta sección Salomón muestra que tener la actitud correcta acerca de Dios puede ayudarnos a lidiar con las injusticias presentes. La prosperidad no siempre es buena y la adversidad no siempre es mala. Sin embargo, Dios es bueno siempre, y si vivimos como Él, experimentaremos contentamiento. A pesar de toda la superioridad del sabio en comparación con el necio, ambos experimentan hambre. Ser sabio no es una ventaja tan grande como comúnmente se piensa. “Las necesidades de la vida son las mismas para ambos, y su condición en la vida es casi similar; sujeto a las mismas enfermedades, disolución y muerte”. ¿O qué ventaja tiene el pobre que sabe cómo andar entre los vivientes (sobre el necio que carece de este conocimiento)? Comenta el mismo Cohen: «El primero, en su pobreza, ha aprendido a acomodarse a las circunstancias y sacar el mejor partido de lo que le ha tocado en suerte, mientras que el necio está abrumado por un hambre insaciable de poseer más de lo que tiene. No obstante, ambos se parecen en que viven sin alegría, debido a la insatisfacción de sus deseos». El disfrute legítimo de lo que tenemos a mano es preferible a todas las ilusiones que nos podamos forjar (Ecl 6:9): «Más vale ver con los ojos que divagar con el deseo», a no ser que se trate del deseo de Dios y de las cosas santas, pues eso no es «divagar», sino afianzar. La enseñanza de este versículo queda bien recogida en el bien conocido refrán: «Más vale pájaro en mano que ciento volando». Marcos 5:42. Al instante la niña se levantó, y se puso a caminar, porque tenía doce años. Y la gente quedó muy espantada. La respuesta de la niña fue inmediata. Luego (Mar 5:42) se levantó y andaba. Marcos nota que la niña tenía doce años, es decir, que tenía edad para caminar. Que la muchacha, tan pronto como volvió a la vida, «se levantó y se puso a caminar» (Mar 5:42). La vida espiritual se muestra en levantarse del lecho de la pereza y despreocupación, y ponerse a caminar santamente en el nombre y con el poder de Cristo. Génesis 2:15. Tomó, pues, Dios el Eterno al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo cultivara y lo guardara. El trabajo era una parte importante y dignificada de representar la imagen de Dios y de servirle, incluso antes de la caída. Aún en el mismo paraíso el hombre tenía que trabajar. Ninguno de nosotros fue enviado al mundo para estar ocioso. El que hizo nuestras almas y cuerpos, nos ha dado algo con qué trabajar; y el que nos dio esta tierra por habitación, nos ha dado algo sobre qué trabajar. Los hijos y herederos del cielo, mientras están en el mundo, tienen algo que hacer por esta tierra, la cual debe tener su cuota de tiempo y preocupación de parte de ellos; y si lo hacen mirando a Dios, y le sirven tan verdaderamente en ello como cuando están de rodillas. Dios no creó al hombre meramente para que contemplara las gloriosas obras de Dios. Por eso le dio manos para trabajar así como mente y corazón para meditar. Si la felicidad del hombre hubiese consistido en no hacer nada, el Creador no le hubiera asignado un trabajo a Adán. El hombre había de encontrar felicidad tanto en el trabajo como en la meditación (RH 24-2-1874). Desde el principio mismo de la historia la raza humana ha estado ligada a Dios mediante la fe y la obediencia a su palabra como la verdad absoluta. En ese momento Adán como el primer hombre era santo, libre de pecado, y vivía en perfecta comunión con Dios. Era el pináculo de la creación de Dios y se le dio la responsabilidad de trabajar bajo la dirección de Dios en el cuidado de su creación. Dios puso a Adán en el paraíso más espectacular que el mundo ha visto, pero Dios puso a Adán para trabajar (para que lo labrara y lo cuidara). El trabajo es algo bueno para el hombre y fue parte de la existencia perfecta de Adán antes de la caída. «El estado ideal del hombre libre de pecado no es la indolencia, sin responsabilidad. Trabajo y deber pertenecen al estado perfecto». 1 Timoteo 4:7, 8 (refs2) . Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate en la piedad.8Porque el ejercicio corporal es de poco valor, pero la piedad aprovecha para todo, con promesa de esta vida y de la venidera. La cultura de la antigua Grecia y la cultura Romana daban un alto valor al ejercicio físico. Pablo le dice a Timoteo que el mismo esfuerzo y compromiso que otros tienen hacia el ejercicio físico debe ser puesto para desarrollar la piedad. Pablo propone un sentido de proporción. El entrenamiento físico es bueno, y hasta esencial; pero tiene una utilidad limitada. No desarrolla más que una parte de la persona; y produce unos resultados que solamente duran cierto tiempo, porque el cuerpo es pasajero. El entrenamiento en la piedad desarrolla la personalidad total en cuerpo, mente y espíritu, y sus resultados afectan no solamente en el tiempo sino también en la eternidad. El cristiano no es un atleta de gimnasio, sino un atleta de Dios. Los más grandes entre los griegos reconocían esta verdad. Sócrates escribía: " Es tan importante para un asceta el entrenar su cuerpo como para un rey el entrenar su alma.» «Entrénate sometiéndote voluntariamente a las pruebas para que cuando vengan sobre ti seas capaz de soportarlas.» Poco aprovechan los actos externos de abnegación. ¿De qué nos servirá mortificar el cuerpo si no mortificamos el pecado? No puede servir de gran cosa la diligencia aplicada a las cosas puramente exteriores. ¿Está usted en buenas condiciones físicas y espirituales? En nuestra sociedad se hace mucho énfasis en la aptitud física, pero la salud espiritual (la santidad) es aun mucho más importante. Nuestra salud física está sujeta a enfermedades y accidentes, pero la fe puede sostenernos en medio de estas tragedias. Al ejercitarnos para ser piadosos, debemos desarrollar nuestra fe usando las habilidades que Dios nos ha dado en el servicio de la iglesia (1Ti 4:14-16). ¿Está usted desarrollando sus músculos espirituales? «Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera». Sobrevaloran esta vida quienes la consideran mejor que el amor divino; sin embargo, el amor de Dios es mejor que la vida y Su misericordia es mejor que la vida misma. Algunos darían todo por su vida, pero nada por el amor de Dios. Si sus vidas corren peligro, correrán al médico; pero como no disfrutan el amor de Dios, se quedan esperando sin buscar el beneficio más preciado. Los que razonan bien consideran que morir no es nada, pero que vivir alejados de Dios es trágico. Reconocen que la vida no es más que muerte, a menos que Dios esté con nosotros; y que la muerte en sí no es más que la antesala de la vida mientras Dios es nuestro gozo y nuestra fortaleza. “El ejercicio de caminar, siempre que se lo pueda hacer, es el mejor remedio para los cuerpos enfermos, porque mediante él se ejercitan todos los órganos del cuerpo. Todos los que pretenden curarse mediante ciertos movimientos, lograrán muchísimo más por el ejercicio muscular que mediante la práctica de dichos movimientos. En algunos casos, la falta de ejercicio debilita y contrae las entrañas y los músculos, y estos órganos debilitados por carencia de ejercicio se fortalecerán únicamente cuando se los ejercite. Ningún ejercicio puede reemplazar la acción de caminar. Al hacerlo se mejora grandemente la circulación de la sangre” (Consejos sobre la Salud, pág. 197). “El ejercicio ayuda en el proceso de la digestión. Caminar después de la comida, con la cabeza erecta y los hombros enhiestos, para hacer un ejercicio moderado, será de gran beneficio. La mente se apartará del yo para concentrarse en las bellezas de la naturaleza. Mientras menos atención se le preste al estómago después de una comida, mejor. Si usted teme constantemente que la comida puede hacerle mal, seguramente será así. Olvídese de usted mismo y piense en algo alegre” (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 46). “Que hombres y mujeres trabajen en el campo, en la huerta y en el jardín. Esto comunicará salud y fortaleza a los nervios y a los músculos. Vivir encerrados y alimentar así la invalidez, es un asunto muy malo. Si los enfermos dieran a los nervios, a los músculos y a los tendones ejercicio adecuado al aire libre, su salud se renovaría” (Ministerio Médico, pág. 394). JUEVES 5.Según los apóstoles, ¿de qué debemos abstenernos como atletas espirituales, así como Enoc? 1 Pedro 2:11. Amados, como a extranjeros y peregrinos que sois, os ruego que os abstengáis de los deseos carnales que combaten contra el alma. El mandamiento clave de este pasaje es que el cristiano debe abstenerse de los deseos carnales. Es de la mayor importancia el que veamos lo que Pedro quiere decir con esto. Las frases pecados de la carne y deseos carnales se han ido reduciendo en significado a pecado sexual; pero en el Nuevo Testamento son mucho más generales que eso. La lista de los pecados de la carne que da Pablo en Gal 5:19-21 incluyen " inmoralidad, impureza, promiscuidad, idolatría, brujería, enemistad, peleas, celos, rabia, orgullo, disensión, sectarismo, envidia, borrachera, orgías, y cosas semejantes.» Hay mucho más que pecados corporales aquí. En el Nuevo Testamento, la carne representa mucho más que la naturaleza física del hombre; incluye también la naturaleza humana aparte de Dios; quiere decir la naturaleza humana sin redimir; la vida que se vive aparte de los niveles, la ayuda, la gracia y la influencia de Cristo. Los deseos carnales y los pecados de la carne, por tanto, incluyen no solamente los pecados más groseros, sino todo lo que es característico de la naturaleza humana caída. De estos pecados y deseos se debe abstener el cristiano. Como Pedro lo ve, hay dos razones para esta abstinencia. El cristiano debe abstenerse de estos pecados porque es un extranjero y un peregrino. Las palabras originales sonpároikos y parapidémos. Son muy corrientes en griego, y describen a alguien que reside sólo temporalmente en un lugar, y cuyo hogar está en otra parte. Suelen describir a los patriarcas en sus peregrinaciones, y especialmente a Abraham, que salió no sabiendo adónde iba, y que lo que buscaba era la ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios (He 11:9; He 11:13). Solían usarse para describir a los israelitas cuando eran esclavos y extranjeros en Egipto antes de entrar en la Tierra Prometida (Hch 7:6 ). Estas palabras contienen dos grandes verdades sobre el cristiano. (a) Hay un sentido real en el que se es un extranjero en el mundo; y por esta causa no puede aceptar las leyes y las maneras y las categorías del mundo. Otros puede que las acepten; pero el cristiano es súbdito del Reino de Dios, y es por las leyes de ese Reino por las que debe dirigir su vida. Debe asumir toda su parte de la responsabilidad por vivir en la Tierra; pero su ciudadanía está en el Cielo, y las leyes del Cielo son supremas para él. (b) El cristiano no es un residente fijo de la Tierra. Está de camino hacia un país que está más allá. Por tanto no debe hacer nada que le impida alcanzar su meta final. Nunca debe involucrarse en el mundo hasta tal punto que no pueda escaparse de sus garras; nunca debe ensuciarse hasta tal punto que se descalifique para entrar a la presencia del Dios santo a Quien se dirige. 1 Corintios 9:24-27. ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren, pero sólo uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25Todo atleta se abstiene de todo. Ellos para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. 26Así de esta manera corro, no como a cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien golpea al aire. 27Trato severamente a mi cuerpo, y lo someto a disciplina, no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado. Pablo estaba motivado por el deseo de ganar a otros para Cristo. Sin embargo, comprendía que la experiencia personal, privada, no puede divorciarse de la expresión y declaración públicas. De modo que presenta una ilustración de disciplina y autosacrificio que incluye tanto efectividad pública como desarrollo espiritual. Pablo sigue ahora otra analogía. Les insiste a los cristianos corintios que querían tomárselo con calma en que nadie llega nunca a nada sin una seria autodisciplina. A Pablo le fascinaba siempre la figura de los atletas. Un atleta tiene que entrenarse intensamente si quiere ganar una competición; y los corintios sabían de esas cosas, porque los famosos juegos ístmicos que sólo eran menos importantes que los olímpicos sé celebraban en Corinto. Además, el atleta se somete a la autodisciplina y al entrenamiento para ganar una corona de laurel que quedara reducida a polvo en breve tiempo; ¡cuánto más debería disciplinarse un cristiano para ganar la corona de la vida eterna! Cada dos años se realizaban los juegos ístmicos en Corinto o cerca de allí. Estos se contaban entre los grandes eventos atléticos de Grecia. Generalmente consistían en cinco pruebas: salto, lanzamiento del disco, carreras, lucha y boxeo. En cualquiera de estas competencias eran necesarias al menos cuatro cualidades para ganar. Primero, un ganador debía ejercitarse al máximo. Corred de tal manera que lo obtengáis (1Co 9:24). Segundo, un ganador debía aceptar los rigores del entrenamiento: Todo aquel que lucha se abstiene (1Co 9:25; “es templado en todas las cosas”, VM.). Para un atleta griego, ese período de entrenamiento intenso duraba 10 meses. Durante esos meses los competidores vivían una vida de ejercicio continuado y rígida autodisciplina en los cuales se abstenían de todo lo que pudiera debilitar o engordar el cuerpo. Pablo señala que esos atletas recibían como recompensa sólo una corona corruptible, una guirnalda de pino, hiedra u hojas de perejil, que pronto se marchitaban, mientras que el cristiano buscaba una corona incorruptible. Una tercera característica del ganador era la certeza de dirección. El cristiano no corría como a la ventura (1Co 9:26), ni luchaba como quien golpea el aire. En la carrera cristiana Pablo “conocía muy bien la meta, y conocía el camino que llevaba hacia ella”. En la lucha espiritual, emplea “sus puños como quien está en mortal ansiedad, y no erra sus golpes, los aplica”. Para Pablo la vida cristiana no era un ejercicio de boxeo religioso con su sombra, sino un furioso combate que exigía lo mejor de uno. Una cuarta condición, final, para ganar es un consecuente dominio propio. El apóstol escribe: Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre (1Co 9:27). El mayor obstáculo para ganar la carrera es la propia persona de uno. Pablo no dice carne. Es el organismo total, toda la persona, la que es puesta bajo control. Emplea un término fuerte. Literalmente la palabra golpeo (upopiazo) significa “golpear con fuerza en el rostro hasta ponerlo negro y azul”. La frase lo pongo en servidumbre significa “llevar cautivo”. En este pasaje, Pablo expone brevemente una especie de sabiduría de la vida. La vida es una contienda. El mundo más parece un diablo con coraza. Un soldado de pega no gana batallas; un entrenador tolerante no gana campeonatos. Tenemos que vernos como guerreros siempre en campaña, como atletas que se lanzan hacia la meta. Ganar una batalla o salir vencedor en una competición requieren disciplina. Tenemos que someter a disciplina nuestros cuerpos para tenerlos en forma; esta es una de las áreas más abandonadas en la vida espiritual, de la que muchas veces surgen las depresiones. Si hemos de hacer algo lo mejor posible tendremos que dedicarle un cuerpo tan capaz como pueda llegar a ser. Hemos de someter a disciplina nuestras mentes; una de las tragedias de la vida es que la gente se niega a pensar hasta llegar a una condición en que ya le resulta imposible. No podemos resolver los problemas escondiéndonos o huyendo de ellos. Tenemos que someter a disciplina nuestra alma; podemos hacerlo enfrentándonos con los dolores de la vida con serena entereza; con sus tentaciones, con la fuerza que Dios da; con sus desilusiones, con valor. Tenemos que conocer nuestra meta. Es descorazonador ver el obvio despiste de las vidas de tantas personas; van a la deriva en vez de dirigirse a algún sitio. Alguien contó una vez un chiste de dos marcianos que estaban mirando a la gente de la Tierra, siempre corriendo de acá para allá; y uno le dijo al otro: "¿Qué están haciendo?» El otro contestó: «Van.» «¿Adónde?» "¡Ah!, no van a ninguna parte; simplemente van.» Esa es la manera de no llegar a nada. Tenemos que saber lo que vale nuestra meta. El gran atractivo de Jesús es que se basaba raras veces en castigos y en consecuencias terribles. Se basaba en la declaración: "Considera lo que te pierdes si no sigues Mi camino.» La meta es la vida, y no cabe duda de que vale la pena alcanzarla. No podemos salvar a otros si no somos los dueños de nosotros mismos. Está claro que no podemos hacer nada por otros hasta que nos hemos hecho con nosotros mismos; no podemos enseñar lo que no sabemos; no podemos llevar a otros a Cristo hasta haberle encontrado nosotros. Pablo era no sólo un heraldo para convocar a otros a disciplinarse—él mismo era un competidor. Sabía bien cuán trágico sería que “uno que había instruido a otros sobre las reglas a observar para ganar el premio, fuera rechazado él mismo por haberlas transgredido”. El cristiano vive en un nivel espiritual “Más Allá de la Libertad Personal” cuando es: (1) Impulsado por un gran llamamiento, 1Co 9:1618; (2) Motivado por una gran compasión, 1Co 9:19; (3) Disciplinado por un plan maestro, 1Co 9:24-26; (4) Protegido por un sano temor, 1Co 9:27. “Rehusó escoger cualquier curso de acción que ofendiese a Dios. Continuamente mantuvo al Señor delante de sí. Su oración era: ‘Enséñame tu camino para que no pueda errar. ¿Qué es lo que tú deseas de mí? ¿Qué haré para honrarte, mi Dios?’ Así se mantuvo constantemente eligiendo su camino y su curso de acción en armonía con los mandamientos de Dios, y tenía perfecta seguridad y confianza en que su Padre celestial lo ayudaría. No tenía un pensamiento ni una voluntad propia. Todo estaba sumergido en la voluntad de su Padre” (Eventos de los Últimos Días, pág. 63). ADVERTENCIA Santiago 1.22 nos advierte que no seamos simples oidores de la Palabra, sino hacedores. Preste atención cuando lea la Biblia, porque Dios le está hablando de forma directa. Tome sus advertencias de corazón, obedezca sus mandamientos y reciba ánimo y consuelo de sus promesas. VIERNES 6. Al buscar desarrollar su cuerpo, mente y espíritu, ¿cuál fue el mensaje de advertencia para sus contemporáneos? Judas 1:14-16. De ellos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, cuando dijo: El Señor viene con sus santos millares, 15a juzgar a todos, y a convencer a todos los impíos de todas las malas obras que cometieron, y de todas las insolencias que pronunciaron esos impíos pecadores. 16Esos se quejan de todo, lo critican todo, y andan según sus propios deseos. Su boca habla con soberbia, y adulan a las personas para sacar provecho. La Biblia nos dice que Dios siempre ha mandado profetas para advertirnos en caso de que vayamos por el camino equivocado y para que nos digan qué debemos de hacer para regresar a Él. De hecho, Jesús nos dice que el primer profeta que se nos envió fue Abel; y no dudaría que esa fue una de las razones por las que Caín haya matado a su hermano. “Para que la sangre de todos los profetas, derramada desde la fundación del mundo, se le cargue a esta generación. Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y la casa de Dios. Sí, les digo que le será cargada a esta generación.’” — Lucas 11:50-51 (NBLH) Después al ver cómo el pecado iba corrompiendo a la humanidad, Dios asignó a Enoc, el segundo profeta que es mencionado en las Escrituras, la tarea de profetizar a los hombres incrédulos antediluvianos para que se arrepintieran de sus caminos y regresaran al Señor para que alcanzaran vida eterna a través de la fe en la promesa de la semilla de la mujer que fue dada a Adán, quien todavía estaba vivo. También les advirtió acerca del tiempo que tenían para arrepentirse, su tiempo límite era hasta que ocurriera la muerte de su hijo, Matusalén. En el libro de Judas, se describen 3 profecías del final de los tiempos: 1) La Segunda Venida de Cristo con incontables millares de sus santos; 2) el Juicio de Dios; 3) La condición prevalecerá durante los últimos días. “Enoc, quien vivió en la séptima generación después de Adán, profetizó acerca de estas personas. Dijo: «¡Escuchen! El Señor viene con incontables millares de sus santos para ejecutar juicio sobre la gente de este mundo. Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos que cada uno haya hecho y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra Él».” — Judas 14-15 (NTV) Enoc, a solo 7 generaciones de Adán, pudo ver los efectos del pecado en el mundo hasta el final de los tiempos, pudo apreciar la similitud de la humanidad antes del Diluvio, en los tiempos de Noé (el primer Juicio de la raza humana a nivel global), y la sociedad de los últimos días, las cuales estaban totalmente alejadas de Dios, sin ninguna preocupación por las cosas espirituales, solo buscando satisfacer los placeres de su propia carne. Enoc llegó a ser testigo de la Segunda Venida de Jesucristo, el Juicio de los creyentes, y al terminar Su Reinado de Mil años aquí en la tierra, el Juicio final del resto de la humanidad (y de los ángeles caídos). “Cuando el Hijo del Hombre regrese, será como en los días de Noé. En esos días, la gente disfrutaba de banquetes, fiestas y casamientos, hasta el momento en que Noé entró en su barco y llegó el diluvio y los destruyó a todos.” — Lucas 17:26-27 (NTV) “Enoc se convirtió en el predicador de la justicia e hizo saber al pueblo lo que Dios le había revelado. Los que temían al Señor buscaban a este hombre santo, para compartir su instrucción y sus oraciones. También trabajó públicamente, dando los mensajes de Dios a todos los que querían oír las palabras de advertencia. Su obra no se limitaba a los descendientes de Set. En la tierra adonde Caín había tratado de huir de la divina presencia, el profeta de Dios dio a conocer las maravillosas escenas que había presenciado en visión… “Enoc condenaba intrépidamente el pecado. Mientras predicaba el amor de Dios en Cristo a la gente de aquel entonces, y les rogaba que abandonaran sus malos caminos, reprobaba la prevaleciente iniquidad, y amonestaba a los hombres de su generación manifestándoles que vendría el juicio sobre los transgresores. El Espíritu de Cristo habló por medio de Enoc, y se manifestaba no sólo en expresiones de amor, compasión y súplica; pues los santos hombres no hablan sólo palabras halagadoras, Dios pone en el corazón y en los labios de sus mensajeros las verdades que han de expresar a la gente, verdades agudas y cortantes como una espada de dos filos” (Patriarcas y Profetas, pág. 65). SÁBADO 7. Al escuchar la historia de la caída del mismo Adán, ¿en quién aprendió Enoc a esperar y confiar para su redención? ¿Cuál era su gran anhelo? Así como Enoc advirtió al mundo del diluvio, ¿qué otra catástrofe esperamos al final de los tiempos? 2 Pedro 3:5-7. Pero ellos intencionalmente ignoran que, en el tiempo antiguo, los cielos fueron hechos por la Palabra de Dios, y la tierra surgió del agua y fue establecida entre aguas. 6Por eso el mundo de entonces pereció anegado en agua, 7y los cielos y la tierra de ahora son conservados por la misma Palabra, guardados para el fuego del día del juicio, y de la destrucción de los hombres impíos. Adán y Enoc vivieron 308 años juntos, pero Adán no presenció la transfiguración de Enoc porque murió 57 años antes de la transfiguración. Sin embargo, Adán le enseñó a Enoc sobre la vida en el Jardín del Edén antes de pecar y sobre la vida después de ser expulsado del jardín. Enoc recibió la Palabra de Dios transmitida por Adán con un corazón temeroso y la obedeció. Esto jugó un papel vital en su habilidad para caminar con Dios y eventualmente ser aceptado. Durante trescientos años Enoc buscó la pureza del corazón a fin de estar en armonía con el Cielo. Durante tres siglos caminó con Dios. Día tras día buscó una unión más íntima; esa unión se hizo más y más estrecha, hasta que Dios lo llevó consigo. Había estado en el umbral del mundo eterno, a un paso de la tierra de los bienaventurados; y ahora se abrieron esos portales, continuó su andar con Dios, tanto tiempo proseguido en la tierra, y entró por las puertas de la Santa Ciudad. Fue el primero de los hombres que llegó allí... Pedro estaba convencido de que, como el mundo antiguo fue destruido por agua, el mundo presente sería destruido por fuego. Dice que eso está establecido por la misma Palabra. Lo que quiere decir es que el Antiguo Testamento cuenta la historia del diluvio en el pasado y advierte de la destrucción por fuego en el futuro. Hay muchos pasajes de los profetas que él tomaría literalmente y que habrán estado en su mente. Joel previó un tiempo en que Dios haría ver sangre, y fuego, y columnas de humo (Jl 2:30 ). El salmista presenta un cuadro en el que, cuando Dios venga, un fuego devorador Le precederá (Sal 50:3 ). Isaías habla de una llama de fuego devorador (Isa 29:6 ; Isa 30:30 ). El Señor vendrá con fuego; con el fuego y con Su espada tratará el Señor con toda carne (1saías 66:15s). Nahum dice que las colinas se derretirán y la tierra se quemará ante Su presencia; Su furia será derramada como fuego (Nah 1:5 s). En el cuadro de Malaquías, el Día del Señor arderá como un horno (Mal 4:1 ). Tomando las antiguas figuras, Pedro tiene abundantes materiales para su profecía. Hay que recordar siempre que, como los profetas judíos lo vieron y Pedro también, este mundo será destruido con la conflagración de Dios, pero el resultado no será la obliteración y la sombría repetición de lo que ha sido antes; el resultado será un nuevo Cielo y una nueva Tierra. Según el punto de vista bíblico del mundo hay algo más allá de la destrucción; hay una nueva creación de Dios. Lo peor que el profeta puede concebir no es la muerte agónica del viejo mundo sino los dolores del parto de una nueva era. “Enoc escuchó de labios de Adán la dolorosa historia de la caída y la preciosa historia de la condescendiente gracia de Dios, ofrecida en el don de su Hijo como Redentor del mundo. La creyó y confió en ella” (La Verdad Acerca de los Ángeles, pág. 70). “Enoc era santo. Sirvió a Dios con corazón indiviso. Se dio cuenta de la corrupción de la familia humana y se apartó de los descendientes de Caín a quienes reprendió por su gran maldad. Había en la tierra quienes reconocían al Señor, lo temían y lo adoraban. Pero el justo Enoc se sentía tan perturbado por la creciente maldad de los impíos, que no se relacionaba con ellos cada día, por temor de verse afectado por su infidelidad y que sus pensamientos no siempre se dirigieran a Dios con la santa reverencia que merecía su carácter excelso. Su alma se afligía pues todos los días veía cómo pisoteaban la autoridad divina. Decidió apartarse de ellos, y pasar la mayor parte del tiempo en soledad, que dedicaba a la meditación y la oración. Permanecía ante el Señor y oraba para saber su voluntad más perfectamente, de manera que la pudiera cumplir. Dios se comunicaba con Enoc por medio de sus ángeles y le daba sus divinas instrucciones. Le hizo saber que no siempre contendería con el hombre en su rebelión, que su propósito era destruir la raza pecadora mediante las aguas de un diluvio que caería sobre la tierra” (Historia de la Redención, pág. 59). ESTUDIO ADICIONAL—BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO “Cuando se hace ejercicio físico, la circulación se aviva. El corazón recibe sangre más rápidamente y la envía a los pulmones también con mayor rapidez. Los pulmones trabajan más vigorosamente, suministrando una mayor cantidad de sangre, la cual es enviada con mayor fuerza por todo el organismo. El ejercicio proporciona nueva vida y fortaleza a cada parte del cuerpo. “Los nervios ganan o pierden vigor de acuerdo con la forma en que son tratados. Si son exigidos demasiado tiempo y muy severamente, quedan extenuados y debilitados. Si son empleados adecuadamente, se fortalecen. Para tener salud debe mantenerse el equilibrio en la actividad. La mente debe armonizar con ella, si se han de verificar los beneficios. Si el ejercicio físico es considerado un tráfago, si la mente no se interesa en el ejercicio de las diferentes partes del cuerpo [no se notarán los beneficios]. La mente debe interesarse en el ejercicio de los músculos” (Reflejemos a Jesús, pág. 139). <<Previo^Siguiente>>