Análisis del Himno nacional de Perú “Los himnos son la versión poética del discurso político dominante al momento de ser solicitada su creación” (Tissera, 2012) El himno fue compuesto por los ganadores del concurso para la marcha nacional José Bernardo Alcedo y José de la Torre Ugarte y se estrenó, con la presencia del general San Martín, el 24 de setiembre de 1821 y cantada en el teatro de lima por Rosa Merino, en la función que celebró la capitulación de La Mar (general realista), que había entregado las fortalezas del Callao (Villanueva, 2014: 163). El himno nacional peruano es uno de los pocos himnos cuya música y letra fueron compuestas por peruanos en medio de los avatares de la independencia. Desde el punto de vista histórico, el himno se creó en un contexto, en toda la región, de euforia por la victoria lograda, de exaltación nacionalista, antiespañola, de rechazo al pasado colonial y en la búsqueda de identidad autónoma de las nuevas repúblicas (Villanueva, 2014: 164-165). Con el paso del tiempo se eliminó la quinta estrofa y se añadió a la versión oficial una estrofa apócrifa “Largo tiempo…”. Es el caso del fragmento de una canción que era muy popular, que se incorpora a una canción nacional hasta convertirse en oficial. “La llamada primera canción patriótica, anónima como muchas otras, que se dice se cantaba desde los primeros momentos del arribo de San Martín, es la que incluye íntegra la estrofa “Largo tiempo…”. (Miro Quesada 1971:295-297). Oficialmente se puede rastrear la evidencia de la inclusión de “Largo tiempo…” sólo hasta 1857 en la versión de Ricordi y sobre todo desde 1859 en el Catecismo patriótico de Vigil cuando se dispuso su enseñanza en toda la República (Villanueva, 2014: 178) Pero había una tendencia revisionista que buscaba la exclusión de la estrofa intrusa, a la que atribuía una expresión poco viril y lastimera. En 1902 se planteó un concurso oficial para cambiar la letra del himno en la que triunfaría la propuesta de José Santos Chocano, pero, la nueva letra no se oficializó, ni se otorgó el premio, hasta que en 1913 la Ley 1801, declaró la intangibilidad del himno con la estrofa apócrifa, debido tal vez por la fuerza de muchos años y la familiaridad de los ciudadanos que habían nacido y vivido cantándola y que no conocían otra (Villanueva, 2014: 181-182). El tema siguió debatiéndose y en 1950 y 2004 hubo intentos de quitar la intangibilidad del himno para cambiarlo, pero solo consiguieron volver a incluir la quinta estrofa sin eliminar la apócrifa. Otro intento para borrar de la memoria colectiva la estrofa apócrifa fueron las campañas para que se enseñase a los escolares la última estrofa, hasta que en 2010 el ministro de educación del gobierno aprista resolvió que en las instituciones educativas se enseñase a los niños el coro y la sexta estrofa, sobre todo, porque esta estrofa no tenía referencias antihispanistas o belicistas (Villanueva,2014: 183-185). El himno nacional peruano es la construcción inicial de un imaginario sobre la independencia y la reciente nación. En este análisis hemos ido descomponiendo ese imaginario. No es cierto, por ejemplo, como pretende transmitir el himno, que el comportamiento de los peruanos haya sido homogéneo frente a las luchas de liberación, tanto entre criollos, como entre mestizos e indígenas, se pueden encontrar posiciones a favor o en contra de la independencia (Chueca, 2010: 36). No es cierto tampoco que los peruanos hayan tenido que esperar “al grito sagrado de libertad que se oyó en sus costas” para reaccionar frente al yugo español, como lo demostraría las rebeliones indígenas y mestizas previas a la llegada de los ejércitos extranjeros. Para la gran mayoría de peruanos la lograda independencia no representó algún beneficio, y para una gran parte de la élite criolla, las frases «peruano oprimido», «indolencia de esclavo» o «humillada cerviz» no son válidas. (Chueca, 2010: 36), por eso ese gran afán de cambiar la estrofa apócrifa. El himno es un conjunto de interpretaciones de claro signo ideológico que fundan la nueva república a la vez que legitima la exclusión de la población indígena (Chueca, 2010: 37) al ignorar los movimientos, conspiraciones y rebeliones previos a la expedición libertadora. Bibliografía: . Chueca, L. (2010): “Los himnos del Perú de José Antonio Mazzotti” Desde el sur, 2(1), pp. 35-56. . Villanueva, C. (2014): “De 1859 a 2010: El debate sobre la discutida estrofa del himno nacional: "largo tiempo..." Boletín del instituto Rivagüero, pp. 161-190. . Tissera, A. (2012): “San Martín y Bolívar: los himnos nacionales de Perú” Ciencia Ergo sum, 19(3), pp. 215-224. La Borinqueña La Borinqueña tiene la particularidad de haber nacido de manera involuntaria, pues no fue compuesta por encargo, como la mayoría de los himnos nacionales. Quien le adaptó el ritmo de danza criolla y le impartió su cadencia, como su sabor regional, fue el guitarrista improvisador sangermeño Paco Ramírez y quien adaptó los vibrantes versos de rebeldía fue Lola Rodríguez de Tió (Boletín, 1983: 18). Como el nombre con el que se conocía la melodía, “La Almojábana”, no era apropiado para una canción patriótica la propia cultura popular la llamó La Borinqueña, al corear repetidas veces el primer verso, “Despierta, borinqueño, que han dado la señal”. (Boletín, 1983: 24). La melodía de la Borinqueña fue difundida en varios países y se volvió tan famosa que en varios países cambiaron la letra de la canción y reclamaron la autoría de la música. La Borinqueña nació entre 1867 y 11868, en un contexto de rebeliones. Durante la década de 1860 se conspiraba una rebelión en coordinación con grupos descontentos tanto en Cuba como en España. No fue una mera coincidencia que el derrocamiento de Isabel II y el Grito de Yara (comienzo de la lucha independentista cubana) ocurrieron para la misma fecha del Grito de Lares (revolución Puerto Riqueña que buscaba la independencia de España). La danza con la letra patriótica se popularizó con tal rapidez que se bailaba en las fiestas, por lo que fue tolerada por las autoridades. Al cabo de algún tiempo la letra dejó de ser tolerada y fue considerada subversiva, fue así como se inició una investigación para fijar responsabilidades a sus autores (Boletín, 1983: 2122). Cuando Paco Ramírez se enteró de que sería investigado y acusado de infidencia, solicitó de su amigo Félix Astol que asumiera la paternidad de la melodía, en consideración a que en su calidad de peninsular y veterano del ejército español, no sería castigado, a lo que Astol accedió (Boletín, 1983: 23). Es por eso, que el nombre de Paco Ramírez nunca ha figurado en los ejemplares de la música de La Borinqueña como su compositor, habiendo quedado en el anonimato. Con el cambio de soberanía de la isla la letra de la Borinqueña cambió. El autor del himno oficial ahora sería Manuel Fernández Juncos y se interpretó por primera vez el Himno Oficial en los actos de la Proclamación de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, el 25 de julio de 1952. La nueva letra del himno de Puerto Rico perdería toda su esencia soberana y revolucionaria. El paso de un himno que llama a la lucha por la libertad, en concordancia con los demás himnos de la región, a un himno institucional que no transmite nada, como para quedarse mirando el paso de la historia mientras escuchas una balada pop. El nuevo himno de un Estado que no es libre ni asociado, un himno que podría ser sacado de uno de esos cuentos infantiles en el que los príncipes rescatan princesas. Un himno digno de Disney, en las que el valeroso aventurero llamado Colón Exclama lleno de admiración: "Oh!, oh!, ¡oh!, ésta es la linda tierra que busco yo”. Bibliografía: . Boletín de la academia Puerto Riqueña de la historia (1983): “El himno de Puerto Rico” 8(29).