Unidad 2 Regímenes y formas de gobierno Ciencia política II Página 1 de 30 Introducción............................................................................................................................ 2 1. Regímenes no democráticos .............................................................................................. 3 1.1. Totalitarismo ................................................................................................................ 3 1.2. Autoritarismo............................................................................................................... 8 2. Democracia ....................................................................................................................... 14 2.1. Formas de gobierno democráticas ............................................................................ 20 Conclusión ............................................................................................................................ 27 Referencias bibliográficas ..................................................................................................... 29 Página 2 de 30 Introducción En esta unidad nos concentraremos en aprender los dos tipos de regímenes existentes: democráticos y no democráticos, y sus diferentes formas de gobierno. De esta manera, dentro de los regímenes no democráticos estudiaremos, qué son los regímenes totalitarios, su naturaleza y principales características; y qué se entiende como autoritarismo, revisando sus elementos determinantes y sus formas de gobierno conocidas (formas de gobierno tradicionalistas, formas de gobierno teocráticas y movimientos fundamentalistas, regímenes militares, regímenes cívico-militares, regímenes de partido único y autoritarismos de base étnica). De la misma manera, revisaremos el desarrollo teórico y conceptual de la democracia a objeto de comprender su definición en la época contemporánea y las diferentes corrientes críticas existentes. A la vez que analizaremos las tres formas de gobierno democráticas (presidencialismo, semi presidencialismo y parlamentarismo). El objetivo de esta unidad es que seas capaz de diferenciar los regímenes políticos y sus diferentes formas de gobierno en base al conocimiento de sus principales características. Página 3 de 30 1. Regímenes no democráticos Cuando hablamos de regímenes políticos, podemos identificar dos tipos de ellos dentro de la conceptualización comúnmente aceptada: los regímenes democráticos y los regímenes no democráticos. De esta manera, de los regímenes democráticos emana la democracia y sus distintas formas de gobierno, mientras que en los no democráticos encontramos al autoritarismo y totalitarismo, que difieren tanto en su naturaleza, como en sus límites y acciones. Democráticos Democracia y sus distintas formas de gobierno. No democráticos Autoritarismo y totalitarismo. Regímenes Políticos Entre el autoritarismo y el totalitarismo las confusiones son algo común, pero, a pesar de sus profundas diferencias, ambos términos parecen fundirse en un entendimiento común, llegando a ser casi sinónimos. En suma, la palabra “totalitario”, sobre todo en estos tiempos, parece haber tomado un cariz distinto al que conceptualmente tiene, atribuyéndose su significado a comportamientos, acciones o pensamientos rígidos, siendo que en la realidad es algo más complejo y, por qué no decirlo, también oscuro. Con el objeto de esclarecer las diferencias entre el autoritarismo y el totalitarismo, revisaremos a continuación qué realmente abarca cada régimen y cuáles son los elementos que nos permiten diferenciarlos. DEFINICIÓN 1.1. Totalitarismo Como nos explica Nicolas Tenzer (1991) Hannah Arendt nos decía que el totalitarismo es un hecho sin precedentes, irreductible a cualquier fenómeno histórico determinado, insusceptible de cualquier categorización de derecha o izquierda. A la vez que lo categoriza como algo que no es político, ya que en su naturaleza destruye el debate y el espacio relacional que la política tiene por fundamento. Página 4 de 30 Los estudios que existen sobre regímenes totalitarios están basados en las experiencias vividas en Alemania nazi y en la URSS, ambos, pese a ser categorizados por muchos dentro de espectros políticos opuestos, responden a las mismas características y, por ahora, son los dos únicos casos de totalitarismos registrados. Así, el advenimiento de los totalitarismos corresponde a un brusco desenganche, que no responde a la imagen continuista que solemos tener sobre la evolución histórica. Difiere del “despotismo oriental”, “de la tiranía griega” e incluso de la “dictadura romana”, no encontrándose ningún símil anterior, ni tampoco una razón que nos pudiera justificar esta forma de violencia específica. A diferencia de todos los ejemplos históricos que conocemos, el totalitarismo es un régimen cuya ideología proclama leyes cósmicas o históricas superiores a las voluntades humanas, y en su práctica arroja a los individuos en el aislamiento y abandono, preparándolos para aceptar el papel de verdugos o de víctimas. De la misma forma, no está animado por el miedo, pues para que el miedo mueva a la acción sería necesario que el individuo creyese que depende de sus propias acciones el que pueda escapar a las amenazas de represión o liberación, algo que acá no sucede. La construcción del totalitarismo, entonces, podría ser descrita como la historia de la disolución del espacio social de acuerdo con una doble lógica de integración (trituración y de exclusión-asesinato). Al destruir el espacio relacional de la sociedad, como dijimos al principio, destruye el espacio político de deliberación, y a diferencia de una simple dictadura, va más allá, pues tiende a aniquilar en los espíritus de los individuos, todo pensamiento político, todo sentimiento de colectividad, cerrándolo sobre sí mismo por medio de la eliminación del espacio público. Sin embargo, no se resume solo en la desaparición de las libertades públicas, sino que en él desaparece la espontaneidad misma y, por tanto, la vida humana. Página 5 de 30 En cuanto a sus características, Hannah Arendt distingue seis de ellas que nos ayudarán a comprender en mayor medida cómo funcionan los regímenes totalitarios, estas son (Tenzer, 1991): 1. Destrucción de las redes de comunicación En los totalitarismos el hombre carece de relaciones sociales normales y se ve inmerso en una sociedad altamente atomizada, donde se mantiene al pueblo en estado de exterioridad de cada uno de sus elementos respecto a los otros. Es la ausencia de lazo social la que posibilita el aislamiento, y deja al individuo sin posibilidad de crear algún tipo de lazo social. El totalitarismo pone en pie una nueva organización social que se opone a la estructura democrática como a la estructura piramidal de la tiranía. Funcionando de la misma forma que cuando partimos una cebolla por la mitad y vemos las distintas capas de ella, en una sociedad totalitaria el líder actúa desde dentro, mientras la sociedad, constituida por varias capas de individuos, simpatizantes y adherentes, posee varios rostros. 2. Estructuración de los movimientos de masa “en cebolla” Así, la capa más exterior debe engañar al mundo exterior no totalitario, pero la realidad de esta sociedad se encuentra en el centro de la cebolla. De esta manera no se caracteriza por un sentido particularmente agudo de la obediencia jerárquica, sino por una confusión de jerarquía y una multitud de correas de transmisión que hacen que la multiplicación de servicios destruya todo sentido de responsabilidad y toda competencia. Acá, solo el líder domina efectivamente. El aislamiento de individuos atomizados no solo suministra la base del totalitarismo a nivel de masas, sino que se extiende a la cima de todo el edificio. La sociedad pasa a ser una vasta organización que abarca una red de micro organizaciones, pero la estructura de cada organización, el lugar y la función de sus agentes nunca están fijados con seguridad. Página 6 de 30 La estructuración en cebolla, con distintas capas, permite que exista incertidumbre en relación a la posición del militar, del burócrata, del ingeniero o del director de la industria. Incertidumbre radical que afecta a cada uno, sea cual fuere su puesto, en cuanto a las razones de las decisiones tomadas por la cumbre y en cuanto a los límites de la autoridad que detenta el poder, lo que conduce a que la sociedad totalitaria no pueda desarrollarse ya que enreda la madeja de responsabilidades y mantiene en las tinieblas el foco del poder omnisciente. 3. Modificación de la naturaleza humana y de la historia pasada 4. Naturaleza ideológica En un régimen totalitario todo es posible y todo está permitido. La exterminación de las personas se hace lícita; los presos de los campos de concentración son reducidos a una identidad inmutable de reacciones y se transforman en sujetos de experimentación. De esta forma, el hombre no existe. La sociedad pasa a ser una materia amorfa que hay que organizar, una materia organizable, algo que se ofrece a la intervención incesante de quien maneja el poder. El hombre es negado en su realidad física, es aniquilado en su existencia histórica. Los regímenes totalitarios organizan la amnesia. El poder totalitario es una fábrica de olvido, donde se niega la existencia de los campos de exterminio, se destruyen las fotos no conformes con la historia oficial o se las modifica para eliminar de ellas a la persona molesta. La aniquilación del hombre y de la historia guarda relación con la naturaleza ideológica de los regímenes totalitarios, ya que en los totalitarismos se puede destruir al hombre y a la historia porque los acontecimientos deben obedecer a la ley de la exposición de una idea, en vez de lo contrario. La ideología en este tipo de régimen es algo infalsificable, puesto que no entraña ninguna condición de verificación y desmentir los hechos no afectará al régimen. Esta situación es posible debido a que hay control total sobre la sociedad, siendo dicho control un elemento fundamental también para que la ideología pueda profetizar sobre el futuro. Página 7 de 30 La ideología, creída o no, impregna toda la vida de la nación, es lo único que se enseña, lo único que aparece en todas partes (periódicos, libros, artes, etc.) además, permite al régimen justificar todas las situaciones sociales, a la vez que permite al poder perpetuarse. De esta manera, la ideología posee un derecho de fiscalización sobre la totalidad de las obras humanas y sobre la ciencia y marca el lenguaje cotidiano con su contenido inmutable. Esta ideología, carente de misterio, vacía y todopoderosa, es el fundamento del régimen. Sin ella se derrumba. 5. Movilización continua del pueblo Los regímenes totalitarios se distinguen por un estado de revolución permanente. Están obsesionados por el movimiento, por lo que sus ciudadanos se hallan en estado de requisitoria permanente, lo que los lleva a un estado de vértigo que es necesario para que exista el terror, entendiendo que un régimen es totalitario cuando se castiga al criminal virtual, a aquel que puede afectar o dañar a la revolución o a aquel que pertenece a un grupo que ha sido condenado por la historia. Así, el individuo se siente abandonado y solo, sin lazos orgánicos con sus familias, allegados, compañeros de trabajo etc. La policía secreta está en todas partes y nadie puede fiarse del vecino. La ideología en sí misma es un fenómeno irracional, pero la irracionalidad del totalitarismo parece ir más allá, ya que conduce a considerar que los hombres son superfluos e inútiles, en especial ciertos grupos de humanos frente a los cuales exponen todos sus mecanismos de exterminio. 6. Irracionalidad El totalitarismo es el mundo al revés, destruye todo lo que la revolución inauguró y permite un espacio donde todo es posible, pero nada es verdad. Este delirio totalitario lleve a la destrucción del sentido de la realidad y de la facultad de juicio, resultando aberraciones como arrestos y ejecuciones de miles de personas por razones de pura ideología. PREGUNTA Página 8 de 30 ¿Los regímenes totalitarios son una experiencia que se puede volver a repetir? Para enriquecer tu experiencia, puedes compartir tu respuesta con tus compañeras y compañeros en la sección del foro académico en el aula virtual. Para ello, en aquella sección debes indicar la unidad a la que pertenece la pregunta, desplegarla y luego escribir tu respuesta. 1.2. Autoritarismo Las experiencias de autoritarismos en el mundo son diversas. Pese a que en tiempos contemporáneos se ubican especialmente durante la Guerra Fría, podemos atribuir su existencia en distintos períodos históricos, por lo que más allá de ubicarlos en el tiempo nos centraremos en describir sus principales elementos y formas de gobierno conocidas, desde la concepción de que autoritaria es toda política basada en la primacía de la coerción (Huntington, 1970). Para entender adecuadamente los autoritarismos, entonces, según Colomer (1999), existen ciertos elementos determinantes que resultan de utilidad para su completo entendimiento, estos son: número de actores, justificación ideológica, nivel de movilización y grado de institucionalización. Número de actores Justificación ideológica Nivel de movilización Grado de institucionalización Página 9 de 30 1. Número de actores Los sistemas autoritarios se caracterizan por la reducción drástica del número de actores que participan en el ejercicio del poder, distinguiéndose dos situaciones: a. Poder unipersonal: Donde un solo líder acumula la capacidad de toma de decisiones políticas. Esta situación suele ir acompañada por alguna forma de culto a la personalidad y se da tanto en líderes civiles como en militares. El resto del personal dirigente está absolutamente sometido al líder, quien ejerce el poder prácticamente sin limitaciones y con carácter vitalicio. b. Coalición dominante: Es cuando un grupo (que adopta o no la forma de un partido político) acumula la capacidad de toma de decisiones políticas. En este caso, puede producirse una rotación del liderazgo más visible, pero siempre dentro de núcleos colectivos (juntas, directorios u otros). Por su naturaleza, la coalición dominante presenta la posibilidad de desacuerdos y, por tanto, de una cierta dinámica política interna. 2. Justificación ideológica Los referentes ideológicos de los sistemas autoritarios suelen ser débiles y se limitan a grandes cuestiones genéricas que no son necesariamente parte de una ideología en sí (por ejemplo, el interés nacional, la defensa del orden, etc.). Además, en muchos casos, el referente fundamental de justificación ha ido derivando hacia la eficiencia tecnocrática en aras de una supuesta prosperidad general. 3. Nivel de movilización Los regímenes autoritarios pueden buscar controladamente la movilización de masas como instrumento de apoyo, adoctrinamiento o fuente de legitimidad. Dicha movilización puede darse en diferentes grados y cualidades, presentándose así: a. El elitismo: Limitada a concentraciones de fieles vinculados al aparato del Estado o, en su caso, del partido, siendo comúnmente un indicio de debilidad del sistema y de incapacidad de acción política fuera del campo represivo. Página 10 de 30 b. La movilización puntual: Forma de movilización de masa que se da en respuesta a una situación extraordinaria presentada como excepcional (agresión exterior, terrorismo, etc.), basándose siempre en la percepción subjetiva de que su nivel de control social les protege de amenazas de contestación o desbordamiento. c. La movilización permanente: Donde se utiliza la movilización de masas como un instrumento central de acción política para escenificar una supuesta legitimidad del sistema autoritario. d. La movilización populista: Formas de movilización limitada con motivaciones humanitarias a través de las cuales se pretende escenificar una supuesta sensibilidad social, suelen darse en ocasiones de desastres naturales. 4. Grado de institucionalización Los regímenes autoritarios se enfrentan al problema de su institucionalización, por lo que es frecuente que busquen articular alguna forma institucional que puede adoptar formas primarias o secundarias. Así el sistema adopta formas primarias de institucionalidad cuando se limita a conservar los elementos tradicionalistas ya existentes (como monarquía de clan o liderazgos de base tribal, entre otros) o busca consagrar situaciones de hecho (liderazgos personalistas, juntas militares o cívico-militares) sin propuestas significativas de institucionalización. En cambio, las formas secundarias se refieren a los intentos de creación de algún sistema institucional, a menudo complejo y basado en alguna forma política legitimada doctrinalmente, distinguiéndose tres tipos de situaciones: a. Pseudoparlamentarismo Creación de cámaras parlamentarias de composición corporativa, en parte electiva pero siempre fruto de formas limitadas de sufragio, sin garantías ni poder competitivo. a. Pseudopresidencialismo Elecciones no competitivas a la presidencia combinadas con alguna forma equivalente de formación de cámaras. El sistema institucional recrea el esquema tradicional del presidencialismo. Página 11 de 30 c. Institucionalismo ex novo Forma institucional original donde se renuncia a cualquier intento de homologación o reconocimiento internacional y suele presentar a menudo un carácter elemental que le acerca a formas primarias de institucionalización. Entendidas sus principales variables, revisaremos a continuación las principales formas de gobierno autoritarios identificadas, para explicar que no todos los autoritarismos son iguales. Estas son: 1. Formas de gobierno tradicionalistas En esta forma de gobierno el sistema político fundamenta toda su legitimidad en la preservación de estructuras tradicionales, casi siempre bajo formas hereditarias (monarquías, emiratos, sultanatos, etc.) 2. Formas de gobierno teocráticas y movimientos fundamentalistas En esta forma de gobierno se explicita institucionalmente la supremacía de los poderes religiosos, bien absorbiendo el poder político o supeditándolo a él con claridad. 3. Regímenes militares Esta es la forma de gobierno autoritario más simple y abiertamente coercitiva en la medida en que la cúpula dirigente emana directamente de la institución coercitiva por excelencia: el ejército. Dentro de los regímenes militares es posible distinguir dos grandes variables, que son: a. Regímenes personalistas: El poder recae en un liderazgo indiscutido, donde generalmente la pervivencia del sistema está unida a la vida política del líder militar. b. Regímenes colegiales: El poder de la institución militar se hace visible de manera corporativa, adoptando la forma de “juntas” o “directorios” con liderazgos rotatorios en función de los equilibrios internos de la propia institución. Página 12 de 30 4. Regímenes cívico-militares En estos sistemas, pese a la dominancia central de la institución militar, esta no se visualiza de manera exclusiva ya que ocupa también el vértice del sistema el personal civil. Se pueden distinguir tres situaciones: a. Régimen de junta cívico-militar Donde civiles y militares ocupan el vértice del poder de manera colegiada, con intervención activa de los militares en políticas concretas junto al personal civil. b. Régimen de junta civil con garantía militar Donde la institución militar regresa a los cuarteles dejando las decisiones políticas al personal civil, sin embargo, la influencia militar se hace sentir permanentemente, pese a no estar formalizada. c. Régimen de democracia vigilada Donde pese al funcionamiento aparentemente normal de instituciones democrático-representativas, la institución militar constituye un poder de reserva que se pone de manifiesto en situaciones de crisis con intervencionismo político directo o indirecto. 5. Regímenes de partido único Estas formas de gobierno se fundamentan en una organización de carácter civil, el partido único, que controla el poder del Estado, pudiéndose distinguir tres situaciones: a. El partidoEstado Donde el partido subordina cualquier otra forma institucional (incluida la militar) y acumula todo el poder, eliminando cualquier resistencia y extendiendo sus tentáculos hasta el último rincón de la sociedad. b. El partido de control de masas Donde el partido tiene como función preferente el control social, directa o indirectamente, a partir de organizaciones especializadas afines. c. El partido fachada Donde la existencia de un partido único no da noticia real del centro de toma de decisiones políticas. Página 13 de 30 6. Autoritarismos de base étnica Estas formas de gobierno se basan en la primacía de una determinada etnia sobre otras mediante el uso de la fuerza. A modo de comparación, podemos decir que el autoritarismo presenta históricamente modalidades e intensidades muy diversas, desde el tribalismo dominado por las castas guerreras, el esclavismo, la división estamental o por castas, los absolutismos, etc. hasta las diversas formas modernas de dictadura. Sin embargo, todos los sistemas autoritarios están basados en la primacía de la coerción y la existencia de niveles significativos de consenso. La diferencia de los autoritarismos con los totalitarismos radica entonces no en una diferencia de grado, sino que de cualidad. El totalitarismo no es un simple fenómeno de coerción en su máximo grado, y a la inversa, la naturaleza intensamente represiva de un sistema no lo hace necesariamente un régimen totalitario. La diferencia es de cualidad en el sentido de que es posible establecer una diferencia de intencionalidad entre uno y otro. Por otra parte, el autoritarismo se propone el sometimiento de la sociedad, mientras que el totalitarismo busca la conformación de la sociedad. En suma, los sistemas autoritarios estabilizan su acción coercitiva en la medida en que el nivel crítico de resistencia social alcanza ciertos mínimos; mientras que el totalitarismo, incluso contando con un bajísimo nivel de resistencia, invade la esfera social, buscando conformar un determinado sistema de valores, comportamiento y adhesión, como escribió Hanna Arendt (1951). Allí donde el autoritarismo se detiene, una vez eliminado cualquier riesgo para la estabilidad del sistema, el totalitarismo sigue persiguiendo unas finalidades que no son ya tan solo la eliminación de la disidencia, sino la consecución de unos objetivos de ingeniería social cuyo fin es la transformación de las estructuras mismas de la sociedad, incluso en sus niveles de mayor privacidad, para adaptarlas a un determinado referente ideológico fuerte (Tenzer, 1991). PREGUNTA Página 14 de 30 ¿A qué forma de gobierno autoritario corresponde lo vivido en Chile entre 1973 y 1990? Para enriquecer tu experiencia, puedes compartir tu respuesta con tus compañeras y compañeros en la sección del foro académico en el aula virtual. Para ello, en aquella sección debes indicar la unidad a la que pertenece la pregunta, desplegarla y luego escribir tu respuesta. 2. Democracia Como dijimos en un principio del régimen democrático emana la democracia, por lo que corresponde en primera instancia es explicar qué es la democracia y qué entendemos cuando hablamos de ella. El concepto “democracia” como sistema de gobierno se remonta a los filósofos griegos, quienes fueron responsables de la reflexión de gran parte de los ideales políticos modernos, incluido el tema que nos compete. Sin embargo, como indica Sabine (1994), a lo largo de la historia del pensamiento político el significado de esos términos se ha modificado. La Ciudad-Estado griega era muy diferente de las comunidades políticas en las que viven los hombres modernos, por lo que imaginar su vida social y política requiere un gran esfuerzo. De esta forma, para comprender de dónde viene la democracia, es necesario entender con qué tipo de instituciones contaban los griegos y cómo se comportaba la ciudadanía. La antigua Grecia, era extremadamente pequeña, tanto en área como en población, estando esta última dividida en tres clases sociales que eran política y jurídicamente distintas. En el grado más bajo de la escala social se encontraban los esclavos, pues la esclavitud era una institución universal en el mundo antiguo. Una tercera parte de los habitantes de Atenas eran esclavos, quienes no contaban políticamente en la Ciudad-Estado. El número relativamente alto de esclavos ha dado lugar al mito de que los ciudadanos de la CiudadEstado formaban una clase ociosa y de que su filosofía política era la filosofía de una clase exenta de todo trabajo lucrativo. Esto es casi por completo una ilusión. Página 15 de 30 Los griegos no eran ricos y vivían con un margen económico muy estrecho. Es cierto que tenían más ocio que los modernos, situación que les condenaba a un nivel de consumo inferior. Sin embargo, la gran mayoría de las ciudades atenienses tuvieron que estar compuestas por comerciantes, artesanos o agricultores que vivían del producto de sus ocupaciones. No tenían otro modo de vida, por lo que sus actividades políticas tenían que desarrollarse en el tiempo que pudieran distraer de sus ocupaciones habituales. El segundo grupo importante se componía de extranjeros residentes o metecos. Pese a que su número era elevado, no había forma de naturalización legal y la residencia de varias generaciones no convertía a los metecos en ciudadanos. El meteco, como el esclavo, no tomaba parte en la vida política de la ciudad, aunque era hombre libre y su exclusión no implicaba una discriminación social. Finalmente, encontramos el cuerpo de ciudadanos, o sea quienes eran miembros de la polis y tenían derecho a tomar parte en su vida política. Este era un privilegio que se obtenía por nacimiento, pues el griego seguía siendo ciudadano de la polis a la que pertenecían sus padres. Además, a lo que daba derecho la ciudadanía era a ser miembro de la Ciudad-Estado, es decir, a un mínimo de participación en la actividad política o en los asuntos públicos. La ciudadanía significaba siempre esa participación, cualquiera fuese su grado. Clases sociales en la Ciudad-Estado griega Ciudadanos Extranjeros residentes o metecos Esclavos El ejercicio de la ciudadanía se daba por medio de sus instituciones políticas, donde participaban todos los ciudadanos, es decir, hombres mayores de cierta edad. Por ejemplo, todo el cuerpo de ciudadanos varones mayores de 20 años formaba la asamblea o ecclesia que se reunía regularmente al menos diez veces al año. De esta manera, la democracia directa regida por todo el pueblo reunido es más bien un mito político que una forma de gobierno. Todas las formas griegas de gobierno (con excepción de la dictadura extrajurídica), tanto aristocráticas como democráticas, comprendían algún tipo de asamblea del pueblo, aunque su participación en el gobierno fuese en realidad pequeña. Página 16 de 30 IDEA Otro cargo relevante era el de magistrados, que no era desempeñado por ciudadanos individualmente considerados, sino por grupos de diez ciudadanos escogidos de modo que cada uno de ellos fuese miembro de una de las tribus en que estaban divididos. Sin embargo, la mayor parte de los magistrados tenía poco poder. Para entender la división administrativa de la polis, hay que saber que los atenienses se dividían en unos cien demos, o podríamos decir barrios, parroquias o distritos. Estos demos eran las unidades del gobierno local y su pertenencia era hereditaria, es decir, aunque un ateniense se trasladase de una localidad a otra seguía siendo miembro del mismo demos. Los demos eran la puerta por la que el ateniense entraba a la ciudadanía ya que tenía el registro de sus miembros y todo joven ateniense era inscrito en él a la edad de 18 años. Su función de verdadera importancia era la de presentar candidatos para los diversos cuerpos en los que se desarrollaba el gobierno central, mediante un sistema que consistía en una combinación de elección y sorteo. Los demos elegían candidatos en números aproximadamente proporcionados a su tamaño. Había también un importante cuerpo de funcionarios atenienses que quedaba fuera del sistema de designación por sorteo y que tenía una independencia mucho mayor que los otros. Se trata de los diez generales escogidos por elección directa y que eran, además, reelegibles en sucesivas elecciones. Los generales eran en teoría oficiales militares, pero tenían no solo poderes importantes sino también una gran influencia en las decisiones del consejo y la asamblea. Sin embargo, los cuerpos verdaderamente esenciales en Atenas eran el Consejo de los 500 y los Tribunales. El Consejo de los 500 era un comité ejecutivo y directivo de la asamblea y se constituía por elección popular, y la realidad es que si bien era cierto que la tarea efectiva del gobierno se centraba en este comité, 500 personas era un número demasiado grande para la tramitación de los asuntos de la polis, por lo que en la práctica funcionaba mediante un sistema de rotación de cargos, es decir, cada una de las 10 tribus en la que estaban divididos los atenienses, daba 50 de los miembros del consejo y los 50 miembros de cada tribu actuaban durante la décima parte del plazo anual de ejercicio del cargo. Ese comité de Página 17 de 30 50 personas, junto con un consejero por cada una de las nueve tribus a las que no tocaba en aquel momento pertenecer a él, tenía el control real y tramitaba los asuntos en nombre de todo el consejo. Se escogía por sorteo entre los 50 un presidente para cada día y a ningún ateniense podía corresponderle este honor más de un día en toda su vida. El control popular de los magistrados y de la ley se completaba por medio de los tribunales, clave de todo el sistema democrático. Era su deber dar decisiones judiciales en los casos particulares, tanto civiles como criminales; pero, además, tenían poderes mucho mayores que estos y que, con arreglo a las concepciones modernas, son claramente de naturaleza ejecutiva o legislativa y no judicial. Los miembros de estos tribunales, o jurados, eran nombrados por los demos, designándose una lista de seis mil ciudadanos cada año, a los que se destinaba por sorteo a los distintos tribunales y casos. Todo ciudadano ateniense de 30 años de edad podía ser designado para el desempeño de esta obligación. IDEA De esta manera, el tribunal era muy numeroso, pues pocas veces contaba con menos de 201 miembros, por lo general tenía 501, incluso a veces era mucho mayor. Estos ciudadanos eran jueces y jurados, porque el tribunal ateniense carecía del aparato que acompaña a un sistema jurídico técnicamente desarrollado. Las partes litigantes estaban obligadas a defender personalmente sus posiciones. Así el tribunal se limitaba a votar: primero, sobre la cuestión de la culpabilidad y luego, si el veredicto había sido de culpabilidad, sobre la pena que debía imponerse, después de que cada una de las partes hubiera propuesto el castigo que consideraba justo. La decisión de un tribunal tenía valor de cosa juzgada porque no había sistema de apelación. En aquellos tiempos, por tanto, su gobierno se llamaba democracia porque la administración estaba en manos de la masa de ciudadanos, no de una minoría. Se ha calculado que cada año un ciudadano de cada seis podía tener alguna participación en el gobierno civil, aunque no fuese más allá de actuar como jurado, lo cual es absolutamente irreplicable en la actualidad, tanto por el tamaño de los países como por su tipo de administración. Página 18 de 30 La democracia griega difiere, como pudimos ver, enormemente de lo que entendemos actualmente como democracia, la cual desde esta fecha hasta al menos fines del siglo XIX fue adquiriendo fama poca favorable. No es sino hasta que comienza a aumentar la participación popular y se inicia la democratización, que el concepto comienza a ser considerado de forma más favorable. Cuando finaliza la Segunda Guerra Mundial, con la derrota del EJE, termina recién por desaparecer la oposición a la democracia en el mundo, de hecho, todos querían ser identificados como demócratas, transformándose esto en sinónimo de regocijo, lo que condujo a un desacuerdo universal sobre su significado, ya que todos definían democracia según sus propios intereses, así nos encontramos con términos tan extraños como democracia totalitaria, democracia industrial, democracia plebiscitaria, democracia pluralista, etc. La problemática de su definición llevó a grandes esfuerzos de los pensadores por tratar de definir qué es democracia, para finalmente determinar su entendimiento en base a corrientes teóricas. De esta forma, al momento de estudiar la democracia, existen en la actualidad a lo menos, cuatro tipos de definiciones: constitucional, sustantiva, procedimental y procesal: 1 Enfoque constitucional, corresponde a aquel que se concentra en las leyes que aprueba un determinado régimen en todo lo relacionado a la actividad política. 2 Enfoque sustantivo, corresponde a aquellos que se fijan en las condiciones de vida política que promueve un determinado régimen, como el bienestar humano, la libertad individual, la seguridad, la equidad, la igualdad social, entre otras. 3 Enfoque procedimental, se refiere a aquellos que identifican una serie de prácticas gubernamentales para determinar si un régimen se puede considerar democrático como, por ejemplo, las elecciones competitivas o lo realizado por Freedom House. 4 Enfoque procesal, que difiere significativamente de los otros tres, puesto que identifican una serie mínima de procesos que deben estar continuamente en marcha para que una situación pueda ser calificada como democracia. Página 19 de 30 Así vemos que lo que entendemos por democracia depende de la corriente teórica en la que nos ubiquemos, encontrando ciertos elementos comunes que se relacionan con las libertades individuales de los ciudadanos y la posibilidad de participación y de obtener representación, por medio de elecciones periódicas no excluyentes y competitivas. Si bien, la democracia es lo deseable en la época actual, han surgido de igual manera múltiples corrientes críticas del sistema, que nos platean las consecuencias que estas nos traen a nivel humano e institucional. Dentro de las críticas se exponen consecuencias de tipo económico, donde se plantea que los países prósperos son países democráticos y salvo escasas excepciones, los países democráticos son prósperos, debido a que la prosperidad económica es la que crea las condiciones para la democracia y no al revés, ya que en los países pobres los sistemas autoritarios aumentan el ritmo de crecimiento económico, mientras que un sistema democrático parece ser un lujo que obstaculiza el crecimiento. Desde esta perspectiva, la democracia afecta la economía de los países ya que requiere un amplio aparataje institucional para funcionar correctamente, lo que cuesta dinero y tiende a empobrecer a los países o al menos no favorecen la rápida expansión de la riqueza económica, además de que tampoco aseguran una distribución equitativa de los recursos entre los ciudadanos. Por otra parte, también se establece que la democracia no es necesariamente sinónimo de gobierno eficiente, de política honesta o de justicia social. Ser una democracia no excluye a los países de aquellos grandes males que aquejan lo político. Finalmente, pese a que puede tener puntos de crítica, es innegable que solo las democracias poseen mecanismos institucionales que garantizan las libertades y derechos básicos de los ciudadanos. Como dijo Winston Churchill: La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás. PREGUNTA Página 20 de 30 ¿A qué corriente teórica de la democracia adhieres? Para enriquecer tu experiencia, puedes compartir tu respuesta con tus compañeras y compañeros en la sección del foro académico en el aula virtual. Para ello, en aquella sección debes indicar la unidad a la que pertenece la pregunta, desplegarla y luego escribir tu respuesta. 2.1. Formas de gobierno democráticas DEFINICIÓN Dentro del régimen democrático existen tres formas de gobierno, que se diferencian entre sí por la estructura del poder ejecutivo, las que revisaremos en detalle a continuación. La primera forma de gobierno es el Presidencialismo, que se caracteriza por primero, la elección popular directa o casi directa del Jefe de Estado por un tiempo determinado que puede varias de cuatro a ocho años; segundo, el hecho de que el gobierno o el Ejecutivo no es designado o fácilmente desbancado mediante el voto parlamentario; y tercero, que no posee ninguna clase de autoridad dual, sino que el presidente es quien dirige al Ejecutivo, es decir, el jefe de Estado es también el jefe de Gobierno. Si bien el ejemplo clásico y primero de presidencialismo fue Estados Unidos, la mayoría de los presidencialismos se concentran en América Latina, donde en sus primeros orígenes se mostraron frágiles e inestables. Esta situación encuentra su explicación según Mainwaring y Shugart (1990) en que los presidencialismos latinoamericanos de ninguna manera son todopoderosos, aunque puedan parecerlo. Por el contrario, la mayoría de los presidentes latinoamericanos enfrentan fuertes problemas para cumplir con sus programas Página 21 de 30 de campaña. Han tenido todo el poder para iniciar las acciones políticas, pero les ha sido muy difícil obtener apoyo para ejecutarlas. 1 Reelección presidencial En cuanto a los problemas identificados en los presidencialismos nos encontramos primero con la problemática de la reelección presidencial, siendo el principal razonamiento en contra del aumento del número de períodos en que se puede ocupar el cargo, el temor de que la reelección pueda facilitar que los presidentes se conviertan en dictadores, además del hecho de que los presidentes que se pueden suceder a sí mismos terminando su período haciendo campaña para la reelección, mientras que el presidente de un solo período continúa con su trabajo. En respuesta a esta problemática, el argumento fundamental a favor de la reelección es que los presidentes que gobiernan bien deben ser recompensados, y que desperdiciar a un buen presidente es indudablemente un grave desperdicio. 2 Bipartidismo vs. Multipartidismo Una segunda crítica tiene que ver con el presidencialismo bipartidista versus el multipartidista, ya que los problemas característicos de los sistemas presidenciales son exacerbados por el multipartidismo (Mainwaring y Shugart, 1993). Así en un sistema parlamentario el primer ministro crea su mayoría integrando al gobierno de coalición tantos partidos como sea necesario. Los presidentes no pueden hacer eso, y si son presidentes minoritarios sus problemas son permanentes y deben “buscar” una mayoría en cada ocasión en que quieran actuar legislativamente. Por lo tanto, es probable que los sistemas presidenciales funcionarán mejor con el bipartidismo que con el multipartidismo, y que la combinación de presidencialismo y de multipartidismo dificulta la obtención de una democracia estable (Mainwaring y Shugart, 1993). 3 Elecciones escalonadas vs. Elecciones simultáneas Finalmente, un tercer problema detectado tiene que ver con las elecciones escalonadas versus las elecciones simultáneas y consiste en saber si las elecciones presidenciales y las parlamentarias deben ser sincrónicas, o si deben continuar, como generalmente es el caso, Página 22 de 30 celebrándose en diferentes fechas. La diferencia de fechas en las dos elecciones es, ciertamente, una precaución equilibradora. DEFINICIÓN La razón básica que se presenta a favor de las elecciones escalonadas, de las renovaciones parciales del Congreso y de la diferente duración de los períodos legislativo y presidencial, es que las elecciones continuas hacen que la política se ajuste a los cambios en la opinión popular y fortalece la disposición de los políticos a responder a esos cambios, mientras que el argumento contrario es que todo este detalle hace que sea aún más difícil satisfacer la necesidad de mayoría en los sistemas presidenciales. Una segunda forma de gobierno es el Parlamentarismo, sistema que debe su nombre a su principio fundador, o sea, que el parlamento es soberano. Por tanto, los sistemas parlamentarios no permiten una separación del poder entre el gobierno y el parlamento, siendo su característica primordial que el poder Ejecutivo-Legislativo se comparte. Los sistemas parlamentarios son todos sistemas en que se comparte el poder (Sartori, 1995). Dentro de los sistemas parlamentarios existen las Repúblicas Parlamentarias y las Monarquías Parlamentarias, y si bien ambas poseen jefe de Estado y de Gobierno, se diferencian por quién ejerce ese rol. Sistemas Parlamentarios República Parlamentaria Monarquía Parlamentaria En una república parlamentaria el jefe de Estado y el jefe de Gobierno deben formar una sola oficina. Mientras que en una Monarquía Parlamentaria el jefe de Estado es el Rey, es quien representa la unidad y continuidad ante el Estado mismo y el mundo, el representante y responsable del país ante el mundo y el mismo pueblo. Página 23 de 30 Las funciones del jefe de Estado varían de acuerdo a la forma de gobierno que establece la Constitución de cada país. Es decir, tiene competencias diferentes según el ordenamiento de cada Estado. Asimismo, al ser la máxima personificación del Estado determina el tipo de Estado de que se trata (República, monarquía, etc.). Sin embargo, el jefe de Estado, normalmente, no tiene poderes como Ejecutivo, ya que la mayoría de estos poderes recaen en el jefe de Gobierno. De esta manera, en los casos en que el cargo es electivo, generalmente, su legitimidad es equiparable a la del jefe de Gobierno, y la Constitución suele entregarle ciertas atribuciones o poderes. Mientras que en los casos en los que el cargo no es electivo, sus funciones pueden ser meramente representativas y con un poder básicamente simbólico (España, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suecia o Reino Unido), o puede reunir gran cantidad de poderes (Marruecos o ciertos países asiáticos). En cuanto al jefe de Gobierno, este es la persona que ocupa la presidencia del poder ejecutivo y se responsabiliza del gobierno de un Estado o de una subdivisión territorial. El proceso de elección de jefes de Gobierno varía de acuerdo al país, es decir, en un sistema parlamentario el título que adopta la persona que ostenta la jefatura de gobierno puede ser primer ministro, premier, canciller, presidente del Consejo de Ministros, presidente del Gobierno u otros. En cuanto a las problemáticas detectadas en los parlamentarismos, la primera de ella tiene que ver con el hecho de tener o no bicameralismo. Como todas las democracias tienen parlamentos, los problemas que surgen con los sistemas parlamentarios no son, en la mayoría de los casos, problemas que solo se presenten con la política centrada en el Parlamento. Sin embargo, son problemas que se agudizan, se agravan, más en los sistemas parlamentarios que en los demás sistemas. Por lo tanto, lo primero que hay que observar es que siempre el poder de las dos cámaras es desigual. Así, originalmente la Cámara Alta (Cámara de Los Lores, Senado, Bundesrat, etc.) tenía la última palabra, pero en la actualidad la Cámara Baja (Cámara de los Comunes, Cámara de Representantes, Cámara de Diputados, Bundestag, etc.) es la que casi siempre predomina. Página 24 de 30 Muchas son las razones del poder desigual y menor de las Cámaras Altas. Donde la Cámara Alta no es integrada mediante elecciones (la Cámara de los Lores inglesa) o solo en parte lo es (en el Senado Canadiense el primer ministro nombra hasta 108 miembros), es razonable que se le exija a la Cámara Alta que ceda ante el órgano electo popularmente. Por lo tanto, quizás una menor legitimidad puede afectar las cámaras altas elegidas indirectamente. De esta forma, cuando la fuerza de las cámaras es muy desigual existe un bicameralismo débil (asimétrico), y cuando la fuerza de las cámaras es igual tenemos un bicameralismo fuerte (simétrico). En cambio, cuando ambas cámaras están a la par en todo lo que se refiere a poder, entonces tenemos un bicameralismo perfecto. Bicameralismo Débil, con fuerzas desiguales entre cámaras (asimétrico) Fuerte, con fuerzas iguales entre cámaras (simétrico) Perfecto, cuando ambas cámaras están a la par en cuanto al poder Así, quienes defienden el bicameralismo contra el unicameralismo, lo hacen sobre la base de que dos cámaras son resguardo, y que la concentración de todo el poder Legislativo en un solo órgano no solo es peligrosa, sino poco conveniente, porque dos ojos ven mejor que uno, y la prudencia aconseja que cualquier proceso de toma de decisiones esté controlado y apoyado por elementos que eviten las decisiones apresuradas. Sin embargo, si las dos cámaras son similares y una es el duplicado de la otra, no garantizan nada. Dicho de otra forma, explícitamente, el problema es que el bicameralismo fuerte (dos cámaras con igual poder) supone una fuerte semejanza. Esto es, a final de cuentas, que las dos cámaras tienen mayorías iguales (congruentes) o, por lo menos, mayorías que no son incompatibles o mutuamente hostiles. Sin embargo, las similitudes de naturaleza y composición son condiciones que facilitan este resultado, pero que no lo pueden asegurar. Un segundo problema tiene que ver, por otra parte, con la disciplina partidaria, ya que una cuestión que afecta decisivamente a los sistemas parlamentarios es la de la disciplina, la que también es un problema en los sistemas presidenciales, pero es de menor importancia, por lo menos en el sentido que en ellos puede tener ventajas y desventajas. En los sistemas fundamentados en el parlamentarismo no se presenta esa dualidad (de ventaja-desventaja), porque en este caso no hay duda de que un requisito vital son los Página 25 de 30 DEFINICIÓN partidos adecuados al parlamentarismo y que la votación disciplinada de los partidos es parte esencial de esa “adecuación”. Por lo tanto, un gobierno parlamentario no puede gobernar sin apoyo parlamentario; ese apoyo significa que los partidos que apoyan al gobierno pueden realmente entregar los votos de sus representantes y a su vez esto quiere decir que tienen la capacidad de imponer una votación uniforme (Sartori, 1995). Finalmente, una tercera forma de gobierno democrática es el Semipresidencialismo, que se caracteriza por situarse en medio de los sistemas presidencial y parlamentario, presentando elementos de ambos. Así, el denominador común del presidencialismo y del semipresidencialismo es un presidente electo popularmente, o al menos, un presidente que no es electo en y por el parlamento. Sin embargo, el semipresidencialismo es “semi” precisamente porque divide en dos al presidencialismo al sustituir una estructura monocéntrica de autoridad con una autoridad dual, funcionando en base a un poder compartido: el presidente debe compartir el poder con un primer ministro; a su vez, el primer ministro debe conseguir un apoyo parlamentario continuo. En cuanto a sus características, por tanto, podemos decir que el Presidente es independiente del Parlamento, pero no se le permite gobernar solo o directamente, y en consecuencia su voluntad debe ser canalizada y procesada por medio de su gobierno; por otra parte, el primer ministro y su gabinete son independientes del presidente porque depende del parlamento; están sujetos al voto de confianza y/o al voto de censura, y en ambos casos requieren el apoyo de una mayoría parlamentaria; y finalmente, la estructura de autoridad dual del semipresidencialismo permite diferentes balances de poder, así como predominios de poder variables dentro del Ejecutivo, bajo la rigurosa condición de que el “potencial de autonomía” de cada unidad componente del Ejecutivo subsista. Semipresidencialismo El Presidente es independiente del parlamento El Primer ministro y su gabinete son independientes del presidente Permite diferentes balances del poder PREGUNTA Página 26 de 30 ¿Cuál es la forma de gobierno democrática más apta para Chile? Para enriquecer tu experiencia, puedes compartir tu respuesta con tus compañeras y compañeros en la sección del foro académico en el aula virtual. Para ello, en aquella sección debes indicar la unidad a la que pertenece la pregunta, desplegarla y luego escribir tu respuesta. Página 27 de 30 Conclusión Como pudimos ver en el desarrollo de esta unidad, por una parte, pese a que el autoritarismo y el totalitarismo son formas de gobiernos no democráticos, difieren enormemente en cualidad ya que mientras los totalitarismos son una experiencia única que no responde a la idea de evolución histórica, los autoritarismos encuentran su asidero en un quiebre institucional que se mantiene por medio de la fuerza. Por otra parte, también pudimos ver el desarrollo de las democracias y aprovechamos de desmitificar la muy comentada “democracia directa” vivenciada en Atenas, a la vez que aclaramos que cómo entendemos la democracia depende de la corriente teórica en la cual nos enmarquemos, siempre bajo el amparo de elementos comunes que se corresponden principalmente a aquellas cualidades que distinguen los regímenes democráticos de los no democráticos. También aprendimos que la democracia como sistema no está exenta de visiones críticas, las cuales se sustentan principalmente en razones económicas. Sin embargo, resulta innegable que dentro de lo posible es la mejor opción. Finalmente pudimos ver las diferentes formas de gobierno democrático, sus características principales y problemáticas a discutir, entendiendo que estas varían en cuanto a la administración del Estado y que, si bien no existe una forma de gobierno perfecta, su adopción corresponde al desarrollo histórico político de cada país. Características G. Democrático G. Totalitario G. Autoritario Rol de la ideología Limitado Central Débil Forma de cambio Gradual Revolucionaria No gradual Participación Amplia Amplia Autónoma Movilizada Ninguna o muy limitada Página 28 de 30 Efectivas Rituales Competitivas No competitivas Frecuentes Frecuentes Libertad de expresión, de prensa y de reunión Amplia No existe Severamente restringida Control de la economía por parte del gobierno Limitado a moderado Amplio a total Limitado Elecciones No existen o no son competitivas Página 29 de 30 Referencias bibliográficas • • • • • • • • • • • • • • Bobbio, N. (1998). Estado, gobierno y sociedad. Por una teoría general de la política. Fondo de Cultura Económica. Colomer, J. (1999) Los autoritarismos. En M. Caminal Badia (Ed.). Manual de ciencia política. Tecnos. Dahl, R. (1997). La poliarquía. Tecnos. Huntington, S. (1989). El sobrio significado de la democracia. https://www.estudiospublicos.cl/index.php/cep/article/view/1554/2652 Jiménez de Parga, M. (1987). Los regímenes políticos contemporáneos: las grandes democracias con tradición democrática. Tecnos. Lijphart, A. (1991). Modelos de democracia. Formas de gobierno y resultados en treinta y seis países. Ariel. Linz, J. (1990). Democracia: presidencialismo o parlamentarismo, ¿hace alguna diferencia? En O. Godoy et al (coor.) Hacia una democracia moderna. La opción parlamentaria. Ediciones Universidad Católica de Chile. Mainwaring, S. y Shugart, M. (2002). Presidencialismo y democracia en América Latina. Paidós. Morlino, L. (1985). Cómo cambian los regímenes políticos. Centro de Estudios Constitucionales. Sabine, G. (1994). Historia de la teoría política. Fondo de Cultura Económica. Sartori, G. (1995). Ingeniería constitucional comparada. Fondo de Cultura Económica. Sartori G. (2007). Teoría de la Democracia. Alianza. Tenzer, N. (1991). 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