SOCIOPOLÍTICA Y EDUCACIÓN 2º año Profesora: Marina Faya ¡Hola a todos! Bienvenidos. Clase 1. PRESENTACION Y ENCUADRE DE LA MATERIA En esta primera parte de la clase les presentaré el sentido que adquiere la materia en el marco del plan de estudio de la carrera. En esta asignatura, Sociopolítica y Educación a lo largo del año abordaremos algunos problemas y discusiones que atraviesan actualmente al campo educativo. Sabemos que la educación, como práctica social institucionalizada, da cuenta de relaciones y tensiones entre la política, la sociedad, la economía y la cultura. Estos entramados se fueron construyendo a través de largos procesos históricos y de la interacción de múltiples actores. Esta materia pretende echar luz a esos complejos procesos donde las ideas pedagógicas se ponen en evidencia más o menos explicitadas, en forma hegemónica o como alternativas posibles en el devenir de la práctica cotidiana. La intención de Sociopolítica y Educación es interpretar cómo la educación se vincula e interviene entre el hacer de la política y las tensiones de la sociedad, y fundamentalmente entenderla en el marco de la idiosincrasia latinoamericana. Este aspecto contribuye a pensar cómo se fueron construyendo los proyectos políticos en vinculación con los proyectos educativos y, de este modo, cómo nos configuraron como sujetos hasta el presente. Recorrer estas pedagogías les permitirá interrogarse acerca de las ideas que sustentan las políticas públicas y los sistemas educativos; para quiénes se pensó la educación y con qué finalidades y valores, es decir, comprender que la práctica educativa es una construcción de sentidos. Adriana Puiggrós afirma que la educación, “como toda práctica social, es productora de una pluralidad de sentidos y susceptible de ser producida y leída desde ángulos diferentes (ideológico, político, económico, psicológico) a partir de los procesos histórico-sociales”1. De ahí la necesidad de realizar una “lectura pedagógica” de cualquier proceso social. Si bien no todo es pedagógico, lo pedagógico está en todas partes. Analizar las matrices de pensamiento y las prácticas desarrolladas a partir de ellas es uno de los alcances de esta materia, desde aquí se podrá empezar a comprender cómo se efectivizaron las políticas educativas en nuestro país y en Latinoamérica. Es importante señalar que el énfasis que pondremos en lo latinoamericano responde, por un lado, a la necesidad de comprender la realidad y afirmar la nacionalidad y tradición cultural, y por otro, pensar a la educación al servicio de un modelo de Nación. Como verán, adoptaremos perspectivas de análisis históricas, sociológicas, políticas y económicas, que, si bien serán breves, les permitirán abordar el fenómeno educativo y repensar el problema de la educación desde una forma plural y diferenciada. Es decir, que intentaremos trabajar sobre aquellos aspectos necesarios para que como futuros docentes que son, puedan desde ahora potenciar su capacidad no sólo de análisis crítico sino de acción, con claros y necesarios propósitos de transformación. De tal modo que esta materia se podría leer a partir del siguiente interrogante: ¿Qué relaciones y tensiones se manifiestan en el entramado: sociedad - educación - sistemas políticos en Latinoamérica? 1 Puiggrós, Adriana (1998). La educación popular en América Latina. Orígenes, polémicas y perspectivas. Miño y Dávila Editores, Argentina. La educación como asunto “de Estado”. El mundo de la educación ¿Por qué comenzar con este “tema”? Cuando los individuos nacen, lo hacen en una sociedad que ya está constituida. Cuando el niño y el maestro se incorporan a un establecimiento escolar, éste ya está constituido y forma parte de un conjunto mayor al que se unen. Desde esta perspectiva “el todo” o “el sistema” es anterior al individuo. Pero también se puede decir, que la institución o el sistema son producto de las prácticas de los individuos. Son ellos quienes construyen los edificios escolares, sancionan las leyes y reglamentos, crean y asignan los recursos, etc. Pero una vez constituido el “mundo de la escuela”, éste pareciera tener vida propia. Tiende a existir casi independientemente de los agentes que fueron sus creadores y más aún, determina parcialmente lo que hacen las generaciones posteriores. La educación como objetividad tiene una relativa dureza. Las cosas de la educación no son “de Plastilina”, no están hechas de un material maleable a gusto y voluntad de los hombres. Los maestros y funcionarios de hoy no pueden “hacer la escuela” a su gusto y voluntad y en función de sus propios objetivos. Sólo si se pone en relación “lo que sucede” en el interior del mundo escolar con “lo que pasa” fuera de la escuela se puede dar cuenta del sentido de los procesos y productos educativos. La propia constitución de los sistemas educativos “de Estado” tiene una racionalidad que no es “educativa” en sentido estricto, sino social. La escuela no existe por sí misma, sino porque la sociedad, en cada momento de su desarrollo, espera determinadas cosas de ella. Por eso es preciso mirar siempre “adentro” y “afuera” de la escuela para entender mejor tanto la educación como la sociedad. La realidad social, una vez instituida, pareciera imponerse con cierta fuerza a los agentes que la habitan y le dan vida. Las instituciones son producto del obrar humano, pero luego son productoras de subjetividades. En este sentido puede decirse que no sólo los alumnos son “formados” por la institución que frecuentan, sino que también los feligreses que asisten a una iglesia, los socios y deportistas de un club, los trabajadores de una fábrica entre otros, todos ellos, son “formados” por esas instituciones y organizaciones que habitan y transitan en un momento de sus vidas. Por eso es prioritario preguntarse por la lógica del origen del sistema escolar. Aquí el análisis tiene que ser necesariamente histórico. El sistema educativo moderno comienza a construirse junto con el Estado nación. La historia de la escuela es en gran parte la historia del Estado moderno. En la mayoría de los países de Europa y América Latina ambas historias van de la mano y no puede entenderse la una sin la otra. Una de las primeras preocupaciones de los padres fundadores de nuestros Estados nacionales es la fundación de un sistema escolar obligatorio y, por lo tanto, sujeto a ciertas leyes. Esto nos remite a lo que quizás sea el contraste más notorio entre la educación moderna y otras formas de educación: la concentración en el Estado tanto de la autoridad para determinar qué cuenta como disposiciones indispensables en todo miembro de la sociedad, como la responsabilidad de asegurar que todos los miembros de la sociedad las desarrollen. Esto requiere que todos los agentes educativos (docentes o administradores) sean empleados o estén sujetos inmediatamente a las órdenes de alguna autoridad pública. Aún sin monopolizar los medios de enseñanza, el Estado, en su carácter de representante de la existencia política de la comunidad y del interés común, monopoliza los medios de consagración del conocimiento socialmente relevante. Entonces, decir que los sistemas educativos estatales tienen una historia equivale a decir dos cosas: 1) que el modo de organizar las prácticas educativas ha cambiado a lo largo del tiempo; 2) que el cambio resulta de la interacción entre los agentes y las instituciones involucradas en esas prácticas. ¿Cuál es el sentido de este interés temprano en las cosas de la escuela? El aparato escolar y sus agentes, distribuidos gradualmente en todo el territorio nacional, están allí para producir el efecto de construcción de subjetividades: el habitante del territorio nacional se constituyó en ciudadano dotado de una identidad patriótica. De este modo, la enseñanza de la historia patria (junto con la de la lengua nacional) ocupó un lugar central en los primeros programas curriculares de los incipientes sistemas educativos nacionales estatales que tenían como objetivo la conformación de la identidad nacional. El desafío de los sistemas nacionales de educación consistió en producir concretamente la igualdad de los habitantes. Por su organización institucional y su capacidad de regimentar las prácticas, la escuela se convirtió en un dispositivo de extraordinario valor para uniformar las experiencias de ingreso en el conjunto social de todos los miembros jóvenes de las sociedades nacionales, independientemente de sus diferencias de cuna. De allí el interés de los estados en formalizar y en monopolizar el control institucional de las prácticas de enseñanza. Los habitantes del territorio debían cumplir con ciertas obligaciones. La primera obligatoriedad es la que tiene que ver con la concurrencia a la escuela. La generación de los padres fundadores de nuestras nacionalidades, en la mayoría de los casos era liberal y estaba firmemente convencida del valor de las libertades y derechos individuales. En este sentido, no dudaron en decretar la obligatoriedad de la escolarización (definiendo la edad de inicio y el número de años que había que frecuentar la escuela) y del programa escolar. Además, esta obligatoriedad estuvo acompañada de la gratuidad y el laicismo. En general, se esperó que en las aulas se enseñaran las primeras letras, los cálculos y la construcción de ciudadanía pero además, desde la organización del sistema educativo argentino, se imaginó a la escuela primaria asociada a variadas tareas que fueron desde promover la documentación de niños y niñas, difundir pautas sanitarias entre estudiantes y sus familias, garantizar la vacunación de la población para evitar epidemias, proveer la alimentación básica hasta instalar consensos sobre las formas de comportamiento social sobre asuntos diversos. Por todo esto, encontramos a lo largo de la historia de la escolarización en la Argentina, debates álgidos y por cierto nada inocuos, sobre los rumbos que debía asumir la escuela. Se trata de debates que dan lugar a valoraciones disímiles de lo que en las instituciones acontece, pero que también propician la construcción de identidades docentes. El papel del Estado argentino en un principio fue regulador y productor. Aunque nunca tuvo el monopolio en cuanto a la prestación del servicio (siempre existieron escuelas privadas) sí reivindicó la exclusividad del rol regulador. El cumplimiento efectivo de esta función depende no sólo de la voluntad política de los gobiernos, sino también de la disponibilidad de recursos efectivos para concretarla (sistemas de supervisión, estadísticas, etc.). Podemos afirmar entonces que, en distintos momentos históricos, la escuela primaria se vinculó activamente a políticas sociales más amplias. Los propósitos y sentidos por los que se definieron estas políticas –así como el contenido de las múltiples actividades que de ellas se derivaban– fueron variando en los ámbitos de decisión. Así, quienes las pusieron en práctica –maestros, directores, auxiliares, integrantes de distintos equipos destinados a su ejecución, inspectores y supervisores– y los que las acompañaron en distintos ámbitos –familias, organizaciones sociales, comunitarias, barriales, políticas- las recrearon redefiniendo los sentidos con los que habían sido construidas: como construcción de posibilidad de acceso a la escolaridad; como atención a sujetos carentes de diversos bienes y pautas culturales; como parte integral de la construcción de sujetos de derechos. Estos momentos se solapan, no tienen límites definidos, y es por esto que podemos advertir coexistencias, pero identificarlos nos permite analizar los rumbos que intentan marcar las políticas en cada uno de estos tiempos históricos. ACTIVIDADES. 1. Les propongo la lectura del capítulo 1: “La educación como asunto de Estado” del libro de Sociología de la Educación cuyo autor es Emilio Tenti Fanfani. A partir de la lectura profunda y minuciosa del capítulo y de los contenidos desarrollados en la Clase 1, responda las siguientes preguntas: a) ¿Qué es el Estado y qué es la Nación? b) ¿Cuándo se originan los estados nacionales modernos y cuáles son sus requisitos? c) ¿Cómo se vinculan estos conceptos con la educación? d) ¿Cómo se originan los Sistemas Educativos Nacionales? e) ¿De qué manera se desarrollaron en nuestro país? f) ¿Cómo se vincula la política educativa y la economía política? g) Describa qué es un Estado Interventor: su origen, sus crisis, sus procesos de reforma. h) Caracterice los siguientes conceptos: descentralización-privatizacióneficiencia-equidad 2. Analice y explique la siguiente afirmación: “La escolarización como estrategia de integración nacional” 3. Elabore un esquema, un mapa o una red conceptual que le permita organizar visualmente las ideas centrales del capítulo y de la clase. 4. Observe detenidamente la imagen que aparece en el cuerpo de la clase y analícelo en función de los contenidos desarrollados. Por ej. ¿Qué rasgos de los sistemas educativos modernos puede identificar? ¿Cómo se ubican los sujetos en el espacio? ¿A qué se debe?. 5. Relate una experiencia vivida o conocida en la que la escuela y otras instituciones sociocomunitarias articulen acciones vinculadas al aprendizaje. Puede completar el relato retomando algunas ideas desarrolladas en el Campo de la Práctica 1 y considerando estas preguntas. a) ¿Qué papel asume la escuela en esa experiencia? b) ¿Cómo se articulan las instituciones socio-comunitarias en esa iniciativa? c) ¿Cuáles son los supuestos que a partir de la lectura de esta clase y del material bibliográfico cree que estructuran esta experiencia? Esta última actividad tiene como objeto discutir cómo en este tiempo histórico la escuela piensa de distintas maneras las relaciones entre la sociedad y las políticas públicas y cómo hace concretamente para llevar adelante su tarea. Para esto les pido que elaboren el relato utilizando Fuente: Times New Roman 12 con una extensión mínima de una página y de máximo dos. Los leo!!!