Propuesta de comunicado En la noche del 16 de enero se jugó el primer clásico de la temporada. En el estadio todo parecía revivir los viejos tiempos, sin incidentes en las tribunas ni ominosos vallados divisorios en la Olímpica. Sin embargo dos acontecimientos nos conmueven y constituyen un llamado de atención que el Club atlético Peñarol no está dispuesto a pasar por alto. El primero, informa la prensa, lo constituye el hecho de que un joven de 20 años se encuentra internado, grave, en el hospital Maciel luego de recibir un disparo en el omoplato derecho. Fuentes policiales informaron que el incidente se produjo sobre la hora 20, cuando un ómnibus contratado para trasladar hinchas de Peñarol al Estadio Centenario fue atacado por parciales tricolores que viajaban en un camión. El hecho tuvo lugar en Millán y Bulevar Artigas. Se estima que unas 30 personas fueron detenidas a raíz de este incidente, pero no se incautaron armas de fuego. El segundo evento tuvo lugar en la propia cancha del Estadio Centenario cuando, finalizado el encuentro los jugadores del Club Nacional de Futbol dieron una muestra de intemperancia, y carencia de Fair Play, que sólo puede explicarse por la potencial ausencia de sanciones deportivas, al tratarse de un partido amistoso. Todo ello registrados exhaustivamente por las cámaras de televisión, que seguramente se encargarán de difundirlo en los noticieros de todo el orbe. Exabruptos producto del ardor de la disputa son entendibles, pero una vez culminada la misma, máxime en un partido amistoso, no se comprenden y mucho menos se justifican. El Club Atlético Peñarol está dispuesto a asumir, y vaya si ha asumido, las responsabilidades cuando hechos como los mencionados sean provocados por sus simpatizantes y deportistas. En todos los casos los hemos rechazado. Entendemos que las justas deportivas son eso, y no comulgamos con actitudes reñidas con su dilucidación más allá del campo deportivo. Esa es la esencia del deporte y no nos apeamos del viejo principio. Entendemos pertinente que los actores responsables asuman los hechos y se diligencien las actuaciones y sanciones. En el primero de los casos, más allá de los códigos de silencio propios de los delincuentes que actúan embozados en una bandera que debiera ser símbolo de una sana competencia, es indudable que el camión desde el cual partió el disparo fue contratado por alguien y sus ocupantes han de ser seguramente identificables. Respecto a los incidentes protagonizados por los deportistas que defienden al Club Nacional de Football es un tema que deberá ser manejado dentro de la Asociación Uruguaya de Fútbol por los organismos correspondientes. Desde ya el Club Atlético Peñarol se compromete a trabajar conjuntamente con el resto de las Instituciones y los Órganos de dirección en pos que la falta de deportividad y la violencia dejen de tener lugar entre nosotros. Por último, más allá de las acciones que la seguridad interna de Peñarol viene realizando de manera eficaz, solicitamos a ambas parcialidades a mantener la calma y los parámetros de conducta que las justas deportivas requieren. Sabemos que la violencia es un fenómeno que está en nuestra sociedad, y que la misma no es patrimonio exclusivo de parcialidad o grupo social, pero ello no implica que lo aceptemos pasivamente. Debe ser el deber de todos que cuando nos volvamos a cotejar, y toda vez que un espectáculo deportivo ocurra, velar por la paz y la concordia. Consejo Directivo del Club Atlético Peñarol