VIDA COMUN VS. VIDA CONTROLADA POR EL ESPIRITU SANTO La tendencia en las personas (y esto es consecuencia del pecado original), cuando estamos pasando una situación de peligro, sentimos ansiedad y miedo; esto nos impulsa a querer controlar todo lo concerniente a esa situación. Este control nos puede resultar bien algunas veces y quizás muchas veces, pero hay circunstancias que no las podemos controlar no importa el esfuerzo que hagamos; y cuando esto sucede, nos sentimos en mayor peligro y el miedo o la ansiedad crecen y nos impulsan a hacer más esfuerzos para controlar todo y no lo podemos hacer, y entramos en un circulo vicioso que le hace mucho daño a nuestra vida física, emocional y espiritual. Daña nuestras relaciones, especialmente con las personas que amamos, daña nuestra autoestima y la confianza de resolver problemas. Lo triste de esto, es que nos podemos acostumbrar a vivir asi y al pasar los años, perdemos el gozo de vivir, perdemos a las personas de nuestro alrededor y perdemos la vida abundante que Dios preparó para nosotros. Ahora, si involucramos a Dios en nuestro diario vivir y pedimos que el Espíritu Santo tome el control de nuestras vidas, esto nos da una manera diferente de procesar el peligro y el miedo. Ante el peligro y el miedo, el Esp Santo nos impulsa a rendirnos delante de Dios, nos lleva a presentarle a Dios nuestra circunstancia y a confesarle nuestra necesidad de ayuda o nuestra incapacidad para resolver la situación; y si acaso, tenemos una idea de como resolverlo, pedirle que queremos que lo haga a su manera y no a la nuestra. Todo esto, basados en diferentes promesas del Señor para nosotros, como por ejemplo, El es nuestro escudo, es nuestro protector, es nuestro salvador, pelea por nosotros, su amor es inagotable, es misericordioso, responde a nuestro clamor y muchas más. Entonces, cuando nos rendimos a Él, nos sentimos seguros de que la situación se manejara a la manera de Dios, y como El tiene un plan para nuestras vidas, (pensamientos y no de mal), lo hará de tal forma que terminará beneficiando a nuestras vidas, aunque al momento no sea como nosotros nos imaginamos que tendría que hacerse. Esta seguridad, basada en las promesas y el plan de Dios para nuestras vidas, aumenta nuestra fe para seguir rindiéndonos a los planes y la voluntad del Señor, para que haga las cosas en nuestras vidas a su manera y no a la nuestra. Entonces, rendirnos delante de Dios ante los peligros y miedos nos producirá seguridad y esta aumentará nuestra fe para seguir confiando a Dios nuestros peligros y miedos y se convertirá en un circulo virtuoso que nos llevará a vivir el gozo de nuestra salvación y la vida abundante prometida para nosotros. Ahora, lo (a) invito a hacer el siguiente ejercicio: Cual es una situación de peligro que le causa ansiedad y miedo con la cual ha venido lidiando en los últimos días, semanas, meses o años y que seguramente ya le ha pedido al Señor que lo resuelva. Lo (a) invito que se rinda al Señor y renuncie a su petición o clamor y que le diga al Señor, algo asi, como esto: Señor, me rindo delante de ti y renuncio a esta petición …….. me gustaría que se resuelva como te he estado pidiendo, pero no, tú tienes un plan para mi vida, hazlo a tu manera Señor, y ayúdame a caminar este proceso; hoy quiero confiar y descansar en tus promesas y vivir la vida que tienes para mi. Algo asi, usted sabe que mas añadir a su oración; solamente lo invito a que lo haga. Valdrá la pena