UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE TLAXCALA FACULTAD DE AGROBIOLOGIA JARDIN BOTANICO UNIVERSITARIO PROGRAMA UNIVERSITARIO DE PLANTAS MEDICINALES Y SALUD INTEGRAL (PLANTASI) TEMAZCAL Y NATUROPATIA El Baño de Temazcal en las Medicinas Alternativas, Tradicionales y Complementarias (MATC) Biol. Miguel Angel Gutiérrez Domínguez Biol. Yolanda Betancourt Aguilar Lic. Irma Betancourt Aguilar Curso-Taller de Temazcal y Naturopatía 25 y 26 de agosto de 2012 * Tlaxcala La confrontación cultural que tuvo lugar en el área mesoamericana a partir de la conquista española fue especialmente relevante en el ámbito de la medicina. El convencimiento de los españoles de la superioridad científica y técnica de su cultura y de su concepción de la salud y la enfermedad, podría haber llevado a la integración y asimilación forzosa del galenismo en la sociedad novohispana. Sin embargo, es posible cuestionar esa visión lineal y aproblemática, si nos fijamos en procesos como el que llevó al temazcal, o baño de vapor mesoamericano, a convertirse en un elemento histórico transcultural. En el equilibrio armónico de las fuerzas del universo, del mundo natural y el sobrenatural, de lo biológico y lo social, reconocían los pueblos indígenas el origen de los aspectos positivos de la vida, entre ellos la salud. Este equilibrio, estrechamente relacionado con elementos simbólicos dicotómicos, se manifestaba en todos los elementos de la naturaleza, donde el agua formaba parte de esa cosmovisión. Los indígenas se bañaban o lavarse varias veces al día, con la única intención de sentirse y estar “limpios”. Se trataba de unos hábitos culturales que, además del aspecto lúdico y de sociabilidad, perseguían la limpieza del interior y exterior del cuerpo. Los médicos tenían que dar respuesta al baño de vapor o temazcal. Se construía de piedra o adobe con un tamaño aproximado de unos dos metros cuadrados de planta y metro y medio de alto. En su interior se producía vapor al verter agua sobre piedras calentadas en una hornilla situada generalmente en la parte opuesta a la entrada. Una o varias personas se tumbaban en el suelo del temazcal y otra hacía subir el vapor ayudándose de hojas de plantas, también con hojas de plantas esta persona les frotaba el cuerpo. Entre quince minutos a una hora después salían y se refrescaban con agua fría. La doctrina médica galénica sobre la higiene del cuerpo tenía que encontrar una explicación para ese espacio destinado a realizar prácticas culturales que no estaban contempladas por dicha doctrina. El temazcal constituía un problema para los colonizadores al entender que en su interior se reproducían unas prácticas similares a las que estaban persiguiendo en los baños públicos en España (religiosas rituales), junto a unas funciones específicas relacionadas con la agricultura y ritos de pasaje (nacimiento, matrimonio, ceremonias del juego, ritos de purificación). En los dos casos se trataba de un espacio cerrado, oculto a las miradas, donde era complicado vigilar y controlar. Los españoles problematizaron su uso de manera similar a como lo estaban haciendo en España con el baño tradicional. El temazcal constituía para los evangelizadores un problema de carácter religioso por su vinculación con rituales mágico-creenciales En él confluían elementos esenciales de la cosmología indígena como son la tierra, el fuego y el agua, representados cada uno por el dios correspondiente. Como el temazcal representaba la tierra, su forma y el modo de estar que se adoptaba en su interior representaba la entrada y la unión con la tierra. Aparecía asociado a deidades, cuya imagen se instalaba a la entrada del temazcal, razón por la que los primeros evangelizadores lo consideraron un espacio en el que se realizaban ceremonias idólatras. Estaban relacionadas con creencias sobre la protección o la recuperación de la salud que proporcionaba acudir al temazcal, o el castigo por ofensa o por incumplimiento de las ofrendas necesarias al hacer uso del baño, todo ello relacionado con ritos de purificación. Se consideró también el problema de carácter moral que suponía su presencia, porque en el temazcal se desarrollaban rituales relacionados con el matrimonio y porque los informantes trasladaron a los españoles la idea de que necesitaban usar los baños hombres y mujeres simultáneamente. La consecuencia es que los religiosos asumieron que el temazcal era un espacio donde se establecían relaciones sexuales. A finales del siglo XVII se seguía diciendo que el temazcal propiciaba la promiscuidad y las manifestaciones sobre sospechas de adulterio, de relaciones homosexuales masculinas o de incesto fueron reiteradas a lo largo del siglo XVIII, así como las disposiciones sobre baños diferenciados para hombres y mujeres De este modo la cuestión central sobre la limpieza del cuerpo es la siguiente: los colonizadores españoles se enfrentaban a unas prácticas de limpieza del exterior del cuerpo que se realizaban con agua en parajes naturales (al que podemos denominar baño natural) y un ritual de higiene y purificación del interior del cuerpo que se practicaba en el temazcal (baño de vapor). Mientras que en España la prohibición se hacía extensiva a cualquier uso del baño público, las primeras limitaciones sobre el uso del temazcal estaban relacionadas con los aspectos morales y religiosos. En el Código Penal u Ordenanza para el Gobierno de los Indios, de Carlos V, quedaba recogida la prohibición del baño de vapor para la población indígena que, en caso de incumplimiento, se castigaba con pena de azote. Y en las Ordenanzas de Tomás López (1552-1553) se trataba de impedir el baño mixto y que las mujeres se vistiesen con ropa masculina. Los misioneros, además de evitar su uso, trataban de prevenir contra las ceremonias y ritos que, según ellos, realizaban disimuladamente como si se tratasen de ceremonias cristianas. Como la presencia de imágenes de deidades a la entrada del temazcal hacía suponer a los primeros evangelizadores la celebración de ritos idólatras, intentaron eliminar su uso o hicieron sustituir tales imágenes por cruces. El temor principal era que a pesar de las imposiciones continuaran realizando sus ceremonias tradicionales encubiertas tras estos ritos. Por ello advertían que las ceremonias rituales relacionadas con la construcción de un nuevo temazcal (echar pulque y ofrecérselo al fuego) eran precedidas por la bendición de un sacerdote indígena con la que intentaban simular la idolatría Junto a estas medidas, otras trataron de invisibilizar el temazcal y así evitar que se perpetuase la tradición de este baño de vapor. Muestra de ello son los textos médicos en los que al describir las plantas medicinales utilizadas en Nueva España evitaban escribir sobre su uso en el temazcal. En la Introducción del libro del médico agustino fray Agustín Farfán (Tratado breve de Medicina y de todas las enfermedades, 1592), Luis de Velasco expresa que el objetivo de Farfán era ayudar con el libro a la gente pobre, para que tuvieran recursos para afrontar las enfermedades cuando estaban “en pueblos de indios y haziendas de campo”, donde no había médico. Es llamativo que, aun manteniendo el criterio de autoridad del galenismo, mostrara la influencia de remedios y técnicas indígenas, y sin embargo, el temazcal no aparece como una recomendación de carácter preventivo (higiénico) ni curativo. No se mencionaba el temazcal en el libro de Gregorio López, descrito como: “libro con muchas experiencias fáciles, para hombres del campo y pobres, con diversas calidades de simples y compuestos”. Ni en el de Francisco Losa, sacerdote y amigo del anterior que durante los primeros años de su estancia en México convivió con los indígenas en Zacatecas, los Remedios, etc., lo que le proporcionó un conocimiento amplio de sus costumbres, entre ellas los beneficios del baño natural. Si esta era la intención de los libros, el recurso terapéutico del temazcal tenía que haber estado presente al tratarse de un elemento central en el medio al que iban dirigidos estos libros. Francisco Hernández, médico personal de Felipe II, enviado a México con el objetivo de estudiar los conocimientos médicos indígenas, para lo cual residió seis años en México. En los dos volúmenes de sus obras realiza menciones frecuentes al uso de plantas en el temazcal. Es evidente que el objetivo de este médico no le impedía describir las prácticas indígenas relacionadas con la medicina, entre ellas el uso de plantas con propiedades curativas en el temazcal. Francisco Hernández escribe en presente sobre el uso de determinadas plantas en el temazcal lo que indica su uso terapéutico para los indígenas y el hecho de que no lo ocultaban, durante los años en los que residió en México (de 1571 a 1577). Habla por ejemplo de la “tescuecuetzoca o planta mordente …Se unta con esta hierba los que van a ir al baño (vol. II). Otras plantas “las utilizan los indios en el baño para múltiples enfermedades” (vol. I y II). A pesar de los intentos de prohibición e invisibilización, el temazcal seguía presente como práctica cultural de la población indígena en la segunda mitad del siglo XVI. Se extendió a otros grupos de la sociedad novohispana: la población criolla y los españoles que seguían llegando a América, a través de un proceso de apropiación en el que intervinieron estas tres identidades culturales: indígenas, criollos y españoles. Entre los mecanismos que confluyeron cabe señalar el abandono y la ocultación de determinados elementos culturales y la adaptación de otros al modelo dominante de la nueva sociedad. De este modo, el temazcal se fue transformando y adaptando hasta terminar por apropiarse de él la sociedad novohispana. En este proceso fue perdiendo el aspecto ritual y su vinculación a diferentes ámbitos de la vida, para limitarse a una actuación sobre el cuerpo sano o enfermo. El temazcal se definió entonces por su carácter higiénico y terapéutico Los médicos legitimaron estas prácticas desde la perspectiva de la medicina europea al considerar que este baño podía explicarse desde el galenismo establecieron una analogía entre el temazcal y la sala de vapor de los baños romanos (laconicum). La ceremonia del baño en el temazcal tenía sentido desde la doctrina médica grecoárabe que antes describí: mediante la acción del vapor se abrían los poros de la piel, por ellos saldrían los residuos corporales producidos en las transformaciones sustanciales. El cuerpo se sacudía con hojas, interpretado desde la doctrina galénica como la acción que favorecería la salida de esas secreciones, equiparable al masaje. Ya fuera del temazcal la ducha de agua fría cerraba los poros quedando el interior del cuerpo limpio y aislado del exterior Se trataba por tanto de una práctica que además prescindía de uno de los elementos que en España se había rechazado: la inmersión en agua. Desde esta perspectiva algunos médicos informaron en sus crónicas, de los aspectos relacionados con el temazcal (las plantas que utilizaban) y el mantenimiento de la salud, como Francisco Hernández o en el Códice de la Cruz y Badiano (1552) donde se presenta el temazcal también con fines médicos. La adaptación de esta práctica para la población indígena se hace especialmente evidente al introducirlo en la práctica hospitalaria. En diferentes hospitales novohispanos se construyeron temazcales destinados al tratamiento de las enfermedades: el hospital de Triptío de los agustinos en Michoacán (1543), el Hospital Real de los Naturales fundado por el Virrey Luis de Velasco. Los médicos asumieron también la presencia de un curandero o curandera, o de una partera, que, a los ojos de los españoles desarrollaban solamente un ritual curativo: “cuando se trata de un enfermo, la curandera entraba con él en el baño y le soplaba el cuerpo, para ahuyentar la enfermedad” En el mismo sentido, cuando en el siglo XVII se solicitó a los médicos un informe sobre los temazcales, se les pedía su opinión sobre si su uso continuado podía ser perjudicial para la salud de los indios y si servían para curar enfermedades Tras una primera etapa de rechazo y persecución, el temazcal se fue incorporado a la sociedad novohispana al ser interpretados por la población criolla y por los españoles según la doctrina médica de las cosas no naturales. Su significado se transformó al adoptar un nuevo modelo de práctica en lo que se ha denominado “temazcal señorial” cuando se introdujo en las residencias de los españoles y criollos Aquí se modificaron algunos elementos de su estructura para adecuarla a esta nueva situación, abriendo una entrada a las habitaciones de la casa. Este baño usado por los españoles mostraba algunas diferencias con el indígena: “Lo primero que se hace antes de bañarse, es poner dentro del temazcalli una estera, en lugar de la cual los españoles ponen un colchón para más comodidad, un jarro de agua y unas hierbas u hojas de maíz. Después se hace fuego en el hornillo y se conserva encendido hasta que estén hechas ascuas las piedras de que he hecho mención. El que quiere bañarse entra ordinariamente desnudo y solo, o acompañado de un sirviente si su enfermedad lo exige o si así le acomoda.” … El sirviente puede ayudar a bajar el vapor y a azotar suavemente al enfermo (con las hojas de plantas)… “Inmediatamente se presenta un sudor copioso y suave, que se aumenta o disminuye según conviene. Conseguida la deseada evacuación se deja salir el vapor, se abre la puertecilla y se viste el enfermo No obstante, el carácter de este temazcal no era del agrado de las autoridades que de nuevo veían en ese espacio de reunión, placer e higiene el origen de conflictos morales. En la década de los ochenta del siglo XVII se repitieron las mismas quejas sobre prácticas sexuales en el temazcal. La Real Cédula de 1688 prohibía de nuevo estos baños por razones morales El rechazo que provocó esta medida hizo que en menos de un año el Virrey Conde de Galve solicitara un informe a dos médicos sobre el uso de los temazcales. Para elaborar dicho informe, los médicos acudieron de nuevo a informantes indígenas, cuyos conocimientos elogiaron ampliamente. Unos de estos médicos escribió de ellos que: “sin documentos de médicos con sólo la lumbre y la razón natural hazen lo mismo que Galeno a costa de tantos estudios”. En 1689 se admitía oficialmente el temazcal en la sociedad novohispana Aunque en la sociedad española se había difundiendo el rechazo a los baños y la propuesta de limpieza seca, el resultado del proceso de aculturación en la sociedad novohispana tuvo resultados claramente diferenciados. Frente al proceso de desaparición de los baños en España, en el mantenimiento del temazcal como práctica cultural en Mesoamérica intervino: una adecuada comunicación de información por la población indígena sobre aspectos que entraban en colisión con sus creencias y necesidades; la ruptura con los prejuicios hispanos sobre los baños y con aspectos rituales conflictivos del temazcal de cronistas, médicos y religiosos; y la apropiación por criollos y españoles de esa práctica cultural cuyas funciones transformaron en higiene y sociabilidad Busca promover la formación, investigación y uso adecuado de la plantas medicinales herbolaria y de las medicinas alternativas o complementarias (Naturopatía) entre la comunidad universitaria y en la sociedad tlaxcalteca lo que permitirá contar con recursos humanos capacitados que puedan brindar una visión integral en la prevención y atención de las enfermedades familiares frecuentes en la entidad. FORMULAS HERBOLARIAS MAYOR INFORMACION Programa Universitario de Plantas Medicinales y Salud Integral Facultad de Agrobiología Av. Tlahuicole 505-A Col. Adolfo López Mateos Tlaxcala. Tel. 46 23275 plantastlaxcala@hotmail. com