FICHA DE ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE GRADO/ SECCIÓN FECHA: . Explica el mundo físico basándose en conocimientos sobre los seres vivos, materia y energía, biodiversidad, Tierra y Universo. − Comprende y usa conocimientos. − Evalúa las implicancias del saber y quehacer científico y tecnológico. − − − Identifica los componentes nutritivos de los alimentos que consume cotidianamente. Explica en base a conocimientos científicos la función de los componentes nutritivos de los alimentos. Explica basándose en conocimientos científicos cómo los hábitos alimenticios afectan la salud de las personas. − Lista de cotejo. : Completa tabla con los alimentos que consumen diariamente los miembros de tu familia e identifica a qué grupo de macronutrientes pertenecen y qué micronutrientes aportan. Actividad 2: Cuando hayas terminado el cuadro de consumo de alimentos de tu familia, reflexiona sobre las siguientes preguntas: 1. 2. 3. ¿Qué tipo de alimentos estamos consumiendo cada uno de nosotros? ¿Nuestra alimentación está balanceada? ¿por qué? ¿Qué tipo de alimentos nos falta incrementar o cuáles debemos disminuir? Realiza un listado de los alimentos que requieren consumir diariamente para que tu alimentación y la de tu familia sea balanceada. Actividad 3: Completa la siguiente tabla con las funciones de los componentes nutritivos de los alimentos. Carbohidratos Proteínas Lípidos Vitaminas y minerales Fibra Actividad 4: Lee la información de tu ficha de lectura (nos informamos 1) y luego responde la siguiente pregunta. 1. ¿Cómo son los hábitos alimenticios de los jóvenes en la actualidad? Justifica tu respuesta. 2. Explica: ¿Cómo los hábitos alimenticios de los jóvenes están afectando su salud? 3. ¿Qué soluciones propondrías para resolver este problema? PROFESOR: JESÚS P. Marticorena cuba Nota: Responde en tu cuaderno de trabajo. GRADO/ SECCIÓN NOS INFORMAMOS 1: FICHA DE LECTURA FECHA: ¿Qué son los hábitos alimentarios? Se pueden definir como los hábitos adquiridos a lo largo de la vida que influyen en nuestra alimentación. Llevar una dieta equilibrada, variada y suficiente acompañada de la práctica de ejercicio físico es la fórmula perfecta para estar sanos. Una dieta variada debe incluir alimentos de todos los grupos y en cantidades suficientes para cubrir nuestras necesidades energéticas y nutritivas. Con esta guía aprenderemos lo que es una dieta sana y la importancia de hacer ejercicio físico. Para mantenernos sanos y fuertes, es muy importante llevar una alimentación adecuada. No sólo es importante la cantidad de alimentos que comemos, sino también su calidad, ya que ambas influyen en el mantenimiento adecuado de nuestra salud. Por eso es necesario saber qué nos aporta cada alimento, para así saber elegir un plato o menú más saludable. ¿Cómo es una dieta sana? La comida que comemos a lo largo del día debe estar distribuida en cinco tomas: DESAYUNO MEDIA MAÑANA COMIDA MERIENDA El desayuno es muy importante, ya que nos proporciona la energía que necesitamos para realizar nuestras actividades a lo largo de la mañana y el resto del día. Entre sus beneficios están: asegura la ingesta adecuada de nutrientes; ayuda regular el peso ya que evita el picoteo a lo largo de la mañana; mejora el rendimiento físico y mental. Un buen desayuno debería incluir: leche o yogur, cereales, tostadas o galletas y fruta o zumo. A media mañana se recomienda una merienda, para coger fuerzas hasta la comida. Cómete un bocadillo, una fruta o un yogur. La comida es la segunda toma más importante, generalmente consta de un primer plato de pasta, arroz o verduras; un segundo que puede ser carne, pescado o huevo y el postre a elegir entre fruta o yogur. La comida siempre la podemos acompañar con pan. Los cereales y féculas: La base de nuestra alimentación Los cereales y féculas deben ser la base de nuestra alimentación. Son alimentos pobres en grasas, aportan una cantidad reducida de proteínas y son ricos en fibra, vitaminas y minerales. Se componen primordialmente de carbohidratos, los cuales son la principal fuente de energía de nuestro cuerpo. Existen dos tipos de carbohidratos, los complejos presentes en alimentos como los cereales, papas; y los simples como el azúcar. En nuestra dieta deben existir un predominio de carbohidratos complejos, dado que aportan, además, vitaminas, minerales y fibra. Por la tarde, no te olvides de la merienda: bocata, zumo, batido, galletas o fruta. CENA Por la noche no te acuestes sin cenar. La cena es parecida a la comida, pero un poco más ligera. Aprovecha y elige pescado, pollo o tortilla. Si tienes hambre antes de dormir, tómate un vaso de leche. Toma nota… − Los carbohidratos son saludables en todas sus formas y variedades. − Pueden ayudar a controlar el peso, especialmente cuando se combinan con ejercicio. − Son fundamentales para un buen funcionamiento intestinal. ¿Qué es la fibra? La fibra alimentaria es la parte comestible de las plantas, que nuestro intestino delgado es incapaz de digerir o absorber. La fibra alimentaria se encuentra en las frutas, las verduras, las legumbres y los granos de cereal enteros o integrales (salvado de trigo, de avena, pan de cereales integrales o multicereales, etc). Efectos saludables de la fibra: − Regula la función intestinal. − Retarda la digestión y absorción de los carbohidratos, retrasando así, los niveles de glucosa en sangre. − Mejora los niveles de colesterol, disminuyendo el colesterol total y el colesterol de baja densidad o LDL (conocido como colesterol malo). − La fibra aumenta el volumen de la dieta sin añadir calorías y tiene un efecto saciante que ayuda a controlar el peso. Frutas y verduras: Llena de color tu vida, con 5 al día Generalmente llamamos “frutas” a los frutos de naturaleza carnosa, que se pueden comer sin preparación. Las hortalizas son todas las plantas o partes de plantas dedicadas a la alimentación y cuyo cultivo se realiza en las huertas. Las hortalizas son un grupo de alimentos de origen botánico variado, ya que la parte que se emplea para la alimentación varía de una a otra. Así se tienen, por ejemplo: − Hojas: espinacas, acelgas, lechuga o escarola. − Tallos: apio y espárrago. − Raíces: zanahoria, remolacha, rábano o nabo. − Tubérculos: patatas − Flores: alcachofa, coliflor, brécol. − Bulbos: ajo, cebolla, puerros Dentro de las hortalizas se distinguen las verduras, cuya parte comestible está constituida por sus órganos verdes (hojas, tallos, flores), y las legumbres verdes, como los frutos y semillas no maduros de las hortalizas leguminosas. No obstante, a nivel popular, el término verduras se utiliza indistintamente para todas las hortalizas. Las frutas y verduras son alimentos ricos en agua, carbohidratos, minerales y vitaminas. También son ricas en antioxidantes y fibra, lo que las hace indispensables en una dieta equilibrada y variada. Se recomienda el consumo regular, equivalente a 5 raciones al día de frutas y/o verduras. En la variedad está el secreto… escoge frutas y verduras de temporada. Son más baratas, están en su punto ideal de maduración. Incluye en tu dieta, zumos de fruta fresca y si esto no es posible, consume zumos 100% de fruta. Pero recuerda: una ración de zumo no puede sustituir una pieza de fruta. Las frutas pueden tomarse como tentempié o como merienda o bien, como postre o aperitivo. Sé creativo… algunas frutas y la mayoría de hortalizas pueden formar parte de una exquisita ensalada para la cena o la comida. Experimenta y prueba nuevos guisos y menestras de verduras. ¿Qué es un ANTIOXIDANTE? Un antioxidante es una sustancia que tienen la capacidad de retrasar o prevenir el envejecimiento u oxidación. Los antioxidantes de las frutas y verduras, protegen a las células de la oxidación, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades como el cáncer, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc. Carnes, lácteos, pescado y huevos: Los formadores Este grupo de alimentos es la principal fuente de proteínas de nuestro cuerpo. Las proteínas, al igual que las grasas y los hidratos de carbono, es un macronutriente imprescindible. Además de aportar energía, las proteínas llevan a cabo las funciones de reparación y/o formación de tejido (uñas, pelo, piel, músculos, etc). Las proteínas están compuestas por moléculas más pequeñas, llamadas aminoácidos. Existen dos tipos de aminoácidos, dependiendo de las funciones que realizan en nuestro cuerpo: • Aminoácidos esenciales: el cuerpo no los puede producir y se obtienen exclusivamente del consumo de alimentos. Ejemplo de alimentos ricos en aminoácidos esenciales son la leche, el queso, los huevos, ciertas carnes, las verduras y las nueces. • Aminoácidos no esenciales: son producidos por el cuerpo a partir de los aminoácidos esenciales o del proceso de digestión de las proteínas. Grasas Saturadas… Todas las grasas son combinaGrasas o lípidos: Mejor con moderación ciones de ácidos grasos saturaLas grasas son nutrientes esenciales en la dieta, pero su consumo debe ser dos e insaturados. Sin embargo, moderado. Es importante incluirlas en la dieta porque: las grasas saturadas se asocian − Son excelente fuente de energía. Un gramo de grasa aporta 9 calorías, a un mayor riesgo de padecer enmientras que los carbohidratos y proteínas proporcionan 4 calorías por fermedades cardiovasculares. gramo. Leer las etiquetas de los alimentos te ayudara a escoger aquellos − De las grasas se obtienen los ácidos grasos que el cuerpo no es capaz de alimentos que tienen menor canelaborar o sintetizar. tidad de grasas saturadas. − Las grasas trasportan a través del cuerpo las vitaminas A, D y E. − Contribuyen al buen sabor de los alimentos. Recuerda priorizar el consumo de aceites de origen vegetal, preferiblemente de aceite de oliva virgen y reducir el consumo de grasas de origen animal porque aportan una mayor cantidad de grasas saturadas. El Agua: Indispensable para la vida El agua representa el componente principal del cuerpo humano, constituyendo entre el 50 – 70% del peso corporal. Mantener una hidratación adecuada es imprescindible si queremos mantener la salud física y mental. La deshidratación, por el contrario, nos lleva de inmediato a advertir desajustes en el desempeño de nuestras funciones y, por extensión, compromete el mantenimiento de nuestra salud. Nuestro cuerpo obtiene el agua que necesita a través de tres fuentes: el agua de bebida –de manantial, mineral o de grifo; otras bebidas (se incluyen zumos, café, infusiones, té y refrescos) y el agua que contienen los alimentos. Aunque no se tienen recomendaciones definitivas de la cantidad de líquidos que debe ingerir una persona, de forma orientativa se establece, para la población general sana y en condiciones normales, consumir como mínimo 1,5 a 2 litros día, aunque algunos autores recomiendan de 2.5 a 3 litros / día. Comida rápida, refrescos, golosinas y chuches Se llama comida rápida a aquellos alimentos que se venden preparados, precocinados o semielaborados, o bien a la alimentación que se vende en establecimientos como las hamburgueserías o pizzerías, entre otros9. Si bien estos alimentos tienen un sabor y apariencia agradables, en contrapartida aportan grandes cantidades de grasas saturadas y calorías, de ahí la importancia de que su consumo sea ocasional, tal y como se recomienda en la pirámide de alimentos. Las golosinas, las chuches y refrescos, aportan grandes cantidades de azúcar, más de lo que se recomienda en una alimentación sana, por ello su consumo también debe ser limitado. El secreto de una buena alimentación está en variar nuestros alimentos cada día… probar nuevos alimentos y preparaciones, es una forma de des cubrir el mundo. NOS INFORMAMOS 1: FICHA DE LECTURA GRADO/ SECCIÓN FECHA: En la actualidad, el mundo afronta un grave problema de malnutrición, entendida como los excesos, las carencias y los desequilibrios del consumo de energía y/o nutrientes de una persona, y comprende dos grupos de afecciones, la desnutrición y el sobrepeso/obesidad. La desnutrición, por un lado, abarca el retraso del crecimiento, la tenencia de un peso inferior al que corresponde a la edad -insuficiencia ponderal, el poseer un peso menor al que corresponde a la estatura -emaciación-, y la falta o insuficiencia de micronutrientes; la desnutrición presenta riesgos considerables para la salud humana, pues contribuye a la muerte prematura de las madres, lactantes y niños pequeños, y al desarrollo físico y cerebral deficiente en los jóvenes. El sobrepeso/obesidad, por otro lado, tiene como causa fundamental el desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas; a nivel mundial, las tasas de sobrepeso y obesidad han tenido un comportamiento ascendente y están asociadas al crecimiento de las enfermedades crónicas como la diabetes, cáncer y padecimientos cardiovasculares (OMS, 2019). La Organización Mundial de la Salud -OMS- (2015) también enfatiza que tres de los siete principales factores de riesgo de mortalidad prematura son la ingesta insuficiente de micro y macronutrientes, junto con el abuso de alcohol y un alto Índice de Masa Corporal -IMC-; asimismo, destaca que una dieta equilibrada, actividad física regular, y la reducción del consumo de cigarrillo y alcohol son esenciales para el bien de la salud. En la región de América Latina, se estima que las muertes anuales asociadas a los malos hábitos de alimentación en adultos ascienden a casi 600.000 (FAO et al., 2019). Según un estudio realizado por GBD Diet Collaborators (2019), la relación que existe entre la alimentación y las muertes por enfermedades no transmisibles, está asociada a una baja ingesta de frutas frescas y secas, cereales integrales, semillas y verduras, así como a un alto consumo de bebidas azucaradas, sodio y ácidos grasos. Con relación a lo anterior, un estudio realizado por la Organización Panamericana de Salud -OPS- (2019) indica que las ventas y el consumo excesivo de alimentos procesados han presentado un crecimiento acelerado en la región, también expone que las comidas caseras y alimentos frescos han sido desplazadas por este tipo de productos; además, la exposición de los ciudadanos a estos alimentos -con enormes porcentajes de azúcar, sodio y grasascontribuye a la creación de malos hábitos alimenticios. La población joven en etapa universitaria tiende a desarrollar malos hábitos alimenticios, debido a que el estilo de vida de los estudiantes cambia de varias maneras después de obtener la admisión a instituciones superiores. Los retos que enfrentan los estudiantes durante su estancia en la universidad les generan cambios drásticos en el ritmo de vida; y el patrón de alimentación no está exento: surgen nuevos desafíos, obtienen relativa libertad para hacer aquello que les atraiga, incluido comer, además de la nueva experiencia de vivir solos por primera vez (Musaiger et al., 2017). En ese sentido, los jóvenes universitarios establecen sus hábitos alimenticios en la universidad influenciados por diversos factores, como el horario de clases, el consumo de alcohol, la situación económica e, incluso, el estímulo de otros estudiantes (Porto-Arias et al., 2018). Por lo tanto, se considera una población altamente vulnerable, ya que están predispuestos a hábitos alimenticios poco saludables (Bárbara & Ferreira-Pêgo, 2020) como el consumo de alimentos con un alto porcentaje de calorías, una recurrente ingesta de bebidas gaseosas azucaradas (Singh et al., 2015), bebidas energéticas, zumos de frutas, snacks, dulces, productos de panadería, refinados o alimentos ultraprocesados (Latasa et al., 2018). La alimentación de los estudiantes universitarios se caracteriza por ser poco variada y de baja calidad nutricional, pues la mayoría de las veces no cumple con los requerimientos diarios necesarios para realizar sus actividades. Sin embargo, de todos los cambios que enfrentan los jóvenes universitarios, la alimentación no tiene mucha visibilidad, pero puede ocasionar conflictos a corto, mediano y largo plazo (Fernández Carrasco & López Ortiz, 2020). De hecho, se considera que los hábitos adquiridos durante la juventud casi siempre perduran en la vida adulta, lo que incrementa la probabilidad de desarrollar patologías crónicas ( Cuervo Tuero et al., 2018). Además, la oferta alimenticia de los establecimientos ubicados dentro de las instituciones educativas suelen ser comidas rápidas que poseen un bajo valor alimenticio, lo que incrementa aún más el riesgo (Quintero Preciado, 2020). Los hábitos alimenticios son uno de los medios más notables para mejorar la salud ( Slater & Mudryj, 2016). Se definen como una serie de conductas y comportamientos colectivos, que influyen en la manera de escoger, preparar y consumir un determinado alimento, el cual debe cumplir con un aporte nutricional, que le permita al cuerpo obtener la energía suficiente para el desarrollo de las actividades diarias (Paillacho Chamorro & Solano Andrade, 2011). Según Cervera et al. (2004), los hábitos alimenticios son, en definitiva, aquellos procesos por el cual un individuo selecciona sus alimentos, de acuerdo a la disponibilidad y al aprendizaje obtenido de su entorno, influenciados a su vez por factores socioculturales, psicológicos, geográficos y socioeconómicos. En la población juvenil, los hábitos alimenticios están determinados por el estilo de vida adquirido desde la infancia que, a su vez, se ven influenciados por factores como las costumbres, la cultura y el ambiente externo ( Gabriela et al., 2014). Fitzgerald et al. (2010) señalan el peso ejercido por algunos factores en las prácticas alimentarias y estilos de vida en las personas, tales como los hábitos alimenticios familiares, las costumbres sociales, culturales y económicas, la industria y medio de comunicación. Estos factores pueden, a su vez, influenciar la adquisición de gustos alimentarios, creencias y comportamientos, interviniendo en la interiorización del concepto sobre las prácticas alimentarias sanas o saludables. En ese sentido, Alzahrani et al. (2020) señala que los hábitos alimenticios se consideran saludables, si incluyen la ingesta de alimentos frescos y naturales, como frutas y verduras, así como alimentos ricos en minerales y vitaminas, con el fin de apoyar y mantener una buena salud física y psicológica. LOS HÁBITOS ALIMENTICIOS Y SUS EFECTOS EN LA SALUD Los malos hábitos alimenticios inciden en el desarrollo de factores de riesgo, tales como sobrepeso/obesidad y la diabetes, que pueden desencadenar en enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares (Canova-Barrios, 2017). También se encuentran entre las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo. Un estudio realizado en 195 países por GBD Diet Collaborators (2019) arroja que alrededor de 17 millones de muertes en el año 2019 estuvieron asociadas a comportamientos alimentarios poco saludables, como la alta ingesta de azúcares, grasas y sodio, así como un bajo consumo de frutas, verduras y cereales integrales. Por consiguiente, lograr implementar una dieta equilibrada de la manera más sana posible se vincula a la ampliación de la longevidad, lo que permite controlar aquellos parámetros metabólicos para la conservación de la salud cardiovascular y mental de las personas ( González Valero et al., 2017 ). Por su parte, los patrones y hábitos alimenticios en términos de frecuencia de las comidas, el momento de comer durante el día, omisión de alguna de las tres comidas diarias, además de las comidas rápidas fuera de casa, son posibles factores que pueden contribuir al aumento del peso corporal, en particular entre los jóvenes. En ese sentido, estos factores tienen un impacto directo en el estado de obesidad del individuo (Taher, 2019). La prevalencia de sobrepeso y obesidad está aumentando en todo el mundo. En 2016, el 39 % de la población a la edad de 18 años o más tenían exceso de peso y el 13 % eran obesos. Estas condiciones generan impactos negativos sobre los niveles séricos de colesterol y triglicéricos, tensión arterial y riesgo de accidente cerebrovascular ( OMS, 2019). Otro tema que genera preocupación es el consumo de alimentos ultraprocesados, estos productos son formulaciones industriales fabricadas a partir de sustancias derivadas de los alimentos, que normalmente contienen varios tipos de aditivos y poco o nada de nutrientes (Monteiro et al., 2018). A nivel mundial, el consumo de alimentos ultraprocesados va en aumento, y esto produce dietas nutricionalmente desequilibradas (Rauber et al., 2018). Además, recientes estudios sugieren que tales alimentos son nocivos para la salud, y se asocian con la incidencia de obesidad (Bhurosy et al., 2017), hipertensión (Rauber et al., 2015), dislipidemias y cáncer (Fiolet et al., 2018). Se ha presentado un aumento de estas enfermedades crónicas en países en desarrollo, lo que resalta la importancia de tener sistemas de salud que promuevan hábitos saludables que protejan, perduren y mejoren la salud (Alba et al., 2015). Frente a lo anterior, surge la necesidad de promover buenos hábitos en la población mundial, en especial, entre los estudiantes que ingresan a la universidad, debido a que el tiempo de duración de la vida universitaria y su contexto es considerado un período crítico para la adquisición de hábitos saludables. A razón de los cambios en la rutina entre los jóvenes que ingresan a la vida universitaria, se presenta una reducción de la actividad física, producto de los hábitos sedentarios y la ingesta de alimentos poco saludables ( Van Dyck et al., 2015 ). En ese sentido, los grandes volúmenes de trabajo en los estudiantes universitarios pueden ocasionar una rutina de inactividad física (Joyce et al., 2018), debido a las exigencias y los niveles de estrés elevados asociados a dichas responsabilidades, lo que implica un deterioro en sus hábitos alimenticios y físicos (Muñoz-De-Mier et al., 2017). Fuente: PARA CONSULTAR: Francisco Javier Maza-Ávila − https://www.bupasalud.com/salud/alimentacionsaludable María Carolina Caneda-Bermejo − https://policlinicocontinental.pe/medios/importancia-de-una-dieta-balanceada/ Angie Cecilia Vivas-Castillo http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-01372022000100110