BLOQUE 5. LA CRISIS DEL ANTIGUIO RÉGIMEN 5.1 EL REINADO DE CARLOS IV Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA La Guerra de la Independencia española se desarrolla entre 1808 y 1814; las causas de esta se encuadran dentro del proceso general de crisis del Antiguo Régimen, así el reinado de Carlos IV (1788-1808) comenzó condicionado por la Revolución francesa (1789). La ejecución de Luis XVI, provocó que la España del Antiguo Régimen, declarará la guerra a la Francia revolucionaria, de esta forma, junto a Inglaterra, Austria y Prusia participa en la Guerra de la Convención (1793-1795). Tras la Paz de Basilea (Francia y España) se volvió a una política de alianzas franco-española poco favorable para España iniciada con la firma del tratado de S. Ildefonso (1796). La nueva alianza involucraría a España en conflictos (Guerra de las Naranjas) y derrotas (Trafalgar -1805 que terminaría con la flota hispana aislando las Colonias). En 1807 Godoy firma el Tratado de Fontainebleau (1807), España se comprometía a dejar pasar a las tropas napoleónicas por suelo español. Estas se dirigirían por el norte peninsular para entrar a Portugal desde el norte mientras que las tropas españolas deberían entrar desde el sur, creando una pinza que acabara rápidamente con su enemigo común. Ante la amenaza francesa, la sociedad y sobre todo gran parte de la aristocracia se puso en contra de Carlos IV y de Manuel Godoy, apoyándose en el príncipe de Asturias; en marzo de 1808 se daba el Motín de Aranjuez en el que Carlos IV se vio obligado a abdicar y Manuel Godoy fue arrestado; así, subía al trono Fernando VII. Napoleón aprovecha la situación atrayendo a la familia real a Bayona, teniendo lugar las Abdicaciones de Bayona: Fernando renunció al trono en favor de su padre y este en Napoleón, que a su vez lo entregaría a su hermano José Bonaparte (José I), que hizo publicar el Estatuto de Bayona (julio 1808). Este no fue una constitución propiamente dicha, sino una Carta Otorgada que recogió algunos derechos fundamentales como la supresión de privilegios, la libertad de imprenta, y el derecho al acceso a cargos públicos. Lo esencial es que se busca a través de él, la eliminación del Antigua Régimen con la ayuda de los Ilustrados y la aplicación de las teorías liberales de la Revolución Francesa, iniciando por tanto el camino de la trasformación al sistema Liberal. En Madrid se produjeron constantes incidentes, que desembocaron en el levantamiento del 2 de mayo de 1808. Los soldados de Napoleón respondieron fusilando a numerosos madrileños el 3 de mayo. El levantamiento de Madrid se extendió por todo el territorio y desembocó en la Guerra de la Independencia (1808-1814). La situación produjo un vació de poder: en las zonas no ocupadas, se estableció un nuevo poder: Juntas locales y provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, constituida en Aranjuez (1810) erigida como máximo órgano gubernativo , asumía la soberanía nacional y dirigía la marcha de la guerra. La lucha contra los franceses acrecentó el sentimiento de pertenencia a una misma nación; sin embargo, bajo la aparente unidad había dos grandes bandos entre los españoles; los llamados afrancesados, que fueron los partidarios de José I Bonaparte (ilustrados y viejos reformistas) que pretendían una modernización pacífica y gradual de España, sin revoluciones y que parecía estar garantizada por José Iy que aceptaron el mencionado Estatuto de Bayona. Los denominados antifranceses representaban la resistencia, pero tampoco era un grupo homogéneo sin que se encontraba dividido en dos secciones, los ABSOLUTISTAS cuyo objetivo era luchar contra Napoleón y volver al absolutismo; y otra, formada por rebeldes nacionalistas que, aceptando la monarquía de Fernando VII, pretendían acabar con el Antiguo Régimen e implantar el liberalismo. De esta forma la guerra supuso un doble conflicto, por un lado fue un conflicto civil entre los españoles (patriotas contra afrancesados) y por otro supuso un conflicto internacional (enfrentamiento entre Francia y gran Bretaña en suelo español) y un conflicto ideológico (liberalismo contra Antiguo Régimen). En ella se mezcló la combinación del uso del ejército regular y el uso de las guerrillas (instrumento que canalizó la lucha del pueblo llano contra el invasor, surgió de forma espontánea como embrión del nuevo ejército, pero pronto fue regulado por la Junta Central ). Podemos distinguir tres fases en el desarrollo de la guerra; una primera fase donde destacan la ocupación por parte de las tropas francesas de los lugares estratégicos (mayo-octubre 1808). El levantamiento del pueblo de Madrid marcó el inicio de la guerra, ciudades, como Zaragoza y Gerona se sublevaron y fueron aisladas. El ejército francés dirigido por el general Dupont, encargado de dominar Andalucía, fue derrotado en Bailén por las tropas del General Castaños (julio 1808); obligándoles a retroceder hasta el Ebro, y José I abandonó Madrid y se trasladó a Vitoria-Gasteiz, ante esto Napoleón entra en España con 250.000 soldados, restablece en el trono a José I, iniciándose la segunda fase. En ella se da un predominio francés (octubre 1808-julio 1812). Se rompe la línea de resistencia española establecida en el Ebro, con derrotas españolas y rendición de Zaragoza y Gerona (1809). En 1810 Soult conquista Andalucía y toma Sevilla, esto provoca que la Junta Central Suprema que se había trasladado de Aranjuez a Sevilla tengan que hacerlo ahora a Cádiz, única provincia andaluza no ocupada por los franceses. Los franceses ocuparon oficialmente toda España, aunque en realidad solo dominaron las ciudades y grandes rutas. El ejército español queda disgregado y aparecen las guerrillas (pequeños grupos de voluntarios civiles que realizan ataques por sorpresa a pequeñas guarniciones, caravanas de abastecimiento y a soldados rezagados). La táctica seguida por estas guerrillas se basa en: ataques rápidos y por sorpresa, conocimiento del terreno y la dispersión del grupo de guerrillas además de su ocultación entre la población civil. Este sistema supone el mantenimiento de ejercito enemigo en constante estado de alerta, produciendo un gran desgaste. En 1812 Napoleón inicia la ocupación de Rusia, la mala planificación y la llegada del invierno provoca la retirada de las tropas francesas, necesarias en el frente ruso; el gobierno de Cádiz firma entonces con Inglaterra una alianza contra Napoleón. El ejército hispano-luso-inglés al mando de Wellington, derrotó a los franceses en Arapiles (julio 1812). A partir de aquí se invirtió la guerra: 1813 derrota francesa en Vitoria y San Marcial, Pamplona se rindió en octubre y a principios de 1814 evacuaron las últimas plazas en Cataluña. Con la firma del Tratado de Valençay (diciembre 1813), Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España, quien se mantendrá en trono hasta 1833; es importante señalar que la política fernandina se centrará en la restauración del absolutismo y la eliminación de la obra legislativa gaditana, esta política se iniciará durante el Sexenio Absolutista (1814/1820) primera de las tres etapas de su gobierno.