LA CIUDAD DE LOS BLOQUEOS Por: JOSE FERNANDO CASTILLO CAÑADA Ingeniero Civil, especialista en Vías de la Universidad del Cauca, cuenta con una especialización en Gobierno municipal de la Universidad Javeriana. Actualmente Candidato al Concejo Municipal de Popayán por el partido Cambio Radical. Los bloqueos por parte de comunidades a vías, puentes, calles, entrada de edificios, etc… han sido una forma recurrente para llamar la atención de autoridades y gobiernos, en torno a la consecución de derechos y garantías. Pero muy rara vez se suscitan en un mismo lugar de forma sucesiva y mucho menos afectan a una misma localidad al punto de causarle un gran traumatismo a sus habitantes y economía local. Popayán es la excepción, pues parece haberse convertido en la ciudad de los bloqueos. Si, esa a la que, sin piedad o compasión alguna por sus habitantes, le llueven bloqueos de todo tipo de comunidades exigentes de derechos adquiridos por cuenta de promesas insulsas de parte de gobernantes de turno, que por salir del paso comprometen dineros que no tienen a sabiendas que solo están postergando el espacio tiempo para un bloqueo más. ¿Pero por qué Popayán? , ¿Por qué esta alguna vez floreciente ciudad se ha convertido en foco de tal tipo de protesta en detrimento de su ya mermada economía local?, ¿Por qué sus habitantes deben sufrir el constante temor de padecer las consecuencias de estos bloqueos en detrimento de su salud física y mental? Al primer interrogante podría sin temor a equivocarme una simple razón: a nadie le importa. O por lo menos no lo suficiente como para que se tomen medidas extraordinarias en pro de que no vuelva a suceder. Si esto sucediera en urbes como Medellín, Barranquilla, Cali y ni que decir Bogotá, seguro ya se habrían detenido hace más de 20 años cuando empezaron a surtirse. Esa es la triste realidad; porque ¿en qué afecta a la economía nacional un bloqueo a la ciudad de Popayán?, ¿o al bienestar de los habitantes del resto del territorio nacional? ¡EN NADA! Si claro, vemos delegaciones nacionales, departamentales o municipales intentando negociar para que se levante el bloqueo, pero ¿los compromisos que después de días, semanas y hasta meses se transan son cumplibles? La verdad es que no, ya que de serlo no se darían más bloqueos. Son solo la pintura con la que se quiere tapar la suciedad de un poluto muro. Al segundo interrogante le corresponde su ubicación geográfica. Está rodeada por comunidades étnicas de todo tipo, especialmente indígenas, que son precisamente quienes más han sufrido la desigualdad y abandono por parte del gobierno nacional. Comunidades que vienen reclamando derechos negados por generaciones con justo ánimo y que en su accionar, encontraron en el bloqueo una forma de conseguir atención a sus reclamos. Y a estas se han unido sindicatos, asociaciones gremiales, etc…a tal punto que el último bloqueo sufrido fue por parte de comunidades de otro departamento del país. Hasta ese colmo hemos llegado. Y ese fue el bloqueo número 22 de este año. ¡Es una situación de no creer!! Al tercer interrogante podríamos atribuirle la apatía de sus habitantes. Los payaneses se han venido acostumbrando a esta situación año tras año sin oponer resistencia alguna mas allá de las quejas y lamentos. Cada vez que hay un bloqueo su accionar se encamina a abastecerse de combustible y víveres y así esperar que se termine el interminable bloqueo para seguir con la “normalidad”. No se dan cuenta que esta forma de protesta ha condenado a la ciudad al olvido industrial, a la apatía turística, al debacle económico; a tal punto de convertirla en una ciudad inviable. Como ciudadano de Popayán ciertamente he contribuido a esa apatía. Pero una luz de inconformismo ha llegado a mí. Esto no puede continuar de esta manera. Es hora que los payaneses empecemos a tomar cartas en el asunto. No es mi intención enarbolar banderas de odio y resentimiento hacia comunidad alguna, pero si buscar formas de compensación por todo el daño hasta ahora sufrido. Cuando se usa por parte de quien así lo estime conveniente, ese mecanismo constitucional del derecho a la protesta para realizar un bloqueo a la ciudad de Popayán se nos vulnera a los habitantes otros derechos constitucionales de igual importancia como el derecho a la vida, al trabajo, a la salud, a la libre movilización. Y quien está en obligación de protegerlos es el Estado Colombiano a través de sus gobernantes. Y a ciencia cierta que no la ha cumplido con los payaneses. ¡Debemos exigirle a ese Estado COMPENSACION! Nuestros gobernantes elegidos deben unirse a sus ciudadanos electores en una sola voz, una que se escuche, para buscar medidas legislativas que mengüen el tremendo daño hecho a los ciudadanos payaneses. No queremos un cheque para cada uno de nosotros, pero si medidas que alivien nuestro entorno económico y así poder empezar con una reactivación. Vivir en la ciudad de los bloqueos se ha vuelto insostenible. Pero seguramente podremos encontrar alternativas para mejorar esta situación. Los invito a que juntos pensemos en estas, tales como exenciones tributarias a los comerciantes y habitantes de Popayán, exención total a los tributos de los tiquetes aéreos para rutas hacia Popayán, inversión en su centro histórico para su recuperación turística, en fin. ¡Elevo mi voz para decir NO MÁS!! La COMPENSACIÓN es justicia para quienes vivimos en la ciudad de los bloqueos.