En Nuevo León existen 430 000 personas que no tienen las condiciones para satisfacer una dieta rica en nutrientes necesarios, ya sea por falta de acceso, o falta de recurso. En Nuevo León hay 4,733 localidades rurales, en las cuales, el 30.5 % de la población que habita en ellas se encuentra en una situación de pobreza. Erradicar el hambre es una tarea compleja que requiere un enfoque multifacético en el que participen gobiernos, organizaciones internacionales, ONGs y particulares. Aunque no sea posible eliminar el hambre por completo, se pueden lograr avances significativos si se abordan las causas de raíz y se aplican estrategias eficaces. El proyecto tiene como pilares fundamentales las siguientes metas clave: 1. Promover la agricultura sostenible: 2. Invertir en prácticas agrícolas sostenibles que aumenten el rendimiento de los cultivos y reduzcan el impacto medioambiental. Apoyo a los pequeños agricultores brindándoles acceso a recursos, conocimientos y tecnología. Desarrollar sistemas productivos integrales que se complementen entre sí, de manera que los productos e incluso los subproductos o residuos de unos puedan ser procesados o aprovechados por otros. Mejorar la distribución de alimentos: 3. Desarrollar sistemas de distribución de alimentos eficientes y equitativos para garantizar que los alimentos lleguen a quienes los necesitan, especialmente en zonas remotas o desatendidas. Reducir el desperdicio de alimentos en cada etapa de la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo. Buscar establecer sistemas que impulsen las comunidades rurales hacia la auto sustentabilidad, promoviendo el consumo de productos de la localidad. Mejorar el acceso a alimentos nutritivos: Aplicar políticas y programas que hagan asequibles y accesibles los alimentos nutritivos, especialmente para las poblaciones con bajos ingresos. Apoyar los huertos comunitarios y las iniciativas alimentarias locales para mejorar el acceso a los productos frescos. Crear un padrón ejidal que facilite el intercambio mutuo de bienes, productos y servicios. 4. Invertir en educación y capacitación: 5. Proporcionar educación y formación en agricultura, nutrición y preparación de alimentos para capacitar a las comunidades a cultivar y preparar sus propios alimentos. Promover la concientización sobre la importancia de las dietas equilibradas y la alimentación saludable. Enlazar a los distintos programas universitarios de voluntariado en ciclos de asesorías, conferencias y cursos. Afrontar la pobreza y la desigualdad: 6. Generar empleos en las comunidades rurales, lo que ayudará a combatir la migración laboral del campo hacia la ciudad. Reducir la desigualdad de ingresos y la pobreza para que las personas puedan permitirse comprar alimentos. Implementar redes de seguridad social como programas de transferencia de efectivo y asistencia alimentaria para las poblaciones vulnerables. Fortalecer los sistemas sanitarios: 7. Mejorar el acceso a la atención sanitaria para abordar la desnutrición y los problemas de salud relacionados con el hambre. Proporcionar asesoramiento y apoyo nutricional a mujeres embarazadas y niños pequeños. Apoyar la cooperación comunitaria: 8. Colaborar con organizaciones estatales, sector privado y ONG para coordinar esfuerzos y repartir eficientemente los recursos. Abogar por políticas y acuerdos comunales que den prioridad a la reducción del hambre. Preparación y resiliencia ante catástrofes: Desarrollar estrategias para mitigar el impacto de las catástrofes naturales y el cambio climático en la producción de alimentos. Crear resiliencia en las comunidades vulnerables para hacer frente a las crisis alimentarias. 9. Capacitación que ayude a los productores a sobrellevar las adversidades relacionadas a los problemas ambientales, econmicas Investigación e innovación: 10. Invertir en investigación e innovación para desarrollar cultivos resistentes a la sequía, mejorar las prácticas agrícolas y reducir las pérdidas postcosecha. Crear vínculos entre comunidades rurales con diferentes proyectos de investigación, universidades e investigadores, con la finalidad de establecer puntos de vinculación comunidad rural – comunidad científica, en la que los investigadores obtengan facilidades para realizar sus distintos proyectos, a la vez que la comunidad se vea beneficiada con los resultados. Concientizar y movilizar apoyos: Educar al público y a los responsables políticos sobre la gravedad del problema del hambre y la importancia de actuar. Animar a particulares y empresas a que apoyen las iniciativas de lucha contra el hambre en comunidades rurales mediante donaciones y voluntariado.