JESÚS EDUARDO CANELÓN PÉREZ GESTIÓN DEL AGUA EN EL VALLE DE QUÍBOR: UN ANÁLISIS PSICOSOCIAL DE UNA FORMA TRADICIONAL DE MANEJO DE UN BIEN COMÚN. Doctorado en Psicología Social Pontificia Universidad Católica de São Paulo São Paulo-Brasil 2004 JESÚS EDUARDO CANELÓN PÉREZ LA GESTIÓN DEL AGUA EN EL VALLE DE QUÍBOR: UN ANÁLISIS PSICOSOCIAL DE UNA FORMA TRADICIONAL DE MANEJO DE UN BIEN COMÚN. Tesis presentada al Jurado Examinador de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, como exigencia parcial para la obtención del título de Doctor en Psicología Social, bajo la tutoría del Prof. Dr. Peter Kevin Spink Aprobada con la máxima calificación 10 puntos. Presentada como requisito para ascender a la Categoría de Asociado de la UCLA. (Original en portugués, versión en español del autor). PUC/ SAO PAULO 2004 JESÚS EDUARDO CANELÓN PÉREZ LA GESTIÓN DEL AGUA EN EL VALLE DE QUÍBOR: UN ANÁLISIS PSICOSOCIAL DE UNA FORMA TRADICIONAL DE MANEJO DE UN BIEN COMÚN. São Paulo, 10 de septiembre del 2004 JURADO EXAMINADOR Dr. Marcos Antonio Reigota Dr. Pedro José Jacobi Dr. Ladislau Dowbor Dr. Leon Crochick Dr. Peter Kevin Spink A mi padre, José Luís Canelón Arocha (in memoriam) À mi madre, María de Lourdes Pérez de Canelón, quien ha mostrado más fuerza que muchos que aún no llegaron a su edad, por su ejemplo y alegría de vivir. A mis queridos y añorados hijos, Eduardo José Soren y Sara Cristina, luces que me iluminan y me dan fuerza cuando siento que estoy sin aliento. Espero profundamente que esta separación algún día muestre sus frutos y que podamos decir juntos ¡VALIÓ LA PENA! A Milagros, amor de mi vida y compañera solidaria inseparable, además de mente prodigiosa, que ha estado presente en los difíciles y en los gratos momentos que hemos pasado durante este recorrido. A ella mi eterno agradecimiento, pues, sin ella, definitivamente, hubiese sido casi imposible llegar al final de este camino. AGRADECIMENTOS Esperando que no me haya olvidado de alguien, comienzo agradeciendo a las personas del Valle de Quíbor que participaron de este trabajo, por su comprensión, amabilidad y por el apoyo que me dieron para que fuese posible contribuir con un mejor Valle para todos. A mi hermano José Luís, por quedarse al frente de mi pequeño patrimonio y administrarlo de la mejor forma posible, a pesar de sus múltiplas ocupaciones. A mis hermanas Adriana y Miguelina, por la solidaridad para conmigo, en todo momento, y a la familia en general, siempre dispuestos a contribuir para que esta tesis fuese concluida, especialmente en los peores momentos, cuando pensé largar todo por los problemas económicos en razón de la difícil situación por la que pasó Venezuela a partir de diciembre del año 2002. A mi tutor Peter Kevin Spink, por sus indicaciones aclaradoras y por intentar, ¿quién sabe se lo hizo? Cambiar a un obstinado antropólogo por un psicólogo social. A Mary Jane Paris Spink, sabia consejera al inicio de este trabajo, y en parte responsable por haberme decidido a hacer el doctorado en la PUC. A los profesores Odair Sass y Marcos Reigota, por sus valiosos consejos durante la “cualificación”, que me sirvieron, inmensamente, para conseguir finalizar esta tesis. Al profesor Pedro Jacobi, por las contribuciones hechas a este trabajo. A todos los Profesores del Programa de Psicología Social de la PUC y a los convidados, pues, cada uno de ellos, dejó en mí algo de su conocimiento. A mi querido amigo, João Bosco, de “Juazeiro do Norte”, por su capacidad de ser feliz y hacer con que sus amigos puedan ser felices con él, y a Andréa, su eterna compañera, por su amistad y solidaridad. A Cássia Carraco, cicerone paulistana, gran amiga, siempre con una respuesta a mis preguntas sobre la ciudad y sus esquinas. A Rose Cordeiro, capricorniana de alma y corazón, como yo, por su apoyo y amistad, y a Hamilton, porque juntos me llenaron de gratos momentos de intercambio teórico y de otros campos sibaritas. A Jacqueline Brigagão, por su increíble fuerza y por las horas de lectura que terminaron con importantes indicaciones para el texto, y a Hélcio, por su contribución cibernética para que mi computador funcionase 100%. A Daniela y a Mila Moraes, grandes comadres y amigas, siempre dispuestas a dar lo mejor de ellas y a hacer que mi vida en Brasil fuese tan placentera como la que llevo en mi querida Venezuela. A Maria Luiza, por lo su cariño eterno y su amistad, que me hacen creer en un mundo mejor, y a Pedro, por su lucidez y experiencia, por haberme enseñado mucho con su manera de ser. A Alejandra León, Alexander Bonetti, Vera y Marcos Menegom, Waldinho y Teisi, por confiar a.m. nosotros y ofrecer su ayuda y amistad sin pedir nada a cambio. A los amigos de la UCLA en Venezuela, Ayolaida Rodríguez (la Iluminada), “ama de llaves” de mi casa en mi ausencia; Dulce Marrufo, que resuelve todo; Beatriz Veracoechea, siempre alegre; Gisela Rodríguez (con su Tigre), lejos pero muy cerca; Elba Torrealba, reina de la amabilidad, y a todos los que no aparecen pero que siempre estuvieron presente durante este recorrido. A los “panitas” del Núcleo de Pesquisa em Organização e Ação Social, siempre ofreciendo sus contribuciones, tanto teóricas como afectivas, para hacer esta permanencia en Brasil mucho más agradable de lo que esperaba. Especialmente a Carla, Bruno, Tânia, Mônica, Denise, Henrique, Roberto, Álvaro, Agnaldo, Neiza y Tatiana. A Carlos Pereira, porque facilitó mi vida como extranjero en este país. Al personal del Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, C.A., a su Presidente, Ing. Franklin Quintero, y de manera especial a mis amigos, Alberto, Dácil, Donald, Guido, Jesús y Lisbeth, por permitirme conocer un poco más el Valle y por acompañarme en este complejo camino, además de poner a mi disposición los recursos de la empresa. A la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” (UCLA), por haber confiado sus recursos en mí, otorgándome una beca de estudios que me permitió, a pesar de muchos momentos de angustia y desesperación, realizar y concluir esta tesis. A personal del Departamento de Formación del Personal Académico (DFPA), de la UCLA. A los amigos del Núcleo de Estúdos em Práticas Discursivas e Produção de Sentido, en especial a Sergio, Vanda, Maroca, Claudinha, por los buenos momentos que compartimos antes, durante y después de las sesiones en el núcleo. A Irene Incaó, por la atenta lectura, la revisión y corrección final del texto. CANELÓN PÉREZ, Jesús E. La gestión de agua en el Valle de Quíbor: un análisis psicosocial de una forma tradicional de manejo de un bien común. Tesis (Doctorado en Psicología Social) RESUMEN La distribución y el uso del agua ha sido objeto de grandes discusiones a nivel mundial, como se puede constatar en las conferencias e simposios realizados durante los últimos 25 años. Como resultado de esas discusiones aparecieron varias formas de considerar la administración del denominado recurso indispensable. A partir de la lectura de las declaraciones finales de varias de esas conferencias, de los manifiestos con posiciones contrarias a ellas e de la bibliografía sobre el tema, divido las posturas sobre el agua en hegemónicas, alternativas e intermedias, tomando como referencia la idea que ellas tienen sobre la propiedad del agua y su gestión. Muestro también, como ha sido estudiada por las ciencias sociales el agua de riego y, como la Psicología Social poco se ha interesado en estudiar no solamente esta temática, como también todo lo que tenga que ver con lo rural. Procuro entender el entrecruzamiento de los diversos sentidos que circulan en el Valle de Quibor, región del semiárido de Venezuela, sobre el agua de riego y su gestión, en la búsqueda por subsidiar las políticas locales de administración del agua, contribuir para abrir la discusión sobre la noción de bien común en la Psicología Social y, se es posible, dar subsidios a la literatura disciplinaria. Se trata de un trabajo pionero en esta área, pues no fueron encontrados estudios similares en Venezuela. Epistemológicamente y metodológicamente tomo como base la perspectiva construcionista social y hago uso de cuatro nociones que son afines con esa perspectiva: campo-tema, matriz, análisis de interfase centrada en el actor y prácticas discursivas. Con base en esas nociones, analizo, a partir de las conversaciones de los jueces de agua, agricultores, funcionarios y técnicos de instituciones e empresas estadales, de las observaciones en el lugar y de los documentos de dominio público, la forma tradicional de gestión de agua de riego en cinco fuentes de agua disponibles en el Valle. Como elemento importante de una de las formas de gestión, usada desde hace por lo menos 150 años, aparece la figura del juez de agua, enraizado en las prácticas hispánicas y árabes de administración del agua de riego, que todavía persisten en el Valle. El juez hace parte de las formas asociativas autóctonas que muestran las capacidades y habilidades de las personas del Valle para actuar de forma colectiva y organizada. Analizo también las negociaciones, acuerdos y los conflictos sobre la distribución del agua. Presento para ello, como, por un lado, la distribución es considerada conflictiva por algunos de los que participaron en la investigación, y por otros, como un elemento conciliador y promotor de acuerdos. Finalmente, considerando los diversos sentidos atribuidos al agua por los actores, muestro como el agua de riego puede ser considerada como un bien común, de propiedad colectiva, para los jueces y agricultores del Valle, mientras que para los funcionarios y técnicos ella es definida como una propiedad pública que debe ser administrada por el Estado, a través del cobro a los usuarios de una tarifa por el servicio. La categoría bien común es de gran importancia en la actualidad, sobretodo, en un mundo donde parece deshacerse la noción de autoridad del Estado y se considera la posibilidad de substituirla por los derechos colectivos, lo que abre nuevos espacios de estudio y discusión con relación a esta temática. El trabajo se inserta en la producción del Núcleo de Investigación y Acción Social de la Pontificia Universidad Católica de San Pablo (PUC/SP) y fue posible gracias a la beca de estudios concedida por la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” (UCLA), de Venezuela. Palabras claves: gestión de agua de riego, práctica tradicional, bien común, análisis de interfase, prácticas discursivas, semiárido, Venezuela. CANELÓN PÉREZ, Jesús E. Water management in the Quíbor Valley: a psychosocial analyze of a traditional form of handling a common good. These (Doctor in Social Psychology) ABSTRACT The distribution and use of water has been at the centre of grate discussions at the international level as it is verified by a number of conferences and symposiums that had taken place for the last 25 years. As a result of those discussions there have appeared various forms to consider such a called indispensable resource. Starting from the reading of such final international declarations and manifestos containing opposite positions and the bibliography about this topic, hegemonic, alternative and intermediate positions are classified taking into account ideas of water property and management. It is also showed how water irrigation has been studied by social sciences and how the social psychology has had little interest in studying such thematic and other rural subjects. This thesis aims to understand the intersection of various meanings of water irrigation and its management which circulate in the Quíbor Valley, a semiarid region in Venezuela, looking forward to subsidize local policies of water management and to contribute to open up the discussion about the common goods, and, in particular, the role of water among those goods, in the social psychology and, perhaps, to contribute to the disciplinary bibliography. It is a pioneer work within the Venezuelan context, where alike works were not found. Epistemologically and methodologically, this work takes as its foundation the social constructionist approach supported by four theoretical notions: field-theme, matrix, actor-oriented interface analyses and discursive practices. Based on those notions, it is analyzed water guards, peasants, institutional technical and state enterprises workers, observations and documents of public domain discourses about a traditional form of water irrigation management, studying five different water fonts available in the Valley. As an important element of the traditional water management’s form stands out the water guard figure, used for about 150 years, which is rooted in Hispanic and Arabic irrigation water management practices. The water guard is a very important figure in the autochthonous associative forms which shows the capacities and the peoples’ abilities in the Valley to act as a collective and organized form. It is also analyzed the negotiations, agreements and conflicts emerged within the water distribution process, showing contrasting actor’s point of view related to water distribution, seen as a conflicting as well as a conciliator element which can promote agreements. Finally, it is analyzed the different meanings attributed to water by the various actors showing how water irrigation is considered as a common good as well as a collective property by water guards and Valley peasants. On the other hand, official workers and technicians consider water as public property which should be administrated by the State through service charge to users. The common good category shows particular and relevant characteristics in present times, mainly, in a world where it seems to be dissolving the role of state’s authority and its substitution for the possibilities offered by collective rights, opening up new research areas and the discussion of the thematic of water as a common good. This work is part of the production of the Research Centre on Organization and Social Action at the Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC/SP), Brazil. It was possible thanks to a scholarship from the Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” (UCLA), Venezuela. Keywords: water irrigation management, traditional practices, common goods, actor-oriented interface analyses, discursive practices, semiarid, Venezuela. CANELÓN PÉREZ, Jesús E. A gestão de água no Vale de Quíbor: uma análise psicossocial de uma forma tradicional de manejo de um bem comum. Tese (Doutorado em Psicologia Social) RESUMO A distribuição e o uso da água têm sido objeto de grandes discussões em nível mundial, como se constata nas conferências e simpósios realizados ao longo dos últimos 25 anos. Como resultado dessas discussões, apareceram várias formas de considerar a administração desse recurso dito indispensável. A partir da leitura das declarações finais de muitas dessas conferências, dos manifestos com posições contrárias a elas e da bibliografia sobre o tema, classifico as várias posturas como hegemônicas, alternativas e intermediárias, tomando como referência as idéias sobre a propriedade da água e sua gestão. Mostro também como tem sido estudada, pelas ciências sociais, a água de irrigação e, como a Psicologia Social pouco tem se interessado pelo estudo dessa temática e de questões sobre o rural. Nesta tese procuro entender o entrecruzamento dos diversos sentidos que circulam a respeito da água de irrigação e sua gestão no Vale de Quíbor, região do semi-árido da Venezuela, buscando subsidiar as políticas locais de gerenciamento da água e contribuir para abrir a discussão sobre a noção de bem comum e o papel da água no contexto dos bens comuns, na Psicologia Social, e, se possível, fornecer subsídios à literatura disciplinar. Trata-se de um trabalho pioneiro nesta área no contexto venezuelano, no qual não foram encontrados estudos semelhantes. Epistemologicamente e metodologicamente tomo como base a perspectiva do construcionismo social, sustentando o trabalho em quatro (4) noções: campo-tema, matriz, análise de interfase centrada no ator e nas práticas discursivas. Com base nessas noções analiso, a partir das falas de juízes de água, agricultores, funcionários e técnicos de instituições e empresas estaduais, de minhas observações no lugar e de documentos de domínio público, a forma tradicional de gestão da água de irrigação em cinco (5) fontes de água disponíveis no Vale. Como elemento importante das formas de gestão – algumas delas são usadas há pelo menos 150 anos –, destaca-se a figura do juiz de água, enraizada nas práticas hispânicas e árabes de administração da água de irrigação. O juiz é parte das formas associativas autóctones, que mostram as capacidades e habilidades das pessoas do Vale para agir de forma coletiva e organizada. Analiso também as negociações, acordos e os conflitos surgidos na distribuição da água, apresentando, para tanto, de um lado a distribuição da água considerada, por alguns, como conflituosa e, por outro lado, como um elemento conciliador e promotor de acordos. Finalmente, tendo em conta os diversos sentidos atribuídos à água pelos atores, mostro como a água de irrigação pode ser considerada um bem comum, de propriedade coletiva, por juízes e agricultores do Vale, enquanto, para funcionários e técnicos, ela é uma propriedade pública que deve ser administrada pelo Estado, por meio da cobrança do serviço aos usuários. A categoria bem comum apresenta características particulares e de muita relevância na atualidade, sobretudo, num mundo em que parece estar se desfazendo a noção de autoridade do Estado, substituída pelas possibilidades que oferecem os direitos coletivos, abrindo novos espaços de estudo e discussão em relação a essa temática. O trabalho insere-se na produção do Núcleo de Pesquisa em Organização e Ação Social da Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC/SP) e foi possibilitado pela bolsa de estudos outorgada pela Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” (UCLA), da Venezuela. Palavras-chaves: gestão da água de irrigação, práticas tradicionais, bens comuns, análise de interface, práticas discursivas, semi-árido, Venezuela. Índice Prefacio.................................................................................................................... Capítulo I. Una introducción al debate internacional sobre el agua............ 1 11 Las conferencias y foros sobre el agua: la propuesta hegemónica................ 12 La propuesta alternativa................................................................................ . 22 Las posturas intermedias…........................................................................... 25 Sobre el desenvolvimiento sustentable...................................................... 27 Capítulo II. Una presentación del Valle de Quíbor y sus prácticas sobre gestión de agua................................................................................................ 30 La Represa Yacambú-Quíbor........................................................................ 39 La legislación venezolana sobre el uso del agua en la agricultura................ 44 Formas de reglamentar el uso del agua para riego en Quíbor……........... 47 Capítulo III. Buscando un método en un espacio interdisciplinario.................. 53 El riego en los estudios socioculturales......................................................... 54 La perspectiva del construccionismo social.................................................. 58 Estableciendo los primeros contactos.......................................................... 68 Situando a los actores................................................................................... 70 De vuelta al Valle.......................................................................................... 75 Sobre el análisis............................................................................................ 77 Capítulo IV. El agua en el cotidiano del Valle de Quíbor: los múltiples sentidos 80 Sobre los derechos y la gestión………......................................................... 81 A quebrada Atarigua: las tierras que ella recorre y las personas que pueden usar sus aguas................................................................................................ El portal de salida del túnel: los desperdicios, usando hasta la última gota.. 84 89 La represa Dos Cerritos: la planta de tratamiento, la empresa campesina La Vigía y Aciprosemcla…................................................................................ 92 Los pozos profundos..................................................................................... 105 Las aguas residuales....................................................................................... 105 Capítulo V. Las interfases y la producción de sentidos en la negociación, los acuerdos y conflictos sobre el agua.................................................................... Los conflictos en la distribución de las aguas en el Valle........................... Un conflicto en negociación........................................................................... La represa como posible solución................................................................... 108 112 131 138 Capítulo VI. El Bien Común................................................................................... 145 Construyendo un concepto.............................................................................. 146 El agua como Bien Común............................................................................. 149 Los sentidos sobre el agua............................................................................... 153 Consideraciones generales........................................................................................ 165 Referencias bibliográficas....................................................................................... 179 Fuente........................................................................................................................ 191 Apéndices................................................................................................................... i Apéndice 1.................................................................................................................. ii Apéndice 2................................................................................................................... iii Lista de mapas, tablas y figuras Mapa 1. Localización relativa del Valle de Quíbor................................................... 32 Mapa 2. Localización espacial de las cuencas de influencia del Valle de Quíbor..... 34 Mapa 3. Localización de las fuentes de agua menores.............................................. 38 Tabla 1. Los actores................................................................................................... 79 Tabla 2. Temas de Gestión………............................................................................. 82 Tabla 3. Los conflictos por el uso del agua................................................................ 114 Tabla 4. Cómo se definen el agua y su uso…............................................................ 164 Figura 1. Vista del Valle de Quíbor............................................................................ 33 Figura 2. Perfil longitudinal del túnel de trasvase..................................................... 41 Figura 3. Quebrada Atarigua...................................................................................... 85 Figura 4. Portal de Salida del Túnel de Trasvase....................................................... 90 Figura 5. Salida del agua del túnel por la tubería....................................................... 90 Figura 6. Filtro para lavar el agua……...................................................................... 93 Figura 7. Canal de agua de los filtros.......................................................................... 94 Figura 8. Canal de cemento......................................................................................... 99 Figura 9. Una de las lagunas de Luís.......................................................................... 107 Figura 10. Laguna de oxidación de las aguas negras de Sanare.................................. 122 Figura 11. Vista de la quebrada Atarigua desde el puente Bojo................................. 128 Figura 12. Saco de arena para bloquear o desbloquear el paso de agua…................... 128 Detalle del mural de Diego Rivera. El agua, origen de la vida, 1951. Fresco en Polietileno y solución de hule. Cárcamo del Río Lerma, Parque Chapultepec, Ciudad de México. Fonte: http://www.diegorivera.com/murals/lerma1.html Prefacio La palabra agua, del latín aqua, es frecuentemente utilizada para describir a un líquido incoloro, sin olor o sabor, esencial para la vida, que se congela a 0°C y entra en ebullición a 100°C; ésta, es una definición inocua para aquello que a lo largo de este trabajo de investigación se muestra como la base de negociaciones, acuerdos y conflictos. Según Guerrero (1998), Tales de Mileto, filósofo griego del siglo V a.C., habría afirmado que el agua era la sustancia original, de la cual se formaron todas las demás. Otros, posteriormente, señalaron la existencia de una cierta proporción en el mundo entre el fuego, el aire, la tierra y el agua, y que esas sustancias luchan entre ellas para mantener un equilibrio natural. Guerrero, en el mismo texto, menciona, también, que Isaac Newton, en el siglo XVII afirmó, en su De Natura Acidorum, que todo cuerpo podría ser reducido a agua. El agua dulce de la tierra sólo representa 3% del total del agua disponible en el planeta, a pesar de que la Tierra está compuesta, en un 71% de su superficie, por agua, y, lo que es señalado como más dramático: solamente el 0,26% de esa agua dulce es adecuada para el consumo humano, en sus diversas formas (De Villiers, 2002). En nuestro planeta, el agua se “autocontrola” por lo que se denomina ciclo hidrológico. Éste, garantiza que el agua de la tierra y de los océanos se evapore, fluctúe y sea arrastrada por las corrientes de circulación del aire atmosférico para después precipitarse en forma de lluvia, nieve o granizo. Al precipitarse, puede ser interceptada o asimilada por las plantas y, a partir de ellas, devuelta a la atmósfera, fluir por la tierra para los cauces de los ríos, infiltrarse para depósitos subterráneos (acuíferos) o contribuir para la formación de lagos, evaporarse y comenzar todo de nuevo. El ciclo hidrológico es el proceso de transferencia del agua de un estado, o reservorio, para otro a través de la gravedad o de la aplicación de energía solar, a lo largo de períodos que varían de horas a miles de años. Todo el sistema funciona solamente porque se evapora más agua de los océanos de lo que retorna a ellos directamente en las formas de lluvia o nieve. Esa diferencia cae en la tierra bajo las formas de lluvia o nieve, y es esa diferencia la que hace nuestra vida posible, pues, cuando la lluvia cae, ella lo hace en forma de agua dulce1 (De Villiers, 2002, pp:52-53). 1 Todas las citas que no estaban en español en el texto original fueron traducidas por el autor. 2 La cantidad de agua que circula en ese ciclo permanece constante, sin embargo, ella se modifica localmente. Entonces, el ciclo hidrológico no tiene comienzo ni fin, pues todos sus componentes están ínter ligados, pero para entenderlo es posible, como vimos, comenzar su explicación por la evaporación, que es lo que lleva la humedad de la superficie del planeta a la atmósfera. Todo eso nos hace saber que el agua no desaparece, sólo se transforma, y que esa transformación puede ser producida por varios elementos, como el clima y la naturaleza en general, o por las personas cuando desforestan, contaminan, o hacen una represa. Por lo tanto, cuando se habla de escasez de agua, ella tiene que ver con un contexto determinado en un lugar específico, y no con una escasez efectiva en el planeta, quiere decir, el agua que falta en un lugar puede estar causando inundaciones en otro lugar. Según Rebouças (2002), “el término agua se refiere, por regla general, al elemento natural, desvinculado de cualquier uso o utilización. A su vez, el término recurso hídrico es la consideración del agua como un bien económico, sujeto de utilización con tal fin” (p.1). Pero el agua no es simplemente un bien económico, sino también, un bien público y un bien común/colectivo. Es en este triángulo de perspectivas que se sitúa el presente trabajo: en las cuestiones de gestión de algo que es público, colectivo y económico en varias proporciones, dependiendo de la perspectiva asumida. Para el mundo de las grandes empresas nacionales e internacionales de agua, ella es un bien económico que permite crear servicios, como saneamiento, electricidad, transporte, etc., a cambio de un pago. Para el mundo de los gestores públicos, el agua es una cuestión de política pública, de discusión sobre formas de reglamentación y control. Y, para las comunidades, el agua es vista como siendo “de nosotros”, algo que la naturaleza proporciona para las personas que por ahí viven. Más específicamente, buscamos contribuir con la discusión sobre la gestión de agua, a partir del análisis de una práctica alternativa de gestión, desarrollada históricamente en un valle, el Valle de Quibor, de aproximadamente 43 mil hectáreas productivas dentro de lo que se denomina como Zona de Aprovechamiento Agrícola, en el municipio Florencio Jiménez, en el estado de Lara, Venezuela. 3 Venezuela es uno de los países más ricos del mundo en términos de recursos hídricos, según el nivel de potencialidad con relación al uso de esos recursos, es decir, su potencial está entre 10 mil y 100 mil m³/hab./año y su nivel de uso entre 100 y 500 m³/hab./año, lo que es considerado como bajo (Rebouças, 2002). Fue el primer país de América Latina en crear, en 1977, una institución para el manejo y administración de los recursos naturales y renovables con categoría ministerial, el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR), hoy denominado Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN), que es una entidad centralizada y responsable por la gestión de los recursos hídricos del país (González, 2000). Por medio del Ministerio del Ambiente, el Ejecutivo Nacional ejerce la autoridad sobre las aguas, según el artículo 50 del Decreto de Fuerza y Rango de la Ley Orgánica de la Administración Central, con fecha de publicación del 14 de octubre de 1999, en la Gaceta Oficial n.° 36.807. A nivel nacional, el Ministerio ejerce su gestión a través de Direcciones Sectoriales, Estadales, Regionales y sus empresas Hidrológicas Regionales (González, 2000). A pesar de su riqueza hídrica es posible encontrar regiones del país donde llueve durante todo el año y otras donde no llueve casi nunca. En los 912.050 km² de superficie que ocupa Venezuela existen nueve tipos climáticos diferentes: Tropical Desértico (árido), Tropical de Estepa (semiárido), Tropical de “Sabana”, Tropical “Monzónico”, Tropical de Selva, Tropical de Altura, Templado de Altura, Páramo de Altura y Glacial de Altura. “Además de esas diferencias en los climas del país, dentro de cada región climática se presentan diferencias espaciales y temporales en el comportamiento de los parámetros climáticos” (González, 2000, p.31). Según una proyección del censo de 1999, el país tiene una población de 23.706.711 habitantes, siendo que el 87% se localiza en las zonas urbanas. De la población total, 30,6% está concentrado en el área norte-costera, lo que representa 1,7% de la superficie nacional. En contraposición, 8,3% de la población ocupa 58,2% del territorio, lo que muestra un fuerte desnivel en la distribución de la población urbana y la rural en el país. Desde el punto de vista hidrográfico, existen dos vertientes marítimas: la del Atlántico y la del mar Caribe, y seis cuencas hidrográficas principales: río Orinoco (la más importante por la cantidad de 4 agua, 1.071.188 hm³, y por el territorio que abarca, 770 mil km²), lago de Maracaibo, mar Caribe, río Cuyuní, río Negro y lago de Valencia (González, 2000). El problema del uso y la gestión del agua es un elemento cada vez más presente en las discusiones mundiales. Por un lado, existen propuestas de organizaciones internacionales como la ONU y el Banco Mundial, apoyadas por las multinacionales del agua, como la Vivendi y la Suex-Lyonnaise de las Aguas, entre otras, para suministrar agua para todos los seres humanos del planeta, privatizando los servicios de distribución de agua o por medio de convenios público-privado, pues consideran que el agua es principalmente un bien económico. Por otro lado, algunas organizaciones no gubernamentales y grupos de ecologistas, entre otros, se oponen a los programas de privatización y argumentan a favor de la administración de las aguas por los usuarios, considerando al agua como un derecho humano universal. Desde 1994, he estado en contacto, como profesor del Decanato de Medicina de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), en Barquisimeto, con las prácticas agrícolas del Valle de Quíbor2 (Canelón; García y Núñez, 1999). Inicialmente, estudiando cuestiones sobre agrotóxicos y prácticas de trabajo agrícola, donde el agua rápidamente apareció como un elemento clave en la dinámica productiva del lugar, sobre todo, considerando el carácter de semiárido que el Valle presenta. Así nació mi interés por la gestión del agua en esa región. El Valle de Quíbor presenta condiciones climáticas que lo colocan dentro de lo que se denomina semiárido, con tres meses húmedos y aproximadamente 500 mm de precipitación anual. Presenta, también, elevaciones que varían entre 820 metros sobre el nivel del mar (msnm) al sur y 600 msnm al norte de la planicie. La temperatura oscila entre una máxima de 31,2°C y una mínima de 19,2°C, con una media anual de 25,3°C. En el Valle, se cultivan principalmente cebolla, tomate, pimentón, pero existen plantaciones de gran variedad de cultivos que dependen de la época y del productor, entre ellas: lechuga, pepino, cilantro, 2 En la zona rural del Valle son desarrollados diversos proyectos en el área de la salud y, específicamente, el Decanato de Medicina desarrolla actividades docentes en el hospital de la región, así como en varias unidades básicas de salud distribuidas por el Valle. 5 cebollín, acelga, ajo porro, remolacha y frutas en general, así como cría de especies animales (SHYQ, 1998). Hidrográficamente, el Valle de Quíbor forma parte de la cuenca de la quebrada Las Raíces, afluente del río Tocuyo, que pertenece a la cuenca del mar Caribe. Los recursos de agua usados para riego en el Valle provienen del escurrimiento superficial, principalmente de las quebradas Las Raíces y Atarigua, de las aguas subterráneas (actualmente súper explotadas) y de fuentes menores: aguas negras tratadas, drenaje del túnel de trasvase de la represa del río Yacambú, sistema de riego San José de Quíbor y lavado de los filtros de la planta de tratamiento Ciudad de Barquisimeto, esas dos últimas fuentes reciben agua de la represa Dos Cerritos, localizada en la cuenca alta del río Tocuyo (SHYQ, 1998). La condición de semiárido del Valle hace impracticable la actividad agrícola de media o gran escala sin el uso del riego. Para administrar esa escasez histórica de agua, en el Valle de Quíbor, por más de 150 años los agricultores han utilizado una forma propia de gestión de agua, en la que la figura del juez de agua ha sido un elemento fundamental. Los primeros registros escritos sobre la gestión de agua en Vale, que pude encontrar, datan de 1851, pero es probable que esa práctica sea más antigua. Actualmente, se está construyendo una represa que pretende contribuir con la solución de la escasez de agua, no solamente en el Valle, sino también en las ciudades vecinas. En conversaciones con funcionarios de la Empresa Sistema Hidráulico YacambúQuíbor (SHYQ) − encargada de la construcción de la represa −, del Ministerio del Ambiente, de la Alcaldía del Municipio Florencio Jiménez y en los documentos oficiales, quedan claras las diferencias entre las versiones de los modelos y las prácticas de gestión de agua que circulan entre los múltiples interlocutores y, especialmente, la falta de reconocimiento del carácter colectivo de las prácticas tradicionales y autóctonas. En la Psicología Social, el área de estudio de la innovación natural tuvo hasta recientemente poco espacio entre los métodos usuales de elaboración teórica. Felizmente, el Núcleo de Pesquisa em Organização e Ação Social (Noas), en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, Brasil (PUC/SP), siempre fue un foco de promoción de las voces de actores innovadores. Como miembro del Noas, me apoyo en la concepción de Peter Spink, su coordinador, cuando dice que el núcleo “tiene un compromiso con los eventos cotidianos 6 y con la búsqueda de acciones que reduzcan las desigualdades y mejoren la calidad de vida colectiva” (Spink, 2003a, p.2). Lo que también me anima a realizar esta investigación es “la posibilidad de ser útil” (Spink, 2003a, p.8) y de dar voz, principalmente, a los pequeños productores del Valle de Quíbor. Por lo tanto, analizo la forma tradicional de gestión de diversas fuentes de agua, utilizadas por los agricultores del Valle para irrigar áreas agrícolas, buscando minimizar los problemas de escasez de agua durante la época de sequía. Esto lo hago por medio del estudio de las prácticas discursivas expresadas por los varios actores con los cuales me relacioné en las entrevistas, conversaciones y en los discursos escritos, leyes y normas que reglamentan el uso del agua en la región y en el país, así como en otros documentos de dominio público. Entiendo por forma tradicional de gestión, el manejo del agua de riego que se basa en las prácticas y normas establecidas en el Valle desde tiempos inmemorables, de forma oral o escrita, pero que son resignificadas en el cotidiano por las personas que utilizan el agua o trabajan en torno a ella. Utilizo como referencial epistemológico y metodológico las nociones de campo-tema de Peter Spink (2003a), localizando este estudio como parte de una temática que ocurre en lugares determinados, en los cuales me sitúo aún no estando físicamente presente; de Matriz de Ian Hacking (2001), que me subsidia en la comprensión de situaciones complejas como la del agua de riego; la de Análisis de Interfase Centrado en el Actor, de Norman Long (2001), que me permite comprender cómo y dónde se entrecruzan, o no, los diferentes sentidos atribuidos al agua (de riego) y su gestión; y la de Prácticas Discursivas, consideradas lenguaje en uso (acción), en la propuesta de Mary Jane Spink (1999). Procuro contribuir con la discusión sobre la noción de bien común en la Psicología Social, a partir del estudio de las negociaciones de sentidos, de los posicionamientos y de las interfases sociales, que surgen en los procesos de gestión de agua de riego durante la época de sequía en el Valle de Quíbor. Procuré entender el entrecruzamiento de las diversas versiones que circulan sobre la gestión del agua de riego, buscando las semejanzas y las diferencias entre tales versiones. Esta investigación busca, también, subsidiar las políticas locales de gestión del agua de riego y la toma de decisiones sobre la distribución, manejo y consumo del agua en el 7 contexto del Proyecto Hidráulico Yacambú-Quíbor y, si es posible, dar subsidios a la literatura especializada. Se trata de un trabajo pionero en esta área, pues ni en el Valle de Quíbor, ni en Venezuela he encontrado estudios semejantes, que aborden, a partir de la Psicología Social, los procesos de gestión de agua de riego. Espero, por lo tanto, poder contribuir con la estructuración de propuestas de gestión comunitaria de los sistemas de riego. Las principales preguntas que orientaron mi trabajo fueron: ¿Cuál es la forma de gestión tradicional de las fuentes de agua para riego en el Valle de Quíbor? ¿Qué mecanismos de acción y organización existen y son propuestos para la gestión del agua en la región? ¿Cuáles son las personas y las asociaciones que participan y pueden participar en la gestión del agua en Quíbor? ¿Cuáles son los derechos que sustentan el uso que se hace de las fuentes de agua? ¿Cómo y dónde se dan las interfases sociales en la gestión del agua? ¿Cuáles son los mecanismos de negociación que se han dado, en el Valle, para la continuidad de la gestión del agua en la época de sequía? ¿Cuáles son los conflictos que refieren las personas en Quíbor con respecto al agua de riego? ¿Cuál es el papel del proyecto de construcción de la represa Yacambú-Quíbor para los variados actores relacionados con el uso del agua en la región? Y finalmente, ¿qué sentidos sobre el agua y su gestión están presentes en los actores del Valle? Espero que esas cuestiones hayan sido en parte respondidas por medio de esta investigación, y que pueda, de alguna manera, auxiliar a los actores involucrados a reflexionar sobre las acciones y negociaciones futuras, en lo que respecta al uso del agua en el Valle. La investigación fue realizada, en su mayoría, en las ciudades de Barquisimeto, Quíbor, Sanare y en algunos caseríos del Municipio Florencio Jiménez como Cuara, Los Ejidos, El Hato, Los Ortices que, junto con otros, constituyen un lugar denominado Valle de Quíbor. El trabajo se divide en seis capítulos. El primero trata de los discursos que circulan en el ámbito internacional sobre el agua y su futuro. Presento, para eso, algunos de los temas discutidos en las conferencias internacionales sobre la problemática del agua en el mundo, principalmente desde la década de 1970, y las propuestas y contrapropuestas que han 8 surgido en ese campo. Las propuestas y contrapropuestas fueron organizadas por mí en tres grupos: la “oficial” o hegemónica3, producida por las instituciones que guían y controlan la formulación e implementación de gran parte de las políticas de administración mundial sobre el agua; la “alternativa”, producida, entre otras, por dos asociaciones de la sociedad civil internacional que se oponen a las anteriores y traen otros elementos a la discusión4; y la intermedia, en la cual se mezclan aspectos de las anteriores. Comienzo con las conferencias mundiales y los discursos contenidos en sus declaraciones y prosigo con los argumentos expresados en los discursos del Manifiesto del Agua y del Proyecto Planeta Azul, como los principales representantes de la propuesta alternativa. Presento, también, algunas de las propuestas que se pueden denominar como posturas intermedias con relación a la privatización o al manejo público/colectivo del agua. Finalmente, hago una discusión sobre la noción de Desarrollo Sustentable, en algunos autores, y su relación con el futuro del agua. En el segundo capítulo, presento una introducción sobre el Valle de Quíbor como el “lugar” de la investigación a partir de la bibliografía sobre el tema y de mi vivencia en el sitio. El Valle aparece como un lugar homogéneo, sin embargo, él está compuesto de muchos lugares con características diversas, por eso, la descripción siempre será una versión particular y limitada de todo lo que representa la región. Dentro de esa complejidad de personas e instituciones que integran el cotidiano de Quíbor, es importante conocer el proyecto de la represa Yacambú-Quíbor. Para eso, cuento una historia sobre la empresa SHYQ y sobre la construcción de las obras que ejecuta, como elemento fundamental del pasado, presente y futuro del uso, manejo y control de una parte de las aguas destinadas al riego, en el Valle de Quíbor. También, y tomando en cuenta la relevancia que tiene para la gestión, describo las leyes y normativas que reglamentan el uso del agua en Venezuela, de manera general, y en 3 Entre esas instituciones están las Naciones Unidas (ONU) (se incluyen las Declaraciones Ministeriales de las Conferencias), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Consejo Mundial del Agua (WWC), la Asociación Global del Agua (GWP), y las grandes empresas administradoras de recursos hídricos a nivel mundial. 4 Como asociaciones opuestas considero las propuestas de la organización no gubernamental “Contrato Mundial del Agua” y el “Proyecto Planeta Azul” (BPP), el cual representa a un movimiento global de ciudadanos para proteger el agua. 9 Quíbor, de manera particular, destacando la cuestión del agua para riego. Identifico las terminologías y conceptos utilizados en el contexto mundial y su resonancia en los testimonios y documentos legales locales. El tercer capítulo está formado por la presentación del referencial teórico y metodológico que ha orientado la construcción de la explicación y el análisis de las situaciones de gestión del agua en el Valle, y describo el recorrido seguido para la realización de las entrevistas y conversaciones y la selección del material impreso analizado. A partir de la noción de campo-tema, me sitúo en el Valle y presento algunos de los entes y asociaciones que están presentes en Quíbor, en las que actúan las personas que hacen parte de este trabajo: los jueces de agua y los agricultores, que aparecen en el texto relacionados con la fuente principal de agua que utilizan, o los funcionarios, que aparecen relacionados con las instituciones en las que prestan sus servicios. En el cuarto capítulo, analizo la forma tradicional con la que los agricultores del Valle administran las fuentes de agua en Quíbor, a partir de los testimonios de los actores involucrados. Utilizo, por lo tanto, las prácticas discursivas de los jueces de agua, de los agricultores y de los funcionarios, así como los documentos de dominio público disponibles en el Valle. Las fuentes de agua utilizadas por los actores y consideradas en este estudio son: la quebrada Atarigua, el Portal de Salida del Agua del Túnel, el agua que sobra de la limpieza de los filtros de la planta de tratamiento, la represa Dos Cerritos, las lagunas de estabilización de las aguas residuales y los pozos profundos. A partir del entrecruzamiento de las prácticas discursivas y de la lectura del campo-tema, en los documentos técnicos e académicos, construí las dos primeras categorías para el análisis: el derecho y la gestión del uso de las aguas. Esas categorías sirvieron para interpretar y comprender cuáles son los sentidos atribuidos al derecho sobre el agua y la forma de administrarla en el Valle de Quíbor. El quinto capítulo trata del análisis de las prácticas discursivas de los actores y de las interfases sociales en la gestión del agua de riego en el Valle, dándole énfasis a las negociaciones, acuerdos y conflictos mencionados en los testimonios y discursos. Presento una serie de autores y personalidades ligadas a los problemas del agua en el mundo, que dan sus versiones sobre las razones de los conflictos por el agua. Utilizo para eso varias 10 estrategias para mostrar como las personas del Valle hablan de los conflictos como algo común en el pasado, y el papel de esos conflictos en el cotidiano actual. Analizo, también el cómo los jueces y distribuidores de agua, particularmente, intentan resolver esos conflictos, dependiendo de las personas involucradas y del nivel de complejidad. Finalmente, hago un análisis de las prácticas discursivas de algunos de los actores sobre las posibilidades que ofrece la construcción y funcionamiento de la represa Yacambú y el sistema de riego “Valle de Quíbor”, por parte de la empresa Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, C.A., en la mejoría de la situación de la escasez de agua en el Valle. En el capítulo sexto desarrollo la otra categoría de análisis: el bien común y, de forma particular, la idea de que el agua es un bien común. Hago una reflexión sobre esa noción a lo largo de la historia, así como su relación con otros términos utilizados, a veces, como sinónimos, por ejemplo, bien comunal, bien público, bien colectivo. La literatura sobre el tema es muy amplia y las acepciones que se utilizan son innumerables, pero, entenderemos en este trabajo, que el bien común es aquel que pertenece a un colectivo que lo administra para su beneficio, sin impedir que todos los usuarios puedan hacer uso de ese bien. En ese caso, considero al agua de riego parte de los bienes comunes de sus usuarios, a pesar de que, cada fuente de agua tiene características particulares dentro de una matriz específica, en la cual es construido determinado tipo de relaciones sobre el uso y administración de esa agua. Los testimonios y los documentos nos auxilian en la comprensión de los sentidos atribuidos por los actores al agua, entendida como un bien común, y cómo ella es considerada por las leyes y reglamentos de Venezuela y de la región. Finalizo esta tesis con algunas consideraciones generales que intentan presentar una discusión entre el trabajo y mis reflexiones sobre las principales cuestiones discutidas a lo largo del texto. Entre ellas, se destacan las diferencias entre las propuestas sobre el agua en el ámbito internacional, la importancia del agua de riego para la producción agrícola y de las relaciones sociales en torno a ella, la existencia de la forma tradicional de gestión de agua en el Valle de Quíbor, que ha permanecido por tantos años con bastante éxito, el papel del juez de agua en la distribución y administración del preciado líquido, sobre todo en la solución de conflictos, el papel de la represa Yacambú-Quíbor en el futuro de la región, y la 11 utilidad de las estrategias teóricas y metodológicas utilizadas en este trabajo para la comprensión de problemas complejos. 12 Capítulo I Una introducción al debate internacional sobre el agua. 13 No sería una sorpresa − especialmente considerando sus implicaciones económicas, políticas y colectivas − que las concepciones sobre el agua en el mundo sean diferentes entre sí, al punto de ser, inclusive, a veces conflictivas. Para hacer un intento de clasificar las diferentes posiciones que circulan en los espacios internacionales es útil distinguir tres de ellas: la propuesta hegemónica, entendida como aquel conjunto de propuestas lideradas por los grupos económicos a favor de la privatización del agua, que considero como la referencia más presente en el ámbito internacional, siendo generalmente apoyada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). A pesar de que, las resoluciones de las conferencias que organizan estos grupos no tienen carácter impositivo, sus acuerdos y señalamientos son una directriz para la toma de decisiones con respecto al agua. A la segunda la llamo propuesta alternativa por se aquella que intenta contraponerse a la nombrada privatización y que presenta posturas diferentes frente al agua, aunque menos visibles en el contexto internacional. Por último, presento algunas de las propuestas que pueden ser denominadas como intermedias, pues acogen parte de los elementos que definen a las dos anteriores. Las conferencias y foros sobre el agua: la propuesta hegemónica La discusión promovida por la ONU acerca de la disponibilidad de agua como problema de gran complejidad en el ámbito mundial tiene su origen en la década de 1970, con la realización de mega-conferencias sobre: el ambiente en Estocolmo (ONU, 1972), el agua, en Mar del Plata (ONU, 1977), y la desertificación, en Nairobi (ONU, 1979). Eso no quiere decir que anteriormente no existiese el problema, o que, en ámbitos locales, no hubiesen sido realizadas reuniones sobre el agua en las que se discutieron posibles negociaciones, acuerdos y conflictos, o que otras organizaciones no se hubiesen preocupado por realizar eventos sobre el tema. Sin embargo, las conferencias internacionales generaron discusiones globales al respecto de la problemática de la escasez de agua y del saneamiento básico, y en algunos casos, produjeron declaraciones y planes de acción para auxiliar en la toma de decisiones de los gobiernos, sobre todo, en los países llamados de tercer mundo. 14 La conferencia sobre el agua, en Mar del Plata, en Argentina, en marzo de 1977, fue la primera en tratar sobre el problema de la escasez de agua. Su objetivo específico fue “promover un nivel de preparo político, nacional e internacional, que ayudase al mundo a escapar de una crisis de agua de dimensiones globales, para finales del presente siglo” (Biswas, 2002, p.3). La conferencia buscaba asegurar que el mundo tuviese, en ese período, un suplemento de agua de buena calidad para satisfacer las necesidades económicas de una población en expansión, promoviendo políticas que ayudasen al mundo a evitar una crisis global de agua. En esa conferencia fue aprobado un plan de acción dividido en dos partes: a) de las recomendaciones en cuanto: al manejo del agua, el ambiente, el control de la contaminación y la salud, la política, la educación, el entrenamiento e investigación, la cooperación regional e internacional, y b) 12 resoluciones sobre una amplia gama de áreas temáticas específicas (Biswas, 2002). Para Petrella (2001), la conferencia mostró que el agua comenzaba a ser vista como una de las cuestiones más importantes en la agenda política, sin embargo, aduce que: ... la crisis del agua continuó a intensificarse de tal forma que, veinte años más tarde, otra agencia de la ONU, la UNESCO, fue obligada a organizar la última de un número infinito de conferencias bajo el título: “El agua: una crisis que se agiganta?” (Petrella, 2001, p. 45). El resultado más importante de esa conferencia según Biswas (2002), fue recomendar que el período entre los años 1980 y 1990 fuese proclamado como la Década Internacional del Agua Potable y del Saneamiento, sin embargo, el mismo autor menciona que el tema del agua desapareció prácticamente, y por diversas razones, de las discusiones mundiales durante quince años después de Mar del Plata, y hasta la Conferencia de Río de Janeiro, en 1992, lo que significa que los objetivos de Mar del Plata no fueron cumplidos. Petrella (2001), a su vez, critica los pocos éxitos alcanzados durante la Década Internacional del Agua Potable y del Saneamiento, promovida por las Naciones Unidas, y que tenía como propuesta principal lograr que todas las personas del mundo tuviesen acceso a agua potable segura para el año 2000. 15 En 1990, dos conferencias trataron el problema del agua en sus agendas. La primera fue la Consulta Global sobre Agua Segura y Saneamiento para los Años Noventa (Global Consultation on Safe Water and Sanitation for the 1990’s), en Nueva Delhi, cuya declaración final sobre desarrollo y salud estableció: “El agua potable y las formas apropiadas de tratar las aguas negras deben estar en el centro del manejo integrado de los recursos hídricos” (Unesco, 2003). La segunda fue la Conferencia Mundial para los Niños (World Summit for Children), realizada en Nueva York, que estableció en su Declaración de Sobrevivencia, Protección y Desarrollo de los Niños: “Promoveremos la provisión de agua potable en todas las comunidades, para todos sus niños, así como el acceso universal al saneamiento” (Unesco, 2003). Ambas declaraciones reafirman el principio de que el agua y el saneamiento son fundamentales para la salud y el desarrollo humano, y que éste debe ser el objetivo central de las políticas de manejo del agua. En enero de 1992, se realizó en Dublín, Irlanda, otro evento importante: la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente (Ciama), programada por la ONU. Uno de los resultados de esa conferencia fue la denominada Declaración de Dublín (ONU, 1992a), que contiene cuatro principios directores y un programa de acción: 1) el agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sustentar la vida, el desarrollo y el medio ambiente; 2) el aprovechamiento y la gestión del agua debe inspirarse en una propuesta basada en la participación de los usuarios, los planificadores y los responsables por las decisiones en todos los niveles; 3) la mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, en la gestión y en la protección del agua; 4) el agua tiene valor económico en todos sus diversos usos a los cuales se destina y debería ser reconocida como bien económico. Es este principio el que ha generado la mayor discusión entre las diversas posturas sobre la cuestión del agua, ya que lleva implícito el cobro por su uso y abre la posibilidad de la privatización de los servicios de agua potable y el saneamiento. El mismo documento señala que los principales beneficios que se obtendrían de la aplicación de las recomendaciones de Dublín serían los siguientes: mitigación de la pobreza y de las enfermedades, protección contra los desastres naturales, conservación y reaprovechamiento del agua, desarrollo urbano sustentable, producción agrícola y abastecimiento de agua en el medio rural, protección del ecosistema acuático, solución de 16 conflictos derivados del agua, medio ambiente favorable basado en conocimientos y creación de capacidades (ONU, 1992). A pesar de haber sido organizada por la ONU, esa conferencia fue una reunión de especialistas y no una reunión intergubernamental, lo que imposibilitó a la ONU el acatar oficialmente esos resultados, pues ese organismo sólo puede considerar como recomendaciones oficiales para todos los países miembros, las recomendaciones que son el resultado de reuniones intergubernamentales. La resolución de Dublín ha sido muy discutida y criticada por algunos estudiosos de la problemática del agua. Biswas (2002) destaca que Dublín significó un paso atrás con relación a lo alcanzado en Mar del Plata, porque, por ejemplo, en los Principios de Dublín, se indica que el agua debería ser reconocida como un bien económico, mientras que en Mar del Plata se destaca que se deben “adoptar políticas de precios apropiadas, con una visión que encoraje el uso eficiente del agua y costos financieros de operación que tomen en consideración los objetivos sociales” (Biswas, 2002, p. 6). Es decir, en Mar del Plata se consideran tanto los usos del agua para consumo humano como el industrial y el de riego, pero se resalta la importancia del uso eficiente del agua y los objetivos sociales de esos usos. Aún en esa obra, Biswas hace otra crítica a la Conferencia de Dublín, afirmando que le falta un plan para operacionalizar los principios en el “mundo real”, y, por lo tanto, en nada ayuda a que los países en desarrollo tomen decisiones usándolos como referencia. Es a partir de Dublín, entonces, que el agua comienza a ser considerada, principalmente, como un bien económico, en contraposición a la noción del agua como un derecho humano, generando fuertes divergencias que hicieron surgir varias propuestas alternativas acerca de la gestión del agua, a ser tratadas posteriormente. Otra reunión importante, y que va a marcar las discusiones de todas las siguientes, es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo, realizada en Río de Janeiro en 1992 (ONU, 1992b), que generó el documento conocido como la Agenda 21, en el cual la ONU aprueba la Declaración del Año Internacional del Agua Dulce, según Resolución 55/196 del 20 de diciembre del 2000 y, según Petrella (2001, p. 46), “popularizó el concepto de desarrollo sustentable”. 17 En la Agenda 21, se proponen cinco puntos principales de organización de la gestión de los recursos hídricos: 1) desarrollo y gerencia integrada de los recursos hídricos, 2) provisión de agua potable de calidad adecuada y saneamiento básico para toda la población, 3) agua para la producción sustentable de alimentos y el desarrollo rural, 4) protección de los recursos hídricos, de los ecosistemas acuáticos continentales y de la calidad del agua y 5) promoción de tecnologías y acciones que integren sectores público y privado en el desarrollo y en la innovación tecnológica (Tundisi, 2003). En el capítulo 18 de esa Agenda, se establecen las bases para las discusiones futuras en materia de agua en ámbitos internacionales y locales, y se incluye en sus propuestas elementos muy parecidos con los encontrados en la Conferencia de Dublín, aunque no hayan sido incorporados los cuatro principios presentados arriba. La conferencia de Río de Janeiro, debería haber sido un punto culminante en el diálogo entre los países del norte y del sur, sin embargo, Esta conferencia, lejos de producir los cambios esperados, sirvió para instaurar un nuevo paradigma de explotación que, bajo la pantalla del desarrollo sustentable, quiere incorporar en la cadena de reproducción capitalista los últimos bienes comunes del planeta (Rosenberger, 2003, p. 79). Para Petrella (2001, p. 46), “la conferencia de Río, realmente ayudó a reafirmar, en la estructura de la Agenda 21, la necesidad urgente de una política mundial del agua”. La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, realizada en El Cairo en 1994, y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, realizada en Beijing en 1995, introdujeron el tema del mejoramiento del status político, social, económico y de salud, tanto de las mujeres como de la población en general, haciéndolo depender del acceso al agua y de las inversiones en servicios (ONU, 2003). En 1996, fueron creadas dos organizaciones que vinieron a tener un papel muy importante en las discusiones sobre el agua a nivel internacional. Ellas son: el Consejo Mundial del Agua5 (WWC) y la Asociación Global del Agua6 (GWP). Ambas fueron 5 El Consejo Mundial del Agua (WWC) es una organización no-gubernamental internacional creada por el Banco Mundial (BM) para apoyar la toma de decisiones sobre el agua. Usaré las siglas del nombre en inglés: World Water Council (WWC). 18 creadas por el Banco Mundial (BM) y otras organizaciones internacionales, entre ellas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El WWC, grupo de decisión sobre la política del agua, produjo el documento Visión sobre el Agua, la Vida y el Ambiente en el Siglo XXI, que contempla una serie de objetivos a ser alcanzados. La GWP es una red internacional abierta a todas las organizaciones ligadas a la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH), y su misión es apoyar a los países en la gestión sustentable de los recursos hídricos. Ella produjo el documento Hacia la Seguridad Hídrica: un marco para la acción, discutido en el II Foro Mundial del Agua (GWP, 2000). Según Bustamante (2003), La idea de realizar un Foro Mundial Sobre el Agua fue promovida por el Consejo Mundial del Agua como una iniciativa que posibilitase la concientización del mundo y el comienzo de un proceso de colaboración global sobre la problemática del agua (p.18). El Foro de Marruecos (WWC, 1997), realizado en 1997, fue el primer Foro Mundial sobre el Agua. En él, los gobernantes, las organizaciones internacionales, las ONGs y los países del mundo en general son invitados para trabajar juntos, buscando poner en práctica los principios de Mar del Plata, de Dublín, y el Capítulo 18 de la Conferencia Río 92, para iniciar la “Revolución Azul” y, de esa forma, asegurar que los recursos de agua de la tierra sean sustentables. El objetivo principal de ese foro fue crear una visión mundial del agua, de la vida y del ambiente, de largo plazo (Bustamante, 2003), y también, proponer acciones que permitiesen reconocer la necesidad básica de la humanidad de tener acceso garantizado al agua limpia y al saneamiento; establecer mecanismos para el manejo de aguas compartidas; sustentar y preservar ecosistemas; promover el uso eficiente del agua; incluir la cuestión de la equidad de género en el uso del agua; y promover convenios entre los miembros de la sociedad civil y los gobiernos (WWC, 1997). 6 La Asociación Global del Agua (GWP) fue creada por el BM, por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y por la Agencia Sueca para el Desarrollo (Sida) para agilizar la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH). Usaré las siglas del nombre en inglés: Global Water Partnership (GWP). 19 Esos principios y objetivos van a mantenerse sin muchas modificaciones en la Conferencia Internacional del Agua y Desarrollo Sustentable de París, en marzo de 1998. En la Declaración Final (The Ramsar Convention on Wetlands, 1998), se destaca que los recursos hídricos son esenciales para atender a las necesidades humanas básicas, de salud, de producción de energía y de alimentos, y de preservación de los ecosistemas, así como, para el desarrollo social y económico. Barlow y Clarke (2003), señalan que durante esa conferencia, ... la Comisión de la ONU sobre Desarrollo Sustentable propuso que los gobiernos se dirigieran hacia las “grandes empresas multinacionales” para la obtención de capital y experiencia técnica y pidió un “mercado libre” para los derechos de agua y un papel más amplio para el sector privado (p. 111). Otro énfasis de esa conferencia es dado a la protección de los ecosistemas, elemento esencial como factor de mantenimiento y rehabilitación del ciclo hidrológico natural, con la finalidad de manejar los recursos hídricos de forma sustentable, ya que el agua es un recurso natural fundamental para la estabilidad y la prosperidad futuras y debe ser reconocida como catalizadora para la cooperación regional. Por eso, es necesario mejorar el conocimiento y entendimiento, en todos los niveles, sobre la mejor forma de desarrollar, manejar, proteger y usar de manera más eficiente tales recursos, asegurando su distribución equitativa y su sustentabilidad. En la misma declaración, se sustenta que el desarrollo, el manejo, el uso y la protección del agua deben ser promovidos por medio de convenios entre el sector público y el privado, que estén basados en procesos de toma de decisiones participativos, abiertos a todos los usuarios, particularmente a las mujeres, personas viviendo en pobreza y grupos minoritarios. Es esencial el papel de las ONGs y de otros aliados socioeconómicos. Por otro lado, la cooperación internacional debe ejercer un papel clave para alcanzar esos objetivos en ámbitos nacionales, regionales y locales. Con respecto a la participación de las mujeres en la gestión de agua en el Valle de Quíbor, y para efectos de esta investigación, no fue entrevistada ninguna mujer, pues, durante la realización de la misma, las mujeres aparecieron como agricultoras y coparticipantes en las actividades cotidianas en la plantación, pero no me fue referido el 20 nombre de ninguna mujer en actividades de distribución o de gestión del agua. Sin embargo, por medio de la comunicación que mantuve con personas del Valle, tuve conocimiento, durante la redacción de este estudio, que actualmente existe una mujer reivindicando, al lado de otros productores, sus derechos de uso de agua sobre agricultores que no permiten el uso colectivo de una fuente de agua tradicionalmente compartida. Esa situación será detallada en el capítulo V, cuando sea abordada la temática de los conflictos. En 1998 fue creada otra agencia, esta vez con el propósito declarado de proporcionar uso sustentable a los recursos de agua. Su nombre es Comisión Mundial de Agua para el Siglo XXI (WCW), su director era Ismail Serageldin, funcionario del BM y también director del Comité Central de la GWP. Esa Comisión está compuesta por 21 personalidades eminentes del mundo entero (Barlow y Clarke, 2003). Nuevas ideas sobre la administración de las aguas en el mundo han sido discutidas en estos últimos encuentros internacionales, especialmente, en la conferencia de París en 1998, dentro de ellas: la participación del sector privado, las asociaciones público-privadas, la participación internacional, y sobre todo la necesidad de vehicular el precio del agua a la relación costo/total del valor o “recuperación de costo” (full-cost pricing) (WWC, 2000), argumentándose también, que se tiene que transferir al sector privado la administración de la gestión del agua, por ser éste más eficiente. Barlow y Clarke (2003) llaman la atención para los problemas causados probablemente por la presión que ejerce el Banco Mundial sobre los gobiernos de los países pobres con relación a esta última idea: ... Más de 100 mil personas, en la provincia de KwaZulu-Natal, se enfermaron de cólera, siendo que 220 murieron en el curso de diez meses a partir de agosto de 2000, después que el gobierno surafricano, presionado por el Banco Mundial, implementó un programa de “recuperación de costo” y negó los servicios de agua y saneamiento básico a millares de ciudadanos que obtenían antes su agua gratuitamente (p. 65). Esa idea se hizo presente de nuevo durante el II Foro Mundial del Agua, en La Haya, Holanda, en el 2000, financiado y promovido por el WWC, y no por un órgano intergubernamental, como las Naciones Unidas. Eso confirmó la pérdida del papel preponderante de la ONU, que desde los años 90, según Biswas (2002), viene siendo paulatinamente sustituida en sus atribuciones como organismo público y rector de políticas 21 mundiales sobre los temas de interés internacional, entre ellos el del agua, por los nuevos órganos privados interesados en el futuro del agua, como el Consejo Mundial del Agua, la Asociación Mundial del Agua y el Simposio sobre el Agua de Estocolmo. En la Declaración de La Haya (WWC, 2000), se afirma que “el agua es vital para la vida y la salud de las personas y los ecosistemas y es requerimiento básico para el desarrollo de los países” (WWC, 2000, p. 1). Los grandes desafíos para alcanzar la seguridad en el abastecimiento de agua en el siglo XXI son: suplir las necesidades básicas, garantizar el suplemento de alimentos, proteger los ecosistemas, compartir los recursos hídricos, manejar los riesgos, valorizar el agua y gobernar prudentemente el agua (WWC, 2000). Es importante resaltar nuevamente la importancia dada por el WWC a la valorización del agua, lo que significa pensarla como un valor económico negociable. En el Foro se presentó formalmente el documento “La Visión sobre el Agua, la Vida y el Ambiente” (WWC, 1998), con un enfoque según el cual “todas las personas deben tener acceso a agua suficiente y adecuada a sus necesidades, incluyendo las agrícolas, en el contexto de planes de gestión que mantengan la integridad de los ecosistemas de agua dulce” (Bustamante, 2003, p. 20). Una de las metas a ser alcanzada para el año 2025, a partir de esta visión, es establecer normas que prevean que todas las personas tendrán que pagar de acuerdo con los servicios de agua que reciban. Barlow y Clarke (2003) hacen una crítica al foro de La Haya y a sus organizadores: El Forum Mundial del Agua fue cualquier cosa, menos eso. El forum reunió a grandes organizaciones del lobby comercial, como la Asociación Global de Agua, el Banco Mundial y las principales corporaciones de agua del planeta, que buscan el lucro, así, las discusiones se limitaron a como las empresas podrían beneficiarse con la venta de agua para los mercados mundiales (p. 95). En el 2001, se realizó la Conferencia Internacional sobre Agua Dulce, en Bonn, Alemania, promovida por la ONU. El evento, según Biswas (2002), no aportó ninguna nueva idea a la discusión. Como resultado de esa conferencia fueron formuladas las llamadas Claves de Bonn (ONU, 2001a), las cuales desaparecieron del debate público diez meses después (Biswas, 2002). 22 Estas claves son: 1. La primera clave es satisfacer las necesidades de garantía de agua para los pobres – para sustento, salud y bienestar, garantía de alimento y producción y reduciendo la vulnerabilidad a desastres. Las directrices de agua en pro de los pobres se focalizan en oír a los pobres acerca de sus necesidades prioritarias de garantía de agua. Ahora es la hora de formar un compromiso internacional y nacional en agua potable, con la determinación, también, de reducir por la mitad el número de aquellos que no tienen acceso a saneamiento. 2. La Descentralización es una clave. El nivel local está donde la directriz nacional satisfaga las necesidades de la comunidad. Las autoridades locales – si delegados a ellas el poder y los medios, y si apoyadas para desarrollar sus capacidades – pueden disponer de mayor receptividad y transparencia en gestión de agua y aumentar la participación de mujeres y hombres, hacendado y pescador, joven y viejo, habitantes de la ciudad y del campo. 3. La clave para una mejor expansión del agua es establecer nuevas asociaciones. De la creación de un buen sentido sobre el agua, a la limpieza de nuestros sistemas de agua, para entrar en contacto con las comunidades necesitamos de nuevas alianzas. Comunidades organizadas y fortalecidas encontrarán soluciones innovadoras, así como ciudadanos informados forman la línea de frente contra la corrupción. Nuevas tecnologías pueden ayudar, así como, técnicas tradicionales y conocimientos nativos. Ese diálogo depositario de Bonn hace parte del proceso. 4. La clave para la armonía con la naturaleza y la vecindad a largo plazo son los acuerdos cooperativos a nivel de la cuenca fluvial, incluyendo cursos de agua que atraviesan y alcanzan varias márgenes. Precisamos gestión integrada de recursos de agua para traer a todos los usuarios de agua a las mesas de participación, de información y toma de decisiones. A pesar de que tengamos mucha dificultad con la estructura legal y con la forma en que los acuerdos son sometidos, existe una concordancia sustancial de que debemos aumentar la cooperación dentro de las cuencas fluviales, y volver más vitales y válidos los acuerdos existentes. 5. La clave esencial consiste en adoptar los acuerdos del “buen gobierno” más estrictos y con mejor desempeño. Las estrategias de gestión nacional de agua necesitan direccionarse hacia las responsabilidades fundamentales de los gobiernos: estableciendo leyes, reglas y modelos; el movimiento de entrega de servicio para el creador y gerente de una estructura legal efectiva y reguladora. Acuerdos reguladores efectivos que sean transparentes y puedan ser monitoreados son el camino para servicios efectivos, que de respuesta oportuna y sean económicamente sustentables. Dentro de éstos, nos acogemos a tanto los arreglos de entrega perfeccionados del sector público como los del sector privado (ONU, 2001a, p.1). La Cúpula Mundial sobre Desarrollo Sustentable de Johannesburgo, en Sudáfrica, 2002 (ONU, 2002), no fue dedicada particularmente al agua, sin embargo, el tema fue tratado por la relación que existe entre el agua y el desarrollo, estableciéndose en esa declaración el compromiso de los representantes de los países miembros de las Naciones 23 Unidas de aumentar el abastecimiento de agua potable, el saneamiento y la seguridad alimentaria, entre otras cuestiones. Sobre la Conferencia de Johannesburgo, Biswas (2002) defiende que no se rompió con ninguna de las ideas básicas que se estaban manejando sobre el agua para ese momento, como tampoco se crió un nuevo programa sobre el agua, ni se atrajo fondos para nuevas inversiones en el sector. Esa conferencia reiteró los objetivos del milenio en el área de abastecimiento de agua y saneamiento, los cuales, si continúan como en los últimos dos años, para el año 2015 no serán alcanzados. Germinal (2003) hace una crítica a los diferentes actores que se reunieron en Sudáfrica y firmaron manifiestos de buenas intenciones que no llegaron a nada. Ilusos e hipócritas se dieron la mano en la nueva cumbre mundial de la Tierra, celebrada a finales del verano de 2002 en Johannesburgo. Multinacionales de la ecología e industriales dialogan y firman manifiestos llenos de buenas intenciones para garantizar el agua a la población, ahorrar energía o evitar la deforestación. Pero las buenas intenciones se quedan sólo en eso. Las grandes empresas transnacionales del agua están explotando un rico filón y adornan el discurso del consenso con la “sustentabilidad”, mientras sacan dinero de los grifos (p.98). El último evento realizado sobre el tema fue el Tercer Foro Mundial del Agua, con sede en Kyoto, Japón, en el 2003. En la Declaración Ministerial (WWC, 2003), se propone, entre otras cosas, en el plan de la política general, el reconocimiento del agua como un factor determinante del desarrollo sustentable, el mantenimiento de la idea de que sólo con políticas de “buen gobierno” (ONU, 2001b) es posible alcanzar con éxito el manejo integral de los recursos hídricos. Esas políticas son: 1. Garantizar el acceso equitativo de todos al agua. 2. Velar para que la infraestructura y los servicios de abastecimiento de agua atiendan a los pobres. 3. Promover la igualdad de género. 4. Distribuir apropiadamente el agua entre los diferentes sectores que compiten por ella. 5. Compartir los beneficios. 6. Promover la participación en los beneficios de los grandes proyectos. 7. Mejorar la administración del agua. 8. Proteger la calidad del agua y los ecosistemas. 9. Gerenciar el riesgo para hacer frente a la variabilidad y al cambio climático. 10. Promover servicios más eficientes. 11. Administrar el agua en el nivel más bajo posible. 12. Luchar eficazmente contra la corrupción. (ONU, 2001b, p.4) 24 Otro aspecto es la inclusión y promoción de la participación del sector privado, a través de asociaciones públicas-privadas, conservando el control público para la protección de los intereses de los pobres. También se reitera la promoción del uso sustentable del agua, tanto potable como para la agricultura y la industria. Todos esos eventos mencionados han tenido, en menor o mayor cantidad, la participación de gobiernos de los países miembros de las Naciones Unidas, de organizaciones privadas, de ONGs y de individuos independientes de América Latina (CEPAL, 2001,1998). Sin embargo, en América Latina se han organizado eventos importantes para discutir la problemática del agua, por ejemplo, la Conferencia de San José, en 1996, en Costa Rica; la Declaración de Panamá sobre el Agua, en el contexto del First Children and Water Festival, en 1999; la Declaración del Agua de Porto Alegre, Brasil, realizada durante el Foro Social Mundial, en 2002; y la Declaración de Achocalla, en Bolivia, en el 2002. Todos ellos señalan la importancia del agua para la sobrevivencia del planeta, desde el punto de vista de los países de América Latina. Vinculado al movimiento internacional, también se produjo el documento Visión sobre el Agua para las Américas, patrocinado por la GWP y el WWC, cuyo texto final fue presentado en Buenos Aires, Argentina, en el año 2000, y que básicamente sigue los principios de la Visión Mundial. Bustamante (2003) hace un análisis sobre los enfoques de esas conferencias durante los últimos 30 años, incluyendo las realizadas en la América Latina, concluyendo que: Del análisis de los temas de estas reuniones se puede decir, que se puede ver un cambio en el enfoque bajo el que se los consideró, así, se pasa del énfasis en el mejoramiento de la provisión de agua potable y saneamiento básico, que fue el tema principal desde los años 70’ a los 90’ (Década internacional del Agua Potable y el Saneamiento 1981 – 1990), a una mayor preocupación por la gestión en sí, con énfasis en cuestiones ambientales y la preservación del agua como parte de los sistemas ecológicos, enfatizándose por lo tanto su uso sostenible, a partir de la Conferencia de Dublín y la Cumbre de la Tierra en 1992. Durante los últimos años, si bien todavía se mantienen estas preocupaciones, en los debates se han ido planteando los principios de lo que se considera debería ser una gestión Integral de los Recursos Hídricos (GIRH). (Bustamante, 2003.p.7). 25 La propuesta alternativa Lejos de presentarse como una temática de consenso, las discusiones sobre el futuro del agua tienen defensores en ambos lados del eje central que define tal temática. Si por un lado, vimos que existen organismos e instituciones que proponen abiertamente que el agua debe ser considerada como un bien económico, y por lo tanto, ser tratada como cualquier mercancía; por el otro, veremos a seguir, algunos señalamientos y propuestas, que se insertan en una alternativa opuesta, pues, van en dirección contraria a la privatización de los servicios de agua y más aún, lejos de considerar al agua como un bien económico, la idea es que ella sea aceptada como un derecho humano universal y en consecuencia, retirada de cualquier negociación comercial. Dentro de esas propuestas, presento dos: El Manifiesto del Agua y el Proyecto Planeta Azul. El Manifiesto del Agua (Petrella, 2001), es un conjunto de propuestas producido por la ONG Contrato Mundial del Agua, coordinada por Ricardo Petrella7, con el apoyo de muchas personas, instituciones y organismos en todo el planeta (principalmente en Europa y Canadá), se opone a las propuestas promovidas por las conferencias, foros y cumbres hegemónicas lideradas por las organizaciones multilaterales (BM, ONU, FMI, OMC, etc.), por organizaciones privatizadas, como por ejemplo, el Sindicato de Telecomunicaciones Internacionales, y por algunos países ricos que controlan y reglamentan los sistemas mundiales de negociación y diálogo sobre, entre otras cosas, el agua (Petrella, 2001). El manifiesto representa una propuesta alternativa basada en el desarrollo sustentable, según el Capítulo 18 de la Agenda 21, de Río 92. Petrella (2001) advierte sobre la “tendencia” de los actuales señores de la tierra a transformarse en los señores del agua, colocando en esa lista de dueños del agua a las empresas Suex-Lyonnaise de las Aguas, Vivendi (que incluye a la Compañía General de las Aguas), Saur-Buygnes, Nestlé, Bechtel, United Utilities y Danone, entre otras, que son las dueñas de innumerables posesiones de manantiales o derechos de agua alrededor del mundo. Según este autor, “el Contrato Mundial del Agua es una serie de acciones 7 Petrella fue presidente del grupo de Lisboa y, actualmente, es profesor en la Universidad Católica de Louvain. 26 realizadas por innúmeros grupos, movimientos y organismos internacionales para garantizar que la tendencia no persista” (Petrella, 2001, p. 122). Se basa “en el reconocimiento de que el agua es un patrimonio vital global de la humanidad” (Petrella, 2001, p.128). El Contrato Mundial del Agua tiene dos grandes objetivos: el primero es “el acceso básico al agua para todos los seres humanos y todas las comunidades humanas” (Petrella, 2001, p.35) y el segundo, “la gestión integrada y sustentable del agua, de acuerdo con principios de solidaridad” (Petrella, 2001, p.136). El autor promueve la idea de generar una revolución del agua que debe obtener, en todo el mundo, el reconocimiento del agua “como un patrimonio común de la humanidad, como una fuente de vida y un recurso fundamental para el desarrollo sustentable del ecosistema Tierra” (Petrella, 2001, p.26). Petrella critica, pero acepta con condiciones, la asociación entre el sector público y el privado, en la medida que ésta, ... tiende a cultivar e implementar las visiones y abordajes del sector privado de forma que el agua (la fuente de la vida) está en riesgo de volverse, gradualmente, una de las principales fuentes de lucro, una de las últimas áreas a ser conquistada para la acumulación privada de capital (Petrella, 2001, p.33). Con relación a la cuestión de esta asociación, el autor está de acuerdo con aceptar “promover la colaboración entre todos los actores relevantes, eliminando posiciones maniqueístas (público de un lado, privado del otro)” (Petrella, 2001, p. 33). Señala, también, la necesidad de que haya una desestatización del agua que signifique un nuevo sistema de reglamentación y control, proponiendo un tipo cooperativo de emprendimiento que debe contar con la participación de las comunidades interesadas, entregando la gestión del agua a los usuarios, en un Contrato Mundial del Agua con ciertos principios, reglamentos y estructura que “confían la gestión integrada del agua a organismos públicos tales como comunidades locales, grupos de ciudadanos, redes de aldeas o ciudades y sociedades cooperativas” (Petrella, 2003, p. 37). 27 Como crítica a los “señores del poder”, que para él obstaculizan el desarrollo de formas de gestión del agua por intermedio de cooperativas, y vigilante de la posibilidad de la entrega de la gestión del agua en las manos privadas, Petrella destaca que: En suma, la evidencia demuestra que una de las causas principales del problema del agua en las sociedades contemporáneas – a nivel continental y global, así como a nivel local – son los poderes político, tecnocrático, económico, financiero, simbólico y cultural ejercidos por las generaciones de “señores”, para quien la propia agua es una fuente de poder, de riqueza y de dominación. Es aquí que se encuentra el obstáculo principal (Petrella, 2001, p. 58). Son tres las prioridades que emergen para el Contrato Mundial del Agua: (1) la necesidad de trabajar la ley constitucional (la legislación mundial del agua) para facilitar (2) la acción efectiva por la “paz a través del agua” y (3) la introducción y/o modificación del gestión democrático del agua por comunidades locales, que involucre, entre otras cosas, la creación de “parlamentos de agua” (Petrella, 2001, p. 125). Petrella (2001) también considera que, como patrimonio de la humanidad, el agua “no puede ser objeto de transacciones comerciales tradicionales a través de fronteras o de adquisición por parte de inversionistas extranjeros” (p. 131), y es aún más radical al afirmar que “el agua debe ser excluida de cualquier convención o tratado firmado bajo los auspicios de la Organización Mundial de Comercio y de cualquier tratado o acuerdo con la reglamentación de inversiones financieras en todo el mundo” (p. 131). La otra propuesta, dentro de las alternativas, es el Proyecto Planeta Azul (BPP), que fue creado por el Consejo de los Canadienses8 (Council of Canadians), ya que, según ellos, “el movimiento internacional de ciudadanía en contra de la globalización corporativa identificó con precisión el violento ataque sobre el agua dulce del mundo como siendo una amenaza crucial para la humanidad y la tierra” (Blue Planet Project, 2003ª, p.1). La idea es entonces, neutralizar el avance de las grandes corporaciones internacionales que pretenden “mercantilizar los sistemas de agua de la tierra” (Blue Planet Project, 2003ª, p.1). El BPP 8 El surgimiento de este consejo en Canadá puede tener su razón en el hecho que ese país tiene una de las mayores reservas de agua dulce en el mundo, y se ve sometido a las presiones de los Estados Unidos en el uso de esa agua. 28 tiene como finalidad “dar apoyo a una red internacional de oposición a la privatización del agua dulce en el mundo” (Bustamante, 2003, p. 33). El Proyecto creó el Tratado para Compartir y Proteger el Agua, Bien Común del Planeta (Barlow y Clarke, 2003), que fue adoptado por unanimidad por los 800 delegados de 35 países que asistieron a la Cúpula del Consejo de los Canadienses, agua para las Personas y para la Naturaleza, en Vancouver, en el año 2001, y “endosado por más de mil ONGs y movimientos sociales que participaron en la reunión de la Red Nuestro Mundo No Está en Venta” (Blue Planet Project, 2003b, p. 2), en Bruselas, en ese mismo año. Ese tratado se presenta como una herramienta para la protección de las aguas como un bien común y tiene la intención de: Reconocer al agua como uno de esos elementos comunes, demasiado preciosos para ser entregados al lucro de carácter privado y al mercado anónimo mundial, constituye un compromiso solemne e inalienable. Caminando en la dirección de Río + 10, necesitamos unirnos para imponer una simple exigencia, con el objetivo de proteger el patrimonio común de la Tierra. Esa exigencia está presente en muchas declaraciones que han aparecido en el mundo entero. (Blue Planet Project, 2003b, p.1). La idea del BPP es realizar una campaña internacional para que los que firmaron el tratado procuren “mantener al agua como parte de los derechos de la población del globo” (Blue Planet Project, 2003b, p. 2), teniendo en cuenta que, según el BPP, sólo con la firma del Tratado, por las organizaciones y países en todo el mundo, será posible evitar la privatización del agua. El objeto de la propuesta es que los ciudadanos no pierdan el control de la preservación y distribución del agua en el mundo, pues de esto dependerá que el futuro sea “ecológicamente saludable y acuáticamente sustentable” (Blue Planet Project, 2003b, p.1). El BPP hace una fuerte crítica al Banco Mundial y a la ONU, pues entiende que esas organizaciones consideran al agua, ... ‘una necesidad humana’, no un ‘derecho humano’. No es una cuestión semántica; la diferencia en la interpretación es crucial. Una necesidad humana puede ser suplida de diversas formas, especialmente para aquellos que poseen dinero. Nadie puede vender un derecho humano (Blue Planet Project, 2003a, p.1). 29 Las posturas intermedias A partir de la presentación de las dos posiciones más relevantes, con respecto a la situación del agua como recurso, hay que reconocer la existencia de algunas posiciones intermedias que parten o de la perspectiva de la Economía (Saldanha, 2003) que separa los bienes en libres y económicos; o de la perspectiva del Derecho (Paquerot, 2003), y en otros casos encontramos mezclas de esas perspectivas con la discusión entre el agua considerada como bien público jurídico y bien público económico (Bartolomé, 1998). Otras posturas pueden ser encontradas en los trabajos de Rosenberger (2003), Germinal (2003) y Shiva (2003), en las cuales el agua no es considerada como ninguna forma de propiedad privada o siquiera como un bien económico. Rosenberger (2003) apunta, a partir de la onda privatizadora en Inglaterra a mediados de los años 80, que “la privatización del agua había creado un nuevo fenómeno; la pobreza del agua” (p. 30), y continúa afirmando que, como consecuencia de esas privatizaciones, se han generado un grupo de empresas multinacionales deseosas de explotar el último recurso común (excepto el aire), que hasta ahora estaba fuera del circuito de revalorización del capital (Rosenberger, 2003). Germinal (2003), por su parte propone que el agua, para satisfacer las necesidades humanas, sea gratuita, y define al agua gratis como: … aquella a la que podemos acceder libremente, con autonomía para satisfacer nuestras necesidades sin depender de nadie que controle el suministro; es la que tiene valores naturales suficientes para ser usada por los seres vivos en sus cursos y afloramientos, por lo que no es escasa y carece de valor económico; es aquella que no tiene precio (p. 227). Shiva (2003) procura en los principios capitalistas de John Locke algunas de las causas que han generado esos intereses por la privatización de los bienes comunes, entre ellos el agua. El Tratado de John Locke respecto a la propiedad legitimó el robo de los bienes comunales en Europa durante los movimientos de cercamiento en el siglo XVII. Locke, de padres adinerados, buscó defender al capitalismo −y la enorme riqueza de su familia− argumentando que la propiedad se creaba sólo cuando se transformaba la forma espiritual de los recursos naturales ociosos mediante el trabajo (p. 39). 30 El agua, entonces, puede ser considerada de varias formas, dependiendo de quién habla y desde dónde se habla. Por lo tanto, al considerar al agua antes que todo como una mercancía, se usa la perspectiva económica para justificar que el agua es una necesidad y que las personas deben pagar para obtenerla. Por otro lado, teniendo como punto de partida la visión de que el agua es un derecho, probablemente va a estarse apoyando en la Declaración de los Derechos Humanos o en la consideración de que el agua es patrimonio de la humanidad. A pesar de que los grupos hegemónicos y alternativos, comparten las propuestas del Capítulo 18 de la Agenda 21, de la Conferencia Río 92, especialmente en lo que se refiere al uso de la noción de Desarrollo Sustentable, las formas de posicionarse con relación al agua, en lo que respecta a la gestión del agua en el mundo, son opuestas. Mientras que la bandera argumentada por la propuesta hegemónica está dirigida hacia una gestión con marcada presencia del sector privado, la propuesta alternativa se encuadra en la fundamental participación del sector público, más aún, en la promoción de procesos colectivos de autogestión, localizándose entre esos polos, algunas posturas intermedias. Sobre el desarrollo sustentable Hay varias interpretaciones respecto a lo que debe ser ese desarrollo sustentable o sostenible. Seguidamente, realizo una aproximación de como esa noción ha estado siendo abordada en las discusiones de algunos autores y en documentos de dominio público. En 1983, la Asamblea General de la ONU creó la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo. La Comisión tenía entre sus objetivos: ... reexaminar las cuestiones críticas relativas al medio ambiente y desarrollo y formular propuestas reales para abordarlas; proponer nuevas formas de cooperación internacional en ese campo, de modo de orientar políticas y acciones en el sentido de los cambios necesarios; y dar a los individuos, organizaciones voluntarias, empresas, institutos y gobiernos una comprensión mayor de esos problemas, incentivándolos a una actuación más firme (Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo – CMMA, 1991, p.4). Después de haber recogido testimonios en audiencias públicas, en todos los continentes por un período de tres años, la Comisión produjo, en el año de 1987, el documento que se conoce como el Informe Brundtland, por ser Gro Harlem Brundtland 31 quien presidiera dicha Comisión para la época. En el Informe, se señala que sus miembros llegaron a percibir que: ... era necesario un nuevo tipo de desarrollo capaz de mantener el progreso humano, no sólo en algunos lugares y por algunos años, sino en todo el planeta y hasta un extenso futuro. Así, el “desarrollo sustentable” es un objetivo a ser alcanzado no solamente por las naciones “en desarrollo”, sino también por las industrializadas (Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 1991, p.4). Una de las ideas que trae consigo ese tipo de desarrollo es que: “la humanidad es capaz de convertir al desarrollo sustentable – en un garante que se ocupe en atender las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para atender también las suyas” (Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 1991, p. 9). El informe agrega: Al final, el desarrollo sustentable no es un estado permanente de armonía, sino un proceso de cambio en el cual la explotación de los recursos, la orientación de las inversiones, los rumbos del desarrollo tecnológico y el cambio institucional están de acuerdo con las necesidades actuales y futuras (Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 1991, p.10). Desde entonces, se han producido una gran cantidad de trabajos que abordan la temática sobre el desarrollo sustentable. Para Almeida (2002), esta es una noción que aún siendo muy estudiada todavía no se tiene claridad sobre lo que significa o como puede ser usada. La noción de desarrollo sustentable tiene como una de sus premisas fundamentales, el reconocimiento de la “insustentabilidad”, o la inadecuación económica, social y ambiental del patrón de desarrollo de las sociedades contemporáneas. Aunque ya ha sido intensamente “trabajada” en los últimos diez años, demostrando una creciente adhesión a la idea, esta es aún una noción genérica y difusa, poco precisa (p. 25). Más adelante, el autor señala su postura, Esta noción parece querer dar la idea de una búsqueda de integración sistémica entre diferentes niveles de la vida social, o sea, entre la explotación de los recursos naturales, el desarrollo tecnológico y el cambio social. Sin embargo, hay aún una duda con relación a cuál actor/agente cabría definir los parámetros valorativos y políticos capaces de dirigir esa integración. Se trata de sustentar ¿qué?, ¿“El Futuro 32 Común” de quién para quién? En esas cuestiones reside la principal base de conflictos entre aquellos que “disputan” la idea y las prácticas sociales y productivas a ella circunscritas (Almeida, 2002, p. 25). Vargas (2002) contribuye con la discusión sobre la noción señalando que las críticas a los modelos desarrollistas capitalistas provocaron la búsqueda de nuevas formas en que se concilien los desarrollos económico y social y la preservación de la diversidad ambiental. Para eso, propugnan la construcción de una nueva concepción y de un nuevo tipo de capitalismo en cuanto modelo de desarrollo. Bajo un punto de vista más amplio, se clama por una “nueva organización social desarrollista”, con bases modernizadoras, a partir del análisis de sus diferentes dimensiones, sean ellas: social, económica, política, cultural y (aquí la novedad) ambiental. A esta nueva perspectiva, a esta nueva posibilidad que se abriría a las sociedades modernas es que se da, entonces, el nombre de “desarrollo sustentable” (p. 211). El autor aduce que todo ese proceso de supuestos cambios en los planes de desarrollo, tal y como son presentados, al final no cambió nada. En suma, de la manera como está puesta, envuelta sólo en una “plegaria ecológica”, la “nueva” idea de desarrollo sustentable (y su aceptación) se erige como la tentativa de implementación de una propuesta de cambio precisamente para garantizar que nada cambie, transformando el discurso de la sustentabilidad en una quimera, en una pura ilusión (Vargas, 2002, p. 237). Reigotta (2002) comenta sobre el uso que de la noción desarrollo sustentado se ha dado en la ciencia, colocándolo como “jerga de grupos”. La noción de desarrollo sustentado ha sido la jerga de grupos que se vieron confrontados con el agotamiento de los parámetros modernos de desarrollo económico, científico y tecnológico, sea en sus fundamentos, sea en sus métodos, aplicabilidad y resultados (p. 191). Salati et al (2002) tiene dudas sobre si el desarrollo sustentable será capaz de satisfacer las necesidades, tanto de la generación actual, como de las generaciones futuras, “en resumen, el desarrollo es sustentable ‘cuando provee’ las necesidades de la generación actual sin comprometer la posibilidad de que las futuras generaciones puedan proveer las suyas” (p. 39). En esta misma tendencia, Rampazzo (2002) llama la atención sobre la posibilidad de la noción volverse un fracaso, pues aduce que ella tiene dos aspectos: 33 La concepción de desarrollo sustentable representa, por ama parte, la tentativa de buscar el equilibrio, la armonía. Por otra parte, hay una preocupante tendencia que se vuelva una “panacea salvadora” más, no consiguiendo obtener éxito alguno (p.183). El agua es, sin duda muy importante para cualquier señalamiento alrededor del desarrollo, más aún, si éste pretende ser de tipo sustentable. Sin ninguna duda, entre los factores que limitan el desarrollo sustentable, está la sustancia fundamental para los procesos vitales: el agua. La evidencia está en el próximo desarrollo de la historia, siendo que las principales civilizaciones que tuvieron mayor desarrollo, florecieron en los valles donde la disponibilidad de agua era abundante y con características especiales (Salati, 2002, p.48). Tomando en cuneta esta situación, lo importante en este trabajo es observar si esas nociones sobre el desarrollo sustentable en la gestión del agua aparecen en los testimonios de los actores en Quíbor, y de qué forma ellas aparecen. 34 Capítulo II Una presentación del Valle de Quíbor y sus prácticas de gestión de agua. 35 Según el historiador Cañizales (1996), la ocupación de las tierras hoy conocidas como Valle de Quíbor, en el occidente de Venezuela, fue emprendida por los españoles a mediados del siglo XVI, iniciándose, así, la conformación de lo que vino a ser una de las áreas más productivas para la agricultura en este país. El Valle de Quíbor o Quibure, como también se menciona en viejas escrituras fue ocupado por los conquistadores españoles entre 1548 y 1560. Constituye un amplio espacio no muy complejo, entre las montañas andinas y la meseta barquisimetana. Lo surcan varias quebradas que afluyen a la de Raíces y esta última en el Río Tocuyo (Cañizales, 1996, p.100). Sin embargo, ese Valle ya era habitado por grupos indígenas cientos de años atrás, una muestra de esto se puede apreciar en el Museo Arqueológico de Quíbor, donde son estudiados y preservados algunos de los restos de los antiguos habitantes de esas tierras. Como comenta Barreto (1996), sobre la variedad de culturas indígenas en la región: Los cronistas que se han ocupado en indagar parte de la historia de los pobladores de la era precolombina, y en lo que atañe al Valle de Quíbor, especialmente su doctrinero Fray Francisco de Villafaña hace hincapié en la existencia de seis géneros de lenguas: Cito: “Caquetios, Camagos, Gayones, Bichires, Agaguas y Cayones” (p. 17). La ciudad principal del Valle se llama Quíbor (ver mapa 1), es la capital del municipio Florencio Jiménez, y su fundación, realizada por el Gobernador Francisco de la Hoz Berrio, se remonta al mes de mayo de 1620 (Cañizales, 1996). Es una región localizada a 30 Km. al suroeste de la ciudad de Barquisimeto, capital del estado Lara. Geográficamente limita entre los 9° 50’ y 10° 05’ de latitud norte e 69° 30’ y 69° 45’ de longitud oeste (Dugarte, 1998). Está caracterizada como una zona semiárida, con poca nebulosidad y muy poca lluvia. La precipitación media anual oscila entre 400 y 500 mm, con lluvias cortas y concentradas, que le confieren un carácter torrencial (Sandia et al., 2000). La estación de sequía ocurre principalmente entre los meses de enero y abril de cada año, cuando se presentan las menores precipitaciones del año. A partir de las cifras del censo de 1990, la proyección sobre la población del municipio Jiménez para el año 2000 era estimada en aproximadamente 76.450 habitantes, 38.868 (50,84%) de esos habitantes vivirían en caseríos o diseminados en áreas de cultivo que sirven también como viviendas, los otros 36 37.582 (49,16) habitarían en el único centro urbano del Valle, la capital del municipio (SHYQ, 1998)9. Mapa 1: Ubicación relativa del Valle de Quibor VENEZUELA Mar Caribe N Caracas Guyana Zona en reclamación Colombia Brasil 69°32´ 10°05´ 1112000 Buena a. L as AUTOPIS TA LAR A-ZULIA Ra ice Bara gua Qd s Guadalupe LAS RAICES Qda . de Vista 1108000 Qd a. P alo Neg ro El Botiquin PALO NEGRO El Tintorero CAMBURAL CAIMERO S. Jacinto ua rig Ata a. Qd El Pueblito 1100000 A VI S UI RQ BA Campo O ET IM xxxx 1104000 AU TO PISTA LA RA -ZU LIA Lindo LAS FLORES Las Qda. Moron os nc rra Ba a. Qd rdias Gua QUIBOR EL TUNAL Chaimare Los Jebes 1096000 El Hato El Jaguey VIA CUBIRO 1092000 Cuara La Vigia Las Galias Qda. Bo VIA 1088000 tucal VIA SANARE UYO TOC EL 420000 424000 428000 432000 436000 9°46´ 440000 69°45´ Fuente: Dugarte (2002) 9 Las siglas SHYQ son utilizadas varias veces en este trabajo, en sustitución de Sistema Hidráulico YacambúQuíbor. 37 38 El problema de la escasez de agua en el Valle de Quíbor es relatado por los colonizadores españoles. En las primeras descripciones de los viajantes, se puede leer acerca de las situaciones problemáticas, especialmente en la época de sequía, que generalmente acontecía durante los meses de enero a abril (Salazar, 1996). Esa falta de agua llevó a los españoles a construir la primera represa que se conoce en la región, el llamado Calicanto de Poa Poa. De esa obra hidráulica, que tiene como fecha de construcción el año 1750, sólo queda su muro principal cubierto de monte. Esa crónica escasez de agua, que desde antaño castiga sin cesar al Valle de Quibor y la imperiosa necesidad de dispensar adecuado regadío a grandes extensiones de siembras de trigo, que se producía dentro de inmejorables condiciones, fueron las razones que llevaron a la construcción del embalse, primera obra de ingeniería de riego construida en la región, con una finalidad específica, que se conoce bajo el nombre de Calicanto de Poa Poa, cuyo muro principal aún puede verse, cubierto por la maleza y plantas xerófilas que abundan en el sitio donde se edificó esta importante obra hidráulica (Cañizales,1996, p. 96). En lo que se refiere al uso del agua, Quíbor es servido a través de la planta de transformación de agua potable. El servicio no es ofrecido de forma permanente, ya que existe racionamiento por horas con a finalidad de atender, tanto la zona urbana como la rural (Sandia et al., 2000). 10 Figura 1. Vista del Valle de Quíbor 10 . Todas las fotos que aparecen en el texto son de mi autoría 39 Desde el punto de vista hidrográfico, el Valle de Quíbor forma parte de la cuenca de la quebrada Las Raíces (ver Mapa 2), que a su vez, pertenece a la cuenca del Mar Caribe. Mapa 2 23 Ubicación espacial de las cuencas de influencia del Valle de Quíbor Figura 2. PROYECTO YACAMBU- QUÍBOR Embalse Atarigua Qda. Las Raíces Barquisimeto gua tari a. A Qd Quíbor Cuenca de la quebrada Las Raíces Portal de Salida Río Tocuyo Ventana Inclinada Cubiro Embalse Dos Cerritos Qda . Neg ra Portal de Entrada a arigu Fuente: Dugarte (2002) Angostura Sitio de presa c Río A ú acamb Río Y Cuenca del río Yacambú 43.395 hectáreas e vas tras Sanare e el d Tú n El Tocuyo 32.704 hectáreas Polígono “Zona de Aprovechamiento Agrícola del Valle de Quíbor” Qda. Hond a 96.500 hectáreas bio Tur Río Río B ucar al Nota: La subcuenca que conforma la planicie mayor del Valle de Quíbor, en cuyo centro se desarrolla el acuífero, tiene una superficie total de 29.560 hectáreas 40 La zona de la planicie, que se extiende radialmente desde la ciudad de Quíbor hasta el pie del monte adyacente, forma lo que se conoce históricamente como el Valle de Quíbor, con una superficie de cerca de 40 mil hectáreas (SHYQ, 1995). El Valle de Quíbor tiene una leve inclinación de sureste a noreste que tiene una modificación entre 0,6% y 2% determinando el sentido del desagüe de las aguas de drenaje, lo cual se hace a través de las quebradas Guardias Viejas, Las Guardias, Barrancos, Atarigua, La Ceibita, Botucal y Palo Negro o San José, con el drenaje en dirección aproximada sur-norte, y formando con la quebrada Baragua (dirección nortesur) y la quebrada Murimure (dirección este-oeste) la quebrada Las Raíces (SHYQ, 1995, p. 4). La condición de semiárido del Valle de Quíbor determina la imposibilidad de realizar actividades agrícolas intensivas sin un sistema de riego integral. Por eso, el desarrollo agrícola del Valle está asociado directamente a las posibilidades de riego. Según un informe de la empresa SHYQ, El Valle de Quíbor ha ocupado un lugar preponderante en el abastecimiento regional y nacional de productos agrícolas, especialmente, hortícolas. Sin embargo, en los últimos años la superficie cultivada ha decrecido significativamente como consecuencia de la disminución de los niveles del acuífero, que lleva a la abertura de pozos de mayor profundidad, cauces reducidos y empeoran la calidad del agua. Al mismo tiempo, en los últimos 15 años se ha incrementado, sensiblemente, la construcción de pequeños y medianos aprovechamientos de agua superficial, obteniéndose buenos resultados con relación al desvío y almacenamiento del agua de las corrientes (SHYQ, 1995, p.46). Las consecuencias de la falta de lluvia pueden ser observadas en el paisaje y son interrumpidas por las tierras utilizadas en la agricultura bajo riego, produciendo un gran mosaico de diversos tipos de cultivo, destacándose especialmente la horticultura bajo sistemas intensivos de producción agrícola (Sandia et al., 2000). Los límites de la superficie utilizable para desarrollo agrícola del Valle de Quíbor fueron establecidos por el decreto presidencial nº. 1592 del 19 de agosto de 1982, que declara al Valle como Zona de Aprovechamiento Agrícola, quedando incluida una superficie de 43.395 hectáreas, pero solamente 24.500 hectáreas como potencialmente regables, dadas sus condiciones agrológicas. Sin embargo, actualmente sólo una superficie que varía anualmente entre 2.500 y 3.000 hectáreas es explotada con cultivos de riego (Dugarte, 2002). En lo que respecta a la actividad agrícola, la cebolla representa el principal cultivo, siendo que para el período 1989−1993 significó 32,3% de la producción nacional. En ese mismo período, el tomate representó casi 7% y el pimentón, 14,9%. Esos tres productos son los principales, aunque, existen otros cultivos de gran importancia para el país que son producidos en el Valle, tales como caña de azúcar, cilantro, pepino, lechuga, aguacate, uva, 41 mango, naranja, parchita, maíz, frijol, etc. También se produce ganado de engorde, ovino y caprino, en una pequeña escala (Sandia et al., 2000). Así, podemos decir que esta es una región que tiene su economía basada en las actividades agropastoriles, y, por lo tanto, tales actividades son directamente dependientes del agua que fluye en la región. Dadas las condiciones agroclimáticas del Valle, la actividad agrícola se realiza exclusivamente bajo riego y se desenvuelve en aproximadamente unas 1.500 unidades de producción de varios tipos: pequeñas, medianas y grandes. Las grandes unidades productivas, superiores a 200 hectáreas son las que aportan los mayores volúmenes de producción a los mercados, debido a que disponen de grandes reservas de agua, equipos para riego, además de otros recursos. Los grandes productores se localizan fundamentalmente en la zona norte del Valle, donde, en las décadas de 1950 y 1960, se inició la actividad agrícola intensiva, conjuntamente con la explotación de las aguas subterráneas. Al sur del Valle se localiza la mayor parte de los propietarios de las pequeñas y medianas unidades de producción, formadas por terrenos heredados de antiguos agricultores de la región que mantenían sus cultivos por el riego hecho a partir del agua disponible en la región, bien sea en las quebradas o por la acumulación en pequeñas y medianas lagunas. Gran parte de la producción agrícola del Valle se realiza mediante la intervención de colonos que son inquilinos de los terrenos. Ellos tienen capital, pero carecen de tierra para producir, o disponen de alguna tierra, pero no cuentan con el agua suficiente para su producción (Dugarte, 2002). En los años de 1960, un estudio del Ministerio de Obras Públicas (MOP) confirmó que la cantidad de agua extraída del acuífero era mayor que la recarga natural, lo que perjudicaba al desarrollo de las actividades agrícolas de la región. Fue a partir de esa realidad que, en 1972, la Fundación para el Desarrollo de la Región Centroccidental (Fudeco,1972) ubicada en Barquisimeto, capital del estado Lara, inició los estudios de factibilidad técnica y económica del Proyecto Yacambú-Quíbor, que contempla la construcción de una represa en la cuenca del río Yacambú con la finalidad de trasvasar agua para el Valle, y otras regiones. El desarrollo de ese proyecto ha sido conducido por la empresa Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, C.A. (SHYQ), responsable por la construcción de las obras de infraestructura y por la planificación del desarrollo agrícola del Valle, así como, la administración del recurso agua en el área (SHYQ, 1997). El Proyecto contempla la construcción de una represa de 162 metros de altura en el río Yacambú, lo que permitirá el almacenamiento de 435 millones de metros cúbicos, 42 de los cuales, serán trasvasados 330 millones de metros cúbicos al año para el Valle de Quíbor por medio de un túnel de 24,3 Km. de largo y 4,40 m de ancho. También está prevista la construcción de un sistema de riego para algunas áreas del Valle. Hoy, los agricultores tienen tres fuentes principales de agua para riego en la época de sequía, y varias alternativas menores de abastecimiento: la quebrada Atarigua; el agua proveniente de la represa Dos Cerritos, a través de canales y tuberías; y, las aguas subterráneas. Los productores del Valle tienen también otras fuentes menores: el agua que fluye por el Portal de Salida del túnel de trasvase de la represa Yacambú-Quíbor; el agua que fluye luego de la limpieza de los filtros de la planta de tratamiento de la ciudad de Quíbor; y las lagunas artificiales de aguas residuales (ver mapa 3). Este trabajo se concentra en la zona sur del Valle, sobre todo en los poblados de Cuara, El Hato, Los Ortices, Campo Lindo, La Vigía y en áreas que quedan en los alrededores, lugares donde los agricultores utilizan varias de esas fuentes de agua para regar sus cultivos. A pesar de la escasez de agua, los productores del Valle (principalmente los grandes productores) han desarrollado tecnologías de aprovechamiento del agua con fines productivos, convirtiendo a la región en uno de los principales polos de producción de alimentos del país. El Valle de Quíbor tiene una gran cantidad de tierra productiva que, bajo condiciones de riego apropiadas, puede generar productos agrícolas de excelente calidad. Otra cuestión importante de señalar es que los productores españoles (oriundos de las Islas Canarias), que llegaron a la región a partir de la mitad de los años de 1940, tuvieron ventajas con relación a los productores tradicionales, al poner en práctica tecnologías y sistemas de riego agrícolas más modernos y productivos que los usados para la época en el Valle, entre ellos las lagunas para almacenar agua para la estación de sequía. Eso ha propiciado la concentración productiva en grandes haciendas controladas por esos inmigrantes y sus descendientes, pues, esas innovaciones les han permitido una mayor cantidad de colectas por año y la introducción de cultivos no tradicionales en Venezuela antes de los años de 1940, como el tomate y la cebolla, de rápida aceptación en las costumbres gastronómicas del venezolano. Poco a poco, los productores tradicionales del Valle que generalmente producían para el auto consumo, fueron desplazados teniendo, en muchos casos, que vender sus tierras o convirtiéndose en asalariados de los grandes productores, al no poder competir con las nuevas tecnologías y la producción a gran escala con fines comerciales. 43 Morales (1990), describe lo que observó del trabajo hecho por los canarios o isleños11 en la región de Quíbor para conseguir que las tierras fuesen cultivables. He podido observar el gigantesco trabajo que se desarrolló para llevar a aquellas tierras de su estado natural a la condición de cultivables, aptas para cultivos, cuyo proceso pasa por varias fases: el deforestamiento, el adobo de la tierra, el llenado de los desniveles, el esparcimiento de la tierra de las partes más altas, la creación del desnivel necesario para que el agua llegue por inercia, la apertura de canales para desviar el agua de lluvia, el relleno de las grietas y de los huecos provocados por la erosión, etc. (Morales, 1990, p. 32). Mapa 3 Ubicación de las fuentes menores de agua Fuente: Dugarte (2002). Otra de las situaciones observadas por Morales (1990) es la tecnología que los canarios utilizaron en el Valle para la obtención, almacenamiento y distribución del agua: Pozos profundos se abrieron en el vientre de este Valle para buscar el preciado líquido que el subsuelo daba, pero eso obligó a crear toda una infraestructura compleja y costosa, para la extracción, almacenamiento en la superficie y la 11 En Venezuela, se les llama canarios o isleños a los nacidos en las Islas Canarias. 44 conducción del mismo en el área de cultivo, donde se hizo necesario demostrar conocimientos, habilidades y destrezas y no poca creatividad. Así, vemos bombas poderosas en las bocas de pozos de hasta 180 metros de profundidad, que vierten día y noche el indispensable líquido en grandes lagunas artificiales, desde donde otra potente bomba lo extrae, para vaciarlo en bucos y canales que lo conducen al área de cultivo (Morales, 1990, p. 32). A pesar de haber surgido diversos tipos de organizaciones de pequeños, medianos y grandes productores, algunos de los diagnósticos realizados en el Valle refieren la existencia de grandes dificultades para asociarse, de manera formal, entre los pequeños productores. Esto ha motivado el establecimiento de algunas estrategias por parte de la empresa SHYQ, para propiciar la organización de esos productores como prerrequisito fundamental para las negociaciones sobre la distribución, comercialización y uso del agua luego de la construcción de la represa. Según la clasificación elaborada por la empresa SHYQ, los pequeños productores son aquellos que poseen propiedades con hasta 50 hectáreas de tierra, y representan el 81,2% del total de productores. Los medianos productores constituyen el 5% del total y poseen entre 50 y 200 hectáreas, y los grandes, suman el 3,8% del total, caracterizándose por poseer más de 200 hectáreas por productor (SHYQ, 1998). Aún existen agricultores que alquilan pedazos de tierra para plantar, sobre todo en la época de lluvias, y otros, que venden su mano de obra cobrando generalmente unos 3 mil bolívares12 por día de trabajo. La Represa Yacambú-Quíbor El Valle de Quíbor es una Área sobre Régimen de Administración Especial de Uso (ABRAE). Por eso, fueron creados varios decretos para tratar de controlar mejor el territorio del proyecto de la represa. los principales decretos son: el Decreto n.° 1.631 del 27/02/1974, que declara al Valle como una Región de Desarrollo Integral y de Reserva Hídrica, y el Decreto n.° 1.592 del 19/08/1982, en el cual, el Valle es declarado Zona de Aprovechamiento Agrícola (SHYQ, 1999). Con relación al territorio, desde 1986 el Valle cuenta con el Plano de Ordenamiento del Territorio del estado Lara13, que incluye las tierras de la depresión de Quíbor, un total de 43.395 hectáreas, en la categoría de máxima preservación. En 1970, la Comisión para la Planificación Nacional de los Recursos Hídricos (Conaplanarh), encargada de la elaboración del Plan Nacional de Recursos Hídricos de 12 13 Para el momento el tipo de cambio en Venezuela estaba controlado y cotizado en 1.920 por dólar. Comisión Estadal de Ordenamiento del Territorio. Plan de Ordenamiento del Territorio. Barquisimeto. 1986. 45 Venezuela, resaltó, previniendo la escasez de agua para la década de 1990, la necesidad de que se realizara un túnel de trasvase desde la zona húmeda de Sanare14 hasta la zona árida del Valle de Quíbor, motivado también por las previsiones de futuras demandas de agua potable del Sistema de Barquisimeto, que incluye las ciudades de Cabudare15 y Quíbor, entre otras poblaciones. A partir de la década de 1970, Fudeco realizó varios estudios de planificación, con especial énfasis en el desarrollo agrícola, lo que comprobó la viabilidad técnica y económica de la construcción de la represa y demás obras. Así, en 1973 comenzaron las obras civiles con la construcción de las vías de acceso y la excavación del portal de salida del túnel de trasvase (SHYQ, 1999). Treinta y un años después al inicio de la obra, que incluye la construcción de una represa y de las obras conexas, el proyecto ha sufrido una serie de contratiempos (falta en el cumplimiento de los contratos, falta de presupuesto, accidentes y dificultades técnicas producto de la complejidad de la obra), que han retrasado su finalización por más de tres décadas. La empresa Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, C.A. (SHYQ), fue creada en 1989 con la finalidad de coordinar, tanto la construcción de las obras civiles y las de regulación y trasvase, y para el futuro aprovechamiento del gran complejo hidráulico a ser construido para llevar agua a Barquisimeto, Quíbor y otras ciudades del estado Lara, como para crear un sistema de riego para el Valle. Los accionistas de la empresa son el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales, con un 91,6% de participación, y la gobernación del estado Lara, con un 8,9% de las acciones (El Impulso, 2002a). Fue decretada una “Ley Programa” para el manejo de la obra, por medio de la cual fue descentralizado el proceso administrativo del proyecto. Los objetivos de la empresa son cumplidos a través de cuatro subproyectos: 1) finalización de la obra de regulación y trasvase; 2) desarrollo agrícola; 3) abastecimiento urbano y 4) conservación de la cuenca del río Yacambú. Su misión es: ... el abastecimiento de agua de riego a la depresión conocida como Valle de Quíbor, con el objetivo de promover el desarrollo de su potencial agrícola, y la dotación segura y confiable de agua no tratada al individuo encargado de su administración y distribución, con la finalidad de contribuir con el abastecimiento de Barquisimeto y su área metropolitana (SHYQ, 1999, p.8). 14 Capital del municipio Andrés Eloy Blanco, región montañosa cercana al Valle de Quíbor y donde nacen los ríos y fuentes de agua que alimentan al Valle. 15 Ciudad capital del municipio Palavecino, región de reciente expansión urbanística dentro del área urbana mayor de la ciudad de Barquisimeto. 46 Según la empresa SHYQ (1999), para 1998, la obra presentaba un porcentaje de avance de un 70%, y las obras de regulación, un 82% de avance, sin embargo, las nuevas perspectivas dicen que el fin de la obra sólo será posible para el año 2010 (ver figura 2). Figura 2 Perfil longitudinal del túnel de trasvase CUENCA RÍO YACAMBU CUENCA QUEBRADA LAS RAÍCES RIO TURBI O Falla de Boconó Portal de Entrada 0+000,00 758,00 PRESA DE GRAVA 595,50 Ventana Inclinada 16+718,10 Portal de Salida 24+301,60 754,47 TÚNEL DE TRASVASE 690,00 S = 0,0009 680,87 690,00 651,00 PRESA DE CONCRETO 6.271,38 7.423,77 10.606,45 FALLA DE BOCONO FORMACIÓN VILLANUEVA (FILITAS) FORMACIÓN MORAN ARENISCAS DE BOTUCAL LUTITAS DE EL TOCUYO Río Yacambú PORTAL DE SALIDA Q. La Negra PORTAL DE ENTRADA Río Yacambú 2.038,64 VENTANA Excavado Q. Honda Por ejecutar Fuente: SHYQ (1998). De acuerdo con el tipo de suelo de la zona, el proyecto “pretende estimular las actividades de producción tradicionales con la perspectiva de ser mejoradas, como en el caso de la cría de ovinos, caprinos, plantaciones de sisal, piña, hortalizas, etc. También propone la introducción de nuevos tipos de cultivo (previa investigación) y de plantaciones forestales” (SHYQ, 1999, p. 21). El desarrollo agrícola del Valle, según el proyecto, ... se fortalece con la inauguración del sistema de riego Yacambú-Quíbor, a través del uso del agua trasvasada desde la cuenca del río Yacambú, y la utilización de las fuentes hídricas locales, representadas por las aguas superficiales y subterráneas de la cuenca de al quebrada Las Raíces (SHYQ, 1999, p. 23). 47 El área total de superficie estimada de tierras irrigables es de 19.500 hectáreas, y, dado que las características de los suelos del Valle requieren un manejo particular, que lleve al desarrollo sustentable el proyecto considera que los usuarios deberán estar involucrados en la administración del recurso, para que haya éxito en ese manejo. El sistema de riego, que incluye un mapa del área a cubrir, prevé la conformación de organizaciones de usuarios para la entrega de la gestión del agua, tomando en cuenta las organizaciones ya constituidas. Así mismo, se aclara que hay sectores, como el de la quebrada Atarigua, que no están incluidos en el plan de distribución de agua del sistema. El proyecto busca, entre otros objetivos: ... la equidad en la distribución de los beneficios, pero considerando las metas económicas y financieras que buscan alcanzar, sin que eso implique igualitarismo16. Propiciará, además, una distribución racional y equitativa del agua a la mayor cantidad de productores (SHYQ, 1999, p. 25). También prevé modificaciones en la propiedad de la tierra, buscando un modelo que garantice una mayor equidad en la distribución de los recursos tierra y agua, por medio de la búsqueda de acuerdos negociados con los actores y con resultados socialmente aceptables. Para alcanzar los objetivos, el proyecto considera un período de transición, el cual fue definido conjuntamente con los productores y otros actores de la región. Durante la fase de transición – período entre el momento actual y el inicio del riego con agua del río Yacambú – se trabaja en la identificación de las bases para el aprovechamiento integral de los recursos disponibles, buscando el desarrollo harmonioso del Valle de Quíbor (SHYQ, 1995, p. 1). Fue desarrollado por la empresa un Plan Maestro como guía para la administración del proyecto, y de las futuras obras a ser construidas, el Plan Maestro de Desarrollo Agrícola para el Valle de Quíbor (SHYQ, 1998). Por medio de ese plan se guían y coordinan, actualmente, las acciones de los sectores público y privado del Valle, buscando dar coherencia a las actividades de los actores involucrados y generar compromisos que viabilicen los objetivos propuestos. La empresa SHYQ, C.A. reconoce las experiencias de los agricultores de Quíbor en materia de gestión del agua. 16 Igualitarismo, en este caso, se refiere a que cada agricultor debe recibir agua según sus necesidades y posibilidades, de forma equitativa y no igualitaria, en la que todos recibirían la misma cantidad de agua. 48 En el Valle de Quíbor existe en la actualidad un sistema de captación y distribución adaptado y adecuado al manejo del agua de escurrimiento, el cual está representado por las estructuras de desviación, conducción y almacenamiento. Las características de la infraestructura mencionada y los sistemas de distribución y operación para el riego, requieren de una descripción, evaluación y análisis con el fin de incorporar las experiencias pertinentes al manejo futuro del agua en el Valle de Quíbor. En este caso, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros sistemas de riego en el país, se cuenta con un universo de productores altamente experimentados en las diversas modalidades de riego, que han desarrollado formas organizativas propias, con prolongada tradición en la distribución de agua y en la operación de pequeños sistemas de riego (Esteves, 1999, p.3). Sin embargo, en las propuestas de la futura administración del recurso hídrico, a partir de la construcción del sistema de riego, se menciona la imperiosa necesidad de que los agricultores se asocien según lo criterios definidos por la empresa, en asociaciones de regantes o juntas de usuarios, contemplando el cobro del servicio y con el riesgo de no recibir agua se no es cumplida esa condición. En un estudio contratado pela empresa SHYQ, en la búsqueda de información para la toma de decisiones sobre el futuro uso del agua de l represa y la implantación de un sistema de riego (Esteves, 1999), se puede apreciar uno de los criterios que la Empresa pretende aplicar cuando el sistema de riego esté concluido. En los puntos que se definan, la Empresa entregará el agua a las Asociaciones de Regantes, quienes serán las encargadas de su distribución y administración, de acuerdo a los respectivos reglamentos de los usuarios y las normas que establezca la Empresa (Esteves, 1999, p.19). En el Plan Maestro, se puede constatar otro de los criterios que la empresa SHYQ coloca como requisito para la entrega del agua. El agua será vendida a un valor que permita, por lo menos, cubrir los costos de operación y mantenimiento del sistema de riego, incluyendo una alícuota para la operación de la represa y la conservación de la cuenca del río Yacambú (SHYQ, 1998, p.49). La Empresa establece como requisito que los productores se organicen en una asociación de regantes para tener acceso el agua de la represa a través del sistema de riego, llamado Sistema de Riego Yacambú-Quíbor (SRYQ), ya que no distribuirá el agua a los productores que no estén así asociados. La distribución del agua será hecha en los puntos de red de riego acordados con las asociaciones de regantes, las cuales serán las encargadas de su distribución y administración. Tales asociaciones deberán estar constituidas por los productores del Valle y se encargarán del pago de las tarifas correspondientes al SHYQ, C.A., administradora del agua, según los precios y las condiciones establecidas; también se encargarán del cobro a los usuarios que integren la asociación. Para que un productor 49 sea beneficiario del agua del sistema de riego debe pertenecer a la asociación de regantes constituida en su región. La empresa no dotará de agua directamente a los productores individuales (SHYQ, 1998, p.50). Hoy, la represa es referencia constante en las conversaciones cotidianas de los diversos actores del Valle, unos porque creen que muy pronto, en el año 2010, estará funcionando para el beneficio de toda la población, otros, por que tienen recelo sobre su funcionamiento eficiente y sobre los “verdaderos” beneficiarios del proyecto. Todos esos cuestionamientos tienen que ver con la lentitud que la construcción de las obras ha tenido y con la creencia de algunos de los pequeños productores, de que la obra va beneficiar, principalmente, a los grandes productores. Según un reportaje de un periódico de la región, en diciembre de 1975, el ministro de Obras Públicas, para la época, dijo que “la obra sería finalizada en 40 meses” (El Impulso, 2002b, p. D6). En ese mismo reportaje se afirma que para 1991 se estimaba que la construcción del túnel tardaría siete años y que en ese año, 2002, se estaba proyectando la conclusión del túnel para el año 2006. En un artículo, más reciente, en el mismo periódico, el presidente de la empresa SHYQ afirmó que, de los 227 millones de dólares que aún faltan para concluir los trabajos de excavación del túnel, los portales de entrada y salida, la abducción del sistema de agua potable para Barquisimeto y el sistema de riego, serán aprobados, por la Ley de Presupuesto del año 2004, 90 millones de dólares para la continuación de la obra (Díaz, 2004). No se hace mención en el artículo sobre el tiempo que falta para su conclusión. La legislación venezolana sobre el uso del agua en la agricultura En la América Latina, la legislación sobre el uso del agua tiene una gran influencia de las legislaciones traídas de Europa por los colonizadores. Valderrama (1997) destaca que en España, la definición del carácter del agua como bien público es una problemática de muchos años. El autor señala que desde la Edad Media, producto de las lagunas en la legislación de los Códigos Castellanos, era necesario recurrir al Derecho Romano. Eso produjo una mezcla de leyes, heredadas por las leyes que se implantaron en América Latina. Esa situación hizo que el Código de las Siete Partidas17 viniese a ocupar un vacío dejado por tal confusión, y que 17 Serie de leyes compiladas por Alfonso X (el Sabio) a finales del siglo XIII, y que entraron en vigor en España a mediados del siglo XIV. 50 por medio de ese Código se hiciese el “ordenamiento español referente a las aguas, tanto en la Península como en su posterior influencia sobre las Indias” (Valderrama, 1997, p. 1). Hoy en día, aún se puede notar la influencia de algunas de las antiguas leyes en las nuevas leyes municipales y en los reglamentos de gestión de las fuentes de agua en Quíbor. El Tribunal de las Aguas de Valencia, en España, es reconocido como la institución de justicia más antigua de Europa. Su origen se remonta por lo menos al año de 1238 y, a pesar que se reconoce su influencia romana, su estado actual, según algunos historiadores, se debe a los árabes. ... tal como llegó hasta nosotros fue un legado del pueblo árabe, y si seguimos a los mejores tratadistas, fue en los días gloriosos de los califas de Córdoba, Abderramán III y Alhakem II, hacia el año 960 de la era Cristiana, cuando quedó organizado en la forma que hasta la fecha, y sin variación alguna, ha venido funcionando (Giner, 1969, p. 8). Muchos de los elementos legales presentes en Quíbor, sobre el manejo del agua, son encontrados en España, que, a su vez, recibió la influencia de romanos y árabes, en el devenir de las invasiones, en lo que hoy conocemos como Península Ibérica. Es cierto que hay desacuerdos entre historiadores sobre quién tuvo más influencia, entre los romanos y los árabes. También es cierto que después de ocho siglos de su presencia en España los aportes de la cultura árabe, provenientes de diversos pueblos (sirios, marroquíes, etc.), son una realidad que se manifiesta no sólo en la construcción de sistemas de riego, sino también en las toponimias y en las formas de administración de tales sistemas, y en las leyes que los sustentan. Glick (1970) muestra la diversidad de elementos que, en el período medieval, tenía sus raíces en la dominación árabe sobre España. Las diversas formas de organización social que existían en Valencia, por ejemplo, durante ese período, son un reflejo de esa influencia, así mismo, su posterior incorporación a los sistemas construidos en América Latina, y, en este caso específico, en Venezuela. Eso se puede apreciar, también, en el uso de palabras de origen árabe, como acequia18, todavía utilizada tanto en España como en Venezuela, y que significa canal de riego. La existencia de comunidades de regantes, de sistemas de turnos en la distribución del agua, de la existencia de la figura de los jueces de agua para obtener acuerdos y dirimir 18 Del árabe hispánico assáqya, y éste del árabe clásico sāqiyah. (Diccionario de la Real Academia Española). 51 conflictos (aporte romano)19, entre muchas otras cosas, nos dice mucho de las semejanzas entre formas de gestión en España y en Venezuela, sin olvidar la permanencia de formas provenientes de las culturas indígenas de la región. En Venezuela, la ley vigente más antigua que reglamenta el uso de las aguas es la Ley Forestal de Suelos y Aguas, de 1966. En ella, se declara de utilidad pública “la protección de las cuencas hidrográficas y de las corrientes y cascadas que pudiesen generar fuerza hidráulica” (Marnr, 1966:s.n). En la ley, se determina que sus disposiciones se aplican a las aguas públicas y privadas, y se presentan algunas normas para dar concesiones para el aprovechamiento de las aguas de dominio público. En el articulo n.° 93, se decreta que “el Ejecutivo Nacional podrá crear, con carácter permanente o temporal, tribunales de aguas en los ríos que considere conveniente” (Marnr, 1966:s.n). La ley también establece que serán creadas las normas que guiarán a los tribunales. El Código Civil de 1982 establece las normas para la administración de las aguas de riego. A partir del artículo n.° 647, y hasta el n.° 666, se hace referencia a los derechos de los propietarios de tierras agrícolas para hacer uso de las aguas de caños y ríos que pasan por sus tierras. El artículo 682 reglamenta lo que se refiere a las concesiones que el Estado puede hacer para el aprovechamiento de las aguas públicas. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 304, declara que: Todas las aguas son bienes del dominio público de la Nación, insustituibles para la vida y el desarrollo. La ley establecerá las disposiciones necesarias a fin de garantizar su protección, aprovechamiento y recuperación, respetando las fases del ciclo hidrológico y los criterios de ordenación del territorio (Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, 2000). En la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, en su capítulo II, de 2001, sobre el Régimen de Uso de Aguas (Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, 2001a), se legisla con relación a las aguas susceptibles de ser usadas para fines de riego agrícola, pero le deja al Reglamento de Decreto Ley la creación, forma y funcionamiento de los tipos de organizaciones locales que deberán ser establecidas para la utilización común de las aguas. Existe un Proyecto de Ley de Aguas, aprobado en primera discusión en la Asamblea Nacional, en el 2001, pero que todavía no ha sido sancionado. El proyecto se basa en lo que respecta a la propiedad de las aguas en el artículo 304 de la Constitución, destacando que “las 19 Según Glick (1970), no existe en el mundo islámico una forma de justicia comparable a los “tribunales de agua” que se ha mantenido en España para actuar en situaciones de disputas por el agua de riego. 52 aguas no son susceptibles de apropiación privada, ya que éstas son propiedad de la nación, pero su uso es de todos” (Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, 2001b, p.1). En el proyecto se cita, también, que la ley establecerá las disposiciones necesarias para garantizar la protección, el aprovechamiento y recuperación de las aguas, y que para cumplir esos objetivos concuerda: … con tres premisas internacionalmente aceptadas, las cuales son: Primera: la gestión eficaz de los recursos hídricos exige un enfoque integral que vincule el desarrollo social y económico con la protección de los ecosistemas naturales, con inclusión de enlaces entre las tierras y las aguas de las cuencas de captación o los acuíferos subterráneos; Segunda: el fomento y gestión de las aguas debería hacerse en un criterio participativo que incluya a los usuarios, los planificadores y los responsables de las políticas en todos los niveles; y, Tercera: el agua tiene un valor económico en todos sus usos competitivos y debería ser reconocida como un bien económico. ..."respetando las fases del ciclo hidrológico..." (Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, 2001b, p.2). A pesar de, como fue dicho con anterioridad, ese proyecto no ha sido aprobado, muestra los principios básicos que orientan la discusión sobre la legislación de las aguas en Venezuela: considerar el agua como un bien público, no permitir su privatización, dar concesiones de uso de esa agua pero bajo la condición de que ella es propiedad de todos. Es importante resaltar la idea, incluida en el proyecto, que considera al agua como un bien económico, esto muestra la influencia de los criterios internacionales hegemónicos sobre lo que debe ser la gestión del agua en el mundo. Formas de reglamentar el uso del agua para riego en Quíbor Como ya he comentado, y de manera consonante con lo que ocurre en todo el país, en el Valle de Quíbor se comprueba la influencia de los principios compartidos, tanto por los españoles, en sus normas y reglamentos medievales, como por los árabes, en sus leyes (Código de Hamurabi) (Glick, 1970). Entre estos principios tenemos: 1) el concepto de distribución proporcional del riego de acuerdo con la cantidad de tierra que el agricultor trabaje, que se ha modificado en el Valle de Quíbor por la construcción de lagunas, a partir de la migración de los canarios; 2) el concepto de responsabilidad individual, que requiere la participación y el compromiso de todos los involucrados en el mantenimiento del sistema de riego; y 3) la idea de que la distribución del agua y las políticas sobre la organización del riego, dentro de un sistema determinado, son responsabilidad del colectivo de irritantes. Idea 53 que es fundamental en el Valle, pues los jueces y distribuidores son elegidos por votación popular, con la participación de todos los agricultores que comparten el sistema de riego. En el Valle de Quíbor existe una legislación municipal que reglamenta el uso del agua de la quebrada Atarigua20, la cual ha sido modificada a lo largo de la historia. Antiguamente, el agua de esa quebrada era dividida entre el consumo humano y la agricultura, pero en las últimas décadas pasó a ser utilizada sólo con fines agrícolas. Las antiguas leyes municipales consideraban aguas públicas a todas aquellas “que pertenecen a todos en común” (Pérez, s/f., p. 593), también, reconocían la existencia de aguas privadas o particulares, pero no aclaran las características de una o de otra. La primera reglamentación del uso del agua de la quebrada Atarigua, de la cual se tiene documentación escrita, tiene fecha de 1852. En ella se decreta la derogación de la ley del 13 de mayo de 1850, por eso es posible que sea esta última la de mayor antigüedad registrada, aunque sin descartar que pueda haber leyes municipales anteriores de las cuales no se tiene el registro escrito. La ley municipal fue promulgada debido a una situación histórica de falta de lluvia durante la sequía y por la poca cantidad de agua que fluía por las quebradas de la región. 1.°) Que por la frecuente falta de lluvias y por la corta cantidad de aguas de las quebradas Acarigua y Maguace, el extenso vecindario de la villa de Quíbor sufre atrasos y calamidades en las grandes secas hasta obligar a algunas familias a abandonar sus casas e industrias (Pérez, s.f, p. 640). La ley crea normas para la distribución de las aguas, estableciendo la figura de los jueces de agua para ejercer su administración. Los jueces debían ser electos por los agricultores, y su función principal era distribuir la poca agua existente para los diversos usos, sirviendo de mediador entre los diferentes usuarios. Por otro lado, la ley determinaba los derechos y deberes de los ciudadanos y los castigos y puniciones establecidos para quién desobedeciera su normativa, así como establecía el pago por el uso del agua. Art.1.°) Para la distribución de las aguas de la villa de Quíbor habrá dos jueces de agua que serán nombrados entre los mismos labradores vecinos interesados en el riego. Uno de esos jueces repartirá las aguas de la quebrada de Acarigua, y el otro las de la quebrada arriba y Maguace, y ambos prestarán cuentas ante el jefe político el juramento de cumplir fielmente sus deberes (Pérez, s/f., p.640). 20 La quebrada Atarigua o Acarigua es una de las fuentes de agua constante más importante del Valle y forma parte de un complejo de quebradas que bajan de las montañas, y que, en la época de sequía son aprovechadas al máximo por los agricultores. 54 Algunos de los antiguos deberes de los jueces aún se conservan en las prácticas y en las nuevas leyes de la región, por ejemplo: 2.°) No permitir que ninguna persona aumente o disminuya la porción de agua que ha destinado para el riego o llena de pozos en cada punto. 3.°) Celar y hacer con que los lechos de las acequias principales, puentes y tapas se conserven en buen estado. 4.°) Impedir, y aun denunciar al jefe político, o juez de paz en su caso, los abusos, fraudes o faltas de los labradores, contrarios a este reglamento. 9.°) Anticipar a cada agricultor aviso del día y hora en que recibirán el agua a fin de que puedan prepararse. 12.º) Ocurrir a los comisarios o jueces de paz para que le proporcionen dos o tres vecinos con quienes pueda comprobar los robos o fraudes que note en las aguas, o para ellos evitar alguna pendencia, o precaver cualquier desgracia que pudiera sobrevenir (Pérez, s.f., p. 641). Estaba previsto en la ley que el juez cobrara a los agricultores por los servicios realizados, pero también tenía una serie de deberes que, se no son cumplidos, implicarán el pago de multas y hasta la pérdida del empleo. “Art. 9°) El jefe político del canton conocerá de los abusos que cometan los jueces de agua en el ejercicio de sus funciones e impondrá la responsabilidad en que incurran…” (Pérez, s.f., p. 642). La ley también determinaba formas de distribución del agua para los vecinos de la región, como lo que sigue: “orden de arriba para abajo, y cada doce días hacer llenar las llenas de los pozos y la de los campos…” (Pérez, s.f., p. 641). “El juez de agua formará un registro el día 2 de Enero de cada año, de las sementeras que tengan derecho al riego en cada acequia principal y conforme a ese registro hará la distribución de las aguas” (Pérez, s.f., p. 643). Se determinaba que, en casos de emergencia por la posible pérdida de un cultivo, el juez podía decidir distribuir agua para un agricultor sin tener que seguir el orden establecido, siempre que esto no generara daños a otro productor. Art. 39. El juez de agua, previo el juicio de peritos, puede saltar de un riego a otro punto, siempre que pueda verificarlo sin notable perjuicio del individuo a quien se suspende el uso de su turno y conocida urgencia de aquel a quien se va a favorecer, por el peligro inminente que corre su sementera. (Pérez, s.d., p. 646). Los agricultores también tenían deberes y penas establecidos en la ley, entre ellos: 1°) Satisfacer puntualmente al juez de agua la cuota que se le señala por este reglamento. 2°) Tener limpios sus cauces particulares y expedito el regador o regadores para recibir el agua a la hora que el juez haya fijado (Pérez, s.d., p. 643). El juez debía informar sobre las faltas cometidas por los labradores al jefe político y a los jueces de paz, para que ellos impusieran y ejecutaran las penas respectivas. 55 Aunque la figura del juez está institucionalizada por las leyes, las personas que cumplen esa función en el Valle, generalmente, no actúan en la forma como mandan las normativas y los reglamentos. El cotidiano del riego en Quíbor no está condicionado por esa institucionalización, a pesar de que los jueces o distribuidores usen las leyes y reglamentos para orientarse en la toma de decisiones, la experiencia y conocimiento del lugar y la tradición de usos y costumbres pesan mucho, tanto en las cuestiones de la distribución del agua como para ejercer la poca autoridad que tiene para resolver algún problema. En marzo de 1996, fue realizada una reforma parcial de la ley municipal de 1984, en vigencia actualmente, que regula el uso para riego de las aguas de la quebrada Atarigua. En el artículo 2° de esta ley se declara que “las aguas mencionadas en el Artículo anterior21 pertenecen en común, desde tiempo inmemorial a los habitantes de este Municipio Capital” (Concejo Municipal del Distrito Jiménez, 1996, p.1) Dicha ley trata de la administración y distribución de las aguas y mantiene la figura tradicional del juez de aguas y de sus ayudantes, llamados distribuidores y encargados. Todos ellos deben ser electos por los agricultores, registrados como usuarios del agua de la quebrada. En el artículo 3°, se decreta que “para atender a la administración y al servicio de las aguas de la Quebrada “Acarigua” (Atarigua)22, habrá un juez de aguas con sus respectivos suplentes” (p.1). La reforma parcial solamente modifica el artículo 4° del reglamento que se refiere a los detalles de la elección del juez de aguas. La ley, como instrumento jurídico, mantiene el espíritu de las leyes de años anteriores a través de 9 secciones y 44 artículos que señalan cómo deben ser distribuidas dichas aguas, de los deberes y derechos del juez y de los usuarios, de los pagos y de las multas y sanciones a que pueden ser sometidos los infractores de la ley. En lo que respecta a los usuarios del agua proveniente del Portal de Salida del Túnel de la represa Yacambú, ellos tienen una normativa firmada por todos los productores, la mayoría de ellos, miembros de la organización Aproquíbor, creada para reglamentar la distribución de esa agua. En 1982, como resultado de la construcción del túnel de la obra Yacambú-Quíbor en uno de sus tres frentes de trabajo, específicamente en el Portal de Salida, comienza a drenar un cierto caudal de agua (...) Aprovechando esa fuente de agua surgió, en un pequeño sector al sur del Valle de Quíbor, lo que actualmente se conoce como sistema de riego del Portal de Salida del Túnel Yacambú-Quíbor (Esteves, 1999, p.23). 21 22 Incluye las aguas de la quebrada Atarigua. Corrección del Autor. 56 Según Silva (1993), para el mes de junio de 1993, la Comisión de Asuntos Campesinos y Desarrollo Rural de la Prefectura del Municipio Jiménez, en reunión con los usuarios, decidió convocar a la elección del Juez de Agua y constituir una comisión administrativa para fiscalizar al juez. Este fue finalmente electo y, en 1995, se creó el Reglamento para el Uso del Agua del Portal de Salida del Túnel Yacambú-Quíbor, que es, hasta hoy, el instrumento que determina la distribución de esa agua. En el caso de la planta de tratamiento, “no existe una organización formal para administrar el agua (…), en este caso opera la tradición y la distribución la efectúa el Repartidor…” (Esteves, 1999, p. 13). El distribuidor, sin embargo, utiliza la legislación municipal de la quebrada Atarigua como referencia para la realización de sus actividades. En cuanto al Sistema de Riego San José de Quíbor, según Esteves (1999), se pensaba organizar a los usuarios del agua de la Represa en tres empresas campesinas: Cerro Pelón, Yacambú y La Vigía, para que trabajaran con objetivos colectivos. Se construyó, para tal fin, unos canales unidos a la tubería matriz. Las empresas fueron efectivamente formadas a mediado de los años setenta. Luego de unos 20 años de uso del agua de la represa, sin haber sido hecho el pago convenido por el servicio a la empresa administradora Inos, ésta comenzó a disminuir la oferta de agua para las empresas campesinas en el año 1985. En consecuencia, el agua que quedó no satisfacía las necesidades mínimas de las tres empresas, que tenían que compartir el agua con a creciente población de la ciudad de Barquisimeto. En 1985, el INOS regula el suministro de agua mediante un mecanismo de control en la tubería de aducción, otorgándoseles apenas 120 l/s para cubrir las necesidades de riego de las tres empresas, y restringido el servicio a un turno de 6 am. a 6 pm. Esta crítica restricción mudó por completo la situación de las empresas, que ahora se ven obligadas a repartirse el agua por turnos de dos días, a saber: la Empresa La Vigía: lunes y jueves, la Empresa Cerro Pelón: miércoles y sábados, y la Empresa Yacambú: martes y viernes (Esteves, 1999, p. 53). Otras fuentes de agua son las aguas servidas o negras de la ciudad de Quíbor, almacenadas en lagunas en las tierras de dos haciendas de la región. El agua de las lagunas de estabilización de la hacienda El Veral, según Esteves (1999), debería ser distribuida de la siguiente forma: Rafael, 50% del agua, y Luis e los hermanos Castro, 25% cada uno. Sin embargo, no tienen definidos turnos ni fechas preestablecidas de distribución. El uso depende de los acuerdos entre los usuarios. En el caso de las lagunas de estabilización de la hacienda El Tunal, esta agua es utilizada sólo por el propietario de dicha hacienda. 57 A partir del año 2004, se está discutiendo en el estado Lara un anteproyecto de Ley de Aguas para ese estado, que busca reglamentar a nivel estadal todo lo referente a la administración de las aguas en la región, en la cual se localiza el Valle de Quíbor. En la exposición de motivos del documento en cuestión, se reconoce la potestad que tienen los estados para reglamentar y administrar, conjuntamente con el gobierno nacional, sus recursos en pro de una vida y un ambiente más seguros para todos los venezolanos (Hidrolara, 2004). A nivel operativo, el anteproyecto prevé la creación de la Corporación del Agua del Estado Lara, con la finalidad de “desarrollar y ejecutar las obras públicas y de inversión necesarias para el uso (racional y adecuado), la conservación y el mejoramiento de los recursos hídricos del estado Lara” (Hidrolara, 2004:s/p). A nivel técnico, en el artículo n° 25, se propone la creación del Instituto Estadal de Aguas del Estado Lara, “para el desarrollo y ejecución de las competencias técnicas en materia de aguas en el Estado” (Hidrolara, 2004:s/p). El Instituto será administrado por una Junta Directiva, la cual será electa por el gobernador(a) del estado. Al estudiar, por lo tanto, la gestión del agua de riego, en Venezuela, se tiene que reconocer sus raíces, tanto en los sistemas indígenas, como en las técnicas llevadas por los españoles, a lo largo de la colonización y, posteriormente, con las migraciones acontecidas en el siglo XX, es por ello, que las leyes, reglamentos y en los usos y costumbres, conviven en Quíbor a la hora de administrar de forma tradicional la distribución para riego del líquido fundamental para la vida, el agua. 58 Capítulo III Buscando un método en un espacio interdisciplinario. 59 El riego en los estudios socioculturales Desde hace muchos siglos los seres humanos han tratado de domesticar23 el agua con fines diversos, entre ellos, utilizar la fuerza del agua para mover molinos, distribuir el agua para el consumo humano y de animales, controlar las inundaciones, almacenar agua y regar cultivos en las épocas de sequía. Sabemos que desde hace por lo menos 5 mil años, en muchas regiones del mundo, existían terrazas para cultivos que dependían de sistemas de diques y canales, y son bastante conocidos los milenarios qanats en el actual Irán, que son pozos horizontales para almacenar y distribuir agua, y que tienen aproximadamente unos 3 mil años de existencia (De Villiers, 2002). El riego es una técnica antigua que retrocede a 5 mil años en el Asia Central y mucho más en Mesopotamia. Era usada en la China imperial, en el antiguo Laos, en la África antigua, en Tanzania, en Zimbabwe y en la vieja América, antes que los españoles colocasen los ojos en ella (De Villiers, 2002, p. 201). Rebouças (2002) señala que el control de los ríos ha sido la forma de dominación más antigua que se conoce. “El control de las inundaciones del río Nilo fue la base del poder de la civilización Egipcia, desde cerca de 3.400 años AC.” (p. 17). Agrega que: “el control del río Eufrates fue la base del poder de la Primera Dinastía de Babilonia, permitiéndole al Rey Hamurabi – 1792 a 1750 a.C. – unificar Mesopotamia y elevar su región norte a una posición hegemónica” (p. 17). El autor comenta que “para algunos, la politización y centralización actual del poder sobre el agua habrían tenido sus orígenes en esa época” (p. 17). Gleick (2001), le da un papel central al agua en la historia de la humanidad al afirmar que: “la historia de la civilización humana está entrelazada con la historia de las formas que hemos aprendido para manejar los recursos hídricos” (p. 1). El riego también puede ser parte de las causas de que algunas civilizaciones hubiesen dejado de existir. Sandra Postel (2001) señala que “Sumeria fue una de las primeras civilizaciones en colapsar, en parte, por las consecuencias de riego” (p.1). Esto porque, según la autora, los agricultores sumerios usaron toda el agua posible para mantener la producción requerida, y con eso, el suelo no resistió la salinización producida por el exceso de riego, lo que no permitió que se pudiera conseguir la producción de alimentos necesaria para el mantenimiento de la sociedad Sumeria. También se dice que el riego es el mayor consumidor de agua en el planeta, con relación a las otras actividades, como la producción de energía, el consumo humano y la diversión, 23 Uso la palabra “domesticar” para referirme a los procesos de modificación de los cursos naturales del agua para utilizarla en el riego. 60 siendo una de las formas como los agricultores han aumentado la cantidad de cultivos y de cosechas por año. El riego es señalado como el responsable por el consumo de las mayores cantidades de agua en el mundo y por la subutilización y las pérdidas de agua (De Villiers, 2002). Según Gleick (2001), la mayor consumidora de agua es la agricultura, y agrega también, que ese uso es muy ineficiente. Realizando una comparación sobre la creación de empleos por el agua, en dos áreas diferentes, comenta que: “mantener 100 mil empleos de alta tecnología en California requiere de 250 millones de galones de agua por año, y, con esta misma cantidad de agua, en la agricultura se mantienen menos de 10 empleos” (p.2). Barlow y Clarke (2003) afirman que “el riego para producción de cosechas utiliza los 65% a 70% restantes de toda el agua usada por los seres humanos” (p. 10), mientras que la industria consume entre 20% y 25% del agua dulce del mundo, y el uso personal y residencial responde por un 10%, sin embargo, “sin riego, la producción en los mayores campos productores de granos del mundo – de los cuales depende la alimentación del planeta – caería casi por la mitad” (De Villiers, 2002, p. 202). Otra cosa importante para comprender lo que significa el riego para la alimentación de las personas en la actualidad es que “hoy el riego responde por dos terceras partes del uso del agua en el mundo, y en algunos países en desarrollo, llega a significar cerca del 90%” (Postel, 2001, p.1). Por otro lado, muchos son los estudios hechos sobre la utilización del agua en la agricultura. Entre ellos, los escritos de Karl Marx, sobre el modo de producción asiático o la “formación asiática”, encontrados en varias de sus publicaciones, han sido objeto de discusiones intensas para marxistas y no marxistas. Sin embargo, lo que interesa señalar aquí es que esa formación social fue caracterizada por este autor, a partir del uso que la sociedad hacía del agua de riego, como elemento fundamental, en conjunto con la propiedad comunal de la tierra, y de esa forma explicar el despotismo del sistema de gobierno, tanto en la India como en la China, y en otros países que se podían conceptuar como teniendo una “formación social asiática”. Marx (1964, 1975), en su trabajo intitulado Formaciones Económicas Precapitalistas, también señala el significado de la tierra en las sociedades precapitalistas, consideradas básicamente de propiedad comunal, y como elemento fundamental en el cotidiano de esas sociedades. Eso me parece importante, aunque el autor no considere específicamente la propiedad común del agua, quedando aparentemente sobreentendida su importancia, pues el 61 agua pasa a formar parte de los elementos necesarios para la producción de bienes agrícolas, lo que la vuelve indisociable del proceso más amplio de ese tipo de producción. De ese modo, Marx (1964, 1975), argumenta que “la tierra es el gran laboratorio, el arsenal que proporciona, tanto los medios y objetos de trabajo como la localización, la base de la comunidad” (p. 67). Esa consideración sobre la importancia de la tierra remite, según mi interpretación, a la propiedad del agua, que en el caso de la formación asiática es fundamental, pues se basa, a veces, en la administración del agua de riego por parte de gobiernos despóticos. En el caso del Valle de Quíbor, la relación de la propiedad de la tierra con el derecho al uso del agua es muy importante para entender las relaciones que se establecen, sobre todo en la época de sequía, durante la cual algunos intereses entran en conflicto. Sobre la creencia que en las sociedades despóticas habría una ausencia de propiedad, Marx (1964, 1975) señala: El despotismo oriental aparentemente lleva a una ausencia legal de propiedad. Pero de hecho, su fundamento es la propiedad tribal o común, creada, en la mayoría de los casos, por una combinación de manufactura y agricultura dentro de la pequeña comunidad que así, se hace completamente autosuficiente, conteniendo todas las condiciones de producción y de producción de excedente (pp. 67-68). Sin embargo, existe una controversia sobre la importancia que tendría para el desarrollo de los trabajos de Marx, los escritos sobre el modo de producción asiático (Sofri, 1977). Lo cierto es que un número importante de marxistas se dedicó a escribir sobre él, teniendo mayor resonancia en la obra de Karl Wittfogel (1957), en sus estudios sobre las sociedades orientales, plasmados, básicamente, en su libro Despotismo Oriental, en el cual retoma la idea de una sociedad autoritaria basada en el control de la producción por medio de los recursos hídricos (siendo el riego el más importante entre ellos). Sin embargo, según Ribeiro (1978) y Sofri (1977), Wittfogel abandona la idea relacional entre gobierno despótico y riego y pasa a mantener la idea de la “formación asiática”, para caracterizar a las sociedades despóticas en general. Los trabajos de Wittfogel no fueron los únicos que trataron esa temática, pero este autor es el más citado en el ámbito de los estudios marxistas, por sus implicaciones con los estudios de la evolución sociocultural, a partir del materialismo histórico. Sofri (1977) aclara que la idea de un despotismo oriental nació en los siglos XVI y XVII, del contacto de los ingleses con China, mucho antes, lógicamente, de los escritos de Marx y Engels. El autor agrega, además, que ellos no profundizaron sobre ese concepto, lo que ha contribuido con las diferencias surgidas en el ámbito de los estudiosos marxistas, pero cree 62 que cuando Marx habla de la forma asiática de producción, quiere argumentar que en ella, a pesar de haber un dueño de todo, un autócrata, hay una propiedad comunal de la tierra (en la agricultura), que siempre está acompañada del trabajo artesanal (en la manufactura). Ribeiro (1978), continuando en la línea de análisis marxista, desarrolla toda una teoría sobre la evolución sociocultural, en la cual las sociedades de riego ocupan un lugar preponderante al canalizar el agua de los ríos con fines agrícolas, haciendo parte de una de las Revoluciones Tecnológicas y de los Procesos Civilizatorios de la Humanidad. Según él, la Revolución del Riego formó las bases tecnológicas de los Imperios Teocráticos de Riego, entre los cuales señala los de los Incas, los aztecas y los mayas, específicamente en Suramérica, y todos ellos con una agricultura basada en el riego con sus especificidades ecológicas y culturales. Hunt y Hunt (1976), a partir de una postura antropológica, señalan el hecho de que los antropólogos sociales generalmente han ignorado los estudios sobre riego. Ellos destacan entre los antropólogos dedicados al tema, además de los escritos de Wittfogel (1957), los trabajos de Steward (1955), Leach (1961), Childe (1954), Wolf y Palerm (1955) y Sander y Price (1968). Ellos se unen a un grupo que cree en la importancia de los estudios de riego para la organización social: Creemos que la agricultura de riego es un recurso social no muy usual, que ciertamente tiene relaciones sistemáticas con otras características de la organización social y que estas relaciones necesitan ser investigadas de forma sistemática (Hunt y Hunt, 1976, p. 389). Sin embargo, Hunt y Hunt (1976) reconocen que la mayoría de los antropólogos han ignorado esos estudios, aunque el riego sea la técnica de cultivo más importante en las sociedades que ellos estudian, y que ella sólo es mencionada y tratada en sus trabajos con comentarios sin importancia. En la actualidad esa situación se ha modificado, observándose que algunos antropólogos se han dedicado a estudiar las relaciones sociales alrededor de la distribución del agua de riego (Geertz, 1981,1980; Hunt, 1989; Gelles, 1997; Wateau, 2000; Dayton-Johnson, 2001; Long, 2001). En la Psicología Social los estudios sobre lo rural, y específicamente sobre el papel del riego en la organización social, constituyen un tema inexistente o por lo menos no forman parte de los temas comúnmente tratados en la disciplina24. Sin embargo, Íñiguez (1994), en un 24 Esto se hizo evidente en una mesa redonda denominada “O Semi-Árido como um Lugar na Psicologia Social” que conformamos Canelón (2003), Spink (2003), Cordeiro (2003) García (2003), en el “XII Encontro da Associação Brasileira de Psicologia Social” (Abrapso), efectuado en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, en el mes de octubre del año 2003, en el cual presentamos varios trabajos sobre el “Lugar do Rural” en esa disciplina. Para 63 trabajo sobre las estrategias psicosociales para la gestión del agua, señala que la Psicología Ambiental se ha ocupado, en la mayoría de las veces, de estudiar el problema del agua a partir de enfoques individualistas, o con un tratamiento poco abarcante de lo social. Constata, también, que las investigaciones han sido orientadas por trabajos sobre conductas, actitudes, motivación, valores y normas sociales que influenciarían el comportamiento de la población, en la búsqueda de un uso más racional (usando menos agua por persona) para la conservación del recurso hídrico (investigación-intervención). De inspiración netamente cognitivista, este planteamiento se basa en la creencia de que los comportamientos están determinados por un proceso racional. En esencia, con la información pertinente, la gente es capaz de reflexionar sobre ella y cambiar su forma de comportamiento; en nuestro caso, dada una información, conocidas las carencias de agua y la dificultad para su consecución, mantenimiento, depuración, canalización, etc., etc., las personas modificarán sus comportamientos para favorecer el ahorro de agua y la homogenización de los niveles de calidad de vida del conjunto de la población (Iñiguez, 1994, p. 20). Afirma también que, para ese momento, la teoría de las representaciones sociales era una contribución fundamental para tratar esos estudios con una visión ‘social’. Una superación del individualismo latente en las perspectivas anteriores la ofrecen otros planteamientos donde se remarcan la naturaleza social de la persona humana, de sus relaciones con su entorno, de los conocimientos, creencias, emociones, etc. Incluidos los que se refieren a nuestra relación con el mundo físico (Iñiguez, 1994, p. 23). La perspectiva del construccionismo social Desde el punto de vista epistemológico, este trabajo utiliza cuatro nociones principales: la noción de campo-tema de Peter Spink (2003a, 2003b, 2003c, 2002, 2001, 1999), la noción de matriz de Ian Hacking (2001), la noción de análisis de interfase centrado en el actor de Norman Long (2001, 1999, 1997, 1996, 1993), y el concepto de prácticas discursivas propuesto por Mary Jane Spink (2003a, 2003b, 1999). Todas esas propuestas teóricometodológicas tienen como base epistemológica el construccionismo social, que: “... Está interesado en identificar procesos por los cuales las personas describen, explican y/o comprenden el mundo en que viven, incluyéndose ellas mismas” (Spink, M.J. y Lima,1999, p. 60). el evento presentamos algunos trabajos que hemos realizado en la zona rural, tanto en Brasil como en Venezuela, que abren un camino para estudios de este tipo a partir de una Psicología Social que dirija su interés para esa área tan importante. 64 Según Íñiguez (2003, pp. 6-8), algunos de los elementos que definen lo que se podría llamar de construccionismo son: a) el antiesencialismo, o sea, que ni las personas ni el mundo tienen una naturaleza determinada, la noción de objeto es una convención social que depende de la definición que él hacemos, por lo que no hay objetos “naturales” que existan en la realidad de forma independiente, ellos son objetivaciones resultantes de prácticas sociales que los constituyen como tal; b) el relativismo/anti-realismo, pues, un punto de vista construccionista implica la negación de la relación entre el conocimiento y la percepción directa de la realidad, porque la ‘Realidad’ es apenas un conjunto de versiones construidas colectivamente en el seno de las distintas sociedades y culturas a lo largo de la historia como comunidad. No hay entonces separación entre la realidad y el conocimiento que producimos sobre ella. El objeto no genera su representación, él es construido por nuestras prácticas; c) el cuestionamiento de las verdades, generalmente, aceptadas, en la medida en que esa perspectiva cuestiona constantemente la “verdad”, poniendo en duda el modo como hemos aprendido a mirar el mundo y a nosotros mismos. Cuestiona, también, la idea de que el conocimiento está basado en la observación objetiva e imparcial de la realidad; d) la determinación cultural e historicidad del conocimiento, pues, toda concepción del mundo o de lo social es social y culturalmente dependiente. Las formas de categorización y conceptualización son específicas de cada cultura y cada momento histórico concreto, afirmación que se aplica no sólo al conocimiento “común”, sino también, al “conocimiento científico”. Por lo tanto, desde el punto de vista histórico y cultural no hay nada absoluto, ningún saber es verdadero ni definitivo; e) el lenguaje, como condición de posibilidad, ya que la realidad se construye socialmente y los instrumentos con los cuales se construye son discursivos, porque el lenguaje no es únicamente expresivo o referencial, sino una forma de acción por la cual construimos el mundo; f) el conocimiento como producción social, teniendo en cuenta que el conocimiento es el resultado de una construcción colectiva. Las prácticas cotidianas fabrican nuestro saber y nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos. Cada saber y cada conocimiento social posibilitan ciertos modos de acción social, excluyendo, al mismo tiempo, otros modos; y g) la “construcción social”, la perspectiva construccionista no debe volverse la noción de “construcción social”, algo estático o reificante, o sea, algo permanente, ya que las prácticas sociales crean estructuras e instituciones sociales, pero, igualmente, las estructuras sociales inciden y ejercen una fuerte influencia sobre las prácticas. Toda práctica social, entonces, contribuye de manera directa con la construcción de lo social. 65 El método de la investigación se fue construyendo en la medida que ésta se desarrollaba, tal como señala Spink (2003a), El cuarto eje de reflexión trajo el reconocimiento de que los estudios hechos por el Núcleo no se caracterizaban, de manera general, por un planeamiento anticipado de la estrategia de investigación, con la identificación precisa de los objetivos y la escogencia deliberada de métodos de investigación y análisis. Al contrario, la investigación tendía a darse a partir de la identificación de un punto de partida, y desde ahí: iría caminando sin saber directamente el cómo y el dónde. El proceso fue descrito en términos de la desnaturalización sucesiva (o extrañamiento) con relación a la temática en foco, del mirar multidireccional y de la ausencia de un punto predefinido de llegada o término, a no ser el sentimiento de ''ser suficiente'' (p.20). Por otro lado, lo rural como un lugar no ha formado parte de los temas tradicionalmente abordados por la Psicología Social25. El lugar se convierte en el foco de la comprensión y de la acción y no como ha sido tratado tradicionalmente, como alguna cosa externa, de contexto, algo que está allá afuera (Spink, 2003c). Las cosas no sólo acontecen: ellas tienen lugar (...) Ese es el terreno de la intersección de los procesos sociales y la acción social, en la que un apretón de manos o una sonrisa entre desconocidos en una reunión comunitaria producen civismo y son producidos por él (Spink, 2002, p. 4). También se sabe que lo rural ha sido un área generalmente estudiada por la Sociología, la Antropología y la Agronomía. Esos estudios, la mayoría de las veces, tienden a enfocarse en los aspectos más generales del tema, buscando las generalizaciones, eso es muy diferente de la perspectiva con la que construí este campo-tema. Lo que quiero decir se explica por el uso que hago de la noción de campo propuesta por Spink (2003a), en la cual: “el campo es el método y no el lugar; el foco está en la comprensión de la construcción de sentidos en el espacio de vida del individuo, grupo, institución y comunidad” (p.35). En consecuencia, aún estando la mayor parte del tiempo de esta investigación localizado físicamente en Brasil, estuve en el campo y todavía estoy en el campo, como investigador, reflexionando, conversando, pensando y escribiendo sobre la problemática del agua de un lugar denominado Valle de Quíbor, “campo, por lo tanto es el argumento en el cual estamos inmersos, argumento éste que tiene múltiples fases y materialidades, que acontecen en muchos lugares diferentes” (Spink, 2003a, p. 28), en este caso, los diversos pueblos y caseríos visitados por mí, y que son, solamente, parte de la territorialidad del campo-tema. 25 En una investigación realizada por el autor en la Revista Psicologia e Sociedade, de la Abrapso (Asociación Brasilera de Psicología Social), entre los años 1996 y 2001, de los 86 trabajos publicados, solamente 2 tenían relación con lo rural. La misma investigación fue realizada en la Revista Psicología Social y Personalidad, de la Amepso (Asociación Mexicana de Psicología Social), entre los años de 1996 y 2000, encontrando 3 artículos sobre el tema rural entre los 50 artículos publicados. 66 Y cuando, como psicólogos sociales, hacemos investigación, ¿qué es lo que hacemos? Argumentamos que un tema, un campo, o mejor, un campo-tema merece ser estudiado, merece nuestra atención como psicólogos sociales. Proponemos que es psicológicamente relevante (Spink, 2003a, p.25). Para reforzar la idea de campo como foco de mi investigación y las diferencias que tiene este concepto con relación al oriundo de la investigación de campo de la Antropología, instaurado por Malinowski en su clásico libro Los Argonautas do Pacífico Occidental, como el método antropológico por excelencia, que implica necesariamente la permanencia por largos intervalos de tiempo en la comunidad, pues de esta manera pretende conseguir “entender el punto de vista del nativo” (Burke, 1992, p.25), me apoyo nuevamente en Peter Spink cuando dice “cuando hacemos lo que llamamos de investigación de campo, no estamos ‘yendo’ al campo, ya estamos en el campo, porque ya estamos en el tema” (Spink, 2003ª, p.36), lo que diferencia a esta noción de la antropológica y le otorga un sentido particular para la Psicología Social. Lo que buscamos es localizarnos psicosocialmente y territorialmente más cerca de las partes y lugares más densos de las múltiples intersecciones e interfases críticas del campo-tema, donde las prácticas discursivas se confronten y, al confrontarse, se vuelven más reconocibles (Spink, 2003a, p.36). De ese modo, lo que me orienta se sustenta en la idea de que: No hay datos en nuestras investigaciones porque no hay hechos empíricos esperando pacientemente e independientemente para ser interpretados (...) No hay datos, pero hay, al contrario, pedazos o fragmentos de conversaciones: conversaciones que ya se volvieron eventos, artefactos e instituciones; conversaciones aún en formación; y, más importante aún, conversaciones sobre conversaciones (Spink, 2003a, p.37). De ahí que las conversaciones, entrevistas, las observaciones y mis reflexiones son el centro de las explicaciones que intento dar, porque, “el renarrar académico es un narrar de manera escrita de la narración oral, de la conversación, de la visita, del material, de la materialidad, de los achados y perdidos26” (Spink, 2003a, p.38). Según Spink (2001, 2002), su noción de campo-tema tiene muchos puntos de intersección con la noción de matriz de Ian Hacking (2001), pues ella pone la atención en el lugar como siendo constitutivo de testimonios y conversaciones, incluyendo la conversación en su materialidad. Las personas no hablan en el aire, y en el momento en que hablan y de la forma como lo hacen, es algo que forma parte de las otras personas, ellas se constituyen 26 Esta expresión en portugués, significa el lugar donde las personas llevan los objetos encontrados en un sitio público y los que han perdidos objetos los van a tratar de localizar. Es decir, el mismo lugar sirve para lo perdido y lo encontrado, teniendo un doble sentido. 67 conjuntamente. La materialidad es social, ella es producida en el habla, su existencia es argumentada y el habla continúa dentro y alrededor de ella. En cuanto a la noción de matriz, Ian Hacking (2001) la utiliza para nombrar el escenario social en el que las ideas, las nociones y los sentidos son socialmente construidos. Así, los sentidos atribuidos al agua son construidos en una matriz de relaciones muy compleja que es constituida por instituciones, agricultores, mediadores (como los distribuidores y los jueces de agua), las leyes sobre uso y distribución del agua y también por las materialidades, las represas, las lagunas, los bucos, etc., que a veces posibilitan, y otras obstaculizan determinadas relaciones sociales en el campo-tema de la gestión del agua de riego, de las diversas fuentes, en el Valle de Quíbor. Hacking (2001), haciendo una discusión sobre la construcción de la matriz mujer refugiada en Canadá, argumenta: La matriz en la que se ha formado la idea de la mujer refugiada es un complejo de instituciones, defensores, artículos de periódico, juristas, decisiones judiciales, actas de inmigración. Por no mencionar la infraestructura material, barreras fronterizas, pasaportes, uniformes, mostradores de aeropuertos, centros de detención, juzgados, campos de vacaciones para niños refugiados (p. 33). El autor agrega al respecto que “las interacciones no sólo ocurren. Ocurren dentro de matrices, que incluyen muchos elementos sociales obvios y muchos elementos materiales obvios” (p. 64). Partiendo entonces de estos argumentos, busco conocer cómo la matriz de la gestión de agua de riego, en Quíbor, es constituida y cómo eso me ayuda a entender los mecanismos y las formas tradicionales de gestión presentes en ese cotidiano. Dado que considero a las personas de Quíbor, insertas en una matriz muy compleja de relaciones, instituciones, lenguajes, etc., la noción de interfase, dentro de la propuesta de análisis centrado en el actor, de Long (2001, 1999, 1997, 1993), me subsidia a la hora de operacionalizar la forma como se dan esas relaciones, las arenas donde se presentan y de conocer cuáles son los discursos y las prácticas usadas en las negociaciones de sentidos en el cotidiano de la región sobre el agua de riego en el Valle. Sobre la noción de interfase social, Long y Villareal (1993) señalan que Sobre la noción de interfase social, Long y Villareal (1993) señalan que “aunque la palabra interfase tiende a seguir la imagen de algún tipo de articulación o confrontación de solamente dos lados, las situaciones de interfase son mucho más complejas en su naturaleza” (p. 7). Esto también me permite construir un puente con la noción de matriz, pues ambas nociones parten de la 68 complejidad de las situaciones y no dan nada por obvio, ni minimizan cualquiera situación social del cotidiano. Long (2001), define la interfase como: Un punto crítico de intersección entre los mundos de vida, entre los campos sociales o entre los niveles de organización social, en el cual las discontinuidades sociales, basadas en discrepancias de valores, intereses, conocimiento y poder, son mayormente posibles de ser localizadas (p. 243). Partiendo de esa comprensión, me interesa entender los sentidos atribuidos a la gestión del agua de riego, a partir del análisis de las prácticas discursivas de las personas involucradas en situaciones de intersección y en las discontinuidades que se producen en el campo de la gestión del agua en Quíbor; cómo y dónde surgen, quién está involucrado, y por qué, y cuáles son las materialidades que sustentan esas interfases. Para eso, pongo el foco en la interconexión de las personas o actores, en el cotidiano del uso del agua de riego en Quíbor. De ese modo, entiendo que las personas en Quíbor están comprometidas en procesos continuos de construcción de sus mundos sociales y que la comprensión de sus formas de gestión de agua pasa por conocer cómo han construido esos mundos diversos y cómo los expresan en sus prácticas discursivas. Aunque Long (2001) trabaja en el campo de la sociología del desarrollo rural, la utilización que hago de la perspectiva de análisis de interfase centrado en el actor tiene un recorte particular: tomo para este trabajo aquellos aspectos que pueden proporcionarle subsidios para la realización de la investigación, sin asumir la propuesta como una receta, sino como un apoyo a la misma. Algunos conceptos de la propuesta de Long (2001) han sido muy útiles para el presente trabajo. Entre ello está el concepto de agencia, que se refiere a la capacidad de las personas de procesar sus experiencias y lidiar con sus vidas, generando diversos tipos de conocimiento, aunque puedan estar sometidas a formas y condiciones restrictivas. Para el autor: Agencia implica tanto una cierta habilidad de conocimiento, por medio del cual las experiencias y los deseos son reflexivamente interpretados e internalizados (conscientemente o no), como la capacidad de utilizar herramientas relevantes, tener acceso a recursos, materiales o inmateriales, e involucrarse en prácticas organizativas específicas (Long, 2001, p.49). A partir de ese concepto podemos entender que las personas desarrollan formas particulares de reracionamiento, organización y conocimiento en la construcción de proyectos colectivos que transformen sus condiciones de vida. Al considerar a la agencia, tal como 69 señala Long (2001), se puede entender que hay formas asociativas cotidianas, que son el producto de la creatividad de las personas, con sus propias dinámicas, y que, muy probablemente, las formas de asociación propuestas verticalmente, o creadas artificialmente27 o compulsoriamente, pueden no producir los efectos esperados según las expectativas de especialistas y técnicos. Hay otros dos conceptos que complementan mi análisis: conocimiento y poder. Long (2001) señala que las personas producen conocimiento a pesar de las limitaciones de estudio formal y de información, y que ese conocimiento es tan válido como los otros. El poder es visto, según este autor, como la capacidad que los actores tienen para crear redes y proyectos que los aglutinan en torno de varios proyectos personales, pero que pueden juntarse, no sin conflictos, en pro de objetivos colectivos: En otras palabras, agencia (y poder) depende, crucialmente, de la emergencia de una red de actores que se comprometen parcialmente, sin embargo, pocas veces totalmente, en el “proyecto” de otra persona o personas. Agencia, entonces, requiere de la generación, y uso, o manipulación de redes de relaciones sociales, la vinculación de aspectos específicos (como reivindicaciones, órdenes, bienes, instrumentos e información) por medio de ciertos puntos nodales de interpretación e interacción. Aquí, es esencial tomar en cuenta las maneras por las cuales los actores sociales están involucrados y/o trabados en luchas sobre la atribución de sentidos sociales acerca de eventos particulares, acciones e ideas (Long, 2001, p.17). Reflexionando sobre los problemas de la gestión del agua de riego en el Valle, compartimos la visión de Long (2001) cuando habla sobre la preferencia en el uso de su propuesta de análisis de interfase centrado en el actor: Mi propia predilección se basa en un tipo de análisis del actor que explica como los sentidos, los propósitos, y los poderes, asociados con modos diferentes de agencia humana, se entrecruzan para moldear los resultados de las formas sociales emergentes (Long, 2001, p.4). Es en ese sentido que me apropio de algunos elementos de esta propuesta para explicar las formas emergentes en la gestión del agua en Quíbor, así como los posibles resultados de la incorporación de la Represa Yacambú, en el cotidiano de las personas que han convivido con la sequía desde tiempos inmemoriales. Según Long, La tarea más importante del análisis es, entonces, identificar y caracterizar las variadas prácticas de los actores, las estrategias y racionalidades, las condiciones en que emergen, cómo se entrelazan, su viabilidad o efectividad para solucionar problemas específicos y sus amplias ramificaciones sociales (Long, 2001,p.20). 27 Desde afuera, por agentes externos (técnicos, funcionarios, etc.) 70 La propuesta de Long (2001), que adhiero, supone que la definición del problema considere la visión de los actores sociales involucrados, ya que afirma que ellos deben ser entendidos como participantes activos de los procesos de creación de la problemática, a través de sus prácticas discursivas cotidianas. Pero, ¿cómo es que la preocupación por las prácticas discursivas se relaciona con el análisis de interfase centrado no actor? Long señala: “Estoy interesado en analizar las prácticas discursivas sociales y heterogéneas creadas e interpretadas por actores sociales en la construcción y reconstrucción de sus vidas y las de los otros” (Long, 2001, p.49). El concepto de prácticas discursivas ha desempeñado un papel fundamental en este trabajo, pues es a partir de él que se puede hacer una distinción entre los discursos cristalizados en documentos de dominio público, o en los testimonios que se apoyan en los argumentos contenidos en ellos, y las prácticas discursivas del cotidiano, usadas por las personas para dar sentido a sus mundos. Me apoyo en Spink, M.J. (1999), en su propuesta teórico-metodológica que considera a las prácticas discursivas como lenguaje en uso, o en acción, y las define como “las maneras a partir de las cuales las personas producen sentidos y se posicionan en relaciones sociales cotidianas” (p. 45). En ese sentido, al interactuar con los interlocutores en los diálogos mantenidos con ellos, participo en esa construcción de sentidos, pues, es a partir de nuestra conversación que las personas se van posicionando y posicionando a otros utilizando repertorios para argumentar tales situaciones; o sea, a través del lenguaje construido, se van creando en el cotidiano las relaciones sociales que dan sentido a los mundos de las personas. Por eso, comparto con Spink, M.J. y Rose (1999) la concepción de que el lenguaje es una práctica social y debe ser analizada y comprendida como tal. Según Spink M.J. (2003b), basándose en la propuesta de Bakhtin (1994), las prácticas discursivas tienen como elementos constitutivos: la dinámica, o sea, los enunciados orientados por voces; las formas, constituidas por los géneros de habla o speech genres (temas y formas – situaciones típicas de enunciación); y los contenidos, que son los repertorios lingüísticos (lenguajes sociales o repertorios prototípicos). Para Bakhtin (1994), el enunciado es la unidad básica de la comunicación. Cualquier enunciado (oral o escrito) implica la presencia de interlocutores, presentes, pasados y futuros, que se materializan en las nociones de voces y de direccionamiento, y que podemos comprender los textos escritos como prácticas 71 discursivas y acatar el principio de que todo lenguaje es dialógico (Spink, M.J. y Menegom, 2003, p.13). En esta propuesta, se considera que todos nuestros discursos son producidos por una voz o voces, por lo tanto, los enunciados son hablados o escritos a partir de un punto de vista. Todo enunciado es siempre direccionado a alguien, presente o ausente. El direccionamiento, a su vez, se refiere a la presencia del otro, pues todo enunciado es respuesta al enunciado que lo precede, lo que implica la responsividad, la dialogicidad, y la interanimación dialógica. En fin, todo enunciado tiene un autor y un destino, y es, definitivamente, direccionado. (Spink, M.J., 2003b). Como unidades de construcción de las prácticas discursivas, los repertorios lingüísticos son los términos, descripciones, lugares comunes, que proporcionan la construcción de los múltiples sentidos posibles (Spink, 2003a). Por otro lado, sobre el análisis de las prácticas discursivas, Spink, M.J. (2002) nos advierte que: El enunciado va desde la pregunta de alguien hasta la finalización del habla de otra persona. Es un nexo en la cadena de comunicación. De ahí la importancia de no descontextualizar trechos de los intercambios discursivos en nuestros análisis, pues, al quitar una sentencia del enunciado que le da soporte, le robamos el sentido (p.28). Otra noción importante en la perspectiva de Spink, M.J. (1999), que toma de Davies y Harré (1990), es la de posicionamiento, fenómeno del orden de la conversación, que parte de la premisa que “al hablar y actuar a partir de una posición, las personas traen para la situación particular su historia como seres subjetivos, o sea, la historia de alguien que estuvo en múltiples posiciones y se involucró en diferentes formas de discurso” (Davies y Harré, 1990, p. 5). Los autores definen el posicionamiento como: ... el proceso discursivo por medio del cual los selves son situados en las conversaciones como participantes observables y subjetivamente coherentes en líneas de historia conjuntamente producidas. Puede haber posicionamiento interactivo, donde lo que una persona dice posiciona a otra. Y puede haber posicionamiento reflexivo, en el cual nos (auto) posicionamos (Davies y Harré, 1990, p. 5). Davies y Harré (1990) optan por una noción de persona que se posiciona de formas diferentes en una conversación, que se alía “a la experiencia y demuestra aquel aspecto del self que está involucrado en la continuidad de una multiplicidad de selves” (p.4). Y agregan que quieren “defender la adopción de ‘posición’ como la expresión apropiada para referirse a 72 la producción discursiva de una diversidad de selves – el panorama efímero de los “yos” (me’s)28 invocados en el curso de las interacciones conversacionales” (p.5). A partir de las prácticas discursivas, tenemos acceso a cómo las personas construyen sus versiones sobre la gestión del agua, se posicionan y posicionan a los otros y dan sentido al cotidiano de sus mundos, ya que como señalan Spink, M. J. y Medrado (1999): El sentido es una construcción social, un emprendimiento colectivo, más precisamente interactivo, por medio del cual las personas – en la dinámica de las relaciones sociales históricamente establecidas y culturalmente localizadas – construyen los términos a partir de los cuales comprenden y lidian con las situaciones y fenómenos a su alrededor. (p. 41). Apoyándome en el concepto de prácticas discursivas, en un capítulo posterior, interpreto y analizo las conversaciones y entrevistas que tuve con los actores sobre el manejo del agua en el Valle de Quibor, y los sentidos construidos a su alrededor. Como dice Spink, M.J. (2003a) “cuando buscamos entender la dialogía en los procesos cotidianos de producción de sentidos, trabajamos con conversaciones del cotidiano, de entrevistas, de grupos de discusión y testimonios” (p.16). Tomando en cuenta las interfases de los actores, procuro las diferentes relaciones entre las varias versiones sobre el agua de riego y su forma tradicional de gestión, así como, las negociaciones, las posibilidades de acuerdos y los conflictos que surgen, buscando dar sentido a ese complejo mundo cotidiano del agua de riego durante la sequía en el Valle. Basado en esas nociones utilizo, en este trabajo, variadas estrategias de aproximación al campo-tema que me permiten considerar el punto de vista de los actores en Quíbor: observaciones del cotidiano; colecta y análisis de documentos de dominio público (Spink, 1999); conversas informales grabadas, o no; entrevistas grabadas y realizadas con personas seleccionadas, sin guiones rígidos preestablecidos, y dejando que surgiesen las varias dimensiones involucradas en la problemática de la escasez de agua y los mecanismos de distribución durante el período de sequía, cuestiones que guiaban el trabajo. Las estrategias fueron ejecutadas en tres momentos, mezclándose y profundizándose en el avance de la investigación entre, visitas, lecturas de documentos, observaciones y análisis de las conversaciones. Como fue mencionado en el prefacio, fue a partir de conversaciones con una funcionaria de la Gerencia de Desarrollo y Conservación de la empresa Sistema Hidráulico YacambúQuíbor (SHYQ), que el problema de la falta de agua y las expectativas sobre lo que sucedería 28 La autora se refiere aquí al pronombre me en inglés, en plural. 73 cuando la represa comenzara a funcionar, introduciendo nuevas formas de gestión del agua, que tuve una idea más clara de los actores que podría participar de la investigación. Surgieron cuestiones acerca de los modos de organización de los agricultores − en el discurso de funcionarios del SHYQ, se decía que las personas, y especialmente los agricultores del Valle, tienen problemas para organizarse en asociaciones para “luchar” por sus derechos, o para coordinar sus actividades, sin embargo, reconocían que hay formas organizativas tradicionales en el manejo del agua que consideran es un elemento importante para el futuro Sistema de Riego que la empresa construirá. Eso no me parecía lógico y sí contradictorio, pues, ¿cómo era entonces que esas personas habían hecho para lidiar con la sequía y con la distribución del agua por tantos años si no tuvieron una organización efectiva en sus relaciones cotidianas? De modo general, en el Valle de Quíbor no existe un sistema organizativo de los productores que les permita abordar colectivamente la búsqueda de soluciones a los problemas que los afectan, así como la cohesión necesaria para relacionarse ventajosamente con los otros sectores de la economía. El sistema de producción se ha conformado sobre la base de la individualidad-autonomía del sitio; cada productor se propone, y de hecho lo consigue en mayor o menor grado, alcanzar sus aspiraciones económicas y productivas, sin recurrir a una organización que lo apoye (SHYQ, 1998, p. 50). Fueron esas cuestiones las que me llevaron a buscar información sobre las formas de obtención, distribución y control del agua para riego utilizadas en el Valle. Los funcionarios del SHYQ me presentaron a algunos usuarios de las diversas fuentes de agua del Valle, quienes me contaron sobre las variadas formas de distribuir las aguas y la forma tradicional de gestión, y comencé a establecer un diálogo con ello sobre diferentes aspectos del cotidiano del trabajo en la agricultura y de la falta de agua durante la sequía o el “verano”. Estableciendo los primeros contactos En una primera aproximación con el Valle, entre los meses de septiembre y octubre de 2002, identifiqué algunas instituciones que se ocupan directamente con el agua para riego, ellas son: Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN), que tiene como función, entre otras, coordinar las actividades del ejecutivo nacional para el fomento, conservación, defensa, restauración y mejoramiento del ambiente mediante el uso coordinado de los 74 recursos naturales, agua, suelos, aire, clima, atmósfera, especies vivas, su protección y la generación, colecta y sistematización de la información requerida (MARN, 2003). Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT), que tiene como misión formular, coordinar y ejecutar, dar continuidad y evaluar las políticas dirigidas a promover la seguridad alimentaria, impulsar el desarrollo de los circuitos agroproductivos y sistemas agroalimentarios, impulsar el desarrollo de las zonas rurales del país, así como buscar la justa distribución de la tierra y su uso adecuado, mediante la instrumentación de un ámbito institucional – jurídico – operativo, actualizado y coherente con las prioridades del Ejecutivo, para el desarrollo del aparato productivo nacional, en el ámbito de un proceso participativo entre los diferentes actores públicos y privados, que permitan generar mayores y mejores oportunidades de desarrollo humano, socioeconómico y de utilización de los recursos existentes (MAT, 2004a). Inder, Instituto de Desarrollo Rural, que tiene como misión “contribuir con el Desarrollo Rural Integral, establecido en el Art. 305 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con funciones específicas en materia de infraestructura, capacitación y extensión, actuando conforme el principio constitucional de la seguridad alimentaria, la construcción de obras, la capacitación técnica y la elevación de la calidad de vida de la población del medio rural venezolano” (MAT, 2004b). Hidrolara, empresa regional de capital público (50% del gobierno estadal y 50% de las alcaldías) que administra el servicio de distribución de agua potable y saneamiento en el estado Lara. Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor (SHYQ), responsable por la construcción de la represa Yacambú-Quíbor y del sistema de riego a ser implantado en la región. Gobernación del Estado Lara, máxima autoridad política regional. Alcaldía del Municipio Florencio Jiménez. Aprosela, asociación de productores del Valle de Quíbor. Fundacebolla, asociación de los grandes productores de cebolla del Valle. Aproagro, V.Q., asociación de productores agrícolas del Valle de Quíbor, compuesta, en su mayoría, por pequeños y medianos productores. La mayoría de esas organizaciones forman parte de una comisión denominada Comisión Técnica de Suelos y Agua del Valle de Quíbor (Cotesaguas V.Q.), representando al gobierno y a los productores del Valle, y analizando temas diversos sobre la producción agrícola y 75 pecuaria de la región. Por medio de esa comisión, por ejemplo, se tramitan los permisos de apertura de nuevos pozos para la extracción de agua subterránea. Además de las instituciones y organizaciones mencionadas, entré en contacto con otras organizaciones existentes en el Valle, también de interés para este estudio. Después de tener una primera visión sobre la distribución del agua en la época de lluvias y de sequía, seleccioné estos actores, los cuales se mostraron muy involucrados con la problemática y relacionados con los grupos que han construido parte de las estrategias observadas, de recolección y distribución de agua para riego, pudiendo contribuir con la ampliación de mi comprensión del cotidiano de la gestión del agua en cada situación. Las entrevistas fueron realizadas como conversaciones no estructuradas, casi siempre en la casa de la persona o en su lugar de trabajo, y la temática fue dirigida para la gestión del agua en cada fuente utilizada. Usualmente, estuve acompañado de algún funcionario de la empresa SHYQ, que me sirvió de guía en la región, pues, después de escoger a las personas, fue a través de esos funcionarios que pude llegar a los lugares de encuentro y hacer contacto con ellas. El objetivo era que las personas conversaran sobre la historia y la actualidad de la forma tradicional de gestión de agua que han desarrollado y, a partir de ahí, identificar algunas cuestiones relevantes para la investigación. Las conversaciones fueron grabadas con la previa autorización de mis interlocutores. Todas las organizaciones y empresas que aparecen en el trabajo mantienen sus nombres reales, los nombres de las personas, tanto en mi texto como en los testimonios de otras personas, son ficticios. Las personas con las cuales conversamos forman parte de las siguientes asociaciones o empresas (ver tabla 1 al final de este capítulo). Situando a los interlocutores a) La asociación Aproagro, V.Q., integrada por 30 productores que, conjuntamente con otros usuarios, utilizan como fuente el agua de la Quebrada Atarigua, cuyas aguas fluyen de forma casi permanente a partir de las montañas de Sanare, y siguen en dirección al Valle, y que son desviadas de su curso por medio de bucos y acequias, hechos de forma natural o construidos por los agricultores. En la época de lluvias esa quebrada suministra agua para riego para más o menos 3 mil usuarios en todo el Valle, pero, en el área en cuestión, sólo quedan los 30 pequeños productores ya mencionados, además de algunos otros agricultores no asociados. La distribución y administración del agua dependen de la abundancia o escasez del 76 recurso. Las personas entrevistadas fueron: el juez29 de agua de la quebrada Atarigua y un miembro fundador de Aproagro, V.Q. Sanare es la capital del municipio Andrés Eloy Blanco, y es en sus montañas que está el manantial de la quebrada. Antiguamente pertenecía al municipio Florencio Jiménez, cuya capital es Quíbor, pero, una vez separada y convertida en capital de municipio, pasó a generar nuevas formas de relación entre los agricultores de ambas poblaciones con respecto de esa agua. Eso significó el establecimiento de turnos de agua para cada pueblo en la época de sequía (ver apéndice 1). Así, de enero a abril, los 20 agricultores de Sanare, registrados por el Ministerio del Ambiente como usuarios de la quebrada, comparten el agua con los agricultores de Quíbor en turnos de 12 horas diarias, de día o de noche y tres veces por semana. Como ejemplo, tenemos que en el mes de enero, entre lunes y miércoles, los agricultores de Sanare reciben el agua, en grupos de cuatro, por 12 horas continuas, y de jueves a sábado, el agua es puesta a disposición para los agricultores de Quíbor. Los domingos no se distribuye el agua, sólo la utiliza quien quiera. Esos turnos son determinados por los propios agricultores en el mes de diciembre de común acuerdo, y el jefe del Ministerio es el responsable por la realización del cuadro de turnos y de su distribución entre todos los agricultores. Se puede decir que Isidro (IS), el actual juez de la quebrada, casi que heredó esa función de su padre, que se llamaba Periples. Él fue muy famoso y respetado por haber organizado la distribución del agua y haber controlado la mayoría de las peleas causadas por los robos de agua entre los productores vecinos. Después de más de 25 años como juez, se jubiló y ahora es su hijo, quien ocupa ese cargo. Su elección tuvo bastante apoyo, gracias a la conducta correcta demostrada por su padre por tantos años. La figura del juez está establecida en las leyes municipales de Quíbor, conocidas por lo menos desde mediados del siglo XIX. Se presentó como una persona justa y comprensiva en los casos en que tuvo que decidir a quién distribuir el agua, principalmente cuando se trató del riesgo de pérdida de la cosecha. Afirma hacer lo posible para llevar el agua a los que más la necesitan, aún teniendo que incumplir los turnos. Recorre la quebrada varias veces durante el día buscando desvíos ilegales y dialogando con los productores de Sanare para intentar evitar los conflictos. Conversamos dos veces: la primera, en un terreno que había alquilado para cultivar, y la otra, durante un recorrido que hicimos juntos por 7 Km., a lo largo de la quebrada Atarigua. La 29 El llamado juez de agua, es quien realiza realmente la distribución del agua durante la sequía, de acuerdo con turnos establecidos. 77 quebrada es la fuente de agua más importante de la región, debido a la cantidad de agua que corre por el lecho y al número de agricultores que de ella se benefician. Otra persona indicada por el personal del SHYQ, como conocedor de la gestión de agua de la quebrada, fue Andrés (AR), con quien me encontré en una calle del pueblo, donde estaba quitándole la cáscara a unas caraotas negras con dos empleados. Se definió como agricultor, beneficiario de las aguas de la quebrada, y comentó que trabajaba en la agricultura desde los 13 años. Fue fundador, como líder, de una asociación que se denomina Aproagro V.Q., creada, a finales de 1980, para organizar la distribución del agua de la quebrada, motivado por una serie de conflictos ocurridos entre los productores del Valle y los de Sanare. Según Andrés, el proceso de formación de la asociación Aproagro V.Q. fue producto del interés de más de 80 productores en solucionar los problemas acerca de la distribución del agua entre los agricultores del Valle y los de Sanare. Para eso, se reunió con personas pertenecientes al Ministerio del Ambiente y de la Guardia Nacional, con las cuales fue establecido un acuerdo para la distribución por un sistema de turnos. b) La Asociación de Usuarios del Portal de Salida30 del Agua del Túnel YacambúQuíbor, constituida en 1995 por un grupo de 34 productores, utiliza como fuente el agua del portal de salida del túnel que está siendo construido por el SHYQ, y que permitirá, cuando esté culminado, trasvasar el agua de la represa Yacambú para el Valle de Quíbor. El agua no tiene siempre el mismo caudal y a veces no fluye. Los usuarios ganaron el derecho de uso de esa agua por una Ordenanza Municipal, ella es distribuida por un juez o distribuidor, pagado por los usuarios, y utilizada para riego desde el año 1982. Fueron entrevistados el distribuidor del agua del túnel y un miembro fundador de la asociación de usuarios. Diego (DI) es, desde hace siete años, el distribuidor del agua del túnel. Fue electo por la comunidad de Hato Abajo para ejercer las funciones de juez del agua que fluye casi todos los días por el Valle, y que es usada por los pequeños agricultores para llenar lagunas artificiales, dar de beber a los animales o regar directamente las siembras. Conversamos en su casa y, posteriormente, en una reunión social y en un intercambio deportivo organizados por las comunidades y asociaciones de productores del Valle y por la empresa SHYQ. Su trabajo es distribuir el agua, comenzando de arriba para bajo, en el orden en que están localizadas las áreas de cultivos. Dice que hay 32 usuarios con derecho a recibir 24 horas de 30 El túnel interconecta a la represa con el Valle atravesando una montaña, y existe un agua que fluye hasta la zona de cultivos. Esta agua es utilizada y distribuida por un repartidor. 78 agua, que es cuando acaba la distribución para el último usuario, y recomienza el proceso. Sin embargo, aclaró que hay períodos en los cuales no fluye agua del túnel y se pierde la secuencia, dificultando la distribución. Uno de los miembros fundadores de la asociación de usuarios del agua de la represa Dos Cerritos, y del agua del túnel, es Tiago (TE), productor jubilado de la actividad agrícola. Fue presidente de la junta que administra el agua del túnel de trasvase de la represa YacambúQuíbor. Administró, también, el agua suplida por la antigua empresa Inos (Instituto Nacional de Obras Sanitarias), hoy Hidrolara, en la represa Dos Cerritos, a través de un contrato de concesión. Cuando la ciudad de Barquisimeto requirió más agua, el contrato fue cancelado. Tiago relata que ese contrato fue firmado debido a la aprobación de un decreto del Presidente Raúl Leoni, a mediados de los años de 1960, que autorizó el uso del agua excedente para los agricultores del Valle de Quíbor. Un administrador se encargaba del cobro y había una persona para organizar la distribución. Conversamos en su casa, donde pasa la mayor parte del tiempo. Las diversas fuentes de agua son usadas, a veces, por varias comunidades de agricultores, dependiendo de la cantidad de agua necesaria para regar sus tierras. En este caso, Tiago menciona que antiguamente utilizaban el agua de la quebrada Atarigua y de la represa Dos Cerritos, y hoy utilizan la que viene del túnel. Por su edad avanzada, ya no trabaja en el campo, pero sus hijos y nietos utilizan el agua del túnel para regar sus cultivos. c) La asociación de agricultores que antiguamente era conocida como Aproquíbor sólo está representada, hoy en día, por los habitantes de un caserío denominado Los Ortices. Son, en total, 12 usuarios del agua que sobra cuando se limpian los filtros de ampliación de la Planta de Tratamiento Ciudad de Barquisimeto, de la empresa Hidrolara. La limpieza de esos filtros es hecha regularmente, debido a la sedimentación del agua que proviene de la Represa Dos Cerritos 31 . La afluencia de esta agua por el Valle motivó el nombramiento de un distribuidor para que repartiera el agua cada vez que los filtros son lavados. El distribuidor utiliza un reglamento basado en la ley de la quebrada Atarigua. Alcides (AM), el distribuidor de esta agua, vive en Los Ortices, un caserío donde la mayoría de las personas tienen el apellido Ortiz. Conversamos en su casa donde también tiene una tienda de comestibles, refrescos y caramelos. Fue miembro de la cooperativa Aproquíbor, pues es uno de los pequeños productores de la región que utiliza esa agua. Fue electo hace 31 La represa Dos Cerritos, localizada en El Tocuyo, suple de agua para consumo humano a las ciudades de Barquisimeto, El Tocuyo, Quíbor y otras poblaciones menores. 79 más de 15 años por la comunidad de usuarios para cumplir la función de distribuidor. Se define como un hombre severo, pero justo, pues reparte agua a todos por igual, y afirma que sus funciones pasan por verificar la cantidad de agua disponible y distribuirla a todos los agricultores, dándole prioridad a quien más lo necesite. Cuenta que anteriormente recibían el agua potable, por tubería, pero, por la falta de pago a la empresa estatal Inos, hoy sólo se benefician del agua que queda luego de la limpieza de los filtros, agua que llama desperdicios. d) Las asociaciones conformadas por las Empresas Campesinas Yacambú, Cerro Pelón y La Vigía, de las cuales forman parte tres grupos de pequeños productores organizados, utilizan el agua de la represa Dos Cerritos. Se trata del agua tratada que va, principalmente, para la ciudad de Barquisimeto, y los productores, por medio de canales de cemento, se reparten cierta cantidad de agua de uso agrícola. Se organizaron a partir de un decreto presidencial de Carlos Andrés Pérez, durante su primer mandato, entre 1974 y 1978. Las promesas materializadas en el decreto fueron de otorgarles tierra, agua y créditos para producir. Hoy, ellos tienen poquísima agua, no tienen créditos y sólo les queda la tierra. Elian es uno de los miembros fundadores de una de las empresas campesinas del Valle, la Empresa Campesina La Vigía. Conversamos en su casa donde también está su sembradío, cerca de un pueblo denominado San José de Quíbor, que le da su nombre al sistema de riego utilizado por las empresas. Hoy en día, según Elian, cada uno trabaja por su cuenta, pero distribuyen la poca agua que reciben, bien sea la que les llega a través de los canales de la represa Dos Cerritos, la que almacenan en lagunas artificiales, o la proveniente de la extracción de los pozos artesanales. Comenta que por la falta de pago, la empresa Inos cerraba los canales de agua para que no pudiesen usarla, pero que los agricultores rompían los candados colocados por la empresa, en la llave de distribución, y hacían funcionar el sistema nuevamente. Eso sucedía casi diariamente, hasta que llegaron a un acuerdo de pago. Las tres empresas tienen turnos semanales de riego de la misma agua. e) Aciprosemcla o Asociación Civil de Productores de Semillas de Campo Lindo y Campo Alegre – también conocidos como los Semilleristas32, que produce mudas de tomate, pimentón, cebolla y repollo para la venta, fue constituida en 1992 con la finalidad de administrar el agua de la represa que pasa a través de unos canales en su trayectoria para la 32 Se llama “Semilleristas” a aquellos productores que se encargan de la producción de semillas para la venta. 80 ciudad de Barquisimeto, y, de esa forma, garantizar el mejor aprovechamiento de la misma. Hoy tienen un contrato de uso con la empresa estatal Hidrolara, que administra el recurso, pagando el servicio. Sin embargo, la historia está llena de conflictos entre los productores y la empresa que administraba dicho servicio, el Inos, lo que en parte originó la formación de la asociación. Eliseo (ES) es el presidente de una asociación que se formó para negociar con la empresa Hidrolara el uso del agua da represa Dos Cerritos con fines agrícolas. Según señaló, la canalización habría sido violada por los productores, con la instalación de mangueras ilegales, para no pagar por el agua. Luego de una serie de enfrentamientos con la empresa, y la Guardia Nacional, consiguieron un acuerdo para usar y pagar por el recurso. Conversamos sobre su historia y la de la asociación en un lugar donde se hacen experimentos con riego por aspersión en invernaderos. f) Existen dos grandes productores, propietarios de las tierras donde hay lagunas de oxidación utilizadas para riego. Cada uno de ellos tiene dos lagunas para tratar todas las aguas negras de la ciudad de Quíbor. Después de un proceso de tratamiento en las lagunas, el agua es utilizada para regar diversos cultivos. Otros medianos y pequeños productores usan eventualmente esa agua para regar, cuando sobra. Entrevistamos a un usuario ocasional del agua de una de las lagunas, un mediano productor, que comparte esa agua con otros dos. Luis (LM) es un mediano productor del Valle, natural de Valencia, España, de 74 años, que usa como fuente alternativa las aguas negras procesadas en las lagunas de oxidación, localizadas en los terrenos de un vecino, y que fueron construidas por el Inos. En la visita que hice a su hacienda, me mostró dos grandes lagunas que almacenan, tanto agua de lluvia como de las quebradas y de las lagunas de oxidación del vecino, cuando sobra. De vuelta al Valle En una segunda visita al Valle, durante los meses de diciembre del 2002 y enero del 2003, entrevisté a otras personas de la región: 1) un mediano productor de Sanare, usuario del agua de la quebrada Atarigua, 2) una funcionaria del Ministerio del Ambiente, que se ocupa de los problemas ambientales a nivel estadal, 3) un diputado de la Alcaldía del Municipio Florencio Jiménez (cuya capital es Quíbor), y que a su vez, es el Presidente de la Comisión de Agricultura y 4) un funcionario de la Empresa SHYQ, especialista en sistemas de riego. 81 Sergio (SI) es oriundo de las Islas Canarias y vive y trabaja como agricultor en las montañas que circundan la quebrada Atarigua. Forma parte de una de las familias de productores más importantes de la región. Mi encuentro con él fue producto del recorrido que hice con el juez de la quebrada, cuando pasamos cerca de sus tierras. Luego, volvimos a encontrarlo en la carretera, cuando él iba hacia Sanare sobre un tractor, y yo regresaba para Quíbor. Conversamos sobre el uso para riego del agua de la quebrada, en Sanare, la relación entre los productores de arriba y los de abajo, su preocupación con la situación política y económica de Venezuela33, y sobre su decisión de no sembrar durante ese año, debido, según él, a las malas condiciones generales en la agricultura, sobre todo, por los altos costos de la producción. Amanda (AE) trabaja en una oficina del Ministerio que es responsable por la asignación de los permisos para la explotación de los recursos del suelo y del agua, en el estado Lara, que incluye el municipio Florencio Jiménez, entre otros. Según ella, su trabajo depende de la coordinación del Sistema Nacional de Planificación y Ordenamiento del Territorio (POA), con sede en Caracas. Afirma también que el Ministerio ha abandonado la planificación de los recursos hídricos desde los años 80. La entrevista se realizó en su oficina, en la ciudad de Barquisimeto. Fernando (FR) es el presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados de la Alcaldía del Municipio Florencio Jiménez. En dicha comisión son tratados los problemas vinculados con las áreas agropecuarias, parroquiales y vecinales. Atiende las denuncias sobre problemas por robo de agua, incumplimiento del sistema de turnos, pérdida de cultivos por falta de agua, además de controlar el trabajo del juez de las diversas fuentes de agua del Valle. Fernando se presentó como un ex-agricultor que entiende esos problemas y fiel cumplidor de las normas y leyes sobre el uso del agua en la zona. Conversamos en la Cámara Municipal, en Quíbor. En su condición de funcionario de la empresa SHYQ, conversé con José (JE). Ingeniero agrónomo que trabaja en la empresa desde 1990, como especialista en sistemas de riego. Su función es hacer levantamiento de información básica sobre el uso de la tierra, los tipos de suelo, la información agrológica, los tipos de cultivo, las magnitudes del uso del agua por cultivo, y lo que llama de “negocio pecuario”. También es responsable, conjuntamente con un 33 En esa época, Venezuela pasaba por una de las mayores huelgas de su historia. El gobierno estableció un control de cambio que impedía la compra libre de dólares y creaba una situación de inseguridad para los productores que necesitaban importar gran parte de los insumos agrícolas. Dicho control aún se mantiene. 82 equipo, por el montaje del sistema de riego del Valle, para lo cual se prevé que sean organizadas asociaciones de usuarios para la gestión del agua, que será distribuida tan pronto se concluida la obra hidráulica de la represa y el sistema de riego. José dice que los agricultores de Quíbor aprovechan al máximo el recurso para el riego y reconoce los trabajos exitosos de los inmigrantes canarios en la región. Sin embargo, en muchos de los informes de la empresa donde trabaja, y que son citados en este trabajo, se señala la gran pérdida de agua causada por la evaporación y por el tipo de suelo. Adicionalmente, conversé con dos funcionarios de la Guarda Nacional (GN) (responsable, entre otras cosas, por la vigilancia ambiental), en el puesto San José de Quíbor, sobre sus funciones en el área ambiental, en la región del Valle de Quíbor. La conversación giró en torno de las leyes y de los deberes y derechos de los ciudadanos y sobre la necesidad de hacer cumplir las leyes, promoviendo campañas de orientación y penalizando cuando sea necesario. No fue fácil mantener el diálogo con los guardias, sus respuestas estaban limitadas al espacio legal y no fue posible que me comentaran sobre su trabajo cotidiano, además de respuestas tales como: “uno hace que se cumpla la Ley”, “hacemos el informe y conforme sea el caso, encaminamos a la persona para donde sea necesario, pagar una multa o ir para la cárcel”, “nos encargamos de cuidar para que no se cometan irregularidades”, y así por el estilo. En una tercera visita, en enero del 2004, conversé de nuevo con tres de los actores: Elian, Alcides y Diego. Las conversaciones tuvieron la intención de conocer con más detalle sus nociones sobre lo que es el agua y de quién es la propiedad del agua que utilizan. Todas las entrevistas, con excepción de la conversación con los guardias, fueron grabadas con el consentimiento de las personas y posteriormente transcritas, y forman parte del análisis. Sobre el análisis Observando los múltiples documentos, las entrevistas y observaciones, podemos retomar nuestra discusión anterior sobre el campo-tema y ver cómo se insertan las nociones de matriz y de interfase en este estudio. El primer paso para comprender los sentidos sobre el agua, que circulan en el Valle fue la construcción de un cuadro sobre los sentidos atribuidos al agua en Quíbor (ver apéndice 2), utilizando para eso las entrevistas de los actores y los documentos de dominio público disponibles sobre el tema. Partiendo de la idea de que las personas cuando hablan lo hacen dentro de una matriz de múltiples materialidades y sociabilidades (Hacking, 1999), en el cuadro, intento visualizar cómo los testimonios de los diferentes actores se 83 entrecruzan o no, alrededor de las definiciones sobre lo que son para ellos: el agua, las formas de gestión, los derechos, los reglamentos y los conflictos. El cuadro en cuestión, me permitió observar como los jueces, los agricultores, los funcionarios y los documentos de dominio público considerados, pueden estar hablando de cosas similares o no, con relación a los temas escogidos en el complejo mundo de las relaciones con el agua. Aparecen también, algunas de las interfases que se realizan en el Valle, en el momento de administrar/distribuir el agua (Long, 2001). Ese cuadro es analizado con mayor detalle en el Capítulo VI de este trabajo. En un segundo momento, y teniendo como guía los 65 sentidos seleccionados del cuadro anteriormente comentado, analizo las conversaciones de los actores utilizando, como un segundo recurso metodológico, su división en tres categorías que emergen del primer análisis realizado, y que consideró los objetivos de la investigación: cómo es considerada el agua, quién tiene derecho a ella, y cómo se hace la gestión en la distribución. Las tres categorías que emergieron son: Bien Común (entendido como propiedad colectiva), Derecho (señalado tanto en las leyes como en las tradiciones) y Gestión (formas de gestión propiamente dichas). Ellas surgieron de los testimonios de los agricultores al narrar cómo se relacionan con el agua, de acuerdo a la fuente de la cual son usuarios, así como también, de los testimonios de los funcionarios de las empresas o instituciones que tienen que ver con las políticas locales de gestión de esas aguas. Esto me permitió escoger algunos elementos específicos de mi campo-tema de estudio, la gestión tradicional del agua en el Valle de Quíbor. Tomando en cuenta tales categorías, construí entonces, el Mapa de las Categorías de Análisis (ver apéndice 3). En él, las entrevistas y los documentos son distribuidos de acuerdo con la categoría a la cual hacen referencia. Así, los diferentes actores, las leyes y reglamentos, los documentos de las empresas y los informes de conferencias sobre el agua, son visualizados en la búsqueda de entender y comparar, cómo ellos se expresan con relación a la noción de qué es el agua, a quién pertenece y cuáles son los derechos sobre ella y cómo se concibe o se practica el gestión de las aguas. Posteriormente seleccioné los temas que aparecen relacionados con la Gestión (ver tabla 2, Temas de Gestión, en el Capítulo IV). Para ello, seleccioné los temas según algunas de las estrategias de gestión, que en el caso de los jueces y agricultores son utilizadas por ellos y, en lo que respecta a los funcionarios, son el deber ser de la gestión. Posteriormente, y debido a que el tema de los conflictos en la distribución del agua, apareció en todos los testimonios de 84 los actores del Valle, construí una tabla para dar visibilidad a quién era referido por cada actor, cuando se hablaba del tema. Denominé a dicha tabla como Los conflictos por el uso del agua (ver tabla 3), y forma parte de los recursos de análisis realizado en el Capítulo V, sobre los problemas con la gestión del agua en las diferentes fuentes estudiadas. Finalmente, escogí los temas que me parecieron relevantes en los testimonios sobre la primera categoría, Bien Común, y construí una tabla denominada Cómo se definen el agua y su uso (ver tabla 4, en el Capítulo VI). Esos temas son analizados, también, en el Capítulo VI, y forman parte de los sentidos atribuidos a la propiedad del agua en su estrecha unión con las otras categorías, el Derecho y la Gestión, que son analizadas en el Capítulo siguiente. 85 Tabla 1 Los interlocutores ACTORES Isidro (juez) e Andrés (productor) Sergio (productor) ASOCIACIÓN Aproagro V. Q. Agricultores de Sanare Diego(juez/distribuidor) Portal de Salida y Tiago (productor) Alcides Aproquíbor/Los (juez/distribuidor) Ortices Elian (productor) Empresa Campesina La Vigía Eliseo (presidente de la Aciprosemcla asociación) Luís (mediano Usuario de Aguas productor) Residuales Amanda (funcionaria) Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN) José (funcionario) Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor (SHYQ) Fernando (concejal) 2 Guardias del Puesto de Cerro Pelón FUENTE DE USUARIOS AGUA Quebrada Atarigua De 30 a 3 mil productores Quebrada Atarigua 50 productores Agua del túnel 34 productores Planta de Tratamiento Represa Dos Cerritos 12 productores o más, se sobra agua 20 socios productores Represa Dos 19 semilleristas Cerritos Aguas negras de la 4 medianos y ciudad de Quíbor grandes productores Organismo responsable por la reglamentación del uso de las aguas Empresa responsable por la construcción de la represa y del sistema de riego Gobierno municipal Alcaldía del MunicipioFlorencio Jiménez Guardia Nacional Institución (GN) responsable por la vigilancia y control del medio ambiente 86 Capítulo IV El agua en el cotidiano del Valle de Quíbor: los múltiples sentidos 87 Sobre los derechos y la gestión Los agricultores del Valle se organizan alrededor de una o más fuentes de agua para riego, tanto en el invierno34 como en el verano. Para eso tienen leyes, normativas y reglamentos que guían las formas de distribuir el agua. Sin embargo, la práctica cotidiana presenta variaciones que pueden ser mejor conocidas por medio de las acciones relatadas por los propios agricultores, al referirse a las maneras utilizadas para ese fin. Las prácticas discursivas de las personas sobre la gestión indican las formas de organización presentes en el cotidiano, y van más allá de las formas organizativas prescritas en las leyes y reglamentos. Eso se puede comprender partiendo de la forma como Spink (2001) entiende la relación entre la organización, definida por él como forma y acción; “comprender la forma como acción significa moverse hacia una noción más densa del día a día, como el lugar de la colectividad, es comprender a la forma como un proceso continuo de transformación o estructuración” (p. 16). Lo que quiero decir es que en las prácticas discursivas de los actores de Quibor, se constituyen los sentidos sobre las formas de organización en el cotidiano de la gestión del agua. Esa es una propuesta desarrollada en el “Núcleo de Organización y Acción Social” de la PUC/SP. Otra de las estrategias de análisis que utilicé, a partir de la construcción del primer cuadro de nociones sobre el agua y de las discusiones teóricas, fue el diseño de un MAPA DE LAS CATEGORÍAS DE ANÁLISIS (ver apéndice 3), usando las tres categorías seleccionadas, a partir de la realización y trascripción de las entrevistas y conversaciones, y la lectura de los documentos y textos académicos. Las categorías son: el Agua como Bien Común, el Derecho al Agua y la Gestión. En ese mapa aparecen diversos actores que hablan del agua, tanto en el ámbito mundial como en el nacional y el local. Entre ellos, aparecen todas las personas entrevistadas, las diversas leyes sobre el agua en Venezuela, documentos de dominio público de las conferencias sobre medio ambiente y agua y de algunas instituciones que trabajan con el agua en el país. En primer momento, lo que pude constatar es que el tema de la gestión ocupa una gran parte de las entrevistas, mientras que en las leyes aparece el problema de los derechos y de la calificación del agua como de dominio público, y en las conferencias internacionales, el agua es vista como un bien económico. Eso me llevó a la construcción de una tabla sobre Temas de Gestión (ver tabla 2). 34 En Venezuela, la época de lluvias es llamada invierno, y la de sequía, verano. 88 En esa tabla, presento los diversos temas sobre la gestión en los testimonios de los actores entrevistados, lo que me ayudó a escoger las temáticas a ser analizadas con mayor Jueces INTERLOCUTORES TEMAS A M D I Agricultores I S A R E L E S S I Func. T E A E J E detalle. Los actores fueron separados en tres grupos: los jueces, los agricultores y los funcionarios, buscando seleccionar los elementos comunes y diferentes entre ellos; y los temas fueron agrupados en categorías: 1) Distribución: qué, a quién y por qué, 2) Formas de gestión, 3) Formas de organización y 4) Formas de control. La idea fue conocer cuáles son los temas de los que se habla y cuáles de ellos son compartidos por los diversos actores y de qué forma. Como se aprecia en la tabla, los jueces hablan de la distribución como un derecho, tanto sustentado por las leyes como por el derecho consuetudinario. El agua debe ser distribuida a todos los usuarios, uno de ellos, sin embargo, critica y se disgusta con aquellos que no pagan el servicio que él realiza y toma medidas vengativas. Un criterio importante para la distribución es la necesidad de salvar animales o cultivos, lo que significa modificar las normas por la urgencia, evaluación que los agricultores confían al juez; en casos complejos, los agricultores pueden pedir la intervención de las autoridades municipales. Otro elemento importante es que hay períodos en que se dispone de varias fuentes de agua al mismo tiempo, sobre todo en la época de lluvias, lo que requiere de mucha atención por parte del distribuidor para realizar su trabajo de forma equitativa o a veces, dejar que los mismos productores distribuyan el agua, pues no es necesaria la presencia del juez. Los funcionarios sólo hacen mención a la característica del agua como bien público y bien común, pues ellos no conocen el cotidiano de los jueces y los agricultores. 89 • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Distribución: Qué, a quién y por qué Todos Quien paga para salvar la siembra e/o animales derechos consuetudinarios equitativamente quien la pide por decreto-ley según las necesidades individuales agua que sobra (filtros) otras fuentes de agua el experto agua de dominio público agua bien común Formas de gestión depende de la cantidad de agua por medio de lagunas (individuales o colectivas) por turnos (arriba, abajo, Quíbor, Sanare) con bombas eléctricas Ministerio del Ambiente fija los turnos el juez decide los turnos con empleados por ‘tapas’ y zonas período de sequía = período de lluvia los distribuidores regulan el agua por medio del pago (juez, Alcaldía, distribuidor, Hidrolara) robando el agua pozos artesanales a través de canales construidos/tuberías a través de canales naturales Represa Yacambú A través de compuertas Formas de organización Se hace lo que yo digo por elección popular las asociaciones y/o juntas de usuarios Formas de control por medio del diálogo reuniones (para evitar desorden) el juez como autoridad la ley municipal por medio de la Guardia Nacional por medio del Ministerio del Ambiente cortes de agua inspeccionando la Alcaldía X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X Tabla 2 Temas de Gestión En los discursos de los actores aparecen diversas nociones: el agua debe ser repartida siguiendo los turnos establecidos, dependiendo de la cantidad de agua disponible (época de 90 sequía o de lluvia) y comenzando, generalmente, de arriba para bajo. La construcción de lagunas aparece como una manera de conservar el agua y poder regar por más tiempo. El pago aparece como algo necesario. Se reconoce la importancia que tienen los jueces para la mejor distribución del agua y para atacar el problema que existe con respecto a los robos de agua. La represa Yacambú aparece en los discursos como una forma de mejorar la situación de escasez. Uno de los funcionarios de la empresa SHYQ, José, comparte la idea con los agricultores y jueces sobre la gestión por turnos establecidos y, conjuntamente con Amanda, hablan de la represa Yacambú como elemento importante para la nueva gestión que tendrán que establecer con los usuarios del Valle. En lo que llamo como formas de organización, las asociaciones y las juntas de usuarios son las formas que aparecen como tradicionales para relacionarse alrededor de la distribución del agua. Esta idea es compartida por la mayoría de las personas entrevistadas, lo que muestra que las experiencias tradicionales son bien conceptuadas por todos. Un juez habla de su autoridad como elemento de poder para el manejo, pero aparece como un caso aislado, pues, los otros dicen que el diálogo y el consenso son los mejores caminos para trabajar. Dos jueces reconocen la importancia de la elección popular para ejercer ese cargo, pues eso les da apoyo frente las difíciles decisiones que tienen que tomar en ciertas oportunidades. Como forma de control, la mayoría reconoce el papel de la Guardia Nacional para resolver los problemas más complicados con el agua. Los jueces se apoyan en la ley municipal y, principalmente, en el diálogo, como forma principal de persuasión. Seguidamente presento con mayor detalle los testimonios de las personas sobre las diversas fuentes de agua. Retomo para eso dos de las categorías a partir de las cuales organicé los diálogos mantenidos con los actores: Derecho y Gestión. Las fuentes a ser discutidas son: la quebrada Atarigua, el Portal de Salida del Túnel, la represa Dos Cerritos, las aguas residuales y los pozos profundos. Cada fuente es analizada separada de las otras por motivos metodológicos, sin embargo, como ya dije, muchas de ellas son utilizadas al mismo tiempo por los agricultores, dependiendo de su localización y de la cantidad de agua disponible, por eso, un usuario de la quebrada, puede, eventualmente, usar el agua de los filtros, del túnel, o tener acceso a un pozo. En este caso, le doy privilegio en el análisis a la fuente principal usada por el agricultor en la época de sequía La quebrada Atarigua: las tierras que recorre y las personas que pueden usarla 91 En la parte superior de la quebrada Atarigua o Acarigua como también es llamada, se origina un flujo de agua importante (casi permanente) durante todo el año que es utilizada, en conjunto con las aguas que fluyen de otras quebradas de la región, para riego, tanto en la zona alta (alrededores de Sanare) como en la zona baja (Valle de Quíbor), mediante irrigación directa o por el almacenamiento de agua en lagunas de diferentes tamaños (SHYQ, 1995). Cuando las aguas no son permanentes, caso Quebrada de Atarigua, se tiene por tradición que riega primero quien esté más cerca de la fuente aguas arriba, siguiendo un orden según los usuarios se vayan localizando agua abajo, lo que se conoce en el medio como el “orden de las tapas35” (Esteves,1999, p.28). Figura 3. Quebrada Acarigua La limitación del uso de esa importante fuente de aprovechamiento reside en el hecho de que ella no ocurre de forma permanente, ya que el agua de los lechos utilizada después de las lluvias, se agota durante el período de sequía. Debido a los altos costos y al tipo de tecnología requerida para el almacenamiento del agua, las lagunas construidas por los pequeños productores no presentan buenas condiciones técnicas y no contribuyen para la buena calidad del agua almacenada. En el Valle de Quíbor, las lagunas se han convertido en una inversión propia de la actividad productiva de las grandes haciendas, incrementándose en los últimos años la ocupación del área, con lagunas de gran tamaño, pasando de 450 hectáreas en 1972 para 1.933 hectáreas en 1990 (SHYQ, 1998). Isidro es el juez de agua de la quebrada Atarigua en la región del Valle, y la persona encargada de la distribución reglamentada del agua para riego, pero también toma decisiones en 35 La “tapa” es una medida usada en la región para saber la cantidad de agua que fluye por un determinado canal. 92 el sitio siguiendo su experiencia de muchos años, cuando es necesario. La presencia de la figura del juez en el Valle está registrada en las leyes municipales que dictan las normativas desde por lo menos el año de 1850. El juez no juzga ni penaliza, pero informa a las autoridades competentes, a la Policía, la Guardia Nacional, Alcaldía, al Ministerio del Ambiente, sobre las violaciones de esas normativas y trata de resolver los problemas cotidianos a través del diálogo con los involucrados en los desacuerdos. Su escogencia es hecha por los propios agricultores en elecciones que se realizan cada uno o dos años, o dependiendo de la dinámica del lugar; por ejemplo, cuando hay una estación muy lluviosa, o el trabajo del juez es considerado muy bueno, o no hay candidatos para el cargo, las elecciones no son realizadas y el juez actual se mantiene en su cargo. Isidro es considerado una de las personas más apropiada para hablar sobre los derechos y la gestión de las aguas de la quebrada, por su importancia en el cotidiano de la distribución del agua en ese lugar. Isidro menciona los principales caños que llevan el agua de la quebrada y los derechos que algunos de los agricultores tienen sobre esa agua. Insiste en decir que esos derechos son legales, mostrando su respeto por las leyes y por la tradición. Dice también que los productores del Valle tienen que pelear por lo que es, y siempre ha sido, de ellos, una parte del agua de la quebrada, contraponiéndose a la idea sustentada por algunos de los agricultores de Sanare, de que como la quebrada nace en las cumbres de sus montañas, en su municipio, el agua es de ellos. Isidro. (…) ellos están arriba, se atienen a eso “nosotros estamos arriba y no podemos perder, el agua es de nosotros” (…) ellos son ya municipio y el agua y”que es de ellos”, dicen ellos, hasta ahí nosotros peleamos por lo que nos toca y siempre nos toca algo. Esteves (1999) confirma la prioridad que tendrían los agricultores localizados en las zonas altas de Sanare para desviar el agua hacia sus tierras: Al transcurrir el tiempo la Quebrada Atarigua disminuyó su caudal como consecuencia de prolongadas sequías, las talas indiscriminadas en su cuenca y del incremento considerable de regantes en las zonas altas del Molino, Quebrada Seca y Cuara, que tienen prioridad para derivar el agua hacia sus fincas por estar ubicadas más cercanas al pie de monte, aguas arriba en las tomas de agua (p.63). Luego, Isidro se refiere a los derechos que también tienen los productores de Sanare sobre las aguas de la quebrada, los cuales fueron adquiridos por la tradición de usos y costumbres y conocidos en el léxico legal como consuetudinarios y, a partir del uso que los 93 agricultores hacen de los caños, generalmente naturales36, legalmente establecidos, y que descienden siguiendo el flujo de la gravedad del agua. Justifica, así mismo, el uso actual de bombas de motor para la recolección de agua y su almacenamiento en lagunas, para su utilización en un gran número de áreas de cultivo, que han aumentado en los últimos años en esa región. El juez hace una descripción de los principales caños por donde pasa el agua, y de algunas de las bifurcaciones construidas, hasta llegar al lugar llamado Quebrada Seca. Isidro. Sanare tiene dos derechos ahí que son: uno es de Hugo, creo que ese lo tiene Abilio, que ese se murió, que esos son bucos legales, bucos que están de gravedad, que esos no bombean con bomba de achique, bueno, ahorita sí porque están sembrando más pero tienen su derecho y el otro es Diogo, que ese lo tiene el otro Patricio que es Armando, de ahí viene Majá Vieja que es de Livio, después viene el Buco de La Caja, que llaman, que se llama el buco de El Totumo que es de Henrique, de ahí sigue El Hiscanero, a mano izquierda bajando, tiene sus ramales, eso tiene bastante tierras para regar, después viene El Rafaelero, que es uno que atraviesa Cuara, pero arriba, o sea de Quebrada Seca ahí se ve donde pasa él, eso riega por ahí legalmente, de ahí pasa son cuarenta tareas que riega nada más, ese es el derecho. La distribución de las aguas de la quebrada se realiza teniendo como base las leyes nacionales y municipales, las cuales establecen turnos para la distribución establecidos a través de acuerdos mutuos entre los agricultores de Sanare y Quíbor. Al comienzo del período de sequía, generalmente durante el mes de enero, el Ministerio del Ambiente entrega a los agricultores una hoja (ver apéndice 1) que establece la forma como deberá ser organizada la distribución de esos turnos entre los meses de enero y abril37. El sistema de riego de la quebrada abarca gran parte de las áreas de cultivo alrededor de los poblados de Cuara, El Molino, San Antonio, El Tunal, Morón, El Hato, El Cerro, Chaimare, El Jagüey, y otros menores (Esteves, 1999, p.64). En el campo, Isidro organiza el trabajo con sus ayudantes38, cuando los tiene, y lo realiza orientándose por los turnos, y no por la antigua ley municipal como era la costumbre, porque ahora existen las lagunas y algunos agricultores pueden almacenar agua. Eso modifica las decisiones que el juez deba tomar de acuerdo con las circunstancias del día a día. Por ejemplo, cuando Isidro comenta que tiene que llevar agua para quien más la necesite, aunque esté localizado más abajo que aquel que tiene el turno en ese momento. 36 La mayor parte de las aguas de la quebrada fluye por caños naturales, pero los agricultores también hacen canales artificiales para llevar el agua hasta sus cultivos. 37 Eso va a depender de la cantidad de lluvia en ese período, pues, de haber suficiente agua, los turnos no serían mantenidos. 38 Los ayudantes pueden ser dos distribuidores y algunos encargados, que deben recorrer toda la quebrada y estar atentos al cumplimiento de los turnos o a los problemas que puedan ocurrir. 94 Isidro. Bueno, el trabajo es, mira, distribuirles a los agricultores, o sea que se va llevando, cuando la Ordenanza vieja era tapa por tapa, pero, eso se eliminó porque eso era cuando no había lagunas, no había depósitos, ahora con esto no. Usted por lo menos está del lado abajo, yo estoy regando aquí por lo menos, y usted está seco, yo tengo una cuestión, uno o dos riegos yo el agua se la llevo a usted, porque usted está más necesitado que yo, así esté yo arriba, esa es la cuestión aquí, el trabajo. Su servicio comienza todos los días en un lugar llamado Villa Rosa. Allí, todos los agricultores que en ese momento tengan plantaciones se reúnen y, tomando en cuenta los derechos de agua que poseen por la tradición, por la compra de alguna tierra o por los turnos, negocian la entrega del agua y toman decisiones sobre la distribución, basadas en la cantidad de productores con cultivos, los tipos y tamaños de éstos, la cantidad de agua disponible, y otras situaciones que él destaca. Generalmente el agua es llevada de encima para abajo, pero puede haber excepciones. Isidro. Bueno mira, el reparto se hace ahí de Villa Rosa para abajo. J. Ajá. Isidro. Ahí la gente, ellos agarran una porción de agua todos los días y yo los turneo, cuando está el agua poca, yo los turneo, les doy dos días tres días, a que Helcio, de ahí vengo trayendo el agua de pa´bajo. En sus palabras, tenemos la descripción de cómo él realiza el trabajo y las diferentes decisiones que toma, dependiendo de la situación: exceso de agua, escasez extrema, pérdida de un cultivo o la posibilidad de que se mueran animales, el incumplimiento del turno por algún agricultor, o el robo de agua. Para eso tiene la ayuda de distribuidores y encargados que lo acompañan en esa vigilia, haciendo recorridos varias veces al día, en la época de sequía. De acuerdo con su relato existen épocas en las cuales tiene que trabajar sin ninguna ayuda porque nadie quiere trabajar por la falta de pago o por lo poco que pueden ganar con ese trabajo. Sobre la cantidad de dinero que recoge y la falta de pago de un salario por parte de la Alcaldía, afirma que tiene que darle 50% del valor cobrado a los agricultores para la Alcaldía, el 50% restante lo comparte con sus ayudantes. Según Isidro, él no tiene salario, sustentándose con lo que recibe de los agricultores, y el juez no gana nada cuando no hay agua. J. Cuánto les pagan a ustedes por eso? Isidro. Mire aquí no le pagan, el Concejo Municipal no le paga a nadie, siempre, el Concejo Municipal hay que, yo recojo tanto, pongámosle 100 mil bolívares en el mes y yo tengo que darle 50% a ellos. Ellos no le tienen sueldo a nadie, o sea que uno se mantiene de los agricultores, ahí cuando no hay agua el juez de agua no gana nada, es así de simple. 95 Continuando con el tema del pago, las normativas establecen que los productores que reciben agua de la quebrada deben pagar al juez una cantidad previamente acordada, y que él debe repartir ese dinero con sus empleados y entregar una parte a la Alcaldía. Sin embargo, según él, y luego de una experiencia de doce años en el cargo, señala que la mayor parte de los agricultores no paga, o paga menos de lo que debe, o con atraso, pero él no deja de distribuirles agua por no pagar. Unas de las razones que argumenta para continuar distribuyéndoles el agua, aunque no paguen, es la necesidad que existe del paso del agua por las tierras de esos agricultores. Por eso, en ese caso, el pago es una potestad del productor que contribuye con la continuidad del trabajo del juez y con la tradición. Isidro. Mire aquí hay personas, ya yo voy para doce años ya, ahorita los cumplo en enero, bueno, aquí hay tipos que no me han dado ni medio, en doce años de trabajo, pero bueno, yo tampoco estoy con eso. J. ¿Y usted le da el agua? Isidro. Sí, de todas maneras le doy su turno normal y... J. ¿Por qué le dicen que no le van a pagar? Isidro. Son carajos que los primeros días, “no, yo estoy quebrado, yo no tengo”, y yo no, para sacarlos, porque siempre hay alguna persona más abajo que ellos, hay que darle a ellos, para pasar el agua para abajo. Andrés, usuario de la quebrada, da su versión del trabajo del juez. Argumenta que el juez es quien manda en el agua, dándole toda la autoridad. J. ¿Quién es el que le da el agua? Andrés. El juez de agua, nosotros tenemos un juez de agua, un repartidor y un recomendado. El juez de agua, actualmente se llama Isidro. J. ¿Cuáles son las funciones que él cumple, qué es lo que él hace? Andrés. El manda el agua. Le pido que incremente la información sobre el trabajo del juez, y señala que el juez tiene un distribuidor y un encargado, y que, dependiendo de la cantidad de agua, él le da una parte de ella para que el distribuidor la administre en el pueblo de Cuara y otra parte para que el encargado la lleve a otros lugares. J. ¿Y él manda a quién a que dé el agua, con quién se comunica? Andrés. Él es el que las da y las reparte. Él tiene un repartidor y entonces le dice, vamos a suponer hay cinco aguas, saca un agua, le deja dos aguas a Cuara, que se las entrega al recomendado de acá que es Santiago y las otras dos o tres, que estén para allá, las lleva con el repartidor. El portal de salida del túnel: los desperdicios, usando hasta la última gota En la construcción del túnel de trasvase de la represa Yacambú-Quíbor, se producen algunas filtraciones de agua, como resultado de la excavación de la masa rocosa drenada por medio del 96 portal de salida (ver figura 4) y la llamada ‘ventana inclinada’. El agua fluye por una tubería colocada desde el final de la perforación del túnel hasta la salida, por donde sigue, por gravedad, hasta llegar a las tierras de los agricultores (ver figura 5). La descarga continua de agua ha generado un desarrollo agrícola bajo riego, aguas abajo del punto de salida del portal, ya que el caudal atraviesa las tierras de 33 productores (SHYQ, 1995). Se trata de una región que abarca a las comunidades de Hato Viejo, El Jagüey y Chaimare, así como a otros usuarios que utilizan bombas de motor para la extracción del agua. Diego es el distribuidor de esas aguas, teniendo la responsabilidad de organizar y mediar en las situaciones cotidianas con los agricultores. Para efectos de la gestión, Diego cumple las mismas funciones de un juez de agua. En el año de 1982, los usuarios de esa agua se organizaron, en un primer momento, en una asociación denominada Aproquíbor (Asociación de Productores de Quíbor), buscando hacer una mejor distribución del agua que sale por el portal de salida del túnel de trasvase de la represa Yacambú y de otras fuentes de agua; aunque esa agua no sea permanente, ellos la usan, cuando pueden, para regar en la época de sequía. Actualmente, una Junta Administradora electa por los propios beneficiarios se encarga de administrar y supervisar la distribución equitativa del agua entre los 33 agricultores miembros de la asociación denominada Junta de Usuarios del Agua del Portal de Salida del Túnel Yacambú-Quíbor (SHYQ, 1995). Figura 4. Portal de Salida del Túnel de Trasvase Figura 5. Salida del agua del túnel por la tubería El reglamento de uso del agua reconoce en su artículo 2° que: Los productores que tienen derecho al aprovechamiento del agua proveniente del portal de salida del túnel Yacambú-Quíbor para fines agrícolas, se constituyen en usuarios en virtud de lo 97 dispuesto en las ordenanzas emanadas del Concejo Municipal de Jiménez, la tradición acumulada en el sector y las gestiones de la Comisión de Asuntos Campesinos y Desarrollo Rural del Concejo Municipal (Junta Administradora del Agua del Portal de Salida del Túnel YacambúQuíbor, 1995, p.4). El volumen de agua extraído del túnel de trasvase, mediante bombas de succión, es descargado en un lecho natural y se distribuye a lo largo de 5.150 metros de longitud, momento en el que aparecen varios puntos de desvío para los terrenos cultivados (SHYQ, 1995). El trabajo del distribuidor se basa en el reglamento hecho para tal fin y firmado por todos los usuarios, sin embargo, generalmente, él debe tomar algunas decisiones que no agradan a todos, por situaciones que se presentan y que no están determinadas en las normativas escritas. El artículo 3° señala que “el agua mencionada en el artículo anterior ha sido utilizada en común, desde 1982 por los productores usuarios aguas debajo de esa fuente, siendo administrada por un distribuidor” (p.4). El reglamento determina, en 5 secciones y 33 artículos, las disposiciones que deben ser seguidas en la administración del agua, entre ellas, los deberes y derechos del distribuidor; de los usuarios con lagunas (laguneros) y de los usuarios que poseen bombas a motor para extracción (bomberos); las funciones del distribuidor, y de la Junta Administrativa; del pago del servicio; de la creación de un fondo para obras; de los turnos de agua; y algunas disposiciones generales. Al describir su trabajo, Diego destaca que tiene que distribuir el agua cuando hay, comenzando por los agricultores que están en la parte de arriba y continuar, según el esquema de turnos, llevando agua desde arriba, en La Ceibita, hasta los que quedan abajo del Portal, donde él vive, Hato Abajo. J. Qué tienes que hacer tú? Diego. Darle el agua a la persona que, empezando de arriba, hacia abajo. J. Adónde arriba, tienes que explicarme porque yo no conozco nada por aquí, cómo se llama el sitio? Diego. ¿Aquí dónde? J. Cómo se llama esto? Diego. A esto lo llaman aquí Hato Abajo. J. ¿Y dónde tú hablas de arriba es..? Diego. Donde yo hablo de arriba es de allá donde Esteban, La Ceibita, por ahí viene el agua del túnel. Ellos son llamados los usuarios del agua del túnel, y, cuando se termina la distribución al último de abajo, el proceso se reinicia. Hace la distribución por períodos de 24 horas para cada uno de los 32 usuarios, y los productores almacenan lo que pueden en las lagunas. Destaca que ese tiempo de distribución no es suficiente para llenar las lagunas, porque a veces no sale agua del túnel o es poca la cantidad de agua para el número de usuarios. 98 J. ¿Es el agua del túnel, ustedes son los usuarios del agua del túnel? Diego. Los usuarios del agua del túnel son: Orlando, el primero, el agarra 24 horas de agua, el segundo viene Teofilo, agarra 24, todos 24 horas de agua, cuando llego allá al último abajo, vuelvo aquí otra vez. J. ¿Cuántos días en total, cuántos usuarios son? Diego. 32 usuarios. J. Entonces, cada uno agarra 24 horas de agua corridas. Diego. 24 horas, sí, yo a veces me perdía porque no salía agua del túnel, hay noches que no sale. J. Ah, y ahí no puedes repartir. Diego. Ahí no puedo repartir, tengo que esperar que salga el agua. J. O sea que si a mí me tocó agua el día cinco, ¿me vuelve a tocar agua el día 7 del otro mes? Diego. Sí cada mes. J. ¿Y con esas 24 horas lleno una laguna? Diego. No, no se llena, se siembra poco con la poca agua que agarra, una hectárea, hectárea y media. Diego también habla sobre los agricultores que poseen bombas para extraer agua del Portal, dice que ellos no tienen lagunas, o sea, riegan directamente, y tienen su propia normativa y su tiempo estipulado para usarlas. Sin embargo, como están ubicados en la parte de arriba, él tiene que controlarlos, pues, se no les apaga las bombas, los bomberos, como son llamados, dejan a los otros sin agua. Las estrategias que utiliza para que eso no suceda son apagar las bombas y conversar con ellos para que entiendan el perjuicio que causan a los demás productores. Diego. Los bomberos están hacia arriba, entonces, el que tenga laguna aquí abajo no agarra nada. J. ¿Los bomberos para llenar los tanques de ellos? Diego. No para la siembra directo, de una vez. J. ¿Qué bomberos?, ah, ¿los que tienen bombas? Diego. Bombas. J. Le meten bomba y le sacan agua. Diego. Y agarran agua para la siembra. J. ¿Pero esos no están en la asociación? Diego. Sí están, están a veces hasta las tres de la tarde, entonces en la tarde voy yo, hablo con ellos, les apago la bomba y el agua pasa para abajo. La represa Dos Cerritos: la planta de tratamiento, la empresa campesina La Vigía y Aciprosemcla. El agua de la represa Dos Cerritos es utilizada por los agricultores del Valle de Quíbor de varias maneras. Una de ellas ya no es practicada, pues fue un acuerdo que expiró por la falta de pago de los agricultores. En el año de 1973, cuando entró en funcionamiento la Planta de Tratamiento Ciudad de Barquisimeto, el agua era vendida cruda para que los agricultores 99 regasen sus cultivos, estableciéndose el pago de una cantidad fijada por la empresa administrativa – Inos – a los usuarios asociados en una cooperativa creada para tal fin y denominada Aproquíbor. Sin embargo, a finales de 1974 la empresa retira el suministro por la falta de pago, lo que significó la desaparición de la asociación. Otra manera es el uso que los agricultores hacen del agua que sobra de la limpieza de los filtros de la Planta (ver figura 6). Al salir de la Planta, esa agua toma dos rumbos a través de canales de cemento, y luego por los bucos por donde fluyen las aguas de la quebrada Atarigua. Uno de los rumbos lleva el agua con dirección al pueblo conocido como Los Ejidos y a sus áreas adyacentes, esa agua que sobra de la limpieza de los filtros de a antigua planta de tratamiento es utilizada para riego desde 1973. Hoy en día la distribución de esa agua se hace en medio de un proceso conflictivo entre los usuarios. El otro rumbo que toma el agua es hacia el pueblo Los Ortices, y otras áreas vecinas, donde se distribuyen las aguas de la limpieza de los filtros de la nueva planta construida en el año de 1986, por medio de un reglamento que establece la figura del distribuidor y de los turnos de repartición. En este trabajo analizo solamente la forma de organización de los usuarios creada alrededor del agua de los filtros de la nueva planta. Figura 6. Filtro para lavar el agua Otro uso del agua de la represa es la distribución que realizan las empresas campesinas. En este caso, se construyó un sistema de riego para ser utilizado por agricultores organizados por el gobierno. El resultado de ese proceso fue la creación de tres empresas campesinas 100 denominadas: Yacambú, Cerro Pelón y La Vigía. En este estudio analizo la forma de organización actual de la empresa La Vigía. Por último, incluí una asociación de productores de semillas que utiliza el agua de la represa conectándose a la tubería principal, en su camino para la ciudad de Barquisimeto. Tal asociación, después de innumerables problemas con la empresa estadal de administración de las aguas, llegó a algunos acuerdos de uso por medio del pago del servicio de agua. A una distancia de 2,5 Km. al suroeste de Quíbor, en el sector denominada La Morita, se localiza la Planta de Tratamiento Ciudad de Barquisimeto. El pequeño sistema de riego se constituye de dos bucos principales: El Jagüey y Chaimare. De esos bucos se derivan bucos menores que llevan agua para aquellos agricultores que no pueden tener acceso a los bucos principales (Esteves, 1999). Durante el funcionamiento normal de la planta, el lavado de 16 filtros desecha una gran cantidad de agua. Esa agua corre por canales (ver figura 7), a través de los cuales es distribuida para las áreas de cultivo de productores que, en el caso del buco Jagüey (Los Ortices), forman parte de una asociación de usuarios o regantes (SHYQ, 1995). Figura 7. Canal de agua de los filtros. 101 El agua que drena de la lavada de los filtros se distribuye por turnos, establecidos de acuerdo a la localización del predio, siguiendo el criterio de entregarla primero a los que estén aguas arriba, hasta completar el servicio al último usuario y luego se inicia el ciclo de nuevo a partir del primer usuario (Esteves, 1999, p.12). El agua que fluye por el buco Jagüey es distribuida por un juez, electo por todos los agricultores que se benefician de ella. Este juez tiene más de 20 años en esa función distribuyendo lo que llama de desperdicios. A seguir, se narra el proceso que ocurre en la estación antes que el agua sea vertida para los bucos de distribución. Alcides es el distribuidor de ese canal y de sus bucos menores, y por medio de la conversación que tuve con él y, también, debido a su importancia dentro del mini sistema de riego, traté de comprender cómo son traídos los argumentos para sustentar los derechos de uso y la forma de gestión. Alcides recurre al apoyo que tiene de la Alcaldía y al uso tradicional que la comunidad de Los Ortices ha hecho del agua para sustentar su opinión sobre los derechos. Cuando comenzaron a usar el agua de la planta, los productores se asociaron en una cooperativa (Aproquibor) para distribuir esa agua, sin embargo, ahora esa cooperativa no existe y ellos se reúnen como vecinos. J. ¿Aproquibor, todavía existe? Alcides. No, la cooperativa no existe. J. ¿Y ahora cómo se reúnen? Alcides. Ahora, nosotros aquí, todos los de Los Ortices, estamos apoyados por el Concejo y todo eso pues, tenemos, como un permiso, pues, un poder, que no puede venir, por lo menos Ernesto y llevarse el agua, ya nosotros tenemos una base. J. ¿Como comunidad? Alcides. Ajá, ya nosotros tenemos como comunidad, tenemos un derecho de uso. Alcides considera producto de desperdicio el agua que distribuye, pues, ella es lo que queda de la limpieza de los filtros. Confirma que antiguamente los agricultores usaban el a agua de la planta, pero, por la falta de pago, la empresa Inos no los dejó que la utilizaran más, por eso ahora sólo se distribuyen esos desperdicios. Explica el proceso de entrada y salida del agua en la antigua planta y como se hace la limpieza del agua en los ocho filtros, muestra así, que conoce todo ese proceso desde que se inauguró, aunque comenta que no ha podido entrar en la nueva planta y por lo tanto, no conoce como son los procesos que se dan en ella. Comenta también, que los administradores de la estación de tratamiento no les importa quien agarra esa agua después que es descargada en los bucos de desagüe hacia afuera de las instalaciones. Alcides. Ajá, entonces, ahí seguí yo repartiendo los desperdicios, como ahí hay cimentadores, a vaina filtros y dos cimentadores donde entra el agua que viene de El Tocuyo, muchos creen que esa agua entra así, esa agua entra así, da la vuelta y entra así, en los cimentadores, que esos son unos tanques, abajo de la tierra, pues, como si 102 fueran una piscina, pero tienen como 100 metros de largo y para abajo tienen como 3 ó 4 metros, yo entraba en todo eso, entonces, ahorita, el agua entra en los cimentadores, en los dos cimentadores que hay, shhhssss, la planta vieja pues, en la nueva a esa nunca he entrado yo, entré pero no como en la otra, pues, entonces, el agua pasa por esos cimentadores y entra a estos filtros, que son 8 filtros, que son como de 50 metros y tres metros de fondo para abajo, entonces el agua va a entrando a cada filtro, ahí le están haciendo pruebas cada 20 minutos, cada media hora, depende como llegue el agua, pues, si llega muy sucia le hacen una prueba más rápido, ahí toca lavar, lavan así por debajo, le inyectan el agua de un tanque que tiene aparte, entonces la van lavando y le echan una cosa para limpiar todo el depósito, le echan un clorine, una vaina así es, un polvito. Entonces lavan de un tanque que tienen ahí lavan hacia arriba, esos llevan unas metricas así, unas más grandes, otras más pequeñas, ahí lavan y entonces la botan para, para fuera, pues, ellos no tienen que ver con quien la agarre, quien no la agarre. Esa agua es utilizada por lo menos por 15 agricultores en la época de sequía y él insiste en nombrar a los agricultores y decir que distribuye el agua para cada uno de ellos. Se hubiera más agua, ella puede ser distribuida para otros pueblos próximos. Alcides narra el orden de la distribución y dice que, se es necesario, le lleva agua hasta quien la necesite para salvar su cultivo, inclusive hasta Chaimare, un pueblo vecino que queda aguas abajo y que pocas veces recibe esta agua. Alcides. Ajá, esa la reparto yo para cada agricultor, por esta zona ahí mire, está Miguel, después sigue la señora Corina, después sigue Tomás y Manuel, después seguimos nosotros, después sigue Polanco y ahí regresa para acá, sigue para que David, para que Nelson, que compró unas tierras ahí que eran de Francisco, después sigue para que Fernando, porque se murió Jaime, después sigue para que los Reyes, que tienen una finca allá de ganado, después sigue para que Bernardo, después sigue para que Matías, después sigue para que los Tamayo, hasta ahí llega. Bueno, yo la sigo más abajo para salvar alguna siembra que esté perdida, que, si llega el deber mío es inspeccionar, si llega le puedo dar, para que salve la siembra, que es Arnoldo, ya eso es parte de Chaimare. Frente a mi pregunta de cómo hace la distribución, y de cuáles son los instrumentos utilizados para eso, Alcides explica que la hace de arriba para abajo, repitiendo el mismo esquema de distribución utilizado por otras organizaciones ya analizadas. La distribución se hace por medio de compuertas metálicas, o colocando sacos de tierra para dirigir el agua para el lugar que se desee. El agua que sale de la limpieza de los filtros, fluye durante unos 15 a 20 minutos, pero puede durar hasta una hora dependiendo de lo sucia que esté. En ese tiempo, él tiene que distribuir equitativamente esa agua, hasta la llegada de más agua de otro filtro, y así sucesivamente hasta que se limpien todos. J. Yo quiero entender un poco, porque no conozco mucho, ¿cómo hace usted para dividir el agua, son unas compuertas, unas tapas? Alcides. Sí, unas son compuertas, otras son bolsas de tierras. 103 J. Que les pone para que el agua no pase y ¿eso va llenando lagunas aguas abajo? Alcides. Sí, hay lagunas que no se llenan. J. Ah, ¿usted le da una cantidad de agua? Alcides. Ah bueno, exactamente una porción o una cantidad para que vaya regando su siembra. J. ¿Tú le das por filtro? Alcides. Sí. J. ¿Cuánto dura el filtro? Alcides. A veces dura 15 minutos, 20 minutos, depende, como hay gente que lava y dura bastante, hay gente que lava y bota poquito. J. ¿Cuánto dura más o menos?, ¿el que dura menos dura cuánto y el que dura más dura cuánto? Alcides. El que dura más dura una hora, media hora. J. ¿Y eso es cada cuánto tiempo, que lavan los filtros? Alcides. Eso depende, como llegue el agua a la planta o como… Continúa diciendo que hay momentos en que el agua de la represa sale limpia, y que los filtros en este caso no son lavados, aunque esto no es lo común trae como consecuencia que no haya agua para ser distribuida. Como no sabe cuántos filtros van a limpiar o qué cantidad de agua va a fluir del lavado de cada uno, debe permanecer atento a la cantidad de agua que quede de la limpieza de los filtros cada vez que los laven, guiándose por eso para distribuir de manera “equitativa” la porción de agua respectiva. La limpieza puede durar de 15 minutos a 1 una hora y media, por lo tanto, la distribución se decide de acuerdo a la cantidad de agua disponible en el momento. Para poder saber cuánta agua está fluyendo y cuánta es distribuida a cada usuario, usa algunos mecanismos en el sitio como marcar en las paredes del buco el límite del agua o hundir palos de diferentes tamaños para medir la profundidad del buco y así saber la cantidad de agua que fluye, además de que cuenta con la ayuda de una comadre que está pendiente de contar el número de filtros que limpiaron. J. O sea, que usted tiene que tener una alarma, van a lavar el filtro y… Alcides. No, yo, así como estamos ahorita, por el día, tengo que estar pendiente por si salen tres o cuatro filtros, porque usted agarra el día y si no le sale nada, porque hay días que no sale nada, ahorita como está muy revuelta sí están lavando a cada rato, a veces en el día botan dos o tres filtros J. ¿Y cómo sabes tú cuántos filtros le correspondió a cada persona? Alcides. Ah, porque yo estoy chequeando y tengo. J. ¿Tú vas y ves? Alcides. Voy y pongo una marca, por lo menos supongamos que este sea el canal, eso se hace cuando hay escasez pues. Por lo menos, usted va agarrar un sólo filtro, entonces yo voy para allá y pongo la marca, que nadie sepa, pongo dos, supongamos que sea un buco hondo pues, le pongo una abajo y otra arribota, ahí se yo, para saber si, un palo, puede ser una mata de paja, para saber si es grande o pequeño. J. ¿De cuánto fue el nivel de agua que se metió? Alcides. Ajá, ok, y ahí calcula uno si duró o no duró, porque yo también tengo una comadrecita que, ‘!epa! ponete a ver cuántos filtros pasan hoy’ y ella está pendiente, cuando uno está trabajando ella está pendiente. 104 Alcides paga algunas de las tarifas diarias de sus ayudantes con una pequeña cantidad de dinero, en este caso unos 2.000 bolívares, dependiendo de cuánto gané de esa tarea específica. J. Te ayuda, ¿tienes tu asistente? Alcides. Yo le doy unos mil bolívares, así. Con respecto a la autoridad que ha adquirido en la distribución del agua, Alcides señala que aún teniendo que actuar de acuerdo con las normativas y los acuerdos, pues fue elegido por los agricultores, comenta que todo mundo hace lo que él dice, o sea, obedecen las decisiones que toma cotidianamente. Muestra así el poder que tiene a la hora de ejecutar las actividades para las cuales fue electo. J. O sea, ¿Sí hay una asociación de usuarios del agua? Alcides. Ajá, como si fuera una asociación, okey. Yo soy una persona que no me mando solo, pero aquí todo el mundo hace lo que yo diga, con respecto al agua pues. Comenta algunas de las estrategias que utiliza para poder cobrar el trabajo de la distribución de agua, entre ellas, aprovecha la época de la peor sequía, en el verano, para no dar agua a los que no le hayan pagado. Dice que se pone rebelde se no le pagan y les informa a los morosos que es él el que manda, amenazándolos con vengarse en la próxima sequía, no distribuyéndole agua a aquellos que no pagaron la última vez. Agrega que algunos de ellos se olvidan de que la sequía va a regresar y argumentan que tienen problemas para pagar, pero él afirma: “se me da le doy, sino, no”. J. ¿Cómo se la aplica? Alcides. ¿Cómo se la aplico? Me le pongo rebelde, si usted no me da, como Savio hizo 3 millones y pico, eso no es plata ahorita, pues, pero para pagar un servicio de agua si es plata, entonces un día había mucha agua de buco, como yo no trabajé más con el agua de buco, entonces, ‘algún día viene el verano’ le digo, ‘algún día viene el verano y vamos a ver quién es el que está mandando, si mando yo o no, ahí veré yo qué hago, si me pongo los pantalones o no me los pongo’, le dije, ah, al tiempo vino, me regaló 50 mil bolívares. Yo a muchos los he ido prensandito, cuando viene el verano, tanta agua de buco que echó usted con filtro y no me ha dado ni medio, si me da le doy, sino no, claro (ríe), porque hay gente que se olvida, pero cuando están hasta aquí, ahí sí, no que esto y que lo otro. Alcides utiliza un cuaderno para mantener al día las cuentas de la cantidad de agua distribuida a los agricultores, y el dinero que debe recibir de cada uno. Toma como ejemplo a Patricio que agarró 24 horas de agua, entonces le cobra 20 mil bolívares y en seguida anota en el cuaderno, así va haciendo las cuentas. J. ¿Cómo llevas tú la cuenta del agua que repartes? Alcides. Yo cuando trabajaba con el agua, por lo menos, el agua viene, Olivio pues, yo marco la fecha, Olivio agarró agua doce horas, pues, o seis. Agarraba por lo 105 menos Patricio, Patricio agarró 24 horas, entonces después yo le iba a cobrar, 20 mil bolívares, él me daba 20 mil bolívares y yo lo marcaba aquí, 20 mil. Yo le decía, usted agarró tantas aguas, tantas aguas y me debe esto y esto, y así arreglaba, sacaba la cuenta. A partir de 1976 se implantó un proyecto piloto de desarrollo agrícola bajo riego, con el objetivo de poner en práctica las directrices generales del Proyecto Yacambú-Quíbor, formuladas en el documento Bases para el Desarrollo del Valle de Quíbor (Fudeco, 1973), y al mismo tiempo obtener experiencias que permitiesen adecuar el desarrollo propuesto a la realidad del Valle (Fudeco, 1979). El proyecto, denominado como Sistema de Riego San José de Quíbor, conformado por una red de canales de cemento (ver figura 8), se localiza en los terrenos baldíos del poblado de San José, a 5 Km. de la ciudad de Quíbor. Figura 8. Canal de cemento. El abastecimiento de agua para riego proviene del acueducto Alto Tocuyo y se apoya legalmente en el Decreto Presidencial n.º 1.199, del 7 de septiembre de 1968, del Congreso Nacional de Venezuela, en el cual se establecen las disposiciones sobre el uso del agua de la represa Dos Cerritos. En él se destaca que en la medida en que el volumen de agua, el equivalente a 3.500 litros por segundos, no sea utilizado para el abastecimiento de las ciudades de Barquisimeto, El Tocuyo y Quíbor, podrá ser aprovechado para el riego del Valle de Quíbor. 106 En los últimos cinco años, la disponibilidad de agua ha sido restringida drásticamente debido a las presiones ejercidas por la C.A. Hidroccidental, producto del aumento en el consumo de agua del Acueducto Metropolitano de Barquisimeto (SHYQ, 1995). Elian, agricultor de la empresa campesina, La Vigía, da su versión de lo que era, y de lo que es, el trabajo en esa empresa. El hecho de haber sido creadas las empresas campesinas se origina en el proceso de reforma agraria que Venezuela inició durante la década de 1970. En la conversación que sostuvimos relata el proceso de formación de las empresas, el derecho de uso de las aguas de represa para riego, y de cómo están funcionando tratando de mantenerse sin la ayuda oficial, utilizando los medios disponibles, a veces con recursos propios, y otras veces, con la ayuda de particulares, como una forma de mantenerse activas como productoras agrícolas. J. ¿Por qué se constituyeron en empresa? Elian. Ah, porque eso fue, o sea, eso fue tres empresas que hubo aquí en Jiménez, cuando el primer mandato de Carlos Andrés Pérez, nos dieron el agua y nos dieron crédito y tierra para trabajar. J. Ah, ¿fue formada por el Estado, por el Municipio? Elian. Sí, por el Estado. J. El Estado, ¿a través de qué instituto, el IAN39? Elian. El IAN, se movió el IAN. J. ¿El MAC40? Elian. No, la Federación Campesina y la Gobernación también J. ¿De ahí decidieron que iban a usar el agua de Dos Cerritos? Elian. Ajá, sí para regadío. Según Elian la idea de ellos era que tenían derecho al uso del agua de forma gratuita, lo que vino en conjunto con la creación de las empresas y la propiedad de la tierra, y que alguien, en algún lugar, tenía un documento que comprobaba eso, pues era un decreto, sin embargo, él nunca vio ese papel, a pesar de haberlo buscado por varios años. Elian. Sí, nosotros estuvimos 20 años, por lo menos, sin pagar agua, porque el agua no la cobraban, pues, entonces, ese era el problema que había con la gente del INOS, que ahorita es HIDROLARA, entonces J. ¿Ellos se quejaban de que ustedes no pagaban? Elian. (…) eso era como un decreto porque eso nunca, nunca tuvimos un papel, dijeron que Yacambú lo tenía, pero, lo fuimos a buscar y no, un decreto como que era, un decreto presidencial, pues. Al comienzo, la empresa La Vigía estaba formada por 32 agricultores, de los cuales se esperaba que trabajasen de forma colectiva. No en tanto, hoy sólo quedan 20 del total de agricultores, repartiéndose la tierra que antes era comunal. Elian cuenta también que ellos 39 40 Instituto Agrario Nacional (IAN), hoy en proceso de eliminación. Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), hoy sustituido por el Ministerio de Agricultura y Tierras. 107 intentaron trabajar juntos, pero no lo consiguieron, luego hicieron grupos de cinco agricultores, pero tampoco dio resultado, por lo tanto, ahora cada uno está haciendo lo que mejor le parezca decidiendo el tipo de cultivo que plantará. J. ¿Cuándo empezaron a regar con el agua? Elian. Eso fue en el 74. J. Cuando usted dice nosotros, ¿es una cooperativa? Elian. Sí. J. ¿Está conformada por cuántos? Elian. Éramos 32 socios. J. Usuarios, ¿y están constituidos? Elian. Sí, ahorita habemos 20, 20 nada más. J. ¿Qué hacen en esa asociación? Elian. Bueno, estamos trabajando ahorita como individuales, repartimos la tierra y, repartimos la tierra ya ahorita estamos trabajando no como antes, que antes era todo junto y eso no caminaba nunca, uno trabajaba otro no trabajaba, entonces no resultó, después nos metimos en cinco, por grupos, tampoco, a última hora cada quien buscó por su lado, dentro de la misma empresa pero ahí estamos solos. La distribución está organizada por turnos alternos para las tres empresas campesinas, La Vigía, Yacambú y Cerro Pelón. El agua fluye por gravedad para las tierras de los agricultores por canales de cemento que fueron construidos cuando se crearon las empresas. Elian. Sí, eso corre por unos canales. J. ¿Hechos de concreto? Elian. Sí, ajá. J. ¿Y ahí, se pegan con qué, por gravedad? Elian. Sí, o sea, ahorita nos toca, a La Vigía le toca el lunes, Yacambú le toca el martes, el miércoles le toca a Cerro Pelón, el jueves nos toca a nosotros otra vez y el viernes Yacambú y así va. J. ¿Y el Domingo no? Elian. No. Elian reconoce que no hay mucho orden en la distribución, afirmando que esa cuestión es confusa, que intenta resolverla con la ayuda de un empleado que suelta el agua y que, de acuerdo con los turnos, los productores recogen y almacenan el agua en lagunas. Reitera que los turnos son cada tres días, por lo tanto, La Vigía riega los lunes y los jueves, Yacambú los martes y los viernes y Cerro Pelón, los miércoles y los sábados. Agrega que eso no es suficiente y que ellos utilizan también el agua de un pozo para minimizar el problema. J. ¿Cómo se pusieron de acuerdo para? Elian. No, eso es un lío ahí. J. ¿Usted está encargado de la parte de aquí, de Cerro Pelón? Elian. No. J. ¿Quién es? Elian. No, ahí está uno que es el que suelta el agua para todos. J. ¿Él suelta el agua? Elian. Uuhum. 108 J. ¿Y ustedes se la recogen ustedes mismos, cada uno? Elian. Sí, pero nosotros, como le digo, a nosotros nos toca el día lunes, ahí ellos no riegan, o sea Yacambú riega los martes. J. Y Cerro Pelón, ¿los miércoles? Elian. Miércoles. J. Y La Vigía ¿le toca el lunes? Elian. El lunes y el jueves. J. Ah, La Vigía, ¿y es suficiente agua para regar cuánto? Elian. No, no es suficiente, ahí falta agua, pero, nosotros tenemos un pozo ahí. Frente a la escasez de agua, la empresa La Vigía perforó un pozo hace tres años para compensar las necesidades de los agricultores. De ese pozo, se distribuye agua para los usuarios de la empresa. También utilizan, a veces, una bomba para extraer agua de las lagunas y distribuir para los productores que no reciben directamente el agua de la represa por los canales, sin embargo, la tubería está rota y por eso el trabajo no es realizado de la forma como ellos quisieran, que es con la tubería colocada en las lagunas y con la bomba regando día y noche. Como vemos, los agricultores buscan diversas alternativas para intentar satisfacer sus necesidades de agua, a pesar de las enormes dificultades que se les presentan. J. Ah, ¿tienen pozo también, cuánto da ese pozo?, ¿todo el mundo tiene pozo? Elian. Tiene 6 pulgadas, no. J. Y los que no tienen pozo, están peor, ¿no? Elian. Sí, Cerro Pelón tiene un pozo, el viejito ese que está ahí y nosotros tenemos uno ahí también. J. ¿Pero eso es nuevo? Elian. No, tiene como tres años que se hizo. J. ¿Y cómo se divide el agua de ese pozo? Elian. Nosotros la subimos y la metemos al canal para que riegue a todos. J. A todos, porque están uno al lado del otro y van regando Elian. Sí, así como estamos, como estoy yo, lo que estamos en la parte de arriba, regamos siempre con el canal, con el agua de aquí y los que están del lado abajo, cuando se prende la bomba riegan con la bomba, pero muy poco se prende porque hace falta la tubería de donde está el pozo al canal y nosotros pensamos es meter esa tubería es de la bomba a la laguna para que trabaje día y noche, puro ratico es lo que trabaja, la idea es aprovechar de poner la tubería que son como 300 metros, 600 metros como que es la cosa, de la bomba a la laguna. J. ¿Tienen una laguna para todos? Elian. Sí, hay dos lagunas. J. ¿Colectivas? Elian. Sí. J. ¿Siempre tienen agua o se secan? Elian. Hay una que agarra agua de invierno que es la primera que está aquí y la otra, si no, no agarra agua de invierno, tiene que ser por el canal, por la llave. La Asociación Civil de Productores de Semillas de Campo Lindo y Campo Alegre (Aciprosemcla), es una asociación de productores de semillas, y plántulas, formada en 1992 con la finalidad de administrar el agua de la represa que pasa, a través de una canalización 109 desde la represa Dos Cerritos hasta la ciudad de Barquisimeto, y, de esa forma, garantizar el mejor uso posible de esa agua. Los agricultores comenzaron, cada uno por su cuenta, a usar el agua de la represa de forma clandestina, robándosela. Un día, la Guardia Nacional, por orden del alcalde, colocó a varios de los productores en la cárcel por el robo. Ese hecho produjo que los otros agricultores decidieran organizarse y apoyar a los compañeros para que fueran liberados. De esa situación, asesorados por un abogado, surgió la asociación de productores de semillas. J. ¿Quién decidió vamos a parar, porque no podemos seguir en esto, cuándo decidieron eso, quién lo decidió? Eliseo. Eso lo decidimos un grupito como de 6, que estuvimos aquí, entonces, estaba la Guardia ahí en casa de un vecino, quitándole las mangueras, llevándole el motor y hasta se lo quería llevar preso, entonces, nosotros, los seis que estábamos dijimos, no, vamos a apoyar a ese señor, no lo podemos dejar sólo, porque él también es vecino, y así hicimos, nos acercamos hasta allá y hablamos con el alcalde, y él en ese tiempo se molestó y nos llevó detenidos también a nosotros, entonces, después que estuvimos allá, estuvimos 24 horas, de ahí, los que quedaron por fuera, los compañeros, también se unieron al grupo pues, y entonces, metimos a un abogado y ahí empezamos a hacer los trámites, el abogado nos asesoró y mire “hay que hacer esto así, los pasos que tenemos que dar son este y este”, y así fue que empezamos. La asociación está formada por 35 personas que viven en tres comunidades vecinas. La idea de asociarse surgió porque pensaron que estando más organizados tendrían una mejor capacidad de interactuar con la empresa administradora del agua y con la Alcaldía. J. ¿Quienes son ustedes, cuántos son, dónde están ubicados? Eliseo. Al principio nos iniciamos 35 personas, que aquí, hay tres comunidades vecinas que no pasan de, en cuatro kilómetros estamos todos, estamos cerca, pues, todos. J. ¿Están todos ubicados en un perímetro de 4 kilómetros? Eliseo. Sí, más o menos por ahí, bueno y, por eso, como pensamos que por medio de una asociación y estando más organizados podíamos tener más trato, por lo menos lo que era en ese tiempo el Inos, el mismo Concejo, que nos apoyara. Eliseo cuenta que de los 35 agricultores que comenzaron la asociación sólo quedan 19. Sobre los otros, dice que quebraron, no consiguieron vender la producción y se fueron a trabajar en Quíbor o emigraron para otras regiones. J. ¿Y hoy en día, la asociación, cuántos miembros son? Eliseo. Hoy habemos 19. J. De los 35 iniciales son 19, ¿qué se hicieron los demás? Eliseo. Los otros, unos no siguieron trabajando, porque las ventas no fueron buenas y como se dicen, quebraron (sonríe) J. ¿Se dedican a qué, entonces? Eliseo. Bueno, migraron, unos se fueron hacia Quíbor, trabajan en talleres, bromas de esas. 110 Cuando le pido que narre la historia del proceso de formación de la asociación y de la gestión del agua, habla de la gravedad de la situación que vivían en aquellos tiempos, pues, no podían trabajar en paz por el miedo de que la empresa les quitase el agua. Actualmente, consiguieron establecer unos acuerdos con la nueva empresa administradora del agua, Hidrolara, los cuales les permiten utilizar el agua con un mayor control y con nuevas formas de producción, como por ejemplo, los invernaderos. Eliseo señala que ellos tomaron conciencia de que esa agua es para el consumo humano y, por lo tanto, sale cara, por eso, utilizan invernaderos para la producción de semillas, lo que genera una economía de por lo menos 60% en el consumo de agua. J. Cuéntame un poco como es el proceso para que ustedes tengan agua aquí, o sea, ¿cómo les llega el agua, quienes son ustedes? Eliseo. Bueno, este, nosotros tenemos aquí alrededor de 10 años trabajando con semilleros, quizás algo más, pero para ser más exactos 10. Entonces, la cuestión surgió de nuestra asociación fue que teníamos problemas con el agua, HIDROLARA, para ese entonces el INOS, nos trancaba el agua y nos quitaba las mangueras y entonces, decidimos un día, bueno, ya no podíamos seguir trabajando más así, entonces, nos reunimos todos y formamos una asociación, hasta ahora, bueno, gracias a Dios, eso se nos solucionó, que nos perseguían y nos quitaban el agua y eso, bueno eso se superó ya. Ahora en estos momentos, estamos trabajando pero ya hemos tomado más conciencia que ese es un agua que es tratada, que eso sale caro, y nosotros la utilizamos para riego, entonces, hemos tenido avances, por ejemplo, estamos ahorita usando lo que llaman invernadero, que por lo menos reduce, quizás en un 60% el gasto de agua que normalmente estamos gastando. Bueno, en cuestión del agua, en el manejo y eso, eso es lo que hemos manejado hasta ahora. El agua es distribuida por turnos en el verano, en el invierno el uso es libre, pero, ellos tienen que pagar por el agua, de acuerdo con lo que fue establecido entre la asociación y la empresa estadal de administración del agua. J. ¿Cómo les dan el agua?, o sea, ¿está abierta constantemente, ustedes mismos la regulan o hay una regulación de horas de ellos? Eliseo. No, este, en tiempo de invierno constantemente la tienen abierta y en tiempo de verano la racionan, por lo menos, la trancan 12 horas y dura 24 abierta, así. J. Ah, ¿en turnos? Eliseo. Uhum. J. Ahora sí, ¿todo el mundo tiene su conexión legal? Eliseo. Sí, ajá, eso. J. ¿Ustedes pagan por esa agua? Eliseo. Sí, se paga J. ¿Cuánto pagan? Eliseo. Pero, o sea, aquí como es campo se paga tarifa mínima, creo que son, ahorita está en 16 mil bolívares mensuales. Los pozos profundos 111 Hoy en día, muchos agricultores utilizan esa fuente para compensar la escasez de agua, sin embargo, los altos costos de la perforación no permiten, con raras excepciones, que los pequeños productores consigan costear ese tipo de inversión. El volumen de agua extraída de pozos profundos es igual a las reservas renovables (recarga) más una parte de las reservas permanentes o geológicas, esto provoca déficit y desequilibrio en el balance de las aguas subterráneas (SHYQ, 1995). Los valores determinados actualmente para el uso y reposición de las aguas subterráneas conducen a un agotamiento total del acuífero, en el caso de que no sean tomadas medidas para la conservación del recurso de esa importante fuente de agua. Para evitar ese agotamiento, se creó una comisión, llamada Cotesaguas, que controla la abertura de nuevos pozos y actúa en la fiscalización de la conservación de los acuíferos del Valle. Cuando los agricultores solicitan permiso para abrir un pozo restituido o nuevo, la comisión determina las características del pozo (localización, profundidad, volumen de agua), así como el consumo diario de agua permitido, y, basándose en esa información, el Ministerio del Ambiente concede o no la autorización, la cual es respetada por todos. Las aguas residuales Por otro lado, existe también la reutilización de las aguas residuales que son producidas en el Valle de Quíbor, principalmente en la ciudad de Quíbor. Esa agua comparte los canales naturales y artificiales que integran la cuenca Las Raíces, lo que posibilita el incremento de las fuentes de abastecimiento local y contribuye con la satisfacción de la demanda cada vez mayor a que estas fuentes vienen siendo sometidas (SHYQ, 1995). Según Esteves (1999), Desde los años de 1964-65, las aguas residuales de la ciudad de Quíbor se depositaban en una laguna (...) El agua que se vertía por el aliviadero era conducida por el buco denominado la “Comunera” y era utilizada para regar por dos productores, los señores Luis y Jesús (p.72). Posteriormente, en 1983, por el aumento de la población de Quíbor y del volumen de las aguas negras, se construyeron dos lagunas de estabilización en un terreno que la Alcaldía compró al señor Rafael, en El Veral. Esas lagunas reciben 30% de las aguas negras de la ciudad. La distribución de esas aguas se realiza según un acuerdo establecido entre los usuarios y el Inos. Los usuarios no tienen definidos turnos ni fechas establecidas para el uso. El agua es utilizada principalmente para regar caña de azúcar (Esteves, 1999). 112 En 1991, se construyeron nuevas lagunas en los terrenos de la hacienda El Tunal. Aproximadamente 70% de las aguas servidas producidas en Quíbor desaguan en ese sistema de lagunas de estabilización en serie. Esas aguas son totalmente utilizadas por el dueño de la hacienda para regar pasto y maíz. Esas iniciativas obedecen a las propuestas internacionales de la utilización de aguas residuales para múltiples usos, entre ellas el riego, ya que puede ser muchas veces más económico tratar las aguas negras y reutilizarlas que no hacer nada con ellas y dejar que contaminen los ríos y los acuíferos (Tundisi, 2003). En la conversación que mantuvimos, un funcionario del SHYQ y yo, con Luis, usuario y dueño de 25% de los derechos de uso de las lagunas de El Veral, a la orilla de una laguna en su hacienda (ver figura 9), él nos habló sobre las dificultades que existía para el aprovechamiento de esa agua, pues, el vecino, propietario de las tierras donde se localizan las lagunas de estabilización, habría incrementado el tamaño de los cultivos y usado toda el agua que antiguamente era compartida por ambos. Se quejó del monopolio de uso del agua por el vecino, pues según él, las lagunas de estabilización habrían sido hechas para ser utilizadas colectivamente, sin embargo, nadie controla su uso. Es necesario comentar que ese tipo de agua es utilizada para el riego de determinados plantíos, aquellos que no son consumidos directamente por humanos, pero, después de ser procesada, y de ser necesario, puede ser usada para regar cualquier tipo de cultivo, como lo hacen Luis y los otros agricultores, según sus relatos. Figura 9. Una de las lagunas de Luis 113 Capítulo V Las interfases y la producción de sentidos en las negociaciones, en los acuerdos y conflictos sobre el agua 114 En 1995 Ismail Serageldin, para la época vicepresidente del Banco Mundial para el Desarrollo Sustentable del Ambiente, declaró, en una entrevista para el periódico The New York Times, que a pesar de que “muchas de las guerras de este siglo hayan sido motivadas por el petróleo, las guerras del próximo siglo serán generadas por el agua” (Crossette, 1995:A13). Esto, ha generado voces a favor y en contra. Refiriéndose a esas declaraciones, Shiva (2003) comenta que ya las guerras por el agua están en nuestro cotidiano, sin embargo, difícilmente pueden ser identificadas como guerras por el agua: ellas están relacionadas con peleas religiosas, problemas de tierras u odios históricos, pero, casi nunca con las discusiones por las fuentes de agua. Tundisi (2003) no concuerda con la afirmación anterior, al declarar que “uno de los grandes desafíos del siglo XXI deberá ser la resolución y el acompañamiento de los conflictos internacionales resultantes de la disputa por la disponibilidad de agua” (p.193). Wolf (1998), en contraposición, señala que a nivel mundial solamente siete pequeñas batallas, tres de ellas sin disparar una sola vez, se produjeron en el siglo pasado por el agua, mientras que fueron firmados 145 tratados entre diversos países para administrar conjuntamente el agua, de un total de 261 cuencas. Según ese autor, no se podría decir que no ocurrieron conflictos armados, pero, tales conflictos se dan, generalmente, entre grupos tribales, diversos sectores de usuarios de agua o dentro de un mismo Estado/nación. Algunas de las razones para que eso suceda es que “las guerras por el agua no son ni estratégicamente racionales, ni hidrológicamente efectivas, ni económicamente viables” (p.257). El autor señala además, que la lección más valorizada sobre las aguas internacionales es el hecho de tratarse de un recurso cuyas características tienden a inducir la cooperación y sólo incitar la violencia en casos excepcionales. Comenta, también, como un ejemplo de lo que ha sucedido con la administración de las aguas compartidas, que la Food and Agriculture Organization (FAO) ha identificado más de 3.600 tratados relacionados con el uso de ese tipo de aguas, elaborados entre los años 805 y 1984. Wolf (1998) también reconoce que la escasez de agua lleva a fuertes presiones políticas en las regiones áridas e semiáridas. Petrella (2001) argumenta que “el tipo de conflicto más frecuente en estos días tiene que ver con la competencia sobre los usos del agua que, (...) se vuelven mutuamente exclusivos en una estructura caracterizada por la falta de solidaridad y por la escasez creciente” (p.61). Atribuye una gran responsabilidad a las políticas públicas, por la magnitud de tales conflictos: Cuando un conflicto asume proporciones importantes o críticas, demuestra que la política regional o nacional no fue capaz de desarrollar e implantar una política hídrica integrada, inspirada en la supremacía del interés de todos con relación a un 115 producto o bien común (res pública), y cuyo objetivo fuese estimular la solidaridad entre todos los miembros de una comunidad regional o nacional (p. 63). Batista (1998) parte del principio de que el agua es un recurso escaso y valioso para las comunidades campesinas, además de ser la base de las relaciones sociales, las cuales pueden ser conflictivas o cooperativas. Según él, la suposición de que la gestión del agua en sistemas de riego es siempre conflictiva es discutible, aunque considera como cierto que es común la ocurrencia de tensiones y disputas que pueden agravarse. Señala, también, que hay mecanismos y procedimientos, formales o informales, para evitar que tales conflictos aparezcan o para mantenerlos bajo control – generando los menores daños posibles – o para que sean resueltos en su fase inicial. Según este autor, son dos las causas principales de los conflictos producidos por el agua: la escasez, que “no provoca conflictos, aunque si es, (…), una circunstancia importante al aumentar la competencia interna por el recurso hídrico” (Batista, 1998:5), y la desigualdad en su acceso, pues, “… los conflictos internos (de mayor gravedad) en sistemas de irrigación tienden a relacionarse con las desigualdades individuales y colectivas en el acceso al agua en un contexto donde ésta resulte escasa” (p.5). Este autor clasifica los conflictos por el agua y los divide en: horizontales o verticales e internos o externos. Por una parte, los conflictos horizontales ocurren entre semejantes, personas que pertenecen a un mismo “grupo social”, mientras que los verticales se desencadenan entre grupos que se encuentran en distintos niveles en lo que se refiere al acceso y/o control de su gestión, lo que puede ser entendido como manifestaciones de la lucha de clases por el agua. Por otra parte, los internos son aquellos que se desencadenan entre los diversos actores de un sistema de riego, y los externos son conflictos en los que aparecen involucrados una comunidad y algún elemento externo (Batista, 1998). Tomando en cuenta dicha clasificación, puedo decir que en el Valle la mayoría de los conflictos narrados es de tipo interno horizontal o externo vertical. En el primer caso, se trata de problemas entre usuarios de una misma fuente de agua, con una situación social parecida, como por ejemplo, los conflictos por el establecimiento y cumplimiento de turnos de agua en las diversas fuentes que analicé durante mi estudio. En el segundo, se trata de usuarios que se encuentran aguas arriba y aguas abajo en un mismo sistema de riego, como en el caso de la quebrada Atarigua, y los desentendimientos entre los agricultores de Sanare y Quíbor41. 41 Dos pueblos que son capitales de los municipios aledaños con usuarios de la quebrada Atarigua, uno en la parte alta (Sanare) y el otro en el valle (Quibor). 116 Wateau (2000), en un trabajo de tipo etnográfico sobre los conflictos por el agua de riego en Melgaço, en la zona noroeste de Portugal, donde procuró “investigar la lógica que preside la construcción del orden social en Melgaço, a través de la observación de una actividad técnica agrícola, el riego, que moviliza a una buena parte de la población durante el verano” (p. 29), no concuerda con la premisa de algunos economistas de que la escasez de agua sea motivo suficiente de peleas por el agua. La autora señala que en esa región, aún no teniendo una escasez de agua muy pronunciada, con relación a otras regiones de ese país, esa supuesta escasez es utilizada como pretexto para generar conflictos en el verano todos los años. Eso hizo que ella procurase otras explicaciones para justificar tales conflictos, y no simplemente la escasez de agua. ... en Melgaço − en cuyas cumbres montañosas caen hasta 3.300 mm. de agua por año y donde las innumerables nacientes brotan de todos lados −, los campesinos se esforzaban todos los años por convencerme de ese argumento explicativo de la escasez, por que les permitía, inteligentemente, legitimar una buena parte de los robos de agua practicados en el Verano, siendo esos los principales causantes de conflictos, en una incontestable forma de afirmación (p.22). Para la autora, los conflictos en esa región tienen que ver con la importancia que los campesinos le atribuyen al agua, lo que revela la existencia de tensiones permanentes entre los beneficiarios de agua, llevando a creer que, “si el agua de riego es un asunto que motiva a toda la población, es porque sirve de soporte a otras cuestiones más profundas, sociológicas y de identidad” (Wateau, 2000, p.22). En su estudio, comprobó que todas las personas en Melgaço están más o menos ligadas entre sí por medio del agua de riego y aduce que “el agua es un lazo conflictivo (...), pero también un lazo que aproxima a las personas” (p.141). Se puede considerar, entonces, que la posibilidad de que el agua sea generadora de conflictos es un tema que ha sido abordado a partir de varias perspectivas y por diversos autores, algunos de ellos consideran que la escasez y la distribución del agua son por naturaleza generadoras de conflictos, y otros entienden que es algo común, además de ser fuente para negociaciones, acuerdos y posibles conflictos excepcionales. En este estudio utilizo la noción de interfase para analizar y comprender los sentidos atribuidos a los conflictos por las personas involucradas en la gestión del agua de riego en el Valle, ya que considero, tal como lo señala Long (2001), que es en los encuentros de interfase, entre las diversas personas con participación en el sistema de riego, en cada fuente de agua en particular, 117 ... que se pueden evidenciar los tipos de discontinuidad que existen y sus dinámicas, y los caracteres emergentes de los conflictos e interacciones que aparecen, mostrando como las metas, las percepciones, los valores, los intereses y las relaciones de las personas son reforzados o reformados por esos procesos (p. 191). Los conflictos en la distribución de las aguas en el Valle Seguidamente presento el análisis de algunos de los conflictos que me relataron sobre la gestión del agua de riego en el Valle de Quíbor. A pesar de que los conflictos con relación al agua de riego no formaron parte de los elementos que serían abordados con detalle en el inicio de este trabajo, fue a partir de las conversaciones con los actores que me quedó claro que la distribución del agua en el Valle ha generado y continúa generando discusiones, peleas, acuerdos y desacuerdos, mostrándose como una cuestión fundamental para los agricultores de la región en la gestión del recurso. Decidí entonces prestar un poco más de atención en parte de esos conflictos, que aparecieron y detallar el último conflicto del que tomé conocimiento referente a la distribución del agua que fluye por los bucos y canales del Valle, producto de la limpieza de los filtros de la antigua planta de tratamiento Ciudad de Barquisimeto, y que ha movilizado a varios actores de la región en la búsqueda de una solución a los problemas que esto ha generado. Seguidamente abordo esos conflictos a partir de aproximaciones sucesivas, en la medida que tuve conocimiento sobre ellos. Como una primera aproximación y para visualizar quién es nombrado por los actores cuando se habla de conflictos por el agua en el Valle, a partir de las conversaciones con algunos de estos actores construí una tabla (tabla 3) para intentar identificar quién aparece asociado cuando se conversa sobre discusiones, peleas, negociaciones, acuerdos o soluciones acerca de la distribución de agua o de la intervención de personas no reconocidas como usuarios, en una determinada fuente. En la tabla aparecen destacadas las personas o instituciones que fueron referidas de manera frecuente por los actores, en situaciones de conflicto. Los más nombrados fueron los de abajo (Quíbor), los de arriba (Sanare) y la Guardia Nacional. Tanto los agricultores como los funcionarios coincidieron en señalar a esas mismas personas e instituciones al relatar los conflictos acontecidos en el Valle. A pesar de que cada actor habló de los conflictos más cercanos con su cotidiano y sobre la fuente que utiliza, los problemas que sucedieron en la quebrada Atarigua son los que más aparecen en las conversaciones de todos ellos, eso porque 118 la quebrada, cuando lleva agua en abundancia, es utilizada como fuente para regar por casi todos los agricultores que participaron en esta investigación. Muchos son los agricultores referidos por dos de los jueces como las personas involucradas en situaciones de conflictos, la mayoría de ellos porque no obedecen las normas, probablemente por el desespero y el miedo que tienen de perder la cosecha, o porque utilizan las bombas para tomar más agua en perjuicio de aquellos que no tienen bombas. La Guardia Nacional, como representante de la institucionalidad militar en la zona, es siempre referida, de manera unánime, como la responsable por la solución de los conflictos: ella es llamada para poner fin a cualquier problema no resuelto por el diálogo entre las partes. La policía es menos referida como órgano represor, quizá porque ese tipo de conflicto es producto de situaciones generadas por desacuerdos en la distribución del agua, que es una actividad agrícola y relacionada con el ambiente, área de competencia que corresponde por ley a la Guardia Nacional. La Alcaldía del Municipio Jiménez y el Ministerio del Ambiente también aparecen como instituciones no represivas, pero responsables por el establecimiento y mantenimiento de la legalidad de los acuerdos firmados por todos los usuarios de la fuente de agua. Se destaca, también, la institución regional de administración de las aguas (anteriormente Inos y ahora denominada Hidrolara), que es referida por tres de los agricultores. En ese caso, ya mencionado antes, como la fuente de agua depende de esa institución y la distribución tiene que ser pagada, la negativa o la imposibilidad del pago por parte de la mayoría de los agricultores ha generado varios de los conflictos narrados. Los jueces o distribuidores, aún siendo los que distribuyen el agua todos los días, no se señalan a sí mismos como involucrados en los conflictos, sin embargo, aparecen en casi todas las discusiones y peleas por el agua, de una manera o de otra, pues, son ellos, en primera instancia, los responsables por intentar resolver los problemas. En consecuencia, el juez participa o generando el conflicto o en su solución. Él puede generar un conflicto al tratar de cumplir con su trabajo, intentando evitar que alguien viole las normas, o tomando una decisión que cause malestar en algún usuario. Por otro lado, también puede ser parte de la solución del problema, al persuadir a los usuarios a no pelear por malos entendidos. 119 Tabla 3 Los conflictos por el uso del agua INTERLOCUTORES QUIEN ES REFERIDO Los de Abajo (Quíbor) Alcaldía de Jiménez Alcaldía de Sanare Autoridades PB (juez de agua) Los de arriba (Sanare) Dueños de la hacienda las Galias El alcalde Junta (Aproagro) Mi compadre PL (Ministerio del Ambiente Sanare) Guardia Nacional Ministerio del Ambiente CU (juez de agua) HC (asociación) TT (agricultor) H (agricultor que tomaba el agua con bombas) P (agricultor) MG (agricultor) Gente de Chaimare DO (juez de agua) SM (agricultor) Ellos (los agricultores) los ‘bomberos’ (usan bombas) Junta administradora del agua del túnel Los que tienen siembras Inos/Hidrolara Gobierno del Estado Empresas campesinas (La Vigía, Yacambú y Cerro Pelón) AP (agricultor, su hermano) Los peritos o técnicos Policía municipal (Comandante) Extractores de arena del lecho de la quebrada Atarigua Grandes productores (ET e EG) Militares corruptos Juez de agua de Atarigua Sectores que hacen denuncias Jueces Agricultores Funcionarios A D M I I S X X X X X X A R X X E L X X X X X X X X X X X E S S I X T E X A E X F R X X X J E X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X A lo largo de las conversaciones con las personas, el tema de los conflictos siempre fue señalado, motivado por alguna pregunta mía, o porque el actor lo traía para completar su argumentación, en la mayoría de las veces surgió como parte de la historia que no querían que se repitiese. Como una segunda aproximación a esta temática, seleccioné algunos de los trechos de las entrevistas donde fueron relatados conflictos que aparecen asociados con cada fuente de agua, pues cada una de ellas tiene sus especificidades en lo que respecta a la forma 120 de organización, distribución del agua, normativa, a los tipos de conflicto y soluciones, mereciendo ser consideradas de forma independiente, aunque el Valle sea el lugar de todas. Es necesario decir que el panorama actual del uso del agua de la quebrada Atarigua tiene, por un lado, principalmente, la presencia de los pequeños productores del Valle, dueños de una antigua tradición de uso de dichas aguas y, por el otro lado, a los grandes productores, generalmente de origen canario, cuya localización más reciente, en las montañas, y su más moderna tecnología los coloca en situación ventajosa con relación a los que viven y trabajan en el Valle. Los conflictos se refieren tanto a la participación de varios actores como a la intervención de terceros, personas que no pertenecen a la región que extraen arena en la quebrada para usarla en la construcción, pasando por los conflictos entre usuarios de la misma zona de cultivo y los que se suceden entre los agricultores de Sanare y del Valle. Andrés, usuario de las aguas de la quebrada Atarigua, recuerda los tiempos en que los productores del Valle tenían problemas casi todos los días con algunos productores de Sanare por la distribución de agua de la quebrada. Conversa sobre las reuniones que hicieron con ellos, la Guardia Nacional y el Ministerio del Ambiente, y sobre los acuerdos que establecieron, así como sobre las peleas acontecidas antes de los acuerdos, que por poco no acabaron con la muerte de algún productor. Recuerda, también que los agricultores de Sanare utilizaban bombas a motor para extraer el agua y llevarla para las montañas y, de esta forma, disminuir el flujo para aguas abajo, por lo que algunos de los agricultores del Valle, él se excluye, subían por la quebrada rompiendo las bombas, en un eterno conflicto. Andrés. Sí, después sí hubo problemas, pero no problemas de llegar a esos extremos, tuvimos un problema nosotros una vez con el agua entre Sanare y Quíbor, que es cuando el agua se achica, que a nosotros no nos dejaban usar el agua, de aquí, subíamos mucho, tumbábamos las tomas y ellos las volvían a hacer, después se volvió un zaperoco, porque la gente llegaba y le dañaba las bombas, no era Andrés Eloy, Blanco Distrito, era mandado por el Distrito Jiménez, entonces de aquí mandaban la Guardia y le traían las bombas, eso era un problema ya rotundo. J. ¿Las bombas eran de quienes? Andrés. De allá, de los agricultores de Sanare. A pesar de considerar injusto que los agricultores de Sanare les quitaran el agua, no está de acuerdo con las acciones violentas de los agricultores del Valle. Afirma haber temido que las personas de Sanare los mataran en una emboscada, por la localización favorable de estos últimos en la montaña. Agrega que, a pesar de la intervención de la Guardia Nacional, sólo consiguieron tener paz con la creación de una asociación que estableció un acuerdo con el Ministerio, la Guardia y los agricultores de Sanare, asociación de la cual fue el presidente. A 121 partir de la firma de ese acuerdo quedó determinado que se repartirían el agua por turnos de tres días para Quíbor y tres para Sanare, mientras el agua fuese poca, en la época de sequía. Según él, desde el acuerdo no ha habido más problema entre ellos. J. ¿Y ustedes iban de aquí a echarles a perder las bombas? Andrés. No, yo no me incluí porque nunca me ha gustado eso, yo lo mal hecho, si uno no quiere que le hagan una cosa mal hecha no debe hacérselo a los demás, a mí no me gustó nunca eso, pero sí iban muchos de aquí y les dañaban las bombas. J. ¿Era injusto lo que hacían ellos? Andrés. Claro, ellos nos quitaban el agua injustamente no nos dejaban el agua, pero tampoco había que pagarles de esa manera, había que abrir un consenso, que fue cuando nosotros, yo me metí en eso un tiempo, que yo le estoy hablando en el 88, me metí yo en una Junta que coordinamos, formamos una asociación y yo me metí de cabecilla y les dije,” miren vamos a dialogar con esa gente, vamos a tratar de hacer consenso”, les dije yo,” porque no puede ser posible que nosotros vamos a vivir en este tiempo para allá y para acá, lo más probable es que ellos nos vayan a matar a nosotros porque nosotros estamos entre cerros y ellos fácil nos cazan y nos matan”, les dije yo. J. Ya usted veía la emboscada. Andrés. Sí, no, era fácil de que nos tendieran una emboscada, bueno, vino la gente, y tomaron consenso, hicimos una reunión aquí, más de 80 productores, formamos la asociación y fuimos y hablamos, en ese entonces estaba un compadre mío que era que el que dirigía el Ministerio del Ambiente aquí en Sanare, yo le planteé el caso y él nos apoyó, hablamos con la Guardia y también nos apoyó, entonces, llamamos a la gente de Sanare, al Ministerio del Ambiente a Barquisimeto y fuimos los de aquí, y, fue duro, al principio fue duro para poder llegar a un consenso con ellos, pero sí, después llegamos a un acuerdo y se quedó, hicimos unos turnos de agua, son tres días para allá y tres días para acá, en lo que el agua se seca, ahora, en lo que hay agua suficiente, no tenemos nosotros ningún problema, pero sí quedó todo coordinado que son tres días para allá y tres días para acá. Andrés comenta sobre la situación de paz alcanzada por ellos, dándole mucho crédito por eso al juez de agua actual. Recuerda que siempre existe la persona que se cree más valiente que las otras quitándoles el agua, pero que con la intervención del juez eso ha diminuido. Agrega que se han civilizado, porque acabaron con las peleas. La palabra civilizado es usada por Andrés para explicar los cambios en los comportamientos de los agricultores de Quíbor, en un proceso que se puede denominar evolutivo, según él, donde ser civilizado implica no creerse mejor que nadie, no herir o matar a otro por los problemas de agua, o sea, supuestamente el fin de los conflictos. J. ¿Y hoy en día, todo el mundo le hace caso a él, no hay conflictos? Andrés. No, se acabaron los conflictos, aquí no hay conflictos ahorita sobre el agua, porque él ha puesto eso en orden, al menos tiene carácter y la gente, yo digo para mí que nosotros nos hemos civilizado, porque antes la gente peleaba por el agua, tenía problemas que, no yo te quito un chorro, entonces venían los problemas, o no te la dejo pasar, porque siempre aquí existió eso, anteriormente, que el que era más guapo le quitaba el agua al otro, entonces ahí habían los problemas, tenía que intervenir. 122 Al preguntarle si recordaba alguna otra pelea por el agua, me informó que muchos años atrás hasta una muerte ocurrió, cuando un hombre macheteó a otro por tratar de ser más vivo que él y querer quitarle su agua. J. ¿Qué otros problemas usted recuerda que hubo por el agua? Andrés. Bueno, yo sé que ahí hasta muerto han visto, hacen muchos años mataron uno por, porque le quitó el agua al otro y quería ser más vivo y el otro lo vino y lo macheteó. Isidro, el juez de agua de la quebrada Atarigua, da su versión sobre los conflictos que ocurren en la distribución del agua. Es él quien realiza la mayoría de las interfases entre los productores de Sanare y de Quíbor, siendo esas, además, las más problemáticas, porque involucra a agricultores que comparte la quebrada, estando un grupo en la parte de arriba, lo que les da una cierta ventaja, y los otros, en la parte de abajo. En primer lugar, habla sobre el incumplimiento de los turnos establecidos por el Ministerio. Argumenta que la Guardia Nacional trata de controlar un poco los robos y la falta de cumplimento de los turnos. Sin embargo, los agricultores de Sanare, por el hecho de estar quebrada arriba, afirman ser los dueños del agua, aunque las personas del Valle continúan luchando porque lo consideran su derecho. Utiliza la expresión “siempre nos toca algo” para referirse al hecho de que, aunque poca, siempre reciben agua, resignado a que los de arriba “tengan más derecho” que ellos, porque él forma parte del grupo de los que están quebrada abajo. Isidro. …eso es una cuestión que la ha turneado el ambiente, pero eso en veces no se respeta, esa es una de las cuestiones J. ¿O sea que ustedes a veces tienen problemas con el agua porque los de arriba no les paran? Isidro. Sí los tenemos, vamos a la Guardia y la Guardia medio controla pero no es igual, ellos están arriba, se atienen a eso “nosotros estamos arriba y no podemos perder, el agua es de nosotros”, eso era cuando Quíbor pertenecía a…, Andrés Eloy pertenecía a Jiménez, era más distinto, pero ahorita no, porque ellos son ya municipio y el agua y que es de ellos, dicen ellos, hasta ahí nosotros, peleamos los que nos toca y siempre nos toca algo. En las interfases con personas que no son usuarias del agua, pero que extraen arena de la quebrada para venderla en las construcciones de edificios y casas, cuenta que sólo algunos se ponen de acuerdo con él para realizar dicho trabajo. Comenta un episodio en el cual casi tuvo que pelear con varios obreros de la ciudad de Barquisimeto, los cuales afirma estaban drogados, porque no les gustó que le dijeran lo que tenían que hacer para no perjudicar el paso del agua por la quebrada. Los trabajadores lo invitaron a darse unos golpes, pero él les respondió que no estaba allí para pelear sino para trabajar y organizar la extracción de arena. 123 Sin embargo, menciona que si hubiese tenido un revólver lo hubiera usado. Comenta que tuvo que ir a buscar a la Policía, que los obligó a vaciar los camiones de arena y devolverla a la quebrada. Al final, les dijo que eso había pasado por no haber seguido sus instrucciones y por ello perdieron el trabajo. Isidro. Hay unos que son muy buenos y otros que se pasan de vivos, como hay gente que, yo el otro día a unos carajos de Barquisimeto, llegaron allí, si he tenido un revólver te digo que lo fuera cargado, palabra chico, les digo “aquí no vayan a acabar con esto, por esto”, unos carajos endrogados ahí, andaban como cinco, “ah, vamos pa allí, para que nos echemos”, (sonríe nervioso), “yo no ando, yo ando es trabajando, yo no ando peleando”, les dije, “los estoy es ubicando para que no, ni ustedes sean molestados ni yo tampoco, los que llevan el agua y tal”, entonces tuve que venirme, tuve que buscar a la Policía, después que habían hecho el trabajo completo, llenado los volteos, tuvieron que vaciar la arena otra vez, perdieron el trabajo, “eso pasa por ustedes, por que yo los estoy es ubicando para que hagan su trabajo”, les dije, “entonces, ustedes a cuenta de guapos”, no, la cosa aquí se ha trabajado más o menos. Señala que antiguamente surgían más conflictos, y con consecuencias mucho peores. Argumenta no “haber colocado a nadie a pelear”, lo que quiere decir que sus decisiones en la distribución del agua no han generado peleas ni discusiones, porque, además, las personas han mejorado su comportamiento. Se refiere también, al homicidio de un agricultor por el robo del turno de agua. Isidro se va posicionando y mostrando las diversas arenas de encuentros en las cuales las interfases sociales tienen resultados diversos, entre ellos, la muerte, heridas con armas de fuego o machete, o discusiones agresivas, todos causados, entre otras razones, por la mala distribución del agua. En el diálogo que mantuve con Isidro aparecen varias cuestiones interesantes sobre los conflictos por el uso del agua. Parte de la idea de que las personas tienen que tener palabra y mantener las decisiones que fueron tomadas. En el conflicto narrado, a partir de mi pregunta sobre si las personas peleaban antiguamente por el agua, comenta que cree que Carlos actuó legalmente cuando mató Antonio (tío de Isidro) con un machete, pues él siempre le quitaba el turno de agua hasta que Carlos se cansó y luego de matarlo colocó el cuerpo, atravesado, en el buco, tiñéndolo de sangre. Isidro. …Hasta hoy no he tenido problema que no he echado a pelear a nadie, porque aquí la gente se han acomodado, aquí lo que hay que tener es palabra. J. ¿Antes se peleaban? Isidro. Sí, aquí han matado gente por cuestiones del agua. J. ¿A quién por ejemplo? Isidro. Aquí mataron a un carajo que era hasta tío mío, se llamaba Antonio, el papá de Alberto y todos esos carajos, lo mató un señor que él era, por cierto de El Hato era ese carajo, Carlos, pero te digo, él lo mató legalmente porque el hombre se la 124 tenía aplicada, él tenía su, le daban su turno a él y el hombre, el otro se burlaba de él, se la quitaba y el hombre se obstinó, lo mató, lo mató en el buco. Isidro cuenta otro conflicto por el agua cuando Amado (que había asesinado a Mario) apuñaló a Cristiano por problemas de agua, y él no se explica como no hubo consecuencias fatales. Ambas personas envueltas en esa pelea ya murieron. Isidro … en El Molino hubo otro carajo, Cristiano, los dos están muertos ya, un tipo que lo mató un carajo de Playa Bonita, que mató a Mario, en esa curvita que está jodida ahí, ese lo mató, cómo se llama él, Amado, debe ser ese carajo, ese carajo macheteó, por un agua también a Cristiano, le cruzó el machete, yo no sé como no lo mató. Según Isidro el último conflicto sucedió hace 15 años. Fue cuando Luciano y Pedro pelearan por un agua mal distribuida, pues, Cirilo, el distribuidor de agua de la quebrada Atarigua, le dio el turno a Luciano, y Hernán, el encargado, le dio el mismo turno a Pedro, que, por a vez, le dio un tiro a Luciano, considerando que el turno era suyo. Isidro comenta que Pedro es muy bravo y que aunque el turno no fuera suyo, y que el encargado hubiera cometido un error, porque Luciano estaba antes en el turno de distribución, no ha debido sacar un revólver y disparar. Para él, los dos hombres no quisieron ceder y por eso comenzaron la pelea. Isidro. … y el lío que hubo últimamente ahí, que fue allí por el buco este, Luciano con el Pedro, por cuestiones de un agua, mal repartida porque Cirilo le dio el agua a uno y Hernam se la dio al otro y después no se entendieron ninguno y ellos en la tabla, Luciano está primero y Pedro no quería que se la quitara y le dio un tiro al otro, por agua. J. ¿Hace cuánto fue eso? Isidro. No, eso fue hacen ya creo, más de 15 años, fue por eso, por esa agua que se la dieron a los dos, entonces, ninguno se querían dejar y se vinieron a discusiones. J. ¿Eran dos repartidores? Isidro. No, había el juez de agua y un repartidor, el juez dijo uno y el repartidor dijo otro, entonces los muchachos se entendieron mal ahí, que no era porque si tú estás primero yo tengo que respetarte que tú estás primero, pero ellos no, porque Pedro se la da de más jodido, peló por el revólver y le dio un tiro al otro. Tiago, un antiguo agricultor, niega que en su región haya habido personas muertas por peleas por el agua, pero, narra el asesinato de otro agricultor cometido por Amado, que según él, “ya hace tiempo que sucedió”, dando a entender que por haber pasado mucho tiempo el asunto ya no tuviera importancia, sin embargo, corrobora la versión del homicidio que Carlos cometió en El Molino, que coincide también con la narrativa de Isidro. Tiago no sabe cual fue el motivo específico de las muertes, pero dice que, con seguridad, la causa de las peleas fue el agua. 125 Tiago. Que yo sepa, aquí en esta región, aquí no. J. ¿Y allá arriba en El Molino? Tiago. Ah, en el Molino sí. J. Allá si hubo esos problemas? Tiago. Sí, allá sí, que yo recuerde que hayan matado a alguien por esa agua, fue, un señor Amado. Amado mató a alguien, pero eso hace bastante tiempo. Carlos mató a uno allá en El Molino y se vino para Quíbor y después a Carlos, por venganza de ese muerto le mataron a un hijo en El Molino, dos muertos que sepa yo por el problema del agua. J. ¿Era que a Carlos le quitaban el agua o era él el que le quitaba el agua a los demás? Tiago. Yo sé que el origen de la rencilla fue el agua, no sé más detalles J. ¿Ha variado mucho el clima entonces? Tiago. Sí, ha variado mucho. Sergio, nacido en las Islas Canarias, tiene más de 35 años trabajando la tierra en las montañas de Sanare y desde hace más o menos ese tiempo ha estado usando agua de quebrada Atarigua para cultivar fuera de la época de lluvias. Comenta que siempre ocurrieron problemas, y que el primero que comenzó a robar esa agua para regar, utilizando bombas de motor, fue su hermano, que, por las quejas dadas por los agricultores del Valle, era llevado para la Policía con todo y sus bombas. Reconoce que las personas del Valle tenían razón, pues, en aquella época esa agua era utilizada para el consumo humano. Sergio.…siempre ha habido problemas porque siempre usted sabe, antes, anteriormente cuando mi hermano estaba sembrando, que era el único que agarraba una aguita ahí, hasta la Guardia, la Policía de Quíbor, porque esto, esto pertenecía a Jiménez y venía, venía la Policía para arriba y se lo llevaba con todo y bomba para abajo de una vez, ajá, una aguita ahí de noche, robándosela, porque ahí si tenía razón Quíbor, porque era para tomar, el acueducto era de esta agua. Durante la conversación con Sergio estuve en la compañía de Isidro (juez de agua), que nos presentó y preguntó se podía conversar conmigo sobre el uso del agua de la quebrada en Sanare. Por eso, en algunos trechos de la conversa ambos aparecen haciendo referencia uno del otro, en una supuesta broma llena de dobles sentidos. En párrafo que sigue, por ejemplo, Sergio se posiciona como habitante de Sanare, que define como de mejor cualidad y capacidad productiva que las de los agricultores de Quíbor. Diciendo eso, mira a Isidro esperando que esté de acuerdo con él, pero éste mantiene silencio. Sergio. ... la gente de Sanare, que somos mejores que los de Quíbor, no por decirlo yo, ¿ustedes mismos lo dicen, no? Refiriéndose a los turnos de agua, Sergio señala que algunas veces se cumplen los turnos, pero que otras, las personas de Sanare se ponen muy bravas por la falta de agua y no dejan que corra hacia el Valle de Quíbor. Utiliza entonces algunas palabras como se fuesen dichas 126 por Isidro, que está presente, “mire, ya es una maldad quitarle el agua”a las personas de Sanare. Isidro, ante este comentario de Sergio, confirma lo dicho por él y agrega, “ya uno está viendo que no llega”. Sergio continúa argumentando diciendo que quitarle esa agua a los agricultores de Sanare es una maldad, por el trabajo y los costos que significa vigilar, extraer y almacenar esa poco agua, y que eso produce mucha rabia. Sergio. …Quíbor tiene 3 días y 3 noches y a nosotros 3 días y 3 noches. J. ¿Y eso se cumple? Sergio. Algunas veces, cuando la gente se pone brava que necesita mucho el agua, que no viene casi agua, no se cumple, vienen los días de Quíbor y que va, no la dejan pasar, entonces, va este, y viene siendo el que manda, el juez y dice, “mire, ya es una maldad quitarle el agua” Isidro. Ya uno está viendo que no llega. Sergio. Ya es una maldad, echan, para que llegue un día de agua tienen que echar tres días por ahí y les sale por lo menos por decirte algo 100 ó 200 mil bolívares la bajada de agua, porque tienen que poner gente para que le llegue, en cada buco un tipo, entonces es una maldad que nos hacen a la gente de Sanare que todo se lo va chupando en el trayecto, que con eso nosotros, algo se logra, aquí lo ponemos nosotros, por hora, por días y tal, y tú bombeas 4 horas y yo bombeo 6, pero eso uno ha pasado aquí mucha rabia compañero. Antes de terminar la conversación, Isidro dijo algo que llamó mucho mi atención, comentó que hoy en día los agricultores de Sanare y Quíbor están peleando por las aguas negras de Sanare, pues, hay una laguna de estabilización de aguas servidas que recoge toda el agua de Sanare. Esa laguna, cuando se reboza, las aguas fluyen hacia la quebrada Atarigua, en dirección a el Valle, cuando eso sucede, los agricultores utilizan esas aguas para regar sus cultivos, generalmente sin discriminar el tipo siembra, lo que puede generar problemas de salud pública, en un corto plazo. Esa situación no era conocida por los funcionarios del Ministerio del Ambiente ni del Sistema Hidráulico Yacambú Quibor (responsable por la puesta en marcha de un sistema de riego en el área), pues, cuando hice referencia a ese problema, en las conversaciones, ellos se mostraron sorprendidos de que eso estuviese sucediendo. 127 Figura 10. Laguna de oxidación de las aguas servidas de Sanare. Diego, el distribuidor del agua del Portal de Salida del agua del Túnel (otra fuente de agua de la zona), comenta algunas de las estrategias que utiliza para evitar las peleas entre los agricultores. Señala que hace su trabajo intentando distribuir a todos la poca agua disponible y que, algunos de los productores se enojan. A él no le importa esa situación, pues, el problema es del productor que tendrá que contentarse sólo, porque él no pone a nadie a pelear, ni pelea con nadie. J. ¿O sea que si a mí me tocó agua el día cinco, me vuelve a tocar agua el día 7 del otro mes? Diego. Sí cada mes. J. ¿Y con esas 24 horas lleno una laguna? Diego. No, no se llena, se siembra poco con la poca agua que agarra, una hectárea, hectárea y media J. ¿Y la gente no se pone brava? Diego. Sí se ponen. J. ¿Y qué hacen, pues? Diego. ¿Qué van a hacer?, contentarse ellos mismos porque yo no voy a echar a pelear, ni peleo yo ni pelean ellos, si se enojan, anoche casualmente voy a darle el agua a la laguna de Víctor y Reinaldo estaba seco aquí, tuve que darle en la noche de anoche y dársela otra vez a Víctor, otra vez, ya mañana es para Ramiro. J. Ah, ¿tuviste que hacer una división? Diego. Uhum. J. Te doy a ti un poco y a ti un poco y mañana les vuelvo a dar porque ¿este estaba seco? Diego. Para remediarlos a todos. 128 Para resolver los problemas y desacuerdos que no consigue solucionar por medio del diálogo, Diego se dirige al puesto de la Guardia Nacional, según me contó. Sin embargo, más adelante me dijo no haber tenido problemas graves con los agricultores, que realizan reuniones para llegar a acuerdos que eviten las peleas, y sobre la necesidad de recorrer a la Guardia Nacional que éste es el último recurso que utiliza. Comentó, además, que los productores se molestan mucho cuando tienen una siembra y piensan que podrán perderla por falta de agua, ese es el momento de mayor tensión. J. ¿Y entonces, si tú tienes algún problema a quién acudes? Diego. Ah, a la Guardia, allá. J. ¿Y ellos te apoyan si hay algún agricultor que te está fregando? Diego. Ah, ok. J. ¿Nunca has tenido que llamar a la Guardia? Diego. No, se hacen reuniones para que ellos apliquen las cosas, se le pone la condición a la gente, una semana lo cumplen y después siguen, no, pero no ha habido más bochinche. J. ¿Tú dirías que está controlada la cosa? Diego. Por los momentos. J. ¿Quién se embochincha, cuando no viene el agua y empieza la sequía? Diego. Los que tienen siembra, es muy bravo, por lo menos tener tres hectáreas sembradas y no tener agua. El señor Tiago, agricultor jubilado y antiguo usuario del agua del túnel, que ahora es usada por sus hijos, habla siempre del pasado. Para él no existen más conflictos por el agua en la región, pero argumenta que los problemas se presentaban porque alguien plantaba más que otro y, como necesitaba más agua, se consideraba más vivo que los demás, ocasionando constantes peleas. J. señor Tiago, ¿cuáles eran las dificultades que usted veía para administrar el agua aquí, qué problemas usted ve que eran los más importantes? Tiago. Los problemas que se presentaban aquí, eran que siempre uno sembraba más que otro y por supuesto, necesitaba más agua y quería siempre más agua que otra persona, y uno que se echa más de vivo que otro, como siempre, como todo pues. Alcides (distribuidor del agua de los filtros) narra una situación que vivió en la época que distribuía agua de la vieja planta de tratamiento. Un agricultor, establecido en la parte de arriba del lugar y utilizando una bomba eléctrica para llenar su laguna, agarraba más agua de la que debía. Como distribuidor del agua, él no tiene poder para tomar acciones contra aquellos que no cumplen las normas. Por eso, comenta que conversó con el presidente de la asociación para que esta situación no continuara. La solución encontrada fue hacer unas compuertas en la entrada de las tierras del agricultor para controlar el flujo de agua, y el que no pagara la primera vez no debería recibir agua hasta hacer el pago. Sin embargo, según él, el presidente de la asociación (Aproquíbor) no hizo nada y, como no pagaron a la empresa 129 administradora, la entrega y distribución de esa agua, que debía ser pagada, fueron suspendidas. Alcides. Él la halaba para bombeo y para otra laguna más, entonces, yo hablo con el presidente de la asociación que era Tiago,‘mire Tiago, aquí hay un problema’, le dije yo, ‘el agua dura 3 y 4 horas para llegar al canal, donde va a salir, en la quebrada pues, y Hugo la larga 4 ó 5 horas, mire si usted no quiere que haya problemas, usted tiene que hablar con Hugo, para hacerle las compuertas o se le hace pagar el agua, porque si seguimos así, que Hugo en la semana te va a agarrar, por lo menos para decir algo, si se suelta el agua todos los días, va a agarrar por lo menos 5 a 10 horas diarias, y entonces, va a acumular mucho billete y no la va a pagar, entonces, la cooperativa, el Inos no le va a vender más agua a la asociación del Hato, le dije. ‘Esa es una idea buena, hablar con Hugo, se le pone una compuerta para que se ponga al día’, ‘porque usted al que le de agua la primera vez, no debe darle la segunda vez hasta que no pague, si usted quiere que esto dure, que sea estable, porque a usted, por lo menos, estando con el Inos al día, uno podía conseguir agua, porque esa agua no es para los agricultores sino para consumo, pero puede haber una solución ahí, un acuerdo, pasarle a una siembra, una cuestión así, verdad?, entonces no me hizo caso, se acumuló mucha plata, entre Plinio, Hugo, Manuel, ah, no nos vendieron más agua. Los problemas en la empresa La Vigía (empresa campesina que utiliza las fuentes de agua) comenzaron cuando la empresa administradora presionó a los agricultores para que pagaran el servicio. Como no pagaron, funcionarios de la empresa colocaron candados en el lugar de distribución de agua. Los agricultores, necesitados del agua para sobrevivir, quebraron los candados y los substituyeron. Los funcionarios quebraron, a su vez estos candados, convirtiéndolo en una rutina diaria. Elian (socio de la empresa) comenta que fueron muchas las cosechas perdidas por los cortes de agua. Algunos de los cortes duraban un mes, otros hasta dos meses, los agricultores pensaban que el agua era gratis, por eso no entendían el por qué la empresa les pedía que pagaran. Al preguntarle lo que hacían delante de esta situación, Elian respondió que no hacían nada sino soportar y hacer los trámites en Barquisimeto para solucionar el problema, por lo que tuvieron que caminar mucho por la ciudad sin conseguir cambiar la situación. Elian. Ajá, supuestamente que el agua era regalada para los campesinos, para nosotros ahí, pero no sé, no, entonces ahí vinieron los cortes de agua, a veces que por dos meses, por un mes y esas siembras perdidas, porque se perdió mucha siembra, perdimos mucho. J. ¿Qué hacían ustedes cuando llegaba eso? Elian. Nada, pues, aguantar la mecha y hacer diligencias para Barquisimeto, nosotros caminamos mucho esa vaina, náguara, eso caminamos demasiado. Después vino el robo del agua, los candados fueron quebrados para poder regar y mantener los cultivos, hasta el gobierno del estado tuvo que dar una autorización para que pudieran usar el agua. 130 Elian. No, es que nosotros las últimas veces nos robábamos el agua, teníamos que robarla, reventábamos los candados para poder regar para no perder la siembra, entonces a última hora llegó una orden de que soltáramos el agua y la soltamos. J. ¿Que la soltaran quienes? Elian. Nosotros, una orden de la Gobernación que soltáramos esa agua para que no dejáramos perder las siembras que teníamos. Los principales problemas fueron los que tuvieron con Hidrolara, por el pago del agua. Hoy en día, los agricultores pagan una cantidad establecida por la empresa y reciben el agua, pero, según Elian, ésta no es suficiente para todos. La problemática de los semilleristas (otros actores) es muy parecida con la de los usuarios de la empresa campesina. Los productores de semillas colocaron mangueras en la tubería que va desde la represa Dos Cerritos hasta la ciudad de Barquisimeto. Eso producía que la empresa Inos, hoy Hidrolara, ordenara la desconexión de las mangueras, volviendo los productores a conectarlas de nuevo, y así sucesivamente. Finalmente, llegaron a un acuerdo y están pagando por el servicio. En una conversación con Eliseo (presidente de la asociación de semilleristas), nos comentó lo siguiente: J. ¿De dónde tomaban el agua ustedes, de dónde venía el agua, o de dónde viene, todavía? Eliseo. El agua viene de la represa de El Tocuyo. J. ¿Y por dónde pasa, es una tubería? Eliseo. Sí, una tubería y nosotros tomamos de una distribución que ellos tienen. J. ¿Se conectaban ahí? Eliseo. Exacto. J. Entonces, ¿venían ellos y les tumbaban las mangueras y después volvían de noche y la volvían a poner? Eliseo. Exacto, ajá. J. ¿Ese proceso? Eliseo. Ese proceso, sí. Eliseo agrega que, por ahora y desde hace por lo menos 3 a 4 años, no han ocurrido más problemas con el uso y la distribución del agua. J. ¿Han tenido racionamientos últimamente, han tenido algún problema o las cosas son regulares? Eliseo. No, no, no, ha sido muy normal todo, desde hace como 3 ó 4 años para acá ya no hemos tenido problemas de ninguna clase. Desde 1987, aproximadamente, según los relatos de los actores, en el Valle las peleas han sido cada vez menos, y las muertes productos de esas peleas son consideradas como cosas del pasado. En el caso de la quebrada Atarigua, por ejemplo, el juez de agua realiza recorridos regularmente para verificar se están siendo cumplidas las normas y los acuerdos entre los 131 grupos situados “quebrada arriba y quebrada abajo”, y entre los productores de ambos grupos, en una tentativa de evitar nuevos enfrentamientos con resultados fatales. A seguir el relato de mi experiencia al acompañar al juez de agua de Atarigua en uno de sus recorridos diarios. El 28 de enero del 2003, a eso de las 9 de la mañana comenzamos a bajar por la quebrada Atarigua a partir del puente de Bojó, caminando por las rocas y algunos atajos, buscando las tomas de aguas ilegales que la gente que vive en esa zona le aplica a la quebrada para extraer agua independientemente de su turno de recolección (ver figura 11). Comenzó echándome broma, afirmando no creer que yo consiguiese hacer el recorrido. Al inicio no entendí porque hacía eso, pero, al final de la caminata me quedó muy claro. El juez usaba botas de caucho, casi hasta las rodillas, y yo zapatos impermeables, pero que no me protegerían de la profundidad de la quebrada, lo que significó que al terminar el recorrido estuviese empapado y exhausto. El juez hace el mismo recorrido varias veces por día, y son los productores del Valle, usuarios de esa agua quienes le pagan por su trabajo aunque de forma muy irregular. El trabajo consiste en cuidar que los agricultores de Sanare no le quiten el agua a quienes les corresponde por los turnos establecidos. Andando juntos por sobre rocas, haciendo equilibrio sobre ladrillos colocados para desviar el agua, para no caer por un precipicio, y tomando algunos atajos para acortar el camino, el juez estaba buscando posibles desvíos de agua ilegales que los productores de la región usan para extraer agua, independientemente de su turno de irrigación. Una de las técnicas que utilizan para desviar el agua es colocar unas especies de bucos artificiales, hechos a veces de cemento, de piedras, de sacos de arena, a veces de estructuras un poco más fijas, para llevar esa agua hasta unas lagunas y después, utilizando bombas bastante potentes, de gasoil, llevarla a otras lagunas superiores, y así sucesivamente con tuberías para mantener agua en la época de sequía, todo el año, para la siembra, básicamente de papa, que la gente de Sanare cultiva. Conseguimos una sola toma ilegal que el juez se encargó de eliminar y le hicimos un seguimiento al agua para ver adónde iba, el juez supo quien estaba robando y también vimos dos muchachos que estaban en una siembra pequeña, aparentemente usando esa agua, el juez les informó que eso no se podía hacer porque los turnos eran de Quíbor y les dijo que yo era un funcionario del Ministerio del Ambiente que estaba chequeado con él la situación del agua, para intimidarlos, el muchacho no le hizo mucho caso y seguimos. Seguimos bajando, por 132 espacio de unas dos horas, hora y media, básicamente, y las otras tomas no estaban ilegales, no había ningún otro problema pero estaban listos para el turno que les toca a partir del jueves, como hoy es día martes, lunes, martes y miércoles le toca a Quíbor, jueves, viernes y Sábado le toca a Sanare. Lo que trata de evitar el juez, es que en los días que le toca a Quíbor, las personas de Sanare les roben los turnos y los dejen sin agua, porque eso les causa bastante problemas y es constante, casi al final del recorrido nos encontramos a cuatro muchachos que, pagados por la gente de abajo, de Quíbor (y el Juez), básicamente, gente de San Antonio de Cuara, vigilan que el agua no esté siendo robada, ni más arriba, de donde nosotros veníamos ni más abajo, lo que es usual. Luego yo muy cansado y convencido que ya habíamos terminado y el juez como si nada estuviese sucediendo, comenzamos a subir una colina bien empinada, hasta llegar a la carretera y ahí encontramos en un cruce de caminos a Jorge, un gran productor de papa de la zona, que me pareció muy interesante pues, venía conversando con el juez de agua sobre él y de las lagunas y de que él era uno de los que metía bomba y cogía el agua cuando no le tocaba y el hombre estaba arriba, probablemente escuchándonos, lo que hizo fue simular que la chícora que tenía en la mano era una escopeta, y nos apuntó diciendo que nos tenía en la mira, para dispararnos si éramos unos invasores, pareció una broma pesada, a esa broma respondió el juez diciendo que me venía diciendo que él era uno de los mayores ladrones de agua de Sanare, a lo que respondió Jorge que este año él no les iba a quitar el agua a los de Quíbor, que estuvieran tranquilos porque él no pensaba sembrar absolutamente nada, sobre todo papa, este año, porque no tenía ningún interés en perder dinero o en ganar poco dinero, que el riesgo era mucho y las prácticas del gobierno y los precios y los costos que se estaban disparando y el problema con los dólares le hacían pensar que era mejor no invertir este año, no sembrar. 133 Figura 11. Vista de la quebrada Atarigua desde el puente de Bojo Figura 12. Saco de arena para desviar el agua El robo de agua de la quebrada y en las demás fuentes es una de las problemáticas que más aparecen en las narrativas y conversaciones de los jueces y agricultores del Valle y es la situación que ha causado los peores conflictos entre ellos y los productores de Sanare. Por otro lado, parece ser una de las principales razones para que los primeros le paguen al juez para que ejerza el control y la distribución, apoyándose claro, en las normas y reglamentos establecidos. 134 Los turnos de distribución son elaborados por el Ministerio del Ambiente y se basan en la tradición y en los conocimientos acumulados por los productores sobre la mejor forma de organizarse al respecto. Los grupos de agricultores se comprometen a respetar lo que es decidido cada año, durante la época de sequía. Los sentidos negociados pueden cambiar, y de hecho cambian a lo largo del tempo, y las prácticas discursivas de las personas del Valle y de Sanare muestran esas modificaciones, al posicionarse unos frente a los otros y en sus diversas formas de actuar. A pesar de que existan las leyes, las ordenanzas y las normas escritas y mantenidas por tradición, esas personas evidencian, en sus testimonios, formas propias de relacionarse, no establecidas en esos documentos, negociando cotidianamente y organizándose para el manejo del agua de riego. Personaje central en ese mundo de la gestión tradicional de agua es el juez de agua. Es él quien tiene que negociar todos los días, en primera instancia, como va a ser distribuida el agua entre los agricultores. Tiene también, en las interfases con las autoridades, la potestad de actuar tomando decisiones muchas veces no establecidas en los reglamentos y leyes, por la agencia, el conocimiento y el poder que le es dado, en su condición de elegido por los propios productores, aunque eso no garantiza que represente a todos. Más aún, los jueces o distribuidores tienen que intentar resolver los conflictos que surgen constantemente, aunque en menor cantidad si se compara con épocas pasadas, en el medio de una cuestión tan delicada como es la distribución equitativa del agua en situaciones de escasez. En el caso del encuentro con los jóvenes supuestos ladrones de agua, la estrategia utilizada por el juez, con la finalidad de intimidarlos, fue invocar la institucionalidad del Ministerio, como entidad coordinadora de los usos del agua en el país, eso porque él no tiene autoridad para actuar unilateralmente, pero puede, por medio de las relaciones que tiene con la Policía y la Guardia Nacional, denunciar los casos de robo para intentar impedir que continúen. Me sentí muy incómodo con lo que pasó, pues no me pareció ético ser utilizado en sus estrategias, sin embargo, me mantuve callado y no hice ningún comentario al respecto. Entendí que siendo yo una persona extraña en el lugar él utilizó mi presencia para sustentar la autoridad que no tenía en aquel momento. El episodio con la supuesta escopeta puede ser interpretado como una señal de la desconfianza que existe en la región, y con los cuidados que se tienen delante de personas ajenas al sitio, además de ser una amenaza para quien intente robar alguna cosa del productor. Confieso que mi primera sensación fue de miedo, pues no sabía quién era aquel hombre, además de que ya había escuchado sobre muertos y heridos en ese lugar por el robo de agua y 135 yo era un extraño en el lugar. En las relaciones del juez con los otros agricultores sucede ese tipo de situaciones, en las cuales él, según me comentó, en su función de juez, utiliza el diálogo para llegar a acuerdos que permitan la convivencia pacífica entre todos. Me pareció importante registrar esta conversación, pues ella se muestra cómo se efectúa el desvío (robo) declarado y consciente del agua, la cotidianidad del irrespeto a los turnos de distribución, además de permitir que observara otra situación de interfase y de las relaciones entre los diversos actores (productores, guardias y jueces), y los posicionamientos para argumentar y justificar estas acciones. Podemos notar, también, las diferencias entre los episodios violentos narrados en las entrevistas y el episodio que viví, en el cual una persona llama a otra de ladrón de agua, sin que se produzca, aparentemente, la menor señal de incomodo ni ninguna reacción violenta, por la supuesta ofensa. Llamar a alguien de ladrón, y que la persona se reconozca como tal y reaccione con calma aparente es completamente diferente a herir o matar a alguien por quitarle el turno de agua o por un malentendido en la distribución de los turnos. Esta investigación nos permite reflexionar sobre los diferentes tipos de agencia (Long, 2001) de los actores de la región: sus habilidades y capacidades para negociar sus puntos de vista, sus varias maneras de mirar el mundo y dar sentidos a un cotidiano en el cual, la violencia es una de las alternativas posibles, pero que en las negociaciones y acuerdos también son perfectamente viables, como respuesta a esas interfases tan complejas. Del mismo modo, muestra como, a partir de la Psicología Social, podemos entender algunos de los procesos y mecanismos que se establecen en la co-construcción de “mundos de vida”42 o proyectos personales, a veces coincidentes entre los diversos actores, pero en otros casos contradictorios, en situaciones como la de la gestión del agua de riego en el semiárido venezolano. Un conflicto en negociación La cuestión de los conflictos vuelve a ser el centro de la dinámica de la distribución del agua en una parte del Valle de Quíbor. Se trata de una pelea por los derechos de uso del agua de los filtros de la antigua planta de tratamiento de agua “Ciudad de Barquisimeto”, entre 42 Según Long (2001), “Mundos de vida es el término usado por Schutz, para describir los mundos vivenciados (lived-in) y tenidos como obvios (take it for granted) por los actores sociales. Ellos envuelven y orientan la acción práctica que pasa por las intencionalidades y por los valores, y son esencialmente definidos por el actor” (p. 54). 136 algunos de los antiguos usuarios que dejaron de usar esa agua y los que continuaron usándola, a partir de un acuerdo establecido con el nuevo dueño de una hacienda por donde pasa el agua. Seguidamente, hago una descripción de la construcción de ese conflicto, a partir, principalmente, de las versiones dadas por funcionarios de dos entidades públicas llamadas a mediar en el conflicto: Cotesaguas y SHYQ. Por medio de una correspondencia por el correo electrónico que me enviaron dos funcionarios del SHYQ, que se relacionan de manera constante con los agricultores de Quíbor, me enteré de la problemática y consideré que era importante incluirla como un conflicto actual en la discusión que hago sobre los problemas que han sucedido en el Valle por la distribución del agua de riego. Utilizando la correspondencia hago un análisis de las versiones de esos funcionarios y de cómo ellas se articulan para intentar explicar el complejo sistema de relaciones del lugar. En la comunicación que establezco con Alexander, ingeniero agrónomo y funcionario de la empresa SHYQ, residenciado en Barquisimeto e intentando aclarar los detalles del conflicto, le pido su versión sobre el problema actual del agua en Los Ejidos, además de información sobre algunas de las reuniones que estaban realizando en la sede de Cotesaguas, con la finalidad de encontrar posible soluciones para el conflicto. Esas reuniones produjeron un informe que utilizo para el análisis. En las versiones de Alexander y de Cotesaguas (ente externo al conflicto), no estén presentes, directamente, las voces de los agricultores, pero, están las voces de otras personas que tienen interfases con los agricultores y conocen, a partir de su punto de vista, parte del problema. A continuación presento parte de la información enviada, en la cual Alexander hace una síntesis de la problemática, así como también, un informe técnico y algunas minutas de reunión de Cotesaguas. Las informaciones que me enviaron incluyen una cronología muy parecida con un informe técnico en que se cuenta como Alexander ve el problema de Los Ejidos y su historia. Según él, el principal motivo del conflicto fue la venta de una finca que colinda con la planta de tratamiento, pues el nuevo dueño intenta apropiarse de todo el volumen de agua que fluye por los bucos en dirección a varias propiedades de Los Ejidos, entrando en conflicto con los otros usuarios tradicionales de esa agua. Entre los años 1995 – 1997 se produce la venta de la finca Los Guayabos. El cambio de dueño de la finca introduce cambios sustanciales en el patrón de distribución del agua del lavado de los filtros. El nuevo propietario de la finca busca apropiarse de la 137 totalidad el volumen que arroja la planta de tratamiento, generando conflicto con el resto de los usuarios. Los catorce usuarios, llamados laguneros porque poseen lagunas en sus propiedades, tienen reacciones diversas. Alexander cuenta que apenas tres de esos propietarios se enfrentaron con el dueño de la finca, con poco apoyo de los demás. A partir de esa confrontación, los tres laguneros llegaron a un acuerdo y de ahí en adelante el dueño les cede un poco del agua, pero se queda con el control del resto, por considerar que tiene derecho a ello. Frente a esta situación, los 14 laguneros reaccionan de forma diferencial frente al conflicto planteado. Sólo 3 laguneros se enfrentan frontalmente al propietario de la finca Los Guayabos, recibiendo poco apoyo del resto (Arturo y sus hermanos). Esta posición les permitió llegar a un “acuerdo” con el propietario del finca, quién cedió parte del agua disponible, pero el resto del volumen arrojado por los filtros lo controlan totalmente por considerarse con derecho dado el poco respaldo recibido por los restantes usuarios. Frente a esa nueva realidad, los demás laguneros, que no pelearon por el agua al comienzo y que no están incluidos en el acuerdo, comienzan a ejecutar una serie de acciones para modificar la situación y tener acceso a ese recurso. Para eso, buscaron la ayuda de las diversas instituciones relacionadas a la problemática del agua en la región, pero aún no obtuvieron ningún resultado. Frente al control del agua por 3 usuarios, los restantes laguneros (Nidia lidera este grupo) han desarrollado un conjunto de acciones para buscar modificar la situación actual, y lograr acceso al recurso proveniente de la planta de tratamiento. Para ello han recurrido al MARN, Guardia Nacional, Alcaldía, Junta Parroquial, Cotesaguas, SHYQ.C.A., Cámara Municipal, sin lograr alcanzar su propósito. Se cree necesario hacer un reglamento para que se pueda administrar colectivamente el agua, con la participación de todos los usuarios. Sin embargo, Alexander señala que la participación ha sido poco activa por parte de los usuarios que actualmente controlan el agua, por eso no ha habido avances muy importantes en la definición del reglamento. La participación en la elaboración del reglamento, por parte de los usuarios que controlan actualmente el agua ha sido poco activa e irregular, dada su posición de no ceder el recurso a los restantes usuarios. Alexander termina el informe diciendo que actualmente existe un proyecto de reglamento que aún debe ser discutido con los usuarios e instituciones participantes en el proceso, para que sea sometido a la consideración de la Cámara Municipal de la Alcaldía de Jiménez. 138 En la actualidad se posee un borrador del reglamento y sólo falta la discusión final con los usuarios y entes participantes, para luego someterla a consideración de la Cámara Municipal. En el informe técnico de Cotesaguas sobre la situación, se hace una presentación, también cronológica, del problema en Los Ejidos. La intervención de la Comisión se da por medio de la solicitud hecha por miembros de Aproagro,V.Q., asociación a la que pertenecen algunos de los usuarios afectados por la imposibilidad de usar el agua de los filtros de la antigua planta de tratamiento. El día 29 de julio del año 2003, en la sede de la Comisión Técnica de Suelos y Aguas del Valle de Quíbor (COTESAGUAS-VQ), se recibió una representación de la Asociación de Productores Agropecuarios del Valle de Quíbor (APROAGRO-VQ),la cual hizo entrega de una comunicación y, al mismo tiempo, expuso la problemática que vienen confrontando los agricultores de la comunidad Los Ejidos, con relación al manejo del agua de la Planta de Tratamiento “Ciudad de Barquisimeto”, administrada por HIDROLARA (Cotesaguas, 2003, p. 1). En el informe se menciona un acuerdo suscrito entre la Comisión y la Asociación, estableciéndose un compromiso para que la Camisón visite el sector Los Ejidos, con la finalidad de tener contacto directo con los agricultores y escuchar por parte de ellos los reclamos y las sugerencias que quieran formular. Producto del acuerdo suscrito en Cotesaguas-VQ, en la reunión n.º 12-2003, del día 29 de julio, se visitó el sector Los Ejidos con la finalidad de hacer contacto directo con los agricultores (Cotesaguas, 2003, p.1). El motivo de la participación de la Comisión en el conflicto fue, según el informe, dar su opinión sobre la mejor forma de aprovechar el agua y los suelos del Valle y orientar a los organismos competentes en la administración y en el aprovechamiento del uso “racional” de las aguas subterráneas y superficiales en Quíbor. Esta participación tiene que ver específicamente con una de las funciones de esta Comisión en el sentido de poder emitir opinión sobre el aprovechamiento de los recursos agua y suelo en el Valle de Quíbor, además de la consultoría que puede ofrecer a los órganos competentes en lo que se refiere a la administración, al aprovechamiento y uso racional de las aguas subterráneas y superficiales en el área (Cotesaguas, 2003, p. 1). La historia comienza, según el informe, en 1989, con la creación de un “Comité de Agua” en el sector de Los Ejidos para ordenar el uso común del agua de los filtros de la planta de tratamiento. El día 23 de julio de 1989, se crea un Comité del agua en el sector Los Ejidos, que reglamenta el “uso común de las aguas que sobran del lavado de los“sedimentadores” 139 de la Planta de Tratamiento de Quíbor”. En esa oportunidad, se reafirmaron las reglas existentes hace algunos años en el manejo del agua, las cuales se resumen seguidamente: • Uso de cuatro filtros para cada propietario de pequeñas lagunas, en forma de turnos. • Los usuarios no deben usar turnos de agua se no poseen cultivos. • Cada usuario, por voluntad propia, puede hacer un pequeño pago al distribuidor. • Los usuarios se comprometen a mantener los bucos y compuertas en buen estado de funcionamiento. Los acuerdos anteriores fueron respetados por los agricultores hasta aproximadamente dos años, cuando se profundizaron los conflictos debido a que algunos socios no atendieron las normas establecidas en el acta del año 1989, llegando a la situación de que sólo tres personas utilizan actualmente el agua de los filtros, impidiendo el uso de la misma a los demás usuarios de la comunidad. Ese grupo de productores defiende sus derechos sobre el uso del agua, alegando que representan las únicas personas que participaron de la recuperación del agua, que anteriormente sólo estaba siendo utilizada en la hacienda Los Guayabos (Cotesaguas, 2003, p. 2). Del análisis hecho por Cotesaguas, surgen algunas recomendaciones para la solución del problema, entre ellas hay dos que me parecen más importantes: 1) la Comisión considera que se debe formar una junta con la participación de todos los usuarios y que se haga un reglamento de uso de las aguas de la planta, 2) que hay la necesidad de que exista un facilitador externo que oriente y acompañe el proceso organizativo. 1) Se debe formar una junta u organización con participación de todos los usuarios reconocidos en el área, para la cual se debe promover el nombramiento de una directiva o Junta Administrativa que se dedique, en primer lugar, a la redacción de un Reglamento de Uso del Agua de la Planta de Tratamiento. 2) Para adelantar el proceso de organización y reglamentación en el uso del agua, se sugiere a los usuarios de Los Ejidos la incorporación de un facilitador externo a fin de que oriente y acompañe el proceso de organización (Cotesaguas, 2003, p. 7). En la última información que me enviaron, recibí una copia del proyecto reglamento de parte de Alexander. En ese proyecto aparecen muchas de las normativas que existen en las leyes y reglamentos de uso, hoy en día, en otras fuentes de agua y las recomendaciones que Cotesaguas formuló en su informe. El reglamento está basado en la tradición de esas normativas en el Valle. Su elaboración fue realizada por representantes de la Alcaldía del Municipio Jiménez, por los usuarios en conflicto, por los usuarios de las aguas de la quebrada Atarigua, por la empresa Hidrolara y por Cotesaguas. En el proyecto se hace una breve historia de los usos de las aguas de la planta de tratamiento y se señala que: … debido a inconvenientes en la distribución de esas aguas en la Comunidad de Los Ejidos, se propone formular una ley municipal para el uso del agua proveniente de los filtros de la Planta de Tratamiento Ciudad de Barquisimeto (Hidrolara) en ese sector, para eso se toma en consideración la tradición y la experiencia existentes en el Valle de 140 Quíbor para la organización de los usuarios de aguas de diversas fuentes. Tal tradición está representada en el “Reglamento de las aguas de la quebrada Atarigua”, en el “Reglamento para el uso del agua de los filtros de la Planta de Tratamiento – Sector Los Ortices” y el “Reglamento para el uso del agua del Portal de Salida del Túnel Yacambú-Quíbor” (Cámara Municipal de Jiménez, 2004, p. 6). En el proyecto se mantienen las normas generales de los reglamentos conocidos y mencionados arriba, entre ellas: la conformación de una junta administrativa del agua; la elección de un distribuidor; la distribución por turnos en el orden de arriba para abajo; la consideración de la época (lluvia o sequía) para distribuir la cantidad de agua; el pago del servicio y las sanciones por la falta de cumplimiento de las normas. O sea, cuando un conflicto acontece en el Valle entre los agricultores por una fuente de agua y ellos mismos no consiguen resolver el asunto, los que se sienten perjudicados por la falta de acceso a la fuente se valen de otras personas que tienen que ver con la gestión de las aguas, pero que no son productores de esa región, por ejemplo, recurriendo al Guardia Nacional, a la Alcaldía, al Ministerio del Ambiente, a Cotesaguas y a la empresa SHYQ. Esto porque creen que con esa intervención, y alegando el apego a las tradiciones de distribución, en esa fuente o en las otras fuentes del Valle, van a tener mucho más oportunidad para resolver la situación problemática. En este caso, el proyecto de ley municipal es una esperanza para ellos, pues, garantiza, por escrito y bajo la tutela del Estado, el derecho sobre la fuente de agua que creen les pertenece. Otra versión sobre el conflicto en cuestión es la de Guillermo, manifestada por medio de una comunicación escrita que me envió. Guillermo es funcionario del SHYQ y pequeño productor de Los Ejidos. Fue una de las personas de la empresa que me acompañó durante muchas de las visitas que hice al Valle y me presentó con algunos de los agricultores que luego serían participantes de este trabajo. Tuvimos muchas conversaciones sobre el tema del agua en Quíbor, en las cuales Guillermo se posicionaba de manera crítica frente a la falta de participación y de pensamiento colectivo en la región. Luego de mi retorno a Brasil, le pedí a él, en marzo de este año, que me enviara por correo electrónico algunas de las ideas que había señalado en nuestros encuentros. Me envió parte de su versión sobre la situación del agua en Quíbor y sobre los conflictos actuales. Guillermo comenta que, a partir de un “abordaje sociológico”, las peleas por el agua son consecuencia del individualismo y de la falta de valores de cooperación, en el caso de Los Ejidos, o del no reconocimiento de un sector de los usuarios por las conquistas realizadas por otro sector, así como la poca comunicación entre ellos y las diferencias familiares, que son parte del problema que existe actualmente en el uso del agua. Es importante señalar que tanto 141 en Los Ejidos, como en otros pueblos del Valle, es muy común que la mayor parte de las personas que viven en el lugar pertenezcan solamente a una o dos familias. Guillermo. Las disputas por el agua se pueden estudiar desde el ámbito sociológico, son consecuencias del individualismo, ausencia de criterios y valores de cooperación, al interés de tener más hectáreas cultivadas y por ende mayores ingresos, entre otras razones (quien tiene los medios de producción tiene el poder). En Los Ejidos, por ejemplo, hay un problema de reconocimiento a un sector por haber logrado conquistar en cierto momento el agua para riego, de comunicación entre usuarios en el entendido de que sí sentaran a definir sus intereses pudieran llegar a acuerdos distinguir y definir las múltiples opciones que tienen para distribuirse el agua, y aprovechar parte del agua que se pierde y que nadie aprovecha. Las diferencias familiares también entran en el juego. Continúa diciendo que, a veces, no se respetan los acuerdos en la administración y distribución del agua, pues se corrompe a los jueces y a los distribuidores de agua. Guillermo. Por otro lado, en muchos casos, no se valora y respeta los acuerdos en la administración y distribución del agua, puesto que se vulnera a los jueces y repartidores, corrompiendo de esta manera los actos legales de estos entes. Aduce, como otra causa de la problemática, que los agricultores tienen poca información y conocimientos de tecnologías apropiadas para un mejor desarrollo de sus tierras, así como una ausencia de valores asociativos que impide que asuman acciones colectivas. Guillermo. La falta de información y conocimientos por parte de los agricultores en relación al uso de tecnologías apropiadas para desarrollar mejor sus parcelas y la ausencia de valores asociativos y de corresponsabilidad en el accionar en colectividades agrícolas, origina muchos de los problemas que hoy aquejan a los productores, muchos de ellos tienen relación con el agua. Me gustaría resaltar que una de las soluciones señaladas, tanto en los informes de Alexander y de Cotesaguas como en los comentarios de Guillermo, para que los conflictos se acaben, es la creación de asociaciones, pues, para ellos, la falta de participación y de organización forma parte de la causa de tales problemas. Por eso la insistencia en la creación de asociaciones, juntas de usuarios, asociaciones de regantes y de reglamentos escritos y refrendados por los usuarios y por el Estado. Wateau (2000), sin embargo, cree que esa manera de entender los conflictos por el agua es equivocada, porque la organización formal de los usuarios y su participación activa, la cual no es definida con claridad en esos informes, no son parte de las soluciones que ella encontró en su estudio. La bibliografía portuguesa, a mi entender, no da explicaciones satisfactorias para la causa de los comportamientos agonísticos creados alrededor del agua. La conflictividad es justificada por la complejidad de los sistemas de distribución del agua y la ausencia de documentos escritos. Aunque en el Minho, la constitución de la Asociación de Propietarios de Agua produjo, algunas veces, una simplificación 142 efectiva de los procesos de distribución y a un registro escrito de las principales reglas de repartición (...). Pero, ni por eso se acabó la conflictualidad creada alrededor del agua (Wateau, 2000, p.22). La autora agrega que “en Melgaço, las asociaciones de propietarios de agua de riego no ejercen ninguna autoridad ni ningún control sobre el grupo, no pudiendo solucionar los conflictos ni resolver las tensiones mejor que otra instancia” (Wateau, 2000, p.57). Por lo tanto, no parece que la sola creación de asociaciones sea la solución, o que con mayores conocimientos y participación de los usuarios (¿cuál y cómo?) acabarán los conflictos en el Valle de Quíbor. Es evidente que hay una falta de pensamiento en colectivo de parte de algunas personas, pero, el modelo individualista y casi monoproductor y a gran escala de los grandes productores, con su supuesto éxito, atenta contra pensar que trabajando colectivamente los pequeños y medianos productores tendrán mejores resultados. Por otro lado, hay algunas experiencias en que una asociación creada por intereses momentáneos fracasa en un corto tiempo, fortaleciendo la idea que no es posible trabajar en conjunto. Talvez es necesario mostrar a los propios agricultores la gran tradición que tienen de actuar colectivamente, lo que sirve de referencia para los funcionarios, técnicos y estudiosos de la problemática del agua en el Valle. También no parecen suficientes la supuesta escasez ni la mala distribución del agua como generadoras de conflictos, o haberse civilizado, como única forma de solución, como vimos, hay una matriz compleja de elementos que tienen que ser considerados para aclarar mejor cuales son sus causas y procurar las posibles soluciones. Es necesario profundizar en la cuestión de los conflictos en la tentativa de promover soluciones más abarcantes y duraderas, pues, como vimos, los agricultores de Quíbor han encontrado muchos y variados mecanismos para resolver los problemas de su cotidiano en la distribución del agua durante la sequía. La represa como solución La idea de que con la culminación de las obras de la represa Yacambú-Quíbor y la posterior construcción y puesta en marcha del sistema de riego se van a solucionar todos, o en gran parte, los problemas de escasez de agua en Quíbor circula cotidianamente en las conversaciones del Valle. En muchas de ellas, bien sea porque traje el tema para ser discutido o porque el interlocutor hizo algún comentario sobre eso, la represa Yacambú aparece en cualquier posible solución a la escasez de agua en la región. Actualmente, la represa está prácticamente concluida, faltando solamente el túnel de trasvase y el sistema de riego. Como 143 ya fue señalado, la culminación de las obras tiene un retraso considerable, por varias razones, y en las prácticas discursivas de los interlocutores y en los discursos de la propia empresa SHYQ aparecen versiones diversas que hablan, tanto de una próxima puesta en funcionamiento de la represa, como de que ella nunca funcionará, o también, que algunos estarán muertos cuando comience a funcionar y las obras estén totalmente concluidas. Son muchas las expectativas generadas en torno al funcionamiento de la represa. Algunos dicen que posibilitará un aumento de la producción agrícola de la región, por la cantidad de agua adicional que llegará al Valle desde las montañas. Sin embargo, hay quien cree que los que serán favorecidos son los grandes productores y que las desigualdades se incrementarán, como se incrementará el número de hectáreas que cultivan. El SHYQ (1998), a su vez señala que la distribución de agua deberá ser equitativa, permitiendo que todos se beneficien en conformidad con su capacidad como productor y la cantidad de tierra disponible. Traigo la construcción de la represa a esta discusión porque, siendo un proyecto que tiene más de 30 años en construcción, aún es una esperanza para los agricultores, pero no queda claro que influencia tendrá en las relaciones de producción y entre las personas, y cuales beneficios se producirán cuando esté funcionando junto con el sistema de riego. Seguidamente presentó algunas de las conversaciones que tuve con varios de los interlocutores del Valle sobre esa compleja situación. Como el sistema de riego no va a pasar por las tierras de todos los agricultores del Valle, le pregunté a Elian se ellos, en las empresas campesinas, van a contar con ese servicio. J. ¿Y a ustedes les va a llegar agua de Yacambú, de la represa? Elian. Bueno, eso está en proyecto, vamos a ver si se da. J. ¿Desde cuándo están esperando a Yacambú? Elian. (Sonríe) Nosotros nos morimos todos y no vemos nada de esa vaina, ello ya estamos muy cansados, que faltan seis (6) años, que no se qué, que faltan siete (7), que faltan cinco (5) y nada. También le pregunto a Isidro, juez de agua, su opinión sobre la represa. J. ¿qué opina usted de la represa de Yacambú? Isidro. Bueno, pa mí debe ser que llegue, chico, pa siquiera uno ve, pues, tú no sabes la reunión que hizo el ingeniero ahorita, el que es, firma, este, un altote él de lente, la hicieron en el Concejo, eso hace como dos meses, el carajo no sé lo que es ahí, y dijo que para el 2006, la represa estaba lista, y le dijeron algunos, “será verdad, porque eso ya tiene treinta y pico de años que pa este año sí”, se ha vuelto puro bla, bla la cosa. J. ¿qué piensa usted cuando llegue esa agua, qué va a pasar, será que es necesario un repartidor? 144 Isidro. Bueno, yo le digo la verdad, tendrán que poner un ingeniero aunque sea que distribuya, porque, un ingeniero que sepa de, por lo menos agrónomo pues, que sepa qué siembra necesita el agua, y esto, es mejor con técnico. Sergio, productor de Sanare, dice que la represa es la solución del estado Lara y de otros estados vecinos, pues sin esa represa el Valle de Quíbor no puede hacer nada, y agrega que la conclusión de la obra se ha convertido en un problema sin solución. J.¿Qué soluciones le ve usted al problema del agua, usted cree que Yacambú, la represa, vendría a solucionar algo, cómo piensa usted o si hay algún pensamiento colectivo? Sergio. Yo por lo menos pienso que esa viene siendo la solución del estado Lara y parte de otros estados, la represa esa, sin esa represa, esos valles de Quíbor, qué hacen?, están trabajando, como quien dice, esa sería la gran solución, pero como eso se volvió un cangrejo ahí, eso echa más para atrás que para adelante, coño porque eso no es tanta broma señor, ¿si hicieron un túnel de Francia a Alemania (Inglaterra), por debajo del mar, cómo no van a hacerlo por ahí?, eso pasa ahí mismo en esa montaña, ah porque está igual que el gobierno, no hay voluntad, no hay voluntad de ninguna parte, ni de uno ni de otro. Le pregunto a Sergio, en una conversación que tuvimos junto con Isidro, como debería ser distribuida el agua, pero como cree que no va a llegar a Sanare, no le importa mucho esa situación. Efectivamente, el agua de la represa no va a pasar por la región montañosa de Sanare porque los agricultores de esa zona tienen otras fuentes de agua disponibles. J. ¿Cómo debería distribuirse el agua aquí, como podría ser la distribución? Isidro.¿Cuál? J. ¿El agua de la quebrada, o el agua de la represa cuando venga? Sergio. A mí me parece que el agua de la represa para aquí no va a tocar J.¿Aquí no llega? Sergio. No, aquí no llega, esa llega para abajo. Fernando, diputado de la Alcaldía del Municipio Florencio Jiménez, se posiciona de manera optimista con relación al tema de la represa. Él forma parte de la Junta Directiva de la empresa SHYQ, que es la encargada de la construcción de la represa y del sistema de riego. Fernando confía en que la represa será concluida, afirmando que, entre 2004 y 2006, el túnel y el sistema de riego estarán listos, respectivamente. Fernando. … soy optimista, yo que también estoy en Yacambú, en el directorio, por la Cámara, pensamos que Yacambú está a la vuelta de la esquina, los criterios técnicos de la empresa señalan que en el año 2006 estarán listos en el Valle, ya listo el túnel, por supuesto, en el 2004 estará listo el túnel, en el 2006, estará listo el sistema de riego y en el 2010, ya estaría en el valle de Quíbor, por vía de tuberías, las aguas en los diferentes sitios que Yacambú estipuló, como centro de población para que llegue el agua a cada zona. 145 Trato de cuestionar la veracidad de que la represa será concluida algún día y me dice que tiene confianza en que sí, pero que se trata de un proyecto muy complejo. Fernando explica las dificultades que han habido en la construcción del túnel y habla de la gran experiencia de la empresa extranjera que está construyendo el túnel, argumentando que los problemas han tenido su origen, entre otras cosas, en los tipos de rocas diversas y en las filtraciones que hay en el túnel que generan complicaciones técnicas a la hora de la excavación, contribuyendo con el fracaso de las diferentes tecnologías utilizadas. J. ¿Y sí será que Yacambú llega alguna vez? Fernando. Bueno yo tengo confianza. J. Tantos años esperando y esperando. Fernando. Lo que pasa es que Yacambú es un proyecto muy complejo, quizás tú conoces que ha sido visitada por gente experta israelíes, japoneses, por supuesto los mismos europeos y alemanes que han estado trabajando con la “Lavalit Internacional” que trabajaron el túnel, tienen una experiencia muy propia de lo que allí se está haciendo, es un túnel muy complejo, quizás uno de los más complejos del mundo, por cuanto ahí se consiguen diferentes rocas, en un metro se consigue un tipo de roca diferente, en un metro siguiente se consigue otro tipo de roca diferente, por decirte algo, lo que llamamos nosotros roca mala o roca buena en un metro, después en el metro siguiente se consigue roca buena o filtraciones de agua, está el caso de por ejemplo, el topo que se quedó enterrado allí y hubo que sacarlo despedazado, porque, y las tecnologías han fracasado, aquí han venido del exterior y han fracasado, lo del topo fracasó, lo de, este, otras tecnologías han fracasado, han fracasado porque la máquina solamente servía para roca buena, la dura, la más dura, y se han ido adaptando al túnel, sistemas que los mismos ingenieros han ido construyendo equipos, adaptándolos a la forma de la roca (…) uno de los túneles más complejos del mundo, según los técnicos que han estado allí. Fernando comenta que los pequeños productores que viven en los pueblos del Valle creen en Yacambú a pesar de las dificultades que la obra ha tenido, pues, la Junta Directiva de la empresa SHYQ ha llevado a los agricultores de Quíbor para que observen los avances de la obra, recorriendo el túnel, el portal de salida, viendo como avanza el túnel. Así, según él, las personas de Quíbor creen ahora en lo que está haciendo la empresa, como parte de la gestión del Estado, en una postura política muy clara. Fernando. …el productor pequeño que está en las zonas, en los caseríos, cree en Yacambú, a pesar de las dificultades que hay en el país, creen en Yacambú, porque nosotros, en el Sistema Hidráulico Yacambú, en la empresa, hemos llevado a los productores para que vean cómo está la obra, hemos ido, hemos recorrido Sanare, viendo cómo está el túnel, cómo el túnel avanza, hemos ido al portal de salida viendo cómo avanza el túnel, que a pesar de las dificultades avanza, lento pero avanza, y eso ha traído como consecuencia que la gente crea en lo que estamos haciendo como empresa del Estado. Hay criterios técnicos bueno que, los técnicos te hablan de que en el 2004 estaría listo el túnel, como decía al principio y para el 2006 estaría listo el 146 sistema de riego, así que en el 2010, 2011 estaría lista el agua para el valle de Quíbor con todos los sistemas de riego en referencia para tal fin. Le pregunto a José, como funcionario de la empresa SHYQ, sobre la posibilidad de que el agua de la represa no sea suficiente para satisfacer las necesidades actuales de los usuarios de la ciudad de Barquisimeto y del Valle de Quíbor. Confirma que el agua no será suficiente para abastecer a las ciudades y al sistema de riego, y que las personas tendrán que continuar administrando el agua con criterios de escasez. Lo que viene a corroborar la desconfianza que tienen algunos interlocutores en que la represa sea la solución a todos los problemas de escasez de la región. J. ¿Y tú crees que el agua de Yacambú va a alcanzar, va a ser suficiente o, bueno, habrá gente que no le llegará agua o habrá gente que tendrá que conformarse, como dices tú, con un cupo y punto? José. Uhum. J. ¿Será suficiente el agua? José. No, en el caso del Valle de Quíbor, el agua seguirá siendo un recurso escaso, nosotros, para efectos de planificación no hemos considerado todo el área de aprovechamiento, todas las 43 mil hectáreas juntas del área de aprovechamiento agrícola, sino solamente la parte que tiene las mejores tierras, que es toda el área que llega hasta la autopista, hasta la carretera que va para Carora, entonces, en términos de áreas físicas son 19.300 hectáreas más o menos, todo el resto del área quedará regando con lo que tiene actualmente, o sea, que eso demuestra que hay un elemento de escasez y dentro de estas 19mil, 12mil metros² por hectárea no es suficiente para regar el 100% del área, entonces, tienen que continuar manejando ese criterio de escasez de agua. Confirmando lo que la empresa SHYQ dice sobre el Sistema de Riego a ser implantado en el Valle, José habla sobre la propuesta de la empresa de entregar agua por sectores, para que sea administrada por juntas de usuarios, pero, estudiando las características de cada usuario y de su propiedad. O sea, dependiendo de la cantidad de hectáreas, el agricultor recibirá determinada cantidad de agua establecida por SHYQ, quien según eso, controlará, en última instancia, la distribución del agua del sistema. J. ¿Y es por eso que el Sistema está planteando una forma de organización de la administración del agua?, o sea, yo oí que estabas diciendo que el Sistema tiene una propuesta de usuarios del agua. José. Sí, el Sistema tiene la propuesta de que a nivel de cada sector de riego se organicen juntas de usuarios y que el Sistema le entregue el agua a nivel de ese sector para que ellos administren el agua del sector, a través de la junta de usuarios, por eso es que ahí, eso tiene que ver con lo que habíamos hablado anteriormente de que de repente, se entregará agua a alguna parcela de 1 hectárea y de repente a alguna parcela de 50 hectáreas, si 50 es el tope, digamos. 147 A Amanda, funcionaria del Ministerio del Ambiente, le pregunto sobre la represa y su impacto en el Valle. Comenta que no tiene ninguna opinión formada al respecto, aunque ha acompañado la construcción desde el inicio, pues, el Ministerio es el responsable por el proyecto. Agrega que tiene la mejor disposición y esperanza de que el proyecto esté terminado en un corto tiempo, pero confiesa creer que las cosas no van a tener ese final tan rápido. Con ello muestra la desconfianza que hasta los funcionarios involucrados en el éxito de la represa tienen en su pronta culminación. J. ¿Cómo ves tú lo de la represa Yacambú, metida en este medio, en esta situación? Amanda. (Sonríe) Te digo que sinceramente no tengo ninguna opinión con respecto a la represa, porque yo he estado desde el principio en eso, nosotros como Ministerio del Ambiente, que somos los responsables del proyecto pues, con la mayor disposición y con la mayor esperanza de que eso se dé en el corto tiempo, pero bueno, aparentemente las cosas como que no se van a dar. Al preguntarle sobre la cantidad de agua que se espera que sea distribuida por el sistema y lo requerido por el Valle y la población en general, piensa, respondiendo en un lenguaje técnico, que los 10 metros cúbicos a más que regularía la represa están muy comprometidos, desde el punto de vista urbano, y me hace recordar que la represa Yacambú va a complementar el sistema ya existente en la ciudad de Barquisimeto. Un comentario que remite a la incapacidad de la represa a cubrir las expectativas que se tienen, tanto en el Valle como en Barquisimeto, sobre su desempeño. J. ¿Y sí va a solucionar en parte los problemas, sí crees que esa es una oferta suficiente de agua o ya va a ser escasa también? Amanda. Aparentemente, los 10 y tantos metros cúbicos que regularía la presa, aparentemente como que está muy comprometido, desde el punto de vista urbano hay una población que ha estado creciendo, recuerda que Yacambú va a ser para complementar el sistema que actualmente existe para Barquisimeto, lo que es el Sistema Barquisimeto, que es Barquisimeto, Quíbor, Bobare, Cabudare, aparentemente, parece que va a ser, las previsiones con lo que se planificó parece que han sido rebasadas y lo que se planificó, parece que va a ver que ampliar ese porcentaje de agua que va para Barquisimeto-humano, ahora, desde el punto de vista de riego, hay unas limitaciones que es lo que tú decías, lo de la propiedad de la tierra, o sea que va a ser un agua, básicamente para privado, pero bueno hay un mecanismo del Estado para poder regular a través de las concesiones, bueno, te cobro por el agua o te doy agua pero me das tierras, hay maneras de hacerlo. Parece, entonces, que la escasez de agua continuará en el Valle de Quíbor a pesar de la conclusión de la represa y del funcionamiento del sistema de riego. Sin embargo, las prácticas discursivas muestran como para algunos es una esperanza cierta de mejoramiento de las condiciones de trabajo para los productores, y como ello esperan con grandes expectativas 148 que terminen las obras del proyecto Yacambú-Quíbor. Para otros, no hay mucha esperanza de estar vivos cuando eso suceda, se llegara a suceder, continuarán usando los recursos disponibles para seguir sobreviviendo en las condiciones actuales. Lo que parece importante es saber que la represa y el sistema de riego vendrán a transformar las formas de gestión y establecer nuevas formas de manejo del agua, en las cuales se espera una participación importante de los agricultores y de las demás personas involucradas en esos proyectos, para después poder pensar en tener el éxito esperado, sobretodo, por los funcionarios de la empresa SHYQ, del Ministerio del Ambiente y por el diputado, los más optimistas con la excepción de Amanda. 149 Capítulo VI El Bien Común 150 Construyendo un concepto Son varios los sentidos que pueden ser encontrados en la literatura atribuidos a la noción de bien común; por un lado, está la idea ética y filosófica de que el bien común tiene que ver con la búsqueda del bienestar de las personas, y por el otro, las ideas religiosas, que definen al bien común como un camino a seguir, como un imperativo para una mejor convivencia de los seres humanos. Por otro parte, en el área del derecho, por ejemplo, se habla de los bienes comunes matrimoniales y de todas las implicaciones que eso trae para la buena convivencia de la pareja, así como, de los problemas a ser resueltos al terminarse la relación, cuando es necesario dividir aquellos bienes adquiridos durante el matrimonio. La primera discusión académica que se conoce sobre los bienes comunes data de 1739, con la publicación del libro de David Hume, Treatise of Human Nature, en el cual se discuten, también, las nociones de propiedad y la relación entre lo público y lo privado. Adam Smith, cerca de treinta años después, retoma la temática en su Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, lo que muestra la antigüedad de esa discusión y la variedad de asuntos referidos a los “bienes públicos” (Kaul et al., 1999). Un período razonable de tiempo transcurrió desde que Hume escribió su tratado, pero la discusión sobre el tema continúa. Presentamos aquí la discusión acerca de la noción de bien común y posteriormente, la concepción del agua como bien común, con especial atención al agua utilizada para riego. Hay una gran cantidad de términos que relacionan al agua con su aprovechamiento como un bien, entre ellos: bien común, bien público, bien colectivo, y otros que se agregan a la noción de patrimonio de la humanidad. Kaul y colaboradores (1999) mencionan la amplia literatura y la diversidad de términos utilizados para denominar lo que se conoce como bien público, lo que muestra la polisemia y complejidad de trabajar con ese término, o con otros similares. La diferencia que se presenta entre el bien común y el bien público es que, mientras el bien común es administrado por la comunidad, como autogestión, el bien público es administrado por el Estado. Tenemos que distinguir, entonces, entre algunas de las definiciones dadas sobre el bien común y la definición de bien público. Olvera (2004), por ejemplo, señala que el Estado también persigue un bien común, que beneficie a todos y que por ser el Estado el representante de una sociedad más amplia, existe una distinción entre el 151 bien común privado y el bien común público, según los intereses de cada quien. Así, podemos concluir que el bien común perseguido por el Estado, es el bien público. Según Argandoña (1999), “el concepto de bien común no tiene un lugar propio en la ciencia económica, por lo menos tal y como ésta se ha desarrollado hasta ahora” (p.1), pero señala que la economía no puede prescindir de ese concepto y debe considerar el término para convertirse en una ciencia más completa y abarcante. El concepto que presenta coloca como una decisión de las sociedades la definición de lo que será, para cada una de ellas, el bien común. El autor argumenta también que “cada sociedad humana tiene sus propios bienes comunes, que serán distintos para una familia, una empresa, un club deportivo, la comunidad local, una nación o el conjunto de la sociedad humana” (Argandoña, 1999, p.3). Basándose en las leyes españolas, González (2002) define los bienes comunales como “aquellos bienes de dominio público en los cuales su aprovechamiento corresponde al común de los vecinos” (p.1), señalando la propiedad del Estado sobre esos bienes, pero, considerando la administración colectiva. La autora agrega que se tiene que tomar en cuenta que el origen y naturaleza de esos bienes comunales dependerá del uso, destino y calificación dado por las personas, para diferenciarlos de los bienes privados y baldíos (González, 2002). Para Peña (2001), las raíces de la noción bien común son griegas, sin embargo, considera que la idea sobre bien común que más influencia la filosofía medieval y post medieval es la romana. La idea jurídico-romana del bien común se expresa, por ejemplo, en la noción de bienes del pueblo romano. El pueblo se perfila así como la persona cuyo bien es superior al bien de los individuos que lo conforman. O sea, se reconoce la propiedad colectiva encima de la propiedad individual. En el orden de la justicia romana, el criterio que guía es el bien común, y en caso de conflicto, el bien del individuo se subordina al bien de la sociedad. Con la autoridad que debe asegurar la búsqueda de ese bien común, el poder reside en la propia comunidad, en ipsa res publica, pero, una vez delegado a los gobernantes, sólo puede ser revocado en caso de una tiranía intolerable. Para la Iglesia Católica, a su vez, en la voz del Papa Juan XXIII, El bien común consiste y tiende a concretarse en el conjunto de aquellas condiciones sociales que consienten y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de su propia persona (...) Alcanza a todo el hombre, tanto a sus necesidades del cuerpo como a las del espíritu (Pacem in terris, 58) (Malavasi, 1999, p. 718). 152 Según Malavasi (1999), el Papa León XIII dice sobre el bien común que: “(...) este bien es, después de Dios, en la sociedad la ley primera y última” (Au milieu dês sollicitudes, 23) (p.718). Se trata de un señalamiento espiritual de lo que es el bien común. Del concepto de bien común, entendido como el derecho que todos tienen de utilizar un bien sin causar perjuicio a los otros, se desprende la propuesta interpretativa de Hardin (1968), conocida como la Tragedia de los Bienes Comunes. En ella se afirma que el crecimiento poblacional trae el fin de los recursos comunes, por la ineficiente administración colectiva. El autor parte de la idea de que no hay solución técnica para ese problema, y que la salida es privatizar, y ejercer coerción externa para controlar el uso de los bienes, y tener un crecimiento poblacional igual a cero. Hardin (1968) argumenta que si el espacio común (bienes comunes) se justifica como medio de vida, solamente lo hace bajo condiciones de baja densidad poblacional. Ostrom (1990), por su parte, a partir de la perspectiva de la Nueva Economía Institucional, utiliza el concepto Recursos de Uso Común (RUC) (conmon-pool resources) para referirse a un sistema natural, o hecho por el hombre, suficientemente abarcante, para que no se vuelva onerosa la exclusión de beneficiarios potenciales (pero no imposible), y que puedan beneficiarse de ello. La Nueva Economía Institucional critica algunos trabajos académicos que adhieren la noción de la Tragedia de los Bienes Comunes, como los de Hardin (1968), que proponen dos alternativas de gestión: 1) que el Estado controle los recursos naturales para prevenir su destrucción y 2) la privatización de la administración de esos recursos. La crítica se basa en que con el recorrer del tiempo, ni el Estado ni el mercado han gobernado los recursos con un nivel de éxito razonable. Ostrom (1990) también se contrapone a los tres modelos43 que han guiado las políticas públicas en el área y que fundamentan las soluciones de Estado (centralizadoras) y de mercado (privatizadoras), sobre el problema de la administración de bienes comunes. La autora sustenta que lo que vuelve tan peligrosos a esos modelos – cuando son utilizados metafóricamente para fundamentar políticas públicas – es que sus limitaciones son asumidas sin críticas, como actos de fe, creyéndose en la intervención de actores externos que imponen soluciones a los actores internos. Estudiosos de casos empíricos, en los cuales se evidencian 43 Los tres modelos son: la Tragedia de los Bienes Comunes, el Juego del Dilema del Prisionero y la Lógica de la Acción Colectiva. 153 los dilemas de los bienes comunes, claman por la imposición de una solución que implique la ingerencia de un actor externo. Cuando se trata del aprovechamiento de un bien común, la situación se vuelve aún más complicada, al agregarse el concepto de propiedad (Ostrom y McKean, 2003), pues ese aprovechamiento pasa, entonces, por las discusiones sobre quién tiene derecho al disfrute del bien. Por eso, se consideramos que determinado bien es común, a través de un análisis de los usos del recurso podremos ver cuánto ese bien tiene de común, cuánto de público y cuánto de privado. Después de ver como es discutido el término bien común, que considera desde los problemas conyugales, lo que es público o privado, la propiedad individual o colectiva de los bienes, la búsqueda por el Estado del beneficio de todos, la búsqueda de la riqueza espiritual, la noción que me interesa discutir tiene que ver con la gestión del agua de riego como un bien común. Siendo el agua uno de los bienes comunes fundamentales, la discusión sobre de qué trata esta noción a partir de la Psicología Social abre un nuevo camino que puede contribuir con la comprensión de los problemas de gestión, no sólo en el Valle de Quíbor sino también, en cualquier lugar. La discusión mundial sobre los bienes comunes está dando visibilidad a las formas tradicionales de gestión colectiva de esos bienes, que, contrariamente a lo que muchos creen, han sido bien exitosas y pueden ser consideradas como sustentables, noción con la cual todos los que discuten esa temática concuerdan. Esas formas de gestión se presentan como alternativas viables y posibles de sustitución del papel del Estado, como de hecho históricamente lo han realizado, en términos de su responsabilidad con la administración de bienes públicos, los cuales pasan a ser reconocidos como bienes comunes, de propiedad colectiva. Finalmente, el término bien común utilizado en este trabajo se refiere a la propiedad colectiva de bienes, naturales o creados por la humanidad, como, por ejemplo, el aire, los océanos, los lugares de pesca, los ríos, los sistemas de riego, los bosques, las represas, las empresas eléctricas, etc., que no tienen un propietario privado y sí, una comunidad que dispone de esos bienes para su provecho. El agua de riego pertenece a esos bienes, veamos entonces como es discutida el agua en la literatura especializada. 154 El agua como un Bien Común Un elemento importante a observar es el hecho de que hay una gran discusión entre autores que analizan el agua como un derecho, como una necesidad, y los que piensan que son ambas. La escogencia por alguna de esas posturas irá a dirigir los posicionamientos delante la cuestión del agua. En la literatura sobre el tema, existen autores que reconocen al agua como patrimonio común de la humanidad y, por lo tanto, el derecho al agua sería un derecho humano universal (Paquerot, 2003; Gleick, 1999; Deléage, 2003; Maris, 2003; Petrella, 2001, 2003; Barlow y Clarke, 2003). Maris (2003), por ejemplo, dice que “la creación de una Organización Mundial del Agua, órgano ligado a las Naciones Unidas, generando un patrimonio de la humanidad, debería colocar el principio de la gestión más allá de las naciones y más allá de todo principio de propiedad privada” (p. 25). Mientras Deléage (2003) menciona “el acceso al agua como derecho fundamental de todo ser humano” (p. 7). De Villiers (2002), a su vez, considera al agua un bien económico, que forma parte de las necesidades humanas, y, por lo tanto, sujeta a negociaciones como cualquier mercancía. El agua tiene un valor económico en todas sus diferentes formas de distribución – que compiten entre sí –, y una fijación de precio sólo hará que se alcancen padrones más sustentables de su uso y generará los nuevos recursos necesarios para la expansión de los servicios (De Villiers, 2002, p.417). Barlow y Clarke (2003) señalan, que siendo el agua esencial para la vida, “el acceso universal al agua es un derecho humano básico, y ese derecho debe ser el principio fundamental de una nueva ética del agua” (p. 261); critican, también, que aún en este siglo algunas personas, a las cuales ellos llaman de élites, no reconozcan el derecho universal al agua. En pleno siglo XXI, algo tan fundamental como el agua aún no es reconocido como un derecho universal por las élites económicas y políticas dominantes. Siendo designada como una necesidad, el agua fue sometida a las fuerzas de la demanda y el suplimiento del mercado global, donde la distribución de recursos es determinada con base a la capacidad de pago (p. 97). Sin embargo, hay otros autores que destacan la doble condición del agua como bien público y bien de producción (Bartolomé, 1998; Saldanha, 2003; Selborne, 2002; Morelli, 2003). Selborne (2002) resalta que: 155 Algunos reclaman que promover la noción del agua como un bien comercializable distrae la percepción del público de la realidad del agua como bien común, y del sentido de responsabilidad y deber compartidos. En otras palabras, hay implicaciones éticas profundas en la percepción de que somos, con relación al agua, ciudadanos y no simples consumidores. Ver al agua como un bien común pone el foco en esa característica, mientras que la cuestión de propiedad pública o privada acentúa la posición de “consumidor” (p. 59). Bartolomé (1998) discute las contradicciones presentes en legislación española sobre el agua como un bien o como un recurso: La conclusión sería que el agua actúa económicamente con una doble función: la principal, ser un “bien de fondo”, en la terminología de Naredo, o un “activo ecosocial”, en el concepto de Aguilera, determinante y configurador de ecosistemas, un auténtico bien público económico que satisface derechos y necesidades de uso y servicio público. La segunda, ser un recurso natural que se pone a disposición de diversas funciones productivas para la obtención de bienes y servicios (p. 1). En el caso de Brasil, como ejemplo de lo que sucede en algunos de los países de América Latina, según Leme (2002), “el dominio público del agua, afirmado en la Ley 9.433/1997, no transforma al Poder Público Federal y Estadal en propietario del agua, pero lo convierte en el gestor de ese bien, por el interés de todos” (p. 25). El autor agrega que, “expongamos las consecuencias de la conceptuación del agua como ‘bien de uso común del pueblo: el uso del agua no puede ser de la propiedad de una sola persona, física o jurídica, con exclusión absoluta de los otros usuarios potenciales” (p.25), de acuerdo con lo que fue dicho anteriormente sobre el derecho de todos al uso del agua para suplir sus necesidades. Aún en el ámbito del derecho, y también en Brasil, Freitas (2002), agrega, El agua (...) pasó a ser un bien de dominio público y un recurso natural limitado, dotado de valor económico, en los términos del art. 1.°, incs. I y II de la ley 9.433, del 08.01.1997. Eso significa que el usuario debe pagar para utilizarla. Actualmente, lo que se paga es la prestación de los servicios de captación de agua y su tratamiento (...) por lo tanto, en Brasil no hay aguas privadas (p.21). En un trabajo sobre el reconocimiento o no, por parte de las Naciones Unidas, y de otros organismos internacionales, del derecho al agua, realizado por Gleick (1999), el autor muestra como el tema del derecho al agua no aparece explícito en la discusión de los derechos humanos hasta la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Agua de 1977, en Mar del Plata. Sin embargo, hasta hoy, ese derecho viene siendo negado, debido a la cantidad de intereses envueltos en esa suposición. Gleick concluye que el reconocimiento de ese derecho, por los Estados miembros de la ONU, sólo se refiere al agua como una necesidad básica, o 156 sea, que los Estados deben suplir a las personas con el mínimo necesario del recurso, para que se pueda garantizar su subsistencia como seres humanos. Dice, “el acceso a las necesidades básicas de agua debe ser considerado un derecho humano fundamental” (Gleick, 1999, p.11). Paquerot (2003) alerta sobre las dificultades que los Estados van a enfrentar en el cumplimiento de ese deber, pues, cada día es más común la privatización de los servicios públicos de abastecimiento y tratamiento de agua, lo que aparta a los Estados de la posibilidad de administrar el acceso y la preservación de tal recurso. La autora también cuestiona la posibilidad de que los principios del agua, como patrimonio común de la humanidad y como derecho fundamental, sean incluidos en un debate ideológico, perjudicando así, el disfrute del recurso por la población. Paquerot defiende que, “(...) toda política sobre el agua debe apoyarse en el reconocimiento de este recurso como parte del patrimonio común de la humanidad y sobre el reconocimiento del derecho fundamental al acceso a agua potable” (p. 3). Volviendo al término bien común, en la perspectiva de Marticorena (2003), puede ser definido como cualquier recurso compartido por un grupo de personas, o sea, aquellos bienes que “pertenecen a todos, o, por lo menos, a una amplia comunidad de personas” (p. 1). El mismo autor considera al agua como bien común cuando es escasa. Eso hace que la característica principal del concepto tenga que ver con el uso que hacen las personas del recurso en cuestión. Así, la tierra, las aguas, el aire, el suelo, los bosques, los peces de mares y ríos, entre otros, pueden ser reconocidos como bienes comunes. El bien común es reconocido también como un antiguo principio cultural y económico para que las personas se organicen. Bartolomé (1998), a su vez, define los bienes públicos como “aquellos bienes o servicios de consumo colectivo donde, en principio, el consumo por parte de una persona singular no reduce la disponibilidad del mismo para otros miembros de la sociedad” (p. 2), lo que lo hace considerar al agua de dominio público-jurídico cuando las personas o usuarios la utilizan para el sustento, diversión, o sea, un derecho. Cuando las personas o demandantes usan el agua para producir o sacar algún provecho económico, ella pasa a ser un bien público-económico, o sea, una mercancía. Según el autor, eso genera mucha confusión en las leyes y políticas públicas y en las propuestas de gestión del agua. En el caso del uso del agua para riego en el Valle de Quíbor, ese bien puede estar unido, entre otras cosas, a la propiedad de la tierra, a los derechos adquiridos por la tradición, a las formas de organización o a los conflictos y acuerdos entre las personas involucradas en el uso del agua. 157 Los sentidos sobre el agua Seguidamente muestro el análisis sobre los sentidos atribuidos al agua en el Valle de Quíbor, intentando aproximarme a una comprensión de las nociones de matriz y de interfase en una situación específica. Para eso, construí, utilizando las prácticas discursivas de las personas y los discursos contenidos en los documentos de dominio público, una tabla denominada SENTIDOS ATRIBUIDOS AL AGUA EN QUÍBOR (ver apéndice 2), a partir de dos ejes: 1) sentidos sobre el agua y 2) interlocutores que expresan dichos sentidos. Así, la tabla presenta una muestra de los sentidos sobre el agua que circulan en los discursos de los varios interlocutores y sus grados de relación. Para ello, utilicé documentos de dominio público como los del Simposio Internacional de Gestión de Agua y Ambiente realizado entre los días 11 y 13 de diciembre del 2002, en Barquisimeto, algunos documentos de las empresas u organismos ligados al agua en la región (Marn, Hidrolara y SHYQ), los textos de algunas leyes que reglamentan el uso del agua en el país y en Quibor, y también, las entrevistas que realicé con personas directamente envueltas con la cuestión del uso, de la distribución y de la reglamentación del agua en el Valle. En la tabla referida, procuré darle visibilidad a los sentidos atribuidos al agua por los interlocutores. En las columnas explicito a los interlocutores a través de siglas: Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MA), Hidrolara, empresa regional de administración das aguas (HI), Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, empresa constructora de la represa (SH), un diputado de la Alcaldía del Municipio Florencio Jiménez (FR), el juez de agua de la quebrada Atarigua (IS), el distribuidor del agua de los filtros (AM), el distribuidor del agua del túnel (DI), un representante de los agricultores usuarios de la quebrada Atarigua (AR), un agricultor, fundador de Aproquíbor (TE), un agricultor miembro de las empresas campesinas (EL), un productor de semillas, presidente de Aciprosemcla (ES), un agricultor de Sanare (SI), una funcionaria del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (AE), un funcionario de la empresa Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor (JE), algunos testimonios de los participantes del simposio sobre agua y medio ambiente (SM), las conversaciones que sostuve con dos Guardias Nacionales (GU), la Policía del Municipio, como fue referida por los interlocutores (PO) y las Leyes sobre el agua de la República Bolivariana de Venezuela (Constitución, Ley Forestal de Suelos y Aguas) (LE). En las líneas, explicito y enumero 65 sentidos expresados por los diversos interlocutores que agrupé tomando en consideración cuatro temas: de las definiciones sobre agua, de la 158 gestión del agua, dos derechos y reglamentaciones sobre el agua, y de los conflictos por la agua. En la tabla, las intersecciones entre los sentidos y los interlocutores son identificadas con números. El número 1, en negrita, indica que ese sentido corresponde al discurso de ese (os) interlocutor (es), y el número 1, sin negrita, indica que ese sentido es “muy central” en su discurso. El número 2 indica que el sentido está “presente usualmente”, y el número 3 indica que está “eventualmente presente”. El espacio en blanco indica que no existe relación entre ese sentido y el discurso de ese interlocutor. De esa manera, busco tener una idea acerca de los sentidos atribuidos al agua a partir de los usos que son hechos por los interlocutores de determinados términos, formas discursivas, conceptos, etc. Las formas de uso/importancia fueron analizadas como una primera aproximación a los discursos de los interlocutores en el Valle, buscando tener un panorama lo más amplio posible de quién discutía y cómo se discutía la cuestión del agua en Quíbor y sobre los énfasis dados a las varias dimensiones envueltas en ella. En primer lugar, se puede observar una amplia variedad de sentidos presentes en el discurso de técnicos y funcionarios. Algunos de ellos se entrecruzan con sentidos atribuidos por los agricultores y los mediadores (llamo así, para efectos del análisis, al juez y a los distribuidores, por cumplir funciones similares). Se trata de los sentidos atribuidos al agua como algo vital, de propiedad colectiva, habiendo consenso en todos los interlocutores, siendo establecido como uno de los principios de la Ley de Suelos y Aguas en Venezuela. El agua es de todos los usuarios, aquellos que tienen derechos tradicionales, aquellos que tienen cultivos y necesitan de ella. El hecho de que el agua sea un recurso limitado también hace con que las personas concuerden en considerarla como una posible causa de conflictos. La resolución de los conflictos es referida como una responsabilidad de la Guardia Nacional y de la Policía, como instancias de vigilancia de la ley y de punición por su violación. La conservación de las cuencas es también un sentido compartido por las instituciones políticas y técnicas del Valle, siendo incluida en las leyes y reglamentos y muy referida en el simposio realizado en Barquisimeto. Llama la atención que la conservación de las cuencas se encuentra, de manera relevante, en los discursos globales sobre el agua que hace cerca de 15 años están circulando en el mundo, sobre todo desde la conferencia Eco/92, en Río de Janeiro, y en los eventos posteriores, lo que muestra que a nivel mundial el discurso es difundido rápidamente para las regiones y países. Un sentido importante que merece ser discutido es que el agua debe ser pagada − aún 159 cuando, para los agricultores el pago se refiera, principalmente, al servicio prestado por el juez. Por ejemplo: quien cobra el agua es el juez o quien no paga el agua no tiene derecho. Los agricultores y el juez, generalmente, llegan a acuerdos sobre cuál debe ser la cantidad a pagar por el trabajo que el juez y sus ayudantes hacen en el terreno: recorriendo los bucos y canales, abriendo y cerrando compuertas, eliminando los desvíos (robos) de agua, haciendo respetar los turnos y las normativas, etc. En la discusión, a nivel nacional e internacional, la cuestión del pago por el agua es consensual, sobre todo para aquellos que la consideran como un valor económico tipo mercancía, y el tema en debate es el valor a ser pagado y los criterios para establecer los costos. En el discurso de los funcionarios aparece el sentido de que: el Estado debe cobrar por el uso del agua. También hay algunos que consideran que el agua no debe ser pagada, pues ella es un derecho humano universal. En lo referente a la distribución del agua (gestión), los agricultores que la usan para regar no están organizados de la manera propuesta por los técnicos en lo documentos producidos por el SHYQ. Las formas organizativas existentes se basan en la tradición, en los usos y costumbres, más allá de los modelos preestablecidos por el gobierno, mostrando agencia en la distribución del agua: los turnos son hechos por el distribuidor de acuerdo con las necesidades de los agricultores o te doy un poco para tí y otro poco para tí y mañana les doy de nuevo, porque si está seco tengo que remediar a todos. Los funcionarios y técnicos recomiendan que exista una gestión integral para la sustentabilidad con una activa participación de los usuarios o, más específicamente, la entrega del agua exigirá la previa conformación de una organización de regantes. Es en este sector de la tabla en el que se visualiza una mayor disparidad de sentidos y donde encontramos claras diferencias entre los sentidos atribuidos por los técnicos y funcionarios, con relación a los atribuidos por los jueces y agricultores. Mientras que los primeros tienen consenso al hablar de gestión integral, desarrollo sustentable, protección de las fuentes, conservación y capacitación, como prioridades para la gestión de las aguas, los segundos hablan sobre los turnos de agua y de sus experiencias en el manejo cotidiano del agua de riego, ignorando, como muestran los espacios en blanco en la tabla, las cuestiones que son fundamentales para los técnicos y los funcionarios. Esas disparidades pueden establecer limitaciones para las interfases posibles entre ellos, pues, los discursos son producidos sobre argumentos y repertorios no compartidos. En lo que respecta al derecho sobre las aguas, los agricultores consideran que el agua debe ser para todos, y también debe ser distribuida de forma justa. Los jueces argumentan sobre la idea de justicia, como por ejemplo, darles agua aunque no me paguen, o, todo el 160 mundo tiene que tener agua, el juez no puede venderse por dinero, parentesco o amistad. Eso nos remite al concepto del agua como un bien común, que, aún sin aparecer con ese nombre, transmite la idea de que todos pueden usar el agua disponible sin perjuicio de nadie. Por otro lado, la justa distribución se refiere a la ética que los jueces deben tener para distribuir equitativamente el agua, sin favorecer más a algunos que a otros, aunque sea un pariente. El uso de la ley municipal sirve también para justificar as acciones para hacer cumplir los acuerdos y reglamentos: eso está escrito, estamos apoyados, o hacer mención a las autoridades: si tengo problemas llamo a la Guardia; siempre hay alguien que quiere ser más vivo, pero la Policía se encarga de eso; tenemos una orden del Ministerio, y así por el estilo. Esas ideas son compartidas por los organismos y por las autoridades, ya que son producto y productoras de muchas interfases entre agricultores e instituciones. Existen algunas versiones construidas con relación a la distribución de agua para riego que hablan de una lógica de los jueces, pero que deben ser tanto producto de la experiencia como de las decisiones tomadas en casos específicos. Se habla de tener que llevar agua para los cultivos que más lo necesitan, de adaptar a las personas a la abundancia del líquido, de intentar arreglar con el diálogo lo que antes se resolvía con peleas, y hasta con muertes, de remediar a todos dándole agua racionalmente, tomando en consideración el tipo de cultivo, su estado y la extensión cultivada. Eso muestra las habilidades necesarias para lidiar con conflictos en el día a día y poder continuar con el trabajo sin mayores dificultades. Por último, creemos que es importante para este estudio discutir la cuestión del establecimiento de turnos por parte de los propios agricultores do quebrada Atarigua, y con el aval del Ministerio del Ambiente. Esa forma de organizar la distribución es una tradición centenaria que sirve de modelo para la distribución de las aguas de otras fuentes de agua en el Valle. La distribución por turnos ha generado una convivencia relativamente pacífica entre los agricultores, en la medida que permite una distribución de la poca agua disponible durante el período de sequía. Así, dependiendo de la cantidad de agua en esa época, o de situaciones problemáticas específicas a cada productor, la distribución del agua por turnos puede flexibilizarse desconsiderando tales turnos. Seguidamente continúo con el análisis, esta vez, utilizando fragmentos de las entrevistas con los diferentes actores y las leyes y reglamentos sobre el agua en Venezuela y en Quíbor. En los relatos de los agricultores el agua aparece como una propiedad de todos, los habitantes del poblado, de los venezolanos, de los usuarios. Esa noción de propiedad colectiva sobre el agua se apoya en las antiguas leyes municipales y en los reglamentos recientes que 161 sustentan los repertorios utilizados por los agricultores. Los funcionarios del Marn y del SHYQ, a su vez, hablan claramente del agua como un patrimonio común, un bien económico, como de dominio público, lo que muestra concordancia con los discursos que aparecen en los eventos mundiales sobre el agua y en las leyes nacionales que guían el proceder de esas personas en su trabajo. Según Alcides, agricultor y distribuidor del agua de los filtros de la Planta de Tratamiento, por ejemplo, contando sobre una ocasión en la que había la posibilidad de los agricultores de Chaimare, poblado vecino, les quitaran el agua, él se enfrentó a las personas argumentando que el agua era para todos, pero las personas de Los Ortices, como dueños de esa agua y usuarios pioneros, tenían el derecho como comunidad, como se fuesen una asociación y con el aval de la Alcaldía, de hacer uso de esa agua, aún sin tener nada por escrito, y que nadie, ni si quiera con el apoyo de algún diputado, les quitarían el agua, y que en todo caso, tendrían que pedirles permiso. En el relato, se posiciona frente a las personas de Chaimare como la autoridad del agua, valiéndose del argumento del uso tradicional de esa agua. Alcides. Porque el otro día de Chaimare vinieron unas gentes con un permiso del Concejo para llevarse el agua, entonces, yo le digo al chamo, ‘ustedes dos no se llevan esa agua’, la tenía Juan, se la quitaron a Juan, Juan se la dejó quitar. ‘Yo sólo no me la dejo quitar el agua de ninguno de ustedes, que me dejen el agua a mí, les dije, por qué?, porque ustedes tienen que pedirla primero, tienen que hablar con la gente de Los Ortices, nosotros no somos el amo del agua, el agua es para todos, pero nosotros tenemos, desde que empezó la planta vieja, que llamamos nosotros, que inauguró Caldera, estamos nosotros beneficiando con esa agua, entonces, ustedes no van a venir con orden del Concejo, aquí no manda ningún concejal, aquí no manda nadie, aquí manda Alcides’, les dije yo, así sin tener, sin tener nada escrito. Señala, también, que según la ley municipal quien no paga no tiene derecho al agua. Ese pago se refiere al dinero que como distribuidor debe recibir por su trabajo. Alcides. Sí, hay una ley en la quebrada Atarigua, la Ordenanza, el que no paga el agua no tiene derecho al agua. En una conversación posterior, Alcides, respondiéndome la pregunta de a quién pertenece el agua, responde que el gobierno (Estado) es el dueño y manda en el agua por intermedio del Ministerio del Ambiente, eso, probablemente, porque es ese organismo el que otorga el permiso para el uso, así como crea las normas y los turnos de algunas de las fuentes de agua para riego de la región. J. ¿A quién pertenece el agua, quien es el dueño? Alcides. Es el gobierno, por que el que manda en el agua es el Ministerio del Ambiente. 162 Otros agricultores, Andrés y Tiago son menos específicos al definir el agua, pero llaman la atención para el uso tradicional que se ha hecho del agua en la agricultura de esa región, sea como usuario actual, en el caso de Andrés, o como productor jubilado y conocedor de la situación, en el caso de Tiago. Andrés se presenta como usuario del agua de la quebrada Atarigua, mientras Tiago, su familia y otros productores del Valle, que antiguamente tenían esa agua como su principal fuente, ahora sólo utilizan el agua del Portal de Salida, ya que la de la quebrada no llega a las tierras que ellos cultivan. Andrés. Yo utilizo el agua de la quebrada Atarigua en cuanto a los riegos. Tiago. El agua de la quebrada, la que pasa por el Molino, la que viene de Sanare. Esa ha sido la, la primera que se utilizó aquí, fue esa. El agricultor de Sanare, Sergio, no habló sobre la propiedad, pero señala que el agua es vida y que el agua que usa de la quebrada Atarigua, es muy poca para todos los agricultores de Sanare y Quíbor. Dice también que ellos tienen turnos para distribuir cada gota de agua y con eso hacen milagros, lamentándose de la cantidad de agricultores que tienen que compartir la poca agua de la quebrada. Sergio. (…) Nosotros hacemos milagros ahí, sabe que sin agua no hay vida. Y yo le estaba diciendo a estos, que nosotros estamos turneados por esa gota de agua. No se si usted ha visto el caudal de agua que lleva la quebrada? J. Sí, recorrimos la quebrada ahorita. Sergio. Esa aguita es como, para que sé yo, para todo Sanare. En la ley municipal de 1984, se confirma que la propiedad de las aguas de la quebrada y de sus afluentes es de todos los habitantes del Municipio Capital, y está ligada a la tradición de uso, que según ellos, está lejos de la memoria de las personas. Esta Ley ha servido de modelo y soporte para la creación de los reglamentos privados de otras fuentes. Gaceta Municipal del Municipio Jiménez Sección I. De Quebrada “Acarigua”. Artículo 1. Las aguas de la Quebrada “Acarigua”, que nacen en las montañas altas del Distrito Andrés Eloy Blanco, como así mismo las de sus afluentes quebradas “Las Rositas”, “Seca” y otros nacimientos en esta Jurisdicción Distrital, quedan sujetas a las disposiciones del presente Reglamento. Artículo 2. Las aguas mencionadas en el Artículo anterior pertenecen en común desde tiempo inmemorial a los habitantes de este Municipio Capital. En el reglamento del uso del agua del Portal de Salida, se reconoce que hay algunos productores con derecho al uso de esa agua, y que para los efectos de la distribución, esos se constituyen en usuarios. Tal norma está íntimamente relacionada con los repertorios de los funcionarios y los documentos de las propuestas de la empresa SHYQ de crear asociaciones o juntas de usuarios para entregarles la administración del agua del sistema de riego, ya que el 163 agua que sale del Portal es producto de las obras de construcción de la represa YacambúQuíbor. Reglamento para el Uso del Agua del Portal de Salida del Túnel Yacambú-Quíbor. II. . De los usuarios del agua: Artículo 2: Los productores que tienen derecho al aprovechamiento del agua proveniente del portal de salida del túnel Yacambú-Quíbor para fines agrícolas, se constituyen en usuarios en virtud de lo dispuesto en las ordenanzas emanadas del Concejo Municipal de Jiménez, la tradición acumulada en el sector y las gestiones de la Colisión de Asuntos Campesinos y Desarrollo Rural del Concejo Municipal. Le pregunté a Diego, agricultor y distribuidor del agua del Portal de Salida del Túnel, a quién pertenece esa agua, a lo que me respondió que considera ese recurso perteneciente a los usuarios, a los que utilizan esa agua para trabajar sus cultivos, argumentando la relación entre uso y propiedad.. J. ¿A quién pertenece el agua? Diego. El agua pertenece a todos los usuarios del agua del Túnel, los que trabajan con ella, los que siembran. Le hice la misma pregunta a Elian, agricultor que pertenece a la empresa campesina La Vigía y usuario del agua de la represa Dos Cerritos, a lo que me dijo no saber a quién pertenece, pero que la considera perteneciente de todos los venezolanos, argumento que abarca el sentido de propiedad, probablemente, porque el agua que usa es la que utilizan las personas de las ciudades para su consuno, y los agricultores la aprovechan en su paso por los canales. J. Y sobre el dueño del agua, ¿a quién pertenece el agua? Elian. La verdad es que ahí no sé yo a quien pertenece, pero yo creo que el agua debe pertenecer a todos los venezolanos porque si, porque el agua es de nosotros. En el caso de la asociación de los productores de semillas (Aciprosemcla), que también utiliza el agua de la represa Dos Cerritos, uniéndose a la tubería principal que va para la ciudad de Barquisimeto, Eliseo, presidente de la asociación, dice que ellos tomaban el agua porque necesitan de ella. Al comienzo, y como el agua es para consumo humano, la empresa estadal Inos, y ahora Hidrolara, les quitaba las mangueras que ellos usaban para tomar el agua, y ellos en seguida volvían a colocarlas para continuar con esa situación, que duró varios años hasta que llegaron a un acuerdo, pues sin esa agua era imposible continuar con el trabajo. J. Cuéntame un poco como es el proceso para que ustedes tengan agua aquí, o sea, ¿cómo les llega el agua, quienes son ustedes? Eliseo. Bueno, este, nosotros tenemos aquí alrededor de 10 años trabajando con semilleros, quizás algo más, pero para ser más exactos 10. Entonces, la cuestión 164 surgió de nuestra asociación fue que teníamos problemas con el agua, Hidrolara, para ese entonces el Inos, nos trancaba el agua y nos quitaba las mangueras. J. ¿De dónde tomaban el agua ustedes, de dónde venía el agua, o de dónde viene, todavía? Eliseo. El agua viene de la represa de El Tocuyo. J. ¿Por dónde pasa, es una tubería? Eliseo. Sí, una tubería y nosotros tomamos de una distribución que ellos tienen. J. ¿Entonces venían ellos y les tumbaban las mangueras y después volvían de noche y la volvían a poner? Eliseo. exacto, aja. Como funcionaria del Ministerio del Ambiente, con sede en Barquisimeto, Amanda, responde que todas las aguas son de dominio público y el Estado debe administrarlas y hacer contratos con los usuarios, sobre todo a partir de la nueva Constitución del año de 1999. Señala que se debe cobrar por ese aprovechamiento que las personas hacen, tal cual dice la ley. Amanda habla a partir de su función y no como usuaria o agricultora, su repertorio es sacado de las leyes y reglamentos y no se permite hacer cualquier comentario fuera de esa condición. Amanda. …Las aguas se están dando, ahora, a partir del año 99, mediante un contrato que se hace entre el particular y el Estado. Entonces, el Estado debe cobrar por el uso del agua. J. Entonces, el principio es que el agua es del Estado o es de todos? Amanda. El agua es del dominio público. José, funcionario del SHYQ, fue el único entrevistado que utilizó el término “bien común” para definir al agua, concediendo la propiedad al colectivo, pero, colocando la función de control del uso en el Estado. Se puede entender su argumentación en su calidad de técnico y funcionario del Estado, con acceso a información que circula en los eventos internacionales sobre agua. José. El agua es un bien común, un bien colectivo, y como bien colectivo el Estado tiene que velar porque se utilice de la mejor forma. Agrega que el manejo del agua en una economía de mercado debe considerar los costos de represarla, transportarla y demás actividades para volverla potable o utilizable para la agricultura. Argumenta, entonces, posicionándose como especialista, por la necesidad del cobro a través de tarifas, sea el agua para consumo humano o para riego, pues esos costos tienen que ser reembolsados. José. …El manejo del agua en una economía de mercado en la cual hasta el presente estamos viviendo (sonríe), el agua tiene unos costos de embalsarla, transportarla, llevarla, etc., y de alguna forma alguien tiene que pagar esos costos y que esos costos 165 se traducen en tarifa, entonces, cualquier uso del agua, ya sea, agua potable o agua para riego tiene que pagarse a través de una tarifa. Al mantener esta postura de defensa del pago del agua por parte de los agricultores, José cae en contradicción, pues por un lado, señala que el agua es un bien común cuya propiedad es del colectivo, pero por otro lado, dice que todos deben pagar por el uso que hacen de ese recurso. En ese sentido, asume la postura de la empresa SHYQ y del gobierno de Venezuela, a través del proyecto de ley de aguas, actualmente en discusión. El diputado de la Alcaldía del Municipio Florencio Jiménez basa su argumentación en la Ley de Suelos y Aguas, en la cual las aguas son consideradas como propiedad de la nación, como un recurso natural. Fernando utilizó los argumentos legales para posicionarse durante toda nuestra conversación. Fernando. El agua es de la Nación. El agua, según la Ley de Suelos y Aguas le corresponde a la Nación, es un recurso natural de la nación. En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, las aguas en su totalidad son bienes de dominio público de la nación, lo que significa que el Estado debe administrarlas y controlar los diversos usos que de ella se hagan. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Artículo 304. Todas las aguas son bienes de dominio público de la Nación, insustituibles para la vida y el desarrollo. Esta Constitución, busca una nueva relación entre el Estado y los usuarios de las aguas, que significa la realización de un contrato entre ellos, representado en este caso por el Ministro del Ambiente, pero por ahora, no está claro como va a funcionar está relación, pues, según la funcionaria del Ministerio, Amanda, no se ha generado ninguna concesión entre privados y el Estado desde 1999, y sólo se sabe de los acuerdos entre entidades del Estado y el propio Estado, por ejemplo, entre empresas petroleras como Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), la empresa estadal de petróleos del país y el Estado venezolano. Amanda. …a partir del 99, ahora, todo uso de agua tiene que ser dado en concesión, es decir, un agricultor que requiera 2 litros ó 3 litros de agua tiene que hacer un contrato con la nación, con el Ministro del Ambiente, para poder utilizar el agua, por supuesto que eso implica, a lo mejor, yo no sé todavía, pero como te digo, como todavía no hemos tramitado ninguna concesión, de ese estilo, por lo menos acá en Lara no, a nivel de Caracas se han dado concesiones con las petroleras y en el Zulia y en los estados que son petroleros se han otorgado concesiones. 166 En la Ley Forestal de Suelos y Aguas, se declara de utilidad pública a todas las aguas, sean públicas o privadas, reconociendo que hay aguas que pertenecen a privados. Esa noción está relacionada con las concesiones de uso que el Estado otorga para el uso temporal de las aguas con diversos fines: como fuerza hidráulica o para riego. Ley Forestal de Suelos y Aguas Artículo 2. Se declara de utilidad pública: 1. La protección de las cuencas hidrográficas 2. Las corrientes y caídas de aguas que pudieran generar fuerza hidráulica. Artículo 4. Las disposiciones de esta Ley se aplican a: 2. Las aguas públicas o privadas. En la tabla 4, Cómo se define el agua y su uso, es posible visualizar algunas de las nociones que los interlocutores expresaron sobre el agua como bien de uso colectivo. Se puede observar que la noción de uso del agua por su disponibilidad es usada por los jueces (todos ellos también agricultores) y agricultores propiamente dichos, en su totalidad. Mientras que el agua como perteneciente a ellos aparece tanto en la mayoría de sus prácticas discursivas como en las leyes y reglamentos locales. Eso puede ser interpretado como una muestra de la unión profunda entre los usuarios del agua, la tradición y las leyes hechas para sustentar esa unión. Por otro lado, el agua como un bien público de la Nación, forma parte de las prácticas discursivas de un funcionario y del diputado, y es ese el discurso que se establece en la Constitución y en las leyes nacionales, discurso que instituye una separación visible entre funcionarios y leyes nacionales, por un lado, y agricultores y leyes municipales, por el otro. El agua aparece como valor, como bien económico o social, solamente en los documentos de las conferencias internacionales, lo que muestra que esas nociones no son de uso cotidiano en las conversaciones de los jueces, ni de los agricultores, ni de los otros interlocutores. Esa noción es aparentemente nueva, producto de las recientes intenciones y propuestas de convertir al agua en mercancía, lo que parece, por ahora, no tener mucho eco en el Valle. Por otro lado, en el Valle de Quíbor hay el reconocimiento de que se tiene que pagar por el agua. Eso, a partir de dos ejes diferentes: mientras algunos agricultores y las leyes municipales consideran que el servicio que presta el juez o el distribuidor de agua debe ser pago, dejando un fondo para gastos generales del sistema de riego, como determina la legislación municipal, por otro lado, otros agricultores, los funcionarios y los organismos internacionales que organizan las megaconferencias sobre el agua, señalan que los usuarios 167 tienen que pagar el servicio de agua, por el hecho de que alguien tiene que cubrir los costos de estructura y mantenimiento de la red de canales y tuberías, como en el caso de un sistema de riego, para compensar esas inversiones. Eso ya fue visto al comienzo del trabajo cuando se presentaron las propuestas sobre el agua en el mundo. Por último, el agua como propiedad pública o privada (las que se entregan en concesión) sólo aparece en la antigua, pero aún vigente, Ley de Suelos y Aguas de 1966, lo que conlleva a la espera por una ley más reciente, aún en discusión. 168 Tabla 4 Cómo se definen el agua y su uso Jueces44 INTERLOCUTORES A L C I D E S NOCIONES El agua que usamos, que está disponible El agua que es nuestra, de la comunidad El agua es de todos los venezolanos El agua es un bien de la nación El agua es un bien común El agua como valor económico Hay que pagar por el uso del agua El agua es compartida El agua como valor social El agua es de utilidad pública 44 D I E G O I S I D R O Agricultores A N D R E S T I A G O E L I S E O E S L E I R A G N I O Función. A M A N D A F E R N A N D O J O S E Leyes C O N S T I T U I C I Ó N Conf. L L R B E E E O Y Y G N L N F M A O U M R N E E I N S C T T I O A P L A L D U B L I N X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X Todos los jueces o distribuidores son también agricultores. X X X X X X X X X X 169 Consideraciones generales 170 Comencé esta tesis exponiendo cómo circulan las ideas sobre lo que debe ser considerada el agua para algunos sectores envueltos mundialmente con ese elemento fundamental para nuestras existencia, y que es llamado por algunos como recurso. Por un lado, hay una postura la cual llamé de hegemónica, liderada, principalmente, por las directrices del Banco Mundial y de las grandes empresas multinacionales comercializadoras del agua, que, por medio de las “declaraciones finales” de los grandes eventos internacionales, como simposios y conferencias, transmiten la idea de que el agua es una mercancía cualquiera, y que por eso, las personas tienen que pagar para tener acceso a ella, colocando como imperativo la “recuperación de costos” para la sustentabilidad de las iniciativas de sectores privados, en esa materia. También, circulan las ideas del “buen gobierno”, para que los países llamados “en desarrollo” o de Tercer Mundo administren de forma adecuada un recurso que deben compartir o entregar a las entidades externas, pues ellos por si solos, no serían supuestamente capaces de hacerlo. El caso de Chile es un ejemplo de como las multinacionales están comprando los derechos de los chilenos sobre sus aguas, en una situación denominada libre mercado, donde todo puede ser vendido. Por otro lado, la postura que llamé de alternativa, representada por el Manifiesto del Agua y el Proyecto Planeta Azul, se resiste a la idea de considerar el agua como mercancía, proponiendo reconocerla como un derecho humano universal y al cual se debe garantizar el acceso de forma gratuita para todos los habitantes del planeta. Muchos de esos proyectos luchan, de manera desigual, con las grandes multinacionales y los Estados que promueven la privatización del agua a todo costo. En América Latina tenemos ejemplos de esos enfrentamientos, sobretodo, el episodio acontecido en Cochabamba, en Bolivia, en el cual la población consiguió, luego de dos días de peleas en las calles de la ciudad con muertos y heridos, que el Gobierno cancelase la concesión del servicio de agua a una empresa multinacional. Entre esas dos propuestas contrapuestas, hay otras que promueven como solución más efectiva a asociación entre los sectores público y privado, como forma intermedia para administrar el agua. Tendría que estudiarse con detalle algunos ejemplos de esa práctica para saber cuáles son los resultados. Todas las propuestas tienen en común la idea que el desarrollo de la humanidad tiene que ser sustentable y que los derechos de las generaciones futuras deben ser preservados, garantizando que puedan contar con recursos suficientes para su subsistencia, sin embargo, la forma como ese desarrollo debe ser realizado aún no está clara y 171 se observan propuestas contradictorias que son el reflejo de los intereses privados de diversos grupos que discuten esa cuestión. El agua de riego ha garantizado la sobrevivencia de las poblaciones y gracias a ella se han desarrollado las grandes civilizaciones, algunos autores, como Wittfogel (1957), llegaron a hablar de gobiernos despóticos en las culturas que se basaban en sistemas hidráulicos, sin embargo, el uso indiscriminado del riego ha causado, en parte, el desaparecimiento de algunas de esas civilizaciones. Entre algunas de las razones, unidas al riego, que se dan para explicar tales situaciones, y que se repiten hoy en día, están: los daños que el excesivo uso del agua causa al suelo, el agotamiento de las fuentes superficiales, las pérdidas por evaporación y por la permeabilidad del suelo y el fracaso en generar formas alternativas de mantenimiento de la producción agrícola. Por eso, hoy hay una búsqueda por hacer uso del agua con mucho más cuidado y con criterios de conservación, por medio de alternativas como el riego por goteo, que utiliza sólo lo necesario para que la planta produzca con la menor pérdida posible de agua. En el Valle de Quíbor es posible observar esas diferencias a partir de la apropiación, cada vez mayor, de la tierra productiva, que queda en menos manos. Los pequeños productores vienen siendo “tragados” por los grandes, que cuentan con recursos financieros y tecnológicos para continuar “creciendo”, consumiendo agua, agrotóxicos, adobos orgánicos o no, y acumulando lucros extraordinarios, en detrimento de los pequeños que se ven obligados a vender sus propiedades por la falta de crédito y financiamiento para sus iniciativas, generalmente de auto sustento. Esta investigación abarca sólo parte de esa problemática, por lo que se hace necesario investigar a partir de otras perspectivas, enfocando otros campostema para tener un mayor conocimiento de lo que sucede en Quíbor, sus posibles causas y soluciones. Este trabajo fue realizado conciliando varias estrategias metodológicas que tienen como soporte epistemológico el construcionismo social. Por lo tanto, utilicé, principalmente, las nociones: campo-tema, matriz, interfase y prácticas discursivas para comprender el complejo mundo de relaciones de medio alcance45 que se dan en el manejo de un bien común como el agua. En este caso particular, el agua de riego de varias fuentes utilizadas por algunas comunidades de productores del Valle de Quíbor. 45 Se entiende aquí por medio alcance, según Spink (2004), a las acciones que múltiples actores realizan, con diferentes competencias, inserciones y formas de percepción del problema, para resolver cuestiones que interesan a todos, por medio de acuerdos y negociaciones. 172 Mi intención fue mostrar como diferentes personas, en un mismo lugar, atribuyen diversos sentidos al agua de riego, de acuerdo con los variados intereses que poseen y los lugares desde donde hablan y se posicionan. Para eso, hago un entrelazamiento de cuatro nociones teórico-metodológicas de tipo construcionista. Utilicé la noción de matriz (Hacking, 1999) para mostrar el escenario social complejo conformado por las subjetividades y las materialidades de los sistemas de riego de cada fuente de agua. A partir de eso, podemos entender que hay una serie de elementos que forman parte de esa matriz: los canales, bucos y acequias de agua, las tierras cultivadas, las herramientas, pero también, los reglamentos y leyes, los acuerdos sobre los turnos de distribución y muchas otras cosas. Las relaciones que los interlocutores establecen pueden ser evidenciadas en las interfases sociales (Long, 2001), llenas de discrepancias, pero también, de negociaciones y acuerdos. La noción de interfase me permitió observar hacia las relaciones que se producen en el Valle y hacia las personas que participan en las interfases, pues en ellas se confrontan los intereses y se negocian los sentidos. Conversé, entonces, con jueces de agua, pequeños y medianos productores, funcionarios de empresas públicas y del gobierno y representantes del poder político regional, enfocando las prácticas discursivas (Spink, M.J., 1999) de esos interlocutores, como elementos discursivos fundamentales en la construcción de sentidos, y algunos discursos oficiales de entidades y empresas involucradas con la gestión del agua en el país y en el Valle de Quíbor. Parto de un lugar de la zona rural del occidente de Venezuela, que escogí como parte del campo-tema de esta investigación (Spink, 2003a), para mostrar las posibilidades que la Psicología Social brinda como disciplina de las Ciencias Sociales, para dar cuenta de estos estudios que no han sido parte de sus temas preferidos, ni a nivel internacional, y menos aún a nivel local. Espero así haber conseguido construir una mirada diferente sobre cosas que suceden en ese lugar llamado Valle de Quíbor, pero también, y principalmente, en aquellos lugares desde donde pude compartir conversaciones sobre el tema del agua de riego con los interlocutores. Sobre la gestión Las mayores discrepancias entre los diversos interlocutores, usuarios o no, de las fuentes de agua del Valle aparecen en la distribución y en la gestión de esas aguas. En este trabajo muestro algunas formas tradicionales de organización de los agricultores para 173 administrar el agua, especialmente, la escasa de agua en la época de sequía, lo que significa que existen en el Valle formas organizativas que permiten la convivencia de intereses privados, en beneficio de la sobrevivencia de todos. Eso muestra que los productores de Quíbor tienen habilidades y capacidades de actuar, o sea, formas de agencia (Long, 2001), para negociar y llegar a acuerdos, a pesar de las dificultades por las que pasan. Las personas se organizan en asociaciones, juntas administrativas, juntas de usuarios, empresas campesinas, cooperativas, o simplemente actúan juntas en pro del beneficio común. Muestran con eso el conocimiento acerca de las negociaciones de los diversos tipos de poder que existen en la región para distribuirse el agua. Esos poderes pueden manifestarse en diversas arenas, como, por ejemplo, cuando el juez tiene que defender el agua de su fuente, actuando por medio de la persuasión con el diálogo o solicitando el apoyo de las autoridades regionales, o entre agricultores que quieren usar más agua de la que tienen derecho y utilizan mecanismos como el robo del agua, impidiendo que otros se beneficien de ella, o, aún, cuando entidades externas intervienen como forma de control de las diferencias entre agricultores que no pueden ser resueltas por otros mecanismos. A pesar de la generalizada creencia de que las personas en el Valle de Quíbor presentan dificultades de pensar y actuar de forma colectiva, entiendo que su real dificultad es de organizarse siguiendo patrones externos y preestablecidos de organización, basado en el presupuesto de algunos funcionarios o especialistas que creen que esas formas son las únicas o las válidas para que se consiga el entendimiento y la acción conjunta de personas en un lugar determinado, en lo que se refiere a un bien como el agua. Hay muchas experiencias de negociaciones y acuerdos entre los productores del Valle que pueden servir para orientar la nuevas cuestiones que surgen, como por ejemplo, la venta de una hacienda a un productor externo, no acostumbrado con las normas y procedimientos establecidos y aceptados por el grupo de usuarios de determinada fuente de agua, lo que contribuye para generar conflictos y desacuerdos en la dinámica cotidiana. En este estudio se puede observar que existe organización, que las personas van y conversan, negocian, llegan a acuerdos, y que también, a veces, pelean, pero que pueden hacerlo, y generalmente lo hacen, sin la tutela de personas o entidades externas a sus comunidades, y que esa tutela puede muy bien ayudar, pero no condicionar la forma de lidiar con el cotidiano de la distribución de agua. Personaje central en ese mundo de la gestión tradicional del agua es el juez de agua. Es él quien tiene que negociar día a día, en primera instancia, como va a ser distribuida el 174 agua entre los agricultores. Él tiene, también, en las interfases con las autoridades, la potestad de actuar tomando decisiones muchas veces no establecidas en los reglamentos y leyes, por la agencia, el conocimiento y el poder que le es dado en su condición de haber sido electo por los propios productores, aunque eso no garantice que represente a todos. Más aún, los jueces o distribuidores tienen que intentar resolver los conflictos que surgen constantemente, aún cuando en menor cantidad si se compara con épocas pasadas, en medio de una cuestión tan delicada como la distribución equitativa del agua en situaciones de escasez. Long (2001) llega a semejantes conclusiones en una investigación realizada sobre un sistema de riego en México, denominado Autlán-El Grullo, en el cual trabajan seis guardias del agua (canaleros), responsables, en gran parte, por la distribución de agua en el sistema. Señala que los canaleros “están localizados en algunos puntos críticos de intersección en el manejo del sistema de riego” (Long, 2001:74), pues en la distribución del agua ellos tienen que interactuar con sus compañeros para garantizar agua suficiente para cada uno de los agricultores, negociar con los productores que están localizados en la parte de arriba para que no perjudiquen a los que están abajo, realizar acciones en el terreno que, probablemente no coinciden con las que planearon los ingenieros y que deben ser negociadas, a su vez, con todos los usuarios, y como esos usuarios tienen diferentes necesidades de agua por las diferentes extensiones de sus tierras, el canalero debe tener cuidado para no favorecer a algunos en perjuicio de otros. Aunque los sistemas de riego no sean iguales, pues los canaleros responden a una estructura jerárquica y tienen que seguir los planos del jefe del sistema, las situaciones y relaciones que se establecen así como las estrategias utilizadas son bastante similares, sobretodo, porque tanto los jueces como los canaleros toman decisiones en el terreno que no pueden ser previamente planeadas, de ahí que sus formas de agencia, sus conocimientos y sus poderes dentro del sistema, son de gran ayuda para resolver los problemas cotidianos que enfrentan en la tarea de distribución del agua. Como señala Long (2001), sobre la complejidad de esas relaciones en la distribución de agua y el papel de los distribuidores en ese cotidiano: “la naturaleza complicada y demandante de las prácticas de gestión del agua, produce conocimientos específicos enraizados localmente, lo que a veces, otorga a los guardias del agua un cierto grado de autoridad y alguna libertad en la toma de decisiones” (2001:74). La gestión de agua de la quebrada Atarigua sirve de ejemplo, como forma tradicional de gestión, para las otras fuentes colectivas de agua de riego en el Valle. La figura del juez, sustentada en las antiguas leyes, constituye en la región una experiencia fundamental, 175 valorizada por todos os interlocutores. El sistema de distribución por turnos es utilizado para establecer acuerdos y evitar que surjan conflictos, o que traigan consecuencias graves para los agricultores. El juez de la quebrada debe relacionarse con todos los usuarios de la fuente de agua que administra, pero también, con los funcionarios del Ministerio del Ambiente, de la empresa SHYQ, cuando es necesario y con personas ajenas al sistema de riego. En esas interfases tiene que demostrar capacidad para negociar y llegar a acuerdos o utilizar su autoridad y poder para hacer cumplir las normativas que conoce muy bien (Long, 2001). En sus prácticas discursivas utiliza argumentos sobre la importancia del papel del juez en la distribución de agua, para justificar y dar sentido al cotidiano que comparte con todos esos otros actores del Valle, principalmente en la época de sequía, cuando los intereses privados entran en conflicto con los intereses colectivos. Aunque no parezca existir en los agricultores una idea de trabajo colectivo, como algunos funcionarios y técnicos señalaron, queda muchas veces evidente que cuando se habla sobre cuál es el interés mayor, la idea de lo colectivo prevalece sobre la de lo individual, lo que muestra un cierto sentido de unión entre los usuarios de esa agua. Con relación a la distribución del agua del Portal de Salida del Túnel, ella se hace siguiendo la normativa expresada en el reglamento, que se deriva de las leyes municipales de la quebrada Atarigua. Eso da sustento a una forma de administración de agua que se ha mostrado muy exitosa. A pesar de que esa agua tiene sus propias características de administración, el distribuidor se vale de la experiencia del juez de Atarigua para hacer su trabajo, usando también, sus estrategias personales en los momentos que son requeridas. Se debe tomar en cuenta que la asociación de usuarios que administra el agua fue constituida con el apoyo de la empresa SHYQ, aunque los agricultores ya se habían organizado espontáneamente para distribuir esa agua cuando comenzó a fluir. Tal forma de organización para la utilización del agua es una muestra de como los agricultores de Quíbor pueden ser creativos a la hora de resguardar sus cultivos. Aprovechar para el riego un agua que sale de la abertura de un túnel es un recurso inteligente que dice mucho, a respecto de la agencia de los agricultores del Valle, sobre cómo enfrentar el complejo mundo de la producción agrícola en el lugar. No hay límites a la hora de encontrar la oportunidad y hacer uso de ella. Otro ejemplo de cómo los agricultores buscan organizarse para distribuir las aguas de la mejor forma posible, es el uso compartido del agua de los Filtros de la Planta de Tratamiento, en el caserío Los Ortices. Aún sin tener la posibilidad de continuar utilizando el agua de la Planta, los usuarios se han organizado para aprovechar “los desperdicios” de la 176 limpieza de los filtros y, así, sacar provecho de cualquier gota de agua que pueda ser utilizada para regar. La figura del distribuidor aparece como fundamental para evitar situaciones problemáticas, no sólo entre agricultores locales, sino también, con personas de caseríos vecinos, necesitados del líquido para sus plantaciones, prevaleciendo, sin embargo, el uso por parte de aquellos que se consideran pioneros en la administración de la fuente. Hay un dicho popular en Venezuela que puede describir lo que significa esa situación con el agua de los filtros, éste dice: agarrando aunque sea fallo. Eso me hace reflexionar sobre cómo el Estado venezolano ha descuidado la agricultura en algunas áreas del país, lo que ha llevado a los agricultores a no sólo regar con desperdicios, sino también, con cualquier tipo de agua, aunque proveniente de aguas negras no tratadas, para buscar la subsistencia. Habiendo sido construida para abastecer de agua potable a la ciudad de Barquisimeto, y otras ciudades vecinas, la represa Dos Cerritos es aprovechada como fuente para riego de varias formas. En este trabajo solamente fueron analizados: la empresa campesina La Vigia y el grupo de los Semilleristas. Aunque tales fuentes no tengan un juez o distribuidor para la gestión de agua, muchos de los elementos que aparecen en la administración del agua, como la implementación de turnos, tienen que ver con las tradiciones y costumbres presentes en las leyes y reglamentos que guían esas actividades donde hay jueces o distribuidores, lo que es una forma de constatar la influencia de esa práctica tradicional en la región. En cuanto a la Empresa Campesina La Vigia, producto de la reforma agraria de los años de 1970, ella y otras dos comenzaron a utilizar el agua de la represa, supuestamente gratuita, para regar en la época de verano. Los agricultores se sintieron engañados frente al Estado por la falta de un documento en el cual se certificaran sus derechos sobre el uso del agua. Sin embargo, y a pesar de las dificultades, continúan utilizándola, aún con un pago acordado, y distribuyendo de forma equitativa, sin la necesidad de un distribuidor o un juez. Eso porque el sistema de canales lleva el agua a la mayoría de los sitios, que después, ellos almacenan en lagunas o utilizan en las plantaciones regando directamente. No existe, por lo tanto, reglamento escrito por los agricultores de las empresas sobre cómo administrar el agua de la represa, los propios usuarios se organizan para esa tarea. Los cortes de agua fueron incentivos para la organización en la defensa de los derechos de uso de agua, aunque, luego aceptaran que tenían que pagar por el agua de la represa, los agricultores, agrupados en las empresas campesinas, no actuaron colectivamente, mostrando con eso la fragilidad de la creación de esas empresas que, a principio, fueron 177 promovidas para incentivar la producción agrícola de tipo cooperativo, pero que fracasaron por haberse constituido de forma vertical a partir de un decreto del gobierno nacional. Otra forma particular de organización de los agricultores es la asociación de los semilleristas, que, conectados a la tubería principal de la represa, obtienen agua directamente para sus cultivos, pagando por el uso a la empresa estadal administradora de aguas Hidrolara. Eso ha garantizado una cierta tranquilidad para esas personas, que se asociaron en búsqueda de un mejor tratamiento por parte del gobierno local, pues, creyeron que unidos harían diferencia a la hora de luchar por los derechos de uso de esa agua, única fuente de que disponen en la época de sequía. Están organizados como una asociación, con intereses colectivos y hasta ahora, el funcionamiento ha sido bien exitoso. Como se puede observar en este trabajo, también los agricultores de semillas tuvieron serios problemas para continuar regando con el agua de la represa. Ese problema y la represión por parte de las autoridades fueron una especie de detonador para la conformación de la asociación, como mecanismo para enfrentar juntos una situación que consideraban injusta. Hoy en día, la asociación de productores de semillas mantiene, a través de medidores colocados en cada finca, un pago mensual a la empresa Hidrolara por el servicio de agua y, frecuentemente, establece nuevos mecanismos para el mejor aprovechamiento del agua necesaria para la producción. Retomo aquí, a manera de reflexión, las palabras de Spink (2001a) sobre lo que significa para él la forma como acción, pues ese concepto me permitió establecer un vínculo con lo que observé sobre las formas asociativas presentes en el Valle de Quíbor. Cuando se intenta, de manera seria, comprender el vocabulario de la forma como acción o de la acción como forma, la primera conclusión tambaleante a la que se llega es su variedad. Las palabras cambian en cada situación, para describir de manera práctica lo que sucede. Comités que se vuelven movimientos que, a su vez, crean comisiones, que, a su vez, se transforman en asociaciones (2001a:17). De esa forma, en Quíbor las personas se agrupan de diferentes formas, buscando así tener una mayor fuerza para exigir sus derechos frente al Estado, empresa u otro grupo que puedan competir con ellos o dificultar el acceso al agua. Los agricultores se han organizado sin considerar, a veces, las formas preestablecidas en los nuevos reglamentos sugeridos por técnicos y funcionarios de la empresa SHYQ. Por lo tanto, hay formas de acción cotidianas que se expresan en las palabras y que muestran las formas diferentes de reunirse, considerando los objetivos e intereses comunes. 178 Sobre las causas posibles de los conflictos y sus soluciones Una otra idea que circula mucho a nivel mundial es la supuesta escasez de agua en el planeta y las consecuencias bélicas que eso puede traer. Lo que existe es una desigualdad en la distribución del agua. Hay países con inmensas reservas de agua, como Canadá, Rusia y Brasil, y otros con muy poca o casi nada como Kuwait, Malta o Catar (Rebouças, 2002). También existen desigualdades en el consuno y distribución del agua entre los países y aún dentro de un mismo país. Eso requiere que se hagan modificaciones en los comportamientos, no sólo en el uso doméstico e industrial, sino también en el área agrícola, sobre todo por los que más consumen agua, como una auténtica vía de solución para la supuesta escasez. Como todos los interlocutores del Valle que participaron en este trabajo reconocen, existen y han existido conflictos en la región por el uso del agua para regar en verano. Esos conflictos pueden tener origen y resultados diversos y están relacionados con la fuente disponible para el riego. Como vimos a lo largo de este trabajo la idea de que sólo la simple escasez de agua pueda generar conflictos está en discusión. Para que ellos ocurran, es necesario que otros elementos estén relacionados con ella. Las experiencias internacionales muestran que las personas prefieren llegar a acuerdos de que pelear por el agua. Sin embargo, es evidente que existen problemas cuya razón principal tiene que ver con la distribución que el ser humano hace de ese líquido indispensable para la vida. Una das razones unidas a la escasez y que puede generar peleas es la desigualdad en el acceso al agua. Esa desigualdad puede ser producida por la localización de los agricultores con relación a la fuente (los de arriba con preferencia a los de abajo), por los derechos tradicionales frente a los de los nuevos usuarios, por el incumplimiento de las normas, por la corrupción de jueces que pueden dar preferencia a unos en perjuicio de otros, o por otras diversas causas. Otra razón importante para que se hayan producido conflictos en Quíbor es que algunos de los productores dependen del agua administrada por una empresa del Estado, la cual condiciona la distribución al pago por el servicio. Tal hecho acarreó problemas, pues los agricultores no estaban acostumbrados a pagar, o no tenían dinero para hacer esos pagos, o fueron usuarios de esa agua por muchos años sin pagar y, de repente, fueron exigidos a hacerlo o amenazados de perder el acceso al recurso. Como vimos, en tres de las fuentes, las peleas entre agricultores y las empresas administradoras de agua fueron, por un lado, por la defensa de sus derechos, llevando a los productores (de semillas) a formalizar la asociación 179 para defender sus derechos. Por otro lado, las peleas han motivado a que los agricultores de las empresas campesinas a aceptar, finalmente, el hacer el pago por el servicio y percibir que lo que ellos pensaban a respecto del derecho que tenían sobre el uso del agua de la represa Dos Cerritos era un engaño. El otro caso es el de Aproquíbor, asociación creada para hacer uso y administrar el agua de la represa realizando un pago acordado entre la asociación y la empresa Inos. El resultado fue la eliminación del servicio por la falta de pago y la utilización, por parte de los productores, de los “desperdicios” de esa agua proveniente de la limpieza de los filtros de la planta de tratamiento. Cada fuente de agua debe ser estudiada con mayor detalle para que se pueda entender cuáles son las razones de los conflictos y de que forma pueden ser resueltos. No sirve intentar usar las mismas estrategias de análisis y de solución para cada caso en particular. Se debe conocer bien las diversas causas que llevaron a los conflictos, como se mostró en este trabajo: a veces, puede ser que a venta de una propiedad para alguien que desconoce las normas del lugar traiga un conflicto imprevisto, o la posesión de tierras quebrada arriba por personas que vienen de otras partes, genere mal entendidos entre los viejos y los nuevos usuarios. También, la modificación del estatuto de un poblado, parte de un municipio, que pasa a ser un municipio independiente, como en el caso de Sanare. Los conflictos, entonces, tienen diferentes niveles de conflictividad y diferentes niveles de solución. En algunos de los casos, los propios agricultores, a veces contando con la participación del juez, resuelven el problema sin mayores consecuencias, pero, en otros, se necesita la intervención de todos aquellos que puedan contribuir con alguna solución definitiva para el impase. Ese, por ejemplo, es el caso de Los Ejidos, que hasta ahora, aún con la intervención de la mayoría de los involucrados y de las autoridades y de otras entidades, no ha tenido una solución satisfactoria. Me queda claro que el agua no es un problema per se, pero las relaciones humanas que se construyen alrededor de ella pueden generar muchos conflictos, se procuramos observar sólo las peleas que se producen, generalmente por la mala distribución que se hace de ella, y no, el complejo mundo de relaciones que generan mayor cantidad de acuerdos que de conflictos. 180 La represa Yacambú-Quíbor La represa se ha convertido en la gran esperanza de mejoría para algunos productores y funcionarios en el Valle, sin embargo, también hay quien dude que ella lo beneficie a la hora de la distribución de esa agua. Los innumerables problemas que la construcción ha tenido y que ha retrasado el funcionamiento pleno de la represa, las informaciones contradictorias en los periódicos, que hablan de fechas que nunca se cumplen, han contribuido con ese ambiente de incertidumbre que se manifiesta en las prácticas discursivas de las personas. El hecho de que la empresa SHYQ establezca determinados requisitos para que el agua del sistema de riego sea distribuida, tales como, la necesidad de que los productores se asocien en juntas de usuarios, que paguen una tarifa predeterminada a la empresa por el servicio de distribución, y que en algunos lugares el sistema de riego no llegue, hace que ésta sea una situación muy compleja, que requiere la participación de todos los involucrados para que se pueda constituir en una oportunidad de ayuda para la solución de algunos de los problemas que confrontan, sobretodo, los pequeños productores del Valle. Recuerdo aquí que la situación de la propiedad de la tierra, ligada íntimamente al uso del agua, es muy complicada en Quíbor. Hay muchas propiedades que son de la municipalidad, pero que están en manos de privados. Muchas tierras que han sido vendidas o pasadas de generación en generación, sin que exista un registro adecuado de esas transacciones, y frecuentemente se observa que los grandes propietarios adquieren tierras de aquellos, que, por carecer de recursos, abandonan el trabajo agrícola. Por otra parte, y después de transcurridos 30 años y mucho dinero invertido, el hecho de que la represa y el sistema de riego aún no estén concluidos me lleva a pensar sobre: ¿cuánto será al final el costo de esas obras? ¿Quién va a pagar por ellas? ¿Los agricultores? ¿El Estado? ¿Ambos? ¿Cuánto deberá pagar cada uno? ¿Será posible algún día pagar esas obras? Por lo tanto, pienso que la conclusión de la represa y del sistema de riego en el Valle ofrece una gran oportunidad de mejora para algunas de las situaciones problemáticas que enfrentan los productores de Quíbor, sobre todo con relación a la falta de agua, sin embargo, todo eso va a depender de la posibilidad de juntar proyectos de vida, agencias, formas de conocimiento y poder de todos los que conviven en este lugar. 181 Sobre los sentidos del agua El tema sobre quién es el propietario del agua no es discutido por los agricultores en el Valle, el derecho al uso está determinado por la tradición. El agua es de ellos y eso no está en discusión. El derecho más importante es el consuetudinario, aquel que viene de la tradición y certifica, por la memoria de las personas y por las antiguas leyes municipales desde por lo menos 150 años atrás, que ellas son depositarias de ese derecho y pueden y deben hacer uso del agua para su beneficio. Para los agricultores del Valle de Quíbor, el agua es un bien común, indispensable para la vida, necesaria para que todos puedan plantar y vivir. Aunque no sea utilizada la expresión bien común, lo que aparece en sus testimonios es el sentido de la propiedad colectiva del agua, de que ella “es de nosotros”, pues, en una región donde el agua es escasa, todo lo que es propiedad colectiva debe ser aprovechado, para eso, los productores se han organizado de acuerdo con la fuente de agua disponible, sobre todo en la época da sequía. Algunos aprovechan las aguas de las quebradas, otros los pozos, las aguas residuales y/o las de la represa Dos Cerritos, que abastece a las ciudades y poblaciones de la región. Otros las utilizan indistintamente, por su ubicación en el Valle Parece importante, entonces, que cualquier intento de privatizar el agua o sus servicios, implementar el cobro con tarifas o intentar agrupar a las personas de forma compulsiva, debe tomar en consideración que los agricultores de Quíbor, al considerar el agua como un bien común de propiedad colectiva, pueden no aceptar fácilmente que les sea modificado un derecho, lo suficientemente fijado en las tradiciones, y que les ha garantizado por mucho tiempo la subsistencia de sus familias. La categoría bien común se muestra de manera importante en la actualidad, sobre todo en un mundo donde parece estarse deshaciendo la noción de autoridad del Estado sobre los bienes públicos, y en el cual, se considera la posibilidad de su sustitución por los bienes colectivos. La noción de bien común traspasa a la noción de propiedad individual, ella permite pensar en la administración colectiva exitosa, en la idea de que las negociaciones y acuerdos pueden sustituir la confrontación, la pelea y hasta la guerra, que ha sido anunciada con tanta insistencia. Obviamente, mi tesis no trata de eso de forma focal, pero la Psicología Social debe tener el coraje de entrar en ese espacio de la ciudadanía colectiva. Profundizar tal cuestión será el objetivo de otros estudios que aún no sé para donde pueden llevarme, pero que espero puedan contribuir para esa discusión, a partir de esta experiencia en el Valle. 182 De cara al futuro Pienso que aún quedan muchas cosas por hacer en el Valle de Quíbor, a partir de esta investigación. La primera de ellas es compartir este trabajo con aquellos que contribuyeron con su construcción. Mostrar lo que he analizado y aprendido, y escuchar lo que ellos puedan pensar de eso, para dejar las puertas abiertas para próximas investigaciones. Agradezco las atenciones que me dieron las personas con las cuales conversé. Sentí en ellas la posibilidad de que, al hablar de esos temas conmigo, alguna cosa ocurriría para modificar aquello con lo cual no estaban satisfechos. Siento, también, que soy una nueva voz que habla, intentando traducir de la mejor manera posible esas ansias de cambio. Una de las ideas que surgen con esta investigación, con respecto a la necesidad de los agricultores de asociarse para recibir el agua de la represa, es que no podemos hacer con que las personas se organicen de la forma que pensamos deben hacerlo, pero, debemos facilitar para que vean algunas cosas que no están mirando y busquen, entonces, sus formas de organización. Finalmente, considero que es posible la convivencia de los diferentes tipos de productores en Quíbor, sin embargo, es necesario que los que tienen menos posibilidades de mantenerse, cuenten con el apoyo definitivo y formal del Estado. Espero que este estudio pueda servir para que las discusiones sobre el futuro del Valle, de la represa y de los agricultores, tengan otros elementos que puedan ser considerados para tale discusiones con todos los involucrados, y que sea posible también, la sobrevivencia de aquellos productores que poco o nada tienen, y que podrán tener mucho se utilizan todas sus capacidades y habilidades. Para eso, deben contar, no sólo con agua suficiente, sino, con formas de producción en condiciones dignas y permanentes. 183 Referencias bibliográficas 184 Almeida, Jaclcione. (2002). A Problemática do Desenvolvimento Sustentável. En: Becker, Dinizar (org.). Desenvolvimento Sustentável. Necessidade e/ou Possibilidade? Edunisc. Santa Cruz do Sul. Argandoña, Antonio. 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