Una despedida, con gran afecto Atlanta, GA a 4 de julio de 2012 Estimados compañeros y amigos de la Mesa Directiva de GLAHR, querida Adelina, amiga siempre - compañera casi todas las veces- queridas amigas y amigos que me han acompañado en este camino, en las buenas y en las malas, cumpliendo con mi propio requisito formal y/o emocional de dirigirme a ustedes, con gran afecto lo hago: En el largo recorrido que me trazó la vida, entre otras importantes lecciones, se me grabaron dos que frecuentemente han marcado mis relaciones personales y profesionales: Primero, analiza y define tu papel, tus funciones, tu espacio en la relación y, honestamente visualiza que tan necesaria es tu presencia en esa relación. Segundo, aprende a retirarte a tiempo, cuando veas que ya no tiene razón de ser tu participación. Lo más peligroso en relaciones humanas o materiales, es permitir que se alarguen hasta el punto en que empiezan a descomponerse, a podrirse. Creo que llego el momento de aceptar –con gran pesar- que el llegar cada mañana e irme cada tarde de las oficinas de GLAHR está en peligro de convertirse en un acto automático y vacío. Se ha ido (como dicen los franceses), la “alegria del vivir”, de llegar al reto diario para solucionar un nuevo problema que nos ha llegado, y que afecta a nuestra gente. Uno de mis más grandes orgullos ha sido la creación, y después el desarrollo de la que es ahora posiblemente la estrella de los derechos humanos en Georgia: GLAHR. Ha sido motivo hasta de vanidad e inmodestia ver como crecía, como aumentaba su influencia y jerarquía política en esta ciudad donde, hasta que llego la antecesora de GLAHR, la Coordinadora de Líderes Comunitarios, no se había presentado una organización activista de base, de lucha, por la comunidad Latina. Fuimos, los que constituían a GLAHR, un grupo de amigos que utilizamos la cobertura que GLAHR nos ofreció, y la educación que cotidianamente nos dió, para comenzar a entender la complejísima situación de los Latinos en el Sur de los Estados Unidos, y de ahí aprendimos , algunos de nosotros, a actuar en defensa y apoyo de nuestra gente. GLAHR comenzó con “cuatro gatos”, pero su dinámica, su energía y su eficacia para responderle a la gente, le permitieron crecer en forma acelerada. Lentamente obtuvimos la confianza de la comunidad y de ustedes los amigos de los medios, de las otras organizaciones, de nuestras pláticas, de nuestras luchas; y supimos responder a sus requerimientos. Y este logro, aunado a la confianza y apoyo de los unos a los otros, no solo nos volvieron más eficientes sino que, también, nos hicieron participes de un ambiente lleno de confianza en nosotros mismos y en nuestros compañeros de trabajo. Compartimos no solo la pesada carga de la responsabilidad hacia la comunidad, sino, también, los frutos de nuestro trabajo. Y lo hicimos compartiendo responsabilidad y logros, abierta y bondadosamente. Compartimos, magnánimamente, carga y aplausos. Fuimos cuatro gatos hacia nosotros mismos. El trabajo fue duro y complicado; la enseñanza fue agresiva, pero el ambiente fue ilustrativo, amable y positivo, y los “cuatro gatos” se alimentaron y crecieron, aprendiendo y confiando ciegamente unos en los otros. No estoy seguro cuando y como se generó el cambio que hoy define el formato de GLAHR, pero esa casi automática simbiosis de mentes, ese total apoyo que sentíamos uno en el otro, llego un momento en que, para mi, se perdió. Tal vez fue la maduración de la organización la que definió direcciones distintas respecto a las prioridades que tiene la comunidad nuestra, pero las direcciones están marcadas y puntualizadas. Por un tiempo, pensé que el enajenado, el que se marcaba fuera de la realidad comunitaria es GLAHR, pero al pensarlo a fondo, objetivamente, entendí que el distante era yo, que el enajenado era yo. Y de ahí, entendí que la magnífica labor que está llevando a cabo Adelina merece un espacio completo. Mi presencia, bajo las condiciones actuales solo generaría distracción y pérdida de tiempo, lo que nadie quiere que suceda. Regreso al arte, a la pintura, pero de ninguna manera dejo la labor de defensa comunitaria (son muchos años dedicados), y estoy seguro que oportunidades saldrán para una labor de “tiempo completo”. Sé que con el campo abierto, Adelina creará una organización aún más activa y efectiva. Le deseo toda la suerte que su ardua labor merece, y a ustedes, amigos en el camino, los que diario entran a la lucha, todo mi respeto.