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2420.-Sociologia-de-las-filosofias-…-Collins

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Sociología~?· e·las filosofías
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Una teoría global del cambio intelectual
RANDALL COLLINS
BIBLIOTECA DIGITAL
TEXTOS SOBRE SOCIOLOGÍA Y TRABAJO SOCIAL
SOCIOLOGÍA POR ESPECIALIDADES
FICHA DEL TEXTO
Número de identificación del texto en clasificación sociología: 2420
Número del texto en clasificación por autores: 38964
Título del libro: Sociología de las filosofías. Una teoría global del cambio intelectual
Título original: The sociology of philosophies: a global theory of intellectual change,
Autor: Randall Collins
Traductor (es): Joan Quesada
Editor: Editorial Hacer, S.L.
Registro de Propiedad: Depósito legal: B. 5.098-2005; ISBN: 84-88711-59-X
Imprenta: Novagrafik
Año: 2005
Ciudad y país: Barcelona – España
Número total de páginas: 1022
Fuente: https://es.scribd.com/document/164411672/Randall-Collins-Sociologia-de-la-filosofia
Temática: Sociología de la filosofía
RANDALL COLLINS
Sociología
de las filosofías
Una teoría global del cambio intelectual
Con un Prólogo de Salvador Giner
Título original: The sociology ofphilosophies: a global theory of intellectual change, publicado en inglés por The Belknap Press of Harvard U niversicy Press, Cambridge y Londres, 1998
Traducción castellana:© Joan Quesada
Diseño de cubierta: Equipo Editorial
Fotografía de cubierta: Toni Vida!
© 1998 by The President and Fellows of Harvard College
© 2005, Editorial Hacer, S.L.
c/ Carme, 16 2° lª
08001 Barcelona
Tel. y fax: 93 317 58 01
hacerproduccio@yahoo.es
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Todos los derechos reservados. Este libro no puede ser repFP9~cido, ni en todo ni en parte, ni registrado en,
o tróll1smitido por, un sistema de recuperación de informacjóp, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico,
fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fo¡gfs~La o cualquier otro, sin el permiso previo por
escrito de la editorial
Primera edición: marzo de 2005
ISBN: 84-88711-59-X
Depósito legal: B. 5.098-2005
Composición: Medusa
Impresión: Novagrafik
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1
En cada cabello hay un número infinito de leones y, a su vez, todos los cabellos sueltos, con su número infinito de leones, caben en un único cabello. Y así
sucesivamente, la progresión es infinita, como lo son las joyas de la red de Indra
el Señor de los Cielos.
Fa-tsang (Dinastía T'ang)
Homero se equivocó al decir: «Ojalá que la discordia desapareciera de entre
los dioses y los hombres.»· Porque si tal cosa ocurriera, todas las cosas dejarían
de existir.
Heráclito
Índice
Nota introductoria sobre la. traducción, por Joan Quesada............. XVII
Prólogo a la edición española, por Salvador Giner . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIX
Prefacio a la edición española, por Randall Collins . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXV
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXXI
Agradecimientos ................................................. XXXV
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1
EL ESQUELETO DE LA TEORÍA
1. Coaliciones en la mente ................................ .
19
Teoría general de los rituales de interacción ......................... .
Los rituales de interacción de los intelectuales ....................... .
La estructura de oportunidades ................................... .
La sociología del pensar .......................................... .
20
25
47
2. Las redes a través de las generaciones ............... .
55
La escasez de excelencia creativa .................................. .
., sera, recor da do.) . ......................................... .
¿Q u1en
¿Cuál es la tarea de los filósofos menores? .......................... .
El molde estructural de la vida intelectual: las cadenas de larga duración
en China y Grecia ............................................. .
La importancia de los lazos personales ............................. .
Las oportunidades estructurales ................................... -.
38
55
60
63
67
71
77
X
fNDICE
3. La compartimentació~ espacio de atención:
el caso de la Greci~1 ntigua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
85
I
/
La ley intelectual de los nú~eros pequeños ....... .\ ................ .
La formación de una red de discusión y el lanzamiento de la filosofía
•
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gnega
............. ,i .........................................
.
¿Cuánto tiempo duran la's escuelas organizadas? .... l ............... .
La crisis de }~s números tequeños y la creatividad de lk generación
postsocrauca .......•........................ ( . ............... .
La realineación de posiciónes en el Helenismo .... /. ................ .
.'J
. , ........,/................... .
La base romana y la segunqa
rea 1·meac1on
El estímulo de la polarización religiosa ........ ,;: ................... .
La confrontación del cristianismo contra el fren/e unido pagano ...... .
Dos tipos de creatividad ...... ·-~
-/ ........................ .
86
87
95
103
109
114
125
128
136
HISTORIA COMPARATIVA
DE LAS COMUNIDADES INTELECTUALES
Primera parte: los caminos asiáticos
4. Innovación por oposición: la China antigua ....... . 141
142
La secuencia de oposiciones en la China antigua ..................... .
La centralización en la dinastía Han: la formación del confucianismo
.. l
.. ,
· o f1c1a y su opos1c1on .......................................... .
El paisaje cambiante de los apoyos externos ........................ .
La cultura de la nobleza funcionarial: el movimieato del Coloquio Puro
y la Doctrina Misteriosa ....................................... .
La cultura de clase y la detención de la creatividad en la filosofía
autóctona china ............................................... .
178
5. Política externa e interna del mundo iµtelectual:
la India ................................................... .
181
Las bases sociopolíticas del dominio religioso ....................... .
Las bases religiosas de las facciones filosóficas: divisiones
y recombinación de los rirualistas védicos ........................ .
La abigarrada competencia entre sabios ............................ .
Los movimientos monásticos y el ideal del misticismo meditativo ..... .
La oposición antimonástica y la formación de la cultura secular hindú .. .
La subdivisión del espacio de atención intelecrual ................... .
La línea de división entre los cauces budista e hinduista .............. .
El reasentamiento postbudista en los territorios intelecruales ......... .
Escolástica y sincretismo en el declive de la filosofía hindú ............ .
157
163
172
182
198
200
206
214
219
230
260
273
ÍNDICE
XI
6. Las revoluciones en la base organizativa:
budistas y neoconfucianos en China . . . . . . . . . . . . . . . . .
277
El budismo y la transformación organizativa de la China medieval . . . . . .
Las relaciones exteriores intelectuales del budismo, el taoísmo
y el confucianismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Las filosofías creativas del budismo chino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La revolución ch'an (zen) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El reviva! neoconfuciano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La débil continuidad de la metafísica china . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
303
320
7. La innovación por conservadurismo: Japón . . . . . . . .
327
Japón, transformador del budismo chino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La inflación de _la ~luminación zen y la conversión del koan
en una escolastica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La sociedad Tokugawá como modernizadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La divergencia entre el naturalismo laico y el neoconservadurismo . . . . . .
El conservadurismo y la creatividad intelectual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El mito de la apertura de Japón.....................................
Conclusiones a la Primera parte: los ingredientes de la vida intelectual . .
331
279
284
286
295
346
353
368
374
376
385
HISTORIA COMPARATIVA
DE LAS COMUNIDADES INTELECTUALES
Segimda parte: los caminos occidentales
8. Tensiones entre ideas autóctonas e importadas:
islam, judaísmo y cristianismo . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . .
La filosofía en un contexto religioso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El mundo musulmán: una comunidad intelectual sustentada sobre una
religión politizada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuatro facciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La realineación de las facciones en el siglo X . • • • . • . • . • • • • • . . . • . • • • • . • .
La culminación de las redes filosóficas: Ibn Sina y al-Ghazali . . . . . . . . . .
La rutinización de sufíes y escolásticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
España como la bisagra de la filosofía medieval . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Coda: ¿Son las importaciones de ideas un sustituto de la creatividad? . . .
391
392
396
399
411
421
427
432
450
XII
ÍNDICE
9. La expansión académica como una hoja
de doble filo: el cristianismo medieval . . . . . . . . . . . . . . .
455
Las bases organizativas del pensamiento cristiano ................... .
La autonomía interna de la universidad ............................ .
La ruptura de la filosofía teológica ................................. .
Los intelectuales como cortesanos: los humanistas ................... .
La cuestión del estancamiento intelectual ........................... .
Coda: la desmoralización intelectual de fines del siglo xx ............. .
459
467
487
499
503
521
10. Redes híbridas y ciencia del descubrimiento
, ºd o ................................................... .
rap1
525
U na cascada de círculos creativos .................................. .
Las conexiones filosóficas de la revolución científica ................. .
Tres revoluciones y sus redes ..................................... .
Los matemáticos ................................................ .
La revolución científica .......................................... .
La revolución filosófica: Bacon y Descartes ......................... .
528
534
559
560
562
565
11. La secularización y la metaterritorialidad
filosófica ............................................... .
573
La secularización de la base intelectual ............................. .
Geopolítica y divisorias de confrontación en el seno del catolicismo ... .
El resurgimiento del campo metafísico ............................. .
El milenarismo judío y la religión de la razón de Spinoza · ............. .
La metafísica matemática de Leibniz ·............................... .
Filosofías rivales sobre el espacio de la tolerancia religiosa ............ .
El deísmo y la independencia de la teoría del valor ................... .
La inversión de las alianzas ....................................... .
El modernismo antimodernista y la oposición anticientífica ........... .
El triunfo de la epistemología ..................................... .
576
577
589
591
593
596
602
605
611
615
12. Los intelectuales se hacen con el control
de su base: la revolución universitaria alemana
El movimiento idealista alemán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La filosofía conquista la universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El idealismo como la ideología de la revolución de la universidad . . . . . . .
La crisis política como la capa de causalidad más externa . . . . . . . . . . . . . .
La expansión de la revolución de la universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
621
625
641
654
665
667
13. La condición post-revolucionaria:
la demarcación como problema filosófico
Metaterritorios sobre la frontera entre la ciencia y la filosofía ......... .
La invención social de las matemáticas superiores ................... .
El logicismo de Russell y Wittgenstein ............................. .
El Círculo de Viena como punto de unión de las luchas ............... .
La reacción del lenguaje ordinario contra el formalismo lógico ........ .
La torturada vía de Wittgenstein .................................. .
De la crisis de fundamentación de las matemáticas a la fenomenología
de Husserl ................................................... .
Heidegger: el antimodernismo católico se solapa con el movimiento
fenomenológico .............................................. .
La división del movimiento fenomenológico ........................ .
La ideología de la separación anglo-continental ..................... .
14. Los mercados de los escritores y las redes
1a conex1on
., f rancesa .................. .
, .
aca dem1cas:
.
La lucha por la secularización y la filosofía popular francesa .......... .
Los existencialistas como híbridos académico-literarios .............. .
Tornada: Entrando en la niebla del presente ......................... .
693
699
701
714
722
736
740
743
749
754
757
761
764
771
790
METARREFLEXIONES
15. Secuencia y ramificación en la producción
social de las ideas ..................................... .
795
El continuo de abstracción y reflexividad ........................... .
Tres vías: cosmológica, epistemológico-metafísica, matemática ........ .
El futuro de la filosofía ........................................... .
795
807
861
Epílogo: el realismo sociológico ........................ .
863
. socio
. l'og1co
. ............................................. .
El cogtto
Las matemáticas como operaciones comunicativas ................... .
Los objetos de la ciencia del descubrimiento rápido .................. .
¿Porqué deben socavarse a sí mismas las redes intelectuales? .......... .
863
867
874
880
Apéndices ................................................... .
887
1. Agrupamientos en una creatividad coetánea ...................... .
889
XIV
fNDICE
2. La incompletitud de nuestra imagen histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3. Claves de lectura de las figuras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
897
901
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Índice de nombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Índice de materias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
953
981
999
:1
·1
.,
Indice de figuras,
mapas y tablas
Figuras
2.1. Red de filósofos chinos, 400-200 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2.2. Red de filósofos griegos desde Sócrates a Crisipo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.1. La formación de la red de filósofos griegos, 600-465 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . .
3.2. Centralización de la red griega en Atenas, 465-365 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.3. Escuelas organizad·as de la filosofía griega, 600 B.e.E.-100 e.E. . . . . . . . . . . . .
3.4. Proliferación y recombinación de las escuelas griegas, 400-200 B.e.E. . . . . . .
3.5. Realineación de las escuelas con la conquista romana, 200 B.e.E.-1 e.E. . . . . .
3.6. Sincretismos y escepticismo, 1-200 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.7. Confrontación de neoplatónicos y cristianos, 200-400 e.E. . . . . . . . . . . . . . . .
3.8. Neoplatónicos bajo el triunfo del cristianismo, 400-600..................
4.1. Surgimiento de la red china, 500-365 B.e.E.: los linajes rivales confucianos,
los moístas, los primitivistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4.2. Centros en intersección durante los reinos beligerantes, 365-200 B.e.E. . . . .
4.3. Transición de la dinastía Han y formación de confucianismo oficial,
235 B.e.E.-l00e.E. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . •• . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4.4. La desintegración de finales de la dinastía Han y la Doctrina Misteriosa,
100-300 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5.1. La red india, 800-400 B.e.E.: las rivalidades fundacionales . . . . . . . . . . . . . . . .
5.2. La india, 400 B.e.E.-200 e.E.: la era de los textos anónimos................
5.3. Linajes de sectas budistas, 400 B.e.E.-900 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5.4. El conflicto entre escuelas budistas e hindúes, 400-900 e.E. . . . . . . . . . . . . . . .
5.5. Oposiciones en el hinduismo, 900-1500: realistas nyaya, idealistas advaita,
dualistas vishnuitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6.1. La Iglesia taoísta y las escuelas budistas importadas, 300-500 . . . . . . . . . . . . .
6.2. T'ien-t'ai, yogacara, hua-yen, 500-800 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6.3. La cascada de escuelas ch'an (zen), 635-935.............................
6.4. El movimiento neoconfuciano y la criba del zen, 935-1265 . . . . . . . . . . . . . . .
6.5. La ortodoxia neoconfuciana y el movimiento idealista, 1435-1565 . . . . . . . . .
7.1. La red de filósofos japoneses, 600-1100: la fundación del tendái y el shingón
7.2. La expansión de la Tierra Pura y el zen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7.3. Artistas zen y maestros del te, 1400-1600 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7.4. Las escuelas confuciana Tokugawá y de la Doctrina Nacional, 1600-1835 . .
7.5. Los occidentalizadores del periodo Meijí y la escuela de Kyoto, 1835-1935 .
8.1. Filósofos y científicos islámicos y judíos, 700-935: escuelas de Basora y Bagdad
8.2. Ash'aritas,falasifa griegos y las síntesis de Ibn Sina y al-Ghazali, 935-1100 .
8.3. Místicos, científicos y lógicos, 1100-1400 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
57
58
89
93
96
102
116
123
129
135
143
_148
164
174
207
216
221
231
263
289
292
299
304
319
333
340
345
357
379
400
413
428
XVI
fNDleE DE FIGURAS, MAPAS Y TABLAS
8.4. Filósofos islámicos y judíos en España, 900-1065 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
8.5. España, 1065-1235: la bisagra de la bisagra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9.1. Las facciones islámicas y sus combinaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9.2. La proliferación de monasterios cisterciences, 1098-1500 . . . . . . . . . . . . . . . .
9.3. Filósofos cristianos, 1000-1200: la formación de la red de discusión . . . . . . .
9.4. La rivalidad entre franciscanos y dominicos, 1200-1335 . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9.5. Filósofos judíos dentro del cristianismo, 1135-1535: maimonidistas,
averroístas y cabalistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9.6. Escolásticos, místicos, humanistas, 1335-1465 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9.7. Reformadores, metafísicos, escépticos, 1465-1600.......................
1O. l. La red europea: la cascada de círculos, 1600-1735 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
10.2. Intersecciones de las redes de matemáticos y filósofos griegos,
600 B.e.E.-600 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11.1. La red francesa y británica durante la Ilustración, 1735-1800 . . . . . . . . . . . . .
12.1. La red alemana, 1735-1835: Berlín-Konigsberg y Jena-Weimar . . . . . . . . . . .
12.2. ~a re_d de filósofos_americanos, 1800-1935: importaciones alemanas,
idealistas, pragmatistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13.1. La_ red al.emana, 1835-1900: neokantianos, historicistas, positivistas,
ps1colog1stas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . .
13.2. Filósofos y matemáticos británicos; 1800-1935: la reforma de la universidad,
el movimiento idealista, el círculo de Trinity-Bloomsbury . . . . . . . . . . . . . . .
13.3. La realineación de las redes en la generación de 1900 . . . • . . . . . . . . . . . . . . . .
13.4. Los neokantianos y el Círculo de Viena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13.5. Las disputas metodológicas de los físicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . .
13 .6. La red de la lógica y la fundamentación matemática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13.7. El Círculo de Viena: red compuesta . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13.8. La red de fenomenólogos y existencialistas, 1865-1965...................
14.1. La red de filósofos franceses, 1765-1935 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
14.2. Los jóvenes hegelianos y los radicales religiosos/políticos, 1835-1900:
Die Freien y los nihilistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . .
'•_E.1. El álgebra de los elementos celestes de la dinastía Sung . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
439
441
456
461
468
474
481
492
500
530
548
609
627
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766
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Mapas
Escuelas filosóficas de la región mediterránea • . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . • .
Centros intelectuales de los Reinos Beligerantes, 350 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . . • . . .
Dinastía Han, 200B.e.E.-200 e.E. . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Segundo periodo de división, 250 e.E. . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. J.-os estados del Ganges, 500 B.e.E. . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . .
._Cima del Imperio Maurya, 250 B.e.E. . . . . . . • • . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . • . . . .
Equilibrio de poder, 150 e.E. • . • . . . • . . . . . . . . • . . . . . . . • . . . . . . • • . . • . • . • . . . • . . .
El Imperio Gupta, 400 e.E. . . . . • . . . • . . . • . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . • . . . • .
Vísperas de la invasión mogol, 1525 . .. .. .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . • . . . . . . . . .
Principales monasterios budistas chinos .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . • . . .
Centros intelectuales y religiosos de Japón . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cima del califato abasida, 800 e.E. . . . . . . . . . . • . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Escuelas catedralicias del norte de Francia, 1100 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . • . . . .
Crisis geopolítica del Imperio español de los Habsburgo, 1559 . . . . . . • . . . . . . . . .
Universidades alemanas, 1348-1900........................................
90
147
158
165
183
185
188
190
196
287
336
397
515
579
651
Tablas
2.1. Distribución de filósofos para todas las redes • • . . • • • . . . . . . . . • . • . • . • . . . • • •
9.1. Fundaciones y fracasos de universidades, 1000-1600......................
80
517
Nota introductoria
sobre la traducción
e
OMO CABÍA ESPERAR, LA AMPLITUD YPROFUNDIDAD DE LAS TRADICIONES
intelectuales que aborda la presente obra ha planteado en el curso de su traducción un sinfín de decisiones sobre puntos controvertidos que repasamos a continuación.
Aunque no las únicas,las decisiones más notables quizás sean las que hacen
referencia a la transcripción de nombres propios y palabras en lenguas extranjeras que no cuentan con una forma extendida o más habitual en lengua castellana.
Merece la pena enumerar aquí algunas de las convenciones adoptadas para nuestra traducción.
Para la romanización de nombres chinos, hemos mantenido la opción del autor
de utilizar el sistema Wade-Giles, aunque modernamente la tendencia sea a emplear el sistema de trascripción pinyin.
En las palabras sánscritas y pali, siguiendo también al autor, hemos suprimido
la gran cantidad de marcas diacríticas de las trascripciones científicas y hemos
adoptado la forma más simple, sin marcas, en aras de la comodidad tanto en la escritura como en la lectura. Sin embargo, hemos decidido indicar con tilde, según
las normas de acentuación castellanas, la sílaba tónica. Nos ha movido a ello la intención de facilitar al lector la pronunciación de los términos. Además, la traducción al castellano planteaba también el problema del género gramatical, ausente
por lo general en inglés, y el plural. Aquí nuestra opción ha sido, como es lógico,
mantener el género de la palabra en la lengua original y, para los plurales, tratar
los términos como invariables, en contra del uso del original inglés. Se ha mantenido la trascripción inglesa de~ y spor «sh», aunque en el caso de los nombres
propios muy habituales se ha escogido la opción usual de trascribirlos por «s»,
como por ejemplo en Sri Lanka.
Por lo que respecta a los nombres propios japoneses, en los más antiguos usamos también el acento gráfico para marcar la sílaba tónica. Sin embargo, en los
nombres más modernos, cuya forma comúnmente aceptada no presenta tilde,
tampoco nosotros acentuamos gráficamente.
Para todas esas lenguas, hemos utilizado como referencia el Diccionario de la
sabiduría oriental, dirigido por Stephan Schuhmacher y Gert Woerner y publicado en traducción castellana por Paidós (1993).
XVIII
NOTA INTRODUCTORIA SOBRE LA TRADUCCIÓN
Para las palabras árabes, la cuestión que se nos planteaba era si mantener la
grafía kh del inglés para el sonido que en castellano representa la letra j, uso bien
habitual, o adoptar la forma ortográfica castellana. Nuestra opción ha sido la segunda, por lo que escribimos, por ejemplo, «al-Jwarizmi» en lugar de «al-Khwarizmi» para nombrar al conocido matemático que dio nombre al álgebra.
Otro conjunto de palabras problemático lo constituían los nombres propios
de los filósofos medievales, originariamente en latín y donde la costumbre es a
verterlos a las lenguas modernas. La diversidad de versiones existentes en castellano para algunos nombres nos ha obligado a escoger una única obra de referencia para todos ellos. Nuestra elección ha sido la traducción castellana de la obra
de Etienne Gilson La filosofía en la Edad Media, publicada por Gredas en 1958.
También existe una gran diversidad en castellano en antropónimos y, sobretodo, topónimos griegos antiguos. Las variaciones en las denominaciones de personas y lugares afectan normalmente a la elección entre la forma del nominativo
o la raíz de los demás casos. Además, también la acentuación puede variar de una
obra o autor a otro. Nuestra guía aquí ha sido el Diccionario de nombres propios
griegos debidamente acentuados en español, de Justo Vicuña y Luis Sanz de Alrnarza, Ediciones Clásicas, Madrid, 1998. No obstante, hemos renunciado a
algunas de sus sugerencias cuando la acentuación sugerida se oponía flagrantemente al uso más extendido; por ejemplo: usamos «Pericles» en castellano a pesar
de que la acentuación que indica nuestra obra de referencia sea «Péricles».
Por último, otra de las decisiones ha sido la de mantener la notación inglesa
B.C.E. y C.E. para indicar, respectivamente, «Antes de la Era Común» y «Era
Común». El Manual de estilo de la lengua española de Martínez de Sousa, que
hemos seguido generalmente, recoge tal uso mientras que, en ningún caso,
aparece consignado el uso en castellano de las siglas correspondientes a las palabras españolas.
Joan Quesada
Traductor
r
1
Prólogo
a la edición española
La ciencia social y el saber humano
La aportación de Randall Collins al análisis sociológico de la cultura
LA APARICION EN CASTELLANO DE OBRA TAN AMBICIOSA COMO ES LA SOCIOiogía de las filosofías de Randall Collins invita a una presentación, por somera que
sea, de su aportación a la ciencia social. El nombre de Collins va indisolublemente unido a lo que él mismo, junto a otros, vinieron a llamar conflict sociology, o
«sociología conflictivista». Trátase de un modo de cultivar la disciplina que hace
énfasis en aquellos aspectos y dimensiones de la vida social que generan enfrentamientos, combates o bien competición para la obtención y control de bienes escasos, sean éstos materiales o simbólicos. Tal énfasis no estriba sólo en el enfoque,
sino que asume también que la vida social es esencialmente conflictiva: el poder,
el prestigio, la propiedad y otros componentes estructurales de esa vida social
engendran conflicto al tiempo que son fruto de él. Pese a la relativa vaguedad de _
la noción de sociología conflictivista o conflictiva, queda claro que la posición
que entraña contrasta con aquellas, como las llamadas funcionalistas y estructuralistas, cuyo énfasis analítico se sitúa sobre el consenso, la armonía, el equilibrio
sistémico y demás rasgos pacíficos, aunque no menos reales, del orden social.
La tradición conflictivista es todo menos nueva en la ciencia social. Desde Maquiavelo y Hobbes hasta hoy, pasando por Malthus, Marx, los representantes del
darwinismo social, Simmel y Weber, entre otros, sus autores clásicos son muy varios. Trátase, pues, de una tradición muy destacada, pero altamente compleja y
llena de ramificaciones. Por lo pronto no constituye una escuela, sino un modo
general de acercarse a la explicación e interpretación de la vida social. Dentro de
él caben posiciones muy discrepantes. Quienes pertenecemos a esa amplia tradición no comulgamos con una misma visión en todos los sentidos. Quizás nos una
solamente el convencimiento de que la conflictiva es la perspectiva más fértil porque hace hincapié en el contraste, la mudanza, los procesos de apoderamiento y
apropiación así como los de exclusión y cierre de recursos escasos. También interesa porque presta atención a las consecuencias socialmente perniciosas de la conducta, es decir, porque subraya aspectos mucho más fácilmente identificables,
medibles y constatables que los que puedan descubrirse desde otras perspectivas.
La confesión de fe por parte de Randall Collins en lo que llamamos «conflictivismo» -a falta de mejor expresión- como posición epistemológica general,
apareció en los ensayos que publicó precisamente bajo el nombre de Conflict
XX
(
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
·Sociology en 1975. En aquel texto, Collins no sólo adoptaba esa posición general,
sino que, además, realizaba un considerable esfuerzo por enlazar el nivel de la interacción entre individuos -el nivel microsociológic~ con el socioestructural
general, o nivel macrosociológico. Junto a esa doble tarea, Collins se esforzaba
por presentar la sociología como ciencia capaz de explicación causal clara, o sea,
capaz de demostrar concatenaciones de causas a efectos, y todo ello dentro de un
·-marco de afirmaciones directa y empíricamente constatables. Elocuentemente,
aquel texto llevaba el subtítulo «Hacia una ciencia explicativa». Todo él se halla
sistemáticamente repleto de afirmaciones y generalizaciones explícitas y racional
o empíricamente refutables. Afirmaciones sobre procesos causales y sus consecuencias. Ante la abundancia de hipótesis y teorías más o menos vaporosas y que
fían su credibilidad entre la comunidad de científicos sociales en la persuasión
retórica, estética o de otra índole, la sociología practicada por Collins aparecía
dotada de una contundencia empírica y lógica digna del mayor encomio. Su fe en
la cientificidad de la tarea sociológica se apoyaba así en argumentos sólidos, en generalizaciones palpables y en el desvelamiento de secuencias causales constatables.
Quien irrumpía de ese modo en el campo sociológico había estudiado inicial.mente en la Universidad de Harvard -donde había entrado en contacto como
alumno con el mayor sociólogo del consenso y la teoría funcionalista de la época,
.Talcott Parsons-, pero logró su licenciatura, en psicología, en Stanford, el año
il 964, para doctorarse en sociología también en California, en Berkeley, unos
·años más tarde. Parsons parece haber influido en la preocúpación de Collins por
la macrohistoria y la evolución de las culturas a través del tiempo, aunque obviamente no fue así por lo que se refiere al conflicto, dado que era esencialmente un
teórico del consenso y los valores compartidos. Repudiar sus ideas fue parte de la
. educación de Collins, dice él mismo. (Forma parte de la educación de toda mente crítica y creadora repudiar nociones y teorías, para afirmar otras.) El interés
·histórico y por la sociología comparada que mostraba Collins se intensificó
entonces bajo la égida de su maestro en Stanford, Reinhard Bendix, reputado
especialista en Max Weber. (Y divulgador de una «versión de izquierdas» del pensamiento weberiano, a la que Collins mismo se "sumó.) En todo caso Randall
Collins, a través de éstos y otros maestros, se percató de la decisiva importancia
que posee la transmisión intelectual a través de maestros y discípulos, una convicción muy vívida en esta Sodología de las filosofías. La importancia del proceso
perenne de transmisión del saber de mentores a alumnos había sido objeto de
atención ya por parte de la sociología del conocimiento y de la ciencia, que enfatizaba los procesos de transmisión personal en la producción de saber. No obstante, Collins iba a someter la idea a un examen riguroso y particularmente vasto.
Sin abandonar su vivo interés por el macronivel, por las grandes comparaciones
históricas y por el conflicto social, el influjo que Collins sufrió por parte de los
rnicrosociólogos de Berkeley -o de algún modo vinculados a aquella universidad californiana- estaba destinado a dar un gran impulso a sus explicaciones
sociológicas. En efecto, la gran corriente del interacdonismo simbólico, capitaneada por Herbert Blumer-discípulo de uno de los clásicos de la sociología, George Herbert Mead-, luchaba entonces contra los excesos del positivismo por un
lado y contra los del funcionalismo (parsoniano) por otro. (En Europa el combate
era, a la sazón, más simple, pues se libraba, con pocas excepciones, entre «funcionalistas» y «marxistas»: sólo la entrada posterior de fenomenólogos, interaccionistas
simbólicos y etnometodólogos, por mentar únicamente tres escuelas, enriqueció
y complicó el panorama europeo de los años siguientes.) Merced a su asimilación
.-
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPA1'/0LA
XXI
de ciertos aspectos del interaccionismo simbólico y de otras expresiones de la microsociología, Collins procedió a intentar casar los aportes de esa corriente con
los propios de la macrosociología.
Para ello Randall Collins echó mano de la labor de varios especialistas en microsociología cuyo objetivo era analizar cómo producimos una concepción compartida de lo que es una estructura social y qué sentido poseen las cosas a través
de diálogos, negociaciones y conversaciones permanentes con otros seres humanos. En tales transacciones --que se realizan mediante verdaderos «rituales de interacción»- descollaba la aportación de Erving Goffman, muy presente en la de
Collins. La construcción de la realidad social a un nivel macrosocial a partir del
nivel micro es así asunto de constante exploración en la obra de Collins. Simplificando las cosas, su tarea consistió y consiste en hallar los microfundamentos de
la macrosociología; o, dicho de otra manera, en explorar ciertos macroprocesos a
través de cadenas de microinteracciones. El presente libro ilustra con notable claridad estas afirmaciones que, así presentadas, pueden parecer algo abstractas para un lector lego en el lenguaje sociológico.
El título del libro de Goffman lnteraction Ritual prestó a Collins la idea de
acuñar la noción de «cadena de interacción ritual» para designar la formación
de una realidad social que poco a poco iba entendiendo en términos de red. La crucial noción de red se halla muy clara en la obra de Simmel, para quien los procesos y formas de interacción social -precisamente a nivel micro, como ocurre en
una díada o en una tríada de personas-son más redes que sistemas o estructuras.
Las redes interactivas, y su repetición a través de rutinas y rituales, constituyen la
urdimbre de la vida social. Son redes en tensión, dominadas y sostenidas por situaciones de concurrencia cuando no de abierta hostilidad mutua. En una serie de
estudios -por ejemplo, su ensayo La teoría del conflicto y el ritual de interacción:
micro[undamentos-, precedidos por su descollante investigación La sociedad
credencial, de 1979, en la que indaga la desigualdad social a la luz de la sociología
de la educación, Collins estudia esos procesos para explicar la distribución desigual de recursos, el uso que cada cual hace del capital cultural y la distribución y
apoderamiento de bienes codiciados, como son los títulos y credenciales educa- tivos propios de las sociedades avanzadas. La lucha por titulaciones, licenciaturas, doctorados y demás patentes permite a cada cual el acceso a una sociedad altamente estratificada según ocupaciones, sueldos, compensaciones y privilegios
unidos a ellos. La sociedad moderna ha hecho de las credenciales de cada cual un
filtro para el monopolio individual de actividades. Al mismo tiempo, los procesos de selección universales -oposiciones, concursos, selección de personalimponen una concurrencia universal entre poseedores de credenciales por puestos escasos en el mercado de trabajo que presenta un cariz muy diverso del conflicto de clases tradicional.
Su proyección del nivel microsociológico (conflictivo) al nivel macro ha dado
resultados tan notables por lo menos como ese estudio de sociología de la educación sobre la «sociedad credencial». U no, justamente célebre, de 1980, es su teoría del declive del imperio soviético ( o ruso, como lo llama, correctamente), que
es uno de los pocos casos en que se predijo con notable precisión el desmoronamiento del orden soviético, y ello con argumentos convincentes sobre las dificultades y tensiones internas del sistema. Sus ensayos sobre M acrohistoria de 1999
establecen un potente y sencillo aparato argumental para mostrar cómo esta vieja aspiración sociológica -la de entender la dinámica de los grandes procesos históricos- es factible aún, una vez se libera de supuestos apriorísticos y gratuitos
XXII
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAJ'l'OLA
sobre la supuesta evolución de la humanidad hacia un porvenir utópico, conocido de antemano. Aquellos escritos desembocarían en el presente gran estudio.
Sociología de las filosofías es una obra que, paradójicamente, no necesita prólogo explicativo que la presente al lector. La claridad meridiana con que Collins
exhibe sus postulados de partida, sus hipótesis y su proceder analítico es una de
sus mayores virtudes. En efecto, este voluminoso e inmensamente ambicioso estudio se halla precedido por una Introducción explicativa en la que su autor expone sus posiciones, hipótesis y conclusiones, que luego el lector puede seguir fácilmente en la descripción y análisis de los hechos y los datos.
Estamos ante un estudio comparado de gran calibre en el terreno de la sociología del saber. Collins realiza una comparación sistemática de la historia de la filosofía en varias civilizaciones -la griega clásica, la china, la hindú, la japonesa, la
islámica y la occidental moderna- cuyo alcance no conocíamos desde los realizados por Max Weber sobre las civilizaciones china e hindú. Piénsese que aportaciones tan considerables como la de Norbert Elias sobre el proceso civilizatorio
-cuyo nombre y obra están inexplicablemente ausentes en la de Collins- con
todo y con ser tan amplias y cubrir fases enteras de una civilización, la occidental, poseen un campo de observación menos extenso que el de Collins. Lo mismo
podría decirse de Shmuel Eisenstadt -otro ausente en el terreno de las grandes
comparaciones interculturales de Collins-, pero tal vez, en este caso, su ausencia
es más comprensible dado que el enfoque de éste último difiere considerablemente del de nuestro autor.
Para un lector culto que no sea necesariamente sociólogo el interés de la obra
de Randall Collins puede hallarse hasta en el mero relato de las aventuras intelectuales e historias que tan bien cuenta. Para la ciencia social, no obstante, ese inte1.:és estriba en la capacidad de su autor por explorar acontecimientos tan distantes
}': aparentemente diferentes entre sí como son las culturas filosóficas de varias civilizaciones mediante el uso de nociones que los unifican o los hacen asimilables
a procesos compartidos. Sociólogo impenitente, Collins es consciente de que hay
que subsumir fenómenos diversos y en apariencia discrepantes bajo regularidades y generalizaciones, por cautas que sean. Parte de un hecho bruto para él: las
redes intelectuales a través de las que siempre y en todo lugar se transmite el saber científico y en especial la doctrina filosófica. (Por lo menos hasta hoy: es posible que la actual revolución tecnológica modifique sustancialmente algunas
condiciones de la transmisión personal de saberes.) A ello añade su intuición,
profundamente ligada a toda sociología conflictivista, de que la historia del pensamiento filosófico no consiste tanto en una sucesión de concepciones sino más
bien en un proceso de oposiciones y afirmaciones seguidas de negaciones esgrimidas por ciertas personas, los filósofos. Éstos aparecen como grupos que combaten por lo que Collins llama «esyacios de atención», es decir, por colectividades de seguidores. El énfasis de análisis pasa así de la doctrina ( o de las
condiciones sociales que determinan la producción de una doctrina, como la sociología del conocimiento subrayaría desde Marx a Mannheim) a los grupos humanos que la fomentan. En este terreno Collins postula un conjunto de afirmaciones fuertes -como la notable «ley del número reducido» o «de los números
pequeños» o law of small numbers-, que no sólo se refiere al pequeño número
de escuelas que pueden prevalecer en el seno de cualquier civilización sino al de
maestros capaces de dominar el ámbito intelectual en cada una de ellas. .
El estudio de los rituales de interacción entre intelectuales y entre sus seguidores, sus combates por acaparar el capital cultural y la medición de su impor-
r
1
__j
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAJ\IOLA
XXIII
rancia histórica a través del cómputo de citas o invocaciones a su autoridad a través de los tiempos sitúan a Collins en una posición discrepante con gran parte de
lo que predomina aún en mucha sociología del saber y del conocimiento científico. La posición tradicional, sobre todo en el análisis de la ideología -a partir de
Marx-, analizaba las creencias de las gentes como desviaciones, tergiversaciones
de o aproximaciones a la verdad, a menudo a través de los intereses de íos grupos
o mediante una teoría del adoctrinamiento por manipulación doctrinal o con el
apoyo de una educación favorable a las clases dominantes. Posteriormente, una
aportación como la de Thomas Kuhn en su Estructura de las revoluciones científicas, de 1962, venía a enriquecer esa misma tradición-en la que figuraban Marx,
Weber, Mannheim y Gramsci- con un análisis del ritmo de innovación y aceptación de una teoría dentro de la comunidad científica. Para Kuhn, una teoría sustituye a otra, a pesar de la resistencia de quienes tienen un interés creado en la segunda, cuando demuestra estar más cercana a la verdad o ser científicamente más
eficaz. Con ello convence a una nueva cohorte de científicos que se rebelan si es
preciso y cuestionan a sus maestros. La liza entre científicos, a menudo de diversas generaciones, es fundamental para Kuhn -su teoría pertenece sin ambages a
la sociología conflictivista-, pero su último criterio es el combate por cierta verdad objetiva.
La posición de Collins es distinta. Nada nos dice del contenido de verdad que
cada teoría pueda tener. (Obvio es que nadie alcanza a conocerla del todo, pero
también lo es que, desde Descartes y Bacon a Popper y Kuhn, la tradición occidental -y dentro de ella la sociología clásica, sin duda- han tenido en cuenta la
función social que ese contenido desempeña.) En Collins, y de ahí la naturaleza
profundamente polémica de esta vasta y apasionante indagación, el problema a
resolver, lo que es menester explicar, no es la relación doctrina-verdad, sino el
proceso social de producción de doctrina aceptada. En ese sentido Collins parte
y nunca abandona la idea de que la vida intelectual y la producción, distribución
y consumo de ideas y teorías depende estrictamente de las redes sociales que las
soportan y admiten como suyas . No sorprende que algunos vean su enfoque como positivista y que, otros, hasta le consideren materialista. En efecto, para éstos
su análisis no se basa en el contenido de creencias, conceptos e ideas, sino en factores tan materiales como el grupo en liza e interacción competitiva con otros
grupos. Collins encarna así uno de los anhelos de la cultura moderna: observar fenómenos naturales (incluso cuando son símbolos) y producir generalizaciones
sobre ellos. Por eso la presente obra abre perspectivas nuevas en la sociología
cognoscitiva y en la de la ideología y las creencias.
El plural del título -«filosofías», no «filosofía»- es altamente revelador. Las
interacciones -tensiones entre escuelas, la liza por la consecución de discípulos
y audiencias, la canalización de la energía emocional a través de estructuras institucionales de enseñanza- son las que ocupan el centro de atención, no la verdad
o falsedad ni la plausibilidad de una concepción filosófica dada. El lector contempla en Sociología de las filosofías las luchas entre facciones, la formación de escuelas, la invocación a textos sagrados, los anatemas, las fisuras y las incesantes rivalidades que caracterizan la vida intelectual de las civilizaciones.
Que eso no es todo en la vida moral y cultural del conocimiento es bien evidente. No es Collins quien lo niegue. No obstante, en esta obra crucial, Randall
Collins mira al mundo cultural como una arena de contienda que es explicable si,
en lugar de contemplar las civilizaciones como vastos conjuntos complejos, las
escrutamos como ámbitos en los cuales ciertas gentes-los intelectuales- luchan
r
XXIV
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPA?ilOLA
entre sí por lograr notoriedad, ocupar espacios de aceptación de algo que reciba
el nombre de original. La «creatividad» es entendida aquí como un producto social. Entre todos los filósofos e intelectuales de cada civilización producen en interacción constante los procesos de innovación y tradición, esto es, de mudanza
y permanencia, que caracterizan la vida cultural de dichas civilizaciones. El resultado es una de las indagaciones más descollantes jamás realizadas en el siempre
arduo pero cautivador campo de la sociología de la cultura y del conocimiento.
Barcelona, julio de 2004
Salvador Giner
Catedrático de Sociología
Universidad de Barcelona
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L
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Prefacio
a la edición española
LA
PRESENTE OBRA ES UN INTENTO DE APLICAR UN MÉTODO SOCIOLÓGICO
a la explicación de determinadas porciones de la historia universal de la ideas. El
. método difiere de otras formas de la sociología del conocimiento en la medida eJ1.
que es la estructura reticnl:ir-de las relaciones entre los intelc;g_uales lo g_ue cons)tit~✓-e la influencia social inmediata sobre la construccióncte las ide~, Los condic10nam1entos de la clase social, los factores políticos y los económicos actúan
como telón de fondo, más que ocupar el primer plano de la causalidad social, y
sus efectos vienen mediados por el funcionamiento de las redes sociales. Tal método de análisis puede aplicarse a muchos más casos de los que yo investigo en este
libro. Eso implica seguir los pasos que especificamos a continuación.
En primer lugar, reunir un gran número de informes históricos de algún ámbito de la producción cultural: puede tratarse de filósofos o científicos de una es- •
pecialidad en particular, o también de músicos, literatos o pintores. Hasta el momento, la mayor parte del trabajo se ha desarrollado sobre un cierto número de
casos seleccionados de ciertos periodos de la filosofía universal, pero éste podría
extenderse a otras comunidades de filósofos, así como a artistas y productores
culturales de muchos tipos.
En segundo lugar, clasificar a dichos intelectuales de acuerdo con la cantidad
de atención que han recibido en fuentes históricas posteriores -en la discusión
que aquí sigue me referiré tan sólo a los filósofos, pero debería quedar claro que
el método podría aplicarse a otros tipos de productores culturales. Resulta valioso utilizar un método histórico en lugar de recurrir a la interpretación personal
de la importancia cultural, ya que la importancia de un filósofo sólo puede determinarse cuando una vasta red que cubre varias generaciones desarrolla ciertas corrientes de ideas y las convierte en el centro de atención que estructura las oposiciones entre modos de pensamiento rivales. Así pues, no es posible desarrollar un
análisis sociológicamente satisfactorio de nuestros contemporáneos o, ni siquiera,
de la generación que ha estado trabajando inmediatamente antes de nosotros (es
decir, la generación que era vieja cuando nosotros éramos jóvenes; estimo que
un relevo generacional completo para cualquier ámbito de la producción cultural
lleva 35 años aproximadamente). No podemos saber todavía quién es importante entre nuestros contemporáneos, ni quién resultará tener un interés tan sólo
XXVI
PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑ'OLA
menor, transitorio, hasta que las dos generaciones siguientes han desarrollado
programas que otorgan un lugar a sus ideas- diría, de un modo más sociológico,
que hasta que esas generaciones posteriores utilizan los nombres de los pensadores antiguos como emblemas para ciertos modos de pensar bien extendidos en sus
propias redes.
En tercer lugar, investigar las conexiones personales entre los filósofos.
¿Quién fue maestro de qué discípulos? ¿Quién era amigo o colega de quién, especialmente en los periodos iniciales, formativos, de sus respectivas carreras?
¿Quién era rival o enemigo de quién, personas que sostuvieron debates bien sea
mediante declaraciones públicas y privadas o por escrito? Con las información
sobre todas esas conexiones, podemos entonces trazar un diagrama de la red. Éste estará típicamente estructurado en varias dimensiones: verticalmente, a través
del tiempo que va de una generación a la siguiente; horizontalmente, entre los
contemporáneos que fueron colegas y aliados, y también entre los rivales que se
atacaron mutuamente en relación a cuestiones intelectuales. También incluimos
en el diagrama de la red a individuos que no tienen ninguna conexión con otras
personas de la red. Dejamos que los materiales históricos decidan quién pertenece al ámbito de la producción cultural y cuán cerca se halla del centro. Así pues,
en aras de la comparación, también es conveniente tener información sobre las
personas que están emplazadas en la periferia, así como sobre aquellas que se en.. cuentran aisladas. A partir de mis investigaciones, yo sugiero que normalmente
encontraremos un patrón de conexiones personales próximas entre los pensadores más importantes (los que ocupan los puestos superiores de la clasificación según el método apuntado más arriba), pero deberíamos dejar que este punto fuera
una cuestión empírica a determinar en cada caso. En el capítulo 2, señalo algunos
métodos para determinar de qué manera pueden calcularse las conexiones de los
filósofos, no sólo con sus contactos inmediatos, sino también con los contactos
indirectos acumulados con los diversos eslabones de las cadenas tanto verticales
como horizontales. Valdría la pena estudiar tales patrones de conexión indirecta
para cada nuevo caso que investigamos, porque dichas conexiones indirectas nos
muestran cómo avanza el proceso más general de la creatividad cultural a través
de la estructura de una comunidad intelectual.
El diagrama de la red de un área de la producción cultural nos muestra un espacio de atención. Es decir, describe el patrón que siguen las comunicaciones más
_-_ intensamente centradas en torno a unas cuestiones entre las personas que están
.: transmitiendo el capital cultural anterior y transformándolo en una ~ueva cultura.
El método reticular implica una teoría sociológica subyacente, como, de hecho,
_todos los métodos presuponen una teoría a la que resultan útiles: en este caso,_la 1
):eoría es que los contactos personales inmediatos generan intensidad emocion-;:f 1
/y centran intensamente la atención en torno a ciertos debates centralet. Los con- J
tactos personales también transmiten las variaciones en los argumentos con una
enorme rapidez, de manera que los individuos que están más próximos al centro
de esas redes tienen ventaja a la hora de efectuar los próximos avances mediante
la formulación de las siguientes ideas que continuarán atrayendo la atención. Por
supuesto, es posible que las ideas sean recibidas mediante la lectura de otros autores, y sería posible 1,1tilizar un método más tradicional de «influencias literarias»
que estudiara quién ha leído qué libros. Pero mi teoría sociológica sostiene que,
en la competencia por un espacio de atención limitado, son muchos los individuos que tendrán acceso al capital cultural anterior que les permitirá formular
ideas nuevas, pero sólo el pequeño número de individuos que lleva a cabo tales
PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XXVII
avances con una mayor rapidez recibirá atención social y, junto con ésta, la energía emocional necesaria para continuar desarrollando su postura en el espacio de
atención intelectual.
Cuando hayamos elaborado el diagrama de la red del área de la producción
cultural que estemos estudiando, aún nos quedan dos pasos más en nuestro análisis. a) Podemos penetrar «hacia el interior» del contenido de las ideas, de los argumentos que presentan los pensadores de nuestra red. Aquí, el programa sociológico consiste en investigar cómo las ideas que formulan los individuos vienen
determinadas por su emplazamiento en la red, tanto verticalmente, en términos
de sus predecesores, como horizontalmente, en términos de sus aliados y sus rivales. Mi teoría es que sólo hay un pequeño número de posiciones disponibles en
el espacio de atención en una generación dada -nunca una única posición, sino
un mínimo de dos o tres posiciones, pero con un máximo de unas seis posiciones
capaces de atraer seguidores en la generación siguiente. Podemos poner a prueba
tal principio observando las cadenas de maestros y discípulos. También podemos
comprobarlo observando los modos en que pensadores contemporáneos, pensadores jóvenes que aparecen en una misma generación, forjan posiciones rivales
entre sí. Mi estrategia para la confección de la historia intelectual consiste en examinar en gran detalle los diagramas de las redes y tener siempre presente el flujo
de las posturas a través de la red, por así decirlo, como si tal flujo fuera el actor
social que habita el escenario histórico. Al escribir la historia de una red, se está
escribiendo también una explicación sociológica de la construcción de las ideas.
Es importante que evitemos quedar atrapados en nuestro conocimiento de los
resultados históricos. Ya que sabemos que un cierto individuo -Hegel, por
ejemplo- llegaría a convertirse en un nombre importante vinculado a diversos
movimientos de pensadores posteriores, deberíamos evitar asumir implícitamente que «Hegel», desde su primera juventud, siempre poseyó aquellas cualidades
que se desarrollarían hasta constituir su figura histórica. En lugar de eso, debemos esforzarnos por reconstruir la estructura de la red en el momento en el que
muchos jóvenes como él eran potencialmente susceptibles de participar en la
realineación de la totalidad del espacio de atención. Lo que queremos mostrar es •
cómo esa estructura de la red permitió que se dieran determinados pasos y cómo
ciertos individuos fueron concentrando progresivamente la atención y se fueron
cargando de energía para desarrollar la tarea que hizo que se les acabara identificando con tales transformaciones intelectuales. Inevitablemente, el material histórico nos llega, de entrada, en forma de información acerca de los individuos
famosos. Nuestra tarea, como sociólogos, consiste en transformar esa información en un conocimiento de la red, para reconstruir a continuación las interacciones que conformaron la red y el modo en que éstas conformaron «la política interna del espacio de atención». Pretendemos regresar con la imaginación a las
conversaciones que conformaron la red y a las conversaciones internas presentes
en los cerebros de los pensadores cuando forjaban coaliciones en su mente que
suponían la creación de nuevas ideas.
Además de este estudio de la política «interna» de la red, también podemos estudiar b) las condiciones sociales «externas». Pero cabe recordar que no pretendemos situar a los individuos en el entorno de su clase social tanto como situar
redes enteras en sus bases sociales. Así pues, lo que queremos es examinar la
organización material que hace posible que las personas se dediquen a la producción cultural: los cargos en las iglesias, los sistemas educativos, el patrocinio aristocrático, el apoyo gubernamental, los mercados comerciales de publicación de
j
XXVIII
PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
libros y prensa o cualquier otro tipo de organización que costee los gastos vitales
y los costes materiales de la producción cultural. (En algunos campos, tales como
el de la producción musical o el de las obras de an:e, tales costes materiales pueden ser determinantes para lo que resulta posible producir, en otras áreas, los costes
de la producción intelectual pueden ser más bien bajos.)/Mi teoría sociológica es /
lo que he denominado «la causalidad social en dos estadios de la producción in-.
telectual»: l~~_QIIJ..Q!QS en las ~ondiciones económicas y políticas tienen efectos/
' cultu
_ _ _ reduzcan directamente ideo ogfas· ue reflejen unos i"ñfij
/
reses ecnnómieos y políticas mas generales, sino porque ta
cam 10~ ren
ramificaciones en las redes sociales de los intele.c.tu. ~
o:p'OrtnnidadesJ
y también porque reducen o suprimen os apoyos materiales a otras ramas presentes en las redes. f
Es cuando caml:,ian las condiciones materiales de la vida intelectual cuando las
redes se ven forzadas a reorganizarse. Dada la «ley de los números pequeños»
-que son entre tres y seis las posiciones que pueden triunfar en el espacio de atención-, la creación de nuevas bases materiales suele permitir la creación de nuevas
posiciones por medio de la subdivisión de las antiguas posiciones para dar lugar
a nuevas rivalidades. De forma semejante, la destrucción de algunos de los linajes
de la red como consecuencia de la socavación de sus bases materiales también supone una oportunidad para la reorganización del espacio de atención en beneficio de las redes supervivientes. Así pues, como sociólogos, nuestro deseo es
coordinar tres clases de información y tres niveles de análisis: las redes que conectan entre sí a los intelectuales o productores culturales más activos; las oportunidades que generan alianzas y rivalidades en el espacio de atención y que constituyen la «política interna» de la construcción de nuevas ideas, y las bases materiales
cambiantes de la vida intelectual que resultan afectadas por las fuerzas políticas y
económicas. Los productores intelectuales están en conexión con los grandes
cambios tanto económicos como políticos, pero también operan en su propia esfera interna constituida por el espacio de atención de la red. Nuestra tarea, como
sociólogos, es mostrar todas esas dimensiones, y no truncar el análisis para reducirlo meramente a uno u otro de los campos de todas esas fuerzas sociales.
Sociología de las filosofías es un libro muy extenso. Llevó más de 25 años recoger los datos y analizar la historia social de las redes para ciertos siglos de China, Japón, la India, la Grecia antigua, el mundo medieval islámico y la Europa
occidental. Si pudiera vivir muchos años más, me gustaría haber incluido una
gran parte más de la historia intelectual, de un gran interés y una gran importancia. Hemos tenido que dejarlo para obras posteriores que quizás escriban otras
personas distintas de mí mismo. Por ejemplo, me habría gustado estudiar la historia intelectual china de años más recientes, en lugar de concluir mi análisis en
el siglo XVI. Tampoco he podido reseguir la impon:ante historia de las filosofías
exportadas desde la India que fueron continuadas en el Tíbet, o la historia intelectual de Corea, que habría supuesto la adición de una útil comparación a las
condiciones en que se desarrollaron los linajes budistas y confucianos en China
y en Japón.
Para la Europa de los siglos XIX y XX, me he centrado especialmente en los
mundos intelectuales alemán y francés. Por razones que se explican en el texto,
éstos dominaron la atención en el mundo debido al carácter distintivo de sus bases sociales para la producción intelectual: la expansión de la universidad investigadora alemana, que dio lugar a las modernas especialidades académicas y a sus
sofisticadas abstracciones, y la específica mezcla de las esferas literaria, política y
-.
PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XXIX
académica que ha conferido a la filosofía francesa su tono de vanguardia políticoartística. El hecho de concentrarnos en dichas tradiciones ha dejado inexploradas
otras partes importantes del mundo intelectual según el método de las redes que
luchan por el espacio de atención. Espero que el método pueda ser aplicado por
futuros académicos a los campos de batalla intelectuales del sur de Europa. La vida intelectual española y la latinoamericana plantean a la investigación sociológica
unos problemas particularmente interesantes. A algunos respectos, las estructuras institucionales de esos lugares son más semejantes a las francesas que a las del
mundo alemán, más centradas en torno al mundo académico. Sin embargo, presentan también unas circunstancias especiales de conflicto político. Entre otras
cuestiones de importancia, la desclericalización del sistema educativo, que se produjo muy temprano en Alemania y que sucedió de un modo tan radical en Francia, se prolongó hasta entrado el siglo XX en el mundo iberoamericano. Ésa es una
de las razones sociológicas que explican el carácter específico de la filosofía y áreas
de pensamiento relacionadas en las regiones lingüísticas españolas. Es también
una de las razones por las que el pensamiento en tales áreas ha sido rico en conexiones políticas y literarias que son menos comunes en la parte del mundo dominada por las instituciones académicas de estilo alemán. La aplicación de métodos
sociológicos al estudio de tales redes intelectuales nos ofrece la oportunidad de
alcanzar una peculiar profundidad.
Mayo de 2003
Randall Collins
Philadelphia, EE.UU.
\
Prefacio
EL SIGLO XX ES EL PRIMERO EN EL QUE PARECE POSIBLE LLEGAR A COM-
¡
l
l
prender la historia universal. Las generaciones precedentes de académicos tenían
un conocimiento demasiado escaso de otras partes del mundo que no fueran
•. la suya propia.lLa investigación histórifa de si no cosmo _olita, que_se inició con la
\revolución aue tuvo lugar eri-lasuniversidade
· laño 1800, alcan'z ó una masa crítica en os primeros años de nuestro siglo XX/ En ese momento
aparecieron los primeros intentos por romper con el punto de vista eurocéntrico
y bosquejar unas formas de escala universal: Weber, Spengler, Toynbee, Kroeber.
La calidad de sus trabajos se juzga hoy en día irregular, cosa que no nos sorprende, dado el carácter pionero de sus esfuerzos. El hecho de que todos ellos aparecieran simultáneamente indica que tal fenómeno se fundamentaba en un cambio
subyacente de los medios de producción intelectual. La literatura de esa genera-•
ción, en T. S. Eliot, Ezra Pound, James Joyce y Herman Hesse, tiene en común el
hecho de descubrirnos ese cofre del tesoro que es la cultura universal. Tierra baldía contiene citas tanto de la antigua India como de la Grecia preclásica, y los Cantos de Pound extienden su abanico de alusiones de la Italia renacentista hasta la
China medieval.
Dos generaciones más tarde, estamos en situación de comprender la cultura
universal de un modo mucho más profundo. Irónicamente, mientras que los académicos han ido rellenando cada vez más huecos y han proporcionado un perfil
más definido a lo que antes tan sólo comenzábamos a atisbar, han aparecido también nuevos obstáculos a la comprensión. Nos vemos aquejados de una sobrecarga
cognitiva, de haber amasado un exceso de información que luego no podemos asimilar. La especialización disciplinaria y la subespecialización eran predecibles en un
entorno académico que, desde 1960, se ha desarrollado en todo el mundo hasta alcanzar dimensiones capaces de ridiculizar cualquier momento anterior. Esta es una
de las razones por las que, desde que las universidades europeas se vieron transformadas de centros de elite en sistemas de masas, han surgido doctrinas que discuten
la posibilidad misma del conocimiento. Aunque, ciertamente, el mundo no es un
texto, hoy en día, cuando cada año aparecen varios cientos de miles de publicaciones de humanidades y ciencias sociales, y otro millón de ellas de ciencias naturales,
bien puede parecer que corremos el riesgo de ahogarnos en un mar de textos.
XXXII
PREFACIO
¿Seremos capaces de dar la espalda al conocimiento de la historia universal
justo en el momento en que disponemos de los recursos necesarios para romper
la barrera de las culturas regionales? No faltan del todo quienes se dedican a establecer comparaciones a escala universal; estudiosos tales como Braudel, Needham, McNeill y Abu-Lughod no han dejado de ampliar las perspectivas de las relaciones Oriente-Occidente, y[Mafra~nos abrió las puertas a un «museo sin
muros» del arte universal. Aunque los académicos occidentales contemporáneos
se quedan a menudo encorsetados en los particularismos historicistas, algunos intelectuales asiáticos, tales como Shigeru Nakayama y Hajime Nakamura, han
hecho grandes esfuerzos desde el otro lado por lograr una historia translocalista.
Cuando nos hayamos adentrado más en el siglo XXI y los lazos económicos y la
intermigración acaben por producir una cultura universal efectivamente común,
las personas cultivadas probablemente se avergonzarán de saber tan poco de la
historia intelectual de cualquier otra parte del mundo distinta de la suya.
Pero ¿cómo solucionar el problema práctico? Ser una persona culta hoy en día
es como vivir en la biblioteca de Jorge Luis Borges, donde un número casi infinito de pasillos de libros comprende todo el universo, pero nos falta la clave para
acceder a sus contenidos. La estrategia que hemos escogido consiste en centrarnos en las redes intelectuales: los lazos sociales existentes entre aquellos pensadores cuyas ideas se han llegado a transmitir a las generaciones sucesivas. He querido concentrarme en los filósofos porque el suyo es un papel intelectual
arquetípico, que se remonta a varios miles de años atrás en cada una de las civilizaciones del planeta y del que han surgido la mayoría de las disciplinas especializadas. Mi primera tarea ha sido la construcción de dichas redes para las culturas
china, india, japonesa, griega, islámica, la de la cristiandad medieval y la de la
Europa moderna, y para periodos de tiempo muy extensos. Construir tales redes
ha supuesto en sí mismo toda una pequeña historia; llevo trabajando en algunas
partes de este proyecto más de veinticinco años.
Las redes constituyen un mecanismo mnemotécnico, un modo de llevar la
cuenta de las ramificaciones de la historia más allá de los pocos sitios que nos son
. bien conocidos. Igualmente. las red Pe:
' •
en o ue
\ uno logra comprender·
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telectu es, :t_ccá.logractQJma explicaciáo causal de las ideas y de sus cambiosvLas'
redessonlos actores, en el más estricto sentido, del escenario intelectual. Las redes
son el modo en el que se entrelazan las microsituaciones en las que habitamos nosotros; la sociología de redes penetra profundamente en la forma misma de nuestro
pensamiento. La dinámica de las redes de las comunidades intelectuales nos proporciona una sociología interna de las ideas y nos ayuda a superar el reduccionismo
de la tradicional sociología externalista. De igual modo, la dinámica histórica de las
redes en las que se forjan las identidades sociales arroja una nueva luz sobre la cuestión de la autoridad intelectual. No necesitamos caer en un platonismo de esencias
eternas para evitar el recurso a la polémica simplificación de la reputación entendida como preeminencia sociopolítica; existe una construcción social de la eminencia
que hace justicia a los procesos internos de la vida intelectual.
Hemos intentado transcribir los nombres de lugares y personajes históricos
del modo más accesible. Los nombres chinos los hemos romanizado siguiendo
las convenciones de Wade-Giles. Los nombres indios se citan generalmente en su
forma más familiar en sánscrito y, al igual que los nombres griegos, persas, árabes
y japoneses, presentan el núnimo número de marcas diacríticas. Los símbolos ¡ y
!, del sánscrito, se han transcrito fonéticamente como sh.
sit
¡
.)
)
Introducción
.,,
LA VIDA INTELECTUAL ESTA HECHA, ANTES QUE NADA, DE CONFLICTOS y
desacuerdos~'La enseñanza, donde los iniciados relatan a los novicios aquello que
creen saber, puede que produzca la impresión contraria, pero la vanguardia, allí
donde se crean las ideas, siempre ha estado hecha del diálogo entre opuestos. Es
difícil evitar un terreno tan central como el del desacuerdo cuando negarlo es ya
ejemplificarlo. Eso no significa que nunca exista acuerdo alguno. Aun si prescindimos de la cuestión de cuándo, si es que alguna vez, se llega al consenso entre
posturas concretas, incluso en el punto de máximo debate, el número de posturas
nunca se multiplica tanto como podría ser posible~Las disputas intelectuales siempre se encuentran dentro de los límites que imponen la necesidad de aliarse con
otras posturas y el hecho de que la discusión siempre se centre en torno a unas cuestiones determinadas~ No se trata tanto de individuos que se pelean entre ellos como
de que existe en cada momento un número reducido de campos de batalla que van
conformando la historia de las disputas intelectuale/1El conflicto es la foeate..de~ 11
~ 1energía de la vida intelectual. v el conflicto tiene s.us propios límites~
:. ,
Es.!>Jibro describe la dinámica de los conflictos y las alianiásque se han prod ~_silfo_e~ 7 u a . l e scle1navor-d Uracionaeiah-tst1rtla!IífÍversal. Este
trabajo se enmarca dentro del campo actual del estudio ctelas posrn-"ras enfrentadas, dentro de la sociología y dentro del estudio de la vida intelectual en general.
Él, también, representa la oposición a otras posturas. Algunos dirán que el esfuerzo que este trabajo supone se contradice a sí mismo; que, de todos los
momentos de la historia universal, éste es el menos indicado para defender un
punto de vista comparativo, global, que tiende a lo universal, a lo fundamental.
Pero los opuestos se estructuran entre ellos, y podríamos igualmente sostener
que ningún momento histórico ha sido más adecuado para nuestro esfuerzo.
Permítaseme exponer mi enfoque reflexionando críticamente sobre algunas
de las posturas opuestas.
1. Las ideas engendran ideas. La tradición entre Io~J !_istoriadores del pensamieñto es estua1ar las argümentacionesy los conceptos y mostrar cómo un conjunto de ideas conduce al siguiente~Tal costumbre, habitual en la disciplina, no
prueba nada acerca de qué tipo de explicaciones son o no admisibles.,,El mejor
argumento en contra de estudiar las ideas como si fuesen algo más que ideas lo
/
V
2
esgrimió Leibniz, para después ser reafirmado po'r Searle. Si uno se representa un
cerebro humano de tamaño gigante, dice Leibniz, y se imagina a uno mismo moviéndose entre sus mecanismos, nunca encontrará nada que se parezca a una idea,
por muy de cerca que examine las estructuras cerebrales (Monadología 17). Searle
(1992) resucita el argumento para oponerse a los modelos computacionales de inteligencia artificial y, por extensión, a codas aquellas teorías psicológicas o neurológicas que describen la mente como un ordenador. Los ordenadores los crearon
los humanos, que ya poseen una mente, y cualquier input o output de un ordenador siempre lo interpretará una conciencia humana. Sugerir que un ordenador
,podría de algún modo pensar es sólo un modo de hablar.:S__omos nosotros lo~ ,
<u1~ ~~proyectado un homúnculo en~l ordenador; es una mente humana la que
~ dect e orno h • ¡ inte i
arkJ¿t forma de ideas s i g ~ s l0--1]_ 11 e sólo~ un
/e,;~ema de conexiones electrónicas. Las cosas y las ideas son reinos irreducibres
el uno al otro. Es sencillamente m1posible pasar de la descripción externa de 1
aquéllas a los significados internos de éstas.~
Podría parecer que el argumento de Leibniz-Searle también puede esgrimirse
en contra de la reducción de las ideas que efectúa la sociología. ~as conduc~-1
servables, económicas y políticas, de las clases sociales y los estados nopertene- '\ ~
cell, dáffiisma clase que las ícleasquesepreten e extlicar.Aun asi, Ceioniz apunta-cttál-e~ta clave: la conexión entre las ideas y e rffiíndo eseacial del cuerpo
. humano es un mister~ iñfiñíro si es que-setratrdesustancias realmente separa' das;1/la i - - el
-n correlicíonor--üeamoós son as ectos
de un único tipo de entidad! Naturalmente, uno no encontrará i eas entre los
eñgranajes del cerebro o en el interior de un ordenador si busca un objeto-idea
entre objetos-materia. Las ideas na.son en absoluto como los obietos, excepto en
la medida en que las representamos mediante símbolos escritos sobre materÍales
\ tales como el papel, s.ino_que son ante todo comunic~ción, Jo que equivale a decir~.,,,._
<J que son parte de la inlliacci6ñ'entre humanos corpóreos~¡Incroducirse en efínte-1
rior del cerebro humano (o del ordenador) es justamenteel modo equivocado de
percibir las ideas, ya que l~s ideas se presentan en el proceso de la comunicación
entre un ser pensante y otro, y sólo" podemqs percili~r 1 __· as de otro cerebro si
,
·d~
dl
·
· · f> s:' uno ~r1estas
nos son comuruca
aS(
e o rmsmo
con nu tras '
1
Jcibe sus propias ideas sólo enla me i a en que ei Í"ce _a unción comunicativa..1
N_oexiste e pensamiento si no es como el resu ta o e o como la p):eparación par ~comunicación~ Los pensadores no preceden a\Ia ~omu~icaápn, smo que el ·
proceso comun!CatÍvo creaaios -~~dores comoM du os Ge -- rócesomlsmo.
,
Los problemas que plantea reducir as ideas a la eco
' 6 fticavaíieñotra
dirección~La actividad económica y política no es meramente física, sino también
mental, sobre todo porque se trata de una actividad social."La fuerza del argu1mento antirreduccio ~adica en que ciertas clases de ideas que queremos explicar no pue en ex icars por re erencia a la acción social cuanao este upo de
comumcacion no es_tá pres nte. Existen áreas de la reaucciOn sodológ1ca en las
que1a eiplicacioñ re'sutfa algo tosca y escasamente satisfactoria.'.!Las macrn~s~~as...eco.nómic--ªi..Uolí : .
o nos
·
ideas abstractas,
por ue t
ideas se dan sólo '
nde existe una red de intelectua es que se
~
o a sus ro íos ar mentos a a vez que va acumulando su pro~ pio bagaje conceptual.".Es en la estructura mterna e estas redes mteiectuales
donde toman forma las ideas, gracias a sus patrones de cadenas verticales entre las
generaciones y a sus pactos y sus oposiciones en el plano horizontal. El reduccionismo es un error, no porque yerre al confundir las categorías primitivas de ideas
l
I
INTRODUCCIÓN
Q
1
3
y cosas, sino porque busca un patrón de acción comunicativa que está demasiado
alejado del centro de atención en el que tiene lugai'la acción intelectuat
2. ].._as individuos engendran idea_s. Aquí también nos encontramos ante una larga tradición: el culto al genio o héroe intelectual. Así expresado, el concepto puede
parecer anticuaao. Aun así, una vez despopcfa de toda la retórica aduladora que
llegó a envolverla, tal idea continúa aún vigente porque está enraizada en las categorías mismas que utilizamos para pensarnos a nosotros mismos. En el derecho y
en la política modernos, el individuo se define como un agente responsable; los ritual~~l ay_ida cotidiana de Goffman idolatran la auton-Omía y la pri\'"átiOacfCle los
seres individuales. El mocíelo del héroe funciona igualmente bien en la versión del
antihéroe~Wittgenstein, con su chaqueta de cuero, perturbando la rigidez de la junta presidencial de Cambridge, representa la estampa del líder y héroe tanto como
un busto de mármol de Aristóteles o de Newton~ Los esfuerzos por revisar el
canon del héroe no afectan al prestigio de los individuos honrados por tal título~La
noción misma del pensador ignorado, de la mujer filósofa infravalorada, o la imagen del artista romántico que crea en una buhardilla, olvidado por todos, es la idea
de un individuo que no se encuentra entre los que el canon privilegia. .,
1 Lkg.amos al individuo sólo gracias a la abstracción del c o n t ~ 1 vuelve. Parece natural que asITo hagamos, porque el mundo parece que comience
por nosotros mismos. Pero era necesario que alguien nos pusiera entrC:.paréntesis
el mundo social para que llegáramos a la solitaria conciencia individualrDe hecho, i
es sólo,,§)el_~~no_ck_una ra ició.!!. n parti~~lar de la práctic_a i~t~l~tque il
emos apren 1 o a con trmr un unto de m1c10
como
cüanaobescartes se introdujo en la «estufa» de un campesino y decidió dudar de .
todo loque.sepmiiacluaar~'Eñelcaso de las ideas que aqTifños ocupan, las 1aeas
queñan-.sido históricamente relevantes, se puede demostrar que los individuos
que las concibieron se encontraban insertos en patrones típicamente sociales:
""grupos, redes y disputas in,_rel~c_t_u'!_le<
. --... .
.
~
La htstona de la fiiosoBa es en gran medida :~h1stona de grup9s!._g Lun.sen- JJ
ti~ nada abs acto: no se tratª_sm.o_Qtlffi¡:ro-s-tie amigo~, clecolegas cte debate, de 1
f\ e
círculoscfe allegados que a menudo tienen todas las características de un moví- '""-'\,..(,'¡' • G
miento social. Tomemos como ejemplo el surgimiento del idealismo alemán, desd ~ Kañt hasta Hegel y Schopenhauer. Lo primero que nos sorprende son las
fechas: todos las obras principales datan de entre 1781 (la Crítica de la razón pura .gde Kant) y 1819 (El mundo como voluntad y representación, de Schopenhauer): 38
años, la duración aproximada de una generación. Existe un núcleo social: Fichte)
Schelling.yJkgel,_qtÜme_s__l1ª.b.íail vividQjuntos en la misma casa. Fichte es el primero en ejercer de guía del grupo, instigando a los demás a realiza r una visita a
Tubinga en la década de 1790, cuando aún eran jóvenes estudiantes, y, más tarde,
convirtiendo Jen~ en uno de los centros del movimiento filosófico, donde se congregará una de las corrientes de los que pronto llegarían a ostentar un gran prestigio. Posteriormente, en los vertiginosos años 1799-1800,; los encontramos en
Dresde, entre el círculo romántico de los hermanos Schlegel (donde la esposa de
August Schlegel, Caroline, tiene un romance con Schelling, seguido de un escandaloso divorcio y un nuevo matrimonio)~Fichte se traslada a Berlín y se alía con
Schleiermacher (perteneciente también al círculo romántico) y con Humboldt para sentar las bases de un nuevo estilo de universidad. Allí, finalmente, llegará también Hegel, quien fundará su escuela, y Schopenhauer impartirá también clases,
compitiendo infructuosamente con aquél. Y aún podríamos decir mucho más
sobre todas estas conexiones; nos ocuparemos de analizarlas en el capítulo 12 .
•
l
l
-r .
4
INTRODUCCIÓN
La cuestión es no ensalzar a Fichte. Él simplemente desempeña un papel en el
interior de una estructura: ª P--ªP-~J clj_~ico del líder organizativo( Los cambios de
un grupo a otro para encontrar los recursos organizativos y después establecer
nuevos centros en otro lugar son típicos de las personas que ocupan un lugar tal
en la estructura. El líder organizativo no es necesariamente el líder intelectual; los
«grupos de teoría» que triunfan son aquellos que cuentan con ambos. Esto nos
permite comprender el papel de Kant, progenitor intelectual del idealismo, aunque también socialmente tangencial a éste, además de ser ciertamente mayor en
edad que todos los demál Sin embargo, en la lejana Konigsberg, se está formando una red incipiente en la que algunos de sus miembros (Hamann, Herder-dis1cípulo de Kant)'alcanzaron fama como creadores antes que Kant mismo. A)..pún1cipio, Kant no era _un-id~ is!!; la primera de sus Crítica prohíbe justamente el
tipo de filosofíacÍue sus seguidores más tarde desarrollarían. Kant se movía en un
terreno intelectual distinto. Sus ideas fueron recogidas y convertidas en un movimiento filosófico ascendente justamente cuando apareció un grupo organizado.
Lo~.Jili.imos ~abajos de Kant se volvi~ on idealistas_P-recisamente Eºr la presen1 cia de tal moviiñiento~:t•.foevamente.el nexo es Fichte: él fue el único miembro de
n Kam"emprendiendQ..fil!..pr_opia
\ loS1dealistas gµCet ableció coruacro p ~
carrera l'fajoel patrocinio de éste.,,
·- F1chte, caorla decrr,coñvirtió a Kant en lo que luego éste resultó ser para la
historia de la filosofía. Pero esto no significa sustituir a un héroe por otro. Sería
mejor decir que «Fichte» convirtió a «Kant» en lo que luego resultó ser. «Fichte»
es una abreviatura, un modo de designar un movimiento social en el seno de una
comunidad intelectual. Es un movimiento que atrajo a nuevos miembros, los cargó
de energía creadora y les ofreció tareas fructíferas que realizar enmarcadas en una
línea de pensamiento que justamente se estaba inaugurando. Este movimiento
tiene tanto una estructura interna como unas condiciones externas en un segundo nivel de causación social.~l movimiento idealista surgió precisamente en el
momento de la transformación de las universidades alemanas, que propició la
autonomía de la facultad de filosofía y el nacimiento de la universidad moderna
como centro de investigación.''
'" Los disidentes f~man p ~~ la estructura de)~ i:ed ~;µito cQm.o.los_prderi➔1
dos~ahí
tenemos a Sdiopenliauer, en los límites del grupo y sin lograr introducir1
se en él, y a Schelling, quien una vez había sido el niño mimado y que más tarde se
convirtió en un amargo proscrito. Estos patrones también caben dentro de las
posibilidades estructurales, divididas entre la participación en el núcleo del espacio de atención, la atracción no correspondida y el rechazo hacia la periferia. Entender el desarrollo de las ideas como sombras alargadas de portentosas persona4
lidades nos mantiene presos de reificaciones convencionales. Debemos ver más}
\;" allá de las personalidades individuales, pisolverlas en la red de procesos que ha .
1
hecho que éstas aparezcan a nuestros ojos como figuras históricas.,.
Tale:astrucmras constituyen el anclaje para el desarrollo de la filosofía en todas
las difele1ite?régiones históricas. Si miramos hacia la Grecia clásica, encontramos
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1
•l; Véáse'el modelo de •grupos de teoría» (theory goups) desarrollado por Mullins (1973) y Griffith
y Mullins (1972); bas~do en sus estudios de los biólogos moleculares y los sociólogos del periodo
1930-1970. N. del T.: el conc¡_pto de theory groups, está en paralelo a la noción de invisible college,
¡ posteriormente utilizada porDerek Price (1975) para referirse a los colectivos informales de científicos
próximos que interactúan y cuyas dimensiones no suelen exceder de las de un grupo que permite que
1 sus miembros se coordinen medüznre la relación interpersonal 4
•
(
J
l
j
INTRODUCCIÓN
5
que la historia de la filosofía puede explicarse en términos <@una serie d e ~
~ n t r_~ sí:' la hermandad de los pitagóricos, con sus diversas ramificaciones; el círculo socrático, que dio origen a tantos otros; los hábiles discutidores
de la escuela de Mégara; los amigos de Platón, que formaban la Academia; su facción disidente que dio lugar a la escuela peri patética de Aristóteles; la reestructuración de la red que cristalizó con Epicuro y sus amigos (existen lazos muy fuertes
entre ellos), quienes se retiraron a su comunidad de!Jardín, y sus rivales:los estoicos atenienses, con sus círculos revisionistas en Rodas y Roma; los sucesivos
movimientos que se constituyeron en Alejandría ... "'
También se pueden citar numerosos paralelismos en China. Mencionaremos
tan sólo uno: los neoconfucianos de la dinastía Sung, el desarrollo más importante de la filosofía china desde los primitivos reinos beligerantes. Al igual que los
idealistas alemanes, los neoconfucianos irrumpen en escena en dos generaciones
superpuestas y que, en su caso, están activas entre el 1040 y el 1100 aproximadamente gracias a un grupo unido por lazos personales. Los que, de entre todos
ellos, alcanzaron la fama fueron los hermanos Ch'eng Hao y Ch'eng I; su maestro, Chou Tun I; el primo de su padre, Chang Tsai, y su vecino Shao Yung~Se die-¡
ron tensiones y diferencias en el interior del grupo, y varias líneas de discípulos
se separaron de ellos: U na vez más, no es difícil distinguir el núcleo organizativo:
los hermanos Ch'eng constituye¡on el nexo de unión de todos los demás, y fue
gracias a su movimiento que el pensador Chou Tun-yi, anterior a ellos, adquirió
retrospectivamente la reputación de fundador del grupo. (Tal recalificación está
hasta cierto punto en consonancia con la experimentada por Kantf La política '
que caracteriza posteriormente al movimiento, tras dividirse éste en facciones rivales y recibir su formulación canónica en la cuarta generación de la mano de Chu
Hsi y Lu Chiu-yüan, ejemplifica ciertos procesos estructurados bien generalizados históricamente.''
En Europa, grupos similares han estructurado los principales movimientos
intelectuales desde el siglo XVII hasta nuestros días. La red de correspondencia
creada por Marin Mersenne en París en la década de 1620, y que Henry Oldenburg hizo extensiva a Inglaterra, constituyó la base organizativa de lo que, finalmente, se convirtió en la Academia Francesa de las Ciencias y la Real Academia
Inglesa en la década de 1660. En un sentido más amplio, tal «institución invisible»
se mantuvo durante más de sesenta años y supuso el núcleo organizativo de las
generaciones fundadoras de la filosofía occidental moderna. El crecimiento del
tamaño total de la población o el aumento total del número de intelectuales cultos no consiguen que estos grupos, que concentran toda la atención dentro del
núcleo idnovad.9.L queden desplazados. En nuestra propia era, volvemos a encontrarnos con '<i2,~ g~-~pos de allegad~s _<i_e gran impacto intelectual:_el Círculo de
Viena, en los años veinte y treinta, cuyos seguidores, posteriormenté disgregados
(y algunos de sus invitados, como Ayer y Quine), dominaron la filosofía de habla
inglesa hasta mediados de siglo, y los existencialistas parisinos de los años treinta
y cuarenta, entre cuyas secuelas se cuentan los pensadores más conocidos de los
años sesenta y setenta del siglo XX.
Q_t!_Q 9$..!.9~p-ª.trones de creatividad lo constituyen las redes intergeneracional e~,_las_cac;l~Qjl.S forma_q ~~ P-Q.Lpresti_giosos maes_tros Y su_Ldiscípulos:Es fácil ilustrarlas para cualquiera de los periodos históricos, y el análisis de tales cadenas nos
ocupará a lo largo de los capítulos que siguen. Citemos aquí algunas de las más
famosas: Tales-Anaximandro-Anaxímenes; Parménides-Sócrates-Platón-Aristóteles-Teofrasto-Arcesilao-Crisipo; Panecio-Posidonio-Cicerón; Whitehead-
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INTRODUCCIÓN
Russell-Wittgenstein, o, más hacia nuestros días, Brentano-Husserl-Heidegger- ~
Gadamer (además de Heidegger-Marcuse y Heidegger-Arendt)! La creatividad no { r ,~se repm~aJ _g_ar_~1g reJ q§_jgcfrá_duos: se cons_t_~ye en cadenas in~rgeneracionales ...., ../
La tercera característica de las disciplinas intelectuales es'1a)rivalidad estruc~~tural~
abajo intelectual se presenta casi siempre simultáne; mente a otros tra,._. ,# ~ con un grado similar de innovación y de alcance:Los filósofos principales
aparecen por parejas o tríos, posturas rivales que se desarrollan contemporáneamente la una de la otra (es decir, que se encuentran activas dentro del mismo lapso
generacional, aproximadamente de unos 35 añosf Podemos considerar emblemático que Heráclito, partidario del flujo absoluto, fuera contemporáneo (hacia
, 490-70 B.e.E.) de Parménides, partidario del Ser inmóvil y absoluto :'Epicuro y
!Zenón el Estoico establecieron con cinco años de diferencia (306-301 B.C.E.) las
\ dos escuelas que dominarían la vida intelectual helenística y romana durante mu¡ chos siglos~En una época más _tard ~a, los....fil.Q~ofos más importantes del pensa1
miento cristiano y pagano.!Drígenes y Plotino ,respectivamente, aparecieron casi
al mismo tiempo (hacia 220-50 e.E.), a partir de un mismo maestro. En China, hacia los años 340-300 B.e.E., Mencio, Chuang Tzu y Hui Shih fueron contemporáneos y rivales; siglos después (1170-1200 e.E.), las ramas racionalista e idealista
del confucianismo estaban encabezadas por Chu Hsi y Lu Chiu-yüan, conocidos
el uno del otro. Más próximos a nuestros días, los positivistas lógicos y los fenomenólogos y existencialistas no sólo eran contemporáneos, sino que desarrolla! ron algunas de sus doctrinas más memorables en oposición mutua!'El patrón de
.. ' creatividad contemporáneo,@.oposición entr~ !.~vales.de talla similar, es casi
• >/ universal a lo largo de la historia:~-- - ·· · .. Tales rivalidades no son necesariamente personales~Los defensores coetáneos
de posturas enfrentadas no siempre se atacan entre ellos; ni siquiera siempre se
prestan atención el uno al otro'~Epicuro y Zenón tenían sus propios compromisos y se enfrentaban principalmente a las doctrinas y filosofías de las generacio- ,
nes precedentes. La rivalidad explícita entre su,5 escuelas sólo se desarrolló en las 1
generaciones que los sucedieron. En los momentos de la fundación de nuevas ideas,
se abren espacios que acaban siendo llenados no por meros individuos, sino por
un pequeño número de movimientos intelectuales que reestructuran el espacio
de atención presionando en direcciones opuestas. Son precisamente los conflictos - ~;lí~e~__g~e_m,3:r~~!! la diferencia entre las pos turas-los que con ti.Euyen
implícitamente la posesión más preciada de los inte1ectuales.'1'~ la
his!Qria de la.li!~fí~_es._tanto la historia de los Prnbkm~ resueltos ~omp
la cktdescubrimiento _g_e líneas,.de-oposici_ón explotables.,
'· ._ _ )
¿Nos hemos olvfclado, acaso, de los individuos? Después de todo, no todos
los intelectuales pertenecen a gruf os como los que acabamos de describir. Heráclito, orgulloso y aislado, no es e único de su clase. Algunos intelectuales preeminentes (aunque pocos de ellos) se encuentran aislados en su tiempo, sin contemporáneos de talla que puedan ejercer de rivales estructurales. Además de estas
objeciones empíricas, hay también una cuestión de principio, más fundamental.
Í Los intelectuales creativos son generalmente introvertidos, más bien que extra/ vertidos. La cr~_a ciópj _.melectu~l no se.x~aliza en situaciones de grupo, sino traba: jando solo, normalmente durante muchas horas al dí~ La contradicción es sólo
~ aparentet Lo~ g~os de, intelectua~<:addna~ ~estro-discí ulo y las riva[; d~~ entre coirteiñporaneos ,conforman, to os JUntos, un camp_~ structurado
de fuerzas-en--eheñocrercualtieñe-luga:r 1-áacflVÍaacrinc-electual. Existe un
canuno por efque tales estructuras sociales-penetran en la expeñeileia interna de
INTRODUCCIÓN
7
1
las_ m~ntes individuales. El grupo se hace_pre_s ~te en la con_ciencia inclus~ c~a?do /
el ~Íatlose encuentra :solo. para los ina1v1sl"@:s_crea:<i9 res_d~ .1.cl~. h1stoncame ~
ificat1vas.'e~esta comumdadmli'.!f!ctual aJ¡ue ocupa upJggar privile- 1
gia_d e_re.cisamente eñl~qmentos_en lo.~__gu.e_~~tán solos~Una mente humana, !
una íneaae pensam1ento en un cuerpo particülar, la constituye la historia personal de uno en una cadena de encuentros sociales~Para los intelectuales, tales
cadenas sociales son de un tipo especial y, por consiguiente, se trata también de
un tipo especial de mentes."
La sociología de la mente no es la teoría de cóm l6si~ cu¡.al.es.se ven afectados _p_or «motivos no intelectu'ates»:-~li ñtearla ct/estión e te mo o e uivale a
a_sum1r ~:15am1ento suele p r o c l u ~ ienternehte, en ~n reino prístino que-avanza impulsado por nada mas q u ~ r Q . D.Qpc;>dnam_2§_~J1sar
") si no fuéramos seres sociales; no tendríamos palabras, ni~s abstractas, ni energia
pa.ranacfa aue no fuera la inmediata sensJalidad~ o que el\apítulo primero pre-¡
1
rende mostrarnos es que ensar consist4 e
«
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rnc1a es. motivadas por as e (rgías emociona es e as
[teri · das a artir d
\io.teracciones sociales~'lo que a mí me.pr~~upa no ~0ií. los «motivos no inte. ec·male.s»,sino el poder mo'sl:rar en que consisteniC?smot1vos intelectuales.,
Que las ideas no se encuentran enraizadas en los1ndividuos es difícil de aceptar porque parece violar un punto epistemológico clave. Aquí la cuestión es analíticamente distinta de la tendencia a rendir culto a los héroes intelectuales. Se
presupone que la verdad objetiva misma depende de la existencia de un observador puro o pensador, libre de todo condicionamiento excepto de la visión misma
de la ':erda~ ., La idea es que la intromisión_de los i~l.;e. res~nta ~ec~sariamente
) u d1srorswn. una intrusión a¡ena a a e 1stemolog1a. S1 las ideas estan eterm1- ~
/ nadas por\las interacciones socia e~ entonces no pue en estar determinadastam- ,
/,bién por la verg Tal objeción se presenta de un modo tan natural que nos
~ulta difícil pe_nsar si n~ es aceptando. la dico ox:nía s~guien~ o bien existe una -~
:~ ¡verdad ue es rnde endiente de la soc eda
b verdacles_s_oc~__y, por lo tanto,
[1:º es ob'et1v
te verda eré}Y'Aquí se aprecian s ore mc1
Uno es la asun- Ó>
c'ion de que construyendo un individuo idealizado, al margen de los condicionamientos sociales, disponemos de un punto de vista que las redes sociales no nos
pueden proporcionar del mismo modo. Por el contrario: resulta incluso más
difícil conectar con el mundo a un individuo tan incorpóreo que conectar con
el mundo a un grupo social, ya que el grupo ya se encuentra en cierta medida en el
mundo del tiempo y del espacio.
El se
reiuicio o asunción tácita es
ar ue el criterio de verdad exise
·
nte, ~to con el pensador-observador tam 1en flotante.
o mismo e ver a §.
nllado en e seno e unas re es soqiald, y ha variado con la historia~,. las comunidades intelectua es~Decir esto no
fmplíca afirmar automáticamente ni un relativismo que duda incluso de sí mismo,
ni la inexistencia de la objetividad. Decir que nunca hemos estado fuera de la \
comunidad humana de pensamiento no es m~. que constatar un hecho histórico,
)' la sociologí~ del pensam~~nto I]eva implícita'. idea ~e -~~e ~unca estaremos fuera
9e tal comunigad.Ji1La noc10n misma de estar fuera e lo social es algo esarro ado hisc6ricameii?'e por algunas ramificaciones particulares de las redes intelectuales, al igual que las polémicas sobre los efectos supuestamente corrosivos de
hacer una sociología de las ideas. En el Epílogo discutiré en mayor p~fufiltidad la
idea de que(í;)conc;trnccjón social del conocimiento es una forma dq U:_alis~no /
<i_e antirrealismQ., y que represe"ii"ta un modo más seguro de defender efreali~mo
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INTRODUCCIÓN
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\que los métodos usuales, que pasan pór afirmar nuestro prejuicio a favor de la
~xistencia de una realidad objetiva¡/
1
3. La cultura se engendra a sí misma. Hay un argumento contemporáneo que
sostiene que ~cul ~~-E!~.s_autónoma.,_ El epíteto «reduccionista» se suele tomar como refutación autoevidente de todo aquello a lo que se le aplica. Aun así, no hay
ninguna prueba concluyente de que la cultura sea autónoma, de que sus formas y
sus cambios sean explicables únicamente en términos de ella misma.
Algunos sociólogos defienden el argumento antirreduccionista señalando que
muchas de las posiciones culturales -la conciencia ética, las creencias religiosas,
las ideologías políticas- no se correlacionan con la clase social y otras variables
sociológicas al uso:'La cultura es autónoma en el sentido estadístico de ue uno
no puede predecir la cu ltura de u~ persona a ,e~
cfe.suposicion.s.~ ialt E~ lugar deeso;la-cultura se aesarrolla sigiiiendosus propios cauces; los barrios fran-_
ceses que tradicionalmente han apoyado a la izquierda revolucionaria lo siguen
haciendo una y otra vez, de un periodo histórico al siguiente; la clase media-alta
americana incluye tanto a progresistas como a sus oponentes.;La presunción que
se oculta tras esto consiste en entender lo social como si se tratara tan sólo d a
cla e social y otras
variantes-ya tra 1c1onales en los estudios de e~ues..ta,
dejan o e a o aspectos como a etma, a re 1g1on, a 1 eo
'
fross1milares.
Esto es un error a la hora de hacer transparentes la vivencias reales que se esconden tras términos como «etnia» o «creencia política». Cada uno de estos conceptos representa un tipo de interacción social, una forma específica de discurso, significativa para una red social específica, un conjunto de interacciones que
distingue aquellas personas que pertenecen a una etnia en particula1;; o comparten
una identidad política o religiosa común, de aquellas otras que no~a cultura no
\~s antáaama con respecro...a la ,ocied~. porque el término c~ra no ~es1gna naque nQ sean los tipos de cosas qae ~eden en las interacc1ones~Dec1r que la
.:ultura es autónoma, que se explica a sí misma, es o bien inexacto, o bien superfluo: es inexacto si la cultura se define de modo que excluya lo social, porque
nunca ha existido una cultura así; es superfluo si la cultura se define en sentido
amplio, porque en tal caso la cultura es coextensiva a lo social y las explicaciones
culturales se convierten en explicaciones sociológicas~En el mejor de los casos,
la metáfora de lo autónomamente cultural apunta a regiones distintivas, redes y
,,.
zonas de atención focal distintivas, en el seno de lo social;,
En otras ocasiones, el argumento se formula de forma más abstracta: la cultura es metasocial, constituye los fundamentos que hacen posible lo social~En las
sociedades tr~gran. .P-arte d~_kc2 nducta está estructurada por las rei:das de
pareñiesco;cle modo más general, toda Iavi"da social consiste en jugar a juegos socialesconstituidos por un conjunto de reglas. A menudo se adjunta a esta teoría
la idea de que tales metaestructuras son históricamente específicas: ~iferentes tribus, grupos, épocas históricas juegan a juegos diferentes y viven en mundos irre_ductiblemente distintosj¡Aplicada a la historia de las ideas, esta línea de argumen-/
tación(a)favor del particularismo cultural,.ir~hL: se presenta en l::i fo rm.J.,
de que los límites y las osibilidade del pensar vienen dados pac el lengu~l
naturaleza e a sintaxis etermina la clase de hl s ía ue se puede formular co ·
.dli. 1 esto es así, entonces as oso ías del mundo se encuentran hermét1camentF
selladas gracias a las diferencias entre lenguas tales como el indoeuropeo, las lenguas semíticas y el chinof /
Según este argumento, fue la lengua china, con su escasez de marcadores sintácticos, la que impidió que las filosofías desarrollaran una lógica formal silogís-
~ ~ lfa
~~
.¡.,
,
INTRODUCCIÓN
9
cica y, a parcir de ahí, siguieran por la ruta que lleva a la epistemología (Hansen,
1983). El tiempo se elide porque los verbos no se conjugan en tiempos. Los nombres no distinguen entre singular y plural, abstracto y concreto. Sin el artículo determinado, la mayoría de las cosas se presentan como nombres incontables o de
masa (como «agua» en castellano), sin que sea posible poner claramente el énfasis
en lo particular ( «la mesa»). El reino de las consideraciones filosóficas les está vedado. Todo lo que se construye en la visión del mundo característica de China
está incrustado en el lenguaje. A menudo, la misma palabra puede usarse como un
nombre, un adjetivo o un verbo, lo que produce la asombrosa multiplicidad de
significados de la poesía china, a la vez que impide el estilo greco-europeo de filosofar discriminando entre distinciones abstractas."'A cal cualidad de la lengua se 1
debe la centralidad ~onceptos como Tao, ~mezclacaracteríscicamente chi- i -~
:1ª de I?0c.,so,1J~st:_fl,ci_,/l'ara los chi_nos, la~metafís1:a abs~racta resJJJca del todo \
1mpos10Íe; sifvisroh del munaoessuz f(enerzs aI ser s1mulcaneamente concreta y
etérea~,- - - ~ así, las lenguas no son estáticas. Los argumentos filosóficos producen
nu/vos términos conceptuales; el desarrollo de la filosofía es el desarrollo de su
- i) len1guajel Esto no significa que las lenguas no planteen dificultades, ni que no se
i carde
tiempo en superarlas.A'P ero la:;archa del movimiento filosófico es lenca
en codo el mundo, y rara vez se logra ~más de ur:i p~_s_o por cada generación de
aproximadamente treinta y cinco años~ [a velocidad de las transformacione.u:onceptuales entre los filósofos chinos en los penoaosaecíebate más incensos, como
en los años 365--=23-5---B,C.E~está~-la par-con-la-de-los-periodos comparables en cualquier otro lugar del mundo.
Este argumento, tal y como se aplica al caso chino, resulta tendencioso. Otras
lenguas también presentan sus pr_Qp~dific.ult~filosóficas. Los g!iegos no tenían palabras para distinguir entre «parecido» e «idéntico»; ambos se expresaban
con-eltermmo omozos, lo que al principio causó ciertos problemas a pitagóricos
y sofistas (Guthñe,1961-1982: 1: 230). Los árabes no conocen la cópula; las lenguas indoeuropeas, sin embargo, tienen dificulcad en distinguir entre los sentidos
existencial y copulativo del verbo «ser». No obstante, los filósofos han explicitado aquellas distinciones que sus discusiones han conseguido poner de relieve.
~Avicena era bien consciente de la ausencia de la cópula y de las dificultades que
ello provocaba, y modificó el verbo «existir» (wajada) para llamar la atención sobre las «proposiciones existenciales» (wujudiyya) en contraste con una larga lista
de clases de proposiciones (Afnan, 1958: 97; Graham, 1978: 25-26)~'Los filósofos
latinos medievales utilizaron este capital filosófico árabe para afilar su comprensión de los distintos sentidos de «ser», envolviéndolos con toda una serie de cambios metafísicos basados en la distinción entre existencia y esencia, en contra de
la confusión existente en el lenguaje. 2 Entre los pE._imeros griegos, la construcción
de artículo m~s adjetivo ( «lo ilimitado», «lo frío») hizo que resultara nacurai-confundir lo abstraccoy lo concretó; sin embárgo;-AtísfOteles superóestaaifículcad
con waaüña-15afería ae distincion~s que fuer~m creadas eff:el inorpenco en que se
llegó a un_punto de vista qué hizo que la discus ión subiera un peldaño más arriba
en el nivel de abstracción.
---
un
2. La lengua tibetana, por el contrario, posee una distinción natural entre el valor existencial y el
copulativo; la distinción está menos clara en el sánscrito y está completamente ausente en el griego
(Halbfass, 1992: 39/La_dire~i.ón_que tom6~_pen~amient.o-1:n..cada_µna_dus_tli~~-[lQJ.uigye /
bien de loq~ pM ece ser la tendencia prefilosófic_a de escas len !JE·,,
,
10
INTRODUCCIÓN
Todas las comunidades filosóficas empiezan usando palabras concretas con su
significado común~ En _la China arcaica,!lq__o]tenía tan sólo el sentido co_1 1~ de
«camino». Comenzó a tomare! primeroaesüs muc fios significadosa hstractos en
· · _,,. las.A nalectas, mientras en torno a Confucio se formaba toda una comunidad intelectual~ Como todas las lenguas, más carde el chino forzó el uso de antiguos términos concretos corno aº-_stracciones. Lo mismo ocurre con los t riego s: @v(nie-+
, bla, oscurida ). recibió_el señ'tic[o de «sústan-cia»'/en Ana.xímenes; (o-¡¡¡j era una\ (j\ palabra griega común con numerosos ~ gnificados_h~ qu~ H erfclftó1~_dio..Jln 1
significado filo sófico (Guthrie, 1961-82: 1: 124-126, 420-434 },Los filósofos chinos, cuanélo se sintieron respaldados por una red argumentativa lo suficientemente densa, ampliaron y reinterpretaron los recursos de su propia lengua (tales
como las clarificaciones por medio de artículas y explicaciones) para eali ar.las
distinci ~§- erti.Q.entes y_ _~J_canza_!'J 1?rado de abstracción q:ue conformaba el /
punto más avanzado de sus debates;.,_hacia mediados del siglo III B.C.EJ.uun.ois.tas 1
liabíañabierto un cammo a través de las palabras concretás para llegar a expresar
distinciones abstractas y habían formulado las reglas de la argumentación lógica.
4
~ 1 En breve, la leu_gua no ~ -~-Il ~e~u;t(~
ÍTJ~ Ue_pueda explicar la filosofía.
1 Ninguna de las dos se encuentra fijada/para todá la eternidad; ambas cambian, y
- ,
,,
~~s cambios de 1~ comunidad intelectu~l son los aJ e hacen que eOenguaJe evolü- --:i>
~ Cw-_>cione na
m~Yabstr:u::tosVrgLQad~ ••
f<., ~~ ,, w.Á'
a versión más general de este argumento, según la cual toda actividad cultural
d.,..~
k 11> IUt está irreductiblemente conformada por sus metarreglas distintivas, puede criticarse de la misma manera.~No es históricamente cie1>,Q..que las prácticas cultura. j les sean fijas y no estén sometidas a cambios, aunque le~e~cripciones etnográfi~ que toman como muestra cortes temporales despojaaos de toda dimensión '
-?j histórica, puedan producir esa impresión.,.,'J'.ampoco es en absoluto necesario '7
1 aceptar en teoría sociológica la premisa según l:t cual ta accivklao socTalseestruc- (J
cura· comouñiuegc¿:µ e cbnfi~_rª-uiendo unas reglas. En el capifü!Oprimero
se pres,entará u.na forma distinta de concebiiTaaccwnsOcial.
4. ToJo res,4n f{;(;,,1 es imposible i ·arJfüontornos o afilar concepto explicato- ,
río alguno. El argumento
la autonomía o del fluir parti lar deTa_cu1ruravi de /
1~
con uná p o·scufamasg eneri _ ue se fia etiqueta1_Q. ~ mo~~s_diverso~ o-('
mo posfestñicturalista, postposíiívíst~ postmodernista. N.Q.~s...p.osihle.ofrecer ,:::J una ex plicaci6n general;"ño eüede ña6er uñaTeoría-general.ile l as td~as soci.Q.ló- l
gi~~ <? ~uat9..~I~ -~
ij)O.:,.,A~nqu~ paradójicame~te,_d p~tmodernismo e~ él
➔ mismo una teona general de las ideas. La teoría se ha icfo forJando en las redes mte ectúal ~ lar_go ctevariasgeneraciones ...,Una de sus corrienteuie.n..e su origen
en la búsque_~a de(ra)sencia de la conciencia por parte del movimiento fenomenológico, algo quetlusserl amplió hasta convertirlo en una crisis de la ciencia
europea y que Heidegger transformó en una crisis del significado vivido. Otra
corriente proviene de la semiótica de la estructura del lenguaje saussuriana, por
intermedio de la teoría literaria formalista y la búsqueda de Lévi-Strauss de los
códigos subyacentes a cada aspecto de la cultura y de la sociedad. Finalmente, se
acudii ~_!a filosofía analítica de Wittgenstein en busca de contribuciones y esfa
cedió el argumento de que el ~ ¡aijlleñto·se_~ ragmegtado e.Q._una plura_lidac\ de
juegos de lenguaje. La responsab e ele popúlarizar a todo el movimiento fue la fusión coñetñiarxismo y el freudianismo bien extendida entre los intelectuales
franceses después de 1960; posteriormente, en un giro que, en medio de la derrota
política, consiguió salvar la victoria intelectual, vino el cambio al postmarxismo,
enca~ezad~ ~tas desilusionados que hicieron que la técnica marxiana del
¿
a:e
INTRODUCCIÓN
11
desvelamiento ideológico (y la técnica aliada del desvelamiento freudiano) se volviera sobre esas mismas grandes narrativas.
"'Todo este conjunto de movimientos superpuestos ha llegado a constituir una ¡
teoría de las ideas, convergiendo todos ellos en su reflexividad y su rechazo de
cualquier perspectiva fija desde la cual emprender una explicación~Simultánea- ¡
mente, el P,OStmodernismo es él mismo una explicación. G.ran parte de su aspee,. ,")
t~pfü:at!Y..9s9rre pa.r.alefo_;i la rama<lela sociologí<J._~ ~-~s_tYQͪ-.@__pLOdJJ.c.ci6.o .;:.-·
_social de las ideas, ~in_~!us~~~-.4.~riva de ésta. En la generación de Mannheim y
Scheler, esta rama se denominaba sociología del conocimiento; alrededor de 1960
se convirtió en el campo de investigación de la sociología de la ciencia, que estudiaba las redes de científicos, sus publicaciones y sus trayectorias profesionales; a .
finales de los años 70,1os etnó rafos micros~ciólogos de la vig.--ª_sotidiana p._ro- /
fundizaron en ésta y la transformaron en estudios de- laboratorio de la construcción social local del conocimiento científico, teorizada por algunos neodurkheimianos como David Bloor y la escuela de Edimburgo~La bien extendida noción
postestructuralista de que el mundo está hecho de oposiciones arbitrarias tiene
sus raíces en la sociología clásica: Saussure recibió la influencia de la sociología de
las ideas de Durkheim, y, siguiendo una ruta diferente, los postestructuralistas
tomaron el relevo de Lévi-S_tr_a11s_s__(d.i.~pulo del ~rino de Durkheim. Marcel -¡¡.
Mauss) respecto a la cuestión de un código de oposiciones binario, a la vez que
repudiaban los puntos específicos de la teoría estructuralista. ~ !.llil~QQO~e:ía de Garfinkel, que fue...elP-aradigma tiara el estudio de la proát{céión local el
---C> conocimiento en los hloratorios cientí icos, proviene oelnüsmo-Hflaie.qw]aTe- J
nomén<?_!Qgía de Husserl, la cual, ~ a ~ificación a'ela red, prod~jo también
a ~ida. 3 - - -- - - - - - - . : : : - - --- ----:·- -- - - /
•
Los filósofos postmodernos radicaliz~~ociología_d~J-ª? idgf,l Íepudiar la
posLbilidadae una explicac1ón generaGncfuülos los principios causa es y dinámicos de Marx, Durkñe1m o Lévi-Strauss5·E1 desenmascaramiento se ha vuelto
contra sí mismo.,___Las ideas no pueden ser explicadas por social porq-ue nada
puede ser explicado por nada, principalmente porque el hecho mismo de fijar límites y tratarlos como a cosas resulta también socavado por el desenmascaramiento. Hacer que la reflexividad se vuelva sobre sí misma de esta manera es..de
algún modo_recapitular antigú"aspostur~9el esce¡>ticismo fi os.ólico (como, por
ejemplo; Ios escépticospirroñianos del periodo helenístico-romano );'~unque el
postmodernismo difiere del quietismo pirrónico en que ha adquirido un aspecto
agresivamente polémico y moralizante en sus alianzas con ciertas ramificaciones
del feminismo radical, los teóricos de la liberación gay y los insurgentes étnicoraciales.''Disipar todas las fronteras sirve para atacar los privilegios y para resistirse a la posibilidad de reconstruir las categorías sociales (aunque sólo provisional y temporalmente) de modos drásticamente distintos7'En el Qivel teórico más f.: , \
general, deberíamos ref.Q.!1o_g_r__gue, en esto, ~Lp...QS..tmodernis.mo_e_s_eLdererminis- ·, .-,.
E}O __so¡;:ial ddas_c;_ª_1_egorías de D Ürkneim-raclicalizado hasta transformarlo en un
futuro que fluye y del que se ha eliminado tod~ d__i_r~ionalidad evoluti a;_es la
·-··· ·
sociología de las ideologías de M_arx despojada de_su pireccionalidad delos modos de prod ~~~ión p~a llegar a G)co)!dició~ de ~
olu~ón ep_iste~ológi~a
perma~<:._nte.~
lo
3. Aunque yo no me ocupo de seguir las redes de filósofos hasta la generación presente, los capítulos 13 y 14 muestran las conexiones de muchos de sus antecesores0ncluidos Durkheim, Freud,
Witt~n..y.H1,1.m
..d ..
...___.
12
INTRODUCCIÓN
No es necesario rechazar toda comprensión sociológica general de la dinámica de los caminos históricos para darse cuenta de que el evolucionismo unilineal
de Durkheim o de Marx es demasiado restrictivo!Reconocer que los seres sociales no son como las cosas no nos oblig~ ~_tener que los E.Lº--C-~g,___uiue son los
seres sociales no tienen m estructura ni ~_Qn_!Qrno causal alg™-.t
-El tema- e este libroesla sociología de las filosofías, lo que equivale a decir las
concepciones abstractas producidas por~ _des__aemcelectµ ales es_e§ iza- Q.~ encerrados ensuspropios argumentos: Es ta red presenta una dinámica social definida a lo largo de toaa l a historia universal. Nuestro tema de estudio es distinto
de los productos de la cultura popular, cales como la publicidad, la estrellas pop,
la industria turística, la indumentaria personal, las redes electrónicas y las múltiples combinaciones entre todos ellos que constituyen la materia de estudio de la
sociología postmodernista de la cultura. Aún continúa vigente la distinción entre
las redes intelectuales y estos mercados comerciales, incluso hoy en día, y tal distinción fue aún más profunda en algunos momentos de la historia pasada.~Los \
pensadores postmodernistas, al igual que otros intelectuales antes que ellos;--l'ia. bitan en una región del d~urso acad-érnico-qulls 2enerª_{¡ru:nte.Jgnoradi.per-una
mayoría de indirid.Y.oslu.eruk .s...1.Lpropia..r:e~I:.a retórica generalizada propia de
la críticade~ensadores postmódernistas tiende a considerar ilegítima la imposición de cualquier tipo de límites analíticos, pero eso no es más que una mera
aserción.
Uno puede afirmar que lo ersonal es olítico
~ Q..exisce oinguaa_~ p.aración rí ida entre o que los incekctu es.. aceny las rel~Q_nes e.!=_onómicas, políticas, étnicas
-enero presentes en el momfnto histórico ~e los rodea. Pero
el nivel éñel que tálgJ;fitnra~ícrrren~-ñveráa~ras no se uea fi'ar antes aelíaber investigado el modo en el que operan las r~es intelect es. o personal es
político, pero la poHtka de a práctica mte ectual~efÍo de una red de especialistas cerrada sobre sí misma, no es lo mismt> que la política de la lucha por el
poder en el seno del Estado o que la política de los hombres y mujeres en sus casas o en sus relaciones sexuales. Convertirse en el centro de atención de los concursos filosóficos es al~que se logra con recursos específicamente mtelectuales,
que son los recursos sociales específicos ae lasre~~lect!i:ifet.'Existe una gran
abundancia. ~~prüeQ~s-liistóricarde q~ ~o lo~conte~~ient~-~ ~~ ~~ena
tratan de abrirse camino únicamente con las armas ele la eolm~a e~terna, la victoria en este comoat~ laJ ogran a ~xpeñsas: d~ u r~p_utaciónJ nteleccualaJ-ªrgQ..plazo
en la comunidad histórica~No son el mismo juego, y, en aquellos momentos de la
historia en los qmno de los juegos queda reducido al otro, el juego intelectual
no sólo se rinde, sino que desaparece, para reaparecer sólo cuando vuelve a tener
a su disposición un espacio interno propio.'tsin la estructura interna ~J:ic; redes
intelectuales 2eneran~o j U propia_matriz de argumenr6s, no existen los efectos
ideológicos sobre la fil~fía; sólo encontramos purasiaeologías, cruaa y simplemente.,,
Está de moda en algunos círculos sostener que no existe diferencia alguna entre lo interno y lo externo, entre micro-y macro, entre lo local y lo más distanciado y duradero. Lo que confiere su fuerza a tales afirmaciones es que lo micro y lo
macro, lo local y lo distanciado, están de hecho conecta.dos;~ macro está hecho
de cadenas de microencuentros '~n ituaciones ~ en algunos aspectos se da
una p_,ÍJTlacía ana ít1ca de los ntua es oca es que conscituy_~Q..l:ffeafü!_ad mom~~tánear.gpesas cadenas y~ímEolos de un significado que permite a los
humanos mantener en lo posible la continuidad entre una situación microlocal y
¡
~
INTRODUCCIÓN
13
la siguiente:~Eso no equiv1.le a disipar todos estos conceptos. No se pueden formular las relaciones entre lo microsituacional v lo translocal si se carece de conc e p t ~ d-esie:narlos'."Cualquier sociología que intente abolir tales términos Eronto se e c!!_entra con que tiene que recuperar esas mismas d1stmc1ones
de inéógnito y con otras palabras~- - -----, J,ETpostm odernismoes-¡:; na radicalización de la sociología de la ideas, bajo el
ímpetu, hasta cierto punto, del exmarxismo desilusionado y, hasta cierto punto,
de las ideologías mili cantes de los más recientes movimientos so<;J,~"En el mundo académico, sus alianzas con los def artamentos es~~~$r~iosJiterariosycültura estierfdenaredücir e ám5íto explicativo de la teoría sociológica.
Pefo- la exísrenc1a de todos estos diversos planos aela políuca iht_eleccl.!31 no significa que no sea posible hacer una sociología de las filosofias. $1 que la convierten en un miembro más de esca familia de primos mal avenidos; pero el conflicto
entre linajes intergeneracionales no es nada anómalo; de hecho, es el principal patrón de la historia intelectual.
Si existe algún parentesco entre todas las ramas de la sociología de las ideas,
¿significa eso que mi sociología de las filosofías, como todo su linaje, es reflexivamente autodestructiva? Algunas ramas de la familia aceptan de buen grado tal
paradoja, incluso con entusiasmo; otras la rechazan.'°Mi propia postura es que la¡
sociología de las filosofías no es un escepticismo o un relativismo aucodestructivo; sino que cuenta con un contorno histórico bien definido, además de con una
teoría general de las redes intelectuales que, lejos de autodescruirse, se auroejem- /
plifica y se autojustifíca. Esta argumentación se expone con más detalle al final del :
libro, en el epílogo, después de haberla cargado con codo el peso de las redes his- '
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tóricas.''
e; ·•·~,, -~ ·
qLa objeción de las supuestas consecuencias escépticas o autodestructivas de la \ s·('.. ·-·
sociología de las ideas es una objeción epistemológica>\Otro tipo de objeción es 1 . ·,:-.:'.'-l-' •
la objeción moral: que la sociología de las ideas, con sus principios generales de ''
causación social, resulta antihumanista. Los individuos son nódulos de las redes · ..,~ ::>-' ;,,~ ~
de i~cci.ón social. cuerpos humanos en los que se acumular!_Ias energías emo_:. "' ,, .
cionales donde las cornentesde ideas-s1mbolo cnstahzan en coa ~iones eñJa ~ · ;., •· ··.:m.e-me. ¿No resu
erngrante para nosotros, re uc1endo las experiencias vi;
..
vidas a epifenómenos y la dignidad humana, por la que can duramente hemos lu- ,.
chado, a la imposición totalitaria del grupo? Presento la cuestión de manera tan
cruda para negar que se sigan tales consecuencias.
¿Acaso no tenemos agencia'=·? Es una cuestión de perspectiva analítica. Agencia
es en parte un t¿rminopara designar los primitivos de la explicación sociológica,
en parte un término codificado para referirnos a la libre ~ !untad. ¿ Es que acaso
los seres humanos no se esfuerzan, no ponen todos y cada uno de sus nervios en
tensión, o los relajan, no toman decisiones, o las rehuyen? Tales experiencias existen con toda claridad; forman parte de la realidad microsituacional, del flujo de la
vida humana. Yo sólo niego que nuestro análisis deba detenerse aquí. Uno experimenta la fuerza de voluntad; ésta varía, va y viene. ¿De dónde procede? ¿Por
qué desea uno tener voluntad? Esta cadena de preguntas regresivas se acaba
después de unos pocos eslabones. Lo mismo se puede decir del pensamiento.
¿No le pertenecen a uno sus propios pensamientos? Por supuesto que sí, aunque
* N. del T : •Agencp en el original inglés. El término agency hace referencÜl a P capacidad de
obrar, en p~icular, superando las constricciones !!el entorno o estructura so<ial.,,
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14
INTRODUCCIÓN
¿por qué le vienen a uno a la mente en un momento determinado, o salen por sus
labios, o se deslizan por entre sus dedos, en una determinada secuencia de palabras, habladas o escritas? Éstas no son cuestiones irresolubles si uno cuenta con
una teoría microsociológica del pensamiento~Explicar el pensamiento no es ~~gar
su existencia;_no más que explicar la f ~tug.J:ampoco eS,..filgada existencia efe-la
cultura~'La cultura., en un mvef macroexplicativo, es el medio en el que nos desenvolvemos, del mismo modo que el pensamiento y los sentimientos son el medio de las experiencias microlocales de nuestros cuerpos conscientes. Ninguno de
ellos es un punto terminal, separado por una barrera de cualquier análisis ulterior.
Ir más allá, comprender de qué manera nuestras emociones y nuestros pensamientos son corrientes que recorren la red sociológica, no niega nuestra condición de humanos. Uno puede percibir todos estos niveles simultáneamente. Tu
y yo somos así, como individuos particulares, con toda nuestra propia unicidad, y,
aun así, estamos constituidos de manera única por corrientes de emoción y de
pensamiento que llegan a nuestro interior y pasan a través nuestro:La tensión entre, 1:or un lado, lo particular, lo local,_kPor el otro, las conexiones que se Gana
nuestro alredeaor y que constituyen lo soclalTclehnen.nues.tra...par:.ti_Qllaridad
misma: esa es la cond1c16n humana. 11
- Buscar la causación social en todas partes, sin excepciones, no significa que la
historia sea una secuencia rígida~La estructura social del mundo intelectual, tema
de este libro, es la lucha continuada entre ca.d.e.i¡_as de personas, cargadas de energía emocional y con un capital cultural, p.9MJCU~ un pequeño número de centros de ater_ició_!l~ Estos puntos focales 'lqü e_f_QJlstitu)'l:p los núcleos del mundo intelectual, se reordenan perióclicamente; la cantida~ de ate ción...que_puede
distriouirse .e traves életodala recfi"-Íelecrual e~ limita ._p.e(Q_quién y qué igura
en esos nóaulos de atención es algo _que-viflllctuando.con la pro res1va de~aparición de los viejos mov imientos i telectuales y el pal:i~ I_!t.9_g~_qt~o~.IJ.µ~y:os. ,
Tales_n-ódu losdel espacio de atenció ·nacen y crece ./Comienzan por recibir una
pequeñivefítajaeritrelos primeros en· -os, se aceleran hasta pasar ciertos puntos de inflexión, monopolizando la atención de forma acumulativa, al
mismo tiempo que la atención se va filtrando hacia ellos desde los otros puntos
alternativos:.,Las identidades que denominamos personalidad_es inrelec1uales
-grandes pensadores si reciben la energía del momento de crecimiento de los
1 nodos de atención dominantes; pensadores menores o, en realidad, indignos de
1
; mención, si no reciben tal energía- no son fijas~'Es justamente porque la estruc, tura social de la atención intelectual es algo que emerge de manera tluida porlo
querro podemos-reificar-a-lorirtcl1viélüos;ccmvirt1encto así a los agentes en héroes
como si cada uno de ellos fuera un punto fijo de fuerza de voluntad y comprensión consciente que entrara en la refriega pero no resultara más que levemente
manchado por ésta en la superficie de su piel psíquica. Tales individualidades reificadas sólo las podemos apreciar retrospectivamente, comenzando con la personalidad definida por el momento final bien conocido de su evolución y proyectándolo hacia atrás como si tal momero final hubiera sido la causa de toda la
trayectoria profesional del individuo. Mi trabajo sociológico es justamente el
opuesto: entrever en la historia intelectual red de enlaces energías que dio for- /
ma a la emergencia~ e_stas pmonalída es_en.e momento- justo y.opon:uqo.,
Los tres primeros capítulos presentan la teoría general. El capítulo 1 expone
la teoría de las cadenas de rituales de interacción, que es el microcentro de nuestros argumentos a favor de la predecibilidad social del_ pensamiento de los inteI~ctuales. El capítulo 2 ofrece una teoría de las estructuras reticulares que deter-
r
INTRODUCCIÓN
15
mina los lugares en los que se localiza la creatividad y compara las pruebas que
nos proporcionan las redes de filósofos griegos y chinos a lo largo de varias docenas de generaciones. Los capítulos que siguen contrastan esca teoría con extensos segmentos de dichas redes intelectuales y con redes de la India, Japón, del
pensamiento islámico medieval, el mundo judío y el cristiano y del Occidente
europeo hasta la década de 1930. Cada capítulo resalta un cerna de análisis en particular. Los capítulos no requieren una secuencia de lectura específica, aunque el
capítulo 3, sobre la Grecia antigua, presenta algunos principios centrales que
vuelven a aparecer en las partes siguientes. Un breve resumen del modelo analítico es el que se expone en las «Conclusiones a la primera parte: los ingredientes de
la vida intelectual ». El capítulo 15 representa la conclusión al análisis en su totalidad y ofrece un bosquejo de los senderos por los que los intelectuales, por medio de sus debates, han ido conduciendo la secuencia de ideas durante largos periodos de tiempo. Puede que el lector lo encuentre úgl como si de un mapa de
carreteras para la lectura del presente libro se tracara?E.l epílogo extrae conclusiones epistemológicas a partir de la argumentación en su totalidad.~
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EL ESQUELETO DE LA TEORÍA
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Coaliciones en la mente
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s~~NILQUE...P.RQDUCE IDEAS DESCONTEXTUALI- ! .,:,•-'' . ') ·
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z~s~íafes id s se supQrle que son verdaderas, o significativas, 1ñaepend1entemente del lugar o'
ue ,alguien en concreto las lleve a la práctica~Una fórmula
matemática aspira a ser verdadera en y por sí misma, sea útil o no, y al margen de
quién crea en ella. Una obra literaria, o histórica, aspira al mismo tipo de estatus
en la medida en que se la ha concebido como una obra de arte o como un trabajo
académico: aspira a ser parte de un reino más elevado, más válido, menos constreñido por las ocurrencias particulares de l;! acción humana que los d.emás tipo~·
más comunes de pensamientos y de cosas~\Q.g>lía posee la peculiaridad de
cambiar periódicamente sus propios fundamentos, pero siempre en la dirección
de r.retender, o al menos buscar, la pos1c1ón de mayor generaliaacreimp-o"t'•r;mcia., _-~
y sigue siendo asfiñ-clu~q_f_U-ª!]<lO el contenid_o_déJ:ailo,iofía ~s gue todoes trari- sitorio, ~ histó~icament_e relativo, o_~e v_alor ún~~~~-~:1_t~ l-~~!i...P.?._~gue.3l afirmar
el refat1v1~mo este-se·afirma-comu-srets1 fuera valido en s1 m1smo.~Este es uno de
los viejos problemas de la tradición escéptica, ya 6ien discüticloeñ la filosofía helenística~ Los escépticos, al evitar realizar aserciones categóricas, se basan implícitamente(en)Ul<!..Q1etadjs~i.!1ci..9J1 entre diversos grados de aserción de fuerza variable.l\Y esto i ustra admirablemente la perspectiva de la sociología, ya que sólo
la comunidad intelectual posee el tipo de distancia con respecto a las preocupaciones ordinarias que permite que enunciados(de)este tipo sean significativos.
Los productQs__intelec uales~e sienten, al menos por parte de sus creadores y
sus confomidores, como algo perteneciente a un reino peculiarmente elevado.
Forman parte de lo que Durkheim denomina «la vie sérieuse». Los reconocemos)
como'obietos sagrado~'en su más estricto sentido; habitan en eLmismQJ:fÍno-que
l~ig!ón y participan de las mismas aspiraciones resp ecto;;,--la realidad última.
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CAP!TULO 1
La «verdad» es el objeto r~ nte._Y-sagrado de la comunidad académica, de igual
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que el «arte» lo es de las comunidades artístic o=-liter ·án as;escas son, simultáneamente, sus más alcas categorías morales y cognitivas, la región del más
alto valor, en base a las cuales se juzga todo lo demás. Tal y como Bloor (1976) ha
señalado respecto a las matemáticas, la~
d intelectual posee toda~_las características que Durkheim así nó a los objetos sagrados de la relie~s.ci~n_de ~ los
individuos, es 00Jedv:l,restrict1va y exige respeto.
1
¿Qué es lo que confiere a cierfasiefeas y texco·s en particular tal estatus sagrado?
Es posible formular una teoría sociológica S?n un campo de aplicación muy amplio que nos diga cuáles son las condiciC?nes bajo las cuales se generan y se sienten
determinados símbolos como vinculantesmoral y cogni ivamenté Se trata de la
\teoría de los rituales de la interacción, la cual relaciona... os ímbolos con la perteñeñ"cia a una sociedad y, por consiguiente, tanto con los sentimientos e so 1 aridad como con.la estruc_tura_d.eJos_grup..os sociales. Intentaré demostrar que una
teoría así da cuenta de las variaciones en la solidaridad y en la creencia presentes
en diferentes¿structuras sociales, así como de las distintas dinámicas de las vidas
individuales. Una forma específica de esta energía emocional es lo que llamamos
creatividad. JI
Nuestro primer problema te9.I~co es mostrar por qué los productos intelectuales reciben su particular tipo ~status sagrado, distinto del de los objetos sagrados más ordinarios de los que se encuentra impregnada la vida cotidiana y que
sostienen las amistades personales, las relaciones de propiedad y las estructuras
de autoridad. También debemos mostrar p_QL.o yé los objetos s_.agáad_gs..d.elos intelectuales, ílue caen baio la categona guia de Í.9,-..k<verdad», esta~dos...de_una
s~cra11dad di erente de la cw.~osee la r~ligión pro iamente diclia entre su comurudaclmont ele creyentes. A contmuac1on, exp
e e que orma os mte ectuales pro uce u sím olas y los ponen en circulación en sus propias comunidades, a tamente estrat1 1cadas. //
TEORÍA GENERAL DE LOS RITUALES
DE INTERACCIÓN
Comencemos por el lugar en el que se desarrolla toda la acción: las situaciones
l~es. Todos los acontecimientos tienen lugar en un aqu1-y-ahora concreto y
particular. La perspectiva de la microsociología, que analiza la estructura y la dinámica de las situaciones, se suele interpretar con demasiada facilidad como
aquel.la pe:~pectiva q_ue se ~entra e~ ~l estudio del actor o agente ir:dividual.Í>ero
una Sl!!:!_acion no es sin<;> la interaccion ~ue:p~um~cos conscientes, du_rante
unas horas, minutos o, incluso, unos pocos rn1crosegun os~'Un agente es mas pequeño que una situación y, simultáneamente, también mayor que ésta, porque,
como unidad en el tiempo; se extiende a lo largo de todo un número de situaciones~Un agente separado, que actúa como causa de los sucesos. es un constructo
tan artificial como el observador asocial y se arado que representa el punto de
vista idealizado de la epistemología clásica.9 yo, la persona, cuando lo compa. ramos con las situaciones, resulta ser una macroestructura (estrictamente, se trata de una mesoestructura); es una derivación analítica porque el yo o agente se
construye por medio de la dinámica de las situaciones sociales.
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COALICIONES EN LA MENTE
21
Las situacio es locales son el punto_in~~i-ªLdel.análisis, y no su punto final. Las
microsituaciones no se detienen en lo individual, sino que más bien lo penetran,
y sus consecuencias se ~ e n hacia..eLexreciac por medio de !as redes sQciales
hasta una escala tan macro como se desee~La totalidad de la historia humana está
h~ha..fil situaciones locales~Nadie nunca ha estado fuera de ellas, y todas nuestras visiones del mundo, toda nuestra recolección de datos, provienen de ellas.
Los problemas filosóficos respecto a la realidad del mundo, a los universales, a las
otras mentes, al significado ... tienen implícitamente su origen, justamente, en esa
situacionalidad. No me encargaré de tales problemas epistemológicos aquí, si no
es para señalar que si uno se niega a admitir nada que se encuentre más allá de lo
local,'~caba llegando a alguna de las versiones del escepticismo o del relativismo;' '
si uno idealiza lo que ocurre en situaciones tales como el seguimiento de unas
reglas y utiliza las reglas inferidas como herramienta para la construcción del resto
del mundo, acaba llegandc(a)ilgún tipo de idealismo .. \
En sociología, el énfasis en la primacía de lo local lo introdujo el interaccionismo simbólico, y se radicalizó con la etnometodología. Como técnica de investigación y como teoría epistemológica explícita, tal postura ha sido recogida
por la rama de sociólogos de la ciencia que estudia la producción local delconocimiento científico en los laboratorios. Negar la existencia de todo lo que no
sea local puede ser cierto en un ·sentido pero, en otro, puede conducirnos a
error. Es cierto que no existe nada que no sea absolutamente local; si algo no
existiera localmente, ¿dónde podría existir? Pero las situaciones locales nunca
van solas; las situaciones se rodean las unas a las otras en el tiempo y en el espa- 1 \l.;-\
cio."Él macronivel constituido P-Or l~ie<lad debería concebirse no como un
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estrato verrC'al or enci~o~ífW:- com·~f si estuviera en alg~ñaotra earte, ~' ~ r·
siño-como el despliegue e rollo d~ as m1cr s1tuaciones,)..as micros1tuac10nes , ,..
estáñincrustadas en macroesquemas;-q-tte?onswuyen el modo en el que las situaciones se encadenan las unas con las otras;(la)causalidad -la ag~ncia, si se
desea- flule hacia dentro tanto como hacia fuera. Lo que sucecteaquíy aliora
depende
o que ha sucedido allí y entonces.""Podemos entender tales macroesquemas, sin por ello reificarlos como si se tratara de objetos autosubsistentes,
si p.
en ellos como en la dinámica de las redes, la formación de toda una ·/
ma1la de cadenas de encuentros oca es que yo e aeri:<)minaclp'Cadénas de rituales de znteraroón. /(
La sociología de las ideas (que, como campo de investigación, se ha preocupado principalmente de la sociología del conocimiento científico) se ve gravemente
limitada al concebir I onocimiento como una con IJKC!Qn..p. uramente local.
Las ideas sienificativas ~ -e constituyenel ma de la historia intelectual son pre-.,
cigme.ru_e_aq u ellas_q ~ hañ ilegad~rañs frirnt rañslocatmen-te:-fuxañren-de
los emplazamientos localesdonaesej,rod'uce el conocimiento defa fuera de consideración lo que otra rama de la sociología de la ciencia ha sabido investigar con
acierto: los grupos de pensadores, las cadenas de contactos en la red, las rivalidades entre un segmento de la comunidad argumentativa y otro. Los grupos y
cadenas están orientados tanto hacia su interior como hacia el exterior: hacia el
interior, porque lo que queremos decir cuando hablamos de grupos intelectuales
es justamente que sus miembros se reúnen cara a cara con la suficiente frecuencia
como para dar lugar a intensos intercambios de interacción ritual en los que se
fraguan ideas-emblema, identidades, energías emocionales que luego persisten y
en ocasiones pueden prevalecer sobre otras energías _del mismo tipo; hacia el exterior, porque las cadenas no son sino un modo de referirnos a las conexiones a
I
de
- - -- ------
22
CAPÍTULO 1
larga distancia entre situaciones. ¿De qué manera se producen tales conexiones?
El impacto que las situaciones tienen en el interior de un grupo y fuera de él forma parte de un mismo proceso. Las situaciones en las que la convergencia es intensa penetran al individuo y generan símbolos y emociones que constituyen, por
un lado, el medio del pensamiento individual y la energía que lo anima y, por el
otro, el capital que hace posible que se construyan nuevas situaciones sucesivamente encadenadas.
El término «ritual de interacción» es de Goffman (1967), quien lo utilizó para
llamar la ate~ ión sobre efñecmrde~icüales formales de la religión que
Durkheim ((1912] 1961) analizó son el mismo tipo de suceso que tiene lugar
de manera ubicua en la vida de cada día~ales religiosos son a~quetipos de
las ~
cci~~gue unen a los mie112_~!_~~- para formar una c~munictadrñoral y
J..que pr9 d:µ c~p_jeterminados sím6o los que actúan como lentes a traves aelas
.,cuales los miembros ven ermüñdo;-además de como códigos por mecfioae los
cuales se comumcan~Hayuna gr :iñ-cantidaade mvesugac1ones antropológicas
q~aemuestran la importancia de los rituales en las sociedades tribales, así como el poder de los esquemas categoriales concomitantes para controlar lo que
la gente da por supuesto sin llegar ni siquiera a planteárselo. En sociedades
complejas como la nuestra, estos esquemas categoriales son de una diversidad
mucho mayor, lo que se corresponde con la diversidad de relaciones intergrupales en un orden social estratificado (Douglas, 1973); Bernstein (1971-1975)
los describe como algo incrustado en el lenguaje de las clases sociales~La etno- )
grafía de la vida cotidiana de Goffman (1959, 1971) invest!gÓ de un modo más (
explícito el mecanismo durkheimiano de producción de !~solidMid.ª-<i social.~
·• Para Goffman, cada encuentro fugaz es un pequeño orden social, una realidad
co~arff a construida por medió denÜialesdesc5llcland-adgue marcan el comienzo y el final a trav:é~g.estos form¿il~s de saludo y ae-déspedida, así como
de pequeñas marcas de respeto que idealízan tanto la ocasión como a los yos:~
participantes.
Permítaseme llevar esta perspectiva aún más lejos. La ritualidad de los encuentros sociales es variable; todo cuanto sucede puede distribuirse a lo largo de
un continuo que iría desde aquellas situaciones que producen la más intensa
solidaridad social y el simbolismo más sagrado, hasta los rituales más mundanos
· de la vida ordinaria y, aún más allá, hasta los encuentros que no producen soli._. claridad ni sentido algunos. Comprender el origen de tal variabilidad nos proporciona la clave para estructurar los encuentros sociales locales; los distintos
grados de interacción del continuo determinan la fuerza con la que se generan
los símbolos sociales y las emociones, todo lo cual se transfiere a las situaciones
siguientes.4una teoría general de los rituales de interacción (que yo abrevio RQ
es crucial para la sociología del pensamiento y las emocionesiñdividuales y,
simultáneamente, para entender la diversidad de conexiones entre una situación
local y otra.-\
* N. del T.: «Selves» en el original. En linea con lo habitual en las traducciones filosóficas, hemos
optado por el término •yo» para traducir el inglés «self•. Esto puede inducir a error en algunos casos,
a saber, en aquellos en los que el autor utiliza el pronombre personal.¡,. en plural (•I's» ). No obstante, dado lo asentada que se encuentra la palabra •yo» para referirse a la autoconciencia o identidad
personal en nuestra lengua, hemos desechado la alternativa de usar •SÍ mismo/-s» en su lugar, tal y como hacen algunas traducciones. En lo sucesivo, indicaremos en una nota al pie aquellos casos en que el
autor utiliza •I's• para referirse a una multiplicidad de pn·meras personas.
COALICIONES EN LA MENTE
23
Los ingredientes de cualquier interacción ritual son los siguientes:
l. un grupo de al menos dos personas se reúne físicamente;
2. concen ran la atención en un mismo objeto o en una misma acción, y cada
una de las personas es consciente e que as demás también se mantienen
centradas en ese mismo objeto de atención;
3. c<;mparten un estado de ánimo o emoción común.
A primera vista, parece que estamos perdiendo el núcleo de la definición usual
de «ritual» -acciones estereotipadas tales como la recitación de unas formulas
verbales, la realización de unos gestos prescritos y el uso de unos ropajes fijados
por la tradición. Estos son los aspectos superficiales de los rituales formales, los
cuales tienen un determinado efecto social sólo porque aseguran que existe un
centro de atención compartido. El mismo centro de atención puede estar implícitamente presente en lo que podríamos llamar los rituales naturales. En la medida
en que se hallan presentes en una interacción, los ingredientes que s i ~ n tinuación producen un efecto social:
4. El centro de atención co
artido y el estado de ' ·
:QID.Ú.Q_g_illtensifi~n por acumu ación. Lbs movimientos corporales, los actos de habla,
las microfrecuenc1as se acompasan en un ritmo también compartido.7Al inte_QsificarseTa'microco.or.d.inación,.lo~icipames se unen temporalmente
en una realidad compartida, y experimentan la presencia de una barrera entre esa situación y cuaTquiera que esté fuera de ella. ~
S. Como resultado, los participanJ_e.S_se.s.iente.n mi~mbro_aeJ..111.g¡:up.u...m..oralmente obligados los unos con lQs_Q.!.ros. Esta relación resulta simbolizada
por cualqmera que haya sido el centro de atención durante la interacción ritual. Consiguientemente, cuan~olas personas.J,Uilizan_e_sos símbolos, e □ el
discurso o en el pensamiento, éstos tácitamente les recuerdan su pertenencia
al grupo:'tos símbolos se c;Írgan de significado social en la experiencia de los l
riruaÍesde interacción, y los símbolos se agotan y pierden su significación \
motivadora si los encuentros no se vuelven a reproducir tras un periodo de
tiempo~De aquí que la relevancia que de un día para otro otorgamos a los
símbolos sea fluctuante. Los símbolos recuerdan a los miembros que deben
volver a reunir al grupo, bien sea celebrando de nuevo los oficios religiosos,
en otra ceremonia tribal, mediante otra fiesta de cumpleaños, otra conversación con un amigo, o en una nueva conferencia de académicos. La supervivencia de los símbolos, y la creación de otros nuevos, depende de la asiduidad con que se reúne el grupo.1 Los símbolos suficientemente cargados del
sentimiento de pertenencia a un grupo determinan la conducta del individuo
en determinados casos, aun cuando el grupo no se encuentre presente. Los 'i
símbolos así cargados se conviert:n ~n emblemas que cabe defender frente a
profanos y extraños; marcan los limites de lo que resulta adecuado, y son la
bandera de batalla que precede al grupo.
1. De ahí la bien establecida relación entre la frecuencia de las interacciones y la conformidad en /
las creencias (Homans, l 950)~cheff (1988) muestra de qué modo las interacciones grupales con un
centro de atención muy rígido producen conformidad cognitiva mediante la generación de orgullo, la 1
emoción positiva de lo que yo llamarí€)lazoJ rituales. o vergiieoza la emoción negativa de sentirse excluido del centro de la interacción. 11
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24
CAPITULO t
1.l
6. La energía emocional de los individuos que toman parte en los RI es directamente proporcional a la intensidad de la interacción.'Durkheim llamó a
esta energía la «fuerza moral», la corriente de entusiasmo que hace posible
que los individuos011etidoscie lleno en fa participación ritual, lleven a cabo
actos heroicos de fervor o de autosacrificio~Yo aún resaltaría otra consecuencia más de ~ energía emocional que generan los grupos: carga a los individuos como (§i}ueran baterías eléctri~~s y, cuando se encuentran lejos de
la presencia del grupo, fes pr oporcioñael grado correspondiente de entusiasmo hacia los fines simbólicos ritualmente creadosY.Gran Earte de lo que
consideramos la personalidad in4!vidu~Les_j ustamente ~ 'iao hasta el ~ual
las personas nanllevado la energía de los_!} iI_!_t~!lsos; en su grado más alto,
las personas son cansmat1cas;--f1latñtensidad es algo menor, son líderes
enérgicos y estrellas de la sociabilidad; a cargas modescás de energía emocional, los individuos son pasivos, y aquellos cuya participación en los RI
es escasa y con poco éxito son solitarios y deprimidos~a energía emo~onal (a~rev_iado, EE.)..s.e_tran.smite desde los momentos enfosque los individuos pamcípan en los RI a los momentoselllos que éstos están solos~Los
encuentros aejan sectlelas, y es por esta razon que las personas pueden conservar su vida interior y seguir trayectorias individuales y, aun así, estar
conformados por los nodos de interacción social.'La EE desaparece tras
un periodo de tiempo; para renovarla, los individuos se sienten impulsados
a renovar su participación ritual y, de este modo, recargarse~
1
Toda la vida social es la ecología de los cuerpos humanos, que se reúnen y se
apartan del paisaje. Allí donde se reúnen varios individuos, sus encuentros participan en medida diversa de las cualidades que, según hemos señalado, generan rituales de interacción. En pri.qcipio, podemos predecir lo que ocurrirá para cada uno de
los diversos tipos de situaciones: cuánta solidaridad se generará, ,qué tipos de símbolos se crearán y en qué medida la gente se séntirá ligada a ellos:'Es.tos encuentros
producen Un!,.C..Q.rriente constante de motivaciones sociales. ya que las personas
salen drracta situación con su carga ctesírñDOios marcados (lo que podemos denominarsuctpj_tal cultural o CC) y con una Cfeterrñmaga energía emocional,_Las
personas se sienten atraídas por aqueliassmíaciones en las que mejor pueden Útilizar el capital cultural y los recursos simbólicos previamente a.4g_uiridos para centrar la acción discursiva y, de este modo, generar mayor solidarida~ LE_ vidas de
los individ~Q§.l_O.!l.fad~!!.as qe iQt~raf.f.~ rituales; la forrriación de 1stas cadenas
const~e todo lo que es la estructura soc1if.ensll~ de formas. ,//
Consideremos ahora los cipos concretos de cadenas de rrt1:1ales-'cle interacción
que conforman el mundo de los intelectuales.
2. Nótese que negociar la siguiente situación en una cadena de situaciones, utilizando para ello el
capital simbólico acumulado en anteriores rituales, no es lo mismo que seguir un conjunto de metarreglas.~ímbolos, igual que las reglas, son constructos cognitivos idealizados en los que los participantes pueaen concentrarse en el curso de las situaciones, imponiendo así una interpretación subjetiva de lo que est::i sucediendo~Pero el significado cognitivo de los símbolos no es lo que guía la
interacción ritu ; éstos no son sino los precipitados de la coordinación de acciones m::is fundamental
que dctermin la "ntensidad ritual del encue tro. Las prácticas rituales no suceden porque las personas sigan unas reg as re erentes a cómo se deben desarrollar los RI; los ingredientes que hemos enumerado, del 1 al 6, son formas de la interacción social que concurren de un modo natural.
COALICIONES EN LA MENTE
25
LOS RITUALES DE INTERACCIÓN
DE LOS INTELECTUALES
Los grupos intelectuales tienen a~o en común con todas las comunidades
sociales. Cada grupo local está ligado_ª1sus símbolos; pero la naturaleza de tales
símbolos varía, igual que la autoconciencia efe los miembros en relación con
éstos. Las comunidades aisladas, en las que las mismas personas se reúnen una y
otra vez, tienden a la reificación de sus símbolos, como si de objetos concretos se
tratase; en los extremos de las tribus ~tosuficientes o las comunidades de culeo
religioso deliberadamente aisladas(!os1lazos em_~j.Q...nales con los símbolos se
personifican como fuerzas mágicas o religiosas.,,En el otro extremo, los encuentros se producen en los nódulos cambiantes de extensas redes, donde un grupo
también cambiante de personajes negocia relaciones efímeras con toda una mezcla de capitales culturales. Estos patrones producen símbolos abstractos que los
participantes tratan con desapego y con conciencia reflexiva de su carácter so- f
cialmente relacivo.'1.os intelectuales constituyen una peculiar combinación de lo
intensamente localíscico y lo cosmopolita y desapegado, de la mecánica durkheimiana y la solidaridad orgánica. 1¡
Los objetos sagrados de los intelectuales se crean en comunidades muy extensas pero también muy volcadas sobre sí mismas, más orientadas hacia el intercam- ¡
bio entre sus propios miembros/que pretenden ser los únicos con derecho a deci-J
dir reflexivamente sobre la valide;z de sus ideas, que al intercambio con el exterior..,
Los grupos puramente locales, tales como las tribús o los círculos de amigos,
centran sus ~reocupaciones sobre to~o@la propia solida~i~~_d_ ~-i~_enti?~~;1'lo j
poseen las mismas pretensiones de universalidad y trascenaenc1a que los mtelec- j
cuales pretenden para su «verdad»~Los intelectuales son más conscientes reflexiva ,
y autoanalíticamente de su identidad grupal que los demás grupos más mundanos.
Los intelectuales se contemplan a sí mismos desde la perspectiva abstracta de la
reflexión histórica, filosófica o incluso sociológica o psicológica. Los artistas han
adquirido históricamente una actitud igualmente elevada respecto a su arte.
¿ Qué poseen las interacciones sociales de los intelectuales para crear esos símbolos abstractamente descontextualizados que se alinean bajo el estandarte de la
«verdad»? Los RI que distinguen a los intelectuales son aquellos en los que éstos
se reúnen parahablar seriamente? no para socializarse, ni tampoco por razones
prácticas. Los intelectuales se separan de las demás redes de la vida social en el
acto de volverse los unos hacia los otros ~EI debate, la conferencia, la discusión, a /
veces la manifestació~ el examen de las pruebas: éstas son las actividades con/
cretas de las que nac M I~eto sa~-9_0 de la «verdaq.»A
Existe otra posibil:aad que rivaliza con nuestra explicación. Las actividades
más características de los intelectuales son la lectura y la escritura: un «hombre de
letras» es alguien que siempre tiene la nariz entre libros, alguien que siempre está
escribiendo cosas que quizás nadie lea jamás. Los escritos de los intelectuales no
son cartas personales a un individuo que las leerá y las contestará.4::1 lego, si es
suficientemente franco, así lo entiende, como el duque de Gloucester cuando le
regalaron un nuevo volumen del Declive y caída del Imperio romano: «¡Otro
maldito libro gordo y obtuso! ¡Letrajos y más lecrajos! ¿No, Mr. Gibbon?» //
•.
Y, de hecho, es cierc'o. Los intelectuales se sienten especialmente inclinados
hacia la letra escrita. Especialmente en el mundo moderno, experimentan la creatividad solos y sobre el papel, aunque en algún punto puedan expresarlo también
1
!
26
CAPITULO 1
oralmente. Y, si bien el primer momento de la creación puede a veces ser oral o
mental, los intelectuales, sin embargo, se sienten inclinados a poner sus ideas
sobre el papel; más aún, en letra impresa. Lo lea alguien o no,3 la publicación del
trabajo de uno es siempre una poderosa recompensa; lo saca del reino de lo privado al reino de lo público (es decir, del público intelectual, que es el único que
cuenta). Los intelectuales suelen sentir que una idea no ha penetrado en su mundo
hasta que no se halla en el sistema de referencias cruzadas de libros y revistas que
1conforma los productos de la comunidad intelectual.
No obstante, aunque pudiera parecer que las conferencias, los debates, las
charlas y otros tipos de reuniones a tiempo real resultan superfluas en un mundo
de textos, son justamente 7este tipo de estructuras cara a cara las más constantes a
lo largo de la historia de la vida intelectual~ La escritura, por supuesto, debió de
haber sido menos importante en los inicios de la historia intelectual, ya que resultaba cara y el proceso de publicación laborioso~'Pero tras la revolución de la
imprenta (hacia el año 1000 e.E. en la Chi!l,a de la dinastia.Sung; hacia el 1450 en
Europa), debería haber ocurnaoque cada vez más los intelectuales hubieran lle\ vado a cabo su actividad sin necesidad de encontrarse nunca entre ellos. No existe
tendencia alguna en esa dirección. Como veremos bien detalladamente a lo largo
de los capítulos siguientes, la forma básica de las comunidades intelectuales ha
permanecido prácticamente inalterada a lo largo de los últimos dos mil años:1:Los
intelectuales que resultan clave continúan agrupándose en el siglo XX tanto como
en el siglo V B.C.E'.'Los contactos personales entre profesores eminentes y alumnos que más tarde serán igualmente eminentes dan lugar.]i¿~mis~clase de
cadenas interg~~e~~ci~~~~~-~~2-.!!~año. Y esto sigue siendo as1 incluso cuando
fas tecnologías ele la comunicación son cada vez más asequibles y el número de intelectuales ha crecido desde unos pocos cientos en la época de la China de Confucio hasta los millones de científicos y académicos que publican en la actualidad.
La vida intelectual pivota sobre situa<;J, es cara a cara porque los rituales de interacción sólo pueden d~e a ese nivel. os bietos sagrados de los intelectuales
sólo pueden crearse y sostenerse si existen reuniones ceremoru es en las que rendirles culco~Este ·es el papel que desempeñáplas conferencias, charlas, debates y
discusiones: reúnen a la comunidad intelectual, concentran la atención de sus
miembros en un objeto común que sólo a ellos les pertenece y crean unas emociones específicas en torno a esos objetos. Pero ¿qué es lo que distingue esas reuniones
de intelectuales de cualquier otra clase de RI? Una de las diferencias está en cómo
se estructura la atención. El acontecimiento intelectual por excelencia es la conferencia o el debate formal, un periodo de tiempo en el que un individuo ocupa el
estrado y esgrime un argumento de manera sostenida sobre una cuestión en particular. Eso es algo distinto del «toma-y-daca» de las conversaciones de carácter
social, que se caracterizan porque nunca llegan a alcanzar ningún grado de complejidad o abstracción, dado que el centro de atención varía con demasiada frecuencia .
.,;Así pues, los intelectuales que concentran su atención durante media hora o más en
un único punto de vista, presentado como una corriente unitaria de discurso, elevan la cuestión a la categoría de un objeto sagrado mayor y mejor delimitado que
las pequeñas cuestiones fragmentarias de las relaciones sociales ordinarias. 11
1
\
3. Se calcula que un 10% de todos los artículos de ciertas disciplinas nunca son citados, quizás ni
siquiera leídos (Price, 1986: 108; Hagstrom, 1965: 229). Como veremos, hay una enorme diferencia en
la difusión intelectual entre el pequeño número de publicaciones con muchos lectores y el gran número de ellas con pocos lectores.,\
COALICIONES EN LA MENTE
27
Esto nos proporciona parte de la respuesta a nuestro interrogante. No es del
todo suficiente, ya que también hay ocasiones fuera Rel mundo académico en las
que un solo individuo monopoliza todo el discurso. Controlar quién tiene lapalabra es el modo principal de ejercer la autoridad en el nivel microsituacional; un
jefe, un oficial de graduación o un padre autoritario también pueden controlar el
discurso en una estructura unidireccional como la citada~Existen otros ejemplos
de RI aún más próximos al carácter de las conferencias de los intelectuales: los
discursos políticos, los sermones, los espectáculos y los discursos conmemorativos. Un orador sube al estrado durante un periodo largo de tiempo en el que espera concentrar la atención de un público considerable. Estas ocasiones participan de la estructura ritual de los acontecimientos públicos o de las alteraciones
festivas de la rutina de la comunidad y, por eso, se hallan emplazadas en algún lugar del continuo próximo a las cualidades «trascendentales» de los rituales intelectuales.~ pesar de tales similitudes, los RI intelectuales difieren de todos ellos
en la naturaleza de su centro de atención y en la relación que se establece entre el
orador y su público~Los RI intelectua.,kSJlG..Cons.~ltn en dar órdenes o en suf'!}inisti:-r informac~nes pr~as, sm_o~~exp_QllJ!í u n a - ! ~ ñ Q.Yn.to
de vista pretendiaamente corñorefiensivo ue constlt Y:e un f m en si mismo. El
púo 1co se nalla en la posición e puros oyentes, no en de subordinados o en la
de participantes en la comunidad moral en la fe invocada por los rituales religiosos. El discurso intelectual se cenera implícitamente en su propia autonomía respecto a toda preocupación externa y en su reflexiva conciencia de sí mismo.
¿ Qué es lo que hace posible que los intelectuales adopten esa postura distintiva?
¿Es acaso el hecho de que los intelectuales se encuentran específicamente inmersos
en la lectura y la escritura? El ritual intelectual básico, la conferencia, requiere para
su preparación la lectura de un número significativo de textos de apoyo, y su
contenido suele ir camino de ser publicado (si es que no lo está ya de antemano).
Un RI intelectual es, en general, la encarnación situacional de los textos que constituyen la vida a largo plazo de la disciplina~as conferencias y los textos formani
una misma cadena: es esto lo que constituye la característica distintiva de la co- \
munidad intelectual, lo que la separa de cualquier otro tipo de actividad socialJ
No resulta, pues, sorprendente que históricamente las comunidades intelectuales se desarrollen de manera simultánea como sistemas públicos de textos. Esto se puede expresar de un modo más preciso. No se trata tan sólo de la necesidad
de inventar y utilizar un alfabeto o un sistema ideográfico para llevar un registro
administrativo o comercial o para realizar inscripciones religiosas. Una escritura
como ésa ya existía en Egipto y Mesopotamia, muchos siglos antes de la existencia de una comunidad intelectual. Lo que se necesita es una distribución social
que permita la redacción de textos de una cierta longitud y su distribución entre
lectores a distancia, una red autónoma de comunicación intelectual. Tal y como
han señalado Goody y Watt (1968), Havelock (1982) y algunos otros, ~ e s ~
ra permite trascender€bpresente inmediato: representa k!2uerta hacialª__alís.tr:acción y la generalización. Los intelectuales, como la comunidad específicamente
orientada hacia la escritura, que vive para la producción y la transmisión de dichos textos, sólo pueden llegar a existir con la existencia de una estructura de distribución de textos. Sus ideales de verdad y sabiduría son los objetos sagrados
centrales de tal estructura. Pero no basta con un sistema de comunicación escrita.
Podemos verlo en los primeros textos. La irrupción del pensamiento abstracto en
la India queda reflejada en las úpanishad, que representan diálogos entre sabios,
así como la enseñanza de los discípulos por parte de los maestros mediante algo
1;
l
28
CAP!TULO 1
parecido a las conferencias. En China, el periodo correspondiente lo encontramos reflejado en las Analectas de Confucio, nuevamente en forma de diálogos
unidireccionales dominados por un maestro. En Grecia, el diálogo intelectual lo
popularizó Platón, y lo imitaron las generaciones siguientes~Por su estructura,
no se trata de conversaciones ordinarias, sino que, más bien, en ellos se otorga un
papel dominante a un hablante, que es el encargado de mantener un hilo conductor sostenido a lo largo de toda la argumentación.,;
Si_!!..!__os rituales presenciales, la escritura y las ideas no phd,ría_n recibir carga alg~,n~~cional; serían 11:er?~ em6Iemas du_:_.~__E~tanos de unai-:1ig1on muerta cuy:os aaeE"f<5s-nurrc-a-asrstrr1an a las ceremonias. Los textos no solo \
trascienden los particulares inmediatos ael aquíyanóra,y conducen hacia la abstracción y la generalización':''La orientación de los intelectuales hacia los escritos
significa la conciencia de la comunidad misma como algo que se extiende en el
tiempo tanto hacia el pasado como hacia el futuro. Los actos intelectuales del presente -conferencias, debates, discus~
sedesa~Uan-€0Il-eLtelón-delondo
de-!osrexros~sa:dcrr,btenconstruyendo a partir de ellos, bien criticándolos. Los
intelectuales son particularmente conscíenfesae sus predecesores. Y sus propios
productos van dirigidos a un público invisible. Aun cuando la conferencia se realiza ante un grupo inmediato de alumnos personales, discípulos o colegas, el mensaje forma parte implícitamente de una cadena sostenida, que lo repetirá, lo discutirá o lo aumentará repetidamente en el futuro.
Los miembros del público en los rituales intelectuales se encuentran en una
peculiar situación de no pasividad. Es una característica bien establecida de las estructuras intelectuales el hecho de que se hacen preguntas, se entra en debate y, a
menudo, se producen polémicas y denupcias, en una estructura dinámica que se )
parece por igual a la arena de la kula, a las competiciones ceremoniales de los in- \ ·
dios americanos o a la vendetta. Aun cuando los intelectuales permanecen callados entre el público, siguen siendo conscientes de su propio papel como miembros de esta comunidad permanente. Sus propias ideas se han formado en una
cadena que viene del pasado; la situación ante la que se hallan es meramente un
eslabón de tal cadena. En el futuro, incorporarán esas ideas a las suyas propias y
a su discurso o al menos, mientras escuchan, las están pasando a través del tamiz
para determinar si se trata de un material que valga la pena asimilar para tal fin.
El centro crucial de atención en un grupo intelectual es la conciencia de la
. continuidad misma del grupo como actividad discursiva, más que los contenidos
particulares de las discusiones. Las conferencias no siempre resultan convincentes, y raramente producen unanimidad. Los grupos intelectuales que esquematizo en esta obra contenían todos una cierta diversidad de opiniones. El círculo de
Sócrates estaba asediado por los debates; la red de los neoconfucianos de la China Sung tenía sus divergencias internas; los miembros más destacados de círculos
intelectuales tales como los idealistas de Jena-Weimar, el Círculo de Viena o los
existencialistas parisinos acabaron siguiendo direcciones diferentes. El objetivo
ritual de la solidaridad grupal no se manifiesta tanto en el plano de los enunciados
y creencias particulares como en la actividad misma. Lo importante es un tipo \
determinado de acto de habla: el desarrollo de una situación que trasciende al 1
diálogo y pone en conexión los textos pasados y futuros. Lo que une a los inte- \
lectu:-les en una comunidad ritual :s la conciencia bien arraigada de su actividad )
comun.
Éste es, pues, el ritual intelectual. Los intelectuales se reúnen, centran su atención durante un tiempo en uno de sus miembros que emite un discurso sostenido.
COALICIONES EN LA MENTE
29
Ese mismo discurso está construido sobre elementos del pasado, los cuales afirma,
prolonga o niega. Los antiguos objetos sagrados, previamente cargados de atención, se recargan nuevamente, o resultan degradados de su estatus sagrado y expulsados de la vida de la comunidad; se ofrecen, además, nuevos candidatos a objetos
sagrados para ser santificados. Por medio de las referencias al pasado de los textos
o al futuro de los textos, la comunidad intelectual renueva la conciencia de sus proyectos, trascendiendo las ocasiones particulares en las que éstos fueron promulgados. De aquí que les sirva de guía un objeto sagrado tan peculiar -la verdad, la
-{ sabiduría, a veces incluso la actividad misma de la búsqueda o la investigaciónque tanto es externo al flujo temporal como se encuentra encarnado en éste.
Las trayectorias vitales como cadenas
de rituales de interacción
La totalidad de la estructura macrosocial, también de los no intelectuales, está anclada en las interacciones rituales. Lo que llamamos estructura no es sino un
modo breve de describir unos patrones repetitivos, aquellos encuentros a los que
las personas regresan una y otra. vez, un ciclo recurrente de rituales. Esta estructura superior se siente como algo externo; parece algo objetivo, ineludible y resistente al cambio. Tal sentimiento de constreñimiento tiene en parte su origen en
el hecho de que las principales instituciones, como redes repetitivas que son, se
fundamentan en RI distintivos, los cuales han generado un compromiso emocional
hacia los símbolos que las identifican. Es característico de los símbolos de pertenencia al grupo intensamente producidos que la gente los reifique y los trate como
cosas, como «<;hletos sagr!dos» en el sentido de Durkheim. Las organizaciones, los estados, así como las distintas posiciones y roles que contienen, son objetos sagrados justamente en este sentido: patrones reificados de interacción en la
vida real, cognitivamente elevados por encima del nivel de lo meramente representado y tratados como si fueran entidades autosubsistentes a las cuales deben
adaptarse los individuos. Esta estructuración social y simbólica del mundo alcanza
incluso a los objetos físicos, convirtiéndolos en objetos de su propiedad, apropiándoselos con el beneplácito de los grupos sociales.
1
Cuando los individuos se mueven por esta trama de encuentros, generan sus
propias historias de participación ritual. Podemos llamar a esto una cadena de ri) tuales de interacción. Cada persona adquiere su repertorio personal de símbolos
cargados de significación grupal. Dependiendo del grado de cosmopolitismo y de
la densidad social de las situaciones grupales a las que hayan sido expuestos, poseerán un repertorio simbólico con grados diversos de abstracción y reificación,
con diferentes contenidos generalizados y particularizados. Esto constituye su
capital cultural (CC). 4
4. El término es de Pierre Bourdieu ([1979] 1984; Bourdieu y Passeron, [1970) 1977). Existen
diversas similitudes entre mi enfoque y el de Bourdieu. Tanto su trabajo como el mío se derivan del
estudio empírico de los efectos de la educación en la estratificación y del estudio del mercado inflacionario de títulos educativos. En un trabajo anterior (Collins, 1971) utilicé el término culcura de grupo de estatus para lo que ahora denomino capital cultural. Sin embargo, no estoy de acuerdo con el
principio de Bourdieu según el cual el terreno intelectual es análogo al espacio social de los no intelectuales; la din:ímica de los enfrentamientos en el terreno intelectual se rige de manera distintiva por
la ley de los números pequeños, y el capital cultural específico de la vanguardia de la competencia
30
l
CAPÍTULO 1
Además, en cualquier instante en particular, tendrán también un determinado
nivel de energía emocional (EE), término con el cual designo el tipo de energía
que.proviene de la participación con éxito en un ritual de interacción. La EE es un
continuo, que fluctúa entre un límite superior hecho de seguridad, entusiasmo,
sentimientos positivos hacia uno mismo, pasando por un nivel intermedio de menor intensidad emocional, hasta el límite inferior en el que aparece la depresión,
la falta de iniciativa y los sentimientos negativos hacia uno mismo. La energía
emocional es algo de larga duración, que debe distinguirse de los arranques y
arrebatos pasajeros, enormemente disruptivos (el miedo, la alegría, el enfado),
que constituyen lo que convencionalmente denominamos «emociones». 5 La
\ energía emocional representa el tipo más importante de emoción Pº!~~§-~f~ctos
J sobre-las cad~nas deRl. Fluctuaen fiinci_ón qe la experiep.~ia s-ociaf reciente: una
participación ritual intensa eleva fa energía_emocional; si la ertenenciaai-¡?;rüpo
rit_ua.i-provoca rech:azo~ o la hace descender; dominar una sitÜación aegrupo
elevala-energíaemocional, mientras que ser dominado la disminuye; los rituales
de pertenencia a la comunidad en un grupo de estatus elevado confieren grandes
cantidades de energía emocional; los mismos rituales en un grupo de bajo rango
proporcionan una cantidad modesta de energía emocional.
La trayectoria de actuación de un individuo en un momento dado depende del
lugar en que se encuentra situada la persona en relaci' aJ estructura social local, a las redes enlas que participa. Desde el .E_llnto de vista_delindiYiduo_ésta
constituye su estructura de oportunidadeS:-Ifesde la perspectiva de quien intenta
comprender al conjunto de los individuos, hace falta conocer el aspecto que presenta la totalidad de la red: ¿Cuál es el número de personas con quienes está en
contacto cada uno y cuál es su dotación, en comparación con las demás, en recursos culturales y emocionales para participar en los RI? Los individuos se sienten motivados a participar en los rituales que generan una mayor cantidad de solidaridad, gravitando hacia aquellos encuentros en los que su repertorio de
símbolos y su nivel de emociones se funden con los de las demás personas para
generar altos grados de solidaridad, y alejándose de aquellos encuentros en los se
sienten subordinados· o excluidos. Si la red está estratificada, uno intenta, si le es
posible, dominar las interacciones rituales en las que participa; cuando se carece
de recursos para ello, uno· intenta evitar, si puede, aquellos rituales en los que se
siente subordinado.
En todo esto, existen ciertas imposiciones estructurales. Allí donde la competencia: se da en rituales igualitarios de pertenencia al grupo, algunos individuos
-t1 dominan la atención por su CC y su EE relativamente mayores, mientras que
¡otros ~eciben una atención menor porque carecen de tales recursos. En grupos es¡trat!ficados en función de la propiedad o del poder coercitivo, las imposiciones
so~·aún mayores; existe una cantidad limitada de espacio estructural en la coalición gobernante, y pueden· existir severas limitaciones sobre la capacidad de los
me.qos poderosos para d~jar de ser coartados. Para los intelectuales, existe una
' 1
intelectual no es el mismo que el capital cultural de las personas cultas en general, ni tampoco secorrelacion~ directamente con el capital económico, en nin~ra de las dos direcciones.
5. Las emociones di~ruptivas de corta duración se expllcan mejor como alejamientos de una línea
base de encrg'la emocional y, de este modo, resultan afectadas por la trayectoria de la EE en cualquier
momento ~specífico. Una teoría completa de las emociones debería incluir ambos niveles. Véase Collins (1990) y, de modo más general, para la sociología de las e'P.i,ciones, Kemper (1990) y Scheff
(1990).
COALICIONES EN LA MENTE
31
clase especial de limitación en la cantidad de espacio existente en la cumbre de la
jerarquía de la atención ritual, lo que aquí presentaré como «la ley de los números pequeños». A todos estos respectos, la macroestructura local determina qué
encuentros rituales resultarán más atractivos o menos atractivos para un individuo dado y, a partir de aquí, la manera en que una persona canalizará su capital
cultural y su energía emocional. Es posible que la totalidad de la estructura alcance un punto de equilibrio, un punto en el que cada individuo, dadas las circunstancias, ha llegado a obtener la máxima rentabilidad posible en términos de
solidaridad. Sin embargo, lo más común es que constantemente, de un encuentro
a otro, se produzca un nuevo turno de negociaciones, como remolinos que se
propagan en un estanque alimentado por muchas corrientes.
El modelo de cadenas de RI puede extenderse a la explicación del paisaje íntimo de cómo los individuos hablan y piensan en cada momento. Más adelante
volveremos sobre esta promesa de realizar una sociología del pensamiento. Por
ahora, dado que lo que aquí más nos preocupa son los pensamientos de los inte' lectuales, permítasenos comenzar por examinar los diversos componentes de la
cadena de RI -el capital cultural, la energía emocional y las estructuras reticulares estratificadas- y ver cómo se aplican a las comunidades intelectuales.
l
LJ
El capital c.u ltural de los intelectuales
¡
. ,1
Tomemos ahora en consideración la trayectoria de la carrera de un individuo
en el medio intelectual entendido como cadena de RI. El mundo intelectual es
una conversación gigantesca que pone en circulación el capital cultural por medio de rituales cara a cara de carácter intermitente, además de mediante escritos.
Lo que hace de uno un intelectual es su atracción por esta conversación: participarén la charla que se sost'lene nsu.icenfro-neu?algico»,aonoelasicleaTposeen
la m~m.a..sacrfil.i.aacl y. s,i_es posil5Ie~asociarEipropia iCfentídaCI a tales ideas, de
modo que las ideas d~o..cir.c.u.1:ruun pliamente en la conversación y, con ellas,
tamoién la propia reputación personal. La conversación oelosmtelectuates es
competitiva, un implícito abrirse camino a coqaws y agarrones para lograr colocarse tan cerca del centro de atención como sea posible. ¿Cómo logra uno triun- \
far en esta lucha por la centralidad ritual? Uno puede pretender do_s...c.osas.:-tma,
que sus ideas son nuevas; otra, que sus1aeas son importantes.
~
La creaiivioaoiiñphca que las.ideass-ean-nu-evas:-Ei-Jo circunscribe la posibilidad de que los demás ignoren las oberturas conversacionales de uno porque ya las
han oído antes. Pero las ideas, por muy creativas que sean, no pueden ser demasiado nuevas. La genial teoría de la relat1V1dacl aeEinstem, si hu6iera aterrizado 1
en ·med10 ele la comunidad intelectual helenística, no habría tenido demasiado 1
éxito, porque el tema habría estado demasiado lejos de lo que entonces resultaba
reconocible. La¿ ideas que logran tener éxito deben ser importantes, y la importancia está siempre en relacion con las conversac1onergue se están producienao
en el seno de lacoiñunidaa•iñceléctuaf"f.as-iaeasson· importantes en füñc1on de
su posición en la escalaaelos objetos sagrados intelectuales. Los símbolos tienen
también su propia trayectoria, que se construye al circular éstos por las cadenas
de RI. Nuevos objetos sagrados pueden desplazar a los viejos, pero los rituales de
interacción en los que los nuevos signos reciben su consagración tienen como ingredientes los objetos sagrados anteriores, que son los que reúnen al grupo y concentran su atención. El capital cultural incluye los paradigmas en el sentido de
32
Kuhn, pero también incluye los medios para superar unos paradigmas y poner
otros en su lugar.
¿Qué es lo que hace que un capital cultural sea más válido que ot!g.s.l.En_tl_nivel mínimo, elcoñocímiento det"icR:ab~s:i~ae_su-1.ampo,cle sus conceptos, sus éxitos pasad-ós,süsobjetos sagrados más populares. Pero esto nos proporciona, meramente, elacces-oTU11actiscip1ma. Para ganar una posición más
preeminente, debemos conocer cuál es el centro actual de la discusión, cuáles son
los ingredientes simbólicos que pueden ganarnos el acceso a la palestra. Enlamoderna sociología de la ciencia esto es lo que se denomina la vanguardia de la investigación, aunque el término es un tanto demasiado específico de un tipo particular de disciplina intelectual orientada hacia la innovación. En muchos periodos
históricos, la comunidad intelectual adquiere una forma «escolastizante», rindiendo culto a textos exaltados del pasado que se considera representan la forma
completa de toda la sabiduría. En tal estado de cosas, la preeminencia se otorga a
aquellas personas que se erigen en los más portentosos guardianes de los clásicos.
La creatividad intelectual resulta de la combinación de elementos diversos de _
los productos anteriores de la disciplina. Las referencias que presenta un trabajo
son una indicación aproximada del capital cultural del que ha bebido. Derek Price (1975: 125) ha calculado a partir de los patrones de citación que, en las ciencias
naturales contemporáneas, se necesitan doce trabajos «progenitores» para dar
origen a un trabajo «descendiente». Dándole la vuelta a esta estructura, podemos
decir que los intelectuales más preeminentes son aquellos cuyos trabajos acaban
siendo los más citados; sus ideas son «progenitoras» de una mayor «descendencia». Sus ideas hacen posible que otras personas realicen sus propias afirmaciones.
Aquí nos encontramos con una dificultad. La imagen que nos proporciona el sentido común de un gran intelectual, un gran científico, matemático o académico es
la de alguien que ha realizado un descubrimiento importante: la concepción platónica de las ideas, la teoría de la evolución, el teorema fundamental del cálculo.
Tales descubrimientos constituyen los grandes logros de la disciplina; sin ellos,
no habría nada que enseñar a los nuevos alumnos o que difundir entre los legos
.para su admiración. Sin embargo, en el seno de una comunidad intelectual, las
\ 'i randes verdades son muy importantes si la comunidad está estructurada de un
modo escolástico, mirando hacia su propio pasado. Cuando una comunidad se
-O rienta hacia la innovación, las grandes verdades representan más un obstáculo
iue una ventaja. Porque si ya se ha descubierto la verdad, poco o nada les queda
,or hacer a los intelectuales que vienen detrás. Pueden enseñar la verdad al mundo exte~ior, _preservarla e interpretarla, pero no pueden descubrir nada nuevo por
su propio pie.
Lo paradójico es que para que una comunidad intelectual atraviese por una
etapa de gran creatividad, ésta debe tanto realizar grandes descubrimientos como
superarlos, y no sólo una vez, sino repetidamente. Los intelectuales de mayor
éx~o suelen ir encadenados el uno con..eLo
a través de las ~eneraciones. Eso
implica que el capital cultural de cada uno de ellos se construye sobre os ogros
de sus predecesores, pero también que los supera de un modo realmente primordial. No se trata aquí, simplemente, del paradigma kuhniana, en el sentido de un
modelo de investigación exitoso. Tales modelos llevan aparejada una cosmovisión
cognitiva que da respuesta a los principales interrogantes. El trabajo que queda
por hacer, en toda una pléyade de trabajos «descendientes», es un trabajo menor,
rutinario, cuestión de añadir detalles a lo que en grandes términos ya se conoce.
Tales trabajos ocupan los lugares medios y medio-bajos en el ranking de la emi-
.-t>
--
CAPÍTULO 1
COALICIONES EN LA MENTE
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nencia intelectual. El capital cultural consistente en haberse aprendido un paradigma potente_I!.Q_ uede s~r, Eues,_ej_CC. mas~iosQ_e.n_Y,.is..t~ al éxi futuro.
~ """Erc:-cíñTs"importante esa qu el gue facili~a los propios descubrimientos. So re
todo, permite lclentificar el terreno intelectual en el que puede desarrollarse el propio trabajo. No se limita a solucionar problemas. sino que los crea. El último teorema de Fermat, que convenció sosteniendo como prueba lo que se pretendía demostrar, le aportó quizás mayor fama que toda su obra más definitiva, y probablemente
le haya reportado mayor preeminencia a Fermat de la que le reportaría a cualquiera
que finalmente le encontrara una solución. (Así parece haber ocurrido cuando finalmente el problema fue resuelto en 1994.) Una gran obra intelectual es aquella que
crea un gran espacio en el que pueden trabajar sus seguidores. Eso implica que las
imperfecciones de las grandes doctrinas son la fuente de su atractivo. Pero debe
haber grandeza por ambos lados: a grandes doctrin~._gr_andes i.m~rfecciones. Una
de las razones por las que Platón fué una figura tan dominante en la Antigüedad tardía es que las ambigüedades de su doctrina de las ideas dieron lugar a numerosas elaboraciones, e incluso a la formación de escuelas divergentes. Su cambiante teoría del
alma, de la inmortalidad y la reencarnación fue una de las fuentes de su popularidad r:$'y de su productividad. De modo similar, el Círculo de Viena ya había planteado un
problema importante en el momento mismo de su formación en los años veinte; su
agresivo énfasis en la verificabilidad y en la fundamentación empírica de los enunciados significativos pronto dio origen a problemas a la hora de exponer y verificar
sus propios principios. Pero, aunque tales contradicciones se convirtieron en el
blanco de los ataques de sus oponentes, le proporcionaron al grupo una fuerza
social oculta, en la medida en que suministraron a muchos de sus miembros un material sobre el que construir su obra creativa. Si la doctrina original de Sclilick '
hubiera resultado fácil de llevar a la práctica, los problemas de la filosofía se ha- ,
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brían disipado de inmediato, y el grupo habría dejado de operar.
Los intelectuales no buscan contradicciones para luego propagarlas. Intentan
resolver problemas, no crearlos. La superficie del mundo intelectual, los objetos
sagrados en los que se centra y el sostén estructural de la comunidad intelectual
no están alineados simétricamente. Consciente e intencionadamente, los intelectuales se orientan hacia lo que ellos creen que es la verdad. No desean destruir sus
propias verdades, por muy útil que resulte socialmente haber destronado verdades que mantendrán vivos sus nombres para las siguientes generaciones de obreros de la creación. Así pues, el capital cultural más importante debe ser necesaria-4mente algo en lo que los intelectuales se orienten a tientas. Lo que éstos aprenden
y que los hace eminentes es a reconocer no sólo las grandes soluciones del pasado, los ingredientes que pueden usar para sus propias creaciones, sino también en
qué lugar se desarrollará la acción en el futuro. Deben hacer suyos los problemas
que tienen una mayor significación para las actividades futuras de sus colegas. é_:
'\ ta in~uición sobre el mod ~
relacionat se_c~n s.~ ~isciplina _intelectual const~ye el captfárcu!turalmás import~nte que..un md1V1duo aCio.u e e de .suuna~~
Est;es una ae as razones por las que existe u~
xión de una eminencia a otra
en las cadenas intergeneracionales.
La energía emocional y la creatividad
La energía emocional es el componente de la creatividad que más se presta al
estud.iops1co 6g1co.Suaistrib"ucrón,-sin embargo, sigue un patrón social. A partir
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de los estudios de Derek Price hemos aprendido que los intelectuales más eminentes -en su caso, los científicos de mediados del siglo XX cuyos trabajos resultan ser los más citados- son los más prolíficos en número de publicaciones, y
son los individuos que más tiempo permanecen en la disciplina, mientras otros
abandonan. Este hecho sugiere que la eminencia es en gran medida cuestión de
tener acceso a una gran cantidad de CC, darle la vuelta con la mayor rapidez y recombinarlo para producir nuevas ideas y descubrimientos. Esto convertiría la
creatividad en una cuestión de pura actividad, de energía emocional en el uso del
capital cultural. El psicólogo Dean Keith Simonton (1984, 1988) ha demostrado
para toda una variedad de campos que las personas creativas producen grandes
cantidades de trabajos, sólo una parte de los cuales obtienen reconocimiento. Su
fórmula para lograr el éxito parece ser abarcar un amplio espectro y probar nuevas combinaciones de ideas, algunas de las cuales resultan seleccionadas para recibir el reconocimiento de la comunidad intelectual.
Esta imagen la apoyan numerosos estudios (véase resumen en Collins, 1975:
273-274) que aprecian que las personas creativas sienten un deseo especialmente
fuerte de formar sus propios juicios; esto, a su vez, está típicamente ligado a las
oportunidades infanti~:s de _independe_ncia y de~cubr_imient_o_de nuev~s experiencias. A menudo, tambien existe un periodo de aislamiento f1S1co o social en el que
estos jóvenes se ven introducidos, a título sustitutivo, en la comunidad de la mente.
Sus cadenas de RI se alejan de la circulación local ge la cultura mundana y de las
presiones para la conformidad con lo local. Es un prerrequisito de la innovación
el descenso de la densidad ritual, pero también debe estar ligado a un apoyo intermitente de los rituales de las comunidades intelectuales que la dote de contenido y energía. Un esquema como éste, desde la infancia en adelante, nos muestra cómo se van desarrollando sucesivamente las energías que llevan hacia la
independencia y la innovación; para algunas personas tal energía se canaliza a
través de las redes de una disciplina intelectual, desde donde evoluciona en sentido
ascendente o descendente en función de las oportunidades estructurales a su
alcance.
,
La «energía emocional• describe bien el 'origen del impulso creativo ue sobre\ vienea los intelectuales o os artistas en e momento e maximo rendirruento en
\\ sufüoajo. Les capacita para lograr intensos periodos de concentración, y les proporciona la fuerza física necesaria para trabajar durante largos periodos de tiempo.
as ideas creativas lo que los grieEs este mismo sentimiento del fluir es ontáneo
e la musas o los daimones.
gos afri6uveron en SI.Unitología a ~ · ·
La'eñei:g_ía emocional por sí sola no asta: e auseru:ia..del capital cultural sufi~nte ~ de la_p_psición mre e a e · a com4nidad que debería acompañar a
éste, el entusiasmo creativo se converu · co o a probabilidad en preludio de
ambiciones frustradas y del fracaso en la obtención del reconocimiento. Inversamente, uno puede poseer el CC pero faltarle la EE que le permite hacer uso de él
en una situación. Esto se hace si cabe más manifiesto en situaciones más mundanas, como en esas conversaciones en las que uno no puede recordar lo que quería
decir, para que luego le acuda a la mente inesperadamente cuando ya ha abandonado la escena. Es lo que Rousseau denominó «l' esprit d' escalier», la observación
inteligente que llega demasiado tarde, cuando uno ya está bajando por las escaleras. Eso ocurre cuando las relaciones de poder en la interacción inmediata nos re1sultan desfavorables, reduciendo nuestra energía emocional y dejándonos incapacitados para mostrar la seguridad y la iniciativa necesarias para utilizar nuestro
capital cultural y lograr un buen efecto social. Tal escasez de concentración de
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energía aqueja a los intelectuales en forma de bloqueo del escritor. También en
este caso, la carga de energía proviene del acierto de uno para intuir dónde se encuentran las oportunidades de formar alianzas sociales favorables ( en este caso en
sentido indirecto) y dónde tales oportunidades se encuentran bloqueadas. 6
La energía emocional específica de las disciplinas intelectuales creativas es distinta de la seguridad y la agresividad que muestran las personas en otros campos
de la vida social. Es distinta de la energía emocional del político de éxito, del fi- )
nanciero emprendedor, de la estrella de la vida social o del triunfador sexual. Cada etuno de éstos constituye un tipo particular de mercado social, donde las oportunidades son especialmente buenas para el capital cultural y la energía emocional
de ciertos tipos particulares de personas. Para las redes intelectuales, existen tipos
distintivos de capital cultural y, como consecuencia, también de la energía emocional que los acompaña. Además, cada disciplina posee sus características específicas, de modo que aquello mismo que hace que una persona resulte creativa en
geología le suele servir de poco para la literatura, las matemáticas o la música.
En el modelo general de las cadenas de RI, la EE crece o decrece en función de
las experiencias recientes e inmediatas en las interacciones. Esto vale también
para los intelectuales. Si la vida intelectual está hecha de rituales en los que los hablantes se convierten en el centro de atención y en los que las ideas y los textos
simbolizan la continuidad de una comunidad intelectual en el tiempo, podemos
esperar que la EE intelectual ele los individuos subirá o bajará según el tipo de
contacto con estas situaciones y estos objetos sagrados. La variable fundamental
1 es cuán próximo se encuentra uno de la participación en estas actividades simbólicas. El que toma la palabra en un ~emioario aumenta SJJ energía emocional si los
oyente~ccionan positivamente; y también aumenta la de tales o entes si el capital intelectual ae estos y la trayectoria e sus propios proyectos hacen que sus
ideáseñca1en bien con !alinea que se esta ex
1e o.Y, en sentido opuesto, la
incapac1 á para evar a uen puerto una conferencia para un público determinado, o la incapacidad del público para seguirla, quizás incluso el sentimiento de
que las propias ideas quedan en ella excluidas, hacen descender la EE. La reserva
personal de EE es como un depósito que se llena o se vacía según la cantidad de
veces que uno experimenta situaciones favorables o desfavorables, y según el
equilibrio entre ambos tipos de situaciones.
Las cargas de EE se acumulan en el tiempo tanto a largo como a corto plazo.
Dado que el hecho de poseer un alto grado de energía emocional es uno de los
factores que capacitan a la persona para captar la atención en las interacciones rituales, además de afectar a la creatividad en general, existe una tendencia a que las
personas que empiezan con un buen nivel de EE ganen en energía con el tiempo.
Los niveles altos de energía o bien alcanzan un punto de estabilidad, o bien entran
6. Un estilo de escritura es la consecuencia de un tipo particular de corriente de energía emocional. Un estilo enrevesado que va a la deriva, lleno de falsas estrellas y de transiciones inseguras, tiene
su origen en una corriente débil y titubeante de EE. El escritor que esconde la voz del narrador tras
una pared compacta de abstracciones y tecnicismos se está aferrando a su identidad en el seno de la comunidad de especialistas, en lugar de aferrarse a su núcleo creativo; se encuentra tan próximo al límite externo del grupo que debe preocuparse principalmente de distinguirse del mundo de los legos al
que pertenecen los no especialistas. Los estilos característicos de los intelectuales de éxito son también
un rastro de su EE dominante. Los sonoros periodos de Gibbon demuestran su pertenencia a un
mundo en el que los escritores notorios podían ser también oradores parlamentarios, un mundo que
pertenecía a una aristocracia de pompa y circunstancias. El origen social de los estilos u!traseguros de
Russell y Wittgenstein se analiza en el capítulo 13.
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en un proceso descendente si la trayectoria de una persona la conduce a niveles
tan altos de competitividad por captar la atención que tal persona se ve superada.
Esto ocurre cuando alguien que ha alcanzado la fama en una especialidad de investigación determinada se ve catapultado a un campo más amplio, quizás interdisciplinario, o bien con un público más general, en el cual uno puede no tener los
recursos para equiparase a la competencia allí presente. Los efectos de comenzar
con un nivel bajo de EE son, con toda probabilidad, todavía más acumulativos.
Tal y como el éxito engendra los ingredientes del éxito, el fracaso engendra un
mayor fracaso intelectual. La depresión, el bloqueo del escritor, el desplazamiento de la atención de los proyectos intelectuales a los asuntos mundanos: todos
ellos son formas típicas en las que los aspirantes a intelectuales fracasan a la hora
de conseguir sus metas y abandonan la palestra. La mayor parte del terreno intelectual, en cualquier momento dado, se compone de personas que se encuentran
en esta posición transitoria.
Las experiencias centrales de los intelectuales son sus interacciones inmediatas con los demás intelectuales. La EE también se ve afectada por las experiencias
indirectas de la comunidad intelecrua[Ya que las palabras, las ideas y los textos
estánc:ar gados de connotacioñesrespecto a la pertenencia a diferentes segmentos
de las comunidades intelectuales, la experiencia de la lectura, incluso la de pensar
en cuestiones intelectuales, también afecta nuestras energías emocionales. La lectura y el pensamiento son rituales indirectos de interacción en la medida en que
un individuo puede tomar parte en ellos y su nivel de energía emocional puede
resultar afectado. Lo mismo es cierto para la experiencia de la escritura. La escritura supone una participación indirecta en el mundo de las sociedades simbólicas:
en tanto en cuanto uno es capaz de establecer una relación satisfactoria entre ideas,
está creando coaliciones sociales que lo incluyen. La escritura exitosa crea energía
emocional. Aun por un breve periodo de minutos o de horas, sentados a la mesa
del escritorio, el proceso de escritura puede suponer una recarga emocional que
refuerce al individuo.
Un nivel elevado de creatividad cristaliza en unos determinados símbolos y,
en esa forma, puede circular por el campo intelectual, proporcionando energía a
cualquiera que pueda sentirse ligado de cerca a ellos. Cuando un grupo alcanza
un alto grado de acuerdo en torno a las ideas propuestas por un Yrueri-ntdecroat,
esa persona se convierte en un objeto sagra@ para el grupo. De este moclo nacen
las figuras de culto de la vida intelectual: Confucio, Aristóteles, Hegel, Marx,
Wittgenstein. Tales personalidades, y aun sólo sus nombres, se convierten en
abreviaturas para referirnos a todo un sistema de ideas. Dado que los intelectuales tienen muy presentes a los héroes de culto del pasado y se ven forzados a tomar
posiciones frente a los héroes, incipientes o establecidos, del presente, la pregunta no tarda en surgir en la mente de cada uno de ellos: ¿puedo yo mismo llegar a
ser uno de esos héroes y alcanzar, quizás, una fama epónima tras la muerte? La
motivación ~or llegar a convertirse en un objeÍ° sagrado es una de las fuerza's
proauctoras e ener~ en las carreras de los inte ectuafes. Oñadelas razones por
las que tleñcíe a haber unacidena que uñe aun mtelectual altamente creativo con
otro es que la persona más joven extrae su energía de la más vieja, justamente, como
tal héroe simbólico. No se trata tan sólo de la transmisión del capital cultural de
una generación a la siguiente, ya que lo que aquí nos ocupa son las deserciones
creativas más que la lealtad del discípulo. La conciencia del protegido se llena de
la imagen de lo que significa ser un héroe intelectual, de un ideal que cabe emular
incluso aunque uno desafíe el contenido de las ideas del maestro.
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La circulación de la energía emocional nos ayuda a explicar una circunstancia
curiosa que a menudo concurre en las vidas de las personas creativas. Solemos encontrar que personas que después llegarán a ser notorias han estado relacionadas
entre ellas en momentos tempranos de sus vidas. Hegel y Schelling fueron compañeros de escuela en Tubinga, junto al futuro poeta Holderlin, mucho antes de
que ninguno de ellos hubiera hecho nada que le hiciera merecer preeminencia intelectual alguna. Pero el grupo ya comenzaba a generar un cierto carisma. Se enl fraseaban en intensas discusiones intelectuales, el ritual arquetípico de los intel lectuales. Algunas de sus actividades eran explícitamente rituales, tal y como la
entusiasta celebración de la Revolución Francesa (Kaufmann, 1966: 8). Estas intef racciones rituales acumulaban energía emocional en espera de la aparición de una
dirección creativa específica. El capital cultural que dio forma a su EE se presentó cuando el grupo conoció a Fichte, quien ya estaba en contacto con Kant y ya
había puesto en marcha la revolución idealista de la filosofía. Parece probable que
fuera precisamente la calidad emocional de aquéllos, su entusiasmo, lo que llevara a Fichte, quien por aquel entonces ya cosechaba sus primeros éxitos, a cruzar
Alemania con el fin de conocerlos. Según los miembros del grupo se iban abriendo huecos en el espacio de atención intelectual, el éxito de uno ayudaba a tirar de
los demás. De entre los antiguos compañeros de escuela, Schelling fue el primero
en lograr fama creadora, con su Historia de la filosofía, en 1797. Entonces, utilizó su influencia para procurarle a Hegel un puesto en Jena, el centro neurálgico
del movimiento idealista, así como también el acceso a los editores. Fue en su intento por mantenerse a la altura de su antiguo compañero que Hegel luchó por
encontrar un lugar propio en el mundo intelectual, irrumpiendo finalmente, en
1806, con la Fenomenología del Espíritu y, en este proceso, separándose de su antiguo amigo para ocupar un espacio distinto en el mundo intelectual.
En las carreras de los intelectuales, existen otros numerosos ejemplos como
éste de estructuras grupales que tienen su origen en los años de formación. 7 Da la
impresión de que un grupo, a partir de los ingredientes aportados por jóvenes
con talento y de los recursos culturales a su alcance, produce energía emocional
mediante las intensas interacciones intelectuales de sus miembros. La energía
emocional es en ese momento fluctuante; puede seguir cualquier dirección, dependiendo de cómo vayan presentándose las oportunidades. Cuando esos individuos logran abrirse camino, más adelante, en redes intelectuales específicas, su
energía se convierte en creatividad. Al contemplarlos retrospectivamente, los
7. En la China Sung, encontramos a los hermanos Ch'eng, que estudian y discuten juntos desde
una edad bien temprana para después propulsar el movimiento neoconfuciano. En la Francia de finales de la década de 1920, encontramos al círculo de estudiantes que incluye a futuras eminencias literarias y filosóficas tales como Jean-Paul Sartre, Paul Nizan, Raymond Aron, Simone de Beauvoir y
Maurice Merleau-Ponty (Cohen-Solal, 1987: 74-75). En el Londres de inicios de la década de 1850, un
joven grupo de amigos comprendía a personajes tales como Herbert Spencer, T. H. Huxley, Mary
Ann Evans (George Eliot), John Tyndall y G. H. Lewes, en un momento en el que su época de creatividad aún estaba por llegar. Tenemos también la joven amistad de Marx y Heine o, a este respecto,
también de Marx y Engels. Siglos antes, Descartes y Mersenne habían sido compañeros de escuela. La
misma estructura parece presentarse en divers os camp os de la creación, sugiriendo nuevamente que
lo que se encuentra en circulación no es tanto el capital cultural como la energía emocional. Podría
añadirse la amistad del futuro novelista F. Scott Fitzgerald, el crítico Edmund Wilson y el poetajohn
Peale Bishop en sus días de estudiantes en la Universidad de Princeton (Mizener, 1959: 36-55); o el joven círculo de Bloomsbury, que alimentó una creatividad incipiente en todo un abanico de disciplinas
literarias, artísticas y académicas en los que se harían populares las obras de Virginia Woolf, Lytton
Strachey,John Maynard Keynes y otros (Bel!, 1972).
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identificamos por sus productos posteriores: los vemos como incipientes filósofos, novelistas, poetas o cualquier otra cosa en la que llegaran a convertirse en
función de la estructura de oportunidades.
LA ESTRUCTURA DE OPORTUNIDADES
Momento tras momento, situación tras situación, cada persona se mueve por
un continuo de rituales de interacción, reales o indirectos, que van desde la mínima a la máxima intensidaayquele proporcionan un capital cultural y calibran su
energía emocional en sentido ascendente o descendente. Es~ sit:ua~iones locales
están incrustadas en una estructura más amplia: en nuestro caso, la com~ajdad intelecttiaJ-ensuconjunf001_ue alcañza-nasca allí donde llegan sus redes en un perio'~hr htsT&ico-dáao.Cuál ~ea el capital cultural que fluya hacia un individuo dependerá de en qué lugar esté situado ese individuo y de qué sea lo que le rodee. La
energía emocional fluctúa en función del éxito y el fracaso locales en los rituales
de interacción, y también eso depende de algo que está más allá del individuo, a
saber, del modo en el que su capital cultural y su energía emocional se comparan
con los de las demás personas con las que uno entra en contacto. Las oportuni?a- \
des para la solidaridad o el enfrentamiento, así como par~~star__FrÓximos al cen- 1
tro [_eurálgico-ó ezrfa-penuml5raaelaperiferia,lasas1gna la r e ~ ~ n t o . El
capital culturarffü'ye-porcaten-e-des y benef1c1a más a aqueUis personas que tienen acceso a él cuando todavía es nuevo. La energía emocional también fluye por
las redes, y se recoge en depósitos condensados por aquí y por allá, pero también
se escapa a veces, debido a cambios en el espacio de atención que pueden superar
el ámbito de los individuos a los que tal espacio afecta.
Lo que un individuo haga en un momento dado depende de procesos locales,
· pero lo que fluye hacia esas situaciones locales viene de lejos. Las microacciones
est~n ~fectad~por la macroestructura. La-totalidad de las persónaslmplicadas en
1
-.p una cliscÍpTma y TaTorma en que estas están conectadas en la red conforman el macrocontexto en el que se negocia cualquier microsituación. A partir de aquí, una
teoría sociológica puede tQIIlaures--direecione~. 1) Podemos plantearnos una macrocuestión todavía superior: ¿Cuales son lascondiciones sociales más generales
que determinan la existencia o no de las redes intelectuales? Esto nos lleva a la
cuestión de los macrofundamentos de las redes presentes en la organización política, religiosa y educativa. 2) Podemos concentrarnos en la forma de la estructura
reticular misma y en la dinámica de su evolución en el tiempo; esto nos lleva a efectuar consideraciones sobre la estratificación interna de las redes intelectuales, así
como al principio del cambio mediante la rivalidad estructural que he denominado la ley de los números pequeños. 3) Podemos penetrar en mayor profundidad
en el micronivel y preguntarnos de qué modo reaccionan los individuos al hecho
de encontrarse en cada una de las diversas posiciones que existen en una red.
La primera cuestión nos ocupará en capítulos posteriores. Permítasenos considerar aquí la segunda y la tercera.
Cualquiera que sea el tipo de eminencia de que se trate, algunos individuos
siempre tienen m~or ac esf que otros al cap1t_!l cultural a partír del cual ésta se
genera. Eso no aepenae e as características de los md1v1duos. La estructura de
oportunidades se concentra en algunas parcelás del campo y deja a otras en la
sombra. El capital cultural se distribuye alreaedor del espacio de atención; el CC
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J._
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más valioso es el que puede utilizarse con mejores resultados en el siguiente asalto
de la lucha por captar la atención.
Imaginemos una gran cantidad de personas esparcidas por una llanura abierta,
del tipo de las que aparecen en los paisajes de Salvador Dalí o Giorgio de Chirico.
Cada una de ellas está gritando: «¡Escuchadme!» Así es el espacio de atención inte- ¡
lectual. ¿Por qué debería alguna de esas personas escuchar a la otra?¿ Qué estrategia 16--nos aportará el mavor número de oventes? Hav dos que pueden funcionar.
/
Una persona p~ede escoger pel~arse con c~alg_yier otra. contradiciendo lo que
ésta está d1"c1endo. Eso le proporcionará un público de al menos una persona, y si la
discusión hace el ruido suficiente, puede llegar a atraer a toda una multitud. Ahora,
supongamos que todos se sientan tentados de usar esta estrategia. Algunas de las
discusiones empiezan antes, o resultan más atractivas porque se contradice la opinión de unas cuantas personas, y aquellos que resultan estar cerca de la discusión se
concentran alrededor y le dan su apoyo a uno de los contendientes. El hecho de ser
el primero en mover ficha tiene sus ventajas, igual que las tiene la tendencia a ir con
la corriente. La tribu de los buscadores de atención, que antes estaba diseminada
por toda la llanura, ahora ha pasado a concentrarse en unos pocos nódulos de discusión. La ley de los números pequeños di~ que el número de nódulos que triunfan está sie'mpr_e~ntre tres v seis. El espacio de atencicfo es limitado. Una vez que
unas cuantas discusiones han dividido a la gente, se retira la atención a aquellos que
comienzan aún otro nudo de discusión. GraI:_Earte del pathos de la vida intelectual
está en el mo~q_!le uno escoge iniciar su proei;i discusión.
El Qll.Q_modo en el que tales buscadores de atención iruelectual pueden conseguir que alguien los escuche consiste en encontrar un tema del que alguien está hablando_~ mostrarse de acuerdo, para 1ue~o anadlf_~lgQ_q u_e_amp!1a faJ:lisciisi~
o
el «no, tu no u enes razón, porque":": .», sino el «sí, y es más, .. . » Esto convierte la relación en la de un maestro con su alumno favorito. La llanura repleta de egoístas
dispersos se reparte de otra manera, en cadenas de linajes maestro-discípulo.
Es indiferente si las personas siguen estas estrategias consciente o inconscientemente. El resultado es el mismo en ambos casos. Por supuesto que alguien podría rechazar enteramente esta idea como algo ofensivo para los valores intelectuales, para la búsqueda de la verdad por sí misma. Muy bien, adoptemos como
punto de inicio una búsqueda así de la verdad. Hay una cantidad de personas dispersas en una llanura buscando la verdad. ¿Por qué debería alguna de esas personas escuchar lo que otro de los individuos que hay allí dice que es la verdad? El
problema de formar una comunidad basada en el reconocimiento de la verdad es
exactamente el mismo que el de los buscadores de atención, y el resto se sigue a
partir de esta pregunta del mismo modo que se seguía antes. 8
Ambas estrategias, así como los procesos sociales a ellas asociados -la formación de polémicas y la creación de linajes- se dan simultáneamente. Es precisamente porque las personas forman linajes y aprenden algo los unos de los otros por
lo que tienen algo sobre lo que discutir; y el capital cultural general que poseen influye en quién se siente atraído a unirse al grupo a un lado u otro de la discusión.
Consideremos ahora la idea de que todo lo que ocurre en la llanura de los buscadores de atención intelectual se experimenta como rituales de interacción en un
8. No es una cuestión de motivación. Cuando un individuo se introduce en el campo intelectual,
el problema estructural es dónde encajará en el reparto de la atención. No se puede evadir la cuestión,
a pesar de que uno posea los valores de la modestia, la humildad o el compromiso con las virtudes intelectuales.
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CAPÍTULO 1
grado variable de intensidad. Todas las personas se sienten inclinadas hacia aquellos RI que más los recompensan en términos de energía emocional, igual que se
alejan de los que les suponen una pérdida de energía. Que los individuos pierdan
o ganen energía depende de la dotación de CC y EE de las personas con las que
entran en contacto; así como el CC y la EE de esas otras personas resultan afectados a su vez por sus contactos subsiguientes, y así sucesivamente por toda la
red. La estructura debería contemplarse como un mercado restringido. En la medida en que las personas pueden acceder la una a la otra, tienen ocasión de medir
su CC y su EE para obtener de ello el mayor beneficio posible, como en una subasta abierta.~ Pero el grado de acceso mutuo es él mismo variable. Puede darse que
, los individuos tengan contactos muy limitados y se vean obligados a regatear
para lograr tomar parte en unos rituales de interacción con un equilibrio desfaÍ vorable de CC y EE porque determinadas personas en particular son todo lo que
, tienen a su disposición. En esto, nuevamente, es la forma de la red, así como el
} lugar de ésta en el que se encuentran los individuos, lo que determina sus posibilidades: lo que piensan y con qué energía creativa.
La característica más imIJOrtante de las redes,_de.~_ara a la determinación del
fu~
us miembroT,_~s l~ ~§_tratif.[i~ción del es_paciCLd.e..at-en.ciCSñ:-Toéfa;las
personas intentan conseguir formar parte del grupo que cuenta con el mejor estatus intelectual, no sólo directamente, sino también indirectamente. A todo el
mundo le atrae pensar ideas de alto estatus y asociarse con personas de alto estatus. El problema es que la negociación de las alianzas es cosa de dos. Una de las
partes, la que contempla desde abajo la escalera de los estatus, puede ser que desee establecer una alianza, mientras que la otra, que se la mira desde arriba, no está
tan convencida. El intelec_!!:!.al de éxito puede aue dé la bienvenida a sus seguidores,
pero no es proba6l'é-que les disp ense por ~ .,pa..1=-te-ufl.-i:econocimiento.excesivo. El
enfren
·entot!~-aúrrpeor, porque el campo intelectual §._e e U.C.lU a-;J; aseae
rivalidades. L3:_s posturas op~as ludían por ser do_!!!!Q~!l-~e_§ e, indu¡;;-con
respecto a una ún'"'ica pi5sic1on, existe sólo una cantidad limitada de atención que
repartir entre las diversas propuestas.
Todos los intelectuales se enfrentan a la elección de un~ !-ª? dos estrategias.
ro Uno pue~
1r.3: e~~~_:ntentar s~r el rey de la selva,"10 9ue significa in:ez:tar
,Y luchar solq, o ~as1 so.12, en_ercentr.Q __de__Y.!la.de.las-posruca mtelectuales.ma~.1m.portanteg <2f 6ienpuede decidir_!_l_~-~Eri~_sg~r~ o ~ -P-érdidas_~_ambici@ar__yn
puesfo rrias modesto: como seguidor leal de alguna Cle las _E_Osturas de mayor éxito;
quiz ásc omo auxiliar ó-colabóraaor en a vanguardia de la investigación activa; tal
vez como especialista en alguno de los temas que menor reconocimiento reciben,
pero también menos competitivos. Algunos individuos pueden ser conscientes de
tales alternativas. Pero el proceso es el mismo tanto si son conscientes como si no.
1
9. Estrictamente hablando, los participantes deben aportar un CC similar para poder tener algo
de lo que hablar. En el caso de los intelectuales creativos, los CC no pueden ser completamente similares, aunque deberían tener una zona de intersección lo suficientemente amplia como para que cada
uno de los participantes pueda aportar CC nuevo a los demás y los CC puedan recombinarse para obtener nuevas ideas. La EE de los participantes no se mide del mismo modo. Lo que se necesita para
que se dé un RI satisfactorio es que al menos una de las personas tenga una EE relativamente alta, lo
necesario como para que tome la iniciativa a la hora de hacer que la interacción sea fluida y de aportar
a la conversación el CC a su disposición. La ley de los números pequeños sugiere que suele ser una
persona la que tiende a recibir la máxima cantidad de atención en cada grupo intelectual; dos personas con una EE muy alta tenderían a negarse la una a la otra en su competencia por lograr la atención.
La fórmula satisfactoria para que un RI tenga éxito es: CC similares, EE complementarias.
COALICIONES EN LA MENTE
41
No es necesario que los individuos se conviertan en máquinas de calcular; es poco
probable que dispongan de la suficiente información como para tenerlo todo
calculado y, en cualquier caso, las limitaciones intrínsecas a las capacidades cognitivas reducen las posibilidades. 10 La circulación del capital cultural y la energía
emocional por la estructura reticular mueve a las personas, tanto si les gusta como si no. Al principio, todos los intelectuales apuntan insensatamente alto, y la
estructura les hace desmoronarse emocionalmente. Tanto si alguien comienza ,
dispuesto a ser un seguidor o un especialista reducido como si no, a veces es ésta la única oportunidad que se le ofrece, toda vez que le es negado un puesto más
importante. La circulación del capital cultural resulta ser una imposición a largo
plazo sobre los individuos; la energía emocional de las personas se ajusta con
mayor rapidez a las circunstancias que se les van presentando. Del mismo modo,
algunas personas resultan engullidas por las estructuras, que los hacen pasar de
ser meras cifras sin nombre a convertirse en las grandes figuras creadoras de su
disciplina.
La totalidad de los rituales intelectuales
y de los objetos sagrados
El mundo intelectual está hecho de la totalidad de los rituales de interacción
que t i e n e ~ t o d o e f p a n o ~ ~ d e las corrientes de o-bj~tos sagraclos -ideas y textos- que resultan de ésros :-Con eb-frel mundo intelecfüahre este modo supone un desafío deliberado a n~tra conceP.ció_n__más
usual de la vida intelectual, tanto contemp~I!ea_C.Qf!l.O histórica. Nosotros mismos, a l-fo-tmülaT lcfque-está-ocurriendo en el mundo intelectual, imponemos la
imagen que nos ofrece una corriente, o unas pocas de ellas, y que está típicamente
distorsionada por el partidismo. Los historiadores de las ideas pueden no resultar tan parciales, dado que se encuentran a una mayor distancia, pero su punto de
vista sigue siendo parcial, centrado en unos pocos patrones y necesariamente
limitado a un número manejable de nombres y temas. Pero el mundo intelectual
es mucho más grande que todo eso, y no está tan concentrado en unas pocas cuestiones. Las pruebas más detalladas de que disponemos se ocupan de las ciencias
de la naturaleza, que constituyen sólo una parte del mundo intelectual. En los
años setenta, en un año cualquiera, había aproximadamente un millón de científicos naturales que publicaban, y 110.000 científicos sociales (Price, 1986: 234). 11
1O. Podemos ser aún más específicos. Ser calculador es una clase particular de pensamiento consciente. Dado que el pensamiento mismo se encuentra determinado por el CC, la EE y la red de oportunidades circundante, existen condiciones estructurales bajo las cuales a los individuos se les pasarán
por la mente cosas tales como «¿qué pasará si hago esto?», o «¿no sería mejor si ... ?» También podríamos especificar las condiciones bajo las que los individuos no piensan en nada parecido y se limitan a
seguir la corriente. En los casos de un aporte estable de energía, sea éste elevado o no, las personas
tienden a seguir su camino sin reflexionar mucho sobre él. Es cuando los aportes de energía son drásticamente contradictorios, debido a que las posiciones de la red tiran en una u otra dirección, que es
más fácil que aparezca un cálculo consciente. En el caso extremo, una participación poco exitosa en
los RI que conduce a una EE baja, junto a una multiplicidad de oportunidades de interacción poco
atractivas, pueden conducir a una reflexividad paralizante. El modelo de las cadenas de RI, si se desarrollara en esta dirección, constituiría una psiquiatría sociológica.
11. En los Estados Unidos, el número de autores publicados de libros comerciales (de compraventa) se estima en 45.000 (Kingston y Cole, 1986: 36).
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CAPÍTULO 1
Si nos desplazamos hacia atrás en la historia, o lateralmente, hacia campos que
registran una menor actividad, las cifras son menores, pero, en cualquier caso, la
totalidad de la comunidad intelectual activa es mucho mayor, y más diversa, que
las imágenes simplificadas que nos presentan incluso las historias más ricas en detalles. Hoy en día existe más de un millón de científicos que entran y salen de la
profesión cada pocos años; la gran masa de la comunidad científica se encuentra
en esta clase intermitente. Todavía es mayor el número de estudiantes, futuros intelectuales, participantes indirectos o intelectuales en proceso de introducirse o
abandonar la actividad, los cuales constituyen el límite más exterior de la profesión. Es ésta la realidad sobre la que imponemos nuestras simplificaciones.
Imaginémonos lo que sería poder ver a través de las paredes o incluso en el interior de las mentes de las personas. El paisaje social se nos aparecería como un
montón de pensamientos como puntos que centellean. Si paseáramos por el pasillo de una gran universidad escuchando todas las conferencias, las conversaciones
, y los diálogos internos que conforman el pensamiento, la sensación que nos producirían sería la de una tremenda diversidad, incluso cacofónica. Habría un buen
montón de pensamientos mundanos, no intelectuales: personas que piensan en lo
que tienen que hacer, meditan acerca de sus amigos y enemigos, planean políticas
organizativas o eróticas; pensamientos amargos y obsesivos, quizás alguien que
· • ensaya unas frases o recuerda unos chistes, además de trozos sueltos de palabras,
frases, imágenes, todas las insignificancias y los desechos de los intercambios de
capital cultural del pasado reciente. Pero algunas de esas ideas brillarían con fuerza, cargadas de significación emocional, elevadas por los rituales de interacción a
la categoría de objetos sagrados. Esas son las ideas que actúan como polos magnéticos del pensamiento intelectual, las que constituyen el centro de la atención
-- continuada y seria que resulta ser la actividad del mundo intelectual en su grado
más intenso.
Habrá un número menor de tales ideas tan fuertemente cargadas, pero su influencia será desproporcionada, atrayendo como un imán y dando forma con su
magnetismo a pensamientos menores como a limaduras de hierro en la mente individual, y atrayendo también a muchas personas, a las que convierte en un grupo
intelectual. Pero incluso en el caso de esas ideas, las hay de muchos tipos: no sólo
en distintos pasillos de la universidad, sino en un ~ismo pasillo, en una misma
conversación y a veces hasta en una misma mente. Si ampliamos nuestro paisaje
en el tiempo y en el espacio, la totalidad de los objetos sagrados, tanto intensos
como más suaves, que conforman el mundo intelectual es colosal: toda una diversidad de pensamientos que constituye la totalidad de las estratagemas, las facciones, las especialidades y las disciplinas en un momento dado de la historia, y
una diversidad de tales diversidades cuando desplazamos el centro de atención a
través de los años -20 años atrás, 50, 1.000 o aún más. Si pudiéramos avanzarnos
50 años hacia el futuro, o 250 años, es seguro que nos encontraríamos con una estructura similar, aunque rellena de otros contenidos.
No preterido ser irónico, o pesimista, o relativista. Bien puedo darme cuenta de
que muchos de esos pensamientos fueron y son valiosos como experiencias por las
que vale la pen~ haber pasado, incluso como verdades. Muchos de ellos merecen
ser objetos sagrados. El conocimiento de hoy en día en su conjunto se asemeja a la
.J) biblioteca circular de Jorge Luis Borges, con un sinfín de volúmenes en un sinfín
de estanterías, y cuyos habitantes buscan el catálogo maestro que está enterrado
entre ellos, escrito en un código que nadie puede descifrar. Aunque también podemos imaginárnoslo como un palacio mágico de pasillos con curvas caprichosas
COALICIONES EN LA MENTE
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y donde_cada habitación contiene un tesoro. Nuestro palacio sólo sufre de exceso,
ya que siempre nos esperan nuevos y mayores tesoros por encontrar.
La imagen borgiana posee el tono de alienación característico de los intelectuales modernos; pero el problema de fondo es la rudimentaria democracia presente en todo esto, la falta de un criterio maestro. Gran parte de la maleza intelectual de comienzos del siglo XX tiene ese tono conservador de fondo, ese deseo
de estratificación. Pero de hecho la democracia y la estratificación están siempre
presentes en cualquier comunidad intelectual activa. Incluso en mi imagen optimista del castillo mágico de las ideas, la gente que vive dentro del castillo siente
que hay habitaciones más externas y otras más hacia el interior -aunque no
siempre sepan cuál es cuál y tiendan a sobrevalorar el estatus de su propia sala, esperando que se trate de una de las más interiores. La estructura del todo es independiente del número de personas y de ideas que contiene. Sólo hay espacio
estructural para un número limitado de cámaras interiores, independientemente
de hasta dónde se extienda la multitud que habita en las antecámaras.
Lo ue denomino la ley de los números pequeños propone que siempre existe
un pequeño -rnero:de:p:o-sfürasanfagón1cis qu_e_ consfirny:en:-l~@~arcli"iaela
creacion mtelecmal;~yyñiuruca cama;; central, pero raramente hav más de
media i:loc:eña.Esto es particularmente cierto en el reino de las teorías y, de entre
estas-;-sob-re·todo en la filosofía. Pero también es posible una reestructuración segmental, especialmente cuando las•disciplinas adquieren materiales empíricos (entre los cuales pueden contarse los textos de la historia de la disciplina). Entonces el
palacio mágico puede dividirse en dos alas, incluso separadas. C ~_sciplina o
especialidad puede tener sus propios círculos interiore~ exterjores, suietos nuevamente a la ley de los n ú ~ p~qu~n.Qr,úñaaemocracia limitada..en la cúspide,
realzaaabaj-oClertas condiciones por una al_ta tasa de camhl_g_y: por la incertidumbre en las zonas más exteriores con respectoaclonde cae r e ~ o .
Esta estructura global es el cameo-aefuerzª"_un~l que los individuos actúan y
pie~ . Suestructúraeslarespoñsable de los patrones e~tabks de ideas y energías que confQ!:.!nAfl 1-ª-.rutina_iotek.c ual ves en el momento en el quelas fuerzas
que operan a gran escala resitúan las cámaras interiores, vaciando algunas de ellas
y consolidando otras, cuando tiene lugarJa r:e_c.ombinación de las ideas y los flujos intensos de energías emocionales que dan forma a los episodios de máxima,
creatividad.
La estratificación en el seno
de las comunidades intelectuales
Los datos más exhaustivos de los que disponemos respecto a la estratificación
intelectual conciernen a los campos científicos. Existen buenas razones para
creer que las estructuras básicas son similares en la filosofía y, de hecho, enlamayoría de las disciplinas humanísticas (y quizás también artísticas) .12
12. La teoría de Kuhn sostiene que existen diferencias fundamentales entre aquellos terrenos (las
ciencias) que cuentan con paradigmas y aquellos otros que no (las humanidades y las «ciencias• sociales). Sin embargo, la estratificación de la creatividad y el reconocimiento intelectuales parece ser
más bien parecida en todas las disciplinas. En White (1993) se presenta un análisis que apunta a la existencia en las carreras artísticas de estructuras subyacentes similares; véase también Kaufer y Carley
(1993 ); respecto a los matemáticos y los sociólogos, véase Crane (1972).
• f
44
CAPÍTULO 1
La productividad se halla repartida entre los científicos de un modo muy desigual. La probabilidad de producir un gran número de trabajos es inversamente
proporcional al cuadrado del número de productores (Price, 1986: 38,223); de
aquí que el número de científicos que producen un gran número de trabajos sea
tremendamente pequeño. Derek Price (1986) estima que el grado de estratificación es el mismo en todos los campos científicos, y ha sido de la misma índole
desde el despegue de la ciencia en tiempos de los inicios de la British Royal Society
en la década de 1660.
La forma que toman las comunidades es la de una pirámide que se estrecha
precipitadamente por la punta: si atendemos a la población de científicos, la pirámide descansa sobre una amplia baseaeprocluct_QL.eS modestos; si miramos a la
cant1dacf de traoajos-qu<q:5roducen tafes in dividuos, entonces tenemos una pirámide con la nariz clavada en el suelo y la base hacia el cielo. De todos aquellos que
producen algún tipo de publicación, el grupo mayoritario (el 75%) produce tan
sólo uno o dos trabajos, lo cual suma el 25%de todos los trabajos publicados.
Aproximadamente una veintena parte del grupo publica la mitad de todos los trabajos: producen 10 o más trabajos en una vida. Los dos científicos más productivos de cada 165 (el 1,2%) producen 50 o más trabajos, lo que representa la cuarta
parte de todos los trabajos.
Los autores de una disciplina en particular se dividen entre aquellos que se mantienen en activo de forma continuada (los continuos) y aquellos que sólo permanecen activos durante un corto tiempo (los transitorios) (Price, 1986: 206-226 ). Los
transitorios están representados por tan sólo una cuarta parte de los trabajos en
1cualquier momento dado, pero como éstos vienen y van cada año, la población flo' tante de transitorios constituye el 75-80% de la población total de científicos. Los
«continuos normales», que publican con apreciable frecuencia durante un tiempo,
son el 60% de la población activa en cualquier año dado, pero sólo alrededor del
20% de la población flotante total. Y el grupo nuclear de alta producción, que
publica cada año, supone tan sólo el 1-2% de la población flotante total.
Los niveles de estratificación entre los -científicos son, así pues, los siguientes:
1)
- científicos estrella (números absolutos pequeños)
-núcleo interno-máximos productores (1-2% de la población flotante total)
- núcleo externo (20% de la población flotante)
- transitorios-unas pocas publicaciones o una única producción (75-80% de
la población flotante)
- público y futuros reclutamientos (de 10 a 100 x el tamaño de la población
flotante)
El nivel al que uno llegue en su carrera en el mundo científico dependerá de la
superación de una serie de barreras: 1) la primera publicación, que significa la admisión en la comunidad científica y la diferenciación con respecto a los legos (con
frecuencia
ésta es la tesis doctoral); 2) las pocas publicaciones siguientes, que co1
locan al individuo en el grupo intermedio de transitorios o potenciales continuos;
3) cinco años de publicaciones continuadas, que lo sitúan entre la elite o núcleo
:/ de alta productividad. La productividad total depende principalmente de cuánto
tiempo se mantenga uno en activo en la investigación. Los miembros de este grupo
nuclear (que representa el 20% de quienes se encuentran en activo en un momento dado, pero sólo el 1-2% de la población flotante total) producen a lo largo de
su vida el 25 % de todas las publicaciones.
1
l
COALICIONES EN LA MENTE
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La cantidad total de productividad repartida por toda la comunidad se correlaciona bien cQnJa caliaach:hdosuabajos y-la emmenc1a del científico individual.
Podemos ~probarlo en la imagensimiÍar que presenta esta esfrafificl-_fÍÓn con
referencia a la citacíón.Eñ un año-daao: resu1ta citaaalamitad de arcfiivo. Alrededor del 75% cfélos trabajos, si es que resultan citados alguna vez, lo son una sola
vez. Los trabajos de los transitorios raras veces se citan, y si esto ocurre, nunca
son citados muy repetidamente (los transitorios producen sobre un 25% de los
trabajos y obtienen menos del 5-10% de las citas). En el otro extremo del espectro, alrededor de 1 de cada 400 trabajos (menos del 0,25% del total) se cita 20 o
más veces al año. Alrededor del 1% de los trabajos reciben sobre un tercio de todas
las citas (Price, 1986: 73, 107-108, 230,234,261).
Apreciamos que los trabajos están aún más estratificados que los autores. Los
grandes productores que ocupan el centro de la disciplina son de hecho los más
citados, pero, dado que producen (como hemos visto) el 25% de todos los trabajos, algunos de sus trabajos se d~itaLWn..mucha ma~ml.M:.n.ci.a que-los
,demás. Entre los autores que han producido un mayor número de publicaciones
se encuentran los matemáticos Cayley (con 995 trabajos), Euler y Cauchy, y el físico Kelvin ( con 660) (Price, 1986: 44; 1975: 176, 195 ). Su fama, sin embargo, se
debe sólo a un pequeño porcentaje de sus trabajos. Esto es inevitable si el campo
se encuentra copado por un número reducido de grandes productores.
Y así llegamos al cuarto nivel de la estratificación: a los líderes del núcleo y,__<k
hecho, a_la.s._a_ctividades centrale~ de entre todas las act1V1dades de esos líaeres. Si
la pob1a-ción t~I es del orden de un millón de científicos que producen un millón de trabajos al año, aun el 1-2% que ocupan la cúspide arroja una cifra de
10.000 a 20.000 científicos. Ellos son la creme, ¡:,ero no la creme de la creme. Debe existir entre éstos alguna diferencíac~1tenor, ñastaTlegarrlorlfi"ns~ins_y
demás héroes sobre los que leemos en las historias de la ciencia. No existen datos
sobre los demás tipos de intelectuales; pero la situación que se aprecia entre los
científicos bien seguro vale para todos.
1
La estratificación del capital cultural \"'y la energía emocional
El acceso de los intelectuales al capital cultural que produce e ! ~ o de la
disciplina es limitado. Nuevamente, sabemos más de las estructuras que hrñita"n
taf acceso entreToscientíficos de la natÜraleza; estos nos proporcioñañunacierta
comprensión de los tipos de características que estratifican cualquier terreno intelectual.
La cien~m~a es cof!!l;etitiva y evoluciona c~n rapidez; s~lo se le rec~noce un descuonm1ento a la pnmera persona en publicarlo. De ah1 la tendencia
de los científicos a congregarse en torno a las áreas de investigación más populares. Se prem~ocidad, el hecho de publicar los resultados cruciales antes que
rungún otro. Aquellos gue están fuertememetorrectados en el seno de las redes
sociales tendrán aquí ventaja. Pruebas que se comumcan ae-moao-infotmal, la
circutación de prepublicaciones antes de la publicación formal, nos muestran en
qué lugar se encuentra este grupo informal. La pertenencia a la red que conforma
el núcleo social se correlaciona con una alta productividad, en parte porque facilita la rápida transmisión del capital cultural.
46
CAP{TULO 1
A causa de la proliferación de trabajos, si uno depende completamente de leer
la literatura como alguien externo al círculo, es más difícil que sepa dónde buscar.
Un repaso poco sistemático de la literatura existente revisando los boletines o,
peor aún, recurriendo a servicios de indexación y abstracción (sea en medio impreso o electrónicamente, a través de la web), que satura los canales más bien que
localizarlos, no nos conducirá al capital cultural clave que deberíamos seguir. De
nuevo, uno necesita disfrutar de la ventaja que confiere el hecho de estar conectado
social e intelectualmente con el núcleo.
,
En las ciencias que utilizan de la investigación, la innovación depende de lo fa/ miliarizado que se esté con la más avanzada tecnolog!a ~rala investigación (Pri1 ce, 1986: 237-253). Tal conocimiento es algo amenuéfo tac"ítoeinformal, que se
transmite por contacto personal, más bien que el objeto de trabajos publicados.
Éste es otro de los recursos que monopolizan aquellos que están cercanos al núcleo activo de la comunidad investigadora.
¿Provocan estas estructuras que las modernas ciencias investigadoras se encuentren más fuertemente estratificadas que las disciplinas no científicas? El gran
número de científicos y la dependencia de unas tecnologías de la investigación caras y rápidamente cambiantes fuerza el ritmo de la competencia intelectual. Un
campo más reducido, como lo es la filosofía o, de hecho, cualquiera de las humanidades, no premia tanto el rápido acceso a la vanguardia cambiante de la información que pronto queda desfasada o a los equipamientos necesarios para llevar a
cabo la investigación. Aun así, el grado de estratificación del capital cultural puede ser a grandes rasgos el mismo, por ethed iocte que las disciplinas de avance más
\ lento resultan ser también las menos diferenciadas en especialidades; cualquier
\ competencia que se dé se centra en torno a la misma aspiración fundamental a
\ alcanzarla preeminencia intelectual. Y aquí nos encontramos ante una situación
crítica: ante una cantidad limitada de espacio de atención que sólo permite que se
reconozca un pequeño número de posturas intelectuales en cada momento.
Estos procesos afectan a la acumulación de(EE )e forma tanto negativa como
positiva. En la cúspide, los individuos que .tieri~ buen acceso al capital cultural
gracias a su experiencia previa, a sus mentores y a su participación en las redes sociales centrales tienen un nivel elevado de EE. Se sienten li~ados coI!_entJ.lsi~ mo
a su disciplina, trabajan duro para. ex_.e.Jotar sus 2.eortumda ~s y reciben grand~s
rec9mpensas en forma de reCOllil.Ctm1ento. Son los más capac:1faaos para supervisar el nivel de la competencia y, aunque a menudo puedan ver cómo un rival se les
adelanta en la publicación (como demuestra Hagstrom, 1965), también ellos
logran derrotar a otros en muchas ocasiones. Se mueven en un nivel creciente (o
constantemente alto) de EE. Eso es lo que les otorga la reputación de ser individuos «creativos».
En el extremo inferi9~~ encuemr"1.J ~Eobl~ción tra~~ ria.Yo__ tribuiría su
transitoriedad-a: s 6aja('.r~ y ésta, a su vez, a su posición estructural défü para
accedér al capítattulfur~Hundamental. Se presentan como «la clase de persona»
que siempre tiene problemas -obstáculos, distracciones, dificultades financieras
o familiares- que siempre parecen impedirle que acabe su trabajo. Es aquí donde encontramos el típico bloqueo del escritor propio de los intelectuales fracasados, la «disertacionitis» de los alumnos avanzados. Interpreto su probléiñaconi.o
un nivel baJO ae!aEEesp-ecífica requen a para triunfar en el campo intelectual.
Las energías emocionales reflejan, en la estructura que las envuelve, la distribución del capital cultural y las oportunidades en la red. Estas personas pueden
parecer «Calamity James» porque su nivel de EE para la producción intelectual
COALICIONES EN LA MENTE
47
está en constante descenso y los incapacita para alzarse sobre los obstáculos no
intelectuales.
Las barreras intelectuales son ya considerables por ellas mismas. Hay que saltar muchas vallas. Saltar las más bajas puede parecer una gran cosa visto desde
abajo, desde el punto de vista de la persona que está fuera, pero los individuos con
un capital cultural y una energía emocional relativamente modestos es fácil que se
desmoralicen al descubrir que más allá viene aún otra barrera, y luego otra, y otra.
Publicar un artículo lo convierte a uno en un científico o un académico reconocido,
pero eso sólo lo sitúa en las filas de la gran comunidad de transitorios, la mayoría
de los cuales se encuentran a punto de ceder y caer en la inactividad; publicar dos,
o unos pocos, artículos hace que uno entre en el círculo más externo del mundo
intelectualmente activo. Y las personas que publican en estos niveles escasos de
productividad suelen ser las que raramente se citan (y, en muchos casos, ni siquiera llegan a ser nunca citadas); y de ahí el que nunca llegue a materializarse la
tan ansiada recompensa. Incluso después de la publicación de unos cuantos trabajos, las posibilidades de recibir un buen reconocimiento, así como un buen incremento de la EE, no son grandes, a excepción de que uno se encuentre ya ligado a las redes centrales. Después vienen las siguientes barreras: publicar varios
trabajos al año durante cinco años, para finalmente alcanzar el grupo superior de
los personajes productivos y famosos. Este último paso es el más asesino: porque
la estructura de la comunidad int.electual parece garantizar que siempre existirán
tales estrellas, pero para la gran mayoría de los científicos y académicos, futuros
o practicantes, convertirse en una de esas estrellas constituye una meta inaccesible. Experimentar tales barreras es lo que provoca el alto nivel de transitoriedad,
de abandono de la investigación activa. 13 Incluso para aquellos individuos que logran alcanzar los niveles superiores de éxito intelectual, existe una continua lucha
por un estrecho espacio de competición. Esto lleva a muchos, incluso de entre los
mejor equipados, a abandonar sus aspiraciones creativas y adoptar el papel de seguidor en algún terreno intelectual. La estratificación de la EE es más restrictiva
que la estratificación del CC; es la primera la que hace de la cúspide del mundo
intelectual el vértice estrecho de una pirámide.
LA SOCIOLOGÍA DEL PENSAR
La estructura social está en todas partes, hasta en el micronivel más inferior e
insignificante. En principio, quién le dirá qué a quién es algo determinado por loJ
procesos sociales. Y eso significa que no sóloexiste una soc10logía de la conversación, sino que tambiéñ hay una sociología del pensamiento. El pensamiento
ver oalesuna conversacíon- interna·. El pensamiento cle losiruelectua es, sea creativo·orutinano, resulta especialmente accesible a este tipo de análisis. Eso es así
13. Chambliss (1989) nos proporciona una imagen convincente de las diferencias entre los distintos rangos del éxito en cualquier terreno competitivo, intelectual, atlético o profesional. La realidad
para aquellos que se encuentran en el círculo más interior de los triunfadores es simplemente •la cotidianeidad de la excelencia»; una rutina finamente aplicada que consiste en utilizar unos recursos bien
ajustados, con la seguridad de que uno sabe cómo hacer que le recompensen. Para los que están en los
círculos más externos, incluso para aquellos que están en la segunda fila de la competición, parece que
debe existir alguna cualidad misteriosa que poseen los triunfadores, y este sentimiento de la diferencia produce una barrera de ansiedad que hace a codo el conjunto más infranqueable.
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