J ) ) ) Sociología~?· e·las filosofías J. • • Una teoría global del cambio intelectual RANDALL COLLINS BIBLIOTECA DIGITAL TEXTOS SOBRE SOCIOLOGÍA Y TRABAJO SOCIAL SOCIOLOGÍA POR ESPECIALIDADES FICHA DEL TEXTO Número de identificación del texto en clasificación sociología: 2420 Número del texto en clasificación por autores: 38964 Título del libro: Sociología de las filosofías. Una teoría global del cambio intelectual Título original: The sociology of philosophies: a global theory of intellectual change, Autor: Randall Collins Traductor (es): Joan Quesada Editor: Editorial Hacer, S.L. Registro de Propiedad: Depósito legal: B. 5.098-2005; ISBN: 84-88711-59-X Imprenta: Novagrafik Año: 2005 Ciudad y país: Barcelona – España Número total de páginas: 1022 Fuente: https://es.scribd.com/document/164411672/Randall-Collins-Sociologia-de-la-filosofia Temática: Sociología de la filosofía RANDALL COLLINS Sociología de las filosofías Una teoría global del cambio intelectual Con un Prólogo de Salvador Giner Título original: The sociology ofphilosophies: a global theory of intellectual change, publicado en inglés por The Belknap Press of Harvard U niversicy Press, Cambridge y Londres, 1998 Traducción castellana:© Joan Quesada Diseño de cubierta: Equipo Editorial Fotografía de cubierta: Toni Vida! © 1998 by The President and Fellows of Harvard College © 2005, Editorial Hacer, S.L. c/ Carme, 16 2° lª 08001 Barcelona Tel. y fax: 93 317 58 01 hacerproduccio@yahoo.es www.hacer-editorial.com Todos los derechos reservados. Este libro no puede ser repFP9~cido, ni en todo ni en parte, ni registrado en, o tróll1smitido por, un sistema de recuperación de informacjóp, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fo¡gfs~La o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial Primera edición: marzo de 2005 ISBN: 84-88711-59-X Depósito legal: B. 5.098-2005 Composición: Medusa Impresión: Novagrafik _j \ ) 1 En cada cabello hay un número infinito de leones y, a su vez, todos los cabellos sueltos, con su número infinito de leones, caben en un único cabello. Y así sucesivamente, la progresión es infinita, como lo son las joyas de la red de Indra el Señor de los Cielos. Fa-tsang (Dinastía T'ang) Homero se equivocó al decir: «Ojalá que la discordia desapareciera de entre los dioses y los hombres.»· Porque si tal cosa ocurriera, todas las cosas dejarían de existir. Heráclito Índice Nota introductoria sobre la. traducción, por Joan Quesada............. XVII Prólogo a la edición española, por Salvador Giner . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIX Prefacio a la edición española, por Randall Collins . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXV Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXXI Agradecimientos ................................................. XXXV Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 EL ESQUELETO DE LA TEORÍA 1. Coaliciones en la mente ................................ . 19 Teoría general de los rituales de interacción ......................... . Los rituales de interacción de los intelectuales ....................... . La estructura de oportunidades ................................... . La sociología del pensar .......................................... . 20 25 47 2. Las redes a través de las generaciones ............... . 55 La escasez de excelencia creativa .................................. . ., sera, recor da do.) . ......................................... . ¿Q u1en ¿Cuál es la tarea de los filósofos menores? .......................... . El molde estructural de la vida intelectual: las cadenas de larga duración en China y Grecia ............................................. . La importancia de los lazos personales ............................. . Las oportunidades estructurales ................................... -. 38 55 60 63 67 71 77 X fNDICE 3. La compartimentació~ espacio de atención: el caso de la Greci~1 ntigua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 I / La ley intelectual de los nú~eros pequeños ....... .\ ................ . La formación de una red de discusión y el lanzamiento de la filosofía • \ gnega ............. ,i ......................................... . ¿Cuánto tiempo duran la's escuelas organizadas? .... l ............... . La crisis de }~s números tequeños y la creatividad de lk generación postsocrauca .......•........................ ( . ............... . La realineación de posiciónes en el Helenismo .... /. ................ . .'J . , ........,/................... . La base romana y la segunqa rea 1·meac1on El estímulo de la polarización religiosa ........ ,;: ................... . La confrontación del cristianismo contra el fren/e unido pagano ...... . Dos tipos de creatividad ...... ·-~ -/ ........................ . 86 87 95 103 109 114 125 128 136 HISTORIA COMPARATIVA DE LAS COMUNIDADES INTELECTUALES Primera parte: los caminos asiáticos 4. Innovación por oposición: la China antigua ....... . 141 142 La secuencia de oposiciones en la China antigua ..................... . La centralización en la dinastía Han: la formación del confucianismo .. l .. , · o f1c1a y su opos1c1on .......................................... . El paisaje cambiante de los apoyos externos ........................ . La cultura de la nobleza funcionarial: el movimieato del Coloquio Puro y la Doctrina Misteriosa ....................................... . La cultura de clase y la detención de la creatividad en la filosofía autóctona china ............................................... . 178 5. Política externa e interna del mundo iµtelectual: la India ................................................... . 181 Las bases sociopolíticas del dominio religioso ....................... . Las bases religiosas de las facciones filosóficas: divisiones y recombinación de los rirualistas védicos ........................ . La abigarrada competencia entre sabios ............................ . Los movimientos monásticos y el ideal del misticismo meditativo ..... . La oposición antimonástica y la formación de la cultura secular hindú .. . La subdivisión del espacio de atención intelecrual ................... . La línea de división entre los cauces budista e hinduista .............. . El reasentamiento postbudista en los territorios intelecruales ......... . Escolástica y sincretismo en el declive de la filosofía hindú ............ . 157 163 172 182 198 200 206 214 219 230 260 273 ÍNDICE XI 6. Las revoluciones en la base organizativa: budistas y neoconfucianos en China . . . . . . . . . . . . . . . . . 277 El budismo y la transformación organizativa de la China medieval . . . . . . Las relaciones exteriores intelectuales del budismo, el taoísmo y el confucianismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las filosofías creativas del budismo chino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La revolución ch'an (zen) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El reviva! neoconfuciano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La débil continuidad de la metafísica china . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303 320 7. La innovación por conservadurismo: Japón . . . . . . . . 327 Japón, transformador del budismo chino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La inflación de _la ~luminación zen y la conversión del koan en una escolastica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La sociedad Tokugawá como modernizadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La divergencia entre el naturalismo laico y el neoconservadurismo . . . . . . El conservadurismo y la creatividad intelectual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El mito de la apertura de Japón..................................... Conclusiones a la Primera parte: los ingredientes de la vida intelectual . . 331 279 284 286 295 346 353 368 374 376 385 HISTORIA COMPARATIVA DE LAS COMUNIDADES INTELECTUALES Segimda parte: los caminos occidentales 8. Tensiones entre ideas autóctonas e importadas: islam, judaísmo y cristianismo . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . La filosofía en un contexto religioso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El mundo musulmán: una comunidad intelectual sustentada sobre una religión politizada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cuatro facciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La realineación de las facciones en el siglo X . • • • . • . • . • • • • • . . . • . • • • • . • . La culminación de las redes filosóficas: Ibn Sina y al-Ghazali . . . . . . . . . . La rutinización de sufíes y escolásticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . España como la bisagra de la filosofía medieval . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Coda: ¿Son las importaciones de ideas un sustituto de la creatividad? . . . 391 392 396 399 411 421 427 432 450 XII ÍNDICE 9. La expansión académica como una hoja de doble filo: el cristianismo medieval . . . . . . . . . . . . . . . 455 Las bases organizativas del pensamiento cristiano ................... . La autonomía interna de la universidad ............................ . La ruptura de la filosofía teológica ................................. . Los intelectuales como cortesanos: los humanistas ................... . La cuestión del estancamiento intelectual ........................... . Coda: la desmoralización intelectual de fines del siglo xx ............. . 459 467 487 499 503 521 10. Redes híbridas y ciencia del descubrimiento , ºd o ................................................... . rap1 525 U na cascada de círculos creativos .................................. . Las conexiones filosóficas de la revolución científica ................. . Tres revoluciones y sus redes ..................................... . Los matemáticos ................................................ . La revolución científica .......................................... . La revolución filosófica: Bacon y Descartes ......................... . 528 534 559 560 562 565 11. La secularización y la metaterritorialidad filosófica ............................................... . 573 La secularización de la base intelectual ............................. . Geopolítica y divisorias de confrontación en el seno del catolicismo ... . El resurgimiento del campo metafísico ............................. . El milenarismo judío y la religión de la razón de Spinoza · ............. . La metafísica matemática de Leibniz ·............................... . Filosofías rivales sobre el espacio de la tolerancia religiosa ............ . El deísmo y la independencia de la teoría del valor ................... . La inversión de las alianzas ....................................... . El modernismo antimodernista y la oposición anticientífica ........... . El triunfo de la epistemología ..................................... . 576 577 589 591 593 596 602 605 611 615 12. Los intelectuales se hacen con el control de su base: la revolución universitaria alemana El movimiento idealista alemán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La filosofía conquista la universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El idealismo como la ideología de la revolución de la universidad . . . . . . . La crisis política como la capa de causalidad más externa . . . . . . . . . . . . . . La expansión de la revolución de la universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 621 625 641 654 665 667 13. La condición post-revolucionaria: la demarcación como problema filosófico Metaterritorios sobre la frontera entre la ciencia y la filosofía ......... . La invención social de las matemáticas superiores ................... . El logicismo de Russell y Wittgenstein ............................. . El Círculo de Viena como punto de unión de las luchas ............... . La reacción del lenguaje ordinario contra el formalismo lógico ........ . La torturada vía de Wittgenstein .................................. . De la crisis de fundamentación de las matemáticas a la fenomenología de Husserl ................................................... . Heidegger: el antimodernismo católico se solapa con el movimiento fenomenológico .............................................. . La división del movimiento fenomenológico ........................ . La ideología de la separación anglo-continental ..................... . 14. Los mercados de los escritores y las redes 1a conex1on ., f rancesa .................. . , . aca dem1cas: . La lucha por la secularización y la filosofía popular francesa .......... . Los existencialistas como híbridos académico-literarios .............. . Tornada: Entrando en la niebla del presente ......................... . 693 699 701 714 722 736 740 743 749 754 757 761 764 771 790 METARREFLEXIONES 15. Secuencia y ramificación en la producción social de las ideas ..................................... . 795 El continuo de abstracción y reflexividad ........................... . Tres vías: cosmológica, epistemológico-metafísica, matemática ........ . El futuro de la filosofía ........................................... . 795 807 861 Epílogo: el realismo sociológico ........................ . 863 . socio . l'og1co . ............................................. . El cogtto Las matemáticas como operaciones comunicativas ................... . Los objetos de la ciencia del descubrimiento rápido .................. . ¿Porqué deben socavarse a sí mismas las redes intelectuales? .......... . 863 867 874 880 Apéndices ................................................... . 887 1. Agrupamientos en una creatividad coetánea ...................... . 889 XIV fNDICE 2. La incompletitud de nuestra imagen histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. Claves de lectura de las figuras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 897 901 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Índice de nombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Índice de materias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 953 981 999 :1 ·1 ., Indice de figuras, mapas y tablas Figuras 2.1. Red de filósofos chinos, 400-200 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. Red de filósofos griegos desde Sócrates a Crisipo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.1. La formación de la red de filósofos griegos, 600-465 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . . 3.2. Centralización de la red griega en Atenas, 465-365 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.3. Escuelas organizad·as de la filosofía griega, 600 B.e.E.-100 e.E. . . . . . . . . . . . . 3.4. Proliferación y recombinación de las escuelas griegas, 400-200 B.e.E. . . . . . . 3.5. Realineación de las escuelas con la conquista romana, 200 B.e.E.-1 e.E. . . . . . 3.6. Sincretismos y escepticismo, 1-200 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.7. Confrontación de neoplatónicos y cristianos, 200-400 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . 3.8. Neoplatónicos bajo el triunfo del cristianismo, 400-600.................. 4.1. Surgimiento de la red china, 500-365 B.e.E.: los linajes rivales confucianos, los moístas, los primitivistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.2. Centros en intersección durante los reinos beligerantes, 365-200 B.e.E. . . . . 4.3. Transición de la dinastía Han y formación de confucianismo oficial, 235 B.e.E.-l00e.E. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . •• . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.4. La desintegración de finales de la dinastía Han y la Doctrina Misteriosa, 100-300 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.1. La red india, 800-400 B.e.E.: las rivalidades fundacionales . . . . . . . . . . . . . . . . 5.2. La india, 400 B.e.E.-200 e.E.: la era de los textos anónimos................ 5.3. Linajes de sectas budistas, 400 B.e.E.-900 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.4. El conflicto entre escuelas budistas e hindúes, 400-900 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . 5.5. Oposiciones en el hinduismo, 900-1500: realistas nyaya, idealistas advaita, dualistas vishnuitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1. La Iglesia taoísta y las escuelas budistas importadas, 300-500 . . . . . . . . . . . . . 6.2. T'ien-t'ai, yogacara, hua-yen, 500-800 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.3. La cascada de escuelas ch'an (zen), 635-935............................. 6.4. El movimiento neoconfuciano y la criba del zen, 935-1265 . . . . . . . . . . . . . . . 6.5. La ortodoxia neoconfuciana y el movimiento idealista, 1435-1565 . . . . . . . . . 7.1. La red de filósofos japoneses, 600-1100: la fundación del tendái y el shingón 7.2. La expansión de la Tierra Pura y el zen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.3. Artistas zen y maestros del te, 1400-1600 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.4. Las escuelas confuciana Tokugawá y de la Doctrina Nacional, 1600-1835 . . 7.5. Los occidentalizadores del periodo Meijí y la escuela de Kyoto, 1835-1935 . 8.1. Filósofos y científicos islámicos y judíos, 700-935: escuelas de Basora y Bagdad 8.2. Ash'aritas,falasifa griegos y las síntesis de Ibn Sina y al-Ghazali, 935-1100 . 8.3. Místicos, científicos y lógicos, 1100-1400 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 58 89 93 96 102 116 123 129 135 143 _148 164 174 207 216 221 231 263 289 292 299 304 319 333 340 345 357 379 400 413 428 XVI fNDleE DE FIGURAS, MAPAS Y TABLAS 8.4. Filósofos islámicos y judíos en España, 900-1065 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.5. España, 1065-1235: la bisagra de la bisagra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.1. Las facciones islámicas y sus combinaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.2. La proliferación de monasterios cisterciences, 1098-1500 . . . . . . . . . . . . . . . . 9.3. Filósofos cristianos, 1000-1200: la formación de la red de discusión . . . . . . . 9.4. La rivalidad entre franciscanos y dominicos, 1200-1335 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.5. Filósofos judíos dentro del cristianismo, 1135-1535: maimonidistas, averroístas y cabalistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.6. Escolásticos, místicos, humanistas, 1335-1465 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.7. Reformadores, metafísicos, escépticos, 1465-1600....................... 1O. l. La red europea: la cascada de círculos, 1600-1735 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.2. Intersecciones de las redes de matemáticos y filósofos griegos, 600 B.e.E.-600 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11.1. La red francesa y británica durante la Ilustración, 1735-1800 . . . . . . . . . . . . . 12.1. La red alemana, 1735-1835: Berlín-Konigsberg y Jena-Weimar . . . . . . . . . . . 12.2. ~a re_d de filósofos_americanos, 1800-1935: importaciones alemanas, idealistas, pragmatistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13.1. La_ red al.emana, 1835-1900: neokantianos, historicistas, positivistas, ps1colog1stas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . 13.2. Filósofos y matemáticos británicos; 1800-1935: la reforma de la universidad, el movimiento idealista, el círculo de Trinity-Bloomsbury . . . . . . . . . . . . . . . 13.3. La realineación de las redes en la generación de 1900 . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . 13.4. Los neokantianos y el Círculo de Viena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13.5. Las disputas metodológicas de los físicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . 13 .6. La red de la lógica y la fundamentación matemática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13.7. El Círculo de Viena: red compuesta . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13.8. La red de fenomenólogos y existencialistas, 1865-1965................... 14.1. La red de filósofos franceses, 1765-1935 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14.2. Los jóvenes hegelianos y los radicales religiosos/políticos, 1835-1900: Die Freien y los nihilistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . '•_E.1. El álgebra de los elementos celestes de la dinastía Sung . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 439 441 456 461 468 474 481 492 500 530 548 609 627 677 695 716 723 725 729 731 733 746 766 773 869 Mapas Escuelas filosóficas de la región mediterránea • . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . • . Centros intelectuales de los Reinos Beligerantes, 350 B.e.E. . . . . . . . . . . . . . . . • . . . Dinastía Han, 200B.e.E.-200 e.E. . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Segundo periodo de división, 250 e.E. . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . J.-os estados del Ganges, 500 B.e.E. . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . ._Cima del Imperio Maurya, 250 B.e.E. . . . . . . • • . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . • . . . . Equilibrio de poder, 150 e.E. • . • . . . • . . . . . . . . • . . . . . . . • . . . . . . • • . . • . • . • . . . • . . . El Imperio Gupta, 400 e.E. . . . . • . . . • . . . • . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . • . . . • . Vísperas de la invasión mogol, 1525 . .. .. .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . • . . . . . . . . . Principales monasterios budistas chinos .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . • . . . Centros intelectuales y religiosos de Japón . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cima del califato abasida, 800 e.E. . . . . . . . . . . • . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Escuelas catedralicias del norte de Francia, 1100 e.E. . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . • . . . . Crisis geopolítica del Imperio español de los Habsburgo, 1559 . . . . . . • . . . . . . . . . Universidades alemanas, 1348-1900........................................ 90 147 158 165 183 185 188 190 196 287 336 397 515 579 651 Tablas 2.1. Distribución de filósofos para todas las redes • • . . • • • . . . . . . . . • . • . • . • . . . • • • 9.1. Fundaciones y fracasos de universidades, 1000-1600...................... 80 517 Nota introductoria sobre la traducción e OMO CABÍA ESPERAR, LA AMPLITUD YPROFUNDIDAD DE LAS TRADICIONES intelectuales que aborda la presente obra ha planteado en el curso de su traducción un sinfín de decisiones sobre puntos controvertidos que repasamos a continuación. Aunque no las únicas,las decisiones más notables quizás sean las que hacen referencia a la transcripción de nombres propios y palabras en lenguas extranjeras que no cuentan con una forma extendida o más habitual en lengua castellana. Merece la pena enumerar aquí algunas de las convenciones adoptadas para nuestra traducción. Para la romanización de nombres chinos, hemos mantenido la opción del autor de utilizar el sistema Wade-Giles, aunque modernamente la tendencia sea a emplear el sistema de trascripción pinyin. En las palabras sánscritas y pali, siguiendo también al autor, hemos suprimido la gran cantidad de marcas diacríticas de las trascripciones científicas y hemos adoptado la forma más simple, sin marcas, en aras de la comodidad tanto en la escritura como en la lectura. Sin embargo, hemos decidido indicar con tilde, según las normas de acentuación castellanas, la sílaba tónica. Nos ha movido a ello la intención de facilitar al lector la pronunciación de los términos. Además, la traducción al castellano planteaba también el problema del género gramatical, ausente por lo general en inglés, y el plural. Aquí nuestra opción ha sido, como es lógico, mantener el género de la palabra en la lengua original y, para los plurales, tratar los términos como invariables, en contra del uso del original inglés. Se ha mantenido la trascripción inglesa de~ y spor «sh», aunque en el caso de los nombres propios muy habituales se ha escogido la opción usual de trascribirlos por «s», como por ejemplo en Sri Lanka. Por lo que respecta a los nombres propios japoneses, en los más antiguos usamos también el acento gráfico para marcar la sílaba tónica. Sin embargo, en los nombres más modernos, cuya forma comúnmente aceptada no presenta tilde, tampoco nosotros acentuamos gráficamente. Para todas esas lenguas, hemos utilizado como referencia el Diccionario de la sabiduría oriental, dirigido por Stephan Schuhmacher y Gert Woerner y publicado en traducción castellana por Paidós (1993). XVIII NOTA INTRODUCTORIA SOBRE LA TRADUCCIÓN Para las palabras árabes, la cuestión que se nos planteaba era si mantener la grafía kh del inglés para el sonido que en castellano representa la letra j, uso bien habitual, o adoptar la forma ortográfica castellana. Nuestra opción ha sido la segunda, por lo que escribimos, por ejemplo, «al-Jwarizmi» en lugar de «al-Khwarizmi» para nombrar al conocido matemático que dio nombre al álgebra. Otro conjunto de palabras problemático lo constituían los nombres propios de los filósofos medievales, originariamente en latín y donde la costumbre es a verterlos a las lenguas modernas. La diversidad de versiones existentes en castellano para algunos nombres nos ha obligado a escoger una única obra de referencia para todos ellos. Nuestra elección ha sido la traducción castellana de la obra de Etienne Gilson La filosofía en la Edad Media, publicada por Gredas en 1958. También existe una gran diversidad en castellano en antropónimos y, sobretodo, topónimos griegos antiguos. Las variaciones en las denominaciones de personas y lugares afectan normalmente a la elección entre la forma del nominativo o la raíz de los demás casos. Además, también la acentuación puede variar de una obra o autor a otro. Nuestra guía aquí ha sido el Diccionario de nombres propios griegos debidamente acentuados en español, de Justo Vicuña y Luis Sanz de Alrnarza, Ediciones Clásicas, Madrid, 1998. No obstante, hemos renunciado a algunas de sus sugerencias cuando la acentuación sugerida se oponía flagrantemente al uso más extendido; por ejemplo: usamos «Pericles» en castellano a pesar de que la acentuación que indica nuestra obra de referencia sea «Péricles». Por último, otra de las decisiones ha sido la de mantener la notación inglesa B.C.E. y C.E. para indicar, respectivamente, «Antes de la Era Común» y «Era Común». El Manual de estilo de la lengua española de Martínez de Sousa, que hemos seguido generalmente, recoge tal uso mientras que, en ningún caso, aparece consignado el uso en castellano de las siglas correspondientes a las palabras españolas. Joan Quesada Traductor r 1 Prólogo a la edición española La ciencia social y el saber humano La aportación de Randall Collins al análisis sociológico de la cultura LA APARICION EN CASTELLANO DE OBRA TAN AMBICIOSA COMO ES LA SOCIOiogía de las filosofías de Randall Collins invita a una presentación, por somera que sea, de su aportación a la ciencia social. El nombre de Collins va indisolublemente unido a lo que él mismo, junto a otros, vinieron a llamar conflict sociology, o «sociología conflictivista». Trátase de un modo de cultivar la disciplina que hace énfasis en aquellos aspectos y dimensiones de la vida social que generan enfrentamientos, combates o bien competición para la obtención y control de bienes escasos, sean éstos materiales o simbólicos. Tal énfasis no estriba sólo en el enfoque, sino que asume también que la vida social es esencialmente conflictiva: el poder, el prestigio, la propiedad y otros componentes estructurales de esa vida social engendran conflicto al tiempo que son fruto de él. Pese a la relativa vaguedad de _ la noción de sociología conflictivista o conflictiva, queda claro que la posición que entraña contrasta con aquellas, como las llamadas funcionalistas y estructuralistas, cuyo énfasis analítico se sitúa sobre el consenso, la armonía, el equilibrio sistémico y demás rasgos pacíficos, aunque no menos reales, del orden social. La tradición conflictivista es todo menos nueva en la ciencia social. Desde Maquiavelo y Hobbes hasta hoy, pasando por Malthus, Marx, los representantes del darwinismo social, Simmel y Weber, entre otros, sus autores clásicos son muy varios. Trátase, pues, de una tradición muy destacada, pero altamente compleja y llena de ramificaciones. Por lo pronto no constituye una escuela, sino un modo general de acercarse a la explicación e interpretación de la vida social. Dentro de él caben posiciones muy discrepantes. Quienes pertenecemos a esa amplia tradición no comulgamos con una misma visión en todos los sentidos. Quizás nos una solamente el convencimiento de que la conflictiva es la perspectiva más fértil porque hace hincapié en el contraste, la mudanza, los procesos de apoderamiento y apropiación así como los de exclusión y cierre de recursos escasos. También interesa porque presta atención a las consecuencias socialmente perniciosas de la conducta, es decir, porque subraya aspectos mucho más fácilmente identificables, medibles y constatables que los que puedan descubrirse desde otras perspectivas. La confesión de fe por parte de Randall Collins en lo que llamamos «conflictivismo» -a falta de mejor expresión- como posición epistemológica general, apareció en los ensayos que publicó precisamente bajo el nombre de Conflict XX ( PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA ·Sociology en 1975. En aquel texto, Collins no sólo adoptaba esa posición general, sino que, además, realizaba un considerable esfuerzo por enlazar el nivel de la interacción entre individuos -el nivel microsociológic~ con el socioestructural general, o nivel macrosociológico. Junto a esa doble tarea, Collins se esforzaba por presentar la sociología como ciencia capaz de explicación causal clara, o sea, capaz de demostrar concatenaciones de causas a efectos, y todo ello dentro de un ·-marco de afirmaciones directa y empíricamente constatables. Elocuentemente, aquel texto llevaba el subtítulo «Hacia una ciencia explicativa». Todo él se halla sistemáticamente repleto de afirmaciones y generalizaciones explícitas y racional o empíricamente refutables. Afirmaciones sobre procesos causales y sus consecuencias. Ante la abundancia de hipótesis y teorías más o menos vaporosas y que fían su credibilidad entre la comunidad de científicos sociales en la persuasión retórica, estética o de otra índole, la sociología practicada por Collins aparecía dotada de una contundencia empírica y lógica digna del mayor encomio. Su fe en la cientificidad de la tarea sociológica se apoyaba así en argumentos sólidos, en generalizaciones palpables y en el desvelamiento de secuencias causales constatables. Quien irrumpía de ese modo en el campo sociológico había estudiado inicial.mente en la Universidad de Harvard -donde había entrado en contacto como alumno con el mayor sociólogo del consenso y la teoría funcionalista de la época, .Talcott Parsons-, pero logró su licenciatura, en psicología, en Stanford, el año il 964, para doctorarse en sociología también en California, en Berkeley, unos ·años más tarde. Parsons parece haber influido en la preocúpación de Collins por la macrohistoria y la evolución de las culturas a través del tiempo, aunque obviamente no fue así por lo que se refiere al conflicto, dado que era esencialmente un teórico del consenso y los valores compartidos. Repudiar sus ideas fue parte de la . educación de Collins, dice él mismo. (Forma parte de la educación de toda mente crítica y creadora repudiar nociones y teorías, para afirmar otras.) El interés ·histórico y por la sociología comparada que mostraba Collins se intensificó entonces bajo la égida de su maestro en Stanford, Reinhard Bendix, reputado especialista en Max Weber. (Y divulgador de una «versión de izquierdas» del pensamiento weberiano, a la que Collins mismo se "sumó.) En todo caso Randall Collins, a través de éstos y otros maestros, se percató de la decisiva importancia que posee la transmisión intelectual a través de maestros y discípulos, una convicción muy vívida en esta Sodología de las filosofías. La importancia del proceso perenne de transmisión del saber de mentores a alumnos había sido objeto de atención ya por parte de la sociología del conocimiento y de la ciencia, que enfatizaba los procesos de transmisión personal en la producción de saber. No obstante, Collins iba a someter la idea a un examen riguroso y particularmente vasto. Sin abandonar su vivo interés por el macronivel, por las grandes comparaciones históricas y por el conflicto social, el influjo que Collins sufrió por parte de los rnicrosociólogos de Berkeley -o de algún modo vinculados a aquella universidad californiana- estaba destinado a dar un gran impulso a sus explicaciones sociológicas. En efecto, la gran corriente del interacdonismo simbólico, capitaneada por Herbert Blumer-discípulo de uno de los clásicos de la sociología, George Herbert Mead-, luchaba entonces contra los excesos del positivismo por un lado y contra los del funcionalismo (parsoniano) por otro. (En Europa el combate era, a la sazón, más simple, pues se libraba, con pocas excepciones, entre «funcionalistas» y «marxistas»: sólo la entrada posterior de fenomenólogos, interaccionistas simbólicos y etnometodólogos, por mentar únicamente tres escuelas, enriqueció y complicó el panorama europeo de los años siguientes.) Merced a su asimilación .- PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPA1'/0LA XXI de ciertos aspectos del interaccionismo simbólico y de otras expresiones de la microsociología, Collins procedió a intentar casar los aportes de esa corriente con los propios de la macrosociología. Para ello Randall Collins echó mano de la labor de varios especialistas en microsociología cuyo objetivo era analizar cómo producimos una concepción compartida de lo que es una estructura social y qué sentido poseen las cosas a través de diálogos, negociaciones y conversaciones permanentes con otros seres humanos. En tales transacciones --que se realizan mediante verdaderos «rituales de interacción»- descollaba la aportación de Erving Goffman, muy presente en la de Collins. La construcción de la realidad social a un nivel macrosocial a partir del nivel micro es así asunto de constante exploración en la obra de Collins. Simplificando las cosas, su tarea consistió y consiste en hallar los microfundamentos de la macrosociología; o, dicho de otra manera, en explorar ciertos macroprocesos a través de cadenas de microinteracciones. El presente libro ilustra con notable claridad estas afirmaciones que, así presentadas, pueden parecer algo abstractas para un lector lego en el lenguaje sociológico. El título del libro de Goffman lnteraction Ritual prestó a Collins la idea de acuñar la noción de «cadena de interacción ritual» para designar la formación de una realidad social que poco a poco iba entendiendo en términos de red. La crucial noción de red se halla muy clara en la obra de Simmel, para quien los procesos y formas de interacción social -precisamente a nivel micro, como ocurre en una díada o en una tríada de personas-son más redes que sistemas o estructuras. Las redes interactivas, y su repetición a través de rutinas y rituales, constituyen la urdimbre de la vida social. Son redes en tensión, dominadas y sostenidas por situaciones de concurrencia cuando no de abierta hostilidad mutua. En una serie de estudios -por ejemplo, su ensayo La teoría del conflicto y el ritual de interacción: micro[undamentos-, precedidos por su descollante investigación La sociedad credencial, de 1979, en la que indaga la desigualdad social a la luz de la sociología de la educación, Collins estudia esos procesos para explicar la distribución desigual de recursos, el uso que cada cual hace del capital cultural y la distribución y apoderamiento de bienes codiciados, como son los títulos y credenciales educa- tivos propios de las sociedades avanzadas. La lucha por titulaciones, licenciaturas, doctorados y demás patentes permite a cada cual el acceso a una sociedad altamente estratificada según ocupaciones, sueldos, compensaciones y privilegios unidos a ellos. La sociedad moderna ha hecho de las credenciales de cada cual un filtro para el monopolio individual de actividades. Al mismo tiempo, los procesos de selección universales -oposiciones, concursos, selección de personalimponen una concurrencia universal entre poseedores de credenciales por puestos escasos en el mercado de trabajo que presenta un cariz muy diverso del conflicto de clases tradicional. Su proyección del nivel microsociológico (conflictivo) al nivel macro ha dado resultados tan notables por lo menos como ese estudio de sociología de la educación sobre la «sociedad credencial». U no, justamente célebre, de 1980, es su teoría del declive del imperio soviético ( o ruso, como lo llama, correctamente), que es uno de los pocos casos en que se predijo con notable precisión el desmoronamiento del orden soviético, y ello con argumentos convincentes sobre las dificultades y tensiones internas del sistema. Sus ensayos sobre M acrohistoria de 1999 establecen un potente y sencillo aparato argumental para mostrar cómo esta vieja aspiración sociológica -la de entender la dinámica de los grandes procesos históricos- es factible aún, una vez se libera de supuestos apriorísticos y gratuitos XXII PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAJ'l'OLA sobre la supuesta evolución de la humanidad hacia un porvenir utópico, conocido de antemano. Aquellos escritos desembocarían en el presente gran estudio. Sociología de las filosofías es una obra que, paradójicamente, no necesita prólogo explicativo que la presente al lector. La claridad meridiana con que Collins exhibe sus postulados de partida, sus hipótesis y su proceder analítico es una de sus mayores virtudes. En efecto, este voluminoso e inmensamente ambicioso estudio se halla precedido por una Introducción explicativa en la que su autor expone sus posiciones, hipótesis y conclusiones, que luego el lector puede seguir fácilmente en la descripción y análisis de los hechos y los datos. Estamos ante un estudio comparado de gran calibre en el terreno de la sociología del saber. Collins realiza una comparación sistemática de la historia de la filosofía en varias civilizaciones -la griega clásica, la china, la hindú, la japonesa, la islámica y la occidental moderna- cuyo alcance no conocíamos desde los realizados por Max Weber sobre las civilizaciones china e hindú. Piénsese que aportaciones tan considerables como la de Norbert Elias sobre el proceso civilizatorio -cuyo nombre y obra están inexplicablemente ausentes en la de Collins- con todo y con ser tan amplias y cubrir fases enteras de una civilización, la occidental, poseen un campo de observación menos extenso que el de Collins. Lo mismo podría decirse de Shmuel Eisenstadt -otro ausente en el terreno de las grandes comparaciones interculturales de Collins-, pero tal vez, en este caso, su ausencia es más comprensible dado que el enfoque de éste último difiere considerablemente del de nuestro autor. Para un lector culto que no sea necesariamente sociólogo el interés de la obra de Randall Collins puede hallarse hasta en el mero relato de las aventuras intelectuales e historias que tan bien cuenta. Para la ciencia social, no obstante, ese inte1.:és estriba en la capacidad de su autor por explorar acontecimientos tan distantes }': aparentemente diferentes entre sí como son las culturas filosóficas de varias civilizaciones mediante el uso de nociones que los unifican o los hacen asimilables a procesos compartidos. Sociólogo impenitente, Collins es consciente de que hay que subsumir fenómenos diversos y en apariencia discrepantes bajo regularidades y generalizaciones, por cautas que sean. Parte de un hecho bruto para él: las redes intelectuales a través de las que siempre y en todo lugar se transmite el saber científico y en especial la doctrina filosófica. (Por lo menos hasta hoy: es posible que la actual revolución tecnológica modifique sustancialmente algunas condiciones de la transmisión personal de saberes.) A ello añade su intuición, profundamente ligada a toda sociología conflictivista, de que la historia del pensamiento filosófico no consiste tanto en una sucesión de concepciones sino más bien en un proceso de oposiciones y afirmaciones seguidas de negaciones esgrimidas por ciertas personas, los filósofos. Éstos aparecen como grupos que combaten por lo que Collins llama «esyacios de atención», es decir, por colectividades de seguidores. El énfasis de análisis pasa así de la doctrina ( o de las condiciones sociales que determinan la producción de una doctrina, como la sociología del conocimiento subrayaría desde Marx a Mannheim) a los grupos humanos que la fomentan. En este terreno Collins postula un conjunto de afirmaciones fuertes -como la notable «ley del número reducido» o «de los números pequeños» o law of small numbers-, que no sólo se refiere al pequeño número de escuelas que pueden prevalecer en el seno de cualquier civilización sino al de maestros capaces de dominar el ámbito intelectual en cada una de ellas. . El estudio de los rituales de interacción entre intelectuales y entre sus seguidores, sus combates por acaparar el capital cultural y la medición de su impor- r 1 __j PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAJ\IOLA XXIII rancia histórica a través del cómputo de citas o invocaciones a su autoridad a través de los tiempos sitúan a Collins en una posición discrepante con gran parte de lo que predomina aún en mucha sociología del saber y del conocimiento científico. La posición tradicional, sobre todo en el análisis de la ideología -a partir de Marx-, analizaba las creencias de las gentes como desviaciones, tergiversaciones de o aproximaciones a la verdad, a menudo a través de los intereses de íos grupos o mediante una teoría del adoctrinamiento por manipulación doctrinal o con el apoyo de una educación favorable a las clases dominantes. Posteriormente, una aportación como la de Thomas Kuhn en su Estructura de las revoluciones científicas, de 1962, venía a enriquecer esa misma tradición-en la que figuraban Marx, Weber, Mannheim y Gramsci- con un análisis del ritmo de innovación y aceptación de una teoría dentro de la comunidad científica. Para Kuhn, una teoría sustituye a otra, a pesar de la resistencia de quienes tienen un interés creado en la segunda, cuando demuestra estar más cercana a la verdad o ser científicamente más eficaz. Con ello convence a una nueva cohorte de científicos que se rebelan si es preciso y cuestionan a sus maestros. La liza entre científicos, a menudo de diversas generaciones, es fundamental para Kuhn -su teoría pertenece sin ambages a la sociología conflictivista-, pero su último criterio es el combate por cierta verdad objetiva. La posición de Collins es distinta. Nada nos dice del contenido de verdad que cada teoría pueda tener. (Obvio es que nadie alcanza a conocerla del todo, pero también lo es que, desde Descartes y Bacon a Popper y Kuhn, la tradición occidental -y dentro de ella la sociología clásica, sin duda- han tenido en cuenta la función social que ese contenido desempeña.) En Collins, y de ahí la naturaleza profundamente polémica de esta vasta y apasionante indagación, el problema a resolver, lo que es menester explicar, no es la relación doctrina-verdad, sino el proceso social de producción de doctrina aceptada. En ese sentido Collins parte y nunca abandona la idea de que la vida intelectual y la producción, distribución y consumo de ideas y teorías depende estrictamente de las redes sociales que las soportan y admiten como suyas . No sorprende que algunos vean su enfoque como positivista y que, otros, hasta le consideren materialista. En efecto, para éstos su análisis no se basa en el contenido de creencias, conceptos e ideas, sino en factores tan materiales como el grupo en liza e interacción competitiva con otros grupos. Collins encarna así uno de los anhelos de la cultura moderna: observar fenómenos naturales (incluso cuando son símbolos) y producir generalizaciones sobre ellos. Por eso la presente obra abre perspectivas nuevas en la sociología cognoscitiva y en la de la ideología y las creencias. El plural del título -«filosofías», no «filosofía»- es altamente revelador. Las interacciones -tensiones entre escuelas, la liza por la consecución de discípulos y audiencias, la canalización de la energía emocional a través de estructuras institucionales de enseñanza- son las que ocupan el centro de atención, no la verdad o falsedad ni la plausibilidad de una concepción filosófica dada. El lector contempla en Sociología de las filosofías las luchas entre facciones, la formación de escuelas, la invocación a textos sagrados, los anatemas, las fisuras y las incesantes rivalidades que caracterizan la vida intelectual de las civilizaciones. Que eso no es todo en la vida moral y cultural del conocimiento es bien evidente. No es Collins quien lo niegue. No obstante, en esta obra crucial, Randall Collins mira al mundo cultural como una arena de contienda que es explicable si, en lugar de contemplar las civilizaciones como vastos conjuntos complejos, las escrutamos como ámbitos en los cuales ciertas gentes-los intelectuales- luchan r XXIV PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPA?ilOLA entre sí por lograr notoriedad, ocupar espacios de aceptación de algo que reciba el nombre de original. La «creatividad» es entendida aquí como un producto social. Entre todos los filósofos e intelectuales de cada civilización producen en interacción constante los procesos de innovación y tradición, esto es, de mudanza y permanencia, que caracterizan la vida cultural de dichas civilizaciones. El resultado es una de las indagaciones más descollantes jamás realizadas en el siempre arduo pero cautivador campo de la sociología de la cultura y del conocimiento. Barcelona, julio de 2004 Salvador Giner Catedrático de Sociología Universidad de Barcelona r L r ,. Prefacio a la edición española LA PRESENTE OBRA ES UN INTENTO DE APLICAR UN MÉTODO SOCIOLÓGICO a la explicación de determinadas porciones de la historia universal de la ideas. El . método difiere de otras formas de la sociología del conocimiento en la medida eJ1. que es la estructura reticnl:ir-de las relaciones entre los intelc;g_uales lo g_ue cons)tit~✓-e la influencia social inmediata sobre la construccióncte las ide~, Los condic10nam1entos de la clase social, los factores políticos y los económicos actúan como telón de fondo, más que ocupar el primer plano de la causalidad social, y sus efectos vienen mediados por el funcionamiento de las redes sociales. Tal método de análisis puede aplicarse a muchos más casos de los que yo investigo en este libro. Eso implica seguir los pasos que especificamos a continuación. En primer lugar, reunir un gran número de informes históricos de algún ámbito de la producción cultural: puede tratarse de filósofos o científicos de una es- • pecialidad en particular, o también de músicos, literatos o pintores. Hasta el momento, la mayor parte del trabajo se ha desarrollado sobre un cierto número de casos seleccionados de ciertos periodos de la filosofía universal, pero éste podría extenderse a otras comunidades de filósofos, así como a artistas y productores culturales de muchos tipos. En segundo lugar, clasificar a dichos intelectuales de acuerdo con la cantidad de atención que han recibido en fuentes históricas posteriores -en la discusión que aquí sigue me referiré tan sólo a los filósofos, pero debería quedar claro que el método podría aplicarse a otros tipos de productores culturales. Resulta valioso utilizar un método histórico en lugar de recurrir a la interpretación personal de la importancia cultural, ya que la importancia de un filósofo sólo puede determinarse cuando una vasta red que cubre varias generaciones desarrolla ciertas corrientes de ideas y las convierte en el centro de atención que estructura las oposiciones entre modos de pensamiento rivales. Así pues, no es posible desarrollar un análisis sociológicamente satisfactorio de nuestros contemporáneos o, ni siquiera, de la generación que ha estado trabajando inmediatamente antes de nosotros (es decir, la generación que era vieja cuando nosotros éramos jóvenes; estimo que un relevo generacional completo para cualquier ámbito de la producción cultural lleva 35 años aproximadamente). No podemos saber todavía quién es importante entre nuestros contemporáneos, ni quién resultará tener un interés tan sólo XXVI PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑ'OLA menor, transitorio, hasta que las dos generaciones siguientes han desarrollado programas que otorgan un lugar a sus ideas- diría, de un modo más sociológico, que hasta que esas generaciones posteriores utilizan los nombres de los pensadores antiguos como emblemas para ciertos modos de pensar bien extendidos en sus propias redes. En tercer lugar, investigar las conexiones personales entre los filósofos. ¿Quién fue maestro de qué discípulos? ¿Quién era amigo o colega de quién, especialmente en los periodos iniciales, formativos, de sus respectivas carreras? ¿Quién era rival o enemigo de quién, personas que sostuvieron debates bien sea mediante declaraciones públicas y privadas o por escrito? Con las información sobre todas esas conexiones, podemos entonces trazar un diagrama de la red. Éste estará típicamente estructurado en varias dimensiones: verticalmente, a través del tiempo que va de una generación a la siguiente; horizontalmente, entre los contemporáneos que fueron colegas y aliados, y también entre los rivales que se atacaron mutuamente en relación a cuestiones intelectuales. También incluimos en el diagrama de la red a individuos que no tienen ninguna conexión con otras personas de la red. Dejamos que los materiales históricos decidan quién pertenece al ámbito de la producción cultural y cuán cerca se halla del centro. Así pues, en aras de la comparación, también es conveniente tener información sobre las personas que están emplazadas en la periferia, así como sobre aquellas que se en.. cuentran aisladas. A partir de mis investigaciones, yo sugiero que normalmente encontraremos un patrón de conexiones personales próximas entre los pensadores más importantes (los que ocupan los puestos superiores de la clasificación según el método apuntado más arriba), pero deberíamos dejar que este punto fuera una cuestión empírica a determinar en cada caso. En el capítulo 2, señalo algunos métodos para determinar de qué manera pueden calcularse las conexiones de los filósofos, no sólo con sus contactos inmediatos, sino también con los contactos indirectos acumulados con los diversos eslabones de las cadenas tanto verticales como horizontales. Valdría la pena estudiar tales patrones de conexión indirecta para cada nuevo caso que investigamos, porque dichas conexiones indirectas nos muestran cómo avanza el proceso más general de la creatividad cultural a través de la estructura de una comunidad intelectual. El diagrama de la red de un área de la producción cultural nos muestra un espacio de atención. Es decir, describe el patrón que siguen las comunicaciones más _-_ intensamente centradas en torno a unas cuestiones entre las personas que están .: transmitiendo el capital cultural anterior y transformándolo en una ~ueva cultura. El método reticular implica una teoría sociológica subyacente, como, de hecho, _todos los métodos presuponen una teoría a la que resultan útiles: en este caso,_la 1 ):eoría es que los contactos personales inmediatos generan intensidad emocion-;:f 1 /y centran intensamente la atención en torno a ciertos debates centralet. Los con- J tactos personales también transmiten las variaciones en los argumentos con una enorme rapidez, de manera que los individuos que están más próximos al centro de esas redes tienen ventaja a la hora de efectuar los próximos avances mediante la formulación de las siguientes ideas que continuarán atrayendo la atención. Por supuesto, es posible que las ideas sean recibidas mediante la lectura de otros autores, y sería posible 1,1tilizar un método más tradicional de «influencias literarias» que estudiara quién ha leído qué libros. Pero mi teoría sociológica sostiene que, en la competencia por un espacio de atención limitado, son muchos los individuos que tendrán acceso al capital cultural anterior que les permitirá formular ideas nuevas, pero sólo el pequeño número de individuos que lleva a cabo tales PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA XXVII avances con una mayor rapidez recibirá atención social y, junto con ésta, la energía emocional necesaria para continuar desarrollando su postura en el espacio de atención intelectual. Cuando hayamos elaborado el diagrama de la red del área de la producción cultural que estemos estudiando, aún nos quedan dos pasos más en nuestro análisis. a) Podemos penetrar «hacia el interior» del contenido de las ideas, de los argumentos que presentan los pensadores de nuestra red. Aquí, el programa sociológico consiste en investigar cómo las ideas que formulan los individuos vienen determinadas por su emplazamiento en la red, tanto verticalmente, en términos de sus predecesores, como horizontalmente, en términos de sus aliados y sus rivales. Mi teoría es que sólo hay un pequeño número de posiciones disponibles en el espacio de atención en una generación dada -nunca una única posición, sino un mínimo de dos o tres posiciones, pero con un máximo de unas seis posiciones capaces de atraer seguidores en la generación siguiente. Podemos poner a prueba tal principio observando las cadenas de maestros y discípulos. También podemos comprobarlo observando los modos en que pensadores contemporáneos, pensadores jóvenes que aparecen en una misma generación, forjan posiciones rivales entre sí. Mi estrategia para la confección de la historia intelectual consiste en examinar en gran detalle los diagramas de las redes y tener siempre presente el flujo de las posturas a través de la red, por así decirlo, como si tal flujo fuera el actor social que habita el escenario histórico. Al escribir la historia de una red, se está escribiendo también una explicación sociológica de la construcción de las ideas. Es importante que evitemos quedar atrapados en nuestro conocimiento de los resultados históricos. Ya que sabemos que un cierto individuo -Hegel, por ejemplo- llegaría a convertirse en un nombre importante vinculado a diversos movimientos de pensadores posteriores, deberíamos evitar asumir implícitamente que «Hegel», desde su primera juventud, siempre poseyó aquellas cualidades que se desarrollarían hasta constituir su figura histórica. En lugar de eso, debemos esforzarnos por reconstruir la estructura de la red en el momento en el que muchos jóvenes como él eran potencialmente susceptibles de participar en la realineación de la totalidad del espacio de atención. Lo que queremos mostrar es • cómo esa estructura de la red permitió que se dieran determinados pasos y cómo ciertos individuos fueron concentrando progresivamente la atención y se fueron cargando de energía para desarrollar la tarea que hizo que se les acabara identificando con tales transformaciones intelectuales. Inevitablemente, el material histórico nos llega, de entrada, en forma de información acerca de los individuos famosos. Nuestra tarea, como sociólogos, consiste en transformar esa información en un conocimiento de la red, para reconstruir a continuación las interacciones que conformaron la red y el modo en que éstas conformaron «la política interna del espacio de atención». Pretendemos regresar con la imaginación a las conversaciones que conformaron la red y a las conversaciones internas presentes en los cerebros de los pensadores cuando forjaban coaliciones en su mente que suponían la creación de nuevas ideas. Además de este estudio de la política «interna» de la red, también podemos estudiar b) las condiciones sociales «externas». Pero cabe recordar que no pretendemos situar a los individuos en el entorno de su clase social tanto como situar redes enteras en sus bases sociales. Así pues, lo que queremos es examinar la organización material que hace posible que las personas se dediquen a la producción cultural: los cargos en las iglesias, los sistemas educativos, el patrocinio aristocrático, el apoyo gubernamental, los mercados comerciales de publicación de j XXVIII PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA libros y prensa o cualquier otro tipo de organización que costee los gastos vitales y los costes materiales de la producción cultural. (En algunos campos, tales como el de la producción musical o el de las obras de an:e, tales costes materiales pueden ser determinantes para lo que resulta posible producir, en otras áreas, los costes de la producción intelectual pueden ser más bien bajos.)/Mi teoría sociológica es / lo que he denominado «la causalidad social en dos estadios de la producción in-. telectual»: l~~_QIIJ..Q!QS en las ~ondiciones económicas y políticas tienen efectos/ ' cultu _ _ _ reduzcan directamente ideo ogfas· ue reflejen unos i"ñfij / reses ecnnómieos y políticas mas generales, sino porque ta cam 10~ ren ramificaciones en las redes sociales de los intele.c.tu. ~ o:p'OrtnnidadesJ y también porque reducen o suprimen os apoyos materiales a otras ramas presentes en las redes. f Es cuando caml:,ian las condiciones materiales de la vida intelectual cuando las redes se ven forzadas a reorganizarse. Dada la «ley de los números pequeños» -que son entre tres y seis las posiciones que pueden triunfar en el espacio de atención-, la creación de nuevas bases materiales suele permitir la creación de nuevas posiciones por medio de la subdivisión de las antiguas posiciones para dar lugar a nuevas rivalidades. De forma semejante, la destrucción de algunos de los linajes de la red como consecuencia de la socavación de sus bases materiales también supone una oportunidad para la reorganización del espacio de atención en beneficio de las redes supervivientes. Así pues, como sociólogos, nuestro deseo es coordinar tres clases de información y tres niveles de análisis: las redes que conectan entre sí a los intelectuales o productores culturales más activos; las oportunidades que generan alianzas y rivalidades en el espacio de atención y que constituyen la «política interna» de la construcción de nuevas ideas, y las bases materiales cambiantes de la vida intelectual que resultan afectadas por las fuerzas políticas y económicas. Los productores intelectuales están en conexión con los grandes cambios tanto económicos como políticos, pero también operan en su propia esfera interna constituida por el espacio de atención de la red. Nuestra tarea, como sociólogos, es mostrar todas esas dimensiones, y no truncar el análisis para reducirlo meramente a uno u otro de los campos de todas esas fuerzas sociales. Sociología de las filosofías es un libro muy extenso. Llevó más de 25 años recoger los datos y analizar la historia social de las redes para ciertos siglos de China, Japón, la India, la Grecia antigua, el mundo medieval islámico y la Europa occidental. Si pudiera vivir muchos años más, me gustaría haber incluido una gran parte más de la historia intelectual, de un gran interés y una gran importancia. Hemos tenido que dejarlo para obras posteriores que quizás escriban otras personas distintas de mí mismo. Por ejemplo, me habría gustado estudiar la historia intelectual china de años más recientes, en lugar de concluir mi análisis en el siglo XVI. Tampoco he podido reseguir la impon:ante historia de las filosofías exportadas desde la India que fueron continuadas en el Tíbet, o la historia intelectual de Corea, que habría supuesto la adición de una útil comparación a las condiciones en que se desarrollaron los linajes budistas y confucianos en China y en Japón. Para la Europa de los siglos XIX y XX, me he centrado especialmente en los mundos intelectuales alemán y francés. Por razones que se explican en el texto, éstos dominaron la atención en el mundo debido al carácter distintivo de sus bases sociales para la producción intelectual: la expansión de la universidad investigadora alemana, que dio lugar a las modernas especialidades académicas y a sus sofisticadas abstracciones, y la específica mezcla de las esferas literaria, política y -. PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA XXIX académica que ha conferido a la filosofía francesa su tono de vanguardia políticoartística. El hecho de concentrarnos en dichas tradiciones ha dejado inexploradas otras partes importantes del mundo intelectual según el método de las redes que luchan por el espacio de atención. Espero que el método pueda ser aplicado por futuros académicos a los campos de batalla intelectuales del sur de Europa. La vida intelectual española y la latinoamericana plantean a la investigación sociológica unos problemas particularmente interesantes. A algunos respectos, las estructuras institucionales de esos lugares son más semejantes a las francesas que a las del mundo alemán, más centradas en torno al mundo académico. Sin embargo, presentan también unas circunstancias especiales de conflicto político. Entre otras cuestiones de importancia, la desclericalización del sistema educativo, que se produjo muy temprano en Alemania y que sucedió de un modo tan radical en Francia, se prolongó hasta entrado el siglo XX en el mundo iberoamericano. Ésa es una de las razones sociológicas que explican el carácter específico de la filosofía y áreas de pensamiento relacionadas en las regiones lingüísticas españolas. Es también una de las razones por las que el pensamiento en tales áreas ha sido rico en conexiones políticas y literarias que son menos comunes en la parte del mundo dominada por las instituciones académicas de estilo alemán. La aplicación de métodos sociológicos al estudio de tales redes intelectuales nos ofrece la oportunidad de alcanzar una peculiar profundidad. Mayo de 2003 Randall Collins Philadelphia, EE.UU. \ Prefacio EL SIGLO XX ES EL PRIMERO EN EL QUE PARECE POSIBLE LLEGAR A COM- ¡ l l prender la historia universal. Las generaciones precedentes de académicos tenían un conocimiento demasiado escaso de otras partes del mundo que no fueran •. la suya propia.lLa investigación histórifa de si no cosmo _olita, que_se inició con la \revolución aue tuvo lugar eri-lasuniversidade · laño 1800, alcan'z ó una masa crítica en os primeros años de nuestro siglo XX/ En ese momento aparecieron los primeros intentos por romper con el punto de vista eurocéntrico y bosquejar unas formas de escala universal: Weber, Spengler, Toynbee, Kroeber. La calidad de sus trabajos se juzga hoy en día irregular, cosa que no nos sorprende, dado el carácter pionero de sus esfuerzos. El hecho de que todos ellos aparecieran simultáneamente indica que tal fenómeno se fundamentaba en un cambio subyacente de los medios de producción intelectual. La literatura de esa genera-• ción, en T. S. Eliot, Ezra Pound, James Joyce y Herman Hesse, tiene en común el hecho de descubrirnos ese cofre del tesoro que es la cultura universal. Tierra baldía contiene citas tanto de la antigua India como de la Grecia preclásica, y los Cantos de Pound extienden su abanico de alusiones de la Italia renacentista hasta la China medieval. Dos generaciones más tarde, estamos en situación de comprender la cultura universal de un modo mucho más profundo. Irónicamente, mientras que los académicos han ido rellenando cada vez más huecos y han proporcionado un perfil más definido a lo que antes tan sólo comenzábamos a atisbar, han aparecido también nuevos obstáculos a la comprensión. Nos vemos aquejados de una sobrecarga cognitiva, de haber amasado un exceso de información que luego no podemos asimilar. La especialización disciplinaria y la subespecialización eran predecibles en un entorno académico que, desde 1960, se ha desarrollado en todo el mundo hasta alcanzar dimensiones capaces de ridiculizar cualquier momento anterior. Esta es una de las razones por las que, desde que las universidades europeas se vieron transformadas de centros de elite en sistemas de masas, han surgido doctrinas que discuten la posibilidad misma del conocimiento. Aunque, ciertamente, el mundo no es un texto, hoy en día, cuando cada año aparecen varios cientos de miles de publicaciones de humanidades y ciencias sociales, y otro millón de ellas de ciencias naturales, bien puede parecer que corremos el riesgo de ahogarnos en un mar de textos. XXXII PREFACIO ¿Seremos capaces de dar la espalda al conocimiento de la historia universal justo en el momento en que disponemos de los recursos necesarios para romper la barrera de las culturas regionales? No faltan del todo quienes se dedican a establecer comparaciones a escala universal; estudiosos tales como Braudel, Needham, McNeill y Abu-Lughod no han dejado de ampliar las perspectivas de las relaciones Oriente-Occidente, y[Mafra~nos abrió las puertas a un «museo sin muros» del arte universal. Aunque los académicos occidentales contemporáneos se quedan a menudo encorsetados en los particularismos historicistas, algunos intelectuales asiáticos, tales como Shigeru Nakayama y Hajime Nakamura, han hecho grandes esfuerzos desde el otro lado por lograr una historia translocalista. Cuando nos hayamos adentrado más en el siglo XXI y los lazos económicos y la intermigración acaben por producir una cultura universal efectivamente común, las personas cultivadas probablemente se avergonzarán de saber tan poco de la historia intelectual de cualquier otra parte del mundo distinta de la suya. Pero ¿cómo solucionar el problema práctico? Ser una persona culta hoy en día es como vivir en la biblioteca de Jorge Luis Borges, donde un número casi infinito de pasillos de libros comprende todo el universo, pero nos falta la clave para acceder a sus contenidos. La estrategia que hemos escogido consiste en centrarnos en las redes intelectuales: los lazos sociales existentes entre aquellos pensadores cuyas ideas se han llegado a transmitir a las generaciones sucesivas. He querido concentrarme en los filósofos porque el suyo es un papel intelectual arquetípico, que se remonta a varios miles de años atrás en cada una de las civilizaciones del planeta y del que han surgido la mayoría de las disciplinas especializadas. Mi primera tarea ha sido la construcción de dichas redes para las culturas china, india, japonesa, griega, islámica, la de la cristiandad medieval y la de la Europa moderna, y para periodos de tiempo muy extensos. Construir tales redes ha supuesto en sí mismo toda una pequeña historia; llevo trabajando en algunas partes de este proyecto más de veinticinco años. Las redes constituyen un mecanismo mnemotécnico, un modo de llevar la cuenta de las ramificaciones de la historia más allá de los pocos sitios que nos son . bien conocidos. Igualmente. las red Pe: ' • en o ue \ uno logra comprender· · · · i f :~ jn.-,, · telectu es, :t_ccá.logractQJma explicaciáo causal de las ideas y de sus cambiosvLas' redessonlos actores, en el más estricto sentido, del escenario intelectual. Las redes son el modo en el que se entrelazan las microsituaciones en las que habitamos nosotros; la sociología de redes penetra profundamente en la forma misma de nuestro pensamiento. La dinámica de las redes de las comunidades intelectuales nos proporciona una sociología interna de las ideas y nos ayuda a superar el reduccionismo de la tradicional sociología externalista. De igual modo, la dinámica histórica de las redes en las que se forjan las identidades sociales arroja una nueva luz sobre la cuestión de la autoridad intelectual. No necesitamos caer en un platonismo de esencias eternas para evitar el recurso a la polémica simplificación de la reputación entendida como preeminencia sociopolítica; existe una construcción social de la eminencia que hace justicia a los procesos internos de la vida intelectual. Hemos intentado transcribir los nombres de lugares y personajes históricos del modo más accesible. Los nombres chinos los hemos romanizado siguiendo las convenciones de Wade-Giles. Los nombres indios se citan generalmente en su forma más familiar en sánscrito y, al igual que los nombres griegos, persas, árabes y japoneses, presentan el núnimo número de marcas diacríticas. Los símbolos ¡ y !, del sánscrito, se han transcrito fonéticamente como sh. sit ¡ .) ) Introducción .,, LA VIDA INTELECTUAL ESTA HECHA, ANTES QUE NADA, DE CONFLICTOS y desacuerdos~'La enseñanza, donde los iniciados relatan a los novicios aquello que creen saber, puede que produzca la impresión contraria, pero la vanguardia, allí donde se crean las ideas, siempre ha estado hecha del diálogo entre opuestos. Es difícil evitar un terreno tan central como el del desacuerdo cuando negarlo es ya ejemplificarlo. Eso no significa que nunca exista acuerdo alguno. Aun si prescindimos de la cuestión de cuándo, si es que alguna vez, se llega al consenso entre posturas concretas, incluso en el punto de máximo debate, el número de posturas nunca se multiplica tanto como podría ser posible~Las disputas intelectuales siempre se encuentran dentro de los límites que imponen la necesidad de aliarse con otras posturas y el hecho de que la discusión siempre se centre en torno a unas cuestiones determinadas~ No se trata tanto de individuos que se pelean entre ellos como de que existe en cada momento un número reducido de campos de batalla que van conformando la historia de las disputas intelectuale/1El conflicto es la foeate..de~ 11 ~ 1energía de la vida intelectual. v el conflicto tiene s.us propios límites~ :. , Es.!>Jibro describe la dinámica de los conflictos y las alianiásque se han prod ~_silfo_e~ 7 u a . l e scle1navor-d Uracionaeiah-tst1rtla!IífÍversal. Este trabajo se enmarca dentro del campo actual del estudio ctelas posrn-"ras enfrentadas, dentro de la sociología y dentro del estudio de la vida intelectual en general. Él, también, representa la oposición a otras posturas. Algunos dirán que el esfuerzo que este trabajo supone se contradice a sí mismo; que, de todos los momentos de la historia universal, éste es el menos indicado para defender un punto de vista comparativo, global, que tiende a lo universal, a lo fundamental. Pero los opuestos se estructuran entre ellos, y podríamos igualmente sostener que ningún momento histórico ha sido más adecuado para nuestro esfuerzo. Permítaseme exponer mi enfoque reflexionando críticamente sobre algunas de las posturas opuestas. 1. Las ideas engendran ideas. La tradición entre Io~J !_istoriadores del pensamieñto es estua1ar las argümentacionesy los conceptos y mostrar cómo un conjunto de ideas conduce al siguiente~Tal costumbre, habitual en la disciplina, no prueba nada acerca de qué tipo de explicaciones son o no admisibles.,,El mejor argumento en contra de estudiar las ideas como si fuesen algo más que ideas lo / V 2 esgrimió Leibniz, para después ser reafirmado po'r Searle. Si uno se representa un cerebro humano de tamaño gigante, dice Leibniz, y se imagina a uno mismo moviéndose entre sus mecanismos, nunca encontrará nada que se parezca a una idea, por muy de cerca que examine las estructuras cerebrales (Monadología 17). Searle (1992) resucita el argumento para oponerse a los modelos computacionales de inteligencia artificial y, por extensión, a codas aquellas teorías psicológicas o neurológicas que describen la mente como un ordenador. Los ordenadores los crearon los humanos, que ya poseen una mente, y cualquier input o output de un ordenador siempre lo interpretará una conciencia humana. Sugerir que un ordenador ,podría de algún modo pensar es sólo un modo de hablar.:S__omos nosotros lo~ , <u1~ ~~proyectado un homúnculo en~l ordenador; es una mente humana la que ~ dect e orno h • ¡ inte i arkJ¿t forma de ideas s i g ~ s l0--1]_ 11 e sólo~ un /e,;~ema de conexiones electrónicas. Las cosas y las ideas son reinos irreducibres el uno al otro. Es sencillamente m1posible pasar de la descripción externa de 1 aquéllas a los significados internos de éstas.~ Podría parecer que el argumento de Leibniz-Searle también puede esgrimirse en contra de la reducción de las ideas que efectúa la sociología. ~as conduc~-1 servables, económicas y políticas, de las clases sociales y los estados nopertene- '\ ~ cell, dáffiisma clase que las ícleasquesepreten e extlicar.Aun asi, Ceioniz apunta-cttál-e~ta clave: la conexión entre las ideas y e rffiíndo eseacial del cuerpo . humano es un mister~ iñfiñíro si es que-setratrdesustancias realmente separa' das;1/la i - - el -n correlicíonor--üeamoós son as ectos de un único tipo de entidad! Naturalmente, uno no encontrará i eas entre los eñgranajes del cerebro o en el interior de un ordenador si busca un objeto-idea entre objetos-materia. Las ideas na.son en absoluto como los obietos, excepto en la medida en que las representamos mediante símbolos escritos sobre materÍales \ tales como el papel, s.ino_que son ante todo comunic~ción, Jo que equivale a decir~.,,,._ <J que son parte de la inlliacci6ñ'entre humanos corpóreos~¡Incroducirse en efínte-1 rior del cerebro humano (o del ordenador) es justamenteel modo equivocado de percibir las ideas, ya que l~s ideas se presentan en el proceso de la comunicación entre un ser pensante y otro, y sólo" podemqs percili~r 1 __· as de otro cerebro si , ·d~ dl · · · f> s:' uno ~r1estas nos son comuruca aS( e o rmsmo con nu tras ' 1 Jcibe sus propias ideas sólo enla me i a en que ei Í"ce _a unción comunicativa..1 N_oexiste e pensamiento si no es como el resu ta o e o como la p):eparación par ~comunicación~ Los pensadores no preceden a\Ia ~omu~icaápn, smo que el · proceso comun!CatÍvo creaaios -~~dores comoM du os Ge -- rócesomlsmo. , Los problemas que plantea reducir as ideas a la eco ' 6 fticavaíieñotra dirección~La actividad económica y política no es meramente física, sino también mental, sobre todo porque se trata de una actividad social."La fuerza del argu1mento antirreduccio ~adica en que ciertas clases de ideas que queremos explicar no pue en ex icars por re erencia a la acción social cuanao este upo de comumcacion no es_tá pres nte. Existen áreas de la reaucciOn sodológ1ca en las que1a eiplicacioñ re'sutfa algo tosca y escasamente satisfactoria.'.!Las macrn~s~~as...eco.nómic--ªi..Uolí : . o nos · ideas abstractas, por ue t ideas se dan sólo ' nde existe una red de intelectua es que se ~ o a sus ro íos ar mentos a a vez que va acumulando su pro~ pio bagaje conceptual.".Es en la estructura mterna e estas redes mteiectuales donde toman forma las ideas, gracias a sus patrones de cadenas verticales entre las generaciones y a sus pactos y sus oposiciones en el plano horizontal. El reduccionismo es un error, no porque yerre al confundir las categorías primitivas de ideas l I INTRODUCCIÓN Q 1 3 y cosas, sino porque busca un patrón de acción comunicativa que está demasiado alejado del centro de atención en el que tiene lugai'la acción intelectuat 2. ].._as individuos engendran idea_s. Aquí también nos encontramos ante una larga tradición: el culto al genio o héroe intelectual. Así expresado, el concepto puede parecer anticuaao. Aun así, una vez despopcfa de toda la retórica aduladora que llegó a envolverla, tal idea continúa aún vigente porque está enraizada en las categorías mismas que utilizamos para pensarnos a nosotros mismos. En el derecho y en la política modernos, el individuo se define como un agente responsable; los ritual~~l ay_ida cotidiana de Goffman idolatran la auton-Omía y la pri\'"átiOacfCle los seres individuales. El mocíelo del héroe funciona igualmente bien en la versión del antihéroe~Wittgenstein, con su chaqueta de cuero, perturbando la rigidez de la junta presidencial de Cambridge, representa la estampa del líder y héroe tanto como un busto de mármol de Aristóteles o de Newton~ Los esfuerzos por revisar el canon del héroe no afectan al prestigio de los individuos honrados por tal título~La noción misma del pensador ignorado, de la mujer filósofa infravalorada, o la imagen del artista romántico que crea en una buhardilla, olvidado por todos, es la idea de un individuo que no se encuentra entre los que el canon privilegia. ., 1 Lkg.amos al individuo sólo gracias a la abstracción del c o n t ~ 1 vuelve. Parece natural que asITo hagamos, porque el mundo parece que comience por nosotros mismos. Pero era necesario que alguien nos pusiera entrC:.paréntesis el mundo social para que llegáramos a la solitaria conciencia individualrDe hecho, i es sólo,,§)el_~~no_ck_una ra ició.!!. n parti~~lar de la práctic_a i~t~l~tque il emos apren 1 o a con trmr un unto de m1c10 como cüanaobescartes se introdujo en la «estufa» de un campesino y decidió dudar de . todo loque.sepmiiacluaar~'Eñelcaso de las ideas que aqTifños ocupan, las 1aeas queñan-.sido históricamente relevantes, se puede demostrar que los individuos que las concibieron se encontraban insertos en patrones típicamente sociales: ""grupos, redes y disputas in,_rel~c_t_u'!_le< . --... . . ~ La htstona de la fiiosoBa es en gran medida :~h1stona de grup9s!._g Lun.sen- JJ ti~ nada abs acto: no se tratª_sm.o_Qtlffi¡:ro-s-tie amigo~, clecolegas cte debate, de 1 f\ e círculoscfe allegados que a menudo tienen todas las características de un moví- '""-'\,..(,'¡' • G miento social. Tomemos como ejemplo el surgimiento del idealismo alemán, desd ~ Kañt hasta Hegel y Schopenhauer. Lo primero que nos sorprende son las fechas: todos las obras principales datan de entre 1781 (la Crítica de la razón pura .gde Kant) y 1819 (El mundo como voluntad y representación, de Schopenhauer): 38 años, la duración aproximada de una generación. Existe un núcleo social: Fichte) Schelling.yJkgel,_qtÜme_s__l1ª.b.íail vividQjuntos en la misma casa. Fichte es el primero en ejercer de guía del grupo, instigando a los demás a realiza r una visita a Tubinga en la década de 1790, cuando aún eran jóvenes estudiantes, y, más tarde, convirtiendo Jen~ en uno de los centros del movimiento filosófico, donde se congregará una de las corrientes de los que pronto llegarían a ostentar un gran prestigio. Posteriormente, en los vertiginosos años 1799-1800,; los encontramos en Dresde, entre el círculo romántico de los hermanos Schlegel (donde la esposa de August Schlegel, Caroline, tiene un romance con Schelling, seguido de un escandaloso divorcio y un nuevo matrimonio)~Fichte se traslada a Berlín y se alía con Schleiermacher (perteneciente también al círculo romántico) y con Humboldt para sentar las bases de un nuevo estilo de universidad. Allí, finalmente, llegará también Hegel, quien fundará su escuela, y Schopenhauer impartirá también clases, compitiendo infructuosamente con aquél. Y aún podríamos decir mucho más sobre todas estas conexiones; nos ocuparemos de analizarlas en el capítulo 12 . • l l -r . 4 INTRODUCCIÓN La cuestión es no ensalzar a Fichte. Él simplemente desempeña un papel en el interior de una estructura: ª P--ªP-~J clj_~ico del líder organizativo( Los cambios de un grupo a otro para encontrar los recursos organizativos y después establecer nuevos centros en otro lugar son típicos de las personas que ocupan un lugar tal en la estructura. El líder organizativo no es necesariamente el líder intelectual; los «grupos de teoría» que triunfan son aquellos que cuentan con ambos. Esto nos permite comprender el papel de Kant, progenitor intelectual del idealismo, aunque también socialmente tangencial a éste, además de ser ciertamente mayor en edad que todos los demál Sin embargo, en la lejana Konigsberg, se está formando una red incipiente en la que algunos de sus miembros (Hamann, Herder-dis1cípulo de Kant)'alcanzaron fama como creadores antes que Kant mismo. A)..pún1cipio, Kant no era _un-id~ is!!; la primera de sus Crítica prohíbe justamente el tipo de filosofíacÍue sus seguidores más tarde desarrollarían. Kant se movía en un terreno intelectual distinto. Sus ideas fueron recogidas y convertidas en un movimiento filosófico ascendente justamente cuando apareció un grupo organizado. Lo~.Jili.imos ~abajos de Kant se volvi~ on idealistas_P-recisamente Eºr la presen1 cia de tal moviiñiento~:t•.foevamente.el nexo es Fichte: él fue el único miembro de n Kam"emprendiendQ..fil!..pr_opia \ loS1dealistas gµCet ableció coruacro p ~ carrera l'fajoel patrocinio de éste.,, ·- F1chte, caorla decrr,coñvirtió a Kant en lo que luego éste resultó ser para la historia de la filosofía. Pero esto no significa sustituir a un héroe por otro. Sería mejor decir que «Fichte» convirtió a «Kant» en lo que luego resultó ser. «Fichte» es una abreviatura, un modo de designar un movimiento social en el seno de una comunidad intelectual. Es un movimiento que atrajo a nuevos miembros, los cargó de energía creadora y les ofreció tareas fructíferas que realizar enmarcadas en una línea de pensamiento que justamente se estaba inaugurando. Este movimiento tiene tanto una estructura interna como unas condiciones externas en un segundo nivel de causación social.~l movimiento idealista surgió precisamente en el momento de la transformación de las universidades alemanas, que propició la autonomía de la facultad de filosofía y el nacimiento de la universidad moderna como centro de investigación.'' '" Los disidentes f~man p ~~ la estructura de)~ i:ed ~;µito cQm.o.los_prderi➔1 dos~ahí tenemos a Sdiopenliauer, en los límites del grupo y sin lograr introducir1 se en él, y a Schelling, quien una vez había sido el niño mimado y que más tarde se convirtió en un amargo proscrito. Estos patrones también caben dentro de las posibilidades estructurales, divididas entre la participación en el núcleo del espacio de atención, la atracción no correspondida y el rechazo hacia la periferia. Entender el desarrollo de las ideas como sombras alargadas de portentosas persona4 lidades nos mantiene presos de reificaciones convencionales. Debemos ver más} \;" allá de las personalidades individuales, pisolverlas en la red de procesos que ha . 1 hecho que éstas aparezcan a nuestros ojos como figuras históricas.,. Tale:astrucmras constituyen el anclaje para el desarrollo de la filosofía en todas las difele1ite?régiones históricas. Si miramos hacia la Grecia clásica, encontramos •'.: lW , h vt 1 rl1,;r ! "\ "l. 'b \Í"' w"" \ 1 >v., -\_,.r, ,-<\ t1V\~ J..J. l~ ( . 1'., ,i ~ nl: 1~Al ,. , 1 • .. • 1 •l; Véáse'el modelo de •grupos de teoría» (theory goups) desarrollado por Mullins (1973) y Griffith y Mullins (1972); bas~do en sus estudios de los biólogos moleculares y los sociólogos del periodo 1930-1970. N. del T.: el conc¡_pto de theory groups, está en paralelo a la noción de invisible college, ¡ posteriormente utilizada porDerek Price (1975) para referirse a los colectivos informales de científicos próximos que interactúan y cuyas dimensiones no suelen exceder de las de un grupo que permite que 1 sus miembros se coordinen medüznre la relación interpersonal 4 • ( J l j INTRODUCCIÓN 5 que la historia de la filosofía puede explicarse en términos <@una serie d e ~ ~ n t r_~ sí:' la hermandad de los pitagóricos, con sus diversas ramificaciones; el círculo socrático, que dio origen a tantos otros; los hábiles discutidores de la escuela de Mégara; los amigos de Platón, que formaban la Academia; su facción disidente que dio lugar a la escuela peri patética de Aristóteles; la reestructuración de la red que cristalizó con Epicuro y sus amigos (existen lazos muy fuertes entre ellos), quienes se retiraron a su comunidad de!Jardín, y sus rivales:los estoicos atenienses, con sus círculos revisionistas en Rodas y Roma; los sucesivos movimientos que se constituyeron en Alejandría ... "' También se pueden citar numerosos paralelismos en China. Mencionaremos tan sólo uno: los neoconfucianos de la dinastía Sung, el desarrollo más importante de la filosofía china desde los primitivos reinos beligerantes. Al igual que los idealistas alemanes, los neoconfucianos irrumpen en escena en dos generaciones superpuestas y que, en su caso, están activas entre el 1040 y el 1100 aproximadamente gracias a un grupo unido por lazos personales. Los que, de entre todos ellos, alcanzaron la fama fueron los hermanos Ch'eng Hao y Ch'eng I; su maestro, Chou Tun I; el primo de su padre, Chang Tsai, y su vecino Shao Yung~Se die-¡ ron tensiones y diferencias en el interior del grupo, y varias líneas de discípulos se separaron de ellos: U na vez más, no es difícil distinguir el núcleo organizativo: los hermanos Ch'eng constituye¡on el nexo de unión de todos los demás, y fue gracias a su movimiento que el pensador Chou Tun-yi, anterior a ellos, adquirió retrospectivamente la reputación de fundador del grupo. (Tal recalificación está hasta cierto punto en consonancia con la experimentada por Kantf La política ' que caracteriza posteriormente al movimiento, tras dividirse éste en facciones rivales y recibir su formulación canónica en la cuarta generación de la mano de Chu Hsi y Lu Chiu-yüan, ejemplifica ciertos procesos estructurados bien generalizados históricamente.'' En Europa, grupos similares han estructurado los principales movimientos intelectuales desde el siglo XVII hasta nuestros días. La red de correspondencia creada por Marin Mersenne en París en la década de 1620, y que Henry Oldenburg hizo extensiva a Inglaterra, constituyó la base organizativa de lo que, finalmente, se convirtió en la Academia Francesa de las Ciencias y la Real Academia Inglesa en la década de 1660. En un sentido más amplio, tal «institución invisible» se mantuvo durante más de sesenta años y supuso el núcleo organizativo de las generaciones fundadoras de la filosofía occidental moderna. El crecimiento del tamaño total de la población o el aumento total del número de intelectuales cultos no consiguen que estos grupos, que concentran toda la atención dentro del núcleo idnovad.9.L queden desplazados. En nuestra propia era, volvemos a encontrarnos con '<i2,~ g~-~pos de allegad~s _<i_e gran impacto intelectual:_el Círculo de Viena, en los años veinte y treinta, cuyos seguidores, posteriormenté disgregados (y algunos de sus invitados, como Ayer y Quine), dominaron la filosofía de habla inglesa hasta mediados de siglo, y los existencialistas parisinos de los años treinta y cuarenta, entre cuyas secuelas se cuentan los pensadores más conocidos de los años sesenta y setenta del siglo XX. Q_t!_Q 9$..!.9~p-ª.trones de creatividad lo constituyen las redes intergeneracional e~,_las_cac;l~Qjl.S forma_q ~~ P-Q.Lpresti_giosos maes_tros Y su_Ldiscípulos:Es fácil ilustrarlas para cualquiera de los periodos históricos, y el análisis de tales cadenas nos ocupará a lo largo de los capítulos que siguen. Citemos aquí algunas de las más famosas: Tales-Anaximandro-Anaxímenes; Parménides-Sócrates-Platón-Aristóteles-Teofrasto-Arcesilao-Crisipo; Panecio-Posidonio-Cicerón; Whitehead- 1 l 1 l 1 6 ' I ~ 1 "".1" : -', ,L;~j~· ,, "' /~;~;~;;··:r;,.:J .; 1 INTRODUCCIÓN Russell-Wittgenstein, o, más hacia nuestros días, Brentano-Husserl-Heidegger- ~ Gadamer (además de Heidegger-Marcuse y Heidegger-Arendt)! La creatividad no { r ,~se repm~aJ _g_ar_~1g reJ q§_jgcfrá_duos: se cons_t_~ye en cadenas in~rgeneracionales ...., ../ La tercera característica de las disciplinas intelectuales es'1a)rivalidad estruc~~tural~ abajo intelectual se presenta casi siempre simultáne; mente a otros tra,._. ,# ~ con un grado similar de innovación y de alcance:Los filósofos principales aparecen por parejas o tríos, posturas rivales que se desarrollan contemporáneamente la una de la otra (es decir, que se encuentran activas dentro del mismo lapso generacional, aproximadamente de unos 35 añosf Podemos considerar emblemático que Heráclito, partidario del flujo absoluto, fuera contemporáneo (hacia , 490-70 B.e.E.) de Parménides, partidario del Ser inmóvil y absoluto :'Epicuro y !Zenón el Estoico establecieron con cinco años de diferencia (306-301 B.C.E.) las \ dos escuelas que dominarían la vida intelectual helenística y romana durante mu¡ chos siglos~En una época más _tard ~a, los....fil.Q~ofos más importantes del pensa1 miento cristiano y pagano.!Drígenes y Plotino ,respectivamente, aparecieron casi al mismo tiempo (hacia 220-50 e.E.), a partir de un mismo maestro. En China, hacia los años 340-300 B.e.E., Mencio, Chuang Tzu y Hui Shih fueron contemporáneos y rivales; siglos después (1170-1200 e.E.), las ramas racionalista e idealista del confucianismo estaban encabezadas por Chu Hsi y Lu Chiu-yüan, conocidos el uno del otro. Más próximos a nuestros días, los positivistas lógicos y los fenomenólogos y existencialistas no sólo eran contemporáneos, sino que desarrolla! ron algunas de sus doctrinas más memorables en oposición mutua!'El patrón de .. ' creatividad contemporáneo,@.oposición entr~ !.~vales.de talla similar, es casi • >/ universal a lo largo de la historia:~-- - ·· · .. Tales rivalidades no son necesariamente personales~Los defensores coetáneos de posturas enfrentadas no siempre se atacan entre ellos; ni siquiera siempre se prestan atención el uno al otro'~Epicuro y Zenón tenían sus propios compromisos y se enfrentaban principalmente a las doctrinas y filosofías de las generacio- , nes precedentes. La rivalidad explícita entre su,5 escuelas sólo se desarrolló en las 1 generaciones que los sucedieron. En los momentos de la fundación de nuevas ideas, se abren espacios que acaban siendo llenados no por meros individuos, sino por un pequeño número de movimientos intelectuales que reestructuran el espacio de atención presionando en direcciones opuestas. Son precisamente los conflictos - ~;lí~e~__g~e_m,3:r~~!! la diferencia entre las pos turas-los que con ti.Euyen implícitamente la posesión más preciada de los inte1ectuales.'1'~ la his!Qria de la.li!~fí~_es._tanto la historia de los Prnbkm~ resueltos ~omp la cktdescubrimiento _g_e líneas,.de-oposici_ón explotables., '· ._ _ ) ¿Nos hemos olvfclado, acaso, de los individuos? Después de todo, no todos los intelectuales pertenecen a gruf os como los que acabamos de describir. Heráclito, orgulloso y aislado, no es e único de su clase. Algunos intelectuales preeminentes (aunque pocos de ellos) se encuentran aislados en su tiempo, sin contemporáneos de talla que puedan ejercer de rivales estructurales. Además de estas objeciones empíricas, hay también una cuestión de principio, más fundamental. Í Los intelectuales creativos son generalmente introvertidos, más bien que extra/ vertidos. La cr~_a ciópj _.melectu~l no se.x~aliza en situaciones de grupo, sino traba: jando solo, normalmente durante muchas horas al dí~ La contradicción es sólo ~ aparentet Lo~ g~os de, intelectua~<:addna~ ~estro-discí ulo y las riva[; d~~ entre coirteiñporaneos ,conforman, to os JUntos, un camp_~ structurado de fuerzas-en--eheñocrercualtieñe-luga:r 1-áacflVÍaacrinc-electual. Existe un canuno por efque tales estructuras sociales-penetran en la expeñeileia interna de INTRODUCCIÓN 7 1 las_ m~ntes individuales. El grupo se hace_pre_s ~te en la con_ciencia inclus~ c~a?do / el ~Íatlose encuentra :solo. para los ina1v1sl"@:s_crea:<i9 res_d~ .1.cl~. h1stoncame ~ ificat1vas.'e~esta comumdadmli'.!f!ctual aJ¡ue ocupa upJggar privile- 1 gia_d e_re.cisamente eñl~qmentos_en lo.~__gu.e_~~tán solos~Una mente humana, ! una íneaae pensam1ento en un cuerpo particülar, la constituye la historia personal de uno en una cadena de encuentros sociales~Para los intelectuales, tales cadenas sociales son de un tipo especial y, por consiguiente, se trata también de un tipo especial de mentes." La sociología de la mente no es la teoría de cóm l6si~ cu¡.al.es.se ven afectados _p_or «motivos no intelectu'ates»:-~li ñtearla ct/estión e te mo o e uivale a a_sum1r ~:15am1ento suele p r o c l u ~ ienternehte, en ~n reino prístino que-avanza impulsado por nada mas q u ~ r Q . D.Qpc;>dnam_2§_~J1sar ") si no fuéramos seres sociales; no tendríamos palabras, ni~s abstractas, ni energia pa.ranacfa aue no fuera la inmediata sensJalidad~ o que el\apítulo primero pre-¡ 1 rende mostrarnos es que ensar consist4 e « · · », in~ rnc1a es. motivadas por as e (rgías emociona es e as [teri · das a artir d \io.teracciones sociales~'lo que a mí me.pr~~upa no ~0ií. los «motivos no inte. ec·male.s»,sino el poder mo'sl:rar en que consisteniC?smot1vos intelectuales., Que las ideas no se encuentran enraizadas en los1ndividuos es difícil de aceptar porque parece violar un punto epistemológico clave. Aquí la cuestión es analíticamente distinta de la tendencia a rendir culto a los héroes intelectuales. Se presupone que la verdad objetiva misma depende de la existencia de un observador puro o pensador, libre de todo condicionamiento excepto de la visión misma de la ':erda~ ., La idea es que la intromisión_de los i~l.;e. res~nta ~ec~sariamente ) u d1srorswn. una intrusión a¡ena a a e 1stemolog1a. S1 las ideas estan eterm1- ~ / nadas por\las interacciones socia e~ entonces no pue en estar determinadastam- , /,bién por la verg Tal objeción se presenta de un modo tan natural que nos ~ulta difícil pe_nsar si n~ es aceptando. la dico ox:nía s~guien~ o bien existe una -~ :~ ¡verdad ue es rnde endiente de la soc eda b verdacles_s_oc~__y, por lo tanto, [1:º es ob'et1v te verda eré}Y'Aquí se aprecian s ore mc1 Uno es la asun- Ó> c'ion de que construyendo un individuo idealizado, al margen de los condicionamientos sociales, disponemos de un punto de vista que las redes sociales no nos pueden proporcionar del mismo modo. Por el contrario: resulta incluso más difícil conectar con el mundo a un individuo tan incorpóreo que conectar con el mundo a un grupo social, ya que el grupo ya se encuentra en cierta medida en el mundo del tiempo y del espacio. El se reiuicio o asunción tácita es ar ue el criterio de verdad exise · nte, ~to con el pensador-observador tam 1en flotante. o mismo e ver a §. nllado en e seno e unas re es soqiald, y ha variado con la historia~,. las comunidades intelectua es~Decir esto no fmplíca afirmar automáticamente ni un relativismo que duda incluso de sí mismo, ni la inexistencia de la objetividad. Decir que nunca hemos estado fuera de la \ comunidad humana de pensamiento no es m~. que constatar un hecho histórico, )' la sociologí~ del pensam~~nto I]eva implícita'. idea ~e -~~e ~unca estaremos fuera 9e tal comunigad.Ji1La noc10n misma de estar fuera e lo social es algo esarro ado hisc6ricameii?'e por algunas ramificaciones particulares de las redes intelectuales, al igual que las polémicas sobre los efectos supuestamente corrosivos de hacer una sociología de las ideas. En el Epílogo discutiré en mayor p~fufiltidad la idea de que(í;)conc;trnccjón social del conocimiento es una forma dq U:_alis~no / <i_e antirrealismQ., y que represe"ii"ta un modo más seguro de defender efreali~mo / 1 ¡ re-¡l O- * t INTRODUCCIÓN 8 , , f\l ..,_4- _;,tJ..A ~~-L .o \.\,J.,.,\-"" ( \que los métodos usuales, que pasan pór afirmar nuestro prejuicio a favor de la ~xistencia de una realidad objetiva¡/ 1 3. La cultura se engendra a sí misma. Hay un argumento contemporáneo que sostiene que ~cul ~~-E!~.s_autónoma.,_ El epíteto «reduccionista» se suele tomar como refutación autoevidente de todo aquello a lo que se le aplica. Aun así, no hay ninguna prueba concluyente de que la cultura sea autónoma, de que sus formas y sus cambios sean explicables únicamente en términos de ella misma. Algunos sociólogos defienden el argumento antirreduccionista señalando que muchas de las posiciones culturales -la conciencia ética, las creencias religiosas, las ideologías políticas- no se correlacionan con la clase social y otras variables sociológicas al uso:'La cultura es autónoma en el sentido estadístico de ue uno no puede predecir la cu ltura de u~ persona a ,e~ cfe.suposicion.s.~ ialt E~ lugar deeso;la-cultura se aesarrolla sigiiiendosus propios cauces; los barrios fran-_ ceses que tradicionalmente han apoyado a la izquierda revolucionaria lo siguen haciendo una y otra vez, de un periodo histórico al siguiente; la clase media-alta americana incluye tanto a progresistas como a sus oponentes.;La presunción que se oculta tras esto consiste en entender lo social como si se tratara tan sólo d a cla e social y otras variantes-ya tra 1c1onales en los estudios de e~ues..ta, dejan o e a o aspectos como a etma, a re 1g1on, a 1 eo ' fross1milares. Esto es un error a la hora de hacer transparentes la vivencias reales que se esconden tras términos como «etnia» o «creencia política». Cada uno de estos conceptos representa un tipo de interacción social, una forma específica de discurso, significativa para una red social específica, un conjunto de interacciones que distingue aquellas personas que pertenecen a una etnia en particula1;; o comparten una identidad política o religiosa común, de aquellas otras que no~a cultura no \~s antáaama con respecro...a la ,ocied~. porque el término c~ra no ~es1gna naque nQ sean los tipos de cosas qae ~eden en las interacc1ones~Dec1r que la .:ultura es autónoma, que se explica a sí misma, es o bien inexacto, o bien superfluo: es inexacto si la cultura se define de modo que excluya lo social, porque nunca ha existido una cultura así; es superfluo si la cultura se define en sentido amplio, porque en tal caso la cultura es coextensiva a lo social y las explicaciones culturales se convierten en explicaciones sociológicas~En el mejor de los casos, la metáfora de lo autónomamente cultural apunta a regiones distintivas, redes y ,,. zonas de atención focal distintivas, en el seno de lo social;, En otras ocasiones, el argumento se formula de forma más abstracta: la cultura es metasocial, constituye los fundamentos que hacen posible lo social~En las sociedades tr~gran. .P-arte d~_kc2 nducta está estructurada por las rei:das de pareñiesco;cle modo más general, toda Iavi"da social consiste en jugar a juegos socialesconstituidos por un conjunto de reglas. A menudo se adjunta a esta teoría la idea de que tales metaestructuras son históricamente específicas: ~iferentes tribus, grupos, épocas históricas juegan a juegos diferentes y viven en mundos irre_ductiblemente distintosj¡Aplicada a la historia de las ideas, esta línea de argumen-/ tación(a)favor del particularismo cultural,.ir~hL: se presenta en l::i fo rm.J., de que los límites y las osibilidade del pensar vienen dados pac el lengu~l naturaleza e a sintaxis etermina la clase de hl s ía ue se puede formular co · .dli. 1 esto es así, entonces as oso ías del mundo se encuentran hermét1camentF selladas gracias a las diferencias entre lenguas tales como el indoeuropeo, las lenguas semíticas y el chinof / Según este argumento, fue la lengua china, con su escasez de marcadores sintácticos, la que impidió que las filosofías desarrollaran una lógica formal silogís- ~ ~ lfa ~~ .¡., , INTRODUCCIÓN 9 cica y, a parcir de ahí, siguieran por la ruta que lleva a la epistemología (Hansen, 1983). El tiempo se elide porque los verbos no se conjugan en tiempos. Los nombres no distinguen entre singular y plural, abstracto y concreto. Sin el artículo determinado, la mayoría de las cosas se presentan como nombres incontables o de masa (como «agua» en castellano), sin que sea posible poner claramente el énfasis en lo particular ( «la mesa»). El reino de las consideraciones filosóficas les está vedado. Todo lo que se construye en la visión del mundo característica de China está incrustado en el lenguaje. A menudo, la misma palabra puede usarse como un nombre, un adjetivo o un verbo, lo que produce la asombrosa multiplicidad de significados de la poesía china, a la vez que impide el estilo greco-europeo de filosofar discriminando entre distinciones abstractas."'A cal cualidad de la lengua se 1 debe la centralidad ~onceptos como Tao, ~mezclacaracteríscicamente chi- i -~ :1ª de I?0c.,so,1J~st:_fl,ci_,/l'ara los chi_nos, la~metafís1:a abs~racta resJJJca del todo \ 1mpos10Íe; sifvisroh del munaoessuz f(enerzs aI ser s1mulcaneamente concreta y etérea~,- - - ~ así, las lenguas no son estáticas. Los argumentos filosóficos producen nu/vos términos conceptuales; el desarrollo de la filosofía es el desarrollo de su - i) len1guajel Esto no significa que las lenguas no planteen dificultades, ni que no se i carde tiempo en superarlas.A'P ero la:;archa del movimiento filosófico es lenca en codo el mundo, y rara vez se logra ~más de ur:i p~_s_o por cada generación de aproximadamente treinta y cinco años~ [a velocidad de las transformacione.u:onceptuales entre los filósofos chinos en los penoaosaecíebate más incensos, como en los años 365--=23-5---B,C.E~está~-la par-con-la-de-los-periodos comparables en cualquier otro lugar del mundo. Este argumento, tal y como se aplica al caso chino, resulta tendencioso. Otras lenguas también presentan sus pr_Qp~dific.ult~filosóficas. Los g!iegos no tenían palabras para distinguir entre «parecido» e «idéntico»; ambos se expresaban con-eltermmo omozos, lo que al principio causó ciertos problemas a pitagóricos y sofistas (Guthñe,1961-1982: 1: 230). Los árabes no conocen la cópula; las lenguas indoeuropeas, sin embargo, tienen dificulcad en distinguir entre los sentidos existencial y copulativo del verbo «ser». No obstante, los filósofos han explicitado aquellas distinciones que sus discusiones han conseguido poner de relieve. ~Avicena era bien consciente de la ausencia de la cópula y de las dificultades que ello provocaba, y modificó el verbo «existir» (wajada) para llamar la atención sobre las «proposiciones existenciales» (wujudiyya) en contraste con una larga lista de clases de proposiciones (Afnan, 1958: 97; Graham, 1978: 25-26)~'Los filósofos latinos medievales utilizaron este capital filosófico árabe para afilar su comprensión de los distintos sentidos de «ser», envolviéndolos con toda una serie de cambios metafísicos basados en la distinción entre existencia y esencia, en contra de la confusión existente en el lenguaje. 2 Entre los pE._imeros griegos, la construcción de artículo m~s adjetivo ( «lo ilimitado», «lo frío») hizo que resultara nacurai-confundir lo abstraccoy lo concretó; sin embárgo;-AtísfOteles superóestaaifículcad con waaüña-15afería ae distincion~s que fuer~m creadas eff:el inorpenco en que se llegó a un_punto de vista qué hizo que la discus ión subiera un peldaño más arriba en el nivel de abstracción. --- un 2. La lengua tibetana, por el contrario, posee una distinción natural entre el valor existencial y el copulativo; la distinción está menos clara en el sánscrito y está completamente ausente en el griego (Halbfass, 1992: 39/La_dire~i.ón_que tom6~_pen~amient.o-1:n..cada_µna_dus_tli~~-[lQJ.uigye / bien de loq~ pM ece ser la tendencia prefilosófic_a de escas len !JE·,, , 10 INTRODUCCIÓN Todas las comunidades filosóficas empiezan usando palabras concretas con su significado común~ En _la China arcaica,!lq__o]tenía tan sólo el sentido co_1 1~ de «camino». Comenzó a tomare! primeroaesüs muc fios significadosa hstractos en · · _,,. las.A nalectas, mientras en torno a Confucio se formaba toda una comunidad intelectual~ Como todas las lenguas, más carde el chino forzó el uso de antiguos términos concretos corno aº-_stracciones. Lo mismo ocurre con los t riego s: @v(nie-+ , bla, oscurida ). recibió_el señ'tic[o de «sústan-cia»'/en Ana.xímenes; (o-¡¡¡j era una\ (j\ palabra griega común con numerosos ~ gnificados_h~ qu~ H erfclftó1~_dio..Jln 1 significado filo sófico (Guthrie, 1961-82: 1: 124-126, 420-434 },Los filósofos chinos, cuanélo se sintieron respaldados por una red argumentativa lo suficientemente densa, ampliaron y reinterpretaron los recursos de su propia lengua (tales como las clarificaciones por medio de artículas y explicaciones) para eali ar.las distinci ~§- erti.Q.entes y_ _~J_canza_!'J 1?rado de abstracción q:ue conformaba el / punto más avanzado de sus debates;.,_hacia mediados del siglo III B.C.EJ.uun.ois.tas 1 liabíañabierto un cammo a través de las palabras concretás para llegar a expresar distinciones abstractas y habían formulado las reglas de la argumentación lógica. 4 ~ 1 En breve, la leu_gua no ~ -~-Il ~e~u;t(~ ÍTJ~ Ue_pueda explicar la filosofía. 1 Ninguna de las dos se encuentra fijada/para todá la eternidad; ambas cambian, y - , ,, ~~s cambios de 1~ comunidad intelectu~l son los aJ e hacen que eOenguaJe evolü- --:i> ~ Cw-_>cione na m~Yabstr:u::tosVrgLQad~ •• f<., ~~ ,, w.Á' a versión más general de este argumento, según la cual toda actividad cultural d.,..~ k 11> IUt está irreductiblemente conformada por sus metarreglas distintivas, puede criticarse de la misma manera.~No es históricamente cie1>,Q..que las prácticas cultura. j les sean fijas y no estén sometidas a cambios, aunque le~e~cripciones etnográfi~ que toman como muestra cortes temporales despojaaos de toda dimensión ' -?j histórica, puedan producir esa impresión.,.,'J'.ampoco es en absoluto necesario '7 1 aceptar en teoría sociológica la premisa según l:t cual ta accivklao socTalseestruc- (J cura· comouñiuegc¿:µ e cbnfi~_rª-uiendo unas reglas. En el capifü!Oprimero se pres,entará u.na forma distinta de concebiiTaaccwnsOcial. 4. ToJo res,4n f{;(;,,1 es imposible i ·arJfüontornos o afilar concepto explicato- , río alguno. El argumento la autonomía o del fluir parti lar deTa_cu1ruravi de / 1~ con uná p o·scufamasg eneri _ ue se fia etiqueta1_Q. ~ mo~~s_diverso~ o-(' mo posfestñicturalista, postposíiívíst~ postmodernista. N.Q.~s...p.osihle.ofrecer ,:::J una ex plicaci6n general;"ño eüede ña6er uñaTeoría-general.ile l as td~as soci.Q.ló- l gi~~ <? ~uat9..~I~ -~ ij)O.:,.,A~nqu~ paradójicame~te,_d p~tmodernismo e~ él ➔ mismo una teona general de las ideas. La teoría se ha icfo forJando en las redes mte ectúal ~ lar_go ctevariasgeneraciones ...,Una de sus corrienteuie.n..e su origen en la búsque_~a de(ra)sencia de la conciencia por parte del movimiento fenomenológico, algo quetlusserl amplió hasta convertirlo en una crisis de la ciencia europea y que Heidegger transformó en una crisis del significado vivido. Otra corriente proviene de la semiótica de la estructura del lenguaje saussuriana, por intermedio de la teoría literaria formalista y la búsqueda de Lévi-Strauss de los códigos subyacentes a cada aspecto de la cultura y de la sociedad. Finalmente, se acudii ~_!a filosofía analítica de Wittgenstein en busca de contribuciones y esfa cedió el argumento de que el ~ ¡aijlleñto·se_~ ragmegtado e.Q._una plura_lidac\ de juegos de lenguaje. La responsab e ele popúlarizar a todo el movimiento fue la fusión coñetñiarxismo y el freudianismo bien extendida entre los intelectuales franceses después de 1960; posteriormente, en un giro que, en medio de la derrota política, consiguió salvar la victoria intelectual, vino el cambio al postmarxismo, enca~ezad~ ~tas desilusionados que hicieron que la técnica marxiana del ¿ a:e INTRODUCCIÓN 11 desvelamiento ideológico (y la técnica aliada del desvelamiento freudiano) se volviera sobre esas mismas grandes narrativas. "'Todo este conjunto de movimientos superpuestos ha llegado a constituir una ¡ teoría de las ideas, convergiendo todos ellos en su reflexividad y su rechazo de cualquier perspectiva fija desde la cual emprender una explicación~Simultánea- ¡ mente, el P,OStmodernismo es él mismo una explicación. G.ran parte de su aspee,. ,") t~pfü:at!Y..9s9rre pa.r.alefo_;i la rama<lela sociologí<J._~ ~-~s_tYQͪ-.@__pLOdJJ.c.ci6.o .;:.-· _social de las ideas, ~in_~!us~~~-.4.~riva de ésta. En la generación de Mannheim y Scheler, esta rama se denominaba sociología del conocimiento; alrededor de 1960 se convirtió en el campo de investigación de la sociología de la ciencia, que estudiaba las redes de científicos, sus publicaciones y sus trayectorias profesionales; a . finales de los años 70,1os etnó rafos micros~ciólogos de la vig.--ª_sotidiana p._ro- / fundizaron en ésta y la transformaron en estudios de- laboratorio de la construcción social local del conocimiento científico, teorizada por algunos neodurkheimianos como David Bloor y la escuela de Edimburgo~La bien extendida noción postestructuralista de que el mundo está hecho de oposiciones arbitrarias tiene sus raíces en la sociología clásica: Saussure recibió la influencia de la sociología de las ideas de Durkheim, y, siguiendo una ruta diferente, los postestructuralistas tomaron el relevo de Lévi-S_tr_a11s_s__(d.i.~pulo del ~rino de Durkheim. Marcel -¡¡. Mauss) respecto a la cuestión de un código de oposiciones binario, a la vez que repudiaban los puntos específicos de la teoría estructuralista. ~ !.llil~QQO~e:ía de Garfinkel, que fue...elP-aradigma tiara el estudio de la proát{céión local el ---C> conocimiento en los hloratorios cientí icos, proviene oelnüsmo-Hflaie.qw]aTe- J nomén<?_!Qgía de Husserl, la cual, ~ a ~ificación a'ela red, prod~jo también a ~ida. 3 - - -- - - - - - - . : : : - - --- ----:·- -- - - / • Los filósofos postmodernos radicaliz~~ociología_d~J-ª? idgf,l Íepudiar la posLbilidadae una explicac1ón generaGncfuülos los principios causa es y dinámicos de Marx, Durkñe1m o Lévi-Strauss5·E1 desenmascaramiento se ha vuelto contra sí mismo.,___Las ideas no pueden ser explicadas por social porq-ue nada puede ser explicado por nada, principalmente porque el hecho mismo de fijar límites y tratarlos como a cosas resulta también socavado por el desenmascaramiento. Hacer que la reflexividad se vuelva sobre sí misma de esta manera es..de algún modo_recapitular antigú"aspostur~9el esce¡>ticismo fi os.ólico (como, por ejemplo; Ios escépticospirroñianos del periodo helenístico-romano );'~unque el postmodernismo difiere del quietismo pirrónico en que ha adquirido un aspecto agresivamente polémico y moralizante en sus alianzas con ciertas ramificaciones del feminismo radical, los teóricos de la liberación gay y los insurgentes étnicoraciales.''Disipar todas las fronteras sirve para atacar los privilegios y para resistirse a la posibilidad de reconstruir las categorías sociales (aunque sólo provisional y temporalmente) de modos drásticamente distintos7'En el Qivel teórico más f.: , \ general, deberíamos ref.Q.!1o_g_r__gue, en esto, ~Lp...QS..tmodernis.mo_e_s_eLdererminis- ·, .-,. E}O __so¡;:ial ddas_c;_ª_1_egorías de D Ürkneim-raclicalizado hasta transformarlo en un futuro que fluye y del que se ha eliminado tod~ d__i_r~ionalidad evoluti a;_es la ·-··· · sociología de las ideologías de M_arx despojada de_su pireccionalidad delos modos de prod ~~~ión p~a llegar a G)co)!dició~ de ~ olu~ón ep_iste~ológi~a perma~<:._nte.~ lo 3. Aunque yo no me ocupo de seguir las redes de filósofos hasta la generación presente, los capítulos 13 y 14 muestran las conexiones de muchos de sus antecesores0ncluidos Durkheim, Freud, Witt~n..y.H1,1.m ..d .. ...___. 12 INTRODUCCIÓN No es necesario rechazar toda comprensión sociológica general de la dinámica de los caminos históricos para darse cuenta de que el evolucionismo unilineal de Durkheim o de Marx es demasiado restrictivo!Reconocer que los seres sociales no son como las cosas no nos oblig~ ~_tener que los E.Lº--C-~g,___uiue son los seres sociales no tienen m estructura ni ~_Qn_!Qrno causal alg™-.t -El tema- e este libroesla sociología de las filosofías, lo que equivale a decir las concepciones abstractas producidas por~ _des__aemcelectµ ales es_e§ iza- Q.~ encerrados ensuspropios argumentos: Es ta red presenta una dinámica social definida a lo largo de toaa l a historia universal. Nuestro tema de estudio es distinto de los productos de la cultura popular, cales como la publicidad, la estrellas pop, la industria turística, la indumentaria personal, las redes electrónicas y las múltiples combinaciones entre todos ellos que constituyen la materia de estudio de la sociología postmodernista de la cultura. Aún continúa vigente la distinción entre las redes intelectuales y estos mercados comerciales, incluso hoy en día, y tal distinción fue aún más profunda en algunos momentos de la historia pasada.~Los \ pensadores postmodernistas, al igual que otros intelectuales antes que ellos;--l'ia. bitan en una región del d~urso acad-érnico-qulls 2enerª_{¡ru:nte.Jgnoradi.per-una mayoría de indirid.Y.oslu.eruk .s...1.Lpropia..r:e~I:.a retórica generalizada propia de la críticade~ensadores postmódernistas tiende a considerar ilegítima la imposición de cualquier tipo de límites analíticos, pero eso no es más que una mera aserción. Uno puede afirmar que lo ersonal es olítico ~ Q..exisce oinguaa_~ p.aración rí ida entre o que los incekctu es.. aceny las rel~Q_nes e.!=_onómicas, políticas, étnicas -enero presentes en el momfnto histórico ~e los rodea. Pero el nivel éñel que tálgJ;fitnra~ícrrren~-ñveráa~ras no se uea fi'ar antes aelíaber investigado el modo en el que operan las r~es intelect es. o personal es político, pero la poHtka de a práctica mte ectual~efÍo de una red de especialistas cerrada sobre sí misma, no es lo mismt> que la política de la lucha por el poder en el seno del Estado o que la política de los hombres y mujeres en sus casas o en sus relaciones sexuales. Convertirse en el centro de atención de los concursos filosóficos es al~que se logra con recursos específicamente mtelectuales, que son los recursos sociales específicos ae lasre~~lect!i:ifet.'Existe una gran abundancia. ~~prüeQ~s-liistóricarde q~ ~o lo~conte~~ient~-~ ~~ ~~ena tratan de abrirse camino únicamente con las armas ele la eolm~a e~terna, la victoria en este comoat~ laJ ogran a ~xpeñsas: d~ u r~p_utaciónJ nteleccualaJ-ªrgQ..plazo en la comunidad histórica~No son el mismo juego, y, en aquellos momentos de la historia en los qmno de los juegos queda reducido al otro, el juego intelectual no sólo se rinde, sino que desaparece, para reaparecer sólo cuando vuelve a tener a su disposición un espacio interno propio.'tsin la estructura interna ~J:ic; redes intelectuales 2eneran~o j U propia_matriz de argumenr6s, no existen los efectos ideológicos sobre la fil~fía; sólo encontramos purasiaeologías, cruaa y simplemente.,, Está de moda en algunos círculos sostener que no existe diferencia alguna entre lo interno y lo externo, entre micro-y macro, entre lo local y lo más distanciado y duradero. Lo que confiere su fuerza a tales afirmaciones es que lo micro y lo macro, lo local y lo distanciado, están de hecho conecta.dos;~ macro está hecho de cadenas de microencuentros '~n ituaciones ~ en algunos aspectos se da una p_,ÍJTlacía ana ít1ca de los ntua es oca es que conscituy_~Q..l:ffeafü!_ad mom~~tánear.gpesas cadenas y~ímEolos de un significado que permite a los humanos mantener en lo posible la continuidad entre una situación microlocal y ¡ ~ INTRODUCCIÓN 13 la siguiente:~Eso no equiv1.le a disipar todos estos conceptos. No se pueden formular las relaciones entre lo microsituacional v lo translocal si se carece de conc e p t ~ d-esie:narlos'."Cualquier sociología que intente abolir tales términos Eronto se e c!!_entra con que tiene que recuperar esas mismas d1stmc1ones de inéógnito y con otras palabras~- - -----, J,ETpostm odernismoes-¡:; na radicalización de la sociología de la ideas, bajo el ímpetu, hasta cierto punto, del exmarxismo desilusionado y, hasta cierto punto, de las ideologías mili cantes de los más recientes movimientos so<;J,~"En el mundo académico, sus alianzas con los def artamentos es~~~$r~iosJiterariosycültura estierfdenaredücir e ám5íto explicativo de la teoría sociológica. Pefo- la exísrenc1a de todos estos diversos planos aela políuca iht_eleccl.!31 no significa que no sea posible hacer una sociología de las filosofias. $1 que la convierten en un miembro más de esca familia de primos mal avenidos; pero el conflicto entre linajes intergeneracionales no es nada anómalo; de hecho, es el principal patrón de la historia intelectual. Si existe algún parentesco entre todas las ramas de la sociología de las ideas, ¿significa eso que mi sociología de las filosofías, como todo su linaje, es reflexivamente autodestructiva? Algunas ramas de la familia aceptan de buen grado tal paradoja, incluso con entusiasmo; otras la rechazan.'°Mi propia postura es que la¡ sociología de las filosofías no es un escepticismo o un relativismo aucodestructivo; sino que cuenta con un contorno histórico bien definido, además de con una teoría general de las redes intelectuales que, lejos de autodescruirse, se auroejem- / plifica y se autojustifíca. Esta argumentación se expone con más detalle al final del : libro, en el epílogo, después de haberla cargado con codo el peso de las redes his- ' ,. tóricas.'' e; ·•·~,, -~ · qLa objeción de las supuestas consecuencias escépticas o autodestructivas de la \ s·('.. ·-· sociología de las ideas es una objeción epistemológica>\Otro tipo de objeción es 1 . ·,:-.:'.'-l-' • la objeción moral: que la sociología de las ideas, con sus principios generales de '' causación social, resulta antihumanista. Los individuos son nódulos de las redes · ..,~ ::>-' ;,,~ ~ de i~cci.ón social. cuerpos humanos en los que se acumular!_Ias energías emo_:. "' ,, . cionales donde las cornentesde ideas-s1mbolo cnstahzan en coa ~iones eñJa ~ · ;., •· ··.:m.e-me. ¿No resu erngrante para nosotros, re uc1endo las experiencias vi; .. vidas a epifenómenos y la dignidad humana, por la que can duramente hemos lu- ,. chado, a la imposición totalitaria del grupo? Presento la cuestión de manera tan cruda para negar que se sigan tales consecuencias. ¿Acaso no tenemos agencia'=·? Es una cuestión de perspectiva analítica. Agencia es en parte un t¿rminopara designar los primitivos de la explicación sociológica, en parte un término codificado para referirnos a la libre ~ !untad. ¿ Es que acaso los seres humanos no se esfuerzan, no ponen todos y cada uno de sus nervios en tensión, o los relajan, no toman decisiones, o las rehuyen? Tales experiencias existen con toda claridad; forman parte de la realidad microsituacional, del flujo de la vida humana. Yo sólo niego que nuestro análisis deba detenerse aquí. Uno experimenta la fuerza de voluntad; ésta varía, va y viene. ¿De dónde procede? ¿Por qué desea uno tener voluntad? Esta cadena de preguntas regresivas se acaba después de unos pocos eslabones. Lo mismo se puede decir del pensamiento. ¿No le pertenecen a uno sus propios pensamientos? Por supuesto que sí, aunque * N. del T : •Agencp en el original inglés. El término agency hace referencÜl a P capacidad de obrar, en p~icular, superando las constricciones !!el entorno o estructura so<ial.,, --- - j 1 ! 1 ' 11 j :! i¡ 1 ¡1 ' 1 1 1 ¡ !1 ' 1 i ! t 1 1 1 l 1 1 1. 1 14 INTRODUCCIÓN ¿por qué le vienen a uno a la mente en un momento determinado, o salen por sus labios, o se deslizan por entre sus dedos, en una determinada secuencia de palabras, habladas o escritas? Éstas no son cuestiones irresolubles si uno cuenta con una teoría microsociológica del pensamiento~Explicar el pensamiento no es ~~gar su existencia;_no más que explicar la f ~tug.J:ampoco eS,..filgada existencia efe-la cultura~'La cultura., en un mvef macroexplicativo, es el medio en el que nos desenvolvemos, del mismo modo que el pensamiento y los sentimientos son el medio de las experiencias microlocales de nuestros cuerpos conscientes. Ninguno de ellos es un punto terminal, separado por una barrera de cualquier análisis ulterior. Ir más allá, comprender de qué manera nuestras emociones y nuestros pensamientos son corrientes que recorren la red sociológica, no niega nuestra condición de humanos. Uno puede percibir todos estos niveles simultáneamente. Tu y yo somos así, como individuos particulares, con toda nuestra propia unicidad, y, aun así, estamos constituidos de manera única por corrientes de emoción y de pensamiento que llegan a nuestro interior y pasan a través nuestro:La tensión entre, 1:or un lado, lo particular, lo local,_kPor el otro, las conexiones que se Gana nuestro alredeaor y que constituyen lo soclalTclehnen.nues.tra...par:.ti_Qllaridad misma: esa es la cond1c16n humana. 11 - Buscar la causación social en todas partes, sin excepciones, no significa que la historia sea una secuencia rígida~La estructura social del mundo intelectual, tema de este libro, es la lucha continuada entre ca.d.e.i¡_as de personas, cargadas de energía emocional y con un capital cultural, p.9MJCU~ un pequeño número de centros de ater_ició_!l~ Estos puntos focales 'lqü e_f_QJlstitu)'l:p los núcleos del mundo intelectual, se reordenan perióclicamente; la cantida~ de ate ción...que_puede distriouirse .e traves életodala recfi"-Íelecrual e~ limita ._p.e(Q_quién y qué igura en esos nóaulos de atención es algo _que-viflllctuando.con la pro res1va de~aparición de los viejos mov imientos i telectuales y el pal:i~ I_!t.9_g~_qt~o~.IJ.µ~y:os. , Tales_n-ódu losdel espacio de atenció ·nacen y crece ./Comienzan por recibir una pequeñivefítajaeritrelos primeros en· -os, se aceleran hasta pasar ciertos puntos de inflexión, monopolizando la atención de forma acumulativa, al mismo tiempo que la atención se va filtrando hacia ellos desde los otros puntos alternativos:.,Las identidades que denominamos personalidad_es inrelec1uales -grandes pensadores si reciben la energía del momento de crecimiento de los 1 nodos de atención dominantes; pensadores menores o, en realidad, indignos de 1 ; mención, si no reciben tal energía- no son fijas~'Es justamente porque la estruc, tura social de la atención intelectual es algo que emerge de manera tluida porlo querro podemos-reificar-a-lorirtcl1viélüos;ccmvirt1encto así a los agentes en héroes como si cada uno de ellos fuera un punto fijo de fuerza de voluntad y comprensión consciente que entrara en la refriega pero no resultara más que levemente manchado por ésta en la superficie de su piel psíquica. Tales individualidades reificadas sólo las podemos apreciar retrospectivamente, comenzando con la personalidad definida por el momento final bien conocido de su evolución y proyectándolo hacia atrás como si tal momero final hubiera sido la causa de toda la trayectoria profesional del individuo. Mi trabajo sociológico es justamente el opuesto: entrever en la historia intelectual red de enlaces energías que dio for- / ma a la emergencia~ e_stas pmonalída es_en.e momento- justo y.opon:uqo., Los tres primeros capítulos presentan la teoría general. El capítulo 1 expone la teoría de las cadenas de rituales de interacción, que es el microcentro de nuestros argumentos a favor de la predecibilidad social del_ pensamiento de los inteI~ctuales. El capítulo 2 ofrece una teoría de las estructuras reticulares que deter- r INTRODUCCIÓN 15 mina los lugares en los que se localiza la creatividad y compara las pruebas que nos proporcionan las redes de filósofos griegos y chinos a lo largo de varias docenas de generaciones. Los capítulos que siguen contrastan esca teoría con extensos segmentos de dichas redes intelectuales y con redes de la India, Japón, del pensamiento islámico medieval, el mundo judío y el cristiano y del Occidente europeo hasta la década de 1930. Cada capítulo resalta un cerna de análisis en particular. Los capítulos no requieren una secuencia de lectura específica, aunque el capítulo 3, sobre la Grecia antigua, presenta algunos principios centrales que vuelven a aparecer en las partes siguientes. Un breve resumen del modelo analítico es el que se expone en las «Conclusiones a la primera parte: los ingredientes de la vida intelectual ». El capítulo 15 representa la conclusión al análisis en su totalidad y ofrece un bosquejo de los senderos por los que los intelectuales, por medio de sus debates, han ido conduciendo la secuencia de ideas durante largos periodos de tiempo. Puede que el lector lo encuentre úgl como si de un mapa de carreteras para la lectura del presente libro se tracara?E.l epílogo extrae conclusiones epistemológicas a partir de la argumentación en su totalidad.~ 1 f 1 ' : 1 ' 1 : 1 1 l 1 1 1 l EL ESQUELETO DE LA TEORÍA ( ,.- 1 Coaliciones en la mente q Los r INULEC.IJM!!i s~~NILQUE...P.RQDUCE IDEAS DESCONTEXTUALI- ! .,:,•-'' . ') · 1 l z~s~íafes id s se supQrle que son verdaderas, o significativas, 1ñaepend1entemente del lugar o' ue ,alguien en concreto las lleve a la práctica~Una fórmula matemática aspira a ser verdadera en y por sí misma, sea útil o no, y al margen de quién crea en ella. Una obra literaria, o histórica, aspira al mismo tipo de estatus en la medida en que se la ha concebido como una obra de arte o como un trabajo académico: aspira a ser parte de un reino más elevado, más válido, menos constreñido por las ocurrencias particulares de l;! acción humana que los d.emás tipo~· más comunes de pensamientos y de cosas~\Q.g>lía posee la peculiaridad de cambiar periódicamente sus propios fundamentos, pero siempre en la dirección de r.retender, o al menos buscar, la pos1c1ón de mayor generaliaacreimp-o"t'•r;mcia., _-~ y sigue siendo asfiñ-clu~q_f_U-ª!]<lO el contenid_o_déJ:ailo,iofía ~s gue todoes trari- sitorio, ~ histó~icament_e relativo, o_~e v_alor ún~~~~-~:1_t~ l-~~!i...P.?._~gue.3l afirmar el refat1v1~mo este-se·afirma-comu-srets1 fuera valido en s1 m1smo.~Este es uno de los viejos problemas de la tradición escéptica, ya 6ien discüticloeñ la filosofía helenística~ Los escépticos, al evitar realizar aserciones categóricas, se basan implícitamente(en)Ul<!..Q1etadjs~i.!1ci..9J1 entre diversos grados de aserción de fuerza variable.l\Y esto i ustra admirablemente la perspectiva de la sociología, ya que sólo la comunidad intelectual posee el tipo de distancia con respecto a las preocupaciones ordinarias que permite que enunciados(de)este tipo sean significativos. Los productQs__intelec uales~e sienten, al menos por parte de sus creadores y sus confomidores, como algo perteneciente a un reino peculiarmente elevado. Forman parte de lo que Durkheim denomina «la vie sérieuse». Los reconocemos) como'obietos sagrado~'en su más estricto sentido; habitan en eLmismQJ:fÍno-que l~ig!ón y participan de las mismas aspiraciones resp ecto;;,--la realidad última. 1 1 1 1 l 1 ! 1 ! !i i ? ' ¡1 ! 20 CAP!TULO 1 La «verdad» es el objeto r~ nte._Y-sagrado de la comunidad académica, de igual ~ que el «arte» lo es de las comunidades artístic o=-liter ·án as;escas son, simultáneamente, sus más alcas categorías morales y cognitivas, la región del más alto valor, en base a las cuales se juzga todo lo demás. Tal y como Bloor (1976) ha señalado respecto a las matemáticas, la~ d intelectual posee toda~_las características que Durkheim así nó a los objetos sagrados de la relie~s.ci~n_de ~ los individuos, es 00Jedv:l,restrict1va y exige respeto. 1 ¿Qué es lo que confiere a cierfasiefeas y texco·s en particular tal estatus sagrado? Es posible formular una teoría sociológica S?n un campo de aplicación muy amplio que nos diga cuáles son las condiciC?nes bajo las cuales se generan y se sienten determinados símbolos como vinculantesmoral y cogni ivamenté Se trata de la \teoría de los rituales de la interacción, la cual relaciona... os ímbolos con la perteñeñ"cia a una sociedad y, por consiguiente, tanto con los sentimientos e so 1 aridad como con.la estruc_tura_d.eJos_grup..os sociales. Intentaré demostrar que una teoría así da cuenta de las variaciones en la solidaridad y en la creencia presentes en diferentes¿structuras sociales, así como de las distintas dinámicas de las vidas individuales. Una forma específica de esta energía emocional es lo que llamamos creatividad. JI Nuestro primer problema te9.I~co es mostrar por qué los productos intelectuales reciben su particular tipo ~status sagrado, distinto del de los objetos sagrados más ordinarios de los que se encuentra impregnada la vida cotidiana y que sostienen las amistades personales, las relaciones de propiedad y las estructuras de autoridad. También debemos mostrar p_QL.o yé los objetos s_.agáad_gs..d.elos intelectuales, ílue caen baio la categona guia de Í.9,-..k<verdad», esta~dos...de_una s~cra11dad di erente de la cw.~osee la r~ligión pro iamente diclia entre su comurudaclmont ele creyentes. A contmuac1on, exp e e que orma os mte ectuales pro uce u sím olas y los ponen en circulación en sus propias comunidades, a tamente estrat1 1cadas. // TEORÍA GENERAL DE LOS RITUALES DE INTERACCIÓN Comencemos por el lugar en el que se desarrolla toda la acción: las situaciones l~es. Todos los acontecimientos tienen lugar en un aqu1-y-ahora concreto y particular. La perspectiva de la microsociología, que analiza la estructura y la dinámica de las situaciones, se suele interpretar con demasiada facilidad como aquel.la pe:~pectiva q_ue se ~entra e~ ~l estudio del actor o agente ir:dividual.Í>ero una Sl!!:!_acion no es sin<;> la interaccion ~ue:p~um~cos conscientes, du_rante unas horas, minutos o, incluso, unos pocos rn1crosegun os~'Un agente es mas pequeño que una situación y, simultáneamente, también mayor que ésta, porque, como unidad en el tiempo; se extiende a lo largo de todo un número de situaciones~Un agente separado, que actúa como causa de los sucesos. es un constructo tan artificial como el observador asocial y se arado que representa el punto de vista idealizado de la epistemología clásica.9 yo, la persona, cuando lo compa. ramos con las situaciones, resulta ser una macroestructura (estrictamente, se trata de una mesoestructura); es una derivación analítica porque el yo o agente se construye por medio de la dinámica de las situaciones sociales. ~ ' 1 Ef 1 1 1 1 1 L COALICIONES EN LA MENTE 21 Las situacio es locales son el punto_in~~i-ªLdel.análisis, y no su punto final. Las microsituaciones no se detienen en lo individual, sino que más bien lo penetran, y sus consecuencias se ~ e n hacia..eLexreciac por medio de !as redes sQciales hasta una escala tan macro como se desee~La totalidad de la historia humana está h~ha..fil situaciones locales~Nadie nunca ha estado fuera de ellas, y todas nuestras visiones del mundo, toda nuestra recolección de datos, provienen de ellas. Los problemas filosóficos respecto a la realidad del mundo, a los universales, a las otras mentes, al significado ... tienen implícitamente su origen, justamente, en esa situacionalidad. No me encargaré de tales problemas epistemológicos aquí, si no es para señalar que si uno se niega a admitir nada que se encuentre más allá de lo local,'~caba llegando a alguna de las versiones del escepticismo o del relativismo;' ' si uno idealiza lo que ocurre en situaciones tales como el seguimiento de unas reglas y utiliza las reglas inferidas como herramienta para la construcción del resto del mundo, acaba llegandc(a)ilgún tipo de idealismo .. \ En sociología, el énfasis en la primacía de lo local lo introdujo el interaccionismo simbólico, y se radicalizó con la etnometodología. Como técnica de investigación y como teoría epistemológica explícita, tal postura ha sido recogida por la rama de sociólogos de la ciencia que estudia la producción local delconocimiento científico en los laboratorios. Negar la existencia de todo lo que no sea local puede ser cierto en un ·sentido pero, en otro, puede conducirnos a error. Es cierto que no existe nada que no sea absolutamente local; si algo no existiera localmente, ¿dónde podría existir? Pero las situaciones locales nunca van solas; las situaciones se rodean las unas a las otras en el tiempo y en el espa- 1 \l.;-\ cio."Él macronivel constituido P-Or l~ie<lad debería concebirse no como un t estrato verrC'al or enci~o~ífW:- com·~f si estuviera en alg~ñaotra earte, ~' ~ r· siño-como el despliegue e rollo d~ as m1cr s1tuaciones,)..as micros1tuac10nes , ,.. estáñincrustadas en macroesquemas;-q-tte?onswuyen el modo en el que las situaciones se encadenan las unas con las otras;(la)causalidad -la ag~ncia, si se desea- flule hacia dentro tanto como hacia fuera. Lo que sucecteaquíy aliora depende o que ha sucedido allí y entonces.""Podemos entender tales macroesquemas, sin por ello reificarlos como si se tratara de objetos autosubsistentes, si p. en ellos como en la dinámica de las redes, la formación de toda una ·/ ma1la de cadenas de encuentros oca es que yo e aeri:<)minaclp'Cadénas de rituales de znteraroón. /( La sociología de las ideas (que, como campo de investigación, se ha preocupado principalmente de la sociología del conocimiento científico) se ve gravemente limitada al concebir I onocimiento como una con IJKC!Qn..p. uramente local. Las ideas sienificativas ~ -e constituyenel ma de la historia intelectual son pre-., cigme.ru_e_aq u ellas_q ~ hañ ilegad~rañs frirnt rañslocatmen-te:-fuxañren-de los emplazamientos localesdonaesej,rod'uce el conocimiento defa fuera de consideración lo que otra rama de la sociología de la ciencia ha sabido investigar con acierto: los grupos de pensadores, las cadenas de contactos en la red, las rivalidades entre un segmento de la comunidad argumentativa y otro. Los grupos y cadenas están orientados tanto hacia su interior como hacia el exterior: hacia el interior, porque lo que queremos decir cuando hablamos de grupos intelectuales es justamente que sus miembros se reúnen cara a cara con la suficiente frecuencia como para dar lugar a intensos intercambios de interacción ritual en los que se fraguan ideas-emblema, identidades, energías emocionales que luego persisten y en ocasiones pueden prevalecer sobre otras energías _del mismo tipo; hacia el exterior, porque las cadenas no son sino un modo de referirnos a las conexiones a I de - - -- ------ 22 CAPÍTULO 1 larga distancia entre situaciones. ¿De qué manera se producen tales conexiones? El impacto que las situaciones tienen en el interior de un grupo y fuera de él forma parte de un mismo proceso. Las situaciones en las que la convergencia es intensa penetran al individuo y generan símbolos y emociones que constituyen, por un lado, el medio del pensamiento individual y la energía que lo anima y, por el otro, el capital que hace posible que se construyan nuevas situaciones sucesivamente encadenadas. El término «ritual de interacción» es de Goffman (1967), quien lo utilizó para llamar la ate~ ión sobre efñecmrde~icüales formales de la religión que Durkheim ((1912] 1961) analizó son el mismo tipo de suceso que tiene lugar de manera ubicua en la vida de cada día~ales religiosos son a~quetipos de las ~ cci~~gue unen a los mie112_~!_~~- para formar una c~munictadrñoral y J..que pr9 d:µ c~p_jeterminados sím6o los que actúan como lentes a traves aelas .,cuales los miembros ven ermüñdo;-además de como códigos por mecfioae los cuales se comumcan~Hayuna gr :iñ-cantidaade mvesugac1ones antropológicas q~aemuestran la importancia de los rituales en las sociedades tribales, así como el poder de los esquemas categoriales concomitantes para controlar lo que la gente da por supuesto sin llegar ni siquiera a planteárselo. En sociedades complejas como la nuestra, estos esquemas categoriales son de una diversidad mucho mayor, lo que se corresponde con la diversidad de relaciones intergrupales en un orden social estratificado (Douglas, 1973); Bernstein (1971-1975) los describe como algo incrustado en el lenguaje de las clases sociales~La etno- ) grafía de la vida cotidiana de Goffman (1959, 1971) invest!gÓ de un modo más ( explícito el mecanismo durkheimiano de producción de !~solidMid.ª-<i social.~ ·• Para Goffman, cada encuentro fugaz es un pequeño orden social, una realidad co~arff a construida por medió denÜialesdesc5llcland-adgue marcan el comienzo y el final a trav:é~g.estos form¿il~s de saludo y ae-déspedida, así como de pequeñas marcas de respeto que idealízan tanto la ocasión como a los yos:~ participantes. Permítaseme llevar esta perspectiva aún más lejos. La ritualidad de los encuentros sociales es variable; todo cuanto sucede puede distribuirse a lo largo de un continuo que iría desde aquellas situaciones que producen la más intensa solidaridad social y el simbolismo más sagrado, hasta los rituales más mundanos · de la vida ordinaria y, aún más allá, hasta los encuentros que no producen soli._. claridad ni sentido algunos. Comprender el origen de tal variabilidad nos proporciona la clave para estructurar los encuentros sociales locales; los distintos grados de interacción del continuo determinan la fuerza con la que se generan los símbolos sociales y las emociones, todo lo cual se transfiere a las situaciones siguientes.4una teoría general de los rituales de interacción (que yo abrevio RQ es crucial para la sociología del pensamiento y las emocionesiñdividuales y, simultáneamente, para entender la diversidad de conexiones entre una situación local y otra.-\ * N. del T.: «Selves» en el original. En linea con lo habitual en las traducciones filosóficas, hemos optado por el término •yo» para traducir el inglés «self•. Esto puede inducir a error en algunos casos, a saber, en aquellos en los que el autor utiliza el pronombre personal.¡,. en plural (•I's» ). No obstante, dado lo asentada que se encuentra la palabra •yo» para referirse a la autoconciencia o identidad personal en nuestra lengua, hemos desechado la alternativa de usar •SÍ mismo/-s» en su lugar, tal y como hacen algunas traducciones. En lo sucesivo, indicaremos en una nota al pie aquellos casos en que el autor utiliza •I's• para referirse a una multiplicidad de pn·meras personas. COALICIONES EN LA MENTE 23 Los ingredientes de cualquier interacción ritual son los siguientes: l. un grupo de al menos dos personas se reúne físicamente; 2. concen ran la atención en un mismo objeto o en una misma acción, y cada una de las personas es consciente e que as demás también se mantienen centradas en ese mismo objeto de atención; 3. c<;mparten un estado de ánimo o emoción común. A primera vista, parece que estamos perdiendo el núcleo de la definición usual de «ritual» -acciones estereotipadas tales como la recitación de unas formulas verbales, la realización de unos gestos prescritos y el uso de unos ropajes fijados por la tradición. Estos son los aspectos superficiales de los rituales formales, los cuales tienen un determinado efecto social sólo porque aseguran que existe un centro de atención compartido. El mismo centro de atención puede estar implícitamente presente en lo que podríamos llamar los rituales naturales. En la medida en que se hallan presentes en una interacción, los ingredientes que s i ~ n tinuación producen un efecto social: 4. El centro de atención co artido y el estado de ' · :QID.Ú.Q_g_illtensifi~n por acumu ación. Lbs movimientos corporales, los actos de habla, las microfrecuenc1as se acompasan en un ritmo también compartido.7Al inte_QsificarseTa'microco.or.d.inación,.lo~icipames se unen temporalmente en una realidad compartida, y experimentan la presencia de una barrera entre esa situación y cuaTquiera que esté fuera de ella. ~ S. Como resultado, los participanJ_e.S_se.s.iente.n mi~mbro_aeJ..111.g¡:up.u...m..oralmente obligados los unos con lQs_Q.!.ros. Esta relación resulta simbolizada por cualqmera que haya sido el centro de atención durante la interacción ritual. Consiguientemente, cuan~olas personas.J,Uilizan_e_sos símbolos, e □ el discurso o en el pensamiento, éstos tácitamente les recuerdan su pertenencia al grupo:'tos símbolos se c;Írgan de significado social en la experiencia de los l riruaÍesde interacción, y los símbolos se agotan y pierden su significación \ motivadora si los encuentros no se vuelven a reproducir tras un periodo de tiempo~De aquí que la relevancia que de un día para otro otorgamos a los símbolos sea fluctuante. Los símbolos recuerdan a los miembros que deben volver a reunir al grupo, bien sea celebrando de nuevo los oficios religiosos, en otra ceremonia tribal, mediante otra fiesta de cumpleaños, otra conversación con un amigo, o en una nueva conferencia de académicos. La supervivencia de los símbolos, y la creación de otros nuevos, depende de la asiduidad con que se reúne el grupo.1 Los símbolos suficientemente cargados del sentimiento de pertenencia a un grupo determinan la conducta del individuo en determinados casos, aun cuando el grupo no se encuentre presente. Los 'i símbolos así cargados se conviert:n ~n emblemas que cabe defender frente a profanos y extraños; marcan los limites de lo que resulta adecuado, y son la bandera de batalla que precede al grupo. 1. De ahí la bien establecida relación entre la frecuencia de las interacciones y la conformidad en / las creencias (Homans, l 950)~cheff (1988) muestra de qué modo las interacciones grupales con un centro de atención muy rígido producen conformidad cognitiva mediante la generación de orgullo, la 1 emoción positiva de lo que yo llamarí€)lazoJ rituales. o vergiieoza la emoción negativa de sentirse excluido del centro de la interacción. 11 r Rl-- JV\r/4 ·}µ~ ,· b fZ - ,. (i_1,( . tit ·1 V •• 24 CAPITULO t 1.l 6. La energía emocional de los individuos que toman parte en los RI es directamente proporcional a la intensidad de la interacción.'Durkheim llamó a esta energía la «fuerza moral», la corriente de entusiasmo que hace posible que los individuos011etidoscie lleno en fa participación ritual, lleven a cabo actos heroicos de fervor o de autosacrificio~Yo aún resaltaría otra consecuencia más de ~ energía emocional que generan los grupos: carga a los individuos como (§i}ueran baterías eléctri~~s y, cuando se encuentran lejos de la presencia del grupo, fes pr oporcioñael grado correspondiente de entusiasmo hacia los fines simbólicos ritualmente creadosY.Gran Earte de lo que consideramos la personalidad in4!vidu~Les_j ustamente ~ 'iao hasta el ~ual las personas nanllevado la energía de los_!} iI_!_t~!lsos; en su grado más alto, las personas son cansmat1cas;--f1latñtensidad es algo menor, son líderes enérgicos y estrellas de la sociabilidad; a cargas modescás de energía emocional, los individuos son pasivos, y aquellos cuya participación en los RI es escasa y con poco éxito son solitarios y deprimidos~a energía emo~onal (a~rev_iado, EE.)..s.e_tran.smite desde los momentos enfosque los individuos pamcípan en los RI a los momentoselllos que éstos están solos~Los encuentros aejan sectlelas, y es por esta razon que las personas pueden conservar su vida interior y seguir trayectorias individuales y, aun así, estar conformados por los nodos de interacción social.'La EE desaparece tras un periodo de tiempo; para renovarla, los individuos se sienten impulsados a renovar su participación ritual y, de este modo, recargarse~ 1 Toda la vida social es la ecología de los cuerpos humanos, que se reúnen y se apartan del paisaje. Allí donde se reúnen varios individuos, sus encuentros participan en medida diversa de las cualidades que, según hemos señalado, generan rituales de interacción. En pri.qcipio, podemos predecir lo que ocurrirá para cada uno de los diversos tipos de situaciones: cuánta solidaridad se generará, ,qué tipos de símbolos se crearán y en qué medida la gente se séntirá ligada a ellos:'Es.tos encuentros producen Un!,.C..Q.rriente constante de motivaciones sociales. ya que las personas salen drracta situación con su carga ctesírñDOios marcados (lo que podemos denominarsuctpj_tal cultural o CC) y con una Cfeterrñmaga energía emocional,_Las personas se sienten atraídas por aqueliassmíaciones en las que mejor pueden Útilizar el capital cultural y los recursos simbólicos previamente a.4g_uiridos para centrar la acción discursiva y, de este modo, generar mayor solidarida~ LE_ vidas de los individ~Q§.l_O.!l.fad~!!.as qe iQt~raf.f.~ rituales; la forrriación de 1stas cadenas const~e todo lo que es la estructura soc1if.ensll~ de formas. ,// Consideremos ahora los cipos concretos de cadenas de rrt1:1ales-'cle interacción que conforman el mundo de los intelectuales. 2. Nótese que negociar la siguiente situación en una cadena de situaciones, utilizando para ello el capital simbólico acumulado en anteriores rituales, no es lo mismo que seguir un conjunto de metarreglas.~ímbolos, igual que las reglas, son constructos cognitivos idealizados en los que los participantes pueaen concentrarse en el curso de las situaciones, imponiendo así una interpretación subjetiva de lo que est::i sucediendo~Pero el significado cognitivo de los símbolos no es lo que guía la interacción ritu ; éstos no son sino los precipitados de la coordinación de acciones m::is fundamental que dctermin la "ntensidad ritual del encue tro. Las prácticas rituales no suceden porque las personas sigan unas reg as re erentes a cómo se deben desarrollar los RI; los ingredientes que hemos enumerado, del 1 al 6, son formas de la interacción social que concurren de un modo natural. COALICIONES EN LA MENTE 25 LOS RITUALES DE INTERACCIÓN DE LOS INTELECTUALES Los grupos intelectuales tienen a~o en común con todas las comunidades sociales. Cada grupo local está ligado_ª1sus símbolos; pero la naturaleza de tales símbolos varía, igual que la autoconciencia efe los miembros en relación con éstos. Las comunidades aisladas, en las que las mismas personas se reúnen una y otra vez, tienden a la reificación de sus símbolos, como si de objetos concretos se tratase; en los extremos de las tribus ~tosuficientes o las comunidades de culeo religioso deliberadamente aisladas(!os1lazos em_~j.Q...nales con los símbolos se personifican como fuerzas mágicas o religiosas.,,En el otro extremo, los encuentros se producen en los nódulos cambiantes de extensas redes, donde un grupo también cambiante de personajes negocia relaciones efímeras con toda una mezcla de capitales culturales. Estos patrones producen símbolos abstractos que los participantes tratan con desapego y con conciencia reflexiva de su carácter so- f cialmente relacivo.'1.os intelectuales constituyen una peculiar combinación de lo intensamente localíscico y lo cosmopolita y desapegado, de la mecánica durkheimiana y la solidaridad orgánica. 1¡ Los objetos sagrados de los intelectuales se crean en comunidades muy extensas pero también muy volcadas sobre sí mismas, más orientadas hacia el intercam- ¡ bio entre sus propios miembros/que pretenden ser los únicos con derecho a deci-J dir reflexivamente sobre la valide;z de sus ideas, que al intercambio con el exterior.., Los grupos puramente locales, tales como las tribús o los círculos de amigos, centran sus ~reocupaciones sobre to~o@la propia solida~i~~_d_ ~-i~_enti?~~;1'lo j poseen las mismas pretensiones de universalidad y trascenaenc1a que los mtelec- j cuales pretenden para su «verdad»~Los intelectuales son más conscientes reflexiva , y autoanalíticamente de su identidad grupal que los demás grupos más mundanos. Los intelectuales se contemplan a sí mismos desde la perspectiva abstracta de la reflexión histórica, filosófica o incluso sociológica o psicológica. Los artistas han adquirido históricamente una actitud igualmente elevada respecto a su arte. ¿ Qué poseen las interacciones sociales de los intelectuales para crear esos símbolos abstractamente descontextualizados que se alinean bajo el estandarte de la «verdad»? Los RI que distinguen a los intelectuales son aquellos en los que éstos se reúnen parahablar seriamente? no para socializarse, ni tampoco por razones prácticas. Los intelectuales se separan de las demás redes de la vida social en el acto de volverse los unos hacia los otros ~EI debate, la conferencia, la discusión, a / veces la manifestació~ el examen de las pruebas: éstas son las actividades con/ cretas de las que nac M I~eto sa~-9_0 de la «verdaq.»A Existe otra posibil:aad que rivaliza con nuestra explicación. Las actividades más características de los intelectuales son la lectura y la escritura: un «hombre de letras» es alguien que siempre tiene la nariz entre libros, alguien que siempre está escribiendo cosas que quizás nadie lea jamás. Los escritos de los intelectuales no son cartas personales a un individuo que las leerá y las contestará.4::1 lego, si es suficientemente franco, así lo entiende, como el duque de Gloucester cuando le regalaron un nuevo volumen del Declive y caída del Imperio romano: «¡Otro maldito libro gordo y obtuso! ¡Letrajos y más lecrajos! ¿No, Mr. Gibbon?» // •. Y, de hecho, es cierc'o. Los intelectuales se sienten especialmente inclinados hacia la letra escrita. Especialmente en el mundo moderno, experimentan la creatividad solos y sobre el papel, aunque en algún punto puedan expresarlo también 1 ! 26 CAPITULO 1 oralmente. Y, si bien el primer momento de la creación puede a veces ser oral o mental, los intelectuales, sin embargo, se sienten inclinados a poner sus ideas sobre el papel; más aún, en letra impresa. Lo lea alguien o no,3 la publicación del trabajo de uno es siempre una poderosa recompensa; lo saca del reino de lo privado al reino de lo público (es decir, del público intelectual, que es el único que cuenta). Los intelectuales suelen sentir que una idea no ha penetrado en su mundo hasta que no se halla en el sistema de referencias cruzadas de libros y revistas que 1conforma los productos de la comunidad intelectual. No obstante, aunque pudiera parecer que las conferencias, los debates, las charlas y otros tipos de reuniones a tiempo real resultan superfluas en un mundo de textos, son justamente 7este tipo de estructuras cara a cara las más constantes a lo largo de la historia de la vida intelectual~ La escritura, por supuesto, debió de haber sido menos importante en los inicios de la historia intelectual, ya que resultaba cara y el proceso de publicación laborioso~'Pero tras la revolución de la imprenta (hacia el año 1000 e.E. en la Chi!l,a de la dinastia.Sung; hacia el 1450 en Europa), debería haber ocurnaoque cada vez más los intelectuales hubieran lle\ vado a cabo su actividad sin necesidad de encontrarse nunca entre ellos. No existe tendencia alguna en esa dirección. Como veremos bien detalladamente a lo largo de los capítulos siguientes, la forma básica de las comunidades intelectuales ha permanecido prácticamente inalterada a lo largo de los últimos dos mil años:1:Los intelectuales que resultan clave continúan agrupándose en el siglo XX tanto como en el siglo V B.C.E'.'Los contactos personales entre profesores eminentes y alumnos que más tarde serán igualmente eminentes dan lugar.]i¿~mis~clase de cadenas interg~~e~~ci~~~~~-~~2-.!!~año. Y esto sigue siendo as1 incluso cuando fas tecnologías ele la comunicación son cada vez más asequibles y el número de intelectuales ha crecido desde unos pocos cientos en la época de la China de Confucio hasta los millones de científicos y académicos que publican en la actualidad. La vida intelectual pivota sobre situa<;J, es cara a cara porque los rituales de interacción sólo pueden d~e a ese nivel. os bietos sagrados de los intelectuales sólo pueden crearse y sostenerse si existen reuniones ceremoru es en las que rendirles culco~Este ·es el papel que desempeñáplas conferencias, charlas, debates y discusiones: reúnen a la comunidad intelectual, concentran la atención de sus miembros en un objeto común que sólo a ellos les pertenece y crean unas emociones específicas en torno a esos objetos. Pero ¿qué es lo que distingue esas reuniones de intelectuales de cualquier otra clase de RI? Una de las diferencias está en cómo se estructura la atención. El acontecimiento intelectual por excelencia es la conferencia o el debate formal, un periodo de tiempo en el que un individuo ocupa el estrado y esgrime un argumento de manera sostenida sobre una cuestión en particular. Eso es algo distinto del «toma-y-daca» de las conversaciones de carácter social, que se caracterizan porque nunca llegan a alcanzar ningún grado de complejidad o abstracción, dado que el centro de atención varía con demasiada frecuencia . .,;Así pues, los intelectuales que concentran su atención durante media hora o más en un único punto de vista, presentado como una corriente unitaria de discurso, elevan la cuestión a la categoría de un objeto sagrado mayor y mejor delimitado que las pequeñas cuestiones fragmentarias de las relaciones sociales ordinarias. 11 1 \ 3. Se calcula que un 10% de todos los artículos de ciertas disciplinas nunca son citados, quizás ni siquiera leídos (Price, 1986: 108; Hagstrom, 1965: 229). Como veremos, hay una enorme diferencia en la difusión intelectual entre el pequeño número de publicaciones con muchos lectores y el gran número de ellas con pocos lectores.,\ COALICIONES EN LA MENTE 27 Esto nos proporciona parte de la respuesta a nuestro interrogante. No es del todo suficiente, ya que también hay ocasiones fuera Rel mundo académico en las que un solo individuo monopoliza todo el discurso. Controlar quién tiene lapalabra es el modo principal de ejercer la autoridad en el nivel microsituacional; un jefe, un oficial de graduación o un padre autoritario también pueden controlar el discurso en una estructura unidireccional como la citada~Existen otros ejemplos de RI aún más próximos al carácter de las conferencias de los intelectuales: los discursos políticos, los sermones, los espectáculos y los discursos conmemorativos. Un orador sube al estrado durante un periodo largo de tiempo en el que espera concentrar la atención de un público considerable. Estas ocasiones participan de la estructura ritual de los acontecimientos públicos o de las alteraciones festivas de la rutina de la comunidad y, por eso, se hallan emplazadas en algún lugar del continuo próximo a las cualidades «trascendentales» de los rituales intelectuales.~ pesar de tales similitudes, los RI intelectuales difieren de todos ellos en la naturaleza de su centro de atención y en la relación que se establece entre el orador y su público~Los RI intelectua.,kSJlG..Cons.~ltn en dar órdenes o en suf'!}inisti:-r informac~nes pr~as, sm_o~~exp_QllJ!í u n a - ! ~ ñ Q.Yn.to de vista pretendiaamente corñorefiensivo ue constlt Y:e un f m en si mismo. El púo 1co se nalla en la posición e puros oyentes, no en de subordinados o en la de participantes en la comunidad moral en la fe invocada por los rituales religiosos. El discurso intelectual se cenera implícitamente en su propia autonomía respecto a toda preocupación externa y en su reflexiva conciencia de sí mismo. ¿ Qué es lo que hace posible que los intelectuales adopten esa postura distintiva? ¿Es acaso el hecho de que los intelectuales se encuentran específicamente inmersos en la lectura y la escritura? El ritual intelectual básico, la conferencia, requiere para su preparación la lectura de un número significativo de textos de apoyo, y su contenido suele ir camino de ser publicado (si es que no lo está ya de antemano). Un RI intelectual es, en general, la encarnación situacional de los textos que constituyen la vida a largo plazo de la disciplina~as conferencias y los textos formani una misma cadena: es esto lo que constituye la característica distintiva de la co- \ munidad intelectual, lo que la separa de cualquier otro tipo de actividad socialJ No resulta, pues, sorprendente que históricamente las comunidades intelectuales se desarrollen de manera simultánea como sistemas públicos de textos. Esto se puede expresar de un modo más preciso. No se trata tan sólo de la necesidad de inventar y utilizar un alfabeto o un sistema ideográfico para llevar un registro administrativo o comercial o para realizar inscripciones religiosas. Una escritura como ésa ya existía en Egipto y Mesopotamia, muchos siglos antes de la existencia de una comunidad intelectual. Lo que se necesita es una distribución social que permita la redacción de textos de una cierta longitud y su distribución entre lectores a distancia, una red autónoma de comunicación intelectual. Tal y como han señalado Goody y Watt (1968), Havelock (1982) y algunos otros, ~ e s ~ ra permite trascender€bpresente inmediato: representa k!2uerta hacialª__alís.tr:acción y la generalización. Los intelectuales, como la comunidad específicamente orientada hacia la escritura, que vive para la producción y la transmisión de dichos textos, sólo pueden llegar a existir con la existencia de una estructura de distribución de textos. Sus ideales de verdad y sabiduría son los objetos sagrados centrales de tal estructura. Pero no basta con un sistema de comunicación escrita. Podemos verlo en los primeros textos. La irrupción del pensamiento abstracto en la India queda reflejada en las úpanishad, que representan diálogos entre sabios, así como la enseñanza de los discípulos por parte de los maestros mediante algo 1; l 28 CAP!TULO 1 parecido a las conferencias. En China, el periodo correspondiente lo encontramos reflejado en las Analectas de Confucio, nuevamente en forma de diálogos unidireccionales dominados por un maestro. En Grecia, el diálogo intelectual lo popularizó Platón, y lo imitaron las generaciones siguientes~Por su estructura, no se trata de conversaciones ordinarias, sino que, más bien, en ellos se otorga un papel dominante a un hablante, que es el encargado de mantener un hilo conductor sostenido a lo largo de toda la argumentación.,; Si_!!..!__os rituales presenciales, la escritura y las ideas no phd,ría_n recibir carga alg~,n~~cional; serían 11:er?~ em6Iemas du_:_.~__E~tanos de unai-:1ig1on muerta cuy:os aaeE"f<5s-nurrc-a-asrstrr1an a las ceremonias. Los textos no solo \ trascienden los particulares inmediatos ael aquíyanóra,y conducen hacia la abstracción y la generalización':''La orientación de los intelectuales hacia los escritos significa la conciencia de la comunidad misma como algo que se extiende en el tiempo tanto hacia el pasado como hacia el futuro. Los actos intelectuales del presente -conferencias, debates, discus~ sedesa~Uan-€0Il-eLtelón-delondo de-!osrexros~sa:dcrr,btenconstruyendo a partir de ellos, bien criticándolos. Los intelectuales son particularmente conscíenfesae sus predecesores. Y sus propios productos van dirigidos a un público invisible. Aun cuando la conferencia se realiza ante un grupo inmediato de alumnos personales, discípulos o colegas, el mensaje forma parte implícitamente de una cadena sostenida, que lo repetirá, lo discutirá o lo aumentará repetidamente en el futuro. Los miembros del público en los rituales intelectuales se encuentran en una peculiar situación de no pasividad. Es una característica bien establecida de las estructuras intelectuales el hecho de que se hacen preguntas, se entra en debate y, a menudo, se producen polémicas y denupcias, en una estructura dinámica que se ) parece por igual a la arena de la kula, a las competiciones ceremoniales de los in- \ · dios americanos o a la vendetta. Aun cuando los intelectuales permanecen callados entre el público, siguen siendo conscientes de su propio papel como miembros de esta comunidad permanente. Sus propias ideas se han formado en una cadena que viene del pasado; la situación ante la que se hallan es meramente un eslabón de tal cadena. En el futuro, incorporarán esas ideas a las suyas propias y a su discurso o al menos, mientras escuchan, las están pasando a través del tamiz para determinar si se trata de un material que valga la pena asimilar para tal fin. El centro crucial de atención en un grupo intelectual es la conciencia de la . continuidad misma del grupo como actividad discursiva, más que los contenidos particulares de las discusiones. Las conferencias no siempre resultan convincentes, y raramente producen unanimidad. Los grupos intelectuales que esquematizo en esta obra contenían todos una cierta diversidad de opiniones. El círculo de Sócrates estaba asediado por los debates; la red de los neoconfucianos de la China Sung tenía sus divergencias internas; los miembros más destacados de círculos intelectuales tales como los idealistas de Jena-Weimar, el Círculo de Viena o los existencialistas parisinos acabaron siguiendo direcciones diferentes. El objetivo ritual de la solidaridad grupal no se manifiesta tanto en el plano de los enunciados y creencias particulares como en la actividad misma. Lo importante es un tipo \ determinado de acto de habla: el desarrollo de una situación que trasciende al 1 diálogo y pone en conexión los textos pasados y futuros. Lo que une a los inte- \ lectu:-les en una comunidad ritual :s la conciencia bien arraigada de su actividad ) comun. Éste es, pues, el ritual intelectual. Los intelectuales se reúnen, centran su atención durante un tiempo en uno de sus miembros que emite un discurso sostenido. COALICIONES EN LA MENTE 29 Ese mismo discurso está construido sobre elementos del pasado, los cuales afirma, prolonga o niega. Los antiguos objetos sagrados, previamente cargados de atención, se recargan nuevamente, o resultan degradados de su estatus sagrado y expulsados de la vida de la comunidad; se ofrecen, además, nuevos candidatos a objetos sagrados para ser santificados. Por medio de las referencias al pasado de los textos o al futuro de los textos, la comunidad intelectual renueva la conciencia de sus proyectos, trascendiendo las ocasiones particulares en las que éstos fueron promulgados. De aquí que les sirva de guía un objeto sagrado tan peculiar -la verdad, la -{ sabiduría, a veces incluso la actividad misma de la búsqueda o la investigaciónque tanto es externo al flujo temporal como se encuentra encarnado en éste. Las trayectorias vitales como cadenas de rituales de interacción La totalidad de la estructura macrosocial, también de los no intelectuales, está anclada en las interacciones rituales. Lo que llamamos estructura no es sino un modo breve de describir unos patrones repetitivos, aquellos encuentros a los que las personas regresan una y otra. vez, un ciclo recurrente de rituales. Esta estructura superior se siente como algo externo; parece algo objetivo, ineludible y resistente al cambio. Tal sentimiento de constreñimiento tiene en parte su origen en el hecho de que las principales instituciones, como redes repetitivas que son, se fundamentan en RI distintivos, los cuales han generado un compromiso emocional hacia los símbolos que las identifican. Es característico de los símbolos de pertenencia al grupo intensamente producidos que la gente los reifique y los trate como cosas, como «<;hletos sagr!dos» en el sentido de Durkheim. Las organizaciones, los estados, así como las distintas posiciones y roles que contienen, son objetos sagrados justamente en este sentido: patrones reificados de interacción en la vida real, cognitivamente elevados por encima del nivel de lo meramente representado y tratados como si fueran entidades autosubsistentes a las cuales deben adaptarse los individuos. Esta estructuración social y simbólica del mundo alcanza incluso a los objetos físicos, convirtiéndolos en objetos de su propiedad, apropiándoselos con el beneplácito de los grupos sociales. 1 Cuando los individuos se mueven por esta trama de encuentros, generan sus propias historias de participación ritual. Podemos llamar a esto una cadena de ri) tuales de interacción. Cada persona adquiere su repertorio personal de símbolos cargados de significación grupal. Dependiendo del grado de cosmopolitismo y de la densidad social de las situaciones grupales a las que hayan sido expuestos, poseerán un repertorio simbólico con grados diversos de abstracción y reificación, con diferentes contenidos generalizados y particularizados. Esto constituye su capital cultural (CC). 4 4. El término es de Pierre Bourdieu ([1979] 1984; Bourdieu y Passeron, [1970) 1977). Existen diversas similitudes entre mi enfoque y el de Bourdieu. Tanto su trabajo como el mío se derivan del estudio empírico de los efectos de la educación en la estratificación y del estudio del mercado inflacionario de títulos educativos. En un trabajo anterior (Collins, 1971) utilicé el término culcura de grupo de estatus para lo que ahora denomino capital cultural. Sin embargo, no estoy de acuerdo con el principio de Bourdieu según el cual el terreno intelectual es análogo al espacio social de los no intelectuales; la din:ímica de los enfrentamientos en el terreno intelectual se rige de manera distintiva por la ley de los números pequeños, y el capital cultural específico de la vanguardia de la competencia 30 l CAPÍTULO 1 Además, en cualquier instante en particular, tendrán también un determinado nivel de energía emocional (EE), término con el cual designo el tipo de energía que.proviene de la participación con éxito en un ritual de interacción. La EE es un continuo, que fluctúa entre un límite superior hecho de seguridad, entusiasmo, sentimientos positivos hacia uno mismo, pasando por un nivel intermedio de menor intensidad emocional, hasta el límite inferior en el que aparece la depresión, la falta de iniciativa y los sentimientos negativos hacia uno mismo. La energía emocional es algo de larga duración, que debe distinguirse de los arranques y arrebatos pasajeros, enormemente disruptivos (el miedo, la alegría, el enfado), que constituyen lo que convencionalmente denominamos «emociones». 5 La \ energía emocional representa el tipo más importante de emoción Pº!~~§-~f~ctos J sobre-las cad~nas deRl. Fluctuaen fiinci_ón qe la experiep.~ia s-ociaf reciente: una participación ritual intensa eleva fa energía_emocional; si la ertenenciaai-¡?;rüpo rit_ua.i-provoca rech:azo~ o la hace descender; dominar una sitÜación aegrupo elevala-energíaemocional, mientras que ser dominado la disminuye; los rituales de pertenencia a la comunidad en un grupo de estatus elevado confieren grandes cantidades de energía emocional; los mismos rituales en un grupo de bajo rango proporcionan una cantidad modesta de energía emocional. La trayectoria de actuación de un individuo en un momento dado depende del lugar en que se encuentra situada la persona en relaci' aJ estructura social local, a las redes enlas que participa. Desde el .E_llnto de vista_delindiYiduo_ésta constituye su estructura de oportunidadeS:-Ifesde la perspectiva de quien intenta comprender al conjunto de los individuos, hace falta conocer el aspecto que presenta la totalidad de la red: ¿Cuál es el número de personas con quienes está en contacto cada uno y cuál es su dotación, en comparación con las demás, en recursos culturales y emocionales para participar en los RI? Los individuos se sienten motivados a participar en los rituales que generan una mayor cantidad de solidaridad, gravitando hacia aquellos encuentros en los que su repertorio de símbolos y su nivel de emociones se funden con los de las demás personas para generar altos grados de solidaridad, y alejándose de aquellos encuentros en los se sienten subordinados· o excluidos. Si la red está estratificada, uno intenta, si le es posible, dominar las interacciones rituales en las que participa; cuando se carece de recursos para ello, uno· intenta evitar, si puede, aquellos rituales en los que se siente subordinado. En todo esto, existen ciertas imposiciones estructurales. Allí donde la competencia: se da en rituales igualitarios de pertenencia al grupo, algunos individuos -t1 dominan la atención por su CC y su EE relativamente mayores, mientras que ¡otros ~eciben una atención menor porque carecen de tales recursos. En grupos es¡trat!ficados en función de la propiedad o del poder coercitivo, las imposiciones so~·aún mayores; existe una cantidad limitada de espacio estructural en la coalición gobernante, y pueden· existir severas limitaciones sobre la capacidad de los me.qos poderosos para d~jar de ser coartados. Para los intelectuales, existe una ' 1 intelectual no es el mismo que el capital cultural de las personas cultas en general, ni tampoco secorrelacion~ directamente con el capital económico, en nin~ra de las dos direcciones. 5. Las emociones di~ruptivas de corta duración se expllcan mejor como alejamientos de una línea base de encrg'la emocional y, de este modo, resultan afectadas por la trayectoria de la EE en cualquier momento ~specífico. Una teoría completa de las emociones debería incluir ambos niveles. Véase Collins (1990) y, de modo más general, para la sociología de las e'P.i,ciones, Kemper (1990) y Scheff (1990). COALICIONES EN LA MENTE 31 clase especial de limitación en la cantidad de espacio existente en la cumbre de la jerarquía de la atención ritual, lo que aquí presentaré como «la ley de los números pequeños». A todos estos respectos, la macroestructura local determina qué encuentros rituales resultarán más atractivos o menos atractivos para un individuo dado y, a partir de aquí, la manera en que una persona canalizará su capital cultural y su energía emocional. Es posible que la totalidad de la estructura alcance un punto de equilibrio, un punto en el que cada individuo, dadas las circunstancias, ha llegado a obtener la máxima rentabilidad posible en términos de solidaridad. Sin embargo, lo más común es que constantemente, de un encuentro a otro, se produzca un nuevo turno de negociaciones, como remolinos que se propagan en un estanque alimentado por muchas corrientes. El modelo de cadenas de RI puede extenderse a la explicación del paisaje íntimo de cómo los individuos hablan y piensan en cada momento. Más adelante volveremos sobre esta promesa de realizar una sociología del pensamiento. Por ahora, dado que lo que aquí más nos preocupa son los pensamientos de los inte' lectuales, permítasenos comenzar por examinar los diversos componentes de la cadena de RI -el capital cultural, la energía emocional y las estructuras reticulares estratificadas- y ver cómo se aplican a las comunidades intelectuales. l LJ El capital c.u ltural de los intelectuales ¡ . ,1 Tomemos ahora en consideración la trayectoria de la carrera de un individuo en el medio intelectual entendido como cadena de RI. El mundo intelectual es una conversación gigantesca que pone en circulación el capital cultural por medio de rituales cara a cara de carácter intermitente, además de mediante escritos. Lo que hace de uno un intelectual es su atracción por esta conversación: participarén la charla que se sost'lene nsu.icenfro-neu?algico»,aonoelasicleaTposeen la m~m.a..sacrfil.i.aacl y. s,i_es posil5Ie~asociarEipropia iCfentídaCI a tales ideas, de modo que las ideas d~o..cir.c.u.1:ruun pliamente en la conversación y, con ellas, tamoién la propia reputación personal. La conversación oelosmtelectuates es competitiva, un implícito abrirse camino a coqaws y agarrones para lograr colocarse tan cerca del centro de atención como sea posible. ¿Cómo logra uno triun- \ far en esta lucha por la centralidad ritual? Uno puede pretender do_s...c.osas.:-tma, que sus ideas son nuevas; otra, que sus1aeas son importantes. ~ La creaiivioaoiiñphca que las.ideass-ean-nu-evas:-Ei-Jo circunscribe la posibilidad de que los demás ignoren las oberturas conversacionales de uno porque ya las han oído antes. Pero las ideas, por muy creativas que sean, no pueden ser demasiado nuevas. La genial teoría de la relat1V1dacl aeEinstem, si hu6iera aterrizado 1 en ·med10 ele la comunidad intelectual helenística, no habría tenido demasiado 1 éxito, porque el tema habría estado demasiado lejos de lo que entonces resultaba reconocible. La¿ ideas que logran tener éxito deben ser importantes, y la importancia está siempre en relacion con las conversac1onergue se están producienao en el seno de lacoiñunidaa•iñceléctuaf"f.as-iaeasson· importantes en füñc1on de su posición en la escalaaelos objetos sagrados intelectuales. Los símbolos tienen también su propia trayectoria, que se construye al circular éstos por las cadenas de RI. Nuevos objetos sagrados pueden desplazar a los viejos, pero los rituales de interacción en los que los nuevos signos reciben su consagración tienen como ingredientes los objetos sagrados anteriores, que son los que reúnen al grupo y concentran su atención. El capital cultural incluye los paradigmas en el sentido de 32 Kuhn, pero también incluye los medios para superar unos paradigmas y poner otros en su lugar. ¿Qué es lo que hace que un capital cultural sea más válido que ot!g.s.l.En_tl_nivel mínimo, elcoñocímiento det"icR:ab~s:i~ae_su-1.ampo,cle sus conceptos, sus éxitos pasad-ós,süsobjetos sagrados más populares. Pero esto nos proporciona, meramente, elacces-oTU11actiscip1ma. Para ganar una posición más preeminente, debemos conocer cuál es el centro actual de la discusión, cuáles son los ingredientes simbólicos que pueden ganarnos el acceso a la palestra. Enlamoderna sociología de la ciencia esto es lo que se denomina la vanguardia de la investigación, aunque el término es un tanto demasiado específico de un tipo particular de disciplina intelectual orientada hacia la innovación. En muchos periodos históricos, la comunidad intelectual adquiere una forma «escolastizante», rindiendo culto a textos exaltados del pasado que se considera representan la forma completa de toda la sabiduría. En tal estado de cosas, la preeminencia se otorga a aquellas personas que se erigen en los más portentosos guardianes de los clásicos. La creatividad intelectual resulta de la combinación de elementos diversos de _ los productos anteriores de la disciplina. Las referencias que presenta un trabajo son una indicación aproximada del capital cultural del que ha bebido. Derek Price (1975: 125) ha calculado a partir de los patrones de citación que, en las ciencias naturales contemporáneas, se necesitan doce trabajos «progenitores» para dar origen a un trabajo «descendiente». Dándole la vuelta a esta estructura, podemos decir que los intelectuales más preeminentes son aquellos cuyos trabajos acaban siendo los más citados; sus ideas son «progenitoras» de una mayor «descendencia». Sus ideas hacen posible que otras personas realicen sus propias afirmaciones. Aquí nos encontramos con una dificultad. La imagen que nos proporciona el sentido común de un gran intelectual, un gran científico, matemático o académico es la de alguien que ha realizado un descubrimiento importante: la concepción platónica de las ideas, la teoría de la evolución, el teorema fundamental del cálculo. Tales descubrimientos constituyen los grandes logros de la disciplina; sin ellos, no habría nada que enseñar a los nuevos alumnos o que difundir entre los legos .para su admiración. Sin embargo, en el seno de una comunidad intelectual, las \ 'i randes verdades son muy importantes si la comunidad está estructurada de un modo escolástico, mirando hacia su propio pasado. Cuando una comunidad se -O rienta hacia la innovación, las grandes verdades representan más un obstáculo iue una ventaja. Porque si ya se ha descubierto la verdad, poco o nada les queda ,or hacer a los intelectuales que vienen detrás. Pueden enseñar la verdad al mundo exte~ior, _preservarla e interpretarla, pero no pueden descubrir nada nuevo por su propio pie. Lo paradójico es que para que una comunidad intelectual atraviese por una etapa de gran creatividad, ésta debe tanto realizar grandes descubrimientos como superarlos, y no sólo una vez, sino repetidamente. Los intelectuales de mayor éx~o suelen ir encadenados el uno con..eLo a través de las ~eneraciones. Eso implica que el capital cultural de cada uno de ellos se construye sobre os ogros de sus predecesores, pero también que los supera de un modo realmente primordial. No se trata aquí, simplemente, del paradigma kuhniana, en el sentido de un modelo de investigación exitoso. Tales modelos llevan aparejada una cosmovisión cognitiva que da respuesta a los principales interrogantes. El trabajo que queda por hacer, en toda una pléyade de trabajos «descendientes», es un trabajo menor, rutinario, cuestión de añadir detalles a lo que en grandes términos ya se conoce. Tales trabajos ocupan los lugares medios y medio-bajos en el ranking de la emi- .-t> -- CAPÍTULO 1 COALICIONES EN LA MENTE 33 nencia intelectual. El capital cultural consistente en haberse aprendido un paradigma potente_I!.Q_ uede s~r, Eues,_ej_CC. mas~iosQ_e.n_Y,.is..t~ al éxi futuro. ~ """Erc:-cíñTs"importante esa qu el gue facili~a los propios descubrimientos. So re todo, permite lclentificar el terreno intelectual en el que puede desarrollarse el propio trabajo. No se limita a solucionar problemas. sino que los crea. El último teorema de Fermat, que convenció sosteniendo como prueba lo que se pretendía demostrar, le aportó quizás mayor fama que toda su obra más definitiva, y probablemente le haya reportado mayor preeminencia a Fermat de la que le reportaría a cualquiera que finalmente le encontrara una solución. (Así parece haber ocurrido cuando finalmente el problema fue resuelto en 1994.) Una gran obra intelectual es aquella que crea un gran espacio en el que pueden trabajar sus seguidores. Eso implica que las imperfecciones de las grandes doctrinas son la fuente de su atractivo. Pero debe haber grandeza por ambos lados: a grandes doctrin~._gr_andes i.m~rfecciones. Una de las razones por las que Platón fué una figura tan dominante en la Antigüedad tardía es que las ambigüedades de su doctrina de las ideas dieron lugar a numerosas elaboraciones, e incluso a la formación de escuelas divergentes. Su cambiante teoría del alma, de la inmortalidad y la reencarnación fue una de las fuentes de su popularidad r:$'y de su productividad. De modo similar, el Círculo de Viena ya había planteado un problema importante en el momento mismo de su formación en los años veinte; su agresivo énfasis en la verificabilidad y en la fundamentación empírica de los enunciados significativos pronto dio origen a problemas a la hora de exponer y verificar sus propios principios. Pero, aunque tales contradicciones se convirtieron en el blanco de los ataques de sus oponentes, le proporcionaron al grupo una fuerza social oculta, en la medida en que suministraron a muchos de sus miembros un material sobre el que construir su obra creativa. Si la doctrina original de Sclilick ' hubiera resultado fácil de llevar a la práctica, los problemas de la filosofía se ha- , 1 brían disipado de inmediato, y el grupo habría dejado de operar. Los intelectuales no buscan contradicciones para luego propagarlas. Intentan resolver problemas, no crearlos. La superficie del mundo intelectual, los objetos sagrados en los que se centra y el sostén estructural de la comunidad intelectual no están alineados simétricamente. Consciente e intencionadamente, los intelectuales se orientan hacia lo que ellos creen que es la verdad. No desean destruir sus propias verdades, por muy útil que resulte socialmente haber destronado verdades que mantendrán vivos sus nombres para las siguientes generaciones de obreros de la creación. Así pues, el capital cultural más importante debe ser necesaria-4mente algo en lo que los intelectuales se orienten a tientas. Lo que éstos aprenden y que los hace eminentes es a reconocer no sólo las grandes soluciones del pasado, los ingredientes que pueden usar para sus propias creaciones, sino también en qué lugar se desarrollará la acción en el futuro. Deben hacer suyos los problemas que tienen una mayor significación para las actividades futuras de sus colegas. é_: '\ ta in~uición sobre el mod ~ relacionat se_c~n s.~ ~isciplina _intelectual const~ye el captfárcu!turalmás import~nte que..un md1V1duo aCio.u e e de .suuna~~ Est;es una ae as razones por las que existe u~ xión de una eminencia a otra en las cadenas intergeneracionales. La energía emocional y la creatividad La energía emocional es el componente de la creatividad que más se presta al estud.iops1co 6g1co.Suaistrib"ucrón,-sin embargo, sigue un patrón social. A partir 34 CAPfTULO 1 de los estudios de Derek Price hemos aprendido que los intelectuales más eminentes -en su caso, los científicos de mediados del siglo XX cuyos trabajos resultan ser los más citados- son los más prolíficos en número de publicaciones, y son los individuos que más tiempo permanecen en la disciplina, mientras otros abandonan. Este hecho sugiere que la eminencia es en gran medida cuestión de tener acceso a una gran cantidad de CC, darle la vuelta con la mayor rapidez y recombinarlo para producir nuevas ideas y descubrimientos. Esto convertiría la creatividad en una cuestión de pura actividad, de energía emocional en el uso del capital cultural. El psicólogo Dean Keith Simonton (1984, 1988) ha demostrado para toda una variedad de campos que las personas creativas producen grandes cantidades de trabajos, sólo una parte de los cuales obtienen reconocimiento. Su fórmula para lograr el éxito parece ser abarcar un amplio espectro y probar nuevas combinaciones de ideas, algunas de las cuales resultan seleccionadas para recibir el reconocimiento de la comunidad intelectual. Esta imagen la apoyan numerosos estudios (véase resumen en Collins, 1975: 273-274) que aprecian que las personas creativas sienten un deseo especialmente fuerte de formar sus propios juicios; esto, a su vez, está típicamente ligado a las oportunidades infanti~:s de _independe_ncia y de~cubr_imient_o_de nuev~s experiencias. A menudo, tambien existe un periodo de aislamiento f1S1co o social en el que estos jóvenes se ven introducidos, a título sustitutivo, en la comunidad de la mente. Sus cadenas de RI se alejan de la circulación local ge la cultura mundana y de las presiones para la conformidad con lo local. Es un prerrequisito de la innovación el descenso de la densidad ritual, pero también debe estar ligado a un apoyo intermitente de los rituales de las comunidades intelectuales que la dote de contenido y energía. Un esquema como éste, desde la infancia en adelante, nos muestra cómo se van desarrollando sucesivamente las energías que llevan hacia la independencia y la innovación; para algunas personas tal energía se canaliza a través de las redes de una disciplina intelectual, desde donde evoluciona en sentido ascendente o descendente en función de las oportunidades estructurales a su alcance. , La «energía emocional• describe bien el 'origen del impulso creativo ue sobre\ vienea los intelectuales o os artistas en e momento e maximo rendirruento en \\ sufüoajo. Les capacita para lograr intensos periodos de concentración, y les proporciona la fuerza física necesaria para trabajar durante largos periodos de tiempo. as ideas creativas lo que los grieEs este mismo sentimiento del fluir es ontáneo e la musas o los daimones. gos afri6uveron en SI.Unitología a ~ · · La'eñei:g_ía emocional por sí sola no asta: e auseru:ia..del capital cultural sufi~nte ~ de la_p_psición mre e a e · a com4nidad que debería acompañar a éste, el entusiasmo creativo se converu · co o a probabilidad en preludio de ambiciones frustradas y del fracaso en la obtención del reconocimiento. Inversamente, uno puede poseer el CC pero faltarle la EE que le permite hacer uso de él en una situación. Esto se hace si cabe más manifiesto en situaciones más mundanas, como en esas conversaciones en las que uno no puede recordar lo que quería decir, para que luego le acuda a la mente inesperadamente cuando ya ha abandonado la escena. Es lo que Rousseau denominó «l' esprit d' escalier», la observación inteligente que llega demasiado tarde, cuando uno ya está bajando por las escaleras. Eso ocurre cuando las relaciones de poder en la interacción inmediata nos re1sultan desfavorables, reduciendo nuestra energía emocional y dejándonos incapacitados para mostrar la seguridad y la iniciativa necesarias para utilizar nuestro capital cultural y lograr un buen efecto social. Tal escasez de concentración de 1 !¡ COALICIONES EN LA MENTE 35 energía aqueja a los intelectuales en forma de bloqueo del escritor. También en este caso, la carga de energía proviene del acierto de uno para intuir dónde se encuentran las oportunidades de formar alianzas sociales favorables ( en este caso en sentido indirecto) y dónde tales oportunidades se encuentran bloqueadas. 6 La energía emocional específica de las disciplinas intelectuales creativas es distinta de la seguridad y la agresividad que muestran las personas en otros campos de la vida social. Es distinta de la energía emocional del político de éxito, del fi- ) nanciero emprendedor, de la estrella de la vida social o del triunfador sexual. Cada etuno de éstos constituye un tipo particular de mercado social, donde las oportunidades son especialmente buenas para el capital cultural y la energía emocional de ciertos tipos particulares de personas. Para las redes intelectuales, existen tipos distintivos de capital cultural y, como consecuencia, también de la energía emocional que los acompaña. Además, cada disciplina posee sus características específicas, de modo que aquello mismo que hace que una persona resulte creativa en geología le suele servir de poco para la literatura, las matemáticas o la música. En el modelo general de las cadenas de RI, la EE crece o decrece en función de las experiencias recientes e inmediatas en las interacciones. Esto vale también para los intelectuales. Si la vida intelectual está hecha de rituales en los que los hablantes se convierten en el centro de atención y en los que las ideas y los textos simbolizan la continuidad de una comunidad intelectual en el tiempo, podemos esperar que la EE intelectual ele los individuos subirá o bajará según el tipo de contacto con estas situaciones y estos objetos sagrados. La variable fundamental 1 es cuán próximo se encuentra uno de la participación en estas actividades simbólicas. El que toma la palabra en un ~emioario aumenta SJJ energía emocional si los oyente~ccionan positivamente; y también aumenta la de tales o entes si el capital intelectual ae estos y la trayectoria e sus propios proyectos hacen que sus ideáseñca1en bien con !alinea que se esta ex 1e o.Y, en sentido opuesto, la incapac1 á para evar a uen puerto una conferencia para un público determinado, o la incapacidad del público para seguirla, quizás incluso el sentimiento de que las propias ideas quedan en ella excluidas, hacen descender la EE. La reserva personal de EE es como un depósito que se llena o se vacía según la cantidad de veces que uno experimenta situaciones favorables o desfavorables, y según el equilibrio entre ambos tipos de situaciones. Las cargas de EE se acumulan en el tiempo tanto a largo como a corto plazo. Dado que el hecho de poseer un alto grado de energía emocional es uno de los factores que capacitan a la persona para captar la atención en las interacciones rituales, además de afectar a la creatividad en general, existe una tendencia a que las personas que empiezan con un buen nivel de EE ganen en energía con el tiempo. Los niveles altos de energía o bien alcanzan un punto de estabilidad, o bien entran 6. Un estilo de escritura es la consecuencia de un tipo particular de corriente de energía emocional. Un estilo enrevesado que va a la deriva, lleno de falsas estrellas y de transiciones inseguras, tiene su origen en una corriente débil y titubeante de EE. El escritor que esconde la voz del narrador tras una pared compacta de abstracciones y tecnicismos se está aferrando a su identidad en el seno de la comunidad de especialistas, en lugar de aferrarse a su núcleo creativo; se encuentra tan próximo al límite externo del grupo que debe preocuparse principalmente de distinguirse del mundo de los legos al que pertenecen los no especialistas. Los estilos característicos de los intelectuales de éxito son también un rastro de su EE dominante. Los sonoros periodos de Gibbon demuestran su pertenencia a un mundo en el que los escritores notorios podían ser también oradores parlamentarios, un mundo que pertenecía a una aristocracia de pompa y circunstancias. El origen social de los estilos u!traseguros de Russell y Wittgenstein se analiza en el capítulo 13. 36 en un proceso descendente si la trayectoria de una persona la conduce a niveles tan altos de competitividad por captar la atención que tal persona se ve superada. Esto ocurre cuando alguien que ha alcanzado la fama en una especialidad de investigación determinada se ve catapultado a un campo más amplio, quizás interdisciplinario, o bien con un público más general, en el cual uno puede no tener los recursos para equiparase a la competencia allí presente. Los efectos de comenzar con un nivel bajo de EE son, con toda probabilidad, todavía más acumulativos. Tal y como el éxito engendra los ingredientes del éxito, el fracaso engendra un mayor fracaso intelectual. La depresión, el bloqueo del escritor, el desplazamiento de la atención de los proyectos intelectuales a los asuntos mundanos: todos ellos son formas típicas en las que los aspirantes a intelectuales fracasan a la hora de conseguir sus metas y abandonan la palestra. La mayor parte del terreno intelectual, en cualquier momento dado, se compone de personas que se encuentran en esta posición transitoria. Las experiencias centrales de los intelectuales son sus interacciones inmediatas con los demás intelectuales. La EE también se ve afectada por las experiencias indirectas de la comunidad intelecrua[Ya que las palabras, las ideas y los textos estánc:ar gados de connotacioñesrespecto a la pertenencia a diferentes segmentos de las comunidades intelectuales, la experiencia de la lectura, incluso la de pensar en cuestiones intelectuales, también afecta nuestras energías emocionales. La lectura y el pensamiento son rituales indirectos de interacción en la medida en que un individuo puede tomar parte en ellos y su nivel de energía emocional puede resultar afectado. Lo mismo es cierto para la experiencia de la escritura. La escritura supone una participación indirecta en el mundo de las sociedades simbólicas: en tanto en cuanto uno es capaz de establecer una relación satisfactoria entre ideas, está creando coaliciones sociales que lo incluyen. La escritura exitosa crea energía emocional. Aun por un breve periodo de minutos o de horas, sentados a la mesa del escritorio, el proceso de escritura puede suponer una recarga emocional que refuerce al individuo. Un nivel elevado de creatividad cristaliza en unos determinados símbolos y, en esa forma, puede circular por el campo intelectual, proporcionando energía a cualquiera que pueda sentirse ligado de cerca a ellos. Cuando un grupo alcanza un alto grado de acuerdo en torno a las ideas propuestas por un Yrueri-ntdecroat, esa persona se convierte en un objeto sagra@ para el grupo. De este moclo nacen las figuras de culto de la vida intelectual: Confucio, Aristóteles, Hegel, Marx, Wittgenstein. Tales personalidades, y aun sólo sus nombres, se convierten en abreviaturas para referirnos a todo un sistema de ideas. Dado que los intelectuales tienen muy presentes a los héroes de culto del pasado y se ven forzados a tomar posiciones frente a los héroes, incipientes o establecidos, del presente, la pregunta no tarda en surgir en la mente de cada uno de ellos: ¿puedo yo mismo llegar a ser uno de esos héroes y alcanzar, quizás, una fama epónima tras la muerte? La motivación ~or llegar a convertirse en un objeÍ° sagrado es una de las fuerza's proauctoras e ener~ en las carreras de los inte ectuafes. Oñadelas razones por las que tleñcíe a haber unacidena que uñe aun mtelectual altamente creativo con otro es que la persona más joven extrae su energía de la más vieja, justamente, como tal héroe simbólico. No se trata tan sólo de la transmisión del capital cultural de una generación a la siguiente, ya que lo que aquí nos ocupa son las deserciones creativas más que la lealtad del discípulo. La conciencia del protegido se llena de la imagen de lo que significa ser un héroe intelectual, de un ideal que cabe emular incluso aunque uno desafíe el contenido de las ideas del maestro. 1 '! 1 CAP!TULO 1 COALICIONES EN LA MENTE 37 La circulación de la energía emocional nos ayuda a explicar una circunstancia curiosa que a menudo concurre en las vidas de las personas creativas. Solemos encontrar que personas que después llegarán a ser notorias han estado relacionadas entre ellas en momentos tempranos de sus vidas. Hegel y Schelling fueron compañeros de escuela en Tubinga, junto al futuro poeta Holderlin, mucho antes de que ninguno de ellos hubiera hecho nada que le hiciera merecer preeminencia intelectual alguna. Pero el grupo ya comenzaba a generar un cierto carisma. Se enl fraseaban en intensas discusiones intelectuales, el ritual arquetípico de los intel lectuales. Algunas de sus actividades eran explícitamente rituales, tal y como la entusiasta celebración de la Revolución Francesa (Kaufmann, 1966: 8). Estas intef racciones rituales acumulaban energía emocional en espera de la aparición de una dirección creativa específica. El capital cultural que dio forma a su EE se presentó cuando el grupo conoció a Fichte, quien ya estaba en contacto con Kant y ya había puesto en marcha la revolución idealista de la filosofía. Parece probable que fuera precisamente la calidad emocional de aquéllos, su entusiasmo, lo que llevara a Fichte, quien por aquel entonces ya cosechaba sus primeros éxitos, a cruzar Alemania con el fin de conocerlos. Según los miembros del grupo se iban abriendo huecos en el espacio de atención intelectual, el éxito de uno ayudaba a tirar de los demás. De entre los antiguos compañeros de escuela, Schelling fue el primero en lograr fama creadora, con su Historia de la filosofía, en 1797. Entonces, utilizó su influencia para procurarle a Hegel un puesto en Jena, el centro neurálgico del movimiento idealista, así como también el acceso a los editores. Fue en su intento por mantenerse a la altura de su antiguo compañero que Hegel luchó por encontrar un lugar propio en el mundo intelectual, irrumpiendo finalmente, en 1806, con la Fenomenología del Espíritu y, en este proceso, separándose de su antiguo amigo para ocupar un espacio distinto en el mundo intelectual. En las carreras de los intelectuales, existen otros numerosos ejemplos como éste de estructuras grupales que tienen su origen en los años de formación. 7 Da la impresión de que un grupo, a partir de los ingredientes aportados por jóvenes con talento y de los recursos culturales a su alcance, produce energía emocional mediante las intensas interacciones intelectuales de sus miembros. La energía emocional es en ese momento fluctuante; puede seguir cualquier dirección, dependiendo de cómo vayan presentándose las oportunidades. Cuando esos individuos logran abrirse camino, más adelante, en redes intelectuales específicas, su energía se convierte en creatividad. Al contemplarlos retrospectivamente, los 7. En la China Sung, encontramos a los hermanos Ch'eng, que estudian y discuten juntos desde una edad bien temprana para después propulsar el movimiento neoconfuciano. En la Francia de finales de la década de 1920, encontramos al círculo de estudiantes que incluye a futuras eminencias literarias y filosóficas tales como Jean-Paul Sartre, Paul Nizan, Raymond Aron, Simone de Beauvoir y Maurice Merleau-Ponty (Cohen-Solal, 1987: 74-75). En el Londres de inicios de la década de 1850, un joven grupo de amigos comprendía a personajes tales como Herbert Spencer, T. H. Huxley, Mary Ann Evans (George Eliot), John Tyndall y G. H. Lewes, en un momento en el que su época de creatividad aún estaba por llegar. Tenemos también la joven amistad de Marx y Heine o, a este respecto, también de Marx y Engels. Siglos antes, Descartes y Mersenne habían sido compañeros de escuela. La misma estructura parece presentarse en divers os camp os de la creación, sugiriendo nuevamente que lo que se encuentra en circulación no es tanto el capital cultural como la energía emocional. Podría añadirse la amistad del futuro novelista F. Scott Fitzgerald, el crítico Edmund Wilson y el poetajohn Peale Bishop en sus días de estudiantes en la Universidad de Princeton (Mizener, 1959: 36-55); o el joven círculo de Bloomsbury, que alimentó una creatividad incipiente en todo un abanico de disciplinas literarias, artísticas y académicas en los que se harían populares las obras de Virginia Woolf, Lytton Strachey,John Maynard Keynes y otros (Bel!, 1972). t ,A Cd CAPfTULO 1 38 identificamos por sus productos posteriores: los vemos como incipientes filósofos, novelistas, poetas o cualquier otra cosa en la que llegaran a convertirse en función de la estructura de oportunidades. LA ESTRUCTURA DE OPORTUNIDADES Momento tras momento, situación tras situación, cada persona se mueve por un continuo de rituales de interacción, reales o indirectos, que van desde la mínima a la máxima intensidaayquele proporcionan un capital cultural y calibran su energía emocional en sentido ascendente o descendente. Es~ sit:ua~iones locales están incrustadas en una estructura más amplia: en nuestro caso, la com~ajdad intelecttiaJ-ensuconjunf001_ue alcañza-nasca allí donde llegan sus redes en un perio'~hr htsT&ico-dáao.Cuál ~ea el capital cultural que fluya hacia un individuo dependerá de en qué lugar esté situado ese individuo y de qué sea lo que le rodee. La energía emocional fluctúa en función del éxito y el fracaso locales en los rituales de interacción, y también eso depende de algo que está más allá del individuo, a saber, del modo en el que su capital cultural y su energía emocional se comparan con los de las demás personas con las que uno entra en contacto. Las oportuni?a- \ des para la solidaridad o el enfrentamiento, así como par~~star__FrÓximos al cen- 1 tro [_eurálgico-ó ezrfa-penuml5raaelaperiferia,lasas1gna la r e ~ ~ n t o . El capital culturarffü'ye-porcaten-e-des y benef1c1a más a aqueUis personas que tienen acceso a él cuando todavía es nuevo. La energía emocional también fluye por las redes, y se recoge en depósitos condensados por aquí y por allá, pero también se escapa a veces, debido a cambios en el espacio de atención que pueden superar el ámbito de los individuos a los que tal espacio afecta. Lo que un individuo haga en un momento dado depende de procesos locales, · pero lo que fluye hacia esas situaciones locales viene de lejos. Las microacciones est~n ~fectad~por la macroestructura. La-totalidad de las persónaslmplicadas en 1 -.p una cliscÍpTma y TaTorma en que estas están conectadas en la red conforman el macrocontexto en el que se negocia cualquier microsituación. A partir de aquí, una teoría sociológica puede tQIIlaures--direecione~. 1) Podemos plantearnos una macrocuestión todavía superior: ¿Cuales son lascondiciones sociales más generales que determinan la existencia o no de las redes intelectuales? Esto nos lleva a la cuestión de los macrofundamentos de las redes presentes en la organización política, religiosa y educativa. 2) Podemos concentrarnos en la forma de la estructura reticular misma y en la dinámica de su evolución en el tiempo; esto nos lleva a efectuar consideraciones sobre la estratificación interna de las redes intelectuales, así como al principio del cambio mediante la rivalidad estructural que he denominado la ley de los números pequeños. 3) Podemos penetrar en mayor profundidad en el micronivel y preguntarnos de qué modo reaccionan los individuos al hecho de encontrarse en cada una de las diversas posiciones que existen en una red. La primera cuestión nos ocupará en capítulos posteriores. Permítasenos considerar aquí la segunda y la tercera. Cualquiera que sea el tipo de eminencia de que se trate, algunos individuos siempre tienen m~or ac esf que otros al cap1t_!l cultural a partír del cual ésta se genera. Eso no aepenae e as características de los md1v1duos. La estructura de oportunidades se concentra en algunas parcelás del campo y deja a otras en la sombra. El capital cultural se distribuye alreaedor del espacio de atención; el CC 3 i 1 1 J._ COALICIONES EN LA MENTE 39 más valioso es el que puede utilizarse con mejores resultados en el siguiente asalto de la lucha por captar la atención. Imaginemos una gran cantidad de personas esparcidas por una llanura abierta, del tipo de las que aparecen en los paisajes de Salvador Dalí o Giorgio de Chirico. Cada una de ellas está gritando: «¡Escuchadme!» Así es el espacio de atención inte- ¡ lectual. ¿Por qué debería alguna de esas personas escuchar a la otra?¿ Qué estrategia 16--nos aportará el mavor número de oventes? Hav dos que pueden funcionar. / Una persona p~ede escoger pel~arse con c~alg_yier otra. contradiciendo lo que ésta está d1"c1endo. Eso le proporcionará un público de al menos una persona, y si la discusión hace el ruido suficiente, puede llegar a atraer a toda una multitud. Ahora, supongamos que todos se sientan tentados de usar esta estrategia. Algunas de las discusiones empiezan antes, o resultan más atractivas porque se contradice la opinión de unas cuantas personas, y aquellos que resultan estar cerca de la discusión se concentran alrededor y le dan su apoyo a uno de los contendientes. El hecho de ser el primero en mover ficha tiene sus ventajas, igual que las tiene la tendencia a ir con la corriente. La tribu de los buscadores de atención, que antes estaba diseminada por toda la llanura, ahora ha pasado a concentrarse en unos pocos nódulos de discusión. La ley de los números pequeños di~ que el número de nódulos que triunfan está sie'mpr_e~ntre tres v seis. El espacio de atencicfo es limitado. Una vez que unas cuantas discusiones han dividido a la gente, se retira la atención a aquellos que comienzan aún otro nudo de discusión. GraI:_Earte del pathos de la vida intelectual está en el mo~q_!le uno escoge iniciar su proei;i discusión. El Qll.Q_modo en el que tales buscadores de atención iruelectual pueden conseguir que alguien los escuche consiste en encontrar un tema del que alguien está hablando_~ mostrarse de acuerdo, para 1ue~o anadlf_~lgQ_q u_e_amp!1a faJ:lisciisi~ o el «no, tu no u enes razón, porque":": .», sino el «sí, y es más, .. . » Esto convierte la relación en la de un maestro con su alumno favorito. La llanura repleta de egoístas dispersos se reparte de otra manera, en cadenas de linajes maestro-discípulo. Es indiferente si las personas siguen estas estrategias consciente o inconscientemente. El resultado es el mismo en ambos casos. Por supuesto que alguien podría rechazar enteramente esta idea como algo ofensivo para los valores intelectuales, para la búsqueda de la verdad por sí misma. Muy bien, adoptemos como punto de inicio una búsqueda así de la verdad. Hay una cantidad de personas dispersas en una llanura buscando la verdad. ¿Por qué debería alguna de esas personas escuchar lo que otro de los individuos que hay allí dice que es la verdad? El problema de formar una comunidad basada en el reconocimiento de la verdad es exactamente el mismo que el de los buscadores de atención, y el resto se sigue a partir de esta pregunta del mismo modo que se seguía antes. 8 Ambas estrategias, así como los procesos sociales a ellas asociados -la formación de polémicas y la creación de linajes- se dan simultáneamente. Es precisamente porque las personas forman linajes y aprenden algo los unos de los otros por lo que tienen algo sobre lo que discutir; y el capital cultural general que poseen influye en quién se siente atraído a unirse al grupo a un lado u otro de la discusión. Consideremos ahora la idea de que todo lo que ocurre en la llanura de los buscadores de atención intelectual se experimenta como rituales de interacción en un 8. No es una cuestión de motivación. Cuando un individuo se introduce en el campo intelectual, el problema estructural es dónde encajará en el reparto de la atención. No se puede evadir la cuestión, a pesar de que uno posea los valores de la modestia, la humildad o el compromiso con las virtudes intelectuales. 40 CAPÍTULO 1 grado variable de intensidad. Todas las personas se sienten inclinadas hacia aquellos RI que más los recompensan en términos de energía emocional, igual que se alejan de los que les suponen una pérdida de energía. Que los individuos pierdan o ganen energía depende de la dotación de CC y EE de las personas con las que entran en contacto; así como el CC y la EE de esas otras personas resultan afectados a su vez por sus contactos subsiguientes, y así sucesivamente por toda la red. La estructura debería contemplarse como un mercado restringido. En la medida en que las personas pueden acceder la una a la otra, tienen ocasión de medir su CC y su EE para obtener de ello el mayor beneficio posible, como en una subasta abierta.~ Pero el grado de acceso mutuo es él mismo variable. Puede darse que , los individuos tengan contactos muy limitados y se vean obligados a regatear para lograr tomar parte en unos rituales de interacción con un equilibrio desfaÍ vorable de CC y EE porque determinadas personas en particular son todo lo que , tienen a su disposición. En esto, nuevamente, es la forma de la red, así como el } lugar de ésta en el que se encuentran los individuos, lo que determina sus posibilidades: lo que piensan y con qué energía creativa. La característica más imIJOrtante de las redes,_de.~_ara a la determinación del fu~ us miembroT,_~s l~ ~§_tratif.[i~ción del es_paciCLd.e..at-en.ciCSñ:-Toéfa;las personas intentan conseguir formar parte del grupo que cuenta con el mejor estatus intelectual, no sólo directamente, sino también indirectamente. A todo el mundo le atrae pensar ideas de alto estatus y asociarse con personas de alto estatus. El problema es que la negociación de las alianzas es cosa de dos. Una de las partes, la que contempla desde abajo la escalera de los estatus, puede ser que desee establecer una alianza, mientras que la otra, que se la mira desde arriba, no está tan convencida. El intelec_!!:!.al de éxito puede aue dé la bienvenida a sus seguidores, pero no es proba6l'é-que les disp ense por ~ .,pa..1=-te-ufl.-i:econocimiento.excesivo. El enfren ·entot!~-aúrrpeor, porque el campo intelectual §._e e U.C.lU a-;J; aseae rivalidades. L3:_s posturas op~as ludían por ser do_!!!!Q~!l-~e_§ e, indu¡;;-con respecto a una ún'"'ica pi5sic1on, existe sólo una cantidad limitada de atención que repartir entre las diversas propuestas. Todos los intelectuales se enfrentan a la elección de un~ !-ª? dos estrategias. ro Uno pue~ 1r.3: e~~~_:ntentar s~r el rey de la selva,"10 9ue significa in:ez:tar ,Y luchar solq, o ~as1 so.12, en_ercentr.Q __de__Y.!la.de.las-posruca mtelectuales.ma~.1m.portanteg <2f 6ienpuede decidir_!_l_~-~Eri~_sg~r~ o ~ -P-érdidas_~_ambici@ar__yn puesfo rrias modesto: como seguidor leal de alguna Cle las _E_Osturas de mayor éxito; quiz ásc omo auxiliar ó-colabóraaor en a vanguardia de la investigación activa; tal vez como especialista en alguno de los temas que menor reconocimiento reciben, pero también menos competitivos. Algunos individuos pueden ser conscientes de tales alternativas. Pero el proceso es el mismo tanto si son conscientes como si no. 1 9. Estrictamente hablando, los participantes deben aportar un CC similar para poder tener algo de lo que hablar. En el caso de los intelectuales creativos, los CC no pueden ser completamente similares, aunque deberían tener una zona de intersección lo suficientemente amplia como para que cada uno de los participantes pueda aportar CC nuevo a los demás y los CC puedan recombinarse para obtener nuevas ideas. La EE de los participantes no se mide del mismo modo. Lo que se necesita para que se dé un RI satisfactorio es que al menos una de las personas tenga una EE relativamente alta, lo necesario como para que tome la iniciativa a la hora de hacer que la interacción sea fluida y de aportar a la conversación el CC a su disposición. La ley de los números pequeños sugiere que suele ser una persona la que tiende a recibir la máxima cantidad de atención en cada grupo intelectual; dos personas con una EE muy alta tenderían a negarse la una a la otra en su competencia por lograr la atención. La fórmula satisfactoria para que un RI tenga éxito es: CC similares, EE complementarias. COALICIONES EN LA MENTE 41 No es necesario que los individuos se conviertan en máquinas de calcular; es poco probable que dispongan de la suficiente información como para tenerlo todo calculado y, en cualquier caso, las limitaciones intrínsecas a las capacidades cognitivas reducen las posibilidades. 10 La circulación del capital cultural y la energía emocional por la estructura reticular mueve a las personas, tanto si les gusta como si no. Al principio, todos los intelectuales apuntan insensatamente alto, y la estructura les hace desmoronarse emocionalmente. Tanto si alguien comienza , dispuesto a ser un seguidor o un especialista reducido como si no, a veces es ésta la única oportunidad que se le ofrece, toda vez que le es negado un puesto más importante. La circulación del capital cultural resulta ser una imposición a largo plazo sobre los individuos; la energía emocional de las personas se ajusta con mayor rapidez a las circunstancias que se les van presentando. Del mismo modo, algunas personas resultan engullidas por las estructuras, que los hacen pasar de ser meras cifras sin nombre a convertirse en las grandes figuras creadoras de su disciplina. La totalidad de los rituales intelectuales y de los objetos sagrados El mundo intelectual está hecho de la totalidad de los rituales de interacción que t i e n e ~ t o d o e f p a n o ~ ~ d e las corrientes de o-bj~tos sagraclos -ideas y textos- que resultan de ésros :-Con eb-frel mundo intelecfüahre este modo supone un desafío deliberado a n~tra conceP.ció_n__más usual de la vida intelectual, tanto contemp~I!ea_C.Qf!l.O histórica. Nosotros mismos, a l-fo-tmülaT lcfque-está-ocurriendo en el mundo intelectual, imponemos la imagen que nos ofrece una corriente, o unas pocas de ellas, y que está típicamente distorsionada por el partidismo. Los historiadores de las ideas pueden no resultar tan parciales, dado que se encuentran a una mayor distancia, pero su punto de vista sigue siendo parcial, centrado en unos pocos patrones y necesariamente limitado a un número manejable de nombres y temas. Pero el mundo intelectual es mucho más grande que todo eso, y no está tan concentrado en unas pocas cuestiones. Las pruebas más detalladas de que disponemos se ocupan de las ciencias de la naturaleza, que constituyen sólo una parte del mundo intelectual. En los años setenta, en un año cualquiera, había aproximadamente un millón de científicos naturales que publicaban, y 110.000 científicos sociales (Price, 1986: 234). 11 1O. Podemos ser aún más específicos. Ser calculador es una clase particular de pensamiento consciente. Dado que el pensamiento mismo se encuentra determinado por el CC, la EE y la red de oportunidades circundante, existen condiciones estructurales bajo las cuales a los individuos se les pasarán por la mente cosas tales como «¿qué pasará si hago esto?», o «¿no sería mejor si ... ?» También podríamos especificar las condiciones bajo las que los individuos no piensan en nada parecido y se limitan a seguir la corriente. En los casos de un aporte estable de energía, sea éste elevado o no, las personas tienden a seguir su camino sin reflexionar mucho sobre él. Es cuando los aportes de energía son drásticamente contradictorios, debido a que las posiciones de la red tiran en una u otra dirección, que es más fácil que aparezca un cálculo consciente. En el caso extremo, una participación poco exitosa en los RI que conduce a una EE baja, junto a una multiplicidad de oportunidades de interacción poco atractivas, pueden conducir a una reflexividad paralizante. El modelo de las cadenas de RI, si se desarrollara en esta dirección, constituiría una psiquiatría sociológica. 11. En los Estados Unidos, el número de autores publicados de libros comerciales (de compraventa) se estima en 45.000 (Kingston y Cole, 1986: 36). <, 42 CAPÍTULO 1 Si nos desplazamos hacia atrás en la historia, o lateralmente, hacia campos que registran una menor actividad, las cifras son menores, pero, en cualquier caso, la totalidad de la comunidad intelectual activa es mucho mayor, y más diversa, que las imágenes simplificadas que nos presentan incluso las historias más ricas en detalles. Hoy en día existe más de un millón de científicos que entran y salen de la profesión cada pocos años; la gran masa de la comunidad científica se encuentra en esta clase intermitente. Todavía es mayor el número de estudiantes, futuros intelectuales, participantes indirectos o intelectuales en proceso de introducirse o abandonar la actividad, los cuales constituyen el límite más exterior de la profesión. Es ésta la realidad sobre la que imponemos nuestras simplificaciones. Imaginémonos lo que sería poder ver a través de las paredes o incluso en el interior de las mentes de las personas. El paisaje social se nos aparecería como un montón de pensamientos como puntos que centellean. Si paseáramos por el pasillo de una gran universidad escuchando todas las conferencias, las conversaciones , y los diálogos internos que conforman el pensamiento, la sensación que nos producirían sería la de una tremenda diversidad, incluso cacofónica. Habría un buen montón de pensamientos mundanos, no intelectuales: personas que piensan en lo que tienen que hacer, meditan acerca de sus amigos y enemigos, planean políticas organizativas o eróticas; pensamientos amargos y obsesivos, quizás alguien que · • ensaya unas frases o recuerda unos chistes, además de trozos sueltos de palabras, frases, imágenes, todas las insignificancias y los desechos de los intercambios de capital cultural del pasado reciente. Pero algunas de esas ideas brillarían con fuerza, cargadas de significación emocional, elevadas por los rituales de interacción a la categoría de objetos sagrados. Esas son las ideas que actúan como polos magnéticos del pensamiento intelectual, las que constituyen el centro de la atención -- continuada y seria que resulta ser la actividad del mundo intelectual en su grado más intenso. Habrá un número menor de tales ideas tan fuertemente cargadas, pero su influencia será desproporcionada, atrayendo como un imán y dando forma con su magnetismo a pensamientos menores como a limaduras de hierro en la mente individual, y atrayendo también a muchas personas, a las que convierte en un grupo intelectual. Pero incluso en el caso de esas ideas, las hay de muchos tipos: no sólo en distintos pasillos de la universidad, sino en un ~ismo pasillo, en una misma conversación y a veces hasta en una misma mente. Si ampliamos nuestro paisaje en el tiempo y en el espacio, la totalidad de los objetos sagrados, tanto intensos como más suaves, que conforman el mundo intelectual es colosal: toda una diversidad de pensamientos que constituye la totalidad de las estratagemas, las facciones, las especialidades y las disciplinas en un momento dado de la historia, y una diversidad de tales diversidades cuando desplazamos el centro de atención a través de los años -20 años atrás, 50, 1.000 o aún más. Si pudiéramos avanzarnos 50 años hacia el futuro, o 250 años, es seguro que nos encontraríamos con una estructura similar, aunque rellena de otros contenidos. No preterido ser irónico, o pesimista, o relativista. Bien puedo darme cuenta de que muchos de esos pensamientos fueron y son valiosos como experiencias por las que vale la pen~ haber pasado, incluso como verdades. Muchos de ellos merecen ser objetos sagrados. El conocimiento de hoy en día en su conjunto se asemeja a la .J) biblioteca circular de Jorge Luis Borges, con un sinfín de volúmenes en un sinfín de estanterías, y cuyos habitantes buscan el catálogo maestro que está enterrado entre ellos, escrito en un código que nadie puede descifrar. Aunque también podemos imaginárnoslo como un palacio mágico de pasillos con curvas caprichosas COALICIONES EN LA MENTE 43 y donde_cada habitación contiene un tesoro. Nuestro palacio sólo sufre de exceso, ya que siempre nos esperan nuevos y mayores tesoros por encontrar. La imagen borgiana posee el tono de alienación característico de los intelectuales modernos; pero el problema de fondo es la rudimentaria democracia presente en todo esto, la falta de un criterio maestro. Gran parte de la maleza intelectual de comienzos del siglo XX tiene ese tono conservador de fondo, ese deseo de estratificación. Pero de hecho la democracia y la estratificación están siempre presentes en cualquier comunidad intelectual activa. Incluso en mi imagen optimista del castillo mágico de las ideas, la gente que vive dentro del castillo siente que hay habitaciones más externas y otras más hacia el interior -aunque no siempre sepan cuál es cuál y tiendan a sobrevalorar el estatus de su propia sala, esperando que se trate de una de las más interiores. La estructura del todo es independiente del número de personas y de ideas que contiene. Sólo hay espacio estructural para un número limitado de cámaras interiores, independientemente de hasta dónde se extienda la multitud que habita en las antecámaras. Lo ue denomino la ley de los números pequeños propone que siempre existe un pequeño -rnero:de:p:o-sfürasanfagón1cis qu_e_ consfirny:en:-l~@~arcli"iaela creacion mtelecmal;~yyñiuruca cama;; central, pero raramente hav más de media i:loc:eña.Esto es particularmente cierto en el reino de las teorías y, de entre estas-;-sob-re·todo en la filosofía. Pero también es posible una reestructuración segmental, especialmente cuando las•disciplinas adquieren materiales empíricos (entre los cuales pueden contarse los textos de la historia de la disciplina). Entonces el palacio mágico puede dividirse en dos alas, incluso separadas. C ~_sciplina o especialidad puede tener sus propios círculos interiore~ exterjores, suietos nuevamente a la ley de los n ú ~ p~qu~n.Qr,úñaaemocracia limitada..en la cúspide, realzaaabaj-oClertas condiciones por una al_ta tasa de camhl_g_y: por la incertidumbre en las zonas más exteriores con respectoaclonde cae r e ~ o . Esta estructura global es el cameo-aefuerzª"_un~l que los individuos actúan y pie~ . Suestructúraeslarespoñsable de los patrones e~tabks de ideas y energías que confQ!:.!nAfl 1-ª-.rutina_iotek.c ual ves en el momento en el quelas fuerzas que operan a gran escala resitúan las cámaras interiores, vaciando algunas de ellas y consolidando otras, cuando tiene lugarJa r:e_c.ombinación de las ideas y los flujos intensos de energías emocionales que dan forma a los episodios de máxima, creatividad. La estratificación en el seno de las comunidades intelectuales Los datos más exhaustivos de los que disponemos respecto a la estratificación intelectual conciernen a los campos científicos. Existen buenas razones para creer que las estructuras básicas son similares en la filosofía y, de hecho, enlamayoría de las disciplinas humanísticas (y quizás también artísticas) .12 12. La teoría de Kuhn sostiene que existen diferencias fundamentales entre aquellos terrenos (las ciencias) que cuentan con paradigmas y aquellos otros que no (las humanidades y las «ciencias• sociales). Sin embargo, la estratificación de la creatividad y el reconocimiento intelectuales parece ser más bien parecida en todas las disciplinas. En White (1993) se presenta un análisis que apunta a la existencia en las carreras artísticas de estructuras subyacentes similares; véase también Kaufer y Carley (1993 ); respecto a los matemáticos y los sociólogos, véase Crane (1972). • f 44 CAPÍTULO 1 La productividad se halla repartida entre los científicos de un modo muy desigual. La probabilidad de producir un gran número de trabajos es inversamente proporcional al cuadrado del número de productores (Price, 1986: 38,223); de aquí que el número de científicos que producen un gran número de trabajos sea tremendamente pequeño. Derek Price (1986) estima que el grado de estratificación es el mismo en todos los campos científicos, y ha sido de la misma índole desde el despegue de la ciencia en tiempos de los inicios de la British Royal Society en la década de 1660. La forma que toman las comunidades es la de una pirámide que se estrecha precipitadamente por la punta: si atendemos a la población de científicos, la pirámide descansa sobre una amplia baseaeprocluct_QL.eS modestos; si miramos a la cant1dacf de traoajos-qu<q:5roducen tafes in dividuos, entonces tenemos una pirámide con la nariz clavada en el suelo y la base hacia el cielo. De todos aquellos que producen algún tipo de publicación, el grupo mayoritario (el 75%) produce tan sólo uno o dos trabajos, lo cual suma el 25%de todos los trabajos publicados. Aproximadamente una veintena parte del grupo publica la mitad de todos los trabajos: producen 10 o más trabajos en una vida. Los dos científicos más productivos de cada 165 (el 1,2%) producen 50 o más trabajos, lo que representa la cuarta parte de todos los trabajos. Los autores de una disciplina en particular se dividen entre aquellos que se mantienen en activo de forma continuada (los continuos) y aquellos que sólo permanecen activos durante un corto tiempo (los transitorios) (Price, 1986: 206-226 ). Los transitorios están representados por tan sólo una cuarta parte de los trabajos en 1cualquier momento dado, pero como éstos vienen y van cada año, la población flo' tante de transitorios constituye el 75-80% de la población total de científicos. Los «continuos normales», que publican con apreciable frecuencia durante un tiempo, son el 60% de la población activa en cualquier año dado, pero sólo alrededor del 20% de la población flotante total. Y el grupo nuclear de alta producción, que publica cada año, supone tan sólo el 1-2% de la población flotante total. Los niveles de estratificación entre los -científicos son, así pues, los siguientes: 1) - científicos estrella (números absolutos pequeños) -núcleo interno-máximos productores (1-2% de la población flotante total) - núcleo externo (20% de la población flotante) - transitorios-unas pocas publicaciones o una única producción (75-80% de la población flotante) - público y futuros reclutamientos (de 10 a 100 x el tamaño de la población flotante) El nivel al que uno llegue en su carrera en el mundo científico dependerá de la superación de una serie de barreras: 1) la primera publicación, que significa la admisión en la comunidad científica y la diferenciación con respecto a los legos (con frecuencia ésta es la tesis doctoral); 2) las pocas publicaciones siguientes, que co1 locan al individuo en el grupo intermedio de transitorios o potenciales continuos; 3) cinco años de publicaciones continuadas, que lo sitúan entre la elite o núcleo :/ de alta productividad. La productividad total depende principalmente de cuánto tiempo se mantenga uno en activo en la investigación. Los miembros de este grupo nuclear (que representa el 20% de quienes se encuentran en activo en un momento dado, pero sólo el 1-2% de la población flotante total) producen a lo largo de su vida el 25 % de todas las publicaciones. 1 l COALICIONES EN LA MENTE 45 La cantidad total de productividad repartida por toda la comunidad se correlaciona bien cQnJa caliaach:hdosuabajos y-la emmenc1a del científico individual. Podemos ~probarlo en la imagensimiÍar que presenta esta esfrafificl-_fÍÓn con referencia a la citacíón.Eñ un año-daao: resu1ta citaaalamitad de arcfiivo. Alrededor del 75% cfélos trabajos, si es que resultan citados alguna vez, lo son una sola vez. Los trabajos de los transitorios raras veces se citan, y si esto ocurre, nunca son citados muy repetidamente (los transitorios producen sobre un 25% de los trabajos y obtienen menos del 5-10% de las citas). En el otro extremo del espectro, alrededor de 1 de cada 400 trabajos (menos del 0,25% del total) se cita 20 o más veces al año. Alrededor del 1% de los trabajos reciben sobre un tercio de todas las citas (Price, 1986: 73, 107-108, 230,234,261). Apreciamos que los trabajos están aún más estratificados que los autores. Los grandes productores que ocupan el centro de la disciplina son de hecho los más citados, pero, dado que producen (como hemos visto) el 25% de todos los trabajos, algunos de sus trabajos se d~itaLWn..mucha ma~ml.M:.n.ci.a que-los ,demás. Entre los autores que han producido un mayor número de publicaciones se encuentran los matemáticos Cayley (con 995 trabajos), Euler y Cauchy, y el físico Kelvin ( con 660) (Price, 1986: 44; 1975: 176, 195 ). Su fama, sin embargo, se debe sólo a un pequeño porcentaje de sus trabajos. Esto es inevitable si el campo se encuentra copado por un número reducido de grandes productores. Y así llegamos al cuarto nivel de la estratificación: a los líderes del núcleo y,__<k hecho, a_la.s._a_ctividades centrale~ de entre todas las act1V1dades de esos líaeres. Si la pob1a-ción t~I es del orden de un millón de científicos que producen un millón de trabajos al año, aun el 1-2% que ocupan la cúspide arroja una cifra de 10.000 a 20.000 científicos. Ellos son la creme, ¡:,ero no la creme de la creme. Debe existir entre éstos alguna diferencíac~1tenor, ñastaTlegarrlorlfi"ns~ins_y demás héroes sobre los que leemos en las historias de la ciencia. No existen datos sobre los demás tipos de intelectuales; pero la situación que se aprecia entre los científicos bien seguro vale para todos. 1 La estratificación del capital cultural \"'y la energía emocional El acceso de los intelectuales al capital cultural que produce e ! ~ o de la disciplina es limitado. Nuevamente, sabemos más de las estructuras que hrñita"n taf acceso entreToscientíficos de la natÜraleza; estos nos proporcioñañunacierta comprensión de los tipos de características que estratifican cualquier terreno intelectual. La cien~m~a es cof!!l;etitiva y evoluciona c~n rapidez; s~lo se le rec~noce un descuonm1ento a la pnmera persona en publicarlo. De ah1 la tendencia de los científicos a congregarse en torno a las áreas de investigación más populares. Se prem~ocidad, el hecho de publicar los resultados cruciales antes que rungún otro. Aquellos gue están fuertememetorrectados en el seno de las redes sociales tendrán aquí ventaja. Pruebas que se comumcan ae-moao-infotmal, la circutación de prepublicaciones antes de la publicación formal, nos muestran en qué lugar se encuentra este grupo informal. La pertenencia a la red que conforma el núcleo social se correlaciona con una alta productividad, en parte porque facilita la rápida transmisión del capital cultural. 46 CAP{TULO 1 A causa de la proliferación de trabajos, si uno depende completamente de leer la literatura como alguien externo al círculo, es más difícil que sepa dónde buscar. Un repaso poco sistemático de la literatura existente revisando los boletines o, peor aún, recurriendo a servicios de indexación y abstracción (sea en medio impreso o electrónicamente, a través de la web), que satura los canales más bien que localizarlos, no nos conducirá al capital cultural clave que deberíamos seguir. De nuevo, uno necesita disfrutar de la ventaja que confiere el hecho de estar conectado social e intelectualmente con el núcleo. , En las ciencias que utilizan de la investigación, la innovación depende de lo fa/ miliarizado que se esté con la más avanzada tecnolog!a ~rala investigación (Pri1 ce, 1986: 237-253). Tal conocimiento es algo amenuéfo tac"ítoeinformal, que se transmite por contacto personal, más bien que el objeto de trabajos publicados. Éste es otro de los recursos que monopolizan aquellos que están cercanos al núcleo activo de la comunidad investigadora. ¿Provocan estas estructuras que las modernas ciencias investigadoras se encuentren más fuertemente estratificadas que las disciplinas no científicas? El gran número de científicos y la dependencia de unas tecnologías de la investigación caras y rápidamente cambiantes fuerza el ritmo de la competencia intelectual. Un campo más reducido, como lo es la filosofía o, de hecho, cualquiera de las humanidades, no premia tanto el rápido acceso a la vanguardia cambiante de la información que pronto queda desfasada o a los equipamientos necesarios para llevar a cabo la investigación. Aun así, el grado de estratificación del capital cultural puede ser a grandes rasgos el mismo, por ethed iocte que las disciplinas de avance más \ lento resultan ser también las menos diferenciadas en especialidades; cualquier \ competencia que se dé se centra en torno a la misma aspiración fundamental a \ alcanzarla preeminencia intelectual. Y aquí nos encontramos ante una situación crítica: ante una cantidad limitada de espacio de atención que sólo permite que se reconozca un pequeño número de posturas intelectuales en cada momento. Estos procesos afectan a la acumulación de(EE )e forma tanto negativa como positiva. En la cúspide, los individuos que .tieri~ buen acceso al capital cultural gracias a su experiencia previa, a sus mentores y a su participación en las redes sociales centrales tienen un nivel elevado de EE. Se sienten li~ados coI!_entJ.lsi~ mo a su disciplina, trabajan duro para. ex_.e.Jotar sus 2.eortumda ~s y reciben grand~s rec9mpensas en forma de reCOllil.Ctm1ento. Son los más capac:1faaos para supervisar el nivel de la competencia y, aunque a menudo puedan ver cómo un rival se les adelanta en la publicación (como demuestra Hagstrom, 1965), también ellos logran derrotar a otros en muchas ocasiones. Se mueven en un nivel creciente (o constantemente alto) de EE. Eso es lo que les otorga la reputación de ser individuos «creativos». En el extremo inferi9~~ encuemr"1.J ~Eobl~ción tra~~ ria.Yo__ tribuiría su transitoriedad-a: s 6aja('.r~ y ésta, a su vez, a su posición estructural défü para accedér al capítattulfur~Hundamental. Se presentan como «la clase de persona» que siempre tiene problemas -obstáculos, distracciones, dificultades financieras o familiares- que siempre parecen impedirle que acabe su trabajo. Es aquí donde encontramos el típico bloqueo del escritor propio de los intelectuales fracasados, la «disertacionitis» de los alumnos avanzados. Interpreto su probléiñaconi.o un nivel baJO ae!aEEesp-ecífica requen a para triunfar en el campo intelectual. Las energías emocionales reflejan, en la estructura que las envuelve, la distribución del capital cultural y las oportunidades en la red. Estas personas pueden parecer «Calamity James» porque su nivel de EE para la producción intelectual COALICIONES EN LA MENTE 47 está en constante descenso y los incapacita para alzarse sobre los obstáculos no intelectuales. Las barreras intelectuales son ya considerables por ellas mismas. Hay que saltar muchas vallas. Saltar las más bajas puede parecer una gran cosa visto desde abajo, desde el punto de vista de la persona que está fuera, pero los individuos con un capital cultural y una energía emocional relativamente modestos es fácil que se desmoralicen al descubrir que más allá viene aún otra barrera, y luego otra, y otra. Publicar un artículo lo convierte a uno en un científico o un académico reconocido, pero eso sólo lo sitúa en las filas de la gran comunidad de transitorios, la mayoría de los cuales se encuentran a punto de ceder y caer en la inactividad; publicar dos, o unos pocos, artículos hace que uno entre en el círculo más externo del mundo intelectualmente activo. Y las personas que publican en estos niveles escasos de productividad suelen ser las que raramente se citan (y, en muchos casos, ni siquiera llegan a ser nunca citadas); y de ahí el que nunca llegue a materializarse la tan ansiada recompensa. Incluso después de la publicación de unos cuantos trabajos, las posibilidades de recibir un buen reconocimiento, así como un buen incremento de la EE, no son grandes, a excepción de que uno se encuentre ya ligado a las redes centrales. Después vienen las siguientes barreras: publicar varios trabajos al año durante cinco años, para finalmente alcanzar el grupo superior de los personajes productivos y famosos. Este último paso es el más asesino: porque la estructura de la comunidad int.electual parece garantizar que siempre existirán tales estrellas, pero para la gran mayoría de los científicos y académicos, futuros o practicantes, convertirse en una de esas estrellas constituye una meta inaccesible. Experimentar tales barreras es lo que provoca el alto nivel de transitoriedad, de abandono de la investigación activa. 13 Incluso para aquellos individuos que logran alcanzar los niveles superiores de éxito intelectual, existe una continua lucha por un estrecho espacio de competición. Esto lleva a muchos, incluso de entre los mejor equipados, a abandonar sus aspiraciones creativas y adoptar el papel de seguidor en algún terreno intelectual. La estratificación de la EE es más restrictiva que la estratificación del CC; es la primera la que hace de la cúspide del mundo intelectual el vértice estrecho de una pirámide. LA SOCIOLOGÍA DEL PENSAR La estructura social está en todas partes, hasta en el micronivel más inferior e insignificante. En principio, quién le dirá qué a quién es algo determinado por loJ procesos sociales. Y eso significa que no sóloexiste una soc10logía de la conversación, sino que tambiéñ hay una sociología del pensamiento. El pensamiento ver oalesuna conversacíon- interna·. El pensamiento cle losiruelectua es, sea creativo·orutinano, resulta especialmente accesible a este tipo de análisis. Eso es así 13. Chambliss (1989) nos proporciona una imagen convincente de las diferencias entre los distintos rangos del éxito en cualquier terreno competitivo, intelectual, atlético o profesional. La realidad para aquellos que se encuentran en el círculo más interior de los triunfadores es simplemente •la cotidianeidad de la excelencia»; una rutina finamente aplicada que consiste en utilizar unos recursos bien ajustados, con la seguridad de que uno sabe cómo hacer que le recompensen. Para los que están en los círculos más externos, incluso para aquellos que están en la segunda fila de la competición, parece que debe existir alguna cualidad misteriosa que poseen los triunfadores, y este sentimiento de la diferencia produce una barrera de ansiedad que hace a codo el conjunto más infranqueable. ;' .