Subido por Amador De Leon

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Diplomado en Arteterapia
Instituto Nacional de Neuroeducación
Formación Especializada y Científica a Docentes
Contextualización
Como señalan Dyer y Hunter (2009, 147), "el arte y la salud deben ser firmemente
reconocidos como parte importante de la existencia de la salud integral, generando
una provisión de cuidado saludable y de ambientes curativos" en el desarrollo
humano. Las iniciativas en materia de arte y salud proveen beneficios cuantificables
y nutren iniciativas gubernamentales, sociales e individuales; cuentan con un sólido
respaldo y son efectivas en diferentes grupos poblacionales. (Cáceres &
Santamaría, 2018)
Citando a Domínguez (2004) definimos el concepto de arteterapia:
El arteterapia es una disciplina relativamente nueva, que capacita para la
ayuda humana utilizando los medios artísticos, las imágenes, el proceso
creador y las respuestas de las personas a esos productos creados. Es una
disciplina que se ha introducido en España desde hace unos pocos años,
menos de una década, aunque se han producido experiencias aisladas en
momentos anteriores. Las definiciones son siempre difíciles, pero podemos
añadir que es una combinación entre arte y psicoterapia, en donde cada una
de las partes se estimula en su unión con la otra, en donde lo más importante
es la persona y su proceso; el arte se usa como forma de comunicación no
verbal, como medio de expresión consciente e inconsciente, al reconocer que
los pensamientos se expresan con más facilidad en imágenes que en
palabras. A través del proceso creador, se reflexiona sobre el desarrollo de
los conflictos personales e intereses de los individuos. La práctica del
arteterapia se basa en el conocimiento del desarrollo humano y de las teorías
psicológicas que se ponen en práctica a través de medios terapéuticos, tanto
educativos como cognitivos, psicodinámicos y otros, con el objetivo de
ayudar en conflictos emocionales, discapacidades psíquicas y sociales,
autoestima, desestructuración personal y familiar, y otros problemas sociales
y psicológicos, siempre teniendo como base el proceso creador y con los
elementos inconscientes que este proceso conlleva. En resumen, se puede
llamar arteterapia a todo proceso terapéutico que utiliza medios y objetos
referidos a categorías artísticas, en especial a las artes visuales. Esto incluye
tanto la pintura y la escultura, como formas más contemporáneas como el
vídeo o la instalación. Debemos recordar también que hay otras terapias que
trabajan con el arte como son la musicoterapia, la danzaterapia o la
dramaterapia.
El arteterapia es una herramienta ideal para debilitar las defensas que
obstruyen el proceso de subjetivación y la relación entre el individuo, sus
grupos y su pertenencia a la sociedad. La relación con los medios plásticos
permite a las personas comenzar a expresar cosas que les preocupan,
muchas veces silenciadas por los límites verbales. Dentro del marco del
arteterapia se suele entender que las expresiones verbales ocupan el lugar
de la puesta en forma de lo impensable, lo indecible, modificando la posición
del sujeto en cuanto a la propia subjetividad de las personas para situarse
entre la actividad creadora y la proyección de lo que fue alguna vez. Su
práctica incluye un trabajo efectivo con productos tangibles que ayudan a
mostrar los sentimientos propios, aunque éstos estén ocultos o sean
confusos. Para las personas con retraso mental el arteterapia tiene un papel
muy importante, que se desempeña en la creación y en el apoyo de sus
capacidades mentales, debido a su caudal de libertad, de autoexpresión y de
refuerzo en sus individualidades y autoconfianza.
Las sesiones de arteterapia, que pueden ser de forma grupal o individual
según sean las exigencias de los casos presentados, constan generalmente
de tres partes; en la primera hay una introducción, con una bienvenida y una
comunicación de las reglas, una puesta en común sobre lo que se va a hacer
entre terapeutas y clientes (denominación de las personas que se
comprometen a entrar en arteterapia, el término de paciente se usa con
aquellas personas diagnosticadas como enfermas); la segunda corresponde
a la ejecución de la obra plástica que suele ocupar la mitad del tiempo
disponible; y en la tercera se discute entre clientes y terapeutas los trabajos
realizados y cómo ha ido la sesión. Para Marcelo González Magnasco (1996)
el taller de arteterapia se puede definir “como el momento para comenzar un
relato, que nunca es desde el principio y siempre será inacabado (...),
contiene una lógica interna, un círculo, una frase que comienza con el deseo
de participar y que tiene su punto de sentido en la circulación de los trabajos
más allá del primer Otro observador, el terapeuta.” En los primeros contactos
se debe identificar qué tipo de terapia es la más conveniente, así como el
medio artístico adecuado a cada persona y si es mejor hacerlo de forma
individual o grupal. Las ventajas que tiene la terapia grupal es que el
aprendizaje social se hace en grupos, y que las personas con necesidades
parecidas o equivalentes se pueden dar un apoyo mutuo; en su contra tiene
que es más difícil la confidencialidad y los o las clientas pueden tener menos
atención individual.
En las sesiones de arteterapia se ofrecen técnicas, temas, cuestiones,
elecciones libres, que se toman o cambian cuando lo necesita la meta a la
que desean llegar terapeutas y clientes. Las directrices se trabajan
generalmente dentro de una esfera con unos temas específicos como
pueden ser las emociones, los deseos, los sueños, las fantasías, los
proyectos para el futuro, las imágenes de ellos o ellas mismas, su relación
con la familia, las amistades, su entorno, situaciones diversas, etc. El aspecto
no verbal del arteterapia tiene una importante y única posición entre las y los
asistentes que es el que se les brinda la oportunidad de “oir por sus propios
ojos.”
El abanico de personas de distintas edades y situaciones a las que les puede
ser de utilidad asistir a talleres de arteterapia es muy amplio, desde niños y
niñas que hayan sufrido abusos sexuales o maltrato físico, hasta niñas o
niños con enfermedades somáticas, con trastornos de aprendizaje o con
distintos tipos de discapacidades. Las personas que sufren trastornos
alimentarios donde los que la comunicación no verbal es esencial, ocupan un
lugar importante en esta patología. Los grupos de mujeres son también un
grupo de atención, con el objetivo de proporcionarles los medios necesarios
para hacer frente a sus dificultades y mejorar su integración social, familiar y
profesional. Las personas que viven en la calle son también otro colectivo de
atención, como el taller que se realiza en Baltimore con mujeres sin vivienda,
realizando murales, llevando el arteterapia al campo del arte público,
expandiendo
el
rol
terapéutico-
clínico
a
parámetros
políticos-
administrativos. En la reintegración social de pacientes esquizofrénicos a
través de la creación artística, el reconocimiento de sus obras puede
contribuir a la mejoría y a su enriquecimiento personal, procurándoles
confianza en sí mismos y permitiéndoles una mejor reinserción en la
sociedad. En pacientes geriátricos, las técnicas del arteterapia les sirven para
aliviar el sentido de desamparo y poder tener una visión intrapersonal y un
desarrollo de valores, rescatando los aspectos positivos de estas personas
aún si se encuentran en constante deterioro. Sirvan de ejemplo los informes
de la ONU, que señalan el aumento del número de personas que solicitan
ayuda como consecuencia de las torturas sufridas debidas a los regímenes
dictatoriales de sus países. El grave problema para las víctimas de tortura y
sus familiares es generalmente la impunidad de los casos. A partir del año
1982 la ONU inició este tipo de asistencia, y se explica el alto número de
demandas de ayuda para rehabilitación, no porque haya más torturados o
torturadas, sino porque hay más apertura para salir a la luz pública y solicitar
una terapia. (pp. 21-23)
Bibliografía
Domínguez, P. (2004). Arteterapia: principios y ámbitos de aplicación. (1ra ed.).
Junta de Andalucía.
Cáceres, J & Santamaría, L. (2018). La arteterapia como camino de transformación
espiritual. Trabajo Social, 20(1), 133-161.
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