Esta tradición católica llegó a nuestro territorio después de la Conquista y se mantuvo durante el Virreinato, aunque poco a poco adquirió características locales que la modificaron y dieron pie a prácticas populares como la fastuosa construcción de nacimientos, partir la rosca y enviar una carta a los Reyes Magos. En la tradición católica, la Epifanía, fiesta de la Iluminación, adoración de los Reyes o Día de los Reyes, celebra la visita de los magos de Oriente a Jesús después de su nacimiento. Santiago de la Vorágine, en La leyenda dorada, propone que este evento fue a los trece días de nacido Jesús, incluso comentó que treinta años más tarde, en esa misma fecha, fue bautizado por San Juan; mientras que en los Evangelios apócrifos se menciona que fue a los dos años, tras la circuncisión y presentación al templo. Como se puede observar, existe contradicción en la tradición. No obstante, prevaleció la idea de que el suceso fue contemporáneo a la Natividad, tras la adoración de los pastores. Se trata de la revelación de Dios a todos los pueblos, pues los magos sabían de las profecías y la llegada del Redentor; se toma como la primera manifestación al mundo pagano de la existencia del Hijo de Dios hecho hombre. La importancia de este evento radica en que el Mesías inaugura una nueva era, abierta a todos los pueblos. Al principio se les consideró como astrólogos que leían el futuro en las estrellas, pero la palabra mago adquirió el sentido peyorativo de brujo en los primeros tiempos del cristianismo. Tertuliano fue el primero en convertir a los magos en reyes, y en el siglo VI Cesáreo de Arlés adoptó esta propuesta, haciendo el cambio de los gorros frigios por las coronas. Ésta sería la representación conocida en Occidente que más tarde llegó a tierras americanas y que hoy podemos observar en diversos trabajos plásticos que se exhiben en los museos. Sus colores de piel y atuendos han cambiado, pues originalmente en Occidente representaban a las razas de Sem, Cam y Jafet, y ahora encarnan los colores del mundo: blanco, amarillo y negro, o blanco, moreno y negro. También es la representación de Europa, África y América, los tres mundos, alegoría que llegó al virreinato de Nueva España. La fiesta de los Reyes Magos que se celebra el 6 de enero es un día especial en México, ya que tiene diversos significados. Recuerda la adoración de Jesús infante por parte de los Reyes y se trata de una conmemoración medular en la liturgia católica. De esta historia surgió la costumbre de ofrecer y recibir regalos, principalmente para los niños, quienes piden, mediante carta, el juguete deseado. También es el día en que aparece la deliciosa rosca de Reyes, manjar esperado en la merienda familiar y delicia monjil en la época virreinal, pues se dice que las religiosas solían festejar la noche de Navidad con cantos y buñuelos. Enseguida, venía la Epifanía con la llegada de los Reyes Magos y sus azucaradas roscas perfumadas de agua de azahar. Costumbre francesa desde 1311, que pasó a España y después a México, donde el haba se sustituyó por un Jesusito que originalmente era de plata dorada, muy pequeñito y coronado. Después lo vestían para llevarlo a bendecir el Día de la Candelaria. Cuentan que algunas personas se los tragaban para evitar tener que dar fiesta el 2 de febrero. Esos Jesusitos de plata se sustituyeron por los de porcelana que dicen venían de Japón y actualmente se hacen de plástico. La fiesta de los Reyes Magos que se celebra el 6 de enero es un día especial en México, ya que tiene diversos significados. Recuerda la adoración de Jesús infante por parte de los Reyes y se trata de una conmemoración medular en la liturgia católica. De esta historia surgió la costumbre de ofrecer y recibir regalos, principalmente para los niños, quienes piden, mediante carta, el juguete deseado. También es el día en que aparece la deliciosa rosca de Reyes, manjar esperado en la merienda familiar y delicia monjil en la época virreinal, pues se dice que las religiosas solían festejar la noche de Navidad con cantos y buñuelos. Enseguida, venía la Epifanía con la llegada de los Reyes Magos y sus azucaradas roscas perfumadas de agua de azahar. Costumbre francesa desde 1311, que pasó a España y después a México, donde el haba se sustituyó por un Jesusito que originalmente era de plata dorada, muy pequeñito y coronado. Después lo vestían para llevarlo a bendecir el Día de la Candelaria. Cuentan que algunas personas se los tragaban para evitar tener que dar fiesta el 2 de febrero. Esos Jesusitos de plata se sustituyeron por los de porcelana que dicen venían de Japón y actualmente se hacen de plástico. No es fácil precisar cuándo se inició la costumbre de esconder en la masa de la rosca un Niño Dios de porcelana, pero por crónicas se sabe que la usanza de colocar una confitura o un haba en la rosca era muy antigua. Quien encontraba el haba o el confite, estaba obligado espiritualmente a presentar el Niño Dios del Nacimiento de la casa en la iglesia cercana al 2 de febrero (llamado en México Día de la Candelaria). En época caballeresca de México la obligación se cumplía ritualmente, y quizá la sustitución del haba o el confite por el Niño surgió porque algunas veces el comensal ingería el trozo de la rosca con todo y haba a fin de evitar el compromiso. Es común que cuando alguien saca la figurilla escondida en este pan le llame mono o muñeco, pues pocos saben que se trata del Hijo de Dios. Cuenta la tradición que la rosca refiere el ocultamiento del Niño Dios para que Herodes no lo encuentre, como lo hizo con los Santos Inocentes, cuya celebración es el 28 de diciembre. De esta manera, el pan resguarda a Jesusito; el cuchillo personifica a Herodes Antipas. Sin embargo, son los menos quienes se asumen felices y afortunados por haber encontrado a Jesús, pues les pesa sacarlo de la rosca porque han de pagar a los comensales los tamales y el atole para el 2 de febrero. En cambio, para otros es felicidad, pues se dice que “aquel que saque el niño tendrá suerte en el año”; algunos comentan que “ayuda al dinero, más si se carga en la cartera o monedero tras haber salido de la rosca”. Tipo de rosca de reyes Rosca tradicional sin relleno Rosca tradicional con relleno Rosca de hojaldre