Universidad Nacional Autónoma de México Escuela Nacional Preparatoria N°5 José Vasconcelos. Proyecto 2. Movimientos Feministas y en Contra de la violencia estructural. Historia de México Propuesta de reparación escrita Grupo: 558 Reflexivo 2 por: -Colindres García Ian Ariel -Cuéllar Martínez Yuridia -Galán Reyes Ariel -Martín Cardoza Adrián -Muñoz Vázquez Ilse -Ortega Vargas Jorge Alberto -Rafael Pérez Paulina Isaí -Suárez Cadena Dulce Monserrat -Vergara Pérez Sayuri Rocio -Villalva López Carlos Jovany Propuesta de reparación de la violencia estructural: Movimientos contra la desaparición forzada y violencia del narcotráfico. Memoria digna: La memoria digna busca honrar a las víctimas, reconocer su sufrimiento y garantizar que no sean olvidadas. Esto implica preservar la memoria de las personas desaparecidas, así como documentar y visibilizar sus historias. Para lograrlo, es necesario promover la verdad y la justicia. Esto implica llevar a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales sobre los casos de desaparición, identificar a los responsables y asegurar que sean llevados ante la justicia. Asimismo, es esencial ofrecer reparaciones a las víctimas y a sus familias, tanto en términos materiales como simbólicos. Además, la memoria digna implica la creación de espacios de conmemoración y homenaje a las víctimas, así como la preservación de sus recuerdos a través de testimonios, archivos y monumentos conmemorativos. Estos espacios y acciones buscan dar visibilidad a las víctimas, sensibilizar a la sociedad sobre las consecuencias de la desaparición forzada y promover un compromiso con la defensa de los derechos humanos. Finalmente, la memoria digna en casos de desaparición forzada también supone el reconocimiento oficial de la responsabilidad estatal en estos crímenes y la adopción de medidas para prevenir la repetición de estos hechos en el futuro. En cuanto a la violencia del narcotráfico es necesario recuperar la memoria histórica de las víctimas del narcotráfico. Esto incluye la recopilación de testimonios, la construcción de monumentos, y la creación de programas de memoria histórica, también es necesario reconocer a las víctimas del narcotráfico como víctimas de un delito de lesa humanidad. Esto incluye el reconocimiento oficial de su sufrimiento, así como el otorgamiento de beneficios especiales y no menos importante es necesario educar a la sociedad sobre la memoria del narcotráfico. Esto incluye la difusión de la información sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas por el narcotráfico, así como la promoción de la cultura de la paz. Estas son solo algunas propuestas de reparación que se pueden implementar para reducir los daños causados por el narcotráfico en México. Es importante que estas propuestas se implementen de manera integral y coordinada, y que se tengan en cuenta las necesidades específicas de las víctimas. Concluyendo esto, para ambos casos, desaparición forzada y violencia relacionada con el narcotráfico, para Honrar a los difuntos se repiten acciones, tales como la transparencia de los casos, que no se ahogue ninguno, que todos esos difuntos tengan una voz para oír su historia y así aparte no repetirla, el hecho de difundir los casos es de lo mejor que se puede hacer para recordarlo, que a pesar de que el tiempo pase ninguna vida se olvide y que el conocerlo ayude a no volver a repetirse. Ya para acabar también es bueno que se les dé un derecho especial a las víctimas para que la muerte de un ser querido sea más que suficiente dolor para una familia, como para pensar en dinero o salud, que se le otorgue una indemnización a la familia es no solo lo menos que se pueda hacer. No repetición: La prevención de la desaparición forzada y la no repetición de este grave delito son fundamentales para garantizar la protección de los derechos humanos. Para lograr la no repetición de desapariciones forzadas, es necesario abordar las causas profundas que las originan y crear mecanismos efectivos de prevención. Estas medidas pueden incluir la promoción de una cultura de respeto a los derechos humanos, la implementación de leyes y políticas que protejan a las personas contra la desaparición forzada, la capacitación de las fuerzas de seguridad en el respeto a los derechos humanos, así como la promoción de la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana en la vigilancia de los casos de desaparición forzada. Además, es necesario fortalecer las instituciones encargadas de investigar y prevenir la desaparición forzada, asegurando que cuenten con los recursos necesarios y la independencia para cumplir con su mandato. También es crucial trabajar en la construcción de una sociedad más justa y equitativa, donde prevalezca el Estado de Derecho y se garanticen los derechos humanos de todas las personas, independientemente de su origen étnico, posición social, creencias u orientación política. Las víctimas de desaparición forzada y violencia del narcotráfico tienen derecho a que se tomen medidas para evitar que los hechos se repitan. Esto significa que el Estado debe reformar sus instituciones y políticas para garantizar el respeto y la protección de los derechos humanos. Fortalecer las instituciones de seguridad y justicia para garantizar que no se repitan las violaciones a los derechos humanos cometidas por el narcotráfico. Esto incluye la profesionalización de las fuerzas de seguridad, la reforma del sistema de justicia penal, y la creación de mecanismos de prevención de la violencia, promover la educación y la prevención para que los jóvenes no se involucren en el narcotráfico. Esto incluye programas de educación cívica y moral, así como programas de prevención de la violencia y promover el diálogo social para encontrar soluciones a los problemas que originan el narcotráfico. Esto incluye el diálogo entre el gobierno, la sociedad civil y los grupos criminales. Justicia: La justicia en casos de desaparición forzada y violencia perpetuada por el narcotráfico es, hasta cierto punto, simple, siendo que para ambas una investigación eficaz, transparencia y visualización de los casos es un factor común, y aun siendo simple no significa que sea fácil o rápido. La justicia en la desaparición forzada requiere de una exhaustiva investigación para identificar a los responsables y llevarlos ante la justicia. Es necesario que se realicen todas las acciones pertinentes para esclarecer los hechos, incluyendo la búsqueda de las personas desaparecidas, el análisis de pruebas forenses y la recopilación de testimonios. Además, es esencial que se brinde apoyo y protección a las familias de las personas desaparecidas, garantizando su acceso a la justicia y a la verdad sobre lo ocurrido. También se deben implementar medidas para reparar el daño causado y asegurar la no repetición de estos crímenes. En resumen, la justicia en la desaparición forzada implica investigar, juzgar y sancionar a los responsables, así como brindar apoyo a las víctimas y sus familias. Es un proceso complejo que requiere el compromiso y la colaboración de las autoridades, la sociedad civil y la comunidad internacional para garantizar que se haga justicia y se respeten los derechos humanos de todas las personas. En cuanto a víctimas del narcotráfico, es fundamental que se investigue de manera exhaustiva y transparente todas las violaciones a los derechos humanos que han sido cometidas por el narcotráfico, y que se sancione a los responsables, sin importar su posición o cargo. Esto incluye a los líderes de los grupos criminales, así como a los funcionarios públicos que han colaborado con ellos. Las víctimas del narcotráfico tienen derecho a la restitución de sus derechos, lo que incluye la reparación del daño material y moral. Esto puede incluir la indemnización económica, la rehabilitación física y psicológica, y la reparación simbólica, como la construcción de monumentos o la creación de programas de memoria histórica. Las víctimas del narcotráfico deben tener acceso a la justicia, lo que incluye el derecho a un juicio justo y a la reparación integral. Para ello, es necesario fortalecer los sistemas de justicia, tanto a nivel federal como local. Movimientos feministas del siglo XX y XXI Justicia, no repetición y memoria digna. Los movimientos feministas son un fenómeno global que toma diferentes formas en el mundo, su manifestación ha generado un cambio político y social desde la posibilidad de acceder a derechos civiles como el voto hasta el poder decidir sobre el uso del cuerpo a nivel individual en temas de reproducción y sexualidad. Es necesario tomar en cuenta que el feminismo es un movimiento cambiante según los conflictos que se vayan presentando en la sociedad, redirigiendo su enfoque de la mejor manera. Las primeras olas del feminismo, y por ende la lucha por sus derechos e ideales se remontan al siglo XIX, como resultado de estas luchas las mujeres han ganado acceso a la educación, a la participación política, a los derechos civiles, sexuales, etc. Así, las mujeres jugaron un papel crucial en la lucha por la igualdad de género y otros logros significativos, es importante recalcar y admirar aspectos como su valentía al desafiar las normas sociales de su tiempo, sus esfuerzos para abrir camino a las generaciones futuras comprendiendo el contexto histórico en el que vivieron, reconociendo los desafíos y obstáculos que enfrentaron y cómo superaron las barreras para lograr sus objetivos. Al reconocer sus logros contribuimos a preservar y difundir la historia del feminismo y el papel crucial que desempeñaron en la búsqueda de la igualdad de género. Teniendo en cuenta la historia de los movimientos feministas, sus repercusiones actuales en las nuevas generaciones, como un ideal y perspectiva, que sin duda ha sido un avance positivo en la integridad de las mujeres, y su libertad, reconociendo sus logros y apoyando sus metas. ¿Realmente ese es todo el trasfondo de los movimientos feministas? Lejos de ser una historia llena de victorias, y aspectos positivos, obtenemos la otra cara de la moneda y el surgimiento del problema principal. Los movimientos feministas se llevan a cabo por varias razones, todas relacionadas con la búsqueda de la equidad de género para la eliminación de la discriminación y desigualdad en las áreas donde de las mujeres se desempeñan, como lo es el sector educativo, político, salud, laboral. PROPUESTA DE CAMBIO-Justicia, no repetición y memoria digna. ¿Qué se puede hacer como sociedad? Cuando se habla de la justicia, la no repetición y sobre todo la memoria digna, se hace referencia a todas esas mujeres que sufrieron las consecuencias de una sociedad injusta, a todas aquellas desaparecidas, secuestradas, muertas, víctimas de acoso sexual, violaciones sexuales, violencia laboral, discriminación de cualquier índole o aspecto, Justicia: En el contexto feminista, la lucha por la justicia ha abordado diversas cuestiones, desde la igualdad de salarios hasta la erradicación de la violencia de género. El feminismo ha abogado por cambios legales y sociales que reconozcan y aborden las desigualdades de género, como leyes de igualdad salarial, legislación contra el acoso sexual y medidas para abordar la discriminación de género en diversas áreas. No repetición: Se refiere a la prevención de la repetición de violaciones a los derechos humanos, en este caso, específicamente en relación con la discriminación de género y la violencia contra las mujeres. Los movimientos feministas han trabajado para cambiar las estructuras sociales y culturales que perpetúan la desigualdad de género, buscando prevenir la repetición de prácticas injustas y discriminatorias en el futuro. Memoria digna: La memoria digna implica el reconocimiento y la preservación de la historia y las experiencias de las mujeres, especialmente aquellas que han sido oprimidas o marginadas. Los movimientos feministas trabajan para rescatar la memoria de las luchas pasadas, destacando las contribuciones de las mujeres a lo largo de la historia y recordando las luchas y resistencias que han enfrentado. Inclusividad y diversidad: Los movimientos feministas del siglo XXI han buscado ser más inclusivos, reconociendo la interseccionalidad y abordando las experiencias únicas de mujeres de diversas identidades, incluidas aquellas que son racializadas, LGBTQ+ o tienen discapacidades. En resumen, los movimientos feministas del siglo XX y XXI han abogado por la justicia, la no repetición y la memoria digna, buscando transformar las estructuras sociales y culturales para lograr una igualdad de género más completa y duradera. Cabe antes recalcar que dos de los ejes antes mencionados (justicia y no repetición) forman parte de la Justicia transicional, la cual se refiere a una serie de mecanismos para acceder a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición posterior a períodos de conflicto, represión y/o niveles de violencia a gran escala y de alto impacto, que llevaron a la comisión de violaciones a derechos humanos de forma tan grave y masiva, que el Estado no puede dar respuesta con el sistema de justicia ordinario. Siendo esto así, la justicia nos permitirá ver la equidad tanto moral como judicial, que cada uno tenga lo que le corresponda y/o que cada uno reciba el/los tratos dadas sus acciones, estas dictadas por la ley. En la no repetición vendrían las medidas implementadas por el Estado que comprometen a la sociedad en su conjunto para que las violaciones a los Derechos Humanos e Infracciones al Derecho Internacional Humanitario nunca vuelvan a ocurrir, en pocas palabras, esto alude a que ninguna medida política, material o simbólica de reparación tiene valor si el Estado y la sociedad no les aseguran a las víctimas que lo que les sucedió no se repetirá nunca más. “Memoria digna". Nos habla de que, a pesar de las cosas ya haber ocurrido no podemos simplemente olvidarlas y hacer como si nada hubiera pasado, porque de ser así, están condenadas a ser repetidas, y justamente lo que se está buscando en esta propuesta de reparación es que se tenga presente todo lo que se tuvo que vivir para estar en donde justo ahora nos encontramos, y ser conscientes de que es importante no olvidarlo y recordarlo de la manera en que se debe, digna. Los testimonios de las personas que prestan su memoria reflejan su capacidad de supervivencia y de resistencia, de superación de momentos traumáticos y de desarrollo de una identidad que les permite conservarse y hacer coherente su ideología con el contexto en que Para fortalecer las leyes contra la violencia de género, se podría considerar la revisión y actualización de las normativas existentes, asegurando penas proporcionales a la gravedad de los delitos. Además, es necesario garantizar una implementación efectiva de estas leyes, proporcionando recursos adecuados a las instituciones encargadas de hacer cumplir la justicia en casos de violencia de género. La capacitación de profesionales judiciales en perspectiva de género implica programas específicos para sensibilizar a jueces, fiscales y abogados sobre los problemas específicos que enfrentan las mujeres. Esto incluiría la identificación de sesgos de género y la promoción de un trato justo y equitativo en los casos relacionados con mujeres. La formación continua sería esencial para mantener actualizados a los profesionales sobre temas emergentes y en evolución en el ámbito de la igualdad de género. El fomentar programas educativos integrales desde temprana edad, busca modificar patrones culturales y sociales arraigados que perpetúan la desigualdad de género. Estos programas podrían incluir planes y actividades escolares que destaquen la importancia de la igualdad, respeto y consentimiento, abordando estereotipos de género y promoviendo modelos positivos. Además, es esencial incorporar enfoques interdisciplinarios que involucren a educadores, psicólogos y expertos en género para diseñar estrategias efectivas. Estos programas no solo deben centrarse en la educación formal, sino también en actividades extracurriculares y campañas de sensibilización en la comunidad para llegar a un público más amplio. En cuanto a las campañas de concientización y prevención de la violencia de género, se debería trabajar en colaboración con organizaciones civiles, medios de comunicación y líderes comunitarios. Estas campañas podrían abordar la importancia de denunciar la violencia, ofrecer recursos de apoyo y desafiar las normas culturales que toleran o normalizan comportamientos violentos. En conclusión, el eje de no repetición implicaría una transformación profunda en la educación y la conciencia social, creando una base sólida para erradicar las raíces de la desigualdad de género y prevenir la repetición de conductas discriminatorias.