Prensa Exposición "Benjamín Palencia.1894-1980."

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Alighiero Boetti. Estrategia de juego. Museo Reina Sofía.
-Del 4 de octubre de 2011 al 12 de febrero de 2012“Vivía el momento, no le interesaba el éxito. El suyo era otro modelo de artista, más
independiente, más celoso con lo privado” Lynne Cooke, comisaria de la exposición y
subdirectora del Museo Reina Sofía.
Esta exposición es la mayor retrospectiva que sobre Alighiero Boetti (Turín 1940Roma 1994) que se ha organizado hasta el momento y la primera que se
realiza en España. Muestra alrededor de 150 obras que abarcan toda su
trayectoria artística, desde 1966 hasta su temprana muerte, acaecida en 1994,
con tan solo cincuenta y cuatro años de edad.
Alighiero Boetti, es un nombre radicalmente propio del arte contemporáneo,
aunque su prematura muerte truncara una carrera marcada por la
originalidad, el registro constante del paso del tiempo, el juego y el azar. A
Alighiero Boetti se le suele etiquetar como artista conceptual miembro del
movimiento povera, una corriente que trabajaba con materiales no muy
nobles ni vistosos, como hojas, madera, plomo y vegetales, y que quería hacer
frente a la comercialización del arte. Sin embargo, se desvinculó de esta
corriente en la década de 1970 y criticó sus excesos. Aun siendo muy reacio a
las clasificaciones, se convirtió en un referente original para toda una
generación de artistas contemporáneos, italianos e internacionales.
En su obra hay referencias a frentes distintos, pero es más fácil explicarla por sí
misma que dentro de un contexto. Y no porque lleve el germen de autismo
alguno, sino porque su personalidad no encaja con casi nada. A partir de 1968
cambió su nombre artístico a Alighiero e Boetti, como si fueran dos personas:
gemelos, según él. Y así se hizo fotografiar. "Alighiero es la parte extrema, más
infantil, que domina las cosas familiares. Alighiero es como me llama la gente.
Boetti es más abstracto", explicaba. "Si la gente ve una de mis obras dice: es un
boetti; no, es un alighiero". Era él y su doble. Empezó por tanto a firmar su
trabajo con dos 'yoes': Alighiero y Boetti, lo que lo distinguía a la vez que lo
acercaba a otros creadores como Duchamp y su heterónimo, Rose Selavy.
Alighiero e Boetti; Alighiero Boetti.
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Boetti se interesó por probar materiales siempre nuevos y también por viajar a
lugares remotos que podían abrirle nuevas posibilidades. Viajó a Afganistán en
1971 instalándose en Kabul. Eso cambió su vida. Para él la cultura afgana de
entonces era un ejemplo de resistencia mantenida a lo largo del tiempo por
medio del esfuerzo. En Kabul montó el mítico One Hotel de once habitaciones,
en una zona comercial del barrio de Sharanaw. No fue para él un negocio,
sino un aspecto más de su práctica artística. La idílica relación de Boetti con
Afganistán terminó abruptamente en 1979, con la invasión soviética del país,
aunque él siguió manteniendo relación con afganos en el exilio.
En sus últimos años continuó su búsqueda por el mundo y aumentó el ritmo al
que producía sus obras. Deambuló por Zanzíbar, Marruecos, Kenia, Japón o
Guatemala. Le interesaban sobre todo las técnicas tradicionales de cada
lugar.
La exposición despliega fotografías, esculturas, pinturas a bolígrafo, mapas,
manualidades, epistolarios, luminosos, una edición de relojes encargada por el
artista, textiles... Pero dentro de esta variedad hay diversos temas que recorren
la poética sarcástica del artista turinés: el tiempo, el bien y el mal, la vida y la
muerte. Aunque según matiza Lynne Cooke, una de las comisarias, "la suya es
una investigación existencialista al más alto nivel, pero no es una investigación
cerrada". Se trata, sin duda, de un creador que resulta tan difícil de etiquetar
como atractivo para seguir. Su itinerario es una senda abierta donde el
pensamiento, en ocasiones, tiene la profundidad de un juego malabar. No en
vano él fue un gran aficionado a los juegos de dados. Le fascinaba el azar y el
destino.
Las obras reunidas en la exposición proceden de importantes colecciones
internacionales; el MoMA ha prestado cinco obras, hay cesiones de
instituciones italianas de primera fila, como la Galleria Nazionale d’Arte
Moderna e Contemporanea de Roma, y préstamos del Dallas Museum of Art o
el Museum für Moderne Kunst de Frankfurt. Hay varias piezas que se exhiben al
público por primera vez, como por ejemplo Senza titolo (Sin título, 1969), un
gran panel conformado a partir de etiquetas infantiles, y algunos tapices,
cruciales para tener una visión completa del trabajo de Boetti.
Mappa, 1989; El famoso manifiesto, 1967
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