TEMA 2. EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA La organización política de la sociedad ha existido desde los tiempos más remotos de la evolución humana, pero ha ido recibiendo diversos nombres; hasta que en el siglo XVI Nicolás Maquiavelo acuña el término Estado. 2.1 Edad antigua (3,500 a.C.-456 d.C. S.V) Los cambios sociales y económicos transformaron la organización primitiva dando lugar a la organización política de la Grecia clásica; los griegos formaron comunidades autónomas a las que llamaron polis (ciudad-estado). La polis era una ciudad pequeña territorialmente, pero rica en la actividad comercial, cultural y política; gobernantes y gobernados se reunían en el ágora, la plaza pública, para participar en la discusión de los asuntos de la comunidad. En Roma se reconoce al individuo como persona, por eso la civitas era una comunidad jurídicamente organizada, que no se circunscribía a una ciudad, de ahí que en la Roma clásica la ciudadanía no implicaba ninguna referencia a un dato territorial. Después de una época arcaica en la que se da un régimen monárquico, se pasa a la República y en la última etapa de la evolución política romana apareció la gran organización territorial del Imperio, en el que el poder adquiere forma en una persona. 2.2 Edad Media (S.V- S.XV) Al inicio de la Edad Media sobrevivió el ideal del Imperio Romano, como símbolo de unidad, de orden y de paz; y al convertirse el cristianismo en la religión oficial, la Iglesia Católica resultó ser la institución de mayor importancia, en primer lugar, por su capacidad de unión en tanto representaba una fe común; y en segundo, porque era un poder efectivo, no solo económico (posesión de tierras en distintas partes de Europa) sino también político, tanto que los reyes eran coronados por el Papa para dejar sentir que la autoridad del rey provenía de Dios a través de ellos. La denominación que se le dio a esta forma de organización política fue: reino o imperio. Sin embargo, al sobrevenir nuevas invasiones y no poder detenerlas, nació una nueva forma de organización política, económica y social conocida como feudalismo, por el cual los ricos propietarios de tierras se vieron obligados a defenderse por cuenta propia, para ello otorgan protección a los vasallos y a cambio éstos hacían un juramento de fidelidad, mediante el cual prometían obedecerle, pagarle tributos, prestar asistencia militar y labrarle sus tierras. Los señores feudales tenían derecho a acuñar moneda, hacer la guerra y administrar justicia en la región sobre la cual ejercían jurisdicción, formando así pequeños reinos al interior del grande. De esta manera los señores feudales se convierten en una autoridad intermedia entre el rey y los súbditos. En este sentido, el principal rasgo de la organización política de la Edad Media de los siglos XI al XV fue el pluralismo político, es decir la coexistencia del poder político de los reyes, los señores feudales y el Papa. Sin embargo, a mediados del siglo XV surge en Italia el Renacimiento, periodo de transición de la Edad Media a la Edad Moderna, cuyas transformaciones en la vida cultural, económica y social de Europa Occidental, cambiaron el panorama político. 2.3 Edad Moderna (S.XVI - S.XVIII) Renacimiento El Renacimiento que fue ante todo un movimiento cultural, generó el desarrollo de las ciencias y las artes; impulsó el descubrimiento de nuevas fuentes de riqueza en el viejo y en el nuevo mundo; planteó una nueva forma de ver al mundo y al ser humano, cuestionó el origen divino de los monarcas, sustituyendo el teocentrismo por el antropocentrismo, situación que aunada a la invención de la imprenta y la Reforma Protestante, provocó el debilitamiento de la Iglesia 1 Católica y el poder del Papa. En el ámbito económico, el desarrollo del comercio permitió el surgimiento de la burguesía y convirtió a las ciudades en un foco de atracción; el trabajo rural dejó de ser gratuito y los señores feudales debían pagar para que los campesinos realizaran las tareas agrarias. En otros casos, los señores feudales arrendaron sus tierras a los campesinos, pero estos no pudieron competir con la producción de los terratenientes adinerados que utilizaban técnicas de cultivo más modernas, por lo que se mudaron a las ciudades. Al no contar ya con ejércitos capaces de mantener el orden y la paz, el poder de los señores feudales fue disminuyendo, lo que generó enfrentamientos sangrientos que culminaron con la concentración del poder político en manos del rey; así se independiza el poder económico del poder político, pues los poseedores de la tierra ya no ejercían poder sobre esos territorios. Surgimiento y desarrollo del Estado moderno En ese contexto, la lucha entre el rey y la Iglesia Católica se resolvió a favor del rey y originó una forma de organización política en la que los monarcas concentraron los instrumentos de mando, militares, burocráticos y económicos; a esta nueva forma de organización política Nicolás Maquiavelo la denominó Estado, término que empleó en el capítulo primero de su obra El Príncipe (1513). A partir de entonces se habla del Estado moderno. El surgimiento y desarrollo del Estado moderno está vinculado a las monarquías absolutas de Francia, España e Inglaterra; por ello se dice que el Estado moderno nace como un Estado absoluto cuyos rasgos esenciales fueron los siguientes: 1. La concentración y centralización del poder político en manos del rey: ya no hay varios poderes, sino un solo poder, el del rey, que decide y ordena sobre todos los demás: el rey es quien dicta la ley, impone el orden, castiga o amenaza para lograr obediencia; se convierte en árbitro y policía; hace normal el uso de la tortura y la pena capital, en nombre del bien de todos; con estas acciones garantiza la paz interior, la seguridad de los caminos, el confiable abastecimiento de mercados y ciudades, la defensa contra enemigos externos y la efectiva conducción de las guerras que se sucedían indefinidamente. En este sentido, el Estado absoluto implicó el paso del pluralismo al monismo político expresado en la concentración de los instrumentos del poder en la persona del monarca, por ello, la más clara descripción del Estado absolutista se encuentra en la célebre frase del rey Luis XIV cuando dijo: “El Estado soy yo”. 2. La unificación de territorios que acaba con la fragmentación territorial e implica la posibilidad manifiesta de imponer las decisiones del rey dentro de un solo territorio. 3. La creación de un sistema jurídico válido para todo el territorio, dictado por el rey, quien también es el único que administra justicia. 4. La formación de un ejército permanente y único, organizado de manera racional y planificada, para asegurar el orden interno y la defensa y expansión del territorio. 5. Se estableció la diplomacia como instrumento de negociación y como una pieza necesaria en el desarrollo de las empresas bélicas, que perseguía el acrecentamiento y definición precisa del territorio. Con el Estado moderno nace el derecho internacional, para resolver los problemas entre los Estados. 6. Se organizó una burocracia administrativa integrada por funcionarios competentes para atender cuestiones de los distintos sectores de la vida económica, política y social. El número de funcionarios fue creciendo a medida que el poder real centralizaba la resolución de todos los asuntos. 7. Se reguló la economía mercantil y manufacturera, estableciendo normas para el control de la entrada y la salida de los bienes; los impuestos y la acuñación de moneda, se convirtieron en facultad exclusiva del rey. El Estado moderno reclama un sistema impositivo bien reglamentado para que, de esa manera, se pudiese disponer de ingresos suficientes para el sostenimiento del ejército y de la burocracia. 2 8. La secularización de la sociedad al anular toda reminiscencia religiosa como fundamento de la política y la administración, el Estado moderno se constituye sobre bases racionales y laicas. Consolidación del Estado moderno La consolidación del Estado moderno mejor conocido como Estado Absoluto o Absolutista se logró a mediados del siglo XVII cuando se pone fin a la “Guerra de los Treinta Años” mediante la firma del Tratado de Paz de Westfalia (1648), con el que se establece un nuevo orden territorial en Europa: se reconocen las fronteras y la extensión de cada Estado, quedando conformados por un territorio bien delimitado, un gobierno que reconoce sus límites espaciales y de poder y una población culturalmente homogénea, a la cual unifica y ordena. Así, el Estado moderno o absoluto, se constituye en un Estado-nación, es decir en una organización política que comprende un territorio preciso y delimitado, en el que se asienta una población que comparte una misma cultura (pasado y tradiciones comunes) bajo un gobierno propio. 3