* ALIANZA: El "pacto" o Alianza esponsal de Dios con la humanidad La elección del Pueblo por parte de Dios se concreta en un pacto ("Berit") o Alianza esponsal. Con este pacto se indican los vínculos estrechos de relación amorosa entre Dios y la humanidad. El origen de esta elección, como Alianza inicial, se puede remontar hasta Adán y Noé (Gen 3,15; 9,8-17), y se concreta en las promesas hechas por Dios a los primeros padres (Gen cap. 112), que son un patrimonio de toda la familia humana, por referirse al "Salvador" que vencerá el mal en beneficio de todos los descendientes de Adán y Eva (Gen 3,15). La misma creación es ya el inicio de un amor de benevolencia de parte de Dios. Para el pueblo de Israel como tal, que vivió su identidad por medio de la Alianza, la elección comienza con Abraham (Gen 12,1-3; 15,18; 17,1-14), y pasa a su descendencia (por Isaac y Jacob), como una actualización peculiar de la primera Alianza. Las promesas hechas a Abraham y a su descendencia son también una bendición para "todas las familias de la tierra" (Gen 12,23). Esta misma Alianza se renueva en tiempos de Moisés (Ex 19-24) y se concreta en la Ley (Deut 4,32-39; 6-7 etc). El momento definitivo de esta Alianza es el "paso" (Pascua) de Egipto hacia el desierto del Negeb y el Sinaí (Horeb), bajo la guía de Moisés, para renovar la Alianza divina y poder entrar en Palestina (Canaán), la tierra prometida por Dios (Ex 19-23). Hacia la Pascua y la Nueva Alianza La Antigua Alianza se reafirmaba anualmente en la fiesta de la Pascua. Los profetas subrayan más el aspecto amoroso o el "amor" esponsal y misericordioso ("hesed") (Is 63,7; Os 2,21; Jer 16,5). Jeremías habla de una futura nueva Alianza (Jer 11,1-14; 31,31-34), abriendo los horizontes a toda la humanidad. Entonces la ley estará escrita en el corazón (Jer 31,33). La Alianza es para siempre: "Yo os haré mi pueblo y seré vuestro Dios" (Ex 6,7; Jer 31,33). Por esto Dios exige un amor sincero y fiel de parte de su pueblo. El pacto se ratifica con "sangre" (Ex 24,4-8). La sangre simbolizaba la vida: Dios y el pueblo se unían para siempre en una sola vida. Dios, que escoge a su pueblo en "propiedad personal", quiere una adhesión libre por medio de una respuesta pública de fidelidad: "Haremos todo cuanto ha dicho el Señor" (Ex 19,3-8; 24,3). Jesús y la Nueva Alianza Jesús es "el Mediador de la Nueva Alianza" (Heb 9,5). Las promesas se hacen realidad gracias a la encarnación y redención de Cristo. La Alianza antigua sigue siendo irrevocable (Gal 3,15-18), pero se renueva y se hace definitiva en Cristo (Gal 4-5). María, la Madre de Jesús, en las bodas de Caná, que simbolizan la Nueva Alianza, invitará a dar la misma respuesta: "Haced lo que él os diga" (Jn 2,5). La Nueva Alianza ratifica y amplía la perspectiva universal hacia "todos los pueblos" (Is 52,10; cfr. Is 45,22). La Alianza, que es siempre expresión de amor esponsal por parte de Dios, ahora es ya explícitamente la Alianza de Dios Amor, Padre de todos, por medio del sacrificio de su Hijo Jesucristo. En realidad, la misma creación tuvo inicio en un acto de amor de Dios y en relación con Cristo Salvador, "por quien todo ha sido creado" (Jn 1,3) y "todo fue creado por él y para él" (Col 1,16). Jesús, el Mesías prometido, hará el paso a la "Nueva Alianza" anunciada por Jeremías (Jer 31,31), dando "cumplimiento" a la ley antigua con el sermón de la montaña (cfr. Mt 5.1-48) y y haciendo de su vida inmolada ("sangre derramada") el sacrificio eucarístico de la Pascua definitiva (Lc 22,20), ofrecido "por todos" (Mt 26,28; Mc 14,24; Lc 22,20; 1Cor 11,25), para hacer de todos un pueblo nuevo. Documentos: CEC 55-64, 288, 577-580, 610-611, 762. Estudios: A. BONORA, Alianza, en: Nuevo Diccionario de Teología Bíblica (Madrid, Paulinas, 1990) 44-60; J. ESQUERDA BIFET, Hemos visto su estrella (Madrid, BAC, 1996) cap.6; J. HASPRECKER, Alianza, en: Conceptos Fundamentales de Teología (Madrid, Cristiandad, 1979) I, 48-55; J. VERMEYLEN, El Dios de la promesa y el Dios de la alianza (Santander, Sal Terrae, 1990); G. VON RAD, Teología del Antiguo Testamento, Teología de las tradiciones históricas de Israel (Salamanca, Sígueme, 1972).