Seminario Mayor San José de Zipaquirá Materia: Introduccion a la Liturgia Profesor : Yesid Mauricio Mendoza , Pbro Estudiante : Juan David Lopez Correa Curso: Propedéutico Titulo : LA VOZ DE DIOS TODO HABLA DE DIOS. El hombre está en constante lectura e interpretación del mundo. "Vivir es leer e interpretar" (Leonardo Boff, pág. 10). Su naturaleza es interpretar que las cosas ocultan EL HABLAR DE DIOS. Sin embargo, el hombre moderno se ha negado esta facultad, cegándose en un proceso de "momificación ritual", donde los ritos pierden su significado y necesita que todo su entorno le hable y le dé el sentido de las cosas de manera explícita (cosa que podríamos denominar GRITAR). El hombre permanece en un constante juego con el mundo que puede explicarse en tres niveles: extrañamiento, domesticación y habitación. En primer lugar, el extrañamiento son las sensaciones que producen los objetos y el sentido que trata de darles. En segundo lugar, la domesticación, en este punto el hombre logra interpretar lo que causaba extrañamiento en él, por último se habitúa a los objetos y al sentido que encontró en ellos. Justo aquí dejan de ser netamente objetos para convertirse en "señales y símbolos" (Leonardo Boff, pág. 11) y empiezan por sí solos a transmitir infinidad de mensajes para transfigurarse en sacramentos. El lenguaje del sacramento es narrativo, evocativo y formativo, implicando a la persona y dando todo un sentido de emoción /sorpresa al sentido que oculta y al lenguaje que habla. En el sacramento se celebra una acción que habla por la gracia de Dios; el sacramento "establece un encuentro que modifica al hombre y a su mundo" (Leonardo Boff, pág. 16). Por eso su lenguaje es narrativo pero a su vez apenas descriptivo, porque evoca e implica al hombre a vivir y sorprenderse del misterio cristiano (haciendo referencia al sacramento de la Eucaristía). Es por ello de vital importancia celebrar y despertar el sentido de un compromiso profundo y el deslumbramiento por los sacramentos de nuestra cotidianidad. El SACRAMENTO es un signo sensible que en sí oculta LA VOZ DE DIOS, en un simple acto de deslumbramiento "modifica al hombre y a su mundo" (L.B. pág. 16) y lo ilumina con un sonido al alma casi melifluo que impregna de una emoción serendipia. Lo ejemplifica Leonardo Boff con el "El sacramento del vaso". Sin una razón extraordinaria dejó de ser un objeto y se convirtió en sujeto, que como tal contiene una historia propia de ser contada y recordada. Este vaso ha adquirido todo un sentido para las personas que de él han bebido, y al dejar de ser objeto creó con el humano un tocamiento a lo profundo de su ser, que invoca recuerdos, compromisos, emociones, etc. El hombre tiene por naturaleza la sensibilidad de acogerse al lenguaje de los sacramentos, que sin dejar esta realidad humano/física se comprende ahora el misterio que oculta en sí mismo. El valor que adquieren los objetos es precisamente lo que los convierte en un sacramento; el relacionar una realidad ajena a la propia del objeto en cuestión los convierte en señal o símbolo y le agrega esta función sacramental. La expresión de esta facultad agregada es REVELAR y desde la experiencia humana se vive desde la contemplación de las cosas. En esta convivencia, el lenguaje que comprende es netamente humano y relaciona su vida, cautiva y apropia de un sentido dado. Entre más estrecha sea esta convivencia, más provoca e interpreta esta SACRAMENTALIDAD. "Todo es sacramento o puede volverse sacramento. Depende del hombre y de su modo de ver. Si ve humanamente, relacionándose, dejando que el mundo penetre dentro de él y se convierta en su mundo, en la misma medida el mundo revela su sacramentalidad." (Leonardo Boff, pág. 32). Entonces la esencia y la vocación del hombre es crear una estrecha relación de mundo consigo y volver de este su morada y humanizarlo. El sentido sacramental también puede darse por el origen, como argumento podemos tomar el ejemplo de Boff: El pan, que al involucrarse en la elaboración del mismo adquiere un sentido y provoca, evoca un recuerdo, volviéndose propio del hombre este sacramento. ¿Cómo puede este pan evocar más que simplemente hambre? El "pan recuerda algo que no es pan." (Leonardo Boff, pág. 36) sigue en esencia siendo un alimento con sus características físicas pero "Es diferente porque recuerda y hace presente por sí mismo (in-manencia) y a través de sí mismo (trans-parencia) algo que va más allá de sí mismo (trans-cendencia)." (Leonardo Boff, pág. 36), el sentido de trascendencia transfigura en sí su materialidad.