OPOSICIONES DOCENTES 2015: “Crónica de un desastre anunciado” Ya desde los primeros contactos con la Consejería para tratar sobre la oferta de empleo público docente, en los que se apreciaba una notable falta de voluntad negociadora con las organizaciones sindicales, CCOO vislumbró el desastre organizativo que se podía avecinar en su desarrollo y que, desgraciadamente, llegó y en un grado mucho mayor del que podíamos imaginar. Varios son los factores que han ido contribuyendo a la confección de esta bomba de relojería que al final ha terminado por estallar: En primer lugar la Administración tendría que haber sido consciente, que no lo fue, del efecto llamada que la convocatoria de las oposiciones iba a tener sobre Asturias debido a que varias de las CCAA de nuestro entorno no convocaban plazas para el cuerpo de maestros. Las más de 6000 personas matriculadas confirman este punto. A pesar del elevadísimo número de opositores/as el número de tribunales nombrados fue muy escaso, llegando algunos de ellos a tener asignadas sobre 200 personas, viéndose la Administración necesitada de profesorado extra para las labores de vigilancia y control. La consecuencia más inmediata de lo anterior fue la enorme presión a la que se vieron sometidos los tribunales al tener que evaluar con unas mínimas garantías a un volumen muy importante de opositores en un tiempo limitado y para un número muy escaso de plazas. Todo ello agravado por la incomprensible negativa de la Administración a constituir comisiones de coordinación que facilitaran criterios de actuación homogéneos en los diferentes tribunales de cada especialidad previos al inicio de las oposiciones. Muy al contrario y con sorpresa de propios y extraños, se publican dichos criterios con posterioridad a la realización de las pruebas. Las alarmas saltaron entre los opositores tras la publicación de las notas de la primera prueba en la especialidad de Audición y Lenguaje en la que aparecían aprobados únicamente el mismo número de opositores que plazas ofertadas. Ante la consiguiente preocupación y avalancha de reclamaciones de los interesados la Administración decide reconsiderar el asunto y paraliza la publicación de las calificaciones del resto de las especialidades. Sin embargo, lejos de asumir responsabilidades la Administración carga injustamente contra los tribunales remitiéndoles un comunicado en el que les recuerda “que la fase de oposición puede ser superada por todos aquellos aspirantes que técnicamente se consideren idóneos, sin que tal decisión esté limitada por el número de plazas convocadas” y “que el límite de las plazas convocadas viene referido a los aspirantes que han superado las fases de oposición y concurso, toda vez que el número de seleccionados no puede superar el número de plazas convocadas”. Desde CCOO pensamos que es absolutamente intolerable que se dude de la profesionalidad de los tribunales presuponiéndoles desconocimiento de la normativa aplicable. Y en medio de la batalla, pendiendo sobre ellos la espada de Damocles, los opositores y opositoras que vieron como se falseaba el proceso transformándose en una simple oposición en detrimento de la fase de concurso. De esta manera, la valía que para el ejercicio docente aporta la experiencia acumulada durante años de servicio queda en un segundo plano, en la misma línea que el acuerdo de interinos (firmado por la Administración junto con dos organizaciones sindicales) que tendrán que sufrir aquellos/as que no pudieron obtener plaza. El principio de merito y capacidad tirado por los suelos. Otra consecuencia del desajuste en el desarrollo del procedimiento selectivo es el lógico malestar de los/las aspirantes con discapacidad al ver cómo, debido al sistema de calificaciones empleado, la mayoría de sus plazas quedaron desiertas. Ellos y ellas padecieron, todavía más si cabe, la práctica desaparición de la fase de concurso viéndose abocados a enfrentarse a un sistema de acceso a interinidades que no respeta la legislación vigente y en el que se debería garantizar un porcentaje de plazas igual, como mínimo, al reservado en el concurso-oposición para dicho colectivo. Todo lo aquí expuesto junto con otros asuntos no menores tales como la negativa de la Administración a realizar un sorteo único y centralizado de los temas, no habilitar en el portal de educastur un espacio para la comunicación oficial de calificaciones y llamamientos, obligar a realizar todas las programaciones docentes por LOMCE y restringirlas a unas escasas 30 páginas, etc., hace que podamos referirnos al proceso selectivo como desastre absoluto. Un desastre anunciado el viernes 13 de marzo, fecha de la última reunión con la Administración en la que se negó, por activa y por pasiva, a acceder a todas las aportaciones que, con el ánimo de facilitar el proceso a tribunales y opositores/as, realizó CCOO. Difícil se lo han puesto al nuevo consejero que tiene como máxima prioridad, según sus palabras, reducir el grado de crispación del profesorado con la Administración. Así pues, le deseamos suerte. La va a necesitar. De todas formas felicitaciones a aquellos/as que han obtenido plaza. En Oviedo, a 17 de agosto de 2015