ORIGEN DOCTRINARIO DE LOS ESTADOS UNIDOS "Doctrina Monroe". Autor: Julia Máxima Uriarte. Para: Características.co. Última edición: 27 de septiembre de 2017. Disponible en: https://www.caracteristicas.co/doctrina-monroe/. Consultado: 12 de mayo de 2019. Fuente: h ttps://www.caracteristicas.co/doctrina-monroe/#ixzz5nlhYbRcs La doctrina Monroe En 1822 Estados Unidos fue el primer estado que reconoció las nuevas naciones que en Hispanoamérica acababan de separarse de España. Aquel mismo año inquietaron a los Estados Unidos dos iniciativas procedentes de Europa y dirigidas hacia el Nuevo Mundo: El zar Alejandro I proclamó los derechos de Rusia sobre la costa del Pacífico y las aguas vecinas desde Alaska, que pertenecían entonces a Rusia hasta el paralelo 51, es decir hasta la parte norte de la isla de Vancouver. Siguiendo las instrucciones de Monroe, John Quincy Adams informó al ministro de Rusia que los Estados Unidos "debían discutir el derecho de Rusia a cualquier establecimiento territorial en este continente y debían afirmar claramente que el continente americano no se hallaba ya supeditado a cualquier nuevo establecimiento colonial europeo". El Secretario de Estado escribió al Ministro de los Estados Unidos en Rusia: "tal vez no haya momento más favorable para decir franca y explícitamente al gobierno ruso que la paz futura y el interés de la propia Rusia no pueden verse facilitados por el establecimiento de Rusia en una parte cualquiera del continente americano". En otoño de 1822, en el Congreso de Verona, Francia y las potencias de la Santa Alianza (Rusia, Austria y Prusia) decidieron intervenir en España, donde una revolución había obligado a Fernando VII a aceptar una Constitución liberal. En 1823 Luis XVIII envió un ejército al otro lado de los Pirineos para ayudarle a restaurar su poder absoluto. Los Estados Unidos temieron que las potencias de la Santa Alianza, se ocupasen luego de sus antiguas colonias hispanoamericanas. Londres propuso a Washington una declaración común americano-británica que alertara a las potencias europeas contra cualquier tentativa de reconquistar Hispanoamérica. Los Estados Unidos plantearon como condición: que Inglaterra reconociera, en primer lugar, la independencia de las antiguas colonias hispanoamericanas. Inglaterra procuró esquivar la cuestión. Monroe, según observó su Secretario de Estado, se "alarmó" cuando las fuerzas francesas se apoderaron de Cádiz, última plaza fuerte de los revolucionarios. John Quincy Adams vio con agrado que Monroe decidiese manifestarse sin coordinar para nada con Inglaterra, para no estar como un furgón de cola de dicho país. Adams preconizaba una comunicación transmitida por las vías diplomáticas normales a Francia y a Rusia, pero Monroe prefirió una declaración solemnemente integrada a su "mensaje sobre el estado de la Unión". La primera parte de esta declaración aludía a las pretensiones de Rusia sobre la costa del Pacífico, La segunda parte concierne más específicamente a las intenciones que las potencias europeas pudiesen tener sobre América Latina. Monroe pedía con firmeza a las potencias europeas que no interviniesen en América. Asimismo, confirmando la política de neutralidad inaugurada por George Washington, adquiere el compromiso de no intervenir en los asuntos europeos. Por lo tanto la llamada doctrina Monroe comprende dos elementos indispensables: "nada de intervención europea en América y nada de intervención americana en Europa" (Julien, Claude) En búsqueda de las verdaderas causas del mensaje El problema acerca del porqué o porqués del mensaje de Monroe pronunciado el 2 de diciembre de 1823 ante el Congreso, ha dado motivo a un debate entre historiadores diversos. La causa comúnmente aceptada es que los Estados Unidos vio con preocupación la actitud de la Santa Alianza, la cual en el Congreso de Verona (noviembre de 1822) convino en adoptar medidas para restablecer la autoridad del rey Fernando VII de España, quien, en 1820, había sido obligado a aceptar una monarquía constitucional. Luis XVIII brindó auxilio militar a Fernando VII y con ello se pudo restablecer el absolutismo en España. ¿Acaso no podía Francia, como agente de la Santa Alianza y con el beneplácito de Fernando VII, hacer lo propio en Hispanoamérica? Ya hemos señalado que en 1822 los Estados Unidos fueron la primera potencia en reconocer a los nacientes estados hispanoamericanos. Pero en Europa, Inglaterra también manifestaba cierta inquietud y aunque había visto con simpatía, por todo lo favorable para sus intereses económicos, la independencia de los estados hispanoamericanos, sin embargo aún no se había decidido por reconocer formalmente esta independencia. George Canning, Secretario inglés de Relaciones Exteriores propuso una acción conjunta anglo estadounidense contra una posible intervención de la Santa Alianza en América. Hasta aquí lo que comúnmente se sostiene. Pero, según historiadores como Paul Kossok, Inglaterra en realidad creó la leyenda de la posible intervención de la Santa Alianza en Hispanoamérica. Jefferson y Madison, asesores no oficiales del presidente Monroe, se manifestaron en favor de establecer una cooperación íntima con los británicos. Pero el Secretario de Estado, John Quincy Adams consideró que los Estados Unidos debían mantener su independencia y su fuerza actuando por sí solos. Monroe se decidió por esto último y bajo esta óptica presentó su mensaje al Congreso el 2 de diciembre de 1823. Esta actitud de actuar solos la defendía Adams argumentando que era más sincero y más digno "reconocer nuestros motivos, en forma explícita, ante Rusia y Francia, que aparecer como una barquilla que sigue la estela del barco de guerra británico". El informe o mensaje al Congreso dado por Monroe, en su mayor parte -en cuanto se refiere a asuntos exteriores- fue obra de J.Q. Adams, quien, con anterioridad, en una nota enviada a Rusia el 17.07.1823, había enunciado la doctrina de oponerse a futuras colonizaciones europeas en el continente americano. El problema realmente es más complejo de lo que comúnmente aparece en los análisis simplistas. Hay que tener en cuenta que Estados Unidos reaccionó frente a las pretensiones de Rusia al territorio sur de Alaska, que se extendía hasta el paralelo 51, pretensiones que se oponían a las norteamericanas e inglesas en los territorios del noroeste costero del Pacífico. Tanto es así, que en el Mensaje se dice en forma explícita que los Estados Unidos, a propuesta de Rusia, ha dado plenos poderes a su Ministro en San Petersburgo "para arreglar en términos amistosos los derechos e intereses respectivos de las dos naciones en la costa noroccidental de este continente". Historiadores como T.H. Tatum, por ejemplo, consideran que la Doctrina Monroe realmente estuvo dirigida contra Inglaterra y no tanto contra Francia o Rusia. Que la presunta amenaza de la Santa Alianza a América, en 1823, fue una invención británica, pero que ni Adams ni Monroe cayeron en el engaño. Que si bien en el Mensaje se habla que los Estados Unidos no admite la intromisión de ninguna potencia extranjera en el hemisferio occidental, sin embargo esta alusión estaba dirigida principalmente contra Inglaterra y sobre todo contra los designios que Inglaterra tenía en cuanto a Cuba. Lo cierto es que, en 1823, en los Estados Unidos imperaba un sentimiento fuertemente antibritánico, porque se sospechaba que Inglaterra intentaba colaborar con la Santa Alianza, aparte de que Inglaterra mostraba cierta indiferencia e incluso antagonismo hacia los Estados Unidos. Objetivos de la doctrina Monroe De la estructuración del mensaje de Monroe, el cual consta de dos partes, se desprenden los verdaderos objetivos de la doctrina: a) Impedir cualquier intento de colonización o recuperación de ex-colonias. En el mensaje leemos: "… los continentes americanos, por la condición libre e independiente que han asumido y mantienen, no serán considerados en adelante como sujetos a futura colonización". b) Dejar claramente establecida la llamada "doctrina de las dos esferas" y la advertencia a Europa de que se mantenga dentro de su esfera. En el Mensaje, leemos: "En las guerras que han sostenido las potencias europeas en asuntos que sólo a ellas corresponden, nunca hemos intervenido, ni se compadece con nuestras normas el obrar de otro modo… No nos hemos inmiscuido, ni lo haremos, en las colonias o dependencias que ya poseen algunas naciones europeas. Pero tratándose de los gobiernos que han declarado y mantenido su independencia y la cual hemos reconocido…no podríamos contemplar la intervención de ninguna potencia europea que tendiera a oprimirlos, o a controlar de cualquier otro modo, sino como demostración de sentimientos pozos amistosos hacia los Estados Unidos… Es imposible que las potencias aliadas extiendan su sistema político a cualquier parte del continente americano sin poner en peligro nuestra paz y felicidad... Por consiguiente no nos es posible contemplar con indiferencia cualquier forma de intromisión…" Consecuencias de la doctrina Monroe La consecuencia más importante fue la creación de la teoría de las dos esferas y de allí que se hable de la doctrina Monroe como de la doctrina de América para los americanos o, un tanto sarcásticamente, de América para los norteamericanos. Señaló el nacimiento de una diplomacia propiamente usamericana, resultado de la toma de conciencia inmediatamente posterior a los acontecimientos revolucionarios. Logró detener una doble amenaza: la de los rusos que trataban de extenderse por la costa del Pacífico y excluir todos los navíos extranjeros al norte del paralelo 51, y la de las potencias de la Santa Alianza, deseosas o susceptibles de inclinarse a socorrer a España en sus posesiones americanas. Fue recibida con entusiasmo en los Estados Unidos, pero en Europa pasó inadvertida o provocó cierta exasperación, porque, como han demostrado diversos historiadores, las potencias europeas en realidad no tenían intención alguna de intervenir en la América española. Fue letra muerta, por lo menos durante 20 años. La doctrina, con relación a Latinoamérica, se tradujo en una política de no-alianza sistemática (negativa a intervenir en el Congreso de Panamá de 1826). Las aplicaciones de la doctrina en la primera mitad del siglo XIX fueron raras (intento anglo-francés cuando la cuestión de Texas, en 1845, o la amenaza inglesa y española sobre Yucatán en 1848. La verdadera historia de la doctrina comienza a fines del s. XIX cuando se transformó en ofensiva y sirvió para justificar las anexiones americanas. Características de la doctrina Monroe 1. Origen La doctrina fue ideada por John Quincy Adams, quien sería presidente de los Estados Unidos luego de Monroe, pero presentada por éste último al Congreso de la nación en su sexto Discurso sobre el Estado de la Unión. La doctrina fue tomada inicialmente con escepticismo pero más adelante con sumo entusiasmo, a medida que el área de influencia estadounidense en el resto de América crecía. No se le llamó “Doctrina Monroe” sino hasta mucho después. 2. “América para los americanos” Con la célebre frase de “América para los americanos”, la doctrina Monroe estipulaba como un asunto de importancia estratégica para los Estados Unidos el apoyo en la lucha independentista del resto del continente, considerando como una amenaza a su también recién adquirida soberanía cualquier afianzamiento del poder Imperial europeo en América. Este anuncio tuvo un efecto doble entre los intelectuales y políticos latinoamericanos, ya que por un lado agradecían el apoyo estadounidense en su lucha contra las potencias europeas de la Santa Alianza; pero por el otro temían desde temprano la injerencia que dicha resolución le otorgaba a los Estados Unidos en sus nacientes repúblicas. 3. Causas (motivos) Este pronunciamiento político se debió, fundamentalmente, al interés de los Estados Unidos por protegerse de la presencia europea en sus cercanías, ya que su república independiente había sido por fin conquistada militarmente en 1783 y se hallaba militarmente muy débil para resistir nuevas campañas coloniales. En ese sentido, era urgente combatir las alianzas imperiales europeas junto con el resto de las naciones latinoamericanas que también luchaban por romper con la dependencia colonial. 4. Consecuencias Las consecuencias inmediatas del pronunciamiento de Monroe fueron escasas. En Europa no tuvo demasiada repercusión, como lo demuestran las invasiones europeas que contaron con apoyo o con la neutralidad norteamericana en las Islas Malvinas (Gran Bretaña las ocupa en 1833), el bloqueo de las costas argentinas entre 1839 y 1840. Luego, de 1845 a 1850, la ocupación de la República Dominicana por España entre 1861 y 1865, la intervención francesa en México, la ocupación británica de la Guyana en Venezuela, etc. No puede decirse que haya sido mucho más que una bravata. Sin embargo, a largo plazo la doctrina sí que tendría consecuencias, a medida que era empleada para justificar las numerosas intervenciones del gobierno de los EE.UU en América Latina, lo cual duraría hasta prácticamente finales del siglo XX. La idea de que América Latina es el “patio trasero” de los Estados Unidos se fundamenta en gran medida en la doctrina Monroe. 5. Puntos fundamentales La aplicación de la doctrina Monroe contemplaba tres puntos centrales, que eran, textualmente: “Los continentes americanos (…) no deben ser considerados ya como objeto de futuras colonizaciones por parte de potencias europeas”. ● “El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto (…) del de América (…) Cualquier tentativa de ellas para extender su sistema a cualquier porción de nuestro hemisferio sería considerada por nosotros como peligrosa para nuestra paz y seguridad” ● “En las guerras entre potencias europeas por cuestiones propias de ellas no hemos tomado nunca parte alguna, ni interesa a nuestra política que la tomemos” 6. Corolario Rutherford Hayes ● En 1880 se añadió un primer corolario a la doctrina Monroe, que estimaba el Caribe y Centroamérica como parte de la “esfera de influencia exclusiva” de los Estados Unidos. Así lo enunció el entonces presidente Hayes, añadiendo a la doctrina Monroe que para evitar la injerencia de imperialismos europeos en América, su nación debía ejercer el control exclusivo de cualquier canal interoceánico que se construyese. Es así como, posteriormente, los Estados Unidos se sentirían legitimados para adueñarse legalmente del canal de Panamá, cuya construcción había sido abandonada en 1888. Además, con este corolario, los Estados Unidos impedían el acceso comercial de Europa al Caribe y Centroamérica, manteniendo su monopolio comercial con dichas regiones. 7. Corolario Roosevelt Otro corolario de la doctrina fue emitido en 1904 por el entonces presidente estadounidense Theodore Roosevelt, a raíz del bloqueo naval que sufrió Venezuela entre 1902 y 1903 por parte de los Imperios británico, alemán y el Reino de Italia, exigiendo el pago inmediato de deudas contraídas por el gobierno del entonces presidente de la nación suramericana Cipriano Castro. En dicho bloqueo los Estados Unidos actuaron como mediador imparcial, y luego anunciaron el corolario a la doctrina Monroe en el que establecían el derecho de su nación a intervenir libremente en el resto de los países americanos, para reordenar el Estado o devolver las garantías de funcionamiento a sus empresas e intereses en dicha nación, en caso de una intervención de potencias ajenas al continente que las pusiera en riesgo. Con este controvertido corolario se daban permiso los propios EE.UU para disponer de los otros países violentando su soberanía y su autogestión. Esto significó una nueva etapa de imperialismo norteamericano llamada “El gran garrote” (The Big Stick) en el que el uso de la fuerza fue carta común en las relaciones estadounidenses con el resto del continente. 8. La doctrina Díaz La doctrina Díaz fue pronunciada por el entonces presidente mexicano, Porfirio Díaz, como respuesta al último corolario de la doctrina Monroe. En ella se enunciaba que todos los pueblos debían ser libres de autodeterminar su futuro y autogobernarse, sin que otra nación tuviera derecho a intervenir en ello, ni reconocer o desconocer dicho gobierno. 9. Críticas a la doctrina La doctrina Monroe ha sido ampliamente criticada como un documento que simplemente confiere a los EE.UU la potestad de hacer del continente americano su administración política, cosa que quedó demostrada con la nula intervención norteamericana en las invasiones europeas que siguieron a su proclama. El criterio final tenía más que ver con las potencias europeas enemigas de los EE.UU que realmente con algún tipo de alianza americana por la independencia. “América para los americanos”, según sus detractores, debería ser interpretada como “América para los estadounidenses”. 10. Contradicciones a la doctrina Tan a conveniencia fueron los enunciados de esta doctrina que los propios EE.UU la contravinieron en varias ocasiones, como ocurrió durante el apoyo del gobierno británico durante la Guerra de Malvinas disputada contra Argentina en 1982, por citar un ejemplo. LA DOCTRINA DEL DESTINO MANIFIESTO La doctrina del Destino Manifiesto es la creencia de los colonos de Estados Unidos de que su destino era expandirse hacia el Oeste hasta alcanzar el Pacífico. Fue una ideología con consecuencias históricas fundamentales. Ideas detrás de la doctrina del Destino Manifiesto El gobierno de los Estados Unidos, la Constitución y las instituciones del país y, a consecuencia de ello, los propios estadounidenses, poseen virtudes que los hacen únicos y especiales. Como consecuencia de lo anterior, los estadounidenses tienen la obligación moral de propagar su forma de gobierno y su visión del mundo. Y que en esta misión serán acompañados por Dios. Esas tres ideas se combinaron, junto con otras como el excepcionalismo americano, para formar una ideología asumida por muchos estadounidenses que justificaba y veía con buenos ojos la expansión hacia el Oeste. ¿Quién utilizó por primera vez la expresión Destino Manifiesto? En 1845 el periodista John O´Sullivan publicó un artículo en el que apoyaba que Texas pasase a formar parte de los Estados Unidos por dos razones: Texas así lo deseaba. Y porque "es nuestro destino manifiesto expandirnos por el continente que nos ha dado la Providencia". El concepto se haría muy popular ese mismo año cuando O´Sullivan volvió a emplearlo en un artículo publicado en el New York Morning News para justificar que los Estados Unidos tomaran control de todo Oregon, territorio sobre el que los británicos también tenían intereses. Hay que resaltar que en la visión de O´Sullivan el gobierno de los Estados Unidos y el Ejército no tendrían papel en la expansión hacia el Oeste, que sería obra de los propios colonos americanos que llevarían la virtud de las instituciones americanas por todo el continente. También hay que tener en cuenta que aunque fue O´Sullivan el primero en darle nombre a esta doctrina lo cierto es que sus diversos componentes ya estaban esparcidos desde mucho antes por buena parte de la sociedad y la política americana. Los años del destino manifiesto Es el periodo comprendido entre la Guerra de 1812 y 1860, antes de estallar la Guerra Civil. Se inicia tres décadas antes de que O´Sullivan le diera nombre a la expansión territorial de los Estados Unidos hacia el Oeste. Es decir, antes vinieron buena parte de los hechos y la filosofía en la que se basaban que el nombre de la misma. Al finalizar ese periodo los Estados Unidos, en estados o territorios, ya tenían definido lo que son hoy los 48 estados contínuos (todos excepto Alaska y Hawái, que no son fronterizos con ninguno otro).En apenas medio siglo EEUU llegó del Atlántico al Pacífico. Expansiones territoriales atribuíbles a Destino Manifiesto Rechazo del plan británico de 1814 en el Tratado de Ghent, que puso fin a la Guerra del 1812, de crear un territorio indio al sur de los Grandes Lagos. Fijación de fronteras con Canadá desde el Atlántico hasta las Rocky Mountains en 1818. Ocupación junto con los británicos de lo que se conoce como territorio de Oregón. Compra de Florida a España. Incorporación de Texas Incorporación de California, Nuevo México, Nevada y todos los territorios mexicanos al norte del Río Grande como consecuencia de la guerra entre Estados Unidos y México y de la Compra de Gadsden de 1853. Oposición a Destino Manifiesto Buena parte de la sociedad americana se opuso a esta doctrina, destacando: El partido Whig, que antes de la fundación del partido republicano era uno de los dos grandes partidos políticos de Estados Unidos junto al Demócrata. Los abolicionistas, que se oponían a la expansión de la exclavitud a nuevos territorios. Políticos de la talla de Abraham Lincoln, que calificó a esta doctrina de injusta. Los grandes perdedores La población indígena fue la gran perjudicada, ya que perdió territorio y su forma de vida, siendo obligados a abandonar sus tierras ancestrales para ser reducidos a reservas y ser obligados a convertirse en granjeros. Se les condenó a la asimiliación o a la desaparición.