Alisson Mora Baez Punto 5.1 — Líder Juvenil ¿Cómo mis dones pueden ser utilizados en el Ministerio Juvenil Adventista? “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” — Efesios 4:11-12 “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas” — 1 Corintios 12:28 Los versículos anteriormente expuestos nos muestran la cantidad de dones espirituales que existen en la comunidad cristiana, pero, sobre todo, el hecho de que estos dones los entrega Dios a sus fieles para el crecimiento y uso correcto dentro del ministerio. Por lo que, como jóvenes debemos esforzarnos en utilizar nuestros propios dones para contribuir en el fortalecimiento de la iglesia, su ministerio y para poder mostrarle al mundo la obra de Cristo, pero especialmente el carácter de Cristo. Ya que por medio del perfeccionamiento de nuestro carácter demostramos al mundo el profundo amor que el Hijo mostró al morir por nuestros pecados en aquella cruz. Considero que soy una persona muy bendecida por Dios. El me ha dado la capacidad de realizar diversas actividades y me ha guiado para poder utilizarlas de manera correcta dentro de mi vida y acorde con los principios espirituales que me han sido inculcados. Uno de estos dones, y probablemente es uno de los más evidentes; es la música. Siendo la música uno de los principales medios mediante los cuales podemos adorarle. Cantando acerca de su gracia, de su gloria y de su profundo amor. La música ha sido, es, y siempre será uno de los medios más efectivos para llegar al corazón de las personas. Esta es la razón por la que considero a la música como un don precioso. Es una de las formas más sinceras de exponer la obra de Dios al mundo. Ya sea por medio del canto o por la manipulación de instrumentos musicales. El don de la música puede y es usado en el ministerio, justamente por lo que mencioné anteriormente. Su naturaleza lo vuelve especialmente necesario, en un ministerio juvenil, al saber que todos los jóvenes tenemos una relación estrecha con la música. Debemos incentivar la entonación de alabanzas e himnos que glorifiquen al señor, antes que dejar que se pierda la majestuosidad de la música dentro del ministerio. Por otro lado, a lo largo de mi corta vida he descubierto que tengo una gran facilidad de comprensión. Aprendo rápido. Y el conocimiento es, sin dudas, otro de los dones que Dios nos regala. Este don es realmente relevante para la obra de Dios, ya que el estudio de la palabra de Dios resulta en algo completamente importante cuando hablamos de la salvación. Porque parte de mantener una relación estrecha con nuestro Dios, es mantener un estudio constante de su palabra. Ya que, mientras el principal medio por el cual, nosotros, los seres humanos, hablamos con Dios, es la oración. El principal medio por el cuál Dios habla con nosotros, es la Biblia. Por eso es sumamente necesario que le pidamos a Dios el entendimiento, para así poder comprender cuales son los planes que el Señor tiene para nosotros. De la mano con lo anterior. El conocimiento no es nada realmente si no podemos compartirlo con nadie. Creo que es algo que hago con bastante facilidad. Enseñar a alguien no es sencillo, especialmente cuando tienes en cuenta que no todas las personas aprenden de la misma manera. Mientras algunos necesitan explicaciones detalladas de los sucesos, otros no pueden aprender si no tienen referencias visuales. Otros necesitan escribir lo que escuchan y desglosarlo para comprender a profundidad lo que se busca aprender. Sin embargo, sabiendo esto, a la vez que diversos métodos para enfrentar las diversas maneras de aprendizaje, es realmente sencillo enseñarle a alguien el tema objetivo. En el ministerio, es de suma importancia que las personas aprendan. Por eso existen maestros, como los que imparten la escuela sabática. El don de enseñar puede ser utilizado en este sentido; para enseñarle a las personas (hombres, mujeres, niños, niñas…) acerca del evangelio, de las señales del fin, del profundo amor de Dios para con ellos, las profecías. Que existan personas dispuestas a exponer la palabra de Dios, de manera que cualquiera pueda comprenderla y siempre de la mano con la verdad, representa una gran importancia dentro del ministerio, pero sobre todo dentro de la misión que Cristo nos dejó. Hacer discípulos. Otra cuestión importante, y de la cual puede que no se hable mucho es el don de la consolación. Poder demostrarles a las personas que está ahí, y que la vida puede ser un poco menos complicada si aceptas a Dios. Va mucho de la mano con lo que mencionaba anteriormente, con el perfeccionamiento de nuestro carácter para reflejar el amor de Cristo por el mundo. Es un don, poder demostrarles la grandeza de Dios en nuestras vidas y poder decirles que los planes de Dios para sus vidas son incluso más grandes que los propios que puedan tener. Ser un apoyo para las personas que nos rodean es algo bueno. Y no digo que yo sea relativamente buena en ello, pero como con todo, lo intento. Creo firmemente que con esto anterior podemos resultar en un ancla, para que las personas quieran buscar más de Dios y su grandeza. Porque, aunque muchos deciden ignorarlo, muchas veces, tener buenas relaciones dentro de la iglesia nos ayuda a mantenernos en ella. Pero esto, como mencioné, va de la mano con un carácter trabajado para reflejar la gloria y el amor de Dios a todas las personas del mundo. Pensemos un poco antes de decir algo o actuar de manera que podamos herir a alguien. Por el contrario, reflejemos al señor. El don de el servicio es sumamente importante para la iglesia. Personalmente, disfruto de poder ayudar a las demás personas. Tanto en el ámbito de la iglesia como en la vida en general. Creo que como cristianos deberíamos poder sentir gozo de ayudar a otras personas, sobre todo, cuando esa ayuda va de la mano con la salvación de almas para Cristo. Contribuir a la causa de Dios por medio de servir al prójimo es, sin lugar a duda, una de las delicias de la vida cristiana. Finalmente, mencionar el liderazgo cuando se trata de mí es un tanto complicado. Ya que soy una persona un poco retraída socialmente y prefiero mantenerme en silencio al enfrentarme a ciertos escenarios. Pero soy totalmente consciente y capaz de asumir mis responsabilidades y de ayudar a otros a conseguir las suyas propias. Colaborar con actividades, especialmente artísticas y de temas que domino. Pero, sobre todo, de asumir las responsabilidades y dar lo mejor de mí en la realización de estas, al tiempo que insto a los demás a dar lo mejor de sí. Eso, en mi opinión, son cualidades de un líder. Todos podemos contribuir al ministerio del señor. En mayor o en menor medida. Pero es importante recordar que, al final del día, no se trata de cuantas obras hiciste en tu vida. Si no del amor y la entrega que le pusiste a cada una de las cosas que hiciste en el nombre de Dios.