LECCIÓN 2 ¿QUÉ ES UNA EMPRESA? 1. ¿Qué es una empresa? Si el concepto de empresario ya es bastante problemático (mira aquí la Lección 1), el de «empresa» lo es aún más si cabe. La razón está en que, para el común de los mortales, una «empresa» es una sociedad (anónima o limitada). En efecto, cuando escuchas en Spotify el anuncio de la nueva tarifa Vodafone «para autónomos y empresas», lo más probable es que pienses que ese servicio de telefonía móvil se ofrece para empresarios personas físicas y para sociedades. Y, de la misma manera, si un amigo te dice que su padre «tiene una empresa», seguramente te venga a la cabeza que es socio y administrador de una SA o de una SL. De hecho, ese uso de la palabra «empresa» está tan arraigado que ya la edición de 1869 del Diccionario de la Real Academia la definía como una «[s]ociedad mercantil ó industrial para emprender y llevar á cabo obras materiales, negocios ó proyectos de importancia». Y todavía hoy nos ofrece como sinónimos los de «compañía», «sociedad», «entidad» o «corporación» (mira aquí la definición). Es más, en ocasiones, el propio Código de comercio utiliza el término «empresa» como equivalente al de «sociedad» (así, p. ej., cuando en el art. 175.3.ª dice que a las compañías de crédito les corresponden, entre otras actividades, la de «[a]dquirir […] acciones u obligaciones de toda clase de empresas industriales»). Sin embargo, si quieres ahorrarte dolores de cabeza más adelante, lo mejor es que, a partir de ahora, tengas clara la diferencia entre ambos términos. A efectos de nuestra asignatura, una «empresa» es una actividad de producción o distribución de bienes o de servicios, organizada conforme a un método económico y que se desarrolla de manera profesional o habitual en el mercado. En cambio, una «sociedad» (anónima o limitada) es una persona jurídica creada por uno o varios socios con el fin de desarrollar una actividad de ese tipo. En otras palabras: la sociedad es el empresario (persona jurídica), mientras que la empresa es la actividad que éste desarrolla. Ahora bien, recuerda que empresario puede ser no sólo una persona jurídica (una sociedad), sino también una persona física (en términos coloquiales, un «autónomo»). De forma que contraponer «autónomo» a «empresa», como en el anuncio de Vodafone, no tiene mucho sentido desde un punto de vista mercantil, puesto que un autónomo es, al fin y al cabo, titular de una empresa (lo que debería decir es, más bien: «nueva tarifa Vodafone para autónomos y sociedades», o mejor aún: «para empresarios individuales o colectivos», aunque, claro, esto no tiene tanto gancho…). Quizá lo termines de ver con un ejemplo: una «empresa» es un bar o un taller (la actividad consistente en organizar medios de producción —esencialmente capital y trabajo— para ofrecer los servicios de restauración o de reparación de automóviles) y al frente de la misma puede estar Pepe o Mari Carmen (empresarios individuales o «autónomos»), pero también una S.A. o una S.L. constituida por uno de ellos o por los dos (empresario persona jurídica). Y ojo: el empresario será en este caso la sociedad, no sus socios, aunque sólo haya uno y sea quien la gestione. 2. ¿Es lo mismo una empresa que un establecimiento mercantil? Un establecimiento (mercantil) es un conjunto organizado de medios materiales (el local, la maquinaria, etc.) e inmateriales (el know how, la marca, la clientela, etc.), así como de relaciones jurídicas (contratos con los clientes, trabajadores, proveedores, etc.), con los que el empresario desarrolla la totalidad o una parte de su actividad de producción o distribución de bienes o de servicios en el mercado. Por tanto, en un sentido técnico, el establecimiento mercantil no se identifica sólo con el local (aunque, de nuevo, en el lenguaje vulgar ambos términos se empleen de manera indistinta, como pone de manifiesto el hecho de que el Diccionario de la RAE contemple como definición de «establecimiento» la de «local de comercio»). De modo que, desde un punto de vista jurídico-privado, tan «establecimiento» es un bar o una peluquería, como la oficina que la consultora KPMG tiene en la Torre de Cristal de la Castellana o los pocos elementos (ordenador, silla y mesa) que utiliza un informático para reparar ordenadores desde su casa. Para que termines de ver la diferencia entre «local» y «establecimiento», mira la siguiente fotografía: Si te fijas, en la parte izquierda del rótulo verás un cartel que dice: «Se traspasa local o negocio», ¿qué está queriendo decir con esto el dueño de la tienda? Pues que vende el local (o sea el espacio físico) para que el comprador desarrolle en él la actividad que quiera (una peluquería, una academia de idiomas, etc.), o bien el «negocio» de revelado como tal, o sea el «establecimiento», que incluye no sólo el local, sino también la maquinaria de revelar fotos, los contratos con los proveedores de papel, los contratos con los trabajadores, los contactos de los clientes, etc. En ocasiones, el establecimiento se identifica plenamente con la empresa. Tal sería el caso si, por ejemplo, el dueño de este negocio de revelado digital no tuviera más que esta tienda. Pero esto no tiene por qué ser necesariamente así, dado que hay veces en las que una misma empresa se compone de varios establecimientos. Ponte que este señor tiene una tienda de revelado en Madrid y otra en Barcelona. Cada una de ellas constituiría un «establecimiento» (o «unidad productiva»), pero la empresa estaría compuesta por ambas. Tendríamos pues: los dos locales (i. e. espacios físicos), los dos establecimientos (i. e. unidades productivas) y la empresa (i. e. el conjunto de establecimientos), cada uno de los cuales podría ser objeto de una eventual compraventa (mira más abajo). 3. ¿Qué es una sucursal? ¿Es lo mismo que una filial? Cuando una misma empresa está compuesta por una pluralidad de establecimientos, uno tendrá la consideración de «principal», mientras que el resto constituirán establecimientos secundarios o «sucursales». Saber cuándo estamos ante uno u otros no es tarea sencilla, pero, con carácter general, podemos decir que el establecimiento principal será aquél en el que el empresario lleve a cabo de manera habitual y reconocible por los terceros la administración de sus intereses (esto es, donde radiquen sus «oficinas»), en tanto que los demás serán, en principio, meras sucursales. El ejemplo típico es de los bancos: la sede del BBVA, esa que se encuentra en un edificio conocido como «La Vela» en el barrio madrileño de Las Tablas, es su establecimiento principal, mientras que cada una de las oficinas que se encuentran dispersas por toda España son las sucursales (de hecho, habrás oído que se habla siempre de «sucursales bancarias» para referirse a esas oficinas). No obstante, debes tener en cuenta que el Reglamento del Registro Mercantil define la sucursal como «todo establecimiento secundario dotado de representación permanente». O sea, que añade un elemento adicional, como es que, al frente de la sucursal, debe estar un representante permanente del empresario o, en términos técnicos, un «factor» o gerente. De momento, no te interesa profundizar en esto, pero quédate con la idea de que, la exigencia de este requisito, excluye del concepto de sucursal a aquellos establecimientos en los que no se desarrolla ninguna actividad que implique entablar relaciones jurídicas con terceros (clientes, proveedores etc.): p. ej. un almacén en el que el empresario guarda las mercancías que recibe en la tienda, una oficina en la que sólo se lleva la contabilidad del negocio, etc. Lo que sí es importante es que tengas clara la diferencia entre una «sucursal» y una «filial», porque son dos conceptos que incluso quienes se dedican profesionalmente al ejercicio de la abogacía tienden a confundir. Como hemos dicho, una sucursal es un establecimiento secundario al cargo del cual está el propio empresario o una persona que lo representa (un gerente), mientras que una filial es una sociedad (anónima o limitada) creada por otra sociedad (anónima o limitada) a la que se denomina «matriz» y que esta controla. Porque, en efecto, los empresarios sociales (la SA o la SL) pueden organizar las unidades productivas que conforman su empresa de dos maneras: bien abriendo un establecimiento a su propio nombre o bien creando un nuevo empresario colectivo (es decir, otra SA o SL) controlado por él y que sea titular de ese establecimiento. Por ejemplo: a la hora de establecer su red de tiendas en Madrid, ZARA, SA podría optar entre constituir una nueva sociedad por cada una de esas tiendas (p. ej. ZARA Gran Vía, SL, Zara P.ª de la Castellana, SL, etc.) o ponerlas todas a su nombre (como sucede en realidad). En el primer caso, cada una de esas sociedades sería una filial y, en el segundo, estaríamos ante simples sucursales. La diferencia está, pues, en que la filial tiene personalidad jurídica propia y la sucursal no. Otro ejemplo que ilustra bien la distinción de ambos conceptos es el de ING. Este banco es titularidad de una sociedad holandesa que se llama ING Groep, NV y que actúa en España directamente, a través de una sucursal. Por tanto, el cliente que abre una cuenta corriente en una oficina española de este banco está contratando con esa sociedad holandesa. Sin embargo, si hubiera optado por entrar en el mercado español a través de una filial española (p. ej. ING España, SL), ese cliente habría contratado con ésta y no con la matriz holandesa. Este es precisamente el caso de otro banco, el Pichincha (más conocido como Pibank), cuya matriz es la sociedad ecuatoriana Banco Pichincha, CA, que actúa en España a través de la filial Banco Pichincha España, SA. Para que veas la importancia de una y otra forma de operar: si ING quiebra, los clientes españoles de ese banco no estarían protegidos por el fondo de garantía de depósitos español, sino por el holandés; por el contrario, si el que quiebra es Pibank, los clientes españoles sí que lo estarían (aunque, si eres cliente de ING, tranquilo, no corras a cancelar tus cuentas, porque el fondo de garantía de depósito holandés tiene las mismas condiciones que el español: cubre hasta 100.000 € por cliente). 4. ¿Cómo se transmite una empresa?