Subido por Laura Daniela Pulido Forero

Método de reeducación en afasia PACE

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Rev. Logop. Fonoaud., vol. III, n.º 4 (213-223), 1984.
UN MÉTODO DE REEDUCACIÓN FUNCIONAL
DE LOS AFÁSICOS: LA P.A.C.E.
N. Clerabaut, F. Coyette, P. Feyereisen y X. Seron
Unidad de Neuropsicología Experimental de Adulce.
Universidad Católica de Louvain y Centro de Revalidación Neuropsicológica.
Clínicas Universitarias St. Luc
INTRODUCCIÓN
Durante mucho tiempo, el objetivo principal de
los reeducadores de la afasia —restablecer el lenguaje oral— se ha basado en situaciones de repetición y de denominación, las cuales se apartan bastante de las condiciones normales de comunicación.
Actualmente, tanto las perspectivas teóricas desarrolladas por la psicología del lenguaje (Costermans,
1980) como las preocupaciones de los clínicos en
la reeducación de las afasias (Seron, 1980) dan más
importancia a las funciones de comunicación que
antiguamente. Este artículo propone la adaptación
de un método de reeducación nuevo, basado en los
principios generales del diálogo.
En 1981, David y Wilcox publicaron una experiencia original de reeducación de la comunicación:
Promoting Aphasic’s communicative Effectiveness
(P.A.C.E.). P.A.C.E. es la terapia de la comunicación global y funcional basada en ciertos parámetros de la conversación dual. Los autores seleccionan
tres aspectos esenciales del diálogo: intercambio de
información, alternancia de papeles y carácter multimodal de la comunicación.
Se emiten los mensajes en relación a un contexto,
y el objeto del mensaje es de dar una nueva información que se integre a aquellas que tiene ya el
oyente. En las terapias clásicas, el comportamiento
verbal se crea por un contexto mínimo. Las imágenes en las que hay que poner nombre y las palabras que hay que producir ya las conoce el tera-
peuta. La producción no tiene valor funcional y la
interacción es unidireccional.
En el diálogo intervienen por turno el locutor y
el oyente. Sin embargo, las terapias tradicionales,
centradas en la mejoría de un déficit del lenguaje
particular, dejan muy pocas veces oportunidad de
utilizar esta alternancia de papeles. El clínico hace
preguntas y emite enunciados, generalmente aseveraciones.
La evaluación se hace sobre la base de la adecuación lingüística del enunciado producido y no
sobre la de su valor comunicativo.
Los intercambios en situación natural utilizan diferentes canales de comunicación, con el objetivo
de transmitir una información, poco importa el medio: enunciado verbal bien o mal pronunciado, onomatopeyas, gestos y mímica, dibujo, etc. En realidad, las terapias clásicas dan poca importancia a
estos diferentes comportamientos, y a menudo intenta sustituirlas por un enunciado aceptable del
lenguaje.
Primero, les proponemos especificar el contexto
teórico en el que se ha desarrollado la P.A.C.E.,
examinando cómo se han enfocado las tres características del diálogo en afasiología. Luego describiremos el método terapéutico tal y como lo utilizamos.
PERSPECTIVAS TEÓRICAS
Todavía poco tomadas en cuenta en situaciones
terapéuticas, las variables pragmáticas han empeza-
Correspondencia: Servicio de Neurología - UCL 1350. Avenue Hippocrate, 10. B-1200 Bruxelles.
213
ORIGINALES
do a ser objeto de trabajos experimentales que precisan la naturaleza de los trastornos afásicos.
El papel del contexto e intercambio
de nuevas informaciones
En el marco de un acercamiento pragmático del
lenguaje, muchos autores han subrayado las relaciones estrechas que vinculan un enunciado a su contexto. La interpretación literal del mensaje no es
suficiente para establecer un diálogo. Los interlocutores deben tener en cuenta también la intención
con que se produce un enunciado. Con referencia a
ello, Searle (1969) habla de «fuerza ilocutoria» para
designar el efecto de un acto de palabra sobre el
oyente. Este efecto depende de la configuración del
enunciado y del contexto (situación, enunciados anteriores, comportamientos no verbales). Así, la pregunta indirecta (p. ej., ¿quiere cerrar la puerta?) no
debe comprenderse como una pregunta, y la expresión metafórica (p. ej., «dejarse la piel») no debe
tomarse al pie de la letra. Por otra parte, la conversación natural se apoya en un contrato tácito que
consiste en proporcionar nuevas informaciones a
partir de un conjunto de ellas ya compartidas (Grice, 1975). El interlocutor informa al oyente de algo
que este último, a su parecer, no conoce, de forma
que permita relacionar la información con un conjunto de conocimientos compartidos (Havilland y
Clark, 1974).
Algunos autores han examinado la influencia de
estas variables en la comprensión de los afásicos.
Resulta que estos pacientes, a pesar de un trastorno
objetivo de la comprensión, captan el carácter metafórico de una expresión con imagen (Stakowiak
y cols., 1977; Winner y Gardner, 1977). Asimismo,
parece que perciben de manera adecuada el carácter
apropiado o no de una respuesta a una pregunta indirecta (Wilcox y cols., 1978). El contexto verbal
parece también favorecer la comprensión, aunque
los resultados sobre este tema son contradictorios
(Gardner y cols.,, 1975; Waller y Darley, 1 9 7 8
y 1979). Desde el punto de vista expresivo, un estudio reciente de Bates y cols. (1983) nos muestra
que, en la descripción de una serie de imágenes, los
214
sujetos se adaptan correctamente al carácter nuevo
de una información, en lo que se refiere al uso de
un nombre o pronombre, de un artículo indefinido
o definido y de los conectivos discursivos (conjunciones, adverbios). Desde el punto de vista terapéutico, Holland (1977) nos invita a tener en cuenta
lo siguiente: parece ser que los afásicos pueden comunicar más que hablar; a pesar de tener las capacidades verbales reducidas, consiguen a menudo
transmitir un mensaje, descifrar un enunciado con
una entonación especial y utilizar los diferentes actos de palabra descritos por Searle (aserción, orden,
pregunta, orden, pregunta, modalidad, expresión
afectiva, etc.).
La alternancia de los papeles
El diálogo implica la interacción de dos personas
que, por turno, son emisoras y receptoras de informaciones. El cambio o el mantenimiento de los papeles se asegura por unos reguladores que requieren
unos registros variados: estructura lingüística (hacer
una pregunta para que sea contestada, dar respuestas mínimas señalando la atención prestada al mensaje «sí», «mmh»,, «es esto»), la entonación y los
silencios indicando el final de la actuación, orientación de la mirada, cabeceo y movimientos de las
manos (Duncan y Fiske, 1977). Estos signos no son
exclusivos, y la transición entre dos actuaciones parece fácil ya que se dan al mismo tiempo varias indicaciones. No se sabe muy bien cómo se mantiene
en el afásico esta estructura del diálogo. Feyereisen
y Lignian (1981) indican que, exactamente lo mismo que en los sujetos normales, los afásicos miran
más al interlocutor escuchando que hablando, pero
no es seguro que este comportamiento dependa únicamente del deseo de alternar los papeles armoniosamente. La orientación de la mirada parece estar
sensiblemente influida por la dificultad que experimenta el interlocutor para construir su enunciado.
Por otra parte, las descripciones clínicas de la afasia no señalan, salvo en las jergas logorreicas, perturbaciones para poder desempeñar el papel de
oyente o de interlocutor.
El carácter multimodal de la comunicación
El intercambio de informaciones comprende, además de la producción y la comprensión de enunciados verbales, procedimientos de comunicación no
verbal. Los comportamientos no verbales cumplen
diferentes funciones: ayudar al interlocutor en la
codificación verbal, transmitir informaciones de manera natural (signos emocionales o fisiológicos), figurativa (gestos ilustrativos, movimiento de designación) o convencional (gestos simbólicos), asegurar
un comentario sobre la actividad verbal (función metalingüística, expresión de duda, aprobación), etc.
La capacidad de los afásicos para comprender los
mensajes que no son verbales y para expresarse de
esta manera ha sido objeto de controversias (Feyereisen y Seron, 1982). Sin embargo, parece ser que
en el aspecto expresivo de tipos graves de afasia
aquéllos pueden beneficiarse de la utilización de métodos gestuales, naturales o sustitutivos, incluso cuando el canal no está afectado completamente por la
patología (Peterson y Kirschner, 1981). En el plano
receptivo, los déficit que se manifiestan durante situaciones experimentales pueden atenuarse en condiciones más esnontáneas de comunicación ya sea
porque el afásico es perceptible a la «plausibilidad»
de la asociación entre el signo y el referente (Seron
y cols., 1979) ya sea porque el contexto ayuda a
descifrar el mensaie. De hecho, parece ser que hasta
hoy no se ha establecido muy claramente qué ayuda
pueden aportar los elementos no verbales en la comprensión verbal.
En conclusión, los afásicos no parecen sufrir una
perturbación del diálogo en tres de estas características esenciales: intercambio de nuevas informaciones, alternancia de los papeles y utilización de múltiples canales. El método de reeducación que ahora
vamos a describir se funda en esta competencia comunicativa de base para promover comportamientos
que suponemos dependen de variantes pragmáticas.
En otros términos, nos proponemos poner al sujeto
en las condiciones más propicias para formular un
mensaje, acentuando más sus aspectos funcionales
(transmitir una información) que los formales (utilizar expresiones correctas).
EL MÉTODO
Introduciendo los parámetros que caracterizan las
conversaciones naturales en la terapia, los autores
americanos tienen como objetivo poner a los pacientes en una situación en la que podrán mejorar sus
estrategias comunicativas y compaginar los diferentes
canales de comunicación todavía a su disposición,
para que sus intercambios de informaciones sean más
eficaces.
La lógica de esta terapia puede describirse de la
siguiente manera:
- Se emiten los mensajes en relación con un
contexto preciso.
- El objeto de la conversación es intercambiar
nuevas informaciones, lo que implica que el terapeuta ignore objetivamente algunas cosas.
- Cada uno es alternativamente emisor y receptor.
- Los intercambios son multicanales -el objetivo es comunicar-; todos los medios naturales capaces de asegurar la transmisión del mensaje son
buenos, ya sean verbales o no.
- Los feed-backs del terapeuta tienen éxito en
el intercambio, es decir, en la transmisión efectiva
de informaciones y no en la calidad formal de los
mensajes.
Situaciones
En ciertos aspectos, la situación de P.A.C.E. está
cerca del punto clásico de denominación, con la diferencia crítica de que lo que sabe el paciente es
inaccesible al terapeuta y, recíprocamente, el paciente debe obtener una información del terapeuta.
Actualmente se utilizan tres situaciones diferentes
de un juego de adivinanzas:
- imágenes por duplicado;
- imágenes únicas, y
- dictado.
215
ORIGINALES
Situación de adivinanzas
Esta situación es la descrita por los autores americanos. El informador saca al azar una imagen. El
interlocutor intenta descubrir de qué tarjeta se trata
haciendo preguntas al poseedor de la imagen. Esta
situación es más difícil que las dos anteriores ya que,
por una parte, el adivinador no dispone de ninguna
información ante los ojos y, por otra, el campo de
los «posibles» es indefinido. La tarea se para cuando el informador considera que el adivinador tiene
bastante información sobre su tarjeta.
FIG. 1.
IMÁGENES POR DUPLICADO
Situación de explicación
Se sacan de un sobre dos juegos idénticos de
6 a 10 imágenes; cada uno prepara su juego delante
de él en el atril de madera (fig. 1) sin que lo vea su
interlocutor. Uno de ellos, el paciente o el terapeuta
—le llamaremos informador—, selecciona una imagen e intenta explicar la tarjeta a su compañero
—que llamaremos adivinador—. Un epiodio termina cuando el adivinador consigue seleccionar la tarjeta del informador. Durante la prueba siguiente los
papeles se invierten, y así hasta la penúltima imagen.
La última tarjeta no puede ser, naturalmente, la
aportación de una nueva información.
Situación de adivinanzas
Como en la anterior situación, cada participante
dispone de una misma serie de tarjetas. El informador elige una imagen de su juego. El adivinador, basándose en su serie, hace preguntas para descubrir
la tarjeta seleccionada hasta el final de la serie.
TARJETAS ÚNICAS
Situación de explicación
El informador «explica» lo que su tarjeta representa hasta que su compañero pueda hacerse una
clara representación.
216
DICTADO
El informador dispone delante de él una historieta que ha construido, que puede ser un conjunto
de formas geométricas, un dibujo, etc. A continuación, «dicta» unas informaciones necesarias para su
interlocutor el cual puede reconstituir con esta información la tarjeta original a partir de elementos
móviles de la historieta, de papel, lápices para el dibujo, etc. El éxito o el fracaso de la comunicación
se mide confrontando las dos tarjetas obtenidas.
Procedimiento
La reeducación de P.A.C.E. se organiza en dos
etapas.
Etapa de observación
Las diez primeras sesiones tienen como objetivo,
por una parte, acostumbrar al paciente a la nueva
terapia y, por otra, catalogar el conjunto de sus posibilidades de comunicación, tanto los puntos fuertes
como los puntos débiles. La grabación en vídeo de
estas primeras sesiones nos aportará notables indicaciones. Durante este periodo de observación, el
terapeuta reacciona naturalmente a cualquier comunicación del paciente, ya sea verbal o no. Reacciona
al contenido y no a las formas de los mensajes. Procura recurrir a todos los procedimientos eficaces:
gestos, dibujos, onomatopeyas, lenguaje, designaciones, etc. Utilizando todos los medios que estima eficaces en función del contexto.
Etapa del modelado
Después de examinar la capacidad comunicativa
del paciente, el terapeuta va a modelar la comunicación de este último proponiéndole ejemplos de comunicación eficaces durante las sesiones y estimulándolo para que recurra a los canales que descuida
o, por el contrario, a los que está más capacitado.
El uso combinado de varios canales también será
estimulado según el caso: gesto + lenguaje oral, dibujo + gesto, gesto + onomatopeyas, etc.
La actitud general del terapeuta seguirá pues igual
en relación con la situación de observación, pero conforme a un objetivo definido, según el estudio de
los resultados del paciente, aquél intensificará de
una manera específica la atención a un canal o a
una estrategia comunicativa.
El material
Nuestro material ha sido elaborado a partir de
fotos, revistas, dibujos, tarjetas postales, publicidad,
etcétera. Se completa siempre en función de los intereses de los pacientes, de su nivel cultural y de los
puntos en los que se quiere trabajar especialmente
(p. ej., esquema corporal, nociones espaciales, etc.).
Actualmente está constituido por unas 200 series de
ocho tarjetas cada una.
- Tarjetas por duplicado:
l imágenes de acciones (véase fig. 2);
l series con temas variados:
- objetos simples,
- sesiones complejas,
- fotos de actualidad.
- Tarjetas únicas: la primera que salga o por temas (p. ej., personalidades).
Dictado:
l paisajes,
l dibujos abstractos.
Observación: el mismo paciente podrá traer las
tarjetas únicas y los «dictados».
- Material escrito: palabras.
Se ha sacado aún poco provecho del material dado
el actual número de los pacientes. La complejidad
del material sigue siendo difícil de establecer. Muy
a menudo depende más del paciente que del material
propuesto. Las imágenes de acción son las más
fáciles (véase fig. 2); las más complejas serían las
que están muy próximas unas a otras (vistas ingenuas, cabezas de perro), que no se pueden describir
con una palabra o con un gesto. Sin embargo, la
complejidad de las situaciones más simples son:
1) las tarjetas con dos ejemplares,
2) las tarjetas únicas,
3) el dictado.
Evaluación
Hemos perfeccionado unas plantillas que permiten mostrar la evolución de las capacidades comunicativas de los pacientes. Estas plantillas nos informan acerca de las posibilidades de expresión y
de comprensión, distinguiendo los papeles que tienen
los interlocutores: informador o adivinador.
La escala del informador recoge los diferentes
canales que utiliza para transmitir su mensaje; la
escala del adivinador muestra el feed-back que se
establece, si se ha comprendido o no el mensaje, si
lo fomenta, etc.
En el anexo se describen estas plantillas con detalle.
CONCLUSIÓN
Aunque Wilcox y Davis han comparado en un trabajo anterior los resultados obtenidos con la P.A.C.E.
y las terapias logopédicas clásicas, obteniendo conclusiones en favor de la P.A.C.E., preferimos emplear
la P.A.C.E. como complemento en vez de como trabajo analítico centrado en, la parte oral de las reeducaciones logopédicas.
La coordinación entre P.A.C.E. y las otras terapias debe discutirse en el equipo de asistencia. En
217
ORIGINALES
caso contrario, pueden aparecer algunas contradicciones. De hecho, cuando en una reeducación del
lenguaje el terapeuta exige producciones lingüísticas
adecuadas, en la situación de P.A.C.E. puede contentarse con intervenciones comunicativas aproximadas siempre que sean comprendidas. Los objetivos
de las dos terapias deben precisarse al paciente. Por
otra parte, se debe prever la integración de los objetivos perseguidos por ambas terapias si no se adoptan actitudes incoherentes.
Actualmente, nuestra experiencia con P.A.C.E. se
limita a una decena de pacientes, y no podemos se-
FIG. 2.
218
ñalar todavía con exactitud cuándo será posible iniciar la P.A.C.E. ni a qué tipo de paciente debe
dirigirse.
Creemos útil cambiar de terapeutas con el fin de
evitar que una connivencia demasiado importante
entre el terapeuta y el paciente conlleve un subsistema de señales que sólo ellos conozcan y poco útil
en la vida del paciente.
Por ahora necesitamos una perspectiva importante
para demostrar la eficacia del método. La dificultad
de la evaluación de la P.A.C.E. se debe en parte a
la necesidad de tener en cuenta varias medidas. Así,
nos parece que la P.A.C.E. desvía a los pacientes
de las dificultades que tienen en el canal oral, permitiéndoles descubrir una extensión más amplia de
su repertorio expresivo. La reacción inmediata y natural del terapeuta en el momento que ha comprendido el mensaje disminuye la frustración y la ansiedad que aparecen unidas al déficit del lenguaje. Por
otra parte, será necesario ser prudentes en este punto de investigación. La P.A.C.E. se encarga de las
familias de los pacientes, las cuales aprecian un
aumento considerable de las tentativas de comuni-
cación en casa. Dicha transmisión parece corresponder al espíritu de la P.A.C.E., que quiere poner al
paciente en una situación natural de comunicación.
ANEXO: PLANTILLA DE EVALUACIÓN
Hemos preparado una plantilla de evaluación de
las conductas de comunicación, como se señalan en
la P.A.C.E., que tienen como característica esencial,
tener en cuenta los diferentes canales utilizados y
FIG. 2 (continuación).
219
ORIGINALES
no juzgar una intervención comunicativa nada más
que en función de su consecuencia. No la consideramos como definitiva en su forma actual, ya que se
ha experimentado en un número insuficiente de
pacientes.
Una vez perfeccionada la plantilla, se utiliza durante los pre y postests realizados con un material
reservado para este propósito y empleado en la situación de tarjetas con duplicado.
Los elementos que se valoran son los siguientes:
dor, El eje vertical representa varias reacciones del
adivinador frente a las informaciones que le da el
informador.
Los papeles
Las categorías
Se llama informador al que tiene la información
(la imagen que escoge), y adivinador al que espera
la información.
Las categorías del informador y las del adivinador
son diferentes. Para el informador, se destacan los
canales elegidos para comunicar el mensaje. Para el
adivinador, se tiene en cuenta principalmente la
forma en que indica su comprensión o no comprensión total o parcial de los mensajes.
El giro
Se llama «giro» a todo mensaje (o conjunto de
mensajes) enmarcado en comunicados pronunciados
por el otro. La valoración se efectúa sobre el conjunto de giros desde el momento en que el informador selecciona una imagen hasta su hallazgo por el
adivinador.
El enunciado
Para valorar, se considera el enunciado como unidad en el interior de los giros.
Si el canal es constante, se cuenta un enunciado.
Se seleccionará el elemento que tenga más información.
Si se utilizan dos canales diferentes al mismo tiempo (concurrencia), se cuenta un solo enunciado pero
con una doble numeración en función de los canales
utilizados.
Si se utilizan dos canales sucesivamente, se cuentan dos enunciados; el primero se considera sin respuesta del adivinador.
Se introducen los enunciados en un cuadro con
doble entrada. El eje horizontal representa diferentes canales de comunicación que utiliza el informa220
Observación: 1) Se numeran los enunciados: 11,
12, 13... (11= primer enunciado de la primera página) a medida que vayan apareciendo en el cuadro.
2) La reanudación de esta numeración en la columna «concurrencia» significa la utilización de varios canales simultáneos.
Categorías del informador
1) Oral. Palabras: palabras de la lengua. Palabras deformadas: palabras deformadas de la lengua
con un objetivo informativo respecto a la información. Onomatopeyas. Reguladores no informativos:
serie de palabras o vocalizaciones que no tienen un
valor informativo pero que permiten al informador
guardar a su vez la palabra; acuerdo sobre lo que
dice el informador sin que ello aporte elementos
nuevos.
2) Gesto. Sólo se toman en cuenta las pantomimas y los gestos de designación.
3) Dibujo.
Categorías del adivinador
1) Petición de confirmación: el adivinador contesta con una pregunta, la cual se apoya en el mensaje emitido.
2) Petición de información: el adivinador contesta con una pregunta centrada en el referente.
3) No hay respuesta: silencio del adivinador.
4) Estímulos: estímulos reguladores (adelante, sí,
etcétera), para estimular al informador, y estímulos
incitadores, que tienden a utilizar uno u otro canal.
5) Entregar la imagen: presentación de la imagen con osin comentarios que la acompañen.
6) Feed-back de comprensión: el adivinador
muestra claramente que ha comprendido el mensaje.
7) Feed-back de no comprensión: el adivinador
aclara que no ha comprendido el mensaje.
TABLA - El paciente es informador (I) y elige una primera
imagen. El terapeuta es adivinador (D)
Enunciados
I. Iglesia
D. Vaciló entre
dos
I. ¿Ah? (mira y
busca una
segunda imagen
con una iglesia)
¡Ah sí!, pero...
no... pues...
D. . . . . . .
Numeración
Categorías
Palabra
deformada
Petición de
información
Reguladores no
informativos
12
No hay
respuesta
Gesto
I. Gesto de tirar
sobre las riendas
D. ¿Hay
caballos?
Petición de
confirmación
I. Sí, sí
Palabra
D. Ésta (enseña Acceso a la
imagen
la tarjeta)
Comentarios
Hay una iglesia
en su imagen
El terapeuta ha
comprendido
el mensaje
pero pide más
datos sobre
la información
Estas
informaciones
no aportan
ningún dato
sobre la
información
13
|
|
El terapeuta
se asegura de
la comprensión
del gesto,
del mensaje
Este «sí»
es informativo
no es el caso
del «sí» de 12
El doble sistema de numeración utilizado implica siempre tomar una serie informador-adivinador. Se introducirá
el enunciado 11 en las casillas en la intersección de las categorías propias a cada uno.
Ejemplo de cuadros (tabla II)
Para ilustrar las informaciones que se pueden sacar de estos casos, vamos a comentar brevemente
dos cuadros que se refieren al mismo paciente en
situación de información. El primer cuadro corresponde al pretest (tercera sesión de P.A.C.E.) hecho
en noviembre de 1982. El segundo cuadro corresponde a la sesión n.º 15 (febrero de 1983). Este
paciente se encontraba en la misma serie de seis
imágenes; los dos episodios que se escogieron duraron uno 6 minutos (noviembre de 1982) y el otro
5.30 minutos (febrero de 1983).
Un año después del inicio de la terapia P.A.C.E.,
el paciente afásico todavía presentaba una reducción
de la expresión oral muy importante y ligeros trastornos de comprensión.
Comentarios
Al comparar los dos cuadros se puede apreciar:
1) El número mucho más elevado de informaciones dadas (19 en noviembre frente a 35 en febrero). Las posibilidades expresivas de este paciente
son, por tanto, mucho más claras y los intercambios
más fáciles.
2) El aumento de la utilización de canales orales
o gestuales y, lo que es más eficaz en este paciente,
la concurrencia de ambos canales (una concurrencia
palabra-gesto en noviembre frente a siete en febrero).
Esta utilización simultánea de palabra y gestos para
transmitir el mensaje se estimularía más tarde.
3) En febrero, el paciente dio más información
para las seis mismas imágenes que en noviembre en
el mismo periodo de tiempo, por lo que aumentó
sensiblemente su velocidad de producción (sin que
hubiera incomprensión por parte del terapeuta).
4) En febrero, el paciente recurrió al canal «dibujo»; el lenguaje oral y el gesto fueron suficientes.
También empezó a sacar partido de las onomatopeyas y efectos sonoros, que más tarde fueron estimulados.
5) Ningún enunciado está dentro de las categorías feed-back, debido principalmente a la información que este paciente daba a pesar de sus limitadas
posibilidades.
221
ORIGINALES
8
TABLA II
Tiempo: 6'
Petición
de datos
(inform.)
1
Petición
de conf.
(mensaje)
Estímulo
1
1
1
1
2
No hay
respuesta
Acceso a
la imagen
Tiempo: 5' 30'' Fracaso:
Fracaso: abandono de una tarjeta
2
4
6
-3
2
6
Petición
de conf.
(mensaje)
2
1
3
2
Estímulo
1
1
1
1
No hay
respuesta
6
Acceso a
la imagen
F.B. de
compren.
F.B. de
compren.
F.B. de
compren.
F.B. de
compren.
CONCLUSIONES
Este sistema de evaluación ofrece, pues, una sencilla indicación, que, pasando de x a y, muestra una
ventaja eventual de la eficacia comunicativa y permite sacar un cuadro más dinámico y más sensible
de los diferentes aspectos de la comunicación.
Actualmente, estas plantillas no se han experimentado con un número suficiente de pacientes como
para considerarlas definitivas.
Su fiabilidad se está verificando: es muy buena
entre dos personas con criterios implantados en nues222
2
9
4
4
2
1
7
10
7
1
3
11
tro centro, pero carecemos aún de una validez exterior.
Estas plantillas pueden aplicarse de la misma manera si el paciente o el terapeuta es informador.
Permiten averiguar tanto el polo de expresión como
el polo de comprensión del paciente.
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