ENSAYO: CUESTIONES CRÍTICAS SOBRE LA EDUCACIÓN Y EL CURRICULUM EN NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL. Magister en gestión y liderazgo educacional, Universidad Central de Chile. Asignatura gestión y diversificación curricular Docente Guía: Silvia López de Maturana. Masterante Carlos Guillermo Reyes Hernández. Fecha: octubre de 2023. Resumen: El siguiente Ensayo aborda la reflexión en torno al curriculum escolar chileno y sus implicaciones en la educación y la sociedad. Se enfoca en cuestiones fundamentales, como el propósito de la educación, la relación entre el curriculum y el poder, la diversidad, la influencia de la tecnología y la importancia de la educación emocional, destacando la necesidad de preservar lo profundamente humano en un mundo cada vez más tecnológico y globalizado. En resumen, el texto aborda cuestiones críticas sobre la educación y el curriculum en la sociedad contemporánea. Abstract The following essay addresses the reflection on the Chilean school curriculum and its implications for education and society. It focuses on fundamental issues such as the purpose of education, the relationship between the curriculum and power, diversity, the influence of technology, and the importance of emotional education, highlighting the need to preserve what is profoundly human in an increasingly technological and globalized world. In summary, the text delves into critical issues about education and the curriculum in contemporary society. Introducción: Durante el seco invierno Serenense, en el mes de agosto del año 2023, en la Universidad Central, se dictó el curso Gestión y diversificación curricular, donde se expusieron variados temas para la discusión, el redescubrimiento, la recategorización y resignificado de variados conceptos y elementos en torno al curriculum escolar chileno. En este ensayo se expondrán principalmente las dudas que nacieron de la reflexión en torno a los temas propuestos en clases, considerando que el conocimiento sobre cualquier tema es un movimiento en eterna transformación, las respuestas a estas interrogantes nacen de distintas lecturas en torno a educación y de la observación de distintos centros educativos de Chile través de mi carrera docente. Este texto es una segunda versión actualizada según algunos comentarios de la profesora Silvia López de Maturana. Sobre el curriculum Muchas son las preguntas que se realizan en torno al curriculum, la pregunta fundamental debe estar dada en un comienzo en el ¿Para qué? Esta pregunta tiene como base la idea del “sentido”: ¿Para qué educamos? ¿Con qué objetivo la educación se transforma en un espacio reproductor del capital cultural y sociopolítico? Si la educación tiene como fin la libertad humana ¿Cuál será la base epistemológica y ontológica en la cual fundaremos estos preceptos? La educación en este sentido, se muestra como un acto (acción y verbo) trascendente; va de lo concreto: lo tácito, lo práctico, a lo abstracto: lo eidético, lo espiritual y viceversa, que permite finalmente el libre albedrio, que es la capacidad de autocrear (autopoiéticamente) nuestro destino, con elegancia, del verbo elegere, para elegir con razón. Para ello, el para qué del curriculum, respondiendo a la libertad humana, será cuidadoso en las aporías sustanciales que aparecen en la concreción de los opuestos; ser metódico en la gestión de las contradicciones al educar para la libertad, la autonomía y el espíritu crítico, ya que, bajo estos rasgos, inevitablemente la ciudadanía será más difícil de gobernar. Frente a esto, los estados, sus políticas y tecnologías, han creado siempre nuevas maneras de control biopsicosocial. El curriculum según la siguiente metáfora, es un campo de batalla que pone en tensión la esencia humana, y que nos hace elegir el camino de la responsabilidad intra e interpersonal, la cooperación, la tolerancia, la solidaridad, y el dialogo como reconocimiento de la diversidad de miradas, a partir del uso de las vías no violentas para la paz. El curriculum frente a las tecnologías biopsicosociales de control se muestra insumiso; reconoce lo mejor de lo humano, lo conserva, lo trasciende, y al mismo tiempo, debate contra la opresión, para dirimir entre la relatividad moral y una ética hacia la justicia social, que enaltezca lo diverso del espíritu humano y la naturaleza. El curriculum, desde los aparatos de control de los estados (poder vertical), y desde la mirada de quienes ejercen poder en los centros educativos (poder horizontal), comprenden el problema de la libertad desde diversas aristas, las cuáles en ocasiones son diversificadas hasta la relativización, solo un curriculum ético podrá contener y trascender lo humano. El liberalismo en su discurso de insumisión tiene tantos ribetes, que el espectro de simbolismos que han abrazado la idea, ha justificado actos de control humano a través de la ignorancia y la sumisión como creencia ciega y positiva de sus modelos, esto es, el deseo inacabable del consumo y depredación de lo humano y la naturaleza. ¿Cuánta insumisión humana puede ser soportada? La idea de libertad como justo medio, esto es, la búsqueda de la libertad frente a la opresión, tiende a ser relativizada y diversificada en la tensión de la aporía. Por una parte, es necesario para la humanidad romper con sus límites biológicos, cognitivos, sociales y espirituales, por otro lado, y entre tanto, creamos normas y reglas que permiten vivir dignamente, pero que también mantienen aprisionadas a la bestia; la masa, el leviatán que tiene dueño, a eso le llaman disciplina de los cuerpos y de los deseos, el curriculum es garante en ambos casos de que esto suceda. Por otra parte, tenemos la necesidad del reconocimiento de nuestra individualidad y de nuestros deseos, es imperiosa la necesidad de vivir y aceptar la diversidad, en paralelo, tenemos un liberalismo degenerado, que se autorreproduce y se justifica a través de los distintos sistemas educativos modernos, en los cuales, la escuela participa y/o queda en último lugar, que tiene como objetivo la normalización para el orden capital. El liberalismo en sus aparatos de control y reproducción se muestra violento, insumiso frente a los discursos de equidad, igualdad y diversidad humana, pero al mismo tiempo absorbe estos relatos para su propio beneficio. La delgada línea que separó la crítica al capitalismo, hecho curriculum en las aulas y universidades, fue superada por los modelos psicométricos virtuales de análisis de datos del sujeto y satisfacción inmediata de sus deseos. Nuestra individualidad es proclamada bajo los valores eternos, pero siempre con un producto o logo asociado. Será deber del curriculum (como imperativo moral en esta debacle) entregar herramientas solidas a la sociedad para dirimir sobre el relativismo de la dignidad y la conciencia humana, para ser críticos con la ambivalencia en la era de la desinformación y relativización moral. El curriculum sobre la relatividad moral de nuestra época, tendrá como problema el responder ¿Cuál es la delgada línea entre la educación hacia la libertad y la imposición de una educación conservadora de los valores de una cultura que quiere seguir creyendo la idea del progreso infinito? Esta educación hacia la libertad, relativizada en librecompetencia, permite solo a algunos, gozar sobre las masas que los sustentan, aprobado y reproducido a través de la educación moral de los pueblos que auto-conservan el modelo, replicándolo y percibiéndolo ahora como una acción positiva y auto concedida; sueña y cree el pueblo que nace de él la idea de que unos son mejores que otros. La mirada competitiva que declara el progreso infinito, el deseo infinito, y la depredación no sustentable del espíritu humano y la naturaleza, versus el libre espíritu humano buscando ir más allá de sus límites con una visión ética, meta y supra cognitiva, será el objeto del curriculum, en sus extremos críticos. El curriculum avanza lento y seguro tras el conocimiento humano, en base a un ethos común que nos da la historia y lo que podemos aprender de ella y de los sueños que revelan nuestros más profundos deseos. Y con previsión de futuro, persigue las respuestas a ¿Qué es lo mejor que podríamos enseñar? ¿Qué nos duele de la historia? y ¿Cómo podemos enseñar a soñar a las nuevas generaciones? Pero también avanza tarde; la producción del conocimiento humano en el último siglo crece de forma exponencial, reducidos grupos económicos, controlan las creencias e imponen una pedagogía de las masas, implícita, sistemática y desinformativa, a través de los Massmedia, la Net, y el Streammig. El curriculum llega tarde a responder en su intento de crear un contraataque, que, desde la conciencia, la cual se tiene por objeto a sí misma, y en su intento de salvarse a sí misma de las brutalidades de la razón humana, intenta educar y conservar lo mejor para sí; un freno de la cordura; La autoconservación del eros en contraste con el tanathos neoliberal, que permite desde la trascendencia buscar caminos para la nueva humanidad. El curriculum desde la nomenclatura del poder, funciona como un arma o arms, en el sentido greengo de herramienta, de doble filo, que representa lo mejor del pensamiento humano, pretendiendo la conservación y la libertad humana, pero en su intento de clasificación y normalización, se transforma en un gigante que apenas se mueve. Este es otro nudo critico que el curriculum debe enfrentar, respondiendo a la necesidad del avance social hacia una eutôpia (lugar bueno) que categoriza, ordena y da razón desde la diversidad y la conservación del espíritu humano. ¿Cuáles serán los valores que conservaremos de esta explosión epistémica que tiene como fundamento la diversidad? La naturaleza es multisistémica y tiende a complejizar sus modelos para la diversificación; el bosque y el mar, no caben en el curriculum, a menos que sean movilizados sobre los cimientos de una idea cuyo sentido sea el ethos ecosistémico. Comprender al ser humano en la naturaleza, ecosistémicamente, es volver a la idea de la diversidad para la complejidad, es comprender la existencia de las variables necesarias para lograr pervivir en la oscilación del péndulo entre el cambio y la conservación humana. Esta idea muestra el poder del curriculum como una necesidad imperiosa que fundamenta y protege la diversidad, frente al discurso utilitario neoliberal de la diversidad para satisfacer el consumo y el deseo sin fin humano. El poder del curriculum es transversal, pero dominado verticalmente; El poder con el que contamos como actores educativos y el poder con el que cuentan los otros, ha sido construido como todo proceso histórico, a través de la violencia y el diálogo. ¿Quiénes han dialogado sin caer en el control del otro que maneja el conocimiento? ¿Cómo será la delgada línea entre convivir hacia una cultura global y conservar nuestra identidad territorial, con el objetivo de ser un aporte transformacional a nuestro planeta, frente al control tecnológico y epistemológico de las grandes potencias? La ciencia y poética1 latinoamericana han dado ya grandes luces. El curriculum abogará por mantener viva esa llama de los distintos modelos culturales y relatos humanos propios de nuestra tierra, historias paralelas a las que han dominado los grandes relatos en el mundo y que nacen de territorios vulnerados y sin voz, pero que deben ser escuchados, modelos de habitar que son dignos del justo equilibrio entre la trascendencia humana y la sustentabilidad tecnológica material. 1 Considero a la poesía como la madre de las humanidades, literatura, filosofía, las ciencias sociales interpretativas, relatos ético valóricos y cosmovisiones teológicas latinoamericanas. En esta búsqueda sin vacilación de la apropiación y empoderamiento de la idea de diversidad, hemos logrado, en algunos lugares del mundo, creer que somos libres, pero la diversidad y libertad pueden entenderse en su extremo como herramientas gregarias; como imperativo que fundamenta el individualismo, manteniendo al mundo sin contacto real, sino virtual; más conectados, pero más solos; más individuos, pero menos pueblo; con más capacidad para elegir, pero con menos habilidades para dar sentido. El mundo virtual se muestra infinitamente informativo, permitiendo a cada usuario, tener su propia experiencia a partir de sus deseos e inquietudes, pero también se muestra parcializado y breve, provocando la relativización de la realidad; luego de una corta noticia de guerra, esta será aminorada con imágenes de placer, sea cual sea le guste al usuario; y breves en cuanto a los modelos de presentar y mantener la atención y liberación de dopamina del usuario a través de la estimulación de los centros de recompensa cerebral, que vuelven adictos a los sujetos a su propia imagen, y a los modelos meméticos que se producen a partir de la imposición sistemática de estándares de vida y modelos de éxito neoliberales. Y así, informados pero neutralizados, nos sentimos únicos, irrepetibles e importantes y con ello nuestros deseos, que no son propios sino impuestos a partir del contacto infinito con redes sociales, olvidando la guerra, la pobreza, la injusticia, y el desarrollo del espíritu humano. El desafío del curriculum será lograr una convivencia más armoniosa entre la diversidad, la libertad y la conciencia sobre los beneficios y peligros de la tecnología. El neoliberalismo transformado en necesidad y cultura, en su intento de justificación y autorreproducción ya no aprisiona, sino que deja ser, permite la diversidad, alaba los valores familiares y la alegría, se vuelve extenso hasta la medida de alcanzar cada uno de los movimientos políticos y contra-culturales y hacerlos propios; consume la cultura y la transforma en producto de venta, satirizando la crítica, virtualizando y diversificando la realidad, así la diversidad como valor, es absorbida por el liberalismo a favor del mercado. Hay quienes dudan del valor de las escuelas, y si estas deberían dejar de existir. Las escuelas serán el terreno fértil para la conservación de la mente y espíritu en sus aspectos originarios, dados por la inocencia, la armonía, el amor por la especie humana y la naturaleza y la educación emocional. Frente a ello, la diversidad que es contenida en la escuela y el curriculum permitirán que la humanidad se manifieste en todas sus facetas, en ambientes dignos y de paz, para que las nuevas generaciones habiten dentro de límites éticos, heterogéneos y sustentables con la naturaleza y la tecnología. El justo equilibrio se produce entre el aporte de la educación con todas sus virtudes y la influencia que tiene la internet, ahora IA (Inteligencia Artificial), en el desarrollo de la conciencia humana. Pareciera a veces que fuera una batalla ganada por la tecnología y las Intel-ligencias que superan a las colectividades humanas; la relación asimétrica entre el Bigdata y el usuario, nos muestra como consumidores pasivos de una cultura virtual autorepresiva e ignorada en el contrato de privacidad de datos. Ésta Intel-ligencia, será entendida como la capacidad que tienen los sistemas electrónicos integrados (Intel), para que, a partir de los datos tomados de cada uno de los usuarios voluntarios y libres, pueda persuadir y promover la elección (legere) de distintos productos, tipos de conducta, posturas éticopolíticas y cognitivas, e ideas sobre la felicidad, sobre el éxito, el placer y sobre el sentido de lo humano. El curriculum desde su visión crítica, denuncia a partir de sus contenidos y objetivos los peligros de la sociedad tecnológica para evitar precisamente la pasividad humana frente a la tecnología. La excesiva transparencia del Bigdata permite fundar efectivamente el viejo relato del dios omnipresente que controla la conducta humana y que nos mira desde el éter, ahora “La Nube”. La sociedad de la transparencia habrá de crear inevitablemente la nueva humanidad, el curriculum deberá velar por que así sea, y por qué esta creación sea fundada en el bien común. Pero la pérdida del secreto, de la privacidad, luego de los pensamientos, será indefectiblemente un golpe para la soberanía del albedrio humano, necesario para mantener en movimiento la creatividad y el cambio, que es la esencia humana. El curriculum nos advertirá sobre estos riesgos y nos preparará para lo que viene: La inclusión de la idea, de que la “IA” posee conciencia, revolucionó la mirada del mundo hacia el estudio de la propia mente humana. Si podemos crear conciencia a través de la programación de datos, ¿Qué significa nuestra existencia humana en relación a la razón y emoción para entender, acercarnos y transformar el mundo? ¿Qué nos queda entonces? La escuela y los centros educativos modernos se caracterizan por ser seducidos a cumplir con el mito post-moderno de la actualización e innovación eterna, aunque ya no se habla de progreso sino va acompañado de la palabra sustentable. La empresa y el Estado, el matrimonio asimétrico que reemplazo al de la Iglesia y el Estado, sumó a sus valores el de la ecología, el de la democracia y el de la dignidad humana, e hizo transparente cada una de sus conductas para la mejor gestión de la masa. El sujeto en este binómio empresa-Estado es masa numérica, que se siente individuo y es premiado por ello, sin embargo, el sujeto está sólo y vigilado. El panóptico humano foucaltiano es reemplazado por el apópctico2 u ojo virtual del god Google. Los individuos de nuestra sociedad participan voluntariamente de la exposición y la transparencia; los sujetos se virtualizan, se vuelven capital de si mismos. La esclavitud moderna es la de la diversidad para el capital y la participación voluntaria que transparenta nuestra intimidad, quien no participa de esta cooperativa Intel-ligencia se pierde en el olvido. Este es el caos de la era tecnológica, la línea delgada entre el sujeto libre y el esclavo del éxito, entre la utilidad de nuestro quehacer y el abandono de la labor humana, reemplazada por las inteligencias artificiales. ¿Hacia dónde se dirigirá nuestra mirada con tanto tiempo libre? ¿Cuál es el rumbo que debe tomar la educación y el curriculum? Se ha expuesto que es fundamental trabajar con las emociones, sin embargo, el dominio cultural viene dado por las tecnologías de la información; El “qué siento” y “qué siente el otro”, versus la bomba de positrones, el Bigdata y el quiebre democrático por la desinformación. Conclusiones La lentitud del curriculum es el paso sabio de quien ha vivido muchos años y recorre el camino con parsimonia y cuidado, y que no olvida su origen: lo humano. La pregunta ultima sobre el curriculum, que responderá a la primera de este ensayo será ¿Qué es lo profundamente humano? En resumen, el curriculum se convierte en un campo de batalla crucial, donde se enfrentan las fuerzas de la libertad humana y el control tecnológico. La cuestión fundamental que subyace en este debate es el propósito mismo de la educación: ¿para qué educamos? En este proceso, el curriculum se presenta como una herramienta ambivalente, capaz de fomentar la diversidad, la conciencia y la libertad, pero también susceptible de ser cooptado por el poder y la tecnología en beneficio del capital. El curriculum debe equilibrar la necesidad de conservar la diversidad y la identidad cultural con 2 Han: B. Ch (2018) La expulsión de lo distinto. la presión de la globalización y la influencia de la tecnología. Es esencial para preservar la esencia humana y la conciencia en un mundo dominado por la información y la transparencia. Además, el curriculum debe enfrentar los desafíos éticos planteados por la inteligencia artificial y la manipulación de datos, al tiempo que promueve la educación emocional como un contrapeso necesario. La lentitud con la que el curriculum avanza es una señal de su sabiduría y su compromiso con lo humano. Al final, la pregunta que debe responder es: ¿qué es lo profundamente humano en un mundo cada vez más tecnológico y globalizado? El curriculum desempeña un papel fundamental en la búsqueda de esa respuesta, ayudando a las generaciones futuras a comprender, apreciar y preservar lo que hace que la humanidad sea única y valiosa.