PANORAMA INTERNACIONAL DE DERECHO DE FAMILIA C U LTURAS Y SISTEMAS JURÍDICOS COMPARADOS TOMO I INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS Serie DOCTRINA JURÍDICA, Núm. 353 Coordinador editorial: Raúl Márquez Romero Edición: Jorge E. Muñoz Sánchez Formación en computadora: Jorge Muñoz Buendía Revisión: Claudia Araceli González Pérez PANORAMA INTERNACIONAL DE DERECHO DE FAMILIA CULTURAS Y SISTEMAS JURÍDICOS COMPARADOS TOMO I R OSA MARÍA ÁLVAREZ DE LARA Coordinadora UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO MÉXICO, 2006 Primera edición: 2006 DR © 2006, Universidad Nacional Autónoma de México INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n Ciudad de la Investigación en Humanidades Ciudad Universitaria, 04510 México, D. F. Impreso y hecho en México ISBN 970-32-3795-9 Obra completa: 970-32-3902-1 CONTENIDO Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . María de Montserrat PÉREZ CONTRERAS XIII TOMO I ASPECTOS SOCIOCULTURALES, HISTÓRICOS Y DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA FAMILIA La irrupción del concepto de persona en el pensamiento occidental y su itinerario hacia el derecho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . José de Jesús LEDESMA 3 El orden público en el derecho familiar mexicano . . . . . . . . . . . . . Julián GÜITRÓN FUENTEVILLA 13 Los derechos fundamentales del niño en el contexto de la familia Mónica GONZÁLEZ CONTRÓ 55 Familia, Constitución y derechos fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . Miguel CARBONELL 81 Adscripción de psicólogos en los juzgados familiares y penales. Necesidad de apoyo científico en la toma de resoluciones judiciales Elsa Amalia KULJACHA LERMA Josefa Hedith ANDRADE FAVELA La protección constitucional de la familia; una aproximación a las Constituciones latinoamericanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Efrén CHÁVEZ HERNÁNDEZ VII 97 125 VIII CONTENIDO MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS Algunas consideraciones sobre la nueva Ley de Matrimonio Civil en Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Enrique PÉREZ LEVETZOW 151 Igualdad conyugal y custodia compartida en la legislación española Ma. Paz POUS DE LA FLOR 161 Guarda y custodia del menor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Elizabeth GONZÁLEZ REGUERA 185 Matrimonio, divorcio y medios alternativos de solución de conflictos María Clementina PEREA VALADEZ 219 La mediación familiar: sistema de gestión positiva y resolución de conflictos familiares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio José SASTRE PELÁEZ 241 Métodos estatuarios de medios alternativos para la solución de conflictos en el estado de Texas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . George SOLARES CONTRERAS 279 El núcleo familiar ante el derecho tributario . . . . . . . . . . . . . . . . . . Juan Manuel ORTEGA MALDONADO Nuevas perspectivas en el derecho de familia: medios complementarios de resolución de conflictos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nuria BELLOSO MARTÍN 299 325 UNIONES DE HECHO Problemática de la unión homosexual. Derecho comparado. Derecho argentino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Graciela MEDINA 383 Unable to divorce: registered partnerships and same-sex marriage Nicole LAVIOLETTE 427 Matrimonio y uniones homosexuales: ¿asimilar o distinguir? . . . . Olimpia ALONSO NOVO 459 CONTENIDO ¿El concubinato puede derivar derechos sucesorios? . . . . . . . . . . . Erickson Aldo COSTA CARHUAVILCA IX 471 TOMO II FILIACIÓN Y PARENTESCO: PATERNIDAD, MATERNIDAD Y PATRIA POTESTAD; ALIMENTOS; REPRODUCCIÓN FECUNDACIÓN ASISTIDA La prueba científica de la filiación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Irene LÓPEZ FAUGIER 491 La obligación alimentaria. Necesidad humana, deber político . . . . Olga María SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS 521 La evolución y transformación de la patria potestad. Desde Roma al México de hoy. Poder y feminismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . María Antonieta MAGALLÓN GÓMEZ 527 Alcances de la patria potestad y la custodia (Código Civil para el Distrito Federal) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Alejandro CÁRDENAS CAMACHO 553 La maternidad en el derecho de familia y de la seguridad social . . . Gabriela MENDIZÁBAL BERMÚDEZ Héctor ROSALES ZARCO 585 INSTITUCIONES PROTECTORAS DE LOS MENORES DE EDAD. TUTELA, ACOGIMIENTO, GUARDA DE HECHO Y ADOPCIÓN Las funciones tuitivas del Estado español: niños en situación de desamparo y riesgo social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Lourdes TEJEDOR MUÑOZ La protección internacional de los menores en el foro de codificación de la CIDIP: alimentos, adopción, restitución y tráfico internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sonia RODRÍGUEZ JIMÉNEZ 615 659 X CONTENIDO Adopción internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Elva L. CÁRDENAS MIRANDA 683 El Código de la Niñez y la Adolescencia en Uruguay . . . . . . . . . Carmen GARCÍA MENDIETA 709 La patria potestad es de mejor calidad que la adopción internacional para efectos de migración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . María Aurora de la Concepción LACAVEX BERUMEN Yolanda SOSA Y SILVA GARCÍA 755 LA VIOLENCIA FAMILIAR O DE GÉNERO: MALTRATO DOMÉSTICO; ASPECTOS CIVILES, PENALES Y PROCESALES La violencia de género: entre el concepto y la realidad social . . . María Luisa MAQUEDA ABREU 777 El delito de violencia familiar. Aspectos procesales . . . . . . . . . . . . María Rocío MORALES HERNÁNDEZ 795 Violencia familiar y derechos humanos: un panorama de su regulación jurídica en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Marta TORRES FALCÓN 831 La violencia familiar o de género: maltrato doméstico; aspectos civiles, penales y procesales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Julia Isabel FLORES 847 Persecución por motivo de género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Laura NAVARRO BARAHONA La violencia contra los niños y adolescentes: enfoque pediátrico del problema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Arturo LOREDO ABDALÁ Violencia doméstica y su impacto emocional en los niños . . . . . . Janet SHEIN SZYDLO Las recientes medidas de prevención de la violencia de género en el ámbito de la pareja en la legislación española . . . . . . . . . . . Adela ASUA 869 889 897 913 CONTENIDO XI RELATORIAS Aspectos socioculturales, históricos y derechos fundamentales en la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fausto KUBLI-GARCÍA Matrimonio, divorcio y medios alternativos de solución de conflictos Efren CHÁVEZ HERNÁNDEZ La protección internacional de menores y la cooperación internacional para la restitución de menores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Adriana CANALES PÉREZ Uniones de hecho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Elvia Lucia FLORES ÁVALOS 939 943 947 961 Filiación y parentesco: paternidad, maternidad y patria potestad; alimentos; reproducción o fecundación asistida . . . . . . . . . . . . . María Carmen MACÍAS VÁZQUEZ 967 Instituciones protectoras de los menores de edad: tutela, acogimiento guarda de hecho y adopción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Arturo MANJARREZ MOSQUEDA 973 La violencia familiar o de género: maltrato doméstico; aspectos civiles, penales y procesales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . J. Merced GÓMEZ ORTEGA 977 Panorama internacional de derecho de familia. Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados, tomo I, editado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, se terminó de imprimir el 29 de septiembre de 2006 en Enach. Impresión de Libros y Revistas. En la edición se utilizó papel cultural de 70 × 95 de 50 kilos para las páginas interiores y cartulina couché de 162 kilos para los forros; consta de 1,000 ejemplares. PRESENTACIÓN Esta publicación, en dos tomos, es resultado de la celebración del Congreso Internacional de Derecho de Familia, Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México del 22 al 24 noviembre de 2005. La definición jurídica de familia, en la actualidad parece presentar una problemática específica, ya que no satisface por diversas razones, tanto sociales como culturales, económicas y humanas —por mencionar algunos aspectos— las relaciones que se gestan en torno y dentro de la familia; una vista interdisciplinaria y multidisciplinaria nos permite explicar y comprender dichos fenómenos, y en nuestro caso estudiarlos en su perspectiva jurídica, de tal forma que aquello que el derecho no ha alcanzado a regular en la inevitable evolución humana, social y familiar sea regulado, siempre atendiendo a los principios universales garantistas y de derechos económicos, sociales y culturales que rigen la convivencia, en este caso familiar, proveyéndola con calidad de vida. Es en este sentido que se consideró pertinente que el eje sobre el que se desarrollara el tema de familia fuera el de los derechos humanos y constitucionales. La complejidad que presenta la familia pasa por diferentes niveles: los lazos de parentesco, las relaciones jurídicas, la forma de comunicación, convivencia, bases y prácticas culturales, los afectos, los valores, las reglas propias, todo lo cual va estructurando una red de relaciones, y la construcción de las mismas, lo que definen la ideología y el interactuar de y entre los miembros de la familia y de éstos en sociedad, lo que va determinando la estructura social y sus reglas de convivencia. De ahí la importancia de la actualización en cuanto al estudio y regulación de los grupos núcleo de la sociedad, tomando en cuenta las necesidades que se gestan tanto al interior como al exterior de los mismos, generando las bases para el bien común, el ejercicio y goce efectivo de los XIII XIV PRESENTACIÓN derechos humanos y garantías constitucionales, deber del Estado frente a sus ciudadanos. Esta actividad académica permitió a los profesionales, estudiantes y académicos la actualización de conocimientos sobre la legislación aplicable, así como las posturas actuales frente a las figuras y problemas del derecho de familia, desde sus diferentes ámbitos de aplicación, como es el caso de las nuevas formas de familia, la custodia compartida, la alienación parental, las uniones de hecho y matrimonios homosexuales, la violencia familiar, por mencionar sólo algunos de los grandes temas abordados a lo largo del evento. El Congreso convocó a expertos y estudiosos, quienes trabajaron sobre todos los temas actuales de la materia; los expertos de reconocido prestigio nacional e internacional, los profesionales y todos los asistentes, analizaron propuestas de vanguardia para una actualización y eficiente respuesta a las necesidades del derecho de familia. María de Montserrat PÉREZ CONTRERAS LA IRRUPCIÓN DEL CONCEPTO DE PERSONA EN EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL Y SU ITINERARIO HACIA EL DERECHO José de Jesús LEDESMA* SUMARIO: I. Hombre y persona en el mundo clásico. II. Difusión de la noción en la experiencia romana. III. Sentido instrumental del derecho. IV. La sistemática jurídica personalista, vista desde el derecho civil. V. Enunciación del itinerario principal de la antropología jurídica. I. HOMBRE Y PERSONA EN EL MUNDO CLÁSICO Mucho es lo que deben las ciencias humanas a la antigüedad, especialmente al mundo mediterráneo. Sabido es que la filosofía es hija del asombro. El hombre intuye la magnitud de su propio misterio, de ello nos escribirá magistralmente Agustín de Hipona. El asombro y la conciencia de finitud, llevaron a los griegos del periodo presocrático a buscar algunas explicaciones a los problemas humanos en el cosmos. Con la aparición de la ética socrática el esfuerzo se da a la inversa, se intentaron resolver grandes cuestiones filosóficas a partir del alma, de la conciencia y de la realidad total de lo humano. Había llegado de ese modo el tiempo de Platón y Aristóteles y del antropocentrismo de los sofistas. El hombre se ha cuestionado siempre por qué hay cosas, quién soy. Ha observado que las cosas son en cuanto difieren y que estas diferencias le dan su gran riqueza al cosmos. Poco a poco va descubriendo que la realidad dentro de su complejidad es análoga. La analogía reside en el ser y cuando es empleada como método de conocimiento e integración de las totalidades, resulta ser un gran instrumento epistémico. * Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad Iberoamericana. 3 4 JOSÉ DE JESÚS LEDESMA El pensamiento helénico a pesar de su profundidad y brillantez, no alcanzó a concebir al hombre como un ser creado, esta percepción le correspondió al monoteísmo del pueblo de Israel. De la combinación de la herencia de griegos, judíos y romanos, se forman las estructuras y contenidos principalísimos de la cultura occidental. En el mundo clásico, las grandes y poderosas oleadas del pensamiento griego, inundaron y transformaron el modo de entender la vida y la muerte.1 Basta acercarse inicialmente a la literatura de aquellas culturas para comprender que finalmente el hombre es lo que es, porque está dotado de autonomía. A lo largo del itinerario de su vida, alcanza y conserva un amplio margen de decisión que corre desde los pliegues íntimos de su alma hasta la mayoría de las acciones externas que realiza. La clásica expresión que emplean los textos romanos sui iuris, alude perfectamente a los alcances autónomos que caracterizan al ámbito humano a diferencia de lo que acontece con tantas otras criaturas. Los dinamismos de la criticidad y la creatividad connotan perfectamente la contextura de la naturaleza humana.2 Es en verdad difícil encontrar algún ámbito de la civilización romana que no haya sido influenciada por la cultura helénica. En Italia, pronto se difundió la práctica del teatro que había sido creado por los atenienses.3 La experiencia teatral originó la necesidad de relacionar al actor o persona con el personaje que debía encarnar. De esta dialéctica, se sembró la necesidad de identificar a cada uno y también la urgencia de fusionarlos con un gran sentido evocativo. La persona del actor resultó así el sustrato o soporte del personaje que sólo tenía vida en la escena y durante el tiempo que durara la representación. Al terminar el drama, el actor se despoja de su vestimenta, el personaje queda olvidado pero la persona, soporte de aquél, permanece con todos sus dinamismos y con su identidad. A través del teatro, se alcanza a percibir que la persona en gran parte es relación hacia… Sabido es que en el teatro latino y en el teatro etrusco, se utilizaron las máscaras que muchos pueblos de la antigüedad habían trans1 Me refiero al pensamiento estoico y de modo principal al cristianismo. Específicamente también los de la responsabilidad, la solidaridad, la integración afectiva y la trascendencia. 3 Probablemente desde los siglos VI o V, a. C. 2 LA IRRUPCIÓN DEL CONCEPTO DE PERSONA 5 mitido a los griegos. Estos artificios fantásticos, debían estimular la imaginación a fin de que el propio actor y el público vivieran la verdad del escenario y ya que servían igualmente para hacer resonar la voz, fueron denominándose per sonare vocem y por ello, persona y personaje al ser humano que actuaba. El actor es alguien personante —dramatis persona—. Se trata de un sujeto jurídico porque es un sujeto ético en atención a su racionalidad.4 II. DIFUSIÓN DE LA NOCIÓN EN LA EXPERIENCIA ROMANA La inclusión del teatro en el ámbito del esparcimiento de los romanos, se fue generalizando con intenciones religiosas y lúdicas. La educación del jurista necesita desarrollar e impulsar los dinamismos de la imaginación, sea para detectar y ordenar los problemas de la realidad social, sea para hacer operar la técnica jurídica o para emplear adecuadamente los enunciados abiertos y/o cerrados que se encuentran en la formulación normativa. El jurista debe ser historiador y saber emplear los medios de prueba como fuentes de conocimiento, debe también saber imaginar diferentes horizontes y escenarios extraídos de la experiencia humana. Por ello, la experiencia lúdica, descuidada, por cierto, en la formación del abogado, aporta una riqueza imposible de despreciar. Gracias al desarrollo de la personalidad artística del educando, el jurista puede entrar epistemológicamente al terreno de las presunciones, ficciones, supuestos, extensiones, asimilaciones, equiparaciones, enunciados abiertos y cerrados o taxativos… etcétera, además de promover las vivencias estéticas del orden y la justicia. El constante desarrollo de la filosofía griega, llevó a los filósofos a denominar prósopon a la relación que se establece entre persona y personaje, hipóstasis a la unión indisoluble que durante la re-presentación se vivía en la escena y ousía a la esencia misma de la persona.5 4 De los escritores latinos, Epicteto, en el siglo II es el que lleva más al fondo esta vivencia. Ver sus Discursos y Disertaciones. Pensando en términos jurídicos, basta considerar la función de la “presentación” y la representación para comenzar a subrayar la importancia de la sustitución y la imaginación. 5 Conceptos ampliamente trabajados en la antropología filosófica, bastante ausente, por cierto, en nuestras facultades de derecho. En la historia de la filosofía, se ha privilegiado el concepto de hipóstasis que denota algo sobrepuesto como la máscara. El 6 JOSÉ DE JESÚS LEDESMA Siguiendo al pensamiento griego, particularmente a Platón, San Agustín, plasmará en su tratado De Trinitate, VII.6, lo mejor de la patrística en vísperas ya de las aportaciones de Boecio. Antes de que Severino Boecio formulara la clásica definición de persona: “Substancia individual de naturaleza racional”, la distinción entre hombre, ser humano, entendido más como ser biológico, tangible y persona, específicamente sui iuris, dotada por ende de conciencia, los juristas clásicos romanos, introducen en los siglos I y II, el término y esta noción, en el mundo de los albores del imperio. Disponemos de los testimonios de Gayo y Florentino que nos manifiestan cómo gracias al estoicismo y al cristianismo, la esclavitud es un artificio del derecho que opera sobre la persona, todas, de igual naturaleza.6 La noción y la vivencia experiencial de persona, alude a la unión hipostática de la carne y la conciencia que reclama una identidad y un tratamiento digno y correspondiente, por parte del derecho. Este es a mi juicio, el núcleo capital de la aportación de la historia de Roma, aportación que se agiganta a través del pensamiento cristiano. De aquí emana la idea de dignidad de la persona humana que fundamentalmente no es sino el reconocimiento y aceptación de que el hombre es lo más valioso de la creación tangible —dignidad ontológica—. La racionalidad de este ser, le lleva a escribir con sus actos típicamente humanos, su propia dignidad biográfica de la que se desprenden consecuencias que el derecho regula en lo penal, autoral, familiar, premial… cuerpo, soma, vendría a ser algo sobrepuesto consistencialmente a la conciencia. Es preciso reconocer lo mucho que debe el derecho al estudio del acto humano por la moral y por la psicología. 6 Gayo refiere que ha aprendido esto de sus maestros que pertenecían a la escuela de los Sabinianos. Ya en el pensamiento griego se había afirmado la ley de la igual naturaleza o “isonomía” que penetrará más en Roma gracias a la visión y promoción del humanismo de clara estirpe republicana como lo ha demostrado Schulz en sus Principios del derecho romano. Ambos juristas escribieron en la segunda mitad del siglo II, un Tratado de Instituciones, obras fundamentalmente didácticas de enorme repercusión en la legislación de Justiniano del siglo VI. La obra de Florentino, se ha perdido casi en su totalidad, los pocos fragmentos que tenemos, nos permiten conocer su interés por la cuestión humana en el derecho. Es célebre su definición de libertad que se encuentra al principio del Digesto. Las Instituciones de Gayo, han marcado de modo indeleble el esquema de pensamiento jurídico en el sistema de ley escrita. Respecto de este último, puede verse la parte siguiente del presente texto. Donello en la Europa del Renacimiento, volverá sobre la dialéctica del derecho civil-derecho natural. Véase Sergio Cotta, “Persona” en Enciclopedia del Diritto, Giuffré, 1987. LA IRRUPCIÓN DEL CONCEPTO DE PERSONA 7 Será preciso esperar hasta el siglo IV, para ver surgir las controversias teológicas antes y después del Concilio de Trento del 325. Entonces se planteará el asunto de la persona única de Jesucristo portador de dos naturalezas: divina y humana. Al calor de estas cuestiones se discute y avanza en el problema de la persona humana visto desde la óptica de la cuestión teológica. Empero, ya los juristas romanos tratan y discuten con gran familiaridad de la persona humana y de la persona jurídica desde el inicio de nuestra era. De ese modo no queda duda de que la ciencia jurídica temprana en Roma, constituyó el mejor y primer vehículo de penetración y afinación de lo antropológico desde Grecia a las tierras del Lacio y de ahí a todo el orbe. Desde ese tiempo se hará más intenso el estudio y discusión acerca de la persona en el derecho y fuera de él. Se había caído en la cuenta de que el ser humano es la única realidad en el universo tangible, capaz de hetero-relación y auto-relación. El derecho, únicamente se manifiesta en la hetero-relación, cuando hay interferencia con otro yo no con lo otro. Auto-relación, alude directamente a la conciencia. El hombre vale más que todas las estrellas del firmamento porque él, sabe que es y ellas, jamás. Ahí reside la dignidad humana explicada, desde luego por la sindéresis o conciencia de distinción entre el bien y el mal. Pascal lo expresó magistralmente con la afirmación de que el “hombre es una caña pero una caña pensante.7 Aristóteles, por su parte abunda en Cat.5.2.a, explicando que ousía, denota lo que es siempre sujeto y nunca objeto. No está por demás recordar que la fundación del moderno derecho internacional, se hace posible cuando América se presenta ante la mirada de Europa como un sujeto propio. Isabel de Castilla, los frailes y Francisco de Vitoria, lo entendieron perfectamente. La dialéctica tensional que se ha originado entre las nociones de individuo y persona, se resuelven a favor de una concepción sintética que recibimos mejor del pensamiento hebreo, no del griego. Concluyendo lo expuesto antes, se puede sustentar que no únicamente la noción de persona sino su tratamiento e intelección, habían irrumpido ya por vez primera, en la historia del pensamiento, precisamente en el ámbito del derecho romano clásico. 7 La cuestión de la responsabilidad humana, ha planteado serios problemas al jurista cuando se trata de actos imputables a las llamadas personas morales, especialmente tratándose de delitos y otros ilícitos. 8 JOSÉ DE JESÚS LEDESMA III. SENTIDO INSTRUMENTAL DEL DERECHO El postulado fundamental de este parágrafo se expresa afirmando que el orden jurídico es un instrumento básico e insubstituible al servicio de la persona humana en su vida de relación y no que aquélla deba ser considerada parte subordinada y sirviente del derecho. Así, en una sana visión filosófica, los fines del derecho, deben subordinarse a la obtención de los de la persona humana, sea que se le contemple en su vida comunitaria o en su existencia individual.8 Se ha extendido mucho la intuición y concepción del derecho como norma. No es posible negar que su forma natural de expresión es la formulación escrita o de otra índole, empero, no es válido confundir la expresión con el agente que se expresa. El derecho es una realidad análoga y si se inquiere acerca de su primado, habremos de encontrarnos con su agente natural y típico que es la persona humana. Por ello debe aceptarse a pesar de los residuos del positivismo del siglo XIX, que el derecho es fundamentalmente conducta humana. Lo ha enseñado ricamente Recaséns Siches, siguiendo el racio-vitalismo orteguiano, el derecho es vida humana objetivada. A partir de esa profesión, debemos distinguir como lo hacen finos doctrinarios, los múltiples significados de derecho, desde su referencia posicional-geométrica, hasta llegar al criterio profundo de razón ordenadora y reparadora. Si perdemos de vista que el derecho es primariamente educación con su característica vis directiva, extraviamos la senda única que conduce a la consecución de sus fines. Un cuidadoso análisis de la persona jurídica, calificada de moral desde los tiempos de Savigny, en la teoría contemporánea del derecho, nos muestra claramente el sentido de analogía de atribución que el orden normativo otorga con auténtico sentido instrumental a los entes así considerados.9 El jurista desde hace mucho tiempo se ha sumergido en el uso de la analogía que ya empleaba el mundo clásico, en ocasiones en forma 8 Es esta una cuestión muy debatida por filósofos y juristas. Finalmente, la postura doctrinal depende de la cosmovisión de cada pensador. 9 Resultado que alcanzan los juristas romanos de la Época Clásica a través de la idea del “pueblo romano”. Los griegos no llegaron a esas alturas de abstracción a pesar de su idea de comunidad, —koinonía—, que sin embargo, abrió la puerta a los juristas del imperio. Más tarde el pensamiento cristiano, a través de Pablo, realizó una gran aportación al derecho de las personas jurídicas con la idea del “Corpus Mysticum Christi”. LA IRRUPCIÓN DEL CONCEPTO DE PERSONA 9 de metáfora, otras como metonimia. Tales son las expresiones de “ramas del derecho”, “fuentes del derecho”, “lagunas del sistema”, “vida del derecho”. Especial mención amerita la metonimia que nos llega desde Roma y en la cual la persona es nombrada por la expresión “ cabeza”.10 IV. LA SISTEMÁTICA JURÍDICA PERSONALISTA, VISTA DESDE EL DERECHO CIVIL La concepción sistemática que empleó Gayo en sus Instituciones ha ejercido una influencia modeladora del esquema de pensamiento jurídico del derecho occidental, más en el de tradición romano-canónica. La obra se abre con una introducción preliminar y se distribuye en tres libros sucesivos: Personas, Cosas y Acciones. Si revisamos la estructura y ordenación de nuestros códigos civiles seguidores del modelo de Gayo y del Código Napoleón, apreciamos que esas disposiciones preliminares son normas introductorias-constituyentes del sistema jurídico y que únicamente por razones de orden histórico, están ubicadas en el Código Civil. Su observancia y vigencia es general, rebasando al propio derecho civil. Es que el derecho civil en Roma y a través de nuestra biografía de la ciencia de los siglos siguientes, ha servido de matriz conformadora de los conceptos jurídicos fundamentales. Se le ha nombrado y entendido como tronco generoso de las otras ramas del propio derecho.11 La consideración de que se abre la obra gayana con el tratamiento de la persona, denota sin una discusión de mucha hondura, el carácter personalista de aquella temprana antropología jurídica que se reafirmará en el constitucionalismo y la codificación. El estudio de la teoría jurídica y de los cursos de derecho civil, con su particular peso cualitativo en la formación del abogado, dejan a las claras la confirmación de la conciencia de prioridad del sujeto y su oposición complementante con el objeto, encapsulados ambos en el víncu10 Se debe al ilustre filósofo mexicano Mauricio Beuchot de nuestra UNAM, la fundación y difusión en nuestro medio de la hermenéutica analógica que puede rendir óptimos frutos en la intelección del derecho. Debe no obstante, reconocerse que Efraín González Morfín, ya ha estudiado desde los años setenta, la analogía y el ser del derecho y la sociedad. Véase de este último, Temas de filosofía del derecho, UIA-Noriega, 2003. 11 He aquí otra expresión metafórica tomada del Árbol de Porfirio. 10 JOSÉ DE JESÚS LEDESMA lo o relación jurídica. En el desarrollo ulterior del derecho romano, se encuentra una afirmación creciente de la antropología jurídica por obra del cristianismo. El derecho civil, en su concepción clásica tradicional, constituye así por sus raíces históricas,12 el sitio radical para instalar y priorizar a la persona y a partir de este sitio proyectarla a todo el ordenamiento normativo. No parece justa la afirmación de que la capacidad jurídica es sólo aptitud o posibilidad de adquirir derechos y deberes dado que el sujeto al que se le reconoce esta cualidad ya los tiene. Es preciso hablar en presente, esto es, en términos actuales y no potenciales.13 V. ENUNCIACIÓN DEL ITINERARIO FUNDAMENTAL DE LA ANTROPOLOGÍA JURÍDICA Se hará una brevísima referencia al itinerario de antropología general, entendiendo que la teoría jurídica y la filosofía respectiva, se han estado ocupando de establecer el diálogo correspondiente. Iniciando con la escuela patrística que ofrece una riqueza enorme, se puede entender porqué el mayor impulso que recibe la filosofía de la persona humana, se produce en el clima intelectual generado por las controversias cristológicas y no se cierra en esa fase inicial sino en la época de Isidoro de Sevilla. Será preciso esperar a que aparezcan los primeros indicios del prerenacimiento para que surjan las lumbreras de Anselmo, Dante, Tomás de Aquino 14 y Guillermo de Occam. Había sido en el monasterio de San Víctor, en donde se preparó el ambiente intelectual que fructificó en los siguientes siglos. Con Descartes y mucho más profundamente con Kant, se producen cambios sustanciales en la autoconcepción de la persona. 12 Desde luego dejando a salvo el derecho constitucional que establece sólo las bases sustentadoras sin normarlas al detalle. Sabido que el texto de nuestra carta fundamental es bastante omiso aún al respecto. 13 Véase el esmero y la riqueza con la cual los juristas romanos trataron el problema del hijo póstumo llevando a cabo un brillante ejercicio de extensión analógica al cual ha retornado nuestra Suprema Corte. 14 Santo Tomás toma como punto de partida de su concepción antropológica, la célebre definición de Boecio. LA IRRUPCIÓN DEL CONCEPTO DE PERSONA 11 Será preciso transitar de los siglos de la Ilustración y de los nacionalismos para llegar al siglo XX con toda una pléyade de pensadores que han incidido fuerte en la conformación antropológica de nuestro tiempo. Basta recordar nombres ilustres: Max Scheler, Edith Stein, Emmanuele Mounier, para señalar apenas el sendero que ha tomado esta disciplina sustancialmente conectada con la concepción de nuestra ciencia jurídica humanista desde su raíz. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO Julián GÜITRÓN FUENTEVILLA SUMARIO: I. Planteamiento general. II. Antecedentes del orden público en el derecho romano. III. Conceptos y definiciones de orden público. IV. Teorías del orden público. V. Orden público y derecho familiar. VI. Autonomía de la voluntad y derecho familiar. VII. Características del orden público en el derecho familiar mexicano. VIII. Vinculaciones del orden público con el derecho familiar mexicano. IX. Trascendencia de las nuevas normas de derecho familiar en México. X. Criterios jurisprudenciales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, respecto al orden público en el derecho familiar mexicano. XI. Bibliografía. I. PLANTEAMIENTO GENERAL Comúnmente la expresión orden público, involucra sucesos, disturbios, manifestaciones, marchas callejeras que yendo más allá de la esfera particular, originan, crean un caos o cuando menos, alteran las situaciones domésticas en relación a la ciudadanía; de ahí deriva la expresión de que no hay que alterar o perturbar el orden público. En estos elementos vamos a encontrar el concepto jurídico, que en realidad se entiende como un estado fundamental. ¿Qué es el orden público? ¿Cuáles son sus elementos? ¿Cuál es su origen? ¿Dónde surge? ¿Cuántas teorías existen? ¿Cuáles son sus características? ¿Cuál es la situación del orden público actualmente en el mundo? ¿Qué juristas han estudiado este concepto? ¿Cómo se aplica al derecho familiar mexicano? ¿Cuáles son sus lineamientos en el Código Civil de México, Distrito Federal de 2000? ¿Qué criterios jurisprudenciales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se han sostenido 13 14 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA en México? Con estas interrogantes, quisiéramos, junto con ustedes, iniciar una reflexión sobre este tema tan trascendente para el derecho familiar. II. ANTECEDENTES DEL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO ROMANO Es evidente que en Roma y en sus instituciones jurídicas, encontramos la dicotomía fundamental para el desarrollo de nuestra disciplina, es decir del derecho en general, fundado en dos supuestos; el derecho público y el derecho privado. Es Ulpiano, quien en el Digesto, subraya la contraposición del ius publicum y ius privatum. En su definición “Publicum ius est quod ad statum rei Romanae spectat, privatum quod ad singulorum utilitatem”.1 Si bien ese concepto ha sido harto discutido, el propio Ulpiano, considera que el primero, se refiere a las normas de la organización del populus en el Estado romano y el segundo, a las que están dirigidas a regular las relaciones entre particulares. Para algunos pensadores, el aporte de Ulpiano ha sido manipulado, sobre todo basado en ideas modernas; sin embargo, debe considerarse que: “las normas establecidas en interés público sirven también a los particulares y que, por otra parte, en un ordenamiento jurídico no se pueden concebir normas en interés de los particulares que no sean a la vez útiles a la colectividad”. 2 Los principios referidos para diferenciar el público del privado, sostienen que ius publicum privatorum pactis mutare non potest, esto, que surge en varias obras jurídicas romanas, significa que los particulares, en relación privada, a pesar de sus acuerdos “no pueden cambiar las normas jurídicas promulgadas por los órganos del Estado”.3 En cuanto al derecho privado, también derivado del Digesto, en el libro L, título 17, Ley 45 núm. 1, se afirma que: “Privatorum conventio jure publicum non derogat”.4 Los convenios privados no pueden derogar el derecho público. Esta hipótesis la encontramos recogida en el Código Napoleón, que en realidad es la primera legislación de derecho positivo, promulgada en el mundo, después de la romana, que incluyó en su texto 1 Volterra, Eduardo, Instituciones de Derecho Privado Romano, reimp. Civitas, 1991, p. 68. 2 Idem. 3 Idem. 4 Idem. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 15 disposiciones relativas al orden público, como limitación a los intereses individuales; podríamos decir que esta aportación hace que surja la teoría clásica del orden público, debida a Jean Etienne Marie Portalis, quien en el proyecto del código citado, en el artículo 8o. que después se convierte en el 6o., destaca aquel principio romano “on ne peut déroguer par desconventions particulierés aux lois qui intéressent l’ordre public et les bonnes moeurs”; no se pueden derogar por convenciones particulares, las leyes que interesan al orden público y las buenas costumbres. El Código Napoleón o Código Civil de los franceses de 1804, respecto al orden público no sólo en el derecho familiar sino en el derecho civil en general, plantea en los artículos 6o., 686, 791, 900, 1130, 1133, 1172, 1387, 1388, 1443 y 1451, que las convenciones particulares, los convenios privados, individuales, no pueden derogar las leyes que interesan tanto al orden público cuanto a las buenas costumbres; en este sentido, el artículo 6o. expresamente dice que: “No se puede derogar, por convenciones particulares a las leyes que interesan al orden público y las buenas costumbres”.5 En la materia de servidumbres impuestas por el hombre, el artículo 686 del código en comento, destaca que las partes pueden pactar lo que quieran, siempre y cuando no vayan contra las normas de orden público; por otro lado, en materia sucesoria el 791 ordena que no se puede renunciar a la sucesión, ni siquiera por contrato de matrimonio, si el hombre está vivo, ni tampoco enajenar los derechos eventuales que pudiera tener en la misma, en el 900, respecto a la donación entre vivos, encontramos que las condiciones imposibles se tienen por no puestas si son o van contra las leyes de orden público o las buenas costumbres; en el 1130, en materia de contratos y obligaciones, la ley por cuestión de orden público, prohíbe la renuncia a una sucesión no abierta y tampoco permite que se pueda estipular sobre una parte de ella, aun consintiéndolo las personas de cuya sucesión se trate. Por otro lado, en cuanto a la teoría de la causa, el artículo 1133, dispone que la misma es ilícita cuando está prohibido por la ley o es contraria a las buenas costumbres o al orden público; en cuanto a las obligaciones condicionales, también el código napoleónico destaca que las condiciones respecto a una cosa imposible o contra las buenas costumbres o prohibido por la ley, es nula y obviamente produce la nulidad de la convención de 5 p. 86. Code Civil 2001, Mise à jour par André Lucas, París, Editions Litec, 2001, 16 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA que depende. En el aspecto del derecho familiar, específicamente en la sociedad conyugal, la ley señala que ésta se puede dar por concluida, si va contra las buenas costumbres o la ley; es decir, requiere esa voluntad siempre la sanción legal; en el artículo 1388 relacionado al matrimonio, prohíbe a los esposos derogar los deberes o derechos derivados del matrimonio; tampoco pueden modificar las reglas de la autoridad parental, de la administración legal y de la tutela. Más adelante en el 1443, respecto a los regímenes matrimoniales, destaca la posibilidad de disolverlo, si hay causas de negligencia de uno u otro, sin embargo, hacerlo por decisión voluntaria, origina la nulidad y finalmente, al hablar de cosa juzgada en convenios entre cónyuges, sólo en esa hipótesis se pueden ejercer convenios derivados del divorcio; en otras palabras, mientras esté en trámite y no tenga fuerza ejecutoriada la sentencia, es nulo cualquier convenio entre los cónyuges.6 Es importante hacer esta referencia en el derecho civil francés, concretamente en el Código Napoleón, por la gran influencia que éste ha tenido en diversos países y en el caso concreto de México, que ha seguido puntualmente todas sus normas. Por ello, resalta y debemos subrayar y atraer la atención respecto a esta nueva aportación del legislador de México, Distrito Federal, en el que reiteradamente hemos señalado, el orden público es la norma fundamental que regula el derecho familiar. Llevando esto al punto central de nuestro trabajo, en relación al orden público en el derecho familiar mexicano, encontramos que expresamente, el Código Civil de México, Distrito Federal de 2000, ha agregado a su sistemática el Título Cuarto Bis, denominado “De la familia”. Por decreto publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal del 25 de mayo de 2000, vigente desde el 1o. de junio del mismo año, en su Capítulo Único, menciona el orden público; textualmente el 138 ter ordena: “Las disposiciones que se refieran a la familia son de orden público e interés social y tienen por objeto proteger su organización y el desarrollo integral de sus miembros, basados en el respeto a su dignidad”.7 Más adelante ampliaremos estos conceptos para determinar 6 Op. cit., nota 5, pp. 246 y ss. Güitrón Fuentevilla, Julián y Roig Canal, Susana, Nuevo derecho familiar en el Código Civil de México, Distrito Federal del año 2000, México, Porrúa, 2003, p. 65. 7 EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 17 los fundamentos jurídicos para hacer efectivo el orden público; su concepto, sus consecuencias e incidencias en la familia mexicana. Es trascendente el concepto, producto de una acuciosa investigación que sobre las aportaciones de Ulpiano, hace Guillermo Floris Margadant, quien fuera catedrático de derecho romano y profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien ahondando en el concepto de derecho público y privado, sostiene que el derecho público se refiere a la República; el privado a los particulares.8 Para Alfredo di Pietro y Ángel Enrique Lapieza Elli, en relación al tema en cuestión, expresan que el derecho público tenía en cuenta, según su fuente, el derecho que era creado por el Estado, incluso se habla de la lex publica, es decir, el Senado Consulto o la Constitución Imperial y se afirma que en la época republicana, fue sinónimo de ius legitimun y atendiendo a su objeto, el derecho público, es la manera de ser de la organización del pueblo romano; ahonda en el concepto de ius privatum, diciendo que éste se refiere al interés de los particulares y que tiene tres partes, el ius civile, el gentium y el naturale.9 Resulta interesante, en los aspectos procesales relacionados con el derecho privado y el público, que el orden de los juicios privados, es un conjunto de reglas, “a que deben someterse los juicios civiles y que integra la total reglamentación de los procedimientos de las legis actiones y performulam, regulando las formas procesales, circunstancias de tiempo y lugar, atribuciones y competencias”; 10 y respecto a las cuestiones de derecho público, sus juicios se rigen por las normas de éstos, incluidos los juicios criminales, “en sus diversas fases y etapas procesales”.11 En relación a nuestro tema, en la investigación realizada, en una de las obras magistrales sobre la materia, quien fuera catedrático de derecho romano en la Universidad de Madrid, Juan Iglesias, cita algunas cuestiones de derecho familiar, relacionadas con las diferentes fases del derecho romano. Ubica su investigación del siglo VIII a. C. hasta el VI d. C. Aquí habla de diferentes conceptos, de las tres fases de la 8 Margadant S., Guillermo Floris, El derecho privado romano como introducción a la cultura jurídica contemporánea, 19a. ed., México, Esfinge, 1993, p. 102. 9 Di Pietro, Alfredo y Lapieza Elli, Ángel Enrique, Manual de derecho romano, 4a. ed., Buenos Aires, Depalma, 1985, p. 11. 10 Gutiérrez-Alvis Z. y Armario, Faustino, Diccionario de derecho romano, Madrid, Reus, 1995, p. 507. 11 Loc. cit., nota 10. 18 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA evolución del derecho romano, subrayando “la del ius civile, la del ius gentium y la del derecho heleno-romano, romeo o bizantino”; 12 en cuanto a la actividad que va desarrollando el ius civile, opina que: “el derecho de familia sigue inspirándose en los originarios principios de carácter político. El pater familias ejerce un poder absoluto sobre las personas y las cosas a él sometidas. La herencia, aun cuando sirviendo a nuevas funciones de derecho patrimonial, mantiene vivos algunos rasgos que denuncian su primigenia finalidad. La propiedad se halla dividida entre los jefes de las familias, de acuerdo con las necesidades de la economía agrícola”.13 Reafirmando la trascendencia del derecho privado romano, Fritz Schulz, sostiene y coincidimos con él, en que este derecho: “tiene una larga historia que se extiende desde las Doce Tablas (siglos V o IV a. C.) por toda la antigüedad hasta la época de Justiniano (siglo VI d. C.), y aun durante la Edad Media, en la Europa Oriental y Occidental, hasta nuestros tiempos. El derecho romano está hoy aún vivo y por tanto, su historia no ha terminado”.14 Es indiscutible que el derecho romano fue, es y seguirá siendo fundamental para el desarrollo de todas las instituciones de derecho; la evolución de esta disciplina desde esa época, sigue dando frutos y hoy, específicamente en México, que ha seguido como tantos otros, al Código Napoleón, encontramos aportaciones positivas a favor de la familia, en sentido contrario a la tradición; es decir, ya no es la autonomía de la voluntad, no es el interés individual o particular, el que campea o rige a la familia. En México, desde 2000, todas las normas relacionadas con la familia son de orden público. Incluso, expresamente se desataca que: “las relaciones jurídicas familiares constituyen el conjunto de deberes, derechos y obligaciones de las personas integrantes de la familia. Las relaciones jurídicas familiares generadoras de deberes, derechos y obligaciones surgen entre las personas vinculadas por lazos de matrimonio, parentesco o concubinato. Es deber de los miembros de la familia observar entre ellos consideración, solidaridad y respeto recíprocos en el desarrollo de las relaciones familiares”.15 12 Iglesias, Juan, Derecho romano, instituciones de derecho privado, 5a. ed., Barcelona, España, Ariel, 1958, p. 41. 13 Loc. cit., nota 12. 14 Schulz, Fritz, Derecho romano clásico, trad. de Santacruz Teijeiro, José, Barcelona, España, Bosch, 1960, p. 1. 15 Güitrón Fuentevilla, Julián y Roig Canal, Susana, loc. cit., nota 7. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 19 Es interesante citar la opinión de Federico Carlos de Savigny, expresada en su obra Sistema de derecho romano actual, que siguiendo la Ley 38 del Título 14 del Libro II del Digesto, sostiene que en realidad eran expresiones sinónimas el jus publicum y el jus commune, haciendo referencia a las reglas imperativas que eran invariables y necesarias para regular determinados actos jurídicos u omisiones “sin admitir su eventual derogación por la voluntad privada”.16 En el mismo sentido, en el derecho alemán, Enneccerus, sostiene que los romanos denominaban jus publicum al derecho necesariamente imperativo o prohibitivo, en razón de lo cual, puede interpretarse que no solamente se refería a lo que hoy se entiende por derecho público sino a todo el derecho forzoso, es decir, inderogable. Por lo que hace a Florencio García Goyena, en su obra Concordancias, motivos y comentarios del Código Civil español, al referirse a este tema, sostiene que esa ley, la 38 romana, que contiene la expresión jus publicum, posee un significado mayor que el orden público, al que se ha hecho mención en el Código Civil francés.17 Para otros autores, el orden público es imprescindible para el funcionamiento de la sociedad; en él deben consagrarse ideas sociales, políticas y morales, consideradas fundamentales por el legislador; igualmente, hay quienes afirman, como Marcel Planiol, que el orden público y sus leyes, están basadas en el interés general de la sociedad, que es contrario a los fines perseguidos por el interés individual. Para Georges Ripert, el orden público es: “la existencia de un interés superior de la colectividad que se opone en extensión a las convenciones particulares”.18 Para Rolando Tamayo y Salmorán, catedrático, autor, filósofo del derecho y profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, “el orden público designa el estado de coexistencia pacífica entre los miembros de una comunidad. Esta idea está asociada con la noción de paz pública, objetivo específico de las medidas de gobierno y policía (Bernard). En un sentido técnico, la dogmática jurídica con orden público se refiere al conjunto de instituciones jurídicas que identifican o distinguen el derecho de una comunidad; principios, normas e instituciones que no pueden ser alteradas ni por la voluntad de los individuos (no está 16 Enciclopedia Jurídica Omeba, Buenos Aires, Argentina, Bibliográfica Omeba, 1964, t. XXI, p. 57. 17 Loc. cit., nota 16. 18 Ibidem, nota 16, p. 58. 20 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA bajo el imperio de la autonomía de la voluntad) ni por la aplicación de derecho extranjero”.19 La noción de orden público propio de la dogmática civil, no se deja encerrar dentro de una enumeración. El orden público es un mecanismo a través del cual, el Estado impide que ciertos actos particulares afecten los intereses fundamentales de la sociedad. III. CONCEPTOS Y DEFINICIONES DE ORDEN PÚBLICO Para Juan Palomar de Miguel, el orden público es la “situación y estado de legalidad normal en que las autoridades ejercen sus atribuciones propias y los ciudadanos las respetan y obedecen sin protestar”.20 Para Rafael de Pina y Rafael de Pina Vara, es el estado o situación social derivada del respeto a la legalidad establecida por el legislador. Cuando se dice que tal o cual ley es de orden público, se ignora o se olvida que todas las leyes lo son, porque todas ellas tienen como fin principal el mantenimiento de la paz con justicia, que persigue el derecho. El orden público se perturba cuando el derecho no es respetado. Por eso pudo decir Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. La tranquilidad pública se suele confundir con el orden público, pero en realidad, la tranquilidad pública no es otra cosa que uno de los efectos que produce el orden público.21 Para nosotros, el orden público tiene una función normativa estricta, que restringe la libertad individual, considerando la importancia y las funciones sociales de cada institución regulada. Tiene un sentido de equidad, que rebasa los intereses particulares, privados, individuales, porque en realidad, el orden público, representa el núcleo íntegro de la sociedad, vinculado al futuro para lograr un ideal de justicia; en ese sentido, el orden público en el derecho familiar mexicano, está plenamente justificado, porque está dirigido a la protección de la familia, sus miembros y todos los vínculos y relaciones derivados del mismo. 19 Tamayo y Salmorán, Rolando, Diccionario jurídico mexicano, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 1984, t. VI, L-O, pp. 317 y 318. 20 Palomar de Miguel, Juan, Diccionario para juristas, México, Porrúa, 2000, t. II, J-Z, p. 1093. 21 Pina, Rafael de y Pina Vara, Rafael de, Diccionario de derecho, 27a. ed., México, Porrúa, 1999, p. 391. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 21 En el Código Civil argentino vigente, existen leyes complementarias, relacionadas al orden público que incluyen la capacidad de las personas, las relaciones familiares, la validez de actos jurídicos, de determinados contratos, los derechos reales, los privilegios en la concurrencia de derechos, la sucesión, la nulidad, la prescripción y otras instituciones.22 Hay elementos fundamentales para el concepto de orden público; principios constitucionales cuyo común denominador es garantizar la convivencia de las personas, de las instituciones, de las familias, incluso en cuanto al imperio de la ley, hay un acuerdo de los miembros de la sociedad, que implica “la sumisión de todos los ciudadanos, tanto gobernantes como gobernados, a un orden jurídico determinado, siendo esta sumisión presupuesto necesario para que pueda concebirse una vida colectiva organizada y pacífica”; 23 este concepto llevado al derecho familiar, tiene una aplicación total, porque quienes integran una familia, deben someterse a ese ordenamiento, para tener una seguridad y una garantía de que dentro de la familia y sus instituciones todos vamos a cumplir con lo que la ley establece. Esta sumisión a la ley como criterio básico de convivencia integrado en el concepto de orden público debe entenderse en el sentido de excluir la insumisión expresa, violenta o no, a los mandatos legales, siendo esta insumisión la que genera una violación del orden público, no la mera resistencia pasiva, el incumplimiento y demás infracciones legales que merecen otra normal respuesta jurídica, pero no un tratamiento en concepto de ruptura abierta del orden público como criterio básico de convivencia.24 Llama la atención en esta investigación, las escasas referencias del derecho familiar mexicano, respecto al orden público. Hemos encontrado diversas menciones, específicamente en el derecho público, constitucional y administrativo. En cuanto al privado o civil, hay excepciones en relación a la materia de contratos, y en la nulidad de ciertos actos o contratos, cuando su contenido va en contra de las normas de orden público; pero no en la extensión o claridad en el derecho 22 23 Enciclopedia Jurídica Omeba, cit., nota 16, p. 61. Nueva Enciclopedia Jurídica, Barcelona, España, Francisco Seix, 1986, t. XVIII, p. 509. 24 Loc. cit., nota 23. 22 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA familiar mexicano, que desde 2000 tiene como fundamento el orden público; entendido éste en los términos y definiciones expuestas anteriormente. IV. TEORÍAS DEL ORDEN PÚBLICO Existen teorías como la clásica, la descriptiva, la conceptual, la del elemento concreto, la de nociones del orden público, la de la ley imperativa, y la de la suplantación; en ellas hay factores comunes; la primera, deriva del derecho romano, tema al que ya nos referimos, en cuanto a la división del derecho público y el derecho privado. El corolario de esta teoría, es dar mayor fuerza jurídica al Estado, respecto a los particulares; es indiscutible que ésta “marcó la pauta para establecer la superioridad del bienestar colectivo sobre el particular”.25 En la descriptiva, se narra su contenido, sólo se citan sus características. En la conceptual, cada quien diseña uno personal de orden público, se parte de argumentos para sistematizar su contenido. Otra teoría, la del elemento concreto, pretende fundarse en cuestiones económicas de derecho privado que no se alcanzan en el público. Ésta se refiere al ámbito administrativo, a la seguridad social y a la paz pública. Por otro lado están las teorías de la noción del orden público, antagónicas entre sí. Para éstas, el orden público está vinculado con la paz y la tranquilidad. En la de la ley imperativa, se parte del principio de que todas lo son, incluso algunas que se refieren a la autonomía de la voluntad. Para el gran jurista mexicano y profesor emérito de la UNAM, Ignacio Burgoa Orihuela, la imperatividad “es uno de los elementos esenciales del acto de autoridad derivado de la unilateralidad del mismo y causa de su coercitividad”.26 Es importante decir que el elemento de la ley en cuanto a la imperatividad, que se impone de manera unilateral, le da su sentido coercitivo y estos elementos se han llevado al derecho familiar, para darle su jerarquía de orden público; no se deja ya a la autonomía de la voluntad o al interés particular el cumplimiento 25 Fuentes Medina, Gerardo, Tesis del orden público en el derecho familiar, p. 95. 26 Burgoa Orihuela, Ignacio, Diccionario de derecho constitucional, garantías y amparo, 5a. ed., México, Porrúa, 1997, p. 222. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 23 de los deberes, los mandatos y las obligaciones que son fundamentales en el derecho familiar. Este pensamiento se sintetiza entendiendo por deber jurídico la necesidad para aquéllos a quienes va dirigida una norma de derecho positivo —la familia— de prestar voluntario acatamiento, adaptando a ella su conducta, en obediencia a un mandato —orden público— que en el caso de incumplimiento, puede ser hecho positivo mediante la coacción.27 El orden público, como mandato de la autoridad, exige el cumplimiento estricto y normativo, de las leyes que lo regulan. Para las teorías de la suplantación, el orden público no puede ser sistematizado ni organizado. Hay inconvenientes que corresponden a su contenido y no a su denominación. De cualquier manera, estas diferentes expresiones teóricas, no son suficientes para dar el contenido de orden público, al derecho familiar. Por ello, hemos concentrado nuestra investigación en las influencias que ha tenido en México el orden público, un concepto aplicado en un lugar y espacio determinados, como está ocurriendo en el Código Civil de México, Distrito Federal de 2000, que desde entonces ordena y determina que todo lo relacionado a la familia y su organización, esas normas, su naturaleza jurídica son de orden público, cuyas características son imponer ese conjunto de normas que los demás y en el caso concreto de la familia y sus miembros, deben aceptar sin protestar. V. ORDEN PÚBLICO Y DERECHO FAMILIAR El jurista español, Diego Espín Cánovas, aporta elementos fundamentales sobre todo en el derecho familiar español, para considerar el cambio que éste ha tenido y que son referidos al orden público. Los cambios en el matrimonio, su celebración y disolución, las relaciones conyugales, la filiación y otras instituciones, originan: un cambio fundamental respecto a la orientación hasta ahora vigente. Así el matrimonio civil, no podrá depender de ninguna declaración de aconfesionalidad, las relaciones entre cónyuges habían de fundarse en la plena 27 Op. cit., nota 26, p. 214. 24 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA igualdad jurídica, las relaciones de patria potestad tampoco pueden discriminar a la mujer en su ejercicio, la filiación no puede suponer discriminación entre los hijos, según sean habidos dentro o fuera del matrimonio ni la maternidad según el estado civil de la madre.28 El pensamiento del profesor Espín Cánovas, miembro fundador del Primer Congreso Mundial sobre derecho familiar y derecho civil, celebrado en Acapulco, Guerrero, México en 1977, es precursor de los cambios dados en el Código Civil español de 1978, que desde nuestro punto de vista, tienen características de orden público. Las aprobaciones constitucionales referidas al derecho familiar español, lo han modificado sustancialmente y esos principios son impuestos por la Constitución española. En este caso, las uniones de personas del mismo sexo son una realidad. Recientemente se aprobó la ley que permite el matrimonio de personas del mismo sexo. Es el mandato de la ley. Es el orden público en vigor, no es la voluntad particular o la autonomía de ésta, la que va a determinar si estas personas se pueden casar. La ley ordena, no discute y al haberse aprobado el proyecto, el precepto se convirtió en norma imperativa, respecto al matrimonio de personas del mismo sexo. No podrán alegarse otras cuestiones, porque precisamente, el orden público español, que va a derivarse en esas nuevas normas, determinó, que el matrimonio es la unión de dos personas, sin especificar si son del mismo o distinto sexo. La Constitución española de 1978 surgida de la nueva democracia en la monarquía parlamentaria de don Juan Carlos I, contiene las bases de una regulación jurídica de la familia española, bases con la suficiente flexibilidad para poderlas desarrollar según demanden las circunstancias sociológicas, como es lógico al ser una Constitución en buena medida obra del consenso de los españoles desde las más diversas tendencias políticas representadas en el Parlamento Constituyente.29 El orden público, emanado de la Carta Fundamental española, establece imperativamente, el mejor desarrollo de la familia, atendiendo a circunstancias sociológicas e idiosincráticas, y así como en tiempos y espacios determinados. 28 Espín Cánovas, Diego, Cien estudios jurídicos, colección seleccionada de 1942 a 1996, Madrid, España, Centro de Estudios Registrales del Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España, 1998, t. I, pp. 643 in fine y 644. 29 Op. cit., nota 28, p. 781. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 25 Para el profesor Espín, la norma dedicada al matrimonio contiene dos principios de inmediata aplicación el ius connubii y la plena igualdad jurídica del hombre y de la mujer en el matrimonio. Ambas afirmaciones están entrelazadas de tal modo que sería inconstitucional una ley reguladora del matrimonio en condiciones de desigualdad entre marido y mujer. La Constitución española se abstiene de una regulación del matrimonio, ni siquiera esboza sus caracteres esenciales dejando a la ley ordinaria su determinación. Esta flexibilidad constitucional, producto como decimos de una obra de consenso, permitirá durante las más variadas circunstancias sociológicas desarrollar los principios constitucionales con diversas lecturas sin obligar a enmiendas constitucionales.30 En la opinión del profesor de derecho civil y derecho familiar, Carlos Lasarte Álvarez, existen apoyos importantes en lo que es el orden público, referido al derecho español. En sus obras destaca que sin duda alguna la mayor parte de las disposiciones legales y, en todo caso, las que integran el derecho de familia, se caracterizan por ser normas de carácter imperativo ius cogens, frente al campo, verdaderamente limitado, en el que puede desplegar su influencia la autonomía privada. Es impensable que los cónyuges como regla, puedan configurar el estatuto jurídico del matrimonio a su antojo, o que los padres decidan cuáles son sus deberes respecto de los hijos (entendiendo por ejemplo que éstos deben estarles agradecidos por haberlos traído al mundo), por encima de las disposiciones legales o en contradicción con ellas.31 En este caso se habla de la imperatividad de las normas de derecho de familia, porque la constitución española y los propios cambios al Código Civil así lo determinan; pero ni en el derecho civil español ni en el de familia o en ningún otro, hemos encontrado la declaración expresa, tajante de que todas las normas de derecho familiar sean de orden público, como ha ocurrido en México, en Hidalgo, desde 1983, en Zacatecas, desde 1986 y ahora en el Distrito Federal, desde 2000. Como decíamos y Lasarte Álvarez lo confirma, en relación a estas cues30 Op. cit., nota 28, p. 782. Lasarte Álvarez, Carlos, Principios de derecho civil, “Derecho de Familia”, 2a. ed., Madrid, Trivium, 2001, pp. 38 in fine y 39. 31 26 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA tiones de derecho de familia, en el derecho español, no se ubica totalmente en el orden público y así él destaca que lo cierto es que la existencia de normas imperativas en aspectos fundamentales del derecho de familia (dato indiscutible que iremos contrastando paso a paso), tampoco conlleva la absoluta erradicación de la autonomía privada de las personas familiarmente relacionadas entre sí, pues en numerosos supuestos conflictivos las propias normas legales de derecho de familia reclaman y presuponen ante todo un acuerdo o un convenio entre los interesados.32 El derecho civil mexicano, al referirse al concepto en estudio, otorga la calificativa de normas de orden público, a las leyes que algunos autores llaman imperativas, puesto que son rigurosamente obligatorias, y en ellas, se elimina el valor del principio de la autonomía de la voluntad. Por regla general, la misma expresión orden público comprende en general la moral o las buenas costumbres. Se caracteriza el orden público por un conjunto de normas jurídicas, que combinadas con los principios supremos en materia política y económica, integran la moral social de un Estado. Su expresión está recogida en nuestra legislación civil —la mexicana— al preceptuar que la voluntad de los particulares no puede eximir de la observancia de la ley, ni alterarla o modificarla. Sólo pueden renunciarse los derechos privados que no afecten directamente al interés público, como cuando la renuncia no perjudique derechos de terceros; que los actos ejecutados contra el tenor de las leyes prohibitivas o del interés público serán nulos, excepto en los casos en que la ley ordene lo contrario; que los habitantes del Distrito Federal tienen la obligación de ejercer sus actividades y de usar y disponer de sus bienes en forma en que no perjudique a la colectividad, bajo las sanciones establecidas en su Código Civil y en las leyes relativas.33 Del concepto anterior se destaca lo que en casi todos los códigos civiles que han seguido el modelo napoleónico, al hacer referencia a cuestiones exclusivamente de derecho civil; en este caso, específicamente el Código Civil de México, Distrito Federal del año 2000, tiene como lo dijimos antes, el mandato expreso, la definición correcta de que 32 Loc. cit., nota 31. Güitrón Fuentevilla, Julián et al., Compendio de términos de derecho civil, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Porrúa, 2004, p. 455. 33 EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 27 todas las normas referidas a la organización de la familia son de orden público. No hay excepciones ni casos específicos; así lo referente a la organización familiar del artículo 1o. al 746 Bis, dispone que todas son disposiciones de orden público, con las características expresadas. Otra opinión interesante, respecto al orden público en el derecho familiar español, está en la obra de Xavier O’Callaghan. Resalta por un lado, los límites del derecho familiar dentro del civil, que es de carácter privado. Se refiere en algunos aspectos a la tesis de Antonio Cicu, la afinidad entre el privado y el público. Dice, los particulares podrán crear o no, libremente, el status básico del derecho de familia, que es el matrimonio, pero éste lo deberán aceptar —impuesto unilateralmente— como viene previsto en la ley, sin que su autonomía de la voluntad pueda modificarlo; del mismo modo carecen de autonomía para variar los efectos personales del matrimonio, la filiación, la patria potestad, la tutela. Únicamente tienen cierta autonomía en las relaciones económicas que, precisamente como antes se ha dicho, están subordinadas a las relaciones personales. Por regla general, pues, los derechos de familia son indisponibles, intransmisibles, irrenunciables e imprescriptibles.34 Frente a esto, es evidente que estamos hablando de un orden público impuesto unilateralmente y que la autonomía de la voluntad no tiene ninguna trascendencia; probablemente la contundencia del derecho familiar mexicano, consiste en que expresamente, no se deja a la interpretación en ningún sentido, se ordena, existe el mandato de que todo lo referente a la familia, su organización, su disolución y los temas relativos a la misma, son de orden público. Fue a principios del siglo pasado, en 1913 en que la extraordinaria obra del jurista italiano Antonio Cicu, puso bases fundamentales para la autonomía de esta disciplina. La aportación de este autor es indiscutible, ya que la injerencia del Estado, en los intereses familiares, no tiene necesidad de ser particularmente demostrado. Pero puesto que una injerencia del Estado puede fácilmente encontrarse en cualquier parte del derecho privado, se hace necesario 34 O’Callaghan Muñoz, Xavier, Compendio de derecho civil, Madrid, España, Revista de Derecho Privado, Editoriales de Derecho Reunidas, 1988, t. IV, Derecho de familia, p. 15. 28 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA examinar la naturaleza de la injerencia del Estado en la familia, en relación a la injerencia en la actividad privada de un lado, y del otro en actividad de los entes públicos.35 Para Cicu y estamos de acuerdo con él, al ratificar las cuestiones del orden público, hay una diferencia esencial entre el derecho de familia y las otras partes del derecho privado, mientras en éstas vale como principio que la voluntad individual, en las relaciones entre las partes, es capaz de producir algún efecto jurídico conforme al propósito práctico perseguido por las partes, en el derecho de familia, la voluntad individual es incapaz de producir, no ya efectos frente a terceros, ni siquiera entre las partes; y no sólo los efectos que serían propios de la relación, sino ni siquiera efectos más limitados; en otras palabras, nosotros afirmamos —dice Cicu— que en el derecho de familia la ley no reconoce ni garantiza por sí misma el propósito práctico que los particulares quieran perseguir. Tanto vale, nos parece, que en el derecho de familia no tiene aplicación el concepto privadístico de negocio jurídico. En estas afirmaciones, su conclusión la expresa diciendo: erróneo y peligroso es, por tanto, servirse en la valoración de las normas del derecho familiar del concepto de normas de orden público como ha venido elaborándose en la ciencia del derecho privado. Puesto que éste tiene su razón de ser en un interés general y superior que viene a limitar ( y no excluir a priori) la libertad individual, así para decidir si cada norma de derecho de familia es o no de orden público, podría ser necesario indagar caso por caso si concurre un interés general. Para nosotros —dice Cicu— el interés no general, sino superior, existe siempre; el mismo excluye, y no limita, la libertad individual de establecer y perseguir fines individuales. Si de ius cogens se quiere hablar, el mismo es tal por la misma razón por la cual se considera tal el derecho público.36 En conclusión, las normas familiares se fundan en el interés público; en la naturaleza intrínseca de los hechos de derecho de familia. Es importante en esta investigación, la opinión de un distinguido jurista argentino, Augusto César Belluscio, para quien: 35 36 Cicu, Antonio, Derecho de familia, Buenos Aires, Ediar, 1947, p. 219. Op. cit., nota 35, p. 299. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 29 un problema que la doctrina debate desde hace varias décadas, es la ubicación del derecho de familia entre las ramas del derecho. Tradicionalmente, forma parte del derecho civil. Sin embargo, la circunstancia que la mayor parte de sus normas sean de orden público, así como la intervención del Estado en la formación y disolución de vínculos y en numerosas cuestiones por él reguladas, ha hecho que la doctrina dude acerca de si dicha ubicación es correcta o no lo es.37 Nipperday, autor citado por Belluscio, sostiene que: El derecho de familia podría ser derecho social, derecho público o un derecho especial, pero lo indudable es que no se trata de derecho privado; sostuvo —y nosotros estamos de acuerdo con él— que está integrado por normas de orden público que sólo al Estado cabe determinar, por lo cual deben quedar sustraídas a la voluntad privada, pasar al campo del derecho público y ser establecidas por leyes especiales.38 En los aspectos del orden público relacionados con el derecho familiar, encontramos aportaciones importantes de Colombia, considerando en la obra compilada por Luis David Durán Acuña, jurista distinguido de ese país, quien haciendo un recuento de las diferentes reformas y modificaciones que ha tenido este derecho, específicamente en la familia, sostiene que: tomando como base las situaciones y relaciones jurídicas de familia, así determinadas por el derecho civil, otras ramas y pseudoramas del ordenamiento jurídico colombiano, intervienen en la vida familiar. Hemos presenciado —dice el jurista Durán Acuña— la ampliación del campo de intervención del Estado en ese ámbito —aquí desde nuestro personal punto de vista, empieza a perfilarse el orden público en derecho familiar— en la Constitución de 1991, buena parte de los principios legislativos que existían en torno a la familia, fueron elevados a categoría de normas constitucionales —es decir, de orden público e interés social— e incluso, se les dio la calidad de derechos fundamentales. De otra parte, siendo el menor de edad un miembro débil de la familia, el Estado ejerce sobre ésta una mirada tutelar en protección de aquél y para procurarla, interviene indefectiblemente ante los excesos y los defectos del grupo 37 Belluscio, Augusto César, Manual de derecho de familia, 7a. ed., actualizada y ampliada, Buenos Aires, Astrea, 2002, t. I, p. 24. 38 Op. cit., nota 37, p. 25. 30 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA familiar; entonces no sólo se fijan los principios para la protección integral del menor, sino que se establecen toda suerte de procedimientos administrativos, primero el jurisdiccional y luego para hacerla realidad. De esta manera las relaciones de familia tienen relevancia para el derecho público —quién puede dudar que su naturaleza es de orden público— particularmente el administrativo, que se aplica en cada intervención del Estado. Lo encontramos igualmente a propósito de temas clásicos de derecho civil, como por ejemplo la adopción; siendo ésta en todos sus efectos un monopolio del Estado, gran parte del procedimiento que desemboca en ella es eminentemente administrativo.39 La referencia anterior, destaca en forma importante los aspectos de derecho público, constitucionales y otras leyes como el Código del Menor, para subrayar el tema de esta investigación, para darnos cuenta que también en Colombia el orden público empieza a tener preponderancia en el derecho familiar. Dentro del catálogo y de las normas que componen el estatuto legal de la familia y el menor, encontramos que el Código del Menor de Colombia, ordena en el artículo 18 que: “Las normas del presente Código son de orden público y, por ello, los principios en el consagrados son de carácter irrenunciable y se aplicarán de preferencia a disposiciones contenidas en otras leyes”.40 VI. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD Y DERECHO FAMILIAR Miguel Villoro Toranzo, jurista mexicano, en una de sus aportaciones, estudia el derecho público y el derecho privado, del mismo, nos ha interesado, por la claridad, lo que se refiere a la autonomía de la voluntad, que ha sido fundamental en el derecho civil, pero no en el derecho familiar; así, siguiendo este autor a Pedro Rocamora Vals, jurista español, destaca que: el concepto de la autonomía equivale, en el ámbito individual, al de soberanía y libre decisión en la propia esfera de actuación del hombre. La facultad humana, que permite al individuo trazarse una norma a la que sujeta su independiente actividad, es reconocida en la técnica filo39 Durán Acuña, Luis David, Estatuto Legal de la Familia y el Menor. Compilación Legislativa, Universidad Externado de Colombia, 2000, p. 34. 40 Op. cit., nota 39, p. 138 in fine y 139. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 31 sófico-jurídica bajo el concepto general de autonomía de la voluntad. Tras esta idea se ha venido significando en el campo del derecho privado, que todo individuo tiene la posibilidad de crear cualquier clase de relaciones jurídicas, con tal de que éstas, no se hallen prohibidas por la ley, y establecer los límites, forma y naturaleza y contenido de las mismas, siendo la voluntad humana la suprema ley que rija las relaciones.41 En este sentido, Villoro cita a Hans Kelsen en el mismo tema de la autonomía, a la cual este jurista alemán denomina autonomía privada y la explica diciendo: Ésta (la transacción) es un acto por el cual los individuos facultados por el orden jurídico regulan, desde el punto de vista legal, determinada relación. Trátase de un acto creador de derecho, ya que produce deberes jurídicos y derechos subjetivos de las partes que en ella intervienen. Al otorgar a los individuos la posibilidad de regular sus relaciones mutuas por medio de transacciones, el orden jurídico les garantiza cierta autonomía. La llamada autonomía privada de las partes, manifiéstase a sí misma en esta función creadora de derecho de las citadas transacciones. Por medio de una transacción jurídica son creadas normas individuales y, algunas veces, incluso generales, que regulan la conducta recíproca de las partes.42 Debemos entender que el principio de la autonomía de la voluntad implica, por lo tanto: 1. Una actividad libre e intencional del individuo; 2. Que esté facultada y protegida por el orden jurídico; 3. Que sea en materias diferentes de las reguladas coactivamente por mandatos y prohibiciones del orden jurídico, y 4. Que sea creadora tanto de la existencia como de los límites, forma, naturaleza y contenido de relaciones jurídicas.43 El autor en estudio, al referirse —esto es importante para la tesis que sostenemos— al principio de la autonomía de la voluntad destaca que en realidad se ha apartado de la filosofía individualista que la originó; así 41 Villoro Toranzo, Miguel, Revista de la Facultad de Derecho, núms. 99-100, 1975, t. XXV, p. 917. 42 Loc. cit., nota 41. 43 Idem. 32 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA en primer lugar, tenemos una voluntad individual que ya no es omnipotente —cosa que ocurre en el derecho familiar— que reconoce el orden jurídico como un hecho previo ante el cual se subordina. Ya no es aquella voluntad individual capaz de construir al mismo Estado con un pacto social, sino una voluntad que solo puede operar en los límites —en el derecho familiar no es posible— y por delegación del orden jurídico estatal. En la doctrina de las fuentes formales del derecho, aunque se reconoce entre ellas a la voluntad de los particulares, expresándose en forma unilateral o en forma de acuerdo entre dos o más voluntades (convenio), se subraya que es una fuente secundaria subordinada a la ley. En segundo lugar —y esto es consecuencia de lo anterior— si por autonomía de la voluntad se entiende una fuente del derecho, capaz de crear normas (que serían las del derecho privado) —no las del familiar— fuera de toda legitimización legal, esto es falso, tanto doctrinalmente como en el derecho positivo. El derecho privado está compuesto de normas establecidas por códigos y leyes, los cuales son producto del proceso legislativo y, por tanto, de una actividad de derecho público. El derecho privado no es privado por su origen último ni por la fundamentación legal en que descansa: es privado porque deja un amplio margen de actuación, es decir, una autonomía, a los particulares para poder crear derecho. En tercer lugar, es claro que la voluntad de los particulares sólo tiene alcance jurídico en la medida que así lo predetermina el sistema de derecho —situación que no ocurre en el derecho damiliar—. Por eso decimos que es una voluntad facultada y protegida por el orden jurídico. Los límites de esta protección son a veces muy estrechos; —situación que se da totalmente en el derecho familiar, específicamente en el derecho familiar mexicano legislado en el Código Civil de México, Distrito Federal de 2000—. En cuarto lugar, desde el punto de vista filosófico, vemos —dice Villoro Toranzo— que la formulación contemporánea del principio de la teoría de la voluntad describe más realistamente la situación del individuo en la sociedad: no nace, vive y se desarrolla sino formando con otros individuos una sociedad, a la cual se haya subordinado, pero esa misma sociedad debe proteger su independencia hasta cierto punto y promover las posibilidades de libertad en el hombre.44 En las características propias del derecho privado, encontramos que éstas no se pueden aplicar al derecho familiar. Así, en relación a aquél, 44 Op. cit., nota 41, p. 917 in fine y 918. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 33 en cuanto a su contenido o materia, el derecho privado abarca las normas por las que se ejercita la responsabilidad de los particulares en los límites creadores que les reconoce el Estado por medio del principio de la autonomía de la voluntad. Esta autonomía de creación está implicando la posibilidad de crear, no sólo la existencia de una relación jurídica, sino también los límites, forma y contenido de la misma. En cuanto al criterio filosófico aplicable, el derecho privado está regido por la justicia de subordinación, cuyo fin inmediato es el bien de los individuos y su límite el bien común. El fundamento de la justicia de coordinación es la naturaleza racional y libre del hombre que exige una esfera de acción libre para cada individuo donde el Estado será protector y coordinador. A veces para coordinar correctamente las libertades individuales, es necesario proteger a la parte más débil. Entonces aparece la justicia social como una subespecie de la justicia de coordinación, pero el fin de la justicia social no es proteger indefinidamente a los más débiles sino sólo en la medida que éstos necesiten tal protección para igualarse con los más fuertes; la coordinación consiste en igualar a la parte débil con la parte fuerte y, ya igualadas en tratarlas igualmente respetando sus esferas de autonomía de la voluntad. Por consiguiente, en la justicia social, se aplica primeramente el criterio proporcional y luego el igualitario. El derecho privado reconoce, por lo tanto, en una sociedad en cuyas relaciones interviene cada vez el Estado, que los individuos deben seguir conservando una esfera de acción —limitada y protegida— en la que pueden ejercitar su libertad responsable para desarrollarse como seres humanos. En fin de cuentas el desarrollo integral de los individuos es la razón de ser del Estado.45 VII. CARACTERÍSTICAS DEL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO Siendo una materia complicada, con una gran tradición y antecedentes antiguos, enfocaremos el concepto de orden público en el derecho familiar mexicano. Desde esta perspectiva, el orden público tiene una aplicación subjetiva. Sólo puede ubicarse en un tiempo y lugar determinados ya que en éste se deben encuadrar cuestiones políticas, filosóficas, morales y privadas. Es un concepto revolucionario y dinámico. Se basa en la 45 Op. cit., nota 41, pp. 921 y 922. 34 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA imperatividad que contiene mandatos y prohibiciones, en este caso, referidos específicamente a las normas que rigen a la familia en México. La coercitividad, como un elemento obligatorio, tiene una aplicación importante respecto a la familia y a sus miembros, superando las cuestiones de orden particular. El orden público es impuesto por el Estado y en este caso, los particulares y específicamente quienes forman parte de una familia en México, deben acatarlo en beneficio de ella. Supera la tradición de hablar de obligaciones. El orden público impone deberes jurídicos unilaterales. La comunidad, en este supuesto, la familia, debe cumplirlos voluntariamente. Adaptar al deber su conducta, en caso contrario, aquél se podrá hacer efectivo por medio de la coacción. Obliga a los particulares a obedecer y en el caso determinado de la familia, a que sus miembros cumplan con lo que la ley ordena. El orden público, como conjunto de normas jurídicas impuestas por el Estado, surge como una contradicción con la autonomía de la voluntad; es decir, en aquélla, quienes intervienen en un acto jurídico, tienen como límite lo que desean pactar o hacer; esa autonomía de la voluntad, tradicionalmente ha sido la que ha manejado todas las cuestiones referidas al derecho civil; pero en el caso específico de México, en el código de la materia, a partir del Libro Primero que comprende del artículo 1o. al 746 Bis y en el Libro Tercero, relativo a las sucesiones que va del artículo 1281 al 1791, es orden público. Debemos reiterar que la esencia del orden público, es el mandato impuesto por el Estado para proteger a la familia. Entre los elementos del orden público, encontramos los que tienen por esencia el mandato y el deber; y referidos a los fines que persigue, los cuales varían, según la materia de que se trate; generalmente el derecho constitucional, el administrativo, el internacional, pero en el caso especial de México, hacemos hincapié en que todo ésto, rige al derecho familiar. El mandato imperativo en relación a la familia, corresponde a sus miembros, cumplirlos. Hay imposición de reglas familiares, aun en contra de la voluntad particular y en este caso, es facultad, deber y responsabilidad del Estado, proteger y consolidar a la familia. Reiteramos que debe entenderse el orden público como un mandato estatal para cumplir la norma en el caso concreto en que se aplique, por ser un deber de los sujetos jurídicos. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 35 VIII. VINCULACIONES DEL ORDEN PÚBLICO CON EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO El Estado lo impone para proteger a la familia; con esto, aquél asegura la existencia de ésta; preserva el desarrollo humano en la familia; protege los lazos consanguíneos y por supuesto, el orden público está sujeto a cambios generacionales. Modificaciones ideológicas. Como ha ocurrido, en el caso específico de México, que ha sido a través de su evolución histórica, desde el primer Código Civil que hubo en México en el estado de Oaxaca de 1827, pasando por los códigos civiles posteriores, como los de Maximiliano de Habsburgo de 1866, el de 1868 de Veracruz; el de 1869 del Estado de México y los de 1870 y 1884 del Distrito Federal y de los Territorios Federales que tenía el país, para desembocar en el más conocido que tuvo vigencia desde el 1o. de octubre de 1932 al 1o. de junio de 2000 en lo referente a la ciudad-capital, al Distrito Federal, en el cual, a partir de la fecha señalada, se establece un nuevo Código Civil específico para la región, para la capital, el asiento de los poderes federales y ahí se determina expresamente que todas las disposiciones referentes a la familia son de orden público e interés social y tienen por objeto, proteger su organización y el desarrollo integral de sus miembros, basados en el respeto a su dignidad. El orden público no surge por generación espontánea, es una figura cambiante, que con el tiempo va adquiriendo ciertas características y que es éste el que le va dando su madurez. La validez del orden público se circunscribe a un espacio y tiempo determinados, por eso hemos insistido y hecho esta división, de cómo en México, en su capital, desde 2000 se estableció el orden público para el derecho familiar. Mención aparte merece la referencia de que el antecedente de este Código fue el Código Familiar de Hidalgo, puesto en vigor desde 1983 que a la fecha ha cumplido veintidos años de regir todas las cuestiones familiares en ese estado y desde entonces, se destacó en aquel ordenamiento, que el orden público era la figura señera, la fundamental, la base de la organización familiar. Lo mismo ocurre en 1986, cuando otro estado de la República, Zacatecas, pone en vigor su Código Familiar con estos principios y hasta la fecha, sigue vigente. Debe destacarse en esta amalgama de orden público y derecho familiar, la inoperancia de aquél en el derecho civil y que se da totalmente en el derecho familiar. En el civil, la autonomía de la voluntad 36 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA y los principios propios que rigen a esa disciplina, no están acordes con el orden público; en cambio en el derecho familiar, aun en contra de la voluntad de quienes integran la célula social básica de la sociedad, se deben cumplir los deberes, obligaciones y hacer efectivos los derechos que el Estado determina en las leyes respectivas, sobre todo con el enfoque del orden público. Es importante destacar que el orden público es básico para el bienestar social y familiar y su aplicación se da de acuerdo con el contenido de sus normas. IX. TRASCENDENCIA DE LAS NUEVAS NORMAS DE DERECHO FAMILIAR EN MÉXICO El Código Civil vigente en el Distrito Federal, además de los códigos familiares de Hidalgo y Zacatecas, es el único que protege a la familia con normas que tienen la categoría de orden público e interés social.46 Los criterios tradicionales en todas y cada una de las entidades de la República y el Código Civil Federal,47 regulan a la célula social básica por excelencia, de manera particular, privada, con principios decimonónicos, donde prevalece la autonomía de la voluntad; en una palabra, el interés individual de cada uno de sus miembros y no el superior, representado por el conjunto de aquéllos. Excepto los códigos señalados, los demás siguen siendo copia del Napoleón, que ya tiene más de doscientos años de vigencia. Como decíamos, en 1983, cuando se puso en vigor por primera vez en México un Código Familiar, se destacó en el Decreto 129 y en sus considerandos, que: La existencia de leyes familiares es de gran importancia, pues sólo de esta manera las instituciones integrantes del derecho familiar tendrán vigencia plena. El derecho familiar debe ser un derecho tutelar, no es privado ni público, es derecho social, protector de la familia, considerada ésta como el núcleo más importante de la población.48 46 Güitrón Fuentevilla, Julián, Código Civil para el Distrito Federal. Revisado, actualizado y acotado, 72a. ed., México, Porrúa, 2004, p. 38. 47 Güitrón Fuentevilla, Julián, Código Civil Federal. Revisado, actualizado y acotado, 3a. ed., México, Porrúa, 2004, p. 1. 48 Güitrón Fuentevilla, Julián, Código Familiar para el Estado de Hidalgo, 8a. ed., Pachuca de Soto Hidalgo, México, Gobierno del Estado de Hidalgo, 1984, p. 17. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 37 De la Exposición de Motivos de la ley citada, respecto a las cuestiones de orden público y como precursor de todo un movimiento internacional que se ha desarrollado a favor de la familia, encontramos que: una legislación familiar para el estado de Hidalgo, pondrá las bases para una nueva sociedad, derrumbando mitos y creando nuevas estructuras estatales para proteger a la familia, a los niños, a los inválidos y a los ancianos. Empero, la sola expresión derecho familiar, plantea interrogantes, unas por ignorancia y otras de mala fe, porque en ambos casos se desconoce el derecho familiar, considerado como el conjunto de normas jurídicas reguladoras de las relaciones de los miembros entre sí, y respecto a la sociedad.49 Éste es un antecedente importante que posteriormente se ratifica en el Código Familiar de Zacatecas de 1986 y que desemboca finalmente en lo que es el tema fundamental de esta conferencia, que es el orden público en el derecho familiar mexicano y que como lo hemos reiterado, es en este código donde expresamente ya se determina que la naturaleza jurídica de las normas de la familia es de orden público. En su tiempo —1964— sostuvimos cuestiones sobre el orden público respecto a la familia. Posteriormente, en la primera edición de nuestra obra denominada Derecho familiar, proponíamos para México un Código Familiar Federal, en el cual se garantizara que el Estado protegiera la célula básica fundamental. De esta forma, se podía: permitir a la familia reagruparse, y fundamentalmente basar las relaciones familiares en la legislación, con lo cual se dará una efectiva protección a los hijos, a los padres y en general a todos los integrantes de la comunidad familiar, por lo que si el Estado protege, a través de una reglamentación adecuada a la familia, o sea, propiciando el establecimiento de juzgados familiares, los cuales se encargarán sólo de tratar asuntos relacionados a la familia.50 En una de sus obras, encontramos una opinión vertida por el Profesor Diego Espín, en 1963, respecto a este tema: 49 Op. cit., nota 48, p. 19. Güitrón Fuentevilla, Julián, Derecho familiar, 3a. ed., México, Promociones Jurídicas y Culturales, 1988, p. 235. 50 38 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA Mientras que el Estado pueda abandonar en general el resto del derecho privado a la resultante de los intereses particulares, no puede en cambio, hacer lo mismo en las instituciones familiares que, por el contrario, ha de regular y vigilar, dado el evidente interés general de las mismas. Consecuencia de ese predominante interés general en la regulación del derecho de familia, es que los derechos que se conceden son generalmente inalienables, irrenunciables e imprescriptibles, teniendo el predominio la situación del deber jurídico sobre la del derecho subjetivo. A ello contribuye la frecuente aplicación a esa materia el concepto del status, cuyas acciones, como ya vimos, reúnen precisamente esas características. De aquí que muchas veces la atribución de derechos no es tan sólo un medio de cumplir deberes, configurándose así la mayor parte de los deberes familiares, por eso llamados por algún sector doctrinal, poderes-deberes. Estas características —continúa diciendo el jurista Espín Cánovas— propias del derecho de familia le dan una fisonomía publicista, que ha hecho pensar en la pertenencia del mismo al derecho público, o bien en crear una zona próxima al mismo, intermedia entre éste y el derecho privado, integrado por el derecho de familia, o finalmente, aun rechazando la intrusión del derecho de familia en el público, así como su exclusión del privado, afirmar simplemente, que aun dentro de la órbita del derecho privado mantiene una posición destacada frente al resto.51 En cuanto al Código Civil que venimos comentando, del artículo 138 Ter al Sextus, se ordena que las disposiciones, normas, objetivos. estatutos, reglas y todo lo que se refiera a la familia, es de orden público e interés social. Por la complejidad y lo árido de estos términos, transcribiremos a continuación, primero el texto de la ley y después emitiremos nuestros comentarios al respecto. En el artículo 138 Ter, se expresa: “Las disposiciones que se refieran a la familia son de orden público e interés social y tienen por objeto proteger su organización y el desarrollo integral de sus miembros, basados en el respeto a su dignidad”; en el artículo 138 Quáter, se dice: “Las relaciones jurídicas familiares constituyen el conjunto de deberes, derechos y obligaciones de las personas integrantes de la familia”; en el artículo 138 Quintus se dispone: “Las relaciones jurídicas familiares generadoras de deberes, derechos y obligaciones surgen entre las personas vinculadas por lazos de matrimonio, parentesco o concubinato” y en el 51 Espín Cánovas, Diego, Manual de derecho civil español, Madrid, Revista de Derecho Privado, 1963, vol. IV, Familia, p. 6. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 39 artículo 138 Sextus se ordena: “Es deber de los miembros de la familia observar entre ellos consideración, solidaridad y respeto recíprocos en el desarrollo de las relaciones familiares”.52 Con estas normas de orden público, la ley protege la organización y el desarrollo integral de la familia, de sus miembros y la mujer, respetando su dignidad. Sin discriminación, se establece la igualdad de derechos, deberes y obligaciones de quienes integran la familia, así como en uniones de matrimonio, de parentesco, de concubinato o de adopción. Se agrega, dirigido a los hombres, en relación a las mujeres, que se deben observar normas de consideración, solidaridad y respeto, en las relaciones familiares. De acuerdo con estos preceptos, cuando un juez familiar ejerce facultades discrecionales y se le faculta para intervenir de oficio en asuntos de la familia y especialmente de menores, debe tener la sabiduría, la experiencia, la atingencia, el equilibrio, de saber que su resolución afectará para toda la vida a quienes intervienen en ese conflicto. De ahí que la discrecionalidad debe tener como límite, el interés superior de la familia y la de los menores. La Constitución General de la República, entre otros artículos, en el 4o., determina como garantías familiares que la Ley Fundamental debe proteger la organización y el desarrollo de la familia. Que toda familia tiene derecho a una vivienda digna y decorosa. Respecto a los niños y niñas, tienen derecho a que se satisfagan sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Para lograr estos objetivos, el Estado —orden público— debe proveer lo indispensable para lograr el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos. Así lo ordena la Carta Fundamental de nuestro país. Igualmente, las Convenciones Internacionales; verbigracia, como la de la Niñez y las leyes federales y locales del país, fundamentan jurídicamente el orden público. El orden público, es una cuestión reiterada, que al derecho familiar, le ha dado tal fuerza, que es necesario definir y aclarar lo que estas dos palabras significan, ya que a nivel nacional e internacional, la ciudad de México, Distrito Federal, con su Código Civil del año 2000, se coloca a la vanguardia en cuanto a la protección de la familia, de sus miembros y de los derechos de la misma. El orden público es la situación y 52 Güitrón Fuentevilla, Julián y Roig Canal, Susana, op. cit., nota 7, pp. 65 y ss. 40 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA el estado de legalidad normal, en que las autoridades —judiciales, familiares, civiles, penales, administrativas, etcétera,— ejercen sus atribuciones propias; es decir, las imponen por el carácter coactivo del derecho, y los ciudadanos —entre otros los miembros de una familia— los deben respetar y obedecer, sin protestar. En otras palabras, el orden público vinculado con la jurisdicción y la autoridad, permite la imposición de una sanción o una situación jurídica determinada, que se contrapone a lo privado, a lo individual, a lo personal. Por primera vez en la historia del Distrito Federal, el legislador ha decidido que la familia merece preceptos específicos y así ordena que todas las disposiciones referidas a la misma son de orden público. Esto significa que no se pueden sujetar a la voluntad de sus miembros y mucho menos que pueda ser materia de negociación. La voluntad de los particulares no puede eximir o imponer derechos, deberes u obligaciones, que no estén sancionados por la ley. Esas disposiciones son de interés social y su objeto es proteger la organización y el desarrollo integral de quienes conforman esa familia, basados en el respeto a la dignidad de cada uno de ellos. Evidentemente, la sociedad tiene un interés en que la familia esté protegida, que su organización y desarrollo alcancen los más altos niveles, sin menoscabo de la igualdad que debe prevalecer entre ellos. Asimismo, al referirse a las relaciones jurídicas familiares, por primera vez se da su naturaleza jurídica, en cuanto a los deberes, que son impuestos por la ley, que no se dejan al arbitrio de las partes, así como los derechos de que gozan y las obligaciones a las que están sujetos; todo esto referido a los integrantes de una familia. Se destaca que tanto el matrimonio, el parentesco o el concubinato, son fuentes que originan las relaciones jurídicas familiares que obligan a los cónyuges, a los parientes o a los concubinos, a cumplir con los deberes que la propia ley establece, a exigir los derechos correspondientes y en un momento dado, frente al sujeto activo, titular del derecho personal derivado de la obligación y el sujeto pasivo que debe cumplir con la misma, van a permitir que tengamos familias más fortalecidas y mejor protegidas jurídicamente. Es indiscutible que cuando la ley ordena que los miembros de la familia tienen el deber, están constreñidos por el jus imperium de la ley, por el propio Estado a observar entre ellos consideración, solidaridad y respeto recíprocos, lo cual favorecerá las relaciones familiares. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 41 En síntesis, las instituciones que el Código Civil del Distrito Federal, considera de orden público, en cuanto a la familia, son el Registro Civil y sus diferentes clases de actas, porque en ningún supuesto, se puede calificar a los hijos por el origen de las relaciones sexuales de sus padres. Se han eliminado los términos para volverse a casar, después de un divorcio. Se ha hecho más fácil la rectificación, modificación y aclaración de las actas del Registro Civil, siempre en beneficio de la familia. Por otro lado, como ya se señaló, el Título Cuarto Bis denominado “De la Familia”, se agregó con un Capítulo Único donde se destaca la cuestión del orden público. De ahí en adelante, los capítulos referidos al matrimonio, sus requisitos, sus derechos y obligaciones, las situaciones de los bienes, la sociedad conyugal, la separación de bienes, las donaciones antenupciales y entre consortes, así como los matrimonios nulos e ilícitos, tienen como común denominador la cuestión del orden público. El divorcio, también se basa en el orden público. Su nueva regulación, hace prevalecer la trascendencia de la familia, la importancia de los hijos, para que al determinar la disolución de un vínculo matrimonial, se haga respetando los deberes, principios, obligaciones y derechos, impuestos por el Estado, por medio del orden público. Ya no se deja al libre arbitrio o a la voluntad o pacto de los divorciantes, los efectos que producirá respecto a los bienes, a ellos mismos y a sus hijos. El concubinato tiene un nuevo tratamiento en el Código Civil. Se considera de orden público, porque establece el parentesco por afinidad entre el concubino y la familia de la concubina y viceversa. Incluso la obligación de proporcionarse alimentos mutuamente por el número de años que haya durado el concubinato, si los necesitan, se impone; no es dejado en ningún supuesto su cumplimiento a la voluntad de cualesquiera de ellos y por supuesto la situación de los hijos también queda protegida. No se les puede discriminar y tienen los mismos derechos, obligaciones y deberes que todos los hijos. Las otras figuras reguladas por el código, siguiendo los principios del orden público, son el parentesco, los alimentos y la violencia familiar. En cada uno, el legislador ha tenido la preocupación y atingencia de dejarlo resuelto, en las mejores condiciones para quienes son sujetos activos o pasivos de esta situación. 42 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA Con más claridad, el orden público se observa en el capítulo “De la filiación”, incluso al haber logrado que desaparecieran los calificativos dados a los hijos por su origen o por la clase de relaciones sexuales de sus padres; hasta 2000 en México había aproximadamente once clases de hijos, entre los que estaban los adulterinos, incestuosos, expósitos, abandonados, huérfanos, de la cárcel, de madre desconocida, de padre desconocido, de padres desconocidos, adoptivos, legitimados, naturales, de concubinato y de matrimonio. Esto desaparece y en función del orden público los hijos no reciben calificativo, son iguales ante la ley, la familia, la sociedad y el Estado. Siempre con el propósito de proteger todo lo relacionado a la familia, en cuestiones de filiación, se ha aprobado admitir las pruebas derivadas de la investigación científica, en el caso concreto del ácido desoxirribonucleico en cualquier supuesto en que haya conflicto para investigar o determinar la paternidad o maternidad, la filiación y la situación del hijo, respecto al presunto padre o madre. Se ha abrogado del código, la infame institución de la legitimación, que evidentemente atentaba contra los derechos humanos fundamentales de los hijos y de la familia. Lo mismo ocurre con el reconocimiento de los hijos, donde se dan todas las facilidades y los derechos para que los mismos no sufran ante esta figura. En la adopción el orden público ha determinado que desaparezca la simple y sólo quede la plena, que establece vínculos jurídicos entre la familia del adoptante y el adoptado, semejantes a los consanguíneos. También se regula la adopción internacional con las mismas características de ser plena y haciendo prevalecer las cuestiones de orden público, como conjunto de principios impuestos por el Estado en cuanto a los padres adoptivos y los hijos adoptados. La patria potestad, y sus efectos relacionados con la persona y los bienes de los hijos, se regula la pérdida, suspensión, limitación y recuperación de ésta. En la última parte se introducen los efectos del orden público respecto a la tutela, las clases de ésta y lo referente a menores, inhábiles, las excusas, garantías y extinción, así como la regulación del curador, el Consejo Local de Tutelas y los jueces familiares; el estado de interdicción; la emancipación y la ausencia para terminar con el patrimonio de la familia que se funda en las cuestiones específicas del orden público.53 53 Op. cit., nota 7, pp. XIII y ss. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 43 El Libro Tercero del código comentado, que regula las sucesiones, se funda también en el orden público, así lo referente al testamento, sus clases, a las sustituciones, a la nulidad, revocación y caducidad; a la forma y solemnidad; la sucesión legítima y las disposiciones comunes a éstas. Para mejor proteger a la familia en México, hemos propuesto un proyecto de Código Familiar Tipo para los Estados Unidos Mexicanos, en el cual se destaca que: por el contenido jurídico de las normas que regulan las relaciones familiares, se considera que las disposiciones de este código son de orden público, de observancia obligatoria, irrenunciables y no pueden ser modificadas total o parcialmente por convenio. Incluso la autonomía de la voluntad de los sujetos del derecho familiar, no es suficiente para alterar, modificar o eximir del cumplimiento de las normas de este código.54 Respecto al procedimiento familiar, el Proyecto de Código de Procedimientos Familiares Tipo para los Estados Unidos Mexicanos, complemento del anterior, subraya que: los juzgadores familiaristas deben tener un criterio distinto a los civilistas. De orden público e interés social, son todas las normas procesales familiares que regulan los juicios contenciosos relativos al matrimonio y al divorcio, los regímenes económicos, los que modifican o rectifican las actas del Registro Civil, los vinculados al parentesco, los alimentos, la paternidad y maternidad, la filiación en sus diferentes facetas, asuntos de la patria potestad, del estado de interdicción, de la tutela y los problemas que originan la ausencia y la presunción de muerte, los referidos al patrimonio familiar, los juicios sucesorios, las diligencias de consignación en todo lo relativo al derecho familiar, los exhortos, suplicatorias, requisitorias y despachos y las cuestiones que afectan en sus derechos básicos a las o los menores, a las discapacitadas, discapacitados, a las incapacitadas e incapacitados y en general las que reclaman la intervención judicial familiar.55 54 Güitrón Fuentevilla, Julián, Proyecto de Código Familiar Tipo para los Estados Unidos Mexicanos, México, Porrúa, 2004, p. 17. 55 Güitrón Fuentevilla, Julián, Proyecto de Código de Procedimientos Familiares Tipo para los Estados Unidos Mexicanos, México, Porrúa, 2004, p. 13. 44 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA X. CRITERIOS JURISPRUDENCIALES DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, RESPECTO AL ORDEN PÚBLICO, EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis XX.J/23, novena época, III, junio de 1996, p. 535. ALIMENTOS. AUN CUANDO LOS HIJOS ALCANCEN LA MAYORÍA DE EDAD, NO CESA LA OBLIGACIÓN POR PARTE DEL DEUDOR ALIMENTISTA DE PROPORCIONÁRSELOS, SI TODAVÍA LOS NECESITA EL EMANCIPADO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE CHIAPAS). Supuesto que dentro de las causales para la cesación de la obligación de dar alimentos a que se contrae el artículo 316 del Código Civil para el Estado de Chiapas, no se encuentra expresamente la consistente en que el hijo haya llegado a la mayoría de edad; y aun cuando pudiera interpretarse la fracción II del citado precepto en relación con el numera 438, fracción III del mencionado código, es decir, que la patria potestad se acaba por la mayor edad del hijo y con ello concluye el deber de darle alimentos, en razón de que al llegar a la mayoría de edad se supone que goza de absoluta independencia para disponer tanto de sus bienes como de su persona, y esta emancipación también supone su capacidad física, económica y jurídica para ser autosuficiente a efecto de allegarse los alimentos que necesite para su subsistencia; sin embargo, por ser los alimentos a los hijos una cuestión de orden público, debe considerarse que por el solo hecho de llegar a la mayoría de edad no debe suspenderse la obligación de suministrarlos, sino que en cada caso, deben examinarse las circunstancias en que se encuentran los hijos al llegar a esa edad, para saber si siguen necesitándolos, en la inteligencia que tanto los hijos como el cónyuge gozan de esa presunción independientemente de si aquéllos son mayores o menores de edad, por lo cual es el deudor quien debe demostrar que ellos tienen recursos propios para poder, así desligarse de esa obligación. Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito. Precedentes: Amparo directo 605/91. Humberto Luna Morales. 23 de enero de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Ángel Suárez Torres. Secretario: Casto Ambrosio Domínguez Bermúdez. Amparo directo 427/ 92. María Olivia Teomitzi Castro. 15 de octubre de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Mariano Hernández Tórres. Secretario: Miguel Ángel Perulles Flores. Amparo directo 619/92. Francisco Javier Paniagua Hidalgo. 21 de enero de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco A. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 45 Velasco Santiago. Secretario: Arturo J. Becerra Martínez. Amparo directo 758/95. Juan Álvaro Pérez Domínguez. 25 de enero de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Roberto Avendaño. Secretario: Enrique Robles Solís. Amparo directo 990/95.Gustavo Maya Becerril. 9 de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco A. Velasco Santiago. Secretario: Rafael León González. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis I.3.C.J/7, novena época, IV, agosto de 1996, p. 418. DIVORCIO, FALTA DE MINISTRACIÓN DE ALIMENTOS COMO CAUSAL DE. El artículo 267, fracción XII del Código Civil establece como causal de divorcio, la negativa injustificada de los cónyuges a cumplir con las obligaciones señaladas en el artículo 164, sin que sea necesario agotar previamente los procedimientos tendientes a su cumplimiento o el incumplimiento sin justa causa por alguno de los cónyuges de la sentencia ejecutoriada en el caso del artículo 168. Ahora bien, cuando no se alega un incumplimiento total, sino parcial, que se hace consistir en que el demandado no da dinero a la actora, ese hecho no basta para que se surta la hipótesis a que se refiere la fracción XII del artículo 267 del Código Civil, toda vez que, los alimentos de conformidad con el artículo 308 del Código Civil comprenden la comida, el vestido, la habitación y la asistencia en caso de enfermedad y respecto de los menores, los alimentos comprenden además, los gastos necesarios para la educación primaria del alimentista y para proporcionarle algún oficio, arte o profesión honestos y adecuados a su sexo y circunstancias personales; además de que, la institución del matrimonio es de orden público, por lo que la sociedad está interesada en su mantenimiento y sólo por excepción la ley permite que se rompa el vínculo matrimonial; de ahí que en los divorcios necesarios sea preciso que la causal invocada quede plenamente especificada y se acredite la negativa del obligado, a fin de que el tribunal pueda apreciar la gravedad del incumplimiento que ponga de manifiesto el desprecio, desapego, abandono o desestimación al cónyuge actor o a sus hijos, y que haga imposible la vida en común; gravedad que no se justifica cuando en forma imprecisa se alega que el demandado no ha cumplido en su totalidad con la ministración de alimentos. Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Precedentes: Amparo directo 3873/89. Roberto Páez Páez. 5 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: José Becerra Santiago. Secreta- 46 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA rio: Marco Antonio Rodríguez Barajas. Amparo directo 2963/90. Marie Terréese Casaubon Huguenin. 9 de agosto de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: José Rojas Aja. Secretario: Enrique Ramírez Gámez. Amparo directo 3228/90. Josefina Tapia Serrano. 9 de agosto de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: José Becerra Santiago. Secretario: Marco Antonio Rodríguez Barajas. Amparo directo 5403/94. Blanca Rosa Hernández González. 28 de octubre de 1994. Unanimidad de votos. Ponente: José Rojas Aja. Secretario: Arnulfo Moreno Flores. Amparo directo 3233/96. Lilia Pérez Ramírez. 13 de junio de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: José Becerra Santiago. Secretario: Gustavo Sosa Ortiz. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, tesis I.5.C.556C, octava época, XIV-septiembre, p. 254. ALIMENTOS. PENSIÓN DEFINITIVA. FIJACIÓN DEL MONTO, PREVIO ANÁLISIS DE SU PROPORCIONALIDAD. El tribunal de segundo grado infringe el artículo 311 del Código Civil para el Distrito Federal, cuando al pronunciar su fallo se limita a fijar arbitrariamente una pensión alimenticia equivalente a un salario mínimo general mensual vigente en el Distrito Federal, sin analizar previamente la proporcionalidad que se debe observar para su cuantificación, pues de conformidad con el precepto citado los alimentos deben ser proporcionales a las posibilidades del que debe darlos y a las necesidades del que debe recibirlos. Lo cual significa que dicho Tribunal de apelación no puede referirse al salario mínimo como base para determinar el monto de la pensión alimenticia a cargo del hoy tercero perjudicado, sino que está obligado a analizar los medios de prueba aportados, para de ahí determinar el importe que habrá de cubrirse por concepto de pensión alimenticia, refiriéndose a las necesidades del menor acreedor, frente a las posibilidades del deudor alimentario; e incluso, el referido Tribunal responsable está en aptitud de proveer oficiosamente, por tratarse de un asunto de orden público e interés social, sobre el desahogo de pruebas conducentes, en caso de que las aportadas no fueren suficientes para colmar la finalidad perseguida, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 941 del Código de Procedimientos Civiles. Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Precedentes: Amparo directo 3315/94. Sara Virginia Calderón Sánchez. 7 de julio de 1994. Unanimidad de votos. Ponente: Efraín Ochoa Ochoa. Secretario: Walter Arellano Hobelsberger. EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 47 Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, octava época, VII-enero, p. 341. PATRIA POTESTAD, ESTUDIO OFICIOSO DE LAS CUESTIONES RELATIVAS A LA PÉRDIDA DE LA. El tribunal de alzada correctamente se sujetó a lo pre- visto en el artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, al estudiar de oficio la cuestión relativa a la pérdida de la patria potestad decretada por el juez de primer grado, a pesar de que el apelante nunca alegó la violación del artículo 259 del Código Civil, ni esgrimió agravio en relación a ese punto, porque los artículos 940 y 941 del ordenamiento legal citado en primer término, establecen que tratándose de controversias de orden familiar, los jueces y tribunales están facultados para intervenir de oficio en los asuntos que afecten a la familia, de manera especial cuando se trata de menores y de alimentos teniendo facultades para decretar las medidas necesarias que tiendan a preservar la familia y a proteger a sus miembros, así como para suplir la deficiencia de las partes en sus planteamientos de derecho, por considerar la ley que tal materia es de orden público, en virtud de constituir la familia la base de la integración de la sociedad. Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Precedentes: Amparo directo 5077/90. Catalina Eugenia Muñoz Gómez. 7 de diciembre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Efraín Ochoa Ochoa. Secretario: Eduardo Francisco Núñez Gaytán. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis I.9.C.14 C, novena época, II, agosto de 1995, p. 458. ALIMENTOS. ACCIÓN DE PAGO DE. EN JUICIO DE DIVORCIO NECESARIO DEBE ADMITIRSE EN LA VÍA RECONVENCIONAL. Es legalmente admisible la acción de pensión alimenticia, hecha valer reconvencionalmente en un juicio de divorcio, en el que la contraparte sólo demandó la disolución del vínculo matrimonial, toda vez que las cuestiones relativas a la familia son de orden público, razón por la que basta ser titular del derecho para que se pueda reconvenir la ministración de alimentos ante el órgano jurisdiccional competente, máxime que el juez está facultado, aun oficiosamente, para dilucidar cuestiones de orden familiar, que implica la acción intentada de alimentos, para quienes tuvieren derecho a esa prestación, en términos del artículo 941 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Noveno Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. 48 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA Precedentes: Amparo en revisión 2009/94. Purificación García y Estévez. 9 de febrero de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Ismael Castellanos Rodríguez. Secretario: Ricardo Guevara Jiménez. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis XX.24 C, novena época, II, agosto de 1995, p. 507. DIVORCIO. EL TÉRMINO FIJADO POR LA LEY PARA EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN ES DE CADUCIDAD Y NO DE PRESCRIPCIÓN, TRATÁNDOSE DE. Tratándose de divorcio, el término fijado por la ley para el ejercicio de la acción es un término de caducidad y no de prescripción, y si bien es cierto que ambos son formas de extinción de derechos que se producen por el transcurso del tiempo, también es cierto que, no deben confundirse porque la caducidad es condición para el ejercicio de la acción, por lo que debe estudiarse de oficio; en cambio la segunda sólo puede analizarse cuando se hace valer por parte legítima; por ende en materia de divorcio, tomando en consideración su carácter excepcional porque pone fin al matrimonio, el término señalado por la ley para el ejercicio de la acción, debe estimarse como un término de caducidad, porque si la acción de divorcio estuviera sujeta a prescripción, su término no correría entre consortes y la amenaza del cónyuge con derecho a solicitarlo sería constante, afectándose con la incertidumbre, todos los derechos y obligaciones que forman el estado civil del matrimonio, intereses que dejan de ser del orden privado, y pasan a afectar la estabilidad de la familia y el orden público. Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito. Precedentes: Amparo directo 132/95. Baldemar Moreno Espinoza. 27 de abril de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco A. Velasco Santiago. Secretario: Stalin Rodríguez López. Tercera Sala, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, tesis 3./J. 12/92, octava época, 56, agosto de 1992, p. 23. DIVORCIO NECESARIO. NO LE SON APLICABLES TODAS LAS REGLAS ESPECIALES DE LAS CONTROVERSIAS DEL ORDEN FAMILIAR, PERO SÍ LA RELATIVA A LA SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS DE DERECHO DE LAS PARTES CUANDO DE ELLAS DEPENDA QUE SE SALVAGUARDE A LA FAMILIA, CON INDEPENDENCIA DE QUE PERMANEZCA O SE DISUELVA EL VÍNCULO MATRIMONIAL (CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL DISTRITO FEDERAL). Las reglas y formas especiales sólo pueden aplicarse a los casos específicos a que las destinó el legislador. Como el divor- EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 49 cio necesario no se encuentra dentro de los casos que prevé el artículo 942 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, ni tiene una regulación propia para su tramitación dentro del ordenamiento citado, se rige por las disposiciones generales del juicio ordinario y, por tanto, no le son aplicables, en principio, todas las reglas especiales establecidas para las controversias de orden familiar. Sin embargo, como excepción y por mayoría de razón, les es aplicable la regla especial que prevé el segundo párrafo del artículo 941 del propio cuerpo legal, relativa a la suplencia de la deficiencia de los planteamientos de derecho de las partes, cuando la aplicación de esta figura procesal dé lugar a salvaguardar a la familia, en virtud de que la intención del legislador al establecer esta regla para las controversias del orden familiar, a saber, el preservar las relaciones familiares evitando que en estos asuntos una inadecuada defensa afecte a esa institución, y la razón a la que obedece su establecimiento, que expresamente consigna en el artículo 940, a saber que los problemas inherentes a la familia se consideran de orden público por constituir aquélla la base de la integración de la sociedad, operan de manera más clara e imperativa tratándose del divorcio necesario pues implicando éste la disolución del vínculo matrimonial, problema capital que afecta a la familia, debe garantizarse que no se perjudique a ésta con motivo de una inadecuada defensa. Lo anterior se reafirma si se considera que la razón por la que el legislador no incluyó al divorcio necesario dentro del procedimiento para las controversias de orden familiar fue porque rigiéndose aquél por las disposiciones del juicio ordinario, que exigen mayores formalidades y establecen plazos más amplios para el ofrecimiento y recepción de pruebas, se tiene la posibilidad de preparar una defensa más adecuada, lo que favorece la preservación y unidad familiar. Por la importancia social de la familia, prevista en el artículo 4o., de la Constitución, se debe admitir la suplencia referida, lógicamente cuando la aplicación de esa figura procesal tenga como efecto la salvaguarda de la familia, independientemente de que ello se consiga con la disolución o no del vínculo conyugal. Además justifica lo anterior el que al introducir esa figura procesal el legislador, no la circunscribió a las controversias de orden familiar especificadas en el artículo 942 citado sino que usó la expresión “en todos los asuntos de orden familiar”, aunque, respecto del divorcio, que tiene su naturaleza debe limitarse a la hipótesis precisada, en que la suplencia conduzca a proteger a la familia. Precedentes: Contradicción de tesis 11/91. Entre las sustentadas por el Primer y Tercer Tribunales Colegiados en Materia Civil del Primer 50 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA Circuito. 3 de agosto de 1992. Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: María Estela Ferrer Mac-Gregor Poisot. Tesis de Jurisprudencia 12/92. Aprobada por la Tercera Sala de este alto Tribunal en sesión privada celebrada el tres de agosto de mil novecientos noventa y dos. Cinco votos de los señores ministros: Presidente: José Trinidad Lanz Cárdenas, Mariano Azuela Güitrón, Sergio Hugo Chapital Gutiérrez, Ignacio M. Cal y Mayor Gutiérrez y Miguel Montes García. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, octava época, XII-noviembre, p. 377. MATRIMONIO Y DE LA FAMILIA. NATURALEZA DEL. El matrimonio es un instituto de orden público, porque el interés que en él se tutela no es el particular o individual de quienes lo forman, sino un interés superior: el de la familia; siendo ésta la célula de la sociedad, el matrimonio es también de orden y trascendencia social y ya no meramente privado. Por ello, la sociedad está interesada en que se mantenga perdurable el instituto matrimonial y, sólo por excepción, la ley permite su disolución intervivos, siendo menester, en estos casos, que quien demande acredite plenamente sus afirmaciones sobre los hechos que integran la causal de divorcio y que éste se ejercite oportunamente, esto es, antes de su caducidad. Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito. Precedentes: Amparo directo 315/92. Filemón Merino Cerqueda. 30 de abril de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: Rubén Pedrero Rodríguez. Secretario: Carlos Gregorio Ortiz García. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, octava época, IX-abril, p. 490. DIVORCIO NECESARIO. LE SON APLICABLES LAS DISPOSICIONES RELATIVAS A LAS CONTROVERSIAS DEL ORDEN FAMILIAR. En los recursos de apela- ción derivados de un juicio de divorcio necesario, el tribunal de alzada debe suplir la deficiencia de los agravios por tratarse de la conservación del matrimonio; apoyándose en los artículos 940 y 941 del Código de Procedimientos Civiles, que este Tribunal Colegiado estima aplicables, aun cuando el juicio se hubiera seguido en la vía ordinaria civil, pues es indiscutible que la disolución del matrimonio es un problema inherente a la familia que se considera de orden público, por constituir aquélla la base de la integración de la sociedad, como lo establece el segundo párrafo del artículo 941 del propio Código Procesal, al tratarse de un EL ORDEN PÚBLICO EN EL DERECHO FAMILIAR MEXICANO 51 asunto de orden familiar, los jueces y tribunales están obligados a suplir la deficiencia de las partes en sus planteamientos de derecho. Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Precedentes: Amparo directo 7173/91. Marcela Cruz Villagrán. 16 de enero de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: José Becerra Santiago Santiago. Secretario: Antonio Rodríguez Barajas. Amparo directo 1013/90. Graciela Téllez Lores. 14 de junio de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: José Rojas Aja. Secretario: Enrique Ramírez Gámez. Octava Época. Tomo VII-mayo, página 190. Véase: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, número 56, pág. 23, tesis por contradicción 3ª/J.12/92. Entre otras resoluciones, encontramos la que determina que los Jueces Familiares, en determinados supuestos, pueden calificar y estimar la existencia del orden público con relación a una ley, y no pueden declarar que no siendo aplicable una ley en los conceptos que la informaron por cuestión de orden público, conserva aún ese carácter y subsistan sus finalidades (Quinta Época. Tomo XXVI. P. 1533. Tomo XXXI. P. 570. 2807). En abril de 1998, el Primer Tribunal Colegiado del Tercer Circuito en Materia Civil, determinó que los alimentos son cuestión de orden público y deben ser satisfechos inmediatamente; en este caso, se busca que la necesidad se satisfaga de inmediato, de acuerdo con lo que haya ocurrido en el juicio de primera instancia, en ningún supuesto se debe esperar a que se aporte en ejecución de sentencia la cuantificación de la pensión definitiva, por lo que la responsable debe fijar en la sentencia el monto de la pensión por alimentos que se reclamen al deudor alimentario. Amparo Directo 1481/97. Linet Padilla Barba. 16 de octubre de 1997. Unanimidad de votos. Ponente Carlos Arturo González Zárate. Secretario Arturo García Aldaz. Igualmente en enero de 2004, los Tribunales Colegiados de Circuito en la Novena Época, el Sexto en Materia Civil, en relación al artículo 417 del Código Civil para el Distrito Federal, determinó que: La eficacia del derecho de visita dándole efecto, calor humano, presencia personal, respaldo espiritual y respeto a su persona e intimidad, es una cuestión de orden público e interés social, dado que en su observancia está interesada la sociedad y el Estado, porque de su efectivo cumplimien- 52 JULIÁN GÜITRÓN FUENTEVILLA to depende el desarrollo armónico e integral del menor que, en ocasiones, por causas ajenas a su voluntad, vive separado de uno o ambos progenitores. Es por eso que el propio numeral contiene normas tendentes a lograr dicha función, ya que el goce y disfrute determinará lo que más convenga al interés preponderante del menor que sólo podrá suspenderse, limitarse o perderse por resolución judicial expresa y cuando se haya perdido la patria potestad. Como se advierte, la teleología del artículo 417 en comento se encamina a la conservación de un entorno familiar saludable y favorable para el pleno desarrollo personal y emocional de los sujetos cuando no se encuentran bajo su custodia, si ejercen la patria potestad, tendrán derecho a convivir y disfrutar de momentos en común, en aras de tutelar el interés preponderante del menor, teniendo sólo como limitante para que se suspenda, el ejercicio del derecho de visita y convivencia que exista peligro para el menor, caso en el que el juzgador podrá aplicar las medidas correspondientes a fin de salvaguardar el interés superior del menor, contra alguno de los progenitores. Respecto a este tema específico, el legislador en septiembre de 2004, ha modificado este supuesto de la visita y convivencia para regular lo que llama guarda y custodia compartida, autorizando al juez familiar a decretar el cambio de custodia de los menores siguiendo el procedimiento respectivo. XI. 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GÜITRÓN FUENTEVILLA, Julián, Derecho familiar, 3a. ed., México, Promociones Jurídicas y Culturales, 1988. GÜITRÓN FUENTEVILLA, Julián et al., Compendio de términos de derecho civil, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Porrúa, 2004. GÜITRÓN FUENTEVILLA, Julián y ROIG CANAL, Susana, Nuevo Derecho Familiar en el Código Civil de México, Distrito Federal del Año 2000, México, Porrúa, 2003. GUTIÉRREZ-ALVIS Z. y FAUSTINO, Armario, Diccionario de derecho romano, Madrid, Reus, 1995. IGLESIAS, Juan, Derecho romano, instituciones de derecho privado, 5a. ed., Barcelona, Ariel, 1958. LASARTE ÁLVAREZ, Carlos, “Derecho de familia”, Principios de derecho civil, 2a. ed., Madrid, Trivium, 2001. MARGADANT S., Guillermo Floris, El derecho privado romano como introducción a la cultura jurídica contemporánea, 19a. ed., México, Esfinge, 1993. O’CALLAGHAN MUÑOZ, Xavier, Compendio de derecho civil, Madrid, Revista de Derecho Privado-Editoriales de Derecho Reunidas, 1988, t. 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El derecho a tener una familia como derecho humano. VIII. Hacia una nueva cultura de los derechos fundamentales en la familia. IX. Bibliografía. I. INTRODUCCIÓN El título de esta mesa constituye una clara muestra de la evolución que ha sufrido la relación entre derechos humanos y familia, muy especialmente cuando nos referimos a algunos de sus miembros como las mujeres o los hijos-niños. En efecto, se trata de derechos fundamentales en la familia y no de la familia, como durante siglos fue concebido el papel del niño y adolescente en la sociedad. La diferencia es trascendental, pues representa un cambio de paradigma que ha transformado en buena medida las relaciones familiares y que aún hoy sigue sugiriendo serios cuestionamientos en torno al tema de los derechos fundamentales, en especial cuando éstos pretenden adjudicarse a los niños. Mi objetivo es describir la forma en que se ha dado este proceso a lo largo de la historia de Occidente, para finalmente proponer una comprensión de los derechos fundamentales, especialmente del niño, en la familia. 55 56 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ II. UN POCO DE HISTORIA Identificar el momento histórico preciso en que el niño-menor de edad aparece como personaje relevante de la sociedad es sumamente complejo, como se puede desprender de los textos de los especialistas en el tema de historia de la infancia. Tres parecen ser las principales posturas: la primera, representada por Philippe Ariès, quien puede ser considerado el precursor de esta disciplina o enfoque específico: el de reconstruir la evolución del concepto de niño a la largo de la historia, sobre todo en Europa. Ariès, especialista en la historia de la vida privada, en su obra El niño y la vida familiar en el antiguo régimen,1 publicada por primera vez en 1962, sostiene que el concepto de niño es de reciente aparición, ya que no es sino hasta finales del siglo XVI que la niñez comienza a distinguirse como etapa con características específicas. Antes de este momento, la infancia como categoría había sido ignorada y la prueba de esto se encuentra en las representaciones pictóricas de la época, en las que los niños aparecen como adultos en miniaturas, es decir, sin las proporciones fisiológicas propias de cada etapa de la niñez (esto es, cabeza más grande en relación con el cuerpo, cuerpo rollizo, etcétera) y vestidos con ropas similares a las de los adultos. La consecuencia de este descubrimiento según el autor fue la segregación de la infancia del mundo adulto y el confinamiento del niño en la institución escolar. La segunda postura puede representarse por la tesis de Lloyd de Mause,2 quien por el contrario, sostiene que en la antigüedad el maltrato infantil fue una práctica generalizada ya que los padres proyectaban sus propias frustraciones en sus hijos, siendo éstos quienes satisfacían las necesidades de afecto, vinculación, etcétera, de los mayores. Una tercera visión propone que la atención hacia los hijos deriva de una inclinación natural tal como se desprende de la teoría sociobiológica, de tal forma que es posible concluir que el ser humano siempre ha cuidado de su descendencia como condición para la supervivencia de la especie.3 1 Ariès, Phillipe, El niño y la vida familiar en el antiguo régimen, Madrid, Taurus, 1987. 2 Mause, Lloyd de, Historia de la infancia, Madrid, Alianza Universidad, 1982. 3 Pollock, Linda, Los niños olvidados: relaciones entre padres e hijos de 1500 a 1900, México, Fondo de Cultura Económica, 1993. Las investigaciones de Pollock incluyen también el análisis de diversas fuentes, es especial diarios personales y autobiografías, en los que se basa para sostener su teoría, sin embargo, las fuentes corresponden a los siglos XVI al XX, por lo que sus afirmaciones no refutan las de los otros especialistas que sitúan la aparición del “sentimiento de infancia” a finales del siglo XVI. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 57 Estas tres posturas, sin embargo, no parecen contradecir el hecho de que el concepto de infancia tal como lo consideramos hoy en día es una construcción social que apareció en una época tardía de la historia, por lo que, aunque no es concluyente la idea de la existencia de un maltrato generalizado, sí puede llevar a un serio cuestionamiento sobre el papel del niño en la sociedad sobre todo en el contexto de las relaciones paterno filiales. Esto parece confirmado por la evolución histórica de lo que podríamos llamar tratamiento jurídico a la infancia, con lo que me refiero a la forma en que los derechos se relacionaban con la minoría de edad. Respecto del tratamiento jurídico, resulta igualmente compleja la descripción exacta del nexo entre minoría de edad y derechos, por lo menos en la Antigüedad, pues la situación jurídica del niño se encuentra profundamente vinculada a la relación de filiación. En efecto, como es bien sabido, la patria potestad en Roma suponía un poder de disposición sobre la vida del hijo; era el pater familiae quien decidía sobre todo lo concerniente a las personas que estaban bajo su custodia, sin embargo, insisto, es difícil conocer hasta que punto se relacionaba esta situación con la infancia, pues este poder abarcaba también a las mujeres adultas. Durante los siglos siguientes (Edad Media) el niño se vio diluido en los numerosos grupos familiares que constituían la base de la estructura social. La función del hijo consistía en continuar el linaje y alimentar la cantidad de miembros del clan para hacer más fuerte al jefe de familia y permitirle aumentar su poderío. Es en el Renacimiento (siglos XV y XVI), cuando el hombre comienza a verse a sí mismo como individuo y el consiguiente paso de la familia extensa a la familia nuclear, que el niño empieza a destacar como personaje central, aunque hubieron de transcurrir varios siglos antes de que se le reconociera el papel protagónico que tiene en la sociedad de nuestros días. Es en estos diversos contextos sociales en donde el papel del niño se va transformando, sin embargo, la idea de relacionar al ser humano durante la minoría de edad con derechos subjetivos tardaría aún mucho tiempo en darse, tanto que de esto somos testigos en la actualidad y encontramos quienes aún se resisten a este tipo de discurso, por vincular los derechos con capacidades adultas. Esto se entiende mejor si consideramos que cuando se generaliza la idea del hombre como titular de derechos subjetivos, es decir, como resultado de la Revolución francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano la titularidad se entendía exactamente así, limitada al ciudadano-varón y pro- 58 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ pietario, quedando el niño y la mujer incluidos en la esfera de protección legal del padre de familia. Esto se tradujo en que, lejos de considerarse al niño como titular de derechos, se entendía como una prerrogativa del progenitor el tener una esfera de inmunidad en la cual el Estado no estaba legitimado para inmiscuirse, lo cual incluía la facultad para educar y corregir al hijo en la forma que decidiera. Esta tendencia prevaleció durante muchísimo tiempo, como muestra basta mencionar que en el siglo XIX el Código Civil otorgaba al padre la facultad para hacer uso de las prisiones del Estado si “tenía motivos muy graves de queja por la conducta de su hijo”: “El padre que tiene motivos muy graves de queja por la conducta de un hijo” puede apelar ante el tribunal de distrito; hasta los dieciséis años, la detención no puede exceder de un mes; desde esa edad hasta la mayoría, puede alcanzar hasta los seis meses. Las formalidades —y las garantías— son muy reducidas: no hay ningún documento escrito ni ninguna formalidad judicial, como no sea la orden misma de arresto, en la que no aparecen enunciados los motivos. Si tras su libertad, el hijo “cae en nuevos extravíos”, puede ordenarse de nuevo su detención.4 La transformación de esta concepción restringida de los derechos subjetivos tardaría casi dos siglos en darse, siendo el hijo-niño el último en ser independizado de este espacio considerado estrictamente privado, aunque tampoco es posible afirmar que la libertad de la mujer tenga una larga tradición histórica en Occidente, y mucho menos en otras culturas en las que se responde a esquemas de organización familiar que otorgan un protagonismo casi exclusivo al varón. Es entonces cuando es posible hablar de derechos fundamentales en la familia y no de la familia, lo cual entraña una diferencia que parece sutil pero que tiene enormes implicaciones sobre todo en lo que respecta a la dignidad y autonomía de cada uno de sus miembros. Debo adelantar que esta nueva visión, que ha quedado consagrada internacionalmente en derechos subjetivos positivos en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas firmada en 1989 y ratificada por México en septiembre de 1990 no supone negar que la familia como institución básica de la estructura social deba tener derechos como tal, pero si pretendo afirmar que ello no debe tener como 4 Hunt, Lynn, “La vida privada durante la Revolución francesa”, en Ariès, Phillipe y Duby, Georges (coords.), Historia de la vida privada, Madrid, Taurus, 1991, t. 7, p. 129. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 59 consecuencia implícita la negación de los derechos humanos de cada uno de sus integrantes considerados como centros independientes de intereses, lo que intentaré argumentar a continuación. El reconocimiento de los derechos del niño dentro de la familia constituye el último eslabón en este largo camino de la afirmación de la igual dignidad de cada ser humano, independientemente de su sexo, edad o capacidades físicas o psíquicas. Por esta razón, es quizá que todavía existen algunas voces que se oponen a esta forma de entender la protección del hombre durante esta etapa de la vida humana. III. LA OBJECIÓN COMUNITARISTA Ciertamente, esta nueva visión de los derechos fundamentales en la familia y no de la familia tiene importantes detractores. Parece que una de las principales objeciones ha sido formulada por los llamados comunitaristas, quienes sostienen no sólo la inconveniencia, sino el peligro de reconocer derechos en particular a los hijos, ya que consideran que los derechos de las personas están englobados en los derechos de los grupos sociales. Un autor representativo de esta visión, John O’Neill 5 se opone a la consideración de los niños como titulares de derechos por estar vinculada a la concepción contractualista liberal de la sociedad; en su opinión, el modelo de derechos individuales que pretende reconocer también a los niños como titulares es inviable por la situación de dependencia durante la minoría de edad, por lo que la protección durante esta etapa de la vida debe instrumentarse en base a derechos y obligaciones atribuidos a los padres de familia. Partiendo de la base del reconocimiento recíproco de igual valor moral y agencia entre los integrantes de una sociedad, la teoría comunitarista sostiene que los destinatarios de las políticas públicas deben ser considerados en su carácter de miembros de una comunidad (que puede ser la familia). El niño ha sido el gran olvidado de la teoría liberal de mercado, la cual es hostil a su bienestar y es incapaz de garantizar adecuadamente la atención a los menores de las generaciones presentes y futuras. Parece entonces que la posición comunitarista defendería la existencia de derechos de la familia en su conjunto, pero no de los derechos 5 O’Neill, John, The Missing Child in Liberal Theory. Towards a Covenant Theory of Family, Community, Welfare and the Civic State, Toronto, University of Toronto Press, 1994. 60 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ humanos en la familia, es decir, de cada uno de sus integrantes. Creo que esta visión tiene varios problemas; el más evidente es que parece ignorar que en ocasiones los intereses de los padres no son afines a los intereses de sus hijos, por lo que no pueden ser garantizados. Esto ocurre cuando se da un conflicto entre los distintos intereses que pueden ir desde el autoritarismo en la educación y formación de la prole que impide el desarrollo de la autonomía, hasta otros ámbitos como la educación (desde que el padre impida el acceso del hijo a la educación básica) o el trabajo por citar algunos ejemplos sencillos. Pero tampoco hay que ignorar que existen progenitores que están incapacitados por diversas razones para cubrir las necesidades de los niños, lo que se manifiesta principalmente en las prácticas de maltrato infantil.6 Este fenómeno, que en los últimos años ha ido en aumento en los países desarrollados económicamente, supone un grave atentado contra la integridad del niño, con importantes consecuencias en la situación presente del menor y en su futuro como adulto. No es posible sostener en estos casos que los derechos de la familia entendida como grupo protegen al niño o adolescente. En estas circunstancias es claro que existe algo que limita el poder de disposición de los padres y eso no es otra cosa que un derecho individual del niño a la integridad física y emocional. IV. LA OBJECIÓN VOLUNTARISTA En una línea completamente distinta a la postura comunitarista, un grupo de autores argumentan otra objeción a los derechos de los niños. Esta oposición no aborda el tema de los derechos fundamentales en la familia, sino que se limita a excluir de la titularidad a todos los seres humanos sin autonomía plena con base en el concepto de derecho subjetivo. Los teóricos voluntaristas —de manera muy general— sostienen que un derecho subjetivo es un poder de disposición sobre la conducta de otros, en este sentido, la función de las normas jurídicas es la de crear 6 Para Delval el maltrato es un problema cada día más preocupante de los países industrializados y “supone hacer sufrir a los niños innecesariamente y, es un tipo de conducta que no tiene ningún valor adaptativo, que no contribuye a la supervivencia de la especie y que, por tanto, es una conducta que no ha podido ser seleccionada a lo largo de la evolución del hombre”. Delval, Juan, “Algunas reflexiones sobre los derechos de los niños”, Infancia y sociedad, Madrid, Ministerio de Asuntos Sociales, Dirección General del Menor y la Familia, núms. 27 y 28, 1994, pp. 14-41. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 61 un perímetro protector en el que el individuo actúe como soberano sobre la obligación correlativa a su derecho y por ello es indispensable que tenga discrecionalidad en relación con el contenido del mismo. En otras palabras, se trata de un derecho subjetivo únicamente si el titular puede decidir entre exigir o renunciar al cumplimiento de la obligación correlativa, de tal forma que es indispensable que la persona tenga autonomía absoluta y capacidad —física, psicológica y jurídica— para tomar decisiones independientes. Desde esta perspectiva teórica, es evidente que no puede considerarse a los menores de edad como titulares de derechos, pues no cuentan con la capacidad de autonomía completamente desarrollada —tanto fáctica como jurídicamente—, y es claro que el ejercicio de la mayoría de los derechos no podrían quedar al arbitrio de su titular, es decir, no podría tener la facultad para renunciar a la obligación correlativa. Desde este enfoque únicamente los adultos que fueran considerados como totalmente autónomos podrían ser titulares de derechos. Parece ser entonces que quedarían excluidos los derechos fundamentales en la familia, mientras que podría caber la posibilidad de derechos de la familia, pero ello siempre y cuando los adultos ( padres) tuvieran posibilidad de renunciar a su cumplimiento. Esta postura parece que conduciría necesariamente a la vieja concepción del padre como pequeño soberano con una esfera de inmunidad que incluye, ya no a su familia completa porque la mujer también puede ser considerada como autónoma, pero sí las decisiones relacionadas con sus hijos menores de edad. Ciertamente algunos autores han intentado explicaciones desde el punto de vista voluntarista que garanticen el bienestar de los pequeños, por ejemplo, adjudicando obligaciones de los padres hacia los hijos, pero sin el correspondiente derecho de los niños y adolescentes. A pesar de que esta visión, que responde a la más rancia tradición liberal, tiene aún vigencia, creo que es incapaz de proteger adecuadamente las necesidades y el bienestar de todos los miembros de la familia por reflejar una visión de ésta y en especial de sus integrantes más pequeños que ha sido ya superada. Pero además ha sido señalado por diversos autores que la postura voluntarista no se ajusta a lo que comúnmente entendemos como derecho y excluiría también un grupo importante de pretensiones de los mayores de edad que se han considerado como derechos subjetivos, tales como la igualdad ante la ley, el derecho a un juicio imparcial y los derechos laborales entre otros, ya que todos 62 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ éstos tienen en común que no es posible renunciar a su titularidad y ejercicio, es decir, que tienen que hacerse efectivos lo desee o no el titular. Es claro que la mayoría de los derechos de los niños tienen un contenido obligatorio, es decir, un pequeño no puede elegir desistir de hacer efectivo su derecho a la educación o a la alimentación, pero tampoco los padres pueden renunciar a exigir el cumplimento de los derechos de su hijos. En este sentido, ni aun entendiéndolos como derechos de la familia, es decir, de los progenitores, pueden comprenderse como ejercicios de autonomía total. Finalmente, tampoco podemos ignorar, para quienes pretenden adjudicar las obligaciones a los adultos, que el lenguaje de los derechos tiene una fuerza específica, que se relaciona íntimamente con la dignidad y autonomía que se atribuye a sus titulares. V. LOS DERECHOS COMO INTERESES DE CADA MIEMBRO DE LA FAMILIA Parece entonces que el único camino plausible para dar cuenta de esta nueva concepción del papel de los niños en la familia consiste en asumir la teoría que identifica los derechos subjetivos como intereses protegidos, es decir, considerarlos como herramientas para promover el bienestar individual a través de la imposición de obligaciones en otros. Desde esta perspectiva, para tener un derecho basta tener un interés identificable y susceptible de ser protegido jurídicamente, por lo que los niños serían titulares de los derechos relacionados con sus intereses específicos, diferenciándose de los intereses de la familia como conjunto. El fin de los derechos de cada miembro de la familia es entonces proteger o promover sus bienes individuales. El contenido de los derechos estaría determinado por lo que generalmente se entiende que constituye un bien para los miembros de una clase en concreto, esto es, con la idea de necesidades básicas como intereses de los integrantes del grupo al que se dirigen. El derecho puede ser de cumplimiento obligatorio, lo que sucede cuando los bienes en cuestión son de tal forma importantes que se retira la posibilidad de fallar en su cumplimiento como es el caso de los derechos del niño. En este orden de ideas, los derechos fundamentales serían entonces un tipo de intereses especialmente relevantes que son exigibles por ser bienes indispensables para la vida y la realización humanas. En LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 63 este sentido, los derechos humanos, según Alfonso Ruiz Miguel tienen tres rasgos conceptuales: 1. Son exigencias éticas justificadas. 2. Especialmente importantes. 3. Que deben ser protegidas eficazmente, en particular a través del aparato jurídico.7 El carácter de exigencia ética de los derechos humanos se vincula con la idea de necesidad básica imprescindible para la supervivencia y desarrollo del ser humano, y refuerza el argumento de la razón por la cual los titulares de los mismos son seres individuales, es decir, cada uno de los integrantes de la familia y no los colectivos o la familia como grupo social. La fuerza de la idea de derechos humanos deriva en buena medida de su profunda vinculación con la dignidad del ser humano y el valor que se reconoce a su autonomía a tal grado que se afirma incluso que son anteriores al reconocimiento por cualquier Estado; por ello son especialmente importantes y exigen su transformación en derechos positivos. Se es titular por el hecho de ser hombre, independientemente de cualquier condición o circunstancia, y es por ello que se excluye la discriminación por razón de la edad o por la aparente ausencia de ciertas capacidades. VI. LOS CONCEPTOS DE DIGNIDAD Y AUTONOMÍA COMO FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA FAMILIA Lo que Dworkin ha identificado como la “vaga pero poderosa idea de dignidad humana” 8 está implícita en el discurso sobre los derechos humanos como exigencias éticas. El concepto de dignidad humana, en su formulación clásica —la propuesta por Kant— prescribe tratar a cada persona como un fin en sí misma, lo cual supone la prohibición de imponer sacrificios que no redunden en beneficio del propio titular. Esta concepción que constituye el presupuesto básico de cualquier Estado democrático, pues implica reconocer al otro idéntico valor moral que el 7 Ruiz Miguel, Alfonso, “Los derechos humanos como derechos morales”, Anuario de Derechos Humanos, España, núm. 6, 1990, pp. 149-160. 8 Dworkin, Ronald, Taking Rights Seriously, Gran Bretaña, Duckworth, 1987, p. 198. 64 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ que me atribuyo a mí mismo, se opone a cualquier fundamento utilitarista y está en la base de la noción de derechos humanos. En efecto, los derechos humanos son entendidos como ese ámbito de indisponibilidad, como el “coto vedado” que no puede ser objeto de negociación y del que no puedo ser privado ni aun con fundamento en una decisión mayoritaria por tener como contenido la garantía de los bienes indispensables para la vida y la realización humanas. Estos derechos protegen al hombre en la sociedad contra los cálculos utilitarios que podrían fundamentar decisiones que representaran un mayor bienestar para un mayor número de personas a costa de sacrificar a una persona o grupo minoritario. El principio de dignidad impide que algún miembro de la sociedad sea utilizado como instrumento por otros para aumentar la felicidad o bienestar colectivos. En el caso concreto de la familia, este reconocimiento de la dignidad del niño juega un papel fundamental pues de lo contrario, en las ocasiones en que los intereses del niño no fueran afines a los del grupo familiar, quedaría justificado el sacrificio de algún interés del hijo por el bienestar de la comunidad en su conjunto, desde una visión utilitarista. En este sentido, la idea de derechos de la familia, cuando supone excluir los derechos de cada uno de sus integrantes como individuos, es contrario a la dignidad de la persona y violenta gravemente su integridad, ya que llevaría a justificar el sacrificio de alguno en aras del beneficio de la colectividad en el mejor de los casos, ya que generalmente se trataría de lo que la autoridad de la familia entiende por lo “mejor para la familia”. Los ejemplos de este tipo de situaciones son innumerables: la privación a las niñas de la educación formal para que los varones estudien; el trabajo infantil a costa de la escolarización y el derecho al juego y tiempo de ocio; la imposición de largas jornadas de estudio impidiendo la satisfacción de otras necesidades del niño; la imposición del deber de cuidado de los hermanos más pequeños a los mayores obligándoles a asumir cargas inadecuadas para su edad, etcétera. La idea de autonomía está también involucrada en este debate, aunque tradicionalmente suele considerarse fuera de este ámbito al niño y es en virtud de esta carencia que se ha entendido que no puede ser titular de derechos propios y que debe estar incluido en un ámbito en el que otros tomen las decisiones que atañen a su vida. En efecto, como ya se ha mencionado, en un principio únicamente se reconocía la autonomía como capacidad y como derecho al varón —adulto— propietario y su LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 65 familia se concebía como uno de los aspectos que quedaban protegidos por esta limitación del Estado para intervenir en la vida de los individuos. Durante muchos siglos la idea que prevaleció fue la de considerar al niño como ser totalmente carente de capacidad para tomar decisiones propias, por lo que éstas quedaban en manos del o de los padres, quienes podrían decidir con mucho mejor juicio lo que más convenía al pequeño. Esta idea se extendía también al ámbito público, en el que, tratándose de menores que habían infringido alguna disposición penal (una vez que se hubo separado la justicia penal de adultos de la de menores, lo que ocurrió hasta finales del siglo XIX) 9 quedaban a disposición del juez de menores, quien tenía absoluta discrecionalidad para la imposición de las medidas a aplicar al niño o adolescente, con el deber de actuar como un buen padre de familia, lo cual significaba que la minoría de edad suponía la exclusión de cualquier tipo de garantía jurídica y procesal que era aplicable a los adultos. Se veía a los menores infractores como seres incapaces de gobernarse a sí mismos y necesitados de la función tutelar del Estado, eran considerados peligrosos para la sociedad y por tanto debían ser sometidos a medidas terapéuticas. Hoy parece claro que esta concepción es inaceptable. Los estudios de psicología evolutiva sobre el desarrollo infantil muestran claramente que la autonomía es una capacidad presente desde los primeros días de la vida del ser humano, entendida como la capacidad para influir en el entorno con el objetivo de alcanzar los fines que nos hemos propuesto. El bebé desarrolla rápidamente las habilidades necesarias para comunicarse y conseguir ciertos resultados, influyendo en el entorno, y esta aptitud va transformándose rápidamente a medida que el niño va creciendo. Sin embargo, los especialistas señalan también que además de una capacidad, los ejercicios de autonomía son una necesidad, ya que en la medida en que ésta se va ejercitando se puede desarrollar, es decir, los intentos de comunicación e interacción del niño, así como la respon9 El Código Napoleónico introduce en 1810 el discernimiento como causa de la exclusión de la responsabilidad penal, que quedaba a discrecionalidad del juez. En España, el Código de 1822 establecía que los mayores de 7 años (antes de esta edad eran inimputables) y menores de 17 que hubiesen obrado “sin discernimiento” fueran entregados a sus padres para que los corrigieran y cuidaran, o se les internara en una casa de corrección; en caso contrario, si se consideraba que habían obrado con raciocinio se le enviaba a la cárcel con los mayores. En 1899 se crean en Estados Unidos los primeros Tribunales Tutelares de Menores, a instancias de los abogados de Chicago, las sociedades protectoras de la infancia y los movimientos en favor de la mujer. 66 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ sabilidad, se verán favorecidos si se le deja decidir en los aspectos en los que tiene aptitud. Esto no quiere decir dejar libertad absoluta al pequeño, pues esto sería contrario a los requerimientos del desarrollo. Lo que implica es irle dejando tomar decisiones en los terrenos para los que tiene capacidad; pero sobre todo significa considerarlo como persona individual, con intereses propios, separados de los de los padres o el resto de la familia, lo cual conlleva reconocerle derechos humanos por sí mismo, independientemente de su filiación o pertenencia a una comunidad. Esto, que parece ser un valor importante tratándose de los adultos, parece tener complicaciones en el caso de los niños, por lo cual se ha recurrido a la salida de adjudicar a alguien la totalidad de las decisiones concernientes a su vida. ¿Cuál es la solución entonces para comprender esta nueva visión de los derechos sin poner en riesgo a la familia como grupo social? Esta perspectiva de los derechos humanos de cada uno de los miembros de la familia en muchas ocasiones provoca el temor de la desintegración ocasionada por el descontrol y egoísmo de cada individuo, por lo que intentaré argumentar que esto no necesariamente es así. VII. EL DERECHO A TENER UNA FAMILIA COMO DERECHO HUMANO Para comenzar, es necesario subrayar que el derecho mismo a tener una familia es un derecho humano, que se concreta en distinta forma en los adultos que en los niños, sin que esto suponga decantarse por un determinado modelo de familia. En los mayores de edad esto se encuentra reconocido en el artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas que a la letra dice: Artículo 16. 1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio. 2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio. 3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 67 En efecto, este derecho, pese a ser compartido por todos los hombres ( y en este sentido es universal y se entiende que su titularidad corresponde a cada ser humano), tiene una instrumentación radicalmente distinta en niños que en mayores. Las diferencias son las siguientes: en primer lugar, por la redacción de la Declaración podríamos interpretar que se trata de uno de los pocos derechos (junto con el derecho al trabajo y los llamados derechos de participación) que, a simple vista, podrían parecer exclusivos de los adultos, siendo que además esto significa que es un ámbito prohibido para los niños. Esto quiere decir que el hecho de que se establezca una edad mínima para contraer matrimonio deriva en que para los niños esto es imposible jurídicamente, esto es, tienen un impedimento para realizar este acto jurídico. La interpretación simplista podía llegar a cuestionar hasta la clasificación misma de éste como un derecho humano, por tener como característica inherente la exclusión de una parte de la clase seres humanos, quienes no hayan alcanzado la mayoría de edad o la edad núbil en ciertas circunstancias, lo que implicaría negar su universalidad, rasgo considerado por la mayoría de los especialistas como distintivo de este tipo especial de derechos. Parece, sin embargo, que este escollo puede ser salvado si se considera el derecho a contraer matrimonio como instrumental de otro derecho más general y básico derivado de una necesidad humana que es la de tener un vínculo afectivo primario y pertenecer a una comunidad, lo que se podría identificar como el “derecho a tener una familia”. De esta forma, es posible sostener que efectivamente se trata de un derecho universal, cuyos titulares somos todos los seres humanos. La restricción en el caso de los niños obedece a una intención tutelar, es decir, se les impide contraer matrimonio por una doble causa, tanto por el hecho de que se les presume incapaces de afrontar las responsabilidades que acarrea este estado civil, como por las repercusiones que esto podría tener para el desarrollo por la inmadurez que es característica de la infancia. Todo esto tiene como causa una presunción sobre la capacidad para la formación de la voluntad, pues se asume que un niño no puede dar un consentimiento libre y pleno para contraer matrimonio, tal como exige el segundo inciso del artículo citado. La segunda gran diferencia respecto de este derecho humano, si aceptamos que se trata del derecho a tener una familia, radica en que 68 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ tratándose de los adultos hablamos de un derecho facultativo,10 es decir, se entiende que la persona puede decidir si quiere o no casarse y tener descendencia, mientras que en el caso de los niños se trata de lo que se conoce como un derecho-obligatorio 11 (rasgo compartido por una buena parte de los derechos durante esta etapa de la vida humana) lo que significa que no hay un poder de disposición sobre el contenido del mismo. El niño ( por lo menos durante los primeros años), no tiene capacidad jurídica para decidir si quiere o no tener una familia, ni siquiera qué tipo de familia, sino que nace dentro de ésta o le es adjudicada por el Estado en los casos de adopción. Intuitivamente esto parece aceptable y creo que se debe precisamente a que deriva de una necesidad básica del niño (la de vinculación afectiva), pero además, aparentemente se asume que es la familia también y en especial los padres el ámbito en donde pueden satisfacerse una gran parte de los derechos de los niños. Es decir, se entiende que el grupo familiar, sobre todo los ascendientes, debe actuar como garante de los derechos del niño, aunque es necesario hacer hincapié en la diferencia respecto de las nociones que conciben a la familia como intocable e inatacable. Esta nueva visión percibe a la familia como espacio idóneo para el desarrollo y por tanto para el cumplimiento de los derechos, pero esto deriva de que el niño tiene derechos y no a la inversa, de tal suerte que lo primordial es garantizar los mismos y de no ser así, se deben tomar medidas, como intentaré explicar más adelante. La Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas es un buen ejemplo de la forma en que se entiende el derecho fundamental del niño a tener una familia con todas la implicaciones mencionadas, ya que se trata de un instrumento reconocido por la mayoría de los países del mundo (excepto Estados Unidos y Somalia), cuya redacción fue aprobada tras diez años de trabajos y discusión. En consecuencia, creo que es posible afirmar que se trata de un catálogo de derechos universales reconocidos a todos los niños del mundo, pues además tiene como 10 El claro que este derecho se distingue de otras situaciones jurídicas derivadas del hecho de pertenecer a una familia, tales como las obligaciones derivadas del parentesco, que podrían considerarse parte de este derecho u originadas por el mismo y a las que no es posible renunciar. 11 El término derecho-obligatorio es utilizado por Feinberg para referirse a aquella clase de derechos que no conceden opciones a su titular, es decir, que sólo se permite una forma de ejercitarlos e impone en los otros una obligación correlativa de proporcionar los medios para realizarlos y no obstaculizarlos. Feinberg, Joel, Rights, Justice and the Bounds of Liberty, Nueva Jersey, Princeton University Press, 1980. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 69 un componente indispensable la cooperación internacional para el efectivo cumplimiento de su contenido. En el caso de los niños, el derecho a tener una familia se integra por un complejo sistema de disposiciones que contemplan varios de los aspectos relativos a la filiación. La regulación en el caso de los niños es más compleja debido no sólo a la situación de dependencia derivada de su condición de infantes, sino que además como ya se ha dicho, en el caso del niño no se trata de un derecho potestativo, es decir, no queda a elección del titular. Así, la reglamentación debe ser mucho más específica y contemplar los supuestos en los que el niño puede quedar desprotegido ya sea por estar en una familia que no atiende adecuadamente a sus necesidades o por carecer de una familia biológica. La Convención recoge este conjunto de derechos en los artículos 5o., 7o., 9o., 10, 18, 19, 20 y 21 que regulan distintos aspectos relacionados con la filiación. En el preámbulo de dicho instrumento se manifiesta que el niño “para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión”. Se trata no sólo del derecho a tener una familia, sino un determinado tipo de familia. No es posible abundar en este foro sobre los distintos modelos de familia y la capacidad de la Convención para incluirlos (por ejemplo, familias monoparentales, con padres del mismo sexo, etcétera), a lo que me refiero es a familias que cumplan con ciertos requisitos básicos como los de poder satisfacer adecuadamente (aunque sea en los mínimos) las necesidades de los hijos. El artículo 5o. de la Convención establece la obligación de los Estados firmantes de respetar los derechos y deberes de los padres para orientar y dirigir al niño en el ejercicio de los derechos de la Convención. Algunos autores como Freeman 12 han criticado el contenido de esta norma, pues por una parte es positivo que reconozca la necesidad de promover los derechos de los niños, pero puede ser inoperante, en especial cuando hay un conflicto de intereses, por la razón de que asigna esta tarea a los padres.13 El artículo 18 obliga a los Estados partes a garanti12 Freeman, Michael D. A., The Moral Status of Children. Essays on the Rights of the Child, The Netherlands Dordrecht, Kluwer Law International and Martinus Nijhoff, 1997, p. 52. 13 Artículo 5o. Los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según establezca la costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente del niño de impartirle, en consonancia con la evolución de sus 70 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ zar el reconocimiento de los deberes de los dos progenitores relacionados con la crianza y desarrollo del niño, además de asistirlos en el desempeño de sus funciones con el fin de garantizar y promover los derechos de la Convención. Esta disposición parece confirmar la afirmación en el sentido de que es en el seno del grupo familiar en donde se entiende que quedarán mejor garantizados los derechos de cada niño o adolescente, secundados por el Estado que tiene el deber de crear las instituciones y servicios que auxilien a los padres en el cuidado de los niños. Por su parte, el artículo 7o. consagra el derecho del niño a conocer a sus padres y ser cuidado por ellos. La redacción de esta norma tiene una gran relevancia, pues traslada el derecho a la atención de los hijos por los padres al niño, es decir, la custodia los hijos no deriva de un derecho de los padres, sino que es un derecho del niño al cual corresponde una obligación correlativa en los procreadores. El discurso tradicional queda así superado, pues se pasa al lenguaje de las obligaciones en los adultos y de los derechos fundamentales en los niños. El derecho a conocer a sus padres, si bien la Convención señala que será “en la medida de lo posible”, se traduce también en un derecho fundamental del niño que se relaciona con la familia (en lo que concierne a ser cuidado por ellos) pero sobre todo con el derecho fundamental a la identidad, es decir, a saber quién es y de dónde viene. Esto supone además la adjudicación de responsabilidad a los padres derivada de la procreación, pues en la medida en que el niño tiene derecho a saber quiénes son sus padres es claro que deben derivar obligaciones de dicha paternidad. En el mismo sentido, el artículo 9o. establece el derecho fundamental a no ser separado de sus padres contra la voluntad de éstos, a menos que esto sea necesario para garantizar el interés superior del niño. Resulta entonces, que el derecho del niño y podría decirse que de los padres a permanecer juntos, está supeditado al interés del primero, es decir, el niño es un centro independiente de intereses y no es la voluntad del padre o de la madre lo que determina que permanezcan juntos, sino el reconocimiento de que esto es acorde con la dignidad del pequeño y su consideración como ente autónomo. Se trata, en resumidas cuentas, de un derecho del niño, no de los adultos. Además, en este mismo artículo, en la fracción 2 se establece una obligación del Estado de escuchar a las facultades, dirección y orientación apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente Convención. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 71 partes interesadas en cualquier procedimiento en el que el niño deba ser separado de sus padres, que debe incluir el deber de oír al menor de edad. Esta disposición representa un cambio radical en las concepciones imperantes hasta hace muy poco en relación con la autonomía del niño, pues se le reconoce la capacidad para formarse una opinión sobre los asuntos que le atañen directamente; esto no implica que se le deje la facultad absoluta para decidir, sobre todo si ha sido objeto de maltrato, pues supondría dejarlo desprotegido y sujeto a la manipulación de los padres. Es en estos casos donde la falta de experiencia del niño puede afectar su percepción de la realidad, por lo que este derecho en particular debe atender a un delicado equilibrio entre el ejercicio de la autonomía reflejado en el deber de escucharle por parte de la autoridad y la protección que llevaría a tomar una decisión en relación con la separación cuando se encuentre en peligro la satisfacción de las necesidades básicas.14 El artículo 10 —al igual que la fracción 3 del artículo 9o.— obedece asimismo al objetivo de garantizar el derecho humano del niño a permanecer con su familia o por lo menos estar en contacto con ella, pues obliga a los Estados partes a atender las solicitudes de entrar o salir 14 Artículo 9o. 1. Los Estados partes velarán porque el niño no sea separado de sus padres contra la voluntad de éstos, excepto cuando a reserva de revisión judicial, las autoridades competentes determinen, de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que tal separación es necesaria en el interés superior del niño. Tal determinación puede ser necesaria en casos particulares, por ejemplo, en casos en que el niño sea objeto de maltrato o descuido por parte de sus padres o cuando éstos viven separados y debe adoptarse una decisión acerca del lugar de residencia del niño. 2. En cualquier procedimiento entablado de conformidad con el párrafo 1 del presente artículo, se ofrecerá a todas las partes interesadas la oportunidad de participar en él y de dar a conocer sus opiniones. 3. Los Estados partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o de ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño. 4. Cuando esa separación sea resultado de una medida adoptada por un Estado parte, como la detención, el encarcelamiento, el exilio, la deportación o la muerte (incluido el fallecimiento debido a cualquier causa mientras la persona esté bajo la custodia del Estado) de uno de los padres del niño, o de ambos, o del niño, el Estado parte proporcionará, cuando se le pida, a los padres, al niño o, si procede, a otro familiar, información básica acerca del paradero del familiar o familiares ausentes, a no ser que ello resultase perjudicial para el bienestar del niño. Los Estados partes se cerciorarán, además, de que la presentación de tal petición no entrañe por sí misma consecuencias desfavorables para la persona o personas interesadas. 72 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ de sus territorios cuando esto tenga como objetivo la reunificación familiar, ya sea que la petición sea realizada por el niño o los padres. Otro instrumento relacionado con el derecho a la familia está constituido por el sistema de normas que regulan la adopción. En primer lugar, el artículo 20 reconoce un derecho para los niños privados de su medio familiar a la protección y asistencia especiales del Estado. Por otra parte, la adopción se concibe como una alternativa para los niños que han sido separados de su familia y cuyos intereses aconsejan que no se reincorporen a ésta. En la regulación de esta institución se ha producido también un cambio de paradigma derivado de esta nueva forma de entender los derechos del niño. En efecto, tradicionalmente la adopción había sido entendida como un medio para compensar a las parejas con incapacidad para tener descendencia biológica, lo que significa que era el derecho de los padres a tener un hijo lo que se buscaba satisfacer. Sin embargo, en los últimos tiempos y esto se ve reflejado en la Convención, esta institución se entiende como un instrumento para garantizar el derecho del niño a tener una familia, por lo que le regulación obedece a esta concepción, de tal suerte que existe una obligación para el Estado en el artículo 21 de velar para que en estos casos el interés del niño sea la consideración primordial. Es importante subrayar que esta es una de las pocas materias en la que este interés parece derrotar a todos los demás, pues es “la” consideración primordial y no simplemente “una” consideración primordial. Esto tiene una gran relevancia, pues el artículo 3o., que ha sido calificado como un principio rector que actúa como criterio de interpretación de todo el contenido de la Convención, establece que: “En todas las medidas concernientes a los niños, que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño.” Esto significa que existen otras consideraciones que pueden ser tomadas en cuenta en las decisiones relacionadas con los niños, es decir, en algunos casos, pueden intervenir otros factores a la luz de valores culturales y tradiciones ( por ejemplo la familia o los derechos de los padres). El caso de la adopción aparentemente es distinto, pues según el artículo 21 los Estados que reconocen el sistema de adopción “cuidarán de que el interés superior del niño sea la consideración primordial”. El objetivo de la redacción del artículo 3o. fue dar cierta flexibilidad al principio, pues en las discusiones sobre la Convención se argumentó que en muchas LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 73 ocasiones hay otros argumentos que deben ser tomadas en cuenta con igual peso que el interés superior del niño.15 En materia de adopción, sin embargo, esta situación cambia, pues la redacción supone, desde mi punto de vista, que en caso de conflicto de derechos siempre debe triunfar el interés superior del menor. Como ya se ha dicho, este conjunto de disposiciones que protegen el derecho fundamental a tener una familia, al contrario que en los adultos, no se configura cuando se es menor de edad como una libertad, ya que el menor no puede (en principio) decidir separarse de su grupo familiar ni renunciar a ser adoptado, aunque en los últimos tiempos se ha reconocido el desarrollo de ciertas habilidades en los niños que han alcanzado determinada edad y que deben prestar su consentimiento en algunos casos. ¿Cómo deben interpretarse entonces estos dos derechos —del padre, entendido como padres o padre o madre y del hijo— que pueden converger, pero que pueden también entrar en conflicto? Creo que la forma correcta de entender estos dos derechos es considerando que cuando entran en colisión, el derecho del niño es el que debe prevalecer. Esto es, por ejemplo si algún progenitor pretende hacer valer su derecho a tener una familia, pero ha realizado acciones por las cuales el interés del menor es contrario a este derecho, el derecho del niño se traduce en una protección de su integridad y bienestar y ni siquiera el padre puede oponerse alegando su propio derecho humano. Así debe entenderse teóricamente, pero también se ha plasmado de esta manera en la legislación interna de muchos países, cuando se establecen ciertas causales para perder la patria potestad. Tenemos entonces que la forma de entender la relación de los derechos humanos con la familia ha sufrido una transformación importante, pasando de concebir al hijo menor de edad como parte de la esfera de inmunidad paterna, del derecho inatacable del adulto, a considerarlo no sólo centro independiente de intereses distinto a los padres, sino incluso derrotando el derecho del niño al derecho del padre en caso de conflicto. El papel central se traslada así de los padres al hijo. Esto confirma la consideración del niño como persona moral y el reconocimiento de su dignidad y autonomía. 15 Alston, Philip y Gilmour-Wash Bridget, “The Best Interests of the Child. Toward a Synthesis of Children’s Rights and Cultural Values” en Verdugo, Miguel Ángel y SolerSala, Víctor (eds.), La Convención de los Derechos del Niño. Hacia el siglo XXI, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1996, pp. 253-289. 74 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ Esta situación nos lleva, sin embargo a otra interrogante importante, pues es claro que no es el propio menor de edad quien puede ejercer de forma totalmente autónoma sus propios derechos y menos oponerse a los derechos de filiación de sus padres, ¿quién tiene la facultad entonces para hacer efectivos estos derechos? Esto es importante, sobre todo considerando que partimos de la base de que debe ser superada la vieja concepción en que el niño estaba incluido en la esfera de inmunidad de su padre, por lo que éste podía decidir libremente y casi sin ninguna limitación sobre la educación y el tratamiento que quería dar a su prole, pero que al mismo tiempo el niño no tiene capacidad de elección entre tener o no una familia y en mucha ocasiones ni siquiera poder para incidir en ciertas decisiones familiares. VIII. HACIA UNA NUEVA CULTURA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA FAMILIA El punto de partida de los derechos en la familia es una presunción general de que son los padres los mejor dotados para atender las necesidades del niño, pues existe una inclinación natural —lo que los etólogos identifican como una conducta preprogramada de los adultos— a la protección de los pequeños y en especial de los procreadores respecto de su prole. Esto queda de manifiesto en la forma en que las sociedades tradicionales dan atención a las nuevas generaciones, pues aparentemente en las comunidades con menor grado de tecnificación e información los progenitores protegen a sus hijos a través de conductas que se producen de forma espontánea. Por ejemplo, la necesidad de sueño o de alimentación adecuada se satisfacen correctamente sin que los padres conozcan las teorías sobre cuántas horas requiere dormir o qué cantidad de alimento darle al infante. Juan Delval nos dice que en las sociedades tradicionales la atención al niño dentro de la familia y la satisfacción de sus necesidades “se realiza de forma natural”.16 Esta presunción conlleva dar a los padres libertad en el ejercicio de los deberes de crianza, pero admite también prueba en contrario y de ser así, la obligación de la autoridad pública consiste en garantizar el adecuado cumplimento de los derechos del menor, aun cuando esto suponga separarlo de su familia, temporal o permanentemente. En otras palabras, es claro que dicha liber16 Delval, Juan, op. cit., nota 6, p. 31. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 75 tad no puede ser ilimitada, pues tiene como frontera los derechos del niño. En este sentido el Estado está obligado ( y así lo reconoce el artículo 19 de la Convención) a adoptar todas las medidas para proteger al pequeño en contra de cualquier tipo de abuso o explotación, de tal forma que la autoridad pública tiene la función de actuar como garante última del ejercicio de los derechos del niño. Tenemos así que tratándose de los derechos humanos en la familia, en especial de los niños, convergen tres actores fundamentales que tienen alguna responsabilidad en el ejercicio: el niño como titular de derechos, los padres como obligados primarios del ejercicio de estos derechos, pero al mismo tiempo con derechos propios derivados de los deberes de crianza y finalmente el Estado como responsable último de que el niño y adolescente esté protegido y a la vez encargado de reconocer y respetar los derechos de los padres. Pero, ¿es realmente deseable esta intervención pública, y en su caso cuáles deben ser los límites de ésta? Es claro que despierta suspicacias el ejercicio desmedido de la autoridad y sobre todo la injerencia en lo que podría considerarse el ámbito privado, pero sobre todo se cuestiona el hecho de asumir que el Estado cuidará mejor de los intereses del niño que los padres, o peor aun, que será mejor juez de cuáles son esos intereses, con el agravante de que cuenta con el uso de la fuerza para imponer sus criterios. Pero además, éste no presenta esa predisposición al cuidado de las nuevas generaciones, aunque sea claro que tiene cierto interés en que esos niños crezcan y se conviertan en adultos responsables que sean buenos ciudadanos y garanticen la continuidad del Estado democrático. Para hacer más compleja la situación, es posible que también existan en estos casos conflictos de intereses con los padres, siendo necesario entonces encontrar algo que pueda marcar el límite, no sólo a los padres, sino a un poder ilimitado de la autoridad pública. Este elemento limitante no puede ser otro que los derechos humanos, entendidos como los mecanismos que garantizan el acceso a los satisfactores de las necesidades básicas. El reconocimiento del niño y adolescente como centro independiente de intereses y el que estos intereses se vean reflejados en derechos constituye el criterio para delimitar el poder de decisión en los asuntos que afectan a los niños respecto de los padres, pero también del Estado. Esto se relaciona directamente con lo que se conoce como paternalismo jurídico. 76 MÓNICA GONZÁLEZ CONTRÓ El paternalismo jurídico se entiende como la intervención pública que tiene como fin evitar un daño o promover el bien de las personas. Es obvio que para muchos autores la idea de intervenciones paternalistas en el caso de adultos parece inaceptable, sin embargo, tratándose de niños esto parece ser distinto, pues una gran parte de los derechos se entienden como intervenciones paternalistas. Esta justificación deriva de la concepción del niño como incompetente básico, esto es, a una incapacidad reconocida para tomar decisiones autónomas, motivada además por la situación de vulnerabilidad en la que lo coloca el hecho de encontrarse en desarrollo, lo que significa que una decisión equivocada podría repercutir negativamente por el resto de su vida. Ejemplos de esto hay muchos, y uno de ellos es precisamente la forma en que se entiende en el caso de los niños el derecho a tener una familia: como una prohibición respecto del derecho a casarse y fundar la propia familia, así como de la indisponibilidad del derecho a la familia en la cual nacieron o fueron asignados por el Estado. Desde la nueva perspectiva de los derechos fundamentales en la familia, debe entenderse que el paternalismo está justificado siempre y cuando tenga como fin el garantizar el cumplimiento de los derechos del niño y adolescente y promover el ejercicio de la autonomía. El nuevo protagonista que emerge poco a poco en el escenario de la familia como titular de derechos derivados de intereses propios es el niño. El menor de edad, al que tradicionalmente se había negado personalidad y poder de decisión respecto de los aspectos más importantes de su vida, surge como personaje con dignidad plena y capacidad de autonomía en desarrollo. De la consideración de la dignidad del niño deriva en buena medida la limitación al poder paterno, pues sus derechos deben prevalecer aun en contra de los intereses de los adultos o de la familia en su conjunto; el niño es un fin en sí mismo, ya no un medio para la realización personal de los adultos o para la promoción del bienestar comunitario. En respuesta a esta nueva dignidad y a la necesidad de promover el ejercicio de la autonomía es que se atribuye al Estado una función tutelar que actúe como contrapeso al poder de decisión paterno, siempre considerando que ello debe ser únicamente para garantizar el respeto a los derechos de cada niño y adolescente. Sin embargo, falta una pieza más en este complejo rompecabezas formado por los derechos fundamentales en la familia: la opinión del niño. El nuevo paradigma implica también dar al pequeño oportunidad LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL NIÑO EN LA FAMILIA 77 de expresar y de ir tomando las decisiones de acuerdo con las capacidades que va desarrollando. El protagonismo del niño en la sociedad y en concreto en la familia supone darle una nueva voz y escucharle como un derecho en sí mismo, pero también como criterio para la interpretación de sus intereses y derechos. Se trata de un nuevo modelo de familia más participativo, que proporcione al niño el espacio adecuado para su desarrollo, pero que también brinde a los padres la maravillosa oportunidad de ir descubriendo y coadyuvando en el crecimiento de sus hijos teniendo como marco el respeto a su dignidad y autonomía, lo que finalmente supone el reconocimiento de la personalidad moral de cada ser humano, sin importar su edad ni su condición de dependencia. Negar que esto es un interés también de los adultos significaría contradecir el fundamento mismo de la estructura del grupo familiar. Se trata, en fin, de ir comprendiendo que los derechos fundamentales son universales y suponen una forma de entender y de experimentar las relaciones sociales, también entre los miembros de una familia. IX. BIBLIOGRAFÍA ALSTON, Philip y GILMOUR-WASH, Bridget, “The Best Interests of the Child. 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Nuevas familias. III. Moralidad y familia: derecho interno y derecho internacional. IV. Formas de tutela de la familia: jurisprudencia y políticas públicas. V. Bibliografía. I. INTRODUCCIÓN El primer párrafo del artículo 4o. de la Constitución mexicana de 1917 establece que: “El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia”. A partir de este precepto podemos afirmar que el estudio jurídico de la familia entra en la órbita del derecho constitucional y, concretamente, en el campo de estudio de los derechos fundamentales. El tema de la familia ha sido tradicionalmente estudiado por los especialistas en derecho civil, los cuales —como es comprensible— han aplicado en su análisis las categorías propias del derecho privado. Al haberse constitucionalizado su protección, el tema cambia radicalmente de perspectiva y requiere de un enfoque realizado desde el derecho público; 1 esto supone que algunos de los conceptos con los que tradicionalmente se ha estudiado a la familia en el derecho civil no sean aplicables en este nuevo contexto. 1 De este enfoque nuevo da buena cuenta el hecho de que el Código Civil del Distrito Federal disponga, en su artículo 138 ter, que las disposiciones relativas a la familia son “de orden público e interés social”; de la misma forma, el Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal establece que: “Todos los problemas inherentes a la familia se consideran de orden público” (artículo 940). 81 82 MIGUEL CARBONELL La familia es un concepto que, antes de ser jurídico, es sobre todo sociológico.2 Desde esa perspectiva, Anthony Giddens explica que una familia “es un grupo de personas directamente ligadas por nexos de parentesco, cuyos miembros adultos asumen la responsabilidad del cuidado de los hijos”; de acuerdo con el mismo autor, se puede hablar de “familia nuclear”, que “consiste en dos adultos que viven juntos en un hogar con hijos propios o adoptados” y de “familia extensa”, en la cual, “además de la pareja casada y sus hijos, conviven otros parientes, bien en el mismo hogar, bien en contacto íntimo y continuo”.3 II. NUEVAS FAMILIAS La organización de la familia ha sufrido importantes variaciones en las últimas décadas.4 El aumento de los divorcios, la disminución de la tasa de natalidad en los países más desarrollados, el crecimiento de las familias monoparentales, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, etcétera, han sido fenómenos que han contribuido al cambio de las pautas organizativas del núcleo familiar. Los intensos movimientos sociales surgidos en los años sesenta y setenta, formados en alguna medida por estudiantes y militantes feministas, expusieron una visión más cruda de las realidades familiares, que dejaron de verse rodeadas de romanticismo para empezar a ser notablemente cuestionadas. Se desató entonces lo que algunos analistas definieron como una “guerra contra la familia”.5 Con guerra o sin ella, lo que parece cierto es que en la actualidad tanto en el campo de la política, como en la academia y en la vida diaria 2 Ingrid Brena lo explica con las siguientes palabras: “La familia no es, desde luego, una creación jurídica, sino un hecho biológico, derivado de la procreación reconocido, diseñado social y culturalmente, al que se le han atribuido diversas funciones políticas, económicas, religiosas y morales”, “Personas y familia”, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Porrúa, 2004, t. XII, p. 743. Una exposición de la visión tradicional de la familia puede encontrarse en Galindo Garfias, Ignacio, Derecho civil. Primer curso. Parte general. Personas. Familia, 21a. ed., México, Porrúa, 2002. 3 Sociología, Madrid, Alianza Editorial, 1998, p. 190. 4 Una visión global muy completa de los cambios que ha sufrido la familia puede verse en Beck-Gernsheim, Elisabeth, Reinventing the Family. In Search of New Lifestyles, Cambridge, Polity Press, 2002. 5 Op. cit., nota 4, p. 1. FAMILIA, CONSTITUCIÓN Y DERECHOS FUNDAMENTALES 83 es muy difícil saber quién es parte de una familia o incluso qué es una familia, sobre todo para el efecto de poder determinar qué realidad debe de ser tutelada por el derecho. Las fronteras familiares parecen estarse borrando y las definiciones devienen inciertas.6 A ello ha contribuido, incluso, el avance médico, que hoy permite nuevas formas de reproducción que modifican nuestro tradicional concepto de parentesco; por un lado, las pruebas genéticas nos permiten contradecir la máxima que decía que pater semper incertus, pero por otro se pueden dar casos en los que lo que no se puede definir con certeza es el concepto de madre, como ha ocurrido en algunos casos de madres subrogadas, entre otros. Pensemos —por citar algunos ejemplos obvios— en las consecuencias que pueden tener las técnicas de fertilización in vitro, de congelación de esperma, de inseminación artificial, de diagnóstico prenatal, etcétera.7 Lo que sucede, entonces, es que los conceptos de parentesco social y de parentesco biológico se han separado, ya que no se auto-implican necesariamente.8 Parecería que la familia está destinada a desaparecer en el futuro; los estudiosos de los procesos familiares, sin embargo, no lo creen así, sino que más bien anuncian una modificación profunda de las estructuras familiares que se dará a través de la introducción de familias extendidas, de familias alternativas, de arreglos para los que se han divorciado, vuelto a casar, vuelto a divorciar y así por el estilo; 9 ya abundan las familias que implican la convivencia estable sin matrimonio (con o sin hijos), las familias monoparentales, las familias integradas por personas del mismo sexo, familias que viven en varios hogares o incluso en varias ciudades, etcétera. Con toda probabilidad la familia tradicional (hombre y mujer casados, viviendo en la misma casa con sus descendientes inmediatos) acabará perdiendo el monopolio de las formas de organización familiar, dando lugar a esas nuevas formas que se acaban de mencionar.10 6 Op. cit., nota 4, p. 2. Sobre el impacto que los avances médicos en materia de reproducción humana han tenido para la libertad de las mujeres es importante consultar a Pitch, Tamar, Un derecho para dos. La construcción jurídica de género, sexo y sexualidad, prólogo de Luigi Ferrajoli, epílogo de Miguel Carbonell, Madrid, Trotta, 2003, pp. 25 y ss. 8 Op. cit., nota 4, p. 4. 9 Op. cit., nota 4, p. 8. 10 Op. cit., nota 4, p. 10. Para dar una idea de la complejidad que están adquiriendo las nuevas estructuras familiares basta tener en cuenta la tipología de “familias mono7 84 MIGUEL CARBONELL Todo lo anterior significa que el legislador, al dar cumplimiento al mandato constitucional que le ordena regular y proteger lo relativo a la organización y desarrollo de la familia, debe tener en cuenta las nuevas realidades sociológicas. Ingrid Brena distingue cuatro distintos ámbitos a través de los que las nuevas pautas de organización de la familia han impactado en el derecho que la regula: 11 A) La reducción de la familia a la llamada familia nuclear, formada por la pareja y los hijos que conviven con ella, o ahora la del cónyuge divorciado o madre soltera con hijos; B) Los poderes familiares están sometidos cada vez más a controles legales; por ejemplo, el ejercicio de la patria potestad o de la tutela. Se avanza hacia la desaparición de los vínculos autoritarios, con la disolución del sistema jerárquico y la construcción del grupo familiar con base en el reconocimiento de la igualdad entre sus miembros; C) El pluralismo jurídico, pues el legislador no debe implantar un modelo o sistema único de familia, sino que debe admitir la coexistencia de múltiples posibilidades; D ) La participación del Estado en asuntos familiares es subsidiaria cuando los integrantes de la familia no cumplen con sus deberes de protección y respeto que se deben entre ellos. En sentido parecido, autores como Göran Therborn destacan las siguientes pautas de cambio en el ámbito de la familia: 12 A) Las familias tienen muchos menos hijos, sobre todo en los países más desarrollados; B) Se ha erosionado sensiblemente el “patriarcado” que existía en el interior de las familias, de forma que el poder del padre y del marido ha ido disminuyendo en favor de una mayor igualdad entre los miembros del núcleo familiar, lo cual ha permitido la emancipación de los niños, parentales” que ha citado algún autor; dentro de ese tipo de familia se puede distinguir: a) las vinculadas a la natalidad, formadas principalmente por madres solteras; b) las vinculadas a la relación matrimonial, cuando se produce un abandono de familia, anulación del matrimonio, separación de hecho de los cónyuges, separación legal y divorcio; c) vinculadas al ordenamiento jurídico, cuando se produce la adopción de un menor por una persona soltera; y d ) vinculadas a situaciones sociales, cuando se produce por causa de hospitalización de uno de los cónyuges, por emigración, por trabajo de un cónyuge en lugares distanciados o por encarcelación. Al respecto, Mora Temprano, Gotzone, “Familias monoparentales: desigualdades y exclusión social” en Tezanos, José Félix (ed.), Tendencias en desigualdad y exclusión social. Tercer foro sobre tendencias sociales, Madrid, Sistema, 1999, p. 382. 11 Op. cit., nota 2, p. 752. 12 Therborn, Göran, “Entre el sexo y el poder: pautas familiares emergentes en el mundo” en Tezanos, José Félix (ed.), Clase, estatus y poder en las sociedades emergentes. Quinto foro sobre tendencias sociales, Madrid, Sistema, 2002, pp. 287 y 288. FAMILIA, CONSTITUCIÓN Y DERECHOS FUNDAMENTALES 85 los jóvenes y las mujeres, y C) Se ha secularizado la sexualidad, alejándola de los tabúes religiosos y no haciéndola dependiente de la existencia de vínculos familiares. Desde luego, ninguna de estas tendencias puede representarse linealmente ni se generan con la misma intensidad en todos los países, pero pueden servir para orientar los cambios legislativos del futuro, particularmente en lo que tiene que ver con el cumplimiento del mandato constitucional de protección de la familia. En relación con el punto concreto relativo al descenso en el número de hijos, conviene tener en cuenta los siguientes datos: TASAS DE FECUNDIDAD EN ALGUNOS PAÍSES INDUSTRIALIZADOS, DE 1970 A 1997 (HIJOS POR MUJER DE 15 A 44 AÑOS DE EDAD) País 1960 1970 1980 1990 1997 Alemania Dinamarca España Estados Unidos Francia Italia Japón Países Bajos Reino Unido Suecia Noruega Bélgica Luxemburgo Irlanda Grecia Portugal 2,4 2,4 2,9 3,6 2,7 2,4 — 3,1 2,7 2,2 2,9 2,6 2,3 3,8 2,3 3,1 2,0 2,0 2,9 2,5 2,5 2,4 — 2,6 2,4 1,9 2,5 2,3 2,0 3,9 2,4 2,8 1,6 1,6 2,2 1,8 2,0 1,6 1,8 1,6 1,9 1,7 1,7 1,7 1,5 3,2 2,2 2,2 1,5 1,7 1,3 2,1 1,8 1,3 1,5 1,6 1,8 2,1 1,9 1,6 1,6 2,1 1,4 1,6 1,4 1,8 1,2 2,1 1,7 1,2 1,4 1,5 1,7 1,5 1,9* 1,5* 1,7* 1,9* 1,3* 1,4* * Datos de 1994. FUENTE: Carbonell, José, “Estado de bienestar, autonomía de la mujer y políticas de género: el déficit pendiente”, mimeo, Barcelona, 2003; a partir de Carnoy, Martín El trabajo flexible en la era de la información, Madrid, Alianza Editorial, 2001, p. 153; 86 MIGUEL CARBONELL y Borchorst, Anette, “Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres” en Villota, Paloma de (ed.), La política económica desde una perspectiva de género. La individualización de los derechos sociales y fiscales en la Unión Europea, Madrid, Alianza Editorial, 2000, p. 79. III. MORALIDAD Y FAMILIA: DERECHO INTERNO Y DERECHO INTERNACIONAL En este orden de ideas, quizá sea la materia familiar en la que más se note la separación y la tensión que existe entre el derecho y la moral. En materia familiar el ordenamiento jurídico debe renunciar a imponer un “modelo” de familia o de comportamiento familiar, y limitarse a dar cobertura a las opciones que puede tomar toda persona en uso de su autonomía moral. Esto incluye el respeto a la forma en que conciben a la familia las distintas culturas, sin restringir las posibilidades legales de organizarse conforme a sus propias creencias. El Comité de Derechos Humanos de la ONU reconoce que la tutela de la familia, que está prevista en el propio Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 23), exige que se reconozcan los diversos tipos de organización familiar que puede haber, conforme a las siguientes ideas: 13 El Comité observa que el concepto de familia puede diferir en algunos aspectos de un Estado a otro, y aun entre regiones dentro de un mismo Estado, de manera que no es posible dar una definición uniforme del concepto. Sin embargo, el Comité destaca que, cuando la legislación y la práctica de un Estado consideren a un grupo de personas como una familia, éste debe ser objeto de la protección prevista en el artículo 23… Cuando existieran diversos conceptos de familia dentro de un Estado, “nuclear” y “extendida”, debería precisarse la existencia de esos diversos conceptos de familia (en los informes que los Estados rindan ante el Comité), con indicación del grado de protección de una y otra. En vista de la existencia de diversos tipos de familia, como las parejas que no han contraído matrimonio y sus hijos y las familias monoparentales, los Estados Partes deberían también indicar en qué medida la legislación y las 13 Observación General número 19, de 1990, párrafo 2; consultable en Carbonell, Miguel; Moguel, Sandra y Pérez Portilla, Karla (comps.), Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Textos Básicos, 2a. ed., México, Porrúa-CNDH, 2003, t. I, pp. 426 y ss. FAMILIA, CONSTITUCIÓN Y DERECHOS FUNDAMENTALES 87 prácticas nacionales reconocen y protegen a esos tipos de familia y a sus miembros. Pese a la postura atendible que se refleja en el párrafo anterior, también es cierto que el Comité adopta un criterio más restrictivo en otra de sus Observaciones Generales, en la que se afirma que: “La poligamia atenta contra la dignidad de la mujer. Constituye, además, una discriminación inadmisible a su respecto y debe en consecuencia, ser definitivamente abolida allí donde exista”.14 Lo que sí parece ser un punto de firme en los criterios del Comité es que el mandato de protección del artículo 23 del Pacto incluye a las familias conformadas por una pareja no casada y sus hijos, así como a las familias monoparentales y sus hijos.15 Tradicionalmente el ordenamiento jurídico ha organizado a la familia —en cuanto realidad social en la que confluyen derechos y deberes— con base en el matrimonio, reprendiendo o ignorando a quienes no se plegaran a esa forma de convivencia.16 En relación al mandato constitucional del artículo 4o. que se está comentando, es importante destacar el hecho de que la Constitución no concibe la formación de la familia a través del matrimonio; es decir, no es un requisito constitucional el haber celebrado el contrato de matrimonio para poder disfrutar de la protección al núcleo familiar. De ahí deriva, entre otras cosas, la prohibición de cualquier medida discriminatoria para las parejas o las familias extramatrimoniales; cabe recordar que el artículo 1o. constitucional, en su párrafo tercero, prohíbe la discriminación por razón de “estado civil”. Por lo tanto, la legislación ordinaria deberá, en línea de principio, reconocer los mismos derechos y obligaciones a los cónyuges y a los meros convivientes; por ejemplo en materia de arrendamientos, de seguridad social, de pensiones, de sucesiones, de fiscalidad, etcétera. 14 Observación General número 28, cit., párrafo 24. Idem, párrafo 27. 16 “Durante mucho tiempo se ha presentado a la familia como una realidad convivencial fundada en el matrimonio, indisoluble y heterosexual, encerrado en la seriedad de la finalidad reproductora. Este parecía ser el único espacio en la ley para el sexo protegido. Sus alternativas: la norma penal para castigarlo o la negación y el silencio”, Sánchez Martínez, M. Olga, “Constitución y parejas de hecho. El matrimonio y la pluralidad de estructuras familiares”, Revista Española de Derecho Constitucional, núm. 58, Madrid, enero-abril de 2000, p. 45. 15 88 MIGUEL CARBONELL Lo mismo puede decirse en relación al reconocimiento como familia de las uniones entre personas del mismo sexo.17 Si una persona decide vincularse sentimentalmente durante un cierto tiempo a otra que pertenezca a su mismo sexo, la ley no tendría motivo alguno para no otorgarle la protección que se le dispensa a una unión entre personas de distinto sexo.18 La protección para las parejas homosexuales quizá se pueda derivar directamente de la prohibición constitucional de discriminar entre los hombres y las mujeres, en el sentido de que una misma relación de facto de un hombre X tiene diversas consecuencias si se establece con otro hombre o con una mujer. De acuerdo con el vigente ordenamiento jurídico mexicano, de una relación entre personas de distinto sexo —un hombre y una mujer— derivarán, si se cumplen ciertos requisitos legales, determinadas consecuencias, mientras que si una relación semejante se establece entre personas del mismo sexo —entre dos hombres o entre dos mujeres— la tutela legal es inexistente. Se podría decir, bajo esta óptica, que la ley está discriminando entre hombres y mujeres al tratar de forma desigual dos situaciones de hecho iguales y que, en esa virtud, viola el mandato constitucional de no discriminación entre sexos del párrafo primero del artículo 4o. Si se mantiene la posición contraria, es decir, si se defiende que el diferente trato entre parejas heterosexuales y homosexuales es correcto, habrá que justificar con mucho cuidado que no se trata de una discriminación, como en el caso de todos los demás supuestos de tratamiento diferenciado. Refuerza esta consideración el hecho de que el artículo 1o. constitucional, párrafo tercero, prohíbe la discriminación por motivo de las “preferencias”; es obvio que la Constitución se refiere a las preferencias sexuales. Por suerte, ya han quedado muy lejos los días en que Kant calificaba la homosexualidad como un innombrable vicio contra la naturaleza, que se opone “en grado sumo” a la moralidad y suscita tal aversión que es incluso “inmoral mencionar un vicio semejante por su propio nombre”. Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido siguen perdurando las 17 Un panorama interesante sobre el tema, desde una óptica constitucional, puede verse en Sunstein, Cass R., Designing democracy. What Constitutions do, Oxford, Oxford University Press, 2001, pp. 183 y ss. 18 Rey Martínez, Fernando, “Homosexualidad y Constitución”, Revista Española de Derecho Constitucional, Madrid, núm. 73, 2005. FAMILIA, CONSTITUCIÓN Y DERECHOS FUNDAMENTALES 89 consideraciones y argumentaciones morales cuando se trata de estudiar el tema de la relevancia jurídica de las uniones entre personas del mismo sexo. En vez de recoger puntos de vista que se basen en normas jurídicas, se suelen encontrar en el debate expresiones construidas sobre prejuicios morales o religiosos. En lugar de decir qué derechos se vulneran al dar cobertura y seguridad jurídica a las uniones homosexuales, se hace referencia a su imposibilidad para procrear, en el mejor de los casos, o simplemente a la promiscuidad, inestabilidad y amor al riesgo, en el peor.19 Lo anterior no supone, en lo más mínimo, restar importancia a la forma “tradicional” de familia, sino abrir el ordenamiento jurídico para hacerlo capaz de tutelar a todas las personas (sin introducir discriminaciones basadas en criterios morales, culturales o étnicos), lo cual es una demanda derivada directamente del carácter universal de los derechos fundamentales y de la tolerancia que debe regir en un Estado laico y democrático. IV. FORMAS DE TUTELA DE LA FAMILIA: JURISPRUDENCIA Y POLÍTICAS PÚBLICAS La protección de la familia a nivel constitucional se relaciona con otros preceptos de la Carta Fundamental e incluso con otras disposiciones del mismo artículo 4o. Destacadamente, la protección de la familia se relaciona con el derecho a la vivienda y con los derechos de los menores de edad. Por otro lado, la tutela “multicultural” de la familia, por lo que respecta a los indígenas cuando menos, tiene una expresión directa en varias disposiciones del artículo 2o. Además de lo previsto por el artículo 4o., es importante mencionar que el artículo 123 de la Constitución contiene otra disposición protectora de la familia. En la fracción XXVIII del apartado A establece que: “Las leyes determinarán los bienes que constituyan el patrimonio de familia, bienes que serán inalienables, no podrán sujetarse a gravámenes reales ni embargos y serán transmisibles a título de herencia con simplificación de las formalidades en los juicios sucesorios”. 19 Op. cit., nota 16. 90 MIGUEL CARBONELL Tampoco en esta materia la jurisprudencia es muy abundante (aunque sí lo es, desde luego, la jurisprudencia referida en general a la familia, pero contemplada desde la perspectiva del derecho civil, no la del derecho constitucional, que es la que ahora interesa); se puede citar, sin embargo, la siguiente tesis: PATRIA POTESTAD. EL ARTÍCULO 299, REGLA PRIMERA DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE CAMPECHE, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE PROTECCIÓN LEGAL DE AQUÉLLA Y DE LA ORGANIZACIÓN Y DESARROLLO FAMILIAR, CONTEMPLADOS EN EL ARTÍCULO 4o. DE LA CONSTITUCIÓN. El referido precepto local no viola los principios de protección legal de la organización y desarrollo familiar, ni el de la patria potestad, pues al disponer que la sentencia de divorcio fijará la situación de los hijos, quedando éstos bajo la patria potestad del cónyuge no culpable, en términos de la regla primera está, en realidad, protegiendo los derechos familiares contenidos en el artículo 4o. constitucional. En efecto, si la protección legal de la organización y desarrollo de la familia se entiende como la preservación del núcleo fundamental de la sociedad, así como de las personas que lo conforman, orientado ello hacia el crecimiento personal y social a fin de lograr el más elevado plano humano de los padres y de los hijos y su consecuente participación activa en la comunidad, es forzoso y necesario concluir que la privación de la patria potestad del cónyuge que asumió conductas reveladoras de una baja calidad moral, que ponen al alcance del menor un modelo o ejemplo pervertido o corrupto de la paternidad o maternidad y que además implican abandono o abdicación de los deberes que impone la patria potestad, tiende no sólo a evitar a los hijos el sufrimiento de un daño sino a lograr lo que más les beneficie dentro de una nueva situación en los órdenes familiar, social y jurídico, protegiendo de esta manera la organización y el desarrollo de la familia que subsiste, en cierto modo, con el cónyuge no culpable y el o los hijos menores de edad que quedan bajo su patria potestad. Luego, tampoco se infringe con la disposición tachada de inconstitucional la institución de la patria potestad; por lo contrario, al privar al cónyuge culpable de ésta en función del bienestar del menor hijo, se mantiene intacta la voluntad del legislador supremo respecto a los derechos de la niñez, es decir, al mayor bienestar de los menores, lo que desde el punto de vista del legislador local se atiende en la sentencia de divorcio que fija la situación de los hijos privando al cónyuge culpable de la patria potestad y preservando su ejercicio al inocente, quien FAMILIA, CONSTITUCIÓN Y DERECHOS FUNDAMENTALES 91 seguirá asumiendo la carga de preservar el derecho de los menores hijos a la satisfacción de sus necesidades y a su salud física y mental, fuera ya del entorno donde estaban en riesgo de afectación. Tesis aislada. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XII, julio de 2000, novena época, Segunda Sala, Tesis 2a. LXXVIII/2000, p. 163. Como una derivación de la protección constitucional a la familia, el propio artículo 4o. constitucional contiene diversas disposiciones que tutelan a los menores de edad, considerados en lo individual así como en su carácter de miebros del grupo familiar. La protección de la familia se realiza en la práctica a través de la implementación de una serie de políticas públicas sustantivas, que desde luego exigen regulaciones favorables al reconocimiento de formas familiares distintas de las tradicionales, pero que también requieren la implementación de otras medidas fácticas por parte de los poderes públicos. Un elenco orientativo sobre esas políticas públicas para ofrecer servicios en favor de las familias debería contener, entre otras, las siguientes cuestiones: 20 a) El compromiso del Estado en favor de las familias con hijos ( por medio de subsidios familiares y de deducciones de impuestos); b) La cobertura de servicios públicos en favor de la infancia (guarderías para todos los niños menores de tres años, con independencia del carácter de trabajadores o no trabajadores que tengan los padres); 21 c) La asistencia para ancianos (incluyendo atención domiciliaria para los mayores de 65 años que la requieran). Si quisiéramos descomponer un poco los anteriores aspectos, podríamos afirmar que el Estado, para cumplir con el mandato constitucional de proteger a la familia, debería de proveer los siguientes servicios: 22 a) Crear una red de asistencia domiciliaria para todos los ciudadanos que no puedan valerse por sí mismos; 20 Carbonell, José, “Estado de bienestar, autonomía de la mujer y políticas de género: el déficit pendiente”, Barcelona, mimeo, 2003, p. 20. 21 Este aspecto, además, también deriva de los mandatos de los tres últimos párrafos del mismo artículo 4o. constitucional, que establecen tareas concretas a cargo de varios sujetos para proteger a los menores de edad. 22 Op. cit., nota 20. 92 MIGUEL CARBONELL b) Crear una red de escuelas infantiles públicas para los niños de 0 a 3 años que cubra la demanda actual; c) Crear residencias para personas de la tercera edad o con discapacidad, tanto permanentes como con atención solamente durante el día; d ) Crear una red territorial de centros de atención familiar; e) Crear una red de atención específica para la mujer, por ejemplo en materia de viviendas para madres jóvenes (o madres solas); f ) Planes para mujeres con cargas familiares no compartidas y de escasos recursos, o que se encuentren dentro de ciertos indicadores de exclusión social; g) Adecuación de los horarios de las oficinas públicas para que las mujeres que trabajan puedan acudir a ellas sin descuidar ni su trabajo ni sus tareas domésticas; h) Favorecimiento de los permisos, licencias y reducciones de la jornada laboral para las mujeres que cuidan hijos menores y/o otros dependientes familiares; i) Introducir cierta flexibilidad laboral a través de esquemas originales que permitan a las mujeres acomodar de mejor forma el reparto del tiempo entre sus diferentes actividades; por ejemplo a través de jornadas reducidas durante periodos de tiempo pre-establecidos, por medio de los empleos compartidos, de la capitalización de horas de trabajo a lo largo de la semana, etcétera. Antes de terminar este ensayo, conviene tener presente algunas estadísticas básicas que ponen de relevancia el empeño que algunos países realizan en el ámbito de la protección familiar, la cual se tiene que concretar en aspectos como el gasto en servicios familiares, el porcentaje de cobertura que tienen las guarderías públicas o el grado de asistencia domiciliaria. Como se puede observar en la siguiente tabla, los índices positivos más altos en los rubros que se acaban de mencionar se producen en los países más desarrollados. FAMILIA, CONSTITUCIÓN Y DERECHOS FUNDAMENTALES 93 SERVICIOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR A LAS FAMILIAS País Australia Canadá Estados Unidos Reino Unido Irlanda Dinamarca Finlandia Noriega Suecia Alemania Austria Bélgica España Francia Italia Países Bajos Portugal Japón Regímenes socialdemócratas Regímenes liberales Europa continental Europa meridional Gastos en ser- Cobertura de las Cobertura de la vicios familiares guarderías asistencia domici(% del PIB) públicas (%) liaria (%) 0,15 0,08 0,28 0,48 0,06 1,98 1,53 1,31 2,57 0,54 0,25 0,10 0,04 0,37 0,08 0,57 0,16 0,27 2,0 4,0 1,0 2,0 1,0 48,0 22,0 12,0 29,0 3,0 2,0 20,0 3,0 20,0 5,0 2,0 4,0 * 7,0 2,0 4,0 9,0 3,0 22,0 24,0 16,0 16,0 2,0 3,0 6,0 2,0 7,0 1,0 8,0 1,0 1,0 1,85 0,21 0,37 0,09 31,0 1,9 9,2 4,7 19,5 4,3 4,3 1,3 * Datos no disponibles. FUENTE: Carbonell, José, “Estado de bienestar, autonomía de la mujer y políticas de género: el déficit pendiente”, Barcelona, mimeo, 2003 a partir de Esping-Andersen, Gosta, Fundamentos sociales de las economías postindustriales, Barcelona, Ariel, 2000, pp. 87 y 99. 94 MIGUEL CARBONELL V. BIBLIOGRAFÍA BARRÉRE UNZUETA, María, “Problemas del derecho antidiscriminatorio: subordinación versus discriminación y acción positiva versus igualdad de oportunidades”, Revista Vasca de Administración Pública, núm. 60, mayo-agosto de 2001. BECK-GERNSHEIM, Elisabeth, Reinventing the Family. In Search of New Lifestyles, Cambridge, Polity Press, 2002. BELTRÁN, Elena et al., Feminismos. Debates teóricos contemporáneos, Madrid, Alianza Editorial, 2001. BILBAO UBILLOS, Juan María y Rey Martínez, Fernando, “El principio constitucional de igualdad en la jurisprudencia española” en Carbonell, Miguel (comp.), El principio constitucional de igualdad. Lecturas de introducción, México, CNDH, 2003. 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NECESIDAD DE APOYO CIENTÍFICO EN LA TOMA DE RESOLUCIONES JUDICIALES UN ENFOQUE DESDE LA PERSPECTIVA JURÍDICA Y PSICOLÓGICA Elsa Amalia KULJACHA LERMA* Josefa Hedith ANDRADE FAVELA** SUMARIO: I. Introducción. II. El apoyo científico que el profesional en psicología brinda en diversos tribunales. III. Enfoque desde la perspectiva jurídica y psicológica. IV. Conclusiones. V. Bibliografía. I. INTRODUCCIÓN El tema que hoy presentamos ha sido discutido desde diversas perspectivas, sin embargo sigue siendo de suma importancia que en foros tan relevantes como éste, se trate y se haga sentir la necesidad de que las resoluciones judiciales se encuentren apoyadas científicamente, trátese de un auto que determina la custodia, hasta aquella que decide sobre la paternidad, la pérdida de la patria potestad, los alimentos, y hasta el divorcio, en materia familiar; o bien, aquellas que en el ámbito penal abordan la cuestión de la personalidad, tanto del delincuente como de la víctima, ordenan tratamientos psicológicos o determinan las penas y medidas de seguridad, las que sin duda se aplicarían con un criterio más justo, acordes a las circunstancias personales de los actores del proceso penal; nos referimos principalmente a todos aquellos casos de delitos que involucran o impactan las relaciones familiares. * Directora del Instituto de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de Baja California. ** Psicóloga, adscrita al Instituto de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de Baja California. 97 98 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA Se trata pues, de dilucidar desde un enfoque jurídico y psicológico, la necesidad de adscribir al profesional de la psicología como servidores o funcionarios en nuestros juzgados, quienes pueden apoyar en la toma de resoluciones judiciales, en diligencias diversas y con estudios científicos que permitan dar razones que justifiquen las decisiones judiciales, para que éstas mejoren la calidad en la impartición y administración de justicia. En la actualidad encontramos que hay pocos estados de la República Mexicana, en los se contempla el apoyo de psicólogos como parte integrante del personal profesional del Poder Judicial, que coadyuvan en diferentes actividades, que van desde la selección de personal, o bien ya integrados a los Consejos de Familia, junto con un equipo de profesionistas multidisciplinario; en donde su función principal es auxiliar al juez o en su caso a los funcionarios judiciales, brindando información psicológica sobre los diferentes actores que intervienen en el proceso litigioso. Hablar de la conveniencia del apoyo científico psicológico en la toma de resoluciones judiciales, nos lleva a pensar en lo que priva en los procesos y procedimientos en la actualidad y sabemos que hasta ahora los tribunales nacionales, por regla general, al resolver cuestiones en materia de familia o sobre delitos que impactan el ámbito familiar, se auxilian por peritos que también por regla general, no forman parte del Poder Judicial y deben ser contratados por quienes tienen interés legítimo en las causas, o bien dependen en gran medida del apoyo que reciben de instituciones gubernamentales como el DIF y las procuradurías generales de justicia de los estados, dependencias que priorizan sus propias cargas de trabajo y postergan las solicitadas por el Poder Judicial, lo que a la vez dilata la toma decisiones del juzgador. Sin menospreciar la labor de estos profesionales, creemos que tenemos razones suficientes para proponer que profesionales de la psicología auxilien a nuestros juzgadores, no como peritos externos a la función, sino como un servidor público más, al servicio de la administración de justicia. La adscripción de psicólogos como servidores públicos en los tribunales, contribuirá a la agilización de las diligencias en las que puede participar, por cuestiones de su perfil profesional y auxiliará con ello, a los funcionarios judiciales que tienen la obligación de llevar a cabo el proceso, lo que necesariamente debe disminuir las cargas de trabajo que se ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 99 presentan en los juzgados, atacando eficazmente el rezago que en materia de impartición de justicia existe en la actualidad, independientemente de que ésta elevaría su calidad y se brindaría un servicio especializado más humanizado. Lo lógico es que esta propuesta pueda recibir una respuesta negativa, pues la voluntad política atiende principalmente a aspectos presupuestarios, y se podría argumentar que un psicólogo por juzgado familiar y penal, sería costoso o bien que podría buscarse una estrategia, como aquellas que se han dado ya, integrando comisiones o coordinaciones que sirven a la totalidad de los juzgados y áreas operativas del Poder Judicial; sin embargo, aunque esta ponencia no tiene el espacio suficiente para demostrar desde el enfoque económico, la conveniencia de adscribir psicólogos a los juzgados que así lo requieran, estamos convencidas de que una buena planeación nos debe de llevar a buscar el menor costo posible, y si además consideramos que el aspecto cualitativo y humano de tan sensible función de administrar la justicia que incide en el ámbito familiar, es de interés público del estado, éste no debe sacrificar esfuerzos en aras de un ahorro, que a la larga sólo arroja mayores problemas sociales. Para poder sustentar estas ideas procederemos a hacer un breve recorrido de los esfuerzos que en esta materia se han hecho en la República Mexicana, así como un análisis del campo cognoscitivo y de las habilidades y destrezas de un profesional de la psicología, con el afán de demostrar que puede laborar en nuestros juzgados como un funcionario más y que su apoyo resulta indispensable pues, precisamente, por su vocación puede auxiliar a los funcionarios judiciales de diversas maneras. Es de suma importancia remarcar que no atañe al psicólogo, tomar las decisiones finales, que son única y exclusivamente de los funcionarios judiciales, en los asuntos de su competencia. II. EL APOYO CIENTÍFICO QUE EL PROFESIONAL EN PSICOLOGÍA BRINDA EN DIVERSOS TRIBUNALES Nuestra investigación arroja los siguientes datos, respecto a las entidades federativas que sí han logrado implantar de alguna forma el apoyo psicológico o multidisciplinario a sus tribunales: ENTIDADES FEDERATIVAS QUE HAN IMPLANTADO APOYO PSICOLÓGICO MULTIDICIPLINARIO A SUS TRIBUNALES Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ NO x x x AGUASCALIENTES x x x BAJA CALIFORNIA SUR x x GUERRERO √ HIDALGO √ x Se rige x CPC √ √ Consejo de Familia Observaciones NO CHIHUAHUA √ Nombre y cargo de quien proporciona información Licenciado René Chacón González. Visitador. Cuentan con Departamento de Psicología. Licenciado Guillermo Rebelino Pérez. Titular. Cuentan con Área de Psicología y Trabajo Social. Licenciada Maricruz Rodríguez. El dictamen pericial es realizado por DIF. Licenciada Sara Montes: Encargada de Biblioteca. Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NAYARIT NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ x NO x √ QUERÉTARO x x x TAMAULIPAS x x x √ √ Observaciones Licenciado Héctor Manuel Benítez: Director del Instituto. El área de Ps y TS fue creada por acuerdo del Consejo. NO Área de Psicología y T. S. ZACATECAS Nombre y cargo de quien proporciona información x Licenciada Irene Solórzano. Cuentan con unidad psicológica. Cent. de Apoyo Licenciada Perla Psicol. (para Estrada. Titular del Centro de Evalua- personal y sus familiares) creado por ción y apoyo. acuerdo del Pleno. Licenciada Ana María Serrano García asistente del titular. 102 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA Como podemos observar, en Chihuahua, se ha realizado un magnífico esfuerzo legislativo pues de su Ley Orgánica se advierte la existencia de un Centro Estatal de Mediación y un Departamento de Estudios Psicológicos y Socioeconómicos (artículos 16, 18, 42 y 132 de la LOPJCH), que funciona bajo la dependencia del presidente del Supremo Tribunal y atiende principalmente asuntos relacionados con el área penal y familiar, pues apoyan en los programas de rehabilitación de reos y tienen la obligación de informar cualquier irregularidad en el tratamiento de detenidos y sobre su estado físico y psicológico, además de asistir a las diligencias donde es requerido y auxiliar al juez en su función, independientemente de que pueden realizar estudios psicológicos y socioeconómicos que soliciten las autoridades judiciales o distintas de éstas si son autorizados para ello. En el estado de Querétaro funciona una Unidad de Psicología que tiene como principales funciones las de elaboración de estudios psicológicos y socioeconómicos; atención a víctimas; consultas terapéuticas y convivencias de orientación con padres e hijos, visitas domiciliarias, independientemente de su integración en el campo de los recursos humanos, donde colaboran en la aplicación de baterías con relación a los perfiles del personal y su evaluación. Un esfuerzo real en busca de contar con una normatividad adecuada, pues su Ley Orgánica no refleja su existencia, aunque el artículo 72 de dicho ordenamiento dispone que el Poder Judicial de ese estado, podrá contar con órganos auxiliares administrativos y estos contarán con un reglamento interior, y por lo anterior, para la realización de peritajes ya sean psicológicos o socioeconómicos, se apegan a las disposiciones de los artículos 615 y 314 Bis de su legislación adjetiva civil. Por otra parte, sabemos que la Unidad de Psicología cuenta con un reglamento de convivencia, y están en espera de que se apruebe el Proyecto de Reglamento de la Unidad de Psicología del Tribunal Superior de Justicia que ya se encuentra en la legislatura de ese estado, el cual se ha visto postergado hasta esperar la aprobación de la nueva Ley Orgánica de ese Poder Judicial. En Hidalgo, cuentan con siete Consejos de Familia, distribuidos en dicho estado, y sus integrantes, son funcionarios del Poder Judicial, pero sólo actúan mediante petición por escrito del juzgador, se compone de un presidente (abogado), un medico general, un psicólogo, un pedagogo ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 103 y un trabajador social. Su fundamento legal lo encontramos en el Código Familiar del Estado de Hidalgo, y dicho consejo inició sus trabajos con miembros honoríficos y hace 13 años, el Poder Judicial del estado, los incorpora como funcionarios. Sin embargo, aunque en otros estados existen esfuerzos legislativos, en la realidad tenemos que no se han integrado los cuerpos técnicos o multidisciplinarios respectivos y como ejemplo de lo anterior, podemos citar al estado de Zacatecas, en el que por disposición de su Código Familiar, se contempla la figura del Consejo de Familia, cuya integración se pretende de la siguiente manera: un licenciado en derecho, quien fungirá como presidente del consejo, un psicólogo, que actúa como secretario, un trabajador social, un médico general y un pedagogo. Dicho comité está concebido para orientar e instruir el criterio judicial, basados en el conocimiento del medio social y en la educación de los miembros de la familia, e informar al juez sobre las causas ignoradas de los problemas suscitados en el ambiente familiar. Tenemos noticia de que aún no logra integrarse tal consejo en el estado de Zacatecas. III. ENFOQUE DESDE LA PERSPECTIVA JURÍDICA Y PSICOLÓGICA Para abordar nuestra temática, es necesario explicar qué es la psicología, para posteriormente introducirnos al concepto y campo de acción de la psicología jurídica, que de paso, ha sido muy analizada y reconocida en España, pues sus universidades cuentan con estudios a nivel de licenciatura en psicología jurídica y en varios de sus tribunales ya se cuentan con una estructura que admite como servidor público a un profesional de esta ciencia.1 1 Hablar de la psicología en el caso de España, implica remontarse a 1885, donde la Ley de Sanidad Española crea el cuerpo llamado “Facultativos Forenses”, que fue desarrollado y reorganizado por el Decreto de Ley de 1891, creando tres secciones: 1. Sección de Medicina y Cirugía, 2. Sección de Toxicología y Psicología y 3. Sección de Medicina Mental y Antropología. En los años subsecuentes varios expertos publicaron los primeros trabajos sobre esta rama de la psicología, sobresaliendo las publicaciones alusivas a los psicólogos penitenciarios. Y es a partir de la década de los 80s que el desarrollo ha sido realmente prolifero, la psicología jurídica ya se ha ubicando dentro de un campo de acción que se viene diversificando más y más, ha logrado penetrar de lleno en la administración de justicia, cuenta con el sustento de las investigaciones en esta área que realizan tanto las universidades del país, así como por el Colegio Oficial de Psicólogos de España, organismo encargado de reconocer tanto a los profesiona- 104 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA Acorde al concepto brindado por el doctor Feldman,2 se describe como la ciencia que tiene por objeto el estudio científico del comportamiento y los procesos mentales. Este concepto se refuerza con el de la doctora Davidoff, que cita: “La palabra ‘psicología’ viene del vocablo griego que significa ‘estudio de la mente o del alma’… en nuestros días se define a la psicología como la ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales en todos los animales”.3 Por lo que hace al concepto de psicología jurídica, el Colegio Oficial de Psicólogos de España, la describe como “un área de trabajo e investigación psicológica especializada cuyo objeto es el estudio del comportamiento de los actores jurídicos en el ámbito del derecho, la ley y la justicia”. www.cop.es. J. Urra, define a la psicología forense como “la ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de la psicología ante las preguntas de la justicia, y coopera en todo momento con la administración de justicia… mejorando el ejercicio del derecho”. www.psicología-online. Como ya se dijo en la introducción de este trabajo, para poder sustentar nuestras ideas, en primer término procederemos a un realizar análisis del campo de conocimiento y de las habilidades y destrezas del psicólogo, para posteriormente tratar de aterrizar en forma específica, las labores que puede realizar en nuestros juzgados. les de la psicología jurídica, como a los programas curriculares de las licenciaturas y estudios de posgrado de las universidades españolas. El desarrollo antes citado de la psicología jurídica en España, ha generado la adscripción de los profesionales de esta rama, como funcionarios más de la administración de justicia. De tal suerte que existen en varios partidos judiciales de las provincias de algunas comunidades autónomas españolas, los psicólogos de los juzgados, o psicólogos del tribunal, quienes desarrollan parte de lo que exponemos en esta ponencia como funciones propias del psicólogo jurídico, además de realizar investigaciones que se vienen concretizando en publicaciones sobre esta materia. En síntesis en se puede apreciar que España ha logrado una excelente interacción entre los tres principales participantes del ámbito jurídico, nos referimos pues al Poder Judicial, a las universidades y al Colegio Oficial de Psicólogos, sin menospreciar la labor legislativa que ha realizado el cuerpo legislativo español; lo anterior se ve reflejado en el avance tanto operativo, como en investigación y publicación que vive la psicología jurídica en ese país. 2 Davidoff, Linda L., Introducción a la psicología, México, McGraw-HillInteramericana de México, 2000. 3 Feldman, Robert S., Psicología. Con aplicaciones a los países de habla hispana, México, McGraw-Hill-Interamericana Editores, 1999. ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 105 1. Cuenta con las herramientas necesarias para manejar situaciones de crisis Conoce y sabe cómo manejar cada una de las etapas de una crisis. Es bien sabido que en la mayoría de las actuaciones familiares, los actores involucrados en el proceso litigioso, tienden a caer en situaciones de crisis o catarsis. Situación que consterna tanto a los abogados como a los funcionarios judiciales, que en el mejor de los casos —si no es ignorada la situación de crisis—, recurren a conocimientos empíricos para tratar de mitigar la situación. Un aspecto importante que cabe resaltar aquí, es que el psicólogo además de saber manejar la situación de crisis en el momento, también tiene la capacidad de predecir bajo qué circunstancias una audiencia puede rayar en crisis, y esto le permite, ya se prevenir o en su caso, propiciar las condiciones idóneas para que la audiencia o en general el proceso sea lo menos intimidante para sus actores. El minimizar este tipo de situaciones de crisis, nos lleva a tener audiencias más ágiles, y sobre todo a no cancelarlas, y con esto verse en la necesidad de señalar una nueva audiencia, que necesariamente alarga el proceso litigioso. 2. Audiencias con menores La formación profesional que tiene el psicólogo, le brinda la capacidad de empatizar con el menor, de tal manera que puede entablar una relación menos estresante, que redunda en el fin principal, que es establecer una relación de iguales, para logar una comunicación más asertiva. Igualmente sabe en qué nivel intelectual se encuentra el menor, y en base a ello, establece un lenguaje adecuado para que comprenda lo necesario del proceso legal, en el que es parte. Lo anterior, genera en el menor una actitud de colaboración, porque logra saber qué es lo que pasa, aun a pesar de que sea una situación legal compleja. Además conoce y sabe, acorde a la edad de los menores, de las etapas del desarrollo en que se encuentran, lo que le facilita saber qué necesidades son imperantes satisfacer en cada etapa de su desarrollo, de tal manera que puede informar qué es exactamente lo que al menor conviene, de acuerdo al momento específico de su desarrollo. 106 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA 3. En procesos de mediación El psicólogo es por excelencia, el profesionista idóneo para intervenir en los procesos de mediación. Cuenta con una formación que le permite conciliar los interés de las contrapartes, atendiendo siempre el proceso con una actitud de respeto y neutral. Lo cual favorece la realización de acuerdos consensuados entre las partes actoras, que conlleva a que este tipo de acuerdos sean respetados con más frecuencia, que los que se puedan llegar a sentir como impuestos. 4. Entrevistas El profesional de la psicología, conoce las técnicas de la entrevista, lo que le permite identificar: – Cuándo es necesario profundizar en alguna área en específico. – Cuándo se debe consultar otras fuentes para corroborar los datos que arroja la entrevista. – Cuándo es necesario canalizar a las partes a terapia individual, de pareja o familiar. – Cuándo no es factible confrontar a las partes que intervienen en el proceso legal, e igualmente identificar cuándo es el momento más adecuado para la confrontación. – Si es factible la resolución del conflicto a través de un proceso de conciliación o mediación. – El grado de afectación de los menores. Mismo que se debe corroborar a través de estudios psicológicos. 5. Estudios psicológicos La presencia de personal capacitado brinda la oportunidad de elaborar estudios, diagnósticos y pronósticos certeros, basados en respuestas confiables. El psicólogo como perito o especialista, puede proporcionar el más aproximado conocimiento de la personalidad de un presunto autor de delito, de la conducta y de la confiabilidad de lo que informa en sus declaraciones; analizar y emitir opinión respecto a si están orientados jurídicamente o bajo presión, si se trata de simples mecanismos de defensa, sugestiones extrañas o de un deliberado propósito de desviar la acción de la justicia. Este profesional, estudia las características de la ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 107 personalidad, a través de una metodología científica que realiza en los sujetos en proceso, que ayuda a replantear interrogantes desde el punto de vista diagnóstico y terapéutico del individuo en una conflictiva antisocial. Es capaz de realizar un estudio clínico descriptivo sobre los rasgos del delincuente, de la conducta delictiva, de la estructura familiar y social, analiza las personalidades psicopatológicas, psicosis, neurosis, retraso mental, la personalidad del individuo con una conflictiva sexual y de la personalidad dependiente (toxicomanías). A través de la psicología, se llega a comprender más claramente los procesos patológicos individuales y sociales de los sujetos a estudio, pues la conducta delictiva, es la expresión psicopatológica particular en el individuo, de su alteración psicológica y social. El profesional de la psicología es capaz de realizar una labor de investigación diagnóstica que permite conocer al agraviado o al sujeto a proceso penal, o a cualquiera de las partes de un proceso civil, particularmente en el área familiar, en sus estructuras de personalidad internas o sus capacidades socioeconómicas para hacer frente a la situación legal. Los dictámenes que emiten, permiten identificar el nivel de afectación de la víctima de un delito, establecer un diagnóstico y el periodo de tratamiento para su recuperación. En cuanto al presunto responsable, deja al descubierto las motivaciones internas, los rasgos antisociales y las posibilidades de alteraciones que no sean consecuencia de una afectación emocional, sino orgánica, que permita la apertura de un juicio especial para inimputables, así, el trabajo científico que realiza puede brindar al juzgador una visión cercana, por ejemplo, de la capacidad social y económica, que podrá ser aplicada en la reparación del daño, o bien, sus evaluaciones pueden permitir al juez familiar conocer la capacidad de alguna o ambas partes del conflicto, tanto en el aspecto social como económico, y el nivel de afectación, del que puedan llegar a ser víctimas los menores e incapaces. En síntesis, la labor del psicólogo resulta de vital importancia, pues puede brindar durante la fase de instrucción en los procedimientos penales y de la etapa probatoria en los procesos familiares, los elementos descriptivos de la personalidad de los sujetos involucrados, que permiten al juzgador contar con argumentos científicos que avalen la motivación en la toma de sus decisiones judiciales, por supuesto, la participación efectiva de estos profesionales dentro de los procesos de impartición 108 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA de justicia, dependerá del nivel de profesionalización con el que cuente, pues el psicólogo que auxilia la labor del juzgador, independientemente de su vocación debe contar con conocimientos de la norma que rige los procesos. Además de poseer un adecuado manejo de los instrumentos de investigación, tabla de valores sólida, pero flexible para comprender las diferentes personalidades, liderazgo, capacidad para trabajar en grupo, asertividad, alta capacidad empática, adaptabilidad social, proactividad y capacidad conciliatoria. Con ello se puede lograr que el juez cuente, en todos los casos, con la visión de una postura objetiva, donde no influyan intereses de las partes, del ministerio público o de la defensa en los casos penales, para apoyar científicamente las resoluciones que emita en cualquiera de las fases del procedimiento, en forma oficiosa, y sin necesidad de impulso procesal y, obvio es que la sentencia que finalmente decida la situación legal de un procesado, o los intereses legítimos de los involucrados en los procesos familiares, será altamente cualitativa. 6. Otras habilidades A fin de hacer sentir el valor que tiene la actividad profesional del psicólogo, citamos algunas otras tareas que puede desempeñar en apoyo del área operativa-administrativa, de los Poderes Judiciales, veamos: A. Trabajo en equipo científico, ya sea para el Poder Judicial, o para éste en coordinación con los otros sectores de gobierno Este profesional puede manejar perfectamente en forma individual o en equipo multidisciplinario, las actividades que a continuación se detallan y que son indispensables para la buena marcha de la administración de justicia, tales como control, y seguimiento de los juicios a fines a su vocación, análisis estadístico, capacitación y profesionalización de los servidores públicos, estudios psicológicos y socioeconómicos, entre otros, a través de: a) Evaluación y diagnóstico Como de alguna manera ya lo hemos expresado, el psicólogo puede describir, evaluar y extraer inferencias de manera sistemática acerca de la condición psicológica o trastorno de la persona o personas involucradas ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 109 en el proceso legal, que tiene como fuente de enriquecimiento la historia clínica y las pruebas psicológicas aplicadas, y diagnosticar sustrayendo la información que arroja tanto la historia clínica como los resultados de las pruebas psicológicas, para en base en ello lograr determinar cuál es la condición psicológica del sujeto o sujetos en cuestión, o en su caso dictaminar el tipo de trastorno que cursa la persona, dichos trastornos pueden ser clasificados de manera general, y para mayor ilustración se puede consultar la clasificación que proporciona el Manual diagnóstico de enfermedades mentales DSM-IVR, elaborado por la Asociación Americana de Psicología, APA. b) Asesoramiento Con base en la información obtenida en la evaluación y diagnóstico, orientar y asesorar tanto sobre las características especificas que implica la condición psicológica o trastorno, así como las mejores opciones que se vislumbren para los actores jurídicos involucrados. c) Intervención Diseñar y realizar de programas para la prevención, tratamiento, rehabilitación e integración de los actores jurídicos a la comunidad o bien al medio penitenciario, tanto a nivel individual, como colectivo. d) Formación y educación Brindar a los profesionales del sistema legal, contenidos y técnicas psicológicas útiles en su desempeño laboral. e) Campañas de prevención social ante la criminalidad Elaboración y asesoramiento de campañas de información social para la población en general, haciendo énfasis en la población de alto riesgo. f ) Investigación Desde esta plataforma puede abordar todos los temas de investigación que emanan de la propia psicología jurídica, a fin de implementar 110 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA mejores estrategias de acción que conlleven a brindar una mejor atención, dentro de este campo. g) Mediación Servir a la búsqueda de soluciones negociadas a los conflictos jurídicos, a través de una intervención mediadora que contribuya a disminuir y prevenir el daño emocional, social, y presentar una alternativa a la vía legal, donde los implicados tienen un papel predominantemente activo, en la resolución del conflicto. IV. CONCLUSIONES 1. Los funcionarios judiciales se enfrentan durante su desempeño laboral, con diversas situaciones que fluyen durante la interacción de las partes involucradas del proceso, que merman su rendimiento por no estar especializados que debieran ser atendidas por otro tipo de profesionales, por situaciones que inciden finalmente en la toma de decisiones fundamentales dentro del proceso. 2. Los juzgados familiares y penales dependen de las evaluaciones de corte psicológico que brindan instituciones gubernamentales o peritos externos al Poder Judicial. Esta necesidad del trabajo que realizan las dependencias como el DIF o las procuradurías de justicia, hace que los procesos y la toma de decisiones intermedias se alarguen en el tiempo, pues los apoyos brindados se hacen cuando las actividades propias de dichas instituciones, lo permiten. 3. Adscribir a profesionales de la psicología como un funcionario más en las labores de los juzgados familiares y penales, debe considerarse como parte inevitable del proceso evolutivo en la impartición y administración de justicia; es decir, no puede excluirse de una reforma judicial que busca de manera integral el mejoramiento de esta función primaria del Estado. 4. Un psicólogo puede aligerar las cargas de trabajo en los juzgados y con ello se puede lograr que la función jurisdiccional reduzca en gran medida los procedimientos, al auxiliar a los funcionarios judiciales, en la celebración de audiencias que tengan por objeto recibir ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 111 declaraciones de las partes involucradas en un conflicto familiar o de quienes se encuentran inmersos en un asunto penal, mediando, conciliando, orientando, o dictaminando los perfiles de personalidad de todos ellos, amén de que resulta, por su vocación la persona idónea que puede brindar herramientas al juzgador para un dictado de resoluciones apoyadas en razonamientos y análisis científicos que le permitan tomar las decisiones más acertadas y justas, ya que de acuerdo al estudio que hemos realizado del campo de conocimiento, habilidades y destrezas del psicólogo, podemos describir en qué funciones específicas se pueden desempeñar dentro de los juzgados familiares y penales del Poder Judicial del estado de Baja California, y para el efecto, resumidamente, indicamos las razones que tenemos para esta afirmación. Como ya se dijo, la práctica del psicólogo es variada, a saber: a) La psicología aplicada a cualquier campo de conocimiento, que se refiere a las funciones que realiza en su ejercicio profesional, entre otras las siguientes actividades: • Evaluación y diagnóstico. • Asesoramiento. • Intervención. • Formación y educación. • Campañas de prevención social ante la criminalidad. • Investigación. • Mediación. b) En el campo de la psicología jurídica, lleva a cabo acciones de: • Investigación criminológica. • Psicología policial y de las fuerzas armadas. • Victimología. • Psicología judicial (testimonio y jurado). • Servicios sociales. • Psicología penitenciaria. • Mediación. • Psicología aplicada a los tribunales. – Psicología Jurídica y del menor. – Psicología aplicada al derecho de familia. – Psicología aplicada al derecho civil, laboral y penal. 112 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA c) En la psicología aplicada en los procesos y procedimientos familiares y penales, tareas que de manera breve, enunciativa y no limitativa, podemos enunciar aquellas que específicamente atañen al tema de este trabajo, la familiar y penal: – En cuanto a la psicología aplicada al derecho de familia, básicamente la función del psicólogo consiste en auxiliar al juez en: • Los procesos de separación y divorcio, celebrando las juntas de avenimiento, conciliación o convenios judiciales, y auxiliando al órgano jurisdiccional respecto a la orientación y entrevistas con los sujetos del proceso, especialmente la atención que deben recibir los hijos que viven ese drama. • Cualquiera de los procesos familiares, puede auxiliar al órgano familiar con dictámenes de corte psicológico, los relativos de los cónyuges para la mejor toma de la decisión judicial que corresponda, así como de las medidas que se adopten referente a los hijos, en los casos de divorcio, paternidad, custodia, alimentos, educación, entre otros. • Los procesos de tutela y adopción de menores o estado de interdicción, con tareas que le son propias y similares a las que se anunciaron en el apartado anterior. • En la emisión de los informes técnicos de su especialidad, cualesquiera que le solicite el juez, así como el seguimiento de los casos. – Por lo que hace a la psicología aplicada al derecho penal, básicamente la función del psicólogo consiste en auxiliar al juez en: • Asesoría y dictamen sobre la personalidad del sujeto activo y del pasivo del delito, en las causas de violencia intrafamiliar, violación, homicidios, feminicidios, entre otros. • Colaborar con los secretarios de acuerdos para la toma de declaraciones, a fin de que exista una comunicación directa y especializada, con los involucrados en el asunto de que se trate. • Orientación y tratamiento psicológico del sujeto pasivo, víctima del ilícito penal. • Intervención en los convenios que se celebren dentro del proceso penal. ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 113 Propuesta Es necesario que los poderes judiciales cuenten con funcionarios judiciales adscritos a los juzgados familiares y penales, con labores específicas que coadyuven en la instrumentalización del proceso y brinden al juzgador las herramientas o elementos que le permitan justificar con el apoyo científico de la psicología las decisiones fundamentales que tome. En consecuencia deberá reformarse la Ley Orgánica que regula a este poder y aquellos reglamentos que se requieran, para que sean incorporados a las labores de los tribunales citados y/o a las áreas administrativas. Las funciones específicas que puede realizar deben ser determinadas de acuerdo a las necesidades propias de cada tribunal y al efecto nos remitimos a las ya indicadas en este estudio. KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA 114 CUADRO 1 Trastorno Trastornos de ansiedad Descripción Subcategorías Problemas en los que la an- Trastorno de ansiedad genesiedad imposibilita el des- ralizada, trastorno de pánico, fobias, trastorno obsesivoempeño cotidiano. compulsivo, trastorno de estrés postraumático. Trastornos somatoformes Complicaciones psicológi- Hipocondriasis, trastorno cas manifiestas a través de de conversión. problemas físicos. Trastornos disociativos División de partes importan- Trastorno disociativo de la tes de la personalidad que identidad (personalidad múlsuelen estar integradas. tiple), amnesia disociativa, fuga disociativa. Trastornos del estado de ánimo Sentimientos de euforia o Depresión mayor, trastorno depresión que son lo bas- bipolar. tante fuertes como para afectar la vida cotidiana. Problemas de desempeño, Desorganizada, paranoica, perturbaciones del lenguaje catatónica, indiferenciada, y el pensamiento, trastornos residual. de percepción, perturbaciones emocionales y aislamiento de los demás. Problemas que generan poco Trastorno antisocial de la malestar personal, pero que personalidad (sociopatía), conducen a una incapaci- trastorno narcisista de la dad para desempeñarse como personalidad. miembros normales de la sociedad. Problemas relacionados con Parafilias, disfunción sexual. la excitación a partir de objetos extraños, o problemas vinculados con el desempeño sexual. Esquizofrenia Trastornos de la personalidad Trastornos sexuales Trastornos relacionados Problemas relacionados con Alcohol, cocaína, alucinócon el uso de sustancias el consumo y la dependen- genos, marihuana. cia a las drogas. Delirio, demencia, amnesia y otros trastornos cognitivos FUENTE: Tomado del libro Comportamiento anormal, 4a. ed. CUADRO 2 Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ NO Nombre y cargo de quien proporciona información Observaciones Se apoyan en DIF para aspectos psicológicos. NO COLIMA x x x Licenciado Guillermo Torres Zamora. CHIHUAHUA x x x Licenciado René Cuentan con Chacón González. Departamento de Visitador. Psicología. DISTRITO FEDERAL x x x Licenciada Socorro Mora. Investigadora. AGUASCALIENTES x x x Cuentan con departamento de psicología. BAJA CALIFORNIA x x x Se apoyan en peritos para aspectos psicológicos. Se apoyan en peritos para aspectos psicológicos. Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ NO SÍ √ Nombre y cargo de quien proporciona información Observaciones NO Licenciado Cuentan con Área Guillermo Rebelino de Psicología y Pérez. Titular. Trabajo Social. BAJA CALIFORNIA SUR x x CAMPECHE x x x La directora. COAHUILA x x x Secretaria de directora. Secretaria del Juez 1o. Familiar. GUANAJUATO x x x Licenciado David Arturo Gutiérrez Márquez. Secretario particular de Presidencia del Tribunal. El dictamen pericial es realizado por DIF. Tienen una iniciativa del Código Familiar en Congreso. En dictamen pericial se apoyan en peritos. Estado Cuentan con Código Familiar SÍ GUERRERO √ HIDALGO √ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ NO Observaciones NO Licenciada Maricruz Rodríguez. Licenciada Sara Montes: Encargada de Biblioteca. x Se rige x CPC √ √ Nombre y cargo de quien proporciona información Consejo de familia, abogado, médico, psicológo, trab. social, profesor. JALISCO x x x ESTADO DE MÉXICO x x x Licenciado Carlos Rivera B. Jefe de capacitación. El dictamen pericial es realizado por DIF. En dictamen pericial se apoyan en peritos. El dictamen Licenciado Ariel Pedraza. Coordi- pericial se realiza por peritos nador Adminisempleados del trativo del poder Juducial. Instituto. Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ NO Nombre y cargo de quien proporciona información Observaciones NO MICHOACÁN x x x Licenciada Anabel Rodríguez. MORELOS x x x Licenciada Evangelina Fraga. Oficial Judicial. NAYARIT x x PUEBLA x x x Licenciado Jacob del Castillo. Coordinador Jurídico. SINALOA x x x Licenciado José Antonio López. Coordinador Jurídico. √ Licenciado El área de P. S. y T. S. fue creada Héctor Manuel Benítez. Director por acuerdo del del Instituto. consejo. Área de psicología y T. S. Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ NO Nombre y cargo de quien proporciona información Observaciones NO OAXACA x x x Licenciada Noemí Cruz Aragón. Asistente del director. QUERÉTARO x x x Licenciada Irene Solórzano. QUINTANA ROO x x x Licenciada Gabriela Rosado. SAN LUIS POTOSÍ x x x Licenciada Margarita Puente Martínez. Cuentan con unidad psicológica En dictamen pericial se apoyan en peritos. Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ NO SONORA x x TAMAULIPAS x x Nombre y cargo de quien proporciona información Observaciones NO √ Arts. 552 Licenciado Jesús Médico y 553 del Hilario Aguirre terapeuta. Cod. de Valenzuela. Juez Proc. Ci- Primero Familiar viles del en Hermosillo. estado de Sonora. x En dictamen pericial se apoyan en DIF, Salud Mental, Sector Salud. Tienen una iniciativa del Cód. Familiar ante el Congreso desde varios años y no ha sido aprobado. Licenciada Perla Centro de Apoyo Estrada. Titular Psicológico (para personal y sus del Centro de familiares) creado Evaluación y por acuerdo del apoyo. Pleno. Estado Cuentan con Código Familiar SÍ Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ SÍ NO NO Nombre y cargo de quien proporciona información NO TLAXCALA x x x Ciudadana Victoria, secretaria del Titular. VERACRUZ x x x Señora Mercedes, secretaria del Director General. YUCATÁN x x x Licenciado Marco Alejandro Celis Quintal, Titular. x Licenciada Ana María Serrano García. Asistente del Titular. ZACATECAS √ √ Observaciones Estado Cuentan con Código Familiar SÍ NO Cuentan con Código de Procedimientos Familiar Su legislación contempla la figura de psicólogos en los juzgados familiares SÍ NO SÍ NO Trabajadora Social. x Ciudadana Rosario Castillejos. Jefa de depto. de T. S. Nombre y cargo de quien proporciona información CHIAPAS x x DURANGO x x x Licenciada Karla Ivonne Cabrales. Auxiliar Jurídica. TABASCO x x x Señora Rebi Ramón Pérez. Secretaria del Titular. Observaciones * Consulta realizada vía telefónica, durante el mes de abril de 2005, a los Institutos de la Judicatura, o Centros de Especialización de los Poderes Judiciales del país, quienes ocasionalmente remitían a otras instancias del Poder Judicial, para realizar la consulta. ADSCRIPCIÓN DE PSICÓLOGOS EN LOS JUZGADOS FAMILIARES 123 V. BIBLIOGRAFÍA CANTÓN DUARTE, José et al., Conflictos matrimoniales, divorcio y desarrollo de los hijos, España, Pirámide, 2000. CHÁVEZ ASENCIO, Manuel F., La familia en el derecho, México, Porrúa, 1984. DAVIDOFF, Linda L., Introducción a la psicología, México, McGraw-HillInteramericana de México, 2000. FELDMAN, Robert S., Psicología. Con aplicaciones a los países de habla hispana, México, McGraw-Hill-Interamericana Editores, 1999. IBARROLA, Antonio de, Derecho de familia, México, Porrúa, 1984. MONTERO DUHALT, Sara, Derecho de familia, México, Porrúa, 1987. PÉREZ DUARTE Y N., Alicia Elena, Derecho de familia, México, UNAM, 1990. SUE, D., SUE, D. y SUE S., Comportamiento anormal, 4a. ed., México, McGraw-Hill-Interamericana de México, 2000. Fuentes legislativas Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Baja California. Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Zacatecas. Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Hidalgo. Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Querétaro de Arteaga. Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Aguascalientes. Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Chihuahua. Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Tamaulipas. Código Familiar del Estado de Zacatecas. Código Familiar del Estado de Hidalgo. Código de Procedimientos Civiles del Estado de Baja California. Código de Procedimientos Penales del Estado de Baja California. Ley de Enjuiciamiento Civil Española. Ley de Enjuiciamiento Criminal Española. Fuentes electrónicas Psicología jurídica, España, Colegio Oficial de Psicólogos, www.cop.es/ perfiles/contenido/juridica.htm. 124 KULJACHA LERMA / ANDRADE FAVELA Rol del psicólogo en el ámbito jurídico, España, Psicología online, www.psicología-online.com/colaboradores/iayf/rolpsi.htm. Programa de entrenamiento de asesoría psicológica forense en los juzgados de familia de Bogota, Colombia, Colombia, www.psicologiajuridica.org. MECERREYES JIMÉNEZ, José, La práctica pericial psicológica en los juzgados de familia, España, www.peritusvirtual.com. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA; UNA APROXIMACIÓN A LAS CONSTITUCIONES LATINOAMERICANAS Efrén CHÁVEZ HERNÁNDEZ * SUMARIO: I. La familia y su protección constitucional. II. Los derechos familiares de la persona y derechos sociales de la familia. III. La familia en las Constituciones latinoamericanas. IV. La familia en la Constitución mexicana. V. Conclusiones. VI. Bibliografía. I. LA FAMILIA Y SU PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL La familia es la institución social más importante, es anterior al orden jurídico, y éste debe encaminarse a lograr su desarrollo pleno. Después del individuo en particular, la familia es el fin primordial de la actividad de Estado. A lo largo de la historia, los Estados se han empeñado en proteger y desarrollar tan importante institución mediante su regulación en las leyes ordinarias, en los ordenamientos constitucionales e incluso en los tratados y declaraciones internacionales. Esto ha permitido que cada vez un número mayor de constituciones en el mundo contemplen esta institución en su texto, reconociéndole derechos e imponiendo obligaciones al Estado para beneficio de ésta. En este estudio realizaremos un recorrido por las constituciones de los principales países latinoamericanos, analizando la protección que hacen de dicha institución. Iniciaremos con algunas referencias al concepto de familia y su necesidad de protección. Posteriormente analizaremos los derechos inherentes a ella, prerrogativas que se pueden * Maestro en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas y profesor en la Facultad de Derecho, UNAM. 125 126 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ denominar como derechos familiares de la persona y derechos sociales de la familia, indicando brevemente el contenido de cada uno de ellos. Después revisaremos la regulación de la familia en las principales constituciones latinoamericanas, para en seguida, analizar el caso mexicano, finalizando con algunas reflexiones en aras de otorgarle una mayor protección a tan importante institución. El concepto de familia es sin duda de carácter sociológico antes que jurídico, como señalamos, la familia es anterior al mismo Estado, ya que existe antes que éste, por tanto, el orden jurídico la contemplará atendiendo a sus fines. La familia, ha contado a lo largo de la historia con tres finalidades: una natural (unión de hombre y mujer, procreación y conservación de la especie), otra moral espiritual (lazos de afecto, solidaridad, cuidado y educación de la prole) y una tercera de carácter económico (alimento y techo). Con base en los fines descritos, Hernán Corral la define como: aquella comunidad que, iniciada o basada en la unión permanente de un hombre y una mujer destinada a la realización de los actos propios de la generación, está integrada por personas que conviven bajo la autoridad directiva o las atribuciones de poder concedidas a una o más de ellas, adjuntan sus esfuerzos para lograr el sustento propio y desarrollo económico del grupo, y se hallan unidas por un afecto natural derivado de la relación de pareja o del parentesco, el que las induce a ayudarse y auxiliarse mutuamente.1 Otra definición de familia, a la luz de la antropología social es la que la considera como “una agrupación social, una comunidad cuyos miembros se hallan unidos por lazos de parentesco”.2 Cada persona puede elegir entre formar o no una familia, pero no puede inventarla, no es sólo una institución jurídica a la que el hombre debe adaptarse, es una institución natural, el Estado interviene en su regulación, para el bien común.3 1 Corral, Hernán, Derecho y familia, citado por Carrasco Barraza, Alejandra, “A la sombra de la torre de Babel. A propósito de recientes reflexiones jurídicas sobre la familia”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayo-agosto de 1994, p. 372. 2 Serna, Pedro, “Crisis de la familia europea: una interpretación”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayo-agosto de 1994, p. 235. 3 Cfr. Carrasco Barraza, Alejandra, op. cit., nota 1, pp. 375. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 127 Como señala Hernán Corral, el deseo por la preservación de la familia, considerada elemento fundamental para la vida del hombre en comunidad, se ha traducido en una multiplicidad de consagraciones normativas en textos jurídicos de la más alta jerarquía e importancia. En ellos el Estado o la comunidad internacional reconocen en la familia una realidad que es prejurídica, y no creada o diseñada por las normas legales emanadas de la autoridad política estatal o de organismos supraestatales o paraestatales; dicho reconocimiento implica un respeto por la autonomía de los fines y la libertad de desarrollo de cada una de las familias para alcanzar estas finalidades; además del reconocimiento, el Estado o la comunidad internacional se obligan a proporcionar una protección especial a la familia, que la distingue de otras formaciones sociales o cuerpos intermedios a los cuales también se presta reconocimiento, es decir, implica un tratamiento preferencial o privilegiado a la familia: esta protección especial se extiende también y particularmente al ámbito jurídico, la cual se debe desplegar respecto de una institución que mantiene una fisonomía distinguible y una realidad inequívoca: la familia, que se valora per se como un elemento natural, básico o fundamental del orden social.4 Como ejemplo de lo anterior, tenemos que la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) reconoce en el artículo 16 a la familia como “el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”, señalando asimismo que los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948) afirma en el artículo sexto que: “toda persona tiene derecho a constituir familia, elemento fundamental de la sociedad, y a recibir protección para ella”. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas (1966), considera en el artículo 10 a la familia como “el elemento natural y fundamental de la sociedad”, a la cual debe concederse “la más amplia protección y asistencia posibles, especialmente para su constitución y mientras sea responsable del cuidado y la educación de los hijos a su cargo”. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 4 Cfr. Corral Talciani, Hernán, “Familia sin matrimonio, ¿modelo alternativo o contradicción excluyente?”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayo-agosto de 1994, pp. 262-264. 128 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ las Naciones Unidas (1966) en el artículo 23, afirma también que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tienen derecho a la protección de la sociedad y del Estado”, asimismo, reconoce el derecho del hombre y de la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia, si tienen edad para ello. En semejantes términos la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también conocida como Pacto de San José de Costa Rica (1969), reconoce en su artículo 17 a la familia como “el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado”. Otros instrumentos internacionales también contienen disposiciones diversas que redundan en beneficios concretos a la familia, tales son los casos de la Convención sobre el consentimiento para el matrimonio, la edad mínima para contraer matrimonio y el registro de los matrimonios (1962), Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (1979), la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer “Convención de Belém do Pará” (1994), Convención sobre los derechos del niño (1989), entre otros.5 Todo ello muestra la preocupación de los Estados por proteger a la familia, estableciendo como imperativo de la sociedad y del Estado. Además, como señala Bidart Campos, el ingreso a la Constitución de normas sobre la familia tiene un claro efecto práctico: disipar toda duda acerca de la posibilidad de invocar dichas normas en la jurisdicción constitucional, así como descalificar cualquier otra norma inferior que sea desafín, incompatible o violatoria.6 A continuación examinaremos a que se puede referir el concepto de protección. II. LOS DERECHOS FAMILIARES DE LA PERSONA Y DERECHOS SOCIALES DE LA FAMILIA De acuerdo con el ilustre profesor Manuel Chávez Asencio, la familia cuenta con ciertos derechos específicos que ha denominado como 5 Cfr. Pedroza de la Llave, Susana Thalía y García Huante, Omar (comps.), Compilación de instrumentos internacionales de derechos humanos firmados y ratificados por México 1921-2003, México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2004, 2 vols. 6 Bidart Campos, Germán, “El derecho de familia desde el derecho de la Constitución”, Entre abogados, San Juan, Argentina, año VI, núm. 2, 1998, p. 17. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 129 “derechos familiares de la persona” y “derechos sociales de la familia”. Los primeros se refieren a aquellos derechos innatos y fundamentales de todo ser humano; mientras que los segundos, a las prerrogativas de la familia como grupo social. Dichos derechos, en opinión del autor, al ser reconocidos (no otorgados ni concedidos) por la autoridad y contenerse en la legislación, son también derechos públicos subjetivos; son oponibles erga omnes; son derechos originarios e innatos, ya que su nacimiento no depende de la voluntad del miembro de la familia o de ésta; son vitalicios, imprescriptibles e inembargables, no están dentro del comercio y no pueden transmitirse.7 Entre los derechos familiares de las personas, Chávez Asencio señala: 1. Derecho a contraer matrimonio, prerrogativa del hombre y la mujer a partir de la edad núbil. 2. Derecho a la preparación para la vida conyugal y familiar, lo cual implica una educación integral que los prepare a la vida futura y para ser elementos útiles a la sociedad. 3. Derecho a formar y ser parte de una familia, lo anterior debido a que la persona, independientemente de su edad, sexo, raza, necesita de la protección y ambiente familiar. 4. Derecho de la madre a la protección legal y a la seguridad social, es decir, que toda mujer que ha concebido, por el hecho de ser madre, tiene derecho a la asistencia social y a la protección alimentaria para ella y sus hijos, independientemente de que sea madre soltera o madre dentro de matrimonio. 5. Derecho a decidir sobre el número de hijos, es un derecho fundamental de toda persona que debe ejercer de manera libre, responsable e informada. 6. Derecho al ejercicio de la patria potestad, ya que ésta se origina de la paternidad y de la maternidad, y debe realizarse en beneficio de los hijos menores, por lo que también implica el derecho prioritario de los menores a recibir la atención completa, educación, cuidado y desarrollo integral. 7. Derecho de nacer y a la seguridad social del concebido, mediante el cual se debe entender que todo concebido, tiene el derecho desde 7 Chávez Asencio, Manuel, “Alternativas constitucionales para la familia del siglo XXI”, Revista Mexicana de Procuración de Justicia, México, vol. 1, núm. 4, febrero de 1997, pp. 113-116. 130 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ el momento de la concepción, el derecho a la protección social y del Estado, para asegurar su nacimiento. Aquí menciona Chávez Asencio el problema del aborto, del cual señala que aunque sea consentido libremente por los padres o por la madre, constituye un atentado directo contra el derecho humano primario a la vida del concebido y no nacido, derecho que los estados deben garantizar. 8. Igualdad de dignidad y de derechos de los cónyuges, ya que hombre y mujer son iguales en dignidad y disfrutarán de iguales derechos conyugales. 9. Derechos de los cónyuges e hijos a la protección legal de sus derechos en caso de cesación de efectos del matrimonio o en caso de abandono, esto ante el aumento notorio de los problemas originados por el divorcio y/o el abandono irresponsable por parte de los padres, quienes dejan sin sustento a la madre y a los hijos. 10. Igualdad de dignidad y de derechos de los hijos, independientemente de su origen, ya que no debe haber distinción respecto a los hijos según su nacimiento, no sólo respecto a los habidos dentro de matrimonio o fuera de él, sino también con relación al estado de los padres o forma de vida de ellos. 11. Derecho de los hijos a la educación, alimentos, buen trato y testimonio de los padres, deber que corresponde a ambos padres para el bien de los hijos y de la sociedad.8 A éstos podemos agregar: 12. Derecho de lo menores que hayan sido dados en adopción, para que se confieran a matrimonios estables, que garanticen el pleno desarrollo del menor; lo anterior, debido a los aumentos notables de parejas de hecho que piden el derecho de adoptar, cuando en realidad la misma forma de vida de estas parejas resulta un atentado contra el derecho fundamental de los niños a un desarrollo físico y emocional completo. 13. Derecho de los menores a la asistencia individual del Estado, prerrogativa inherente al individuo y que adquiere mayor importancia tratándose de los miembros más pequeños e indefensos del conjunto social, de los cuales el Estado y la sociedad son responsables. Este derecho implica la alimentación, vestido, vivienda, educación, protección de la salud, recreación del menor, independientemente de las prestaciones de 8 Chávez Asencio, Manuel, La familia en el derecho; derecho de familia y relaciones jurídicas familiares, México, Porrúa, 1984, pp. 381-400. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 131 carácter social que pudieran implementarse para grupos sociales específicos. Este beneficio se extiende también para los padres ancianos o indefensos. Referente a los derechos sociales de la familia, Chávez Asencio enumera los siguientes: 1. Derecho al ser y al hacer, es decir, el derecho de la familia a existir, otorgándole las facilidades y los beneficios necesarios para su pleno desarrollo; absteniéndose el Estado de toda acción que pueda dañar o poner en peligro la institución familiar; emprendiendo toda acción que redunde en beneficio de las familias, buscando su integración humana y social. 2. Derecho al trabajo, es un derecho de toda persona, pero tiene especial significación en la familia, ya que se busca el sostenimiento de la familia a través del trabajo de uno o varios de sus miembros. Por ello, se debe velar por la libertad de trabajo, por las condiciones de trabajo que tomen en cuenta a la familia del trabajador, así como promover la preferencia de empleo, en igualdad de condiciones, respecto a aquellas personas que soportan cargas familiares, entre otras acciones. 3. Derecho a un salario familiar suficiente, esto es, que sea bastante para atender a las necesidades de los miembros de la familia, y que se tenga derecho a igualdad de salario por trabajo igual sin discriminación alguna. 4. Derecho a la salud y a la seguridad social, toda familia tiene derecho a una seguridad social integral: asistencia médica, quirúrgica, atención hospitalaria, pago de pensiones, promoción de la sanidad familiar y prevención de enfermedades. 5. Derecho a la vivienda digna y suficiente a sus necesidades. 6. Derecho a la educación, referido tanto a los padres como a los hijos, a los primeros para que se capaciten y completen su instrucción, teniendo el derecho y deber de formar a los hijos y educarlos, teniendo el derecho preferente de escoger el tipo de educación que habrá de darse a los hijos. Respecto a los hijos, que tengan el derecho de acceder a su instrucción primaria, secundaria, preparatoria y profesional. También abarca el derecho a la cultura, que abarca no sólo la que se obtiene de la educación formal, sino también de la no formal (cursos, talleres, diplomados para los padres y los hijos, entre otros). 132 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ 7. Derecho a creer y profesar su propia fe y a difundirla, siendo la libertad religiosa un derecho fundamental del individuo, es en la familia donde se promueve y se vive principalmente, siendo pues, derecho de toda persona el manifestarla individual y colectivamente, tanto en público como en privado y poder enseñarla o propagarla. 8. Derecho a la intimidad, libertad y honor familiares, prerrogativa que la familia y sus miembros pueden ejercer frente a todos, incluyendo al Estado, para lograr un ambiente sano y de paz, en donde se pueda lograr la intimidad de la vida familiar; el Estado tiene la obligación de respetar y promover esa intimidad, libertad, seguridad familiares. 9. Derecho a participar en el desarrollo integral de la comunidad, es necesario que existan condiciones sociales favorables para que la familia pueda cumplir su fines, participar como núcleo familiar y a través de sus miembros, en el desarrollo integral de la comunidad y del país. 10. Derecho a la asesoría conyugal y familiar; ante los frecuentes casos de desintegración conyugal y familiar, es necesario una política familiar y conyugal que fomente la integración, corresponde a las instituciones públicas generarlos mediante la preparación de personas a nivel universitario, integrarlos dentro del servicio público para que puedan ejercer la profesión de consultores conyugales y familiares. 11. Derecho al descanso, debe procurarse un tiempo libre que favorezca la vivencia de los valores de la familia. 12. Derecho de asociación, ya que las asociaciones de carácter familiar y sus federaciones o confederaciones internacionales tienen derecho a constituirse y ser reconocidas jurídicamente. 13. Derechos especiales, aquí se pueden incluir apoyos de carácter social para los miembros de la familia en situaciones especiales: para el cónyuge viudo; para las familias cuyos padres o titulares se encuentren en prisión; familias de emigrados, entre otros.9 Todos estos derechos se encuentran regulados en mayor o menor grado por las diversas constituciones o en instrumentos internacionales. Asimismo, se habla de principios constitucionales del derecho de familia, entre los que pueden mencionarse: principio de igualdad, de 9 Ibidem, pp. 401-424. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 133 respeto, de reserva legal, de protección, de intereses prevalentes, de favorabilidad, de unidad familiar.10 En el siguiente apartado revisaremos cómo se encuentra regulada la familia en las constituciones de los principales países latinoamericanos, destacando la protección que hacen dichos ordenamientos a la familia. III. LA FAMILIA EN LAS CONSTITUCIONES LATINOAMERICANAS 1. Argentina La constitución argentina reformada en 1994 señala que la ley establecerá diversos beneficios, entre los que destacan: “la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna” (artículo 14 bis). También menciona como facultad del Congreso sancionar leyes relativas a la educación que aseguren la participación de la familia y de la sociedad (artículo 75, inc. 19). Por otro lado, reconoce con jerarquía constitucional a diversos tratados entre los cuales se encuentran: la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 79, inc. 22), por lo cual integra los diversos artículos protectores de la familia.11 2. Bolivia La Constitución boliviana de 1995, contempla entre los derechos fundamentales de toda persona “una remuneración justa por su trabajo, 10 Cfr. Parra Benítez, Jorge, “El carácter constitucional del derecho de familia en Colombia”, Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Medellín, Colombia, núm. 97, 1996, pp. 47-52. 11 Cfr. Bossert, Gustavo A. y Zannoni, Eduardo A., Manual de derecho de familia, 5a. ed., Buenos Aires, Argentina, Astrea, 2003, pp. 12-17. 134 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ que le asegure para sí y su familia una existencia digna del ser humano” (artículo 7o., inc. j). Por otro lado, establece como deber de toda persona la asistencia, alimentación y educación a los hijos menores de edad, así como la protección y socorro a los padres cuando éstos se encuentren en enfermedad, miseria o desamparo (artículo 8o., inc. e). Asimismo, contempla en el Título Quinto de la Parte Tercera (regímenes especiales) de dicho ordenamiento, al Régimen Familiar señalando que “el matrimonio, la familia y la maternidad están bajo la protección del Estado” (artículo 193). Asimismo, destaca la igualdad de derechos y obligaciones de los cónyuges en el matrimonio (artículo 194, frac. I); los efectos similares al matrimonio respecto a las relaciones personales patrimoniales que producen las uniones libres o de hecho (artículo 194, II); la igualdad de los hijos sin distinción de origen (artículo 195); el criterio de “el mejor cuidado e interés moral y material” de los hijos para determinar la situación de éstos en casos de separación conyugal (artículo 196); la autoridad de los padres o tutores sujeta siempre al interés de los hijos, de los menores y de los inhabilitados, en armonía con los intereses de la familia y de la sociedad (artículo 197); el carácter inalienable e inembargable del patrimonio familiar (artículo 198); la protección de la salud física, mental y moral de la infancia, y la defensa de los derechos del niño “al hogar y a la educación”, a cargo del Estado (artículo 199). 3. Brasil La constitución de 1988 de Brasil contempla un capítulo VII dentro del Título VIII (Sobre el Orden Social), acerca de la familia, la niñez, la adolescencia y la vejez. Así concibe a la familia como base de la sociedad, otorgándole el Estado una protección especial (artículo 226). En dicho ordenamiento se establece el matrimonio civil gratuito y al religioso se le otorga efectos civiles; reconoce como entidad familiar a la unión estable de hombre y mujer, así como la comunidad formada por cualquiera de los padres y sus descendientes; contiene también disposiciones sobre la igualdad de los cónyuges, sobre la planificación familiar y la asistencia del Estado para cohibir la violencia intrafamiliar (artículo 226). Dispone como deber de la familia, la sociedad y el Estado asegurar a los niños y adolescentes, el derecho a la vida, salud, alimentación, educación, respeto, convivencia familiar y comunitaria, entre LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 135 otros, protegiéndolos de toda discriminación, explotación, violencia, (artículo 227); para tal efecto se mencionan programas diversos a cargo del Estado para la protección y desarrollo de los menores. Contempla también el deber de los padres de asistir a sus hijos menores, y el deber de los hijos mayores respecto a sus padres (artículo 229); garantiza a las personas mayores el derecho a la vida, al respeto a su dignidad, la participación en la comunidad (artículo 230). Como podemos observar es una constitución con alta protección a la sociedad. 4. Chile La Constitución de 1980 con sus reformas de 2001 reconoce a la familia como “el núcleo fundamental de la sociedad”, es deber del Estado dar protección a la familia y orientarse al fortalecimiento de ésta (artículo 1o.). Asimismo, la constitución garantiza el respeto a la honra de la familia (artículo 19, núm. 4). De igual forma, en otros preceptos constitucionales se hace referencia indirectamente a la familia, por ejemplo: el derecho y deber de los padres de educar a sus hijos (artículo 19, núm. 10); el derecho de escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos (artículo 19, núm. 11); la inviolabilidad del “hogar” (artículo 19, núm. 5).12 5. Colombia La Constitución de 1991 con reformas de 2001 contempla que el Estado “ampara a la familia como institución básica de la sociedad” (artículo 5o.). Considera a la familia como “el núcleo fundamental de la sociedad”, señalando que ésta “se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla” (artículo 42). Determina la protección integral de la familia garantizada por el Estado y la sociedad. Reglamenta el patrimonio familiar como inalienable e inembargable, y como inviolables la honra, dignidad e intimidad de la familia; fundamenta las relaciones familiares en la igualdad de 12 Cfr. Soto Kloss, Eduardo, “La familia en la Constitución Política”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayo-agosto de 1994, pp. 217-219. 136 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ derechos y deberes de la pareja, así como en el respeto recíproco entre todos sus integrantes; condena toda forma de violencia en la familia; determina la igualdad de los hijos sea cual fuere su origen y considera la reglamentación en la ley acerca de la primogenitura responsable; contempla el derecho a decidir el número de hijos y el deber de sostenerlos mientras sean menores o impedidos; menciona los efectos civiles del matrimonio religioso; entre otras cosas (artículo 42). Determina la igualdad de hombres y mujeres, prohíbe la discriminación y otorga una especial asistencia del Estado a la mujer embarazada y a la mujer cabeza de familia (artículo 43); reconoce los derechos del niño entre los que está el de tener una familia y no ser separado de ella, así como evitar cualquier forma de abandono, violencia, daño, abuso, etcétera, garantizando su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos, otorgando a cualquier persona la facultad de exigir a la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores (artículo 44). El adolescente tiene de igual forma el derecho a la protección y a la formación integral (artículo 45); y las personas de la tercera edad gozan también de la asistencia y protección del Estado, la sociedad y la familia, garantizándoles los servicios de la seguridad social integral y el subsidio alimentario en caso de indigencia (artículo 46). La Constitución colombiana de 1991 sí contempló a la familia como objeto de protección a diferencia de las anteriores, considerándose así que el derecho de familia tiene jerarquía constitucional y está integrado por dos clases de reglas: unas orientadoras o básicas que son las de carácter constitucional, y las reguladoras que son las de carácter civil.13 6. Costa Rica La Constitución de 1949 con sus reformas de 2001, contempla a la familia como “elemento natural y fundamento de la sociedad”, cuya base esencial es el matrimonio descansando en la igualdad de derechos de los cónyuges. La familia, al igual que la madre, el niño, el anciano y el enfermo desvalido, tiene derecho a la protección del Estado (artículos 51 y 52). Contempla las obligaciones de los padres hacia los hijos en situación de igualdad independientemente si son habidos fuera o dentro del 13 Cfr. Parra Benítez, Jorge, “El carácter constitucional del derecho de familia en Colombia”, op. cit., nota 10, pp. 38-41. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 137 matrimonio, otorgando a éstos el derecho de saber quiénes fueron sus padres (artículo 53). Para la protección especial de la madre y del menor existe el Patronato Nacional de la Infancia, una institución autónoma (artículo 55). Asimismo se contemplan diversas políticas de carácter social que deberá emprender el Estado, entre las que destaca la construcción de viviendas populares y creará el patrimonio familiar del trabajador (artículo 56). 7. Cuba En Cuba, aunque la protección de la familia se estableció en la Constitución desde 1940, ésta no resultó consecuente con la realidad, fue a partir de 1959 cuando la protección de la familia constituyó un verdadero y real interés del Estado; modificándose en 1976 y 1992 la Constitución, dedicándose el capítulo IV a dicha institución.14 En los artículos 35 a 51 regula diversos aspectos de la familia, determinando que el Estado protege a la familia, la maternidad y el matrimonio, reconociendo en la familia “la célula fundamental de la sociedad”, le asigna “responsabilidades y funciones esenciales en la educación y formación de las nuevas generaciones” (artículo 35). Define al matrimonio como “es unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común”, reconoce la igualdad de los cónyuges y remite a la ley para regular lo referente al matrimonio (artículo 36). Reconoce la igualdad de derechos de los hijos; los deberes de los padres hacia sus hijos (alimentación, asistencia, educación y formación integral) y de los hijos a los padres (respeto y ayuda); asimismo el deber de la familia, la escuela, los órganos estatales y las organizaciones de masas y sociales de prestar especial atención a la formación integral de la niñez y la juventud. De igual forma considera una serie de acciones en para la asistencia social de la familia: igualdad de oportunidades, apoyo a la mujer trabajadora, asistencia social, educación. 14 Cfr. Lara Hernández, Eduardo, “El constitucionalismo cubano y la protección de la familia”, Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Madrid, núm. 4, 2000, pp. 205-209. 138 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ 8. Ecuador La Constitución de Ecuador de 1998 también dedica un apartado especial para la familia: la sección tercera del capítulo 4 “De los derechos económicos, sociales y culturales” del Título III, artículos 37 a 68. Se establece que: “el Estado reconocerá y protegerá a la familia como célula fundamental de la sociedad y garantizará las condiciones que favorezcan integralmente la consecución de sus fines” (artículo 37). Igual protección recibirán el matrimonio, la maternidad y el haber familiar, así como también se apoyará a las mujeres jefas de hogar. Contempla al matrimonio fundado en el libre consentimiento de los contrayentes y en la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges; el concubinato generará los mismos derechos y obligaciones que las uniones surgidas de matrimonio; propugna la maternidad y paternidad responsables; reconoce el patrimonio familiar; se puntualizan políticas para alcanzar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, a través de un organismo especializado. Respecto a la niñez y adolescencia, es obligación del Estado, la sociedad y la familia, promover con máxima prioridad su desarrollo integral y asegurar el ejercicio pleno de sus derechos, aplicando el principio del interés superior de los niños; sus derechos prevalecerán sobre los de los demás. El Estado asegurará y garantizará además de los derechos comunes al ser humano, los siguientes: derecho a la vida, desde su concepción; a la integridad física y psíquica; a su identidad, nombre y ciudadanía; a la salud integral y nutrición; a la educación y cultura, al deporte y recreación; a la seguridad social, a tener una familia y disfrutar de la convivencia familiar y comunitaria; a la participación social, al respeto a su libertad y dignidad, a ser consultados en los asuntos que les afecten; libertad de expresión y asociación (artículo 49). De igual forma, se considera la protección a las personas con discapacidad, las personas de la tercera edad, los jubilados mediante diversas acciones sociales tales como el seguro general obligatorio y el seguro social campesino. Se determina la educación como un derecho irrenunciable de las personas, deber inexcusable del Estado, la sociedad y la familia; área prioritaria de la inversión pública, requisito del desarrollo nacional y garantía de la equidad social. También se reconoce el respeto a la intimidad familiar (artículo 23, núm. 8) y la asistencia en casos de violencia intrafamiliar (artículo 23, núm. 10). LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 139 9. Paraguay La Constitución de 1992 contiene también un capítulo dedicado a los “Derechos de la familia”, incluyendo los siguientes: a) La protección a la familia considerándola el fundamento de la sociedad, incluyendo en ella a la unión estable del hombre y de la mujer, a los hijos y a la comunidad que se constituya con cualquiera de sus progenitores y sus descendientes (artículo 49). b) El derecho a constituir familia (artículo 50). c) El reconocimiento del matrimonio del hombre y la mujer como uno de los componentes fundamentales en la formación de la familia, la equiparación de efectos similares en las uniones de hecho entre el hombre y la mujer (artículo 51). d) El derecho y la obligación de los padres de asistir, alimentar, educar y amparar a sus hijos menores de edad, bajo pena en caso de incumplimiento de sus deberes de asistencia alimentaria. Asimismo el deber correlativo de los hijos mayores de edad para asistir a sus padres en caso de necesidad; y una ayuda especial para la familia de prole numerosa y a las mujeres cabeza de familia (artículo 53). e) La obligación a cargo de la familia, sociedad y Estado de garantizar al niño su desarrollo armónico e integral, así como el ejercicio pleno de sus derechos, la protección contra el abandono, la desnutrición, violencia, abuso, tráfico y explotación. Pudiendo cualquier persona exigir a la autoridad competente el cumplimiento de tales garantías y la sanción de los infractores; el carácter prevaleciente de los derechos del niño en caso de conflicto (artículo 54). f ) La protección a la maternidad y la paternidad responsables (artículos 55 y 61). g) La protección de grupos vulnerables: juventud, tercera edad, personas excepcionales, es decir, con alguna discapacidad (artículos 56-58). h) La institución de interés social denominada “bien de familia”, cuyo régimen será determinado por ley (artículo 59). i) La promoción de políticas para evitar la violencia en el ámbito familiar y otras causas destructoras de su solidaridad (artículo 60). j) La educación como responsabilidad de la sociedad y que recae en particular en la familia, en el municipio y en el Estado (artículo 75). 140 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ k) El sistema obligatorio e integral de seguridad social para el trabajador dependiente y su familia, así como el derecho a la vivienda (artículos 95 y 100), entre otros. 10. Perú La Constitución de Perú reconoce a la familia y al matrimonio como “institutos naturales y fundamentales de la sociedad”, por ello la comunidad y el Estado protegen, al igual que al niño, al adolescente, a la madre y al anciano en situación de abandono (artículo 4o.). Se establece como objetivo de la política nacional de población el difundir y promover la paternidad y maternidad responsables, reconociendo el derecho de las familias y de las personas a decidir. Indica como deber y derecho de los padres el alimentar, educar y dar seguridad a sus hijos, éstos su vez, tienen el deber de respetar y asistir a sus padres. Todos lo hijos tienen iguales derechos y deberes prohibiéndose en cualquier documento de identidad la mención sobre el estado civil de sus padres o el origen de su filiación (artículo 6o.). Además subraya el derecho a la protección del medio familiar y la de la comunidad así como el deber de contribuir a su promoción y defensa. También se dispone la protección, atención, readaptación y seguridad para la persona incapacitada (artículo 7o.). En materia educativa existe el deber de los padres de familia de educar a sus hijos, junto con el derecho de escoger los centros de educación y participar en el proceso educativo (artículo 13). En materia laboral se determina el derecho del trabajador a una remuneración equitativa y suficiente, que procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual (artículo 24). 11. Uruguay La Constitución de Uruguay de 1967 con sus últimas reformas de 1996, dispone que: “La familia es la base de nuestra sociedad. El Estado velará por su estabilidad moral y material, para la mejor formación de los hijos dentro de la sociedad” (artículo 40); se determina el cuidado y educación de los hijos para que “alcancen su plena capacidad corporal, intelectual y social” como un deber y derecho de los padres, para el LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 141 cual podrán recibir ayuda si la necesitan, y se protege a través de la ley a la infancia y juventud contra el abandono, la explotación o el abuso (artículo 41); existe igualdad de los hijos nacidos fuera o dentro del matrimonio (artículo 42); asimismo, otorga a la maternidad el derecho a la protección de la sociedad y su asistencia en caso de desamparo, independientemente del estado o condición de la mujer (artículo 42). El Estado tiene el debe constitucional de velar por la estabilidad moral y material de la familia, lo que implica un compromiso a orientar sus decisiones legislativas, judiciales, administrativas y de política pública en general para garantizar el derecho a vivir en familia; el Estado no actúa en sustitución de la familia sino que lo hace conjuntamente con ella, la familia está llamada a cumplir los fines primarios de protección, educación y cuidado de los hijos, mientras que el Estado debe velar por su cumplimiento y exigirlo cuando sea necesario.15 12. Venezuela La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 2000 contempla un capítulo intitulado “De los derechos sociales y de las familias”. En dicho apartado se establece la protección del Estado a las familias “como asociación natural de la sociedad y como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas”. Fundamenta las relaciones familiares en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus integrantes; y garantiza la protección del Estado a la madre, al padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia (artículo 75). Asimismo, reconoce el derecho de los niños, niñas y adolescentes, a vivir, ser criados y desarrollarse en el seno de su familia de origen, pero cuando esto sea imposible o contrario a su interés superior, tendrán derecho a una familia sustituta (artículo 75). Se protege la maternidad a partir del momento de la concepción, así como a la paternidad; el derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos; los servicios de planificación familiar integral basa15 Cfr. Calvo Carvallo, María Loreley, “Familia y Estado: una perspectiva constitucional”, Revista Uruguaya de Derecho de Familia, Montevideo, año XIII, núm. 15, noviembre de 2000, pp. 163-165. 142 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ dos en valores éticos y científicos; se enuncia como deber compartido e irrenunciable de los padres para criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos, y éstos o éstas tienen el deber de asistirlos cuando aquéllos no puedan hacerlo por sí mismos; el mandato de que ley regule las medidas necesarias y adecuadas para garantizar la efectividad de la obligación alimentaria (artículo 76). Se protege el matrimonio entre hombre y mujer, otorgando también efectos a las uniones estables de hecho entre un hombre y una mujer (artículo 77). Se determina con prioridad absoluta, la protección integral de los niños, niñas y adolescentes, asegurada por el Estado, las familias y la sociedad, para lo cual se tomará en cuenta su interés superior en las decisiones y acciones que les conciernan (artículo 77); asimismo, los jóvenes tienen el derecho y el deber de ser sujetos activos del proceso de desarrollo; al igual los ancianos tienen derecho al pleno ejercicio de sus derechos y garantías (artículo 78); el derecho de las personas con discapacidad o necesidades especiales, al ejercicio pleno y autónomo de sus capacidades y a su integración familiar y comunitaria; (artículo 81); el derecho a la vivienda otorgando prioridad a las familias (artículo 82); el derecho a la salud y a la seguridad social (artículos 83 al 86). Además, el derecho de todo trabajador a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las nececidades básicas materiales, sociales e intelectuales (artículo 91); la participación de las familias y la sociedad en la promoción del proceso de educación ciudadana (artículo 102). Como podemos ver, las constituciones latinoamericanas han regulado y protegido a la familia, algunas en mayor grado que otra. Si realizáramos una comparación de la protección constitucional de la familia tomando como base los derechos familiares de la persona y derechos sociales de la familia expresamente contenidos en las constituciones, tendríamos que Argentina contempla 12 de los 13 derechos familiares de la persona, y también 12 de los 13, derechos sociales de la familia, debido a que, como señalamos, le otorga jerarquía constitucional a los tratados internacionales en los cuales se regulan estos derechos; Colombia contempla 10 y 4, respectivamente, aunque pudieran ser más; Ecuador 9 y 9; Paraguay 9 y 6; Venezuela 7 y 6; Brasil 6 y 8; Bolivia 6 y 3; Costa Rica 5 y 5; México 4 y 8; Uruguay 4 y 1; Cuba 4 y 4; Perú 3 y 4, como se observa en la tabla siguiente: 143 LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA País Argentina Colombia Ecuador Paraguay Venezuela Brasil Bolivia Costa Rica México Uruguay Cuba Perú Derechos familiares del Derechos sociales de la individuo (13) familia (13) 12 12 10 4 9 9 9 6 7 6 6 8 6 3 5 5 4 8 4 1 4 4 3 4 IV. LA FAMILIA EN LA CONSTITUCIÓN MEXICANA En el derecho mexicano, la familia se encuentra regulada con los siguientes derechos: a) Igualdad jurídica de los sexos, protección a la familia, y libre procreación (incorporadas al texto constitucional mediante reforma del 31 de diciembre de 1974); b) Paternidad responsable (reforma de 18 de marzo de 1980); c) Derecho a la salud (reforma de 3 de febrero de 1983); d) Derecho a la vivienda (reforma de 7 de febrero de 1983), y e) Protección de los menores (reforma de 7 de abril de 2000).16 Así pues, en el artículo cuarto se ordena la protección de la ley a la organización y el desarrollo de la familia; el derecho de toda persona a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos; el derecho de toda familia a disfrutar de vivienda digna y decorosa; los derechos de niños y niñas tienen dere16 Cfr. Fix-Zamudio, Héctor y Valencia Carmona, Salvador, Derecho constitucional mexicano y comparado, 4a. ed., México, UNAM, Porrúa-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2005, pp. 437-443. 144 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ cho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral, teniendo los ascendientes, tutores y custodios el deber de preservar estos derechos apoyados por las acciones que provea el Estado para propiciar el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos. También se contempla como un objetivo de la educación el contribuir al aprecio de la integridad de la familia (artículo 3o., fracción II, inciso c); la familia como un ámbito en el que nadie puede ser molestado sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, fundado y motivado (artículo 16); la organización del patrimonio de familia que deberán realizar las leyes locales (artículo 27, fracción XVII); la no exigibilidad de los requisitos de definitividad en el amparo contra sentencias dictadas en controversias que afecten al orden y a la estabilidad de la familia (artículo 107, fracción II, inciso a). En materia laboral y de seguridad social, el artículo 123 contiene varias referencias al ámbito familiar, a saber: los salarios mínimos generales son fijados tomando en cuenta que deben ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos (apartado A, fracción VI); la prohibición de exigir a los miembros de la familia del trabajador respecto a deudas contraídas por los trabajadores en favor de sus patronos, asociados, familiares o dependientes (apartado A, fracción XXIV); la prioridad en el servicio para la colocación de los trabajadores a aquellos que representen la única fuente de ingresos en su familia (apartado A, fracción XXV); la inalienabilidad de los bienes que constituyan el patrimonio de familia (apartado A, fracción XXVIII); la seguridad social para los familiares de los asegurados (apartado A, fracción XXIX y apartado B, fracción XI); la prioridad para el ascenso por escalafón, en igualdad de condiciones a quien represente la única fuente de ingreso en su familia (apartado B, fracción VIII). Lo anterior muestra el interés del Estado para tutelar los derechos de la familia y de sus miembros. V. CONCLUSIONES La protección de la familia que se realiza en diversas constituciones es un gran avance en favor de los derechos humanos, es resultado del LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 145 reconocimiento al alto valor que la familia representa en la sociedad y en el Estado. La mayoría de las constituciones latinoamericanas consideran a la familia como fundamento de la sociedad, estableciendo la inexcusable protección por parte del Estado. Dicha protección se reflejará en políticas públicas orientadas hacia el fortalecimiento y desarrollo pleno de ésta, en una legislación acorde a los principios consagrados en la ley fundamental, así como en la resolución de los juicios conforme al interés superior de la familia y de sus miembros. El contemplar a la familia dentro de la Constitución tiene como consecuencia que la interpretación del derecho familiar tiene que realizarse conforme al texto constitucional, debiendo estar todos los ordenamientos jurídicos conforme a él, ninguno puede ir más allá de la Constitución. Asimismo, puede implicar también la facultad para impugnar vía amparo u otro instrumento de justicia constitucional, las leyes o actos de los poderes que vulneren estos principios o constituyan un peligro para la estabilidad de la familia. Es el caso de las leyes que pretendan otorgar a las uniones homosexuales la posibilidad de adoptar niños, las cuales contravienen el derecho de la niñez a su pleno desarrollo físico y emocional, así como el interés superior del menor que debe orientar todo acto. La protección a la familia incluye necesariamente al matrimonio, fundamento de ella, como se señala “la familia tiene su origen en la institución de matrimonio, de tal manera estaría incompleto un listado de derechos de la familia que no incluyera la protección del matrimonio”.17 Dicha protección implica garantizar la igualdad de derechos y deberes de los cónyuges, así como el combate de todo aquello que daña los fines de matrimonio, como son los casos de la promiscuidad, la violencia intrafamiliar, las uniones contrarias a la naturaleza humana, los desórdenes sexuales, el adulterio, los ataques contra la maternidad, entre otros. Sin duda, una forma de protección eficaz es la promoción de los valores de la familia a través de la educación. Latinoamérica ha tenido la fortuna de contar con familias sólidas y estables, a diferencia de la constante destrucción del núcleo familiar que se presenta en los llamados “países desarrollados”, sin embargo, ante los embates de la sociedad 17 Cfr. Errázuriz T., Cristina, “Sobre la protección internacional de la familia”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayo-agosto de 1994, pp. 367-368. 146 EFRÉN CHÁVEZ HERNÁNDEZ posmoderna, consumista y egoísta, es necesario retomar los ideales de la familia y transmitirlos a través de una política educativa consistente. Los grandes problemas de inseguridad pública que aquejan nuestras sociedades tienen su origen en esa falta de educación para la familia, y al mismo tiempo encontrarían la solución en dicha formación, pues como señaló José Vasconcelos: “La educación es la aventura de regenerar a un pueblo por la escuela”. Y como advirtió un gran personaje del siglo XX y principios de este, el Papa Juan Pablo II: “¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!”.18 VI. BIBLIOGRAFÍA BIDART CAMPOS, Germán, “El derecho de familia desde el derecho de la Constitución”, Entre Abogados, San Juan, Argentina, año VI, núm. 2, 1998. BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, 5a. ed., Buenos Aires, Astrea, 2003. CALVO CARVALLO, María Loreley, “Familia y Estado: una perspectiva constitucional”, Revista Uruguaya de Derecho de Familia, Montevideo, año XIII, núm. 15, noviembre de 2000. CARRASCO BARRAZA, Alejandra, “A la sombra de la torre de Babel. Apropósito de recientes reflexiones jurídicas sobre la familia”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayo-agosto de 1994. CHÁVEZ ASENCIO, Manuel, “Alternativas constitucionales para la familia del siglo XXI”, Revista Mexicana de Procuración de Justicia, México, vol. 1, núm. 4, febrero de 1997. , La familia en el derecho; Derecho de familia y relaciones jurídicas familiares, México, Porrúa, 1984. CORRAL TALCIANI, Hernán, “Familia sin matrimonio, ¿modelo alternativo o contradicción excluyente?”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayo-agosto de 1994. ERRÁZURIZ T., Cristina, “Sobre la protección internacional de la familia”, Revista Chilena de Derecho, Santiago, Chile, vol. 21, núm. 2, mayoagosto de 1994. 18 Exhortación apostólica Familiaris Consortio de Su Santidad Juan Pablo II al episcopado, al clero y a los fieles de toda la Iglesia sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual, 22 de noviembre de 1981. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FAMILIA 147 FIX-ZAMUDIO, Héctor y VALENCIA CARMONA, Salvador, Derecho constitucional mexicano y comparado, 4a. ed., México, UNAM, PorrúaInstituto de Investigaciones Jurídicas, 2005. PARRA BENÍTEZ, Jorge, “El carácter constitucional del derecho de familia en Colombia”, Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Medellín, núm. 97, 1996. PEDROZA DE LA LLAVE, Susana Thalía y GARCÍA HUANTE, Omar (comps.), Compilación de instrumentos internacionales de derechos humanos firmados y ratificados por México 1921-2003, México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2004, 2 vols. 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Iniciaremos nuestro análisis a partir de la época de la conquista de lo que actualmente es el territorio de Chile, y esto por una razón de orden práctico que no involucra desconocer la organización familiar precolombina, sino porque fue el español quien trajo consigo no sólo el lenguaje sino que además el derecho, y fueron éstos los que imperaron, bajo lo que podemos denominar derecho indiano o colonial, hasta la Independencia y aún más allá, hasta la dictación de las primeras normas de derecho privado propiamente chilenas. En esta primera fase, heredada, insistimos, del conquistador, las normas sustantivas de derecho de familia eran las que daba el derecho canónico vigente en esa época en la península o metrópoli. Baste recordar que las labores de inscripción de nacimientos, matrimonios y defunciones estaban entregadas en exclusividad a las parroquias de la Iglesia católica, misión que por lo demás se mantuvo hasta que entraron en vigencia las leyes laicas el año 1884, salvo algunas excepciones como la ley de matrimonio de disidentes de 1844. Fue sólo a partir de 1884 que la constitución del matrimonio se entregó a un organismo del Estado. Durante 120 años dicha ley no fue modificada sustancialmente, y ha sido ahora, recién en 2004 que se ha logrado la promulgación de * Profesor de derecho civil en la Universidad Central de Chile. 151 152 ENRIQUE PÉREZ LEVETZOW la Ley 19.947 nueva ley de matrimonio civil, cuya mayor novedad es la aceptación del término del vínculo merced al divorcio. Esta es una ley que se puede indicar como producto del compromiso entre grupos conservadores y liberales de nuestra sociedad, representados ambos en el Congreso Nacional. Una lucha entre lo antiguo y lo nuevo. En el texto que nos ocupa se reconoce la libertad, la autonomía de los cónyuges para decidir sobre su futuro frente a un fracaso de la relación matrimonial. Es así como se rechazó la denominada cláusula de dureza, que permitía al juez no dar lugar al divorcio. Producto de la ley actual el o los cónyuges pueden elegir entre diversas alternativas, a conveniencia de sus intereses. Por ejemplo: separación de hecho o judicial, en que siguen casados pero bajo distinto hecho. O bien poner término al matrimonio por nulidad o divorcio, y éste puede ser por mutuo acuerdo, por cese de convivencia o por falta. No podríamos continuar analizando la situación de familia actualmente vigente en Chile sin dar previamente algunos conceptos de familia y matrimonio. Nuestro legislador ha sido muy renuente a conceptualizar en este ámbito, así ya en la Constitución de 1980 se señala que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, pero no se la define. En el seno de la comisión redactora se discutió sobre si la familia a la cual se referiría la carta magna era la matrimonial, la no matrimonial, o ambas; y ante la discrepancia se optó sencillamente por no definir. Como no hay definición legal es que debemos necesariamente buscar en la doctrina. Por allá por 1946 un gran civilista chileno que fue don Manuel Somarriva definió el parentesco como la relación de familia que existe entre dos sujetos, con lo cual ligó indisolublemente familia y parentesco. Discrepamos de esta unión conceptual pues consideramos que es menester diferenciar entre parientes y familia. El parentesco está reglado en los artículos 28 y 31 del Código Civil chileno, y puede darse por consanguinidad que es “aquel que existe entre dos personas que descienden una de la otra o de un mismo progenitor, en cualquiera de sus grados” o por afinidad, que “es el que existe entre una persona que está o ha estado casada y los consanguíneos de su marido o mujer”. Como hay familias en las cuales sus miembros no son parientes entre sí y no están ni han estado casadas, para llegar a un concepto de LA NUEVA LEY DE MATRIMONIO CIVIL EN CHILE 153 familia que involucre ambas, es decir la matrimonial y la no matrimonial, debemos tomar en consideración, entre otros elementos, algunos de estos: – Voluntariedad. Entendemos por tal el ánimo del sujeto de formar un grupo familiar. Lo consideramos un acto volitivo, a diferencia del parentesco, que nos resulta impuesto por el solo hecho del nacimiento. Resulta de la esencia el ánimo de convivir. – Afectividad. El cariño, amor, afecto recíproco son el detonante, y a la vez causa y efecto de la relación familiar. – Permanencia. Un vínculo familiar debe durar a través del tiempo, lo que excluye las relaciones temporales. – Capacidad. Sólo personas capaces pueden, en ejercicio de su libre albedrío, conformar una familia. – Domicilio. Es decir la residencia, acompañada real o presuntivamente del ánimo de permanecer en ella. Pues un grupo familiar debe tener necesariamente un asiento material y jurídico. Obsérvese que como consecuencia de la permanencia es necesario utilizar el concepto de domicilio y no el de residencia ni menos el de habitación. Familia vendría a ser entonces un grupo de personas naturales que conforman una comunidad de vida material y afectiva de sus integrantes, donde hay interrelación económica entre ellos, distribución del trabajo interno, comunidad de intereses, propósitos comunes, entre los cuales justamente debe estar la transmisión de valores a la prole común, si la hubiere; o a la descendencia de cada uno y/o conjunta si se tratase de una familia ensamblada. En lo que dice relación con el matrimonio la definición del Código Civil de 1855 hoy aparece derogada tácitamente, toda vez que las disposiciones de la nueva ley de matrimonio civil son incompatibles con la norma anterior. En efecto, el artículo 102 indica que: “El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente”. Habida consideración que la reciente ley 19.947 permite la disolución del vínculo matrimonial, éste ya no es indisoluble; y dado que el artículo 52 del Código Civil dice que hay derogación tácita de la ley “cuando la nueva ley contiene disposiciones que no pueden conciliarse con las de la ley anterior” resulta que la definición del 102 está derogada tácitamente. 154 ENRIQUE PÉREZ LEVETZOW Por lo anterior debemos buscar un concepto de matrimonio. Proponemos: “Un contrato solemne entre un hombre y una mujer en virtud del cual éstos, unidos por especiales vínculos de afecto íntimo y recíproco, consienten en formar una comunidad de intereses sólo alcanzable entre ambos”. Volviendo al análisis de la nueva ley de matrimonio civil, veamos ahora cuál es el ámbito de su aplicación. Esta ley regula: 1) Los requisitos para contraer matrimonio. 2) La forma de su celebración. 3) La separación de los cónyuges. 4) La declaración de nulidad matrimonial. 5) La disolución del vínculo. 6) Los medios para remediar y paliar las rupturas entre los cónyuges, y 7) Los efectos de estas rupturas matrimoniales. Como puede observarse, todo lo relativo al contrato de matrimonio queda regido por la Ley 19.947. Se puede afirmar que los aspectos patrimoniales, en cuanto a los regímenes patrimoniales del matrimonio no están incluidos, y ello por cuanto de esa normativa se ocupa directamente el Código Civil. Sí se puede señalar que en lo procesal ambos tópicos son tratados en la misma sede, toda vez que la ley que creó los Tribunales de Familia, que comenzaron a operar el 1o. de octubre de 2005, conoce de todas esas materias. Principio básico que se podría considerar consagrado en la ley 19.947: La protección a la familia matrimonial. El artículo 2o. de la ley consagra la norma constitucional del derecho a la personalidad en cuanto garantiza la libertad para contraer matrimonio. Señala que: “La facultad de contraer matrimonio es un derecho esencial inherente a la persona humana, si se tiene edad para ello. Las disposiciones de esta ley establecen los requisitos para asegurar el libre y pleno consentimiento de los contrayentes”. Es más, para favorecer a la realización del matrimonio incluso concede acción popular, ya que indica que: “El juez tomará, a petición de cualquier persona, todas las providencias que le parezcan convenientes para posibilitar el ejercicio legítimo de este derecho cuando, por un acto de un particular o de una autoridad, sea negado o restringido arbitrariamente”. Toda esta normativa no es sino aplicación de principios consagrados en declaraciones internacionales como ser la Declaración Universal de Derechos Humanos o el Pacto de San José de Costa Rica. El artículo 3o. expresa que: “Las materias de familia reguladas por esta ley deberán ser resueltas cuidando proteger siempre el interés su- LA NUEVA LEY DE MATRIMONIO CIVIL EN CHILE 155 perior de los hijos y del cónyuge más débil”. Nos habla del “interés superior de los hijos”, sin definirlo por cierto. Cabe preguntarse qué se entiende por ello: ¿La plena satisfacción de sus derechos? ¿La inmutabilidad de la filiación? ¿O bien la situación favorecida del hijo concebido después de la separación de sus padres? Podría afirmarse que consiste en que frente a una colisión de intereses entre los de los hijos frente a los de los padres o terceros, el intérprete siempre deberá preferir los de los hijos. También se intenta proteger al que se denomina “cónyuge más débil” ambigüedad que permite una gama muy amplia y variada de interpretaciones. El inciso 2o. de este artículo le entrega al juez un poder casi divino que en la práctica será muy difícil de ejercer pues ordena: “Conociendo de esta materias, el juez procurará preservar y recomponer la vida en común en la unión matrimonial válidamente contraída, cuando ésta se vea amenazada, dificultada o quebrantada. Asimismo, el juez resolverá las cuestiones atinentes a la nulidad, la separación o el divorcio, conciliándolas con los derechos y deberes provenientes de las relaciones de filiación y con la subsistencia de una vida familiar compatible con la ruptura o la vida separada de los cónyuges”. Rescatable es lo señalado en el inciso final, pues trasunta la idea de que la familia continúa después de la separación de la pareja lo que se explicita más adelante ya que la ley incentiva la relación entre padres e hijos después de dicha separación. Además, la idea que se consagra en el texto que estamos comentando es la de mantener el vínculo. Por ello el juez está obligado a llamar a una audiencia de conciliación, y en caso de nulidad o divorcio procederá la compensación del cónyuge más débil. Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de que la ley derechamente protege la familia matrimonial, no obstante que se acepta la disolución del vínculo. Otro de los aspectos tratados son los requisitos para contraer matrimonio. Consideración básica: en derecho las cosas son lo que son y no lo que se diga. Si se trata de un acto jurídico bilateral, creador de derechos y obligaciones, estamos en presencia de una convención generadora de derechos, es decir un contrato, donde naturalmente hubo consentimiento. Como se trata de un contrato de familia, dada las características de esta rama del derecho, el legislador ha hecho de éste un contrato 156 ENRIQUE PÉREZ LEVETZOW solemne, el cual da origen o es el fundamento de la institución de derecho de familia denominada familia matrimonial. Visto desde otro ángulo podemos sostener que la familia es matrimonial o no matrimonial, y a la primera se accede mediante la celebración previa del contrato de matrimonio. Es a este tipo de familia a la que regula mediante el contrato de matrimonio la ley reciente, materia del presente comentario. Requisitos de existencia del matrimonio: Diversidad de sexos, consentimiento y actuación de un funcionario público denominado Oficial de Registro Civil. En nuestra legislación el matrimonio es heterosexual y monogámico. Requisitos de validez: capacidad legal y consentimiento libre y espontáneo. Es decir, exento de vicios como el error y la fuerza. En cuanto al error en la persona cabe observar que sólo podría tratarse de la identidad física, o bien preguntarse si el legislador quiso referirse a un aspecto más amplio. Si por ejemplo, se tratase de las cualidades personales que fueron estimadas como determinantes para otorgar el consentimiento. Esta amplitud de interpretaciones podría resultar una puerta mágica para las nulidades, la que a su vez es una solución para quienes no deseen divorciarse por no resultarles aceptable el término divorcio, pero sí querer disolver el vínculo. De igual forma se sanciona la fuerza, tanto la ocasionada por una persona como por una circunstancia externa. Al hablar de circunstancia externa no se sabe a qué se refiere la ley, si al entorno social, al trabajo, a la religión que profese o a alguna otra circunstancia. Además, se requiere para la validez del matrimonio la ausencia de prohibiciones e impedimentos tales como el vínculo matrimonial no disuelto, no ser menor de 16 años, lo que es un resabio de la impubertad que impedía contraer matrimonio antiguamente y otros señalados expresamente en la ley. Tratándose de un contrato solemne es la ley la que ha señalado las formalidades que deben cumplirse, y éstas son anteriores a la celebración del contrato y coetáneas al mismo. Entre estas últimas se encuentran los diversos actos que debe llevar a cabo el funcionario público denominado oficial del Registro Civil, ante quien necesariamente deberá celebrarse el matrimonio. La ley impone a este funcionario que en presencia de los contrayentes y testigos dé lectura a la información de aquellos testigos que previamente habían declarado que los contrayentes no tenían LA NUEVA LEY DE MATRIMONIO CIVIL EN CHILE 157 impedimentos para contraer matrimonio, y además lea de viva voz tres artículos del Código Civil que contienen los deberes y derechos propios del matrimonio. A continuación “preguntará a los contrayentes si consienten en recibirse el uno al otro como marido o mujer y, con la respuesta afirmativa, los declarará casados en nombre de la ley” (artículo 18). De lo anterior se puede colegir que el consentimiento lo prestan las partes libre y espontáneamente, con conocimiento de los deberes y derechos propios del contrato que están celebrando y son ellos quienes perfeccionan el consentimiento que da origen al contrato; y el funcionario público sólo reconoce tal circunstancia y por ello es que los “declara” casados en nombre de la ley. Como con anterioridad a la presente ley se exigía para la validez del matrimonio que el oficial del Registro Civil ante quien se celebraba el contrato fuese el correspondiente al domicilio o residencia de cualquiera de los contrayentes, al no existir divorcio en Chile, esa fue la causal que se invocó por miles de personas durante muchos años para obtener la nulidad del matrimonio de común acuerdo, aduciendo que ninguno de los contrayentes al momento de la celebración del contrato tenía domicilio ni residencia dentro de los límites territoriales del Oficial del Registro Civil que había autorizado el matrimonio, y la incompetencia de éste era lo que constituía causal de nulidad del mismo. Tal procedimiento, fraudulento si se quiere, era la fórmula de disolución del vínculo estando de acuerdo las partes. La nueva ley, al consagrar la posibilidad de disolución del contrato matrimonial mediante el divorcio quiso eliminar toda posibilidad de recurrir nuevamente al “artilugio” de incompetencia del oficial del Registro Civil, y es por ello que dio competencia para ser partícipe en el contrato de matrimonio a cualquier oficial del Registro Civil del país, siempre que ante él se celebren los actos o solemnidades previas ya referidos. Una originalidad de la ley que comentamos lo constituye el artículo 20, que permite celebrar ceremonias religiosas previas al matrimonio, lo que ha sido mal llamado matrimonio religioso. Sabido es que en derecho comparado existen tres sistemas: matrimonio único civil, matrimonio optativo entre el religioso y el civil, con igual valor o bien matrimonio civil que considera válido el religioso. En Chile hasta el 18 de noviembre de 2004 existía el matrimonio único civil, y con la nueva ley, no obstante lo dispuesto en el artícu- 158 ENRIQUE PÉREZ LEVETZOW lo 20 que pasaremos a comentar, continúa vigente el sistema de matrimonio único civil. Lo anterior, que pudiera parecer incongruente, tiene su explicación en cuanto en la norma citada se autoriza la celebración de matrimonios ante entidades religiosas que gocen de personalidad jurídica de derecho público, pero tal ceremonia no producirá efecto civil alguno si los contrayentes dentro de ocho días no presentaren el acta de dicha celebración ante un oficial del Registro Civil para su inscripción, quien en tal oportunidad verificará el cumplimiento de los requisitos legales, les dará a conocer los derechos y deberes que les corresponden en cuanto cónyuges y por último éstos deberán ratificar el consentimiento prestado con anterioridad. O sea, en rigor, a partir de esta actuación ante el funcionario mencionado es que recién se perfecciona el contrato de matrimonio. Finalmente, debemos referirnos a lo que la ley denomina separación de los cónyuges y terminación del matrimonio mediante sentencia firme de divorcio, lo que constituye la novedad. Como el tiempo nos amenaza, diremos brevemente que la ley considera lo que en doctrina se denomina divorcio, sanción donde uno de los cónyuges, inocente, demanda al otro, el culpable o incumplidor de los deberes propios del matrimonio; y además el llamado divorcio remedio o solución, y que es demandado de común acuerdo. Variadas son las razones por las cuales es preferible en bien de la familia, el esgrimir causales objetivas donde el juez sólo deberá constatar el quiebre de la convivencia. La Ley 19.947 señala primeramente las causales que posibilitan la demanda de divorcio por incumplimiento de uno de los cónyuges. El artículo 54 expresa: “El divorcio podrá ser demandado por uno de los cónyuges, por falta imputable al otro, siempre que constituya una violación grave de los deberes y obligaciones que les impone el matrimonio, o de los deberes y obligaciones para con los hijos, que torne intolerable la vida en común”. A continuación se señalan algunas causales, algunas más objetivas que otras. Entre las primeras, por ser de fácil constatación, está la condena ejecutoriada por la ejecución de ciertos delitos. Más difícil de precisar resulta en cambio la causal que señala “conducta homosexual”, sin explicitar si se refiere a la tendencia, preferencia o hechos concretos. De igual forma resulta un tanto ambigua la causal “Transgresión grave y reiterada de los deberes de convivencia, LA NUEVA LEY DE MATRIMONIO CIVIL EN CHILE 159 socorro y fidelidad propios del matrimonio” o la de “alcoholismo o drogadicción que constituya un impedimento grave para la convivencia armoniosa entre los cónyuges o entre éstos y los hijos”. En general, este divorcio con cónyuge inocente y cónyuge culpable no favorece la posterior relación de familia que siempre, a todo evento, debe mantenerse entre los padres ex cónyuges y la prole común. Fuera de la figura anterior, también se contempla en la ley el divorcio de común acuerdo, ya que el artículo 55 lo permite expresamente: “…el divorcio será decretado por el juez si ambos cónyuges lo solicitan de común acuerdo y acreditan que ha cesado su convivencia durante un lapso mayor de un año”. De no mediar el acuerdo, es posible que uno de los cónyuges demande el divorcio acreditando el cese efectivo de la convivencia conyugal durante el transcurso de por lo menos tres años. Fuera de estas causales la ley considera lo que dio en llamar compensación económica, si, como consecuencia de haberse dedicado al cuidado de los hijos o a las labores propias del hogar común, uno de los cónyuges no pudo desarrollar una actividad remunerada o lucrativa durante el matrimonio, o lo hizo en menor medida de lo que podía y quería, tendrá derecho a que, cuando se produzca el divorcio o se declare la nulidad del matrimonio, se le compense el menoscabo económico sufrido por esta causa (artículo 61). Institución bastante original y cuya naturaleza jurídica permite una amplia discusión, ya que en estricto rigor no es compensación. El tiempo no nos permite en esta oportunidad entrar al detalle de este y otros aspectos de la ley. En consecuencia, bástenos afirmar que a partir de noviembre de 2004 en Chile es posible disolver el contrato de matrimonio mediante la voluntad común de las partes o de una sola de ellas. Esta modernidad no viene sino a confirmar una tendencia generalizada, acorde con los signos de los tiempos, de reconocer el derecho la libertad de las personas para decidir sobre los aspectos más fundamentales de su vida. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA EN LA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA Ma. Paz POUS DE LA FLOR* SUMARIO: I. Las novedades más significativas de la Ley 15/2005, de 8 de julio. II. La guarda y custodia compartida en la Ley 15/2005, de 8 de julio. III. Consideraciones finales. I. LAS NOVEDADES MÁS SIGNIFICATIVAS DE LA LEY 15/2005, DE 8 DE JULIO La CE de 1978 configura en su artículo 32 el derecho a contraer matrimonio, según los valores y principios constitucionales. De acuerdo con ello, se promulga la Ley 30/1981, de 7 de julio,1 por la que se modifica la regulación del matrimonio y el procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y divorcio, estableciendo un sistema causalista en los artículos 82 (causas de separación), 86 y 87 (causas de divorcio) del Código Civil. Este sistema ha pervivido hasta el día 8 de julio de 2005 que las Cortes Generales españolas aprueban la ley 15/2005, por la que se modifican el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio. Era, evidente, la necesidad urgente de una reforma legislativa en este materia, pues el cambio de concebir las relaciones de parejas en nuestra sociedad ha evolucionado en un sentir distinto a la época de promulgación de la ley 30/1981, recordemos que en este momento cabe la posibilidad de contraer matrimonio entre personas del mismo sexo, * Doctora en derecho, profesora titular UNED, vicedecana de la Facultad de Derecho de la UNED. 1 Para un análisis más exhaustivo de esta ley, Jiménez Muñoz, El divorcio en España: unos apuntes sobre su evolución histórica, La Ley, t. 2005-3, p. 2048. 161 MA. PAZ POUS DE LA FLOR 162 la promulgación de once leyes autonómicas sobre parejas de hecho, etcétera. Pero, quienes, sin duda alguna, se han visto más sensibles a esta evolución, han sido nuestros tribunales, dictando resoluciones que en muchos casos han ido dirigidas a evitar, de un lado, “la inconveniencia de perpetuar el conflicto entre los cónyuges, cuando en el curso del proceso se hacía patente tanto la quiebra de la convivencia como la voluntad de ambos de no continuar su matrimonio, y de otro, la inutilidad de sacrificar la voluntad de los individuos demorando la disolución de la relaciones jurídicas por razones inaprensibles a las personas por ellas vinculadas.” 2 Consecuentemente, era necesario, hacer abstracción del principio causalista en las crisis matrimoniales de la Ley 30/1981, para acometer una reforma que pretende de alguna manera ampliar el ámbito de libertad de los cónyuges en lo relativo al ejercicio de la facultad de solicitar la disolución de la relación matrimonial. Como dice el profesor Lasarte: “Se abandonan de raíz las causas de separación y divorcio, en el entendimiento de que quienes libre y voluntariamente decidieron casarse, de igual manera pueden dejar de estar vinculados por el lazo matrimonial, sin necesidad de airear o explicitar ante terceras personas, aunque algunas de ellas revistan la toga judicial y sean, por tanto, respetabilísimas, sus propias miserias, desavenencias y frustaciones. Donde hubo consenso matrimonial —solus consensos obligat, decía la enseñanza clásica en materia contractual— originador del matrimonio, aparece el disenso, sea mutuo, sea unilateral, como causa única y suficiente, sin necesidad de relatar en qué se fundamenta, de qué amarguras y conflictos se nutre el desafecto y la ruptura convivencial”.3 Así, pues, la actual reforma legislativa propicia como novedades significativas, precisamente: 1. La desaparición del sistema causalista exigido por la Ley 13/1981 A partir de la Ley 15/2005, de 8 de julio, se eliminan las causas de separación y divorcio de los artículos 82 y 86 del Código Civil. Esta 2 Exposición de Motivos de la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil. 3 Lasarte Álvarez, Merecido adiós al sistema causalista en las crisis matrimoniales, Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 655/2005. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 163 ley crea un nuevo derecho potestativo de los cónyuges, basta la sola voluntad recepticia de uno de ellos para que una relación jurídica como es la institución matrimonial produzca sus efectos, en este caso, bien su modificación o extinción. Con la actual reforma, la culpabilidad ya no es un factor esencial a tener en cuenta, así lo venía reconociendo la jurisprudencia de nuestros tribunales en reiteradas sentencias, como la sentencia del Tribunal Supremo de 11 de febrero de 1985: la violación grave y reiterada de los deberes conyugales, según acontece cuando se origina un permanente estado de tirantez, desafección y profunda discordia entre los esposos, con flagrante y persistente vulneración de los deberes de respeto, ayuda mutua y socorro y aun de los morales que impone la unidad corporal y espiritual de la pareja, y es patente que las circunstancias del caso examinado están proclamando que esa conducta reprochable a marido y mujer, con grave menoscabo de los fines del consorcio y dejando de ser el uno ayuda del otro, constituyen base legal bastante para acordar la separación, incluso interesada asimismo por el fiscal. O, la sentencia de la Audiencia Provincial de Salamanca de 29 de noviembre de 2000: La mayoría de la doctrina y jurisprudencia se inclinan a considerar que no cabe el mantenimiento a ultranza de la convivencia y obliga a interpretar los artículos 81 y 82 en el sentido de que cuando la crisis afectiva es manifiesta e irreversible, resulta violenta y pretenatural la imposición de la vida en común a dos personas que recíprocamente no se soportan. En igual, sentido, la sentencia de la Audiencia Provincial de Zamora de 2003: Las denominadas causas de separación que se contienen en el artículo 82 no pueden entenderse como una vuelta a los conceptos de culpabilidad o inocencia sino como manifestaciones o efectos limitados del quebrantamiento de aquellos deberes, que revelan la inconsistencia del mantenimiento de la unión nupcial, por pérdida del afectio marital. 164 MA. PAZ POUS DE LA FLOR Y la sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia de 7 de mayo de 2002: De otro lado, la evolución de la sociedad desde el nacimiento de la referida ley impone, por mor de lo prevenido en el artículo 3o. del citado código, una aplicación cada vez más flexible de las denominadas causas de separación, de modo que es criterio casi unánime de los tribunales la no exigibilidad de una exhaustiva acreditación de hechos acaecidos en el seno de la intimidad familiar, en cuanto conductas susceptibles de integrarse en las previsiones legales, bastando al efecto la constatación de la existencia de un deterioro de cierta entidad en las relaciones conyugales, siempre que el mismo no sea meramente circunstancial y esporádico, revelándose, por el contrario, como incompatible con el mantenimiento o reanudación pacíficos de los deberes de respeto y ayuda mutuos, convivencia y fidelidad en los que, conforme a lo prevenido en los artículos 67 y 68 del Código civil, ha de asentarse la institución matrimonial. No obstante, el Consejo General del Poder Judicial en su dictamen de 27 de octubre de 2004, consideraba imprescindible la concurrencia de unas causas jurídicas legitimadoras de la separación y divorcio, porque en materia jurídica, no se concibe un contrato sin causa. Así como sería una aberración la cancelación unilateral de un contrato ( por definición sinalagmático), así también lo es un divorcio sin causas justificativas: no causas morales, sino causas que jurídicamente justifiquen la denuncia y subsiguiente rescisión del contrato bilateral, que es el matrimonio.4 Esta posición del consejo únicamente puede ser aceptada, si consideramos que el matrimonio es un contrato, cuestión que es sumamente discutible por la doctrina, especialmente, por el profesor Lasarte, que ha venido manteniendo en sus Principios de Derecho Civil: 4 La Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas calificaba de equívoco el confundir culpabilidad moral del hecho que provoca la separación con la responsabilidad jurídica de los efectos que del mismo se derivan. Ser responsable de las causas jurídicas que legitiman la separación, no quiere decir que se sea culpable de los hechos que las configuran. Cuando la ley de 1981 enunciadas causas de separación, no lo hace con el fin de imputar culpabilidad al cónyuge que objetivamente ocasionó los hechos determinantes de la separación, sino con el único fin de determinar su responsabilidad jurídica, en consideración a los solos efectos que de la ruptura conyugal se desprenden, tales como la atribución de los hijos, el establecimiento régimen de visitas o su suspensión, privación de la patria potestad. Cita tomada del Dictamen del Consejo General del Poder Judicial de 27 de octubre de 2005, p. 15. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 165 no merecen la calificación de contratos cualesquiera acuerdos de voluntades, sino sólo aquellos convenios o acuerdos que se encuentran transidos de la nota de patrimonialidad en sentido técnico. Por tanto, siendo sumamente importante el elemento consensual en el matrimonio, la mera coincidencia de consentimientos de ambos esposos no puede convertirse formalmente en el único dato a tener en cuenta, ni permite la aplicación del régimen jurídico de lo que los iusprivatistas consideramos contrato a la relación matrimonial. Dicha afirmación, además, se corresponde con la percepción general del tema por la mayor parte de las personas, sean juristas o no, para quienes desde luego casarse es algo sumamente distinto a comprar un bien, celebrar un contrato de mandato, constituir una sociedad, o alquilar una vivienda.5 En derecho comparado, los Estados con modificaciones legislativas recientes en la materia, han optado por suprimir el sistema causalista de las crisis matrimoniales. Sin embargo, hemos de reconocer que la mayoría de los países siguen este sistema, aunque las causas no siempre están perfectamente determinadas en los textos legales, permitiéndose la invocación genérica de alguna forma de ruptura irreparable del matrimonio como forma de acreditarse la disolución del mismo.6 5 Lasarte Álvarez, Principios de derecho civil, Madrid, 2005, t. VI. Derecho de Familia, p. 27. 6 Alemania: Establece como causa la ruptura irreparable del matrimonio, permitiendo el divorcio por consentimiento conjunto de ambos esposos no causal y condicionado a la ruptura del matrimonio sin periodos previos mínimos de convivencia. Austria: Prevé el divorcio causal por falta y por ruptura irreparable del matrimonio, así como el divorcio de mutuo acuerdo condicionado a la ruptura del matrimonio y con un periodo mínimo de matrimonio de seis meses. Bélgica: Como causa de matrimonio contempla el consentimiento mutuo, la falta, la separación previa, la transformación de la sentencia judicial de separación y divorcio y la enfermedad mental del otro cónyuge. Admite el divorcio por consentimiento de ambos esposos con un período previo de matrimonio de tres años. Dinamarca: Señala como causas de divorcio la separación, vivir separados durante dos años, por incompatibilidad, adulterio, violencia y bigamia y no prevé el divorcio por consentimiento. Escocia: Sólo se prevé la ruptura irreparable del matrimonio, admitiendo el divorcio por consentimiento mutuo condicionado a la ruptura del matrimonio por separación de dos años. Finlandia: Las causas de divorcio no están tasadas. Lo puede solicitar uno o los dos cónyuges. Después de 6 meses debe o deben reiterar la solicitud. En el caso de haber estado separados al menos de dos años, los cónyuges pueden solicitar el divorcio sin que tenga que transcurrir el periodo de seis meses antes descrito. Además las razones para el divorcio son irrelevantes. No se exige periodo mínimo de matrimonio. 166 MA. PAZ POUS DE LA FLOR En nuestra opinión creemos que en el momento actual y tras los años de experiencia transcurridos, hay una conciencia social generalizada de las consecuencias jurídicas que conlleva cualquier crisis matrimonial, por tanto, por qué alargar jurídicamente una situación cuya ruptura Francia: Como causas se establecen el consentimiento sin necesidad de alegar causa con un período mínimo de matrimonio previo de seis meses, seis años de separación previa, enfermedad mental de uno de los cónyuges durante seis años. Grecia: Como causas figuran la ruptura del matrimonio, el consentimiento con un año de matrimonio previo y la ausencia oficialmente declarada. Holanda: El divorcio por consentimiento mutuo está condicionado a la constatación de la ruptura del matrimonio. Hungría: El matrimonio debe disolverse si la vida matrimonial se ha roto completa e irremediablemente. El divorcio por consentimiento mutuo solo se permite condicionado a la ruptura del matrimonio. Inglaterra y Gales: Es preciso constatar la ruptura irreparable del matrimonio pero siempre con un período mínimo de matrimonio previo de un año. Irlanda: Como causa se prevé la separación por un período de, o períodos que en total sumen cuatro años durante los cinco años previos y si no hay posibilidad razonable de reconciliación. Italia: Se exige la ruptura material y espiritual de la unión de los cónyuges. Es necesaria siempre una causa previa. Noruega: Son causa de separación de un año o si no se ha cohabitado durante al menos dos años. En estos dos supuestos no se necesita consentimiento ni alegar motivos para el divorcio. Si el otro cónyuge ha intentado matar al demandante o a sus hijos, los ha maltratado, o se ha comportado de manera que ese comportamiento los tenga atemorizados. No se necesita en estos casos período de separación. Se admite el divorcio unilateral pero con causa. Polonia: Completa e irreparable disolución de la vida matrimonial. Portugal: Existen unas causas objetivas: ruptura de los deberes matrimoniales, poniendo en peligro, por su gravedad y reiteración, la vida matrimonial. Y unas causas objetivas: separación de hecho por tres años consecutivos, separación durante un año si el divorcio se solicita por un cónyuge sin la oposición del otro, alteración de las facultades mentales, ausencia sin informar del paradero por un período de al menos dos años. Se admite el divorcio por acuerdo mutuo sin alegar causa ni probar la ruptura del matrimonio. República Checa: Ruptura irreparable del matrimonio admitiendo el divorcio por consentimiento mutuo con un período de matrimonio previo de un año. Rusia: Ruptura irreparable del matrimonio. El marido no puede solicitar el divorcio durante el embarazo de la esposa ni durante el año siguiente al nacimiento del hijo. Se permite el divorcio por mutuo acuerdo sin plazo previo de matrimonio. Suecia: Por mutuo acuerdo, obtención inmediata, salvo que haya hijos menores de 16 años, casos en que es obligatorio un período de reflexión de seis meses. Si lo solicita un sólo cónyuge el período de reflexión de seis meses es obligatorio, salvo que hayan vivido separados al menos dos años. No se necesita alegar motivos si el matrimonio se contrajo a pesar de la existencia de absoluto impedimento. Suiza: A solicitud de ambos cónyuges. O un sólo cónyuge, después de cuatro años de vivir separados. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 167 de hecho es patente, entendemos que basta que exista desaffectio maritalis para que los tribunales otorguen la separación conyugal sin más causa, lo cierto es que no pueden imponerse convivencias no deseadas.7 2. La ruptura del principio de exigibilidad de separación previa para acceder al divorcio La actual Ley 15/2005, mantiene la separación judicial como figura autónoma. De forma, que basta con que uno de los cónyuges no desee continuar su matrimonio para que pueda solicitar el divorcio, sin que el demandado pueda oponerse a la petición por motivos materiales, y sin que el juez pueda rechazar la petición, salvo por motivos personales. Se concibe, por tanto, la separación y el divorcio como dos opciones, a las que las partes pueden acudir por su propia voluntad, ya sea manifestada conjuntamente o unilateralmente por ambos o por cualquiera de ellos. Este derecho potestativo ha provocando en la doctrina diferentes reacciones, hay quienes consideran que sería conveniente haber mantenido la jerarquía existente entre separación y divorcio, porque la reforma planteada sin duda conduce a una pérdida de sentido de la separación, en cuanto la Ley de 1981 otorgaba a la separación un carácter preventivo o ralentizador, como un periodo del tiempo donde se puede valorar la posibilidad de una reconciliación entre ambos esposos.8 Y, quienes, por 7 Lasarte Álvarez, op. cit., nota 3, “¿Qué hacer cuando uno de los componentes de la pareja no desea seguir viviendo en común y, libre y voluntariamente, ha decidido poner fin a la convivencia matrimonial? Pues, a estas alturas de civilización, la verdad es que lo mejor es certificar la defunción del matrimonio, sin ambages, y permitir que, con la mayor celeridad posible, los cónyuges procuren rehacer su vida lejos el uno del otro, pues naturalmente si se les reconoció madurez suficiente para comprometerse matrimonialmente, ¿cómo se le va a negar capacidad y serenidad suficiente para poner fin a la situación matrimonial? “Por tanto, a mi juicio, la decisión del proyecto de ley de abandonar cualquier sistema causalista en relación con la separación o el divorcio, sólo merece plácemes, pues verdaderamente el régimen causal de la Ley 30/1981, de 7 de julio, ha demostrado ya sobradamente, en el casi cuarto de siglo en el que se ha encontrado en vigor, demasiadas vías de agua”. 8 Carrasco Perera, Divorcios rápidos, Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 642, 2004, “Mas un divorcio rápido y sin costes puede conducir a decisiones de divorciarse que sean todavía ineficientes, por existir ganancias posibles en la continuación del matrimonio, pero que, debido a los escasos costes de salida, no sean ponderadas por los cónyuges. Si el divorcio no tiene que pasar por la puerta previa de la separación, los costes de la reconciliación —que pone fin a la ruptura— son mayores, haciendo 168 MA. PAZ POUS DE LA FLOR el contrario, consideramos que la fijación de una separación previa al divorcio supone un encarecimiento de los costes judiciales para las partes y para el sistema judicial, y en ocasiones un nuevo enfrentamiento de los cónyuges para acordar la responsabilidad que uno asume del mecanismo de la pensión compensatoria del artículo 97 del Código Civil, o del régimen de custodia de los hijos menores, la atribución de alimentos y vivienda familiar a favor de éstos. Lo cierto, es que el legislador con la nueva ley, ha apelado a reforzar las garantías constitucionales amparadas en los artículos 32 y 10 de la CE, cuando se reconoce la libertad de los cónyuges en lo relativo al ejercicio de la facultad de solicitar la disolución de la relación matrimonial y reconocer mayor trascendencia a la voluntad de la persona cuando ya no desea seguir vinculado con su cónyuge. Así, se manifiesta en la propia Exposición de Motivos, “el ejercicio de su derecho a no continuar casado no puede hacerse depender de la demostración de la concurrencia de causa alguna, pues la causa determinante no es más que el fin de esa voluntad expresada en su solicitud, ni, desde luego, de una previa e ineludible situación de separación”. De forma que el artículo 81, según la redacción otorgada por la Ley 15/2005 autoriza la separación judicial como una figura independiente del divorcio. A partir de este momento los cónyuges pueden acudir directamente al divorcio si lo estiman conveniente. Basta, únicamente, que otorguen su consentimiento, de ahí que a este tipo de separación se le denomine también separación consensual. Pues, el juez, en este caso, no va a valorar la conveniencia o inconveniencia de la separación, ni el motivo de la misma, simplemente se va a limitar a homologar el acuerdo de los propios interesados en relación con la misma. 3. La reducción del plazo de interposición de la demanda de disolución del matrimonio La Ley 15/2005 reduce notablemente el plazo de disolución del matrimonio a tres meses desde la celebración del mismo, salvo que “el inviables opciones de reanudación matrimonial que puedan ser buenas para ambas partes, una vez que el principio de realidad haya hecho ver a cada uno que la vida no existe para que nosotros seamos felices en ella. Además, el divorcio rápido invita a las partes, ilusionadas como niños con su nueva pareja, a tomar precipitadamente decisiones de volver a casarse, que la imposición de un tiempo de separación les hubiera hecho madurar, con el riesgo (casi seguro, si se conoce la condición humana) de equivocarse de nuevo”. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 169 interés de los hijos o del cónyuge demandante justifique la suspensión o disolución de la convivencia con antelación, por la existencia de un riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual”, siempre que en ella se haga solicitud y propuesta de las medidas que hayan de regular los efectos derivados de la separación. Algún sector de la doctrina 9 ha dejado constancia de su temor a que este plazo de tres meses sea excesivamente breve, especialmente para el supuesto de divorcio, ya que propicia la falta de responsabilidad de las personas a la hora de contraer matrimonio. En igual sentido, se pronuncia el Consejo General del Poder Judicial en su dictamen de 27 de octubre de 2004 donde advierte que la exigencia del plazo debe figurar en el texto legal en términos que claramente evidencian la propia naturaleza de esa exigencia temporal, que no es otra que la objetivación de la seriedad y persistencia en la voluntad unilateral disolutoria. De ahí que más que exigirse un plazo previo a la posibilidad de demandar, debe exigirse como un plazo necesario entre la formulación de la pretensión y una posterior ratificación o reiteración de la misma. Por el contrario la legislación de derecho comparado se muestra de forma diversa sobre el plazo que debe transcurrir para la interposición de la demanda de divorcio. Así, en algunos países el periodo mínimo de vida matrimonial que se establece varía entre los seis meses y tres años, por ejemplo en Austria y Francia, seis meses; Bélgica, tres años; Dinamarca y Escocia, requiere haber vivido separados dos años; Grecia, República Checa, Inglaterra y Gales, un año. En otros países, por el contrario, no se establecen periodos mínimos de convivencia, como ocurre en Alemania, Finlandia, Rusia, en Suecia, excepcionalmente, se prevé la obligatoriedad de un periodo de reflexión de seis meses, siempre que existan hijos menores de 16 años, y no hayan vivido separados al menos durante dos años. 9 Bercovitz Rodríguez-Cano, R., Separación y divorcio, Aranzadi Civil, 2004, núm. 13, “Sólo cabe albergar el temor de si el plazo de tres meses no es excesivamente breve, especialmente para el supuesto de divorcio. De alguna manera propicia la falta de responsabilidad de las personas a la hora de contraer matrimonio: ¿es adecuado el equilibrio resultante entre libertad individual y responsabilidad social? Tal es la duda que ese plazo de tres meses suscita”. En igual sentido, Lasarte Álvarez, op. cit., nota 5, p. 97. 170 MA. PAZ POUS DE LA FLOR 4. Aparece la mediación como un recurso voluntario alternativo de solución de los litigios familiares por vía de mutuo acuerdo En los últimos años, el legislador ha procurado dar un mayor rigor a la mediación familiar como instrumento para la resolución de conflictos. Con la actual Ley 15/2005, las partes pueden pedir en cualquier momento al juez la suspensión de las actuaciones judiciales para acudir a la mediación familiar. De forma que la intervención judicial queda reservada para cuando haya sido imposible el pacto, o el contenido de las propuestas llevadas a cabo, sean lesivas para los intereses de los hijos menores o incapacitados, o uno de los cónyuges, y las partes no hayan atendido a sus requerimientos de modificación. Sólo en estos casos deberá dictar el juez una resolución en la que imponga las medidas que sean precisas. La intervención del mediador ha de ser imparcial y neutral, tal y como exige la Exposición de Motivos de la Ley 15/2005. No obstante, en la disposición final tercera de la misma, se obliga al gobierno remitir a las Cortes un proyecto de ley sobre mediación basada en los principios establecidos en las disposiciones de la Unión Europea, y en todo caso en los de voluntariedad, imparcialidad, neutralidad y confidencialidad y en el respeto a los servicios de mediación creados por las Comunidades Autónomas. 5. El aumento de la libertad de decisión de los padres respecto del ejercicio de la patria potestad, guarda y custodia de los hijos menores o incapacitados La actual reforma legislativa pretende reforzar la libertad de decisión de los padres respecto al ejercicio de la patria potestad, guarda y custodia de sus hijos menores o incapacitados, y lo hacen, mediante la posibilidad de acordar en el convenio regulador que el ejercicio se atribuya exclusivamente a uno de ellos, o bien a ambos de forma compartida; o que el juez, en los procesos incoados a instancia de uno sólo de los cónyuges, y en atención a lo solicitado por las partes, pueda adoptar una decisión con ese contenido, y siempre procurando el mejor interés del menor. Como podemos apreciar con la nueva ley la intervención judicial pasa a un segundo plano, quedando exclusivamente reservada cuando no IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 171 ha sido posible pacto entre los progenitores, o el contenido acordado por los mismos es lesivo para los intereses de los menores. Asimismo, se otorga un papel esencial al convenio regulador en cuanto que su aportación es preceptiva en el caso de demanda de separación o divorcio de mutuo acuerdo o por uno de los cónyuges, con el consentimiento del otro, ya que éste debe acompañarse a la demanda. Y, además, se establece de forma taxativa el contenido del mismo, siendo necesario que conste: el régimen de cuidado de los hijos sujetos a la patria potestad de ambos, el ejercicio de ésta, régimen de custodia y visitas de los hijos con el progenitor no custodio; la atribución del uso de la vivienda y ajuar familiar; la contribución a las cargas del matrimonio y alimentos, así como sus bases de actualización y garantías en su caso; la liquidación del régimen económico del matrimonio, y la compensación que correspondiere satisfacer a uno de los cónyuges, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 97. También, se concede a los cónyuges total libertad para acordar el convenio regulador. En este sentido, un sector doctrinal 10 considera que el artículo 90.2 sugiere que una vez realizado el debido contraste del contenido concreto de los acuerdos conyugales, de no apreciarse objetivamente daño para los hijos o perjuicio grave para uno de los cónyuges, el juez queda obligado a respetar la autodeterminación realizada por los esposos, sin que tenga capacidad para sustituir de forma automática los acuerdos que considere inaceptables. Prueba de ello es que la denegación del convenio por el juez ha de ser motivada, y serán de nuevo los cónyuges, quienes decidan renovar o adaptar las sugerencias del juez al convenio regulador. En definitiva se considera que el juez se limita a visar u homologar el convenio regulador. Por el contrario, otros autores 11 consideran que el convenio regulador debe calificarse como un acto mixto, y el juez se encuentra legitimado incluso para controlar si el convenio adolece de algún vicio del consentimiento. En nuestra opinión, no compartimos este último planteamiento, pues la facultad de decisión y acuerdo entre los cónyuges se vería mermada, como ocurría antes de la reforma, ya que la última palabra la va a tener el juez. 10 11 Lasarte Álvarez, op. cit., nota 5, p. 140 y 141. Ibidem, p. 140 y 141. 172 MA. PAZ POUS DE LA FLOR 6. La creación de un fondo de garantía de pensiones La disposición adicional única de la actual ley crea un fondo estatal de garantía de impago de pensiones por alimentos reconocidos a favor de los hijos e hijas menores de edad en convenio judicialmente aprobado o en resolución judicial, a través de una legislación específica que concretará el sistema de cobertura en dicho supuesto. Como podemos apreciar, cita a hijos e hijas menores, sin embargo nosotros entendemos que esta garantía debe extenderse al cónyuge, respecto al impago de la pensión compensatoria del reformado artículo 97, que bien podría consistir en una pensión temporal o por tiempo indefinido o en una prestación única, según se determine en el convenio regulador o en sentencia. Esta pensión compensatoria se reconoce por la actual ley exclusivamente en los casos que la separación y divorcio produzcan un desequilibrio económico en la relación de un cónyuge con la posición económica del otro, es necesario, un empeoramiento en su situación anterior al matrimonio. La pensión compensatoria la pueden pactar de común acuerdo los cónyuges, de no ser así, el juez, en sentencia determinará su importe teniendo en cuenta las siguientes circunstancias: – Los acuerdos a que hubiesen llegado los cónyuges. – La edad y el estado de salud. – La cualificación profesional y las probabilidades de acceso a un empleo. – La dedicación pasada y futura a la familia. – La colaboración con su trabajo en las actividades mercantiles, industriales o profesionales del otro cónyuge. – La duración del matrimonio y de la convivencia conyugal. – La pérdida eventual de un derecho de pensión. – El caudal y los medios económicos y las necesidades de uno y otro cónyuge. – Cualquier otra circunstancia relevante. Respecto a la cuantía de alimentos de los hijos va a variar según el régimen de guarda y custodia acordado por los progenitores. Antes de la reforma, era habitual atribuir, al cónyuge no custodio, el pago de una cantidad fija mensual, actualizada anualmente conforme al IPC, en con- IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 173 cepto de pago de alimentos a favor de los hijos menores o incapacitados. Esta circunstancia va a cambiar, pues la nueva ley permite atribuir la guarda y custodia de los hijos menores o incapacitados a ambos progenitores de forma compartida, esto implica que en el caso de acordarse la custodia compartida cada progenitor se va hacer cargo del pago de los alimentos, aunque no necesariamente tiene porque ser así como veremos más detenidamente a continuación. II. LA GUARDA Y CUSTODIA COMPARTIDA EN LA LEY 15/2005, DE 8 DE JULIO Desde la promulgación de la Ley 30/1981 hasta la actual Ley 15/ 2005, la sociedad española ha evolucionado en el sentir de que la mujer se ha ido incorporado al mundo laboral de forma paulatina, pero cada vez con más intensificación, este hecho ha propiciado un cambio notable en la institución familiar. El gobierno de la familia que tradicionalmente se veía sustentado por el reparto de las tareas domesticas o del hogar a la madre y las profesionales al padre se ve desmembrado, y, actualmente, ambos progenitores se reparten las obligaciones personales y familiares de igual manera y proporcionalidad, de ahí que haya elegido como título de esta comunicación Igualdad conyugal y custodia compartida. La primera iniciativa que toma el legislador para atender esta nueva situación es modificar el artículo 68 del Código Civil, en el sentido de requerir a ambos cónyuges el deber de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente. Además de compartir la responsabilidad doméstica y el cuidado y atención de ascendientes y descendientes y otras personas dependientes a su cargo. Por primera vez el ordenamiento jurídico proclama en un precepto el deber de responsabilidad doméstica a ambos cónyuges. Tal iniciativa va a garantizar y reconocer los principios constitucionales de igualdad jurídica y no discriminación por razón de sexo, que en las situaciones de crisis matrimoniales se veían bastante limitados; 12 va a fomentar las relaciones de familia en libertad, en el sentido de que se otorga a los 12 Tras la reforma del Código Civil por la Ley 11/1990, de 15 de octubre, en aplicación del principio de no discriminación por razón de sexo, el artículo 159 del citado cuerpo legal no atribuye preferencia alguna en cuanto al ejercicio de la custodia de los hijos a favor de uno de los progenitores por razón de sexo, ni de la madre ni del padre, si bien, con anterioridad, la norma disponía: “si los padres viven separados y no decidieren 174 MA. PAZ POUS DE LA FLOR progenitores la posibilidad de decidir su propio modelo de convivencia en plenas condiciones de igualdad con respecto al cuidado y atención de los hijos, pues de algún modo se busca que desaparezca la posibilidad de que se dé una superioridad jerárquica de un progenitor sobre otro. En definitiva, se apuesta por el principio de corresponsabilidad en el ejercicio de la patria potestad que pone de manifiesto la propia Exposición de Motivos. Esta claro que a partir de la Ley 15/2005, se implica a ambos padres en el cuidado y atención diaria de los hijos pese a la existencia de una crisis conyugal.13 Y, como se consigue, entre otras medidas, se amplía el ámbito de libertad de los cónyuges al solicitar en el convenio regulador el ejercicio de la custodia compartida. Hasta este momento, y a falta de regulación legal expresa, las decisiones jurisprudenciales han operado esencialmente sobre la materia, en ocasiones, para pronunciarse a favor de la custodia compartida y otras, en su contra. Ahora bien, todos los pronunciamientos jurisprudenciales se asientan en un principio básico y fundamental, el favor filii o minoris, consagrado en el artículo 39 de la CE, en la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, en diversos Tratados y Resoluciones Internacionales como la Convención de los Derechos del Niño de la ONU de 20 de noviembre de 1989, la Resolución A 3-01722/1992 del Parlamento Europeo sobre la Carta de los Derechos del Niño, y la Convención Europea sobre el Ejercicio de los Derechos del Niño de 19 de abril de 1996, entre otros. Por consiguiente, a la hora de establecer el régimen de guarda y custodia compartida de los hijos en situaciones de crisis matrimonial, se debe procurar garantizar que las medidas que se adopten de modo directo a las relaciones del niño con sus progenitores, puesto que van a permitir lazos de afectividad que contribuirán al desarrollo de su personalidad, se hagan previa ponderación exhaustiva del principio general que supone el interés superior del menor. de común acuerdo, los hijos e hijas menores de siete años quedarán al cuidado de la madre, salvo que el juez, por motivos especiales, proveyere de otro modo”. 13 Ambos progenitores deben ser conscientes de que su responsabilidad continua, así consta en la propia Exposición de Motivos, cuando advierte “ambos progenitores perciban que su responsabilidad para con ellos continúa, a pesar de la separación o el divorcio, y que la nueva situación les exige, incluso, un mayor grado de diligencia en el ejercicio de la potestad”. O en el artículo 92 “La separación, la nulidad y el divorcio no eximen a los padres de sus obligaciones para con los hijos”. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 175 1. El concepto de custodia y guarda compartida La custodia y guarda compartida se puede definir como “la asunción compartida de autoridad y responsabilidad entre los padres separados en relación a todo cuanto concierna a los hijos comunes; el respeto al derecho de los niños a continuar contando, efectiva y realmente con un padre y una madre, y el aprendizaje de los modelos solidarios entre ex-esposos pero aún socios parentales”.14 Curiosamente, no hay un criterio unánime en cuanto a la terminología a utilizar, así se aboga por las expresiones custodia alternativa 15 o residencia alternativa y custodia compartida o rotatoria,16 en defecto, de custodia conjunta en cuanto la compañía no se puede ejercitar conjuntamente, pero sí compartir, en este sentido se pronuncian las sentencias de la Audiencia Provincial de Las Palmas de 17 de mayo y 15 de julio de 2004.17 No obstante, el artículo 92 de la ley utiliza la expresión guarda conjunta, cuando el juez la acuerda, bien de oficio o a instancia de una de las partes, con informe del Ministerio Fiscal, y con carácter excepcional; o en aquellos supuestos en que no procede la guarda conjunta porque los padres están incursos en un proceso penal iniciado por atentar contra la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del otro cónyuge o de los hijos que convivan con ambos. Y guarda compartida, cuando son los padres quienes lo solicitan en la propuesta del convenio regulador, o bien llegan a un acuerdo en el transcurso del procedimiento. Lo cierto, es que independientemente de la calificación por la que se opte en uno u otro sentido, la custodia compartida, alternada o con14 Salberg, en Rodríguez, “Custodia compartida: una alternativa que apuesta por la no disolución de la familia”, Revista Futuros, núm. 1, 2005, p. 1. 15 Sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia de 13 de febrero de 2003. 16 Sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife de 8 de abril de 2002. 17 En el Proyecto de Ley se manifestaron algunas enmiendas en este sentido: la modalidad de guarda es una entelequia que solo puede tener lugar cuando los padres convivan. Sólo puede suponer que la potestad sobre la responsabilidad de los hijos se comparta, sin hacerse referencia a la simultaneidad de éstos en el cuidado. Es por lo que se estima más oportuno el concepto de guarda alternada, que sí responde a la solicitud de que ambos puedan hacerse cargo del cuidado conforme a las concretas coordenadas espacio-temporales. MA. PAZ POUS DE LA FLOR 176 junta, es una opción que se reconoce a los progenitores en beneficio de los hijos, aunque no esta exenta de ventajas e inconvenientes, como veremos más adelante. 2. Régimen jurídico en materia de custodia compartida Según el artículo 92.5 de la ley, la guarda y custodia compartida podrá solicitarse a petición de: a) Ambos progenitores conjuntamente en la propuesta de convenio regulador presentada junto a la demanda de separación o divorcio, o durante el transcurso del procedimiento, si llegan a un acuerdo. b) O por, el juez de oficio. En este último caso, la ley establece para el juez el cumplimiento de una serie de obligaciones antes de emitir su resolución, como: – Recabar información del Ministerio Fiscal;18 – Oír a los menores que tengan suficiente juicio, si se estima necesario de oficio o a petición del fiscal;19 – Oír a las partes o miembros del equipo técnico judicial; – Valorar las alegaciones de las partes vertidas en la comparecencia y la prueba practicada en ella; – Valorar la relación que los padres mantengan entre sí y con sus hijos; – Recabar dictamen de especialistas debidamente cualificados; 18 Artículo 749.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Artículos 770.4 y 777.5 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de 15 de marzo de 1999 en su FJ segundo: “el menor debe ser oído previamente a cualquier decisión que afecte a su esfera personal, familiar o social… hace que cobre un singular poder decisorio la voluntad manifestada por ellos, por lo que procede atribuir la guarda y custodia de cada uno de los menores al progenitor con el cual conviven ya de hecho y con el que a su vez han manifestado su deseo de seguir viviendo”; Sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra de 11 de noviembre de 1992 en su FJ tercero: “imponiéndose la obligación de oírles si tuvieran suficiente juicio y siempre a los mayores de 12 años”. Ahora bien, es interesante la consideración que al respecto hace la AP de Barcelona en sentencia de 9 de junio de 2004, cuando estima que si bien constituye un dato relevante con el fin de comprobar el grado de afectividad que les une a sus progenitores, no en todos los casos constituye un factor determinante. En determinados casos hay que primar una valoración objetiva de circunstancias para un mejor desarrollo de la personalidad de un adolescente que en la mayoría de los casos no tiene todavía formado el criterio de discernimiento frente a la libertad de elección del hijo. 19 IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 177 – No separar a los hermanos, y 20 – Dictar resolución motivada sobre estos hechos. Está claro, que el ordenamiento jurídico no impone ningún modelo concreto de custodia compartida, simplemente se limita a establecer las pautas generales de actuación que debe seguir el juez para dictar resolución. En todo caso, aunque la propuesta de custodia compartida por ambos padres de común acuerdo, requiere la aprobación judicial, consideramos que en el espíritu de la ley subyace la idea de respetar la voluntad de los padres, limitándose, exclusivamente, la decisión judicial a los supuestos en que ambos cónyuges no quieran pactarla, o lo solicite uno solo con el informe favorable del Ministerio Fiscal. 3. Posición jurisprudencial respecto a la custodia compartida Las decisiones de las audiencias han operado en esta materia de forma muy significativa, pues, han sido uno de los motores que propulsaron la reciente reforma. No obstante, los pronunciamientos jurisprudenciales se encuentran divididos en varios grupos. Un primer grupo que niega la conveniencia del régimen de guarda y custodia compartida, y otro grupo, que, por el contrario, acoge la modalidad de la misma. A. Sentencias que niegan la conveniencia del régimen de custodia compartida Hemos de advertir que, mayoritariamente, las Audiencias Provinciales han manifestado sus reservas en el momento de aceptar el régimen de custodia compartida, en base a distintos argumentos. 20 Sentencia de la Audiencia Provincial de Almería de 11 de febrero de 1998 en su FJ cuarto: “el principio general de convivencia entre hermanos (‘procurando no separar a los hermanos’);” Sentencia de la Audiencia Provincial de Soria de 29 de diciembre de 1997 en su FJ tercero: “Si bien el artículo 92 del Código Civil recomienda no separar a los hermanos”; Sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra de 11 de noviembre de 1992 en su FJ tercero: “Ni qué decir tiene que por mor de los indicados preceptos, que dichas medidas serán adoptadas en beneficio de ellos, imponiéndose la obligación de oírles si tuvieran suficiente juicio y siempre a los mayores de 12 años; si bien dicha manifestación no es vinculante para los tribunales por primar el beneficio de los hijos, procurando no separar a los hermanos”. 178 MA. PAZ POUS DE LA FLOR Así, la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia de 13 de febrero de 2003, destaca el carácter excepcional con el que se califica la custodia compartida dentro del derecho de familia: se plantea por la parte recurrente una solución de guarda compartida, medida que dentro del derecho de familia español podría calificarse de excepcional; tanto es así que el propio legislador, sin prohibirla expresamente, no ha contemplado tal posibilidad, y así el artículo 92 del Código Civil, concretamente en su párrafo tercero, alude a la decisión que tomará el juez acerca del cual de los progenitores tendrá a su cuidado los hijos menores, sin que esto sea óbice para el ejercicio de la patria potestad sea compartida en orden a tomar decisiones de cierta trascendencia que, afectando a los hijos puedan adoptarse de común acuerdo, sin que el progenitor que no convive con los hijos se vea privado del conocimiento de aquéllas, debiendo valorarse en igual medida sus opiniones que la de aquel que les tenga en su compañía. Por otro lado, los pronunciamientos jurisprudenciales alertan de una vulneración del principio de favor minoris 21 y bonum filii, como reconoce la sentencia de la Audiencia Provincial de Albacete de 1o. de diciembre de 2003 en su FJ primero: “que la solicitada custodia compartida no puede acogerse… porque quiebra el principio del favor filii, que es consustancial a toda la normativa reguladora de la materia”. O, la sentencia de la Audiencia Provincial de Soria de 29 de diciembre de 1997 en su FJ segundo: “la valoración sobre este particular debe estar presidida por el principio del beneficio de los menores (bonum filii). También la falta de armonía y relación satisfactoria entre los progenitores, es motivo más que suficiente para no otorgar la custodia compartida. De este modo, cabe destacar las sentencias de las Audiencias Provinciales de Madrid de 9 de julio de 2004 en su FJ tercero: pero no consideramos que esta sea la solución idónea aun teniendo en cuenta la capacidad de ambos progenitores para ostentar la guarda y custodia, dado que la guarda y custodia compartida requiere la existencia de 21 En igual sentido, la Sentencia de la Audiencia Provincial de Guadalajara de 9 de abril de 2002; Sentencia de la Audiencia Provincial de 13 de febrero de 2001; Sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia de 28 de febrero de 1998; Sentencia de la Audiencia Provincial de Almería de 11 de febrero de 1998; Sentencia de la Audiencia Provincial de Cuenca de 30 de septiembre de 1996. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 179 armonía y una relación satisfactoria entre los progenitores que no concurren en el supuesto enjuiciado; Y, de Valencia de 14 de junio de 1999 en su FJ segundo: “no siendo aconsejable una guarda y custodia compartida por el alto grado de hostilidad de los padres y la falta de entendimiento entre ellos”. Por último, porque el régimen de custodia compartida provoca inestabilidad emocional en los hijos,22 así lo expone la sentencia de la Audiencia Provincial de Cuenca de 30 de septiembre de 1996 en su FJ primero: la Sala no coincide con la parte apelante en cuanto a la bondad para un niño de tan corta edad de la custodia compartida. El aspecto fundamental a tener en cuenta en estos casos es el que concierne a la estabilidad emocional del menor. La permanencia de un niño de tan corta edad por períodos quincenales o mensuales con cada uno de los progenitores privaría al niño de un punto de referencia fijo sobre cuál es un auténtico entorno, sin constar con la situación de inestabilidad que para el pequeño comportaría el hacer cada cierto tiempo la maleta para trasladarse a su otro hogar. Esa inestabilidad redundaría en perjuicio del equilibrio emocional de un niño tan pequeño la moderna psicología insiste en lo importante que para la estabilidad psíquica de los niños, desde su más tierna infancia, el contar con referentes fijos que identifiquen como suyos con facilidad: su habitación, sus juguetes, etcétera. Ello proporciona al niño sensación de seguridad y bienestar, y, en definitiva, la tan reiterada estabilidad, que con toda seguridad no se consigue viviendo cada quince días, cada mes, o incluso por periodos algo mayores, en una casa distinta. B. Sentencias que aceptan la conveniencia del régimen de custodia compartida Por el contrario, curiosamente, las resoluciones más recientes de nuestras audiencias van dirigidas a admitir el régimen de custodia compartida. En este sentido, cabe citar la sentencia de la Audiencia Pro22 Sentencia de la Audiencia Provincial de Guadalajara de 9 de abril de 2002 en su FJ primero: “El régimen alterno de custodia conllevará por lo general, consecuencias negativas para los hijos, al someterlos a la necesidad de adaptarse a cambios de todo orden derivados de la convivencia temporal con uno y otro progenitor, lo que no puede considerarse que facilite la educación, ni la formación integral de los menores, al privarles de una estabilidad que se torna necesaria”. 180 MA. PAZ POUS DE LA FLOR vincial de Madrid de 22 de julio de 2004, cuando en su FJ primero determina: La sentencia que se recurre lleva a cabo un detenido análisis de la situación actual de todos los miembros de la familia, y valora la voluntad del menor manifestada en la exploración judicial para finalizar considerando adecuado establecer un régimen de custodia compartida como formar de garantizar el mantenimiento de la relación del hijo con ambos progenitores, un cierto control de ambos sobre la evolución del joven y una contribución económica de ambos, en la medida de sus posibilidades, a los gastos necesarios para la alimentación, vestido, educación, etcétera. O, la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 25 de octubre de 2002 en su FJ tercero: hay que concluir que el sistema de guarda y custodia compartida es adecuado para la formación integral de los menores. Por otra parte hay que destacar que los menores han estado en un prolongado espacio de tiempo con el sistema de guarda y custodia compartido sin que se aprecie que ello haya repercutido negativamente en su evolución psíquica y ambos tienen una valoración positiva del régimen de convivencia que se mantiene con uno u otro progenitor y consideran no discrepantes los estilos educativos. Asimismo, los especialistas del equipo de asesoramiento técnico del Departamento de Justicia valoran la guarda y custodia compartida como la mejor opción actual para los menores, siempre que éstos manifiesten su deseo de mantener la compañía de los dos progenitores, así se advierte en sentencia de la Audiencia Provincial de Girona de 25 de febrero de 2001, cuando en su FJ segundo, determina: El Informe d’Assessorament Psicosocial, emitido por el Equip d’Assessoramente Técnic, y dotado de presumible objetividad, tras efectuar un examen de los antecedentes familiares y constatar la situación actual de los diferentes miembros de la familia, acaba valorando la guarda y custodia compartida, que en su momento actual se acordó y que se ha venido aplicando, como positiva, y consideran que ésta es la mejor opción para la hija menor, ya que reúne más aspectos positivos que negativos para el correcto desarrollo de la misma. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 181 En igual sentido, se pronuncia la Audiencia Provincial de Valencia en sentencia de 9 de marzo de 2000, cuando en su FJ tercero, considera que: atendidas las concretas circunstancias del supuesto enjuiciado, en especial las manifestaciones vertidas por el propio hijo, así como el prevalente interés del menor, reiteradamente proclamado por el legislador, que de modo necesario debe presidir la decisión alcanzada, y considerando que su adecuado desarrollo integral como persona reclama una imprescindible relación con los dos progenitores, procede acordar el establecimiento de un régimen de guarda y custodia compartida por ambos, en virtud del cual el hijo convivirá con su madre los lunes, martes, miércoles y jueves hasta el mediodía, conviviendo con su padre el resto de la semana hasta el final del domingo. Lo cierto, es que reiteradamente las audiencias 23 han venido confirmando que el régimen de custodia compartida permite que las figuras maternas y paternas se equilibren, compensen y complementen de manera adecuada, de tal forma que permite que los hijos tengan el mayor contacto posible con sus progenitores. Respecto a la contribución de los progenitores por el deber de alimentos de sus hijos, la Audiencia Provincial de Castellón en sentencia de 10 de abril de 2003, ha considerado que la custodia compartida permite que la carga económica sea más equitativa entre los padres, pues los gastos de alimentación cotidiana serían asumidos por el progenitor que en cada momento tiene a los menores consigo, quedando el resto en un fondo económico que se debe destinar al mantenimiento de los hijos comunes en sentido amplio, incluidos los llamados gastos extraordinarios. O, la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 22 de julio de 2004 que no fija cantidad alguna en concepto de pensión por alimentos, debiendo cada uno de los progenitores asumir los gastos que se generen en los tiempos correspondientes para sostenimiento de las necesidades perentorias del hijo de alimentación, vestido, educación y cuidados. 23 Sentencia de la Audiencia Provincial de 22 de abril de 1999 en FJ sexto. MA. PAZ POUS DE LA FLOR 182 Esta posición jurisprudencial permite, por un lado, que se elimine la pensión alimenticia, evitándose con ello los graves problemas que se originan por el impago de las mismas, pero, por otro lado, se crea un cierto grado de inseguridad respecto a los gastos extraordinarios. Pese a ello, nos parece acertada la solución que propone la audiencia, de instaurar un fondo común nutrido por las aportaciones de ambos progenitores en proporción a la capacidad económica de cada uno y con una administración conjunta. Un hecho similar ocurre respecto al uso de la vivienda familiar, era habitual que se adjudicará al cónyuge custodio, sin embargo, con el régimen de custodia compartida, la situación cambia, pues ambos progenitores van a convivir en periodos anuales, mensuales, semanales, quincenales, o incluso diarios, en igualdad de corresponsabilidad parental, por consiguiente, se abre la posibilidad de que el domicilio familiar sea declarado el lugar de permanencia de los hijos, y sean los progenitores los que vayan rotando en el domicilio de los hijos. Las resoluciones de las audiencias tienen muy claro que el interés del menor debe prevalecer, y la custodia compartida no puede suponer una modificación sustancial de las condiciones de vida de los menores, sobre todo cuando la alternancia se produce con frecuencia y en cortos periodos, como ocurre en la sentencia de de 25 de enero de 2001 por la Audiencia Provincial de Gerona, que recomienda mantener la guarda y custodia compartida, aunque con modificación del régimen de estancia de la menor con cada progenitor, pues aunque los padres vivían en la misma localidad y en relativa proximidad, y aunque la menor disponía en ambos domicilios de su propia habitación, el régimen de custodia acordado era demasiado complicado, ya que dos días alternativos con cada progenitor y fines de semana alternos, estaba provocando aspectos negativos en el desarrollo de la menor. Pero se mantiene la custodia compartida entre ambos progenitores. La doctrina se muestra en la misma línea, al considerar que con independencia del título de propiedad sobre la vivienda, se ha de atender imperativamente al beneficio de los hijos y, de forma refleja, al cónyuge que seguirá conviviendo con ellos.24 24 Lasarte Álvarez, op. cit., nota 5, p. 145. IGUALDAD CONYUGAL Y CUSTODIA COMPARTIDA 183 4. Ventajas e inconvenientes de la custodia compartida Después de formular todas estas consideraciones doctrinales y jurisprudenciales, sólo nos resta señalar las ventajas y desventajas que pueden apreciarse respecto al régimen de guarda y custodia compartida. Así, señalamos como ventajas: – Se garantiza a los hijos que los progenitores participen activamente en su cuidado y formación cotidiana. – Se garantiza el principio de igualdad de condiciones a ambos progenitores, en cuanto se sienten más implicados e integrados en el cuidado y formación de los hijos, al permitirles una relación más constante. – Se garantiza mayor estabilidad emocional en los hijos, al contar con la presencia de las figuras materna y paterna en su formación integral. – Se responsabiliza a los padres con la asunción de pagar los gastos por alimentos de forma equitativa o proporcional a su capacidad económica, de tal manera, que cada uno va a contribuir a los alimentos durante el tiempo que le corresponda la custodia. – Se adjudica el uso de la vivienda familiar como lugar de permanencia de los hijos, y no al cónyuge custodio como se venía reconociendo hasta el momento. – Se favorece que los progenitores puedan reconstruir su vida pesonal y laboral más rápidamente, al disponer de más tiempo para sí mismos. – Se refuerza el papel de ambos progenitores en su función tutelar, pues no hay un padre que asuma en exclusividad el papel de principal, y otro de secundario. – Se evita en los hijos el padecer lo que se ha denominado por los especialistas Síndrome de Alienación Monoparental, fenómeno que sufren los hijos cuyos padres separados mantienen un conflicto grave sobre la custodia, cuando uno de ellos logra inculcarles respecto al otro, que el menor le odie sin que tenga justificación. Las desventajas que se podrían argumentar, son: – Inestabilidad emocional de los hijos, cuando se opta por la alternancia entre la vivienda materna y paterna, por el cambio de domicilio constante. 184 MA. PAZ POUS DE LA FLOR – Se exige un grado importante de cordialidad y armonía entre los progenitores para su efectividad. – Se considera inviable cuando no existe acuerdo de ambos progenitores, pues la custodia compartida requiere un mayor grado de renuncia personal y de entendimiento entre los mismos, de no ser así, se dificulta la estabilidad de los hijos. III. CONSIDERACIONES FINALES En definitiva, la actual reforma persigue ampliar el ámbito de libertad de actuación de los cónyuges en lo relativo al ejercicio de la facultad de solicitar la disolución del matrimonio y proponer las medidas que vayan a regular los efectos derivados de la misma, entre ellas, la custodia compartida de los hijos menores. Sin duda alguna, la razón legislativa de semejante regulación se asienta en los principios del interés superior del menor y corresponsabilidad de los padres, sin embargo, desde un punto de vista práctico, la guardia y custodia compartida no resultará fácil, si no hay una voluntad de cordialidad y buen entendimiento entre los cónyuges, pues cuando acontece la crisis matrimonial en la mayoría de los casos, las desavenencias entre ambos son muy frecuentes, de ahí que dudemos de la eficacia de la custodia compartida, si no es aceptada de mutuo acuerdo. No obstante, es loable la decisión legislativa de permitirla, aunque sea discutible la posibilidad que concede, con carácter excepcional, a la autoridad judicial de aceptarla a petición de uno sólo de los cónyuges, previo informe favorable del Ministerio Fiscal. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR Elizabeth GONZÁLEZ REGUERA* SUMARIO: I. Los niños ante el divorcio de sus progenitores. II. Hijos: guarda y custodia. III. La separación como mal menor. IV. Derechos y obligaciones con o sin custodia. V. Regímenes matrimoniales y fiscalidad. VI. El papel social y familiar de los abuelos. VII. ¿Con quién me toca este fin de semana? VIII. ¿Estamos preparados para ser padres? IX. Jurisprudencia. Guarda y custodia de menores. I. LOS NIÑOS ANTE EL DIVORCIO DE SUS PROGENITORES Una de las razones por las que se retrasa la separación de una pareja fracasada son los niños. Indudablemente, un divorcio afecta a los hijos, pero a veces mucho menos de lo que se piensa y desde luego, es mucho peor para los pequeños presenciar las riñas de sus padres. Según un reciente estudio, más de la mitad de las parejas que se han casado en la década de los noventa verán fracasar sus matrimonios y deberán sufrir la separación. Si es verdad, como parece, que el número de divorcios aumenta, es evidente que también se ven involucrados en ellos un mayor número de niños. Y esa suele ser la primera preocupación para la pareja que decide romper su unión: ¿qué pasa con los hijos? Los pequeños no lo entienden. Es a partir de los cuatro o cinco años cuando los niños son conscientes de que papá y mamá tienen problemas y cuando sufren el divorcio. La primera reacción de los hijos es el desconcierto por una situación que saben que existe, pero que no entienden. * Profesora titular de derecho familiar, y derecho sucesorio, Facultad de Derecho, UNAM. 185 186 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA Ellos han conocido a sus padres siempre juntos y no pueden darse cuenta de los problemas que provoca el hecho de que ahora comiencen a ver menos a su padre o a su madre. El niño, además, suele ser víctima de crisis nerviosas o depresivas si la tensión entre los cónyuges se traslada a los otros miembros de la casa por discusiones o enfrentamientos violentos. Poco después, los pequeños suelen negarse a admitir lo que ya es un hecho: insisten en la reconciliación de los padres o protestan cada día porque no pueden ven al progenitor que se ha ido de casa. Este periodo puede resultar más o menos largo en función de la manera en que se haya producido el divorcio; en definitiva, según los padres hayan logrado explicar y hacer lo menos dolorosa posible la situación. Evitar que presencie discusiones. Si realmente no se quiere hacer que el hijo sufra por los problemas de sus padres es necesario excluirlo de la tensión que se genera por esta causa; eso no quiere decir que no sepa que existen graves diferencias. Cuanto mayor es el niño, mejor puede asimilar el hecho de que existen problemas, siempre que no los perciba a través de gritos, insultos y discusiones violentas. Si éstas se producen, no debe ser delante de los hijos; si el motivo de la discordia es su educación, algo que han hecho mal o su custodia tras el divorcio, las medidas de precaución deben extremarse. Separación amigable. Varios estudios de psicología infantil desarrollados en Estados Unidos y la Unión Europea han demostrado que el niño sufre mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos que posteriormente, cuando vive sólo con uno de los dos y ve al otro en un nuevo ambiente e, incluso, con una nueva pareja. Estas reacciones no son difíciles de entender; los niños quieren sentir que sus padres son felices; lo contrario les provoca muchas alteraciones. Si la separación es amigable a sus ojos, la tensión generada desaparecerá. El pequeño percibe que su papá y su mamá ahora sonríen y juegan con él más que antes; además ahora tiene dos casas que son suyas, dos cuartos, dos armarios de juguetes y en cada visita su progenitor le tiene preparado un programa de diversiones que antes, cuando vivían juntos, solía disfrutar con mucha menos frecuencia. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 187 II. HIJOS: GUARDA Y CUSTODIA Cuando se produce una separación o un divorcio y hay hijos en común, la guarda y custodia de éstos puede ser adjudicada a cualquiera de los dos progenitores. La decisión final depende de varios factores. Guarda y custodia, un concepto que define con quién va a convivir el hijo cuando se produce un divorcio o una separación. Con quién se quedan y por qué La guarda y custodia de los hijos menores de edad o con alguna incapacidad que no les deje valerse por sí mismos, puede ser adjudicada tanto al padre como a la madre. En caso de haber mutuo acuerdo entre los dos progenitores sobre quién se queda con los niños, nadie más cuestiona tal decisión. El juez sólo aprueba y ratifica lo que han acordado ambos cónyuges, salvo que considere que puede haber un riesgo claro para los menores. Los mayores problemas de la separación vienen cuando no existe un acuerdo previo, y es el juez el que debe decidir. En este supuesto se tienen en cuenta varios factores: no separar a los hermanos, las necesidades afectivas y emocionales de los mismos, la cercanía de otros miembros de la familia como los abuelos, la disponibilidad de los padres para poder atenderles mejor o peor, o si alguno de los cónyuges tiene algún tipo de adicción, enfermedad mental o tipo de vida desordenada. Otro de los criterios que tiene en cuenta el juez, y que a menudo resulta el más determinante, es la dedicación que haya tenido cada progenitor hacia el hijo, antes de producirse la separación. Por este motivo es por el que, a pesar de haber una igualdad jurídica en razón de sexo a la hora de considerar con quién han de quedarse los hijos, en el 94% de los casos se adjudica a las mujeres (según datos aportados por el INEGI, datos del año 2003 y 2004). El régimen de visitas. Con este concepto se define el tiempo que el niño convive con el progenitor que no posee la custodia. Lo más común, es establecer un régimen de visitas de fines de semanas alternos 188 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA y periodos vacacionales al 50% (según datos aportados por el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, datos de 2003 y 2004). Sin embargo, cada vez se convienen regímenes de visitas más amplios, introduciendo algún día entre semana. Cuando no existe acuerdo entre las partes, es obligatorio establecer un régimen mínimo y deben quedar detallados los periodos, días y horas de recogida, así como quién será la persona que vaya a buscar a los menores. Cuando el niño es mayor de 13 años, se tendrá en cuenta su opinión, en cuanto a las fechas de las visitas. Lo mejor para el niño, explicárselo claramente. En toda separación, los que más sufren son los niños. Para amortiguar ese dolor, lo mejor es explicarles claramente cuál es la situación, a la vez que se les da confianza en todo lo que se refiere a su bienestar. Tanto el padre como la madre deben hacer ver a sus hijos, que la separación sólo se produce por discrepancias entre ellos y nunca hacerles sentir culpables. Es muy importante, también, no hacer comentarios despectivos del otro cónyuge cuando están los niños delante, y mucho menos pintarle como único culpable de la ruptura. Por último, es necesario que los niños no tengan la sensación de ruptura familiar. Para ello, hay que hacerles saber que la familia la siguen componiendo papá, mamá y ellos, aunque ahora la forma de vida haya cambiado. III. LA SEPARACIÓN COMO MAL MENOR Malas caras, peleas constantes, gritos… En todas las parejas, tras la euforia inicial, se puede producir una crisis que, por lo general, es superable. Sin embargo, hay ocasiones en que la convivencia es insufrible y la ruptura, inevitable. Tomar esta decisión resulta difícil. Para que una pareja sea feliz ha de esforzarse en serlo, pero hay ocasiones en las que por mucho empeño que se ponga la ruptura es inevitable. Muchas parejas antes de llegar a ese punto luchan con todos los medios para salvar la situación. Incluso acuden a terapias donde intentan entender el conflicto y poner fin a los problemas que les impiden vivir con la armonía y la felicidad de antaño. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 189 Se sienten desconcertados y agotados por tantas peleas y quieren, sea como sea, acabar con esa dramática situación. Según la psicóloga y sexóloga Carmen González, que ha sido testigo de muchas de estas sesiones, “se trata de una batalla llena de sentimientos, resentimientos y rencores no expresados en la que hay que actuar con el máximo cuidado para saber qué es lo que verdaderamente buscan: ¿seguir juntos o que alguien les ayude a separarse?” 1. La mujer toma la iniciativa Según parece, las mujeres son las primeras en tomar conciencia —incluso con meses de anticipación a su compañero— de que algo no funciona en una pareja. En el 60% de los casos son ellas las que primero acuden a un consultorio matrimonial y luego traen consigo a sus maridos (según datos aportados por el INEGI, datos de 2003 y 2004). El problema es que muchas parejas no tienen claro si quieren separarse de verdad o lo que desean es luchar para reencontrarse después de un periodo de crisis. Tomar esta decisión resulta muy difícil, pero cuando la convivencia se ha hecho insufrible la ruptura se hace ya inevitable y se convierte en el menor de los males. 2. Cuando el amor ya no tiene salvación A continuación se enumerarán algunas de las “pistas” que pueden ayudar a tomar conciencia de que una relación está acabada: El amor ya no puede salvarse cuando los besos, los mimos, las caricias o el sexo desde hace tiempo forman parte del pasado e incluso provocan rechazo. Se desatienden los detalles de la vida cotidiana y, de forma constante, se adopta una actitud negativa ante todo lo relacionado con la pareja. Uno de los dos intenta ridiculizar al otro en presencia de amigos o le critica rencorosamente; hay infidelidades y falsas promesas; se reprocha la conducta sexual del otro o uno de los miembros de la pareja se siente utilizado como objeto sexual. Es probable que la batalla esté perdida si el respeto en la pareja es cosa del pasado; o si sólo se permanece por compasión, miedo, sentimiento de culpa o motivos financieros… 190 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA 3. La hora de la verdad Una vez que se ha tomado conciencia de que la relación de pareja ya no funciona llega la hora de pasar a la acción: hay que poner fin a años de convivencia y de amor. Los primeros momentos son los más difíciles. Para hacerles frente la compañía de otros seres queridos es fundamental, pero también lo será encerrarse de vez en cuando en uno mismo. Una pequeña dosis de autocompasión no es mala. Los fines de semana y las vacaciones son los días más difíciles, por eso lo mejor es tener la agenda llena y disfrutar de esos días, que antes se compartían con él o ella, con amigos o familiares. Los psicólogos recomiendan transformar la sensación de soledad en sentimiento de libertad. Es el momento de hacer aquellas cosas que se sacrificaron en nombre de la pareja y la convivencia. Acometer un cambio de imagen personal o también denominada: look y practicar algo de ejercicio físico permiten recuperar la conciencia del propio cuerpo y además ayudan a liberar tensiones. El llanto también puede ser un buen aliado, aunque en pequeñas dosis. En estos casos, el paso del tiempo siempre es el mejor remedio. IV. DERECHOS Y OBLIGACIONES CON O SIN CUSTODIA Tanto si se quedan al cargo de los hijos como si no, los dos cónyuges tienen una serie de derechos y obligaciones con los niños. 1. Con custodia Derechos. El propio disfrute diario de los hijos, tomar las decisiones que afectan a los niños el día a día, así como la administración de sus bienes y de su pensión alimenticia. Obligaciones. Alimentarles, educarles y darles la compañía y el cariño necesario. El progenitor que tiene la custodia también debe facilitar el cumplimiento del régimen de visitas así como informar al otro de las incidencias importantes que le sucedan al menor. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 191 2. Sin custodia Derechos. Disfrutar del régimen de visitas acordado, ser informado de todas las incidencias importantes, ejercer la patria potestad, que sigue siendo compartida, salvo que el juez indique lo contrario y la posibilidad de acudir al juez en caso de que se produzca algún incumplimiento. Obligaciones. Cumplir con todo lo acordado en el convenio regulador; régimen de visitas y pensiones alimenticias, así como velar por ellos en todo lo que se refiere a salud, educación y desarrollo integral de su persona. V. REGÍMENES MATRIMONIALES Y FISCALIDAD Las consecuencias de la firma de capitulaciones matrimoniales no se limitan al divorcio. La fiscalidad también varía al escoger modelo. El IRPF es un impuesto personal, es decir, grava la capacidad económica puesta en relación con la persona titular de la misma y tiene en cuenta cuál es el origen o fuente de esta renta. Rendimientos del trabajo. Con respecto a los criterios de atribución de los rendimientos de trabajo, se explica que le corresponderán exclusivamente a quien haya generado el derecho a su percepción. Las pensiones y haberes pasivos corresponderán a las personas físicas en cuyo favor estén reconocidos. Se entiende que es renta del cónyuge que genera el derecho a su percepción, que presta el trabajo, sin perjuicio de que una parte, mayor o menor, o todo el rendimiento, lo aplique al rendimiento de las cargas familiares. En estos rendimientos no importa qué régimen matrimonial una a quien genera la renta con otra persona. Rendimientos del capital. Con respecto a los rendimientos del capital, que se consideran obtenidos por los sujetos pasivos titulares de los bienes que los producen, en el caso de matrimonios acogidos a la separación de bienes o al régimen de participación, cada cónyuge tendrá la administración de aquellos títulos que le pertenezcan. Si el régimen es de gananciales, los rendimientos obtenidos serán atribuibles en partes iguales a los dos miembros de la pareja. El régimen de gananciales también contempla la existencia de bienes privativos de uno de los cónyuges. Civilmente el rendimiento es 192 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA ganancial, pero tributariamente se hace cargo quien posee la titularidad, aunque lo ganado se emplee en el sostenimiento de la familia. Sin embargo, hoy es poco frecuente la celebración de capítulos. Así que, si no hay establecido ningún acuerdo previo, se tendrán que acoger a los previsto por el derecho. En España no hay un criterio jurídico unitario, sino que en algunos casos se sigue lo establecido por el Código Civil y en otros lo que determine la justicia foral. La vecindad civil determinará qué derecho se aplicará. VI. EL PAPEL SOCIAL Y FAMILIAR DE LOS ABUELOS Los abuelos desarrollan una valiosa función social, ya que participan activamente en la socialización de los nietos a través de una relación que es enriquecedora para ambos. Ellos aportan al niño un vínculo de referencia diferente y complementario, pero nunca sustitutorio, del que mantienen con sus padres. A su vez, los pequeños ofrecen al mayor la posibilidad de sentirse útiles y activos, lo que repercute positivamente en su autoestima. Frente a la desestructuración de la familia y la incorporación de la mujer al mundo laboral, la figura de los abuelos juega un papel muy importante en la educación de los niños. Se calcula que más de una cuarta parte de los niños que aún no están en edad escolar cuya madre trabaja fuera de casa, permanecen bajo el cuidado de sus abuelos. Son los llamados “abuelos canguros”. Los abuelos ocupan por entero el lugar de los padres cuando éstos pasan dificultades personales o laborales. En estos casos, los abuelos se ven obligados a llevar a cabo desplazamientos temporales más o menos largos. Pero también están los abuelos cuando los padres padecen enfermedades o por diversos motivos están inmersos en condiciones de internamiento. Más allá del cuidado de los nietos, los abuelos que han llegado a la jubilación tienen todavía un vivo potencial para ofrecer a la sociedad del que tienen que tomar conciencia. “Yo no aconsejaría a ningún abuelo, —comenta Marisa Viñes, de Abumar: Asociación de Abuelos y Abuelas en Marcha— que su vida se circunscribiera a sus nietos. Cuanto más rica sea nuestra vida más podremos aportarles a ellos”. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 193 VII. ¿CON QUIÉN ME TOCA ESTE FIN DE SEMANA? Tras la separación se inicia una relación diferente entre los padres y los hijos. El régimen compartido del tiempo de ocio cae bajo la ley salomónica de los fines de semana alternos y el disponer de la mitad de las vacaciones de la compañía de los hijos. Ante esta situación, los niños deben acostumbrarse a diferentes entornos y se ven obligados a estar los fines de semana alternos con uno de los progenitores. La separación es un duro paso para la pareja, pero también lo es para los hijos. Ellos ven que su entorno ha cambiado y que ahora se les exige dividir su tiempo entre la casa de mamá y la de papá. Al principio les costará acomodarse a la situación, pero lo asumirán en la medida que lo vayan comprendiendo. Hasta la separación o el divorcio, los niños asumen el hogar familiar como el lugar donde viven con ambos padres. Cuando se produce la ruptura temen que con ello se haya roto también su familia. Es necesario hacerles comprender que la familia sigue existiendo, a pesar de que los padres vivan en domicilios distintos. Tiempo compartido. Establecido el régimen de visitas, ambos padres deben iniciar una nueva forma de convivencia. Durante los fines de semana y vacaciones, ambos deben asumir ser el padre y la madre de los niños. Desde la alimentación hasta el ocio debe ser pensado en una primera fase para que sirva de medio y favorezca la relación de los progenitores con sus hijos. Todos los miembros de la familia sufren en un divorcio. Tras ello, hay un periodo donde todos se sienten desorientados. Los padres deben iniciar una nueva forma de vida y los hijos deben acomodarse al lugar que le corresponde en cada uno de los hogares. Muchos padres, en el intento de evitar que los niños se entristezcan caen en la espiral de establecer con ellos salidas y actividades maratonianas, que terminan aturdiendo a los pequeños. No es malo establecer algunas salidas que se compartan con los hijos, pero hay que evitar que esto sea una fórmula para que el niño pueda hacer preguntas o haga comparaciones entre lo que hace con el padre o con la madre. Caer en la trampa del “más difícil todavía” cada fin de semana, puede llegar a traducirse en la angustia de los padres 194 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA y de los hijos por no saber qué hacer con el tiempo que disponen en común. Disfrutar de estar juntos. La ley establece que los fines de semana y vacaciones deben ser compartidos por ambos padres. Pero ninguna ciencia es exacta y deben ser los progenitores los que determinen cómo puede ser compartido el tiempo. Es frecuente que, en fines de semanas alternativos, los hijos se encuentren con el padre o la madre. Los psicólogos aconsejan que se debe ser flexible en esta situación, pues más que una obligación de estar con el hijo debe ser un tiempo para compartir con ellos. Según la declaración de Langeac, apoyada por la mayoría de asociaciones internacionales de padres separados “la paternidad sólo debe estar basada en la relación de padre-hijo y no en la relación entre los padres. Los niños tienen el derecho de conocer a ambos padres y viceversa”. Las asociaciones de padres y madres separados consideran que un malentendido corriente es que la ley diga que un progenitor tenga derecho a relacionarse con los hijos un fin de semana de cada dos. La norma legal también establece que es responsabilidad del titular de la patria potestad favorecer que sean satisfechas las necesidades un hijo de ver al otro progenitor, en la mayor medida posible. Eso puede significar que, por ejemplo, se vean dos fines de semana de cada tres o todos los lunes y martes y un fin de semana de cada dos. Si la pareja logra establecer un buen diálogo, puede pactar diferentes estructuras del horario de los tiempos a compartir con los hijos que serán mucho más beneficiosos para todos. VIII. ¿ESTAMOS PREPARADOS PARA SER PADRES? La llegada de un bebé implica adquirir una responsabilidad que va a cambiar la vida de los padres para siempre. Este acontecimiento se vive con una lógica y natural ansiedad, la cual está provocada principalmente por la preocupante duda de si se sabrá ser un buen padre o madre. Con frecuencia, los futuros padres se preguntan si sabrán realizar bien su nuevo papel. Diferencias de funciones. Normalmente, la decisión de tener un hijo o hija, se toma en pareja. Sin embargo, es después del nacimiento GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 195 cuando surgen los primeros conflictos o diferencias sobre los papeles de los padres. Para evitar estos trances, es conveniente que los dos miembros de la pareja dediquen parte de su tiempo a hablar sobre lo que significa para cada uno de ellos la paternidad. Se aconseja dialogar y consensuar sobre las expectativas que se tienen, las obligaciones que se van a asumir, cómo van a educar a su futuro hijo, e incluso, cómo afectará esto a la vida en pareja. ¿Qué educación hay que dar? Uno de los aspectos más importantes es la educación. Cualquier padre debe ser consciente de la repercusión que tendrá su labor educativa, ya que ésta va a configurar de forma crucial el futuro del bebé. Está claro que las intenciones son siempre buenas, pero no siempre se acierta con los métodos. Cuando surjan dudas lo mejor es pensar en la propia infancia, reflexionar sobre lo que se tuvo y lo que faltó. Para ello, es fundamental hablar con la pareja de las experiencias pasadas, de ese modo se conocerán aún mejor cómo fue y de qué forma afectó o influyó la forma de ser educados. Proporcionar la educación más adecuada es una difícil tarea, desgraciadamente, nadie recibe formación para ser padres. Precisamente por eso lo que se ha de hacer es informarse, resolver dudas con especialistas o con sus libros, en definitiva, estudiar la mejor manera de ser unos buenos progenitores. Responsabilidades. Por último, es importante destacar la conveniencia de aclarar, con antelación, las responsabilidades de cada miembro de la pareja está dispuesto a asumir tras el nacimiento del bebé. Todas estas sugerencias le ayudarán a prepararse psicológicamente para ser padre o madre. ¡Tómelas en cuenta, verá cómo funcionan! 1. Las medidas provisionales ¿Qué son? Sus características. En los casos de crisis matrimoniales, la legislación prevé la posibilidad de solicitar y adoptar una serie de medidas provisionales que se establecen para regular la situación de los cónyuges mientras se tramita su procedimiento de separación, divorcio o nulidad matrimonial y hasta su conclusión. 196 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA Estas medidas, dada la dilatación de los procedimientos matrimoniales en el tiempo, vienen a regular de forma transitoria la situación familiar prestando una especial atención a los intereses de los hijos del matrimonio. Estas medidas, según el momento en que se soliciten pueden ser de dos tipos: • Previas o provisionalísimas: Se solicitan antes de la interposición de una demanda de separación, divorcio o nulidad matrimonial. Para ser tramitadas es necesario que se acredite una situación de urgencia o necesidad, como lo son por ejemplo, los malos tratos físicos o psicológicos. • Provisionales o simultáneas: Se interponen en el mismo momento en el que se presenta la demanda de separación, divorcio o nulidad matrimonial. Ambos tipos de medidas son acordados judicialmente y de forma automática producen los siguientes efectos: • Una vez interpuestas, los cónyuges pueden vivir separados, por lo que el cónyuge interesado podrá marcharse del domicilio familiar sin incurrir en un delito de abandono de familia. • Los poderes de representación que los cónyuges se hayan otorgado entre sí, quedan revocados. Por otro lado, las medidas se pronuncian sobre los siguientes extremos: 2. En relación con los hijos Disponen a qué progenitor se atribuye la patria potestad (generalmente continúa siendo compartida por ambos salvo en casos excepcionales de malos tratos o agresiones sexuales a los menores), con cuál de los progenitores se quedan los hijos (guarda y custodia), el régimen de visitas y comunicaciones que podrá disfrutar el otro progenitor y la cantidad que debe satisfacer para el mantenimiento de los hijos o pensión de alimentos. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 197 3. La patria potestad Desde el punto de vista jurídico, la patria potestad, regulada en el Código Civil, no es más que el conjunto de derechos que la ley confiere a los padres sobre las personas y bienes de sus hijos no emancipados así como el conjunto de deberes que también deben cumplir los padres respecto de sus hijos. La patria potestad ha de ejercerse siempre en beneficio de los hijos y entre los deberes de los padres se encuentra la obligación de estar con ellos, cuidarlos, protegerlos, alimentarlos, educarlos, procurarles una formación integral, representarlos legalmente y administrar sus bienes. Por regla general, la patria potestad se ejerce de forma conjunta por el padre y la madre, independientemente de que éstos se encuentren o no casados, o de forma exclusiva por uno de ellos con el consentimiento del otro. 4. ¿Cuándo se extingue la patria potestad? La patria potestad se extingue cuando se produce alguno de los siguientes supuestos: • La muerte o la declaración de fallecimiento de los padres. • La emancipación. • La adopción del hijo. • Los padres son privados de ella por sentencia judicial. 5. ¿Se puede privar a los padres de la patria potestad? Los padres pueden ser privados de la patria potestad cuando incumplen los deberes que se derivan de misma y siempre por sentencia judicial tras la tramitación del correspondiente juicio ordinario. Los padres también pueden ser privados o suspendidos del ejercicio de la patria potestad cuando su conducta ponga en peligro la formación de los menores o incapaces o cuando se les trate con una dureza excesiva, lo que implica no sólo fuertes castigos físicos sino toda clase de actos que supongan crueldad o abuso de autoridad. 198 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA También puede conducir a la privación la patria potestad, la falta del ejercicio de los derechos y, principalmente, de los deberes que comporta la misma. Por otro lado, los padres podrán ser restituidos en la patria potestad si acreditan que ya no concurren las circunstancias que motivaron su privación. Siempre resulta conveniente el consejo de un abogado quien, a la vista de las singularidades que presenta cada caso, le informará sobre la conveniencia de iniciar las correspondientes acciones legales. 6. ¿Quién se encuentra directamente privado de la patria potestad? Se encuentra privado de la patria potestad: • El progenitor que haya sido condenado por sentencia penal firme por un delito de violación o cualquier otro que diese lugar a la concepción del hijo sobre la que se ejerce. • Si la filiación se determina judicialmente en contra de la oposición de alguno de los progenitores, éste será privado de la patria potestad sobre el hijo. En estos casos, aunque el padre y la madre no puedan ejercer los derechos y deberes que comporta la patria potestad, tienen la obligación de prestar alimentos a los menores o incapaces. 7. ¿Qué es la patria potestad prorrogada? Si los hijos están incapacitados mentalmente, la patria potestad de los padres no se extingue cuando aquellos alcanzan la mayoría de edad sino que se prorroga hasta que se produce alguna de las siguientes situaciones: • El fallecimiento de los padres. • La adopción del incapaz. • Cesa la causa que motivó la declaración de incapacidad. • El incapaz contrae matrimonio. Aunque la patria potestad concluya, si persiste la causa que motivó la declaración de incapacidad, se establecerá un régimen de tutela en favor del incapaz. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 199 8. El derecho de visitas y comunicaciones Tras la separación o el divorcio, el cónyuge o progenitor ( parejas de hecho) al que no le ha sido otorgada la guarda y custodia de los hijos o incapacitados por la sentencia judicial que en su caso se dicte, tiene derecho a visitarlos físicamente y a comunicarse con ellos (teléfono, correo…). La duración de estas visitas así como el tiempo y el lugar en que pueden realizarse, se determinan en esta sentencia. Por descontado, lo más aconsejable en interés del niño o del incapaz es que los padres alcancen un acuerdo sobre cómo van a desarrollarse esas visitas en un marco de flexibilidad y diálogo. En todo caso y principalmente cuando éste no es posible, se establecerá un régimen que, en la mayor parte de las ocasiones, consistirá en atribuir al progenitor con quienes los menores o incapaces no conviven, el derecho a tenerlos en su compañía los fines de semana alternos y la mitad de los periodos de vacaciones. El régimen se establecerá según las circunstancias del caso en concreto y así por ejemplo, en los casos de visitas a menores que aún se encuentran en periodo de lactancia pueden limitarse a 2 o 3 tardes sin que el padre pueda llevárselos los fines de semana, o en los casos en los que el progenitor reside lejos se permite acumular el disfrute de varios fines de semana seguidos. Aunque el régimen de visitas y comunicaciones se contiene en una sentencia judicial, puede ser modificado tras la tramitación del oportuno procedimiento y limitarse o incluso suspenderse en el caso de que se considere que es perjudicial para el menor o en incapaz. Siempre resulta conveniente obtener el consejo de un abogado, quien le asesorará sobre cuáles son sus derechos y deberes al respecto. 9. La pensión de alimentos Se entiende por alimentos todo lo que es indispensable para el sustento propiamente dicho (la comida), el alojamiento, el vestido y la asistencia médica. 200 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA También se incluye dentro de los alimentos, la educación e instrucción cuando se establecen en favor de menores o de mayores de edad que no han terminado su formación. La pensión de alimentos puede comprender también los gastos de embarazo y parto si no están cubiertos de otra forma. Están obligados a prestarse alimentos los cónyuges entre sí, y a los hijos. La obligación de satisfacer alimentos viene impuesta por la sentencia de nulidad, separación o divorcio que se dicte tras la tramitación del procedimiento correspondiente, y en ella se fija la persona que está obligada a satisfacerlos, su cuantía así como las bases para su actualización (generalmente será el índice de precios al consumo), el periodo y la forma de pago. La cuantía de la pensión de alimentos depende de dos circunstancias: • De los ingresos de la persona que está obligada a abonarlos. • De las necesidades del beneficiario. Al contrario que en otros países europeos, no existe en la legislación española ningún baremo obligatorio al que deba ajustarse el juez a la hora de fijar la pensión de alimentos. Puede, por tanto, fijar su cuantía concreta conforme a su criterio, dentro de los márgenes de la ley. Posteriormente, esta cantidad también podrá incrementarse o disminuirse judicialmente en función de las necesidades del beneficiario y del incremento o disminución de los recursos económicos del obligado al pago. La modificación de la cuantía de la pensión debe hacerse mediante el correspondiente procedimiento judicial de modificación de medidas y no será efectiva hasta que recaiga sentencia. Ello supone, por ejemplo, que el cónyuge que debe satisfacer alimentos a los hijos, no puede modificar por sí mismo la cuantía porque sus ingresos hayan experimentado una reducción: ha de solicitarlo judicialmente. La obligación de prestar alimentos cesa cuando: • El obligado a prestarlos fallece. • Los recursos del que está obligado se reducen hasta el punto de si los satisface pone en peligro su propia subsistencia y la de su nueva familia. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 201 • La persona que recibe los alimentos, puede ejercer una profesión u oficio o su situación económica ha mejorado de forma que no necesita la pensión de alimentos para subsistir. • Si el alimentista comete alguna de las faltas que dan lugar a la desheredación. • Si la necesidad del hijo se debe a una mala conducta o a la falta de aplicación en el trabajo, perderá su derecho a percibir alimentos mientras dure este comportamiento. En principio, los alimentos a los hijos deben satisfacerse hasta que los menores alcanzan la mayoría de edad, ahora bien, si después de cumplir esta edad continúan estudiando o carecen de medios de subsistencia propios, los hijos podrán exigir alimentos hasta que sean capaces de valerse por sí mismos. En estos casos, la reclamación de alimentos deberá realizarla directamente el hijo sin que pueda hacerlo en su nombre el progenitor con el que conviva. Por su parte, el incumplimiento de la obligación de prestar alimentos conlleva el inicio del procedimiento de ejecución sobre los bienes del obligado a prestarlos e igualmente generará responsabilidades penales: el impago durante 2 meses consecutivos o de 4 meses no consecutivos de la pensión de alimentos es constitutivo de un delito de abandono de familia sancionado con pena de arresto de 8 a 20 fines de semana. Siempre es conveniente el consejo de un abogado quien, a la vista de las singularidades que presenta cada caso, le informará sobre la conveniencia de iniciar las correspondientes acciones legales. 10. La mayoría y la minoría de edad La mayoría de edad es un estado civil por el que la persona adquiere plena independencia al extinguirse la patria potestad y, por tanto la plena capacidad de obrar. La mayoría de edad se adquiere a los 18 años, salvo en aquellos casos especiales en los que la persona es declarada incapaz. Por otro lado, la minoría de edad es un estado civil que se caracteriza por la sumisión y dependencia del menor a las personas que ostentan sobre él la patria potestad, sus padres o sus tutores, al considerarse que el menor no tiene la suficiente capacidad de entendimiento. Estas personas ostentan la representación del menor. 202 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA La capacidad del menor de edad se encuentra por tanto limitada con el fin de evitar que la posible responsabilidad que pueda derivarse de sus actuaciones, le perjudique. Así, para la realización de determinados actos necesitará el consentimiento de sus representantes legales, padres o tutores. 11. ¿Qué es la emancipación? La emancipación permite que el mayor de 16 y menor de 18 años pueda disponer de su persona y de sus bienes como si fuera mayor de edad. Como excepción se dispone que, hasta que el emancipado no alcance la mayoría de edad, no podrá pedir préstamos, gravar o transmitir bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o industriales, ni bienes de extraordinario valor (como joyas), sin el consentimiento de sus padres, o en caso de que falten ambos, del tutor que le haya sido nombrado. La mayor parte de las emancipaciones se produce para poder o por contraer matrimonio antes de los 18 años. En el supuesto de los emancipados por matrimonio, para realizar las actuaciones enunciadas, si su cónyuge es mayor de edad, bastará con que ambos consientan. Si los dos son menores, necesitarán el consentimiento de los padres o tutores de ambos. 12. ¿Cuáles son las causas de la emancipación? El menor de edad puede adquirir la condición de emancipado cuando: • Se le concede este beneficio por las personas que ostentan sobre él la patria potestad. En estos casos, es necesario que el menor haya cumplido los 16 años de edad y que esté conforme con que le sea concedida la emancipación. Se otorga mediante escritura pública ante notario y debe ser inscrita en el Registro Civil. Una vez concedida, la emancipación no puede ser revocada. Se considera que el hijo está emancipado cuando siendo mayor de 16 años y con consentimiento de sus padres, vive de forma independiente. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 203 En los casos en los que el menor está sujeto a tutela alcanza la emancipación por la concesión judicial del “beneficio de la mayor edad”. • Por matrimonio. • Por concesión judicial: un juez puede conceder la emancipación cuando lo solicite el menor que ya cuente con más de 16 años de edad, en los siguientes casos: – Quien ejerce la patria potestad se ha casado otra vez o convive de hecho con otra persona. – Cuando los padres vivan separados. – Cuando concurra alguna causa que entorpezca gravemente el ejercicio de la patria potestad. 13. Los efectos de la emancipación La emancipación permite al menor regir tanto su persona como sus bienes como si fuese mayor de edad, pero necesitará el consentimiento de sus padres o tutor para: • Pedir préstamos, gravar o vender bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o industriales. • Disponer de bienes de extraordinario valor (como joyas). • Ser defensor de los bienes de un desaparecido o representante del declarado ausente. Otorgar testamento “ológrafo” (de puño y letra). • Aceptar por sí mismo una herencia sin beneficio de inventario (ya que no puede disponer libremente de sus bienes). • Pedir la partición de una herencia, ni repartir con los demás coherederos. • Tampoco podrá ser tutor o curador, ya que su capacidad de obrar no es completa. En el caso de los emancipados por matrimonio, para realizar todas estas actuaciones, si su cónyuge es mayor de edad, bastará con que ambos consientan. Si los dos son menores, necesitarán el consentimiento de los padres o quienes ostenten la representación de ambos. Dada la relevancia y los efectos de la emancipación, siempre resulta conveniente consultar con un abogado antes de dar ningún paso legal relacionado con la misma y en función de cada caso concreto. 204 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA IX. JURISPRUDENCIA. GUARDA Y CUSTODIA DE MENORES Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis II.2o.C.475 C, novena época, XX, noviembre de 2004, p. 1962. GUARDA Y CUSTODIA. NECESARIO RESULTA DECIDIR SOBRE UN RÉGIMEN DE CONVIVENCIA ENTRE LOS HERMANOS MENORES DE EDAD, CUANDO ESTÉN SEPARADOS. Si en un juicio natural se decreta el divorcio de los padres y cada uno tiene bajo su guarda y custodia a un menor (el progenitor al hijo y la madre a la hija), es incuestionable que de acuerdo con la litis, las particularidades del caso, las características de los progenitores y las situaciones de hecho prevalecientes, la Sala Familiar debe decidir conforme a sus facultades jurisdiccionales y su prudente arbitrio sobre la conveniencia de establecer un régimen de convivencia de los menores hermanos entre sí, y dirimir si ha lugar a ello, o sea, determinar dicha convivencia y, en su caso, fijar el lugar y la forma en que deberá desarrollarse, decretando las medidas pertinentes para asegurar que cada uno de los menores puedan continuar bajo la custodia de sus respectivos progenitores. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 433/2004. 3 de agosto de 2004. Unanimidad de votos. Ponente: Virgilio A. Solorio Campos. Secretaria: Aimeé Michelle Delgado Martínez. Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis 1a./ J. 28/2004, novena época, XIX, junio de 2004, p. 138. MEDIDAS PRECAUTORIAS TRATÁNDOSE DE LA GUARAD Y CUSTODIA DE MENORES DE EDAD. NO PROCEDE, PREVIO A SU IMPOSICIÓN, OTORGAR LA GARANTÍA DE AUDIENCIA EN SU FAVOR Y EN EL DEL CÓNYUGE EJECUTADO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO). El artículo 249 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco, que se refiere al capítulo de las providencias precautorias, establece expresamente que antes de iniciarse el juicio, o durante su desarrollo, a solicitud del interesado pueden decretarse todas las medidas necesarias para mantener la situación de hecho o de derecho existentes, así como para garantizar las resultas de una sentencia ejecutoria. Asimismo, establece que dichas providencias se decretarán sin audiencia de la contraparte. Por su parte, el Pleno de esta GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 205 Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido en la tesis de jurisprudencia 21/98, que las citadas medidas cautelares constituyen medidas provisionales que se caracterizan generalmente, por ser accesorias y sumarias y sus efectos provisionales quedan sujetos, indefectiblemente, a las resultas del procedimiento administrativo o jurisdiccional en el que se dicten, donde el sujeto afectado es parte y podrá aportar los elementos probatorios que considere convenientes, de tal forma que para la imposición de esas medidas no rige la garantía de previa audiencia. Luego, si con fundamento en el numeral citado un cónyuge promueve ante el juez competente providencias precautorias a efecto de obtener la guarda y custodia de menores de edad, resulta incuestionable que para decretar la medida solicitada no existe obligación de otorgar la garantía de audiencia a favor del cónyuge afectado y de los menores involucrados. No obstante lo anterior, como uno de los requisitos para decretar la medida cautelar es que esté justificada la necesidad de la misma, el juez atendiendo a las circunstancias del asunto y a los intereses superiores del menor, podrá determinar en qué caso la audiencia que se dé en su favor debe ser previa y cuándo deberá primero lograr el aseguramiento del infante para escucharlo con posterioridad. Contradicción de tesis 141/2002-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Cuarto y Quinto, ambos en Materia Civil del Tercer Circuito. 21 de abril de 2004. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Humberto Román Palacios. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretario: Rogelio Alberto Montoya Rodríguez. Tesis de jurisprudencia 28/2004. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veintiuno de abril de dos mil cuatro. Nota: La tesis P./J. 21/98 citada, aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII, marzo de 1998, página 18, con el rubro: “MEDIDAS CAUTELARES. NO CONSTITUYEN ACTOS PRIVATIVOS, POR LO QUE PARA SU IMPOSICIÓN NO RIGE LA GARANTÍA DE PREVIA AUDIENCIA”. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis II.2o.C. J/17, novena época, XIX, mayo de 2004, p. 1548. MENORES. DEBE REPONERSE EL PROCEDIMIENTO A FIN DE QUE EL JUEZ NATURAL RECABE LOS MEDIOS PROBATORIOS NECESARIOS PARA DETERMINAR LO CONDUCENTE DE MODO INTEGRAL Y COMPLETO SOBRE LA GUARDA Y CUSTODIA DE AQUÉLLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO). En asun- 206 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA tos donde se resuelve respecto de la guarda y custodia, es obligación de la autoridad responsable ordenar al juez natural la reposición del procedimiento a fin de que éste, de manera oficiosa, recabe los medios probatorios encaminados a obtener mayores elementos para conocer y decidir jurídica y objetivamente lo más benéfico para el menor o menores hijos de las partes contendientes en relación con la guarda y custodia pues, evidentemente, ello repercutirá en su salud mental y física. Por consiguiente, si bien diversos tribunales federales han sostenido como criterio preponderante que cuando se trata de menores de corta edad, lo más benéfico para su desarrollo físico-emocional y su estabilidad psicológica es que queden bajo el cuidado de la madre, no obstante tal predisposición debe aplicarse en forma moderada y no indiscriminadamente en todos los casos, porque resulta patente el deber del juzgador de tomar en cuenta, ante todo, el interés del menor o menores sobre cualquier otro aspecto. Así, al tener importancia prioritaria lo que más beneficie a los infantes, sólo de manera secundaria prevalecería el interés de las personas con derecho a reclamar su custodia, a pesar de existir, como se anotó, la presunción de ser la madre la más apta y capacitada para tener bajo su cuidado a dichos menores, precisamente, porque si bien ello tiene sustento en la realidad social y en las costumbres imperantes dentro del núcleo social nacional, en tanto, casi siempre, corresponde a la madre su atención y cuidado, lo relevante consiste en que reviste mayor trascendencia el interés supremo del o los menores involucrados, en mérito de que las actividades de ambos padres son complementarias de la atención y cuidado de aquéllos. Entonces, en orden con lo precedente, deviene innegable la necesidad de recabar oficiosamente los medios probatorios encaminados a desentrañar lo que resulte más benéfico para el menor de edad, por lo que si éstos no se aportaron, debe ordenarse a la Sala Familiar que mande reponer el procedimiento a efecto de que, como se precisa, el juez natural disponga lo necesario a fin de que se recabe la opinión de expertos en materia de psicología y de trabajo social, en relación con ambos padres y, por lo que hace al infante, en materia de psicología, así como cualquier otra probanza indispensable, como sería escuchar al menor y, a su vez, dar intervención representativa al Ministerio Público, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 267 del anterior Código Civil para el Estado de México (actualmente 4.96), para de esa forma contar con los elementos propicios a fin de estar en las condiciones básicas que permitan al juzgador primario y a la autoridad de alzada conocer de manera objetiva su entorno social, salud, sensibilidad motora y de pensar, costumbres y educación, incluso, en su caso, la conservación de su patrimonio, para resolver lo más benéfico sobre la guarda y custo- GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 207 dia de todo menor, lo que el Estado debe realizar para que la sociedad no resulte afectada en casos como el indicado, máxime si lo anterior es de orden público. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 743/2002. 3 de diciembre de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Virgilio A. Solorio Campos. Secretaria: Sonia Gómez Díaz González. Amparo directo 801/2002. 18 de febrero de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Noé Adonai Martínez Berman. Secretario: Saúl Manuel Mercado Solís. Amparo directo 165/2003. 1o. de abril de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Virgilio A. Solorio Campos. Secretaria: Aimeé Michelle Delgado Martínez. Amparo directo 363/2003. 17 de junio de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Noé Adonai Martínez Berman. Secretario: Everardo Mercado Salceda. Amparo directo 316/2003. 26 de agosto de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Javier Cardoso Chávez. Secretario: Vicente Salazar López. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis XXIV.2o.1 C, novena época, XVIII, septiembre de 2003, p. 1379. GUARDA Y CUSTODIA DE MENORES. PARA ACREDITAR EL INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO CUANDO SE RECLAMA LA PRETENSIÓN DE PRIVAR DE AQUÉLLAS, DEBE DEMOSTRARSE ESTAR MATERIALMENTE EN SU EJERCICIO CON EL CONSENTIMIENTO DE LOS PADRES, EN LOS TÉRMINOS QUE LA LEY AUTORIZA. Si el promovente de la acción constitucional reclama en su demanda que las autoridades responsables pretenden privarlo de la guarda y custodia de un menor que, manifiesta, ejerce con el consentimiento de sus padres, no basta tal manifestación para demostrar tener ese derecho jurídicamente tutelado en relación con el menor y acreditar su interés jurídico en el juicio de garantías, en términos del artículo 73, fracción V, de la Ley de Amparo, dado que al encontrarse materialmente en ejercicio de la guarda y custodia debe contar con el consentimiento de sus padres en la forma y términos que la ley civil establece, lo que implica demostrar tenerlo bajo su protección y cuidado mediante actos de convivencia ininterrumpida en un mismo domicilio, ya que estas circunstan- 208 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA cias corresponden a una situación legítima de la que el quejoso pretende derivar su interés jurídico, pero para que éste quede satisfecho deben demostrarse plenamente. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CUARTO CIRCUITO. Amparo en revisión 144/2003. 7 de agosto de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús López Arias. Secretario: Audel Bastidas Iribe. Véase: Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 133-138, Sexta Parte, página 87, tesis de rubro: “INTERÉS JURÍDICO. NO LO TIENE QUIEN NO DEMUESTRA ESTAR BAJO UN SUPUESTO DE LA LEY (CUSTODIA DE MENORES)”. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis VII.2o.C. J/15, novena época, XVIII, agosto de 2003, p. 1582. MENORES DE EDAD. EL JUEZ ESTÁ OBLIGADO, AUN DE OFICIO, A ESCUCHARLOS EN CUALQUIER JUICIO DONDE TENGA QUE RESOLVERSE SOBRE LA PATRIA POTESTAD, GUARDA Y CUSTODIA, ASÍ COMO AL MINISTERIO PÚBLICO DE LA ADSCRIPCIÓN, TENIENDO EN CUENTA LA FACULTAD QUE TIENE DE VALERSE DE CUALQUIER MEDIO A FIN DE SALVAGUARDAR EL INTERÉS SUPERIOR DE AQUÉLLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ). De la interpretación conjunta y sistemática de los artículos 157 y 345 del Código Sustantivo Civil para el Estado de Veracruz, 225 y 226 del ordenamiento procesal respectivo, debe entenderse que en todos aquellos juicios civiles donde tenga que resolverse sobre la patria potestad, guarda y custodia de menores de edad, sin importar la acción intentada, el juzgador, aun de oficio, debe escucharlos, a fin de evitar conductas de violencia familiar y normar correctamente su criterio sobre la situación que guardan con sus progenitores, así como al Ministerio Público de la adscripción ante el desacuerdo de los cónyuges sobre ese tenor, teniendo en consideración, además, la facultad de poder valerse de cualquier persona, sea parte o tercero, cosa o documento conducente al conocimiento de la verdad, como podría ser, a guisa de ejemplo, la investigación de trabajadores sociales, análisis psicológicos en relación no sólo con el menor sino también con los padres, apoyándose para ello en instituciones como el Desarrollo Integral para la Familia (DIF) o los servicios de salud pública, sin importar que el artículo 157 del código sustantivo civil, sólo refiera a los asuntos de divorcio, pues en el caso opera el principio jurídico de GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 209 que donde impera la misma razón debe aplicarse la misma disposición, todo con el fin de salvaguardar el interés superior de los menores. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO CIRCUITO. Amparo directo 1020/2002. 26 de septiembre de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: José Manuel de Alba de Alba. Secretario: Omar Liévanos Ruiz. Amparo directo 1088/2002. 24 de octubre de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Isidro Pedro Alcántara Valdés. Secretaria: María Concepción Morán Herrera. Amparo directo 992/2002. 31 de octubre de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: José Manuel de Alba de Alba. Secretario: Lucio Huesca Ballesteros. Amparo directo 1502/2002. 27 de marzo de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: José Manuel de Alba de Alba. Secretario: Lucio Huesca Ballesteros. Amparo directo 422/2003. 22 de mayo de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: José Manuel de Alba de Alba. Secretario: Omar Liévanos Ruiz. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis II.2o.C.406 C, novena época, XVII, junio de 2003, p. 993. GUARDA Y CUSTODIA. ES CORRECTA Y LEGAL LA DETERMINADA EN FAVOR DE LA MADRE, SI PRIMORDIALMENTE ELLO BENEFICIA AL MENOR. Tratándose de un juicio donde se discuta el ejercicio de la guarda y custodia de un menor, la cual queda a cargo de la madre, y en el hogar o domicilio respectivo vive el infante junto con sus hermanas, sin demostrarse que tal situación pudiere causar algún daño o tener una influencia negativa en el desarrollo físico, emocional e intelectual de dicho menor, debe estimarse adecuado y acorde a la ley lo decidido por la responsable al confirmar dichas guarda y custodia a favor de la progenitora, sobre todo si la controversia no se sustentó en la falta de las condiciones ideales sobre dicha convivencia familiar en ese núcleo, aunado ello a que el pequeño interesado ha externado su deseo de estar a lado de su madre, por prevalecer un mejor clima de convivencia en dicho ambiente familiar primario conformado además por las hermanas, lo cual incuestionablemente le 210 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA favorecerá y no es contrario a los principios de legalidad y de seguridad jurídica; salvo que de las actuaciones relativas se advirtiera la necesidad imperiosa de recabar pruebas oficiosamente en dicha temática. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 80/2003. 3 de marzo de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Virgilio A. Solorio Campos. Secretario: Faustino García Astudillo. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis II.3o.C. J/4, Novena Época, XVI, octubre de 2002, p. 1206. GUARDA Y CUSTODIA. DEBE DETERMINARSE CONSIDERANDO EL INTERÉS SUPERIOR DE NINAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES CONFORME A LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO. El derecho a la guarda y custodia de una niña, niño y adolescente, implica considerar no sólo las pruebas ofrecidas por las partes con las que pretendan demostrar una adecuada capacidad para el cuidado del menor, sino que atendiendo al beneficio directo de la infancia, el juzgador también debe considerar el interés superior de la niña, niño y adolescente como presupuesto esencial para determinar quién tiene derecho a la guarda y custodia. Ello, porque conforme a lo dispuesto por el artículo 4o. constitucional que establece el desarrollo integral, el respeto a la dignidad y derechos de la niñez, así como los artículos 3o., 7o., 9o., 12, 18, 19, 20 y 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por México el veintiuno de septiembre de mil novecientos ochenta y nueve, que establece que los Estados garantizarán que los tribunales judiciales velen por el interés superior del niño, los juicios en los que se vean involucrados derechos inherentes de las niñas, niños y adolescentes, como el caso en que se demande la guarda y custodia, debe tenerse como presupuesto esencial el interés superior del niño y darle intervención al Ministerio Público, para que en su carácter de representante de la sociedad, vele por los derechos de los infantes y adolescentes. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 170/2000. Adrián Escorcia Martínez y otra. 1o. de marzo de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Felipe Alfredo Fuentes Barrera. Secretaria: Cristina García Acuautla. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 211 Amparo directo 935/2000. Rosa María Reyes Galicia y otro. 17 de octubre de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretaria: Yolanda González Medrano. Amparo directo 980/2000. Geni Vega Espriella. 26 de junio de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretaria: Yolanda González Medrano. Amparo directo 701/2001. Ignacio Alfaro Hernández. 29 de enero de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretaria: E. Laura Rojas Vargas. Amparo directo 367/2002. Carlos Octavio Juárez González. 9 de julio de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: José Fernando García Quiroz, secretario de tribunal autorizado por el Pleno del Consejo de la Judicatura Federal para desempeñar las funciones de Magistrado. Secretario: Jorge Luis Mejía Perea. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis VII.3o.C.31 C, novena época, XVI, octubre de 2002, p. 1405. MENORES DE EDAD. SU OPINIÓN, AUNQUE NECESARIA, NO ES PREPONDERANTE PARA DECIDIR SOBRE SU GUARDA Y CUSTODIA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ). La interpretación sistemática de los artículos 133 y 157 del Código Civil del estado permite establecer que en la sentencia de divorcio se fijará en definitiva la situación respecto a la patria potestad y la custodia de los hijos; asimismo, que el juez durante el procedimiento, de oficio o a petición de parte, se allegará los medios necesarios para ello, debiendo escuchar a ambos progenitores y a los menores, a fin de justificar la necesidad de la medida y, en todo caso, con el propósito de proteger el derecho a la convivencia con los padres procurando, hasta donde lo estime oportuno, respetar la elección de los propios hijos expresada libremente, salvo que exista peligro para el menor. Sin embargo, aun cuando la voluntad del hijo debe ser tomada en cuenta, esa sola exteriorización no puede ser determinante para que el juzgador decida su situación, pues debe analizar cuidadosamente las circunstancias particulares del caso concreto a través de todos los medios probatorios que obren en autos, para sustentar el delicado asunto de decidir sobre su guarda y custodia, que implica esencialmente su vigilancia, protección y cuidado, como medios para educarlos física y espiritualmente a efecto de procurarles un óptimo desarrollo integral, cuestión que debe responder a un interés superior al individual y a la voluntad de 212 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA las partes con la finalidad de alcanzar el objetivo para el cual fue creada esa figura y no hacerlo sólo conforme a los deseos de una de las partes. Así, sólo tendría especial preponderancia la voluntad del menor cuando (no obstante la propuesta de circunstancias privilegiadas) se niega a irse con quien le hace el ofrecimiento, porque es ante esta eventualidad cuando sí resulta fundamental e indispensable respetar esa manifestación y conocer los motivos que justifiquen su negativa; de lo contrario, so pretexto de mejores condiciones, se estaría obligando al menor —contra su voluntad— a una situación no deseada; fuera de ello, no basta que el menor decida irse con uno de los padres y que éste goce de una situación económica más holgada para estimar, por ese solo hecho, que sea adecuado otorgarle la guarda y custodia, sino que es indispensable analizar el entorno en el cual se encuentra y en el que, en su caso, se desenvolvería junto con el progenitor que elija, para tomar la decisión que le sea más favorable. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO CIRCUITO. Amparo directo 348/2002. Rosario Yamel Galindo Cota, por sí y en representación de su menor hijo Carlos Rodrigo Gutiérrez Galindo. 4 de julio de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Mario Alberto Flores García. Secretaria: María de Jesús Ruiz Marinero. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis II.2o.C. J/15, novena época, XVI, agosto de 2002, p. 1165. MENORES DE EDAD. EN JUICIO SOBRE SU GUARDA Y CUSTODIA ES NECESARIO ESTABLECER UN RÉGIMEN DE CONVIVENCIA CON SUS PADRES (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO). Conforme a la legislación del Estado de México, el régimen de convivencia de los menores no emancipados encuentra sustento en el artículo 267 del Código Civil, que prevé su instauración y fijación como consecuencia del decretamiento del divorcio de los padres. No obstante, tratándose de los juicios sobre guarda y custodia de dichos menores, sin duda debe hacerse extensiva la adecuación y aplicación de ese régimen, por actualizarse idénticas situaciones jurídicas y materiales derivadas de la separación de los ascendientes, que si bien como objetivo principal obliga a establecer la guarda del menor a favor de uno de ellos, en forma complementaria conlleva a la necesidad de precisar las circunstancias en torno a las cuales el diverso ascendiente habrá de convivir con GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 213 los hijos y de cumplimentar sus obligaciones derivadas de la patria potestad que sobre los mismos mantiene. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 152/99. Sergio Trejo Cervantes y otra. 3 de noviembre de 1999. Unanimidad de votos. Ponente: Humberto Venancio Pineda. Secretario: Baltazar Cortez Arias. Amparo directo 367/2000. Ernesto Velasco Hernández. 3 de octubre de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Javier Cardoso Chávez. Secretario: Javier García Molina. Amparo directo 226/2002. Abraham Rivas Miguel. 23 de abril de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Virgilio A. Solorio Campos. Secretario: Carlos Esquivel Estrada. Amparo directo 234/2002. Blas Bernal Flores. 14 de mayo de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Javier Cardoso Chávez. Secretario: Everardo Orbe de la O. Amparo directo 270/2002. Antonio García Díaz. 28 de mayo de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Javier Cardoso Chávez. Secretario: Everardo Orbe de la O. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis VI.2o.C.224 C, novena época, XV, abril de 2002, p. 1290. MENORES DE SIETE AÑOS. EL JUEZ DEBE DECIDIR SOBRE SU CUSTODIA DE OFICIO, SIN ESPERAR LA EJECUCIÓN DE SENTENCIA, CUÁL DE LOS CÓNYUGES DEBE EJERCERLA, PREVALECIENDO EL INTERÉS DE AQUÉLLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA). Los artículos 293 y 635, fracciones I y II, incisos a) y c), del Código Civil para el Estado de Puebla disponen: “Artículo 293. Los negocios familiares se resolverán atendiendo preferentemente al interés de los menores o mayores incapaces o discapacitados, si los hubiere en la familia de que se trate; en caso contrario se atenderá al interés de la familia misma y por último al de los mayores de edad capaces que formen parte de ella”, y “Artículo 635. … I. El padre y la madre convendrán quién de ellos se hará cargo de la guarda del menor y con éste habitará el hijo; II. Si los padres no llegaren a ningún acuerdo: a) Los menores de siete años quedarán al cuidado de la madre. … c) Los mayores de doce años elegirán cuál de ambos padres deberá hacerse cargo de ellos y si éstos no eligen; el juez decidirá quién deba 214 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA hacerse cargo de ellos…”. Ahora bien, si la autoridad responsable sostiene que el juez de primera instancia incumplió con el artículo 463 del Código Civil en comento, porque no oyó a los cónyuges, al menor de siete años y al Ministerio Público y que, por ello, la custodia de dicho menor debe ser decidida en ejecución de sentencia, este criterio es incorrecto, ya que dicho artículo debe interpretarse armónicamente con el contenido de los artículos 293 y 635, fracción II, incisos a) y c), del citado código, que sólo permiten a los hijos mayores de doce años decidir cuál de sus padres debe hacerse cargo de ellos, y es para estos casos en que, tratándose de divorcio, debe oírse a los cónyuges, menores y Ministerio Público, pues de otro modo se estimaría que los menores de siete años pueden decidir en ese aspecto, resultando innecesaria la disposición contenida en el inciso a) de la mencionada fracción II del artículo 635, que imperativamente señala que los menores de siete años quedarán al cuidado de la madre. En consecuencia, ambos padres no pueden tener la custodia del menor, ni tampoco esperar a la ejecución de sentencia para decidir cuál de ellos debe ejercerla, ya que el juez debe analizar las circunstancias del caso y resolver a cuál de sus padres corresponde su custodia, atendiendo al interés de los menores. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 298/2001. Nohemí Márquez Ávila. 10 de agosto de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretaria: Martha Gabriela Sánchez Alonso. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis I.6o.C.238 C, novena época, XV, febrero de 2002, p. 823. GUARDA Y CUSTODIA. EN TRTÁNDOSE DE HIJOS NACIDOS FUERA DE MATRIMONIO, DONDE LOS PADRES VIVEN SEPARADOS, EL JUEZ O TRIBUNAL DE ALZADA, AUN CUANDO NO SEA MATERIA DE LITIGIO, DEBEN PROVEER SOBRE AQUÉLLAS. El artículo 283 del Código Civil para el Distrito Federal prescribe que la sentencia de divorcio fijará en forma definitiva, entre otras cosas, la guarda y custodia de los hijos menores de edad, pero dicho precepto regula los efectos de esa figura jurídica en los matrimonios malogrados, circunstancias que no ocurren cuando se trata de un menor nacido fuera de matrimonio, cuyos progenitores no viven juntos y lo reconocieron en el acto de su registro, situación prevista en el libro pri- GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 215 mero, título séptimo, capítulo IV, del citado ordenamiento, que en su artículo 380 señala que en tales supuestos los padres convendrán cuál de los dos ejercerá su guarda y custodia, y de no hacerlo, corresponderá al Juez de lo Familiar resolver lo conducente; por lo que si en un contradictorio se declara infundada la acción de pérdida de la patria potestad del menor, en términos del artículo 941 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, las autoridades del fuero común tienen la obligación de proveer sobre su guarda y custodia, pues el hecho de que no sea materia de la litis tal cuestión, no obsta para que deba determinarse, ya que lo contrario acarrearía inseguridad jurídica al menor, dada la indeterminación de su paradero y en cuál de los padres debe recaer dicha obligación de cuidado, si ambos siguen ejerciendo la patria potestad y pueden exigir fundadamente su guarda y custodia. SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 6626/2000. Socorro Rebeca Celis Hernández y otra. 2 de febrero de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo R. Parrao Rodríguez. Secretario: Abraham Mejía Arroyo. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis VII.3o.C.9 C, novena época, XIII, junio de 2001, p. 663. ALIMENTOS, GUARDA Y CUSTODIA DE MENORES. EL CONVENIO EN QUE SE PACTAN DEBE CELEBRARSE ANTE LOS JUECES DE PRIMERA INSTANCIA Y NO ANTE EL PROCURADOR DE LA DEFENSA DEL MENOR, DE LA FAMILIA Y EL INDÍGENA, COMO ÓRGANO DEL DIF (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ). De la interpretación sistemática de los artículos 116, frac- ción XI, 117, párrafo primero, ambos del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Veracruz y 31, fracción I, de la abrogada Ley Orgánica del Poder Judicial para la propia entidad, de tres de abril de mil novecientos ochenta y cuatro, que en lo sustancial es similar a lo que dispone la fracción I del artículo 68 de la nueva Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado, publicada en la Gaceta Oficial el día veintiséis de julio del año dos mil, se obtiene que fue voluntad del legislador conferir jurisdicción a los jueces de primera instancia, entre otras facultades, para conocer de las cuestiones inherentes a la familia. Luego, si los alimentos son de primer orden dentro del núcleo familiar, no hay duda en 216 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA afirmar que el convenio en que se pacten éstos, así como la guarda y custodia de menores, debe celebrarse ante los jueces de primera instancia, debido a que por ser autoridades legalmente competentes para conocer de esas cuestiones, se puede exigir el cumplimiento del convenio en el que se pacten, aun en forma coercitiva. Por otra parte, si bien es cierto que el procurador de la Defensa del Menor, de la Familia y el Indígena, como parte integrante del organismo público descentralizado denominado “Desarrollo Integral de la Familia” del Estado de Veracruz, tiene la facultad de proponer a las partes interesadas soluciones amistosas para el arreglo de sus conflictos y hacer constar los resultados en actas autorizadas, también lo es que la Ley de Asistencia Social que lo crea, no establece un procedimiento coactivo para el supuesto de que alguna de las partes incumpla con las obligaciones pactadas en la solución asentada en el acta respectiva y, por ello, las medidas que se adoptaran para el cumplimiento de tales obligaciones resultarían ineficaces. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO CIRCUITO. Amparo directo 59/2000. Artemio Flores Jácome. 26 de octubre de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Adrián Avendaño Constantino. Secretario: Israel Palestina Mendoza. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis X.3o.12 C, novena época, XIII, junio de 2001, p. 767. SUSPENSIÓN. NO PROCEDE CONCEDERLA CONTRA LA MEDIDA PROVISIONAL QUE ORDENA AL PADRE ENTREGAR AL MENOR PARA SU GUARDA Y CUSTODIA A SU CÓNYUGE. De acuerdo al principio general rector de la decisión de guarda y custodia de los menores de edad, consistente en que éstos deben permanecer al lado de la madre, porque se atiende fundamentalmente a las circunstancias específicas que se encaminan a proteger el desarrollo de la familia y dentro de este concepto, por consiguiente, a velar por el desarrollo de los menores de edad, de tal suerte que existe interés social en que éstos estén bajo el resguardo de la madre hasta la edad que fije el Código Civil aplicable; luego, mientras el hijo se encuentre en esas hipótesis, resulta improcedente conceder la suspensión al quejoso (padre del menor) en virtud de que sus efectos se traducen en separar a los hijos de la madre, medida que aparte de causar un perjuicio para ambos, atenta contra el interés general que radica en que los GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR 217 hijos menores de cierta edad no se alejen de la madre cuyos cuidados les son indispensables, lo que significa que al estar ese interés de por medio, no se satisfacen los requisitos de la fracción II del artículo 124 de la Ley de Amparo. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO CIRCUITO. Incidente de suspensión (revisión) 25/2001. Miriam Elena Ultrilla Brindis. 26 de marzo de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Humberto Benítez Pimienta. Secretario: Isaías Corona Coronado. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis XI.1o.17 C, novena época, XIII, mayo de 2001, p. 1175. LEGITIMACIÓN ACTIVA PARA PROMOVER INTERDICTO PARA RECUPERAR LA POSESIÓN DE UN MENOR A PESAR DE HABER PERDIDO PREVIAMENTE LA PATRIA POTESTAD (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MICHOACÁN). El artículo 311 del Código Civil del Estado de Michoacán, el cual dispone que “Si el que está en posesión de los derechos de padre o de hijo fuere despojado de ellos o perturbado en su ejercicio, sin que preceda sentencia por la cual deba perderlos, podrá usar de las acciones que establecen las leyes para que se le ampare o restituya en la posesión.”, es aplicable también al padre o a la madre que hubiere perdido legalmente la patria potestad de un hijo menor, si la sentencia que le impuso esa condena no se ha cumplimentado, porque en tanto no sea desposeído por esa causa, conserva la guarda y custodia de su hijo. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 491/2000. Rosa Ma. Cervantes Martínez. 13 de octubre de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: José Ma. Álvaro Navarro. Secretaria: Marvella Pérez Marín. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis XX.97 C, novena época, IV, julio de 1996, p. 397. GUARDA Y CUSTODIA DEL MENOR. AUN CUANDO EL PADRE POSEA UNA SITUACIÓN ECONÓMICA MÁS ELEVADA QUE LA DE LA MADRE ES INSUFICIENTE PARA ENTREGARLE LA. (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE CHIAPAS). De conformidad con el artículo 216 del Código de Procedimientos Civiles, los hijos menores de siete años deben permanecer bajo el cuidado de la madre, ya que se ha estimado que, dada su condición física y natural, es quien puede proporcionar los mayores cuidados y atención con la eficacia y 218 ELIZABETH GONZÁLEZ REGUERA esmero necesarios para su normal desarrollo, y sólo en los casos de excepción que el Código Civil prevé en el artículo 439, puede privársele a la madre de la custodia o, en su caso, la patria potestad, según proceda; por tanto, la circunstancia de que el quejoso, en el carácter de progenitor del menor, goce de una situación económica más holgada en relación con la madre de éste, cuya custodia se controvierte, es insuficiente para separar a dicho menor de su citada progenitora. TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO. Amparo directo 1016/95. Cándido Girón Garay. 3 de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco A. Velasco Santiago. Secretario: José Gabriel Clemente Rodríguez. Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tesis II.2o.C.T.7 C, novena época, II, agosto de 1995, p. 559. MENORES DE EDAD. GUARDA Y CUSTODIA DE LOS. Si bien es cierto que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que cuando se trata de menores de edad lo más benéfico para su desarrollo y estabilidad es que se encuentren bajo el cuidado de su madre, también lo es que esto no significa que tal criterio deba aplicarse indiscriminadamente a todos los casos, pues es obligación del juzgador tomar en cuenta, el interés del menor sobre cualquier otro. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 344/95. Elisa Rivera Uribe. 19 de abril de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretaria: Laura Rojas Vargas. MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS María Clementina PEREA VALADEZ SUMARIO: I. Matrimonio. II. Divorcio. III. Medios alternativos de solución de conflictos. IV. Bibliografía. I. MATRIMONIO Existen diversas consideraciones en torno a la conceptualización del matrimonio, como institución, contrato o acto jurídico. El matrimonio como institución abarca al “conjunto de normas que reglamentan las relaciones de los cónyuges creando un estado de vida permanente derivado de un acto jurídico solemne”.1 Es un conjunto de normas de igual naturaleza que regulan un todo orgánico y persiguen una misma finalidad. Ihering explica que las normas jurídicas se agrupan constituyendo series de preceptos para formar verdaderos cuerpos que tienen autonomía, estructura y funcionamiento propios dentro del sistema total que constituye el derecho positivo.2 Así también, se define al matrimonio como una idea de obra significa la común finalidad que persiguen los consortes para constituir una familia y realizar un estado de vida permanente entre los mismos. Para el logro de las finalidades comunes que impone la institución, se organiza un poder que tiene por objeto mantener la unidad y 1 Pérez Duarte y Noroña Alicia, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, Porrúa, 2004, t. M-P, pp. 34 y 35. 2 Rojina Villegas, Rafael, Compendio de derecho civil, 19a. ed., México, Porrúa 1983, pp. 281 y 282. 219 220 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ establecer la dirección dentro del grupo, pues toda comunidad exige necesariamente tanto un poder de mando como un principio de disciplina social. En el matrimonio, ambos cónyuges pueden convertirse en órganos del poder, asumiendo igual autoridad…3 Como institución, el matrimonio deriva de un conjunto de normas jurídicas, en que el Estado tiene el interés de preservar y legislar en beneficio de un interés colectivo y social. Como contrato, derivada esta teoría de la separación Iglesia-Estado en la intervención que tenía la primera en su regulación. Para los tratadistas que lo consideran contrato, el matrimonio es según, Gutiérrez y González: “un contrato solemne, de tracto sucesivo, que se celebra entre una sola mujer y un solo hombre, que tiene el doble objeto de tratar de sobrellevar las partes, en común, los placeres y cargas de la vida, y tratar de perpetuar la especie humana”.4 Su carácter como acto jurídico se ha precisado en la teoría de León Duguit, distinguiendo en el acto regla, el acto subjetivo y el acto condición, clasificando al matrimonio en este último al señalar que: El acto jurídico que tiene por objeto determinar la aplicación permanente de todo estatuto de derecho a un individuo o a un conjunto de individuos, para crear situaciones jurídicas concretas que constituyen un verdadero estado, por cuanto que no se agotan por la realización de las mismas, sino que permiten su renovación continua. Por virtud del matrimonio se condiciona la aplicación de un estatuto que vendrá a regir la vida de los consortes en forma permanente. Es decir un sistema de derecho en su totalidad es puesto en movimiento por virtud de un acto jurídico que permite la realización constante de consecuencias múltiples y la creación de situaciones jurídicas permanentes.5 Y la teoría del acto del poder estatal o la denominada por Rojina Villegas acto jurídico mixto, la cual establece: El matrimonio es un acto mixto debido a que se constituye no sólo por el consentimiento de los consortes, sino también por intervención que tiene el oficial del Registro Civil. Este órgano del Estado desempeña un 3 Op. cit., nota 2, p. 282. Gutiérrez y González, Ernesto, Derecho civil para la familia, México, Porrúa, 2004, p. 222. 5 Op. cit., nota 4. 4 MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 221 papel constitutivo y no simplemente declarativo, pues podemos decir que si omitiese en el acta respectiva hacer constar la declaración que debe hacer el citado funcionario, considerando unidos a los consortes en legítimo matrimonio, éste no existiría desde el punto de vista jurídico.6 Como acto jurídico se define como: “es la forma legal de constitución de la familia a través del vínculo jurídico establecido entre dos personas de distinto sexo, que crea entre ellas una comunidad de vida total y permanente con derechos y obligaciones recíprocos determinados por la propia ley”.7 Los efectos jurídicos que produce el matrimonio: entre los cónyuges, con relación a los hijos, con relación a los bienes. “Los primeros están integrados por el conjunto de derechos y deberes irrenunciables, permanentes, recíprocos, de contenido ético jurídico. Estos deberes son: de fidelidad, de cohabitación y asistencia”.8 En relación a los hijos, los efectos jurídicos: “para atribuirles la calidad de hijos habidos en matrimonio, para legitimar a los hijos habidos fuera de matrimonio mediante el subsecuente enlace de sus padres, para originar la certeza en cuanto al ejercicio de los derechos y obligaciones que impone la patria potestad”.9 Los efectos en relación a los bienes “comprenden tres aspectos: las donaciones antenupciales, las donaciones entre consortes y las capitulaciones matrimoniales”.10 II. DIVORCIO Deriva de latín divortium y divertere, que significa separar lo que estaba unido, tomar líneas divergentes. El divorcio vincular es “la forma legal de extinguir un matrimonio válido en vida de los cónyuges por causas surgidas con posterioridad a la celebración del mismo y que permite a los divorciados contraer un nuevo matrimonio válido”.11 6 Idem. Montero Duhalt, Sara, Derecho de familia, México, Porrúa, 1992, p. 97. 8 Op. cit., nota 1, p. 36. 9 Op. cit., nota 8. 10 Idem. 11 Pérez Duarte y Noroña Alicia y Montero Duhalt Sara, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, Porrúa, 2004, t. D-E, p. 593. 7 222 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ La ruptura del vínculo matrimonial, dejando a los cónyuges la posibilidad de contraer nuevas nupcias. “Es la forma legal de extinguir un matrimonio válido en vida de los cónyuges, decretada por autoridad competente que permite a los mismos contraer con posterioridad un nuevo matrimonio”.12 Se le considera al divorcio como un mal necesario y que previo para que surta sus efectos deben de existir causas o causales que el Código Civil establece, o por voluntad de los cónyuges. Existen dos tipos de divorcio vincular: el divorcio voluntario, que puede ser por vía judicial o administrativo y el divorcio necesario judicial. El divorcio voluntario judicial es cuando “los cónyuges que quieren divorciarse por mutuo consentimiento tienen hijos menores de edad, tienen que recurrir al juez de lo familiar de su domicilio para solicitar el divorcio. Con la solicitud del divorcio debe adjuntarse un convenio”.13 En el convenio se sujetará a lo previsto por el artículo 273 del Código Civil para el Distrito Federal, en el cual los cónyuges deberán fijar la forma en que se repartirán y administrarán los bienes en caso de ser sociedad conyugal, la persona que tendrá la custodia de los hijos, la forma en que han de cubrir la pensión alimenticia, las garantías prendarias o inmobiliarias para garantizar los alimentos, la casa que servirá de habitación a cada cónyuge y a los hijos durante y después de ejecutoriado el divorcio.14 El divorcio voluntario administrativo, se establecen ciertos requisitos, que se encuentran establecidos en el artículo 272 del Código Civil para el Distrito Federal, como lo son: que los cónyuges hayan cumplido un año o más de la celebración del matrimonio, que tengan ambos la voluntad de divorciarse, sean mayores de edad, hayan liquidado la sociedad conyugal, en caso de que se hubiesen casado bajo ese régimen, que la cónyuge no esté embarazada, en caso de que tengan hijos que éstos sean mayores de edad y no requieran de alimentos.15 El divorcio necesario “es la disolución del vínculo matrimonial a petición de un cónyuge, decretada por autoridad competente y en base a causa expresamente señalada en la ley”.16 12 Op. cit., nota 7, pp. 196 y 197. Ibidem, p. 255. 14 Código Civil para el Distrito Federal, México, Sista, 1990, pp. 32 y 33. 15 Idem. 16 Op. cit., nota 7, p. 221. 13 MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 223 Las causales de divorcio necesario se encuentran plasmadas en el artículo 267 el Código Civil para el Distrito Federal. “Las causas de divorcio son de carácter limitativo y no ejemplificativo, por lo que cada causa tiene carácter autónomo y no pueden involucrarse unas en otras, ni ampliarse por analogía, ni por mayoría de razón, según tesis por la Corte Suprema”.17 La teoría que señala que el matrimonio es un contrato, considera al divorcio voluntario como una revocación y al divorcio necesario, como una rescisión de contrato. …Pero al paso del tiempo, pues el contrato de matrimonio es de tracto sucesivo, los cónyuges, por razones subjetivas, que no tienen porqué externarlas, se ponen de acuerdo y deciden poner fin a ese acto contrato de matrimonio existente y válido. Así se presentan ya ante un juez civil de lo familiar, ya ante un oficial ( juez) del Registro civil, según sea el caso y después de cumplir con el procedimiento que marca la ley para comparecer ante uno y otro funcionario competente, el Estado declara revocado el contrato de matrimonio, mediante una resolución de divorcio,…”.18 Para la teoría de que el matrimonio es un contrato, se señala que el divorcio es una rescisión: …la base de la demanda es precisamente la figura jurídica de la rescisión, pues cuando un cónyuge demanda la terminación fundándose en alguna de esas causales previstas en el artículo 267, es porque hay de por medio un hecho ilícito de su cónyuge, que incumplió con culpa, el contrato de matrimonio, y en ese caso el juez de lo civil en materia familiar, al constatar el ilícito, declara la rescisión del contrato, y le pone fin, decretando el divorcio, rescición.19 Y continúa el autor: “Y es exactamente eso el divorcio que se llama necesario: la rescisión del contrato de matrimonio en vista de una conducta culpable de uno de los cónyuges, y que la decreta el juez de lo civil familiar”.20 17 Ibidem, p. 222. Op. cit., nota 4, p. 480. 19 Ibidem, p. 482. 20 Idem. 18 224 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ III. MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS Han surgido nuevas formas de resolución de conflictos entre particulares, como una alternativa a la solución de controversias, evitando ir a una contienda judicial en que la que la mayoría de las ocasiones se tornan difíciles, prolongadas y costosas. Su origen estriba en que los propios particulares diriman sus diferencias y sean éstos quienes propongan soluciones. En los Estados Unidos de América han cobrado gran auge y en México comienzan a utilizarse y ser conocidos por la mayoría de la población. En México se les han denominado medios alternativos de solución de controversias o de conflictos han surgido como una nueva fórmula en contraposición al letargo de los juicios, el alto costo de un litigio, el abuso que se le ha dado a los recursos de los procesos judiciales, la ineficacia de la vía conciliatoria que en la mayoría de los casos se convierte en un trámite más, la sobrecarga de trabajo que torna lenta la aplicación de la ley y la insatisfacción social frente a las resoluciones judiciales. Entre los medios alternativos se encuentra: la mediación, aunque también están los denominados: conciliación, pequeño juicio (mini trial), mediación-arbitraje; y otros como: juicio privado o rente un juez (rent a judge), arbitraje derivado (court annexed arbitration), juicio sumario ante jurado (summary jury trial), oyente neutral (neutral listener), determinación por experto neutral (neutral expert fac-finding), evaluación neutral temprana (Early Neutral Evaluation, ENE), evaluación de caso (case evaluation). Los transcritos en inglés son utilizados generalmente en Estados Unidos de América y en las prácticas comerciales internacionales.21 Las formas de resolución de conflictos alternativas a los procesos judiciales más comunes y aplicadas a México son: el arbitraje, la conciliación y la mediación. El arbitraje es una forma heterocompositiva, es decir, una solución al litigio, dada por un tercero imparcial, un juez privado o varios, generalmente designados por las partes contendientes, siguiendo un procedimiento que aunque regu21 Estavillo Castro, Fernando, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, Porrúa, 2004, t. M-P, pp. 66-73. MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 225 lado por la ley adjetiva tiene un ritual menos severo y formal que el del procedimiento del proceso jurisdiccional, la resolución por la que se manifiesta el arreglo se denomina laudo, cuya eficacia depende de la voluntad de las partes o de la intervención judicial oficial, según las diversas variantes que se presenten.22 Tiene proximidad el arbitraje con el proceso jurisdiccional en cuanto a su procedimiento en el cual se presentan pruebas, alegatos, y se dicta un laudo, no obstante, el arbitraje es más versátil y dinámico. Su práctica se encuentra enfocada hacia las materias mercantiles, comerciales e internacionales, en materia familiar por considerarla de carácter de interés público, no se permite someter los temas de alimentos, divorcio o nulidad de matrimonio, al arbitraje. Dentro de los medios alternativos se encuentra la conciliación, la cual significa la “acción y efecto de conciliar”, “componer y ajustar los ánimos de los que estaban opuestos entre sí”, “conformar dos o más proposiciones o doctrinas al parecer contrarias” y “granjear o ganar los ánimos o la benevolencia”, “el acuerdo a que llegan las partes en un proceso, cuando existe controversia sobre la aplicación o interpretación de sus derechos”.23 Se dice que la conciliación es el acuerdo a que llegan las partes en un proceso, cuando existe controversia sobre la aplicación o interpretación de sus derechos, que permite resulte innecesario dicho proceso. El acto por el cual las partes encuentran una solución a sus diferencias y la actividad que sirve para ayudar a los contendientes a encontrar el derecho que deba regular sus relaciones jurídicas.24 La conciliación en materia civil se introduce en el año de 1986,25 a través de la audiencia previa y de conciliación; en la práctica del litigio en múltiples ocasiones se vuelve sólo una exhortación del secretario de 22 Flores García, Fernando, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, Porrúa, 2004, t. A-B, p. 315. 23 Ibidem, p. 68. 24 Barajas Montes de Oca, Santiago, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, Porrúa, 2004, t. C, p. 362. 25 Ibidem, p. 364. 226 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ acuerdos o conciliador, sin que realmente se intente que las partes convengan, lo que la convierte en un trámite más dentro del proceso. Dentro de los medios alternativos se encuentra la mediación siendo utilizada como parte de los procedimientos en los países europeos y en los Estados Unidos Americanos considerado a este último, como la “cuna de la mediación moderna”.26 Estados Unidos y Canadá fueron pioneros en recurrir al procedimiento de mediación familiar. Este sistema aparece en Estados Unidos en la década de los sesenta, implantándose en el año 1978, institucionalmente, como alternativa de resolución de conflictos mediante una vía distinta a la litigiosa, ante la problemática derivada de las rupturas familiares. En los estados de California, Minnesota y Maire, especialmente, se desarrollaron experiencias muy ricas.27 En Europa, específicamente en Francia, el punto de partida de la mediación se localiza en la figura del Ombudsman, como intermediario entre los particulares y los organismos oficiales. Se inicia, por tanto, en el derecho público, extendiéndose posteriormente al derecho privado. La mediación se institucionaliza en el derecho civil en el año de 1990.28 En México, desde el punto de vista jurídico, la forma más antigua y conocida de mediación es la que interpreta como acto de comercio. Conforme al artículo 75, fr XIII, del Código de Comercio, “la Ley reputa actos de comercio… XIII. las operaciones de mediación en negocios mercantiles”. En este mismo sentido la interpretan De Pina y De Pina Vara, quienes definen la mediación en primer término, como “contrato en virtud del cual una de las partes se obliga a abonar a la otra —que ha procurado en su favor la celebración de un contrato u operación mercantil— una remuneración por tal servicio”, con lo cual coinciden en esencia con los autores como Mantilla Molina y Rodríguez y Rodríguez, y es en este sentido que 26 Sastre Peláez, Principios generales y definición de la mediación familiar: su reflejo en la legislación autonómica, Ley núm. 5478, 8-2-2002, p. 5. 27 García García, Lucía, Mediación familiar, Dykinson, 2003, p. 23. 28 Suáres, Marinés, Mediación conducción de disputas, comunicación y técnicas, Barcelona, 1996, p. 47. MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 227 la analiza Fernando Alejandro Vázquez Pando, bajo la voz contrato de mediación o corretaje.29 Mediación, deriva del latín mediatio, mediationis, que significa “acción y efecto de mediar” que significa “interponerse entre dos o más que riñen o contienden, procurando reconciliarlos y unirlos en amistad”.30 Es un medio alternativo de solución de controversias, que como tal representa un medio autocompositivo (en contraposición a la solución jurisdiccional, sea judicial o arbitral, que es heterocompositiva), que consiste en un procedimiento privado, informal, voluntario y no adjudicatario, en virtud del cual las partes someten una cierta controversia susceptible de una solución convencional (contrariamente a aquellas cuestiones reguladas por normas de orden público, que como tales no son susceptibles de arbitraje privado ni de transacción) a un tercero independiente, imparcial y neutral, quien actúa como un facilitador que busca una avenencia entre las partes para lograr que éstas, de común acuerdo, encuentren una solución a su desavenencia.31 La autocomposición surge indudablemente de la evolución humana porque hay en ella un alejamiento del primitivismo… al encontrar las propias partes en conflicto la solución de éste, ya sea a través del pacto, de la renuncia o del reconocimiento de las pretensiones de la parte contraria, resulta que aquéllas están ya ante una forma altruista, más humanizada de solución de esos conflictos.32 Es un género dentro del cual cabe que se reconozcan varias especies; “dos unilaterales o derivadas de un acto simple y una bilateral derivada de un acto complejo, para hablar así de: ‘a) La renuncia; b) el reconocimiento, y c) la transacción. Las dos primeras serían unilaterales, y la última sería la bilateral’ ”.33 Las formas autocompositivas las deciden las propias partes y representan la esencia y principio en que se han dirimido los conflictos. 29 Op. cit., nota 21, p. 42. Idem. 31 Op. cit., nota 21, p. 43. 32 Gómez Lara, Cipriano, Teoría general del proceso, México, Colección Textos Jurídicos Universitarios, Harla, 1990, p. 18. 33 Op. cit., nota 32. 30 228 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ La heterocomposición “es la forma más evolucionada e institucional de solución de la conflictiva social. Aquí la solución viene dada de afuera, por un tercero ajeno al conflicto e imparcial. Las dos figuras de heterocomposición son: el arbitraje y el proceso”.34 La heterocomposición es la forma en que hasta la fecha se han resuelto diversos conflictos entre particulares, pero es precisamente la mediación, que ha surgido como un proceso independiente y autónomo siendo una alternativa dinámica para la resolución de problemas planteados por las propias partes interesadas, y son precisamente ellas quienes deciden la forma en que se deberán sus diferencias. La mediación es un proceso autocompositivo de resolución de conflictos, en el cual una tercera persona neutral llamado mediador ayuda a resolver la discrepancia de posturas encontradas, de una manera informal y privada en donde las partes intentan resolverlo por sí mismas, desde sus propias perspectivas. La finalidad es llegar a un acuerdo o convenio al cual serán sujetas por su propia voluntad siendo ellas mismas, las que lo propusieron de esa forma, con la buena fe y voluntad de que será cumplido por ambas. Su propósito es lograr un acuerdo mutuo y rápido, ahorrando los costos de tiempo, dinero y energías, antes de involucrarse en un proceso judicial. La mediación es un procedimiento confidencial y privado. En México, actualmente es aplicada la mediación a determinados conflictos en materia familiar y se tiene el proyecto de ampliar dicho procedimiento hacia otras áreas como lo son en materia mercantil en la resolución de conflictos entre particulares que decidan tratar de dirimir sus controversias a través del diálogo antes de litigarlo en la vía del proceso jurisdiccional. El Consejo de la Judicatura Federal emitió un acuerdo 16-26/2003, de fecha 07 de mayo de 2003, por el cual autorizó la aprobación y ejecución de las etapas de un proyecto de Justicia Alternativa en sus fases de instrumentación y operación; y a través del acuerdo 19-47/2003 de fecha 27 de agosto del mismo año, resuelve la creación del Centro de Justicia Alternativa del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, dentro del Programa de Soluciones Alternativas de Controversias, así como sus Reglas de Operación.35 34 Idem. Página de Internet. www.tsjdf.gob. mx / Nuevas Reglas de Operación del Centro de Justicia Alternativo, 22-10-05, pp. 1-15. 35 MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 229 Con tal motivo, el 01 de febrero de 2001, se creó la Coordinación de Proyectos Especiales del Consejo de la Judicatura del D. F., como dependencia responsable del desarrollo de, entre otros, el Programa de Justicia Alternativa, así como de preparar el proyecto correspondiente. El día 28 de febrero del año 2003, la Coordinación de Proyectos Especiales, después de 2 años de trabajo sobre la investigación, diagnóstico, conocimiento, sensibilización y diseño normativo respecto de la mediación en la ciudad de México, presentó al Consejo el “Proyecto Inicial para la Inserción de los Métodos Alternos de Solución de Controversias en el Tribunal Superior de Justicia del D. F. para el periodo 2003”, que prevé la impartición del servicio de Mediación Familiar a partir del 01 de septiembre de ese mismo año, con la creación del Centro de Justicia Alternativa.36 Con fecha 25 de mayo de 2005, en la sección “C” del Boletín Judicial del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, núm. 99, Tomo CLXXX, se dieron a conocer las Nuevas Reglas de Operación del Centro de Justicia Alternativa en el Distrito Federal.37 Las reglas que establece el Centro de Justicia Alternativo, conceptualizan en su artículo 2o., respecto a la autocomposición. “Para efectos de este ordenamiento, deberá entenderse por: a) Autocomposición: solución que los propios mediados proporcionan a su conflicto.”38 Los principios rectores de la mediación, según el artículo 8o., de las reglas del centro son: I. Voluntariedad. La participación en la mediación debe ser por propia decisión, libre de toda coacción y no por obligación; II. Confidencialidad. La información tratada en mediación no deberá ser divulgada; III. Flexibilidad. La mediación carecerá de toda forma rígida; IV. Neutralidad. La mediación deberá estar exenta de juicios, preferencias, opiniones y prejuicios ajenos a los mediados que puedan influir en la toma de sus decisiones; V. Imparcialidad. La mediación deberá estar libre de favoritismos, inclinaciones o preferencias, no concederá ventajas a alguno de los mediados; 36 Idem. Idem. 38 Idem. 37 230 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ VI. Equidad. La mediación propiciará condiciones de equilibrio entre los mediados, que conduzcan a la obtención de acuerdos recíprocamente satisfactorios y duraderos; VII. Legalidad. La mediación tendrá como límites la voluntad de las partes, la ley, la moral y las buenas costumbres. Solo serán objeto de mediación aquellos conflictos cuyos derechos en disputa se encuentren dentro de la libre disposición de los mediados, y VIII. Honestidad. En la mediación se valorarán las capacidades y limitaciones del mediador, para conducirla.39 El principio de confidencialidad se enfatiza para el mediador en el artículo 22 de las Reglas del Centro de Justicia Alternativa, incluso, le imponen la siguiente prohibición: “El mediador no podrá actuar como testigo en procedimiento legal alguno relacionado con los asuntos que medie, en términos del principio de confidencialidad que rige a la mediación y al deber del secreto profesional que le asiste”.40 Los conflictos susceptibles de ser resueltos a través de Mediación Familiar, en el Centro de Justicia Alternativa, son: Artículo 45. Se consideran conflictos, objeto de mediación familiar: I. Los surgidos entre hombre y mujer que tengan hijos en común o que estén unidos en matrimonio o concubinato: a) Por las crisis de la convivencia, para alcanzar los acuerdos necesarios que puedan evitarles llegar a la iniciación de cualquier proceso judicial, cuando pueda evitarse, o cuando la pareja haya decidido romper la convivencia, para que se presenten de común acuerdo ante la vía judicial y canalizar amigablemente los efectos del divorcio o la separación; b) Con motivo de la modificación o terminación del régimen patrimonial a que esté sujeto su matrimonio; c) Para concretar los términos del convenio, en los casos de divorcio o separación, que regirá durante la tramitación de éstos y después de acaecidos los mismos; d) Con el objeto de modificar las medidas establecidas por sentencia dictada por juez familiar en los casos de circunstancias supervenientes; e) Con la finalidad de establecer la forma de dar cumplimiento a las sentencias; 39 40 Idem. Idem. MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 231 f ) Para acordar cuestiones referentes a personas económicamente dependientes de la pareja, relativas a compensaciones o pensiones alimenticias así como a su cuidado; g) En los conflictos que surgen respecto del ejercicio de la patria potestad y la tutela; tratándose de acordar cuestiones referentes a los hijos comunes, los adoptados, los reconocidos menores de edad o los discapacitados, u otros económicamente dependientes; h) Las diferencias que afronten con motivo de la guarda y custodia de los hijos menores de edad o de la regulación del régimen de convivencias, al tenor de lo dispuesto por el artículo 205 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. II. Los surgidos entre personas unidas por el parentesco o entre éstas y terceros: a) Por razón de alimentos entre parientes o de instituciones tutelares. b) Por cuestiones patrimoniales derivadas de los juicios sucesorios. c) Por cuestiones derivadas de la gestión oficiosa, filiación, adopción, tutela, o curatela, guarda, custodia y convivencia.41 Las personas que requieran el servicio podrán acudir al centro mediante carta, telegrama, fax o correo electrónica, así como en forma oral, en la solicitud que realicen deberán contener sus datos generales, la localización del solicitante y las del invitado. Podrán acudir las personas involucradas en el conflicto, o en forma individual, en este último caso se le solicita “al invitado” que acuda a la cita que el centro les proporciona a las partes para que acudan a resolver sus problemáticas a través de las sesiones que se realicen en el centro, la citación podrá realizar dos veces y en caso de que no acuda el “invitado” a la segunda cita, se tendrá por fallida la alternativa de solucionar el conflicto a través del procedimiento de mediación, como lo señalan los siguientes artículos de las reglas del centro: Artículo 29. Cuando la solicitud la haga uno solo de los involucrados en el conflicto, éste deberá proporcionar el domicilio completo de los demás interesados para que el centro los invite a presentarse en el área de Información Especializada en Mediación, con un documento oficial de identificación y, en su caso, con el que acrediten su representación legal, para que se les proporcione la orientación y documentación explicativa de los servicios que ofrece el centro.42 41 42 Idem. Idem. 232 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ Artículo 30. Si el invitado hace caso omiso a la invitación que envíe el centro, el solicitante puede pedir que se formule una segunda invitación. Si el invitado insiste en no dar respuesta o expresamente manifiesta su negativa para participar, se hará del conocimiento del solicitante y se tendrá por fallida la alternativa para solucionar el conflicto a través de la mediación.43 La figura de la mediación en el Centro de Justicia Alternativa en el Distrito Federal que depende del Tribunal Superior de Justicia de esta misma entidad, su procedimiento se basa en primer término de realizar una selección cuidadosa de casos que son vinculados al Centro de Justicia, con el objeto de enfocar las directrices hacia los asuntos que tengan viabilidad en resolverse a través de esta vía, como lo son: los divorcios voluntarios, la guarda y tutela de menores, las pensiones alimenticias entre otros. Después de hacer una selección de los casos, con base en la materia del derecho familiar, aunado a la verificación de revisión de asuntos que estén próximos a la prescripción de determinadas acciones se les aconseja a las personas que acuden sobre la idoneidad de ventilar el caso ante el centro o acudir ante las instancias correspondientes para resolverlo a través de los procesos jurisdiccionales. Como se señala en artículo 27, que señala: Ya sea que la solicitud se formule de manera escrita u oral, conjunta o separadamente, por los involucrados en el conflicto, el centro les propondrá que se presenten en el área de Información Especializada en mediación, con un documento oficial de identificación y, en su caso, con el que acrediten su representación legal. Los involucrados en el conflicto, expondrán por separado, y en forma breve, el asunto controvertido y recibirán la orientación y documentación explicativa de los servicios que ofrece el centro. Asimismo, se les comunicará, si, en términos de lo dispuesto por este ordenamiento, el conflicto planteado es mediable; en el supuesto de que no sea susceptible de mediación, el centro los orientará a las instancias pertinentes. La información que, en forma oral o por escrito, proporcionen los interesados al personal del centro, deberá capturarse en el sistema informático de éste.44 43 44 Idem. Idem. MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 233 Posteriormente se cita a la parte “contraria” y se le invita a continuar con el procedimiento del Centro de Justicia para dirimir su controversia, si acepta se les cita a ambas partes a diversas pláticas que se les denominan sesiones, en las cuales se encuentran presentes: el mediador y los mediados en la resolución del conflicto, el primero, es la persona que es la encargada de direccionar las pláticas, éste debe ser neutral e imparcial con los temas que se traten, escuchará con atención los conflictos y las posturas de cada mediado, deberá identificar los temas fundamentales que son motivo de la desavenencia, tendrá absoluto respeto con mediados que acuden, creará un ambiente que proponga las posibilidades de llegar a un acuerdo e incluso ayudar a las partes a que sean propositivas en dar soluciones. El mediador, es la persona capacitada profesionalmente para ayudar a las partes en conflicto a encontrar una solución.45 Es un experto en el arte de devolver a las partes su capacidad negociadora, de permitirles que recuperen su posibilidad de gestionar la vida familiar ellos mismos acordando soluciones inteligentes y beneficiosas.46 Los requisitos que debe cubrir el mediador son: Artículo 15. El centro contará con una planta de mediadores con los que conformará su registro. Para ser mediador del centro se deberán reunir los siguientes requisitos: I. Ser mexicano, en pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos o tener la calidad de residente emigrado; II. Tener por lo menos veintiocho años de edad; III. Haber residido en el Distrito Federal o en su área metropolitana por lo menos los tres últimos años al día de la convocatoria; IV. Tener título profesional, por lo menos de licenciatura, o su equivalente, con más de tres años de experiencia profesional a partir de la fecha de expedición del título; V. Someterse al concurso de selección correspondiente; VI. Someterse a los cursos de capacitación y entrenamiento para su habilitación; 45 Cárdenas José, Eduardo, La mediación en conflictos familiares, República de Argentina, Lumen Humanitas, 1998, p. 15. 46 Op. cit., nota 45, p. 18. 234 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ VII. Haber aprobado el examen de competencias laborales correspondiente.47 Las sesiones que se lleven a cabo tienen el carácter de confidenciales y por ningún motivo podrán darse de ellas, publicidad alguna, aun en los casos en que no lleguen a ningún acuerdo, los mediados no podrán utilizar la información vertida en beneficio de sus intereses en una contienda judicial. Al concluir las sesiones que se lleven a cabo, si los mediados llegan a un acuerdo satisfactorio para ambas, lo firmarán, sometiéndose a las obligaciones y prestaciones, en las cuales hayan prestado su consentimiento. Dicho convenio tendrá como fuerza obligatoria la buena voluntad y el compromiso asumido por las mismas para finiquitar su conflicto y el Centro de Justicia Alternativo las invita a que dicho convenio sea ratificado ante la presencia de un órgano jurisdiccional, sólo es una invitación, puesto que en ningún momento se puede obligar a las partes a ratificarlo, siendo que el centro carece de fuerza coercitiva para el cumplimiento de las obligaciones de las partes, puesto que su naturaleza jurídica se basa en la voluntad de las partes y su buena fe, evitando una contienda judicial que puede ser prolongada, costosa y con el inconveniente de que otro tercero decida sobre el conflicto. El artículo 42 de la Reglas de la Mediación, establece que en caso de incumplimiento: Una vez formalizado el convenio, éste tendrá, respecto de los mediados, el carácter de resolución definitiva; ante su incumplimiento, parcial o total, los mismos podrán acudir a la remediación en el propio centro, y con la reapertura del expediente respectivo, construir un convenio modificatorio o un nuevo convenio; o exigir su cumplimiento forzoso ante los jueces competentes, previa su ratificación y autorización judicial, y en la vía y forma que manden las leyes respectivas.48 El término de prescripción para el ejercicio de las acciones procesales, no se interrumpe por la tramitación del procedimiento de mediación. En la figura de la mediación ha tenido cuestionamiento en cuanto a su coacción para el cumplimento de los convenios a que se sujetan las partes. 47 48 Op. cit., nota 35, pp. 1-10. Idem. MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 235 Cierto es que la mediación coopera para que las personas sean quienes propongan soluciones viables y coherentes que puedan respetar y cumplir con sus propios medios y se les invita a que se realiza de esa forma, pero en el caso de incumplimiento de convenios, tendrían que comenzar a iniciar una contienda judicial, debido a que los convenios carecen de fuerza coercitiva y son las partes quienes los cumplen de buena fe. Existe una figura en la mediación que se le denomina: remediación, que es cuando no se ha cumplido el convenio se realiza una reapertura del expediente y se vuelven a citar a las partes para construir, modificar o crear un nuevo convenio, siempre con la anuencia de las partes, como lo estatuye el artículo 42 de las reglas del centro: Una vez formalizado el convenio, éste tendrá, respecto de los mediados, el carácter de resolución definitiva; ante su incumplimiento, parcial o total, los mismos podrán acudir a la remediación en el propio centro, y con la reapertura del expediente respectivo, construir un convenio modificatorio o un nuevo convenio; o exigir su cumplimiento forzoso ante los jueces competentes, previa su ratificación y autorización judicial, y en la vía y forma que manden las leyes respectiva. Es decir, sí los convenios llevados en el Centro de Justicia Alternativa, las partes por su propia voluntad previa invitación que les realice el centro, lo ratifican a través de la figura de la jurisdicción voluntaria, ante los jueces de lo familiar y previa autorización judicial, podrán hacer exigir de forma coactiva su cumplimiento; pero en el caso de que las partes no lo hayan querido ratificar ante un juez de lo familiar, entonces, para hacer cumplir el convenio realizado ante el centro, sólo tendrán como alternativa la figura de la remediación ante el Centro de Justicia Alternativa y en caso de que no construyeran, modificarán o crearán un nuevo convenio, tendrían que acudir ante los jueces de lo familiar para iniciar un nuevo proceso judicial, es decir demandar según sea el caso: la pensión alimenticia, el divorcio necesario, etcétera. Por lo que es menester que, el Centro de Justicia Alternativa en el Distrito Federal el cual se encuentra facultado para llevar a cabo la mediación sea muy cuidadoso en determinar, que casos son los convenientes para llevar a cabo una mediación y cuales por su perfil no son convenientes, como lo son lo que se encuentran en un lapso de corto tiempo para que prescriban sus acciones, o cuando de las pláticas que 236 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ se tengan con el primer interlocutor que pida ayuda al centro, se verifique la inviabilidad de una posible conciliación por la falta de interés o por la problemática que se presente en cada caso. La mediación familiar representa una nueva visión de resolver los conflictos conyugales y sus las discrepancias de una forma más humana y objetiva, de verificar en la solución de un conflicto, no sólo los derechos y obligaciones que se estipulan en la ley, sino que ventilarlo desde una perspectiva psicológica, emocional de intereses mutuos y divergentes, que en ocasiones se diluyen en la rigidez de las leyes. Resolver desde una perspectiva distinta, las discrepancias y crisis conyugales, siendo los propios protagonistas de sus soluciones, teniendo la oportunidad de decidir su propio destino, basándose en conclusiones propias y no en una sentencia o resolución en donde existirá un vencedor y un vencido, quedando éste último con un amargo sabor de boca. En los Estados Unidos Americanos y en Europa la mediación es un instrumento que se ha tornado común y eficiente para la resolución de conflictos familiares como lo señala, Lucía García García: El Comité de Ministros del Consejo de Europa, en su Recomendación I/98 sobre Mediación Familiar, realza la eficacia de esta institución, a la vista de los resultados obtenidos en diversos países, que ponen de manifiesto que dicha eficacia ha sido contrastada suficientemente. Para este órgano, el procedimiento de mediación se ha revelado como un instrumento muy valioso para la solución de los conflictos derivados de la crisis de pareja, de una forma ágil, flexible y no confrontativa.49 La resolución de conflictos a través de la mediación es una opción relativamente nueva en México y que en otros países ha dado grandes resultados satisfactorios, como puede ser que al ser negociada la solución al problemas entre cónyuges, sea más fácil su cumplimiento, puesto que existe un acuerdo previo de voluntades y no una obligación forzosa. Señala García García que: En definitiva, además del ahorro en tiempo y dinero que supone la evitación del juicio, que es el principal factor de su auge, la mediación ofrece algunas ventajas, tanto desde el punto de vista individual (las partes conocen mejor que el juez, sus verdaderos intereses y el límite de sus pretensiones) como social (las soluciones acordadas favorecen la paz social y la 49 Op cit., nota 27, p. 98. MATRIMONIO, DIVORCIO Y MEDIOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN 237 cohesión de la comunidad, frente al trauma que supone toda resolución decisoria), causa satisfacción en ambas partes porque no hay perdedores y se evitan las ejecuciones forzosas y, lo que es más importante, la prolongación del juicio y su negativa repercusión para la salud.50 Como medio alternativo a la solución de conflictos la mediación es una nueva viabilidad a través de la cual se pueden resolver conflictos. El Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal ha comenzado por la mediación familiar, dejando abierta la posibilidad de realizar mediación en otras materias, una vez que se tenga mayor experiencia y herramientas necesarias para ampliar su actuación. A continuación se expone algunas consideraciones finales, con relación al tema: • El matrimonio sigue siendo la forma institucional de constituir la familia; es indispensable profundizar en el análisis sociológico y jurídico de las nuevas formas de “familia”, comprendiendo los diferentes esquemas que se han generado. • El divorcio vincular ha ido en aumento, por diversos factores socioeconómicos que lo han favorecido, así como por factores individuales que han permitido la polarización de nuevas ideas y el cambio de “nuevas formas de familia”, siendo indispensable un análisis sociológico y jurídico profundo sobre los nuevos aspectos que representan las nuevas familias constituidas: madres solteras, madres y padres con hijos de diferentes parejas, padres solteros, etcétera. • El aumento de divorcios y de conflictos entre padres e hijos; es la mediación una forma alternativa al proceso jurisdiccional para dirimir las controversias. • Entre las ventajas de la mediación se encuentran: la de disminuir los costos económicos a las partes involucradas de lo que implica un juicio, las partes son escuchadas y comprendidas, buscan soluciones conjuntas para dirimir el conflicto, es dinámico, y se concluye en menor tiempo que un juicio ordinario. • El cumplimiento de los convenios se realiza de forma voluntaria, los mediados lo cumplen, por creer, que es lo más conveniente y no por imposición alguna. • La mediación representa una alternativa de solución, y una nueva visión de resolver controversias, dejando la posibilidad que en caso de 50 Ibidem, p. 104. 238 MARÍA CLEMENTINA PEREA VALADEZ desavenencia, las partes preservar su derecho de hacerlo valer en la vía jurisdiccional. IV. BIBLIOGRAFÍA BARAJAS MONTES DE OCA, Santiago, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, Porrúa, 2004, t. C. CÁRDENAS JOSÉ, Eduardo, La mediación en conflictos familiares, República de Argentina, Lumen Humanitas, 1998. GARCÍA GARCÍA, Lucía, Mediación familiar, Madrid, Dykinson, 2003. GÓMEZ LARA, Cipriano, Teoría General del Proceso, México, Colección Textos Jurídicos Universitarios, Harla, 1990. GUTIÉRREZ Y GONZÁLEZ, Ernesto, Derecho Civil para la Familia, México, Porrúa, 2004. ESTAVILLO CASTRO, Fernando, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a. ed., México, Porrúa, 2004, t. M-P. FIAREN GUILLÉN, Víctor, Figuras extraprocesales de arreglo de conflictos, justicia y sociedad, México, UNAM, 1994. FLORES GARCÍA, Fernando, Enciclopedia Jurídica Mexicana, 2a ed., México, Porrúa, 2004, t. A-B. GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, Instituciones no jurisdiccionales para la resolución de conflictos, justicia y sociedad, México, 1994. GARCÍA GARCÍA, Lucía, Mediación familiar, Madrid, Dykinson, 2003. 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Páginas de Internet consultadas Página de Internet, www.tsjdf.gob.mx / Nuevas Reglas de Operación del Centro de Justicia Alternativa. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS FAMILIARES PRINCIPIOS, DEFINICIONES Y SU REFLEJO EN LA LEGISLACIÓN AUTONÓMICA ESPAÑOLA Antonio José SASTRE PELÁEZ * SUMARIO: I. Justificación. II. Introducción. III. Principios de la mediación IV. Definiciones. V. Conclusión. I. JUSTIFICACIÓN Además de presentar la nueva cultura de la mediación familiar como sistema pacífico de gestión y resolución de conflictos familiares, sus principios y definiciones, haremos un somero análisis del tratamiento que el derecho positivo español hace de la mediación familiar: Ley de Mediación Familiar de Cataluña, Ley de Mediación Familiar de Galicia, Ley de Mediación Familiar de Valencia, Ley de Mediación Familiar de Canarias y Proyecto de Ley de Mediación Familiar de Castilla y León, y referencia a la autocomposición de los conflictos en la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 de 7 de enero del Estado Español. Los sistemas autocompositivos emergen cada vez con mayor fuerza e intensidad frente a los sistemas tradicionales de heterocomposición de los conflictos (administración de justicia y tribunales arbitrales). Es una nueva cultura de gestión positiva y pacífica de las diferencias que se fun* Codirector y profesor del curso de Posgrado de Experto en Mediación Familiar por la Universidad de Burgos (España), profesor colaborador de la Cátedra de Empresa Familiar en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Valladolid (España), profesor de la Escuela de Organización Industrial (EOI) Ministerio de Educación y Ciencia de España. 241 242 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ damenta en una sociedad democrática desarrollada, donde las soluciones a los problemas se insertan en la idea de que las partes implicadas en los mismos son lo suficientemente maduras como para buscar sus propias soluciones sin que sean tuteladas por el Estado a través de los tribunales y cortes arbitrales. Su análisis y estudio son necesarios para tratar de encontrar las claves del relativo éxito de la implantación de estos nuevos sistemas, o más bien de esta nueva filosofía frente a los conflictos. No obstante, hay que aclarar que, si bien es cierto que el formato moderno de la mediación como sistema alternativo de resolución de conflictos (A D R “Alternative Dispute Resolutions” en su versión anglosajona) nace en la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard en la década de los años setenta del siglo pasado, en todas las culturas y civilizaciones de todos los tiempos, siempre ha existido la figura del pacificador que ayuda a las partes a disminuir la tensión de las disputas y en su caso a resolverlas a través de la ayuda a la negociación. La evolución conceptual del sistema ha sido la siguiente: en primer lugar se consideró como un sistema alternativo de resolución de conflictos confrontado a los tribunales; luego, dentro de un desarrollo más realista como sistema complementario a los tribunales de resolución de conflictos, (teniendo en cuenta en primer lugar en el derecho constitucional y universal de todos los ciudadanos de acudir a la tutela legal efectiva de los tribunales en sus disputas para la eficaz protección de sus derechos e intereses legales y en segundo lugar en la imposibilidad de que en algunos casos se puedan resolver extrajudicialmente algunos conflictos por múltiples razones), hasta llegar a la ver actualmente la mediación como un sistema de gestión y, en su caso, resolución de los conflictos, ya que, aunque algunas negociaciones terminen en los tribunales, el hecho de haber negociado previamente suele rebajar la tensión del conflicto o al menos elimina la mala conciencia de haber desatado una “guerra legal” sin haber intentado un previo acercamiento. Añado un plus indicando que esa gestión es “positiva”, de modo que llegamos al actual perfil conceptual de la mediación como un sistema de gestión positiva y autocomposición de los conflictos familiares y sociales, de modo que el conflicto en vez de verse desde una perspectiva negativa, se ve como una oportunidad de crecimiento. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 243 II. INTRODUCCIÓN El deseo de controlar nuestro destino, fruto de un incremento de nuestra autoestima y madurez personal y colectiva, provoca a las partes en conflicto la necesidad de tratar de encontrar soluciones alternativas a la resolución de los conflictos, lo que genera un interés de los profesionales inmersos en “oficios de ayuda” en tratar de bucear en nuevos sistemas o procedimientos para la gestión y resolución de las diferencias enfrentadas. La desconfianza en los sistemas heterocompositivos tradicionales, que como vox populi, está en la mente de todos, es manifiesta. Todo ello, a pesar de los loables, y en muchos casos admirables, esfuerzos de los servidores de la justicia por realizar un trabajo encomiable, en la inmensa mayoría de las veces ajustado a un buen hacer profesional. Sin embargo, ese trabajo, cotidiano, profesional, de la inmensa mayoría de las magistradas(os), no ha evitado el fenómeno social de desconfianza, ya que los aislados fallos o pronunciamientos “llamativos”, que provocan escándalo social, tienen más fuerza de atracción y morbo que el trabajo cotidiano bien hecho. Huelga insistir en la denominada crisis de la administración de justicia, porque se está también constituyendo en un auténtico tópico que en nada favorece la búsqueda de soluciones a la correcta solución de las confrontaciones de intereses entre las partes inmersas en un conflicto. No cabe duda, y en eso están de acuerdo hasta los propios magistrados y magistradas, que donde muchas veces sus decisiones se hacen difíciles de hacer cumplir es en el ámbito de la ruptura matrimonial. Cuántas veces los magistrados(as) que sirven en Juzgados de Familia, se ven impotentes para aplicar la mejor solución o al menos la más adecuada a los problemas familiares derivados de esta ruptura matrimonial. Según testimonio de magníficos representantes de la magistratura promediadores (Pascual Ortuño, Mercedes Caso, Ana Carrascosa, Victoria Guinaldo, Pilar Gonsalvez). Antonio Coy Ferrer,1 manifestó que era paradójico llamar nueva a la metodología mediacional, y sería nueva relativamente, al menos en lo que se refiere al mundo occidental, las culturas orientales utilizan la mediación desde hace milenios. En realidad la intervención de un tercero respetado y neutral para dirimir disputas familiares y comunitarias 1 Coy Ferrer, Antonio, psicólogo, conferencia: “La mediación: una nueva metodología profesional”, I Congreso Internacional de Mediación Familiar, Barcelona, octubre 1999. 244 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ es tan vieja como la sociedad misma, cosa que podemos encontrar en la Biblia, el Corán y en las viejas culturas tribales. Las vías autocompositivas de los conflictos son aquellas que se caracterizan porque son las propias partes, auxiliadas, ayudadas motivadas o no por un tercero, las que protagonizan el acuerdo. No se someten a un tercero para que éste resuelva, sino que son las propias partes las que determinan la solución al conflicto, limitándose el tercero a aproximar a las partes en el acuerdo pero nunca de manera que les imponga la solución. Algunos autores como Alcalá-Zamora lo llamaban autodefensa; otros, como Montero Aroca, autotutela. En ambas fórmulas pueden destacarse dos elementos: a) la ausencia de un juez o tercero distinto de las propias partes que imponga la solución, b) la falta de imposición de una decisión por una de las partes frente a la otra.2 Como ya he indicado, el formato moderno de la mediación nace en USA en los años setenta, en el seno de la Universidad de Harvard, dentro del marco de las teorías de la negociación, como alternativa a la resolución de los conflictos de carácter empresarial. En el ámbito europeo, se empezó a aplicar en Gran Bretaña a finales de la década de los setenta. En 1989 se crean los primeros centros privados de mediación en Bristol y Londres. La eficacia de este método ha promovido un requerimiento para que las partes consideren la mediación antes de someter su litigio a la jurisdicción ordinaria en las áreas de civil y mercantil, de acuerdo con una directiva del Lord Chief Justice. En Francia, la institucionalización de la mediación en el derecho civil data de 1990, con centros privados como el de la Universidad Católica de Lyon, destacados en la formación y aplicación de la mediación, principalmente en el ámbito de los conflictos familiares. En Hispanoamérica, la difusión de la mediación ha sido igualmente rápida, especialmente en Argentina, donde tras una experiencia piloto realizada por el Ministerio de Justicia, se promulgó la Ley 24.573 de 4 de octubre de 1995 de mediación y conciliación, instituyendo con carácter obligatorio la mediación previa a todo juicio en el ámbito patrimonial. Finalmente, debe señalarse que no es casual que en el ámbito de lo que podríamos llamar la lex mercatoria sean numerosas las asociaciones profesionales de ámbito internacional que incluyen en sus reglamentaciones una variada y sofisticada 2 Cfr. Belloso Martín, Nuria , Otros Cauces para el Derecho: formas alternativas de resolución de conflictos, Universidad de Burgos, 1999, p. 17. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 245 gama de métodos alternativos de resolución de conflictos con especial énfasis en la mediación, destacando por su desarrollo el campo de los contratos internacionales de construcción, los contratos modelo de la FIDIC (Federation International des Ingenieurs-Conseils) o la ENAA (Engineering Advancement Association of Japan).3 La Recomendación 98-1 (de 21 de enero de 1998 elaborada por el comité de expertos sobre derecho de familia y aprobada el 21 de enero de 1999 por el Comité de Ministros del Consejo de Europa) 4 a los Estados miembros sobre la mediación familiar abrió un proceso de reformas legislativas a nivel internacional. La IV Conferencia Europea sobre derecho de familia que se celebró en Estrasburgo los días 1o. y 2 de octubre de 1998 sobre “La mediación familiar en Europa”, tuvo precisamente como objetivo principal difundir a nivel internacional los principios rectores de la mediación familiar contenidos en esa recomendación. Ante el reconocimiento de que estamos ante una nueva cultura de la paz en los conflictos interpersonales y de que el instrumento que se nos ofrece debe ser analizado desde una perspectiva seria y rigurosa, hemos de reconocer que el instituto de la mediación familiar se encuentra inserto claramente en el gran sistema de la autocomposición de los conflictos. La promulgación de las cuatro primeras leyes autonómicas sobre mediación familiar: Ley Catalana 1/2001 de 15 de marzo de 2001 (D. O. G. C. 26-3-01), Ley Gallega 4/2001 de 31 de mayo de 2001 (D. O. G. 18-6-01), Ley Valenciana 7/2001 de 26 de noviembre de 2001 (D. O. 3 Ibidem, nota 2. Conferencia de doña Marta Requena, letrada de la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Consejo de Europa, responsable de actividades de derecho de familia, impartida el 24 y 25 de septiembre de 1999 Madrid (España), “El Consejo de Europa es una organización internacional de carácter intergubernamental creada el 5 de mayo de 1949 por el Estatuto de Londres y que tiene competencias en diversos ámbitos de la actividad ( política, jurídica, cultural y social, excepto en defensa). Los valores defendidos por el consejo de Europa son la democracia plural, la protección de los derechos humanos y la preeminencia del estado de derecho. Durante estos años el consejo ha elaborado una gran cantidad de instrumentos jurídicos internacionales (más de 170 entre convenios internacionales vinculantes y recomendaciones que contienen directrices dirigidas a los gobiernos de los estados miembros para reforma del derecho interno o para la armonización de leyes nacionales o establecimiento de un marco para facilitar la cooperación entre Estados), ha creado diversos órganos y ha puesto en marcha programas de cooperación intergubernamental. Actualmente cuenta con 41 Estados miembros (Europa Occidental y Oriental, habiendo solicitado México el estatuto de observador, teniéndolo ya Estados Unidos, Canadá y Japón). La sede está en Estrasburgo”. 4 246 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ G. V. 29-11-01), Ley Canaria 15/2003 de 8 de abril (B. O. C. núm. 85 de 6 de mayo de 2003) y el proyecto de Ley de Mediación Familiar de Castilla y León (de 23 diciembre de 2004 publicado en el B. O. Cortes C y L. de 14 de febrero de 2005, pendiente de su aprobación definitiva en breve por las Cortes de Castilla y León) así como la entrada en vigor el 7 de enero de 2001 de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000, y la práctica efectuada por los tribunales nos obligan a hacer un análisis, respecto a los principios constitutivos de la mediación familiar. Todos los legisladores autonómicos españoles han efectuado un reconocimiento expreso a la eficacia de la mediación familiar en los conflictos familiares. La Ley Catalana 1/2001 en su preámbulo refiere que en Europa la mediación familiar ha sido una solución eficaz a los conflictos familiares. La Ley Gallega 4/2001 igualmente en su preámbulo indica que en el contexto internacional, es particularmente relevante en esta materia la Recomendación 98 (I) del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados miembros, por la que se realza la eficacia de esta institución en vista de las experiencias obtenidas en diversos países y la efectividad real de la mediación familiar ya ha sido contrastada de modo suficiente en algunos ámbitos, revelándose como un instrumento eficaz de solución de los problemas de las discordias entre esposos o parejas. Existe la referencia expresa a la demostrada utilidad de esta institución como medio de recomposición ágil y flexible de las discordias, principalmente provenientes de “supuestos de separación y divorcio”. La Ley Valenciana 7/2001 expresa la idea de que la eficacia de la mediación familiar se vislumbra como medida especialmente indicada en los casos de crisis de convivencia. En la Ley Canaria en su preámbulo se establece que: “la mediación familiar, viene cobrando en la actualidad mucha relevancia como solución de los conflictos familiares y, con ello, como el método más efectivo para alcanzar la paz social”. En el proyecto de Ley de Castilla y León se recoge expresamente que: “la mediación familiar se inserta como una fórmula adecuadamente contrastada para encauzar de forma óptima los conflictos familiares y, en especial, los de pareja”. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 247 III. PRINCIPIOS DE LA MEDIACIÓN 1. Introducción El procedimiento de mediación se caracteriza por una serie de principios, la mayoría de ellos poco discutidos, de aceptación casi universal. Se puede decir que la mediación es un procedimiento no contencioso de resolución de los conflictos en el que las partes participan voluntariamente, con el deseo de evitar un procedimiento judicial contradictorio y adversativo, en el que prima la libre decisión de las partes, siendo función del mediador acercar las posiciones de éstas, pero ni toma decisiones ni resuelve, manteniendo la imparcialidad por la que presta ayuda a los enfrentados sin buscar alianzas ni tomar partido por ninguno, tratando de eliminar los desequilibrios existentes entre ellos, estos últimos, debidos a su diverso poder de negociación, manteniéndose neutral sin orientar a las partes para alcanzar acuerdos que sean más conformes a la propia escala de valores del mediador, pero sin confundir eso con una ausencia de valores por parte del mediador ni con su pasividad, y constituyendo todo este sistema un proceso confidencial llevado a cabo por un profesional de la mediación.5 Las pautas estructurales que se destacan en la mediación son: naturaleza autocompositiva del conflicto, siendo las partes intervinientes las que, ayudadas por un técnico, tratan de encontrar la solución satisfactoria; el fortalecimiento de la capacidad negociadora y de la autoestima de las partes intervinientes en el proceso; el carácter no adversarial del procedimiento y la instauración de principios de cooperación en la búsqueda, por las partes, de soluciones y acuerdos; el carácter voluntario del sometimiento al procedimiento de mediación; la confidencialidad de la intervención; la imparcialidad y no alineación por parte del mediador con ninguno de los implicados en el proceso y la neutralidad del mediador; la fundamentación de la dinámica del procedimiento no en reproches, imputaciones y acusaciones mutuas, sino en reconocimientos, asertividad y búsqueda de la empatía en los intervinientes; rapidez del procedimiento y flexibilidad, aunque metódico en la identificación de los 5 Cfr. Martín Casals, Miquel, “La mediación familiar en derecho comparado, principios y clases de mediación en el derecho europeo”, conferencia recogida en las Actas del I Congreso Internacional de Mediación Familiar, Barcelona, octubre, 1999, pp. 9-14. 248 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ intereses y necesidades de las partes y en el desbloqueo de las posiciones negociadoras; elaboración de propuestas diseñadas por las partes y coautoría de las partes en el acuerdo, que garantiza una mayor nivel de cumplimiento, respecto a la decisión impuesta, sobre todo en materias familiares. 2. Definición de los principios Vamos a indicar las características fundamentales o principios esenciales de este sistema, como paso previo a la conceptualización más ajustada del mismo. Como antes hemos indicado, esos principios se van a constituir en la naturaleza del instituto de la mediación familiar, sobre los que irán colocando las diversas escuelas sus distintos modos de ejecutar el ejercicio profesional de la mediación familiar, así como las intervenciones particulares de cada persona mediadora, atendiendo a su idiosincrasia y al contexto cultural y social en el que se practique cada mediación. Se trata de que, al menos, todos tengamos claros esas características propias y principios informadores como acervo común. A la par analizaremos su reflejo en el derecho positivo de las legislaciones analizadas. Sistema extrajudicial / autocompositivo. Como hemos dicho antes, se trata, pues, de solución extrajudicial de la conflictividad matrimonial, para evitar la apertura de procedimientos judiciales de carácter contencioso y poner fin a los ya iniciados o reducir su alcance. Por tanto, estamos ante un sistema de prevención o reconducción del conflicto de ruptura hacia a un contexto más dialogante, comunicativo, en definitiva, más pacífico de gestión de las posiciones altamente emocionales de las partes en litigio, que inicialmente carece de efectos procesales. Así pues, podemos anticipar que la mediación familiar es un método extrajudicial de gestión del conflicto familiar de carácter complementario. En la mediación familiar, la solución al conflicto no viene impuesta por terceros como en el proceso judicial o en el arbitral, sino que la solución es negociada, asumida y acordada por las propias partes, sin que la tercera persona mediadora tenga poder de decisión o imposición sobre las soluciones y acuerdos a los que lleguen las propias partes. Por tanto, como ya han indicado algunos autores,6 la mediación desplaza el centro de la solución del conflicto desde la obligatoriedad de 6 Cfr. Six, Jean-Francois, Dinámica de la mediación, Barcelona, Paidós, 1997, p. 207. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 249 la decisión del tercero hasta los intereses de las partes para que sean éstas, quienes de forma autónoma encuentren una solución del conflicto basada en sus intereses. Sistema cooperativo / no adversarial. La mediación familiar es un sistema cooperativo, en el que se persigue la necesidad de, ante la ruptura de pareja, mantener “puentes abiertos” de comunicación suficientes, para pacificar el conflicto y salvaguardar intereses superiores a los propios de la pareja, como son el interés de los hijos y del resto de parientes implicados en las relaciones emocionales (abuelos, tíos…), y en ausencia de hijos, el propio interés de la dignidad de cada uno de los miembros de la pareja. Frente a la solución tradicional heterocompositiva, donde la estructura del debate es de defensa a ultranza de las posiciones e intereses de cada parte, la mediación familiar estructura el proceso a través del sistema cooperativo, empatizador y no adversarial. La máxima es “yo gano, tú ganas” y, sobre todo, “nuestros hijos ganan”. En la mediación familiar, la solución al conflicto no viene impuesta por terceros como en el proceso judicial o en el arbitral, sino que la solución es negociada, asumida y acordada por las propias partes, sin que el tercero, persona mediadora, tenga poder de decisión o imposición sobre las soluciones y acuerdos a los que lleguen las propias partes. No se ajusta a la estructura de la mediación familiar la identificación del concepto “no adversarial” que algún autor ha dado,7 con el de autocomposición, identificando incorrectamente el principio no adversarial con el principio de autocomposición del conflicto. Cuando indican que la mediación es un sistema no adversarial, lo definen en el sentido de que la solución al conflicto no es dada por un tercero. Eso, en realidad, responde a otra característica de la mediación familiar, cual es la de ser un sistema de autocomposición del conflicto. Mantenemos como principio el no ser sistema adversarial en el sentido de ser contexto cooperativo y mantenedor de la comunicación de la pareja en la consecución de acuerdos viables, equitativos y en beneficio de los hijos, y a falta de éstos, en interés de los propios confrontados. Carácter personalísimo. Este principio supone que la asistencia a la mediación no puede delegarse, ha de llevarse a cabo por el profesional y es necesario que las partes asistan personalmente a las reunio7 Cfr. Piferrer Aguilar, Ana; Ansótegui Gracia, Carlos y Garriga Moyano, Abel, “La mediación: resolución alternativa de conflictos”, Rev. Economist and Jurist, 1999, p. 85. 250 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ nes de mediación, sin que puedan valerse de representantes o intermediarios.8 Flexibilidad y antiformalismo. Hablamos de un proceso circular no preclusivo. El proceso judicial está sometido a plazos, prescripciones y caducidades que responden a un principio constitutivo del proceso cual es el de la seguridad jurídica. No se puede estar eternamente debatiendo los conflictos. Además ha de ajustarse la litis a un proceso formal y rogativo, pero preclusivo. Pasado el momento procesal oportuno, no se puede volver a debatir la cuestión sometida a decisión de tercero. Ni se puede aportar nuevos juicios de valor, argumentos o pruebas, una vez haya pasado el plazo procesal. Frente a ello, aun sometido a un procedimiento en cuanto al inicio, finalización, carencias temporales, levantamiento de ciertas actas y formalización de acuerdos, lo cierto es que en cuanto al contenido de los debates y presentación de argumentaciones la mediación es circular ya que se puede volver a tratar los asuntos cuantas veces sean precisas. Esto no quita para que la mediación sea un proceso altamente estructurado, aunque no es un proceso ordenado de una manera normativa.9 Principio de voluntariedad. Es uno de los principios que históricamente ha sido más debatido, en el sentido de que hay sistemas legales que lo establecen como obligatorio y previo al proceso judicial, como requisito de procedibilidad, y otros, sin embargo, no. En general, en Europa, en la actualidad, existe un acuerdo bastante generalizado de que la mediación preceptiva no es recomendable. Desde una perspectiva de la voluntariedad, Miquel Martí 10 define la mediación como un procedimiento no contencioso de resolución de conflictos en el que las partes participan voluntariamente con el deseo de evitar un procedimiento judicial contradictorio. Este autor recoge la idea de que uno de los criterios más difundidos en relación con la mediación familiar es la convicción de que sólo será eficaz si los que participan en ella lo hacen de modo voluntario. Dentro de las conclusiones del Congreso Internacional de Barcelona (España) de Mediación Familiar de octubre de 1999, destaca la necesidad de que la mediación familiar tenga una carácter voluntario 8 Cfr. García García, Lucía, Mediación familiar. Prevención y alternativa al litigio en los conflictos familiares, Madrid, Dykinson, 2003, p. 146. 9 Cfr. Calcaterra, Rubén A., Mediación estratégica, Barcelona, Gedisa, 2002, p. 33. 10 Op. cit., nota 5, p. 10. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 251 respecto al sometimiento de las partes al proceso de mediación familiar, y de que evidentemente en cualquier momento o fase del procedimiento de mediación puedan abandonar el mismo. También así está recogido en las conclusiones de los Congresos Internacionales de Mediación Familiar y Otras Mediaciones celebrados en Valladolid en octubre de 2001, noviembre de 2003 y junio de 2004 en Valladolid (España), auspiciados por la Dirección General de la Mujer y la Dirección General de la Familia de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León (España). Principio de neutralidad. La neutralidad requiere que la persona mediadora no oriente y menos imponga a las partes su propia escala axiológica frente a la propia de cada parte, evitando pues, plantear alternativas dirigidas a alcanzar soluciones que sean más conformes a la propia escala de valores del mediador. Según Miquel Martí,11 la neutralidad está definida autónomamente por la imparcialidad en la Resolución del Consejo de Europa R(98) I. Aunque no debe confundirse neutralidad con ausencia de valores por parte de la persona mediadora, ni con su pasividad. El propio procedimiento de mediación familiar tiene sus propios valores como, por ejemplo, promover el acuerdo, mantener tras la ruptura la relación entre padres e hijos o ayudar a los padres a que tengan en cuenta las necesidades y los deseos de sus hijos, defender el interés superior de los hijos, determinar la existencia de violencia o no para denunciarla, etcétera. Debe quedar claro que las decisiones las toman las partes y no la persona mediadora. El fomentar la comunicación para la consecución de acuerdos, así como propiciar el respeto de las partes, la igualdad de capacidad negociadora, el equilibrio del poder de las partes. Hay que tener en cuenta que la neutralidad de la persona mediadora, considerada más bien como un “mito”, es puesta en tela de juicio por algunos autores.12 Parten de la idea de que cuando la persona mediadora intenta manejar los conflictos, él también se introduce en ellos. La persona mediadora se convierte en parte involucrada, aunque con sus propias perspectivas y desde su propia posición singular como convocantes, intérpretes y supervisores. En síntesis, las personas mediadoras desempeñan inevitablemente un papel influyente en el despliegue del conflicto durante la intervención. La influencia de la persona media11 Op. cit., nota 5, p. 13. Cfr. Folger, Joseph P. y Jones, Tricia S., Nuevas direcciones en mediación: investigación y perspectivas comunicacionales, Barcelona, Paidós, 1997, pp. 305-308. 12 252 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ dora es inevitable en virtud de lo que sabemos sobre la naturaleza fundamental de cualquier interacción humana: no podemos formar parte de una interacción sin contribuir a darle forma, moverla y dirigirla continuamente. Las orientaciones de las personas mediadoras, sus concepciones explícitas o implícitas del conflicto, la justicia y la moral (Littlejohn, Sahilor y Pearce), su inclinación ideológica y su creencia sobre la naturaleza y el uso de la resolución de problemas (Folger y Bus), sus ideas acerca de cuáles son los relatos más creíbles (S. Cobb), la selección del lenguaje para influir en las percepciones de su propia credibilidad y orientación (Tracy y Spradlin), son factores que contribuyen a determinar de qué modo se despliega en última instancia el conflicto dentro de la mediación. Todo este reconocimiento tiene varias consecuencias prácticas que merecen destacarse: hay que especificar las formas aceptables de influencia del mediador, ante la inevitabilidad de algunas de ellas, distinguiendo los que pueden asumirse puesto que no causan ningún problema y forman parte del rol del mediador, de los que conllevan problemas y, por ello deben ser inaceptables. Desde otra perspectiva, Ignacio Bolaños 13 pone de manifiesto que en la práctica este principio es complejo de llevar a cabo inflexiblemente, pues aunque los modelos tradicionales de mediación identifican a la persona mediadora como el responsable del proceso que no tiene ningún tipo de influencia en los acuerdos, podemos entender que el resultado final, los contenidos definitivos que pacta la pareja, están construidos en relación con esa persona mediadora que, indudablemente, tiene su propia influencia en el proceso. Por último, la necesidad de descontextualizar ideológicamente la intervención de los profesionales de la mediación, es destacada en un trabajo reciente sin publicar aún de Flor de Lis Agudo Santamaría:14 “Lo ideal sería que las partes pudieran acudir a un espacio de mediación familiar que garantizase la eficacia del servicio y no respondiera a ideologías determinadas”. Principio de imparcialidad. Podemos definir la imparcialidad, dentro del ámbito de la mediación familiar, como la cualidad de no tomar 13 Bolaños, Ignacio, conferencia: “Entre la confrontación y la colaboración: transacciones y transiciones”, recogida en las actas del I Congreso Internacional de Mediación Familiar, Barcelona, octubre, 1999, p. 45. 14 Agudo Santamaría, Flor de Lis, La neutralidad en la mediación: un principio autónomo, memoria final del curso de mediación familiar de la Universidad Pontificia de Salamanca (España), Salamanca, 2005, p. 53. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 253 partido por alguien, siendo objetivo en el tratamiento de la cuestión, descubriendo los intereses y necesidades de todos los intervinientes, respondiendo de forma objetiva a cualquier planteamiento expuesto o interés expreso o implícito en cualquier proceso. Six 15 considera que la mediación es imparcial porque no supone favorecer indebidamente a una u otra de las dos personas, o a uno u otro grupo; la persona mediadora debe mantenerse en la distancia justa entre los dos y debe dejarse conducir, en su trabajo con ambos, por los criterios de la verdad y la equidad. Trinidad Bernal 16 expresa que la imparcialidad se refiere a la actitud del persona mediadora, mostrando opiniones equilibradas sin gestos preferentes hacia ninguna de las partes. La imparcialidad es definida por Margarita García Tomé 17 como la posición de la persona mediadora que permite ayudar a ambos sin tomar partido por ninguno de ellos, respetando los intereses de cada parte, aunque es de la opinión de que la persona mediadora no rompe la imparcialidad si durante el proceso intenta eliminar los desequilibrios de capacidad negociadora apoyando unas veces a uno y otras al otro. Hay elementos objetivos que rompen la imparcialidad del medidor, cuales son: tener relación personal o de amistad o parentesco, o bien tener enemistad manifiesta o intereses contrapuestos o relación de dependencia personal o profesional con alguna de las partes. Principio de confidencialidad. Para Miguel Martí,18 al comentar la Recomendación núm. R(98) 1, establece que la mediación familiar deberá llevarse a cabo en privado y lo que en ella se trate debe ser considerado confidencial. Para este autor significa que la persona mediadora no debe revelar ninguna información que haya obtenido durante el procedimiento o con ocasión del mismo a menos que tenga el consentimiento expreso de ambas partes o que así lo requiera la legislación de cada país. Se establece la idea de que la persona mediadora no puede estar obligada a redactar informes en los que se refleje el contenido de las discusiones llevadas a cabo durante el procedimiento. 15 Op. cit., nota 6, p. 207. Bernal Samper, Trinidad, La mediación: una solución a los conflictos de ruptura de pareja, Madrid, Colex, 1998, p. 55. 17 García Tomé, Margarita, “Técnicas de mediación familiar”, curso Mediación Familiar, Universidad Pontificia de Salamanca, Instituto Superior de Ciencias de la Familia, Salamanca, 1999-2000. 18 Op. cit., nota 17, p. 14. 16 254 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ Estamos ante un principio esencial para que su consagración y respeto permitan otorgar a la mediación un reconocimiento general y una confianza en dicho instituto. Six 19 considera que la mediación familiar debe regirse por el secreto. Sin embargo hay excepciones a ese principio: – Si no es personalizada y se utiliza para fines de formación o investigación. – Si comporta una amenaza para la vida o la integridad física o psíquica de una persona. – Cuando se obtenga información sobre hechos delictivos perseguibles de oficio. Se encomienda a la persona mediadora la vigilancia de situaciones en las que haya signos de violencia doméstica, física o psíquica, entre las partes. Principio de profesionalización. Para que la mediación familiar tenga éxito, se requiere que quienes la lleven a cabo tengan la formación adecuada. En ese sentido se suele hablar del principio de la profesionalización, aunque no es homogéneo el criterio de cómo debe llevarse a cabo. La Recomendación núm. R(98) 1, considera que aquellas personas que se dediquen a la mediación familiar deben tener una cualificación profesional y una experiencia previa en relación con las materias con las que van a tratar, y además, haber recibido una formación específica. Miquel Martí 20 comenta que para que la mediación familiar tenga éxito, se requiere que quienes la lleven a cabo tengan la formación adecuada. En ese sentido se suele hablar del principio de la profesionalización, aunque no es homogéneo el criterio de cómo debe llevarse a cabo. La Recomendación núm. R(98) 1, considera que aquellas personas que se dediquen a la mediación familiar deben tener una cualificación profesional y una experiencia previa en relación con las materias a tratar, y además, haber recibido una formación específica. Someramente vamos a referirnos a la situación en otros países respecto a la profesionalización. Aunque se parte de la base de que en la práctica la mayor parte de las personas mediadoras son abogados, psicólogos, trabajadores so19 20 Op. cit., nota 6, p. 207. Op. cit., nota 5, pp. 14 y 15. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 255 ciales, graduados sociales, educadores, etcétera, se considera deseable que se permita un elevado grado de flexibilidad en relación con la formación previa requerida o profesión de origen. Todavía en Europa no hay criterios homogéneos respecto a los requisitos para acceder a la nueva profesión, aunque pocos países requieren formación sin titulación, otros exigen experiencia y formación. Destaca Miquel Martí 21 que en Francia e Inglaterra los requisitos de formación que deben cumplir las personas mediadoras se hallan establecidos en su mayor parte por las asociaciones profesionales de mediadores familiares y se recogen en sus códigos deontológicos. En concreto, el código deontológico para la práctica de la mediación familiar de la Law Society inglesa, dirigido a los solicitors que practiquen la mediación familiar dispone de la necesidad de que concierten el correspondiente seguro de responsabilidad civil profesional y que cumplan, ente otros, con los requisitos de formación que periódicamente se establezcan. En Gran Bretaña, la Asociación Escocesa de Mediadores Familiares (SFLA) introdujo en 1996 un programa de formación de 160 horas que se desarrolla en el periodo de dos años y que incluye formación teórica y práctica. En Francia, la mediación familiar intenta abrirse paso como profesión especializada en centros de educación permanente como, por ejemplo, el de la Universidad de París X-Nanterre, donde ofrece un diploma de Estudios Superiores en Mediación Familiar. En su edición de 1997-98 constaba de 450 horas teóricas, con un módulo de psicología (120 horas), sociología y economía de la familia (85 horas), derecho y derecho de la familia (105 horas) y teoría y práctica de la mediación familiar (140 horas). Este último módulo se completaba con prácticas en un centro que lleva a cabo actividades de mediación familiar (235 horas). En Alemania se siguen los criterios de la Carta Europea de 1992. En España hay varias ofertas formativas: La Universidad de Burgos a través de un curso de postgrado cuya duración es de 330 horas ha formado a personas mediadoras provenientes de diversos orígenes profesionales ( psicólogos, abogados, trabajadores sociales, psicopedagogos, educadores sociales, etcétera.). Los colegios profesionales de abogados, trabajadores sociales y psicólogos están efectuando cursos en varias provincias (Valladolid, Burgos) de una extensión de 300 horas. La Universidad Pontificia de Salamanca a tra21 Op. cit., nota 5. 256 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ vés de los diversos Institutos Superiores de Ciencias de la Familia (Salamanca, Valladolid, Murcia…), realiza cursos de Experto en Medición Familiar, el primero en octubre de 1999 hasta junio de 2000 con una duración de 330 horas con una parte teórica de 200 horas, prácticas supervisadas de 50 horas, memoria o tesina de 50 horas, trabajos complementarios de 30 horas; con materias como sociología de la familia moderna, psicología de la pareja y ciclos evolutivos de la familia, derecho de la familia y menores, legislación sobre conflictos familiares, ética de la persona mediadora, técnicas de mediación familiar. Se expide un diploma de capacitación para la mediación familiar, según los requisitos exigidos por la Carta Europea de la Formación de Mediadores Familiares. La UNAF (Unión de Asociaciones Familiares) oferta en Madrid un Curso de Formación en Mediación Familiar de 240 horas divididos en 14 módulos con realización de prácticas y elaboración de memoria final. Se expide un diploma de capacitación para la mediación familiar, según los requisitos exigidos por la Carta Europea de la Formación de Mediadores Familiares. Estudios semejantes se imparten también en la Universidad de Comillas de Madrid, la Complutense de Madrid, la AIEEF (Asociación Interdisciplinaria Española de Estudios de la Familia) de Madrid y la Universidad Oberta de Cataluña. 3. Reflejo de esos principios en el derecho autonómico español A. Naturaleza autocompositiva del conflicto/sistema extrajudicial En las legislaciones autonómicas este principio se recoge como sigue: La Ley Catalana 1/2001 en su preámbulo habla de la mediación como un “método de resolución de conflictos… para evitar la apertura de procedimientos judiciales de carácter contencioso y poner fin a los ya iniciados o reducir su alcance”. Continúa el preámbulo de la siguiente forma: “la mediación familiar tiene por finalidad… facilitar a las partes la obtención por ellas mismas de un acuerdo satisfactorio. Actualmente orientada más hacia el logro de acuerdos necesarios para la regulación de la ruptura, que para la composición del vínculo o reconciliación de LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 257 la pareja”.22 Devuelve a las partes el poder de decisión para resolver las crisis del matrimonio o de la unión estable de pareja. Está basada en el principio de autonomía de la voluntad, por lo que favorece las soluciones pactadas. La Ley Gallega 4/2001 establece en preámbulo que la persona mediadora interviene “…sin atribuirle facultades decisorias, como es propio del arbitraje”, y en el artículo 1.2., que puede utilizarse tanto con carácter previo a la iniciación de procedimientos judiciales como para hallar salida a procedimientos judiciales en curso. En el artículo 2o. se dice: “…para ofrecerles una solución pactada a su problemática matrimonial o de pareja.”, y en el artículo 3o. “…la finalidad de la intervención en M. F. es la consecución de un acuerdo mutuo o la aproximación de las posiciones de las partes en conflicto en orden a regular, de común acuerdo, los efectos de la separación, divorcio o nulidad de su matrimonio o bien la ruptura de su unión”. En el artículo 7.2 se afirma: “…la actividad de la persona mediadora tendrá por objeto la prestación de una función de auxiliar o apoyo a la negociación entre las partes…”. La Ley Valenciana 7/2001 indica en su preámbulo que “es un procedimiento extrajudicial” sin atribuirle en ningún caso efectos procesales (artículo 149.1.6a Constitución Española corresponde exclusivamente al Estado) “…evitando así que la pareja tenga que dejar necesariamente la 22 El legislador catalán ha sido más respetuoso con la mediación familiar que el gallego, ya que éste último considera la mediación familiar como una intervención para evitar la ruptura. Una de las mayores críticas que se puede hacer al legislador gallego es precisamente el haber confundido terapia y orientación familiar con mediación familiar. Desde una visión puramente técnica, independientemente de que crea en el vínculo matrimonial por propias convicciones, como mediador familiar neutral que soy, tengo claro que la mediación familiar no es una intervención para recomponer o restaurar el vínculo matrimonial. Es una intervención en ruptura de relación de pareja, por lo que si el mediador, en la primera entrevista ve algún atisbo de que la relación no está rota o hay confusión en las partes, o crisis de pareja sin ruptura, no debe intervenirse en mediación familiar, sino que debe derivarse el asunto inmediatamente a terapia o a orientación familiar o a otro de los sistemas de ayuda a la pareja, dependiendo de las creencias de los miembros de la pareja en crisis; pero si el deseo de las partes o de una de ellas es romper la relación habiendo asumido la otra la situación, el mediador intervendrá para ayudar a las partes en su proceso de ruptura. No se debe intervenir en mediación familiar cuando no hay ruptura de pareja. Es muy peligrosa la referencia expresa que hace el legislador gallego a un supuesto de intervención en mediación familiar para la reconstrucción del vínculo (artículo 4.1.a de la Ley Gallega): “…mediante el ofrecimiento de propuestas de solución que eviten llegar a la ruptura…”. 258 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ solución de sus conflictos en manos del sistema judicial”. Sigue indicándose que la mediación familiar supone una “…capacidad de conciliación interna. Un recurso que abre nuevas vías para fomentar, desde el mutuo respeto, la autonomía y la libre capacidad de las personas para decidir su futuro… consciente de que la sociedad valenciana requiere formas que refuercen la capacidad de los participantes para elegir las opciones más beneficiosas, que permitan conseguir un equilibrio interno en las relaciones familiares”. En el artículo 1.1 se dice: “la mediación familiar es un procedimiento… que persigue la solución extrajudicial de los conflictos surgidos en el seno familiar. Conducido por uno o más profesionales cualificados… y sin capacidad para tomar decisiones por las partes…” La Ley Canaria 15/2003 indica en su artículo 2o. que la mediación familiar: es un procedimiento extrajudicial y voluntario en el cual un tercero debidamente acreditado… sin facultad decisoria propia… ayuda a la búsqueda por los familiares en conflicto de acuerdos justos, duraderos y estables, al objeto de evitar el planteamiento de procedimientos judiciales contenciosos o poner fin a los ya iniciados… El proyecto de Ley de Castilla y León en la exposición de motivos I establece que: la mediación familiar es un procedimiento extrajudicial, sin efectos procesales, ya que la competencia de ello reside exclusivamente en el Estado Español conforme al artículo 149.1.6 de la Constitución Española. Se trata de un procedimiento complementario y no alternativo al sistema judicial de resolución de conflictos, por lo que es totalmente respetuoso con el derecho de las personas a la tutela judicial efectiva. En el artículo 1o., hablando del objeto de la ley se dice: “…intervención profesional con el fin de crear un marco que facilite la comunicación entre las partes para un adecuado manejo por las mismas de sus problemas de forma no contenciosa”. Y en el artículo 2.2. “…la finalidad es evitar la apertura de procedimientos judiciales de carácter contencioso, poner fin a los ya iniciados o reducir su alcance”. Hay que hacer una mención expresa al nuevo y loable modus operandi de los tribunales, puesto de manifiesto en la praxis del foro, LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 259 de favorecer la autocomposición de cualquier tipo de litis a través de la incitación, y en algunos casos excitación, de las partes a que lleguen a un acuerdo amistoso antes de dar comienzo a la audiencia previa en los procesos ordinarios o a la vista en los nuevos verbales. Todo ello con el expreso apoyo de los colaboradores de la justicia: los abogados, fundado legalmente en la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil.23 El foro está conociendo esta nueva forma de actuar de la judicatura, que está logrando que las partes lleguen a acuerdos antes del comienzo de la audiencia previa o de la vista en el juicio verbal. En el ámbito familiar ocurre algo por el estilo, pero aún más expreso. El fundamento legal de esta idea viene establecida en la legislación estatal, concretamente en el ámbito familiar, la base de derecho positivo de ese principio de la autocomposición viene cimentada en el núm. 5 del artículo 770, en relación con el artículo 777 de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 de 7 de enero, al permitir a las partes, en cualquier momento del proceso contencioso, transformarlo en proceso de separación o divorcio de mutuo acuerdo. Actualmente se está estudiando la reforma de la jurisdicción voluntaria, excluida de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento en la disposición derogatoria única núm. 1 punto 1o. Dentro de una política de lege ferenda pudiera ser de interés el que se regulasen sistemas de autocomposición del conflicto, tales como la mediación, que se pudieran utilizar por los justiciables, con evidente carácter voluntario. B. Sistema cooperativo/no adversarial En la Ley Catalana 1/2001 no hay referencia expresa a este principio, aunque al hablar en el preámbulo de que una de las finalidades de la mediación familiar es la de la obtener un resultado satisfactorio, podemos considerar que presume un clima de relación ciertamente pacífico. La Ley Gallega 4/2001 contiene una referencia indirecta en el preámbulo donde hay un elenco de reconocimientos que se enmarcan en el principio analizado de que la mediación familiar ha demostrado su eficacia en la mejora de la comunicación entre los miembros de la familia, reduce los conflictos entre partes en desacuerdo, da lugar a conve23 Artículo 414.1o. párrafo 2o.: “Esta audiencia se llevará a cabo…, para intentar un acuerdo o transacción de las partes que ponga fin al proceso. Artículo 415 titula: “Intento de conciliación o transacción”. Ambos artículos referidos al juicio ordinario. 260 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ nios amistosos y asegura el mantenimiento de las relaciones personales entre padres e hijos. Ley Valenciana 7/2001 en su preámbulo menciona la Recomendación 98(I) del Comité de Ministros del Consejo de Europa de 21 de enero de 1998, que establece la posibilidad de desarrollar vías de solución amistosa de los conflictos no agresivas para ninguno de los integrantes de la unidad familiar. También en su artículo 1.1 hace una referencia indirecta a este principio pacificador, cuando menciona la “finalidad de posibilitar vías de diálogo”. La Ley Canaria 15/2003, en el preámbulo, habla de que: “la mediación familiar supone, pues, una fórmula para resolver conflictos familiares recomponiendo la propia familia desde dentro, en un clima de cooperación y respeto mutuo”. En el proyecto de Ley de Castilla y León, en el artículo 4.6, establece como principio informador y positivo de la mediación el de que “la intervención profesional ha de ser cooperativa”. C. Principio de voluntariedad El reflejo en nuestro derecho autonómico de este principio se recoge de la siguiente forma: La Ley Catalana 1/2001, en su preámbulo, efectúa una referencia indirecta a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I). En su artículo 11 recoge el Principio de Voluntariedad tanto correspondiente a la pareja sometida a M. F. como de la persona mediadora. En un sentido pasivo: sometimiento voluntario, desde un punto de vista activo: desistimiento en cualquier momento tanto de las partes como de la persona mediadora. Se reitera esa facultad de la persona mediadora en el apartado d) del artículo 19, diciendo: “la persona mediadora dará por acabada la mediación ante cualquier situación sobrevenida que haga incompatible la continuación del proceso de mediación. Deberá prestar atención a signos de violencia doméstica, física o psíquica entre las partes”. La Ley Gallega 4/2001 hace en preámbulo una referencia indirecta a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I). Incluso la voluntariedad llega a tal precisión que en el artículo 4.3 ( personas que podrán promover la M. F.) la autoridad judicial es una de ellas, pero con carácter voluntario: “la autoridad judicial podrá proponer a las partes… LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 261 la mediación durante los procesos de separación, divorcio o nulidad o en cualesquiera otros supuestos de ruptura de la convivencia de pareja”. Luego, ya se verá qué tipo de indicaciones efectúa a las partes o cómo y en qué momento procesal derivan los casos hacia la mediación los tribunales gallegos. La voluntariedad se recoge expresamente en el artículo 7.1, indicando que son las partes en conflicto “las que tienen que demandar, por libre iniciativa de las mismas, la actuación de una persona mediadora… pudiendo, una vez iniciada la actuación, manifestar en cualquier momento el desistimiento a la mediación requerida”. En el artículo 8.1 vuelve a insistir el legislador gallego como principio informador de la mediación familiar en el de la voluntariedad, y añade el de rogación, hace mención a principios de “antiformalismo, flexibilidad, inmediatez”. El artículo 13.3 establece que en cualquier momento del proceso de mediación las partes podrán manifestar su desacuerdo con la persona mediadora por ellos designada de común acuerdo. En la Ley Valenciana 7/2001, también en su preámbulo, se hace una referencia indirecta a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I). En concreto, en el artículo 1.1 se establece que la mediación familiar es un proceso voluntario. Se regula más extensamente en el artículo 4o., denominado “De la voluntariedad de la mediación familiar”, donde se dice que las partes son libres de acogerse a la mediación familiar y de desistir en cualquier momento. También se faculta en el artículo 8o. a que la persona mediadora puede dar por acabada la mediación familiar por falta de voluntad o incapacidad manifiesta de las partes a llegar a un acuerdo, o su continuación sea ineficaz. En el mismo artículo se faculta a la persona mediadora para que pueda renunciar a iniciar la mediación de forma razonada y por escrito. La Ley Canaria 15/2003, en el preámbulo, define la mediación como un sistema voluntario y se regula positivamente en el artículo 4.1 como principio informador, expresando la “voluntariedad y rogación de las partes en conflicto” e indicando que “el proceso sólo podrá iniciarse a instancia de todas las partes en conflicto, pudiendo éstas apartarse o desistir en cualquier fase del procedimiento ya iniciado”. En el proyecto de Ley de Castilla y León, en la exposición de motivos, se recoge que “la mediación es una institución a la que las 262 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ personas en conflicto deben acudir de forma voluntaria”. Se recoge como un derecho de doble titularidad: de las personas en conflicto y de las personas mediadoras. En el artículo 4.1 se establece como principio informador de la mediación la “libertad de las partes en conflicto y de la persona profesional de la mediación para participar en los procedimientos de mediación”. D. Principio de neutralidad La Ley Catalana 1/2001, en su preámbulo, hace una referencia indirecta a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I) pero no se recoge en su texto como tal el principio de neutralidad. El legislador catalán no regula la neutralidad expresamente. La Ley Gallega 4/2001, también en el preámbulo, se refiere indirectamente a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I). A diferencia de la catalana, la Ley Gallega sí recoge este principio en el artículo 8.2. Da, inicialmente, un correcto tratamiento a la distinción entre neutralidad e imparcialidad, definiendo la neutralidad como la actitud de respeto que la persona mediadora mantendrá sobre los puntos de vista de las partes, y explicando la imparcialidad con el criterio de que preservará a las partes en su igualdad en la negociación. Seguidamente complica más el asunto al indicar que la persona mediadora se abstendrá de promover actuaciones que comprometan su necesaria neutralidad. La Ley Valenciana 7/2001 distingue en su preámbulo entre neutralidad e imparcialidad, ya que las considera como características relacionadas de forma independiente. Como técnica discutible, el legislador valenciano no regula la neutralidad como principio sino como deber de la persona mediadora. No obstante, el artículo 9o. equivoca el principio de neutralidad con el principio de autocomposición, ya que dice que “la persona mediadora debe ser neutral, ayudando a conseguir acuerdos sin imponer”, aunque a continuación corrige esto y acierta al considerar que la neutralidad de la persona mediadora la obliga a no inclinarse por una solución o medida concreta (no a evitar apoyar a una parte u otra, lo cual correspondería al ámbito de la imparcialidad). LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 263 En la Ley Canaria, la confidencialidad se establece como un deber del mediador familiar en el artículo 8o., pero no queda del todo bien definida, ya que se indica que será “neutral, ayudando a las partes a conseguir acuerdos sin imponer ni tomar partido por una solución o medida concreta”. Se confunde aún la autocomposición con la neutralidad, al menos en el comienzo de la definición. Asimismo se enumera como principio informador en el artículo 4.5 dando un buen tratamiento. En el proyecto de Ley de Castilla y León se distingue entre imparcialidad y neutralidad en la exposición de motivos II. Se enumera como principio informador en el núm. 5 del artículo 4o. pero sin describirlo ni definirlo, y se pretendió, inicialmente por el legislador, sancionar la falta de neutralidad, pero al final comprendió que la neutralidad en la intervención profesional es muy difícil de conseguir, ya que la propia mediación tiene su escala axiológica a la cual el mediador ha de atender (interés superior de los hijos, fomento del respeto en las comunicaciones entre los cónyuges en conflicto, denuncia de hechos delictivos, etcétera), por encima de su propio interés y del de las partes. Estos deberes vienen definidos en el artículo 10 del proyecto, y en los “Deberes de las partes en conflicto”, regulados en el artículo 7o. E. Principio de la imparcialidad La Ley Catalana 1/2001 recoge el principio de imparcialidad en el artículo 12: “la persona mediadora deberá ayudar a las partes a alcanzar acuerdos en materias objeto de mediación sin tomar parte”. No resulta tan clara la definición del principio de imparcialidad —núm. 1 del artículo 12—, ya que el legislador catalán confunde el no alinearse con ninguna de las partes, con el principio autocompositivo del conflicto, es decir, que la persona mediadora no impone solución ni medida concreta. Posteriormente se desarrolla en el núm. 2 del mismo artículo, de forma excluyente, la imparcialidad. La Ley Gallega 4/2001, en su preámbulo, hace referencia indirecta a los principios de la mediación familiar recogidos en la Recomendación 98(I). En el artículo 8.2 el legislador gallego habla de la imparcialidad indicando que la persona mediadora preservará a las partes en su igualdad en la negociación. 264 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ La Ley Valenciana 7/2001, en su preámbulo, distingue entre neutralidad e imparcialidad, ya que las considera como características relacionadas de forma independiente. Como técnica discutible, el legislador valenciano no regula la imparcialidad como principio sino como deber de la persona mediadora, según se lee en el artículo 9. f ): “la persona mediadora deberá mantener la imparcialidad en su actuación” y lo deja claro en el apartado h) del mismo artículo cuando establece como deber de la persona mediadora el de “lealtad en la relación con las partes”. En la Ley Canaria, la imparcialidad se establece como un deber de la persona mediadora en el artículo 8o. y está correctamente definido: “no tomar parte por ninguna de las partes en conflicto”. Asimismo se enumera como principio informador en el artículo 4.5 en el que se le da un buen tratamiento. El proyecto de Ley de Castilla y León distingue entre imparcialidad y neutralidad en la exposición de motivos II. Lo enumera como principio informador en el núm. 5 del artículo 4o., pero sin describirlo ni definirlo. Su quebranto es infracción definida y sancionada en el título VII del proyecto de Ley. F. Principio de confidencialidad La Ley Catalana 1/2001 ha previsto una definición de lo que es confidencialidad. En el núm. l del artículo 13, se establece como un deber el que no se revele por la persona mediadora y las partes la información obtenida en el proceso de mediación, con obligación legal de mantener el secreto, de manera que, como consecuencia inmediata, las partes renuncian a proponer a la persona mediadora como testigo en algún procedimiento que afecte al objeto de la mediación; también la persona mediadora renuncia a actuar como perito en los mismos casos. Sin embargo, se excluye el deber de confidencialidad, según establece el apartado 3 del mismo artículo, cuando la información obtenida en el curso de la mediación: – “No es personalizada y se utiliza para fines de formación o investigación”. – “Comporta una amenaza para la vida o la integridad física o psíquica de una persona”. – “Cuando se obtenga información sobre hechos delictivos perseguibles de oficio”. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 265 Por otra parte, se vuelve a insistir en ese deber cuando, en la letra d) del artículo 19, el legislador atribuye a la persona mediadora la vigilancia de situaciones en las que haya signos de violencia doméstica, física o psíquica, entre las partes. El incumplimiento de este deber constituye una infracción grave o muy grave dependiendo de si este incumplimiento ocasiona o no perjuicios graves para las partes, conforme a los artículos 27 letra b) en relación con los números 2 y 3 del artículo 28 de la Ley Catalana. Este principio, en definitiva, aún no está bien regulado del todo, ya que la técnica normativa correcta no es la recogida en el texto legal, pues, a nuestro entender, las partes “renuncian a proponer”. Por ello, más claro hubiera sido redactarlo de la siguiente manera: “las partes no podrán proponer a la persona mediadora que intervino como testigo o perito en ningún proceso matrimonial de separación o divorcio. Tampoco la persona mediadora que haya intervenido en un proceso de mediación podrá comparecer en un proceso matrimonial de separación o divorcio, ni como testigo ni como perito, poniendo de manifiesto los hechos de los que haya tenido conocimiento en virtud de su intervención, referidos a la pareja o familia en conflicto, salvo que el requerimiento se efectúe por un tribunal penal, por existir indicios de falta o delito en esos hechos”. Hay, pues, consenso en que el secreto de lo que la persona mediadora conozca de las partes, puesto de manifiesto por ellas en las sesiones de mediación familiar, quiebra frente a situaciones delictivas, o que pongan en peligro la vida, la integridad física y psíquica de cualquier persona, no sólo de los miembros de la pareja, sino de terceros —hijos, otros parientes, conocidos del entorno familiar, etcétera—. De todas formas, la persona mediadora puede estar afectada por el tipo penal de revelación de secretos del artículo 199 del Código Penal de 1995. La Ley Gallega 4/2001, en el preámbulo, hace una referencia indirecta a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I). En el artículo 8.1, incluye la confidencialidad como un principio. El artículo 11 desarrolla la confidencialidad como un deber de secreto de la persona mediadora y de las partes. Aquélla y éstas mantendrán reserva sobre el desarrollo del procedimiento negociador. Excepciones artículo 11.2: – Información de un procedimiento de mediación en curso, requerida por el juez. Esto es muy grave ya que es indeterminado el tribunal 266 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ (civil, penal, cualquiera) y la razón de la solicitud (pedida por requerimiento de terceros, acreedores familiares, o por una de las partes que incumple y solicita medidas de separación y no informa requiriendo al juzgado de familia para que recabe información…). – El Ministerio Fiscal requiere en el ejercicio de sus funciones (civiles o penales, si son civiles menores se quiebra la confidencialidad, ya que una parte puede solicitar intervención del M. F.). Esto va a generar un grave impedimento para el desarrollo de la M. F. en Galicia. – La consulta de los datos personalizados para datos estadísticos a la que se alude sería, desde luego, un grave desacierto, aunque suponemos que se trata de un error tipográfico. Hay que llamar la atención sobre el hecho de que no se regula la obtención de datos anónimos a nivel personal para estudios científicos. El tratamiento de este principio de confidencialidad en la legislación gallega es, pues, inquisitorial y, en nuestra opinión, dificulta la confianza de las partes en el proceso de mediación familiar, lo cual puede influir en el ralentizamiento de su implantación en dicha comunidad. El núm. 3 del mismo artículo sí es plausible al decir que no se tendría en cuenta este principio cuando haya “indicios de comportamiento que sean constitutivos de amenaza para la vida o integridad física o psíquica de alguna de las personas afectadas por la mediación”, en estos casos existe un deber de información al ministerio fiscal. La Ley Valenciana 7/2001, en su preámbulo, refiere indirectamente a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I), pero no se regula como principio sino como deber de la persona mediadora. El artículo 9o. c) establece como deber de la persona mediadora el de mantener la reserva de los hechos conocidos, y se regula la renuncia voluntaria de las partes a proponer como testigo a la persona mediadora (referido a la prueba testifical), es un error que no se haya incluido en esta renuncia la prueba pericial que algún letrado de parte podría articular, aunque establece la posibilidad de que ambas partes de mutuo acuerdo se liberen expresamente del deber de secreto. El levantamiento del secreto debe ser compatible con la legislación vigente, con el hecho de que la información no sea personalizada o que se utilice para fines de investigación o formación, también en aquellos supuestos en que comporte amenaza para la vida o la integridad física o psíquica de una persona o de conocimiento de un posible hecho delictivo. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 267 En la Ley Canaria este principio de confidencialidad se regula, en el núm. 4 del artículo 4o., tanto como obligación de la persona mediadora como de las partes. Pero hay que decir que carece de sentido referirse a estas últimas, pues, dado el caso de que terminen en litigio, nadie puede comprometerse a no utilizar sus derechos en los Tribunales como crea conveniente. Otra cosa es que a la persona mediadora se le exija ese deber de secreto profesional o confidencialidad, conforme se regula en el artículo 8o. Por otro lado, no se regulan las excepciones al principio de confidencialidad. En el proyecto de Ley de Castilla y León se regula la confidencialidad en el núm. 4 del artículo 4o. y como deber de la persona mediadora, junto con el secreto profesional, en el núm. 13 del artículo 10, donde también se regulan las excepciones a ese deber. También se regula como infracción sancionable en el título VII del proyecto de ley. G. Flexibilidad y antiformalismo Ni en la Ley Catalana ni en la Gallega ni en la Valenciana se recoge expresamente este principio, quizás por ser las primeras en aprobarse. En la Ley Canaria se define la flexibilidad y el antiformalismo en el núm. 2 del artículo 4o., desarrollándose la mediación con esas dos coordinadas pero respetando unos mínimos regulados por esta ley. En el proyecto de Ley de Castilla y León sí se recoge como principio informador indirectamente en el núm. 9 del artículo 4o., definiéndola como “Sencillez del procedimiento de mediación”. H. Principio de profesionalización La Ley Catalana 1/2001, en su preámbulo, hace una referencia indirecta a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I) y expresamente se refiere a la intervención de tercera persona experta. El artículo 2.3 indica que los servicios de mediación deberán incorporar a profesionales. El artículo 7.2 habla de “la persona mediadora con experiencia profesional y formación específica que se establezca por reglamento”. La Ley Gallega 4/2001, en el preámbulo, refiere indirectamente a los principios de la mediación familiar recogidos en la Recomendación 98(I). La figura de la persona mediadora familiar se perfila 268 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ mediante su caracterización como “profesional especializado”. El artículo 2o. habla de “la intervención de profesionales especializados”. La Ley Valenciana 7/2001 de 26 de noviembre de 2001 (D. O. G. V. 29-11-01), en el preámbulo, hace referencia indirecta a los principios de la M. F. recogidos en la Recomendación 98(I). El artículo 1.1 habla de “uno o más profesionales cualificados”. En la Ley Canaria, el artículo 2o. establece que el tercero mediador “ha de ser una persona acreditada.” En el artículo 5o. sobre mediadores familiares los configura como profesionales que acceden a la mediación desde exclusivamente tres orígenes profesionales: “abogados(as), psicólogos(as) y trabajadores sociales ejercientes e inscritos en un registro.” En el proyecto de Ley de Castilla y León, en el núm. 5 del artículo 4o., se requiere de la persona mediadora “competencia profesional y ética”, y el artículo 8o. sobre el ejercicio de la mediación, exige “titulación universitaria de varios orígenes profesionales, tener licencias o autorizaciones para el ejercicio de la profesión de origen, acreditar formación específica en mediación familiar y estar inscrito en el registro de mediadores de la Comunidad”. I. Intervención personalísima Este principio supone que la asistencia a la mediación no puede delegarse, ha de practicarse por el experto mediador y las partes asistirán personalmente no pudiendo valerse de representantes o intermediarios. La Ley Catalana 1/2001 indica en su artículo 15 que las partes y la persona mediadora deben asistir personalmente a las reuniones de mediación, sin que puedan valerse de representantes o intermediarios. La ley Gallega 4/2001 lo recoge implícitamente en varios artículos: – En el artículo 8.1 se señala como principio informador de la M. F. el de “la inmediatez”. – En el artículo 10 se deja claro el “deber de colaboración de las partes respecto a las actuaciones promovidas por la persona mediadora y apoyo permanente a sus funciones”. La Ley Valenciana 7/2001 regula en su artículo 15 que “las partes asistirán personalmente a las reuniones de mediación. La persona mediadora podrá proponer otras personas consultoras aceptadas por las partes y sometidas a los mismos principios y deberes de la persona mediadora”. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 269 La Ley Canaria regula la intervención personal de los profesionales en el núm. 3 del artículo 4o., así como de las partes, quienes “no podrán asistir a las sesiones de mediación representados por terceros”. En el proyecto de Ley de Castilla y León se establece en el núm. 8 del artículo 4o. como principio informador el de “carácter personalísimo del procedimiento tanto para la persona mediadora como para las partes.” J. Principio de buena fe Recogido en la Ley Valenciana en el artículo 5o. y que habrá que referirlo a conceptos jurídicos de “buena fe”, artículo 7.1 del C. C. y todo su desarrollo jurisprudencial y del abuso de derecho o su ejercicio antisocial. En el proyecto de Ley de Castilla y León se recoge este principio en el núm. 7 del artículo 4o. y afecta tanto a la persona mediadora como a las partes. IV. DEFINICIONES Así pues, queda claro que la mediación familiar es un método extrajudicial, un método alternativo, o mejor, complementario al sistema judicial de resolución de conflictos, aunque, como fundamentaremos más adelante, estimamos más ajustado a la verdadera naturaleza del instituto el considerarlo como un sistema de gestión positiva y, en su caso, de resolución de los conflictos familiares. Buscando una definición más sencilla, podríamos decir que, la mediación significa intervenir entre dos partes hostiles y ayudarles a llegar a una solución. El mediador es un agente independiente del problema, y se encarga de conseguir que cada parte exprese su punto de vista, que se escuchen entre sí, animando a ambas partes a buscar soluciones que puedan satisfacer a todas las partes enfrentadas.24 Una vez definida la mediación como un sistema de gestión de conflictos, ello supone manejar las diferentes metas, intereses, necesidades, opiniones y comportamientos de diversos individuos o grupos. Las preocupaciones claves de quien maneja el conflicto son cómo re24 Cfr. Cornelius y Shoshana, Helena, Tú ganas yo gano: cómo resolver conflictos creativamente, Madrid, Gaia, 1998, p. 179. 270 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ solver las diferencias, cómo facilitar una solución en la que se dé el “ganar-ganar” o cómo crear una atmósfera en la cual esas diferencias puedan tolerarse sin que destruyan la vida o el trabajo de los involucrados.25 A. Definiciones clásicas Antes de pasar a indicar lo que entendemos por mediación familiar en la actualidad, recogemos algunas definiciones clásicas de la mediación familiar, consideradas por Aleix Ripol-Miller.26 Peronnet (1989): La mediación familiar es una forma alternativa de resolver algunos de los conflictos familiares derivados de una ruptura familiar, conflictos como la custodia y residencia de los hijos, el régimen de visita del progenitor que no tiene la custodia, el pago de alimentos de los hijos y la pensión compensatoria para el cónyuge. Elkin (1982): Es un proceso interprofesional dentro del cual las partes implicadas en un divorcio solicitan voluntariamente la ayuda confidencial de una tercera persona, neutral y cualificada, para resolver conflictos de una forma recíprocamente aceptada. Milne (1982): Es una forma de resolver conflictos por medio de una persona mediadora, tercera neutral a las partes, cuyo rol consiste en ser un tercero en la comunicación, que guíe a la pareja en la definición de los temas y actúe como agente de resolución de conflictos, ayudando a los que disputan a llevar su propia negociación a buen término. Martinière (1989): Es la intervención en un proceso de separación o divorcio por parte de un profesional cualificado, imparcial y sin ningún poder de decisión, a petición de las partes interesadas y con el objetivo de que ellas mismas negocien decisiones constructivas y estables que tengan en cuenta las necesidades de todo el grupo familiar. En algunas de estas definiciones nos encontramos ante una mera descripción de los problemas y alusión a la existencia de un sistema alternativo de resolución. Otras apuntan a principios generales que de25 Cfr. Littlejohn, Stephen W., Shailor, Jonathan y Barnett Pearce, W., Nuevas direcciones en Mediación: investigación y perspectivas comunicacionales, Barcelona, Paidós, 1997, p. 105, 26 Ripol-Miller, Aleix, psicólogo y mediador familiar, ponencia: “La evolución de los modelos de mediación familiar nos permiten considerar a esta disciplina como un nuevo contexto de cambio en el trabajo psicosocial con familias”, Actas I Congreso Internacional de Mediación Familiar, Barcelona, octubre de 1999, pp. 29 a 31. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 271 ben regir esta intervención en la ruptura de pareja. Algunas consideran el restablecimiento de la comunicación como elemento trascendente. Estamos en los primeros intentos de identificación y fijación de un instituto nuevo. B. Definiciones recientes Maria Teresa Crespo 27 ha definido la mediación familiar como un proceso a través del cual un tercero va a ayudar a que los miembros de una pareja que está inmersa en una ruptura que busquen soluciones satisfactorias para ambos, de forma pacífica, no adversarial sino cooperativa. Otros autores 28 definen la mediación como una de las formas alternativas de resolución de conflictos, por la cual un tercero neutral que no tiene poder sobre las partes, la persona mediadora, asiste a éstas, para que en forma cooperativa encuentren el punto de armonía, facilitando la comunicación, identificando los puntos de controversia, haciendo aflorar los intereses y necesidades y orientándolos hacia la búsqueda de acuerdos mutuamente satisfactorios. Es esta una definición muy ajustada a los principios de la mediación y en línea con todo el desarrollo doctrinal de la misma. Desde una perspectiva de la voluntariedad, Miquel Martí 29 define la mediación como un procedimiento no contencioso de resolución de conflictos en el que las partes participan voluntariamente con el deseo de evitar un procedimiento judicial contradictorio. Moore 30 define la mediación como la intervención en una disputa o negociación, de un tercero aceptado, imparcial y neutral que carece de un poder autorizado de decisión, para ayudar a las partes en una disputa a alcanzar voluntariamente su propio arreglo mutuamente aceptable. Barona Vilar 31 la define como una forma pacífica de resolución de los conflictos, en la que las partes enfrentadas, ayudadas por un persona 27 Profesora titular de psicología de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Valladolid, conferencia sobre Mediación Familiar, expuesta el 19 de abril de 1999 en la Academia de Legislación y Jurisprudencia del Colegio de Abogados de Valladolid. 28 Op. cit., nota 7, p. 85. 29 Op. cit., nota 5, p. 10. 30 Cfr. Moore, Christopher, El proceso de mediación, Barcelona, Granica, 1995, p. 44. 31 Cfr. Barona Vilar, Silvia, Solución extrajudicial de conflictos. Altenative dispute resolutión (ADR) y derecho procesal, Valencia, Tirant lo Blanch Alternativa, 1999, 272 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ mediadora, pueden resolver sus disputas, en un foro justo y neutral, hasta llegar a una solución consensuada, que se traduce en un acuerdo satisfactorio y mutuamente aceptado por las partes. Liliana Perrone 32 define la mediación familiar como una manera formal de ayudar en la gestión de conflictos y no en la resolución, en la que las partes son los padres que se separan y que son ayudados por terceros no implicados en el proceso conflictivo, que colaborarán con las partes en la búsqueda de soluciones en interés de los hijos, salvaguardando las responsabilidades parentales, finalizando el proceso, bien sin acuerdo, bien con acuerdo escrito que deberá ser homologado por el juez. El tercero no tiene interés en sacar adelante su propia idea, sino en que el proceso de negociación avance salvaguardando los intereses de las partes, construyendo un espacio para hacer progresar los intereses y necesidades de las partes, y, siempre con respeto hacia el otro, llegar a acuerdos armónicos y equilibrados para ambas partes. El tercero no tiene la responsabilidad de imponer el acuerdo ni de ejecutarlo. Trinidad Bernal,33 una de las pioneras en nuestro país de la mediación familiar, define ésta como la intervención en una disputa o negociación de un tercero competente e imparcial, aceptado por las partes, que carece de poder de decisión y que ayuda a las partes a alcanzar voluntariamente su propio arreglo. Algún autor 34 discrepa sobre la definición de la mediación como un sistema de resolución de conflictos. Más bien considera que es un sistema de gestión del conflicto. Basa su opinión en considerar que el conflicto es una realidad útil que es necesario aprender a gestionar correctamente; por eso prefiere utilizar la expresión “gestión de conflictos” y no la anterior de “resolución de conflictos”. La persona mediadora no es un solucionador ingenioso de situaciones a las que los contrayentes no pueden hallar salida por su falta de genialidad, sino un p. 176. Recoge literalmente una definición dada por J. F. Mejías Gómez en un curso titulado “Resolución alternativa de conflictos”, dado por la Consejería de Bienestar Social de la Generalidad Valenciana en 1997, p. 26. 32 Cfr. Perrone, Liliana, “Seminario de Mediación Familiar ”, Universidad Pontificia de Salamanca, Instituto Superior de Ciencias de la Familia, Salamanca, marzo de 1999. 33 Op. cit., nota 16, p. 54. 34 Cfr. Giró París, Jordi, coordinador en España del Centro Nacional de Mediación de París, en el epílogo del libro de Six, Jean-Francois, Dinámica de la mediación, Barcelona, Paidós, 1997, p. 226. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 273 atento gestor respetuoso con la dinámica interna del conflicto y de su transformación. Por último, Calcaterra 35 define la mediación como: un proceso que, con la dirección de un tercero neutral que no tiene autoridad decisional, busca soluciones de recíproca satisfacción subjetiva y de común ventaja objetiva para las partes, a partir del control del intercambio de información, favoreciendo el comportamiento colaborativo de las mismas. Como definición propia, podemos decir que la mediación familiar es un proceso confidencial y sistemático de gestión y, en su caso, resolución, de los conflictos derivados de la ruptura de la pareja, o de otras disputas en el seno familiar, que sigue estrategias de favorecimiento de la autonegociación (o negociación directa) de las partes implicadas, siendo complementario de otros sistemas de resolución de conflictos, y, en su caso, de gestión positiva de los mismos, en el que un tercero, persona mediadora profesional, neutral e imparcial, capacitado para ello, sin poder sobre las partes, ayuda a éstas a que se faciliten la comunicación y el diálogo en orden a obtener un acuerdo estable, duradero y equilibrado sobre los efectos de su ruptura (y, en su caso, sobre cualquier otra disputa familiar sin necesidad de provocar ruptura), que tenga en cuenta los intereses y las necesidades de la familia ( pareja, hijos y parientes) y a su vez favorezca en los progenitores en conflicto el respeto a su nuevo estado, a las funciones de coparentalidad, en beneficio de los hijos, a través de un refuerzo de las partes de las respectivas capacidades negociadoras. C. Definiciones legales En la Ley Catalana no se perfila una definición en toda su extensión, o al menos que recoja los principios fundamentales del instituto. En el artículo 1o. establece que la mediación familiar es una medida de apoyo a la familia y un método de resolución de conflictos en los supuestos recogidos en la propia Ley. La Ley Gallega tampoco perfila una definición adecuada. El artículo 1o., al tratar del objeto de la ley, habla de la mediación familiar 35 Cfr. Calcaterra, Rubén A., Mediación estratégica, Barcelona, Gedisa, 2002, p. 32. 274 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ como “método para intentar solucionar los conflictos que puedan surgir en supuestos de ruptura matrimonial o de pareja”. La Ley Valenciana, en su artículo 1.1, sí intenta definir la mediación familiar considerándola como un “procedimiento voluntario que persigue la solución extrajudicial de los conflictos surgidos en su seno, en el cual uno o más profesionales cualificados, imparciales y sin capacidad para tomar decisiones por las partes, asiste a los miembros de una familia en conflicto con la finalidad de posibilitar vías de diálogo y búsqueda en común del acuerdo”. La Ley Canaria en su artículo 2o. establece un concepto de mediación familiar descriptivo: la mediación familiar es un procedimiento extrajudicial y voluntario en el cual un tercero, debidamente acreditado, denominado mediador familiar, informa, orienta y asiste, sin facultad decisoria propia, a los familiares en conflicto, con el fin de facilitar vías de diálogo y la búsqueda por éstos de acuerdos justos, duraderos y estables y al objeto de evitar el planteamiento de procedimientos judiciales contenciosos, o poner fin a los ya iniciados o bien reducir el alcance de los mismos. El proyecto de Ley de Castilla y León define la mediación familiar, en su artículo 1o., como una intervención profesional realizada en los conflictos familiares señalados en esta Ley, por una persona mediadora cualificada, neutral e imparcial, con el fin de crear un marco que facilite la comunicación entre las partes para un adecuado manejo por las mismas de sus problemas de forma no contenciosa. V. CONCLUSIÓN La mediación no es compulsiva, las partes deciden por sí mismas entrar en ella, pero no renuncian a optar por otras vías.36 En la mediación todas las partes resultan ganadoras, una vez llegado al acuerdo, puesto que se llega a una solución consensuada y no existe, como en el proceso judicial o incluso arbitral, el resentimiento de sentirse perdedor al tener que cumplir con la imposición de la solución por un tercero, juez o árbitro, propio de un proceso de naturaleza hetero36 Cfr. Kolb, Deborah M., Cuando hablar da resultado: perfiles de mediadores, Barcelona, Paidós, 1996, p. 18. LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 275 compositiva.37 Como algún autor ha indicado, la mediación puede considerarse como una forma “ecológica” de negociación o acuerdo transformador de las diferencias.38 En los últimos diez años los científicos sociales estudiaron no sólo la evaluación de la mediación como sistema de resolución o gestión de conflictos, sino que analizaron cómo funcionaba la mediación en el contexto de los sistemas sociales que ella misma integraba. Se obtuvieron comparaciones entre la mediación y las alternativas que tenía la misión de remplazar. Pero esas comparaciones no se basaban sólo en las diferencias de satisfacción y costo en las disputas mediadas y no mediadas, también se centraban en los mediadores en trabajo. Se concluyó que la mediación es un proceso adaptativo, de hecho, su naturaleza es más bien laxa y abarca bajo su rótulo métodos de diversidad considerable. Las formas que tomaría la mediación dependerían en gran medida de la estructura económica y política en la que tenga lugar, del status y experiencia de las partes en el procedimiento, de la experiencia profesional y la afiliación organizacional del mediador, y de una multitud de otros factores. Los críticos han empezado también a cuestionar la capacidad de la mediación para satisfacer las necesidades de los desfavorecidos y de las personas sin poder, que eran derivados al procedimiento en cantidades abrumadoras. Los ricos, en cambio, no parecían muy interesados en esta alternativa.39 A pesar de ello, la mediación como sistema complementario, alternativo o gestor del conflicto, avanza en todo el mundo occidental de forma imparable, extendiéndose a todos los ámbitos, ya que por su propia naturaleza, si la finalidad es atender el conflicto, gestionarlo y ayudar a las partes a que encuentren soluciones y acuerdos viables y satisfactorios para todos, donde haya conflicto, ahí la mediación tendrá un campo abonado para su desarrollo. No es necesario enumerar todos las experiencias, congresos, cursos, conferencias, organismos que ya en nuestro país están trabajando y formando en mediación, pero lo cierto es que, en poco tiempo, esta nueva cultura de la autocomposición impregnará toda nuestra sociedad, creando un nueva forma de interrelacionarnos y de resolver pacíficamente y con los menos sufrimientos 37 Op. cit., nota 2, p. 25. Cfr. Warat, L. A., Ecología, psicoanálisis y mediación, Buenos Aires, Almed, 1998, p. 5. 39 Op. cit., nota 36, p. 19. 38 276 ANTONIO JOSÉ SASTRE PELÁEZ posibles, en beneficio de las propias partes en conflicto, nuestra desavenencias y disputas. Recogiendo ideas de Aleix Ripol-Miller,40 la mediación moderna, por un lado, es lo suficientemente joven como para estar en un proceso constituyente. Por otro, tiene suficiente pasado —más de dos décadas en los piases anglosajones— como para poder ser considerada institución ya con plena naturaleza propia, camino de ser disciplina científica. Ideas actuales concretas sobre la mediación fueron recogidas en las conclusiones del Congreso Internacional de Barcelona, resumidas como siguen: La mediación se ha mostrado como un instrumento útil no sólo como alternativa o complemento de la justicia, sino además como vía para solucionar conflictos y mejorar la comunicación y la relación entre las personas. Estamos ante una realidad social joven y en evolución, que es necesario observar suficientemente y desarrollar con prudencia. Se evidencia la necesidad de otorgar reconocimiento a la figura de la mediación, institucionalizándola mediante un marco legal que garantice los principios de voluntariedad en cuanto a su participación o no en el proceso, libre decisión de las partes en su continuación, neutralidad, imparcialidad, confidencialidad y profesionalidad. Asimismo, se pone de manifiesto la necesidad de establecer criterios para garantizar la captación de los diferentes profesionales que intervienen en mediación. Se valoran positivamente las variadas iniciativas que se están implementando en España en materia de formación y que hacen evienete la necesidad de ordenar sistemáticamente el estudio de la materia con la finalidad de garantizar un ejercicio profesional eficaz que prestigie esta metodología de autorregulación pacífica de los conflictos, característica de una sociedad democrática avanzada. Las instituciones públicas y privadas deberían poner en marcha los mecanismos que permitieran el uso efectivo de la mediación.41 Por último, debemos efectuar un reconocimiento del esfuerzo y trabajo de los pioneros en nuestro país de la mediación familiar, a quienes dedico este artículo. Desde hace una década vienen trabajando incansablemente para difundir la mediación familiar como sistema de 40 Op. cit., nota 26, p. 29. “Conclusiones del I Congreso Internacional de Mediación Familiar”, Barcelona, octubre, 1999. 41 LA MEDIACIÓN FAMILIAR: SISTEMA DE GESTIÓN POSITIVA 277 pacificación de las relaciones de pareja en proceso de ruptura. Quede expresado mi reconocimiento a: Pascual Ortuño, Vicente Ibáñez, Miquel Martí, Daniel Bustelo, Sara Cobb, Trinidad Bernal, Rubén A. Calcaterra, Liliana Perrone, Margarita García Tomé, Antonio Coy, Aldo Morrone, Thelma Butts, Lisa Parkinson, Fe Benito, Alex Ripol, Ignacio Bolaños, Silvia Hinojal, Lucía García García, Miguel Ángel Osma, Mercedes Caso, Silvia Barona, Fadhila Maamar, Nuria Belloso Martín, Teresa Crespo, Gonzalo Serrano, Isabel Fernández García, y un sinfín de personas que, desde su labor cotidiana, están haciendo avanzar esta nueva cultura de la pacificación. MÉTODOS ESTATUTARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN EL ESTADO DE TEXAS George SOLARES CONTRERAS SUMARIO: I. Introducción. II. Procedimientos simplificados. III. Arbitraje. IV. Mediación. V. Procesos de soluciones colaborativas. VI. Legislatura federal para prevenir violencia doméstica. VII. Conclusión. VIII. Apéndices. IX. Bibliografía. I. INTRODUCCIÓN El Estado de Texas a través de los años ha decretado estatutos para facilitar la solución de controversias en el contexto de conflictos dentro de la relación doméstica. Existen innumerables procedimientos disponibles para las partes litigantes y sus respectivos abogados. Algunos de estos procedimientos han sido desarrollados en diferentes partes del mundo y otros se han originados en el estado de Texas. Esta ponencia les informará y describirá varias alternativas para la solución de conflictos, facultadas por el Código de Práctica y Remedios Civiles y el Código Familiar del estado de Texas. Se tocará más adelante y en detalle el recurso más popular que es el de mediación y arbitraje. Asimismo, se incluye el tema de la ley colaborativa, ya que se ha convertido en una herramienta muy útil en el proceso de solución de conflictos, misma que se ha venido desarrollando rápidamente, ya que más practicantes la utilizan como un medio conveniente en casos en donde procede. 279 280 GEORGE SOLARES CONTRERAS II. PROCEDIMIENTOS SIMPLIFICADOS En 1987, la Legislatura del estado de Texas decidió implantar como política pública estimular resoluciones pacíficas para la solución de conflictos, dándole especial consideración a aquellos conflictos en donde estos impliquen la relación padre-hijo, incluyendo la mediación en cuestiones de patria potestad, acceso al menor y manutención de los hijos menores, y los acuerdos al inicio de la demanda (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §154.002). En conformidad con esta política, varios procedimientos de soluciones alternativas de conflictos han sido aprobados de manera implícita. La mediación es, en mayor escala, el recurso más común, mismo que requiere de un mediador, como un tercero imparcial. El propósito del mediador es facilitar la comunicación entre las partes con la finalidad de promover la reconciliación, el acuerdo, o el entendimiento entre ambas, pero sin tener una autoridad real para formar un juicio en los asuntos en conflicto (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §154.023). Si las partes están de acuerdo, otro procedimiento que puede emplearse es el de conducir un “mini-juicio”. El tribunal no tiene la autoridad para ordenar a las partes a que participen en él. Un mini-juicio es un procedimiento no obligatorio que combina varios procedimientos de soluciones alternativas de conflictos. Cada una de las partes y su asesor legal presentan su opinión a un tercero imparcial o al representante que haya seleccionado cada una de las partes, quien, después de las deliberaciones correspondientes, puede emitir un consejo no obligatorio en relación a los méritos del caso (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §154.024). La opinión se convierte en obligatoria si las partes deciden acordar y celebrar un previo acuerdo por escrito para ese efecto. Una “junta de conciliación regulada” es algo similar al mini-juicio, en la manera que cada una de la partes y su asesor legal presentan su opinión a un panel tercero imparcial. El panel, después de las deliberaciones correspondientes, emite su consejo no obligatorio (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §154.025). Existe además otro procedimiento que es un resumen de un juicio con jurado. Es un juicio con jurado no obligatorio compuesto regularmente por un panel de seis miembros de jurado. Después de que cada MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 281 una de las partes presenta su caso junto con la evidencia, el jurado delibera y posteriormente emite su opinión no obligatoria (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §154.026. Generalmente, las leyes de procedimiento y evidencias son ligeramente menos rígidas en comparación con las de un juicio formal. Este tribunal supervisor puede establecer normas de seguimiento para cada una de las fases del procedimiento, pero cualquier discusión entre los miembros del jurado y las partes en conflicto sucederá fuera de la presencia del juez. III. ARBITRAJE 1. El arbitraje de acuerdo al Civ. Prac. & Rem. Code §154.027 El arbitraje es el proceso en donde las partes en conflicto seleccionan un tercero neutral, quien después de una audiencia de sentencia emite una decisión final regularmente obligatoria, exigible como sentencia final. Se define arbitraje en la práctica de Texas específicamente de la siguiente manera: a) El arbitraje no obligatorio es un forum en el que cada una de las partes junto con su asesor legal correspondiente presentan su opinión ante un tercero imparcial, quien emite una decisión específica. b) Si las partes estipulan de antemano que la sentencia es obligatoria, entonces la sentencia es obligatoria y exigible de la misma manera como se manejan las obligaciones contractuales. Si las partes no estipulan de antemano que la sentencia es obligatoria, la sentencia no es obligatoria y sirve únicamente como una base para las negociaciones posteriores de las partes para llegar a un acuerdo. 2. El Arbitraje de acuerdo al Código Familiar de Texas El arbitraje, en relación al divorcio y/o división de propiedad se autoriza específicamente en los asuntos de ley familiar de Texas. El Código Familiar ordena al tribunal, en el momento que las partes presentan un acuerdo por escrito, que remita el caso a proceso de arbitraje toda demanda presentada para la disolución de un matrimonio (Tex. Fam. Code Ann. §6.601(a)). El acuerdo dicta si el arbitraje es obligatorio o no obligatorio. Si las partes acuerdan que el arbitraje se realice 282 GEORGE SOLARES CONTRERAS en forma obligatoria, el tribunal emitirá un mandato que refleje cuál será el tipo de sentencia del árbitro (Tex. Fam. Code Ann. §6.601(b)). De la misma manera, el tribunal puede remitir una demanda que afecte la relación padre-hijo a proceso de arbitraje, si así lo acuerdan ambas partes (Tex. Fam. Code Ann. §153.0071(a)). Nuevamente, el que el arbitraje sea obligatorio o no, se determinará durante el acuerdo de arbitraje. Sin embargo, a diferencia de una disolución de matrimonio en el que el tribunal emite un mandato basado en la sentencia del árbitro, el tribunal retiene la autoridad para revisar la sentencia del árbitro aunque haya sido derivado de un arbitraje obligatorio. El tribunal emitirá una orden reflejando la sentencia del árbitro al menos que el tribunal determine, después de una audiencia sin jurado, que la sentencia no es en beneficio de los hijos menores, en base a las pruebas que presente la parte que busque evitar que se emita la orden en base a la sentencia del árbitro (Tex. Fam. Code Ann. §163.0071(b)). 3. Nombramiento del árbitro Generalmente, el árbitro será apuntado, según como se especifique en el acuerdo de arbitraje. Sin embargo, el Tribunal nombrará uno o más árbitros calificados si el acuerdo falla en especificar el método del apuntamiento; o si falla el acuerdo para el método de apuntamiento o no puede ser seguido; o si el árbitro asignado falla o es incapaz de actuar y no se ha nombrado ningún sucesor en el acuerdo (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §171.041). Como en cualquier procedimiento judicial, cada parte durante la audiencia de arbitraje tiene el derecho de ser escuchado, presentar material de pruebas, efectuar el proceso de repreguntas dirigidas contra testigos (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §171.047). Los hono rarios de abogado pueden ser concedidos, ya sea de acuerdo a lo provisto por el acuerdo de arbitraje o por ley, como parte de la recuperación de daños según la sentencia en una acción civil llevada en un tribunal de distrito (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §171.048). El árbitro puede tomar juramentos, autorizar declaraciones bajo juramento, y emitir órdenes para comparecer en el arbitraje (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §§171.049-.051). MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 283 Al terminar la audiencia, el árbitro emitirá una sentencia escrita y firmada. La sentencia deberá ser entregada personalmente a cada una de las partes, por correo registrado y certificado, o como lo indique previamente el acuerdo (Tex. Civ. Prac. & Rem. Code Ann. §171.053). IV. MEDIACIÓN Autoridad estatutaria De acuerdo a la Ley Familiar, las disposiciones que controlan el proceso de mediación se encuentran en §6.602, y §153.0071, et seq, Texas Family Code. Mientras que los términos difieren en sus etapas infantes, virtualmente son como gemelos idénticos en su forma actual, y se leen como sigue: 1. La §6.602, del Código Familiar de Texas (relativo a divorcios) dispone: a) En el acuerdo escrito de las partes o en la propia petición del tribunal, el tribunal puede remitir a mediación cualquier demanda presentada para una disolución de matrimonio. b) Un convenio de mediación es obligatorio para ambas partes siempre que el acuerdo: 1. Disponga, en una forma sobresaliente y en negrillas o mayúsculas o subrayado, que el acuerdo no está sujeto a revocación; 2. Esté firmado en acuerdo por ambas partes, y 3. Esté firmado por el abogado de la parte que se encuentre presente en el momento que se firme el acuerdo. c) Si el convenio de mediación llena los requisitos de esta sección, una parte tiene el derecho a una sentencia en el convenio de mediación, no obstante el Reglamento 11 del TRCP o cualquier otro reglamento de Ley. 2. §153.0071, Texas Family Code (Re: asuntos SAPCR) dispone: a) El inciso a) trata de la capacidad del tribunal para remitir un caso al proceso de arbitraje. b) El inciso b) estipula que el tribunal puede determinar las sentencias del arbitraje que no sean para el beneficio de los hijos menores; 284 GEORGE SOLARES CONTRERAS la carga de la prueba descansa en la parte que objete la sentencia del arbitraje. c) El inciso c) estipula que en el acuerdo escrito de las partes o en la propia petición del tribunal, un tribunal puede remitir a proceso de mediación una demanda que afecte la relación padre-hijo. d) El inciso d) confirma que un convenio de mediación es obligatorio para las partes si el acuerdo: 1. Dispone la declaración en forma sobresaliente ya sea en negrillas o en mayúsculas o subrayado, que el acuerdo no es sujeto a revocación. 2. Está firmado en acuerdo por ambas partes; 3. Esté firmado por el abogado de la parte que se encuentre presente en el momento que se firme el acuerdo. e) El inciso e) describe que si el acuerdo cumple con los requisitos del inciso d), la parte tiene derecho a una sentencia en el acuerdo, no obstante el Reglamento 11 TRCP, o cualquier otro reglamento de Ley. f ) El inciso f ) dispone que el derecho de la parte para objetar a tener una mediación cara-a-cara si existe un historial de violencia familiar. Para determinar si una sesión de mediación cara-a-cara debe ser evitada, el mediador regularmente usará un cuestionario para hacerle preguntas específicas a ambas partes acerca de su nivel de miedo. Dependiendo de las contestaciones a las preguntas, el mediador entonces hará recomendaciones para las partes o sus abogados. He anexado como “Apéndice A”, una forma de cuestionario comúnmente usada por los mediadores en los Servicios de Mediación de Conflictos del Condado de Dallas, Texas. V. PROCESOS DE SOLUCIONES COLABORATIVAS A partir de septiembre 1o., 2001, fecha de vigencia de los estatutos de la ley colaborativa en Texas, cientos de abogados de Texas han sido capacitados en el proceso, tanto en las facultades de Texas mediante Cursos Avanzados de Ley Familiar, como por los entrenadores experimentados sobre la ley colaborativa de otros estados. Los abogados rápidamente aprenden que el proceso puede ser extremadamente dificultoso, y a menudo anhelan las habilidades que nunca aprendieron MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 285 en la escuela de derecho. La ley colaborativa ha sido descrita como “una nueva manera” de practicar la ley familiar debido a que ésta busca brindar un sentido a la vida del abogado que practica la ley familiar y, aún mejor, esta ley brinda menor daño a los clientes. La práctica de ley colaborativa en divorcios ha sido manejada rutinariamente en todo el mundo por años y en diversos modelos multidisciplinarios. Los abogados colaborativos han venido trabajando con equipos de profesionistas en materia de salud mental y especialistas en finanzas. Aun sin capacitación en ley colaborativa multidisciplinaria, muchos abogados de Texas han empezado a usar profesionistas aliados, no como expertos neutrales, como está previsto por los estatutos de ley colaborativa, sino como co-profesionistas asistiendo a parejas en proceso de divorcio a través del proceso colaborativo. Muchos de estos abogados reportan que es un alivio tener la asistencia de los profesionistas que están mejor capacitados y mejor equipados para funcionar en ciertos aspectos del proceso colaborativo que los abogados que están formados por su propia experiencia y capacitación. 1. Cambio inicial del paradigma La mayoría de los abogados que practican la ley colaborativa saben que para poder tener éxito en esta ley, debe ocurrir un cambio en la forma de pensar. El cambio se encuentra lejos de un abogado dirigiendo al cliente a través del proceso, usando posturas de negociación para agotar al oponente, y cediendo el control a los jueces y dirigiendo al cliente desde atrás, usando el interés en base a las habilidades de negociación y permitiendo a los clientes el retener el control de la toma de decisiones. El abogado de la ley colaborativa también entiende que el trabajar para alcanzar las metas de ambas partes es la única manera de asegurar un resultado maximizado para su cliente. 2. El papel del abogado de Ley Colaborativa A. Educando y aconsejando al cliente Una de las funciones más recientes e importantes que un abogado de ley colaborativa tiene al representar a su cliente, es ayudar a educar al cliente de lo que es el proceso de la ley familiar colaborativa, y qué 286 GEORGE SOLARES CONTRERAS es lo que el cliente requiere hacer para participar de manera efectiva. La ley familiar colaborativa es un proceso que requiere la activa participación de las partes. Esa participación activa, a cambio, requiere un entendimiento de los reglamentos legales, información financiera, impacto en los hijos menores, una clara definición de los problemas presentados, y un entendimiento del proceso de las negociaciones basadas en el interés y la colaboración. Mientras el proceso colaborativo está en curso, es importante que el abogado colaborativo continúe proporcionando asesoría al cliente según lo requiera para asegurar que el proceso se mantenga “en curso”, asegurando que toda la información pertinente se haya reunido y comprendido antes de que se generen las opciones del acuerdo y se tome una decisión en base a éstas. B. Manejo de conflictos Otra importante función de un abogado colaborativo es tener la habilidad de manejar de forma efectiva conflictos que surjan durante el proceso. Dada las emociones que mucha gente experimenta en divorcios o en conflictos de ley familiar, y el reducido estado de capacidad en que tienden a operar, resulta demasiado fácil que el proceso de negociación se salga del carril. Como experto en solución de conflictos de la ley colaborativa, el papel de un abogado colaborativo incluye la habilidad de asistir a las partes para que avancen en llegar a un acuerdo. La meta de manejar un conflicto se cumple en un número de maneras diferentes. Una de las primeras y principales es el definir detalladamente e insistir en la adherencia a participar en el acuerdo de ley colaborativa, y a las reglas del proceso. Se anexa un ejemplo de estas reglas a este documento como Apéndice “B”. En el caso de que una o ambas partes se salga del camino, es la función del abogado colaborativo el ayudarles a re-enfocarse y regresar al proceso en el cual se comprometieron los clientes. 3. La función del entrenador colaborativo El entrenador colaborativo (también conocido como el “entrenador de divorcios” en casos de divorcio o como consultor en comunicación) es un profesionista de salud mental, cuyo papel es el preparar al cliente a participar de manera efectiva dentro del proceso colaborativo. El entre- MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 287 nador colaborativo no actúa como terapeuta. En vez, el entrenador “usa la capacidad y experiencia para asistir al cliente en manejar sus problemas psicológicos emocionales que puedan de otra manera impedir el funcionamiento efectivo del cliente y/o participar en el proceso colaborativo, y comunica con otros miembros del equipo colaborativo para proveer sus puntos de vista y asistir en ayudar a la facilitación del proceso”. En sus juntas individuales con el cliente, el entrenador colaborativo ayuda al cliente a comprender y trabajar en sus problemas psicológicos emocionales. El entrenador asiste al cliente a sortear sus sentimientos, pensar en los problemas pesadamente emocionales, manejar su coraje, miedo, u otras emociones debilitantes, y desarrollar fuerza para salir adelante, así como desarrollar habilidades de comunicación que le permitan al cliente participar de manera efectiva en el proceso colaborativo. El entrenador puede también enseñar a su cliente aprenda a adquirir habilidades paternales positivas, educar a los clientes sobre las mejores maneras de minimizar el impacto de divorcio en los hijos menores, y apoyar, reforzar y ayudar al cliente a tomar en consideración la información provista por el especialista en menores, si uno de ellos forma parte del equipo. Finalmente, la presencia del entrenador colaborativo del caso, provee recursos continuos para el cliente para ayudar en saber manejar crisis emocionales que puedan surgir durante el caso. 4. La función del especialista en finanzas El especialista en finanzas es un profesionista financiero que asiste al proceso de la ley familiar colaborativa ayudando a las partes a reunir, organizar, enlistar, comprender y analizar información financiera relevante a su caso. El especialista financiero puede ser un planificador de finanzas, consejero de finanzas, planificador certificado de divorcios, contador público, o cualquier otro profesionista financiero que reúna la capacitación requerida y la experiencia para asistir a las partes con los retos financieros únicos que se presentan en los casos de divorcio o de ley familiar. El tipo de profesionista que se involucre como especialista financiero, en el caso en particular, puede ser seleccionado de acuerdo a las circunstancias objetivas particulares y de acuerdo a las necesidades presentadas. 288 GEORGE SOLARES CONTRERAS 5. Tipos de modelos de proceso colaborativo Se han desarrollado diferentes modelos de proceso colaborativo a lo largo del país y alrededor del mundo. La Academia Internacional de Profesionistas Colaborativos (IACP), que mayormente comprende de abogados de práctica familiar, profesionistas de salud mental, y planificadores financieros de nueve países, reconoce todos los modelos. A. El modelo único del abogado El modelo único del abogado involucra abogados de práctica familiar y clientes sin asistencia de profesionistas externos, que no sean otros que los evaluadores estándares de activos o preparadores calificados para elaborar órdenes legales en relaciones domésticas. Las incursiones iniciales en la ley colaborativa en Texas fueron dirigidas por abogados experimentados en la practica de ley familiar que estaban acostumbrados a “hacerlo todo” ellos mismos. Este modelo se fue asociando con Texas en las mentes de muchos practicantes colaborativos de todo el mundo, aun cuando se reflejaba muy de cerca la forma en que la ley colaborativa se originó cuando Stuart Webb de Minnesota inventó el proceso. Inicialmente, hubo un gran éxito al usar este planteamiento, el cual favoreció al movimiento colaborativo en Texas. Los casos se llevaron sin complicaciones; sin embargo, con el paso del tiempo, los casos empezaron a ser más difíciles para resolverse al elegir los clientes con circunstancias de más de reto el uso de este proceso. B. Modelo de abogado recomendado En el modelo de abogado recomendado, los abogados manejan y contratan profesionistas externos “según se vaya requiriendo” para asisitr con problemas específicos que puedan surgir. A menudo los profesionistas típicamente no asisten a sesiones conjuntas; en vez, se reúnen con sus clientes en sus oficinas. Este modelo fue una progresión natural ya que los abogados de práctica familiar estaban acostumbrados a contratar expertos en las áreas de salud mental y financiera para asistirlos en sus casos de litigación. MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 289 C. Modelos interdisciplinarios Se han desarrollado diferentes modelos de práctica interdisciplinaria alrededor del mundo. Estos modelos varían dependiendo de los papeles que jueguen los profesionistas externos y si los profesionistas participan en las sesiones en conjunto. a. El modelo de divorcios colaborativos El modelo de divorcios colaborativos, también conocido en Texas como “modelo de dos entrenadores”, se compone de dos abogados, dos entrenadores con experiencia en salud mental (uno por cada cliente), y un profesionista de finanzas neutral. Se agrega a un especialista en menores en caso de que existan hijos menores. El profesionista financiero y el especialista de menores son los únicos que desempeñan un papel neutral en este modelo. Los abogados y los entrenadores están aliados con los clientes. Los entrenadores asisten con la comunicación entre las partes y el equipo. Una de las teorías de este modelo es que los clientes necesitan validación, y al tener dos entrenadores, cada uno se alinea con su respectivo cliente, y llena sus necesidades. Los entrenadores se reúnen por separado con sus clientes, algunas veces con ambos entrenadores y clientes, y aunque no asisten a las sesiones en conjunto, ellos rinden un informe a los abogados después de sus juntas con los clientes. El modelo de divorcios colaborativos tiene sus raíces en California y se ha extendido a otros estados y países. b. El modelo del equipo colaborativo Para los fines de este documento, el modelo del equipo colaborativo incluye abogados colaborativos, un profesionista de salud mental y un profesionista de finanzas, ambos neutrales, y comprometidos desde el principio. En los divorcios en donde existen menores, el profesionista de salud mental también sirve como especialista en menores o también se une al equipo por separado un especialista de menores. Además, los expertos neutrales pueden ser contratados en manera conjunta, usualmente en conexión con la valuación de activos. El Instituto de la Ley Colaborativa de Texas ha adoptado protocolos que definen al profesionista aliado como “un individuo contratado por 290 GEORGE SOLARES CONTRERAS las partes como neutral (se añade énfasis) para participar en y asistir en el proceso de la ley colaborativa”. El término incluye profesionistas financieros, profesionistas de salud mental, facilitadores de soluciones, especialistas en comunicación, entrenador o cualquier otro individuo comprometido por las partes. El Instituto de la Ley Colaborativa también ha adoptado acuerdos que delinean los tipos de servicios que pueden ser realizados por profesionistas aliados comprometidos en un caso. En el modelo de equipo colaborativo, el equipo completo se reúne con los clientes durante la sesión conjunta inicial en donde se establece la meta y proceso; y se reúnen también en otras sesiones en conjunto ya sea con ambos clientes o individualmente, según sea lo apropiado. Los profesionistas aliados entonces les reportan posteriormente a los demás miembros del equipo. Un componente clave de este modelo, a diferencia del modelo del abogado recomendado, es que los profesionistas aliados están totalmente integrados con el proceso como miembros de igual nivel del equipo. Debido a que los profesionistas aliados y los abogados funcionan como equipo, los beneficios de los clientes y el proceso se engrandecen. Mientras que el modelo de equipo colaborativo varía un poco del modelo de divorcios colaborativo, se cree que sin importar qué modelo finalmente hace raíces en Texas, los practicantes y clientes encontrarán que el planteamiento interdisciplinario produce resultados óptimos y entrega el mayor valor a sus clientes. VI. LEGISLATURA FEDERAL PARA PREVENIR VIOLENCIA DOMÉSTICA Originalmente legislado en 1994, el Decreto de Violencia en Contra de la Mujer (VAWA) ha sido la fuerza detrás de innovaciones efectivas, particularmente dentro del sistema legal, para proteger a las víctimas de violencia doméstica y asalto sexual, y para prevenir esos crímenes en primer lugar. La violencia doméstica, asalto sexual, y los demás crímenes y otros crímenes identficados por VAWA, tal como violencia en el noviazgo y acoso, son crímenes complicados y dificultosos, debido a su naturaleza personal y al daño que éstos representan; y debido a que casi siempre ocurren durante una relación entre personas que se conocen. Estos no son MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 291 crímenes cometidos por extraños, inclusive en los casos de asalto sexual, la víctima es muy probable que conozca a su atacante y luego es violada por un extraño. Como consecuencia de la relación entre el perpetrador y la víctima —pueden estar casados, puede que tengan hijos entre ellos— la efectividad de la respuesta legal a estos casos puede representar un mayor reto. Se sirven a las víctimas de mejor manera y nuestras comunidades están más a salvo, cuando la policía es entrenada en materia de violencia doméstica y asalto sexual. Se les hace responsable a los perpetradores cuando la ley se hace cumplir de manera efectiva. El programa VAWA, en relación a Concesiones para Estimular Arrestos, ha proveido fondos que ha permitido que los arrestos de violencia doméstica hayan aumentado de un 35% a un 52%, al mantener las unidades de policía especializadas en violencia doméstica. Este programa también ha tenido un impacto positivo en la reducción de ofensas repetitivas por parte de los agresores y ofensores, así como en el mejoramiento de tasas de enjuiciamientos. Todas estas mejoras están inter-relacionadas y reflejan un planteamiento sistemático hacia la violencia sexual y asalto sexual. En los casos de violencia sexual en particular, la asistencia civil legal es un obstáculo enorme para que la víctima tenga la capacidad de encontrar seguridad. La mayoría de las víctimas de violencia doméstica tienen que recurrir a servicios legales que puedan pagar, pero a menudo es el área con mayores necesidades; tales como: órdenes de protección, divorcios, y asuntos de custodia de menores, entre otros. La última re-autorización de VAWA, en el año 2000, creó una gran necesidad de formar un programa de asistencia legal civil la contratación de abogados o la contratación de organizaciones de servicios legales que representaran víctimas de violencia doméstica en asuntos civiles para programas de albergue para víctimas de violencia doméstica. El sistema legal algunas veces aparece como una herramienta más para el agresor —quien típicamente tiene un mayor acceso a recursos económicos— y que cuenta con un abogado pero su víctima no. El programa de asistencia civil legal de VAWA ayuda a vencer este serio impedimento. Reautorizando a VAWA y mejorando los programas de asistencia legal civil es un medio de ahorro genuino, que además reconstruye vidas. 292 GEORGE SOLARES CONTRERAS Entre las herramientas invaluables de la nación creadas por el original VAWA, es un programa único precisamente en Texas. En 1994, VAWA estableció la Línea de Emergencia Violencia Doméstica Nacional, un proyecto del Concilio de Texas en Violencia Familiar localizado en Austin. La línea de emergencia se instaló, se puso en servicio y recibió su primera llamada en febrero de 1996. El propósito de la línea de emergencia es el ser una fuente para intervener en crisis, así como también para proporcionar información y recomendaciones de servicios para víctimas de violencia doméstica, y para sus familiares y amigos, en toda la nación. La línea de emergencia ha recibido más de un millón de llamadas desde que se estableció y a cada uno de los que han llamado, el personal de línea de emergencia y sus voluntarios ha provisto inmediatamente consejos para casos de crisis, planificación de seguridad, información acerca de la violencia doméstica y recomendaciones de proveedores con servicios locales del área de los que llaman. La línea de emergencia es un recurso inapreciable para aquellas víctimas, quien por miedo, pena o falta de información no se atreven a llamarle a la policía o al programa de violencia doméstica. De hecho, 60% de las víctimas que han llamado a la línea de emergencia nunca han llamado a la policía ni algún refugio local. Durante los últimos tres años la línea de emergencia ha contestado más de 170,000 llamadas al año. A pesar del progreso que se ha hecho a nivel nacional para prevenir la prosecución de violencia doméstica, demasiadas víctimas todavía encaran una batalla cuesta arriba cuando buscan ayuda de la policía y los tribunales. Las estadísticas de la Oficina de Justicia del Departamento de Justicia de los Estados Unidos revela que la tasa de violencia familiar ha bajado desde que VAWA fue legislado. Específicamente, la oficina reporta que la violencia familiar ha bajado más de la mitad entre 1993 y 2002, a 2.1 víctimas por cada 1,000 residentes estadounidenses mayores de 12 años de edad. Sin embargo, la violencia familiar se estima ser del 11% de toda la violencia entre 1998 y 2002, reportó la Oficina de Justicia. Además, estas estadísticas enseñan que el 73% que las víctimas de violencia familiar fueron mujeres y 76% de las personas que han cometido violencia famililar fueron mujeres. MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 293 VII. CONCLUSIÓN La legislación de leyes federales para formular programas innovativos para la prevención y prosecución de violencia doméstica en los Estados Unidos ha sido bien recibida y ha tenido efecto directo en el decremento de violencia familiar. El estado de Texas también ha contestado al llamado para dar una mayor respuesta a las víctimas de violencia familiar en la manera que maneja las sesiones de soluciones alternativas de conflictos durante las mediaciones. Los practicantes de ley familiar de Texas están siendo cada vez más sensibles a las necesidades de sus clientes para resolver sus conflictos de manera más expedita y con menos intervención judicial. La introducción relativamente nueva de la ley colaborativa ha permitido a los practicantes de la ley familiar de Texas cambiar la mentalidad, de guerreros que solucionan cada disputa con espada, a solucionadores creativos de problemas que proveen soluciones que permitan que la familia restructurada florezca. Los resultados positivos de este cambio han inspirado un continuo crecimiento y un deseo por parte del practicante de la ley familiar para discurrir métodos para solucionar conflictos de manera diferente. En virtud de que el divorcio es la renegociación de no sólo un contrato legal entre las partes, sino también del contrato emocional y financiero, los practicantes legales, entrenados para llevar asuntos únicamente legales, no pueden proveer el servicio de valor agregado ofrecido en el planteamiento interdisciplinario descrito en este documento. Aunque los practicantes de ley pueden proveer un divorcio sin tener que involucrar al tribunal, ellos solos no pueden proveer un divorcio que ofrece un rango de soluciones creativas exploradas por un equipo de profesionistas calificados, y mucho menos a un cliente que empieza a sanar el dolor y el puente de confianza entre marido y mujer, tan necesarios para el bienestar de la familia restructurada. La creatividad de equipos de profesionistas calificados buscando soluciones a conflictos familiares es únicamente un elemento en el uso exitoso de procesos de soluciones alternativas de conflictos. Es el practicante de ley el que examinará las necesidades de su cliente al inicio de su representación y determinará qué proceso alternativo de solución de conflictos debe ser empleado para solucionar con éxito el conflicto doméstico. 294 GEORGE SOLARES CONTRERAS VIII. APÉNDICES Apéndice A CUESTIONARIO DE PREMEDIACIÓN Se observará entera confidencialidad con respecto a sus respuestas. 1. La mediación a menudo toma lugar con las dos partes juntos en el mismo salón. ¿Le preocupa tener que estar en el mismo salón con su compañero(a) (ex compañero(a))? ____Sí ____No Sí es así, ¿qué es lo que le preocupa? 2. ¿Cree usted que su compañero (a) (ex compañero (a)) y usted se pueden hablar en condiciones de igualdad durante las sesiones de mediación? ____Sí____No Si no lo cree, ¿qué lo evitaría? 3. ¿Generalmente quién tomó las decisiones acerca de las finanzas, los hijos, la vivienda, etcétera, cuando estaban juntos? ¿Usted? ____ ¿Su compañero(a)?____ ¿Se ponían de acuerdo los dos? ¿Cómo resolvían los asuntos cuando no estaban de acuerdo? 4. ¿Se siente psicológicamente intimidado(a) por su compañero(a) (ex compañero(a))? Sí___ No___ Si es así, ¿qué es lo que hace su compañero(a) que le intimida? 5. ¿Se siente físicamente intimidado(a)? Sí___ No___ Si es así, ¿qué es lo que hace su compañero(a) que le intimida? 6. ¿Le tiene miedo a su compañero(a) (ex compañero(a)) por alguna otra razón? Sí___ No___ Si es así, ¿qué es lo que le da miedo? MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 295 7. ¿Ha sufrido usted alguna de las siguientes clases de abuso por parte de su compañero(a) (ex compañero(a)) mientras estaban juntos, o desde que se separaron? Fecha aproximada del último episodio Abuso verbal Sí___ No___ ¿Cuándo?_________________ Abuso emocional Sí___ No___ ¿Cuándo?_________________ Abuso físico Sí___ No___ ¿Cuándo?_________________ 8. ¿El uso drogas o alcohol ha sido un problema para alguno de ustedes? ¿Para usted? Sí___ No___ ¿Para su compañero(a)? Sí___ No___ 9. ¿Alguna vez ha solicitado una orden protectiva? Sí___ No___ Resultado. PARA PAREJAS CON HIJOS (los mediadores tienen la obligación de reportar alegatos de abuso de menores). 10. ¿Su compañero(a) alguna vez con seriedad amenazo con negarle acceso a sus hijos? Sí___ No___ 11. ¿Le preocupa gravemente la seguridad emocional o física de sus hijos mientras están con el padre o la madre? Sí___ No___ Si es así, ¿qué le preocupa? 12. ¿Alguna vez se comunicaron con los Servicios para la Protección de Menores, respecto a su familia? Sí___ No___ Si es así, ¿qué resultado tuvo? 13. En una escala de 1 a 10, ¿qué número describe mejor su nivel de preocupación tocante a su seguridad física? Cero 1 2 Algo 3 4 Mediana 5 6 Alta 7 8 Grave 9 10 296 GEORGE SOLARES CONTRERAS Apéndice B REGLAS PARA LOS PARTICIPANTES EN EL PROCESO COLABORATIVO 1. Ataque los problemas y preocupaciones inmediatas. No se ataquen uno al otro. 2. Exprésese en terminos de necesidad e intereses y el resultado que usted desea ver realizado. Evite tomar “posturas.” 3. Trabaje por lo que usted crea es el acuerdo más constructivo y justo para ambos y para su familia. 4. Durante las juntas de acuerdo (ambos abogados y ambos esposos presentes) recuerden lo siguiente: A. Usted tendrá plena e igual oportunidad para hablar sobre cada situación que se presente para ser discutida. No interrumpa cuando su esposo(a) o el abogado de su esposo(a) esté hablando. B. No use palabras inflamatorias. Sea respetuoso uno con el otro. No use lenguaje que culpe o trate de encontrar culpable al otro. C. Hable por usted mismo; cuando hable, hable en “yo”. Use el primer nombre de cada uno de ustedes y evite el “él” o “ella”. D. Si comparte una queja, no la haga más grande que lo que realmente es y acompáñela de una sugerencia constructiva de cómo puede resolverse. E. Si algo no está trabajando para usted, favor de avisarle a su abogado para tratar su preocupación. F. Escuche con cuidado y trate de comprender lo que el otro está diciendo sin hacer juicio acerca de la persona o del mensaje. G. Hable con su abogado de cualquier cosa que usted no entienda. Su abogado puede ayudarle a clarificar todo asunto. 5. Esté dispuesto a comprometerse a participar seguido en las juntas. Esté preparado para cada junta. 6. Sea paciente —los retrasos en el proceso pueden suceder aunque todos estén actuando de buena fe. MÉTODOS ESTATUARIOS DE MEDIOS ALTERNATIVOS 297 Reconocimientos El autor desea agradecer a Winifred Huff, Norma Levine Trusch, y Rothwell B. Pool por permitir el uso de parte de información en sus artículos del Curso Avanzado en Ley Familiar 2005, auspiciado por la Sección de Ley Familiar del Estado de Texas. Doy mis especiales gracias a Ira Rhone por sus ideas y consejo. Asimismo, extiendo mis gracias a Consuelo Verónica Escamilla por su inapreciable trabajo y servicio en la traducción legal de esta ponencia. VIII. BIBLIOGRAFÍA WOLF, “Congress Must Ensure that VAWA does not Expire” (El Congreso debe de asegurar que VAWA no expire), Texas Lawyer, 19 de septiembre de 2005, p. 29, Col. 1. ROZEN, The Good Fight (La buena lucha), 26 de septiembre de 2005, Col. 3. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO Juan Manuel ORTEGA MALDONADO SUMARIO: I. Introducción. II. Tratamiento fiscal de los ingresos familiares. III. El derecho fiscal como instrumento de apoyo a la unidad familiar. IV. Las características y relaciones del Impuesto Sobre la Renta con respecto a la familia en México. V. Legislación tributaria mexicana. VI. Conclusión. I. INTRODUCCIÓN A partir de los años sesenta hubo una remesón sin precedentes en los sistemas que conforman el derecho de familia en las sociedades industrializadas occidentales, y ciertas normas legales que habían permanecido relativamente intocadas por espacio de varios siglos fueron descartadas o bien modificadas de manera radical en las áreas del matrimonio, el divorcio, las obligaciones parentales, los derechos hereditarios, las relaciones paterno-filiales y el status de los hijos nacidos fuera del matrimonio. Al mismo tiempo, en otros campos del derecho que no se consideraban habitualmente parte del derecho de familia, como el de las prestaciones sociales, el laboral, la seguridad social y la tributación, las regulaciones oficiales han comenzado a influir cada vez más claramente en la vida familiar y cotidiana.1 En efecto, resulta llamativo observar cómo la familia en la actualidad más reciente es uno de los objetivos principales de las políticas de actuación pública y uno de los temas con mayor protagonismo en el campo de la investigación académica y estudios de opinión de diversas instituciones. En este sentido, podríamos preguntarnos cuáles son las 1 Capítulos 1o. y 7o. del libro de Glendon, Mary Ann, The Transformation of Family Law, The University of Chicago Press, 1989 (trad. de Estudios Públicos). 299 300 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO razones que han impulsado esta mayor reflexión colectiva en torno a la familia, cuando ésta siempre se ha considerado un elemento básico de estabilidad y cohesión social en la construcción del estado de bienestar: constituye el núcleo básico de solidaridad entre generaciones y ejerce un papel protector de sus miembros (niños, jóvenes y ancianos) y es el centro de la mayoría de las decisiones económicas en cuanto al consumo, el ahorro, la inversión, la oferta de trabajo. Sin embargo, después de años de olvido, la familia es hoy uno de los ejes centrales de la agenda política. Las razones de esta mayor relevancia, sin duda, se deben a los cambios sociales que han sido de gran importancia y se han producido con gran rapidez: a) Descenso de la natalidad. b) El retraso en la edad de emancipación de los hijos. c) El envejecimiento de la población y aumento de la tasa de dependencia. d) La incorporación de la mujer al mercado de trabajo, lo que incide de forma decisiva en el cuidado de sus hijos y de los mayores. e) Las nuevas pautas de comportamiento de la familias: mayor importancia de la educación de sus hijos como elemento decisivo de capital humano y mayor preocupación por cubrir situaciones de riesgo social, como la salud y desempleo. f ) La proliferación de nuevas formas de familia: familia extensa o prolongada, familia nuclear (cónyuges e hijos), familias monoparentales (madres y padres solteros con hijos a cargo), parejas de hecho, hogares complejos (nacimientos extramatrimoniales), hogares unipersonales, cohabitación, etcétera. Todas estas circunstancias, generan nuevas necesidades que se materializan en una mayor demanda de bienes y servicios públicos, exigiendo cambios o impulsando medidas concretas de política familiar. Esta política pública de protección a la familia puede concretarse a través de diversos instrumentos dependiendo de los fines que se persigan y hacia quiénes vayan dirigidas. En concreto, Moreno 2 ha identificado dos vertientes: 2 Moreno Moreno, M. Carmen, conferencia presentada el 5-3-2003 en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad Complutense de Madrid, España. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 301 a) La regulación o medidas de orden legislativo, constituyen el medio adecuado para establecer el marco básico de la política familiar. b) Medidas que implican gasto público directo (transferencias monetarias o en especie) o gasto público indirecto (articuladas en el sistema fiscal, los gastos fiscales). La fiscalidad es uno de los instrumentos para canalizar políticas de protección a la familia, y en concreto el ISR constituye el núcleo principal donde se concentran las principales medidas fiscales de atención a la familia. En ese sentido es evidente que el trato fiscal que las legislaciones nacionales dispensan a la familia suele ser un tema de interés en todos los ámbitos sociales, y por lo mismo también los estudiosos del asunto han tomado partido en el debate de cuál pudiera ser el sistema tributario que mejor encare esta problemática. Se asume que el propósito de cualquier sistema estaría en encontrar el régimen más equitativo posible para las diferentes unidades contribuyentes, reconociendo en lo posible, las circunstancias específicas de cada núcleo familiar. Tal sería el caso de las familias numerosas, familias con integrantes discapacitados, viudos, divorciados, familias en las cuales los ingresos provengan del trabajo de uno de ellos, de dos o más, o de ingresos del capital. Pero hacer llegar a buen puerto este objetivo es punto menos que difícil, pues al analizar en detalle las distintas variantes de tratamiento fiscal para la unidad familiar, se llega a la conclusión de que se trata, en todos los casos, de situaciones conflictivas. Parece claro que cualquiera que sea el sistema tributario que se adopte para regular a la familia, deben cuando menos respetarse los principios de equidad, proporcionalidad y especialmente el de neutralidad de los tributos. En efecto, un sistema fiscal que se ostente como favorecedor de la familia debe ser neutral, como ya dijimos, en la decisiones de contraer o no matrimonio, de obtener ingresos por el trabajo o por una inversión, de permanecer en el hogar o salir a trabajar, de tener uno o más hijos, de celebrar capitulaciones matrimoniales, de pactar la sociedad conyugal o la separación de bienes y, en general, de la organización económico-financiera de la familia. Estas y otras situaciones no deberían verse afectadas por consideraciones de tipo fiscal. Sin embargo, como veremos, la realidad siempre ha sido más audaz e incisiva que la teoría. 302 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO Este trabajo tiene como propósito describir cuál es el régimen fiscal que en las legislaciones y doctrina extranjera han merecido los ingresos de la unidad familiar y posteriormente pasar revista a la situación fiscal federal en el caso mexicano. Parecería un asunto trivial discutir sobre el impacto que tiene el sistema fiscal en la formación y permanencia del núcleo familiar. Sin lugar a dudas existen otros problemas mucho más importantes que pueden afectar a la familia. Sin embargo, en últimas fechas, el “asunto fiscal” ha hecho acto de presencia en la vida familiar y ha logrado que se le tome en cuenta a la hora de enumerar los problemas que ésta debe encarar. Por eso no debe sorprendernos que iniciemos esta participación preguntándonos lo siguiente: ¿Puede el sistema fiscal modificar el status familiar? La respuesta, por desgracia, es afirmativa. La experiencia de otras legislaciones así lo demuestra. Este fenómeno ha sido abundantemente tratado por la doctrina y la jurisprudencia extranjeras y ahora en México debe empezar a ocuparnos y preocuparnos. II. TRATAMIENTO FISCAL DE LOS INGRESOS FAMILIARES Para iniciar conviene describir cuál es el tratamiento fiscal de los ingresos familiares en otras latitudes. De un somero estudio lo primero que asomará, será lo que debe considerarse como “unidad contribuyente”, las posturas al punto muy difícilmente pueden tener una solución unívoca. Efectivamente, el Informe Bradford 3 ha puesto de manifiesto que uno de los problemas más complejos a los que debe de enfrentarse un Impuesto sobre la Renta que incida sobre la familia es el de la definición de la unidad contribuyente, en cuanto es necesario decidir la unidad económica que debe estar obligada a cumplimentar la declaración, y la aplicación de los tipos de gravamen a unidades contribuyentes que tienen diferentes características. La pregunta que debemos formularnos en ese sentido es la siguiente: ¿Debe considerarse como unidad de tributación el individuo o la familia? Si tomamos al individuo como unidad de tributación, ponemos 3 Bradford, David F., Untangling the Income Tax, Cambridge, Harvard University Press, Committee for Economic and Development, 1986, p. 201. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 303 el acento sobre el productor de la renta. En cambio, si tomamos como unidad fiscal la familia o, más precisamente, el hogar, ponemos el acento sobre la unidad de consumo. Los principales criterios que deben ser tenidos en cuenta para definir la unidad contribuyente fueron sintetizados en el informe de la comisión que presidió James Meade para el estudio y reforma de la imposición directa en Gran Bretaña en los siguientes: 4 1. Las decisiones de casarse o no, no deben de verse afectadas por consideraciones fiscales (neutralidad del impuesto ante el estado civil del contribuyente). 2. Aquellas familias que disfruten de los mismos ingresos conjuntos deben de pagar los mismos impuestos (equidad entre familias). 3. El incentivo de un miembro de la familia para obtener ingresos no debe de verse afectado negativamente por consideraciones fiscales que dependen de la situación económica de otros miembros de la familia. 4. La organización económica de la familia no debe realizarse por consideraciones fiscales. 5. El sistema fiscal debe ser neutral ante familias cuyos recursos provengan de rentas del trabajo y aquellas que los obtengan de rentas del capital. 6. Dos personas que vivan juntas y compartan gastos tienen más capacidad económica, y por lo tanto imponible, que dos que vivan separadas. 7. La elección de la unidad fiscal no debe de ser excesivamente costosa en cuanto a pérdidas de recaudación. 8. El sistema elegido debe de ser fácilmente comprensible y simple de administrar. A pesar de que todos estos criterios puedan ser considerados razonables, no existe ningún impuesto progresivo que pueda satisfacerlos de forma simultánea. La imposibilidad de que los impuestos progresivos satisfagan simultáneamente los principios de equidad entre familias y neutralidad ante el matrimonio ha supuesto, en la práctica, la renuncia al cumplimiento de uno de ellos. Así los impuestos que establecen la tributación conjunta aseguran la igualdad de trato entre familias, pero no 4 Meade, James E., The Structures and Reform of Direct Taxation. Report of a Committee, Londres, 1980. 304 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO son neutrales en las decisiones matrimoniales. En cualquier caso, se puede argumentar a su favor que: 5 – Las familias habitualmente toman decisiones conjuntas sobre el uso de sus recursos y sobre las prestaciones de servicios de trabajo. – La unidad contribuyente familiar hace innecesaria la asignación de los derechos de propiedad sobre los distintos elementos patrimoniales susceptibles de generar rentas y la delimitación y gravamen de las donaciones interfamiliares. Por contra, la tributación individual implica la neutralidad ante las decisiones de contraer matrimonio, pero a costa de renunciar a la equidad entre familias. Sin embargo, la tributación individual: 6 – No penaliza al matrimonio. – No establece discriminación contra los trabajadores secundarios. – Es sencillo de administrar, ya que permite identificar a los individuos sin necesidad de adscribirlos a una unidad familiar. La generalización de familias en que ambos cónyuges trabajan, el deseo de evitar desincentivos a la oferta laboral de los segundos preceptores de rendimientos del hogar y la proliferación de formas de vida en común distintas de la familia tradicional, con la consiguiente discriminación que para ésta supone la tributación conjunta —discriminación que se encuentra en el origen de las sentencias de los Tribunales Constitucionales de Alemania (1957), Italia (1976) y España (1989) en contra de esta forma de tributación— han provocado que en la mayoría de los países se adoptaran sistemas de tributación separada de los rendimientos obtenidos por los distintos componentes de la familia o mecanismos de promediación de rentas que compensen la sobretributación generada por la progresividad.7 Resulta sumamente extraño contemplar cómo ante un propósito o finalidad única —la protección de la familia— puedan desarrollarse tantas y tan variadas posibilidades tributarias. Es claro que estos regímenes jurídicos son el resultado de distintas ideologías, culturas, y tiempos 5 Bradford, David F., op. cit., nota 3, 1986, pp. 212. Idem. 7 Álvarez García, Santiago y Prieto Rodríguez, Juan, Tributación de la familia y la equidad horizontal en el impuesto sobre la renta de las personas físicas, Instituto de Estudios Fiscales y Universidad de Oviedo. 6 EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 305 sociales. Esto explica el porqué algunos países mantienen algunas variantes respecto de sistemas que denominaremos como “tipos”. Estos “sistemas tipos” pueden resumirse en la forma siguiente: • Régimen de separación de ingresos. • Régimen de acumulación de ingresos. • Régimen de acumulación y división del ingreso. • Regímenes alternativos. 1. Régimen de separación de ingresos En este régimen cada integrante de la familia paga su impuesto sobre la renta considerando su ingreso total, no importando la fuente del mismo; puede hacer las deducciones personales legalmente admitidas y al resultado se la aplica una tarifa progresiva única para todos los contribuyentes. Como se ve, este método no toma en cuenta la situación familiar del sujeto. En otras palabras, en este régimen fiscal, el status familiar resulta relativamente de poca importancia, pues sólo se concede una deducción por carga familiar siempre que las personas se encuentren a cargo del contribuyente; y pueden ser desde el cónyuge y los hijos, hasta otros familiares que tenga bajo su cuidado, siempre que los respectivos ingresos de estos últimos no superen un mínimo determinado, considerado de subsistencia. Bajo este sistema, la base tributaria individual determina que la carga impositiva de dos familias con un ingreso total igual, no sea la misma para ambas si en una de las familias la renta se concentra en uno solo de los cónyuges y en la otra los ingresos se dividen entre ambos cónyuges. Y como consecuencia de la aplicación de una escala progresiva, la primera familia deberá pagar un mayor impuesto, ya que la segunda podrá utilizar dos desgravaciones personales en vez de una, evitando así las tarifas más elevadas del impuesto que podrían alcanzarse al sustituir dos ingresos pequeños por uno grande. 2. Régimen de acumulación de ingresos Algunos elementos básicos de este sistema son los siguientes: 1. La acumulación de los ingresos no se extiende a hermanos o hermanas del contribuyente aun cuando convivan con él, ni a los hijos mayores de edad. 306 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO 2. La acumulación incluye los ingresos de los hijos menores en la del padre que tiene la libre disposición de su renta. 3. La acumulación no se aplica bajo la hipótesis de convivencia del hombre y la mujer fuera de la relación matrimonial (uniones de hecho). 4. En lo que se refiere a los cónyuges, rige el régimen de acumulación y deja de aplicarse cuando haya separación legal o de hecho. 5. Cuando rige el régimen de acumulación, la mujer es siempre considerada como sujeto pasivo del impuesto en lo referente a los aspectos formales y algunas veces a los fines patrimoniales por parte del impuesto que le corresponde. En este sistema el impuesto se mide por la suma de los réditos del marido y de la mujer y previa deducción de las cargas de carácter personal, la alícuota se aplica sobre la renta total imponible. Este régimen implica un tratamiento desfavorable para la familia, el mismo ha ido desapareciendo en su forma pura, tal es el caso de Italia y España, en donde se entendió por parte de los tribunales constitucionales que ese régimen vulneraba la protección que la Constitución proyectaba sobre la familia. El principio de acumulación de las rentas se basa en un presupuesto meramente económico, que establece que dado un cierto nivel de renta, ésta se distribuye en el presupuesto familiar entre varios rubros de gasto, de consumo y de ahorro de la misma manera tanto si proviene de la renta del marido únicamente sin ningún aporte de la mujer, como si proviene de ambos cónyuges. Si se considera, además, que los gastos necesarios para el mantenimiento de la familia constituyen un factor importante en la teoría de la capacidad contributiva, es probable que dos cónyuges que viven juntos gasten menos por el sustento, vivienda y otros gastos fijos con respecto a dos personas que viven solas; ya que supone que la comunión de la vivienda, la adquisición de alimentos en mayor cantidad, la cocina en el domicilio, así como el trabajo de la mujer en la conducción de la casa para cocinar y coser, puede traducirse en una disminución sustancial del costo de vida efectivo, quedando a salvo la exigencia de conceder una deducción personal a la mujer trabajadora ( y al viudo con hijos) por la mayor carga derivada de la necesidad de hacerse sustituir por una persona que ayude laboralmente en el quehacer doméstico durante el periodo de trabajo. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 307 3. Régimen de acumulación y división del ingreso Este sistema responde a dos criterios fundamentales: – La familia es el sujeto económico por excelencia: por lo tanto ella debe constituir la unidad contributiva por excelencia ante el impuesto a la renta. – Siendo aceptada la tarifa del impuesto en forma progresiva, debe evitarse que la acumulación de los ingresos individuales de los sujetos que constituyen la unidad familiar, discrimine en contra de la familia. El trato preferencial dado a la familia puede justificarse por el hecho del tamaño de la misma que guarda una relación inversa con la capacidad de pago tributaria, ya que la familia con varios hijos tiene más necesidades básicas y por ende su renta residual será menor. Según la legislación española, por ejemplo, los cónyuges tributan en forma separada, pero pueden optar por tributar en forma conjunta aplicando tarifas específicas para tal situación. Lo mismo ocurre con la legislación peruana. Las variantes del sistema de acumulación y división son: 1. Cociente familiar. La técnica consiste en dividir el ingreso familiar global por un cierto número (x), determinado en función de los integrantes del grupo familiar y aplicar al cociente así obtenido el tipo impositivo correspondiente. Este resultado se multiplica por el mismo número (x) para obtener el impuesto a pagar. Si bien rige el principio de la acumulación, se concede la posibilidad de que el padre solicite la tributación separada del hijo menor, si éste tiene renta de trabajo o un patrimonio independiente. Este sistema se aplica en Francia desde 1945, al igual que en Alemania. En Estados Unidos se aplica un sistema que consiste en la premediación de la renta de los cónyuges y se basa en una norma legal que establece que “el impuesto en declaraciones juradas conjuntas será dos veces el impuesto liquidado si la renta gravable se redujera a la mitad”. 2. Cociente parcial de la renta. Aquí se mantiene al individuo como unidad fiscal, con la salvedad de que las rentas de inversión (ingresos del capital) del matrimonio, deben tratarse a los efectos fiscales como si correspondieran en partes iguales a cada cónyuge. Con este sistema cada cónyuge tributaría con una escala progresiva gradual según sus rendi- 308 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO mientos propios más la mitad de las rentas conjuntas de inversión, pudiendo utilizar una deducción personal. Con este sistema se evita en parte, la transmisión de renta entre cónyuges con la consiguiente disminución de la progresividad. Una desventaja es la discriminación en el tratamiento a los ingresos de inversión y a las del trabajo, en los casos en que el ingreso familiar se concentra en manos de un solo cónyuge, donde provocaría una ventaja a los ingresos de inversión por sobre las rentas del trabajo. Otra variante de este sistema es aplicar dando igual tratamiento a las rentas del trabajo y a las rentas de inversión de modo de distribuir por mitades a cada una de las rentas a ambos cónyuges. De esta forma se evitaría la discriminación entre las rentas de manera de no afectar las decisiones económicas en la elección de una u otra fuente de renta. 3. Cociente restringido. Para evitar algunas de las desventajas del sistema de cociente parcial, el cociente restringido, se basa en que los cónyuges acumulen las rentas de trabajo y de inversión pudiendo gozar de una única deducción personal, con una desgravación adicional respecto de las rentas del trabajo en caso de que ambos cónyuges trabajen. La renta neta así obtenida esta sujeta a una tarifa progresiva diseñada a tal efecto. En esta forma se evita la discriminación a favor de las rentas de capital que podrían surgir de aplicar el sistema de cociente parcial; además evita el problema de desincentivo al trabajo de las mujeres casadas, ya que sus rentas atraen una desgravación adicional. 4. Regímenes alternativos Los problemas tributarios derivados de la existencia de circunstancias familiares pueden encuadrarse en dos grupos: Derivado de la consideración de las cargas de familia: Las mismas tienen por objeto excluir de la renta gravable la suma requerida para un nivel mínimo de vida, basado en que esa parte del ingreso total no refleja capacidad contributiva alguna. Es por ello que a cada familia debería permitírsele deducir los importes reales gastados para obtener un nivel mínimo de vida standard, pero en las legislaciones sólo se permite la deducción de una suma fija sin considerar los gastos efectivamente realizados. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 309 La aceptabilidad general de este tipo de ajuste no es cuestionado, ya que uno de los mayores méritos del impuesto a las rentas es su capacidad de ajustar la carga impositiva en función de la composición del núcleo familiar y de esta forma el nivel de vida que puede gozarse con un nivel determinado de renta. Pero para tener en cuenta la cuantía de los mismos existen ciertos aspectos importantes a tomar en consideración, como: La magnitud de la deducción: La misma no sólo afecta la amplitud de la base del impuesto, es decir, el límite hasta el cual los grupos de más bajos ingresos están fuera del alcance del impuesto, sino además el volumen de las variaciones de la carga impositiva sobre familias de diferente tamaño. Sobre la base del carácter general de la deducción puede argumentarse que su magnitud debiera determinarse por la suma requerida para un nivel de vida mínimo para familias de diferente tamaño, determinado en función a cada contexto económico social de los respectivos países. Uniformidad del monto de la deducción: El problema se plantea en que si la deducción debe ser uniforme para cada carga sin considerar la edad y el número de las mismas. Vemos que Canadá permite una deducción mayor para el contribuyente y el cónyuge que para el resto de las cargas; de U$ 1.000 por contribuyente y cónyuge, aunque solamente de U$ 500. La deducción de las cargas se reduce a U$ 250 si el hijo es menor de 16 años, siempre y cuando se utilice la deducción familiar, de igual monto. Esto se basa en la premisa de que como ciertos costos de subsistencia son más o menos independientes del tamaño de la familia, es razonable establecer un importe mayor para el contribuyente y el cónyuge que para el resto de las cargas, que no agregan cantidades proporcionales al gasto necesario para un cierto nivel de vida dado. La definición de cargas: Dicho concepto varía desde la consideración como carga de un niño de un mes de vida hasta la limitación de la deducción de un hijo adulto que vive en la casa, o del hermano abandonado atendido en el hogar. Se requieren disposiciones más o menos rígidas para prevenir la evasión, como es el caso de las leyes estadounidenses anteriores a 1954, que en sus conceptos principales establecieron: proporcionar la carga a más de la mitad, en el caso de ser carga para dos o más personas a la vez; que la renta de la carga no supere determinado nivel y que el parentesco de la carga con el contribuyente se encuentre dentro de las categorías establecidas por ley. 310 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO Los referidos a la acumulación de rentas obtenidas por varios miembros de la unidad familiar. Algunas de las soluciones a estos problemas pueden ser: a) Deducciones en la base: Consiste en resta de la base imponible una determinada cifra fijada legalmente. Este procedimiento se encuentra bastante generalizado, ya sea mediante la deducción de cantidades fijas en la renta global (Argentina, en el antiguo sistema italiano) o reduciendo la misma en un determinado porcentaje (Países Bajos). b) Compensaciones en la alícuota: Mediante este procedimiento se adecua la tasa a las circunstancias familiares del contribuyente, teniendo en cuenta en alguna forma, el número de personas que se encuentra a cargo del mismo (Finlandia y Países Bajos). En este último país se consideraron tres categorías de contribuyentes cada uno con su propia alícuota. En la tercera alícuota se incluyeron los contribuyentes con derecho a la reducción por hijos a cargo, para las cuales las cuotas expresadas por cada nivel de la base fueron disminuidas en una cantidad aproximadamente constante por cada hijo, observándose que al aumentar la base, la reducción por cada hijo se incrementa en términos absolutos, pero escasamente en términos relativos. Sustracción de una cantidad en el impuesto a pagar: Cantidad fija: Permite gozar para cualquier nivel de renta de una deducción fija en el monto de impuesto determinado, regulada según el número de personas a cargo. Este procedimiento es utilizado en su forma pura en Israel y Venezuela. La deducción de la cuota puede ser fija por hijo, como ocurre en los países mencionados, o variar en forma creciente, pero más que proporcional, de acuerdo a la mayor cantidad de hijos como ocurría en Italia. En otros países como Luxemburgo, el incremento de la deducción resulta menor por cada hijo adicional, tomando dicho incremento un valor constante a partir del séptimo hijo. Cantidad variable: Las deducciones a practicar se gradúan en un porcentaje del impuesto determinado o incluso de la base. En Bélgica, en donde se aplica el primer caso, es equivalente a la reducción porcentual del tipo efectivo del gravamen. Ello hace que con el incremento del número de hijos exista una atenuación de la progresividad del impuesto. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 311 III. EL DERECHO FISCAL COMO INSTRUMENTO DE APOYO A LA UNIDAD FAMILIAR Una de las formas en que las familias pueden recibir recursos de la colectividad es a través de prestaciones monetarias. En los tiempos modernos, el coste de los hijos menores se ha acrecentado considerablemente. El aumento de los gastos ocasionados por este incremento ha tenido consecuencias graves para la economía de todas las familias y se ha traducido en situaciones de pobreza para aquéllas con los niveles de renta más bajos. Las prestaciones monetarias representan un reconocimiento por parte de la sociedad de la carga financiera que representa mantener una familia. Supone una compensación por la labor y el esfuerzo que realizan las personas con responsabilidades familiares y también una garantía de que la escasez de medios económicos de determinadas unidades familiares no afecte a las posibilidades de desarrollo de los menores. A grandes rasgos se pueden distinguir dos tipos de prestaciones: los subsidios familiares y las desgravaciones fiscales. Los primeros son transferencias monetarias hechas a las familias o al presupuesto del Estado con objeto de aumentar su renta disponible (lo que no sucede en México, pero sí en otros países); por otra parte, las desgravaciones fiscales que representan diversos mecanismos para exentar, reducir, o deducir los impuestos que gravan las rentas de las familias, que también tienen por efecto aumentar su disponibilidad financiera. En México, particularmente de esto último se ocupan los artículos 109 (exenciones) y 176 (deducciones). El primero de ellos indica que no se pagará el Impuesto Sobre la Renta por la obtención de los siguientes ingresos: 8 V. Las prestaciones de seguridad social que otorguen las instituciones públicas.9 8 Las fracciones I a la XIV aluden a exenciones a favor de los trabajadores, por lo que en forma indirecta afectan positivamente al núcleo familiar, aunque sólo para este sector social. 9 Para efectos de la LISR, conforme al último párrafo del artículo 8o., se considera previsión social, las erogaciones efectuadas por los patrones a favor de sus trabajadores que tengan por objeto satisfacer contingencias o necesidades presentes o futuras, así como el otorgar beneficios a favor de dichos trabajadores, tendientes a su superación física, social, económica o cultural, que les permitan el mejoramiento en su calidad de vida y en la de su familia. 312 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO XV. Los derivados de la enajenación de: a) La casa habitación del contribuyente. b) Bienes muebles, distintos de las acciones, de las partes sociales, de los títulos valor y de las inversiones del contribuyente, cuando en un año de calendario la diferencia entre el total de las enajenaciones y el costo comprobado de la adquisición de los bienes enajenados, no exceda de tres veces el salario mínimo general del área geográfica del contribuyente elevado al año. Por la utilidad que exceda se pagará el impuesto en los términos de este título. XVI. Los intereses: a) Pagados por instituciones de crédito, siempre que los mismos provengan de cuentas de cheques, para el depósito de sueldos y salarios, pensiones o para haberes de retiro o depósitos de ahorro, cuyo saldo promedio diario de la inversión no exceda de 5 salarios mínimos generales del área geográfica del Distrito Federal, elevados al año. b) Pagados por sociedades cooperativas de ahorro y préstamo y por las sociedades financieras populares, provenientes de inversiones cuyo saldo promedio diario no exceda de 5 salarios mínimos generales del área geográfica del Distrito Federal, elevados al año. Para los efectos de esta fracción, el saldo promedio diario será el que se obtenga de dividir la suma de los saldos diarios de la inversión entre el número de días de ésta, sin considerar los intereses devengados no pagados. XVIII. Los que se reciban por herencia o legado. XIX. Los donativos en los siguientes casos: a) Entre cónyuges o los que perciban los descendientes de sus ascendientes en línea recta, cualquiera que sea su monto. b) Los que perciban los ascendientes de sus descendientes en línea recta, siempre que los bienes recibidos no se enajenen o se donen por el ascendiente a otro descendiente en línea recta sin limitación de grado. c) Los demás donativos, siempre que el valor total de los recibidos en un año de calendario no exceda de tres veces el salario mínimo general del área geográfica del contribuyente elevado al año. Por el excedente se pagará impuesto en los términos de este título. XXII. Los percibidos en concepto de alimentos en los términos de ley. XXIII. Los retiros efectuados de la subcuenta de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez de la cuenta individual abierta en los términos de la Ley del Seguro Social, por concepto de ayuda para gastos de matrimonio. También tendrá este tratamiento, el traspaso de los recursos de la cuenta individual entre administradoras de fondos para el retiro, entre instituciones de crédito o entre ambas, así como entre dichas administradoras EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 313 e instituciones de seguros autorizadas para operar los seguros de pensiones derivados de las leyes de seguridad social, con el único fin de contratar una renta vitalicia y seguro de sobrevivencia conforme a las leyes de seguridad social y a la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro. Por su parte el artículo 176, establece la posibilidad de deducir los siguientes ingresos: I. Los pagos por honorarios médicos, dentales y gastos hospitalarios para sí, para su cónyuge o concubina, sus ascendientes, o descendientes en línea recta, siempre que dichas personas no perciban durante el año de calendario ingresos en cantidad igual o superior a la que resulte de calcular el salario mínimo general elevado al año; II. Los gastos de funerales para las personas antes citadas. III. Los donativos no onerosos ni remunerativos hacia personas morales autorizdas para recibir donativos. IV. Los intereses reales efectivamente pagados por créditos hipotecarios destinados a casa habitación. V. Las aportaciones complementarias de retiro realizadas directamente en la subcuenta de aportaciones complementarias de retiro. VI. Las primas por seguros de gastos médicos, complementarios o independientes de los servicios de salud proporcionados por instituciones públicas de seguridad social, siempre que el beneficiario sea el propio contribuyente, su cónyuge o la persona con quien vive en concubinato, o sus ascendientes o descendientes en línea recta. VII. Los gastos destinados a la transportación escolar de los descendientes en línea recta cuando ésta sea obligatoria en los términos de las disposiciones legales del área donde se encuentre ubicada. IV. LAS CARACTERÍSTICAS Y RELACIONES DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA CON RESPECTO A LA FAMILIA EN MÉXICO Las características y relaciones del ISR con respecto a la familia en México resultan esenciales para comprender el tributo y su funcionalidad en el sistema tributario mexicano, por varias razones: a) Porque nuestra Constitución (en adelante, CPEUM) asegura en varios postulados y de formas diversas, una protección importante de la familia. En efecto, en el artículo 4o., por ejemplo se indica: 314 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO Artículo 4o. El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos. Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo. El artículo 27, en su fracción XVII, último párrafo, menciona: Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinando los bienes que deben constituirlo, obre la base de que será inalienable y no estará sujeto a embargo ni a gravamen ninguno. Por su parte el artículo 123, Apartado A, fracción XXVIII, apunta: Las leyes determinarán los bienes que constituyan el patrimonio de la familia, bienes que serán inalienables, no podrán sujetarse a gravámenes reales ni embargos, y serán transmisibles a título de herencia con simplificación de las formalidades de los juicios sucesorios. Resultará arduo comprender cómo el sistema tributario pueda dar cumplimiento a este mandato constitucional 10 sin destinar incentivos fiscales a proteger la familia. Nótese, sin embargo, que nuestra CPEUM ni define “familia”, ni la vincula necesariamente al matrimonio,11 al contrario que otras normas supremas como la alemana. Por lo tanto, nuestra Constitución no obliga a tratar de forma fiscal más favorable un modelo de familia determinado, pudiendo afirmarse, por el contrario, que ante la ausencia de mención expresa al “matrimonio”, lo protegido son otros miembros del núcleo familiar, distintos de los cónyuges. Esto no quiere decir que otros artículos constitucionales 10 Que constituye, asimismo, un “principio rector de la política social y económica”, rúbrica del capítulo primero del título I “De las garantías individuales”, en los cuales se inscribe el citado artículo. 11 Las referencias en la CE al matrimonio insisten en la perspectiva de igualdad entre los contrayentes y su carácter voluntario, siendo un derecho; dejando a la ley la regulación de la inmensa mayoría de sus contenidos, por lo que el legislador ordinario dispone, a nuestro entender, de una gran libertad al respecto, incluyendo lo relativo al género y número de los contrayentes. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 315 no señalen qué personas naturales deben disponer de protección pública, con independencia de los vínculos de sangre, afectividad o afinidad que los unan; así, vía remisión al artículo 4o., resulta evidente que los niños deben gozar de protección; lo mismo sucede con los discapacitados y los adultos mayores; incluso, en este último caso, se afirma que la protección pública será independiente de la que corresponda a la familia y a las obligaciones legales correspondientes, por ejemplo, la de alimentos. Queda claro, pues, que lo protegido por nuestra Constitución es la familia, no el matrimonio, ni siquiera la familia surgida de tal institución, aunque el legislador tiene libertad para configurar el modelo familiar que prefiera beneficiar, tributariamente hablando, siempre, claro está, que tome en consideración otros derechos constitucionales y destine su atención a los más débiles en cualquier concepción de la familia que se posea: los niños, los ancianos y los minusválidos. b) Porque nos enfrentamos ante uno de los entornos sociales, cuya caracterización ha cambiado más en México durante los últimos años y no sólo en México, sino que en la sociedad occidental, según los estudios de la OCDE, el modelo familiar nuclear integrado por los cónyuges y los hijos menores de edad que conviven bajo el mismo techo hasta una mayoría de edad económica (independencia) 12 y viven bajo la tutela de los padres ( patria potestad), ha sido sustituido por una enorme variedad de relaciones sociales, en perpetuo cambio y sin referente al cual dirigirse con preferencia; donde la “familia” puede venir constituida desde el individuo 13 hasta “uniones de hecho”, de uno u otro sexo,14 más o menos estables. Además, esta multiplicidad de formas de vinculación entre sujetos, formales o no, son mucho más mutables y, por último, los lazos de san12 Modelo que en Estados como el nuestro se amplía, normalmente, hacia los ascendientes, abuelos y por el hecho de que los hijos, sea por razones laborales, opciones personales o por problemas de acceso a la vivienda, se mantienen en el hogar paternal durante más años de lo normal, incluso en el caso de disponer de recursos económicos propios y empleo. 13 Y ello, con independencia, de que esta soledad sea querida o no, transitoria o permanente. Los datos del INEGI revelan un fuerte crecimiento de los hogares con un solo habitante, la mayoría de ellos personas de cierta edad, viudos o solteros sin hijos u otros familiares conviviendo bajo el mismo techo. 14 Negar que en las sociedades modernas personas del mismo sexo, las cuales, cualquiera que sea el estatus de su unión, conviven juntos, no forman una “familia” resulta tan, obviamente, contrario a los derechos humanos que casi nos da vergüenza mencionar esta resistencia a la realidad social en una nota a pie de página, por su irrelevancia. 316 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO gre, fidelidad o afinidad también son laxos, como demuestran fenómenos como la abundancia de hijos nacidos fuera del matrimonio e, incluso, sin padre conocido legalmente o el impulso dado a la adopción internacional. Tales circunstancias están, lógicamente, alterando las actuaciones públicas respecto de estos núcleos sociales, por ejemplo, por la aparición de nuevas formas de pobreza vinculadas en algunos supuestos a las “nuevas” familias, por ejemplo, las monoparentales o por el énfasis dado a la transversalidad de las medidas a adoptar para satisfacer las nuevas necesidades sociales. En consecuencia, no hay un modelo de familia “mejor” que otro, ni el Estado debería potenciar fiscalmente ninguna modalidad familiar (aunque creemos que nuestro derecho constitucional sí lo permite), especialmente, si consideramos que la variabilidad y complejidad de las formas de relacionarse los individuos en las sociedades modernas es tal que cualquier disposición jurídica se convertiría en obsoleta al poco tiempo. Todo ello, contrasta significativamente con el conservadurismo propio de una rama del derecho: el de familia,15 el cual suele tender a incorporar normativamente con retraso las demandas sociales; piénsese al respecto en la historia de alguna legislación sobre divorcio y separación, para demostrar cómo se utilizan, incluso cuestiones terminológicas,16 para defender posiciones sociales muy conservadoras, modelos ideológicos de familia desfasados frente a la realidad social. Precisamente, si el derecho tributario se caracteriza por su dinamismo y por el reconocimiento de las novedades sociales y económicas, debería ser una de las ramas del derecho donde más pronto se reconociese esta ausencia de modelo familiar de referencia y la necesidad de concentrar los beneficios fiscales en los individuos más débiles, sin atender a los vínculos de tales contribuyentes con otras personas, excepto, si para estas últimas los mencionados vínculos, por las razones que sean (inclu15 Existe una clara tendencia en muchos ordenamientos a separar, incluso con códigos diferentes, nuestro tradicional Código Civil en Derecho de la Familia y Derechos sobre Bienes y Contratos. 16 Para negar a las parejas homosexuales su derecho a contraer matrimonio se plantea que, como la voz “matrimonio” viene de “madre”, era incompatible con tal derecho, cuando en los contratos, incluyendo el matrimonial, la naturaleza del contrato no depende de su denominación o título, sino de otros elementos: la intención de las partes, las obligaciones que comporta, etcétera. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 317 yendo las obligaciones legales), disminuyen su capacidad económica medida por el objeto imponible de renta. El ISR, por lo tanto, debería adaptar su tratamiento y concepción de la familia, la cual, reiteramos, debe ser protectora no de una institución, sino de alguno de los sujetos que la componen, adaptándose a esta nueva realidad familiar, so pena de no responder a la sociedad mexicana e ir contra la igualdad; a la vez que, mantener un elenco de beneficios fiscales o de parámetros tributarios a favor de una concepción familiar crecientemente alejada de la realidad social, puede dañar el dinamismo económico, pues, no lo olvidemos, que el nacimiento de esta variedad de fórmulas familiares va vinculado a fenómenos, en gran parte, propios del capitalismo avanzado: individualismo, secularización, búsqueda del esfuerzo y retribución personal, movilidad geográfica y profesional, etcétera, con independencia de que, moralmente, nos gusten más o menos los efectos de tales cambios sobre nuestra idea de familia o concepción de la sociedad. En suma, nuestro ISR o bien se adapta a la realidad social o bien potencia los fenómenos más modernos de vida familiar, coadyuvando el dinamismo sociológico y la modernización de España. Lo que no puede hacer el ISR, es vivir de espaldas a la realidad social de cada momento y, si el modelo de familia ha cambiado, también tiene que hacerlo el tratamiento de las relaciones humanas de convivencia o dependencia económica en el seno del tributo. c) Porque, siendo todo impuesto (artículo 2o. del Código Fiscal de la Federación): “…las contribuciones establecidas en ley que deben pagar las personas físicas y morales que se encuentren en la situación jurídica o de hecho prevista por la misma y que sean distintas de las otras contribuciones”, el ISR ha de tomar en consideración el tratamiento de aquellas relaciones económicas, ajenas en muchos casos a la transparencia del mercado y a su onerosidad o aprovechadas para determinadas operaciones de elusión fiscal, que se dan entre sujetos independientes, contribuyentes del impuesto, pero vinculados entre sí por relaciones “familiares” o de “afectividad” de cualquier clase. Estas relaciones son difíciles de captar para un impuesto que grava un fenómeno económico como es la “renta” y expresa su carga tributaria en unidades monetarias; pero no imposibles. Sin embargo, al igual que demuestran problemas similares en la imposición directa del tipo “operaciones vinculadas” o “ingresos y gastos 318 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO en especie”, la realidad de las economías de mercado comprende y valora mal las actividades, de indudable carácter económico, que se dan entre individuos con vínculos próximos entre sí, relaciones de sangre, afectividad o afinidad. En el caso mexicano tal valoración se ve dificultada por la existencia de factores históricos como es el tradicional dominio y gestión de la economía matrimonial por parte del padre-marido, contrario a unas reglas de economía moderna y por la abundancia de regímenes económicomatrimoniales de carácter común, cuyo ejemplo prototípico es el régimen de sociedad conyugal, cuya naturaleza reaccionaria resulta incompatible con una sociedad moderna, donde el individuo es el protagonista de la historia y la igualdad entre sexos una victoria legal indudable. Baste con decir al respecto que nada es tan absurdo como el hecho de que las relaciones económicas entre dos sujetos, jurídica y personalmente independientes, artículo 4o. constitucional, como son el marido y la mujer, estén basadas en un régimen económico-matrimonial, general en el territorio de derecho civil común, del cual se duda todo, empezando por su naturaleza, pues las reglas de una economía de mercado lo primero que temen es la incertidumbre y la falta de seguridad; si a esto añadimos, la justificación histórica de su carácter protector de la mujer casada, totalmente incompatible con la igualdad de género, veremos que es en el campo del derecho civil donde deben hacerse grandes esfuerzos por modernizar un sistema jurídico anclado en el Medievo (Leyes de Toro) y un derecho romano, donde el concepto de “familia” no parece pueda ser entendido como ejemplo de la realidad social vigente. Es más, tales circunstancias son las que explican, en gran parte, las complejas reglas de individualización de rentas, cuya regulación lastra y dificulta la gestión y aplicación de nuestro impuesto, pues en muchos casos contrastan el régimen económico-matrimonial y las relaciones patrifamiliares con el carácter de un tributo que atribuye la renta obtenida por los contribuyentes en función del origen o fuente de aquélla, cualquiera que sea, en su caso, el régimen económico del matrimonio. ¿Y que nos dice la historia de nuestro propio ISR, la doctrina del Poder Judicial de la Federación y especialmente la experiencia internacional?: 17 que el impuesto debe individualizarse completamente y, por lo 17 Passim. Stotsky, Janet, Gender Bias in Tax Systems, International Monetary Fund, Fiscal Affairs, Department, Working Paper, agosto de 1996. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 319 tanto, una potencial reforma debe ser aprovechada para suprimir cualquier faceta que no reconozca tal circunstancia. En suma, si el contribuyente es la persona física, a él deben referirse todas las rentas y los atributos del gravamen, considerando sus circunstancias personales y familiares. Ello, obviamente, no niega que la familia tenga que ser objeto de protección fiscal, pues lo exige la CPEUM y lo solicita la sociedad mexicana. No podemos entrar, obviamente, en un análisis exhaustivo de cómo el ISR vigente tampoco es un buen ejemplo en esta línea, pero sí que la consideración de las circunstancias específicas para cada cual resulta necesaria. Desde esta perspectiva, cuya consideración además es la única compatible con la aproximación del impuesto a un entorno económico dinámico, centrado en el predominio de las fuerzas de mercado y en el individualismo, en la pursuit of happiness personal, es desde la cual puede comprenderse lo qué puede hacer el tributo para enfrentarse a la problemática de género. V. LEGISLACIÓN TRIBUTARIA MEXICANA Entre las variadas formas de tributación a los grupos familiares antes vistos, en México se ha adoptado un criterio mixto, entre el régimen de separación y acumulación de ingresos. Tiene rasgos del primero porque cada cónyuge declara los bienes propios y los adquiridos con el producto de sus actividades personales 18 y del segundo porque cuando existe sociedad conyugal en el matrimonio, los ingresos derivados del capital deben acumularse,19 no así los del trabajo, como se desprende de 18 Artículos 206 y 218 del Reglamento de la LISR que indican: “Artículo 206. Tratándose de la sociedad conyugal en la que sus integrantes no ejerzan la opción a que se refiere el artículo 120 de este Reglamento o copropiedad, el cálculo del impuesto anual así como el pago provisional a que se refieren los artículos 156 y 157 de la Ley, respectivamente, deberán efectuarse por cada uno de los copropietarios o cónyuges, por la parte de ingresos que le corresponda. Asimismo, en el cálculo del impuesto anual deberán efectuarse en forma proporcional las deducciones relativas a los ingresos que obtengan por adquisición de bienes”. Artículo 218. Los ingresos a que se refiere el capítulo IX del título IV de la ley, percibidos en copropiedad o sociedad conyugal, corresponderán a cada persona física en la proporción a que tenga derecho. En estos casos, los pagos provisionales a que se refiere el artículo 170 de la ley y la presentación de las declaraciones, deberán efectuarse por cada persona física por la parte de ingresos que le corresponda. 19 Caso paradigmático es el artículo 218 de la LISR que indica: “Los contribuyentes a que se refiere el título IV de esta ley, que efectúen depósitos en las cuentas 320 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO una interpretación de los artículos 110 de la LISR y 120 y 123 del Reglamento de la LISR. En efecto, el artículo 110 establece que: se consideran ingresos por la prestación de un servicio personal subordinado, los salarios y demás prestaciones que deriven de una relación laboral, incluyendo la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas y las prestaciones percibidas como consecuencia de la terminación de la relación laboral. Más adelante, este propio artículo, estima que estos ingresos los obtiene en su totalidad quien realiza el trabajo. Por su parte el artículo 120 del RLISR indica: Artículo 120. Cuando se trate de los integrantes de una sociedad conyugal, podrán optar porque aquél de ellos que obtenga mayores ingresos, acumule la totalidad de los ingresos obtenidos por bienes o inversiones en los que ambos sean propietarios o titulares, pudiendo efectuar las deducciones correspondientes a dichos bienes o inversiones. En el caso de ascendientes o descendientes menores de edad o incapacitados, en línea recta, que dependan económicamente del contribuyente, que obtengan ingresos gravados por la Ley, menores a los que obtenga el contribuyente del cual dependan, este último podrá optar por acumular a sus ingresos la totalidad de los obtenidos por los ascendientes o descendientes, pudiendo en estos casos efectuar las deducciones que correspondan a los ingresos que acumule. personales especiales para el ahorro, realicen pagos de primas de contratos de seguro que tengan como base planes de pensiones relacionados con la edad, jubilación o retiro que al efecto autorice el Servicio de Administración Tributaria mediante disposiciones de carácter general, o bien adquieran acciones de las sociedades de inversión que sean identificables en los términos que también señale el propio servicio mediante disposiciones de carácter general, podrán restar el importe de dichos depósitos, pagos o adquisiciones, de la cantidad a la que se le aplicaría la tarifa del artículo 177 de esta ley de no haber efectuado las operaciones mencionadas, correspondiente al ejercicio en que éstos se efectuaron o al 159 ejercicio inmediato anterior, cuando se efectúen antes de que se presente la declaración respectiva, de conformidad con las reglas que a continuación se señalan: Las personas que hubieran contraído matrimonio bajo régimen de sociedad conyugal, podrán considerar la cuenta especial o la inversión en acciones a que se refiere este artículo, como de ambos cónyuges en la proporción que les corresponda, o bien de uno solo de ellos, en cuyo caso los depósitos, inversiones y retiros se considerarán en su totalidad de dichas personas. Esta opción se deberá ejercer para cada cuenta o inversión al momento de su apertura o realización y no podrá variarse. EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 321 El integrante de la sociedad conyugal, los ascendientes o descendientes, que opten por no acumular sus ingresos conforme a los párrafos anteriores de este artículo y no tengan obligación de presentar declaración por otro tipo de ingresos, estarán relevados de solicitar su inscripción en el Registro Federal de Contribuyentes en los términos del artículo 27 del Código Fiscal de la Federación. Con independencia de lo dispuesto en el párrafo anterior, tratándose de ingresos por intereses, el integrante de la sociedad conyugal, los ascendientes o descendientes, que sean titulares o cotitulares en las cuentas de las que deriven los intereses, deberán proporcionar a las instituciones integrantes del sistema financiero que paguen los intereses, su Clave Única de Registro de Población. Artículo 123. Para los efectos del artículo 108 de la ley, tratándose de ingresos que deriven de otorgar el uso o goce temporal o de la enajenación de bienes, cuando dichos bienes estén en copropiedad o pertenezcan a los integrantes de una sociedad conyugal, deberán presentar sus declaraciones de pagos provisionales y del ejercicio, tanto el representante común como los representados y los integrantes de la sociedad conyugal, por la parte proporcional de ingresos que les correspondan a cada uno, excepto cuando opten por aplicar lo dispuesto en el artículo 120 de este reglamento. Para los efectos del párrafo anterior, cada contribuyente podrá deducir la parte proporcional de las deducciones relativas al periodo por el que se presenta la declaración. La sociedad conyugal es legislada por los Códigos Civiles estatales. Ahora bien, existen dos corrientes antagónicas que definen la naturaleza jurídica de la sociedad conyugal: la que indica que la sociedad crea una persona jurídica independiente y la que indica que la sociedad conyugal es una unidad económica sin personalidad jurídica. Para la Ley del Impuesto Sobre la Renta, la sociedad conyugal es una especie de copropiedad. Lo dice en estos términos el artículo 108: Cuando los ingresos de las personas físicas deriven de bienes en copropiedad, deberá designarse a uno de los copropietarios como representante común, el cual deberá llevar los libros, expedir y recabar la documentación que determinen las disposiciones fiscales, conservar los libros y documentación referidos y cumplir con las obligaciones en materia de retención de impuestos a que se refiere esta ley. Cuando dos o más contribuyentes sean copropietarios de una negociación, se estará a lo dispuesto en el artículo 129 de esta ley. 322 JUAN MANUEL ORTEGA MALDONADO Los copropietarios responderán solidariamente por el incumplimiento del representante común. Lo dispuesto en los párrafos anteriores es aplicable a los integrantes de la sociedad conyugal… Así pues, para efectos impositivos es importante: a) Que la Ley del Impuesto Sobre la Renta considera a la sociedad conyugal como copropiedad civil y en su caso mercantil. b) Que la sociedad conyugal no tiene bienes propios porque es una unidad económica sin personalidad jurídica c) Que los ingresos que obtienen los cónyuges por concepto de trabajo subordinado e independiente, para efectos de renta, no puede ser objeto de sociedad conyugal. La Ley del Impuesto Sobre la Renta esta olvidando al Código Civil y a la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia, ya que de ambos deducimos que la sociedad conyugal es una personal moral. Del Código Civil desprendemos que la sociedad conyugal es una persona moral de la lectura de sus artículos 183 a 206, en tanto que de la Suprema Corte transcribimos la siguiente jurisprudencia. SOCIEDAD CONYUGAL. INGRESOS QUE RECIBEN LOS CONYUGES COMO RETRIBUACIÓN A SU TRABAJO PERSONAL. FORMA PARTE DE ELLA. Es inaceptable la idea de estimar que los ingresos que recibe uno de los cónyuges como retribución a su trabajo personal, no pueden formar parte del caudal social de los esposos, sin la “existencia de un verdadera contrato formal de sociedad”, puesto que tratándose del matrimonio, el Código Civil no prevé una sociedad del tipo regulado por los artículos 2688 y siguientes sino una sociedad conyugal regida por sus normas específicas contenidas en los artículos 178 a 206 del mismo ordenamiento. Amparo directo 2135/71. Ena Larsen de Vázquez. 3 de julio de 1972. Unanimidad de 4 votos. Ponente. Enrique Martínez Ulloa. 3a. Sala, Séptima Época, volumen 43, Cuarta Parte, p. 69. VI. CONCLUSIÓN Como hemos visto, existen diversas formas de tratar a las rentas de la sociedad conyugal, la doctrina ha propuesto una serie de procedimien- EL NÚCLEO FAMILIAR ANTE EL DERECHO TRIBUTARIO 323 tos tendientes a lograr un tratamiento fiscal más equitativo de la familia. Con miras al logro de dicho objetivo, se han planteado innumerables soluciones, incluso algunas opuestas entre sí. Lo cierto es que cada país debería aplicar el mecanismo más adecuado al sistema fiscal en vigencia y a las características de la unidad familiar en tales sociedades. Debemos tener en cuenta que la satisfacción de necesidades personales afecta a la renta disponible de los contribuyentes y consecuentemente reduce su bienestar, fundamentalmente cuando estos últimos deben mantener a una familia. Es por ello que resulta necesario compensar tributariamente con una mejor carga impositiva esa disminución de bienestar. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA: MEDIOS COMPLEMENTARIOS DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS Nuria BELLOSO MARTÍN * SUMARIO: I. Introducción. II. Otras formas de resolver los conflictos. III. La mediación familiar. IV. La mediación familiar en Latinoamérica. V. Bibliografía. I. INTRODUCCIÓN Estamos ante una nueva cultura de la pacificación social e interpersonal. La postmodernidad, la globalización y otras diversas corrientes y acontecimientos actuales han puesto de manifiesto la necesidad de buscar una concepción renovada del tratamiento y resolución de los conflictos. Hay un nuevo paradigma de relación y comunicación intra e interpersonal y de gestión de las diferencias y divergencias. Frente a la resolución de conflictos “tradicional” —la administración de justicia a través del proceso—, promovido por el Estado moderno, se alza este nuevo movimiento de los sistemas autocompositivos del conflicto. Diversos factores han permitido poner de relieve las carencias y la inefectividad de un sistema heterocompositivo, que no consigue resolver, a plena satisfacción de las partes en disputa, los diversos conflictos que surgen en la sociedad (empresariales, laborales, de consumo, penales, de convivencia, interculturales y, principalmente, familiares). Una nueva sensibilidad ciudadana impone la búsqueda de nuevos sistemas de resolución y de gestión de divergencias conforme a un verdadero criterio de eficiencia y eficacia. La sociedad civil reclama un mayor protagonismo en * Profesora titular en la Universidad de Burgos, España. 325 326 NURIA BELLOSO MARTÍN todos los ámbitos y esto tiene su reflejo en la gestión de los conflictos. La negociación, la mediación, la conciliación y el arbitraje, permitirán hacer posible otro tipo de “justicia” no sustitutiva sino complementaria de la que llevan a cabo los órganos judiciales. En cierto tipo de conflictos la aplicación de la mediación resulta especialmente aconsejable, como es en el caso de los conflictos familiares: casos de separaciones, divorcios, temas de menores, conflictos en definitiva que tengan su raíz en el marco de la familia. El mediador ayuda a las partes a que gestionen su conflicto y propongan la solución más adecuada al problema. El mediador no decide, no impone la decisión, sino que son los propios protagonistas del conflicto quienes deciden. La formación del mediador, a través de un curso especializado que le habilite y le permita adquirir las técnicas adecuadas, reviste una gran importancia. La familia está experimentando actualmente un importante proceso de transformación. Este fenómeno no se circunscribe únicamente al ámbito europeo sino que es generalizado, derivado posiblemente de la propia globalización en la que nos vemos inmersos. Los países de Centroamérica y de América del Sur comparten también estas mutaciones en el núcleo familiar que acaban haciendo imprescindible una reflexión seria sobre los nuevos problemas que pueden surgir en el ámbito de la familia y que reclaman una solución y ayuda por parte del derecho, que no puede dejar de configurar el marco de seguridad jurídica que es necesario, más en un ámbito tan delicado como es el de las relaciones familiares, en las que los menores, las personas con discapacidad y las personas mayores deben ser objeto preferente de atención y protección. Cabe constatar que se ha pasado de una preocupación por las cuestiones relativas al normal funcionamiento de la familia a un interés mayor por el estudio de aquellas materias que se refieren a las soluciones posibles ante los conflictos familiares. Sabemos que la sociedad y el derecho tienen un ritmo de cambio diferente pues la sociedad evoluciona mucho más rápidamente que el derecho. Y esto es lo que ha acaecido en el tema de la crisis matrimonial.1 Estamos ante la configuración 1 Utilizamos esta acepción en un sentido amplio pues lo importante es el hecho de haber convivido en pareja y tener o no hijos y no tanto el hecho de haber contraído matrimonio. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 327 de nuevos patrones de familia: separación, divorcio, uniones de hecho, madres solteras con hijos, separados y divorciados con o sin hijos, parejas de hecho, parejas del mismo sexo con o sin hijos, nuevas formas de filiación y parentesco, custodia compartida, adopción nacional e internacional, violencia de género, y tantos otros que exigen una reflexión por parte de los legisladores para configurar un derecho que realmente de solución a las nuevas problemáticas que derivan de estas complejas situaciones actuales. Algunos autores apuntan que, después de mucho meditar sobre el asunto, han llegado a la conclusión de que, comparándolos con dos deportes, las parejas son de dos tipos: las parejas tipo “tenis” y las parejas tipo “frescobol”. Las parejas tipo tenis son una fuente de rabia y resentimiento y siempre terminan mal. Las parejas de tipo frescobol son una fuente de alegría y tienen la oportunidad de perdurar en el tiempo. El tenis es un juego feroz. Su objetivo es derrotar al adversario y su derrota es equivocarse. El frescobol guarda una gran similitud con el tenis: dos jugadores, dos raquetas y una bola. Sólo que, para que el juego sea bueno, es preciso que ninguno de los dos pierda. Si la pelota llega medio torcida, los jugadores saben que no ha sido a propósito y hacen el mayor esfuerzo para devolverla, adecuadamente, en el lugar debido, para que el otro pueda cogerla. No existe adversario porque no hay ningún derrotado. La pelota viene a representar nuestras fantasías, irrealidades, sueños bajo la forma de palabras. Hablar e ir intercambiando sueño para aquí, sueño para allá… Pero hay parejas que juegan con los sueños como si jugasen el tenis. Se quedan esperando el momento adecuado para dar el corte. El tenis es así: se percibe el sueño del otro para destruirlo, arrebatarlo. El juego del frescobol es diferente: el sueño del otro es un juguete que debe ser preservado pues ya se sabe que el sueño es una cosa delicada, de corazón. El buen oyente es aquel que, al hablar, abre espacios para que las pelotas del otro vuelen libres. Pelota va, pelota viene y crece el amor. Nadie gana para que los dos ganen. Y se desea entonces que el otro viva siempre, eternamente, para que el juego nunca tenga fin.2 En ocasiones a la normativa legal le resulta difícil acomodarse a las circunstancias concretas de los conflictos que se presentan como es 2 Texto de Rubem Alves. 328 NURIA BELLOSO MARTÍN el caso de las relaciones familiares. No se puede utilizar un patrónmodelo que se ajuste a los diversos conflictos familiares aunque en ciertos casos en los que las partes no consiguen o no quieren llegar a un acuerdo no hay más remedio pues resulta más adecuada una solución individualizada a cada conflicto familiar que se presente, ya que cada conflicto, por semejante que sea a otro, tendrá unos matices diferenciadores. Y ciertamente, nadie mejor que las propias partes implicadas en el conflicto para intentar dar una solución al mismo. Son las partes las que conocen la historia de todo su tiempo de convivencia juntos, los entresijos de su vida familiar. Si las partes no han llegado a una situación de enfrentamiento exagerada, con odio o deseo de venganza hacia el otro, si continúan conservando una cierta capacidad de diálogo y de comunicación con el otro, entonces, debidamente ayudados por el mediador, elemento fundamental en posibilitar y hacer fluida esa comunicación, podrán llegar a ser capaces de “gestionar su conflicto”. La mediación en materia de familia conlleva una serie de ventajas tanto para los cónyuges (es un recurso voluntario, económico, breve, los acuerdos que se adoptan suelen ser más duraderos, hay menos enfrentamientos) y para los hijos (al haber menos hostilidad hay menos daño afectivo y patrimonial para los hijos, así como ausencia de miedo y de culpa) e incluso para la propia administración de justicia (disminución de demandas, los conflictos familiares no se hacen públicos, etcétera).3 En España, la familia está constituyendo un foco central de atención: la reforma de la ley del divorcio, las medidas de protección contra la violencia de género, la ley del matrimonio de parejas del mismo sexo regulando la posibilidad de adoptar por los mismos y otras diversas medidas legislativas que han propiciado numerosos debates y polémicas entre la clase política —llegando incluso algún partido político a presentar recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional— y también entre la ciudadanía. La familia constituye uno de los pilares básicos de nuestra sociedad y está experimentando numerosas modificaciones, fruto de los cambios económicos, sociológicos y sexuales, propios del siglo XXI. Las opiniones están divididas: desde los que 3 Cfr. Barona Vilar, S., Solución extrajurisdiccional de conflictos. “Alternative Dispute Resolution” (ADR) y derecho procesal, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999, pp. 180 y 182. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 329 acompañan los cambios con entusiasmo a aquellos otros que intentan rebelarse ante lo que consideran una deformación del concepto de familia y de matrimonio. Se han promulgado Leyes de Mediación Familiar en algunas comunidades autónomas españolas pero falta una legislación estatal sobre mediación familiar que habría sido deseable para articular unas pautas comunes a seguir en el desarrollo de la mediación familiar.4 Una regulación estatal de Ley de Mediación Familiar con vigencia en todo el territorio nacional es pues una reivindicación pendiente.5 Entendemos que resulta imprescindible una regulación de las relaciones entre el proceso de mediación y los tribunales. La mediación como “complementaria” de resolución de conflictos, implica que tribunales y mediadores estén llamados a entenderse en aras de una adecuada colaboración entre ambos que redunde en beneficio de las familias en procesos de ruptura matrimonial. Consideramos que debería hacerse a través de una ley de ámbito nacional, que permitiera una adecuada regulación de cuestiones tales como las que se refieren a la posibili4 El actual ministro de justicia español ha justificado esta circunstancia durante la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros de 17 de septiembre de 2004, apuntando que: “la mediación se corresponde con competencias que las comunidades autónomas ejercen legítimamente… en sus ámbitos de atribución, de bienestar social, de protección social y asistencia social… una institución que no debe tener su sede en el Código Civil… ya que estaríamos invadiendo competencias de las comunidades autónomas si regulásemos con esta ocasión el instituto de la mediación”. 5 Hasta ahora lo que existen son legislaciones particulares o autonómicas, como hemos advertido en páginas anteriores, tales como la de Cataluña, primera comunidad autónoma con una Ley de Mediación —Ley de Mediación Familiar de Cataluña, 1/2000, de 15 de marzo y Decreto 139/2002 de Desarrollo Reglamentario de la Ley 1/2001—. Se ha promulgado también la Ley de Mediación Familiar de la Comunidad Autónoma de Galicia, Ley 4/2001, de 31 de mayo, en cuyo título preliminar se configura la institución de la mediación Familiar como “una manifestación de una actividad de interés público, promovida por la Junta de Galicia en razón de la indudable utilidad pública que representa para las familias y unidades de convivencia establecidas, particularmente, para los hijos”. También hay que destacar la Ley 7/2001, de 26 de noviembre, reguladora de la mediación familiar en el ámbito de la comunidad de Valencia, “como un procedimiento extrajudicial, sin atribuirle en ningún caso efectos procesales… se constituye como un recurso complementario o alternativo a la vía judicial”. En 2003 se ha aprobado la Ley de Mediación Familiar en la comunidad de las Islas Canarias. Y, por último, en la comunidad de Castilla y León, contamos con un Proyecto de Ley de Mediación Familiar, de la Conserjería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, que está actualmente está siendo objeto de discusión y reflexión (congresos, reuniones científicas) y que posiblemente, tras la preceptiva aprobación de los órganos competentes, verá la luz en enero de 2006. 330 NURIA BELLOSO MARTÍN dad de configurar una cláusula de mediación previa, pactada entre las partes, frente a una demanda interpuesta, la posibilidad de interrumpir la prescripción al iniciar un proceso de mediación y que se determinaran claramente los requisitos para ser mediador.6 Recientemente se ha creado en España, el Foro Español de Mediación —del cual formamos parte—, que pretende integrar a representantes de las diversas comunidades autónomas que cuentan con una Ley de Mediación Familiar o que ya están trabajando en la mediación familiar o en otro ámbito de mediación. Este foro viene a intentar colmar la laguna que hasta ahora existía pues prácticamente, cada comunidad autónoma contaba con una o varias asociaciones de mediación pero sin una perspectiva nacional. En el ámbito internacional, el Forum Europeo de Mediación Familiar, creado en 1998, intenta ofrecer un marco para el intercambio de experiencias y conocimientos entre los centros de formación de los diversos países. También sería conveniente una reforma del derecho procesal para regular uniformemente los puntos donde la mediación y el proceso judicial puedan encontrarse: envío a la mediación por parte del juez a las partes (cuándo, cómo, en qué casos), presentación del acuerdo de mediación en sede judicial, plazos de suspensión del proceso y otros. La efectiva implementación de la mediación en la sociedad necesita también de la disponibilidad de los fondos públicos suficientes para su implantación y aplicación. No basta con aumentar la oferta desde los sectores públicos y privados sino que resulta imprescindible incrementar la difusión de la mediación que, actualmente, sigue siendo una gran desconocida. Los ciudadanos no pueden demandar servicios de mediación si no conocen su existencia y su finalidad. Sólo de esta 6 La ya citada Recomendación R (98)1 sobre mediación familiar recomienda a los gobiernos de los Estados miembros: “a) Introducir y promover la mediación familiar o, en su caso, reforzar la mediación familiar existente; b) Adoptar o fortalecer todas las medidas que se consideren necesarias con el fin de que se pongan en práctica los principios que se proponen para la promoción y el uso de la mediación familiar en tanto que medio apropiado de resolución de conflictos familiares” (Véase a este respecto Palao Moreno, G., “¿Hacia una armonización de la mediación familiar en Europa?, en CREA, 2001, pp. 135-145). Aunque la Recomendación núm. (98)1 reconoce que la mediación familiar puede comprender, en un sentido amplio, “todas las controversias entre miembros de la misma familia, sean parientes por consanguinidad o afinidad”, la recomendación se refiere fundamentalmente a la mediación familiar en los supuestos de separación o divorcio, que es el ámbito en que internacionalmente se halla más consolidada. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 331 forma se pondrá incrementar la demanda de estos servicios. La divulgación de la cultura de la mediación requiere de un esfuerzo y un compromiso de todos los sectores implicados, desde la administración hasta los profesionales de la mediación. A través de congresos internacionales de familia, como el que ahora nos ha permitido reunirnos en espacio de diálogo y estudio, acertadamente promovido por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, se puede contribuir a crear un foro de discusión y reflexión imprescindible para que los juristas y operadores jurídicos, así como otros muchos profesionales provenientes de otras áreas de formación junto con la sociedad civil, puedan conocer y decidir, de una forma pausada y con conocimiento del derecho comparado, las nuevas posibilidades legales que se vislumbran principalmente en un área como el de la familia. Las formas complementarias de resolución de conflictos y, principalmente la mediación, se erigen como un instrumento valioso para que los conflictos familiares se puedan gestionar de forma más flexible y autónoma por las propias partes implicadas. No dudamos que la práctica de la mediación en ciertas áreas (comunitaria, escolar, laboral, familiar) sea ya una realidad en México. De hecho, casi coincidiendo con el Congreso de Familia en el que nos encontramos, se está desarrollando también en México —en la ciudad de Sonora— un congreso sobre mediación. Estos encuentros permitirán un estudio sosegado de la conveniencia o no de buscar otros cauces para gestionar los conflictos. Y, principalmente, de qué procedimiento a seguir y cómo se debe desarrollar ese camino para construir nuevas formas de gestionar positivamente el conflicto y, en su caso, su posible resolución. El propósito que nosotros nos proponemos con esta exposición es modesto. Nos limitaremos en primer lugar a ofrecer unas reflexiones sobre la mediación y, principalmente, sobre la mediación familiar. Básicamente, queremos dejar constancia de la experiencia que hasta ahora, en el contexto español y europeo, tenemos sobre la mediación. México, como una República compuesta por varios estados federados, debería plantearse la posibilidad de trabajar en un diseño de ley de mediación, de ámbito nacional a ser posible, para evitar el inconveniente de que haya tantas leyes como estados federados existen 332 NURIA BELLOSO MARTÍN actualmente en México, superando así una de las grandes dificultades que en España tenemos: la existencia de varias leyes autonómicas de mediación familiar —una por cada comunidad Autónoma es lo que se prevé habrá en el futuro— que acaban produciendo desconcierto y dificultad a la hora de ejercer la mediación por parte de los mediadores profesionales. La justicia alternativa ha sido una característica común a los países latinoamericanos, tal vez conveniente en una época en la que el derecho era creado por los intereses de unos grupos privilegiados. Ahora, con sistemas democráticos, con principios básicos como el estado de derecho, el principio de legalidad y la separación de poderes, la sociedad civil debe recuperar su protagonismo y la mediación es un cauce propicio para ello. En segundo lugar, en nuestra exposición presentamos algunas de las experiencias de la mediación en algunos países latinoamericanos, como es el caso de Argentina, Colombia y Brasil, donde la práctica de la mediación está bastante extendida. Confiamos en que, en breve plazo, podamos ya ofrecer unas reflexiones sobre el avance de la mediación en México, pero eso sí, sin que México esté condicionado por la urgencia de una legislación apresurada para contar también con el instituto de la mediación. Las prisas nunca han sido buenas a la hora de legislar. La reflexión prudente sobre las áreas en las que se puede trabajar la mediación, el tipo de profesionales que pueden formarse como mediadores, la importancia de configurar la mediación como una vía efectivamente autocompositiva de resolución de conflictos y otros muchos aspectos, precisan de estudio serio y riguroso y de un conocimiento de la experiencia de otros países que ya trabajan con la mediación, para evitar errores o superar dificultades que en otros marcos geográficos se han cometido. II. OTRAS FORMAS DE RESOLVER LOS CONFLICTOS La mediación posee una larga historia en casi todas las culturas del mundo. Judíos, cristianos, budistas, hindúes, islámicos y muchas culturas indígenas tienen todas una extensa y efectiva tradición en esta práctica. Comunidades judías en los tiempos bíblicos utilizaban la media- NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 333 ción —que era practicada por líderes religiosos y políticos— para resolver diferencias civiles y religiosas. La tradición judía de resolución de conflictos influyó en las emergentes comunidades cristianas, que veían en Cristo al mediador supremo, interpuesto entre Dios y el hombre (I Timo-teo, 2:5-6). Hasta el Renacimiento, la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en el Mediterráneo occidental eran probablemente las organizaciones centrales de mediación y resolución de conflictos en la sociedad occidental. El clero mediaba disputas de familia, casos criminales y conflictos diplomáticos entre la nobleza. La práctica moderna de la mediación se expandió mundialmente, principalmente en los últimos veinticinco años. Ese crecimiento se debe básicamente a la expansión de las aspiraciones por la participación democrática en todos los niveles sociales y políticos, la creencia de que todos los individuos tienen derecho de participar y tener control sobre las decisiones que afectan a su vida y a una apelación por una mayor tolerancia y respeto por la diversidad. La ideología que subyace a la práctica de la mediación es contraria a las manipulaciones autoritarias y profundamente democrática; contraria a la simplificación que masifica y enfocada a la valorización de lo especial, original y único de cada individuo; contraria a la crítica, a la descalificación y desvalorización del que es o piensa diferente y legitimadora de lo humano, lo complejo y lo sutil. Es contraria a la importación de soluciones prefabricadas estándares y enfocada al diseño de acuerdos a medida en cada caso y en cada lugar; contraria a las soluciones definitivas y para siempre —imaginadas por unos pocos— y a favor de procesos inclusivos y participativos paso a paso.7 7 Algunos de los conceptos de la disciplina de la psicología social son fundamentales para entender cómo se pueden resolver los conflictos pacíficamente. Los estudios de Kurt Lewin (1931, 1935) dieron lugar a algunos de los primeros conceptos aplicados a la comprensión de los conflictos: sistemas de tensión, fuerzas conductivas y restrictivas, niveles de aspiración, esferas de poder e interdependencia, crearon un nuevo vocabulario para el estudio de los conflictos y de las ideas de cooperación y competición. Otra vertiente de la psicología social que también ha supuesto una contribución notable al estudio de la resolución de conflictos fue la llamada Teoría de los Juegos (Game Theory), desarrollada por Von Neumann y Morgnstern en 1944. Esta teoría tenía como objetivo expresar en términos matemáticos el problema de los conflictos de interés, pero su mayor contribución fue enfatizar la interdependencia de intereses entre las partes en conflicto. Esta teoría fue la primera en admitir que el destino de las personas (inclusive su desgracia) es tejido conjuntamente. En líneas generales, las investigaciones actuales de la psicología social, en este campo, se concentran básicamente en ocho cuestiones: 1. ¿Cuáles son las condiciones 334 NURIA BELLOSO MARTÍN La utilización de medios alternativos a la vía jurisdiccional puede justificarse desde diferentes ópticas. La posición liberal, que plantea sus pretensiones desde la órbita de la libertad de elección del medio adecuado para casos concretos, considera que estos cauces constituyen un abanico de posibilidades en ese ejercicio de libertad de elección. Quienes defienden una óptica del papel socializador del Estado, entendiendo que es al Estado al que corresponde el ejercicio de la tutela efectiva de los ciudadanos, no se oponen a que se reconozca una pluralidad de medios para alcanzar la citada protección, si bien será el Estado el que delimitará y regulará estos medios, así como la posibilidad de acudir a estos cauces de forma voluntaria u obligatoria, con carácter previo al proceso o bien otorgándoles un carácter intra o post procesal. La utilización de las técnicas de resolución de conflictos alternativas al Poder Judicial —conocidas como ADR, terminología que deriva de su denominación en inglés, Alternative Dispute Resolution— es cada vez mayor.8 En el derecho extranjero es paradigma esencial en el movique proporcionan un proceso constructivo (donde las partes puedan llegar conjuntamente a una solución que sea positiva para ambas) o destructivo en la resolución de conflictos? 2. ¿Cuáles son las circunstancias estratégicas y tácticas que llevan a una persona a salir mejor parada que otra en una situación de conflicto? 3. ¿Qué determina la naturaleza del acuerdo entre las partes en conflicto, si ellas mismas tienen las condiciones de hacerlo? ¿Cuál es, por ejemplo, la noción de justicia que las partes poseen? 4. ¿Cómo pueden ser utilizadas terceras partes para evitar que los conflictos se conviertan en destructivos o para ayudar a los mediadores a conducir constructivamente su conflicto? 5. ¿Cómo se pueden educar a las personas para que resuelvan sus conflictos constructivamente? 6. Cómo intervenir en conflictos profundos (intractable conflicts), que ya tomaron una forma destructiva y violenta? 7. ¿Por qué conflictos étnicos, religiosos y de identidad frecuentemente se convierten en destructivos y profundos? 8. ¿Son relevantes y útiles para otras culturas las teorías e ideas sobre la resolución de conflictos que fueron desarrolladas principalmente en Estados Unidos y en Europa? 8 Aunque solemos utilizar la traducción literal de la terminología anglosajona —ADR—, hay que dejar constancia de que preferimos calificarlas de formas “complementarias” de resolución de conflictos y no de formas “alternativas” pues no se trata de sustituir a la administración de justicia ni al proceso sino de complementarlo. Sostenemos que se trata de formas “complementarias” de resolución de conflictos y no “alternativas” porque los diversos acuerdos a los que lleguen las partes implicadas para solucionar sus conflictos no pueden ser contra legem. Es decir, los acuerdos alcanzados, bien sea en la conciliación, en la negociación o en la mediación, deben cumplir una serie de requisitos establecidos por la ley dentro del marco legal. Y si es el propio ordenamiento jurídico el que facilita ese entendimiento y complementariedad entre diversas formas de resolver los conflictos —como es el caso de la conciliación previa al proceso o de las diversas leyes autonómicas de mediación familiar— hay que felicitarse por ese logro. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 335 miento de búsqueda de formas o mecanismos alternativos de resolución de conflictos el sistema anglosajón. La ideología que subyace en los Estados Unidos, cuna del sistema de derecho anglosajón, basado no en la ley sino en la actividad judicial y en la jurisprudencia, creaba un clima propenso para ser el caldo de cultivo de estas ADR. Algunos ubican los orígenes en el movimiento del Critical Legal Studies. Este movimiento, nacido en la Universidad de Harvard, defendía el realismo jurídico y luchaba con el sistema jurídico estatalmente configurado. De ahí el interés que se produjo, desde diversos ámbitos, por la propuesta de “mecanismos que intentan resolver disputas, principalmente al margen de los tribunales o mediante medios no judiciales”.9 Las vías alternativas-complementarias de resolución de conflictos pueden sistematizarse en dos grandes opciones: la vía autocompositiva y la vía heterocompositiva. Las vías autocompositivas son aquellas que se caracterizan porque son las propias partes, auxiliadas, ayudadas o motivadas o no por un tercero, las que protagonizan el acuerdo. No se someten a un tercero para que éste resuelva sino que son las propias partes las que determinan la solución al conflicto, limitándose el tercero mediador a aproximar a las partes en el acuerdo pero nunca hasta el punto de imponerles la solución. Se trata de que las partes intenten resolver el conflicto pendiente con el otro mediante la acción directa, en lugar de servirse de la acción dirigida hacia el Estado a través del proceso. Es cierto que al Estado le conviene aprovechar estas fórmulas para liberar a los tribunales del exceso de trabajo pero siempre y cuando no constituyan un peligro para la paz social.10 En este trabajo, utilizaremos indistintamente el calificativo de “alternativas” y “complementarias”. 9 Entre las formas alternativas de resolución de conflictos se encuentra el arbitraje. Pero este instituto no va a ser objeto de estudio porque se trata de una de las formas heterocompositivas de resolución de conflictos —es un tercero, el árbitro, quien decide—. En esta exposición vamos a ocuparnos únicamente de las formas autocompositivas de resolución de conflictos —son las propias partes las que, ayudadas o no por un tercero, encuentran una solución a su conflicto—. 10 L. Schvarstein expone unas reflexiones, en forma de proposiciones, sobre la mediación: 1. La comunidad es el ámbito privilegiado para la utilización de la mediación como técnica para conducir disputas: son los miembros de la comunidad, sobre la base de sus intereses, quienes pueden establecer un contexto de interpretación que facilite las significaciones comunes. Es su necesidad compartida de una convivencia plena y saludable lo que debe promover una actitud de cooperación como base para la conducción de disputas; 2. La mediación, como proceso de educación informal, tiene un altí- 336 NURIA BELLOSO MARTÍN La heterocomposición hace referencia a aquellos sistemas de solución de conflictos, sean de carácter público ( jurisdicción) o sean de carácter privado (arbitraje), en los que un tercero da la solución a las partes, las cuales se limitan a realizar las alegaciones que consideran oportunas y desarrollan los medios de prueba pertinentes para la defensa de sus respectivas posiciones. Estos métodos ofrecen pues unas claras ventajas: sus resultados son más rápidos porque el tercero neutro, sea árbitro, conciliador o mediador, puede ayudar a llegar a un resultado antes de que el proceso progrese o incluso se inicie. Se caracterizan por la confidencialidad de simo potencial educativo: basta que el lector se imagine a sí mismo teniendo que tomar turnos para hablar (sin interrupciones), identificar objetivos, recursos, necesidades, analizar opciones y tomar decisiones, redactar acuerdos, reflexionar en equipo. Son conductas que no asumimos con facilidad en nuestra vida cotidiana, y la participación en la mediación, desde cualquier de los roles, las desarrolla y las favorece; 3. La resolución de disputas en el ámbito del Poder Judicial suele ser una conducta moral. La opción por la mediación fuera de dicho ámbito es una conducta ética: el sujeto moral debe ajustarse a una ley preexistente, mientras que el sujeto ético se constituye sólo por su relación con la ley a la que se adhiere. La moral remite a la ley y a la organización social en la que cada uno se desenvuelve, mentras que la ética es asunto entre cada uno y los demás, haciendo del sujeto un actor con plenas facultades; 4. La mediación no es una privatización de la justicia: la manera como intentamos resolver nuestras disputas en el ámbito público del Poder Judicial constituye, paradójicamente, una privatización de las mismas. Estamos allí privados del conocimiento de las reglas del juego, de las alternativas a nuestro alcance, del contacto con nuestros oponentes y con los jueces que deben resolver sobre nuestras diferencias y, muchas veces, de la confianza de nuestros abogados que parecen pleitear en beneficio propio (baste recordar El proceso, de F. Kafka); 5. La mediación, como técnica, no es una panacea universal: la mediación no deja de ser una técnica limitada por el contexto en el que se utiliza. La mediación, además, no es valorativamente neutral. Los valores que la sostienen y la concepción de sujeto de la que es portadora, hacen que sea imposible de aplicar en contextos que no sean congruentes. En contextos rígidos, autoritarios, cerrados, opacos en cuanto a la información e intenciones, donde priman las interacciones estratégicas destinadas a sacar ventaja respecto de los demás, es difícil generar el contexto adecuado de aplicación de la mediación; 6. Las organizaciones que se estructuran jerárquicamente no constituyen ámbitos propicios para la utilización de la mediación: las organizaciones jerárquicas determinan conversaciones verticalales superior-subordinado, en un marco de responsabilidades exigibles. Aun cuando se den conversaciones horizontales entre colegas de la misma o de distintas áreas, lo que en ellas sucede no puede dejar de interpretarse en el marco de rendición de cuentas que cada uno de los participantes debe a su jefe. En la mediación, siempre la inclusión de un tercero crea un nuevo sistema, siendo este nuevo sistema diferente del que existía antes de su inclusión. Es esto lo que se pretende con la mediación: crear un sistema distinto entre las partes en conflicto para ayudarles a gestionar sus diferencias. Prólogo a Suares, M., Mediación, conducción de disputas, comunicación y técnicas, 4a. reimp., Buenos Aires-Barcelona-México, Paidós, 2004, pp. 21-32. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 337 sus procedimientos, pues a diferencia de los judiciales, no son públicos sino secretos. Son también “informales”, dado que los pocos procedimientos existentes revisten escaso formalismo; son flexibles, ya que las soluciones no se encuentran prefijadas en la ley y se tiene la facultad de hacer justicia en cada caso según las peculiaridades. Son económicos, pues no se pueden comparar sus costes a los de litigar siguiendo un sistema formal, como el judicial. Son más justos en las decisiones, pues la resolución depende de lo que las partes acuerden. Sin embargo, estos mecanismos han sido también objeto de duras críticas, tales como: el desequilibrio de poder entre las partes pues la mayoría de los conflictos abarcan personas con posición económica diferente, lo que acaba por influir en la parte con menor poder por falta de recursos; también, el problema de representación pues a veces estos mecanismos presuponen individuos actuando por sí mismos y otros mediante abogados o representantes, e incluso grupos y organizaciones firman acuerdos que no son los que mejor atenderían los intereses de sus clientes, subordinados, etcétera; también, la falta de fundamento por la actuación judicial posterior que, según los críticos, los que creen en la resolución alternativa, minimizan el juicio a un remedio y erróneamente consideran que el acuerdo realizado por las partes es un sustituto de la sentencia poniendo fin al proceso. Así, cuando las partes solicitaran alguna modificación, el juez estará limitado por los pactos de las decisiones ya firmadas. De igual manera, los medios extrajudiciales no serían adecuados para tratar conflictos que suscitan cuestiones de principio o que envuelven valores básicos y cuya resolución excluye cualquier tipo de transacción. Aunque nuestro sistema de justicia fuese más eficaz, la obligación de los tribunales y otros foros tradicionales de tener que pronunciarse sobre lo justo y lo injusto, y de designar vencedores y perdedores, destruye necesariamente cualquier relación previa entre las personas involucradas. Tanto si las partes son un marido que se quiere divorciar de su esposa y tiene que continuar con ella compartiendo la custodia de los hijos, o empresas que desean conservar sus clientes y proveedores, o trabajadores que quieren mantener sus puestos de trabajo, es prácticamente imposible que las personas, que en su día tuvieron una con- 338 NURIA BELLOSO MARTÍN frontación en una sala del juzgado, conserven luego sus relaciones. Tal vez el éxito de las ADR haya que buscarlo en que las partes en conflicto pueden adoptar el “papel de juez”,11 de tal forma que desde los vecinos enfrentados a los directores de empresas, todos se sienten satisfechos al desempeñar un papel activo en la solución de sus propios conflictos o en los de otros. Las decisiones que toman conjuntamente todas las partes afectadas pueden adaptarse a la medida de las necesidades de cada una de ellas. Por ejemplo, es más factible que las medidas relativas al cuidado de los hijos que determinan los padres que se van a divorciar reflejen mejor las preferencias de los mismos, que las fijadas por el juez o por los abogados de las partes. En definitiva, las partes afectadas por el conflicto, debidamente ayudadas por un tercero, tienen más posibilidades de encontrar una solución eficaz que si la propone un extraño. Además de que también ayuda a conservar una relación de continuidad entre las partes, lo que sería más difícil si se acaba en una batalla judicial. Y, como última ventaja, hay que apuntar que las personas que llegan a un acuerdo por sí mismas son más propensas a cumplirlo que cuando lo dicte un juez. El cumplimiento de estos acuerdos afecta a una amplia gama de personas y da origen a numerosos problemas: desde los padres que se niegan a pagar la pensión alimenticia a sus hijos, hasta las compañías cuyos productos contaminan el medio ambiente. Las técnicas de ADR principales son tres, la negociación, la conciliación y la mediación. No es nuestra intención insistir en este trabajo en las diferencias de cada una de ellas y sus características. Vamos a limitarnos únicamente a la mediación.12 Para ello, partimos de un con11 Precisamente, este “papel de juez” es criticado por parte de algunos miembros de la administración de justicia. Critican, por ejemplo, si nos referimos a la mediación, que el mediador sea una especie de “juez a la carta”, de forma que si las partes mediadas no están satisfechas, pueden desistir de ese mediador y buscar otro. Rechazamos este planteamiento porque implica no conocer realmente el concepto y la finalidad y funciones de las formas autocompositivas de resolución de conflictos. 12 Los principios o características de la mediación son la voluntariedad, la imparcialidad-neutralidad, la cofidencialidad, el carácter personalísimo, la autocomposición —protagonismo de las partes— y el principio de buena fe. En este estudio no abordamos el concepto y las características de la mediación sino que nos limitamos a presentar algunas experiencias de mediación familiar en el ámbito del derecho comparado. Para una mayor información sobre las características o principios de la mediación, véase Sastre Peláez, A., “Principios generales y definición NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 339 cepto de mediación que podría ser el siguiente: la mediación es una forma de gestionar el conflicto a través de un mediador que ayuda a las partes enfrentadas a identificar los puntos de conflicto y a buscar las posibles vías de solución. El mediador no puede imponer la solución a las partes. Se debe limitar a facilitar el diálogo y la discusión e instar a las partes a conciliar sus intereses. La relación entre las partes es planteada en términos de cooperación, con una proyección en el futuro y con un resultado en el cual todos ganan.13 Sería deseable que los jueces, funcionarios, mediadores, psicólogos, trabajadores sociales, educadores sociales y abogados, así como los demás actores encargados de hacer que el sistema funcione y se consolide, pudieran mirar las situaciones que se les presentan a su intervención con los ojos de la mediación. Esto es, con la conciencia de que aquí hay un campo de actividad nuevo que se está consolidando y que está tomando forma, que permite que las personas utilicen una manera distinta y no competitiva de buscar la solución de sus problemas. Que tomen conciencia de que el objetivo de resolver las disputas a través del consenso se merece, al menos, un esfuerzo y una inversión de recursos de la sociedad, proporcional al que se invierte en otros métodos de resolución de conflictos interpersonales, comunitarios o sociales no basados en el consenso (como los enfrentamientos sociales violentos, la guerra o la pelea judicial). de la mediación familiar: su reflejo en la legislación autonómica”, La ley, núm. 5478, 8-2-2002, p. 5. 13 Destacamos otra de las diversas definiciones de la mediación que han formulado los estudiosos de ese campo: “La mediación supone el uso de una tercera parte neutral para ayudar a los contendientes a llegar a un acuerdo consensuado tanto en asuntos civiles como criminales”. La mediación difiere del arbitraje y de la adjudicación —proceso—, en los que el oficial judicial determina el acuerdo. Grover Duffy, K., “Introducción a los programas de mediación comunitaria: pasado, presente y futuro”, en Grover, K.; Grosch, Duffy, J. W. y Olczak, P. V. (coords), La mediación y sus contextos de aplicación. Una introducción para profesionales e investigadores, trad. de Garoz, Ma. A., Barcelona, Paidós, 1996, p. 63. Hemos destacado algunas de las principales ventajas que ofrece la mediación como forma alternativa de gestionar los conflictos. Pero también es cierto que no puede aplicarse a cualquier tipo de conflicto. Por ejemplo, cuando se aprecie que no hay un equilibrio entre las dos partes enfrentadas (por ejemplo, en el caso de una mediación entre una pareja, si se observa que hay malos tratos a la mujer, o una situación de desequilibrio emocional de alguna de las dos partes, etcétera.) Por ello, la mediación, en algunos casos concretos y según qué circunstancias, puede no resultar aconsejable. 340 NURIA BELLOSO MARTÍN Las formas alternativas de gestionar los conflictos están adquiriendo nuevo protagonismo.14 La “educación para la paz” 15 está comenzando a dar sus frutos. Pero el hecho de que la paz signifique la ausencia de todo tipo de violencia no quiere decir que no puedan existir conflictos. La paz niega la violencia, no así los conflictos que forman parte de la vida.16 Es más, a través de los conflictos que surgen a lo largo del desarrollo de nuestra vida, de cómo nos enfrentamos a ellos y los superamos, vamos creciendo. El conflicto no es malo en sí, lo malo en muchas ocasiones es la forma en que pretendemos resolverlos (con violencia, con autoridad, por la fuerza, aprovechándonos de nuestra superioridad con respecto a la otra parte, buscando la eliminación del adversario). El conflicto, como las crisis, es consustancial al ser humano. La dificultad estriba en que el conflicto es un fenómeno multidimensional que requiere ser explicado desde una perspectiva multidisciplinar. Resulta necesario diferenciar la agresión o cualquier respuesta violenta de intervención en un conflicto, del propio conflicto. Tanto por la propia dinámica del conflicto como por las repercusiones pedagógicas que ello trae consigo, debe destacarse la especial importancia de la percepción de los protagonistas tanto en la génesis del conflicto como en su desarrollo, hasta el punto de que “regular o resolver un conflicto supone a menudo clarificar las percepciones y hacerlas comprensibles a los ojos de ambas partes”.17 En definitiva, 14 Véase nuestro trabajo, Otros cauces para el Derecho: formas alternativas de resolución de conflictos, en “Los nuevos horizontes de la filosofía del derecho. Libro homenaje al profesor Luis García San Miguel”, V. Zapatero (ed.), Universidad de Alcalá de Henares, 2002, pp. 55-92. También, en lengua italiana, “Altre strade peri il diritto: forme alternative di risoluzione di conflitti”, Annali del Seminario Giuridico, Universitá di Catania, Giuffré Editore, 2000-2001, vol. II, pp. 347-385. 15 Sobre esta temática véase el interesante libro de Jares, X. R., Educación para la paz. Su teoría y su práctica, 2a. ed., Madrid, Editorial Popular, 1999. 16 Op. cit., nota 15, pp. 106 y 107. 17 Hay que tener cuidado con los falsos conflictos, es decir, aquellos conflictos que se generan no por causas objetivas —intereses ideológicos, económicos, educativos— sino por un problema de percepción o de mala comunicación principalmente. Xesús R. Jares, para ejemplificar un falso conflicto, cita el cuento de David Mckee, Los dos monstruos, Madrid, Espasa Calpe, 1987, pp. 112-113. El libro narra la historia de dos monstruos que viven cada uno a un lado de la montaña que los separa, mirando uno hacia el este y el otro hacia el oeste. Los dos monstruos nunca se han visto y se hablan a través de un agujero que hay en la montaña que los separa. El supuesto conflicto surge cuando uno de los monstruos le comunica al otro: “¿Has visto que bonito? El día se marcha”. A lo que el otro contesta: “¿Que el día se NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 341 hay que resaltar la educabilidad del ser humano, y en esta renovada educación para la paz, las nuevas formas de gestionar los conflictos pueden desempeñar un papel fundamental. La negociación, la conciliación y la mediación no niegan que el conflicto existe. Lo que pretenden es ayudar a las partes enfrentadas a poner los medios adecuados y a enfatizar las estrategias de resolución pacífica y creativa del mismo. La clave no está en la eliminación del conflicto sino en su regulación y resolución de forma justa y no violenta. Hay pues que aprender y practicar unos métodos, no de eliminar el conflicto sino de regularlo y encauzarlo hacia resultados provechosos. Las técnicas de ADR trabajan con el conflicto para de ahí obtener un cambio. Se trabaja con el “conflictograma” que enfrenta a las partes —porque sigue un determinado proceso con subidas y bajadas de intensidad, con sus momentos de inflexión—, y este “cuadro” es común, pues lo mismo se ajusta a un conflicto entre vecinos, que a un conflicto entre trabajador y empresario que a un conflicto familiar entre los dos cónyuges. A pesar de la tendencia común a utilizar indistintamente la palabra mediación, arbitraje, e incluso negociación, o a recurrir al término global “ADR”, más reciente, cada una de estas técnicas representa un método distinto para tratar el conflicto. Cuando la gente se decide a solucionar sus conflictos, el método más utilizado es el de la negociación, en el que las partes intentan solucionar sus diferencias personalmente. Conforme van recurriendo a vías de solución más elaboradas, empiezan a intervenir terceras personas en el proceso, como en el marcha?, ¡querrás decir que la noche está llegando, tonto!”. A partir de entonces se enzarzan en un proceso de violencia —violencia verbal en este primer estadio— cada vez con mayores insultos y posteriormente prosigue la escala de violencia lanzándose trozos de la montaña, que poco a poco se va desintegrando —violencia ambiental—, aunque la mala puntería de ambos hace que no se hayan llegado a dar con los pedruscos. Cuando por último agarra cada uno la última roca que quedaba de la montaña los dos monstruos se ven por primera vez, precisamente cuando empezaba una nueva puesta de sol. Y el primer monstruo, sorprendido, dice “¡Increíble!, ahí llega la noche. Tenías razón”. “Asombroso —dice el segundo monstruo—, tenías razón, es que el día se va”. Y se reunieron en medio del desastre que habían organizado y contemplaron juntos la llegada de la noche y la marcha del día. En el análisis de este falso conflicto, hay que tener presente el papel que juega la montaña como contexto que imposibilita una buena comunicación que, junto con su diferente percepción e incapacidad para mirar desde la perspectiva del otro, precipitan la aparición del conflicto. 342 NURIA BELLOSO MARTÍN caso de la mediación, o en el caso de técnicas mixtas. Cuanto más se incrementa la participación de un tercero, tanto más poder ceden las partes para solucionar sus conflictos. La cesión de poder alcanza su máximo nivel cuando las partes se someten a un veredicto, en el que los terceros toman decisiones vinculantes para las partes.18 Estos medios no jurisdiccionales de resolución de conflictos en ocasiones son complementarios, sucesivos o previos a la vía jurisdiccional, pero no puede olvidarse que también constituyen vías alternativas. Como advierte S. Barona Vilar, cuando se llega a un acuerdo y el proceso ya había comenzado implica una terminación anormal del proceso basado en el principio dispositivo que rige la autonomía de la voluntad. En este sentido, las formas anormales de terminación del proceso son medios a través de los cuales se produce una alternativa al desarrollo íntegro del proceso; por ejemplo, basta pensar en el desistimiento, la renuncia, el allanamiento, la transacción y la caducidad, con efectos procesales, ya sea por voluntad de una de las partes, que hace dejación de la pretensión o del proceso, bien por voluntad de ambas que dejan transcurrir el tiempo sin actividad alguna o porque deciden llegar a un acuerdo.19 En las formas tradicionales de resolución de conflictos y en el arbitraje se decide conforme a ley, en la mediación se resuelve o se transforma el conflicto recurriendo a su reconstrucción simbólica. Cuando se decide judicialmente se consideran normativamente los efectos; de este modo, el conflicto puede quedar hibernando, volviéndose más grave en cualquier momento futuro. Solucionar un conflicto equivale a que las partes implicadas han “creado” la solución y a nadie se le ha “impuesto”. En un procedimiento contencioso, el juez decide una vez que las partes han presentado las pruebas y los argumentos de sus pretensiones. Todo dentro de un ritual inflexible en que si se olvida algún dato es casi imposible corregir ese olvido. En las mediaciones los “olvidos” no resultan tan fatales como en la cultura tradicional del litigio. Ello es debido a que las partes tienen en sus normas la posibilidad de resolver el conflicto, pudiendo utilizar todos los mecanismos que consideren necesarios para poder elaborar, transformar o resolver sus desavenencias con el 18 Cfr. Singer, L. R., Resolución de conflictos. Técnicas de actuación en los ámbitos empresarial, familiar y legal, trad. Tausent, P., Barcelona, Paidós, 1996, pp. 31 y 32. 19 Cfr. op. cit., nota 3, pp. 196 y 197. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 343 otro. “No existe ningún juez que amenace a una de las partes con la extinción de la acción por no cumplir con un tiempo procesal, arbitrario-unilateralmente declarado por el juez”.20 Entre las diversas formas complementarias de resolución de conflictos vamos a prestar especial atención a la mediación y, entre los posibles campos susceptibles de trabajar con la mediación, al ámbito de la familia, a la mediación familiar, por ser precisamente el ámbito en el que parece más factible aplicar las técnicas de mediación. Es también el ámbito que ha comenzado a ser objeto de regulación legal en diversas Comunidades Autónomas españolas. III. LA MEDIACIÓN FAMILIAR La mediación se presenta como una nueva instancia normativa, como una nueva posibilidad, un recurso educativo que propone la solución a través de la negociación y del consenso, a pesar del disenso previo. La mediación busca un lenguaje común entre las leyes que rigen la familia y las leyes del Código Civil. Con todo, reconocer el fracaso parcial del sistema jurídico no significa escoger la mediación como solución universal. La mediación familiar no puede ser presentada como la panacea que nos va a permitir resolver los conflictos familiares rápida y satisfactoriamente. Es preciso una visión pluridisciplinar de las cuestiones, que abarca una postura profesional de apertura, disposición para intercambio, reciprocidad; en definitiva, una nueva mentalidad para hacer posible el conocimiento de la realidad desde otros ángulos. La transdisciplinariedad también es imprescindible en el mediador, pues tenemos valores, ideas y creencias distintas. La mediación constituye un importante instrumento para la paz aplicada, en este caso, a los conflictos de familia. La cada vez mayor desvinculación de patrones religiosos, morales, culturales y legales, y la menor presión social sobre ciertos aspectos de la vida en familia (la estabilidad de los matrimonios y la obediencia de los hijos a los padres, entre otros) ha dado lugar a la aparición de nuevos conflictos familiares, agravando los tradicionales. A ello hay que añadir que la 20 Warat, L. A., O oficio do mediador, Florianópolis, Habitus Editora, 2001, vol. I, p. 12. 344 NURIA BELLOSO MARTÍN intervención de autoridades extra familiares (como la del juez) no resuelve, en la mayoría de los casos, los conflictos satisfactoriamente para ambas partes. Existe el convencimiento de que, a pesar de los conflictos, los vínculos permanecen y deben ser conservados y, si es posible, enriquecidos. Esta es la tarea del mediador: crear el contexto para que las conversaciones puedan desenvolverse y, eventualmente, fructifiquen los entendimientos. No se trata de cambiar a nadie ni de que nadie sacrifique sus aspiraciones, sino de que éstas se compatibilicen en un plano superior, más rico y productivo, que permita la continuación del ciclo vital de la familia. El papel del mediador debe ser modesto, sencillo, colaborador. Son las familias las que triunfan, no los mediadores. Ofrecer un concepto de la mediación familiar no resulta una tarea fácil. Primero porque son numerosas las definiciones que hasta la actualidad ha presentado la doctrina de la mediación, cada una de ellas resaltando determinadas características, y resulta difícil decantarse por una en concreto. En segundo lugar, porque intentar la construcción de una propia definición resulta una tarea ardua. Son muchos los matices que pueden introducirse en el concepto de mediación familiar que pueden desembocar en uno u otro concepto. Cierto es que la figura del abogado y del mediador parecen estar próximas, pero no es lo mismo una y otra función. El mediador va a intentar que las partes vuelvan a hacer las cosas como las hacían antes y que vuelvan a tomar decisiones como “siempre han hecho en el pasado, a saber, sentarse y tomar esas decisiones por sí mismos”.21 La mediación familiar y otras ADR se han venido desarrollando en Europa en las tres últimas décadas. Sin embargo, los países europeos se encuentran en diferentes fases en cuanto a la existencia de una legislación y a la dotación de fondos públicos para la mediación familiar. En algunos Estados la mediación ha tenido un reconocimiento legislativo y se le ha ha vinculado a la aparición de una nueva profesión, la de mediador. Pero en otros países, aún no ha obtenido un reconocimiento legal y no recibe apoyo estatal. Tal es el caso de Italia, Alemania y Portugal, que aún no cuentan con una Ley de Mediación Familiar; en cambio, Austria, Inglaterra y Gales, Francia, Malta, Noruega, Suecia y algunas 21 Marlow, L., Mediación familiar. Una práctica en busca de una teoría. Una nueva visión del derecho, Barcelona, Granica, 1999, p. 42. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 345 comunidades autónomas de España ya disponen de una Ley de Mediación Familiar. La propia formación y ampliación de la Unión Europea, ahora a veinticinco países, demanda unas fórmulas que permitan superar la rigidez y complejidad de un conflicto familiar de carácter internacional en aras del establecimiento de unos acuerdos cooperativos y perdurables en el tiempo. En 1998, el Comité de Expertos en Derecho de Familia del Consejo de Europa llegó a la conclusión de que: …la investigación en Europa, América del Norte, Australia y Nueva Zelanda indica que la mediación familiar se adapta mejor a la solución de los delicados problemas emocionales que circundan los asuntos familiares que mecanismos legales más formales. Llegar a acuerdos en mediación se ha revelado como un componente vital para establecer y mantener relaciones cooperativas entre los padres que se divorcian: reduce el conflicto y estimula la continuación del contacto de los hijos con ambos progenitores (Recomendación núm. R (98)1, 21 de enero de 1998, párraf. 7). Este comité de expertos subrayó la necesidad de una directiva internacional en mediación familiar y preparó unas recomendaciones que fueron adoptadas formalmente por el Comité de Ministros del Consejo de Europa en la citada recomendación: Conscientes del hecho de que un cierto número de Estados tienen en perspectiva la puesta en marcha de la mediación familiar… convencidos de la necesidad de recurrir más a la mediación familiar… recomendamos a los gobiernos de los Estados miembros: I. Instituir o promover la mediación familiar, o, en su caso, reforzar la mediación familiar existente; II. Adoptar o reforzar todas las medidas que se juzguen necesarias para asegurar la aplicación de los siguientes principios para la promoción y el uso de la mediación familiar como medio apropiado de resolución de los conflictos familiares.22 22 La recomendación define la mediación como un medio de resolver las disputas familiares, particularmente aquéllas que se plantean durante el proceso de separación y de divorcio, con los objetivos siguientes: I. Promover los enfoques consensuales, reduciendo de ese modo el conflicto en el interés de todos los miembros de la familia. II. Proteger el mayor interés y el bienestar de los niños en particular, alcanzando arreglos apropiados sobre la custodia y las visitas. III. Minimizar las consecuencias perjudiciales de la ruptura familiar y la disolución matrimonial. 346 NURIA BELLOSO MARTÍN En cumplimiento de esta normativa, varias comunidades autónomas en España han promulgado una Ley de Mediación Familiar o están trabajando en un Proyecto de Ley. Concretamente, Cataluña reguló la mediación familiar mediante la Ley de 15 de marzo de 2001 de mediación familiar; Galicia desarrolló la mediación mediante la Ley de 31 de mayo de 2001; la Comunidad Valenciana ha regulado la mediación mediante la ley de 26 de noviembre de 2001; y también la Ley de la Comunidad Canaria de 8 de abril de 2003.23 En nuestra Comunidad Autónoma, de Castilla y León, se está ultimando el Proyecto de Ley de Mediación Familiar, que probablemente vea la luz en enero de 2006. Con todo, hay que subrayar la conveniencia de una Ley de mediación IV. Apoyar la continuación de las relaciones entre los miembros familiares, sobre todo aquéllas entre los padres y sus hijos. V. Reducir los costes económicos y sociales de la separación y el divorcio para los implicados y los Estados. 23 Actualmente, son cuatro las leyes autonómicas vigentes sobre mediación familiar, de las que sólo dos cuentan con desarrollo reglamentario: • La Ley 1/2001, de 15 de marzo de Cataluña y su Reglamento, decreto 139/2002, de 14 de mayo. • La Ley 4/2001 de 31 de mayo de Galicia; y su Reglamento, el decreto 159/2003, de 31 de enero. • La Ley 7/2001, de 26 de noviembre de Valencia. • La Ley 15/2003, de 8 de abril de Canarias, de la que se está tramitando en el Parlamento canario una Proposición de Ley para su modificación. En otras comunidades autónomas se está trabajando con anteproyectos y proyectos de ley: un Anteproyecto de Ley en Castilla-La Mancha; una vieja Proposición de Ley Foral en Navarra, de 2000, y el Anteproyecto de Ley de Mediación general para Andalucía. La Comunidad de Madrid está también trabajando en una Ley de Mediación Familiar. El Colegio de Abogados de Baleares ha enviado al gobierno un borrador de anteproyecto de ley para que se estudie la posibilidad de aprobar una ley en dicho territorio. Por consiguiente, la tendencia es la de que lleguemos a disponer de diecinueve leyes diferentes, una por comunidad autónoma. Algunas leyes autonómicas de mediación familiar regulan sólo la actividad realizada como servicio público (Cataluña) y otras contemplan toda la mediación familiar (Galicia, Valencia y Canarias). Efectivamente, la ley catalana sólo regula la mediación voluntariamente iniciada por las partes y gratuita, para una o ambas partes, financiada con fondos públicos, y la mediación iniciada por sugerencia del juez (sea o no gratuita). No contempla pues la mediación familiar privada (convencional y retribuida), aunque sí reconoce en su preámbulo la importancia de la actividad privada ya existente en el ámbito asociativo (véase Prats Albentosa, L., (ed.), Legislación de mediación familiar, Madrid, Aranzadi-Thomson, 2003). Véase también Cfr. Sánchez Durán, A. Ma., apéndice, “La regulación de la mediación familiar en España: análisis comparativo de las leyes autonómicas”, en Parkinson, L., Mediación familiar. Teoría y práctica: principios y estrategias operativas, ed., española a cargo de A. Ma. Sánchez Durán, Barcelona, Gedisa, 2005, pp. 331-346. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 347 familiar de ámbito nacional, que actuara como marco legislativo amplio en esta materia, pues el conflicto no se limita en ocasiones a una única comunidad autónoma, provocando problemas interpretativos. Asimismo, algunos aspectos —como por ejemplo, qué formación previa deben de tener los mediadores para poder ser tales— están regulados de forma diversa en las distintas legislaciones autonómicas sobre mediación familiar. La Recomendación (98)1 no ofrece una verdadera definición de la mediación familiar, limitándose a fijar el campo de aplicación de la mediación. En los puntos a) y b) del primer principio establece que la mediación familiar trata del conjunto de litigios que pueden suceder entre los miembros de una misma familia, que están unidos por la sangre o por el matrimonio y entre las personas que tienen o han tenido unas relaciones familiares. En la Exposición de Motivos, en el punto 10, se ofrece una aproximación a un concepto de mediación familiar: “Esta recomendación considera la mediación como un proceso en el cual un tercero, el mediador, imparcial y neutral, asiste a las partes en la negociación sobre las cuestiones objeto del litigio, con vistas a la obtención de acuerdos comunes”.24 Como acertadamente apunta J. M. Llopis Giner,25 de este texto pueden deducirse las claves para el concepto de mediación: “proceso”, “tercero” y “ayudarles”. En conclusión, la mediación se presenta como un proceso —procedimiento con una serie de fases para el logro de un resultado— no regulado exhaustivamente —la ley establece sólo las grandes líneas 24 El informe del Consejo de Europa señalaba, en su párrafo, 15, que las disputas familiares presentan unas características especiales que deben ser tenidas en cuenta en la mediación: 1. Normalmente hay relaciones interdependientes y duraderas. El proceso de solución del conflicto debe facilitar unas relaciones constructivas para el futuro además de permitir que se resuelvan las discrepancias actuales. 2. Por lo general, los conflictos familiares afectan a relaciones emocionales y personales en las que los sentimientos pueden exacerbar las dificultades, o enmascarar la verdadera naturaleza de los conflictos. Se suele considerar conveniente que las partes y el mediador reconozcan y entiendan estos sentimientos. 3. Las disputas surgidas en el proceso de separación y divorcio tienen impacto en otros miembros de la familia, especialmente en los hijos, quienes pueden no ser incluidos directamente en el proceso de la mediación, pero cuyos intereses se consideran superiores y por consiguiente relevantes para el proceso. 25 LLopis Giner, J. M., “La mediación: concepto y naturaleza”, Estudios sobre la Ley Valenciana de Mediación Familiar, Valencia, Práctica de Derecho, 2003, pp. 15 y 16. 348 NURIA BELLOSO MARTÍN generales de su desarrollo— para que sean las propias partes, ayudadas por el mediador, quienes establezcan el marco de desarrollo para decidir, acordar y cumplir. La mediación se inicia con un contrato de mediación y termina con un acta de mediación, favorable o no al acuerdo, pero que pone fin al proceso. El cómo se desarrolle concretamente todo ese iter dependerá del mediador y de las partes en conflicto. El éxito de la mediación es que desaparezca el conflicto pero, si en ocasiones no se consigue llegar a un acuerdo total, el mediador puede propiciar acuerdos parciales sobre determinados temas que hagan menos traumática la crisis entre la pareja. Asimismo, el conflicto ha de ser familiar, pero en un sentido amplio, es decir, no sólo de crisis en una pareja, también por la partición de una herencia, por conflictos en el seno de una empresa familiar o en las relaciones entre padres, hijos y abuelos o por problemas de interculturalidad entre los miembros de una familia. La mediación familiar se basa en la libertad y en la autonomía privada, de manera que si falta esa libertad, por ejemplo, porque haya violencia o un desequilibrio de poder entre las partes, no puede existir verdadero consentimiento y el acuerdo está viciado. Y por último, hay que destacar el relevante papel que desempeña el agente mediador en esta delicada operación de ayudar a las partes a gestionar su conflicto. Como características de la mediación familiar reglada destacamos el protagonismo de las partes: son los propios interesados los que resuelven la controversia —autocomposición— en forma negociada. El tercero solamente presta ayuda, careciendo de poder de decisión; la voluntariedad: son las partes quienes deciden si iniciar o no un proceso de mediación, incluso en la mediación judicial, conservando la facultad de ponerle fin en cualquier momento; la neutralidad: el mediador no debe influir en la toma de decisiones de las partes ni imponer sus criterios personales (artículo 10.1); la imparcialidad: el mediador no puede tomar partido e implica una actitud de equidistancia que no impide tratar de reequilibrar las diferencias de poder entre las partes; la confidencialidad: secreto profesional respecto a los datos conocidos en el procedimiento de mediación (artículo 4.4 y artículo 10.13); la inmediatez y el carácter personalísimo de todos los participantes: todos los participantes, incluido el mediador, deben asistir personalmente a todas las sesiones, sin poder delegar o nombrar representantes (artículo 4.8 y artícu- NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 349 lo 7.d); la competencia profesional y ética de la persona mediadora; buena fe de las partes: actuando de buena fe en el procedimiento de mediación, proporcionando al mediador información veraz y completa sobre el conflicto (artículo 7.b); antiformalismo y flexibilidad: desarrollo de la mediación sin sujetarse a procedimientos regulados salvo en los mínimos requisitos establecidos en la ley (artículo 4.9). Uno de los elementos claves de la mediación es el mediador. Él es quien va a encarnar la imagen concreta de la mediación. La impresión que reciban las partes del mediador, en la primera entrevista, les va a animar a optar por la vía de la mediación o a desterrarla. Y el cómo discurra el proceso de mediación y, en gran parte, el resultado del proceso de mediación, va a ser responsabilidad del mediador. El mediador desempeña el papel de la imagen pública del proceso de mediación. De ahí que la credibilidad de la mediación, como proceso eficaz para la solución de controversias, se vincula directamente al respeto que los mediadores van a conquistar a través de un trabajo de alta calidad técnica, basado en los más rígidos principios éticos. Con frecuencia los mediadores también tienen obligaciones con respecto a otros códigos éticos relacionados con su formación universitaria de origen. Pero se hace necesario un código específico de los mediadores o unas normas deontológicas con criterios concretos que deben ser respetados por los profesionales en el desempeño de la mediación. El mediador ha de tener conocimientos jurídicos dado que debe tener en consideración los límites que suponen las normas de derecho de familia a los pactos que las partes mediadas puedan acordar. Pero también es cierto que una de las características del proceso de mediación es la flexibilidad que poco tiene que ver con la rigidez del marco normativo-jurídico. Si alguno de los pactos parece que vulnera el orden público, el mediador debe ayudar a las partes a examinar y comprender cuáles son las necesidades y si las soluciones que se proponen son viables con vistas a salvaguardar el interés de los hijos. Si el mediador observa que alguna de esas necesidades está quedando sin cubrir deberá hacérselo saber a las partes, por si fuera necesario un asesoramiento al respecto. Como apunta L. García García, si se trata de acuerdos que por su creatividad se apartan de los criterios jurisdiccionales, el mediador, con vistas a la homologación judicial, deberá 350 NURIA BELLOSO MARTÍN detallar cuidadosa y explícitamente las razones en que se fundamenta tal decisión, a fin de que el juez pueda valorar las circunstancias que las partes han tomado en consideración para llegar al acuerdo.26 El proceso de mediación conlleva una serie de etapas: el inicio del proceso comienza con la designación del mediador. Esta designación se hará conforme a lo establecido en el marco legal: a solicitud de las partes o por indicación del juez. Si se hace a iniciativa de las partes, se elegirá a uno de los mediadores inscritos en el Registro de Mediadores, creado a tal efecto. El procedimiento consta de una primera reunión, siempre en presencia de ambas partes y tendrá una finalidad preferentemente informativa, en la que el mediador les clarifica las características, las reglas y el proceso de mediación. La mediación se desarrollará a lo largo de posteriores sesiones y puede tener una duración flexible, aunque no superior a los tres meses, plazo prorrogable si se justifica. El mediador debe levantar un acta de cada sesión y un acta de la sesión final, que deben firmar las partes y él mismo, entregando una copia a cada una de las partes. Una vez terminada la mediación, las partes deben facilitar el acta a sus abogados para su tras26 Frente al acuerdo de mediación al que las partes pueden llegar en un proceso de mediación se puede oponer que existe en la legislación española una posibilidad de resolución de conflictos no contradictoria: el procedimiento de mutuo acuerdo. De hecho, en el procedimiento que se tramita de común acuerdo, se prevé la posibilidad de que intervenga un solo abogado, cuya intervención, en interés de ambas partes le reviste de un cierto carácter de componedor. Cierto que, como hemos visto, comporta grandes ventajas con respecto a la vía contenciosa. Sin embargo, este instrumento procesal por sí solo no sirve para resolver eficazmente la crisis y regular satisfactoriamente para ambas partes, los efectos de la separación y divorcio. El inconveniente es que muchas veces, los acuerdos alcanzados a través de un mutuo acuerdo, se acaban por no cumplir. El núcleo de la cuestión está en la forma en que se llega a los acuerdos que se presentan a la homologación judicial, si es por un acuerdo de mediación o por un convenio regulador. La comprensión de los problemas que las partes desarrollan en el proceso de mediación ayudados por el mediador, difiere del asesoramiento legal sobre “derechos y deberes” de cómo un abogado va a asesorar a su defendido. Es por ello que el ser y la formación del mediador, y su específico papel, le hacen un profesional claramente distinto del abogado o del terapeuta. El acuerdo de mediación tiene eficacia jurídica entre las partes que lo han firmado, es decir, tiene efecto obligacional entre quienes lo han suscrito, como cualquier otro contrato. Su legalización definitiva y su oponibilidad frente a terceros se puede conseguir: bien a través de la homologación judicial en el correspondiente proceso de carácter consensual, bien acudiendo al notario, para que se transcriba en el correspondiente documento público, para su posterior inscripción en el registro oportuno. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 351 lado a la propuesta de convenio regulador y posterior homologación judicial. Los acuerdos recogidos en el acta serán válidos y obligarán a las partes. IV. LA MEDIACIÓN FAMILIAR EN LATINOAMÉRICA Las ADR se han extendido desde América del Norte, Inglaterra y Australia a Vietnam, Sudáfrica, Rusia, varios países centroeuropeos, Sri Lanka y Filipinas. Todos estos países están desarrollando programas innovadores, acoplados a sus propias características culturales, que van desde la mediación en causas civiles a la protección del medio ambiente. Incluso, estos países también recurren a la mediación para resolver sus conflictos con otros países. El Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos y Canadá y el Tratado de Libre Comercio Norteamericano contienen cláusulas expresas de resolución de controversias. El movimiento de las ADR ya lleva dando sus frutos desde hace algunos años en el contexto latinoamericano.27 Las carencias de la justicia civil, la duración de los procesos, el coste de los mismos y la insatisfacción con respecto al funcionamiento de la administración de justicia ha acabado provocando un gran interés por las vías alternativas que permitan si no una solución alternativa a los conflictos jurí27 Junto a la particular situación argentina, en la que la mediación es un instituto que goza de gran difusión, hay que destacar las múltiples leyes que en la década de los años noventa han sido aprobadas en los parlamentos latinoamericanos que, con sus diversas connotaciones, ponen de manifiesto un impulso de instituciones históricamente conocidas en la cultura procesal latina, como lo pueden ser el arbitraje o la conciliación, aunque también debe destacarse el interés en impulsar la mediación, como en el caso de Brasil. Podemos destacar, entre otras, las siguientes leyes: la ley brasileña núm. 9307, de 23 de septiembre de 1996, sobre arbitraje; en Bolivia, la Ley núm. 1770, de 10 de marzo de 1997, sobre arbitraje y conciliación; el decreto colombiano núm. 1818 de 1998, de 7 de septiembre, por medio del cual se expide el estatuto de los mecanismos alternativos de solución de conflictos (entre los que se desarrolla la conciliación); en Costa Rica, la Ley núm. 7727, de julio de 1998, sobre resolución alternativa de conflictos y promoción de la paz social, en la que se desarrolla la mediación, la conciliación y el arbitraje (existiendo una cierta confusión entre los términos mediación y/o conciliación); en Ecuador, la Ley núm. 000/145, de 4 de septiembre de 1997, de Arbitraje; en Perú, la Ley núm. 26572, de 6 de enero de 1996, General de Arbitraje; en Venezuela, la Ley de Arbitraje Comercial, aprobada el 5 de abril de 1998. Todas ellas tienen en común los pocos años de existencia (son producto de la década de los noventa) imaginamos que influidas por las nuevas técnicas de ADR. 352 NURIA BELLOSO MARTÍN dicos, sí una vía previa en muchos casos a la vía procesal. La Asociación Iberoamericana de Difusión de la Mediación —AIDMe— ha realizado una labor de difusión y promoción de la mediación significativa.28 El paradigma lo encontramos en Argentina, en algunas de cuyas provincias se cuenta con una Ley de mediación. Diferente es el caso brasileño, donde aunque no se haya aprobado todavía una Ley de Mediación, es una fórmula cada vez más extendida de resolución alternativa de conflictos. 1. En Argentina La mediación en Argentina se encuentra en una etapa de formación en la mayoría de las provincias. Se encuentra funcionando con rango legal en Santa Fe y en Chubut así como en las provincias de Córdoba y El Chaco. En las provincias de Jujuy y Mendoza funciona sólo para familia. En la capital federal se encuentra regulada por la Ley Nacional 24.573 y su Decreto Reglamentario 91/98, como etapa previa y obligatoria a todo juicio. El artículo 17.1.d del Decreto Reglamentario 91/98 establece que la Dirección de Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos —DIMARC— tendrá a su cargo la autorización y habilitación de los institutos o centros de capacitación para mediadores y ejercerá el control de su funcionamiento y cumplimiento con los requisitos que establezca la reglamentación que dicte el Ministerio de Justicia. En Córdoba, por ejemplo, encontramos el Centro Piloto de Mediación de Tribunales, con carácter público. Y entre otros centros, cabe destacar también, el Centro de Mediación del Colegio de Abogados y el Centro de Mediación de la Cámara de la Propiedad Horizontal de la provincia de Córdoba. La mediación en Argentina es entendida como “la intervención de un tercero neutral en un conflicto suscitado entre las partes y asesoradas por sus abogados, por lo cual se tiende a arribar a un acuerdo que conforme a los interesados”.29 Es decir, se destaca ya una gran diferencia con la concepción de la mediación en España pues en Argenti28 Véase prólogo al Régimen de mediación y conciliación. Ley 24.573, Buenos Aires, Astrea, p. 12. 29 Bodnar, P. (de), Manual de mediación, Córdoba, La Cañada, 2000, p. 17. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 353 na las partes, obligatoriamente, deben acudir a la mediación personalmente, acompañados de asistencia letrada. Y asimismo, puede observarse que la mediación se aplica a numerosos tipos de conflictos y no sólo a los de familia. Es más, con respecto a la mediación familiar, pueden observarse por el contrario una serie de restricciones pues los casos de separación y divorcio quedan fuera del ámbito de la mediación, a excepción de las cuestiones patrimoniales que deriven de éstos. A. En la provincia de Buenos Aires La Ley General de Mediación y Conciliación núm. 24.573, aprobada el 4 de octubre de 1995, junto con sus dos Decretos Reglamentarios 1021/95 y 477/96, instituyen la mediación previa, con carácter obligatorio, en todos los juicios, a fin de promover la comunicación directa entre las partes para la solución extrajudicial de la controversia. Es decir, los tribunales deben ser el lugar donde se reciba el conflicto pero después de haber intentado resolverlo a través de la mediación. Se regula pues, la mediación con una naturaleza obligatoria y previa, para determinados conflictos, antes de acudir a la vía judicial. Es un modelo de mediación prejudicial obligatoria. Se comenzó estableciendo una obligatoriedad por cinco años, plazo que se renovó por otros cinco en abril de 2001, con la finalidad de crear una cultura propicia de la mediación, difundirla y familiarizar a los ciudadanos con este instituto. De la ley de Buenos Aires podemos destacar las siguientes características: • La solicitud de mediación se realiza mediante la presentación de un formulario ante una mesa general de recepción de expedientes, donde se procederá al sorteo del mediador, juzgado y ministerios públicos que, eventualmente, intervendrán. El plazo máximo de duración del procedimiento es de sesenta días (salvo para los supuestos de mediación optativa, que es de treinta); dicho plazo es prorrogable por acuerdo de las partes. Hay que concurrir personalmente y con asistencia letrada a las sesiones de mediación. • Obligatoriedad de utilizar la mediación: se impone la mediación como requisito previo para cualquier demanda judicial en las cuestiones no expresamente excluidas por la ley. Nadie puede promover 354 NURIA BELLOSO MARTÍN directamente una acción judicial sin pasar por una etapa previa de mediación. Las causas de exclusión de la mediación obligatoria son varias y pueden agruparse en las siguientes categorías: a) existencia de una mediación particular previa realizada por mediadores autorizados por el Ministerio de Justicia argentino, puesto que queda claro que ya ha habido una mediación voluntaria por las partes (segunda parte del artículo 1o.); b) causas de exclusión expresamente previstas en el artículo segundo de la ley: acciones de separación y divorcio nulidad de matrimonio, filiación y patria potestad, con excepción de las cuestiones patrimoniales derivadas de éstas —el juez deberá dividir los procesos derivando la parte patrimonial al mediador—; procesos de declaración de incapacidad y de rehabilitación; causas en que el Estado nacional o sus entidades descentralizadas sean partes; amparo, habeas corpus o interdictos; medidas cautelares hasta que se decidan las mismas; diligencias preliminares y prueba anticipada; juicios sucesorios —las cuestiones controvertidas en materia patrimonial, a pedido de parte se podrán derivar al mediador— y voluntarios; concursos preventivos y quiebra; causas que se tramiten ante la Justicia nacional del Trabajo. El artículo tercero establece que el sistema de mediación será optativo para el reclamante en los procesos de ejecución y juicios de desalojo; c) que no pueden ser objeto de transacción: son los casos en que, por una cuestión de orden público, quedan excluidos de cualquier tipo de transacción. El objetivo es que la jurisdicción actúe sobre ellos y no se realicen acuerdos. • Obligatoriedad del mediador de ser abogado (artículo 1.6): El Registro de Mediadores depende de la Dirección Nacional de Medios Alternativos de Resolución de Conflictos de la Secretaría de Asuntos Técnicos y Legislativos del Ministerio de Justicia y tiene a su cargo, entre otras funciones, confeccionar la lista de mediadores habilitados para actuar como tales, mantener actualizada la lista, que deberá ser remitida en forma quincenal a las mesas generales de entradas de cada fuero, confeccionar las credenciales y los certificados de habilitación, llevar un registro de firmas y sellos de los mediadores, llevar un registro de sanciones así como archivar las actas donde conste el resultado de los trámites de mediación. Los requisitos para la inscripción en el Registro de Mediadores son: a) Ser abogado con dos años de antigüedad en el título; b) Haber apro- NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 355 bado el curso y entrenamiento, con las pasantías y prácticas correspondientes, promovido por el Ministerio de Justicia u otros equivalentes; c) Disponer de oficinas que permitan un correcto desarrollo del mecanismo de mediación, y d) Abonar la matrícula anual de inscripción correspondiente. Está prohibido el ejercicio de la función de mediador a personas en determinadas circunstancias —en nuestra opinión resulta un tanto discutible la “reserva del mercado” de la función de mediador a los abogados—. El mediador puede ser sorteado oficialmente o bien puede ser un mediador designado privadamente. En cualquier caso, debe tratarse de un mediador registrado y habilitado por el Ministerio de Justicia. La designación podrá ser por sorteo, cuando el reclamante formalice su requerimiento en forma oficial ante la mesa de entradas del fuero que corresponda o, por elección, cuando privadamente lo designen las partes o a propuesta de la parte reclamante.30 Las causas de suspensión del Registro de Mediadores son: incumplimiento o mal desempeño de sus funciones; haber rehusado a intervenir sin causa justificada en más de tres mediaciones, dentro de un plazo de doce meses; haber sido sancionado por la comisión de falta grave por el tribunal de disciplina del colegio profesional al que perteneciera; no haber dado cumplimiento a la capacitación continua e instancias de evaluación que disponga el Ministerio de Justicia por intermedio de la Dirección Nacional de Medios Alternativos de Resolución de Conflictos; no abonar en término la matrícula que determine el Ministerio de Justicia; haber incumplido alguno de los requisitos necesarios para la incorporación y mantenimiento en el registro. Las causas de exclusión del Registro de Mediadores son: negligencia grave en el ejercicio de sus funciones que perjudique el procedimiento de mediación, su desarrollo o celeridad; violación de los princi30 Los honorarios que percibirá el mediador por su tarea en las mediaciones oficiales se fija de acuerdo a diversas pautas, en función del monto del litigio en cuestión. Por ejemplo, en asuntos en los que se encuentren involucrados montos de hasta tres mil pesos, cobrará ciento cincuenta pesos. En asuntos con montos entre tres mil y seis mil pesos, sus horarios serán de trescientos pesos y así sucesivamente. Se crea un fondo de financiamiento, que funcionará en la órbita del Ministerio de Justicia. Cuando en las mediaciones oficiales no se llegara a acuerdo alguno, el fondo de financiamiento abonará al mediador, a cuenta de los honorarios que le correspondan la cantidad de quince pesos, quedando habilitado para presentar la solicitud de cobro al Ministerio de Justicia. 356 NURIA BELLOSO MARTÍN pios de confidencialidad y neutralidad; asesorar o patrocinar a alguna de las partes que intervengan en una mediación a su cargo o tener relación profesional o laboral con quienes asesoren o patrocinen a algunas de las partes. Las actuaciones: confidencialidad. Neutralidad del mediador. Asistencia letrada. Presencia personal de las partes (se exceptúa a algunas personalidades la obligación de comparecer personalmente, como es el caso del presidente y vicepresidente de la nación, a rectores y decanos de universidades nacionales, ministros y cónsules, etcétera). El acuerdo dispensa de homologación judicial. El acuerdo al que lleguen las partes se recogerá en un acta, comunicándose el resultado de la mediación al Ministerio de Justicia. El acuerdo tiene efecto de cosa juzgada. Es decir, el acuerdo instrumentado en acta suscrita por el mediador no requerirá homologación judicial y será ejecutable mediante el procedimiento de ejecución de sentencia, regulado en el Código Procesal Civil. La excepción se contempla cuando, en el proceso de mediación, estuvieran involucrados intereses de incapaces y se llegara a un acuerdo, éste debe ser posteriormente sometido a la homologación judicial del juez sorteado, en las mediaciones oficiales, o del juez competente que resultare sorteado, en las mediaciones privadas. Cualquiera que fuere el resultado de la mediación oficial o privada, éste debe ser informado por el mediador al Ministerio de Justicia dentro del plazo de treinta días hábiles de concluido el trámite, acompañando copia del acta con su firma autógrafa. En caso de incumplimiento de lo pactado, la parte interesada puede solicitar directamente una ejecución, mediante el procedimiento de ejecución de sentencia. Consideramos acertada esta medida dado que uno de los objetivos de la mediación es evitar al Poder Judicial y hacer que las partes tuvieran que buscar una homologación judicial de su acuerdo acabaría desembocando en uno de los problemas que se pretenden evitar con los mecanismos alternativos de resolución de conflictos. Resultado negativo de la mediación. Acta final que habilita la vía judicial. En caso de que las partes no llegasen a un acuerdo, o la mediación fracasare por incomparecencia de la o las partes o por haber resultado imposible la notificación, el acta deberá consignar únicamente esas circunstancias quedando expresamente prohibido dejar constancia de los pormenores de la o las audiencias celebradas. Con el acta final el recla- NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 357 mante tendrá habilitada la vía judicial y, ante la mesa de entradas del fuero que corresponda quedará facultado para iniciar la acción ante el juzgado que le hubiera sido sorteado, en las mediaciones oficiales, o en el que resultare sorteado al momento de radicar la demanda, en las privadas. En todos los casos los demandados deben haber sido convocados al trámite de mediación. Si el actor dirige la demanda contra un demandado que no hubiera sido convocado a mediación o en el proceso se dispusiere la intervención de terceros interesados, será necesaria la reapertura del trámite de mediación, el que será integrado con la nueva parte que se introdujere en el proceso. B. En la provincia de Córdoba Como ya hemos indicado, en Argentina no hay una ley nacional de mediación sino que ha sido a nivel de provincias como se han ido promulgando. En el ámbito de la provincia de Córdoba han existido dos proyectos. El primer proyecto es el Plan Piloto de Mediación del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, que estuvo vigente hasta inicios de 2000.31 Este primer proyecto contemplaba dos clases de mediadores: 31 Previamente a la ley de 2000, en 1998 se establece el régimen legal de la mediación en la provincia de Córdoba a través del Acuerdo Reglamentario 407 serie “A”, por el cual en su artículo 1o. se resuelve implementar un programa que contemple la puesta en marcha de un Plan Piloto de Mediación en el ámbito del Poder Judicial, el cual prestará servicio gratuito de mediación por el término de 12 meses y contribuirá a la difusión del instituto de la mediación debiendo elaborarse un informe final de evaluación acerca de los resultados obtenidos. Según el artículo 2o., el programa comprendía las controversias judiciales que le sean remitidas por los tribunales ordinarios de la ciudad de Córdoba que voluntariamente decidan participar en esta experiencia piloto. Conforme el artículo 3o., quedaban excluidas las siguientes causas: a) Procesos penales, con excepción de las acciones civiles derivadas de estos siempre que el imputado no se encuentre privado de su libertad; b) Procesos de declaración de incapacidad y rehabilitación; c) Amparo y hábeas corpus; d) Medidas precautorias y prueba anticipada; e) Concursos y quiebras; g) Juicios de divorcio, salvo los incidentes referidos a separación de bienes, alimentos, visitas, tenencia de hijos, etcétera. El artículo 4o. establecía que el Tribunal Superior de Justicia abriría un Registro de Mediadores y ejercería la superintendencia y control mientras durara la experiencia piloto. El artículo 5o. establecía la conformación de un Cuerpo de Mediadores y otro de Co-Mediadores. Para integrar el Cuerpo de Mediadores se debían cumplir los siguientes requisitos: a) Poseer título de abogado con una antigüedad en el ejercicio superior a cinco años; b) Haber aprobado el curso introductorio, entrenamiento y pasantías; el Cuerpo de Co-Mediadores podía estar integrado por profesionales de distintas áreas afines a una controversia judicial: psicólogos, médicos, asistentes sociales, contables, 358 NURIA BELLOSO MARTÍN el mediador, que debería ser desempeñado por un profesional con título de abogado y 5 años de ejercicio en la profesión; y el comediador, que podría ser desempeñado por los restantes profesionales tales como psicólogos, médicos, asistentes sociales, etcétera. El segundo proyecto que es el de la Ley de Ministerios, contempla como mediadores a todos, es decir, tanto para los abogados como para los restantes profesionales, dejando en pie de igualdad a todas las ramas profesionales.32 etcétera, quienes debían de cumplir el haber aprobado el curso introductoria, entrenamiento y pasantías. A este Acuerdo Reglamentario 407 se adjuntaba los “Principios Básicos” y “Procedimientos en el Desarrollo de la Mediación”, incorporándose en el “Anexo A” del presente acuerdo. 32 El artículo 22 de la Ley Orgánica de Ministerios 8779, en su inciso 11 establece: que le compete al Ministerio de Justicia… y, en particular… propiciar y poner en funcionamiento métodos alternativos de resolución de conflictos (mediación, negociación, conciliación, arbitraje, etcétera). En este mismo objetivo insistía el Decreto reglamentario 1817/99 de la Ley Orgánica de Ministerios, en su artículo 86 inciso 5 establece que: la Secretaría para la reforma judicial y carcelaria tendrá como funciones, entre otras, las de… crear y poner en funcionamiento métodos alternativos de resolución de conflictos (mediación, negociación, conciliación y arbitraje). Para dar cumplimento a estas normativas, la Resolución 59/99 del Ministerio de Justicia de Córdoba considera que “se hace necesario implementar en la provincia de Córdoba métodos alternativos de resolución de conflictos”. Y “que, entre ellos se señala, por su economía y celeridad a la metodología de la mediación, para lo cual resulta imprescindible contar con profesionales capacitados”. Para ello, se destaca que “la Dirección de Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos (DIMARC) ha elaborado un programa que incluye formación de mediadores, su registro y fiscalización”. Concretamente, en la Programación de la DIMARC se destaca la implementación de la mediación (elaboración de un Proyecto de Ley de Mediación, y celebración de convenios con organizaciones y entes para implementar en sus ámbitos sistemas de métodos de resolución de disputas a efectos de prevención de conflictos; para formar un Cuerpo de Mediadores del Estado. Se contempla también la capacitación, mediante la organización de cursos para la formación y capacitación de mediadores y jueces de paz, abarcando tanto la formación de mediadores mediante un curso dividido en tres etapas: introductoria (20 horas), entrenamiento (60 horas) y pasantías (20 horas); a través también de la capacitación y actualización permanente de mediadores a través de cursos de especialización sobre mediación familiar, empresarial, comunitaria, penal, escolar, etcétera. También mediante la organización de jornadas, congresos y seminarios y por último, mediante la evaluación sobre la idoneidad de quienes soliciten su registro en la DIMARC a través de un examen teórico práctico. También se contemplaban otros aspectos tales como la creación de un Registro de Mediadores y la elaboración de un Reglamento para Mediadores, con normas de contenido procedimental y ético. Y, por último, se hacía hincapié en la necesidad de la difusión, a través de folletos y de los medios de comunicación, para que el ciudadano común pudiera conocer las ventajas del mecanismo de la mediación y evitar las contiendas judiciales. Se creaba una Escuela de Mediadores dependiendo del Ministerio de Justicia de la Nación. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 359 Actualmente rige la Ley de Mediación núm. 8858 de la provincia de Córdoba, publicada el 14 de julio de 2000, acompañada de su Decreto Reglamentario 1773, publicado el 4 de octubre de 2000. Esta ley cordobesa ha podido incorporar las enseñanzas de toda la experiencia acumulada en Argentina desde el inicio de este movimiento. En lugar de seguir el modelo de la mediación prejudicial obligatoria, que pone en un mismo saco realidades muy diversas y que así como funciona bien para algunas situaciones es contraproducente en otras, la ley de Córdoba diferencia la mediación judicial de la extra-judicial. La mediación puede servir para auxiliar la labor judicial pero es también un método de pacificación social en el que pueden embarcarse los particulares. A partir de esta distinción se crean esferas de acción para el poder judicial, para el poder político y para los particulares. El propio debate parlamentario cordobés suscitado hasta la aprobación de esta ley nos revela que efectivamente se ha entendido el espíritu de la mediación, como un ámbito para que las partes “haciéndose cargo del problema que les convoca, sean ellas mismas quienes encuentren una solución al conflicto”.33 Pero además se prevén diversos caminos de expansión del instituto: la posible participación del Estado, la mediación de los jueces de paz, la mediación de mediadores estatales o privados y de centros públicos atendiendo conflictos sociales o comunitarios. Una revolución pacificadora que pone el eje en la naturaleza de este procedimiento y en lo que él puede brindar, en lugar de poner el eje en el congestionamiento de la justicia. Y es precisamente ese cambio de eje, tan sutil, el que lo cambia todo. Por eso también en el sistema establecido por la ley resulta natural pensar que haya mediadores no abogados y que en tres años de “rodaje” del sistema de mediación judicial, se puedan incorporar también a ese ámbito todos los mediadores, cualquiera que sea su profesión de base. Las características principales de esta ley son: a) Se regula una mediación en sede judicial y una mediación en sede extrajudicial; b) Se contemplan diversos tipos de centros de mediación, privados y públicos; c) Se crea la Dirección de Métodos Alternativos para la Resolución de Conflictos (DIMARC), y d) Se crea el Centro Judicial de Mediación. 33 Debate parlamentario, p. 1104. 360 NURIA BELLOSO MARTÍN La naturaleza de esta Ley de Mediación de la provincia de Córdoba difiere de la argentina, pues es potestativa/obligatoria. Es decir, se instituye la mediación con carácter voluntario, como método no adversarial de conflictos, cuyo objeto sea materia disponible por los particulares, que se regirá por las disposiciones de la citada ley: “declárese de interés público provincial la utilización, promoción, difusión y desarrollo de la instancia de mediación con carácter voluntario, como método no adversarial de resolución de conflictos, cuyo objeto sea materia disponible por los particulares” (artículo 1o.). Excepcionalmente será de instancia obligatoria en toda contienda judicial civil o mercantil en tres casos: a) En contiendas de competencia de los jueces de primera instancia civil y comercial que deban sustanciarse por el trámite de juicio declarativo abreviado y ordinario cuyo monto no supere el equivalente a 140 pesos; b) En todas las causas donde se solicite el beneficio de litigar si gastos, y c) Cuando el juez, por la naturaleza del asunto, su complejidad, los intereses en juego, estimare conveniente intentar la solución del conflicto por vía de la mediación. El intento de solución del conflicto por vía de la mediación, realizada en sede extrajudicial a través de un mediador o centro de mediación público o privado, debidamente acreditado, eximirá a las partes del proceso de mediación en sede judicial (artículo 2o.). Quedan excluidas del ámbito de la mediación algunas causas: a) Procesos penales por delitos de acción pública, con excepción de las acciones civiles derivadas del delito y que se tramiten en sede penal; b) Acciones de divorcio, nulidad matrimonial, filiación, patria potestad, adopción; con excepción de: las cuestiones patrimoniales provenientes de éstas, alimentos, tenencia de hijos, régimen de visitas y conexos con éstas; c) Procesos de declaración de incapacidad; d) Amparo, hábeas corpus, interdictos; e) Medidas preparatorias y prueba anticipada; f ) Medidas cautelares; g) Juicios sucesorios y voluntarios, con excepción de las cuestiones patrimoniales derivadas de éstos; h) Concursos y quiebras, y i) En general, todas aquellas cuestiones en que esté involucrado el orden público o que resulten indisponibles por los particulares (artículo 3o.). NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 361 Los principios del proceso de mediación son neutralidad, confidencialidad de las cuestiones,34 comunicación directa de las partes, satisfactoria composición de intereses y consentimiento informado (artículo 4o.). Tal vez lo más destacable de esta ley sea los dos diversos ámbitos de mediación que presenta: en sede judicial y en sede extrajudicial. Veamos cada uno de estos ámbitos. La mediación en sede judicial (artículos 6o. y ss.): La apertura del procedimiento de mediación será dispuesta por el tribunal a solicitud de parte si fuera voluntaria o de oficio (si se insta la mediación con carácter de excepción, como regula el artículo 2o.). La instancia de mediación podrá ser requerida por las partes al interponer la demanda, al contestarla, o en cualquier oportunidad procesal y en todas las instancias. En los supuestos del artículo 2o., incisos a) y b), el juez lo dispondrá de oficio, en la oportunidad procesal que corresponda y, en el inciso c) en la oportunidad de tomar conocimiento de la existencia de los extremos que justifican la mediación. En lo que se refiere a la designación del mediador, el Centro Judicial de Mediación fijará en un plazo no mayor de cinco días hábiles, a partir de la recepción de las actuaciones una audiencia en la que las partes propondrán de común acuerdo el mediador a designar. Si no se lograse acuerdo, el Centro Judicial hará el nombramiento de oficio por sorteo, debiendo notificar a quien resulte electo y a las partes (artículo 10). Al igual que en la ley de Buenos Aires, las partes deberán concurrir al proceso de mediación con asistencia letrada particular. Cualquiera de las partes puede solicitar la homologación del acuerdo. El tribunal podrá negar la homologación fundando su resolución, cuando el acuerdo afecte a la moral, las buenas costumbres y el orden público. Esta resolución será recurrible por las partes. Firme la resolución el acuerdo le será devuelto al mediador para que junto con las partes, en una nueva audiencia, subsanen las observaciones o en su caso den por terminado el proceso (artículo 23). En caso de incumplimiento del acuerdo homologado, podrá ejecutarse por el procedimiento de ejecu34 El procedimiento de mediación tendrá carácter confidencial y las partes, sus abogados, el o los mediadores, los demás profesionales o peritos y todo aquel que intervenga en la mediación tendrán el deber de confidencialidad, el que ratificarán en la primera audiencia de la mediación mediante la suscripción del compromiso. 362 NURIA BELLOSO MARTÍN ción de sentencia (artículo 24). El plazo máximo de mediación será de hasta 60 días hábiles a partir de la primera audiencia. El plazo puede prorrogarse por acuerdo de las partes, de lo que deberá dejarse constancia por escrito, con comunicación al Centro Judicial de Mediación y al tribunal actuante (artículo 25). Se contempla la posibilidad de intervención de otros profesionales expertos en la materia objeto del conflicto en todas las causas y si mediare consentimiento de las partes, cuyos honorarios serán abonados por la parte solicitante (salvo acuerdo en contrario). Los requisitos de los mediadores en sede judicial (artículo 33) son los siguientes: a) Poseer el título de abogado con una antigüedad en el ejercicio profesional de tres años; b) Haber aprobado el curso introductorio, entrenamiento y pasantías, que implica la conclusión del nivel básico del Plan de Estudios de la Escuela de Mediadores del Ministerio de Justicia de la Nación, u otro equivalente de jurisdicción provincial y haber obtenido el registro y la habilitación provincial; c) Estar inscrito en el Centro de Mediación del Poder Judicial. Los requisitos de los co-mediadores en sede judicial son los siguientes: a) Poseer cualquier título universitario con una antigüedad superior a tres años en el ejercicio profesional; b) Haber aprobado el curso introductorio, entrenamiento y pasantías que implica la conclusión del nivel básico del plan de estudios de la Escuela de Mediadores del Ministerio de Justicia de la Nación u otro equivalente de la jurisdicción provincial, y c) Estar inscrito en el Centro de Mediación del Poder Judicial. En lo que se refiere a los honorarios del mediador, la ley establece que el mediador percibirá por la tarea desempeñada en la mediación lo convenido con las partes. Si no existiese acuerdo sobre los honorarios, el mediador percibirá la remuneración que se establezca por vía reglamentaria teniendo en cuenta las circunstancias y complejidad de los conflictos que se sometan a mediación. Los honorarios serán soportados en igual proporción por las partes. Habrá una mediación en sede extrajudicial (artículos 37 y ss.) cuando las partes, sin instar proceso judicial previo, se adhieran voluntariamente al proceso de mediación para la resolución de un conflicto, ante un mediador, centro de mediación público o privado habilitado a tal fin NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 363 (artículo 37). Esta mediación en sede extrajudicial se regirá en todas sus partes, en lo que corresponda, por lo dispuesto en los artículos precedentes referidos a la mediación en sede judicial (artículo 38). El acuerdo al que se llegue tendrá el mismo efecto de un convenio entre partes, e igual validez independientemente del centro público, privado o mediador habilitado interviniente (artículo 39). Cualquiera de las partes podrá solicitar la homologación del acuerdo ante el juez de turno con competencia en la materia (artículo 40). Para actuar como mediador en sede extrajudicial se requiere (artículo 41): a) Poseer cualquier título universitario con una antigüedad superior a tres años en el ejercicio profesional; b) Haber aprobado el curso introductorio, entrenamiento y pasantías que implica la conclusión del nivel básico de estudios de la Escuela de Mediadores del Ministerio de Justicia de la Nación, u otro equivalente de jurisdicción provincial; c) Estar matriculado en el Centro Público de Mediación, y d) Disponer de oficinas adecuadas para un correcto desarrollo del proceso de mediación. En la mediación extra-judicial los honorarios del mediador podrán ser convenidos libremente por las partes. En su defecto, se regirá por las disposiciones relativas a los honorarios de los mediadores en sede judicial (artículo 42). Conviene destacar la distinción entre Centros de Mediación públicos y privados que establece la ley cordobesa. Se consideran Centros de Mediación privados a todas las entidades unipersonales o de integración plural, dedicadas a realizar la actividad mediadora, implementar programas de asistencia y desarrollo de la mediación y formación de mediadores. Estos centros deberán estar dirigidos e integrados por mediadores matriculados y habilitados según las disposiciones de la presente ley (artículo 44). Estas entidades deberán estar habilitadas, supervisadas y controladas por la DIMARC del Ministerio de Justicia de la Provincia de Córdoba (artículo 45). …El Centro Público de Mediación en el ámbito del Poder Ejecutivo, desarrollará programas de asistencia gratuita para personas de escasos 364 NURIA BELLOSO MARTÍN recursos (artículo 46). En cuanto a su competencia, el Centro Público de Mediación intervendrá en aquellas cuestiones extrajudiciales que le sean voluntariamente presentadas por los particulares (artículo 48). En lo que se refiere a su actuación, El Centro Público de Mediación recibirá la solicitud de mediación por parte del interesado, a quien se le deberá informar el sentido y alcance de la mediación. El centro deberá requerir la presencia de la otra parte si ambas no hubiesen concurrido a solicitar el servicio. La invitación se realizará a través de una notificación a la que se adjuntará material informativo sobre la mediación; en caso de concurrencia se le informará sobre el procedimiento que se llevará a cabo y se fijará día y hora para la primera sesión conjunta que deberá ser notificada a los interesados (artículo 49). El Centro Público de Mediación deberá girar semestralmente una estadística de las mediaciones realizadas a la DIMARC. Este informe tendrá carácter público (artículo 50). Se crea el Centro Judicial de Mediación en el ámbito de la provincia de Córdoba, que dependerá del Poder Judicial de la Provincia (artículo 53). Las funciones de este Centro serán: a) Organizar la lista de mediadores que actuarán en este ámbito; b) Supervisar el funcionamiento de la instancia de mediación; c) Cumplimentar las obligaciones impuestas por esta ley; d) Recibir las denuncias por infracciones éticas de mediadores en su actuación judicial, que serán remitidas al Tribunal de Disciplina; e) Registrar los datos pertinentes con el objeto de elaborar estadísticas útiles y confiables para el control de gestión; f ) Organizar cursos de capacitación específica en materia de mediación, y g) Instrumentar las acciones necesarias para publicar y hacer conocer las ventajas de la mediación como método alternativo de solución de conflictos (artículo 54). Destacamos también la creación del Tribunal de Disciplina de Mediación, en el ámbito del Ministerio de Justicia, que se encargará del conocimiento y juzgamiento de las infracciones a los regímenes ético y disciplinario, de los mediadores aplicando las sanciones que correspondan conforme a la naturaleza, gravedad del hecho y antecedentes del infractor. Este tribunal estará integrado por un representante de la Dirección de Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos y un represen- NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 365 tante de cada colegio profesional según lo establezca la reglamentación. El desempeño de los cargos es ad honorem (artículo 55). Resulta también curiosa la vinculación que se establece entre los jueces de paz y los mediadores. Los jueces de paz legos actuarán como mediadores en sus respectivas jurisdicciones, en la medida en que las partes lo soliciten, en las causas comprendidas en contiendas de competencia de los jueces de primera instancia civil y comercial que deban sustanciarse por el trámite del juicio declarativo abreviado y ordinario cuyo monto no supere el equivalente a 140 pesos, pudiendo las partes concurrir con patrocinio letrado. A tales fines los jueces de paz deberán estar habilitadas conforme al curso introductorio, entrenamiento y pasantías ya citado anteriormente. En los casos en los que actúe como mediador un juez de paz, el acuerdo al que se llegue podrá ser ejecutado en sede judicial sin necesidad de homologación (artículo 56). 2. En Colombia Los sacerdotes y los médicos indígenas, las parteras de las comunidades negras o los mediadores naturales campesinos o compadres que ayudan a las personas o comunidades a resolver los conflictos y a convivir pacíficamente, instrumentan formas de justicia comunitaria que se vienen dando en muchas zonas de Colombia. Desde la promulgación de la Constitución de 1991 en Colombia son muchos los actores que vienen haciendo aportes reales a la construcción de la paz en Colombia mediante instrumentos de resolución democrática y dialogada. Para ello la justicia comunitaria tiene dos importantes campos de acción: los mecanismos culturales de tratamiento de conflictos y los mecanismos institucionales de tratamiento de conflictos. Entre los primeros están lo que las comunidades indígenas, campesinas o urbanas han desarrollado en su interior o para relacionarse unas con otras en la búsqueda de solucionar sus controversias. Aunque tienen una larga trayectoria no están suficientemente generalizados y, en muchos casos, han ido perdiendo eficacia frente al sistema jurídico estatal o por los procesos de inmigración y aculturación. Entre los segundos están la conciliación en equidad y los jueces de paz. Con ellos el Estado se encamina a reconocer en la comunidad la posibilidad 366 NURIA BELLOSO MARTÍN de resolver por sí misma muchas de las controversias. La Constitución de 1991 prescribió la justicia de paz, la jurisdicción indígena y la conciliación mediante particulares. a) La Conciliación en equidad, que viene a ser equivalente al instituto de la mediación, tiene su desarrollo legal a través de la Ley 23 de 1991. Se trata de un mecanismo que ofrece alternativas de solución a las partes que no logran ponerse de acuerdo en la solución de un conflicto, acudiendo a un mediador de la misma comunidad llamado conciliador en equidad. La Constitución y la Ley 23 facultan al conciliador para que procure el acuerdo entre las partes y de esta manera facilite un compromiso con efectos de sentencia judicial. En este proceso intervienen las partes en conflicto y el conciliador. Pueden acudir a la conciliación las personas, organizaciones o comunidades que estén directamente involucradas en un conflicto. Si bien la perspectiva inicial fue la descongestión de la administración de justicia se le ha ido encontrando un gran potencial para la construcción de convivencia pacífica en las diferentes regiones del país. La implementación de la conciliación en equidad trabaja con dos ejes principales. Uno es el de las comunidades en las cuales se establece el programa. El otro es el de los conciliadores, debiendo desarrollar las potencialidades del conciliador como actor que contribuye en el tratamiento de los conflictos de su comunidad y facilita la convivencia. El papel básico del conciliador es servir como facilitador para que las partes junto con él puedan lograr la solución de su conflicto, por lo tanto el conciliador no tiene poder para imponer una solución. El conciliador debe acercarse a las partes y proponer soluciones al conflicto de manera imparcial reflejando los criterios morales y de equidad con que cuente la comunidad. Este conciliador en equidad es una persona de la propia comunidad que ayuda desde las concepciones de equidad de su localidad, a las partes que están en conflicto, a llegar a un acuerdo que tiene efectos judiciales. Se trata de una persona que goza de credibilidad y respeto por su sentido de justicia y equidad. El artículo 116.4 de la Constitución colombiana establece que: “Los particulares podrán ser investidos transitoriamente de la función de administrar justicia en la condición de conciliadores o en la de árbitros habilitados por las partes para proferir fallos en derecho o en equidad, en los términos que determine la ley”. El conciliador no actúa solo. En su labor recoge el NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 367 sentir comunitario de justicia, de las conductas aceptables y las reprochables, de las soluciones válidas para su comunidad. Su legitimidad radica en que la comunidad lo reconozca en tanto actúa con ese sentir comunitario. Las organizaciones cívicas y los corregimientos eligen a sus candidatos para conciliadores y presentan listas a los jueces de los municipios o a los tribunales superiores de distrito judicial, quienes los seleccionan. El conciliador es la persona que ha sido reconocida por los jueces para que de manera imparcial y neutral ayude en la búsqueda de un acuerdo para solucionar los conflictos. Las partes reflejan el acuerdo de la solución a su conflicto en un acta de conciliación. En esta acta, el conciliador facultado por la ley y la comunidad avala el acuerdo logrado, con lo cual se le exige a las partes el cumplimiento de los compromisos adquiridos. El acta firmada por las partes y por el conciliador genera efectos judiciales similares a la sentencia de un juez. La conciliación en equidad puede actuar sobre controversias de orden familiar, comercial, laboral, agrario, de lesiones personales y sobre la gran mayoría de los conflictos de la vida diaria. La conciliación es un buen instrumento para que la comunidad fortalezca sus reglas y sus valores de convivencia; para que el ciudadano sienta que es parte del problema y de la solución; para educar a la comunidad en la democracia y en la solidaridad; para que la gente encuentre el diálogo como una alternativa a la violencia y para fortalecer los mecanismos que las comunidades tienen para resolver sus conflictos. b) La justicia de paz es una herramienta que busca la participación de las comunidades de manera directa en la administración de justicia a través de los jueces que pertenecen a ellas. Sus fallos no se fundamentan de manera estricta en la ley sino que responden a los valores y formas pacíficas en las que tradicionalmente la comunidad resuelve sus conflictos. Esta figura busca que una persona de la comunidad sea reconocida como “juez de paz” y resuelva los conflictos que en ella se presentan, utilizando los conocimientos que tienen sobre su cultura, sus usos y costumbres. Este juez de paz no forma parte de la justicia ordinaria. Es un juez que proviene de la misma comunidad donde desempeña su labor y por ello conoce la forma en cómo se desenvuelve. Tampoco se espera de un juez de paz que conozca todas las leyes de su país sino 368 NURIA BELLOSO MARTÍN que conozca la Constitución y las maneras en cómo funciona su comunidad, para que pueda resolver los conflictos que en ella se presentan. El juez de paz tiene el poder de obligar a las partes a presentarse a una audiencia. Puede decidir por encima de la voluntad de las partes y puede imponer sanciones. Es decir, tiene poder coactivo, lo que no tiene un conciliador en equidad. c) La jurisdicción indígena: las autoridades de los pueblos indígenas pueden ejercer funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitución y a las leyes de la República colombiana. La ley establecerá las normas de coordinación de esta jurisdicción con el sistema judicial nacional (artículo 246 Const.). 3. En Brasil Con la mediación en Brasil se pretende rescatar el verdadero sentido de ser ciudadano que en gran parte se ha perdido en el formalismo que acompaña a la administración de justicia. Las condiciones socioeconómico brasileñas provocan que una gran parte de la población quede fuera del “manto protector” de la justicia ( por ser analfabeta, por carecer de medios económicos). Es por ello que ya desde hace años en Brasil pueden encontrarse diversas corrientes que han pretendido buscar caminos alternativos a los ofrecidos por el derecho oficial para que la sociedad civil pueda recuperar parte del protagonismo que le ha sido arrebatado, bien mediante la reivindicación de nuevas formas de producción del derecho y pluralismo jurídico o bien a través del movimiento del derecho alternativo. Entre esas formas paralelas al derecho oficial para resolver los conflictos cabe situar las experiencias alternativas y complementarias de resolución de conflictos, entre las que destacamos la mediación. En Brasil se está debatiendo actualmente el borrador de un Anteproyecto de Ley de Mediación.35 El legislador brasileño ha intentado fortalecer 35 Hemos consultado dos borradores de anteproyectos de Ley de Mediación. El primero, el Projeto de Lei sobre a Mediaçâo e outros meios de pacificaçâo (06.10.03). El segundo, o Projeto de Lei de Mediaçâo (núm. 2303, de 10/05/2004). Hemos utilizado también la Enmienda y el Parecer del Senador Pedro Simon (Doc. 11 de 2205, de la Comisión de Constitución, Justicia y Ciudadanía, sobre el Proyecto de Ley de la Cámara NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 369 la vertiente extrajudicial de solución de conflictos, primero, con la Ley 9.307/96 de arbitraje y, en segundo lugar, mediante el reforzamiento de los poderes conciliatorios del juez, en la vertiente judicial, en el curso del proceso. A estas medidas hay que añadir ahora la mediación.36 La mediación que se está perfilando en la legislación brasileña se contempla en el seno del proceso civil, es decir, se trata de una mediación paraprocesal, a diferencia de la mediación con que trabajamos en el contexto europeo. El concepto clásico de mediación da más énfasis a la solución del conflicto que a conseguir un acuerdo. La mediación paraprocesal pone especial interés en la obtención de un acuerdo, ya que su objetivo es evitar el proceso. Se contempla la posibilidad de que el mediador sugiera a las partes la solución, de forma que el mediador actúa más en un perfil de conciliador que propiamente de mediador. A. Proyecto de Ley de Mediación En el proyecto de Ley de Mediación de Brasil se contemplan dos modalidades de mediación. La primera, la mediación previa, facultativa, que puede ser judicial o extrajudicial; la segunda, la mediación incidental, obligatoria ( para estimular una cultura de la mediación. No se descarta que, en el futuro, la mediación paraprocesal se torne facultativa). El mediador brasileño, a diferencia del perfil del mediador europeo, sólo puede ser un abogado con un mínimo exigido de tres años de ejercicio profesional para que se pueda inscribir como mediador en el Tribunal de Justicia. Se contempla la posibilidad de que le asistan comediadores, que serían profesionales de otras áreas. Concretamente, la comediación es obligatoria en las controversias que versen sobre derecho de familia, debiendo siempre participar también un psiquiatra, un psicólogo o un asistente social. La retribución del mediador está prevista en la ley, en proporción al valor de la causa. Se destaca que la mediación debe ser entendida y recibida como una forma de expresión de justicia, como ampliadora del acceso a la núm. 94, de 2002). También, el Regulamento Modelo da Mediaçâo, elaborado por el Conselho Nacional de Mediaçâo e Arbitragem para as Mediaçôes —CONIMA—. Agradecemos la valiosa ayuda que nos ha proporcionado con sus informaciones la mediadora Tania Almeida, directora del Centro de Mediación “Mediare” de Rio de Janeiro. 36 Véase el trabajo de S. Agostinho Beneti, “Resoluçâo alternativa de conflitos e constitucionalidade”, en Constituiçâo Federal de 1988. Dez anos (1988-1998), Mathias Coltro, A. C. (coord.), Sâo Paulo, Juarez de Oliveira, 1999, pp. 510-524. 370 NURIA BELLOSO MARTÍN justicia. No debe ser vista como una justicia privada o competidora con el sistema judicial. Las diferencias con la Ley de Mediación Familiar en España son notables. Es loable y digno de destacar que en Brasil la Ley de Mediación sea de ámbito nacional, reivindicación que en España, hasta ahora no se ha visto satisfecha, pues seguimos contando sólo con leyes autonómicas de mediación en materia “exclusivamente” de familia, a pesar de que la mediación es contemplada como una forma de resolver conflictos muy adecuada en el ámbito laboral, escolar, en el ámbito comunitario y otros campos. La ley brasileña recoge la exigencia de que los mediadores se inscriban en un registro, como en la normativa autonómica española. La Ley de Mediación brasileña tiene un objeto concreto cual es la mediación paraprocesal dirigida al proceso civil. La aplicación de la mediación a temas civiles variados (quiebra, insolvencia civil, propiedad, usucapión, acción cautelar y otras), junto con las controversias que puedan surgir sobre el derecho de familia, hace que no se clarifique adecuadamente estos diversos conflictos, muy diferenciados entre sí. No es igual tratar cuestiones puramente patrimoniales en el derecho civil, que sentimientos, emociones, buscar la protección de los hijos menores y otras cuestiones que afectan a intereses que exceden de lo puramente evaluable en términos económicos. Asimismo, no se concreta con la debida claridad el ámbito de aplicación de los conflictos objeto de mediación familiar: ¿Sólo conflictos entre la pareja unida por matrimonio? ¿Admite conflictos que se produzcan entre parejas de hecho? ¿Y entre homosexuales que convivan juntos? ¿También se aplica a problemas intergeneracionales? ¿Y a los conflictos en la empresa familiar? No se hace tampoco ninguna referencia expresa a la protección de los intereses del menor, de los hijos, que debería ser el bien jurídico protegido principal en una mediación que afectase al derecho de familia. La exigencia de que las partes deberán acudir a las sesiones de mediación acompañadas de abogado entendemos que rompe con la asunción por las partes mediadas, del uso de su propia autonomía de la voluntad. Sería más adecuado que acudieran las partes solas a las sesiones de mediación, habiendo consultado con anterioridad o posterioridad de la asistencia a las sesiones de mediación, si fuera necesario, con asesoramiento de abogados. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 371 La exigencia de que el mediador sea abogado rompe en cierta manera con la conveniencia de la formación interdisciplinar y multidisciplinar que es deseable en un mediador. Independientemente de la titulación original que pueda tener el mediador (psicólogo, abogado, trabajador social, educador social u otras) lo importante es el Curso de Formación de Mediadores al que deberá asistir. Y este curso queda en manos de la Ordem dos Advogados do Brasil y del Tribunal de Justiça, es decir, con un perfil claramente jurídico. La propia fiscalización de las actividades del mediador será competencia de la Ordem dos Advogados do Brasil (en la mediación incidental, la fiscalización será también competencia del juez), con lo que puede observarse que, en la redacción de este proyecto de ley, el perfil jurídico ha tenido una fuerte influencia, en detrimento de otros sectores profesionales, como los psicólogos. No se alude tampoco a qué aspectos se regularán, posteriormente, por un reglamento. En definitiva, más que una ley que regula la mediación como forma complementaria de resolver los conflictos, parece que refleja las características de una conciliación-negociación en sede extra-judicial o en sede judicial, estando las partes asesoradas no sólo por los abogados sino también por el mediador-conciliador, que procura que las partes lleguen a un acuerdo. No deja de ser un paso hacia delante a la hora de disminuir el volumen de trabajo que tienen los juzgados y procura buscar soluciones más ágiles y flexibles para las partes. Pero no podemos dejar de apuntar que no vislumbramos el “espíritu” propio de la mediación, el concepto de mediación que nosotros defendemos, mediación que busca no sólo la “satisfacción” de las partes sino la “transformación” de las partes en conflicto, la posibilidad de que las partes, en aquellos conflictos en que prime la autonomía de la voluntad, puedan decidir por sí mismas, la solución a su litigio. La mediación como una nueva cultura de la paz.37 A pesar pues, de no contar aún con una Ley de Mediación nacional en Brasil se está extendiendo cada vez más esta fórmula y funcionan diversos servicios de mediación, entre los que destacamos el Proyecto Balcâo de Direitos. 37 Destacamos el apoyo que está dando a la mediación el Forum Brasileiro de Mediaçâo e Arbitragem, ubicado en Florianóplis, http://www.ccrc.com.br. 372 NURIA BELLOSO MARTÍN B. Los balcones de derecho Creado en 1996, el Balcâo de Directos de Viva Rio es un programa de asesoría jurídica, que promueve la orientación y educación legal y la mediación de los conflictos. Con núcleos instalados en comunidades de baja renta en Río de Janeiro, el Balcón actúa en el atendimiento directo y en la capacitación legal de los moradores. A partir de esta actuación y en función de la experiencia acumulada en estas comunidades, en 2005 se ha creado el programa “Mediación de Conflictos”, cuyo propósito es valorizar la cultura de resolución de conflictos en el interior de la propia organización así como proponer a la sociedad y al gobierno modelos de acción en ambientes urbanos y en regiones de baja renta. El trabajo de la institución, realizado gratuitamente, es simple y eficaz. Consigue soluciones rápidas para cuestiones que necesitarían años en la justicia común. “En lugar de largos procesos, utiliza el sentido común y el diálogo entre las personas implicadas, lo que se conoce como mediación de conflictos”. Los resultados han sido tan alentadores que, además de haber obtenido el patrocinio de la Secretaría de Estado de los Derechos Humanos, de la Fundación Ford, de la embajada británica y de la Unión Europea, el proyecto del Balcón de Derechos ha sido adoptado por el Ministerio de Justicia brasileño para ser implementado en todo el país. La propuesta principal del Balcón 38 es extender un puente entre la población que no entiende el lenguaje jurídico, y la propia Justicia, 38 Véase www.vivario.org.br / www.vivafavela.com.br. El Balcón pretende ser una puerta abierta al ejercicio de ciudadanía en comunidades de baja renta en Rio de Janeiro. El Balcón es el resultado de la solicitud de 25 líderes comunitarios, que impulsaron la asistencia jurídica en las áreas de favelas, como mecanismo más adecuado y urgente para extender la malla de protección legal del Estado sobre la población desasistida. Los núcleos del Balcón ofrecen servicios que permiten al habitante de áreas desfavorecidas rescatar la confianza en la justicia y la confianza en su propio desarrollo social: 1. Conciliación y mediación de conflictos: la actuación de los balcones tiene como objetivo encontrar soluciones pacíficas a los conflictos, a través de la conciliación y la mediación, buscando acuerdos satisfactorios entre las partes. 2. Asesoría jurídica amplia: este servicio incluye orientación legal al ciudadano sobre derechos y deberes; asistencia jurídica en los casos no resueltos por acuerdos, en las áreas de familia, sucesiones, propiedad, trabajo, comercial, civil y del consumidor; NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 373 que a su vez ignora cómo es la vida en las favelas. Por consiguiente, el trabajo de orientación no se limita a explicar a las personas cómo funciona la ley. Se pretende también tomar conocimiento de la realidad local, siendo conscientes del hecho de que allí existen reglas propias y que la mediación y la resolución de conflictos precisan, necesariamente, de esa comprensión. La idea del Balcón nace de una organización no-gubernamental, Viva Rio. La entidad fue fundada con el objetivo de disminuir los índices de violencia. Como surgió cuando esos conflictos afectaron a algunos de los miembros de las clases más pudientes, por lo que comenzó siendo denominado peyorativamente “Viva Rico”. El desarrollo del proyecto del Balcón, dirigido especialmente a la población de las favelas y que incluía la participación de representantes de esas comunidades, acabó con esa imagen. La distancia entre las favelas y el asfalto es grande. Los oficiales de justicia tienen miedo de entrar en las favelas para cumplir los mandatos judiciales, lo que hace que los habitantes de esos lugares ni lleguen a saber que deben comparecer a una audiencia. Sin embargo, se exige que todos conozcan la ley —como en el ordenamiento español, también en Brasil la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento—.39 El Balcón organiza cursos de formación de “agentes de derecho”, destinados a personas de las propias comunidades, para que colaboren en el proyecto. No se trata sólo de informar y dar a conocer el derecho, sino también de implicar a la población en el proyecto. De hecho, el local en el que se ubica el Balcón de Derechos es cedido por la comunidad de la favela, pues son los propios habitantes encaminamiento de cuestiones para organismos como la defensoría pública del Estado, registros y otros servicios. 3. Obtención de documentos: los balcones orientan a los ciudadanos de baja renta sobre la obtención gratuita de documentos de identificación personal, social y profesional. Les proporcionan también legislación específica y formularios para las solicitudes correspondientes. 4. Formación y capacitación: con esta forma de actuación se pretende fortalecer y dinamizar la red de compromiso, realizando un trabajo de orientación a través de cursos y producción de material didáctico multiplicando sus resultados. 39 Pedro Strozenberg es el coordinador general del área de seguridad pública de Viva Rio y el fundador del Balcón de Derechos. Con él tuvimos ocasión de visitar, en agosto de 2003, la sede del Balcón de Derechos en el Complexo de Maré, una de las favelas más conflictivas de Río —con unos 200,000 habitantes— y conocer la extraordinaria labor que allí están realizando. 374 NURIA BELLOSO MARTÍN de las favelas quienes deben solicitar la implantación del Balcón en su comunidad.40 La mediación familiar es un instrumento que cada vez y poco a poco, está empezando a utilizarse en el Balcón. Hay que partir de que en estas comunidades, la práctica de diálogo queda debilitada por la cultura de la violencia y de la discriminación. Encontrar caminos para la implementación de la paz forma parte de un esfuerzo global que pretende la difusión y la internacionalización de procesos democráticos en todas las esferas de la sociedad. De ahí que en estos contextos, la mediación comunitaria y la mediación familiar van a hacer hincapié necesariamente en la valorización del papel de la juventud plantando cara a las dinámicas de reproducción de la violencia que tiene en estos jóvenes sus principales víctimas.41 40 El local, generalmente, se distribuye en una sala para atención médica, otra pequeña sala en la que se realiza la mediación y otra en la que se encuentran los abogados, trabajadores sociales, alumnos en prácticas y colaboradores, en la que se recibe a los miembros de la comunidad. La mayor dificultad —subraya P. Strozenberg— ha sido la de montar un equipo que llevase a estos lugares una política pública que no fuera religiosa, electoralista o asistencialista. La gente de la comunidad, que conoce la realidad local y que está dispuesta a modificarla, es un triunfo para el proyecto. Esas personas tienen un papel esencial pues es a través de ellas y de la credibilidad que la población local tiene en ellas como empiezan a confiar en el Balcón de Derechos. También fue difícil, en un principio, convencer a los abogados y estudiantes para colaborar en las favelas, lugar de violencia y peligro. En un principio hubo que recurrir a los contactos personales. Ahora, estudiantes de derecho buscan el Balcón para trabajar en prácticas (recibiendo apenas ochenta euros mensuales). 41 Véase el Manual de Formación de Mediadores y Agentes de Paz, que utiliza Viva Rio, Alcântara Brandâo, C. E., Resoluçâo de conflitos. Manual de Formaçâo de Mediadores e Agentes de Paz, Río de Janeiro, Viva Rio, 2005. Precisamente, Viva Rio ha sido una de las impulsoras del referéndum por el desarme y la venta de armas en Brasil, que se realizará en 23 de octubre de 2005, el primer referéndum de estas características, que se inserta en su programa de educación para la paz y erradicación de la violencia. Son miles las personas que cada año mueren en las ciudades brasileñas por el uso indebido de armas de fuego. En agosto de 2005 hemos visitado, junto con Pedro Strozenberg, la favela “Babilonia”, en la que la Asociación de Moradores ha terminado de construir una sede, para uso comunitario. Una de las dependencias será utilizada para implementar los servicios de mediación para la comunidad. El presidente de la Asociación de Moradores, junto con algunos voluntarios —estudiante de antropología de Finlandia, informático inglés ya jubilado y otros— están configurando un programa informático para realizar un censo de los moradores de esta favela, y llevar un control de quiénes habitan allí, de sus necesidades y demás. Las condiciones para desarrollar estos programas son precarias, NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 375 Hoy en Río funcionan diez núcleos, que cuentan con más de ochenta personas implicadas, entre abogados, trabajadores sociales, colaboradores y agentes de ciudadanía, trabajando en diecisiete comunidades. Los problemas crónicos de estas comunidades, la violencia del tráfico de drogas, la ausencia de infraestructura mínima para vivir con dignidad y la morosidad del sistema judicial ha descubierto la importancia de la mediación para la resolución de conflictos: que tan importante como escuchar a las partes implicadas en un conflicto es aprender con ellas, con su manera de enfrentarse a la escasez, con el olvido de años por parte del Estado. La búsqueda de la ciudadanía en estos espacios no puede dejarse de lado. Fundamentalmente, la mediación aquí es vista como un medio de aumentar el acceso a los mecanismos legales para aquellas poblaciones que hayan sido tradicionalmente excluidas de los tribunales. En contraste, otros alegan que el uso de la mediación aumenta el control social del Estado sobre estas poblaciones. Los residentes en la favela viven en un espacio municipal no regulado, con servicios municipales inexistentes o precarios tales como la electricidad, alcantarillado o recogida de basuras. En cuanto un número de conflictos, por su propia naturaleza, requiere de la intervención del sistema legal (divorcio y guarda, por ejemplo), otros han sido casi exclusivamente resueltos fuera del sistema legal. En concreto, los conflictos que afectan a la construcción, a la transferencia y venta se han ido resolviendo fuera del sistema legal. Las favelas son un área de ocupación como tal, los residentes no tienen títulos legales de propiedad. De ahí que los conflictos que se refieren a la distribución de espacio, construcción y transferencia de vivienda han sido tradicionalmente resueltos por medios informales. Cualquier acuerdo al que se llegue en las audiencias de mediación en los Balcones de Derecho puede ser remitido a un juez para su autorización y ser considerado válido por ley, conforme a la legislación que valida cualquier documento extraoficial cuando sea firmado por dos testigos. El Balcón propiamente no tiene capacidad de imponer ningún acuerdo a las partes, éstas deben ser enviadas al Juzgado Especial Civil pues no hay ayudas públicas, y en ocasiones, con el regalo de una camiseta y la ración de comida diaria se consigue el número de “voluntarios favelados” para, por ejemplo, realizar encuestas entre los moradores. 376 NURIA BELLOSO MARTÍN —JEC— o al Tribunal Civil para pedir una orden de ejecución del acuerdo en el caso de que no sea cumplido.42 C. La justicia itinerante Los Balcones de Derecho no son la única experiencia de mediación en Brasil. Las poblaciones indígenas constituyen un núcleo de ciudadanía que no es que hayan sido excluidos del tratamiento como ciudadanos sino que son los “olvidados” del sistema, lo cual es aún más grave. La “justicia itinerante” es otro proyecto auspiciado por el Ministerio de Justicia Brasileño que pretende dotar unos pequeños barcos para que vayan navegando siguiendo el curso del río Amazonas, realizando paradas en las diversas comunidades y poblaciones existentes, atendiendo a los conflictos que surjan en las comunidades. Son poblaciones en las que el derecho formal de los Códigos no tiene tampoco cabida, pues se rigen por unas pautas de conducta y con una jerarquía de valores muy diferente a la del derecho tradicional. Un proceso, como tal, no tiene allí ningún sentido. El Ministerio de Justicia, conocedor de esta realidad, ha tenido también en consideración el elevado presupuesto que representaría abrir más de 150 Juzgados en los márgenes del Amazonas, la inversión será muy grande y es posible que la eficacia sea baja pues las comunidades indígenas se resistirán a acudir a las vías ordinarias del proceso para resolver sus conflictos. De ahí que estos barcos, aplicando principalmente el instituto de la mediación, están consiguiendo comunicarse adecuadamente con estas poblaciones y repartiendo una “justicia itinerante” con excelentes resultados. Problemas familiares y discusiones por linderos de tierras son los conflictos más habituales. 42 Véase Davis, C. M., “Pequenas causas e assistència jurídica: usos, transformaçoês e adaptaçoês na favela”, Balcâo de Direitos. Resoluçoes de conflitos em Favelas do Rio de Janeiro, Ribeiro, P. J. y Strozenberg, P. (orgs.), Río de Janeiro, Mauad, 2001, pp. 125-147. C. M. Davis plantea una interesante comparación entre la forma de resolver conflictos y sus resultados en los juzgados especiales, que se ocupa de las pequeñas causas y también utiliza la mediación-conciliación, y la mediación desarrollada en el Balcón de Derechos. NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 377 D. Centros de Mediación Los Centros de Mediación, ubicados en el seno de las Facultades de Derecho y de Psicología de las Universidades en Brasil, constituye otra de las grandes experiencias de mediación, principalmente en el ámbito de familia. Los núcleos de práctica jurídica —que guardan gran semejanza con nuestras Escuelas de Práctica Jurídica de las Facultades de Derecho en España—, vinculados a las Facultades de Derecho, son centros en los que los estudiantes de derecho de los dos últimos cursos de la licenciatura hacen sus prácticas atendiendo a la población con menos recursos —un equivalente a la justicia gratuita—. Los núcleos tienen abiertas sus puertas a todos aquellos que tienen un conflicto y que no disponiendo de medios para contratar los servicios de un abogado, acuden a estos centros. Allí son atendidos por los alumnos en prácticas de los estudios de derecho —siempre bajo la supervisión de un profesor—, quienes les orientan de los trámites a seguir en cada tipo de conflicto. Los problemas que se les presentan son muy variados, desde cómo solicitar una pensión de orfandad a qué trámites seguir para alquilar una casa. El mayor número de consultas son de mujeres que desean reclamar algún tipo de ayuda económica para sus hijos, pues el padre se ha desentendido de los hijos; o para informarse de qué pasos debe seguir para separase de su marido. Cuando se abordan conflictos en temas familiares, los alumnos en prácticas en derecho los desvían a los alumnos en prácticas de psicología que, según el tipo de conflicto, los acabarán remitiendo, si lo consideran oportuno, a los Servicios de Mediación de la Universidad. De esta forma, se da un tratamiento más adecuado a las particulares circunstancias que rodean este tipo de conflictos (en numerosas ocasiones el padre no ha reconocido a los hijos, o no tiene un trabajo fijo), por lo que, si se utilizara la vía legal ordinaria, la madre y los hijos con toda probabilidad quedarían desamparados, pues resultaría prácticamente imposible solicitar una pensión alimenticia para los hijos. En la mediación, el padre se conciencia de las necesidades de los hijos y de la mujer y se compromete a pasar una pensión, acuerdo que normalmente es respetado y cumplido.43 43 Hemos tenido ocasión de visitar y conocer algunos de estos servicios de mediación brasileños que están actuando en la Universidad de Rondonia (Cuiabá, MT) y en la Universidad de Fortaleza (CE). 378 NURIA BELLOSO MARTÍN En definitiva, en el contexto latinoamericano la mediación en general y, especialmente la mediación familiar, va ganando adeptos y los detractores comienzan a ser un pequeño reducto. En el ámbito laboral, en las relaciones internacionales y de comercio exterior, en el ámbito de consumo y, principalmente, en el ámbito de la familia, se pone cada vez más de manifiesto las enormes posibilidades de la mediación como una forma de gestionar los conflictos por las propias partes implicadas y siempre en una cultura de la paz, en un contexto de pacificación de los conflictos, dejando a un lado la violencia. Se ha abierto un proceso de consolidación de la mediación imparable. La cuestión ya no es la del debate “mediación sí/mediación no” sino que se refiere al cuándo y cómo implantarla y desarrollarla.44 V. BIBLIOGRAFÍA ALCÂNTARA BRANDÂO, C. E., Resoluçâo de conflitos. Manual de Formaçâo de Mediadores e Agentes de Paz, Río de Janeiro, Viva Rio, 2005. BARONA VILAR, S., Solución extrajurisdiccional de conflictos. “Alternative Dispute Resolution” (ADR) y derecho procesal, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999. BATESON, G., Pasos hacia una ecología de la mente, Argentina, Plantea, 1991. Lo curioso es que, cuanto más humildes sean las personas que plantean el conflicto, antes se llega a un acuerdo. Es decir, en ocasiones basta con una única sesión con las dos partes implicadas para alcanzar ese acuerdo. Cuando la mediación familiar se realiza con personas de un nivel económico más alto, el número de sesiones para alcanzar un acuerdo es semejante al que se utiliza en España (entre ocho y diez sesiones), pues la situación es más compleja y hay más intereses pendientes de dilucidar. 44 Se debe evitar el espectáculo deplorable que han dado juristas y no juristas, señala M. Martín Casals, a la necesidad de compartir con otros profesionales una tarta que hasta ahora sólo habían degustado los abogados. La mediación puede considerarse una forma de ecologismo jurídico y como tal hay que respetarla y cuidarla. Por el bien de la mediación y de la elaboración de una adecuada Ley de Mediación habrá que dejar a un lado las consabidas disputas reflejo de intereses corporativos de los colegios profesionales (abogados, psicólogos, trabajadores sociales) que, en la mayoría de las ocasiones, desean repartirse “el pastel de la mediación” intentando que su “porción” sea mayor que la de los otros (Casals, M., Martín, “La mediación familiar en derecho comparado. Principios y clases de familias en el derecho europeo (Inglaterra, Francia y la Recomendación (98)1”, Congreso Internacional de Mediación Familiar, Barcelona, 1999, pp. 7-22). NUEVAS PERSPECTIVAS EN EL DERECHO DE FAMILIA 379 BELLOSO MARTÍN, N., Otros cauces para el derecho: formas alternativas de resolución de conflictos, “Los nuevos horizontes de la filosofía del Derecho. Libro homenaje al profesor Luis García San Miguel”. V. Zapatero, (ed.), Universidad de Alcalá de Henares, 2002. También, en lengua italiana, “Altre strade per il Diritto. Forme alternative di risoluzione di conflitti”, Annali del Seminario Giuridico. Universitá di Catania, Giuffré Editore, 2000-2001, vol. II. , “Formas alternativas de resolución de conflictos: experiencias en Latinoamérica”, Seqüencia, Revista del Curso de Pós-Graduaçâo em Directo da UFSC, Brasil, núm. 48, julio de 2004. BERNAL SAMPER, T., La mediación. Una solución a los conflictos de pareja, 2a. ed., Madrid, Colex, 2002. BOLZAN DE MORAIS, J. L., Mediação e arbitragem. Alternativas à Jurisdição, Porto Alegre, Livraria do Advogado, 1999. BREITMAN, S. y COSTA PORTO, A., Mediaçâo familiar: uma intervençâo em busca da paz, Porto Alegre, 2001. FOLBER, J. y TAYLOR, A., Mediación y resolución de conflictos sin litigio, México, Noriega, 1992. GARCÍA GARCÍA, L., Mediación familiar: prevención y alternativa al litigio en los conflictos familiares, Madrid, Dykinson, 2003. JARES, X. R., Educación para la paz. Su teoría y su práctica, 2a. ed., Madrid, Editorial Popular, 1999. LLOPIS GINER, J. 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DIFERENCIA CON TRANSEXUALES El homosexualismo no debe ser confundido con el transexualismo (gender identity), caracterizado por una contradicción entre el sexo anatómico, determinado genética y hormonalmente y el sexo psicológico. El transexual posee un sentimiento profundo e irreversible de pertenecer al sexo opuesto al que está inscrito en su acta de nacimiento. Para la Corte Europea de Derechos del Hombre, un transexual es una persona que pertenece físicamente a un sexo, pero que siente el pertenecer a otro, y para acceder a una identidad más coherente y menos equívoca se somete a tratamientos médicos o a procedimientos quirúrgicos, a fin de adaptar sus caracteres físicos a su psiquismo. Tales intervenciones nunca otorgan todos los caracteres del sexo opuesto al de origen.1 Los transexuales se presentan en un número menor que los homosexuales; su problema es más difícil de entender desde el punto de vista psicológico y médico pues no se reduce a una preferencia sexual, sino a toda una metamorfosis.2 1 Esta definición ha sido repetida por la Corte de Derechos Humanos de Europa en los casos “Rees”, “Cossey”, “Shefield” y “Horshman”. 2 Kemelmajer de Carlucci, Aida, Derecho y homosexualismo en el derecho comparado, p. 186. 383 384 GRACIELA MEDINA Pérez Cánova aclara en el derecho español que no resulta cierta la afirmación de que los homosexuales masculinos se sienten interiormente mujeres y los femeninos hombres, o por lo menos desearían pertenecer al otro sexo. Tal idea es fruto de la confusión entre orientación homosexual y transexualismo. Paradójicamente se da la circunstancia de que el transexualismo es, según algunos autores, poco frecuente entre homosexuales. El individuo transexual siente una fascinación tan absoluta por los atributos del sexo contrario que llega a identificarse con él, desvalorizando los atributos de su propio sexo. Entre los individuos de orientación homosexual lo que se da es precisamente una fascinación con los atributos del propio sexo, al tiempo que los del sexo contrario aparecen, en mayor o menor grado como carentes de interés.3 En el derecho italiano se concluye en que la homosexualidad es exclusivamente la desviación del impulso erótico, por la cual se prefiere la compañía sexual de una persona de la misma especie, un hombre de un hombre y una mujer de una mujer, mientras que el transexual presenta un problema de género en virtud del cual lo que se busca es pertenecer al género opuesto y en las relaciones de un transexual se busca la relación entre un hombre y una mujer y no entre iguales.4 En la excelente obra Le sexe et l’état des personnes, Branlard aclara que la homosexualidad se caracteriza por la atracción sexual preferencial por las personas del mismo sexo. El homosexual es seducido sentimentalmente y sexualmente por los individuos de su mismo sexo físico. Por otra parte, siente indiferencia hacia las personas del sexo opuesto, y no se puede afirmar que la atracción por las personas de sexo semejante sea innata o adquirida.5 En el caso de los transexuales, sigue explicando Jean Paul Branlard, no existe una inversión del instinto sexual sino una inversión de la identidad sexual. El transexual siente pertenecer a otro sexo, mientras que el 3 Pérez Cánova, Nicolás, “Homosexualidad, homosexuales y uniones homosexuales en el derecho español”, Comares, Granada, 1996, p. 31. 4 Serravalle, Paola; Perlingeri, Pietro y Stanxione, Paquele, Problema giuridici del transessualismo, Nápoles, 1981, p. 19; Modugno, Franco, I nuovi diritti nella giurisprudenza costitutuzionales, Torino, 1995, p. 14; Alpa, Guido y Ansaldo, Anna, La persone Fisiche, en “Codice Civile Comentario, II”, pp. 213 y ss. 5 Branlard, Jean Paul, Le sexe et létat des personnes. Aspects historique, sociologique et juridique, L-G-D-J-, Paris, 1993, p. 473 y ss. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 385 homosexual no, ya que el sujeto homosexual no reclama un estado sexual diferente al que le asigna su sexo biológico que le da placer. Por otra parte, un homosexual se sirve de sus órganos genitales, mientras que un transexual siente horror hacia ellos y busca modificarlos. La homosexualidad comporta dos actitudes diferentes activa o pasiva, pero estas dos actitudes no perturban la identidad sexual.6 Las uniones motivo de nuestro estudio serán las homosexuales, y no las transexuales que ofrecen una problemática diversa, porque encierran un cambio de la identidad. II. EVOLUCIÓN HISTÓRICA 1. Grecia y Roma A. Educación pederástica En la cultura griega las parejas homosexuales no eran sancionadas ni criticadas, sino al contrario eran aceptadas y gozaban de gran predicamento, la unión homosexual estaba asociada a la educación, a la cultura y a la filosofía. Enseña el profesor Fatas 7 (a quien seguiremos en el desarrollo de este punto) que Jenofonte (ac. II 12) muestra bien cómo la pederastia ocupaba un notable lugar en la instrucción de los jóvenes espartanos. Se trata de una actividad paidética cuyo énfasis principal no se pone en los aspectos meramente sexuales, contra lo que a menudo se piensa (aunque tiene, sin duda, una componente sexual apreciable). La relación pederástica que se establecía casi sistemáticamente en Esparta ( pero asimismo en otros lugares en los que existían instituciones efébicas; no se trata de una exclusiva doria, a pesar de mucha bibliogra6 Op. cit., nota 5, p. 477. Safo, fr. 64, 65, 97-98, 101; Heródoto I 135, II 91, 135; Tucídides VI 54-59; Jenofonte Lac. II 12, 13, Conv. VIII 32; Platón Conv. 178c, 182 bd, cd, 209c, 206be, 206e, 209be, Fedro 275ac; Aristóteles Pol. V 1313 Estrabón X 482-484, XVII 808; Plutarco Pel. 17-19, Erot. 929 s., Lic. 18; cit., Fatas en “Historia antigua-Universidad de Zaragoza-I Ciclo, “ Internet… La educación pederástica en la antigua grecia (adaptado de Marrou, 1971), Fuentes, Safo, fr. 64, 65, 97-98, 101; Heródoto I 135, II 91, 135, Tucídides VI 54-59; Jenofonte Lac. II 12, 13, Conv. VIII 32; Platón Conv. 178c, 182 bd, cd, 209c, 206be, 206e, 209be, Fedro 275ac; Aristóteles Pol. V 1313; Estrabón X 482484, XVII 808; Plutarco Pel. 17-19, Erot. 929 s., Lic. 18. 7 386 GRACIELA MEDINA fía en ese sentido) no se entiende correctamente sin una suficiente comprensión del sentido que entre griegos tenía el amor. La pareja arquetipo del amor pasional en su versión más completa está compuesta por dos varones; pero no por dos cualesquiera, sino por un varón adulto y maduro, el erasta, y por otro adolescente o preadulto, el erómeno, que suele contar entre 15 y 18 años. La diferencia de edad establecía unas relaciones desiguales. El mayor es el modelo, el tipo superior al que había que adaptarse por elevación. Eso hace surgir en él una tendencia educadora. Su amor participa del •agapæh por esa voluntad de entrega de sí, de paternidad espiritual. Según Fatas el sentimiento ha sido minuciosamente analizado por Platón: se trata de una versión del instinto ordinario de generación, de reproducción, de perpetuarse mediante alguien similar a sí. Puesto que carnalmente ello no es posible, se sublima el deseo en el plano pedagógico. La educación por el mayor aparece como un sucedáneo del alumbramiento. Como señala Platón, “el objeto del Eros ( pederasta) es procrear y engendrar en lo bello”. El vínculo amatorio se prolonga, pues, por un lado, en una tarea formativa matizada por un cuidado de orden paternal y, por otro, en una labor de maduración, teñida de dócil veneración. Se ejercita en libertad y en la vida cotidiana de relación mutua, por contacto, con el ejemplo, la conversación, la vida en común, la iniciación paulatina del joven en las relaciones sociales del mayor, tales como el grupo de amigos, el gimnasio, el simposio, etcétera. Éste era el mundo normal de la educación entre griegos. La familia no era marco adecuado para la educación completa por la insignificancia de la mujer (que sólo asistía al hijo hasta los siete años) y por la dedicación del padre a la vida pública (se entiende que entre clases altas). De ahí que se conciba la relación erasta-erómano como una auténtica comunión, una koinvnæia. Es verdad que existían escuelas (aunque no en el arcaísmo). Pero eran escuelas mercenarias y, por ello, nunca del todo prestigiadas ni enteramente honorables. Se concibiera más como centro de instrucción que no de formación. La paideæia exige una vinculación espiritual directa y profunda con el maestro, que es iniciador y guía del educando, y puede revestir características de relación totalizadora y absorbente, ya que se halla teñida con el matiz del amor pasional. La responsabilidad educativa del amante sobre el amado es netamente percibida. La opinión PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 387 general así lo entiende y, en algunos casos, la ley misma lo expresaba. La más perfecta educación era, por eso, la pederastía. La educación, en principio, entre nobles, establecía entre educador y educando una relación de tensión y amor moral, del tipo erasta-erómeno. El marco en que se desarrollaba la formación era, a un tiempo, “elegante, deportivo y mundano”, bajo la dirección de un hombre de más edad y en el seno de la amistad viril. Está claro en los poemas conservados de Teognis de Mégara (fl. 544-541), elegías para recitarse al son del aulos en los “clubes” aristocráticos y dedicadas a su erómeno Cirno, hijo del noble Polipais. (El libro II, de tipo erótico, es apócrifo y más reciente). El propósito de Teognis es transmitir a su educando los valores tradicionales de los varones discretos, de los •Agayoæi. Más tarde surgirá la educación dirigida a la eficiencia profesional y ejercida por educadores que son casi profesionales de esa tarea. Empero, no desaparecerá de la escena el Eros viril. De cualquier clase que sea, se transmite en la atmósfera de comunión espiritual que crea el vínculo fervoroso y a menudo apasionado del discípulo por el maestro al cual se ha entregado, sobre cuya imagen modela la suya propia y de quien recibe la progresiva iniciación en los secretos de su ciencia o su arte. Mientras no hubo instituciones especializadas, el educador distinguía al educando al elegirlo, proclamando que lo consideraba digno de él. Por eso surgirá desprecio inicial por el educador profesional que acepta a cualquiera que acuda mediante pago, merezca o no su enseñanza. Señala Fatas que entre los filósofos es claro el caso de Sócrates (469-399), que atraía hacia sí y retenía a la flor y nata de la dorada juventud de Atenas por medio del “atractivo” de la pasión amorosa, situándose como experto en las cosas del Eros. Y no era suyo un ejemplo aislado: Platón (h. 429-347) fue el amante de Alexis o de Dión; la sucesión de los escolarcas de su Academia se realizó de erastas a erómenos a lo largo de tres generaciones, pues Xenócrates (fl. 339-314) lo fue de Polemón, Polemón (314-270) lo fue de Crates, como Cranto (h. 335-h.275) de Arcesilao. Y esto no ocurría solamente entre los platónicos, ya que Aristóteles (384-322) fue el amante de su discípulo Hermias, tirano de Atarneo (en 388 GRACIELA MEDINA Misia, frente a Lesbos), a quien habría de inmortalizar en un himno célebre; ni tampoco exclusivamente entre los filósofos, ya que relaciones análogas unían a los poetas, artistas y sabios: Eurípides (h. 485-h. 406) fue el amante del trágico Agatón, Fidias (n. h. 490) de su discípulo Agorácrito de Paros, el médico Teomedonte del astrónomo Eudoxo de Cnido (h. 390-h. 340). B. Uniones entre personas del mismo sexo En el periodo que abarca aproximadamente desde el 400 a. de C. al 400 d. C., se pueden establecer ampliamente cuatro tipos de uniones homosexuales (las derivadas de la dominación en general con esclavos, las de la enseñanza entre discípulo y maestro, las de amantes circunstanciales y las de parejas estables). Las distinciones que deben efectuarse entre los distintos tipos de uniones entre personas de igual género, son mas fluidas y menos legalistas que las pueden establecerse entre las uniones heterosexuales, por cuanto estas últimas determinaban el estatus de la descendencia y la disposición de la propiedad, consecuencias éstas que no tenían lugar en las uniones homosexuales. La primera forma de unión entre personas de igual sexo, se vio reflejada en la costumbre generalizada de la época de la explotación por parte de varones hacia otros varones, a quienes reducían a objeto de posesión o dominio. Así también, el acto de la violación, era frecuentemente que se lo tomara como una agresión hacia el enemigo derrotado y como una manera común de usar a los esclavos. Corresponde destacar, que este tipo de vínculos entre personas de igual sexo eran privados y carecían de efectos legales, razón por la cual no se encuentran documentadas, sino que se han conocido, mediante las referencias circunstanciales que la poesía, los murales, etcétera, han delatado que eran usuales y frecuentes. En la época que estamos analizando, era común que los ciudadanos romanos de un cierto estatus, tuvieran un esclavo cuya tarea consistía en satisfacer las necesidades sexuales de su amo hasta que éste contrajera matrimonio, momento en el cual se lo despedía de sus funciones. A este sujeto, se lo denominaba concubinus. A tal punto era frecuente este tipo de situación, que en los contratos matrimoniales del Egipto PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 389 romano, solía especificarse como condición de la esposa, que el esposo no tenga en la casa concubinos. Echando un vistazo, sobre las relaciones que se configuraron a lo largo de la historia antigua, puede concluirse que el tipo de relación entre personas del mismo género más común que se ha dado fue el de los denominados “amantes”. Esta clase de relación, consistía en la unión de dos personas del mismo sexo , por afecto, pasión o deseo, cuyo vínculo no traía aparejado efectos institucionales para el estatus, la propiedad, etcétera. A lo largo de la historia antigua fueron muy relevantes esta clase de uniones por cuanto, al ser típicas y corrientes, llegaron a constituir muchas veces, equivalentes de matrimonios heterosexuales. Las parejas homosexuales que se conformaron en la Atenas del siglo IV, tenían numerosas similitudes con las heterosexuales pero así también muchas diferencias. Entre las semejanzas que se pueden hallar, es interesante destacar la de la diferencia de edad entre los miembros de aquéllas. El paradigma cultural de la época sustentaba la diferencias de edad de casi una generación entre los miembros de las parejas, circunstancia ésta que se dio tanto en las parejas homo como heterosexuales. La constitución de estos vínculos con personas mayores, suponían una presentación social como adulto joven, tal como paradójicamente, ingresaba la novia a la sociedad adulta a través del matrimonio. Con respecto al rol que desempeñaban los sujetos intervinientes en este tipo de relaciones, el mayor de los integrantes de la pareja, desempeñaba el papel de educador y protector del menor, situación asimilable en las parejas heterosexuales, al papel desarrollado por el esposo con respecto a la mujer. Si bien a lo largo de la historia se ha construido erróneamente un mito, a través del cual se han encasillado a las parejas homosexuales de la época clásica, en el estereotipo que las define como breves interacciones formales entre un amante (mayor) y un amado (siempre menor y cumpliendo un rol pasivo). En rigor de verdad, los autores antiguos han expresado incertidumbre acerca de quién desempeñaba uno u otro papel en relaciones muy conocidas. Halperin, se ve forzado a admitir que en este periodo de la historia no se tenía para nada claro qué desempeñaban Aquiles y Patroclo en la relación (One Hundred Years, p. 86). 390 GRACIELA MEDINA El aspecto más llamativo de las relaciones entre personas del mismo sexo, en el caso griego, está configurado por su relación con la democracia y las fuerzas militares, que en la actualidad —conforme los conceptos de moral tan arraigados a nuestras costumbres— se puede llegar a considerar imposible. En efecto, a partir del ejemplo de Harmodio y Aristogitón, pareja de amantes a quienes se creía fundadores de la democracia ateniense, esta asociación se extendió a Pelópidas y Epaminondas, Alejandro y Bagoas. Así también, en el año 378 a. C., Gorgidas creó una compañía de 300 hombres formada por parejas de amantes, se la conoció con el nombre de “Batallón sagrado” de Tebas, y los numerosos triunfos de este ejército, contribuyeron a la idealización de las relaciones homosexuales en las sociedades guerreras. Roma Las relaciones entre personas de idéntico sexo en Roma, han sido menos estudiadas, pero al introducirnos en el tema, resulta imposible no destacar la diferencia sustancial existente entre las relaciones griegas, idealistas y configuradas por un amante y un amado con respecto al mito de la sexualidad romana, a la cual se la ha calificado como lujuriosa y promiscua. No obstante ello, existieron en Roma numerosas uniones homosexuales que convivían en forma permanente, constituyendo parejas ni más ni menos exclusivas que las heterosexuales. La pareja homosexual más famosa de la Roma Imperial del siglo II, la constituyeron Adriano y Antíno, ambos eran hombres libres, que permanecieron juntos sólo por amor, sin ningún vínculo legal que los uniera. En la antigua literatura amorosa, los amantes masculinos suelen tener parejas permanentes y exclusivas, que impiden tener relaciones paralelas con otros individuos de su mismo sexo, sin embargo no se prohíben un matrimonio heterosexual. Los rasgos, que aparentemente caracterizan a este tipo de relaciones suelen ser la igualdad general, aunque en muchos casos persiste la diferencia de edad, y los papeles de “amante” y “amado”. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 391 Surge de lo expresado por escritores antiguos, que éstos daban más crédito de fidelidad y permanencia a los vínculos nacidos entre personas homosexuales que a los heterosexuales. La obra de Platón, El banquete, ha contribuido sin duda a este prejuicio, pues en ella se califica a las relaciones heterosexuales de “vulgares” y en cambio a las “homosexuales” se les adjudica el calificativo de “celestiales”. Esta opinión tan elevada acerca de las relaciones homosexuales, se relaciona con la superposición de los conceptos antiguos de amor homosexual y amistad masculina. En la Antigüedad no se concebía la amistad con una mujer, por cuanto este tipo de vínculo amistoso, sólo podía darse entre iguales. Al no ser considerada la mujer como igual al hombre era imposible tan sólo imaginar la amistad con ellas. No obstante ello, las palabras “amiga” o amistad se usan ocasionalmente para referirse a compañeras sexuales o al matrimonio. Aristóteles sostenía que la amistad era principalmente el efecto entre iguales, por lo que su empleo para referirse al matrimonio resulta mucho más sorprendente. Las amistades entre hombres, en la época que estamos tratando, tenían ciertas características particulares. Los amigos vivían frecuentemente unos en casa de otros, con esto no se quiere significar que todas las relaciones de amistad entre hombres tuvieran un contenido amoroso, pero la diferenciación entre la amistad y un vínculo amoroso, ha sido difícil de establecer entre los escritores antiguos, para quienes también, éste era un vínculo que se establecía sólo entre dos personas, no concebían la idea de la pluralidad de amigos, como en las sociedades modernas, y en base a ello idealizaban la amistad intensa y de por vida. Para Aristóteles o Cicerón, no había relación más emocional, íntima e intensa que la amistad. Se dio también en el mundo antiguo, una cuarta clase de relación homosexual que consistía en uniones formales, éstas eran relaciones públicamente reconocidas, y que implicaban algún cambio en el estatus de una de las dos partes o de ambas, comparable al matrimonio heterosexual. Esta clase de uniones formales, no siempre eran privadas. Una muestra de ello, fue dada por el emperador Nerón, quien gobernó de 54 a 68 d. C., y unos años antes se casó con un hombre en una auténtica ceremonia pública. El matrimonio se celebró por separado en Roma y en Grecia. 392 GRACIELA MEDINA Corresponde hacer una diferenciación entre las uniones de personas del mismo sexo antes y después del Imperio. Antes del Imperio el matrimonio heterosexual carecía prácticamente de vínculos emocionales, y se reducía a un arreglo de propiedad que tenía que ver con descendientes y la herencia y en consecuencia las uniones entre personas del mismo sexo que encontraban su razón de ser en otros móviles, basados en los vínculos afectivos, no encontraban lugar en esas ceremonias. Luego, entre los siglos I y II del Imperio, cuando se puso el énfasis en el amor como causa o consecuencia del matrimonio, los ciudadanos del Imperio comenzaron a tejer una relación entre matrimonios heterosexuales y uniones homosexuales. Por otra parte, en los primeros tiempos del Imperio se fue disminuyendo el estado de subordinación en que se encontraba la novia respecto del esposo en los matrimonios heterosexuales, y ello trajo aparejado que se eliminara una de las dificultades que encontraban los integrantes de las parejas del mismo sexo, para consolidar sus vínculos. Pues con la nueva modalidad, ninguno de ellos debía someterse al poder o dominio del otro, sino que podían constituir una sociedad similar a la de los contratos matrimoniales egipcios. No debe perderse de vista que en el mundo que estamos estudiando, el control y privilegio masculino, constituían el pilar del fundamento social. A mediados del siglo IV, la tendencia a una moralidad pública cada vez más conservadora, y la insistencia en papeles sexuales tradicionales, trajeron como consecuencia el nacimiento de una ley que prohibía los casamientos entre personas de igual sexo, por lo menos aquellos que implicaban papeles genéricos tradicionales. El código prescribía la pena de muerte, para estos casos, y aunque puede parecer demasiado castigo, era compatible con una época de profundas transformaciones. Radicales cambios se gestaban en las bases de la sociedad, trayendo consigo la caída de los modelos tradicionales. En parte por esto y por otras tantas razones, entre ellas el surgimiento de nuevas formas de unión formal entre personas del mismo sexo, hicieron que la cantidad de este tipo de bodas, fueran cada vez menores a medida que se desvanecía el Imperio. Este nuevo tipo de uniones, a las que hiciéramos referencia precedentemente, no dejaron rastro, quizá porque no existía un gran interés en PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 393 dejarlas legalmente registradas, por no producir consecuencias importantes en la propiedad y en la herencia. Existen tres clases de uniones formales: – La primera de ellas, fue descrita por el geógrafo y etnógrafo Estrabón, quien describió una ceremonia de rapto ritual que establece unía relación legal entre amantes masculinos en Creta. Los cretenses no obtienen a sus amantes por persuasión, sino por rapto. A excepción del aspecto del rapto, esta práctica posee todos los elementos de la tradición matrimonial europea: testigos, regalos, sacrificio religioso, banquete, etcétera. Se realiza un juicio público en el banquete, el cual terminaría siendo el elemento más importante del matrimonio en el derecho romano y cristiano: la declaración de consentimiento a la unión. Esta costumbre del rapto también era válida en las relaciones heterosexuales. – La segunda de ellas, trataba de una ceremonia mediante la cual los varones escitas establecían entre sí relaciones formales y de por vida. Fue descripta por Luciano, en la segunda mitad del siglo I. – La tercera clase de unión formal implica la adopción colateral: mediante esta práctica un hombre adoptaba a otro como hermano, de hecho o de una manera oficial. Entre los romanos, la adopción de hijos era una práctica corriente, las razones eran varias: algunos lo hacían para tener herederos sin necesidad de engendrar, otros como una forma de legar riquezas, posición o estatus en beneficio de una persona amada. La persona adoptada, obviamente obtenía ventajas evidentes, y la única desventaja consistía en que quedaba sometida a la autoridad del paterfamilias adoptante, que podía ser desagradable o restrictivo. A principios del Imperio, se comenzó a adoptar hombres como hermanos, quienes pasaban a ser herederos pero no hijos, este tipo de adopción creaba entre adoptado y adoptante un vínculo legal, pero el hermano adoptivo no caía bajo la autoridad o el control, ni cambiaba de nombre ni de estatus. Del hecho que adoptar un hermano, era una forma de constituir una relación con un amante heterosexual, y los contemporáneos entendían el matrimonio heterosexual como una forma de adopción colateral, mediante la cual la esposa se convertía en una hermana, se extrae que las adopciones se entendían como un medio de establecer legalmente una unión de dos personas del mismo sexo. 394 GRACIELA MEDINA 2. El cristianismo La decadencia del Imperio romano y la penetración del cristianismo, así como la confusión de la Iglesia y el Estado llevó que la homosexualidad fuera condenada y perseguida penalmente porque el homosexual iba en contra de la ley divina. Señala Pérez Cánova que en la tradición judeo-cristiana que hegemoniza la moral judeo-cristiana en Europa encontramos los primeros testimonios escritos en los que se ha querido ver la condena a los homosexuales, a saber: 8 A. Antiguo Testamento a. Sodoma y Gomorra (Génesis XIX I- 29) Sodoma fue una ciudad de la Antigüedad donde se practicaba la homosexualidad y que fue destruida por imperio divino, por una parte por su depravación y por otra por la falta de hospitalidad a los extranjeros. Relata la Biblia que después de establecerse en Canaán, Abraham y su sobrino Lot decidieron separarse debido a que empezaban a surgir disputas entre sus pastores. Lot se afincó en Sodoma, que con Gomorra formaba parte de una pentápolis (grupo de cinco ciudades a orillas del Mar Muerto). Dios tomó noticias de que en Sodoma y Gomorra había crecido el pecado y se propuso destruirlas. Abraham pretendió evitar que la furia de Dios recayera sobre Sodoma y Gomorra y obtuvo la promesa divina de no castigar a estas ciudades si en ellas se encontraban diez justos. Para lo cual envió a Sodoma dos ángeles con apariencia humana que se alojaron en la casa de Lot, sobrino de Abraham. Los hombres de la ciudad rodearon la casa de Lot pretendiendo “conocer” a los hombres, Lot salió a la puerta y dijo: “Por favor, hermanos, no hagáis semejante maldad, dos hijas tengo que no han conocido varón, las sacaré para que hagáis con ellas lo que en bien os parezca, pero a estos hombres no le hagáis nada porque ellos se han acogido a la sombra de mi techo”.9 8 Op. cit., nota 3. Schwartz, “Los amores en la biblia”, Madrid, 1997, p. 233, quien pone de relevancia que “los derechos de una mujer a su integridad tenían en esos tiempos menor valor que el deber de la hospitalidad”. 9 PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 395 Pero lo sodomitas no cedieron y los ángeles utilizaron su fuerza para salir de la ciudad y sacar de ella a Lot y a su familia, salvo su mujer que por desobedecer la orden divina se convirtió en estatua de sal.10 Por este pasaje bíblico Sodoma dio su nombre a las relaciones homosexuales en lengua latina a lo largo de la Edad Media tanto en latín como en cualquiera de las lenguas vernáculas, la palabra más próxima a homosexual fue “sodomita”.11 b. Código de Santidad del Levítico (Levítico XX- 13) El Libro de Jueces recoge una historia parecida a la de Sodoma y Gomorra: Un levita que iba con su concubina y su siervo de regreso al hogar, situado en territorio de la tribu de Efraim, fue sorprendido por la noche y decidió pernoctar en Guibea, ciudad perteneciente a la tribu de Benjamín. Cuando llegaron a la plaza un viejo se fijó en ellos y los invitó a pernoctar en la casa. Entrada la noche los hombres del pueblo rodearon la casa y pretendieron que el viejo hiciera salir a su invitado “para que lo conozcamos”. El anciano salió entonces al umbral y gritó: “No, hermanos míos, no hagáis tal maldad os lo pido, pues que este hombre ha entrado en mi casa, no cometáis semejante crimen. Aquí está mi hija, que es virgen, y la concubina de él, yo os sacaré fuera para que abuséis de ellas, pero a este hombre no le hagáis semejante infamia”. Viendo que la turba no aceptaba la propuesta, el levita sacó a su concubina y los hombres abusaron de ella hasta matarla lo que originó una guerra punitiva donde se perdieron 25,000 hombres.12 En el Levítico la condena a la homosexualidad es explícita, así se dice: “No te echarás con varón como mujer, porque es una abominación (Levítico XVII, 22. “El que se juntare con varón como si éste fuera hembra, los dos hicieron cosas nefastas, mueran sin remisión: caiga su sangre sobre ellos) (Levítico XX- 13)”. 10 Op. cit., nota 2, p. 190. Op. cit., nota 3. 12 Op. cit., nota 9, p. 235. 11 396 GRACIELA MEDINA c. Presunta homosexualidad de David y Jonatán Explica Scharwtz en los Amores de la Biblia que en el curso de un debate en el Parlamento de Israel, sobre los derechos de los gays, una diputada planteó la homosexualidad del rey David —la figura más importante de la historia judía junto al legislador Moisés y al Patriarca Abraham—. Esta diputada sostuvo que de los textos bíblicos surge que la relación de David y Jonatán fue homosexual. En la tradición judeo cristiana esta relación ha sido planteada como de profunda amistad, sin embargo hoy se discute si entre ambos personajes pudo haber sentimientos amorosos, que se traslucirían de las palabras del padre de Jonatán, Saúl, quien le dijera a Jonatán: “¡Hijo perverso y contumaz! ¿No sé yo que tú prefieres al hijo de Isai (o sea David) para vergüenza tuya y vergüenza de la desnudez de tu madre?” La utilización de la fórmula para vergüenza de la desnudez de tu madre sugiere que Saúl había descubierto o intuía algo grave en la relación de su hijo con David, ya que ese giro verbal solía utilizarse en el contexto de prohibiciones sexuales. Como por ejemplo en el incesto.13 Para judíos y católicos la relación entre Jonatán y el Rey David sigue siendo considerada de profunda amistad, pero esta frase un cantar que David le dedicara a Jonatán movieron a una diputada israelí a sostener la homosexualidad de David en su discurso por los derechos de los homosexuales, planteado en el Congreso de Israel. B. Nuevo Testamento En el Nuevo Testamento se encuentran cuatro referencias contrarias a la homosexualidad todas ellas incluidas en el evangelio de San Pablo. En las enseñanzas de Jesús, ni en los escritos de los demás apóstoles no existen referencias a la homosexualidad. Las realizadas por San Pablo son: Por eso los entregó Dios a las pasiones infames. Pues sus mismas mujeres invirtieron el uso natural, en el que es contrario a la naturaleza (Romanos I-26). Del mismo modo también los varones, desechando el uso natural de la hembra, se abrazaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo 13 Ibidem, p. 240. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 397 torpezas refinadas varones contra varones y recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecación (Romanos I-27). ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No queráis cegaros hermanos míos: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos ni los maledicientes ni los que viven en rapiña habrán de poseer el reino de Dios (II Corintios, VI, 9 10). Reconociendo que no se puso la ley o sus penas para el justo, sino para el injusto y los sodomitas (I Timoteo I- 9 10). C. La Patrística Así como son escasas las referencias a la homosexualidad en el Nuevo Testamento, la enseñanza de la Patrística abunda en ellas. Entre los padres de la Iglesia fueron San Agustín y Santo Tomás quienes más se pronunciaron contra la homosexualidad. San Agustín dice: …Los pecados que son contra la naturaleza, como fueron los sodomitas, siempre y en todo lugar deben ser detestados y castigados; y aun cuando todas las gentes los cometieran serían igualmente culpables ante la ley divina, que no hago a los hombres para que de tal modo usasen uno de otros (Confesiones III- 8-15). El que los hombres sufran la condición de las mujeres no es según la naturaleza, sino contra la naturaleza. Este crimen, esta ignominia (La ciudad de Dios VI. 8.1). Santo Tomas, que tanta influencia ha tenido en el pensamiento occidental, enseña que la procreación dentro del matrimonio es la única razón justificante de cualquier actividad sexual. Todas las demás actividades sexuales las consideraba pecados contra el creador. Para Santo Tomás los pecados son divididos en pecados secundum naturan cuando al cometerlos no queda excluida el fin de la procreación, como el incesto y el adulterio y contra naturam cuando queda excluida, como la masturbación, el bestialismo y la homosexualidad. Los pecados contra naturam (entre los que se encuentra la homosexualidad) fueron más censurados por Santo Tomás que los secundum natura porque entendió a los primeros contrarios a las obras de Dios, y consideró que quienes los cometía le negaban a la naturaleza los fines para los que ella fue pensada. 398 GRACIELA MEDINA 3. La Edad Media Durante la Edad Media la influencia de la Iglesia católica se hace sentir en la condena a la homosexualidad, la cual fue severamente reprimida, al principio mediante la castración y luego con la muerte. Cabe recordar que esta represión se justificaba por la influencia de la doctrina cristiana, que ya hemos dicho consideraba en ese momento la homosexualidad como un pecado grave contra Dios. Alarico mandó que los homosexuales fueran quemados en la hoguera y en la ley Visigotorum se condenaba al homosexualismo con la castración.14 En el fuero Real de Alfonso el Sabio se castiga brutalmente a la homosexualidad con la muerte, debiendo ser colgados por las piernas hasta que murieran. En Las Partidas de Alfonso el Sabio, dictada en el año 1265, también se condena a la homosexualidad con la muerte, tanto del que lo hace como del que lo consciente. Enseña Nuno de Salter Cid que en 1447, durante el reinado de Alfonso V en Portugal, regían las ordenanzas manuelinas y filipinas que ordenaban la confiscación de todos los bienes de los homosexuales, y sus hijos y descendientes eran calificados de infames y establecían un complejo sistema de recompensa y de denuncia de los delitos de sodomía. Agrega Nuno de Salter Cid que por su parte el rey Manuel estableció que el delito también podía ser cometido por mujeres y que en 1614 se ordenó que los culpables del pecado de sodomía fueran quemados vivos cuando tuvieran sentencia del Santo Oficio ejecutadas por los jueces seglares.15 Durante el reinado de los Reyes Católicos también se dictaron leyes contra la homosexualidad, ordenando que los sodomitas fueran quemados en llamas de fuego y que perdieran todos los bienes, que pasarían a la Real Cámara y al Fisco. Estas leyes fueron repetidas en la Nueva Recopilación de Leyes de España de 1567 y en la Novísima Recopilación. Durante el reinado de Felipe II se insistía en que se aplicara el castigo de muerte a los sodomitas y se exhortaba que no se los 14 Op. cit., nota 3. Nuno de Salter Cid, “Direitos Humanoes e familia quando os homossexuas querem casar”, separata de 1998, p. 203. 15 PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 399 mande a las galeras, como hacían en algunos casos los tribunales de la Inquisición. Cabe señalar que estas leyes estuvieron rigiendo en España y en las colonias hasta el dictado del Código Penal de 1848. 4. La Revolución francesa Con las ideas laicas que impregnaron la Revolución francesa la situación de los homosexuales cambio radicalmente, así el año 1791. La Asamblea Constituyente eliminó la pena de muerte para el delito de sodomía, y Napoleón despenalizó la homosexualidad entre personas adultas y siempre que se tratare de relaciones privadas entre ellos. Si bien la homosexualidad en sí misma no era un delito, fue de todas maneras considera como una falta contra la moral y las buenas costumbres y siguió estando presente en los códigos militares. 5. La homosexualidad en los regímenes dictatoriales A. La homosexualidad en la Alemania nazi En la Alemania de fines de 1920, surgió la figura de un líder carismático, Adolfo Hitler, quien prometía cambiar las bases de la sociedad reinante hasta el momento. En su visión de futuro, dejaba ver una sociedad sustentada en la familia, el trabajo honrado, la disciplina y el honor; remplazando a los líderes corruptos por gente sana y corriente. Dentro de esta nueva sociedad, no había cabida para la homosexualidad. Este prejuicio homosexual, quedó claramente puesto de manifiesto y llevado a sus extremos durante el periodo del holocausto, el cual se caracterizó por la identificación sistemática de homosexuales, su captura y asesinato. Ya en 1928, quedó sumamente clara la posición que con respecto a la homosexualidad tomaría el nuevo Partido Nacionalsocialista (abreviado Partido Nazi), cuando estaba en pleno auge la lucha para anular el artículo 175 del Código Jurídico alemán, el cual incriminaba la homosexualidad y ellos mostraron abiertamente su oposición radical, considerando enemigo a cualquiera que creyera en el amor homosexual. El 30 de enero de 1933, Adolfo Hitler se convirtió en el canciller de Alemania, en menos de veinticinco días se prohibieron las organizaciones en defensa de los derechos de los homosexuales. 400 GRACIELA MEDINA El triunfo de Hitler se debió en gran parte al apoyo de grupos paramilitares que mediante actos terroristas intimidaron a la oposición. Uno de esos grupos, el SA o Camisetas Marrones, estaba encabezado por un homosexual llamado Röhm, amigo de Hitler, a quien no pareció importarle las inclinaciones sexuales de aquel mientras lo necesitara o para llegar al poder. Las cosas cambiaron rotundamente cuando Hitler llegó a ser canciller de Alemania, y el detonante fue el reclamo por parte de Röhm para que le otorgara un poco de poder, las consecuencias fueron nefastas para todo el grupo. El 28 de junio de 1934, en la noche que se la conoció con el nombre de “los cuchillos largos”, los miembros del SA de toda Alemania fueron arrestados y acusados de conspirar contra Hitler. Röhm y miles de los integrantes de este grupo fueron ejecutados, acusados de ser unos “cerdos homosexuales”. Con Hitler en el poder, las cosas se pusieron seriamente difíciles para los homosexuales, pues aquél tomó medidas dirigidas directa y exclusivamente a exterminar la homosexualidad. Ello así, en octubre de 1934, creó un nuevo servicio de policía (Centro del Reich) dedicado exclusivamente a combatir la homosexualidad. En junio de 1935, el apartado 175 que sólo prohibía las relaciones anales entre hombres, fue modificado para incluir cualquier actividad delictiva indecente entre hombres, este término incluía cualquier cosa: besarse, darse la mano, hasta pasar el brazo por encima del hombro de otro hombre y así lo entendieron los tribunales. Parte de la teoría que sostenían los nazis para perseguir a los homosexuales, encuentra su razón de ser en un libro escrito por Otto Weininger en 1903, entre las cosas que describía en aquella publicación este homosexual judío que se suicidó poco después de publicarse su libro, corresponde destacar que sostenía que los hombres que tenían demasiadas cualidades del sexo opuesto eran peligrosos para la sociedad, que los judíos eran anormalmente femeninos, los homosexuales “eran tipos intermedios” que corrompían a la sociedad. Por otra parte, desarrollaron una falsa teoría, promulgando la idea que los romanos habían fomentado la homosexualidad entre los griegos a fin de conquistarlos, concluyendo que esta expansión de la homosexualidad era la culpable del declive del Imperio romano. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 401 La característica fundamental de este periodo nazi, fue la obsesión por la perfección de la raza, lo cual los impulsó a una obsesión por exterminar a todo aquel grupo o individuo que —según su criterio— atentara contra la raza aria, y en consecuencia se tornó moralmente aceptable el exterminio de aquellos a quienes ellos denominaron inferior, anormal o degenerado. Entre estos grupos marginales, pueden distinguirse los judíos, gitanos, retrasados mentales, grupos eslavos y por supuesto los homosexuales. Heinrich Himmler fue el hombre que dirigió la guerra nazi contra los homosexuales, y gracias a ello se convirtió en la segunda persona con más poder de Alemania. Himmler estaba convencido de la existencia de una organización homosexual y judía, cuyo único fin era destruir Alemania. Según su pensamiento, los homosexuales, quienes se identificaban secretamente entre sí, se irían infiltrando en las bases de la sociedad alemana, hasta conseguir los puestos de poder y luego maquinarían la elección de otros homosexuales, culminando por subyugar a los hombres normales y aniquilando la sociedad. Con respecto a la homosexualidad femenina, la misma no era prácticamente tenida en cuenta por los alemanes nazis, quienes se encontraban obsesionados por la sexualidad masculina, no se encuentra mención alguna en el apartado 175 acerca de la homosexualidad femenina, ni Himmler hizo declaraciones sobre lesbianas. Pocos datos de lesbianas arrestadas y enviadas a campos de concentración durante los años de 1940. Los nazis reconocían a los homosexuales mediante informes. Las libretas de direcciones, las cartas, postales e incluso un rumor podía facilitar nombres y en consecuencia arrestos. Por otra parte, los mismos arrestados eran torturados para que revelaran la identidad de sus parejas, amigos o conocidos homosexuales. Los homosexuales que eran enviados a campos de concentración, eran identificados en los mismos, a cuyo fin se les marcaba el uniforme con un triángulo rosa, de la misma manera que a los delincuentes se los identificaba con un triángulo verde, rojo para los presos políticos y la estrella de David en color amarillo para los judíos. En los años setenta, el triángulo rosa fue utilizado como símbolo de la homosexualidad por la comunidad gay, apareciendo en banderas y pancartas, pero esta vez, representando la lucha por la igualdad de los homosexuales. 402 GRACIELA MEDINA Resulta asombroso y espeluznante, los padecimientos que los homosexuales debían pasar en cautiverio, no sólo han debido soportar tortura sino también que ha logrado saberse que los presos homosexuales fueron sometidos a terribles experimentos médicos. Uno de ellos, resulto ser la castración de los hombres, para luego inyectarles testosterona, supuestamente para ver si podían modificar su orientación sexual. Los registros nazis, muestran que entre 1931 y 1944 unos cincuenta mil hombres fueron condenados por ofensas al apartado 175, pero en rigor de verdad así como hasta después de la guerra no se sabía que la persecución a homosexuales había sido parte de la monstruosidad del holocausto, son incalculables y no conocidas la real cantidad de víctimas homosexuales que aquél se cobró. Cabe consignar también, con el fin de comprender la ardua persecución y discriminación que sufrió la comunidad homosexual, que las víctimas homosexuales del holocausto no tuvieron derecho a la compensación económica que recibieron las demás víctimas. Así también el periodo de la posguerra o “desnazificación” dejó prácticamente intacta la versión incluída por los nazis del apartado 175, por cuanto fue considerada “justificada con datos objetivos”, hasta que en 1988 el gobierno de la Alemania Occidental ofreció compensaciones pecuniarias a los homosexuales que hubiesen sufrido en los campos de concentración alemanes.16 Finalmente, el mentado artículo 175 fue abolido en 1969.17 B. La homosexualidad en el régimen stalinista Durante la época stalinista la homosexualidad era considerada como “producto de la decadencia burguesa” de “perversión fascista”, por tales motivos, los homosexuales fueron objeto de persecuciones en nombre de la “pureza del proletariado”. A las prohibiciones para publicar obras que hablaran sin animadversión del proletariado le siguieron redadas y deportaciones de homosexuales, culminando en marzo de 1934 con una ley que hizo adoptar el mismo Stalin, castigando con “cinco años de pri16 Kemelmajer de Carlucci, Aida Rosa, “Derecho de Familia”, Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, t. 13, 1998, p. 193 y bibliografia por ella citada en cita núm. 17 17 Kipper, Claudio, “Derechos de las minorias ante la discriminación”, p. 388. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 403 sión los actos homosexuales cometidos entre adultos que dan su consentimiento”.18 C. La homosexualidad en el régimen franquista En el régimen de Franco la homosexualidad no es considerada un delito pero sí un acto peligroso, por lo que va a ser castigada directamente al incluírsela en la Ley de Vagos y Maleantes, que fuera obra de Jiménez de Asúa. Esta ley no tipifica delitos o faltas, sino conductas peligrosas y por lo tanto no impone penas, sino medidas de seguridad. En ella se consideró a los homosexuales conjuntamente con los rufianes, proxenetas y mendigos profesionales sujetos sometidos a la vigilancia de los delegados, que tenían obligación de declarar su domicilio y quienes eran internados en establecimientos de trabajo, con el objeto de curarlos, rehabilitarlos o regenerarlos. Concretamente decía el artículo 6o. núm. 20 de la Ley de Vagos y Maleantes: …a los homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendacidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados, se les aplicarán para que las cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes: a) internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos a estas medidas de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales y en todo caso con absoluta separación de los demás, b) prohibición de residir en determinado territorio y obligación de declarar su domicilio, y c) sumisión a la vigilancia de los delegados. Además de estar sometidos a la Ley de Vagos y Maleantes se consideraba a los homosexuales como una conducta que encajaba dentro del delito de escándalo público y en la jurisprudencia del Tribunal Supremo fue sancionada por encuadrar en el artículo 431 del Código Penal que concretamente decía: El que de cualquier modo ofendiere el pudor o las buenas costumbres con hechos de grave escándalo o trascendencia incurrirá en la pena de arresto mayor, multa de 5,000 a 20,000 pesetas e inhabilitación especial. Si el 18 Fernández, D., “El rapto de Ganímedes”, Madrid, 1992, Tecnos; Pérez Canova, op. cit., nota 3, p. 15. 404 GRACIELA MEDINA ofendido fuere menor de 21 años se impondrá la pena de privación de libertad en su grado máximo. La homosexualidad era considerada en la época franquista como algo totalmente peyorativo, a tal punto que, si alguien mataba a otro por haberle llamado maricón se consideraba que había obrado en legítima defensa porque lo había tratado con el epíteto que más puede denigrar la dignidad del varón, pues se está poniendo en entredicho la honra y crédito a la masculinidad.19 6. La homosexualidad como enfermedad Cuando se abandona la noción de homosexualidad como pecado, o mejor dicho, a medida que pierde influencia la moral religiosa en la moral social, se concibe a la homosexualidad como una enfermedad. Desde la mitad del siglo XIX hasta 1974 la homosexualidad fue considerada como una enfermedad mental. En Estados Unidos la Asociación de Psiquiatras Americanos incluyó a la homosexualidad en la primera “calificación de enfermedades mentales” realizadas en 1952 y la mantuvo hasta 1974 se consideraba que “el homosexual tenía una desviación sexual vinculada con una alteración psicopática de la personalidad”. En 1974 la Asociación Americana de Psiquiatría sometió a un referéndum democrático la clasificación de la homosexualidad como enfermedad y el 58% de los psiquiatras determinó que no era una enfermedad. La Organización Mundial de la Salud realiza una clasificación internacional de enfermedades que se conoce con las siglas CIE o ICD. Hasta 1992, fecha en la que rige la CIE-9 la homosexualidad está incluida en esta clasificación porque se la consideraba como una “inclinación o comportamiento sexual anormal”. A partir de la CIE-10 la homosexualidad en sí no es considerada un trastorno mental, ya que ninguna “desviación de conducta, ya sea política, religiosa o sexual, ni los conflictos entre individuos y la sociedad son trastornos mentales”. Es cierto que cuando la homosexualidad o excitación homosexual no es aceptada por el sujeto puede producir una enfermedad mental 19 Sentencia del Tribunal Supremo Español del 26 de enero de 1957; Pérez Canova, op. cit., nota 3, p. 24. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 405 conocida como perturbación “egosistónica”, pero la homosexualidad en si no es una enfermedad.20 El hecho constatado de que el porcentaje de neurosis y suicidios sea especialmente alto entre homosexuales no significa que la homosexualidad sea una conducta neurotizante, y menos aún intrínsecamente neurótica. Lo que obviamente resulta neurotizante para el homosexual es el rechazo y la eventual persecución de que es objeto por parte de la sociedad. El estigma asociado a la definición de homosexualidad es tan fuerte en nuestra sociedad que ha obligado al homosexual a buscar mecanismos de defensa para poder evadir los controles sociales. El miedo a ser calificado como homosexual y por tanto a perder su trabajo, la posición social, etcétera, ha obligado a muchos homosexuales a buscar mecanismos a ocultar o negar su identidad sexual (en España sólo un 10% de los homosexuales se atreve a decirlo). La forma más común de hacer frente a este rechazo social es pasar por heterosexual, lo que obliga a los homosexuales a vivir una doble vida para ocultar su realidad sexual, y esto potencialmente es una fuente de problemas sicológicos y emocionales.21 En definitiva en la comunidad científica hoy no se acepta que la homosexualidad sea considerada como enfermedad y aun cuando fuera una enfermedad, las enfermedades en derecho son causa de incapacidad y no de discriminación. En este sentido afirma Kemelmeajer de Carlucci que afortunadamente hasta ahora no se le ha ocurrido enumerar a los homosexuales entre los incapaces que necesitan protección.22 7. La homosexualidad y la doctrina de la Iglesia católica en la actualidad Habíamos señalado que en sus orígenes y en toda la Edad Media la Iglesia católica consideró a la homosexualidad como pecado y que los tribunales de la Inquisición la castigaron hasta con la muerte. La situación actual ha variado fundamentalmente, en el nuevo código canónico que rige a partir de 1983 en el cual se suprimen las menciones de la homosexualidad que estaban contenidas en el código de 1917 relativas a los seglares condenados en delitos de sodomía que eran consi20 Op. cit., nota 3, p 48. Ibidem, p. 37. 22 Op. cit., nota 16, p. 192. 21 406 GRACIELA MEDINA derados ipso facto infames además de otras penas y los clérigos que eran suspendidos y casos graves se los debía deponer. Vemos cómo la posición de la Iglesia católica ha avanzado en estos años, ya que de la condena a muerte la Iglesia ha pasado a deplorar con firmeza las expresiones de malevolencia y las acciones violentas contra los homosexuales, a suprimir las referencias expresadas en el código canónico y a no considerar la tendencia homosexual como pecado. En la actualidad, si bien la Iglesia católica no aprueba los comportamientos homosexuales, que considera “intrínsecamente desordenados” y entiende que esta tendencia debe ser sublimada con la castidad, en la pastoral exhorta a los fieles a brindar a los homosexuales respeto y delicadeza y condena cualquier tipo de discriminación injusta.23 En el Catecismo Universal de la Iglesia aprobado por el Papa el 26 de junio de 1992, se sigue manteniendo el criterio tradicional de que los actos homosexuales son intrínsecamente malos, pero ahora se distingue entre la obligación que tienen los homosexuales de ser castos y el respeto y la delicadeza con la que deben ser tratados por los cristianos, a quienes piden que no los conviertan en “objeto de discriminación”.24 En el año 1994, en ocasión de que el Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo aprobara la “Resolución para la igualdad de derechos para los homosexuales en la comunidad”, el Papa en el angelus del domingo 22 de febrero de 1994 se pronunció en contra de la misma, señalando que con la resolución del Parlamento de Europa se ha pedido legitimar un desorden moral y señalando que el Parlamento ha conferido indebidamente un valor institucional a comportamientos no conformes con el plan de Dios: es una debilidad —nosotros lo sabemos—, pero haciendo esto el Parlamento ha secundado la debilidad del hombre.25 En igual sentido ha continuado la doctrina social de la Iglesia después de la muerte Juan Pablo II con el Papa Benedicto XVI, es decir 23 La posición de la Iglesia católica fue dada a conocer en “El cuidado pastoral de las personas homosexuales”, carta de la congregación de los obispos de la Iglesia católica del 01.01.1986. Derechos sociales de las personas homosexuales del 2307-1992, cit. Nuno de Salter Cid, “Direitos Humanos e Familia quando os homosseuais querem casar”, separatta, 1998, p. 199. 24 Op. cit., nota 3, p. 46. 25 Ferrari da Passamo S. J., “Homosexualidad y derecho”, E. D. 163-1009. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 407 proclamando que aun cuando la conducta constituya un pecado no se debe discriminar al homosexual. 8. El informe Kinsey Alfred Kinsey, quien vivió entre 1894 y 1956, fue biólogo y educador, se licenció en taxonomía —el estudio de los sistemas de clasificación de las plantas y los animales—, en la Universidad de Harvard. En 1938, la Universidad de Indiana le solicitó a Kinsey que coordinara una facultad interdisciplinaria que impartiera un curso sobre relaciones maritales, a raíz de ello los alumnos comienzan a buscar a Kinsey para que los aconsejara en cuestiones sexuales, no encontrando todas las respuestas comienza a buscar en bibliografía científica y al asombrarse de lo poco que se había estudiado sobre la temática sexual, decidió realizar una investigación por sí mismo. Kinsey comenzó el estudio de la sexualidad humana, recopilando y escribiendo los relatos de los estudiantes que acudían a él para plantearle sus problemas. Progresivamente fue creciendo en forma desmesurada la recopilación de datos, tanto es así, que Kinsey ideó entonces un plan para recopilar datos de cien mil personas de diferente procedencia educativa, religiosa, ética y socioeconómica, con el fin de publicar un estudio sobre la conducta sexual masculina. El modo en que se recopilaban estos datos, era mediante entrevistas a los sujetos que duraban de noventa minutos a dos horas, en las que les hacía de 350 a 500 preguntas en función del nivel de experiencia del sujeto. Las personas entrevistadas eran de las características más diversas: universitarios, clérigos, presidiarios, pacientes psiquiátricos, entre muchos otros. Kinsey se dedicó a viajar por el país y solicitaba a amigos, alumnos y colegas que contaran su historia. Así fue logrando penetrar en la comunidad homosexual. Finalmente, después de diez años de recopilar relatos y analizarlos, salió a la luz su primera publicación llamada La conducta sexual en el hombre. Varias de las estadísticas que arrojó la obra de Kinsey dejaron sorprendidos a expertos y gente común, pero lo más sorprendente fueron los datos recogidos sobre relaciones homosexuales: el 37% de los 408 GRACIELA MEDINA hombres entrevistados informó que había tenido por lo menos una relación homosexual con orgasmo en su vida, la tasa ascendía al 50% en los hombres solteros hasta la edad de treinta y cinco años. El 10% de los hombres era más o menos exclusivamente homosexual durante por lo menos tres años entre los dieciséis y los cincuenta y cinco años de edad. Entre las conclusiones que extrajo Kinsey, luego de su recopilación de datos, es destacable el hecho de que consideró imposible intentar identificar a los individuos como homosexuales o heterosexuales. Había muchas personas homosexuales que no habían tenido relaciones heterosexuales y asimismo, muchas heterosexuales que no habían conocido una relación homosexual, pero lo curioso era la gran cantidad de personas que habían tenido experiencias eróticas con ambos sexos. Con el propósito de analizar los datos, Kinsey ideó una escala que aún hoy sigue siendo un instrumento de investigación esencial para los investigadores sexuales modernos. Se la llamó “escala de Kinsey”, la misma puntaba a los individuos de 0 a 6 según su proporción de actividad homosexual y heterosexual, comprendidos el contacto físico y las reacciones psicológicas experimentadas. Los individuos que puntaban “0” eran exclusivamente heterosexuales sin experiencias homosexuales, los “1” eran predominantemente heterosexuales con alguna experiencia homosexual ocasional, y así hasta llegar a “6”, que eran los exclusivamente homosexuales. Conforme el volumen de su obra que dedica a la homosexualidad así como su especial tratamiento, al incluir para este tema en particular una sección titulada “Consecuencias sociales y científicas”, puede concluirse que Kinsey pensaba que los datos sobre la homosexualidad eran los que tenían ramificaciones de mayor alcance. La consecuencia principal que se extrajo de los datos, consistía en que como la homosexualidad era muy frecuente en la población normal, parecía improbable que el erotismo homosexual fuera, tal como se había asumido, patológico. Otra consecuencia más general de los datos era que no existía el tipo de persona homosexual. Según Kinsey, la homosexualidad era algo que uno hacía y no algo que uno era. Consideraba la elección de una pareja homosexual, una elección que no procedía de nada inherente al individuo. Desestimó los factores biológicos, y hereditarios y PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 409 puso énfasis en el papel de la cultura y de la socialización en el desarrollo de los modelos de expresión homosexual y heterosexual. Para Kinsey, la selección de la sexualidad venía determinada mayormente por la costumbre, las obligaciones sociales, la oportunidad y la conveniencia, aún cuando sus datos no demostraban esta opinión. La estadística más controvertida del trabajo de Kinsey, es la famosa cifra del “10 por ciento”. Esta estadística informaba que el 10% de los hombres era “más o menos exclusivamente homosexual durante por lo menos tres años entre los 16 y los 55 años de edad”, es decir que uno de cada diez hombres entre la población masculina de raza blanca. El problema que trae esta cifra, es que a menudo se interpreta que el 10% de la población masculina adulta es más o menos exclusivamente homosexual, y esto no es lo que muestran los datos de Kinsey, por cuanto él midió las conductas sexuales y no clasificó a las personas como criaturas sexuales de un tipo particular. Es de destacar que Kinsey no concebía que la heterosexualidad-homosexualidad fuera una forma de clasificar a las personas, sino a las conductas. La conclusión más importante de su trabajo consiste en la interpretación de que el erotismo entre personas del mismo sexo y la conducta homosexual no convertían a la persona en un monstruo ni un delito. En 1953, Kinsey publicó el segundo informe de su estudio de la conducta sexual humana, el cual se llamó Conducta sexual de la mujer, como su nombre lo indica en esta oportunidad su estudio se dirigió —como antes lo había hecho con los hombres— exclusivamente a las mujeres. En este informe estableció que hacia la edad de treinta años, el 25% de las mujeres reconocía reaccionar eróticamente ante otras mujeres, a la edad de cuarenta años, el 19% de las mujeres entrevistadas tenía algún contacto físico con otras mujeres. Esta cifra ascendía al 24% si sólo se tomaban en cuenta las mujeres solteras. A la edad de 45 años, el 13% de las mujeres había experimentado relaciones homosexuales con orgasmo. Kinsey destacó la normalidad de muchas de las lesbianas entrevistadas durante su investigación, recalcando que muchas de ellas eran personas de buena posición económica y social en la comunidad, siendo incluso personas de importancia dentro de la sociedad. 410 GRACIELA MEDINA A su vez, siguió afirmando que los principales factores a la hora de determinar la orientación sexual del individuo eran la oportunidad y las experiencias sexuales. En un principio, la comunidad psiquiátrica se mostró adversa a las conclusiones de Kinsey, por cuanto consideraban que éste no informaba sobre la patología de sus sujetos porque no sabía cómo hacerlo, concluyendo que no había psicoanalizado a sus sujetos, sino que tan sólo les había preguntado qué habían hecho a nivel sexual. Casi treinta años más tarde, la psiquiatría comenzó a entender lo que Kinsey había querido transmitir con sus informes: que la homosexualidad era algo común en muchos individuos, por lo menos en algún momento de su vida, y no debería considerarse un indicador de transtorno mental grave. Recientemente, se conoció un nuevo informe sobre las prácticas sexuales de los norteamericanos, derivado de un nuevo estudio realizado entre 3,500 personas en 1992, el cual reveló que el 7.1% de los hombres y el 3.8% de las mujeres entrevistados mantenían algún tipo de contacto homosexual desde su pubertad. El porcentaje de personas que informaba haber mantenido contactos homosexuales durante los doce meses anteriores a la entrevista decayó a un 2.7% en hombres y al 1.3% en las mujeres, lo que se corresponde con los porcentajes de personas que dijeron considerarse a sí mismas homosexuales o bisexuales (2.8% de los hombres y 1.4% de las mujeres). 9. La homosexualidad y las asociaciones Si bien puede que el origen de las organizaciones homosexuales pueda remontarse a principio del siglo XX, lo cierto es que históricamente se fija la fecha de su origen el 28 de junio de 1969 en Nueva York con los motines de “Stonewal”. Stonewall era un bar homosexual de Greenwich Village donde se efectuó el 28 de junio de 1968 un operativo policial, por primera vez los homosexuales reaccionan en forma violenta y se produce un enfrentamiento que duró hasta el día 30 de junio de 1969. Los homosexuales no sólo se encuentran unidos en asociaciones, sino que conforman una federación, que se originó en el año 1978 en Conventry, Inglaterra, con la creación de la ILGA (International Lesbian and Gay Association), organizada por 13 organizaciones de homosexua- PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 411 les que buscaban coordinar esfuerzos. Esta organización se transformó en una verdadera federación que 14 años después agrupaba a 410 asociaciones en más de 60 países.26 El fin principal de la ILGA es trabajar para liberar a los homosexuales de cualquier discriminación legal, social, cultural y económica. La creación de estas organizaciones ha sido importantísima para la reivindicación de los derechos de los homosexuales, que lógicamente solos, siendo perseguidos y discriminados, nunca hubieran logrado revertir su posición social, ni su estatus jurídico. La doctrina que ha abordado el tema concuerda en que la “presión gay en las instancias europeas ha sido fructífera”,27 y se le atribuye a sus esfuerzos el dictado de la Recomendación 924 de 1981 y la Resolución 756 de 1981 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre discriminación contra los homosexuales, ambas del 1o. de octubre de 1981.28 La Resolución del Parlamento de Europa sobre discriminación sexual en el trabajo del 13 de marzo de 1984; 29 Resolución del Parlamento de Europa sobre Respeto de los Derechos del Hombre en la Comunidad Europea del 11 de marzo de 1993; 30 Resolución del Parlamento de Europa sobre Igualdad de los Hombres y Mujeres Homosexuales en la Comunidad Europea, del 8 de febrero de 1994.31 En nuestro país, la asociación que nuclea a los homosexuales se denomina Comunidad Homosexual Argentina. Esta comunidad pidió el otorgamiento de la personería jurídica y le fue negado por la Cámara Nacional de Apelaciones Sala I, en el año 1990,32 en resolución que fuera confirmada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en noviembre de 1991, en fallo dividido.33 26 Op. cit., nota 23, p. 212. Idem. 28 Esta recomendación traduce una invitación a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para suprimir la homosexualidad de su Clasificación Internacional de enfermedades. Ello fue aceptado en 1991 con efectos a partir del 1-1-93. 29 Publicada en J. O., C 104, del 16-04-84, p. 46 y s. 30 Publicada en J. O., C 115, del 26 04-1993, pp. 178, puntos 4 a 33. 31 Publicada en J. O., C 61 del 28-02-1994. 32 LL 1990-E-136. 33 C. S. J. N. Comunidad Homosexual Argentina LL 1991-E 680, JA 1992-I226, con nota de Augusto Mario Morello, “La homosexualidad frente a la Constitución” y Felix Roberto Loñ, “Consideraciones sobre el rechazo de la personalidad jurídica a la comunidad homosexual Argentina”, E. D 146-229. 27 412 GRACIELA MEDINA 10. La homosexualidad en la legislación actual En la actualidad el derecho ha cambiado radicalmente su postura frente a la homosexualidad; mientras que hasta mediados del siglo XX se lo consideraba un delito, se lo penalizaba y a sus miembros se los enviaba a campos de concentración, en la actualidad: I. Se la ha despenalizado como delito. 34 II. Se trata de evitar la discriminación en razón de la preferencia sexual. III. Las relaciones homosexuales son tenidas en consideración para obtener derechos en diversas áreas. IV. Se legisla expresamente sobre las uniones homosexuales. III. PROBLEMAS QUE GENERA LA UNIÓN DE HECHO HOMOSEXUAL FRENTE AL DERECHO PÚBLICO Y FRENTE AL DERECHO PRIVADO La cuestión fundamental es la pretensión de los homosexuales de reconocimiento jurídico de su unión convivencial. La problemática sería muy sencilla de solucionar si se les otorga el derecho a casarse, ya que se le aplicaría a la pareja del mismo sexo que se casa el estatuto matrimonial y con ello se solucionaría la cuestión. En otra obra anterior a esta hemos analizado el derecho a casarse de los homosexuales, y hemos concluido que no es inconstitucional la legislación Argentina en tanto reserva el derecho matrimonial a las parejas heterosexuales.35 Advertimos que la negativa del derecho a casarse a las personas del mismo sexo, no soluciona nada en la práctica, sólo constituye una cuestión de principios, importante pero que nos deja sin respuesta a la enorme cantidad de problemas que las uniones convivenciales de personas del mismo sexo plantean y que vamos a tratar de describir. En el ámbito del derecho público las uniones homosexuales plantean problemas específicos en el área de la seguridad social, particu34 Entre las principales legislaciones, cabe citar que dejó de considerarse delito a la homosexualidad entre adultos en Suecia (1930), Gran Bretaña (1967), República Federal Alemana (1969), Finlandia (1970), Austria, Francia y Noruega (las tres en 1971). Irlanda del Norte quedó excluida del campo de aplicación de la Sexual Offenses Act de 1967. 35 Medina, Graciela, Los homosexuales y el derecho a casarse, Rubinzal Culzoni, 2001. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 413 larmente en lo que hace a la salud y al régimen de pensiones y jubilaciones. La cuestión radica en determinar si se le extiende al conviviente del mismo sexo la cobertura de salud de su compañero así como el régimen de pensiones y jubilaciones. No desconocemos que en el área del derecho público los conflictos no se limitan a las seguridad social sino que se extienden al área penitenciaria, donde surgen numerosos problemas como lo son el lugar de alojamiento de los homosexuales y el acceso al régimen de visitas carcelarias de la pareja homosexual, pero la especificidad de la temática requiere de conocimientos específicos en el área del derecho penal que no nos son propios, y por ende no abordaremos en el presente el delicadísimo tema carcelario. En el ámbito del derecho procesal la cuestión estriba fundamentalmente en precisar la competencia del tribunal que atenderá las cuestiones relativas a las uniones homosexuales, ello implica determinar si son competentes los jueces de familia o los jueces patrimoniales para entender los conflictos que se generen entre los convivientes homosexuales como por ejemplo los reclamos alimentarios o las cuestiones a la disolución de la unión. En el derecho brasileiño la reticencia a identificar los vínculos entre personas del mismo sexo como una entidad familiar remitía a las demandas relacionadas con dichas formas de relación a la jurisdicción civil y no a la jurisdicción de derecho de familia. Una decisión pionera de la justicia de Río Grande do Sul, de junio de 1999, fijó la competencia de los juzgados de familia para juzgar la acción derivada de la relación homosexual (AI núm. 599.0750496), dando el primer paso para otorgarle a la unión homosexual el status de familia. A partir de esta postura jurisprudencial, al menos en ese estado de la Federación brasileña, todas las acciones relacionadas con relaciones entre personas del mismo sexo se transfirieron de la jurisdicción civil a los juzgados de familia. Así mismo se atribuyó a las cámaras de familia del Tribunal de Justicia la competencia para juzgar los respectivos recursos. Hay que destacar que este es el único estado cuyas salas están especializadas, con competencias definidas por materias. Este motivo ciertamente es el que ha llevado a la justicia gaucha a ser considerada la que más avances ha venido introduciendo en el derecho de 414 GRACIELA MEDINA familia de un modo general, y particularmente en las cuestiones que envuelven a los pares del mismo sexo.36 En el derecho privado las uniones homosexuales plantean cuestiones frente a los terceros ajenos a la pareja y entre sus miembros. Frente a los terceros los problemas se generan en el derecho a continuar la locación, el acceso a las técnicas de fecundación asistida, el derecho de adopción y la responsabilidad por daños derivados de la muerte del compañero homosexual. Entre los miembros de la unión la problemática reside en el derecho de alimentos, el derecho sucesorio y la forma de liquidar los bienes a la disolución de la unión homosexual. IV. INTERESES DE LOS HOMOSEXUALES En el correr de la última década del siglo XX y más particularmente en el inicio del siglo XXI hemos advertido una evolución en todos los temas relativos a la homosexualidad. La homosexualidad ha pasado de ser un motivo de escándalo, vergüenza, ocultismo y burla, a ser el tema casi obligado de las obras de arte, que la muestran en sus más diversos perfiles, es decir, ha dejado de ser oculta para ser expuesta, y exhibida desde los medios más restringidos del arte, como la pintura y la escultura hasta los más masivos como son el cine y la televisión, sin olvidar pasar por la música y la literatura. En el arte la homosexualidad no se da a conocer más como un motivo de escarnio, ni de mofa, que condenaría a los autores al ostracismo, sino que por el contrario se la enaltece, o al menos se la muestra como una faceta mas de lo humano separándola de lo bestial y antinatural que durante siglos la envolvió. La evolución también se advierte en la sociedad, donde los gays aparecen, se dan a conocer más abiertamente, y viven sus relaciones afectivas cada día más públicamente. 36 “Uniones homoafectivas”, la autora es miembro del Tribunal de Justiça do Rio Grande do Sul-BR. También es vicepresidente del Instituto Brasileiro de Direito de Família-IBDFam. Autora del libro União homossexual: O preconceito e a justiça. www.mariaberenicedias.com.br. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 415 Este cambio en la manera de visualizar la homosexualidad también se refleja en lo jurídico, donde lógicamente se está produciendo un cambio de perspectiva. No es que el operador jurídico haya necesitado 21 siglos para darse cuenta que los homosexuales existían y que por lo tanto eran sujetos de derecho, sino que durante 20 siglos la homosexualidad fue motivo de condena penal, y la única rama del derecho que se ocupaba de ellos era el derecho público en su faz represiva.37 Las relaciones homosexuales eran condenadas y de esta manera se pensó en suprimirlas. Aún hoy existen estados de los Estados Unidos, que es uno de los países más desarrollados, del mundo donde la sodomía es delito y la Corte Suprema de Estados Unidos ha considerado que tales leyes son constitucionales.38 Pero dentro del mundo occidental la condena represiva de la homosexualidad entre personas adultas y libres ya pertenece a un capítulo de la historia del derecho y esta falta de represión ha contribuido notablemente a la publicidad de las relaciones afectivas de personas del mismo sexo.39 Advertimos cómo la problemática de los homosexuales deja de ser patrimonio exclusivo del ámbito penal para constituir un problema común a todas las ramas del derecho. Lógicamente la primera pretensión que plantean los homosexuales, como pretensión mínima es no ser condenados penalmente por mantener relaciones afectivas o meramente sexuales.40 Logrado este objetivo de mínima, que ya dijimos que en el mundo occidental se ha obtenido lo que pretenden es el reconocimiento de la pareja homosexual. Los intereses homosexuales en particular: el derecho a casarse y el derecho a la adopción. 37 Op. cit., pp. 13 y ss., capítulo I. Corte Suprema de los Estados Unidos “Hardwick vs. Bowers”, un comentario a este fallo con extensas referencias a lo sostenido por cada uno de los jueces de la Corte norteamericana puede verse en “Discriminations based on sexual orientation. Jurisprudence the Supreme Court”, Harvard Law Review, vol. 110, 1996, núm. 1, pp. 155 y ss. 39 Para ver un cuadro comparativo de la situación penal de la homosexualidad, veáse Medina, Graciela, op. cit., nota 35, pp. 51 y ss. Y Revista de derecho privado y comunitario, núm. 19, sección legislación y jurisprudencia de derecho comparado, en “Persona, familia y sucesiones”. 40 Ibidem, nota 34. 38 416 GRACIELA MEDINA 1. El derecho a casarse Los homosexuales alegan que tienen derecho a casarse, por ser un derecho humano básico que no les puede ser privado por su inclinación sexual, y entienden que la negativa estadual al reconocimiento de la capacidad de contraer matrimonio atenta contra el derecho humano a constituir una familia, vulnera el derecho a la igualdad de todos los seres humanos, lesiona su derecho a la orientación sexual, restringe irrazonablemente el derecho a la libertad y limita su derecho a la intimidad (same sex marriage). Los fundamentos esgrimidos por las personas de igual sexo que pretenden casarse son: a) vulneración al derecho a casarse, b) violación al derecho de constituir una familia, c) discriminación, d) lesión a la igualdad, y e) ultraje a la intimidad. Al mismo tiempo, debemos advertir que las razones sostenidas para otorgar o para denegar la pretensión marital a las personas de igual sexo está en íntima relación con la extensión y el significado que se le otorgue a las peticiones enumeradas. En el reclamo a su derecho a casarse, los homosexuales deben buscar el fundamento último fuera de la legislación positiva vigente porque como se ha visto, en todos los casos, ésta les niega el derecho a casarse. Los gays tratan de hallar una prerrogativa de contenido extrapatrimonial, inalienable, perpetua y oponible erga omnes, que corresponda a toda persona por su condición de tal, desde antes de su nacimiento y hasta después de su muerte, de la que no puede ser privada por la acción del Estado ni de otros particulares, que fundamente su derecho a casarse.41 Por tal motivo, se refieren a la vulneración de derechos humanos. Jurisprudencia Comparada relativa al derecho a casarse Hillary Goodridge & Others vs. Department of Public Health & another. SJC-08860 —18 de noviembre de 2003— Corte Suprema del Estado de Massachusetts.42 41 Definición dada por Rivera, Julio César, Derecho personalísimo, Instituciones de Derecho Civil, Parte General, t. II, p. 7. 42 Para una rápida ubicación del fallo ver: http://www.state.ma.us/courts/courtsandjudges/courts/supremejudicialcourt/goodridge.html. O Revista de Derecho Privado y Comunitario, 2003, 3, p. 542. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 417 El caso llegó a la Corte a través de una “acción civil” entablada por 14 personas, que conforman siete parejas gay, de hombres y mujeres, cuyas edades van de los 35 a los 60 años y con relaciones afectivas de entre 4 a 30 años. Vale aclarar que cuatro de ellas tenían hijos. Los demandantes se dedicaban a profesiones tales como la abogacía, ingeniería informática, docencia, consultoría financiera y psicología. La controversia se suscita a partir de que a estas parejas les fueron negadas las licencias que les permiten casarse, afirmándose que al tratarse de parejas homosexuales, les estaba prohibido casarse. Así, su pretensión era la declaración de inconstitucionalidad de la exclusión que rige para las parejas demandantes y parejas en idéntica condición, con respecto al matrimonio. 1. La capacidad procreacional y la voluntad procreativa no son condiciones para casarse. 2. El interés del menor no está sujeto a la orientación sexual de sus padres y está íntimamente relacionado con la estabilidad familiar. Excluyendo la posibilidad de que haya niños criados por parejas homosexuales no hace al resto mejores, ni más seguros. El mayor costo económico que debe asumir el Estado al permitir el matrimonio homosexual no es un fundamento suficiente para negar un derecho humano básico. 2. Derecho de adopción Las parejas homosexuales no pueden procrear si no es por medio de técnicas de fecundación asistida, inseminación artificial, el alquiler de vientres o la sustitución. Muchas veces, no pueden recurrir a dichos métodos, ya sea por razones económicas o legales. Así, la adopción se presenta como la única oportunidad de crear una familia y abrazar la idea del hijo propio. Leslie Ann Minot 43 explica que las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (conocidos como el grupo LGBT) se convierten igualmente en padres de diversas maneras. Pueden tener niños a través de relaciones heterosexuales. A menudo las lesbianas inician relaciones heterosexuales con el solo propósito de resul43 Minot, Leslie Ann, ut supra, 11, p. 7. 418 GRACIELA MEDINA tar embarazadas. Una lesbiana y un gay pueden decidir tener y criar a un niño juntos, ya sea por medio de relaciones sexuales heterosexuales, inseminación artificial, o accediendo a tecnologías reproductivas legales como una pareja. También pueden acceder a niños a través de adopciones “extra oficiales”. Para ellos es muy importante la adopción, la mera tenencia de un niño no les confiere los derechos que sí les brinda esta institución, al tiempo que priva a los niños de beneficios que sí gozan los adoptados; por ejemplo, el derecho a heredar a sus padres. Los derechos y responsabilidades derivados de la paternidad difieren según los distintos ordenamientos jurídicos. Por lo general los padres tienen el poder de: 44 a) Elegir dónde vivirá el niño, y asumir la responsabilidad de su cuidado diario. b) Tomar decisiones médicas con respecto al niño, autorizar tratamientos, ser consultado o informado acerca del tratamiento. c) Ser responsable de la educación del niño y otros aspectos de su bienestar. d) Obtener la tenencia del niño frente a una ruptura de la relación con el otro padre. e) Obtener la custodia del niño frente a la muerte del otro padre. f ) Recibir créditos fiscales, exenciones o ayudas gubernamentales. g) Gozar de vacaciones o periodos de licencia autorizados por enfermedad del niño. h) Recibir asignaciones familiares. i) Llevar al niño de vacaciones. j) Cambiar legalmente el nombre del niño. Asimismo, el niño también obtiene ciertos derechos, a saber: a) Sustento económico. b) Derecho a la legítima. c) Legitimación para reclamar indemnización por muerte del padre. d) Alimentos. 44 Op. cit., nota 43, ut supra, 11, p. 33. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 419 V. LEGISLACIÓN COMPARADA 1. Nivel supranacional Legislación de la Comunidad Económica Europea Informe del Parlamento Europeo sobre la igualdad jurídica de los homosexuales en la Comunidad Europea de fecha 26 de enero de 1994. En el año 1994 se presentó un proyecto de directiva; su ponente fue la congresista Roth; el proyecto no fue aceptado como directiva —que resulta obligatoria para los Estados miembros—, pero fue aprobado como Informe del Parlamento Europeo sobre la Igualdad Jurídica de los Homosexuales en la Comunidad Económica Europea de fecha 26 de enero de 1994.45 El informe fue aprobado por una mayoría relativa, dado que en la votación estaban presentes 275 parlamentaristas sobre un total de 518, de los cuales 158 votaron a favor, 98 en contra y 18 se abstuvieron.46 De este informe, creemos importante destacar algunos puntos de las peticiones, razón por la que lo transcribiremos. PETICIONES DEL PARLAMENTO EUROPEO A LOS ESTADOS MIEMBROS CONTENIDAS EN EL INFORME. A. Pide a los Estados miembros que supriman todas las disposiciones jurídicas que discriminan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. B. Pide que las limitaciones de edad con fines de protección sean idénticas en las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.47 C. Pide que se ponga fin al trato desigual de las personas de orientación homosexual en las disposiciones jurídicas y administrativas de la seguridad social, en las prestaciones sociales, en la legislación relativa 45 El Parlamento Europeo puede elaborar informes, resoluciones y recomendaciones, según el artículo 45 de su reglamento interno. 46 Para que se alcance el quórum en las votaciones necesario que se encuentren presentes al menos un tercio de los miembros efectivos. 47 El Código Penal de Grecia en su artículo 347 establece que los homosexuales pueden ser perseguidos cuando exista la sospecha de seducción de un menor de quince o dieciséis años en la que se ha llevado el coito anal. Un informe sobre la situación mundial del derecho penal puede verse en Revista de derecho privado y comunitario, núm. 23, en sección “Legislación y jurisprudencia extranjera”, Santa Fe, Argentina, Rubinzal Culzoni, 2000. 420 GRACIELA MEDINA a la adopción, en el derecho sucesorio, en la legislación en materia de opinión, prensa información, ciencia y arte; además, pide a todos los Estados miembros que, en el futuro, respeten estos derechos a la libertad de opción. D. Pide a los Estados miembros que prohíban las discriminaciones por razón de orientación sexual en todos los ámbitos sociales y que extiendan a las parejas homosexuales los regímenes jurídicos de que se benefician las parejas heterosexuales o creen regímenes sustitutivos equivalentes para las primeras. E. Pide a la Comisión que presente una propuesta de directiva al Consejo relativa a la lucha contra la discriminación por razones de orientación sexual. F. Señala que esta directiva debería considerar discriminatoria, entre otras conductas, las siguientes: – La denegación del derecho a la adopción o a la tutela. – La denegación a las parejas homosexuales de instituciones jurídicas sustitutivas del matrimonio o la exclusión de las parejas homosexuales de los regímenes jurídicos para parejas no casadas. – La negativa a reconocer a los matrimonios de personas extranjeras del mismo sexo o las parejas registradas en el derecho privado internacional de los Estados miembros.48 Esta recomendación, aunque no tiene fuerza vinculante, tiene una importancia decisiva porque proviene del Parlamento Europeo, y demuestra el cambio de posición de Europa frente al problema homosexual.49 2. Políticas legislativas Se advierten diferentes formas de legislación que pueden ser clasificadas en: A. Abstencionista. B. Reguladora. – Con posibilidad de contraer matrimonio. – Con equiparación al matrimonio. 48 Gutiérrez Díaz, Antonio, “El debate en el Parlamento Europeo. Antecedentes y situación actual en relación a los estados miembros”, El derecho europeo ante la pareja de hechos, Barcelona, Cedes, 1996, p. 203. 49 El texto de ella y un comentario puede ser consultado, entre otros, en Ferrari da Passano, Paolo, op. cit., nota 25 y en Kemelmajer de Carlucci, Aída, op. cit., nota 16, pp. 238 y 239, y en Salter Cid, Nuno de, op. cit., nota 23, 1998, p. 203. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 421 – Con negación de los efectos del matrimonio. – Regulación especifica de la unión de hecho. – En forma independiente. – En forma conjunta con el concubinato heterosexual. – En forma estadual. – En forma nacional. A. Legislaciones abstencionistas Las legislaciones abstencionistas son aquellas en las que el legislador no ha tomado ninguna previsión con respecto a las uniones homosexuales, no las sanciona, pero tampoco se ocupa de regular sus consecuencias jurídicas. Dentro de esta categoría se encuentran, en general, las legislaciones latinoamericanas; en estos países aún no existe un pronunciamiento legislativo sobre la amplia problemática que presentan las uniones homosexuales. Salvo en la ciudad de Buenos Aires, donde rige la Ley 1004 sobre Unión Civil y el decreto reglamentario 556/03 del 15/5/03. B. Reguladoras Denominamos legislaciones reguladoras a aquellas que se han preocupado por reglar la situación de las uniones de hecho, de diferente manera a saber: a. Con autorización para contraer matrimonio El 19 de diciembre de 2000, la Cámara Alta del Parlamento holandés aprobó un proyecto que permite que las personas del mismo sexo contraigan matrimonio. La ley conocida como Bill núm. 26672, entró en vigencia a partir de enero de 2001, las parejas homosexuales podrán acceder a la institución del matrimonio, estén ellas registradas o no, y obtener los mismos derechos que tienen los matrimonios heterosexuales. En el mes de diciembre de 2000, la Cámara Alta del Parlamento, también promulgó la ley que permite la adopción por parejas homosexuales. La normativa prevé que las parejas del mismo sexo que hayan cohabitado por más de tres años podrán adoptar bajo las mismas condiciones que las parejas heterosexuales. Para hacerlo no es necesario que la pareja se encuentre casada o registrada. 422 GRACIELA MEDINA Alguna de las consecuencias de las posibilidades de adopción por el compañero homosexual es que como un menor no puede tener más de dos padres oficiales, si un niño es adoptado por la pareja mujer de su madre, el menor ya no podría ser reconocido por su padre natural. Asimismo, la paternidad ya no puede determinarse judicialmente. La ley sólo es aplicable a la adopción dentro de Holanda. En lo que concierne a los niños extranjeros, la situación no se ha modificado, es decir que la adopción en estos casos sólo podrá ser solicitada por parejas heterosexuales. De todas maneras, se teme que la adopción por homosexuales en Holanda no sea reconocida en el extranjero, atento a que esta clase de adopción no fue incluida en la convención de La Haya sobre adopción de 1993. b. Con equiparación al matrimonio Algunas legislaciones han equiparado “las uniones homosexuales registradas” al matrimonio. En algunos casos en forma integral, en otros impidiendo el acceso de las uniones homosexuales a la adopción y al acceso a las técnicas de fecundación asistida, que le son negadas a las primeras. En principio, estos sistemas reservan la denominación matrimonio para las uniones heterosexuales y a los homosexuales se les permite contraer “uniones registradas” o “uniones civiles” que tienen —en general— iguales efectos que el matrimonio. Siguen este sistema, entre otros, los siguientes Estados: Suecia: Ley de Registro de la Pareja de Hecho (23 de junio de 1994).50 Noruega: Ley sobre Registro de Parejas.51 Dinamarca: Ley danesa sobre el Registro de las Parejas (7 de junio de 1989).52 Vermont 2000. Nueva Zelanda 21/11/00. 50 La ley se puede consultar en español, El derecho europeo ante la pareja de hecho, seminario organizado por la Fundación Olof Palme, Barcelona, Cedecs, 1996, pp. 293 y 294. 51 Op. cit., nota 50, pp. 297-299. 52 Op. cit., nota 50, p. 302. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 423 Nueva Escocia 30/11/00. Ley Canaria de Uniones de Hecho Nro. 5 del 14/4/03. Ley de Parejas de Hecho de la Comunidad Autónoma de Extremadura del 20/3/03. Ley de Unión Civil de Québec. Desde la óptica de la técnica legislativa, ésta es la forma más simple, ya que como el régimen del matrimonio goza de un estatuto completo, basta con la remisión a éste para solucionar la mayor cantidad de problemas que se pueden presentar, y en aquellos supuestos donde la voluntad legislativa no se inclina por la equiparación (como en la adopción y en las técnicas de fecundación humana asistida), se excluye la aplicación de las normas del matrimonio. Como vemos, el método es de una gran simplicidad, al menos formal. c. Con negación expresa de toda equiparación al matrimonio Algunas legislaciones, como la federal de los Estados Unidos de América, se encargan de regular sobre las uniones homosexuales para denegarles el estatus matrimonial, y privarles de toda equiparación con éste. En Estados Unidos de América tiene gran importancia la Ley de Defensa del Matrimonio del 12 de julio de 1996, dictada por una amplísima mayoría de votos (342 contra 67 en la Cámara de Diputados y 85 contra 14 en el Senado). En su segunda sección, esta norma establece: Ningún Estado, territorio, posesión de los Estados Unidos o tribu india, estará obligado a hacer efectiva en su ámbito propio ninguna disposición, documento o sentencia judicial de otro estado, territorio, posesión o tribu, concerniente a una relación entre personas del mismo sexo, que sea considerada como matrimonial según las leyes de ese otro estado, territorio, posesión o tribu. La posibilidad de rechazo se extiende, incluso, a “cualquier derecho o demanda surgida de una relación de ese género”.53 53 Una crítica a esta ley puede consultarse en Strasser, Mark, Same Sex Marriage and the Constitution, cap. VI, The Defense of Marriage Act, pp. 127 y ss. Strasser, Mark, Legally wed, Same-Sex, Marrige and the Constitution, Londres, Cornell University Press, 1997. 424 GRACIELA MEDINA La importancia de la citada norma radica en que se trata de una ley federal; al respecto, cabe recordar que, en Estados Unidos, el matrimonio no es una cuestión federal sino que cada estado lo regula en forma independiente, de allí que puedan haber estados que reconozcan el matrimonio entre homosexuales. Pero a partir de la Ley de Defensa del Matrimonio, ningún estado está obligado a reconocer como matrimonio a las uniones concubinarias del mismo sexo, aun cuando otro estado así lo hubiera hecho. d. Regulación específica de la unión de hecho homosexual Algunos estados han optado por legislar especialmente sobre las uniones de hecho homosexuales en forma independiente del matrimonio, y aclaran específicamente, que no se aplica el estatuto matrimonial, ni genera relaciones de parentesco. Esta clasificación admite una subclasificación, a saber: – Legislaciones que regulan las uniones homosexuales, en forma independiente. – Legislaciones que regulan las uniones homosexuales, en forma conjunta con el concubinato heterosexual. Entre las primeras se encuentra la Ley de Parejas de Cataluña, sancionada el 11 de junio de 1998. Esta ley contiene dos capítulos: el primero es sobre las parejas de hecho heterosexuales, y el segundo regula a la unión estable homosexual en forma independiente. Entre las que regulan las uniones homosexuales en forma conjunta con el concubinato heterosexual se encuentran la Ley de Aragón y la ley francesa de PAC, pero en lo que respecta a la adopción y a las técnicas de legislación humana asistida existen diferencias, puesto que no se concede a las uniones homosexuales el derecho de adoptar, ni el de ser beneficiarios de los procedimientos de las técnicas de legislación humana asistida.54 54 Una reseña de esta ley de nuestra autoría puede consultarse en Revista de Derecho Privado y Comunitario, núm. 20, Santa Fe, Argentina, 1999, p. 441. PROBLEMÁTICA DE LA UNIÓN HOMOSEXUAL 425 C. La situación argentina En Argentina se ha dictado en la ciudad de Buenos Aires la Ley de Uniones Civiles que permite a las parejas del mismo sexo inscribirse en un registro público de uniones civiles que funciona en el ámbito del Registro Civil y Capacidad de las Personas y otorga a los miembros de la unión iguales derechos que a las personas casadas dentro del ámbito de la ciudad de Buenos Aires. En igual sentido y con los mismos alcances dentro de su respectiva jurisdicción la provincia de Río Negro ha dictado una Ley de Uniones Civiles. Por otra parte, jurisprudencialmente se ha admitido que los miembros de una unión homosexual gozan de los beneficios que la seguridad social otorga a las parejas de diferente sexo, y doctrinariamente se admite la continuidad de la locación por el conviviente homosexual y se aplica a la disolución de la unión homosexual los mismos principios jurisprudenciales que para la disolución del concubinato heterosexual.55 VI. CONCLUSIONES 1. El ordenamiento jurídico no puede ignorar la existencia de uniones de hecho homosexuales. 2. Las relaciones sexuales de dos personas libres y capaces, que no ofenden la moral pública, integran el ámbito de su privacidad y toda Constitución democrática obliga a su respeto. 3. La posición del derecho frente a las uniones que tienen como base la cohabitación homosexual pública y estable debe ser la de respeto, reconocimiento y diferenciación. A. Respeto: El respeto a la libre determinación y a la vida privada de los hombres hace necesario que las uniones homosexuales no sean perseguidas penalmente, ni discriminadas arbitrariamente. 55 Medina, Graciela, op. cit., nota 35; “Uniones de hecho homosexuales”, Santa Fe, Argentina, Rubinzal Culzoni, diciembre de 2001 y “Las uniones de hecho homosexuales frente al derecho argentino”, Revista de Derecho Comparado, núm. 4, “Uniones entre personas del mismo sexo”, Santa Fe, Argentina, noviembre de 2001, p. 87. 426 GRACIELA MEDINA B. Reconocimiento: El derecho debe reconocer la existencia de uniones homosexuales y, en consecuencia, concederles efectos jurídicos, en algunas áreas sobre la base del derecho a la orientación sexual internacionalmente propugnado. C. Diferenciación: Las uniones homosexuales son diferentes a las uniones heterosexuales y esta natural distinción justifica que la posición del orden jurídico sea diferente. El Estado puede priorizar una unión sobre otra, teniendo en cuenta el valor que se le asigna. Así la preferencia del Estado por la unión matrimonial sobre la unión homosexual tiene fundamentos razonables que la justifican jurídicamente e impiden que la distinción sea calificada de discriminatoria. D. En un verdadero sistema pluralista no basta con declarar que existe el derecho a la libre orientación sexual, sino que existan acciones afirmativas por parte del Estado en este sentido. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTNERSHIPS AND SAME-SEX MARRIAGE 1 Nicole LAVIOLETTE * SUMMARY: I. Introduction. II. Types of Registered Partnership Recognition. III. Assessing Debates About Registered Partnerships. IV. Conclusion. I. INTRODUCTION In 2005, lesbian and gay marriages are being legally performed in four countries: The Netherlands,2 Belgium,3 Canada 4 and most recently, Spain.5 In addition, gay men and lesbians can also get married in Massachussets in the United States.6 While all five states experimented with regis* Associate professor, Faculty of Law, University of Ottawa. 1 This is an updated and abbreviated version of a paper that was prepared in 2001 at the request of the Law Commission of Canada and submitted to it in the context of their project on close personal adult relationships: see Nicole LaViolette, “Registered Partnerships: A Model for Relationship Recognition”, 5 August 2001, online: Law Commission of Canada, http://www.lcc.gc.ca/pdf/LaViolette.pdf. The larger study is also published in 2002. 19:1 Canadian Journal of Family Law 115. 2 “Same-sex marriages”, online: Justitie.nl in English, http://www.justitie.nl/english/ Publications/factsheets/same-sex_marriages.asp. 3 Fiorini, Aude, “New Belgian Law on Same Sex Marriage and the PIL Implications,” International & Comparative Law Quarterly, 52:1039-1049, 2003. 4 An Act respecting certain aspects of legal capacity for marriage for civil purposes, S. C. 2005, c. 33. 5 Congreso de los Diputados, Proyecto de Ley 121/000018, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio, Boletín Oficial de las Cortes Oficiales, 21 January 2005, online: http://estaticos.elmundo.es/documentos/2005/ 06/30/ley_matrimonio_hom.pdf. 6 “Massachusetts Legislature Rejects Gay Marriage Ban” Associated Press, 15 September 2005, online: CCN.com http://www.cnn.com/2005/POLITICS/09/15/gaymarria ge.ap/. 427 428 NICOLE LAVIOLETTE tered partnerships, the final choice was in favour of extending marriage to gay men and lesbians. In many other countries, partnership registration schemes have been established which allow conjugal partners, including gay men and lesbians, to receive state recognition. For instance, in Denmark,7 France 8 and New Zealand,9 lawmakers resisted granting marriage rights to gay men and lesbians, yet they were willing to establish registered partnerships. Whether lawmakers opt for same-sex marriage or registered partnerships, the law reforms are in response to growing social pressures to expand the types of close adult and familial relationships recognized by the State. Specifically, the almost universal inability of same-sex couples to opt in to a state-recognized relationship is often the primary impetus for change. A lack of protective status has placed gay and lesbian families everywhere under considerable personal, economic and social constraint.10 Registered partnerships or marriage rights are established to remedy this lack of relationship status. Those same pressures are being felt in many Latin American countries,11 including Mexico. In April 2001, a bill legalizing registered partnerships was introduced in the legislature of the Federal District of Mexico City.12 The bill would not have formally allowed gay and lesbian marriages; rather it would have extended specific legal rights to couples living in a common law relationship.13 While some of the opposition to the bill came from conservative and religious circles,14 others were concerned 7 The Danish Registered Partnership Act, online: Cybercity Denmark, http:// users.cybercity.dk/~dko12530/s2.htm (date accessed: 16 July 2001). 8 Loi no. 99-944 du 15 novembre 1999 relative au pacte civil de solidarité, J. O., 16 November 1999, 16959. 9 Civil Union Act (N.Z.), 2004/102, online: govt.nz http://www.legislation.govt.nz/ libraries/contents/om_isapi.dll?clientID=333602&infobase=pal_statutes.nfo&record= {A43C3050}&hitsperheading=on&softpage=DOC. 10 L. Poverny & W. Finch Jr., “Gay and Lesbian Domestic Partnerships: Expanding the Definition of Family” (1998) Soc. Casework: The J. of Contemp. Soc. Work 116 at 118. 11 Landes, Alejandro, “Gays Make Unexpected Gains Although Legal Hurdles Remain” The Miami Herald, 17 September 2003, 1A. 12 González, Román, “Dan la vuelta diputados a Ley de Sociedades de Convivencia”, online: Cimacnoticias.com http://www.cimacnoticias.com/noticias/03may/ s03050604.html. 13 Ibidem, note 12. 14 “México: iglesia católica dice que ley de convivencia es ‘aberrante’ ”, (16 December 2003), online : mujereshoy,com http://www.mujereshoy.com/secciones/1573. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 429 about the policy choice in favour of a complicated registered partnership scheme. It was argued that a better way to recognize gay and lesbian relationships was to substitute the words “man and woman” to “persons” in the legislation related to marriage.15 Debates on the bill have been suspended.16 However, the Mexico example confirms that in many jurisdictions the choice between same-sex marriage and registered partnerships remains contentious. It is the aim of this article to examine the experiences of other jurisdictions to determine how controversial registered partnership schemes are as a law reform option. Academic and activist debates are examined to outline the benefits and pitfalls with registered partnerships as a model of legal recognition for either conjugal or non-conjugal relationships. This article argues that the most divisive political and social debates arise when registered partnerships schemes are pitted against the issue of same-sex marriage. The lessons from other jurisdictions confirm that registered partnerships are most successful when they are not seen as creating a second-class category of relationships, but rather as positive and flexible form of state recognition. This is difficult to achieve as registered partnerships are not easily divorced from the issue of samesex marriage. The article is divided into two main sections. Part II categorises and describes the various types of registered partnership models that have been established in different jurisdictions around the world. Different models are grouped into two categories, the “Marriage Minus” models and the “Blank Slate Plus” schemes. This classification highlights what motivated the establishment of the model, what interests were at stake at the time, what entitlements or obligations flow from the model, and what role the model continues to play today, particularly in relation to the issue of same-sex marriage. Part III reviews academic and activist debates surrounding registered partnerships models as a way of outlining the benefits and pitfalls of registered partnerships as a model of legal recognition for either conjugal or non-conjugal relationships. shtml. See also: Peter Greste, “Mexico debates Law on Gay Couples” (19 December 2000) BBC, online: BBC News http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/americas/1077679.stm. 15 Email from Gloria Careaga Perez, Facultad de Psicologia, UNAM (23 September 2005). 16 Ibidem, note 15. 430 NICOLE LAVIOLETTE II. TYPES OF REGISTERED PARTNERSHIP RECOGNITION 1. Terminology Many terms are used to designate the legal status established by relationship registration initiatives. “Registered Domestic Partnerships”, “Registered Partnerships”, “Domestic Partnerships”, “Declared Partnerships”, “Life Partnerships”, “Stable Relationships”, “Civil Unions”, “Legal Cohabitation”, “Reciprocal Beneficiaries” and “Unmarried Couples Registration” are all terms used in legislation, municipal ordinances, academic and activist writings, and the media. Throughout this article, the term “registered partnerships” will be the expression used to describe the various methods which allow unmarried individuals to register their mutually dependent relationships in order to gain official state and societal recognition. The expression provides a simple but precise description of the initiatives examined herein. “Partnership” is a commonly used word referring to personal relationships, and is therefore an accurate representation of the interdependent relationships that are the subject of registration methods. The term “registration” aptly covers the fact that all the models reviewed are opt-in schemes in so far as they require partners to identify themselves to the relevant authorities, either through registration or the issuance of a licence. 2. Existing Models There is more than one model of registered partnership recognition. Some are the product of law-making bodies at the local, regional or national level, while others are the product of the private sector.17 Moreover, the forms in which registered partnerships have been established depend on the constitutional, legal, social and religious contexts of each relevant jurisdiction. In addition, there are important differences in the level of benefits and obligations actually incurred through registration. 17 “Thirteen percent of all United States employers offer benefits to the domestic partners of their employees. Larger companies, with more than 5,000 employees, the figure is twenty-five percent…”: Zielinski, D., “Domestic Partnership Benefits: Why Not Offer Them To Same-Sex Partners And Unmarried Opposite Sex Partners?” (1998/99) 13 J. L. & Health 281 at 281-82. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 431 Nevertheless, most models possess some common features. Their purpose is usually to recognize, validate and support committed, mutually supportive personal relationships between unmarried individuals. Most registered partnership policies define who may register, for instance by setting cohabitation or age requirements. Furthermore, an essential element of this new civil status is the fact that individuals consent to make an official record of their partnerships. This process allows individuals to register with various levels of government or private employers by completing a formal declaration or by obtaining an official licence. It is also true that the majority of registered partnerships confer a number of entitlements and obligations.18 In this fashion, registered partnerships regulate rights: between partners; entitlements and obligations involving third parties; and, in some cases, parenting rights. Finally, registered partnership programs define a process by which the partners may dissolve the formal relationship. For the purposes of this article, the different models will be categorized to situate registered partnerships in relation to marriage. Under this approach, marriage is viewed as the ceiling, namely the model that offers couples the most extensive rights and obligations. The floor, on the other hand, is basically a blank slate, the level at which no rights or obligations are conferred on non-married partners.19 Using these two reference points, a simplified overview of the different types of registered partnerships can be offered. Indeed, registered partnerships can be grouped into two main categories. First, several jurisdictions have enacted registration schemes that will be referred to as “Marriage Minus” partnership schemes. These legislative models offer quasi-marital options while falling short of reaching the marriage ceiling, in that they exclude a small number of rights and responsibilities 18 There are a few municipal registered partnership schemes that confer no rights or obligations, and provide only a symbolic recognition. This is the case in Hamburg, Germany. See C. Hebling & R. Sass, “Symbolic Domestic Partnership in Hamburg” (1997) 55 Euro-Letter 14, online: Euroletter http://www.steff.suite.dk/eurolet.htm. 19 Robert Wintemute, in referring to different methods of allocating rights and obligations to same-sex couples, makes a similar distinction as the one I propose, namely that two models exist, the “subtraction” and “enumeration” models. Wintemute, R., “Conclusion” in Wintemute, R. & Andenæs, M., (eds.), Legal Recognition of Same-Sex Partnership: A Study of National, European and International Law, Oxford, Hart Publishing, 2001, 759 at 766 (Conclusion). 432 NICOLE LAVIOLETTE conferred to married couples. It is clear nonetheless that these registered partnerships “both functionally and socially reproduce marriage”.20 The second major grouping of registered partnerships will be referred to as “Blank Slate Plus” schemes. These consist of initiatives designed to grant specific enumerated rights and obligations to two individuals in a partnership, without attempting to parallel marriage laws. Rather than subtracting from the marriage ceiling, these registered partnerships add a bundle of rights and obligations onto what was previously a blank slate. In some cases, the handout of rights and obligations is very modest indeed. A. The “Marriage Minus” Model of Registered Partnerships Quasi-marital models of registered partnerships include those established in the Nordic states of Denmark,21 Sweden,22 Norway,23 Iceland,24 the Netherlands,25 and in Québec.26 In addition, Vermont 27 and New Zealand 28 fall within this category, although it is arguable that the civil unions in both jurisdictions are really marriage under a different name.29 However, given the existence of some differences 20 Brumby, E., “What Is In A Name: Why The European Same-Sex Partnership Acts Create A Valid Marital Relationship” 28 Ga. J. Int’l & Comp. L. 145 at 168. 21 The Danish Registered Partnership Act, supra, note 7. 22 Swedish, Norwegian & Icelandic Registered Partnership Acts, 23 June 1994, online: France QRD http://users.cybercity.dk/~dko12530/nordictx.htm. 23 Ibidem, note 22. 24 Act on Registered Partnership, 12 June 1996, online: Icelandic Ministry of Justice and Ecclesiastical Affairs Homepage http://dkm.stjr.is/interpro/dkm/dkm.nsf/pages/ eng_partnership. In Iceland, the institution is known as “confirmed cohabitation”: C. Forder, “European Models of Domestic Partnership Laws: The Field of Choice” (2000) 17 Can. J. Fam. L. 370 at 390. 25 See Schrama, W. M., “Registered Partnership in the Netherlands” (1999) 13 Int’l J. L. Pol’y & Fam. 315. Finland is also considering enacting a registered partnership scheme. See “Finish Gays to Get Legal ‘Union’” CNN (30 November 2000), online: CNN.com http://www.cnn.com/2000/World/Scandinavia/11/30/finland.gay/index.html; A proposal to introduce a registered partnership system in the Czech Republic was rejected in 1999: Forder, ibidem, at 391. 26 P. L. 84, Loi instituant l’union civile et établissant de nouvelles règles de filiation, 2nd session, 36th Leg., Quebec, 2002 (assented to 8 June 2002). 27 An Act Relating to Civil Unions, 1999 Vt. Acts & Resolves No. 91, H.847 [Civil Unions]. 28 Civil Union Act, supra, note 9. 29 For a discussion of the importance of the name attached to a registered partnership scheme, see Conclusion, supra, note 19 at 769. Wintemute argues that a decision UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 433 between marriage and civil unions, it appears useful to view civil unions as a far reaching registered partnership model. These jurisdictions represent models of registered partnerships that come closest to mirroring the institution of marriage by offering marriage-like formalities and consequences. Indeed, in some jurisdictions, the differences between marriage and registered partnerships are relatively minor, or relate to matters outside the jurisdiction’s legislative powers. For instance, in Vermont, the newly created civil unions are equivalent to marriages in almost every way, with one major exception, namely the name of the civil status.30 Indeed, the symbolic title “marriage” is reserved solely for the union of a man and a woman.31 Another difference is the fact that gay men and lesbians joined in a civil union cannot access federally regulated rights and obligations,32 and, further, that they cannot expect legal recognition of their relationship outside the state of Vermont.33 Legal differences between registered partners and married couples are also relatively insignificant in the Netherlands, to the extent that both same-sex and different-sex couples can convert from one or the other by filing a conversion record with the appropriate state authority.34 In other cases, the differences between marriage and registered partnerships are not considerable, but the limitations of registered partnerships are socially significant. In Sweden, registered partners have of the European Court of Justice involving Denmark and Sweden suggests that registered partners will be denied recognition if the union is not called a marriage. 30 For a detailed discussion of the Vermont civil union initiative, see Bonauto, M. L., “The Freedom to Marry for Same-Sex Couples in the United States of America” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 177. 31 “Recent Legislation” (2001) 114 Harv. L. Rev. 1421 at 1424. 32 Ibidem. at 1423. 33 Sneyd, R., “Le Vermont autorise les couples homosexuels à s’unir civilement” Le Soleil (26 April 2000), online: Le National, http://le-national.com/breves45.html. For a more detailed discussion of the recognition of same-sex civil unions and marriages by other states and the U.S federal government, see Bonauto, supra, note 30 at 202-06; and Partners Task Force for Gay and Lesbian Couples, “Civil Unions: The Vermont Approach” (2 July 2005), online: Partners http://www.buddybuddy.com/d-p-verm.html. 34 Wet Van 21 december 2000 tot wijzigig van Boek1 van het Burgerlijk Wetboek in Verband met de openstelling van het huwelijk voor personen van hetzelfde geslacht (Wet Openstelling Huwelijk), Staatsblad van het Koninkrijk der Nederlanden 2001, nr. 9 (11 January), ss. 77a, 80f. 434 NICOLE LAVIOLETTE been granted the same entitlements as married couples, but until very recently they were denied critical rights relating to children, such as custody, adoption and medically assisted procreation.35 The same is true for both Norway 36 and Iceland,37 which prohibit registered domestic partners from adopting, or accessing medically assisted procreation. In Denmark, some gay men and lesbians have advocated against the existing legislative prohibition on registration celebrations taking place in the State Lutheran Church,38 while in Sweden gay men and lesbians are denied the right to marry if they are younger than eighteen years old.39 Except for the Netherlands, all “Marriage Minus” partnership schemes are open exclusively to same-sex partners. But even in the Netherlands, the law reform initiative was first considered as a remedy for the inequality suffered by lesbian and gay cohabitants.40 In all jurisdictions, people who are close relatives, for instance relatives in the ascending or descending line, or siblings, cannot register a partnership intended for individuals in conjugal relationships, rather than all adults involved in an interdependent personal relationship. In some cases, registered partnerships are easier to dissolve than civil marriages. For instance, in the Netherlands, registered couples can terminate the relationship by mutual agreement, and through the registration of a declaration stating their wish to end the partnership.41 35 International Lesbian and Gay Association (ILGA), “Equality for Lesbians and Gay Men” (June 1998), online: ILGA http://www.steff.suite.dk/report.htm. See also H. Ytterberg, “‘From Society’s Point of View, Cohabitation Between Two Persons of the Same Sex is a Perfectly Acceptable Form of Family Like’: A Swedish Story of Love and Legislation” in Wintemute & Andenæs, supra note 19, 427 at 433. The Swedish government recently extended adoption and custody rights to same-sex partners. See “La Suède légalise l’adoption pour les homosexuals” Agence France-Presse (5 June 2002), online: Cyberpresse.ca http://www.cyberpresse.ca/reseau/monde/0206/mon_102060105754.html. 36 Le pacte civil de solidarité, Sénat, online: Sénat français http://www.senat.fr/lc/ lc48/lc48.html>. 37 Samtoekin ’78, “A Victory For Icelandic Lesbians and Gays” (August 1996) 43 Euro-letter 10, online: Euro-letter http://www.steff.suite.dk/eurolet.htm. 38 Lund-Andersen, I., “The Danish Registered Partnership Act, 1989: Has the Act Meant a Change in Attitudes?” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 417 at 417, 423. 39 Ytterberg, supra, note 35 at 433. 40 Schrama, supra, note 25 at 316-18. 41 COC Nederland, Registered Partnerships, online: COC Nederland http://www. coc.nl/regpartner.html#_1. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 435 Not surprisingly, all of the registered partnerships establishing marriage-like institutions were enacted by jurisdictions that have the constitutional power to regulate marriage. Thus, the registered partnerships in the Nordic countries were established at the national level whereas in the United States, where state governments have the power to define civil status, the Vermont state legislature had the legal authority to enact civil union legislation.42 B. The “Blank Slate Plus” Model of Registered Partnerships The registered partnership methods in this category include the ones established in France,43 Belgium,44 Germany,45 Hawaii,46 in several regions of Spain,47 and in Nova Scotia.48 In Vermont, the legislation on civil unions also provided for a separate scheme of reciprocal beneficiaries,49 which also falls under this category of registered partnerships. Also included are the registration mechanisms set up at 42 Bowman, C. A. & Cornish, B. M., “A More Perfect Union: A Legal and Social Analysis of Domestic Partnership Ordinances”, 1992, 92 Colum. L. Rev. 1164 at 1198. 43 Loi no. 99-944 du 15 novembre 1999 relative au pacte civil de solidarité, supra, note 8. 44 Loi instaurant la cohabitation légale (23 November 1998), online: Belgique, Ministère de la justice http://www.ulb.ac.be/cal/Cohabitation.html [Cohabitation légale]. Belgium has also opened up marriage to same-sex couples: Fiorini, supra, note 3. 45 The first part of the German reform, adopted in 2001, provides for a limited number of rights and obligations. However, a second step is planned which would move German reform closer to the “Marriage Minus” category. See Conclusion, supra, note 19 at 763-64; R. Schimmel & S. Heun, “The Legal Situation of Same-Sex Partnerships in Germany: An Overview”, in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 575 at 588-90. 46 Reciprocal Beneficiaries Act, Hawaii. Rev. Stat. § 572C (2000). 47 Catalonia, Aragón, Navaro and Valencia have enacted reforms to recognized partnerships. See N. Pérez Cánovas, “Spain: The Heterosexual State Refuses to Disappear”, in Wintemute & Andenæs, supra note 19, 493 at 501-04; “Ley de Parejas en Catalunya y en Aragón” Fundación Triángulo, online: Funadación Triángulo Ley de Parejas en Catalunya y en Aragón http://www.redestb.es/triangulo/leycates.html; Unmarried Couples Law in Aragón, Fundación Triángulo, online: Fundación Triángulo http://redestb.es/ triangulo/leyarin.html. 48 Registration of Domestic Partnerships Regulations, N. S. Reg. 57/01. 49 Civil Unions, supra, note 27, s. 29. The reciprocal beneficiaries scheme is limited to partners already related to one another by blood or adoption, and provides for rights to make decisions for the other if she/he is incapacitated, and imposes an obligation to act in the interest of the other beneficiary: Bonauto, supra, note 30 at 202. 436 NICOLE LAVIOLETTE the municipal level,50 those created by private employers51 as well as the very first registered partnership, instituted by the City of Berkeley in 1984.52 The registered partnerships schemes that can be considered “Blank Slate Plus” are very diverse, but their commonalities are significant. First, these partnerships initiatives do not seek to create marriagelike legal institutions. Rather, a new status is established, one that is an intermediary between married couples and de facto relationships. It is true that the range of rights and obligations are often far more limited than in marriage, and the conditions governing the formation and dissolution more flexible than civil marriage. But in contrast with legislation that ascribes to individuals the status of de facto cohabitants, the requirement of registration makes the partnership an opt-in model, based on the consent and knowledge of the partners. Secondly, these partnership models “provide an entry point for official state and societal recognition” 53 of interdependent adult relationships. Essentially, these schemes focus on the creation of entitlements for non-married couples to rights or benefits offered by third parties, such as employment and health benefits, hospital and prison visitation privileges, and tenancy rights. In addition, some registration initiatives may confer reciprocal obligations for mutual basic support while the two individuals remain in the partnership. In many cases, the motivation to extend entitlements stems from anti-discrimination policies. For instance, many private employers concluded that to deny family benefits to gay and lesbian employees who were similarly situated 50 “Political advocacy for lesbian and gay rights in the United States is the strongest at the municipal level, so it is not surprising that cities and towns are among the first to have agreed through local legislation to extend some degree of recognition to samesex partners living or working within their borders”: A.S. Leonard, “Local Recognition of Same-Sex Partners Under US State or Local Law” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 133 at 147. 51 Private employers often require registration, evidentiary support, and other eligibility requirements similar to municipal partnership programs: Zielinski, supra, note 17 at 291. 52 “Domestic Partnership Benefits, Philosophy and Provider List” (2002) Partners Task Force for Gay & Lesbian Couples, online: http://www.buddybuddy.com/d-p-1.html; Zielinski, supra, note 17 at 290. 53 Juel, E. J., “Non-Traditional Family Values: Providing Quasi-Marital Rights To Same-Sex Couples” (1993) 13 B.C. Third World L. J. 317 at 319. 54 Ibidem, at 325. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 437 to married heterosexual employees was in fact a violation of their own anti-discrimination employment policy relating to sexual orientation.54 The differences in the “Blank Slate Plus” models are, however, extensive. For instance, in Belgium,55 Hawaii 56 and New York,57 registration is open to all without regard to conjugality, sex, or family ties. In France, the “Pacte civil de solidarité” (“PaCS”) excludes people who are close relatives or lineal descendants or already married, but it is not restricted by sex.58 In Nova Scotia,59 Catalonia60 and Aragon61 any two persons living in a conjugal relationship can register their partnerships, regardless of whether they are of the same-sex or of opposite sex. In Germany,62 Hamburg 63 and for a substantial number of private employers in the United States64 , registration programs are limited to same-sex couples living in conjugal relationships. The opt-in process can also differ from one jurisdiction to the next. For instance, some regional authorities in Spain, rather than creating an administrative registry, require that couples execute a deed or other public document to indicate their intention to be governed by the partnership 55 Cohabitation légale, supra, note 44. See also O. De Schutter & A. Weyembergh, “‘Statutory Cohabitation’ Under Belgian Law: A Step Towards Same-Sex Marriage?” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 465 at 466. 56 Brumby, supra, note 20 at 160. 57 H. Gewertz, “Domestic Partnerships: Rights, Responsibilities and Limitations” (1994) Public Law Research Institute, online: Public Law Research Institute http:// www.uchastings.edu/plri/fall94/gewertz.html. 58 “Mode d’emplois” (2000) Virtual PaCS, online: Virtual PaCS http://vPaCS. ooups.net/modedemplois.html. See also D. Borillo, “The ‘Pacte Civil de Solidarité’ in France: Midway Between Marriage and Cohabitation”, in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 475 at 485. 59 Vital Statistics-Domestic Partnerships (2001), Service Nova Scotia and Municipal Relations, online: Government of Nova Scotia http://www.gov.ns.ca/snsmr/vstat/ certificates/domestic.stm. 60 C. Lestón, “Spain” in ILGA-Europe, Equality for Lesbian and Gay Men: A Relevant Issue in the Civil and Social Dialogue (Brussels: ILGA-Europe, 1998), online: http://www.steff.suite.dk/report.pdf. 61 “Unmarried Couples Law in Aragon”, Fundación Triángulo, online: Fundación Triángulo http://www.redestb.es/triangulo/leyarin.htm. 62 Schimmel & Heun, supra, note 45 at 589. 63 See Zielinski, supra, note 17 at 282. 64 Juel, supra, note 53 at 337. 438 NICOLE LAVIOLETTE laws.65 In contrast, France requires couples to declare their union at the registry of the county court.66 The level of benefits provided, and obligations incurred, varies significantly from one scheme to the next. There are several registration policies that grant significant benefits to registered partners. In the case of municipalities, the range of entitlements and obligations is obviously limited to areas under local jurisdiction. In New York, for example, registered partners are granted visitation rights in jails or hospitals, tenancy rights, and municipal employees may receive family employment benefits.67 In the case of national schemes like the PaCS in France, and the “Cohabitation légale” in Belgium, the limitations are deliberate, since the national governments can legislate on many more marriage-like entitle-ments but decline to do so. It is obvious from the preceding survey that there is not one single model of reform in the area of registered partnerships. The ways in which unmarried individuals can be granted state and societal recognition are extremely diverse. One feature that distinguishes registered partnership models is the state’s policy objective: in “Marriage Minus” models, the main policy objective is to confer quasi-marital rights to gays and lesbians. In the case of “Blank Slate Plus” initiatives, jurisdictions are more interested in creating a lesser civil status, one that falls between marriage and de facto relationships, and one which is often open to heterosexual couples or non conjugal relationships. In addition, the choice of a particular model of registered partnership depends directly on the constitutional, political, social, religious and economic context of a specific jurisdiction. Nevertheless, there is little distinction to be made with regard to the social and political factors that impact on the legitimacy and popularity of both types of registration models. It is these factors, and their surrounding debates, that are outlined in the next section. 65 For instance, this is the case in Catalonia. See Canovás, supra, note 47 at 50104; F. Jaurena I Salas, “The Law on Stable Unions of Couples in the Catalonia Autonomous Community of Spain” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 505 at 508. 66 Borillo, supra, note 58 at 485. 67 Lenoard, A. S., “Mayor Giuliani Proposes His Domestic Partnership Policy”, (May/June 1998), 4 City Law 49 at 51, online: LEXIS (City Law). UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 439 III. ASSESSING DEBATES ABOUT REGISTERED PARTNERSHIPS 1. Introduction The fact that same sex couples have been traditionally barred from marriage, and have few legal means to recognize their relationships continues to be a driving force behind domestic partnerships. It helps to explain why the most extensive debates surrounding the value and legitimacy of registered partnerships have often taken place within the lesbian and gay communities. In addition, debates about registered partnerships have often been seen in contradistinction to the issue of same-sex marriage. However, the larger societal implications of partnership recognition have also meant that the debates have extended beyond the lesbian and gay communities. This section will attempt to summarize and evaluate the range of social, political, and economic issues that have been debated in various jurisdictions in relation to registered partnerships. In surveying the various arguments for and against registered partnerships, it becomes apparent that the debates are multi-layered and complex, and that views cannot be easily categorized into pro and con arguments. Instead, I will look at the spectrum of views on these issues. 2. Registered partnerships vs. marriage A. Are registered partnerships a “Distracting Impediment”? 68 As previously mentioned, debates surrounding the value of registered partnerships tend to be voiced most often in the context of discussions surrounding same-sex marriage. Some of these debates have been most pronounced in the United States where there is no consensus on whether marriage or domestic partnerships are the best route for the legal recognition of same-sex relationships.69 Similar debates have occu68 Mohr, R. D., “The Case for Gay Marriage” (1995), 9 Notre Dame J. L. Ethics & Pub. Pol’y 215 at 239. 69 See Hunter, N. D., “Marriage, Law, and Gender: A Feminist Inquiry” (1991), 1 Law & Sexuality 9. See also Rotello, G. & Graff, E. J., “To Have and To Hold: The Case for Gay Marriage” (1996), 262: 25 The Nation 11; W.N. Eskridge, Jr., “The Ideological Structure of the Same-Sex Marriage Debate (And Some Postmodern Arguments for Same-Sex Marriage)” in Wintemute & Andenæs, supra note 19, 113 [Ideological Structure]; 440 NICOLE LAVIOLETTE rred in other jurisdictions like Canada,70 Australia,71 France 72 and the Netherlands.73 For the most part, the debates focus on political strategy and political values. Certainly for many, registered partnerships distract from the more important goal of including same-sex partners in marriage. Proponents of this view argue that anything short of marriage is accepting inequality, discrimination, or even a form of apartheid.74 In Vermont, Representative Hingten had the following to say about the Civil Union Bill: [It] does more than validate [bigotry]. It institutionalizes the bigotry and affirmatively creates an apartheid system of family recognition in Vermont.75 E. Wolfson, “Crossing the Threshold: Equal Marriage Rights for Lesbians and Gay Men and the Intra-Community Critique” (1994), 21 N.Y.U. Rev. L. & Soc. Change 567. 70 See K.A. Lahey, “Becoming ‘Persons’ in Canadian Law: Genuine Equality or ‘Separate But Equal?’ ” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 237. 71 See R. Graycar & J. Millbank, “The Bride Wore Pink… To the Property (Relationships) Legislation Amendment Act 1999: Relationships Law Reform in New South Wales” (2000) 17 Can. J. Fam. L. 227; J. Millbank & W. Morgan, “Let Them Eat Cake and Ice Cream: Wanting Something ‘More’ from the Relationship Recognition Menu” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 295. 72 D. Borrillo, M. Iacub & E. Fassin, “Au-delà du PaCS: pour l’égalité des sexualités” Le Monde (16 February 1999). 73 K. Waaldijk, “Small Change: How the Road to Same-Sex Marriage Got Paved in the Netherlands” in Wintemute & Andenæs, supra note 19, 437 at 443-53 [Small Changes]. 74 Partners Task Force for Gay and Lesbian Couples, “Marrying Apartheid: The Failure of Domestic Partnership Status” (23 June 2005), online: Partners http://www. buddybuddy.com/mar-apar.html [Marriage Apartheid]. See also M. A. McCarthy & J.L. Radbord, “Family Law for Same Sex Couples: Chart(er)ing the Course” (1998) 15 Can. J. Fam. L. 101 at 123: [registered domestic partnerships] create a second class category of relationships for those deemed less worthy of recognition. See also Hunter, supra, note 69; B. J. Cox, “‘The Little Project’: From Alternative Families To Domestic Partnerships To Same-Sex Marriage” (2000) 15 Wis. Women’s L. J. 77; B. J. Cox, “The Lesbian Wife: Same-Sex Marriage as an Expression of Radical and Plural Democracy” (1996) 33 Cal. W. L. Rev. 155 [Lesbian Wife]. In a recent constitutional challenge to the prohibition on same-sex marriage, eight lesbian and gay couples in Ontario have argued that “marriage has different social, psychological and political meanings and consequences than a partnership registry of some other name, which would only replicate the discredited “separate but equal” doctrine”: EGALE Canada, “Toronto Equal Marriage Challenge: Legal Backgrounder”, online: EGALE http://www.egale.ca/documents/ TO_Backgrounder.htm. 75 W. N. Eskridge, Jr., “Equality Practice: Liberal Reflections on the Jurisprudence of Civil Unions” (2001) 64 Alb. L. Rev. 853 at 854 [Equality Practice]. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 441 Evan Wolfson rejects any scheme that will create “two lines at the clerk’s office segregating couples by sexual orientation”.76 Kathleen Lahey echoes this sentiment when she states that registered partnerships are “the form of relationship that is reserved for subjected and regulated classes, who are expected to be so eager for the benefits of recognition that they will comply voluntarily, even eagerly”.77 Speaking about the PaCS in France, one gay man stated the following: “[l]e PaCS est un sous-mariage. On a accepté d’être traités comme des demi-portions…” 78 In Canada, EGALE, a gay and lesbian national lobby group, argues that anything less than full civil marriage is “similar to the segregated schools that used to exist in the U.S.”.79 Finally, speaking about the context of New Zealand legislative reform, Nigel Christie worries that registered partnerships set apart same-sex relationships even further from their heterosexual counterparts.80 Interestingly, individuals express this view on both ends of the political spectrum. Liberal gay activist Thomas Stoddard favours focussing on marriage because it is: …the political issue that most fully tests the dedication of people who are not gay to full equality for gay people, and also the issue most likely to lead ultimately to a world free from discrimination against lesbians and gay men.81 Yet there are completely different rationalizations from within the gay community when it comes to supporting marriage and opposing registered partnerships.82 Conservative gay columnist Andrew Sullivan contends that gays and lesbians should not embark of any legisla76 E. Wolfson, “The Hawaii Marriage Case Launches the US Freedom-to-Marry Movement for Equality” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 169 at 174. 77 Lahey, supra, note 70 at 274. 78 P. Krémer, “Les premiers récits des PaCSés de l’an I” Le Monde (27 November 1999) 6 [Les premiers récits]; Borillo, supra, note 58 at 487-89. 79 EGALE Canada, “Equal Marriage: Q & A”, online: EGALE http://www.egale.ca/ documents/EqualMarriageQandA.htm. 80 N. Christie, “The New Zealand Same-sex Marriage Case: From Aotearoa to the United Nations” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 317 at 320. 81 T. B. Stoddard, “Why Gay People Should Seek the Right to Marry (1989) Out/ Look 8 at 10. 82 Eskridge acknowledges the different perspectives on the issue: “[s]tate recognition of same-sex partnerships as marriages is a sensible idea that is simultaneously radical and conservative”: Ideological Structure, supra, note 69 at 113. 442 NICOLE LAVIOLETTE tive reform that would “destroy or diminish the status of marriage”.83 For Sullivan, the very “concept of domestic partnership chips away at the prestige of traditional relationships and undermines the priority we give them”.84 Sullivan suggests that marriage is preferable to registered partnerships because marriage encourages long-term monogamous relationships.85 For proponents of this view, gays and lesbians need to be influenced in that direction.86 But even gay social conservatives are not unanimous. While sharing Sullivan’s support of traditional marriages, others are more reluctant to condemn registered partnerships. Registration initiatives are seen as valuable because they also achieve the goal of encouraging individuals to embark upon long-term monogamous unions. In fact, it has been suggested that monogamous, marriage-like registered partnerships should be embraced as a measure to combat HIV and AIDS.87 At the other end of the continuum, there are many writers and activists who see registered partnerships as a positive alternative to marriage,88 and who suggest that the struggle for same-sex marriage does not preclude “the creation of other institutions for recognition of same-sex unions”.89 In Australia and New Zealand, a survey of lesbian and gay couples showed they preferred registered partnerships to samesex marriage, according to sociologist Sotirios Sarantakos.90 The sur83 See A. Sullivan, “Here comes the Groom: A (Conservative) Case for Gay Marriage” in B. Bawer, ed., Beyond Queer: Challenging Gay Left Orthodoxy (New York: Free Press, 1996) 252 at 254. 84 A. Sullivan, “Here Comes the Groom: A (Conservative) Case for Gay Marriage” (1989) 201:9 The New Republic 20. 85 Ibidem. 86 Ibidem; Eskridge, W. N., Jr., The Case for Same-Sex Marriage: From Sexual Liberty to Civilized Commitment (New York: Free Press, 1996) at 8: “…same-sex marriage is good for gay people and good for America, and for the same reason: it civilizes gays and it civilizes America.” 87 Closen, M. L. & Heise, C. R., “HIV-AIDS and the Non-Traditional Family: The Argument for State and Federal Judicial Recognition of Danish Same-Sex Marriages” (1992) 16 Nova L. Rev. 809 at 814-15. 88 B. Findlen, “Is Marriage The Answer” (1995) Ms Magazine 86. See also P.L. Ettelbrick, “Since When is Marriage a Path to Liberation?” (1989) 6 Out/Look National Lesbian and Gay Quarterly 8 at 14; N.D. Polikoff, “We Will Get What We Ask For: Why Legalizing Gay and Lesbian Marriage Will Not ‘Dismantle the Legal Structure of Gender in Every Marriage’” (1993) 79 Va. L. Rev. 1535. 89 Ideological Structure, supra, note 69 at 120. 90 S. Sarantakos, “Legal Recognition of Same-Sex Relationships” (1998) 23 Alternative L. J. 222 at 224 [Legal Recognition]. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 443 vey indicated that marriage was not the preferred option of over eighty percent of gays and lesbians, the majority choosing registered partnerships as the best form of partnership recognition. In France, a heterosexual man who took out a PaCS with his female partner thought that the registration system was very progressive because it allows same-sex partners to register as well.91 American lesbian rights activist Paula Ettelbrick counters that opting for marriage over registered partnerships would force gay men and lesbians to assimilate into the mainstream, moving them further away from the goals of gay liberation.92 Halley sums up this position by asserting that marriage substitutes; like a registered partnership scheme, “when it is equally available to cross-sex and same-sex couples, may render marriage a little bit less paradigmatic”.93 Those who favour registered partnerships tend to denounce marriage as a “most restrictive, gendered and regressive institution”.94 In the survey conducted by Sarantakos, many of the Australians and New Zealanders characterized marriage as “antiquated,” as an institution that “oppresses and brutalizes women” and “not a step to liberation but subjugation”.95 Domestic partnerships, on the other hand, were seen as offering increased freedom of choice, sufficient legal support and protection, and easy entry and exit.96 Sarantakos suggested that, “cohabiting gays and lesbians experience problems in their relationships not because they cannot marry but rather because their relationship is not legally recognized”.97 Thus, a system of registered partnership would meet the needs of gay and lesbian cohabitants. While many gay and lesbian activists argue that registered partnerships are a poor substitute for marriage, some commentators from 91 “…il est très différent du mariage dans la philosophie qui permet aux ignobles homosexuels de se marier! C’est un texte progressiste!”: Les premiers récits, supra, note 78. 92 Ettelbrick, supra, note 88 at 17. 93 Halley, J., “Recognition, Rights, Regulation, Normalisation: Rhetorics of Justification in the Same-sex Marriage Debate” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 97 at 103. 94 Lesbian Wife, supra, note 74 at 161. See also K.L. Walker, “United Nations Human Rights Law and Same-Sex Relationships: Where to from Here?” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 743 at 748-50. 95 Legal Recognition, supra, note 90. 96 Ibidem, at 224. 97 Sarantakos, S., “Same-Sex Marriage: Which Way To Go?” (1999) 24 Alternative L. J. 79 at 80 [Same-Sex Marriage]. 444 NICOLE LAVIOLETTE socially conservative and religious perspectives do not make such a distinction. Instead, they have equated registered partnerships with marriage, specifically same-sex marriage. For instance, anti-gay, evangelical Chuck McIlhenny, claims that registered partnerships and samesex marriage are identical.98 In Hawaii, the Alliance for Traditional Marriage had the following comment on the state’s proposed registered partnership legislation: While we tolerate homosexuals, the people of Hawaii do not want to grant social approval to homosexual unions by allowing them to marry, even if it’s called by a different name: domestic partnerships.99 Indeed, for social conservatives who value marriage as a “bedrock institution, unique among all other forms of interpersonal relationships”,100 registered partnerships will only undermine family values.101 Hermina Dykxhoorn, president of the Alberta Federation of Women United for Families argues that registered partnerships, “would be a dumbing down of marriage”.102 B. The Natural Order of Things: Registered Partnerships as a Stepping Stone 103 Another aspect of the debates over registered partnerships centres on the value of establishing registration schemes prior to opening up same-sex marriage. As outlined previously, for advocates of same-sex marriage, registered partnerships allow governments to make an end run around samesex marriage. In Hawaii, after the courts in that state ruled that the prohibition against same-sex marriage violated the state constitution, 98 Donovan, J. M., “An Ethical Argument to Restrict Domestic Partnerships to Same-Sex Couples” (1998) 8 Law & Sexuality 649 at 649, n. 1. 99 Barillas, C., “Hawaii’s Marriage Foes Take Aim at DP Proposal” The Data Lounge (2 December 1998), online: The Data Lounge http://www.datalounge.com/ data lounge/news/record.html?record=3702 [on file with author]. 100 Donovan, supra, note 98 at 652. 101 Frum, D., “The Fall of France: What Gay Marriage Does to Marriage” National Review, 51:21 (8 November 1999) 26. 102 McLean, C., “Similar but Separate: The ‘Gay Benefits’ Question Pushes the Distinction Between Household and Family”, Alberta Report, 26:13 (22 March 1999) 37. 103 Mohr, supra, note 68 at 239. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 445 the government introduced the Reciprocal Beneficiaries Act.104 For many observers, this was an attempt by the state government to diffuse the push for same-sex marriage.105 In Vermont, the state government opted to create a separate but apparently equal institution, the civil union, when it was ordered by its judiciary to provide gay men and lesbian with marriage-like entitlements. William N. Eskridge characterizes this move as “a concession to moral and religious traditionalists who seek to preserve the ‘sanctity’ of marriage as the organising institutions in western society”.106 For some commentators, registered partnerships are an acceptable compromise when viewed as a political strategy. Robinson, speaking about the Civil Union Act in Vermont, puts it this way: We’re finally on the bus. We have a legal status. But we’re at the back of the bus. If I know Vermonters, then as the bus rolls along, the passengers will get to know one another. And as they chat, they will swap seats. And the distinctions will fall.107 In the case of Hawaii, Thomas F. Coleman argues that establishing registered partnership legislation “would distance the state from a volatile religious dispute” 108 over marriage and, at the same time, the policy would be “the appropriate political remedy for eliminating unjust discrimination against same-sex couples”.109 It is also suggested that the longer registered partnerships exist without same-sex marriage, the more inclusive the definition of marriage will be: Domestic partnerships practices are expanding and will become a much larger body of law and policy. By the time equality finally gets won universally, we’ll be in a whole other place about the definition of family, and gay marriage may be become almost irrelevant.110 104 1997 Haw. Sess. Laws 383. Marrying Apartheid, supra, note 74. 106 Eskridge, W. N., Jr., “The Emerging Menu of Quasi-Marriage Options” FindLaw’s Writ-Legal Commentary, online: FindLaw http://writ.news.findlaw.com/commen tary/20000707_eskridge.html [Emerging]. 107 Bonauto, cit. B. Robinson, supra, note 30 at 207. 108 Coleman, T. F., “The Hawaii Legislature Has Compelling Reasons To Adopt A Comprehensive Domestic Partnership Act” (1995) 5 Law & Sexuality 541 at 561. 109 Ibidem, at 551. 110 Findlen, supra, note 88 at 90. 105 446 NICOLE LAVIOLETTE Another view suggests that same-sex marriage will in fact undermine the progress made through registered partnerships. In jurisdictions that have already established registered partnership systems, some activists fear that the opening up of marriage will spell the end of registered partnerships. If anyone can get married, then governments may decide to restrict entitlements to married spouses.111 Ettelbrick fears that, “[w]e will be told, ‘Get married.’ What does that say about the notion that we can choose not to get married?”.112 Donovan, who supports same-sex marriage, takes exactly that position. He argues that, “when marriage becomes an option for same-sex couples, then domestic partner benefits should immediately terminate … those who can marry, should, if they want the benefits of marriage”.113 The Netherlands offers a case in point: the existence of registered partnerships alongside with gender neutral marriage will be re-evaluated in 2006, and abolishing the partnership scheme is one option to be considered.114 While some fear marriage and registered partnerships are mutually exclusive, academics such as Kees Waaldijk and William N. Eskridge share the view that recognition of same-sex partnerships “comes through a step-by-step process”.115 Waaldijk argues that in Europe, the path to partnership recognition was preceded by a standard sequence of law reform: decriminalisation, anti-discrimination and partnership recognition. In his view, shared by the American scholar Eskridge, registered partnerships and same-sex marriage will only be attained in jurisdictions that have first succeeded in decriminalizing homosexuality, and then in turn provided anti-discrimination protections for sexual mino111 Ibidem, at 86. Ibidem, at 86-91. 113 Donovan, supra, note 98 at 667. 114 Waaldijk is of the view that it will be very difficult to abolish the registered partnership status because of the thousands of couples who opted for registration: “The existence of registered partnerships and gender-neutral marriage alongside each other will be evaluated in 2006. I suppose it would then be very difficult to abolish registered partnerships, because of the thousands of couples have that civil status. It seems more likely (and wiser) that by that time it will be decided to make a greater difference between the legal consequences of marriage and those of registered partnership. Already the expression “marriage light” is being used.” Letter from K. Waaldijk to N. LaViolette (26 July 2001) [on file with the author] [Waaldijk Letter]. 115 See Equality Practice, supra note 75 at 876; K. Waaldijk, “Civil Developments: Patterns of Reform in the Legal Position of Same-Sex Partners in Europe” (2000) 17 Can. J. Fam. L. 62 at 66 [Civil Developments]; Small Changes, supra, note 73. 112 UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 447 rities. Partnership recognition, whether in the form of registered partnerships or same-sex marriage is the third step in the sequence. In fact, Waaldijk suggests that, as was the case in the Netherlands, registered partnerships paved the way for same-sex marriage.116 Ivers, President of the Calgary-based Gay and Lesbian Community Services Association, shares this assessment, characterizing registered partnerships as “a step in the right direction” on the road to full marriage rights.117 Thomas B. Stoddard also believes that registered partnerships move society further along the path to equality, but that the ultimate goal remains marriage.118 Finally, Richard D. Mohr suggests that it is difficult to know whether “domestic partnership legislation is a stepping-stone or a distracting impediment to gay marriage”.119 In his view, this will depend on “the specific content of the legislation, the social circumstances of its passage, and the likely social consequences of its passage”.120 3. Registered partnerships vs. other forms of recognition A. Having a say: Registered partnerships vs. de facto recognition In Australia, debates have mainly focussed on the value of presumption-based approaches as a model of relationship recognition.121 Reg Graycar and Jenni Millbank ascribe this tendency to three factors: past law reform assimilated the treatment of cohabiting heterosexual relationships with married couples, constitutional realities, and the influence of gay and lesbian lobby groups.122 The concerns of Australian gay and lesbian communities seem to centre on the fact that opt-in systems like registered partnerships do little for vulnerable individuals who have not formalized their relationships and legal affairs.123 Moreover, gays and 116 Civil Developments, ibidem, at 87. McLean, supra, note 102. See also C. Tobisman, “Marriage vs. Domestic Partnership: Will We Ever Protect Lesbians’ Families” (1997) 12 Berkeley Women’s L. J. 112. 118 Stoddard, supra, note 81 at 13. 119 Mohr, supra, note 68 at 239. 120 Ibidem. 121 Graycar & Millbank, supra, note 71 at 228. In fact, legislative reform in New South Wales has assimilated same-sex partners with the de facto heterosexual relationship provisions of various laws. 122 Ibidem, at 229. See also Millbank & Morgan, supra, note 71 at 295. 123 Graycar & Millbank, supra, note 71 at 258. See also Legal Recognition, supra, note 90 at 225. 117 448 NICOLE LAVIOLETTE lesbians express a reluctance to create yet another level in the hierarchy of relationships.124 In light of these views, Graycar and Millbank suggest that any registered partnership scheme in Australia “should operate in tandem with comprehensive presumptive recognition, rather than as the only method of relationship recognition”.125 Another reason why the two options should be offered in tandem is the fact that governments will want to avoid partners choosing not to formalize their relationships in order to avoid public obligations.126 But ascribing a civil status on unmarried cohabitants raises different concerns. As Sarantakos points out, legal status is established without the knowledge and consent of the partners.127 Ascription legally binds two individuals without their consent, thus depriving cohabitants of a level of self-determination and personal independence, and in some cases resulting in the forcible outing of gay and lesbian couples.128 Registered partnership, on the other hand, has the advantage of requiring the consent of the partners. Moreover, legislative provisions ascribing rights and obligations to individuals in a personal relationship usually require a minimum period of cohabitation. Registered partnerships have the advantage of allowing partners to opt-in to a civil status at any time they wish.129 B. Sign on the dotted line: Registered partnership vs. contract In assessing the value of registered partnerships, some authors contrast this option with domestic contracts that allow individuals to legally structure their relationships. Cooper suggests that: …contract —with its widest element of choice and capacity or differentiation— provides the best way of blurring relational boundaries, challen124 Graycar and Millbank, supra, note 71 at 258, 263. Ibidem, at 264. The British Columbia Law Institute made a similar recommendation in their Report Respecting the Need to Enact Domestic Partner Legislation: T.G. Anderson, “Models of Registered Partnership and their Rationale: The British Columbia Law Institute’s Proposed Domestic Partner Act” (2000) 17 Can. J. Fam. L. 89 at 94. 126 N. Bala, “Alternatives for Extending Spousal Status in Canada” (2000) 17 Can. J. Fam. L. 169 at 194. 127 Same-Sex Marriage, supra, note 97 at 82. 128 Ibidem. 129 Bala, supra, note 126 at 185. 125 UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 449 ging the notion that only certain relationships —for example, the intimate spousal partnership— constitute the proper location for particular benefits and powers.130 However, most agree that the drawback of contracts is the fact that parties can only affect rights between the parties; they cannot bestow the full range of third party entitlements and obligations that may come along with a registered partnership system.131 In addition, registered partnerships offer a simplified process, and they are not as costly as contracts since they do not require the advice of a lawyer.132 However, contracts have the advantage of allowing couples to opt out of statutory regimes.133 Christine Davies, in her analysis of contract and registered partnerships schemes, concludes that contracts remain an important method for individuals to determine their mutual rights and obligations inter se. However, she suggests that the “contract is not a sufficient remedy in and of itself ”,134 and that registered partnerships should also be made available.135 4. Widowed Sisters, Army Buddies, Priests and their Housekeepers: 136 The Issue of Eligibility The issue of whether registered partnerships should be restricted to specific classes of individuals, or open to all, can also be divisive. 130 Cooper, D., “Like Counting Stars? Re-Structuring Equality and the SocioLegal Space of Same-Sex Marriage” in Wintemute & Andenæs, supra, note 19, 75 at 90, n. 44. 131 Bala, supra, note 126 at 192. See also Davies, C., “The Extension of Marital Rights and Obligations to the Unmarried: Registered Domestic Partnerships and Other Methods” (1999) 17 C.F.L.Q. 247 at 251; Juel, supra, note 53 at 327. 132 Davies, supra, note 131 at 251. See also Kaplan, M., “Intimacy and Equality: The Question of Lesbian and Gay Marriage” (1994) 25:4 The Phil. F. 333 at 353. 133 Bala, supra, note 126 at 192. 134 Davies, supra, note 131 at 257. See also Juel, supra, note 53 at 327. 135 Davies, supra, note 131 at 257. 136 Frum, D., believes that the registered partnership policy in France extends to “widowed sisters living together, even to priests and their housekeepers”: supra, note 101 at 26. In opposing registered partnerships in Canada, S. Robinson, M.P. indicated that it was “unacceptable to diminish the significance of [his relationship to his male partner] by suggesting we be lumped in with army buddies and brothers”: N. Greenaway, “Family Values: Reform MP Ian McClelland Was Caught Between Love for his Gay Son and Loyalty to His Party” The Ottawa Citizen (31 October 1999) A14. 450 NICOLE LAVIOLETTE In Canada, when Ian McClelland, a Member of Parliament of the Alliance Party, proposed a form of registered partnerships for any two people living in relationships of economic dependence, Svend Robinson of the NDP denounced the idea, characterizing the proposal as a half measure that denied gays and lesbian full equality.137 Robinson is quoted as saying: My relationship with my sister is not qualitatively the same as my relationship with my partner. It is unacceptable to diminish the significance of it by suggesting we be lumped in with army buddies and brothers.138 Lahey echoes this sentiment when she states that including other pairs of adults “actually trivialises the effort it has taken to gain recognition for same-sex couples”.139 Another commentator suggests that the inclusion of unmarried heterosexual couples in registration schemes allows these couples to “seek the economic benefits of marriage without the social responsibilities”.140 It is interesting to note that most private sector policies in the United States restrict registered partnerships to same-sex couples, arguing that opposite sex couples can marry should they want access to family employment benefits.141 On the other hand, several writers suggest that the opening up of registered partnerships to more than just gays and lesbians moves society further along the path of recognizing a broader definition of family. This view contends that marriage marginalizes people who are outside that unit, while registered partnerships are more inclusive of evolving forms of families.142 In denouncing the fight for same-sex marriage, Paula Ettelbrick states the following: Marriage runs contrary to two of the primary goals of the lesbian and gay movement: the affirmation of gay identity and culture; and the validation of many forms of relationships.143 137 Greenaway, ibidem. Idem. 139 Lahey, supra, note 70 at 275. 140 Donovan, supra, note 98 at 657. 141 Juel, supra, note 53 at 337, 342-43. 142 Findlen, supra, note 88 at 87. 143 Ettelbrick, supra, note 88 at 12. 138 UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 451 She adds the following with regard to registered partnerships: The lesbian and gay community has laid the groundwork for revolutionizing society’s views of family. The domestic partnership movement has been an important part of this progress insofar as it validates non-marital relationships. Because it is not limited to sexual or romantic relationships, domestic partnership provides an important opportunity for many who are not related by blood or marriage to claim certain minimal protections.144 From that perspective, many argue that registered partnerships should not ignore the reality of the millions of heterosexuals who cohabit as a family and should have access to similar rights and obligations.145 It is possible to go even further, to question whether registered partnerships should be based on conjugality altogether. It is argued that broadening the category beyond conjugality is the only approach that conforms to the social justice view of the family: Part of our struggle is to fight for a broader definition of family. Domestic partners shouldn’t have to be gay or lesbian. They shouldn’t have to be having sex. They can be two adults sharing a home and sharing commitment, responsible to each other.146 Nicholas Bala contends that, should two people choose to register their relationships and undertake mutual obligations: Why should individuals be denied this benefit because they do not have a particular kind of emotional commitment or do not have a sexual relationship?147 Bala adds that the obligations entailed would probably deter nonconjugal partners, but it would still be preferable to give the choice to all.148 144 Ibidem, at 17. Juel, supra, note 53 at 343. 146 Findlen, supra, note 88 at 87, citing Paras of the National Gay and Lesbian Task Force. See also Lesbian Wife, supra, note 74 at 163 for a discussion of the domestic partnership initiative in Madison, Wisconsin. 147 Bala, supra, note 126 at 188. 148 Ibidem. 145 452 NICOLE LAVIOLETTE Interestingly, in some jurisdictions, the inclusion of unmarried heterosexual couples constitutes the most contentious issue. For instance, in Massachusetts, Acting Governor Paul Cellucci vetoed the City of Boston’s plan to extend health benefits because the policy extended to unmarried opposite sex couples. Cellucci claimed that he could not sign a bill that “would undermine his support for strengthening traditional marriage”.149 In France, any attempt to include non-conjugal relationships was set aside when the Conseil constitutionnel “construed the new law to require sexual attachment as an essential element of the PaCS relation”.150 5. Toaster ovens and silverware: The issue of entitlements The debates around registered partnerships are also shaped by the issue of the entitlements and obligations the state confers on specific kinds of relationships. In the United States, registered partnerships have sometimes been viewed as a remedial legal construct, one that provides compensation to individuals who have been denied the economic benefits of marriage.151 Attaining the same basic family benefits as those conferred on married couples is therefore often a goal of those advocating registered partnerships. For instance, in the context of the private sector, the pursuit of domestic partnership benefits …establishes a civil rights remedy to the pervasive practice of disproportionately providing married employees with health insurance, paid bereavement, family sick leave and other “family” based benefits that are denied to unmarried employees and their families.152 David L. Chambers outlines how, when the AIDS crisis hit North America, gay men and lesbians realised the social and legal costs of the lack of recognition of their relationships: 149 Donovan, supra, note 98 at 650. Halley, supra, note 93 at 101. See also Borillo, supra, note 58 at 484. 151 Donovan, supra, note 98 at 655-56. 152 Kubasek, N. K. Jennings & Browne, S. T., “Fashioning a Tolerable Domestic Partners Statute in an Environment Hostile to Same-Sex Marriage” (1997) 7 Law and Sexuality 55 at 78. 150 UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 453 That price revealed itself when the biological families of gay men with AIDS tried to exclude their sons’ partners from hospital visitation or from participating in decisions about medical treatment. Conflicts continued after death, with struggles over burial and property. Most urgently, many gay men faced difficulty in gaining access to medical insurance.153 Chambers argues that this denial of entitlements played an important role in finally securing a registered partnership policy in San Francisco.154 Given the lack of medical coverage in the United States, for some there is an added urgency to the issue of partner recognition for same-sex benefits. It is therefore suggested that, in the United States at least, “domestic partnership initiatives have proven to be the most successful option thus far in giving same-sex couples the opportunity to attain some quasi-marital rights”.155 In Canada government and private benefit plans are an added incentive for many. Yet it is the very issue of entitlements that makes some activists oppose registered partnerships. In the United States, it is argued that registered partnerships do not work as a model of legal recognition because they are impractical: To be comparable to legal marriage, a domestic partnership policy would need to provide for 150-to-350 rights and responsibilities, depending on the couple’s state of residence. Further, it would need to activate at least 1,049 federally regulated rights and responsibilities that are triggered by legal marriage. Furthermore, these benefits would need to be portable so that partnerships remain valid when crossing state lines.156 The argument is presented somewhat differently by social conservative and religious opponents of registered partnerships. Concerns are voiced about the cost of extending entitlements to same-sex partners, some even suggesting that this is unwise “in the time of AIDS”.157 Indeed, in the United States, opponents of registered partnerships have suggested 153 Chambers, D. L., “Tales of Two Cities: AIDS and the Legal Recognition of Domestic Partnerships in San Francisco and New York” (1992) 2 Law and Sexuality 181 at 184. See also Bonauto, supra, note 30 at 178. 154 Chambers, ibidem, at 184. 155 Juel, supra, note 53 at 322, 344. 156 Marrying Apartheid, supra, note 74. 157 Chambers, supra, note 153 at 186. 454 NICOLE LAVIOLETTE that extending benefits to unmarried cohabitants could result in massive insurance burdens.158 For others, the issue of entitlements is not as important as the symbolic societal recognition that comes with registered partnerships. The very fact that the state would provide a forum by which people could make a public commitment to their relationship and hold themselves out as something different than what they were before the registration is of fundamental value in and of itself.159 This might explain why certain municipalities, such as Hamburg, Germany, would adopt a registration scheme that is essentially symbolic since no rights or obligations are granted. Yet another view is the one that suggests that no rights or benefits should be based either on marriage or registered partnerships: Domestic partnership …is curiously tied to health care …If universal health care were available, no one would be forced to say, “I want to be able to get married to take advantage of my partner’s health insurance benefits”.160 Speaking specifically of same-sex marriage, Nancy Polikoff states: Advocating lesbian and gay marriage will detract, even contradict, efforts to unhook economic benefits from marriage and make basic heath care and other necessities available to all.161 This is perhaps why the Gay and Lesbian Rights Lobby of New South Wales called on governments to disentangle rights and obligations from personal relationships.162 In Canada, the Law Commission recommended that the federal government re-evaluate the need to tie bene158 Juel, supra, note 53 at 335. Ibidem, at 344. Bowman & Cornish, supra, note 42 at 1185, make the following argument in relation to marriage: “[i]f marriage conferred no legal rights or obligations, it seems likely that the state would continue to solemnize marriages because that is what people want —a public commitment and a right to hold themselves out as something different than they were before the marriage.” 160 Findlen, supra, note 88 at 89. See also “IGLHRC Policy on Marriage” (7 October 1995) IGLHR, online: IGLHR, http://www.iglhrc.org/news/factsheets/marriage_policy. html. 161 Polikoff, supra, note 88 at 1549. See also Ettelbrick, supra, note 88 at 16-17, where the argument is made in relation to marriage; Walker, supra, note 94 at 750-51. 162 Graycar & Millbank, supra, note 71 at 255, 276-77. 159 UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 455 fits and obligations exclusively to conjugal relationships.163 These critics are therefore wary of any recognition reform, including registered partnerships, which would undermine the redistribution of economic well-being.164 6. A slow march to the registration altar: Registered partnership Utilization Rates According to Kees Waaldjik, at the end of 2000, more than 30,000 Europeans had opted to register their partnerships.165 In the Netherlands, it is reported that “there have been two same-sex registrations for every hundred different-sex weddings”,166 a number that Waaldjik considers quite high. Indeed, in the Netherlands, registered partnerships appear to be the preferred mode of couple recognition for those who have an “aversion to marriage as a traditional institution [sic]”.167 In France, a study indicates that 43,970 civil unions were entered into between 15 November 1999 and 30 September 2001.168 However, many contend that most registered partnership schemes suffer from low participation rates, and that this in turn raises concerns about the legitimacy of this new civil status, thereby lending support to the view that registered partnerships are a less than perfect mode of relationship recognition. In France, while many couples opted for the new PaCS, marriage, on the other hand, is two times more popular.169 In Hawaii, as of October 1999, “only 435 reciprocal beneficiary relationships were on file with the Hawaii Health Department”,170 leading 163 See Beyond Conjugality: Recognizing and Supporting Close Personal Adult Relationships, (Ottawa: Law Commission, 2001) [Beyond Conjugality]. 164 See S. B. Boyd, “Family, Law and Sexuality: Feminist Engagements” (1999) 8 Soc. & Legal Stud. 369. 165 Small Changes, supra, note 73 at 464. 166 Ibidem, at 449. 167 Idem, at 450. 168 France, Assemblée nationale, Rapport d’information sur l’application de la loi no 99-944 du 15 novembre 1999 relative au pacte civil de solidarité, No 3383, (13 November 2001) at 10; P. Krémer, “Le premier bilan du nombre de PaCS signés est sensiblement inférieur aux prévisions” Le Monde (30 January 2001) [Premier bilan]. 169 Ibidem, Yet a recent poll taken in France reveals that 70 percent of individuals questioned were very supportive (“très favorables”) of the new PACS: P. Krémer, “En moins d’une année, le PaCS est entré dans les mœurs” Le Monde (28 September 2000) 11. 170 N.G. Maxwell, “Opening Civil Marriage To Same-Gender Couples: A Netherlands-United States Comparison” (2000) 4: 3 E.J.C.L. 1 at 32 online: Electronic Journal 456 NICOLE LAVIOLETTE one media outlet to describe the reciprocal beneficiary law as “a bust”.171 In Denmark, it is reported that in the 9 years from 1990 to 1998, a total of 4337 partnerships were registered.172 This number represents only 0.8 percent of the number of marriages.173 In comparison, it is reported that 31,000 marriages are contracted annually.174 In Belgium, the “cohabitation légale” system is reportedly unpopular. As of June 2000, few couples had registered in the whole of the country, with only eight couples having done so in Brussels.175 If it is in fact true that registration numbers are low, several authors suggest the following explanatory factors: the reluctance to disclose a same-sex relationship,176 benefits already received from another source,177 the unwillingness to take on financial responsibility for a partner,178 or discouraging formalities.179 A note of caution: it is difficult to draw firm conclusions as to the popularity of registered partnerships given that statistics are often nonexistent or incomplete. For instance, while some states may record the number of unmarried heterosexual cohabitants, statistics of same-sex couples are rarely, if ever, recorded in the majority of the relevant jurisdictions. If one does not know with any degree of certainty what percentage of the population is homosexual, and how many gays and lesbians are cohabitants, it is difficult to assess the popularity of registration. of Comparative Law http://www.ejcl.orj/43/abs43-1.html. See also C. Barillas, “Hawaii Beneficiaries Law Languishes in Ambiguity” The Data Lounge (23 December 1997), online: The Data Lounge http://www.datalounge.com/datalounge/news/record.html?r ecord=2616. 171 Barillas, ibidem. 172 Lund-Andersen, supra, note 38 at 419. 173 J. Eekelaar, “Registered Same-Sex Partnerships and Marriages —A Statistical Comparison” (1998) 28 Fam. Law 561 at 561. Interestingly, in Denmark, the stability of registered partnerships is remarkably similar to that of marriages, especially for men: ibidem. 174 Lund-Anderson, supra, note 38 at 419. 175 Wocker, R., “Belgian Partner Law Unpopular” (2000) 80 Euro-Letter 6, online: ILGA http://www.steff.suite.dk/eurolet.htm. 176 Juel, supra, note 53 at 335: “…same-sex couples in particular may be likely to feel some apprehension about their relationship becoming a matter of public record”. 177 Ibidem, at 334-35. 178 Zielinski, supra, note 17 at 293. 179 Premier bilan, supra, note 168. UNABLE TO DIVORCE: REGISTERED PARTHERSHIPS 457 V. CONCLUSION This paper has examined existing models of registered partnerships. There are two principal categories of registration models. The “Marriage Minus” model confers quasi-marital rights and obligations to conjugal partners. The “Blank Slate Plus” models create a new intermediary civil status; registration confers a bundle of entitlements and obligations that does not equate to the one available to married couples, but is often more extensive than the one ascribed to de facto cohabitants. Both models are the subject of multi-layered and complex debates, and diverse views cannot be easily categorized into pro and cons arguments. For instance, the views of gay and lesbian activists and scholars are extremely diverse. Differences of opinion can also be found among socially conservative writers and commentators. One reason for this is the fact that jurisdictions that have enacted registered partnership schemes differ tremendously in terms of their historical, constitutional, political, social, economic and religious contexts. In fact, the popularity of registered partnerships as a law reform option depends significantly on these factors. However, this discussion has revealed that much of the controversy regarding registered partnerships has centred around continued bans on same-sex marriage. The most divisive debates arise when registered partnerships are pitted against the issue of same-sex marriage. The Law Commission of Canada appears to have come to the same conclusion in its report entitled Beyond Conjugality: Recognizing and Supporting Close Personal Adult Relationships. Indeed, the Law Commission links very closely both types of legal reforms: The introduction of a registration scheme should not be seen as a policy alternative to reforming marriage. Registration schemes in lieu of allowing same-sex couples to access marriage are seen, by those in favour of same-sex marriage, as creating a second-class category of relationships.180 Furthermore, even with a lifting of the ban on same-sex marriage, registered partnerships as a form of relationship recognition remains a relevant one. As stated in the Canadian Law Commission report, “it is 180 Beyond Conjugality, supra, note 163 at 130. 458 NICOLE LAVIOLETTE important to recognize that the removal of restrictions on same-sex marriages does not eliminate the need for the enactment of registration schemes”.181 Registered partnerships models could be used to create another relationship recognition option for individuals who reject marriage or who are not in a conjugal relationship, but who nevertheless wish to undertake mutual obligations. The Canadian report therefore recommends both an end to the ban on same-sex marriage as well as the establishment of a partnership registration scheme. In an increasing number of jurisdictions, public and policy discussions are under way regarding the appropriate way to recognize the spectrum of adult personal relationships. This article has attempted to show that a choice in favour of a registered partnership scheme is unlikely to steer debates away from the larger issue of same-sex marriage. In reforming family law, policy makers should be forewarned that samesex marriage and registered partnerships are intimately related, and not easily divorced. 181 Ibidem, at 130-31. MATRIMONIO Y UNIONES HOMOSEXUALES: ¿ASIMILAR O DISTINGUIR? Olimpia ALONSO NOVO * SUMARIO: I. Introducción. II. Matrimonio y conyugalidad. III. Las uniones homosexuales. IV. Aptitud nupcial y principio de no discriminación. V. ¿Pueden ser matrimonio las uniones homosexuales? VI. Reflexión conclusiva. I. INTRODUCCIÓN El consentimiento contractual no debe producirse sobre el vacío o la indeterminación: ha de especificarse volitivamente en tensión a un objeto y a una causa. Nadie consiente sin un sentido específico. De este modo, la fuerza vinculante del consentimiento prestado en la celebración del matrimonio, consiste precisamente en constituir la relación matrimonial tal como el ordenamiento jurídico la concibe. De ahí la importancia de lo que éste defina, distinga o asimile. Autores de reconocido prestigio académico, opinan que no corresponde a la ley definir lo que es matrimonio, sino que debe limitarse a señalar los requisitos necesarios para que la voluntad de los contrayentes sea constitutiva de un matrimonio objeto de protección de las leyes nacionales y a establecer garantías para el cumplimiento de los deberes matrimoniales que trascienden a la vida social y son de interés para la comunidad.1 Esto supone reconocer en el matrimonio una institución * Licenciada en Derecho por la Universidad Panamericana. Diplomada en Estudios Avanzados del Programa de Doctorado en Derecho de Familia y de la Persona, de la Universidad de Zaragoza, España. 1 Cfr. Adame, J., El matrimonio civil en México (1859-2000), México, UNAM, 2000, p. XI. En el mismo sentido pueden verse entre otros: Viladrich, P., El pacto conyugal, Madrid, RIALP, 2002; García Cantero, G., ¿Unidad o pluralidad de modelos 459 460 OLIMPIA ALONSO NOVO natural prejurídica que se impone con sus propios contenidos, fines y propiedades a la sociedad humana. En un país como el nuestro, de arraigada tradición positivista, al menos en determinados ambientes doctrinales, un planteamiento así podría tener poca acogida. Sin embargo, ni el positivismo más acendrado implica renunciar al pensamiento crítico y a indagar jurídicamente sobre la realidad natural del matrimonio. Al regular una institución, en muchas ocasiones, el legislador no puede hacerlo con total libertad. Se limita a recoger las figuras que existen y procura ordenar las relaciones de justicia que de ahí emanan. Ciertamente, al regularlas puede innovar, pero si al hacerlo altera aspectos que son esenciales a la institución, entonces, dejaríamos de estar ante la institución que originó la legislación, para encontrarnos con otra distinta —tal vez necesaria y legítima—, pero lo que no se puede olvidar, es que la institución que originó la legislación, seguiría existiendo y estando necesitada de que el derecho reconozca las relaciones de justicia que de ella surgen. Con la ampliación de la definición legal de matrimonio en algunos ordenamientos jurídicos para acoger en ella las uniones homosexuales, el matrimonio civil aparece en la actualidad como una institución “reinventada” por el legislador. Mediante la acción legislativa, el matrimonio ha sido vaciado de elementos esenciales de su concepción original, y se le ha hecho receptor de otros que le eran completamente ajenos. Así, en países como Holanda, Bélgica, España, Canadá y algunos estados de la Unión Americana, se han equiparado recientemente las uniones homosexuales con el matrimonio, fusionando ambas realidades en una misma figura jurídica a la que continúan denominando matrimonio. La evolución del derecho de familia en este y otros aspectos, ha producido importantes cambios en la noción misma de familia, que adquiere hoy un carácter prioritariamente afectivo y privado, generando una pluralidad de modelos matrimoniales y familiares, fruto de la libre elección de los individuos y sus expectativas subjetivas. Frente al pluralismo de formas de convivencia sexual con fines familiares, el matrimoniales?, Universidad de Zaragoza, 2003; D´Agostino, E., Elementos para una filosofía de la familia, Madrid, RIALP, 1991; Hervada, J., Cuatro lecciones de derecho natural, Pamplona, EUNSA, 1989; Martínez de Aguirre, C., Diagnóstico sobre el derecho de familia, Madrid, RIALP, 1996. MATRIMONIO Y UNIONES HOMOSEXUALES 461 derecho de familia no puede ser neutral. Está en juego un bien social de la mayor importancia: la familia matrimonial, célula básica de toda sociedad auténticamente humana. Con este trabajo pretendo exponer algunos argumentos que contribuyan a esclarecer la conveniencia de asimilar o de distinguir jurídicamente, dos realidades sociales: matrimonio y uniones homosexuales. II. MATRIMONIO Y CONYUGALIDAD El matrimonio ha sido entendido —desde antes del derecho romano hasta nuestros días, y prácticamente en todas las culturas—, como la comunidad o sociedad de vida de un hombre y una mujer con la finalidad de ayudarse mutuamente y tener procreación. El Código Civil federal sin definir en qué consiste el matrimonio, lo regula respetando en lo esencial la naturaleza de la institución matrimonial. De esta forma, tutela los fines del matrimonio al establecer en su artículo 147: “Cualquiera condición contraria a la perpetuación de la especie o la ayuda mutua que se deben los cónyuges se tendrá por no puesta”. El vocablo matrimonio es utilizado para referirse tanto a su celebración, como a la sociedad que forman los esposos una vez celebrado el matrimonio. Jurídicamente conviene distinguir: el matrimonio (comunidad conyugal) es un estado o situación estable, que una vez creado permanece: es la comunidad (común unión) entre los esposos (conyugal), que se establece mediante la celebración de un pacto entre los contrayentes (alianza o pacto conyugal). El pacto conyugal es un acto recíproco de voluntad de los contrayentes, de carácter dinámico o transitorio, que ocurre en un instante: es el consentimiento matrimonial que otorgan los cónyuges. Se trata por tanto, del momento fundacional del matrimonio.2 Ahora bien, aunque la causa de la unidad o vínculo conyugal será siempre la libre decisión de los contrayentes, lo que hace posible tal unidad, es la natural y radical complementariedad que existe potencial2 Cfr. Viladrich, op. cit., nota 1, pp. 40-43. 462 OLIMPIA ALONSO NOVO mente entre el varón y la mujer. Por eso, el matrimonio tiene su origen en la misma naturaleza del hombre.3 En la dimensión sexual de la naturaleza humana —por la que una persona es varón o mujer—, existe una complementariedad que no es producto de la invención del hombre sino que está dispuesta por la naturaleza para hacer posible la unión conyugal y la procreación. Así, siendo el varón y la mujer dos personas individuales y completas, en el orden de la caracterización sexual (virilidad y feminidad) pueden llegar a ser una unidad y un único principio generativo. El Código Civil para el Distrito Federal, en su artículo 146, define el matrimonio explicitando al hacerlo, los elementos esenciales de la institución matrimonial de los que venimos hablando: Matrimonio es la unión libre de un hombre y una mujer para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua con la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada. Debe celebrarse ante el juez del Registro Civil y con las formalidades que esta Ley exige. Conforme a esta definición, la unión matrimonial tiene carácter monógamo, heterosexual, libre y solemne, además de confirmar la norma constitucional que reconoce la libertad procreacional.4 La justificación de la definición legal radica en la intención del legislador de dejar en claro el tipo de uniones personales de convivencia a los que se reconoce el rango de matrimonio.5 La necesidad de hacerlo obedece a que la ley nacional protege el matrimonio por ser una institución benéfica para la sociedad y si no se clarifica el tipo de uniones que lo constituyen, podrían acogerse a los beneficios sociales de que goza el matrimonio otro tipo de uniones que no aportan ningún beneficio a la comunidad. 3 Aunque ciertas premisas posmodernas decreten el fracaso de la fundamentación iusnaturalista de los derechos humanos y nieguen la existencia misma de una naturaleza humana, la dignidad del hombre y las necesidades humanas básicas a las que se alude para hacer valer los derechos fundamentales, sólo ponen de manifiesto que existe una naturaleza a la que responden y de la cual brotan. Tesis central de Beuchot Puente, Mauricio, O. P., en Los derechos humanos y su fundamentación filosófica, México, C. F. C., 1997. 4 Cfr. Segundo párrafo del artículo 4o. de la CPEUM. 5 Cfr. Brena Sesma, I., Personas y familia, en Enciclopedia Jurídica Mexicana, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, Porrúa, 2002, t. XII, p. 756. MATRIMONIO Y UNIONES HOMOSEXUALES 463 En esta misma línea de clarificación, puede ser de utilidad un pasaje aquinatense citado por Viladrich,6 en el que se describe y distingue con especial exactitud la esencia del matrimonio, su causa y su efecto: En el matrimonio debemos considerar tres cosas. La primera es su esencia, que es la unión (el vínculo entre los esposos). Y según ésta, se llama conyugio. La segunda es su causa, que es el desposorio (el pacto o consentimiento de los contrayentes). Y según éste llámase nupcias, de “nubo” (velarse o taparse), pues en la solemnidad del desposorio, por la cual el desposorio se efectúa, se cubren con un velo las cabezas de los contrayentes. La tercera es su efecto (el fin), que son los hijos, y en consideración a éstos se llama matrimonio. Como es sabido, el término matrimonio proviene de la conjunción de las palabras latinas mater (madre) y munus (oficio), de ahí la noción de matrimonio como oficio de la madre en el sentido de concebir, gestar y alumbrar a los hijos. Actualmente, en el panorama jurídico internacional se ha ido difuminando este elemento produciéndose una pérdida de claridad en torno al concepto de matrimonio, pues si se prescinde de la procreación como uno de sus fines, se le priva artificialmente —mediante la acción legislativa—, de algo que le es connatural y se abre la puerta a uniones no matrimoniales dentro del concepto legal de matrimonio. Tenemos el caso de la legislación española cuyo Código Civil fue reformado hace algunos años para eliminar la impotencia antecedente y perpetua, como impedimento legal para contraer matrimonio. Con argumentos más sentimentales que jurídicos e invocando inadecuadamente el principio de igualdad y no discriminación, la procreación dejó de ser fin esencial del matrimonio; aunque pueda ser relevante en casos concretos a través del error en “aquellas cualidades personales, que por su entidad, hubieran sido determinantes de la prestación del consentimiento” (artículo 73.4). Recientemente, mediante la Ley 13/2005, se llevó a cabo una nueva modificación del Código Civil español 7 por la que se legaliza 6 7 Op. cit., nota 1, pp. 41 y 42. Cfr. Boletín Oficial del Estado de 2 de julio de 2005. 464 OLIMPIA ALONSO NOVO el denominado “matrimonio homosexual”, a pesar de que los “contrayentes” son incapaces de realizar entre sí la cópula conyugal y, por consiguiente su unión es radical y ontológicamente impotente. Cuando la unión conyugal y la posible procreación consecuente no es fin del matrimonio, la institución se difumina y otros elementos esenciales como la heterosexualidad, pueden ser cuestionados. El matrimonio deja de ser una realidad natural y una mayoría parlamentaria pretende convertirlo en lo que ellos arbitrariamente decidan. El Código Civil del Distrito Federal mantiene en su definición el fin procreativo del matrimonio cuando afirma: “…con la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada”, al igual que el Código Civil federal que prohíbe “cualquiera condición contraria a la perpetuación de la especie…” Sin embargo, existe una corriente doctrinal que tiende a rechazar la procreación como fin del matrimonio,8 porque de aceptarse, el débito conyugal estaría implícito y desde algunas posiciones feministas influyentes en la actividad legislativa internacional, esto lesiona derechos humanos de la mujer, por ir contra su intimidad e integridad y contra el derecho a ejercer personalmente su propia libertad procreacional. Se rechaza así que lo esencial del acuerdo de voluntades al celebrar el matrimonio sea la entrega y aceptación mutua del varón y la mujer en su conyugabilidad, que se traduce —entre otros— en el derecho-deber perpetuo y exclusivo a realizar de forma voluntaria y libre (de lo contrario no sería un comportamiento humano) los actos aptos para la procreación. El matrimonio es una forma de vida en la que se realiza una comunión de personas que implica específicamente el ejercicio de la facultad sexual. Otra cosa es que deban existir mecanismos para evitar violaciones de derechos humanos dentro del ámbito familiar, pero los derechos humanos no pueden ser secuestrados por burocracias internacionales que los interpretan y promueven arbitrariamente. Es necesario poseerlos, interpretarlos y ejercerlos desde la misma dignidad humana de la cual brotan. Sólo desde esa altura ética es posible asumir simultáneamente derechos y libertades, deberes y obligaciones. 8 Cfr. op. cit., nota 5, p. 757. MATRIMONIO Y UNIONES HOMOSEXUALES 465 III. LAS UNIONES HOMOSEXUALES La existencia de personas que experimentan una atracción exclusiva o predominante hacia otras del mismo sexo es una realidad innegable en las distintas culturas. También lo es, que algunas personas homosexuales, deciden convivir. Este hecho —y el ámbito relacional que produce—, a diferencia de lo que ocurre con el matrimonio, no ha constituido nunca una institución jurídica útil o necesaria para la sociedad. La homosexualidad presente en la vida social, genera distintas actitudes y reacciones. En una sociedad individualista como la nuestra, la mayoría de las personas son indiferentes ante los homosexuales. Sin embargo, la homofobia —entendida como aversión por los homosexuales conducente a ataques contra sus personas—, también está presente en algunos ambientes y resulta violatoria de derechos humanos por contravenir la dignidad inalienable de la persona. Por este motivo, la homofobia debe ser combatida desde el derecho y las políticas públicas. Sin embargo, sería un error y una manipulación del lenguaje llamar homofobia a toda reflexión crítica que pueda hacerse ante la pretensión de imponer socialmente la tendencia homosexual como una norma. De igual modo, sería un error considerar que no aceptar el “matrimonio homosexual” es una actitud homofóbica, ya que se puede combatir la homofobia y estar al mismo tiempo en contra del llamado “matrimonio homosexual” por la sencilla razón de que la institución matrimonial no atiende a las preferencias sexuales de los contrayentes, sino a la dualidad de sexos, conditio sine qua non para la procreación y, por tanto para la continuidad social. IV. APTITUD NUPCIAL Y PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIÓN Para que una persona pueda vender un inmueble debe ser propietario de aquél. Si no lo es, no puede venderlo. Esta situación es discriminante: sólo pueden vender aquellos que son poseedores de un título de propiedad y sólo ellos, podrán beneficiarse del pago del precio que acuerden con el comprador. A pesar de la evidente discriminación, nunca un grupo de desposeídos ha invocado el principio de igualdad de 466 OLIMPIA ALONSO NOVO las personas ante la ley para que se les conceda el derecho a vender inmuebles como hace la ley con los propietarios, en quienes reconoce una aptitud para realizar el acto jurídico del que se viene hablando. Se trata pues, de una discriminación justa. El derecho distingue diferentes tipos de contratos que no se confunden entre sí aunque tengan algunos elementos en común, por ejemplo, la compraventa, el arrendamiento y el comodato. Tampoco es conocido el caso de alguien que invoque el principio de no discriminación e igualdad de las personas ante la ley para exigir que su contrato de arrendamiento sea considerado compraventa o viceversa, por el hecho de tener en común la existencia de un inmueble. Nunca se ha pretendido eliminar la distinción existente entre esos contratos y tal distinción lejos de considerarse discriminación injusta, es aceptada socialmente porque aporta seguridad jurídica en las relaciones contractuales. La exigencia de la aptitud nupcial para poder contraer matrimonio, tampoco tiene por qué ser considerada una discriminación injusta, ni su distinción con relación a otras posibles figuras jurídicas o situaciones de hecho, aunque estas últimas puedan contener algún elemento que sea común al matrimonio como podría ser la cohabitación. No hay que confundir el respeto a las personas y a su libertad individual, con la equiparación jurídica de todos los posibles ejercicios de esa libertad. Lo proscrito por el derecho no es la discriminación —es decir, la distinción—, sino la discriminación injusta. A nadie se ofende si se trata de modo jurídicamente desigual lo que es distinto. Por el contrario, se ofendería a la justicia tratando de igual forma lo que es desigual. Partiendo de la noción de conyugalidad vista más arriba —y desde ese contexto, lo que se entiende por aptitud nupcial—, a simple vista se percibe que una unión entre dos personas del mismo sexo no puede ser matrimonio, como tampoco lo es la unión de cinco personas, o una persona sola.9 El fundamento de la regulación y protección jurídica del matrimonio, es el beneficio objetivo que de él recibe la sociedad, no simplemente el ejercicio de libertad que supone. No todo tipo de relación entre personas libres tiene la misma trascendencia social. Por eso, a nadie se 9 En cierta ocasión se publicó la reseña sobre una artista que celebró su boda consigo misma, prometiéndose perpetua e indisoluble fidelidad. Cfr. Miras, J., Injustificable equiparación jurídica, periódico ABC, Madrid, 1o. de agosto de 2003. MATRIMONIO Y UNIONES HOMOSEXUALES 467 discrimina cuando a su relación el derecho no la considera matrimonio, si no lo es. Todas las grandes culturas del mundo han dado al matrimonio y a la familia un reconocimiento institucional específico. La relevancia pública del matrimonio no se funda en que sea una cierta forma institucionalizada de amistad o de comunicación humana, sino en su condición de estado de vida estable que, por su propia estructura, propiedades y finalidad, aceptadas libremente por los cónyuges —aunque no establecidas por ellos—, desempeña una función esencial y multiforme en favor del bien común: orden de las generaciones, supervivencia de la sociedad, educación y socialización de los hijos, etcétera. Esta función social de relevancia jurídica pública no la desempeñan, ni siquiera de forma análoga, las uniones homosexuales, que de ninguna forma podrían ser consideradas células fundamentales de la sociedad humana. Con todo, como decía Aristóteles, además de las cosas justas por naturaleza, hay cosas justas por conveniencia legal. Admitiendo que las uniones homosexuales no sean aptas para desempeñar la función social que, por la misma naturaleza de las cosas desempeña la unión matrimonial entre un hombre y una mujer, cabe preguntarse si puede el Estado crear legítimamente una o varias figuras de reconocimiento legal para las uniones homosexuales. En términos generales, el Estado posee la legítima facultad de crear nuevas figuras legales o de modificar las existentes, aunque como se dijo en otro momento, esta facultad tiene sus límites. En el caso que nos ocupa, determinar si el Estado se extralimitaría o no, al conceder un reconocimiento legal específico a las uniones homosexuales, rebasa el alcance de este trabajo que sólo quiere responder al cuestionamiento de si dichas uniones pueden equipararse al matrimonio. V. ¿PUEDEN SER MATRIMONIO LAS UNIONES HOMOSEXUALES? Una pareja homosexual puede decidir llevar una vida en común, pero a esa relación no se le puede aplicar el calificativo de matrimonial, porque no puede cumplir la finalidad de procrear que corresponde al matrimonio. 468 OLIMPIA ALONSO NOVO Ante la afirmación de que existen homosexuales que se quieren verdaderamente, y que por esa razón no se les puede negar el derecho a casarse, se puede afirmar también que aunque se quieran con un amor sincero, ese amor no convierte su relación en matrimonio, entre otras cosas, porque la identidad jurídica de la institución matrimonial no estriba en las relaciones sentimentales. Por otra parte, no es entendible racionalmente por qué de ese amor se debe derivar que accedan a los beneficios y ventajas del matrimonio. ¿Por qué conceder beneficios y ventajas al amor de dos personas? Existen muchos amores verdaderos y sinceros —como el que se profesan dos amigos o dos hermanos que conviven—, que no tienen ninguna ventaja. No queda claro qué es lo que distingue al amor de dos homosexuales para que ellos sí puedan obtener beneficios, ni qué utilidad social se deriva de su amor, para que sea elevado y protegido con ventajas por encima del amor de dos hermanos, o dos amigos, o dos correligionarios, o un sobrino y su tía viuda, por poner algunos ejemplos. VI. REFLEXIÓN CONCLUSIVA 1. La pretensión de equiparación o asimilación de las uniones homosexuales con el matrimonio es claramente infundada. No atribuir el estatus social y jurídico de matrimonio a formas de vida que no son ni pueden ser matrimoniales, no se opone a la justicia sino que, por el contrario, es requerido por ella. 2. El matrimonio tiene una juridicidad interna que le es propia y que la legislación civil debe proteger. Modificar su actual estatuto, distorsionaría el sistema jurídico civil nacional. 3. No resulta discriminatorio para nadie, negar a los homosexuales el derecho a contraer matrimonio. En cambio, resultaría discriminatorio para las parejas que desean tener hijos el reconocimiento del matrimonio entre homosexuales: igualar una pareja homosexual y un matrimonio, contiene la grave injusticia de equiparar el valor social de la institución matrimonial con una cuestión afectiva privada. 4. El hecho de señalar que la familia tiene una realidad concreta basada en el matrimonio y que éste tiene una naturaleza jurídica propia MATRIMONIO Y UNIONES HOMOSEXUALES 469 que el legislador debe respetar al regularlo, no implica la reprobación o ignorancia de los efectos jurídicos que puedan producirse por el hecho de una convivencia sostenida al margen del matrimonio (se incluyen aquí las uniones homosexuales). Pero en estos casos, de lo que se trata es de proteger a personas individuales y de reconocer relaciones interpersonales. 5. En justicia, no procede el reconocimiento del grupo o de la comunidad extramatrimonial como una familia en todo equiparable a la constituida por el matrimonio, ni procede identificar con el matrimonio (acto fundante de la familia) otras figuras existentes en la sociedad. Una cosa es reconocer que la convivencia y las relaciones instauradas por particulares, puedan tener consecuencias jurídicas, y otra, pretender erigir ese tipo de convivencia en un modelo alternativo a la familia, que reclama la protección del ordenamiento jurídico por ser la célula básica de la estructura social, que aporta notables beneficios al bien común. ¿EL CONCUBINATO PUEDE DERIVAR DERECHOS SUCESORIOS? Erickson Aldo COSTA CARHUAVILCA SUMARIO: I. Antecedentes históricos. II. ¿Qué entendemos por concubinato? III. Regulación legislativa del concubinato en la legislación comparada. IV. De por qué no se debería amparar el concubinato. V. Reconocimiento de ciertos efectos jurídicos al concubinato. VI. Caracteres y elementos del concubinato. VII. Presupuestos legales que exige la ley para garantizar la unión concubinaria. VIII. Prueba del concubinato. IX. Fenecimiento del concubinato. X. El concubinato en materia de derecho sucesorio. XI. Bibliografía. I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS 1 El concubinato tiene un origen muy remoto, fue admitido como institución legal en el Código de Hammurabi que es el más antiguo texto legal que se conoce. En Roma fue regulado por el jus gentium, alcanzando su mayor difusión a fines de la República. Entre los germanos existió el concubinato para las uniones entre libres y siervos, debido a que no se permitía el matrimonio entre personas de distinta condición social, siendo sustituido después por el matrimonio llamado de mano izquierda o morganático, por el cual la mujer de condición inferior no participaba de los títulos ni rango del marido, siguiendo los hijos la misma condición de la primera sin heredar a éste. El concubinato subsistió en la Edad Media, no obstante la creciente oposición del Cristianismo. Así en España lo consagraron antiguas 1 Vigil Curo, Clotilde Cristina, “Los concubinos y el derecho sucesorio en el Código Civil Peruano”, Revista de Investigación de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNMSM, pp. 153 y 154. 471 472 ERICKSON ALDO COSTA CARHUAVILCA costumbres y ciertas disposiciones legales, tomando el nombre de barragania, que posteriormente fue sustituido por el de amancebamiento. En los Fueros y en las Partidas se reglaron las uniones de hecho a la manera de los romanos, con la diferencia de que la barragana podía en cualquier momento contraer matrimonio siempre y cuando no tuviera impedimentos. Posteriormente en el llamado Concilio de Trento se prohibió sancionar a los concubinos. En el derecho moderno el concubinato resulta ser una costumbre muy extendida, pese a ello hay códigos que lo ignoran tales como el Código germano, el Código napoleónico en Francia, a donde sigue siendo un “acto inmoral” que atenta contra las buenas costumbres, sin embargo hay países en donde sin dejar de garantizar plenamente al matrimonio, la institución familiar por excelencia, no se ha podido dejar de legislar sobre el concubinato y atribuirle ciertos efectos, bajo ciertas condiciones, puesto que es una realidad que el derecho no puede ignorar, tal es el caso de países como Bolivia, México, Guatemala, el Salvador, Honduras, etcétera. II. ¿QUÉ ENTENDEMOS POR CONCUBINATO? El concubinato denominado también amancebamiento, no viene a ser sino la cohabitación de un hombre con una mujer fuera del matrimonio, pero con fines muy parecidos a éstos, es decir llevar una vida en común, tener hijos. Sin embargo en la doctrina se abre cada vez más el camino en lo que se refiere a la necesidad de regular esa clase de relaciones, en primer término porque parece cruel e injusto privar de todo derecho a la pareja que ha mantenido su unión a veces durante toda su vida y en la que la mujer ha contribuido al cuidado del hogar y a su sostenimiento igual que una esposa y en segundo lugar porque el concubino, a diferencia del esposo, se libera de toda responsabilidad frente a la mujer, que es la parte más débil frente a este tipo de relación.2 Para Augusto César Bellucio es la unión de hecho y la procreación fuera del matrimonio que dan lugar a la existencia de vínculos que determinan también la existencia de una familia ilegítima o extramatrimonial, vínculos cuya relación jurídica también es necesaria, sea cual fuere 2 Idem, nota 1. ¿EL CONCUBINATO PUEDE DERIVAR DERECHOS SUCESORIOS? 473 el criterio que se adopte para organizar su ordenamiento frente a la legítima.3 Como se desprende del acápite anterior, cada autor hace énfasis en algún aspecto específico del fenómeno siendo para unos, lo más importante, las relaciones sexuales mientras que otros enfatizan en la ausencia de vínculo jurídico como lo esencial, y otros por su parte hacen el énfasis en la temporalidad de la unión. En realidad, no existe contradicción entre las definiciones dadas, lo que ocurre es que, o bien pecan por incompletas, o son definiciones parciales que enfocan sólo una de las facetas del problema en estudio, según se dé mayor trascendencia a uno de sus elementos frente a los demás, sin enfocar la noción integral que se debe tener del concubinato.4 La definición propiamente dicha se halla contenida en el artículo 5o. de la Constitución Política del Perú del año 1993 que a letra dice: “la unión estable de un varón y una mujer libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de hecho da lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de sociedad de gananciales en cuanto sea aplicable”.5 Se pueden apreciar las características más saltantes del concubinato a partir de la siguiente definición que se saca del artículo 326 del Código Civil de 1984: es la unión de hecho voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer libres de impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y