RESOLUCIÓN CONSEJO U.I. 12/12/2013 Ante la reforma que el gobierno está realizando de la Ley Orgánica 1/1992 de Seguridad Ciudadana dirigida a ampliar el catálogo de conductas que serán castigadas con sanciones económicas, especialmente, las relativas a la convocatoria o participación en manifestaciones y reuniones ESTE CONSEJO INTERCOMARCAL DE L’ALACANTÍ-LES MARINES APRUEBA LA SIGUIENTE RESOLUCIÓN: 1. Consideramos que esa norma tiene un marcado carácter preconstitucional y supone un atentado directo al conjunto de Derechos Cívicos que dan sentido al Estado Social y Democrático en el que creemos vivir. Responde, además, a un concepto restrictivo de los derechos de manifestación, reunión y expresión así como a un concepto selectivo de la Seguridad ciudadana. 2. El endurecimiento de esta norma va dirigido a la represión del legítimo derecho a la protesta y a la contestación ciudadana ante la continua imposición de normas injustas que está llevando a cabo el Partido Popular. Es, por tanto, arbitraria y esconde un uso partidista del poder legislativo y judicial 3. Castigar la protesta supone criminalizar a personas que, simplemente, ejercen Derechos que una Democracia madura debe proteger, no perseguir. La modificación de esta norma responde, además, a la estrategia ideológica del Partido Popular que sólo quiere ciudadanos sumisos a su política de desmantelamiento de la Democracia. Es coherente con otras normas represivas y limitadoras de derechos impuestas por este gobierno que tratan de desmantelar la acción colectiva de la clase trabajadora, como el desmantelamiento de la negociación colectiva o la limitación del derecho a la huelga. 4. Esta Ley se dirige a aumentar hasta el abuso el poder de la autoridad gubernativa, que por definición presenta un marcado carácter partidista, y policial como instrumento del recorte de libertades y derechos, fulminando el Estado Social, Democrático y de Derecho. 5. Esta Ley implica una importante pérdida de garantías judiciales, al ser la propia autoridad gubernativa a la que se dirigen las protestas, la encargada de sancionar, arrinconando el recurso judicial, cargado con tasas, a una instancia posterior. Además, dificulta la adecuada tutela judicial y limita el acceso a la justicia a quienes tienen menos capacidad económica. Aumenta la indefensión de la persona sancionada al someterla a un procedimiento jurídico en el que el órgano policial tiene mayores garantías que el ciudadano e imponiendo a éste la presunción de culpabilidad. Consolida la absoluta impunidad de la autoridad gubernativa que recurre a la sanción como coacción y como herramienta para evitar la crítica. 6. Es una aberración inmoral la cuantía desproporcionada y exorbitada de las multas que un órgano político, pero también partidista, se autoriza a imponer aún en el caso de que en la acción sancionada no se produzcan daños a quienes protestan por el daño que le infringe su acción de gobierno. 7. Esta norma reprime la legítima participación crítica y la criminaliza, a pesar de que quien en reiteradas ocasiones ha sufrido el reproche de las autoridades europeas ha sido la actuación policial y no la ciudadana. Además, se dirige de deslegitimar la protesta al tratarla como una cuestión de orden público, cuando la acción ciudadana estos años ha sido ejemplar en una abrumadora mayoría. 8. Esta reforma se va a imponer, como viene siendo norma en el Partido Popular, no sólo sin contar con el necesario y sano consenso democrático, sino a pesar del rechazo expreso de entidades cívicas, incluso, del sector jurídico, que han calificado este proyecto como impropio de un estado democrático o, directamente, de inconstitucional. Este sindicato no se va a dejar amedrentar por los mismos gobernantes que están empobreciendo a la clase trabajadora y recortándoles derechos laborales, económicos y sociales básicos y va a continuar convocando y realizando todas las movilizaciones que considere oportunas para una correcta defensa de la legalidad constitucional. Esta U.I. muestra su más radical oposición a una norma represiva y despreciable basada en un concepto limitador de la participación ciudadana que sólo busca, en coherencia ideológica con el fundamentalismo neoliberal del PP, terminar de desmantelar el modelo democrático de estado que protege la Constitución Española.