Publicado en http://www.revista.universidaddepadres.es/ Estimular la memoria Durante la niñez los niños muestran un desarrollo significativo de su memoria. Tanto en los niños como en los adultos existe una diferencia entre el reconocimiento y el recuerdo. Los niños recuerdan mejor cuando están motivados para dominar destrezas en general. La motivación hacia la destreza hace referencia a la tendencia de un niño a ser independiente, utilizar estrategias para resolver problemas y tratar de realizar tareas difíciles. Madrid | Febrero 2011 | Cayetana G. Hurtado de Mendoza | Tutora de la UP on-line Si a cualquiera de nosotros le preguntaran qué es la memoria, espontáneamente responderíamos diciendo que es la capacidad para recordar hechos, pero lo cierto es que la memoria es un concepto más complejo que abarca otros procesos cognitivos adicionales. Empecemos diciendo que existen varios tipos de memoria. Podemos hacer una clasificación teniendo en cuenta su duración: hablaríamos de memoria sensorial (visual, cuya duración es de menos de medio segundo y la auditiva, que está en torno a uno y dos segundos); por otro lado, estaría la memoria inmediata o a corto plazo que se alarga hasta casi un minuto y está limitada a pocos aspectos. Un poco más extensa sería la reciente que se desarrolla entre minutos y varias semanas y su capacidad de almacenamiento es mayor que la inmediata, y por último, la memoria remota, que puede mantener la información durante toda la vida. Complementariamente a esta clasificación podemos diferenciar además según el tipo de información que se almacena. De una parte estaría la memoria declarativa (explícita y consciente), que es la relativa al conocimiento general y relacionada con significados (memoria semántica) y al recuerdo de las experiencias vividas personalmente asociadas a parámetros espacio-temporales (memoria episódica) y, por la otra, la memoria procedimental, que es la que tiene que ver con las destrezas o habilidades aprendidas, por ejemplo, la que empleamos cuando se practica algún deporte, ésta se activa de manera automática e inconsciente en forma de secuencias motoras o estrategias cognitivas. El proceso de almacenamiento de contenidos tiene lugar en tres fases: la primera de ellas es la codificación, en este momento se recibe y procesa la información procedente del entorno. En segundo lugar, la fase de almacenamiento, en ella se genera un registro permanente de la información codificada previamente, y, la tercera, la fase de recuperación, que consiste en hacer consciente la información almacenada en respuesta a un estímulo para poder utilizarla. Para potenciar la memoria y generar recuerdos más eficaces hay que tener en consideración todos los procesos adicionales que intervienen en las diferentes etapas del proceso de almacenamiento y cómo afectan, ya que podemos generar estrategias diferentes para cada una de ellas. El estado de ánimo es una variable que influye significativamente en nuestra capacidad para recordar. Normalmente, los acontecimientos acordes con nuestro estado de ánimo se encuentran más accesibles: si estamos tristes nos acordaremos más de los sucesos negativos acontecidos. Además, el grado de activación que mantengamos también influirá en el recuerdo posterior. Se requieren niveles medios de activación para que la información se recuerde mejor; cuando estamos en momentos de mucho estrés podemos bloquearnos y la información se vuelve inaccesible. La atención cobra un papel muy relevante en la memoria, precisamente porque ésta es imprescindible en la primera fase de almacenamiento. Si no soy capaz de codificar adecuadamente los estímulos recibidos del exterior, la información que archive se verá afectada; muchas veces, el problema no está en que no sea capaz de recordar un suceso, sino en que no puse la debida atención, además ésta, a veces, nos juega malas pasadas, volviéndose selectiva y centrándose en algunos aspectos y obviando otros. “La visión en túnel” sería un modelo de ello, cuando sufrimos un atraco, por ejemplo, el foco de atención está dirigido al arma y no tiene en cuenta otros detalles. Es importante también mencionar que las reservas cognitivas que cada uno hayamos ido generando afectan sobremanera. Una persona que está acostumbrada a realizar trabajos cognitivos tiene un entrenamiento especial y habrá desarrollado estrategias que utilizará espontáneamente. Adicionalmente, existe lo que llamamos efecto primacía y efecto recencia, que hacen referencia a que nuestra capacidad de recuerdo se ve influida según el orden de presentación de la información, los contenidos presentados tanto en primer como en último lugar tienden a recuperarse con más facilidad. ¿Qué podemos hacer para estimular nuestra memoria teniendo en cuenta todos estos procesos? - La atención es un aspecto básico por lo que es importante que la trabajemos activamente siendo más conscientes de ella en los momentos en los que la prestamos. Un ejercicio práctico que ayuda a ello consiste en que cuando quiero recordar algo me diga a mi mismo “párate”, “piensa” y me repita una frase que me ayude a ser más consciente de ese momento, por ejemplo, “he metido las llaves en el bolsillo interno del bolso”. - Cuando me está siendo difícil recuperar un concepto, de nada sirve intentar por todos los medios recordarlo ya que lo que conseguimos es ponernos ansiosos y bloquearnos. Lo mejor es cambiar de tarea liberando así la atención y lo que suele ocurrir es que el recuerdo suele aparecer por sí solo. - Para que algo se memorice es necesaria la repetición o el ensayo consciente de un hecho. - Cuando algo se ha olvidado, reflexionar sobre qué tipo de cosas estábamos haciendo en ese momento, en qué lugar, con qué personas, nos puede servir de apoyo porque esto nos ayuda a recuperar la información por estar ésta asociada a algún detalle de estos. - La asociación es otra estrategia a emplear, cuando quiero recordar algo si lo asocio con un conocimiento que ya tenga asimilado o con algún elemento muy llamativo o de interés personal lo podré rescatar luego con más facilidad. - El encadenamiento. Consiste en interrelacionar los elementos que quiero aprender y es especialmente útil para recordar listados. - El método de las iniciales. Utilizar la primera sílaba de cada palabra que quiero almacenar y formar otra con ellas. - La técnica de los lugares. Consiste en utilizar un contexto familiar y asociar a cada uno de sus elementos un concepto que quiera recordar. Por ejemplo, utilizar la propia casa y su distribución, o un recorrido que se haga habitualmente. - La categorización. Ayuda a organizar la información en bloques en función de una característica que ayude a agruparlos. De esta manera la información adquiere un sentido y es más fácil recordarla después. - Almacenar el mayor número de detalles posibles del objeto o concepto que quiera recordarse, utilizar para ello los cinco sentidos, imágenes, olores, sonidos, etc. - Utilizar siempre los mismos lugares específicos para colocar los objetos, así el objeto quedará asociado con el lugar. - Establecer una rutina facilita que cualquier comportamiento se convierta en hábito y que después éste se desarrolle automáticamente. - El control externo puede ayudarnos a recordar sirviéndonos de claves externas, por ejemplo usar agendas, colocar el objeto en un lugar muy visible, cambiarnos el reloj de mano, etc. Aunque no es recomendable un excesivo uso de ellos pues esto evitaría que pusiéramos en marcha recursos propios y que estimulásemos nuestra memoria. - Autoinstrucciones. Utilizar un lenguaje interno que guíe nuestro comportamiento potencia que se recuerden mejor todos los pasos a seguir para llevar a cabo una actividad. A veces, sin saberlo, todos hemos aplicado técnicas de memorización en varios momentos de nuestra vida. Conocer cómo aplicarlas y practicarlas nos aporta grandes beneficios en nuestra vida diaria. Algunas estrategias prácticas para maximizar la memoria en niños, adolescentes y adultos: - Repasos frecuentes de los contenidos. - Repetición y elaboración comprensiva de conceptos. - Evitar atracones de estudio de última hora. - Tiempos de descanso pautados durante el estudio. - Uso de estrategias nemotécnicas. Por ejemplo el método de los lugares, método de la cadena, etc. - Uso de esquemas, mapas conceptuales, resúmenes, etc. - Entender los conceptos que se quieren memorizar. Para ello es útil desarrollar los contenidos con palabras propias. - Asociar contenidos nuevos con los que ya se tienen facilita su aprendizaje y posterior recuerdo. Mediante la comparación, las analogías, el contrario, etc. - Visualizar el contexto en el que se estaba estudiando ayuda a recordar mejor. - Utilizar un ritmo o melodía asociado a un texto ayuda a memorizar contenidos. - Identificar qué tipo de memoria es la predominante y adecuar el método de estudio a ella potenciando las herramientas concretas para cada una de ellas. - Efecto techo. Aprender a discriminar las ocasiones en que un exceso de esfuerzo en la tarea (repaso, lectura, repetición, etc.) no sigue obteniendo rendimiento o éste es nimio. - Hay momentos en los que se producen bloqueos con determinadas materias, lo recomendable es cambiar de tema y en otro momento retomar el anterior. - Organizar el tiempo de estudio y la cantidad de materia mediante planning, siendo realistas con el tiempo real que se dispone, no acumulando demasiada materia y planificando descansos. - Enriquecer el tiempo de ocio con actividades que requieran esfuerzo mental y restringir aquellas más pasivas. - Hábitos saludables de vida. - Utilizar juegos que potencian la memoria, como por ejemplo Brain Training, sudokus, etc.