Subido por Josue Bolaños

Ebook DS

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CÓMO
ESTUDIAR
Y COMUNICAR CORRECTA Y EFECTIVAMENTE
UNA GUÍA PRÁCTICA PARA CONVERTIRSE
EN UN BUEN COMUNICADOR DE LA PALABRA DE DIOS
David Scarpeta
CÓMO
ESTUDIAR
Y COMUNICAR CORRECTA Y EFECTIVAMENTE
© 2024 por David Scarpeta
David Scarpeta Ministries
www.davidscarpeta.org
Corrección de textos y estilo:
Gisella Herazo | www.agenciaarteyexpresion.com
Diseño de cubierta y adaptación a e-book:
Jorge Salazares
Este material es propiedad de David Scarpeta Ministries. Ninguna porción de este
ebook podrá ser reproducida, almacenada en ningún sistema de recuperación, o
transmitida de cualquier forma o por cualquier medio - mecanismos, fotocopias,
grabación u otro —, excepto por citas breves en revistas impresas, sin la
autorización previa y por escrito del autor.
CONTENIDO
1
2
3
4
5
Introducción
1
Pasos para estudiar
correctamente las Escrituras
2
Claves para comunicar
efectivamente la Palabra de Dios
¡Tú también puedes!
Sobre el autor
10
9
5
INTRODUCCIÓN
Mi pasión es compartir la palabra de Dios, ¡me encanta comunicarla! Estoy tan
agradecido con Dios porque me ha prestado el oído de millones de personas en todo
el mundo que anhelan escuchar el mensaje que el Señor me permite transmitirles.
Me impacta y me llena de emoción, y al mismo tiempo tiemblo de temor delante de
Dios, cuando recibo vídeos en los que se ven calles llenas de personas con pantallas
grandes viendo nuestros mensajes y recibimos testimonios desde las prisiones y
hospitales, así como los de muchas personas no cristianas que siguen los mensajes
y están acercándose a Dios. A través de un mensaje llamado: “Una cervecita, pastor”,
personas que luchaban con problemas de alcohol han sido libres, y según el informe
que recibimos de las redes sociales, tenemos vídeos con más de 215 millones de
reproducciones, lo que se traduce en millones de personas a las que hemos podido
impactar con el mensaje del Evangelio. Todo esto solo por la gracia de Dios.
Algo que he notado durante todos estos años de ministerio, sirviendo a Dios y
sirviendo a la gente, es que con frecuencia las personas me preguntan: “¿cómo
haces para desarrollar tus mensajes y comunicarlos de una manera atractiva?”. Esa
pregunta ha retumbado en mi cabeza y mi corazón por años, esperando el tiempo y el
método propicio para darle respuesta.
Es entonces cuando nace el deseo de compartir aquellas herramientas útiles que he
aprendido a lo largo de mi camino como comunicador del Evangelio, para ayudar a
las personas a estudiar correctamente la Palabra de Dios y así poder comunicarla
efectivamente. Es por esto que tienes en tus manos esta guía práctica que te
introducirá a un océano espectacular de crecimiento espiritual, conforme a la imagen
de Jesús. Este corto material es solo un aperitivo de todo lo que podrás recibir en una
Masterclass de la que te informaré dentro de muy poco.
A continuación, te comparto tres pasos, prácticos y sencillos, para estudiar
correctamente las Escrituras, y tres claves para comunicar efectivamente el mensaje
de Jesús.
1
PASOS PARA
ESTUDIAR
CORRECTAMENTE
LAS ESCRITURAS
Paso 1: Ora antes de leer y estudiar las Escrituras
La oración es como esa pica que rompe la roca, como ese fuego que forma el oro. La
oración nos abre el entendimiento y sensibiliza nuestro corazón. El beneficio más
importante de orar antes de leer las Escrituras es que nos lleva a la humildad y nos
hace mansos ante ella.
El que no ora antes de leer y estudiar las Escrituras corre el peligro de convertirse en
un «docto necio», es decir, uno que mucho sabe y nada aplica.
¿Cómo orar al leer las Escrituras?
• Pide a Dios que te muestre Su carácter y dile que quieres conocerle más.
• Pide a Dios que te muestre los pecados y actitudes a dejar. Dile que te quieres
exponer al filo de la espada, que es su Palabra, para ser cortado por ella.
• Pide sabiduría divina para entender los tesoros escondidos en las Escrituras.
• Pide a Dios que te ayude a obedecer lo que se te dirá.
2
Paso 2: Ten una buena actitud ante las Escrituras
«”Porque se enterneció tu corazón y te humillaste delante del Señor cuando
oíste lo que hablé contra este lugar y contra sus habitantes, que vendrían a
ser desolación y maldición, y has rasgado tus vestidos y has llorado delante
de mí, ciertamente te he oído”, declara el Señor». (2 Reyes 22:19, NBLA)
La historia del rey Josías es inspiradora; su actitud lo dice todo. Es tremendo cómo
este hombre se enterneció al oír la palabra de Dios dada en contra de todo el pueblo,
es decir, su corazón se hizo pequeño ante la poderosa palabra de juicio que había
recibido y rasgó sus vestiduras en señal de dolor. Eso me hace ver algo
superimportante: cada vez que nos exponemos ante la Palabra de Dios nos estamos
exponiendo ante la voz escrita de Dios.
Algo muy importante que quiero aclarar es que esto no tiene que ver con hábitos de
lectura ni con la calidad de un material escrito. He leído libros que han tocado mi
corazón: libros históricos, libros biográficos, libros de ciencia ficción, libros de
liderazgo, pero la diferencia entre estos y las Sagradas Escrituras es que en los
primeros, los autores plasmaron su corazón y pensamientos y dejaron de estar. Pero
cuando leo la Biblia puedo sentir que el autor se sienta a mi lado a explicármela,
porque el autor es el mismo Espíritu Santo. Por esta razón, uno de los pasos claves
al escudriñar las Sagradas Escrituras es que nuestro corazón se rinda y se
doblegue ante ella.
La diferencia de alguien que únicamente estudia las Escrituras para crecer en
conocimiento y alguien que estudia las Escrituras para parecerse más a Jesús está
en la capacidad y disposición para doblegar su corazón y rendirlo ante la Palabra. La
correcta búsqueda de las Escrituras se resume en esta fórmula: una mente
hambrienta de conocimiento de la persona de Cristo + un corazón dispuesto a ser
transformado.
Es por esto que la oración es el primer paso en el proceso de búsqueda, porque es
como el agua que riega la tierra y el aceite que ablanda el corazón.
3
Paso 3: Ten una conversación con el texto
Ya tuvimos una conversación con Dios antes de entrar a leer y estudiar las Escrituras,
ahora es tiempo de hacer preguntas a las Escrituras directamente. A continuación, te
enseño algunas preguntas sencillas que te van a ayudar a ubicarte para llegar a una
sana interpretación:
•
•
•
•
•
•
•
¿A quién está dirigida la carta o el libro?
¿Qué propósito tiene la carta o el libro?
¿En qué contexto se encontraba el autor al escribirlo?
¿Cuál es el mensaje central del texto?
¿Qué virtud del carácter de Dios me muestra el texto?
¿Dónde está Cristo revelado en el texto?
¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida? Para ello sigue este orden: ¿Qué pecado debo
evitar o dejar?, ¿qué mandato Dios me da?, ¿qué promesa tengo que creer?
Esto es muy importante porque muchas personas, al leer un texto bíblico, lo hacen de
una manera superficial sin tener en cuenta el contexto del capítulo y del libro.
Te lo quiero ilustrar de esta manera: Tienes mucha hambre y te sirven una bandeja
paisa. Por si no lo sabes, la bandeja paisa es un plato colombiano muy famoso que
contiene muchos alimentos: arroz, aguacate, carne, chorizo, huevo, chicharrón,
arepa, frijoles. Cabe decir que una bandeja paisa bien hecha, te hará hablar en
lenguas (esto no es literal, pero casi…). El punto es que ahí estás tú, comiendo tu
bandeja paisa, y solo te comes una cucharadita de arroz, un poquitico de aguacate y
un poquitico de chorizo, y dejas el resto del contenido, perdiéndote de toda la riqueza
que traes ese plato.
Así son muchos cuando leen las Escrituras; leen un pedacito aquí, otro pedacito allá,
y al final terminan con Indigestión espiritual y confusión bíblica, porque no analizaron
el texto con las preguntas que te mencioné anteriormente. Es por esto que al
«dialogar» con el texto, haciendo las preguntas correctas, puedes encontrar las
respuestas correctas.
Al entrar en esta metodología requerirás herramientas bíblicas como comentarios
bíblicos o ir al idioma original en que se escribió para leer textualmente lo que el autor
quiso decir, y eso te abrirá la mente. También te puede ayudar mucho el usar colores
para resaltar las respuestas a las preguntas que le haces al texto. Por ejemplo, con un
color resaltar lo que habla el texto acerca del carácter de Dios; con otro color resaltar
cuál es el pecado que Dios me está diciendo que debo dejar; con otro, resaltar cuál es
el mandato que Dios me llama a obedecer, y así sucesivamente.
4
CLAVES PARA
COMUNICAR
EFECTIVAMENTE
LA PALABRA DE DIOS
1. No es inventar, es repetir
Un día, orando, le dije a Dios: “Señor, yo quiero ser un buen predicador”, y sentí la voz
del Espíritu Santo diciéndome: “Si quieres ser un buen predicador, vas a tener que
ser un buen repetidor”. La verdad no entendí, pero luego pude comprender que si yo
quería ser un buen comunicador de la Palabra necesitaba estar dispuesto a
simplemente repetir lo que Dios ya habló. Fue entonces cuando aprendí que la
primera clave para ser un buen comunicador es matar el orgullo, porque desde
el orgullo es donde se alimentan las intenciones equivocadas al comunicar.
Por muchos años yo prediqué mis propios mensajes, pero no prediqué el mensaje
que Dios ya había hablado. Cuando armaba un bosquejo, lo hacía desde mi punto de
vista y solo necesitaba un apoyo con un texto bíblico para justificar mis ideas.
En su libro “¿Qué es una iglesia sana?“, el autor Mark Dever menciona las diferentes
clases de predicadores, dentro de los que se encuentra “el predicador
impresionista”, que es aquel que únicamente trata de impresionar con palabras
elocuentes, como quien pinta un cuadro surrealista. Esto en el arte no es un
problema, pero en la comunicación de las Escrituras sí lo es, porque lleva un mensaje
que impresiona, pero que no es real. Es un mensaje que no comunica lo que Dios
quiso decir, sino lo que el comunicador quiere decir, son mensajes románticos,
expuestos con palabras inspiradoras, pero que son simplemente eso: motivadores e
inspiradores, pero no transformadores.
Lo que Dios respalda no son mis “mensajes lindos”, sino Su Palabra en mi boca. En
otras palabras, cuando yo repito lo que Dios habló es donde se ve el poder de la
transformación, pues no se trata de impresionar a las personas con un nuevo
mensaje, sino de repetir efectivamente lo que Dios ya habló.
5
1. No es inventar, es repetir
Un día, orando, le dije a Dios: “Señor, yo quiero ser un buen predicador”, y sentí la voz
del Espíritu Santo diciéndome: “Si quieres ser un buen predicador, vas a tener que
ser un buen repetidor”. La verdad no entendí, pero luego pude comprender que si yo
quería ser un buen comunicador de la Palabra necesitaba estar dispuesto a
simplemente repetir lo que Dios ya habló. Fue entonces cuando aprendí que la
primera clave para ser un buen comunicador es matar el orgullo, porque desde
el orgullo es donde se alimentan las intenciones equivocadas al comunicar.
Por muchos años yo prediqué mis propios mensajes, pero no prediqué el mensaje
que Dios ya había hablado. Cuando armaba un bosquejo, lo hacía desde mi punto de
vista y solo necesitaba un apoyo con un texto bíblico para justificar mis ideas.
En su libro “¿Qué es una iglesia sana?“, el autor Mark Dever menciona las diferentes
clases de predicadores, dentro de los que se encuentra “el predicador
impresionista”, que es aquel que únicamente trata de impresionar con palabras
elocuentes, como quien pinta un cuadro surrealista. Esto en el arte no es un
problema, pero en la comunicación de las Escrituras sí lo es, porque lleva un mensaje
que impresiona, pero que no es real. Es un mensaje que no comunica lo que Dios
quiso decir, sino lo que el comunicador quiere decir, son mensajes románticos,
expuestos con palabras inspiradoras, pero que son simplemente eso: motivadores e
inspiradores, pero no transformadores.
Lo que Dios respalda no son mis “mensajes lindos”, sino Su Palabra en mi boca. En
otras palabras, cuando yo repito lo que Dios habló es donde se ve el poder de la
transformación, pues no se trata de impresionar a las personas con un nuevo
mensaje, sino de repetir efectivamente lo que Dios ya habló.
Nadie le puede ganar a Dios como comunicador. Jesucristo mismo es la palabra
hecha carne y Él nos dejó el manual para que nosotros sepamos comunicar correcta
y eficazmente sus palabras.
“Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber
realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié”.
(Isaías 55:11)
Una forma de repetir lo que Dios ya dijo, es aprendiendo el arte de la homilética (del
griego homiletikos, que significa reunión, conversación o disertación). La homilética
es el proceso de componer, armar y comunicar un mensaje.
6
La proclamación de la Palabra de Dios es la que hace que los perdidos sean salvos
(Romanos 10:14) y la enseñanza de las Escrituras es la que afirma a los creyentes en
las enseñanzas de Jesús (Mateo 28:19; Hechos 2:42).
Tenemos una gran responsabilidad y esta es el llevar adecuadamente la
comunicación de las Escrituras. En mi Masterclass te enseñaré los tipos de sermones
y como puedes armar un bosquejo bíblico, apropiado y relevante.
2. Usa la creatividad.
Una de mis habilidades, por la gracia de Dios, es la creatividad. Un día, en oración, le
dije al Señor que me diera la capacidad de comunicar de forma atractiva y
significativa las Escrituras, y empecé a desarrollar la habilidad de crear caminos y
maneras de repetir lo que Dios ha hablado. Los títulos, las ilustraciones, la forma, los
puntos, etcétera, son el resultado de una práctica constante de técnicas que he
aprendido a lo largo de los años.
Pero una de las cosas que tuve aprender es que debo amarrar la creatividad al
momento de estudiar e irme primero a la correcta interpretación de texto para luego,
sobre esa base, poder usar la creatividad para comunicar.
No uses la creatividad para interpretar las Escrituras; úsala para comunicarlas. En
otras palabras, emplea la creatividad después de estudiar con una buena exégesis y
una correcta y ordenada hermenéutica, no antes.
No uses la creatividad para interpretar las Escrituras; úsala para comunicarlas.
En otras palabras, emplea la creatividad después de estudiar con una buena
exégesis y una correcta y ordenada hermenéutica, no antes.
3. Tu personalidad está ligada a la manera en que comunicas.
Cada persona tiene una personalidad y un temperamento distinto y eso no es malo.
Muchas veces pensamos que una persona tranquila y no tan efusiva no puede ser un
buen comunicador y eso no es cierto. En lo personal, conozco comunicadores
increíbles cuya personalidad no es tan espontánea, sino más bien introvertida, pero
que lograron perfeccionarse en su línea de comunicación, volviéndose imparables.
¡Cuanto más cuando hablamos de comunicar la Palabra de Dios!
7
Recuerdo, por ejemplo, a Pedro, el apóstol, su temperamento no era muy adecuado
para ser un buen comunicador; no sabía comunicar porque no era docto, era, más
bien, una persona iletrada. Pero cuando entendió las Escrituras, las devoró, fue
transformado y lleno del Espíritu Santo. En Hechos, capítulo 3, comunica un mensaje
tan poderoso que se convierten tres mil personas a Cristo, y lo tremendo es que él no
hizo llamado a que pasaran adelante, sino que fue la gente misma la que preguntó:
“¿qué debemos hacer?”. Fue tan fuerte la convicción del Espíritu Santo en ellos, que
no tuvieron otro camino que rendirse a Jesús.
Este ejemplo confirma algo que he aprendido en todos estos años de ministerio y es
que por encima de la personalidad y el temperamento está la gracia y la unción
del Espíritu Santo, pero Dios quiere usar cada parte de tu vida, carácter,
temperamento y personalidad para comunicar su Palabra.
Probablemente, ahora te estarás preguntando cómo potencializar tu personalidad
para la buena comunicación de las Escrituras, así que te dejaré dos consejos que
creo que te servirán.
• No pretendas ser otro. Muchas personas al ver el famoso predicador, queriendo
ser como él, empiezan a imitarlo, llegando, incluso, a cambiar el tono de su voz y
perder su esencia. Dios te hizo único y de esa manera te quiere usar. Aclaro: es
muy bueno tener referentes y personas con las que uno se identifique, pero esto
es con el ánimo de crecer, no de imitar.
• Empieza en tu entorno, empieza con tu espejo, cuando nadie te está viendo.
Comunícate contigo mismo como si estuvieras comunicándote con otros. Eso te
ayudará a perder temores y afirmar tu identidad. Al mismo tiempo graba videos
cortos de ti mismo y evalúate para mejorar. También los grupos pequeños son
clave para el desarrollo de una buena comunicación.
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¡TÚ TAMBIÉN
PUEDES!
Recuerdo mi primera predicación, estaba en Colombia haciendo parte del equipo de
la iglesia donde pastorea mi suegro. Yo tenía diecinueve años y estaba iniciando en el
ministerio cuando mi suegro me dice: “predicarás en el servicio de Viernes Santo”.
Los que nacimos o hemos vivido en Latinoamérica sabemos que los servicios de días
santos son los más concurridos; en este caso, usualmente la asistencia a ese servicio
era de tres mil a cuatro mil personas. ¡Yo me puse tan nervioso! Ayuné y oré, pero por
los nervios que tenía no me fluía nada.
Entonces llegó el día del servicio y yo me presenté con un mensaje que ni yo
entendía. La gente al escucharme me veían con cara de confundidos, yo creo que
pensaban: “este muchacho no sabe ni lo que está diciendo”, y era la verdad, ni yo lo
sabía: el sermón estaba enredado, los puntos enredados y el comunicador enredado.
Mientras hablaba a la congregación, mi mente me decía: “tú no sirves para esto”.
Tenía cuarenta y cinco minutos, pero a los veinte ya había terminado.
Recuerdo que dejé el micrófono en el púlpito y, al bajarme, me senté al lado de mi
pastor esperando el peor regaño de mi vida. Pero no fue así. Él puso su mano sobre
mi hombre y me dijo: “Para ser la primera vez lo hiciste bien. Algún día serás un gran
predicador”. Esas palabras calaron en mi corazón y me motivaron a trabajar en ello. Si
él me hubiera descalificado en ese momento, tal vez no estuviera escribiéndote estas
palabras.
Estoy convencido de que en estos tiempos Dios levantará un remanente de
comunicadores de su Palabra, poderosos, relevantes, sanos y efectivos, y si estás
leyendo este contenido, tú puedes ser uno de ellos. Si Dios lo ha hecho conmigo, lo
puede y lo quiere hacer contigo.
Es por esto que quiero desafiarte a que crezcas, si verdaderamente estás
apasionado por conocer más las Escrituras y comunicar el mensaje del Evangelio,
¡tengo una invitación para ti!
Sé parte de mi Masterclass “Del estudio al púlpito”
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Todos tenemos un “púlpito”, ese espacio donde Dios nos presta los oídos de alguien.
Tu púlpito puede ser un grupo de amigos, la silla de la barbería o el salón de belleza, o
un sitio en tu universidad, escuela o lugar de trabajo, Es por esto que quiero ayudarte
a ser un mejor comunicador.
“Del estudio al púlpito” será una jornada de 8 sesiones virtuales donde aprenderás
herramientas que te llevarán a otro nivel en tu estudio y comunicación de las
Escrituras. Lo que has leído en este ebook solo un abrebocas, pero si realmente
quieres crecer esta masterclass ¡es para ti!
Esto es parte de lo que aprenderás:
• Cómo estudiar la biblia de una manera correcta y agradable
• Métodos de estudio bíblico
• Cómo armar sermones
• Cómo crecer en creatividad
• Cómo crecer en comunicación
• Cómo conectar con la audiencia
• Cómo potencializar tu personalidad conectada a la comunicación de las
Escrituras.
Si quieres ser un mejor comunicador y un mejor aprendiz de las Escrituras, asegura
tu lugar hoy mismo, ingresando a:
www.davidscarpeta.org/master-class
Si quieres más información, comunícate con nosotros en el correo electrónico
contacto@davidscarpeta.org
Recuerda que vale la pena invertir en ti mismo y en tu crecimiento.
¡Te espero en nuestra masterclass!
Con amor,
David Scarpeta
10
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