Intervención Enrique Castañón, Fundación Tierra-Bolivia Buenos días compañeros y compañeras gracias por la presentación. Es un honor estar aquí. Vengo en representación de Tierra que es un centro de investigación que tiene base en La Paz pero tenemos oficinas en Santa Cruz y en Sucre. Hemos trabajo en el país desde hace mucho tiempo. Para la gente de afuera es un centro muy influyente en las leyes agrarias del país; actualmente estamos dentro del debate. Para nosotros es importante que nos hayan tomado en cuenta para compartir ideas. Voy a hacer algunos comentarios sobre el contexto y complementar el análisis de Carlos, dar algunas sugerencias, algunos temas de debate. Quiero destacar el esfuerzo de Carlos de sistematizar la problemática rural en Bolivia y la predisposición a la reflexión de la Fundación McKnight que es muy necesaria en temas rurales. No sé si algunos de ustedes conozcan de El Proyectorado que es una tesis doctoral de la Universidad Complutense de Madrid dónde se hace una crítica muy fuerte a quienes estamos en ONGs, centros de investigación. Realmente muestran con datos de cómo nuestro trabajo ha sido poco eficiente en las ultimas décadas y eso se debe en gran parte a que se repetían las mismas lógicas del trabajo en el campo sin reflexionar sobre lo que está pasando en el contexto. En ese sentido celebro la actitud de la Fundación McKnight. También es necesaria la reflexión porque han habido cambios significativos en Latinoamérica en las últimos décadas: desde los 80s con ajustes estructurales y el neoliberalismo y hoy en día estamos en países como Bolivia en otros procesos de cambio, en un retorno del Estado que nos invita a pensar cómo es esta nueva ruralidad. Quiero complementar un poco el análisis de Carlos con lo que fue el neoliberalismo como una causa estructural de los cambios en la ruralidad de Bolivia. Estos cambios en Bolivia implicaron un abandono de agricultura familiar campesina. Es por las políticas de ajuste estructural que la agricultura campesina ha empezado a bajar en cuanto a las superficies cultivadas. No sólo se le ha quitado prácticamente toda la investigación e inversión sino también al abrirse al libre comercio los campesinos han quedado en competencia desigual con productos más baratos de otros lugares, muchos de ellos viniendo de países extranjeros que tienen subvencionados su agricultura. Hay este tipo de contradicciones, de inequidades a escala global que siempre hay que tenerlas presente. El neoliberalismo en Bolivia ha tenido una apuesta bien clara por el agronegocio soyero en Santa Cruz. Contrariamente a lo que los ideólogos neoliberales dicen que el Estado es un problema, que debe ser los más pequeño posible, para los agroindustriales el Estado fue muy importante, el estado fue activo, no se quedó a un costado para que el privado haga su trabajo. El estado puso carreteras, mercados, inversión, apoyó mucho al sector agroindustrial y eso marcó una inequidad con el sector campesino. En base a todo este contexto fuerte de marginalización hacia los compañeros campesinos es que surge este nuevo concepto de la nueva ruralidad. Si bien Carlos lo captura en el documento parcialmente yo quisiera dejar claro cuatro principales aspectos de esta nueva ruralidad: 1. Lo no agrícola es un aporte de este nuevo enfoque. Sabemos que lo rural es más que lo agrario y es necesario ver estas otras actividades que complementan los medios de vida campesinos. Es algo que las estadísticas nos muestran. Es evidentemente necesario. 2. Estos nuevos links entre lo rural y urbano donde existe mayor flujo de personas no sólo del campo a la ciudad sino también del área urbana al área rural, se está empezando a ver en bastantes áreas de Bolivia. Junto con esto ha venido un proceso de flexibilización del trabajo en la áreas rurales. Como muchos campesinos quedaron despojados de tierra, se creó una masa importante de trabajadores dispuestos a aceptar trabajos con condiciones laborales mucho más precarias que antes. 3. En Bolivia otro fenómeno importante es la feminización del trabajo. Son las mujeres que están trabajando en muchas empresas. Por ejemplo en la producción de las flores y frutas se valora la mano de obra de la mujer porque no solamente son más cuidadosa con los cultivos sino también porque suelen ser menos activas políticamente en el sentido de organizar sindicatos. 4. El tema de la migración todavía es una pregunta abierta para todos nosotros. ¿Cómo hacemos que las remesas que vienen de otros países o ciudades se inviertan de manera más productiva? Yo soy crítico del Estado de que debería tener una política más coherente para direccionar bien las remesas. La migración para el estado representa menos gente pobre. Se reducen los niveles de pobreza y también es un ingreso de divisas pero habría que analizar ¿cómo las divisas podría aportar al desarrollo rural? Un ejemplo interesante es el caso de las tortillas en México. El neoliberalismo ha golpeado muy fuerte pero en el caso de las tortillas los campesinos han mejorando los rendimientos de maíz a través de su inserción a través de mercados urbanos de tortillas. Fueron ellos mismos los que fueron a las ciudades a vender de manera directa al consumidor y lograron capturar más excedente en la cadena productiva. Experiencias así hay que compartirlas. Mi último punto es reflexionar sobre el caso de Bolivia. Desde que Evo Morales llegó al poder ha habido un cambio en las áreas rurales, esto es evidente. Este cambio tiene que ver con el retorno del Estado. El Estado ha vuelto en forma de proyectos de inversión. Ahí está el INIAF (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y Forestal) que son iniciativas nuevas que tienen problemas pero que en el fondo marcan un nuevo escenario. Como cooperación, como ONGs hay que reconocer esto. A veces hemos pecado de no ver que hay cosas que han cambiado estructuralmente. Reconocer esto significa que debe haber una alianza más cercana entre la cooperación y el Estado ya que el Estado es el que puede hacer cambios más significativos. Cuando nosotros trabajamos en ONGs y con el sector campesino siempre tendemos a focalizarnos en los agricultores viables, aquellos que tienen una masa de capital significativa como para ser emprendedores o tienen suficiente tierra para que su agricultura sea rentable. Pero muchas veces como ONGs dejamos de lado a la gente más necesitada, no llegamos a focalizar el targeting . Parte de ese problema es que no vemos que en esencia tenemos que cuestionar cosas más profundas porque procesos como la diferenciación campesina siguen bastante latentes. Hay algunos que llegan a ser emprendedores y logran vender productos pero hay muchos otros que quedan marginados. Esta es una realidad palpable que hay que empezar a ver. Esto se atiende viendo las causas más estructurales del desarrollo rural. Estamos hablando de redistribución de tierras, de créditos, de otros servicios que tienen que ver con la intervención del Estado. Una de las nuevas visiones que deben tener las ONGs hoy en día es esta alianza con el Estado, buscar incidir en las políticas publicas. En países como Bolivia donde a partir del 2006 ya tenemos recursos sustanciales para invertir, hay que hacer más lobby con el gobierno para que invierta. Si no cambiamos estas condiciones estructurales muy probablemente vamos a seguir repitiendo el proyectorado. Es decir que apoyamos unos cuantos emprendimientos exitosos pero son muy pocos los que realmente logran surgir y la gran mayoría continúa migrando en situaciones precarias. Como conclusión es que debemos reflexionar más sobre la política del desarrollo rural. En el fondo son relaciones de poder y hay que discutirlas.