Subido por Emily Macias

Lucha de david contra goliat

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la lucha de David contra Goliat
Todos tenemos “Goliats” a los que enfrentarnos y podemos vencerlos con la
ayuda del Señor.
Los israelitas tenían problemas.
Los ejércitos de los filisteos se habían reunido para combatir contra ellos.
Una mañana, un guerrero gigante llamado Goliat se acercó para burlarse de
los israelitas y los desafió a luchar contra él. Cuando los israelitas oyeron los
gritos de Goliat, “se turbaron y tuvieron gran miedo” (1 Samuel 17:11).
No es de extrañar: ¡Goliat era enorme! La Biblia dice que medía casi tres
metros (diez pies) de altura. También llevaba un gran casco de bronce y una
armadura pesada. Llevaba un escudo, una lanza y una espada enormes
(véase 1 Samuel 17:4–7).
Durante cuarenta días, Goliat los desafió a luchar, pero nadie tuvo el valor de
enfrentarse a él.
Hasta que llegó un joven llamado David.
Cuando David llegó al campamento de los israelitas para entregar
provisiones, escuchó los gritos de Goliat y se sorprendió al ver a los soldados
huir aterrorizados. Cuando quedó claro que todos sentían demasiado miedo
para luchar, David se ofreció a enfrentarse a Goliat.
Se le dijo a David que no tenía manera de derrotar a Goliat, que era
demasiado joven. Sin embargo, él sabía algo que ellos no sabían: su fuerza no
provenía de su cuerpo, sino de su Dios.
No se trata de que David no tenga miedo. Sin duda que sus sentimientos
en ese momento son complejos y difíciles de explicar. Su corazón
palpita con fuerza porque sabe que su responsabilidad es muy grande.
Es consciente de que está defendiendo el pabellón de Israel. Se da
cuenta de que si él comete un pequeño error el gigante lo destrozará.
Sin embargo, tiene la profunda convicción de que el Señor está a su
lado y que el resultado final va a ser la victoria. Es cierto, él sabe que
humanamente hablando no tiene ninguna posibilidad de ganarle al
gigante.
Luego se escucha la voz del joven de buen aspecto. No trae coraza, no
tiene casco, no tiene escudero y no tiene espada. Es un ejemplo viviente
de la carencia instrumental bélica. Todo lo que lleva es su honda, su
cayado, su zurrón y una fe inamovible en la fidelidad de su Dios.
La voz de David suena clara y fuerte. Sus palabras no denotan miedo
ni temor: "Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. Pero yo
voy contra ti en el nombre del Señor de los Ejércitos, Dios de los
escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado" (1 S 17:45). David
hace una breve pausa. Si pudiéramos ver al gigante cuyo rostro está
tapado con partes del casco percibiríamos una sonrisa burlona y
perversa. El joven pastor continúa: "El Señor te entregará hoy en mi
mano, y yo te venceré. Te cortaré la cabeza... ¡Y toda la tierra sabrá
que hay Dios en Israel! También todos estos congregados sabrán que
el Señor no libra con espada ni con lanza. ¡Del Señor es la batalla! ¡Y él
os entregará en nuestra mano!" (1 S 17:46-47).
Quizá el gigante pensó: ¡Basta! ¡Te voy a enseñar quién soy yo! El texto
continúa: "El filisteo se levantó y se fue acercando al encuentro de
David" (1 S 17:48).
Cualquiera de nosotros en una situación similar se hubiera espantado y
huido o a lo menos se colocaría en posición firme para tratar de
aguantar la embestida. Por el contrario, David "se dio prisa y corrió al
combate contra el filisteo" (1 S 17:48). La multitud que observa no lo
puede creer. David en vez de huir está corriendo hacia el enemigo.
Seguramente muchos estarán pensando: "¡Pobrecito!". "¡Ese monstruo
lo va a triturar!". Pero entonces, "David metió su mano en la bolsa,
tomó de allí una piedra y la arrojó con la honda hiriendo al filisteo en la
frente. La piedra quedó clavada en su frente y éste cayó de bruces en
tierra" (1 S 17:49).
Miremos en cámara lenta la trayectoria del improvisado proyectil. La
piedra es arrojada con toda su fuerza y se dirige como si supiera a
dónde tiene que ir.
Enfrentarte a tus Goliats
En la vida, también nos enfrentamos a “Goliats”. Los Goliats que afrontamos
pueden ser muchas pruebas, desafíos y tentaciones. Estas son tres verdades
que David sabía y que lo ayudaron a derrotar a su Goliat, y también pueden
ayudarte a derrotar a los tuyos.
De la historia de David y Goliat podemos aprender que el Dios al que servimos es
capaz de derrotar a cualquiera de los gigantes de nuestra vida—miedo, depresión,
problemas financieros, dudas en la fe—siempre y cuando lo conozcamos a Él y a
Su naturaleza lo suficientemente bien como para dar un paso en la fe. Cuando no
sabemos lo que depara el futuro, debemos confiar en Él. Pero no podemos confiar
en alguien que no conocemos, así que conocer a Dios a través de Su Palabra
edificará nuestra fe en Él.
1 El Señor estará contigo
Cuando todos le dijeron a David que no podía pelear contra Goliat, David
respondió que ya había peleado contra un león y un oso para salvar las
ovejas de su padre. Y confiado afirmó: “… Jehová, que me ha librado de las
garras del león y de las garras del oso, él también me librará de manos de
este filisteo” (1 Samuel 17:37).
David sabía que el Señor estaría con él. Con el Señor, nosotros también
podemos enfrentarnos a nuestros Goliats con confianza.
2 La fe en Dios aporta valor
David fue a un arroyo cercano y encontró cinco piedras lisas. Puso las
piedras en su bolsa junto con su honda y luego fue a encontrarse con Goliat.
Cuando Goliat vio a David, se burló de él porque era joven, lo maldijo y lo
amenazó. David, sin embargo, no se sintió impresionado, ni tenía miedo, y le
dijo: “… Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el
nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel”
(1 Samuel 17:45).
El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, ha
enseñado: “David […] tuvo una fe firme en el Dios de Israel, y esa fe lo dotó
de un valor extraordinario […].
“Hay momentos en que todos tenemos que hacer frente a los que se burlan
de nosotros y nos humillan; habrá veces en que algunos de nosotros
tengamos que enfrentar una fuerza terrenal tan potente como Goliat.
Cuando eso suceda, debemos emular el valor de David, que fue poderoso
porque tenía fe y siguió una causa justa en el nombre del Señor de los
ejércitos”1.
La fe también puede ayudarte a ti a afrontar tus temores con valor.
3 Con Dios, puedes hacer lo imposible
Probablemente ya sepas lo que sucedió a continuación. David sacó una
piedra de la bolsa y la puso en su honda, lanzó la piedra y golpeó a Goliat en
la frente. Goliat cayó y los filisteos, cuando vieron a su campeón derrotado,
huyeron para salvarse.
Antes de este enfrentamiento, la mayoría de las personas habrían dicho que
David no tenía ni la más mínima posibilidad, pero David demostró que
“ninguna cosa es imposible para Dios” (Lucas 1:37).
Con la ayuda de Dios, puedes permanecer firme
con fe y salir triunfante.
podemos aprender cinco principios que nos ayudarán a hacer frente a los
grandes desafíos o "gigantes" que nos lleguen en la vida.
Estos principios son:
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La importancia de conocer a Dios
Debemos conocer las armas con las que contamos
Necesitamos conocernos a nosotros mismos
No debemos dejarnos intimidar por lo que vemos u oímos
Nuestro mayor deseo debe ser que Dios sea glorificado
Acude al señor pregúntale que hacer. David lo hizo y Dios le dijo que si. Busca a
Dios en la palabra y en oración aprende de Él y descubre sus planes perfectos
para contigo. Si lo sigues y tienes fe tu victoria estará garantizada acude al señor y
él te guiará.
Hagamos una pequeña oración juntos.
Oh señor, ayúdame a deshacerme de mis dudas, temores,‘problemas y gigantes al
momento de que estoy pasando pruebas. En lugar de eso lléname de tu sabiduría,
tu paz y acrecienta mi fe para confiar en ti y tus propósitos. Estoy seguro de que tú
tienes planes perfectos para mí y que tu voluntad es perfecta. Amén.
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