El poder de las palabras que escuchamos y su impacto en el cerebro sep 29/2013 ―Nuestro lenguaje Albert Einstein forma nuestras vidas y hechiza nuestro pensamiento‖. Es increíble el efecto que producen las cosas que decimos en los oyentes y en nosotros mismos. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de lo que decimos y mucho menos de las consecuencias. Las palabras son un reflejo de nuestros pensamientos y sentimientos. Lo primero que nos ocurre es tener un pensamiento que puede ser bueno o malo, luego, si no cortamos ese pensamiento, se puede transformar en palabras y posteriormente en acciones. Por eso es importante cuidar que oyes, inclusive revisar nuestros pensamientos porque allí comienza todo. Muchas veces lastimamos, ofendemos ó enredamos las cosas sólo con lo que decimos o dejamos de decir, por eso tenemos que pensar antes de hablar. Una vez alguien dijo: ―Dios nos dio dos oídos y una sola boca, usémosla en esa misma proporción‖, es decir escuchemos más y hablemos menos. Tratemos de construir al hablar y no destruir. La comunicación no es nada fácil, por lo general hablamos muy rápido y no nos tomamos el tiempo para aclarar muchas cosas. Las palabras encierran un poder que desconocemos pero que cada día se comprueba más y más, trabajan sobre nuestro cerebro constantemente enviándole información. Esta información genera en nosotros sentimientos, actitudes, pensamientos, etc. Si hablamos cosas positivas, es mayor la probabilidad de que sucedan cosas buenas, si hablamos cosas negativas, pues eso será lo que recibamos. De ti depende si las usas para bien o para mal, tanto para ti como para los demás Sus palabras tienen poder simplemente la decisión de (tener cuidado con las palabras que usemos para activar nuestro cerebro,) las palabras que empleamos a diario pueden provocar indistintamente beneficios o daños. Desde luego, cada vez que decimos que algo nos provoca dolor, no surge un dolor de inmediato. El estado natural del cuerpo es la buena salud, y todos sus procesos están adaptados para la salud. No obstante, si se aporrean sus defensas lo suficiente en forma verbal, acaba por producir las mismas enfermedades que le ordenamos. Las palabras son sorprendentemente poderosas incluso a niveles mentales profundos. Primero: las palabras tienen un poder especial en los niveles mentales profundos; segundo, la mente ejerce una autoridad mucho más firme sobre el cuerpo de la que se le atribuye; y tercero, , siempre estamos conscientes. ¿Cuántos padres de familia entran bruscamente en la habitación de un niño dormido, acomodan con rapidez las cobijas y se salen, cuando una pausa para decir unas cuantas palabras positivas y amorosas ayudarían a que el niño se sintiera más seguro y más tranquilo a lo largo del día? Tanto las expresiones negativas como las positivas generan una reacción orgánica. José Saramago, el fallecido premio Nobel de literatura, dijo en un discurso en el 2004 que las palabras no son ni inocentes ni impunes. ―Hay que decirlas y pensarlas en forma consciente‖, puntualizó. Así como este escritor aplicaba esa interpretación a la literatura y a la vida cotidiana, varios científicos y publicaciones han abordado el punto: el poder de las palabras y su impacto en el cerebro y, además, en la salud y el bienestar. El pasado 14 de junio, en Estados Unidos, Mark Waldman y Andrew Newberg, psiquiatras y profesores de las universidades de California y Thomas Jefferson, lanzaron el libro Las palabras pueden cambiar tu cerebro, una reflexión sobre las cargas de las palabras negativas y positivas. Una reseña del diario La Tercera, de Chile, explica la propuesta: cuando se escucha la palabra ‗no‘ al comienzo de un diálogo, el cerebro empieza a liberar cortisol, la hormona del estrés y la que nos pone en alerta. Y cuando escuchamos un ‗sí‘, se activa una liberación de dopamina, la hormona de la recompensa y el bienestar. Leonardo Palacios, neurólogo y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario, asegura que toda expresión hablada, sea positiva o negativa, produce una descarga emocional desde el cerebro. Una palabra negativa o insultante activa la amígdala, estructura del cerebro vinculada a las alertas, y genera una sensación de malestar, ansiedad o ira. Y es ahí cuando la persona -explica Palacios- tiene dos posibilidades: responder de una manera similar (incluso con una agresión física) o actuar con indiferencia, acudiendo a la razón. Las palabras positivas o estimulantes son asimiladas por el hemisferio derecho del cerebro, que es el de las emociones. Por lo tanto, van a generar placer, sorpresa y alegría. Sin embargo, aclara Palacios, todo depende del tono, el volumen y el contexto. ―Hasta la ofensa más horrible puede ser asimilada coloquialmente si se dice en tono suave‖. Comunicarse mejor Ariel Alarcón Prada, psicoanalista afirma que, antes que analizar las palabras, hay que revisar los procesos mentales y emocionales que las producen, pues aquellas son una consecuencia final. La persona siente una emoción, la procesa internamente y luego escoge una palabra para denominar una emoción, y la comunica. SOMOS LO QUE ESCUCHAMOS Publicado: marzo 7, 2013 Es sabido que la influencia de lo que entra por nuestros oídos en forma de sonido de muchas maneras nos forma; estamos hablando de palabras, modismos, música, poesía, refranes, películas, radio, etc. Es por ello que debemos tener mucho cuidado con lo que por lo menos en nuestra vida cotidiana, y por elección, dejamos que entre por nuestros oídos. Es probable que no podamos controlar cosas como, perifoneo en las calles, música en el transporte público, aunque hoy nos aislamos por nuestra voluntad con audífonos y la música que nos gusta, y otros elementos que de manera involuntaria escuchamos. Debemos poner mucho cuidado entonces con todos los estímulos auditivos que autorizamos en nuestras vidas, ya que nos perseguirán por mucho tiempo e incluso los heredamos a nuestros hijos, familiares, etc, y corremos el riesgo de heredar mensajes negativos, misóginos, de violencia y narcotráfico, como los corridos alterados, reggaetón, música con letras mal escritas, y armonías inexistentes, nuestro oído merece ser educado. Poco a poco nos vamos convirtiendo en lo que escuchamos. Somos lo que escuchamos. La música siempre nos afecta la música nos aguza los sentidos, llega a las emociones y crea recuerdos. Por eso no debe sorprendernos el que celebremos las dedicaciones de los templos con programas culturales en los que la juventud participa con música y danza edificantes. Esos programas nos permiten ―[aclamar] a Dios con alegría‖ y ―[cantar] la gloria de su nombre‖ (Salmos 66:1–2). la ―música tiene una profunda influencia en tu mente, tu espíritu y tu comportamiento‖; puede enriquecer tu vida de muchas maneras, pero también puede ser peligrosa. El presidente Thomas S. Monson dijo: ―La música puede acercarlos más al Padre Celestial, y puede servir para educar, edificar, inspirar y unir a las personas. Sin embargo, la música, por medio del ritmo, la intensidad y la letra, también puede adormecer la sensibilidad espiritual. No pueden darse el lujo de llenar su mente con música inapropiada‖. Tal vez ni siquiera importe si escuchas la letra con atención o no; las palabras que acompañan a la música con frecuencia se aprenden y recuerdan fácilmente. Es por eso que se nos aconseja ―[elegir] con cuidado la música que [escuchemos]‖. EL IMPACTO DE LAS IMAGENES ¿Como afectan los colores a nuestro cerebro? Que los colores ejercen influencia sobre nuestras emociones es un hecho conocido desde tiempos inmemoriales. Los pueblos antiguos consideraban que tras ellos existía una energía natural que afectaba a las personas. La realidad no difiere tanto de la explicación científica: al ser el color luz y energía que captan nuestros órganos de los sentidos, dicha información estimula el cerebro, totalmente conectado a los ojos. La forma en que se produce el fenómeno es la siguiente: las diferentes longitudes de onda captadas por nuestra retina se convierten en impulsos eléctricos que llegan al sistema nervioso, específicamente al hipotálamo, centro rector de los procesos hormonales y endocrinos. Estas señales desencadenan estados diversos en el organismo: tristeza, alegría, excitación, rabia, entre otros. Somos lo que escuchamos. La influencia del cine en jóvenes y adolescentes el papel que desempeñan las imágenes El cine posee un impacto multidimensional, del que difícilmente podemos sustraernos. A diferencia del periódico o la revista, que afecta sólo al sentido de la vista; o a diferencia de la radio, que incide sólo sobre el oído, el cine influye en varios sentidos al mismo tiempo. Ofrece una imagen, como la pintura o la fotografía (con un estudiado tratamiento de la luz, el encuadre, la composición y el cromatismo), pero añade a la vez la sugestión del movimiento (como en la danza o en el baile); y, al mismo tiempo, nos envuelve con la banda sonora (como en una audición musical), y realza la acción con los efectos de sonido, y con una modulación de la voz en los actores, y con una retórica verbal en el guión. Todo ello está afectando simultáneamente a nuestro psiquismo, que es incapaz de separar todos esos estímulos y anteponer para cada uno de ellos el adecuado filtro. Por todo ello, resulta muy difícil sustraerse al impacto que puede producir una secuencia bien planificada, y prácticamente imposible atemperar el juego de emociones que va desarrollando el argumento del filme: porque la historia se ―siente‖ al compás de la música; y la interpretación de los actores, con la luz o la decoración que se han escogido para esa escena. El propio ambiente de la sala contribuye a que ―nos metamos‖ en la historia ficticia. Se apagan las luces, se enciende un proyector sobre la pantalla de grandes proporciones y empieza el sonido de una música que procede de todas direcciones. Nada nos distrae de esa trama que comienza: ni hay contertulios, como cuando vemos el televisor, ni llamadas telefónicas o tareas pendientes. Todo está pensado para invitar a la relajación y la contemplación; y, de hecho, los ojos no pueden ver si no es en la dirección de la pantalla. El cine contribuye, con la difusión internacional de los filmes, a la homogeneización cultural de todos los países. Pero ésta es sólo una parte del influjo que las películas ejercen sobre las audiencias. la función de socialización, es el proceso por el cual las películas, como parte de nuestra cultura, nos suministran un ‗mapa‘ cultural para que podamos interpretar el mundo , otra función de legitimación es el proceso más general por el cual las películas se usan para justificar o legitimar creencias, actos e ideas‖(5). Hoy en día, el cine ha legitimado conductas y percepciones de la realidad que antaño provocaban el rechazo o la discrepancia de la mayoría de la población. Sin embargo, hoy en día esas cuestiones se aceptan como inevitables, o incluso como ―tal vez correctas‖, por la carta de legitimidad que las películas le han otorgado. Entre otros aspectos que el cine ha contribuido a legitimar, podrían señalarse éstos que afectan directamente a la familia: — La homosexualidad, en cintas como Brokeback Monutain, Philadelphia, Las horas o La boda de mi mejor amigo. — La convivencia durante el noviazgo: en teleseries de audiencia juvenil, como Compañeros y Al salir de clase, o en otras muchas teleseries: Aquí no hay quien viva, Los Serrano, etc. — La ruptura familiar —incuso el adulterio— como liberación personal. Entre otros filmes, cabe citar Memorias de África o Los puentes de Madison. — La eutanasia, con la promoción alborotada de películas ideológicamente orientadas, como Million Dollar Baby o Mar adentro. Ciertamente, el cine ha sido siempre una ―fábrica de sueños‖. En ellos nos proyectamos y tratamos de configurar nuestras identidades. Por eso, porque son punto de referencia para nosotros mismos, el cine ha sido también comparado a un gran espejo en el que nos miramos y buscamos nuestro verdadero rostro. Lo que esa imagen autoriza a pensar o a actuar, será asumido por nosotros como algo legítimo, validado y plenamente aceptable en nuestra vida. La influencia de la T.V. en jóvenes y adolescentes el papel que desempeñan las imágenes Está demostrado que el contenido de los mensajes de la televisión, sobre todo en el mundo occidental y m{as aún en los países subdesarrollados, es de baja calidad artística, con altos contenidos de violencia, agresión exaltación de valores que no están de acuerdo con los intereses de nuestra sociedad. La exaltación del individualismo, el énfasis por el dinero y los bienes económicos, etc. La televisión ayuda a la formación de imágenes estereotipadas con respeto a profesionales, grupos étnicos, religiosos o políticos. Las ideas son importadas. En muchas ocasiones el material presentado por la televisión no resulta beneficioso para el público receptor. Los mensajes transmitidos no demuestran ningún esfuerzo creador por parte de las plantas, más que el de preparar un cuarto de condiciones de situar a las personas frente a las cámaras. Aunque el número de programas en vivo ha aumentado, no cubre todavía la mitad de la programación. Seguimos recibiendo mensajes que nos pertenecen, que no van de acuerdo a nuestra idiosincrasia, pero sin embargo asimilamos y retenemos. La televisión ejerce gran atractivo y ha desplazado en cuanto a preferencia del público a los demás medios. La televisión pone en juego varias motivaciones que son aprovechadas por quienes lo utilizan para la venta de productos, así como la implantación de ideas políticas o sociales. La audiencia es mayor en la clase pobre, atrayendo también gran parte de la media, esto varia; interviniendo otros factores como la edad, sexo, clase social, instrucción. Ellos son determinantes importantes en la preferencia, hora de audiencia y los efectos, los promedios de audiencia, en cuanto a la duración de la observación, vacían según los diferentes países así como los hábitos de ver televisión. Los motivos por los cuales se ve televisión varían desde simple diversión hasta casos de completa adicción, en esto influye la personalidad del individuo y el medio ambiente que lo rodea. La televisión es el medio que cuenta con mayor audiencia, pero antes de contribuir al desarrollo cultural, social, económico y personal de sus perceptores, les distrae de tareas más alentadoras, mientras mayor sea la educación menos se ve televisión. Los efectos que ejercen la televisión verán en grado y calidad, en distintas áreas, pueden ser medianos o inmediatos. Tal efecto se puede estudiar a dos niveles; Sentido General y Limitado. El Sentido General se refiere a la acción en la cual no puede ser concretada a ningún área específica. En Sentido Limitado los procesos que se desarrollan en la fase postcomunicativa como consecuencia de la comunicación colectiva, y por otra parte en la fase comunicativa propiamente dicha, a todos los modos de comportamiento que resultan de la atención que presta el hombre a los mensajes de la comunicación colectiva. Todos los medios de comunicación son utilizados con efectos pocos productivos para lograr desarrollar el potencial cultural de nuestros pueblos. No se trata solo de comunicar, sino de controlar las reacciones del receptor. Los efectos pueden ser considerados: Según temporalidad: mediatos e inmediatos Según las consecuencias: positivos y negativos Según la intensidad Según el área de acción: sobre el comportamiento, saber, opiniones y aptitudes Los Niños y la Televisión Los niños son excelentes imitadores, incluso durante los primeros meses de vida, los infantes pueden remedar las expresiones faciales de las personas que los cuidan. Los niños aprenden a comer, vestirse, utilizar el sanitario e interactuan con los demás. Gracias a que sus padres y otras personas constantemente les muestran cómo se hacen esas cosas; los niños no son especialmente selectivos en lo que imitan, a muchísimos padres se les recomienda que cuiden su vocabulario cuando sus pequeños de tres años dicen una mala palabra en un momento de frustración. A veces parece como si nada escapara a la atención de los niños pequeños, aunque la imitación no es el único mecanismo de aprendizaje que tienen los niños, es el primero y sienta las bases de aprendizaje futura. Como los niños imitan permanentemente a la gente que los rodea, es lógico que también imiten a las personas que ven en la televisión o en el cine. Los niños pequeños no son los únicos que imitan a los personajes de la pantalla, parece que en la actualidad muchos adolescentes hicieran sus compras en las mismas tiendas. A lo largo de la vida imitamos a los demás para aprender cosas nuevas y reforzar nuestra identidad con un grupo particular. Con cierta frecuencia se oyen historias acerca de niños que terminan trágicamente, al imitar algún personaje que han visto en los medios de comunicación ejemplo, un niño de cinco años que le prendió fuego a su casa y causó la muerte de su hermana de dos años, después de haber visto un episodio de dos pre-adolescentes estúpidos que disfrutan realizando actividades antisociales; un grupo de adolescentes que causó un accidente al imitar la escena de una película en el cual varios jóvenes demuestran su valor acostándose sobre una autopista; un niño de trece años que se disparó en la cabeza mientras estaba jugando a la ruleta rusa que había visto en una película. Todas estas historias son trágicas pero afortunadamente no se presentan a menudo. Es evidente que la mayor parte de los niños no imitan tan fácilmente lo que ven en la pantalla, de la gran cantidad de conductas, imágenes, actitudes y valores a los cuales están expuestos, los niños escogen solamente algunos. Cuando se sienten frustrados, algunos niños lloran en un rincón, otros dan patadas y golpes, y otros toman con calma su frustración. En cuanto a los efectos que produce en los niños la violencia que muestran los medios de comunicación, si la imitación fuera la única forma de aprendizaje o lo fundamental, la guía de televisión de hoy serviría para predecir los titulares del mañana. Como ejemplo tenemos que en 1960 Alberto Bandura realizó en la Universidad de Stanford una de las primeras investigaciones acerca de los medios de comunicación. Durante más de tres decenios Bandura ha estudiado la manera en que los niños construyen su identidad a partir de la gama de posibilidades que tienen; su trabajo inicial se centró en las circunstancias que contribuyen a que los niños se vuelvan más agresivos cuando observan conductas agresivas. Sus experimentos con muñecos son clásicos en psicología y han ayudado a identificar los mecanismos que intervienen en el aprendizaje, cuando los niños observan actos de violencias en los medio de comunicación.. Efectos Negativos de la Televisión en los Niños La violencia en la televisión y el cine es perjudicial para los niños. Cuarenta años de investigación han llegado a la conclusión de que la exposición repetida a niveles altos de violencia en los medios de comunicación les enseña a algunos niños y adolescentes a resolver los conflictos interpersonales con violencia, y, a muchos otros, a ser diferentes a esa solución. Bajo la tutela de los medios de comunicación y a una edad cada vez más temprana, los niños están recurriendo a la violencia, no como último sino como primer recurso para resolver los conflictos. En publicaciones profesionales que no suelen llegar al público general, hay miles de artículos que documentan los efectos negativos de los medios de comunicación en la juventud, particularmente los efectos de violencia que muestran. Los niños que ven televisión durante más horas son m{as agresivos y pesimistas, menos imaginativos y empáticos, tienden a ser más obesos y no son tan buenos estudiantes como los niños que ven menos televisión. Cada vez es mayor ña preocupación por el hecho de que se ha mantenido oculta la "historia real" de la violencia en los medios de comunicación y sus efectos en los niños. "Ya no queda duda alguna de que la exposición repetida a la violencia en la televisión es una de las causas del comportamiento agresivo, el crimen y la violencia en la sociedad. La evidencia procede tanto de estudios realizados en laboratorios como de la vida real. La violencia de la televisión afecta a los niños de ambos sexos, de todas las edades y de todos los niveles socioeconómicos y de inteligencia. Estos efectos no se limitan a este país ni a los niños predispuestos a la agresividad". Las principales organizaciones de atención a la infancia han estudiado los efectos que producen en los niños la violencia de los medios de comunicación y han publicado artículos en los cuales fijan su posición. Entidades tanto gubernamentales como académicas han hecho un llamamiento para ponerle freno a la violencia en cine y televisión. Los hallazgos de todas estas entidades corresponden a las conclusiones ineludibles de decenios de investigación de las ciencias sociales. Médicos, terapeutas, maestros y profesionales dedicados a la juventud están haciendo todo lo posible por ayudarles a los jóvenes que, influenciados permanentemente por imágenes que alteran la violencia impulsiva, encuentran cada vez más difícil manejar las inevitables frustraciones de la vida cotidiana. En nuestra sociedad, el homicidio es la principal causa de muerte de grandes segmentos de la juventud, y hay muchos hombres jóvenes en prisión. La s raíces de la violencia de nuestra sociedad son complejas. Como sabemos, entre ella están la pobreza, el abuso infantil, el alcoholismo y el uso del las drogas psicotrópicas, pero también debemos tomar en consideración el papel que desempeñan las imágenes que nuestros niños ven en la pantalla durante las tres horas y media que diariamente le dedican a la televisión. La televisión, en sí misma, no debe ser satanizada. Puede ser un instrumento eficaz para el desarrollo y enriquecimiento humano. Programas excelentes han demostrado que la televisión les puede enseñar a los niños nuevas habilidades, ampliar su visión del mundo y promover actitudes y conductas prosociales. Sin embargo, la televisión comercial tiene objetivos diferentes del desarrollo personal y cultural. Su objetivo es hacerse a la audiencia a los publicistas. A los publicistas les gustas los programas que tienen una buena trayectoria y fórmulas comprobadas para ganar audiencia. Ésa es la razón por la que gran parte de lo que ofrece la televisión nos parece repetitivo y predecible. Es posible que tengamos acceso a cientos de canales, pero, en realidad, la clase de historias que vemos es sorprendentemente limitada. Por tanto, la televisión cultiva una perspectiva común. A menudo, esa perspectiva incluye una visión de la violencia como mecanismo usual, aceptable e, incluso, admirable de resolver los conflictos. Esa visión le resta importancia al costo, en vidas humanas, tiene la violencia. Los medios de comunicación, como propagadores importantes de actitudes, suposiciones y valores, no pueden darse el lujo de eludir sus responsabilidades y limitarse a hacer valer sus derechos. Si bien la televisión no mata gente da las ideas, la aprobación social, y, a menudo, hasta las instrucciones que estimulan la conducta antisocial. Quienes se benefician de las enormes oportunidades que ofrece la industria del espectáculo para ganar dinero y adquirir estatus deben actuar como ciudadanos – no sólo de los padres – brindarles a los niños un ambiente culturalmente sano. Los efectos de los medio de comunicación no son triviales. Por ejemplo, es un hecho bien conocido que los índices de suicidio aumentan después del suicidio de una celebridad si se le da un gran cubrimiento. Investigue influencia de redes sociales y juegos de video en los adolescentes el papel que desempeñan las imágenes